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A inicios del año el Incoder había prendido las alertas del Departamento
Administrativo de la Presidencia de la República y a la Superintendencia de
Notariado y Registro, frente a la negociación de 32.000 hectáreas con RioPaila,
ubicadas en lotes baldíos del Vichada y acumuladas sin tener en cuenta la
extensión de la UAF. La estrategia de las empresas fue crear Sociedades por
Acciones Simplificadas (SAS) con miras a hacer casi imposible la identificación
de los propietarios, y manejar un discurso desarrollista en el cual aparecen
como los redentores de tierras sin uso.
Durante los últimos meses se ha denunciado que diversos ministros,
exministros y senadores (como el actual Ministro del Interior Aurelio Iragorri, la
Ministra de Educación) están involucrados en el acaparamiento de baldíos.
Esto indica, sin miedo a equivocarnos, que tanto las familias como las
empresas mencionadas están en deuda con los pobres de este país, con los
campesinos sin tierra. Sumado a esto el actual Ministro de Agricultura, Rubén
Darío Lizarralde, ha anunciado que se elaborará un proyecto de ley donde se
“armonice” el trabajo entre campesinos y grandes empresarios, es decir, donde
se legalicen el despojo dejando a los campesinos sin propiedad o en el mejor
de los casos, como trabajadores dependientes de empresarios del campo, bajo
una lógica evidente de explotación salarial. Tal es el caso de Sabana de
Torres, donde Indupalma muestra a los campesinos de la región como sus
“aliados”, cuando realmente ha desarrollado una estrategia de apropiación de
1.200 Hs de lotes baldíos para el cultivo de palma por medio de falsas
tradiciones y compra de mejoras.
Es bastante desconcertante que mientras el gobierno nacional sigue adulando
una política de restitución de tierras para los campesinos, existen en el
gabinete del gobierno Santos personajes cuyas familias se ven implicas
directamente en procesos de apropiación de baldíos. La pregunta es obligada
¿con que legitimidad el gobierno colombiano puede legislar a favor de quienes
no tienen tierra, cuando la impunidad del despojo se reproduce por medio de
sus mismos portavoces?
Negociar el tema agrario en la Habana, pasa por debatir este proceso de
acumulación de tierras en manos nacionales y extranjeras. La imposición de la
agroindustria y el negocio de los commoditties, como política nacional, es
posible solo, en tanto cada día los campesinos ven reducidas sus condiciones
concretas de existencia y la tierra es concentrada en manos de grandes
capitales, ¿Es ese el “desarrollo agrario” con el que se va a lograr la paz?
http://www.geopoliticayterritorio.org/index.php/articulos/119-acaparamiento-y-
extranjerizacion-de-tierras-en-colombia