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INTRODUCCIÓN

La Oportunidad de la Acción Pública, consagrada en el Código Procesal Penal


(CPP) dominicano; Este mecanismo que tiene gran aplicación en otras latitudes, se
presenta en República Dominicana como una forma más de descongestionar el
sistema de manera que no todos los casos lleguen a juicio, ya que nuestro sistema
judicial está resultando colapsado por el cumulo de casos menores y los
reformatorios super poblado como es el caso de la Vitoria y Najayo.

Se trata de una figura adaptada del Sistema Americano en el que el Fiscal goza de
una cierta discrecionalidad para sustraerse de la acusación, por razones tales como
la causa probable, la insuficiencia de la prueba o la victimización innecesaria del
ofendido.

La gran diferencia con la fórmula adoptada por el Legislador Dominicano la


constituye en que se acude para su aplicación al Principio de Legalidad y no a
criterios de conveniencia como ocurre en Estados Unidos.

.
CRITERIOS DE OPORTUNIDAD CONSAGRADO EN EL CÓDIGO
ROCESAL PENA DOMINICANO

La aplicación de un criterio de oportunidad está condicionada a hechos que no


representen violaciones graves a los derechos humanos, y en especial al Derecho
Internacional Humanitario.

Uno de los problemas más acuciantes en el ámbito jurisdiccional es la necesidad de


acelerar la administración de justicia, cuestión ésta que parece más imperiosa
cuando se trata de la justicia penal, por las implicaciones humanas que conlleva.
Ante este gran reto, los diversos ordenamientos han ido modificando su regulación
procesal penal, atendiendo a la experiencia de otros modelos.

La Oportunidad de la Acción Pública, consagrada en los artículos 34-36 del Código


Procesal Penal (CPP) dominicano, tiene precisamente como fin primordial sustituir
el mecanismo de la prisión por otros métodos alternativos menos violentos. En ese
sentido, el Principio de Mínima Intervención, o última ratio, afianza la legitimidad de
la intervención estatal sólo en aquellos casos en los cuales se han agotado todas
las otras posibilidades de resolución de conflictos no violentas.

Como bien ha señalado Jorge Kent , existe en nuestras sociedades un creciente


pesimismo acerca de las posibilidades de controlar y manejar el encarcelamiento…
y, en lo que concierne a la mayoría de los delincuentes, el tratamiento no consigue
el resultado esperado como institución. Habría que agregar a esto, además, el alto
costo económico que representa el encarcelamiento para el Estado.

Es así como al monopolio estatal de perseguir y castigar las acciones más


reprochables, se le contraponen otros mecanismos de resolución pacífica de
conflictos amparados bajo el mencionado Principio de Mínima Intervención, tal cual
establece el artículo 34 del CPP: “El Ministerio Público puede, mediante dictamen
motivado, prescindir de la acción pública respecto de uno o varios de los hechos
atribuidos, respecto de uno o de algunos de los imputados o limitarse a una o
algunas de las calificaciones jurídicas posibles, cuando:

1.Se trate de un hecho que no afecte significativamente el bien jurídico protegido o


no comprometa gravemente el interés público. Este criterio no se aplica cuando el
máximo de la pena imponible sea superior a dos años de privación de libertad o
cuando lo haya cometido un funcionario público en el ejercicio del cargo o en
ocasión de éste;

2.El imputado haya sufrido, como consecuencia directa del hecho, un daño físico o
psíquico grave, que torne desproporcionada la aplicación de una pena o cuando en
ocasión de una infracción culposa haya sufrido un daño moral de difícil superación;
y,

3.La pena que corresponde por el hecho o calificación jurídica de cuya persecución
se prescinde carece de importancia en consideración a una pena ya impuesta, a la
que corresponde por los restantes hechos o calificaciones pendientes, o a la que se
le impondría en un procedimiento tramitado en el extranjero.

Como puede observarse, se trata de una cuestión de economía procesal, en el


sentido de que se procura la simplificación y acortamiento del proceso a través de
la supresión de los trámites, haciendo innecesario el juicio oral.

