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Semestre 2017-2
Estética II
Notas reflexivas. Tercera entrega.
Cruz Maya Alejandro
(Extraordinario)
Pregunta de aclaración:
En la sección I del texto, su autor nos ofrece una recapitulación del argumento
presentando por Jerrold Levinson contra la posibilidad de considerar a la
pornografía como arte. Maes nos presenta el argumento en 6 premisas. Me llama
la atención que, tanto en la premisa 3 como en la 4, Levinson apele a las “maneras
esenciales” en las que se construye la receptividad, ya sea con fines estéticos o de
excitación sexual. Mi pregunta sería: ¿Qué fundamentos filosóficos subyacen a la
afirmación de que “R1 exige de manera esencial una atención a la
forma/vehículo/media/manera de las imágenes”1? (con R1, Levinson se está
refiriendo al tipo de “recepción” que exige el arte erótico).
Aunque, en algún sentido, el propio Maes nos ofrece una respuesta tentativa
a esta pregunta,2 me parece que ésta es muy corta y convendría indagar más al
respecto. Bien
1
Maes, ¿Quién dice que la pornografía no puede ser arte?, p. 6.
2
Ibíd., p. 13.
Comentario crítico:
Así como al inicio el autor nos ofrece una exposición del argumento de
Levinson, en la segunda sección del texto, nos ofrece una recapitulación del
argumento de Christy Mag Uidhir (argumento que va en el mismo sentido que el de
Levinson, negando la posibilidad de la pornografía como arte). Este argumento se
resume en 6 premisas, y aunque tiene varias ventajas frente al anterior no es
incuestionable. Mi comentario está en favor a la contraargumentación de Maes,
No parece aquí el verbo adecuado
pues busco abonar a un tema que él sólo toca de manera muy breve.3 La tercera
premisa del argumento de Uidhir dice: “Si algo es arte, entonces, si tiene un
propósito, lo satisface de manera específica”.4 Si bien es cierto que la premisa no
está exigiendo que la obra de arte deba tener un propósito, sí te pide aceptar el
hecho de que en caso de tenerlo, éste se debe cumplir de forma específica. Pero
¿no existen obras de arte con múltiples propósitos?, incluso ¿no existen obras que
cumplen propósitos que ni siquiera se tenían contemplados por el artista?
Respecto a los múltiples propósitos, me parece que basta con dimensionar
históricamente la recepción de una obra, para darnos cuenta de que, en diferentes
épocas históricas, una misma obra de arte puede cumplir con diversos propósitos.
Por ejemplo el muralismo mexicano: a pesar de que muchos murales fueron creados
con claras aspiraciones “revolucionarias” en la actualidad diversas estrategias han
conseguido neutralizar esta intención y resaltar otros aspectos de ellas. ¿Como cuáles?
3
Cf. la nota al pie número 19, en la página 15.
4
Maes, op. cit., p.12.
5
Cf. Heidegger, El origen de la obra de arte, en Caminos de Bosque, p. 29.
Korsmeyer, “El significado del gusto y el gusto del significado” en El
sentido del gusto.
Pregunta de aclaración:
Una parte importante en el texto es la que está dedicada a polemizar el
argumento que, sobre la premisa de que la comida es incapaz de poseer un
significado, niega la posibilidad de que la gastronomía pueda ser arte. Este
argumento es muy importante ya que resulta un lugar común en la posición de los
críticos, y Korsmeyer se contrapone a él tomando como punto de partida la teoría
estética de Nelson Goodman que postula tres “tipos simbólicos” diferentes:
representación, expresión y ejemplificación.6 Mi pregunta se dirige al tratamiento
que Korsmeyer le da al primer tipo (representación) y su puesta en relación con la
comida. La autora, a través de una serie de ejemplos, demuestra que es un
equívoco pensar que la comida no puede ser representativa, ya que de hecho
existen casos en los que los platillos han estado cargados de significados históricos
que se representan a través de ellos (el ejemplo del pretzel o los cruasanes). Sin
embargo, me parece que estos significados, y es algo que parece aceptar la autora,
están dados en función de sus características visuales más que gastronómicas: “Un
artista como Carême trata a los alimentos del mismo modo que un escultor […]”7 La
pregunta es: ¿Cuáles son los límites de una experiencia exclusivamente
“gastronómica”? ¿Puede incluir estos aspectos “visuales de un platillo”? Pues
parece que por momentos la autora defiende que esta experiencia puede ir más allá
del orden de los sabores-olores8, pero creo que esto nunca se clarifica por completo.
La pregunta es excesivamente larga para ser una pregunta de aclaración (¡la concisión es una virtud a ejercitar!). Sin embargo, tu
pregunta es excelente.
6
Cf. Korsmeyer, El sentido del gusto, p. 164.
7
Ibíd., p. 174.
8
Cf. p 176.
