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G. Lahera, D. Sáiz y E.

Martín-Ballesteros

Diagnóstico diferencial de la conducta acumuladora

En el siguiente trabajo, a partir de diez casos de conducta acumu-


ladora presentados en la consulta externa, se exponen los distintos orí-
genes diagnósticos que conducen a la misma conducta, incidiendo en
las diferencias fenomenológicas. Esto permite reflexionar sobre el sen-
tido de la acumulación en la persona sana y su trastorno.
Se define la acumulación como la adquisición e incapacidad para
tirar y desprenderse de objetos y pertenencias que aparentemente son
inútiles o de valor muy limitado. La acumulación se presenta en un
continuum desde la normalidad hasta un extremo patológico en el que
el almacenamiento de objetos inútiles dificulta las actividades diarias
o motiva problemas de salud pública. William James consideraba la
adquisición como un instinto común en la población general y Freud
sugirió la correlación en rasgos como el orden rígido, la avaricia y la
obstinación, constituyendo una personalidad precursora de la obsesiva,
resultado de la fijación anal. Para Freud, como es sabido, la acumula-
ción de dinero era el equivalente simbólico de la retención fecal.
Fromm, posteriormente, sugirió que la adquisición de objetos es una
forma de relacionarse con el medio circundante, constituyendo en oca-
siones el núcleo de un carácter no productivo, basado en la introver-
sión, la suspicacia, la avaricia y la tendencia rígida al orden, la limpie-
za y la puntualidad. Estos rasgos, para Salzman, tienen su origen en un
intenso perfeccionismo que les lleva a buscar el mayor control posible
sobre el entorno, por lo que el acumulador no tiraría nada que pudiera
necesitar en el futuro.
En los casos recogidos, los objetos más frecuentemente almacena-
dos según los estudios son periódicos, revistas, cartas, cuentas y factu-
ras, cajas y otros recipientes, ropa antigua, bolígrafos, bolsas de plás-
tico, medicamentos, objetos de aseo y cintas de vídeo. La acumulación
de comida y materia orgánica está presente, aunque en una proporción
inferior. Esta acumulación de objetos viene dada por dos componen-
tes: por un lado, la adquisición de objetos, y por otro, la incapacidad
para tirar estos objetos adquiridos, que se van almacenando con el
tiempo. El sistema de clasificación DSM IV incide especialmente en
este segundo factor, incluyendo el trastorno en el contexto del trastor-

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no obsesivo–compulsivo de la personalidad («incapacidad para tirar
los objetos gastados o inútiles, aunque no tengan valor sentimental»).
– Este fenómeno de acumulación de objetos, sin embargo, puede
estar relacionado con varias patologías psiquiátricas como son: tras-
tornos orgánicos cerebrales; autismo; trastornos psicóticos; trastornos
de alimentación; síndrome de Diógenes; trastorno obsesivo-compulsi-
vo; trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad; otras patologías
endocrinológicas como el síndrome de Prader Willy.

A continuación, a propósito de 10 casos de acumulación de diver-


so origen, repasamos los dos cuadros más relevantes que incluyen esta
conducta:
– El síndrome de Diógenes: sin etiología claramente definida,
algunos autores destacan la interrelación de rasgos de personalidad
previos, factores estresantes propios de edad avanzada y soledad. Se
considera que, en España supone un 1,7/1000 de los ingresos en per-
sonas mayores de 65 años y unos 1200 nuevos ingresos/año. Entre
ellos más de la mitad padecen un trastorno mental sobre todo demen-
cias, esquizofrenia, trastorno de personalidad, depresión... Afecta fun-
damentalmente a ancianos que viven solos y las complicaciones del
síndrome son fundamentalmente médicas: desnutrición y deshidrata-
ción. El grado de negligencia del autocuidado puede llegar a terminar
con la vida del paciente en su domicilio aunque no existan estudios
recientes sobre los datos de mortalidad.
– Trastorno por acumulación como subtipo de TOC: Samuels
encontró que el 30% de una muestra de 126 pacientes con TOC desa-
rrollaba conducta acumuladora y otros estudios detectaron un 31% de
pacientes TOC con obsesiones de acumulación y un 26% con compul-
siones de acumulación. Sin embargo, cuatro características le diferen-
cian de otros subtipos de TOC: su escaso nivel de insight, la ausencia
de resistencia a la compulsión, la escasa motivación para el tratamien-
to y la pobre respuesta al tratamiento habitual con ISRS allegados por
este motivo. Generalmente es el deterioro de su vida personal, y a
veces laboral, lo que motiva su consulta al psiquiatra, no la propia con-
dición patológica de la conducta: el paciente alega tener razones para
guardar los objetos, especialmente la potencial utilidad de todos ellos,
siendo una conducta egosintónica en la mayor parte de casos, aun
expresando sentimientos de vergüenza, culpa, incapacidad para invitar
a amigos o familiares a su casa, dificultad para encontrar objetos con-
cretos en el desorden producido o conflictos con los familiares más
allegados.

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Así pues, ante una conducta acumuladora es preciso:
1) Reconocer si es primaria (la acumulación proviene de un
patrón cognitivo determinado: incapacidad para discriminar objetos
importantes, sobreimplicación afectiva, alteraciones en las creencias
sobre la posesión de cosas) o secundaria a otra patología (por ejemplo,
el paciente delirante que acumula ante la amenaza paranoide, la anoré-
xica que acumula comida ante su rechazo a la ingesta.
2) Analizar la fenomenología de la conducta o mejor las «razones
para guardar» del paciente. En este momento debe diferenciarse el sín-
drome de Diógenes del subtipo TOC, de muy distinta fenomenología,
como hemos visto. El abordaje terapéutico en cada uno de los tipos
acumuladores es específico y una mala orientación diagnóstica puede
empeorar la evolución de los cuadros.

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