Para algunos doctrinarios, la aplicación de un Criterio de Oportunidad vulnera los


Principios de Legalidad y Obligatoriedad del ejercicio de la acción penal, entendido
el primero como la obligación que tiene el Ministerio Público de promover,
inmediatamente tenga conocimiento de la noticia criminal.

La acción penal, Sin embargo, como se puede colegir de los artículos del CPP, la
aplicación de un Criterio de Oportunidad está condicionada a una serie de
parámetros, entre los cuales está el que se trate de hechos de mínima relevancia
social.

Si bien es cierto que el CPP dominicano toma como puntos de partida los principios
de Legalidad y Obligatoriedad, no es menos cierto que el mismo no debe ser
aplicado de manera restrictiva dentro de un modelo procesal acusatorio y garantista.
Entendemos que, una vez iniciada la persecución penal, la misma no puede
suspenderse o interrumpirse; no obstante, antes de darle inicio a la misma, se debe
considerar aplicar los demás mecanismos alternativos que el mismo Código
establece.

Dentro del sistema jurídico norteamericano, por ejemplo, el fiscal puede, o elevar la
acción, o abstenerse de hacerlo, pudiendo incluso negociar la pena con el imputado,
decidiendo el juez sólo sobre los términos de la negociación.

El imputado también puede declararse culpable para evitar ser condenado por un
hecho más grave o por una pena mayor. A través del uso de estos mecanismos,
asociados al Criterio de Oportunidad, se resuelve una inmensidad de casos en la
justicia norteamericana. Por otro lado, como bien establece Kent , en el sistema
anglosajón la probación suplanta la prisión sin añadirse a ella, impidiendo que
acreciente la población carcelaria -que es precisamente lo que se procura evitar-, y
aumentando la cuantía de aquéllos a quienes se les brinda la posibilidad de
trasponer los muros correccionales.
Tal es la relevancia de la aplicación de un Criterio de Oportunidad:

 Descongestionan considerablemente los tribunales, contribuyendo a una


mayor eficiencia en la tarea de impartir justicia
 disminuyen en gran medida la cantidad de presos preventivos, agilizando los
procesos
 Fomentan una mayor participación de la sociedad en las actividades
relacionadas a la rehabilitación del delincuente;

Esta visión del proceso penal se enmarca dentro del movimiento reformador
difundido en la década de los 90 en América Latina, cuya principal fuerza fue dejar
atrás los modelos inquisitorios e instaurar un sistema acusatorio que se adaptara a
la nueva conformación del Estado de Derecho, entendido como aquel Estado sujeto
al respeto de las normas legales, a la separación de poderes y a los derechos
fundamentales del ser humano.

En ese orden de ideas, y en el marco del “Décimo Congreso de las Naciones Unidas
sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente” , llevado a cabo en Viena
del 10 al 17 de abril del año 2000, se le hacen a los Estados miembro las siguientes
recomendaciones respecto de las medidas relativas a la justicia restitutiva:

Individual y colectivamente, según proceda, los Estados se esforzarán por apoyar


las medidas siguientes (entre otras):

a) Tratar los delitos, especialmente los de menor cuantía, conforme a la práctica


consuetudinaria en lo tocante a la justicia restitutiva, cuando exista tal práctica y
ésta sea apropiada, a condición de que con ello se respeten los Derechos Humanos
y se cuente con el consentimiento de los interesados;

b) Utilizar los medios conciliatorios previstos en la legislación interna para resolver


los delitos, especialmente los de menor cuantía, entre las partes, recurriendo, por
ejemplo, a la mediación, la reparación civil o los acuerdos de indemnización de la
víctima por parte del delincuente;

c) Promover una cultura favorable a la mediación y la justicia restitutiva entre las


autoridades encargadas de la aplicación de la ley, así como entre las comunidades
locales;

d) Fomentar la reeducación y la rehabilitación de los delincuentes, alentando,


cuando proceda, el recurso a la mediación, la solución de conflictos, la conciliación
y otras medidas de justicia restitutiva en sustitución de las actuaciones judiciales y
las sanciones privativas de la libertad.