Comentario crítico:
Hacia el final del texto, cuando la autora se propone entrar de lleno en la
comparación entre arte y comida,9 vuelve sobre el argumento de la significación y
lo expresa de la siguiente manera: “Los alimentos parecen depender, o bien de un
contexto personal o ceremonial o bien de una cultura narrativa para adquirir su
importancia cognitiva y estética”.10 Aunque con algunos matices, la autora parece
aceptar esta objeción, por lo menos en la medida en la que permite ilustrar la
diferencia existencia entre la historia del arte y la “historia” o tradición de la comida.
En primer lugar, me parece interesante observar que si bien, es un hecho que
el significado de la comida puede darse en función de su narrativa cultural, esto no
ha sido problema para muchas otras obras a las que solemos considerar artísticas.
Un ejemplo de ello son las vanguardias, de las que nos hablaba Danto; recordemos
que para dar cuenta de ella es necesario acudir a un contexto político (dado por la
devastación que la Primera Guerra Mundial trajo consigo) de desacuerdo con los
cánones clásicos de belleza como cualidad esencial en el arte. Muchas obras
pertenecientes a las vanguardias carecerían de sentido sin este contexto, ya que en
ellas no podemos encontrar las
Excelente cualidades
- aunque clásicas
toma en cuenta de esto
que precisamente la apoyaría
obra de dealgún
arte, como
modo a laKorsemeyer: la historia que
lo que dice
hay que tener en mente para entender a las obras vanguardistas de algún modo hay que apelar a la propia historia del arte
belleza, la armonía, etc. que es distinta a la de la comida. (En todo caso, esto te lo digo más como comentario que como algo que deberías cambiar.
Tus ideas están bien expresadas y el comentario está muy bien como está)
El hecho de que la autora se refiera a una historia del arte diferenciada de una
historia de la comida me trae a la mente el texto de Kristeller sobre la historia de las
Bellas Artes; si bien es cierto que la comida ha sido excluida de las artes “mayores”,
también es innegable que esta categoría es muy joven y ha sufrido diversas
transformaciones; aunque ante nuestros ojos esta categoría aparezca muy
consolidada, me parece que la diferencia de las historias no es un argumento
determinante en contra de la comida como arte.
Korsmeyer nos dice: “La comida no tiene tal historia. Sus características
estéticas surgen de la práctica y se insertan en las fiestas, ceremonias y ocasiones
en las que despliegan todo su significado”. Resulta interesante pensar en que la
9
Cf. p. 193.
10
Ibíd., p. 194.
inexistencia de una “historia de la comida” es un resultado de su exclusión del
panorama artístico más que una causa de esta, pues al final de cuentas la historia
es siempre un ejercicio de la razón que parte de determinados supuestos y
prejuicios.11 ¡EXCELENTE!
Excelente
11
El mejor ejemplo son las grandes narrativas históricas creadas por la Modernidad, en las que Occidente
siempre es el centro del desarrollo y que han sido muy criticadas en la contemporaneidad.
Artículos que aborden la discusión sobre videojuegos y arte:
http://cultura.elpais.com/cultura/2015/10/07/babelia/1444212825_485908.html
12
Parece que, con ese “quién” el autor se refiere tanto al creador como al espectador o a la relación que
entre ellos se establece.
videojuegos en el mundo del arte? En primer lugar, la industria del cine nos ha
enseñado (en los últimos años) que “las imágenes generadas por ordenador” son
capaces de producir en nosotros las mismas afecciones que el cine “real” e incluso
ir más allá, ya que no están atadas a las limitaciones que se presentan en el
segundo. Imágenes de este tipo (generadas por ordenador) son capaces de crear
historias perfectamente bien hilvanadas e incluso tan profundas como en la
literatura, según opina el autor. Sin embargo, todas estas posibilidades no vienen
sin un peligro: la repetición de las formulas exitosas; parece ser que el mundo de
los videojuegos se ha concentrado cada vez más en el perfeccionamiento técnico
mientras que la “creatividad” ha pasado al segundo lugar.
Al final el autor se muestra optimista, aunque le parece que aún no ha llegado
El Quijote de los videojuegos, la piedra angular que les permita ocupar un lugar en
el campo del arte, no tiene duda de que ésta llegará. MUY BIEN
Resume la teoría disyuntiva del arte:
La teoría disyuntiva del arte viene a colación porque a través de ella se puede
justificar, filosóficamente, la posición que considera a los videojuegos como obras
de arte. La ventaja de esta teoría estética es que no apela a ninguna “esencia única”
de las obras sino que se limita a considerar una lista de “características” recurrentes
en las obra de arte comunes (es decir, obras que ya gozan de ese estatus), por
ejemplo: poseer cualidades estéticas positivas, la expresión de emociones,
posesión de un significado, expresión de la individualidad, tener una intención
artística en el momento de su creación, etc. Si un objeto x posee la mayoría de estas
propiedades (no es necesario que las tenga todas) puede considerarse como una
obra de arte. De manera inversa, el carecer de la mayoría de ellas lo dejaría afuera
de la consideración. Bien, pero (i) nombra todas las condiciones y (ii) otra cuestión importantísima es que no postula condiciones necesarias y
suficientes.
EXCELENTE.
FELICITACIONES.