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EL DOLOR LUMBOPÉLVICO

El dolor lumbopélvico incluye el dolor pélvico, el dolor lumbar y la combinación


de ambos. El dolor suele localizarse en la región sacroglútea, pero puede
asociarse a dolor en la sínfisis púbica o dolor lumbar. Se manifiesta de forma
variable, desde un dolor punzante, sordo o cortante, que se agudiza con los
movimientos de MMII.
La etiología es incierta pero se asocia a cambios fisiológicos, anatómicos y
mecánicos presentes en el embarazo. Algunos factores son: Hormona relaxina,
adaptaciones posturales y cambios en la pared abdominal.
Factores de Riesgo
Cambios en la estabilidad mecánica:
o Alteración en las articulaciones sacroilíacas. (Asimetría en la movilidad)
o Inestabilidad pélvica progresiva. (en casos graves el dolor es
incapacitante)
Cambios en la estabilidad funcional:
o Alteración de la propiocepción, actividad muscular y coordinación del
compartimiento abdominopélvico.
o Lesión de tejidos blandos (partos traumáticos).
o Posiciones inadecuadas al ejecutar una tarea. Mala postura.

Prevalencia Prevalencia de dolor lumbopélvico:


o 45% en embarazadas.
o 25% durante el postparto.
La incidencia del dolor pélvico es superior a la del lumbar o el combinado. Su
prevalencia aumenta entre las semanas 24 y 36 del embarazo y disminuye
progresivamente durante el postparto. No obstante, en el 15% de los casos
el dolor puede comenzar durante el postparto.
Características principales del dolor lumbopélvico.
En términos generales, el dolor lumbopélvico es un síntoma que afecta a la
cintura pélvica que se suele reflejar sobre la cresta iliaca posterior, el pliegue
glúteo y alrededor de las articulaciones sacroiliacas. Dicho dolor suele irradiar
hacia la parte posterior del muslo y puede asociarse o no a dolor en la sínfisis
del pubis. Dicho dolor dificulta mantenerse de pie durante un tiempo
prolongado, caminar y sentarse. El tiempo de aparición del dolor durante la
gestación suele ser entre las semanas 22 y 36, siendo de carácter
intermitente y puede ser evocado por el mantenimiento prologado de
posturas mantenidas o de actividades de la vida diaria como estar sentada,
estar de pie o caminar. En cuanto a la calidad del dolor, el 80% de las
pacientes describen el dolor lumbopélvico durante el embarazo como
“punzante”, refiriendo también otras sensaciones como “sensación de
opresión”, “punción aguda” o “dolor sordo”.

Diagnóstico fisioterapéutico en el dolor lumbopélvico gestacional.


El paso inicial para diagnosticar el dolor lumbopélvico es la anamnesis, dónde
se recoge información sobre el estatus psicosocial, la historia de dolencia e
información de aspectos ambientales.
Es importante valorar las características perceptivas del dolor, a través de la
utilización de escalas de intensidad de dolor: Escala Visual Analógica (EVA).
La EVA, consiste en una línea de 100mm dibujada en un papel, dónde el
extremo de la izquierda pone “nada de dolor” y en el extremo de la derecha
pone “peor dolor imaginable”. La paciente deberá marcar un punto en dicha
línea, siendo esa medida la intensidad de dolor (medida en cm) en la
actualidad.
El fisioterapeuta también se ayudará de mapas con la silueta del cuerpo
humano, para conocer la localización anatómica del dolor. La paciente pintará
la zona dolorida en la silueta; así se podrá conocer el dolor que percibe el
paciente. Por otra parte, es necesario realizar palpación de la zona para ver
qué estructuras (ligamentos, prominencias óseas, músculos) son capaces de
reproducir la sintomatología. Se debe recordar en el momento de la palpación
la capacidad que tienen algunas estructuras de producir dolor referido.
Finalmente, se cuenta con pruebas ortopédicas que ofrecen una información
específica y sensible en el diagnóstico diferencial de las diferentes regiones
anatómicas implicadas en el dolor.
Test de evaluación:
 Test de provocación de dolor pélvico posterior: Paciente en decúbito
supino con la cadera y rodilla que se van a evaluar flexionadas 90º. El
fisioterapeuta debe realizar un empuje en dirección al fémur (hacia
dorsal) desde la rodilla, estabilizando la pelvis del lado contrario. Se
ha de evitar la aducción de a cadera al realizar la prueba. Si es
positivo, aparecerá dolor en la zona posterior de la pelvis; por tanto,
se puede identificar que el dolor es de origen pélvico sin pensar en
ninguna estructura concreta.

 Test de Gaenslen: Paciente en decúbito supino con la pelvis apoyada


cerca del borde inferior de la camilla. Flexiona una rodilla y cadera
(llevándola hacia el pecho) y la sujeta con las manos; mientras la otra
pierna queda extendida fuera de la camilla. El fisioterapeuta debe
empujar aumentando la extensión de la cadera. Si aparece
sintomatología, se puede afirmar que hay afectación a nivel lumbar y/o
en las articulaciones sacro-iliacas.

 Test de distracción: Paciente en decúbito supino. El fisioterapeuta


coloca sus manos cruzadas apoyadas en las espinas iliacas
anterosuperiores y aplica presión hacia lateral. Si aparece dolor, hay
afectación en los ligamentos sacro-iliacos anteriores y/o alguna
afección en la parte dorsal de las articulaciones sacro-iliacas.

 Test de compresión: Paciente en decúbito lateral con rodillas y


caderas ligeramente flexionadas. El fisioterapeuta aplica una presión
vertical sobre la pelvis utilizando el peso de su propio cuerpo. Si
aparece dolor, hay afectación en los ligamentos sacro-iliacos
posteriores y/o alguna afección en la parte ventral de las articulaciones
sacro-iliacas. Dicha prueba debe realizarse en ambos lados.

 Test de empuje del sacro: Paciente en decúbito lateral con rodillas y


caderas ligeramente flexionadas. El fisioterapeuta realiza un empuje
perpendicular sobre el sacro. Si aparece dolor, se considera positivo
para las articulaciones sacro-iliacas.

 Test Fabre de Patrick: Paciente en decúbito supino. El fisioterapeuta


coloca un miembro inferior de la paciente con rotación externa y
abducción de cadera y con flexión de rodilla, colocando el pie sobre la
rodilla contraria. Una vez colocada así, se considerará la prueba
positiva si aparece dolor en la sínfisis del pubis o en la articulación
sacro-iliaca. Habrá que descartar patología de cadera.
https://ebuah.uah.es/dspace/bitstream/handle/10017/22095/TFG_S%C3%A1ez
_Garc%C3%ADa_2015.pdf?sequence=1

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