Todo esto, a su vez, tendría un impacto sorprendente en la percepción social del


concepto justicia. Ejercer un Criterio de Oportunidad significa reconocer que la
Justicia, como tal, tiene la imposibilidad material de “atender” de igual forma todos
los casos que entran al sistema, debiendo discriminar entre casos complejos y
simples delitos comunes, lo cual contribuiría con una mayor celeridad procesal y un
mayor acceso de aquellos casos que verdaderamente deben ser atendidos.

Este proceso, sin embargo, no se da de forma arbitraria. La aplicación de un criterio


de oportunidad está condicionada a hechos que no representen violaciones graves
a los derechos humanos y, en especial, al Derecho Internacional Humanitario, esto
último por interpretación de los artículos 3 y 10 de la Constitución, los que incorporan
al ordenamiento aquellos tratados de derechos humanos ratificados por el Estado,
y las decisiones emanadas de los tribunales internacionales en materia de Derechos
Humanos, en lo que se conoce como bloque de constitucionalidad, por lo que las
leyes deben estar en consonancia con tales normativas de carácter supralegal.

Una jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha sostenido


que : “El Estado está obligado a investigar toda situación en la que se hayan violado
los Derechos Humanos protegidos por la Convención Americana de Derechos
Humanos. Si el aparato del Estado actúa de modo que tal violación quede impune
y no se restablezca, en cuanto sea posible, a la víctima en la plenitud de sus
derechos, puede afirmarse que ha incumplido el deber de garantizar su libre y pleno
ejercicio a las personas sujetas a su jurisdicción”.

En ese sentido, el CPP establece claramente que dicho criterio no se aplicará


cuando el máximo de la pena imponible sea superior a dos años, con el objetivo de
que el Ministerio Público no burle las razones objetivas que deben ser observadas
para su otorgamiento. Además, el CPP permite la posibilidad de que la víctima o el
imputado puedan objetar ante el juez la decisión del Ministerio Público de aplicar o
negar un criterio de oportunidad. Se trata, pues, de una discrecionalidad del Fiscal,
pero siempre ajustada a una serie de reglas claras.

En todo caso, cuando el imputado se aparte de las condiciones impuestas en el


acuerdo (que cometa una nueva infracción o que incumpla con el acuerdo de
reparación), el juez siempre podrá, a solicitud del Ministerio Público, ordenar la
revocación de la medida y reanudar el procedimiento.

La suspensión condicional del procedimiento, por ejemplo, está sometida a un


conjunto de reglas que el imputado debe acatar, a saber:

1. Residir en un lugar determinado o someterse a la vigilancia que señale el juez.

2. Abstenerse de visitar ciertos lugares o personas.

3. Abstenerse de viajar al extranjero.

4. Abstenerse del abuso de bebidas alcohólicas.

5. Aprender una profesión u oficio o seguir cursos de capacitación o formación


indicados en la decisión.
6. Prestar trabajo de utilidad pública o interés comunitario en una institución estatal
u organización sin fines de lucro, fuera de sus horarios habituales de trabajo
remunerado.

7. Abstenerse del porte o tenencia de armas.

Como puede verse, estos criterios tienen mucho mayores posibilidades de


conseguir una mejor y más rápida adaptación del individuo a la vida en sociedad,
muy por encima de la prisión, y muestra de ello es que la tendencia actual se ha
inspirado en un humanitario impulso que se deriva, en buena medida, de una
conciencia cada vez más acentuada, con propicio respaldo en los inconvenientes
que exhibe la reclusión tradicional, y en la aparición de teorías y enfoques de
tratamiento distintos para suplantar lo que se ha llamado la “prisionización” del
individuo .
LOS REQUISITOS EXIGIDOS PARA SU APLICACIÓN Y EL
PROCEDIMIENTO A SEGUIR

El artículo 34 reglamenta la aplicación, por parte de Ministerio Público, del criterio


de oportunidad que es una institución nueva en el procedimiento penal dominicano.
Se trata de los casos en que la ley faculta al Ministerio Público a prescindir de la
acción penal, respecto de uno a varios de los hechos atribuidos o respecto de
algunos de los imputados. Todos los casos tienen en común que se debe tratar de
hechos punibles que "no afecten significativamente el bien jurídico protegido o no
comprometa gravemente el interés público".

Este artículo enumera los hechos punibles en los que el Ministerio Público no puede
aplicar el criterio de oportunidad, de donde resulta que este sólo se aplica en los
casos no mencionados expresamente. El reformador está proponiendo en este
artículo:

i) Que no se aplique el criterio de oportunidad a infracciones cuyo máximo de la


pena imponible sea superior a tres años de privación de libertad (actualmente no se
aplica a infracciones cuyo máximo de la pena imponible sea superior a dos años de
privación de libertad).

Es decir, con esta ampliación el reformador aumento de forma significativa las


infracciones en las que el Ministerio Público puede aplicar un criterio de oportunidad,
lo que contribuirá como política criminal a descongestionar la administración de
justicia penal.
ii) El reformador está proponiendo que tampoco se aplique el criterio de oportunidad:
"b) Cuando se trate de infracciones relativas al porte y tenencia ilegal de armas de
fuego; c) por violación a la ley de drogas, exceptuando los casos de simple
posesión; e) cuando se trate de violencia intrafamiliar o contra la mujer". La debilidad
que tiene esta modificación que se propone es que se trata de una enumeración
genérica respecto de varios tipos penales en que pueden darse perfectamente las
circunstancias enumeradas en el numeral 2, 3 del mismo artículo, situaciones en las
cuales el Ministerio Público debe tener la facultad de aplicar un criterio de
oportunidad.

El artículo 37, organiza "la conciliación", una institución introducida por el CPP en el
proceso penal dominicano. Se trata de una de las formas de solución alterna al
conflicto penal. Las infracciones pasibles de conciliación se han "desjudicializado"
es decir que las partes pueden llegar a una solución consensuada sin tener que
someterse al proceso de investigación y de juicio de la infracción.

En este artículo, el reformador se limita a corregir un error material conforme se


expone a continuación. Resulta que el articulo 37 enumera los hechos punibles en
que procede la conciliación y entre ellos, dice: "5) infracciones que admiten el
perdón condicional de la pena", y se hace la corrección para que diga cómo debe
ser: "5) infracciones que admiten la suspensión condicional de la pena". En este
artículo, el reformador añadió un último párrafo en el que dispone que "En los casos
de violencia intrafamiliar y los que afecten a los niños, niñas y adolescentes, el
Ministerio Público sólo puede procurar la conciliación cuando lo soliciten en forma
expresa la víctima o sus representes legales, y siempre que no esté en peligro la
integridad física o psíquica de la víctima."
CONCLUSIÓN

El Principio de Oportunidad, entendido como un mecanismo adecuado y necesario


para descongestionar el sistema penal dominicano y/o racionalizar el uso
desmedido del derecho penal en la resolución de conflictos, pero al pesar de ser el
punto neurálgico desde el cual debemos reflexionar acerca del deber ser de la
justicia penal, discusión que no ha querido ser asumida con el carácter y la urgencia
debida, pues, en definitiva, el derecho penal continúa lanzando sus redes hacia los
sectores más vulnerables y discriminados de la sociedad. En la práctica vemos
como los criterios de discrecionalidad política, como es el caso del Principio de
Oportunidad en sus diversas manifestaciones, generan un temor infundado de
arbitrariedad e impunidad, introduciéndose limitaciones impropias en los diferentes
ordenamientos procesales, y ganando en el debate el populismo penal contra la
criminalidad, el cual suele referirse a los delitos “bagatela” producto de sociedades
desiguales como las nuestras.

La regulación legal del Principio de Oportunidad ayuda a evitar la existencia real de


criterios de oportunidad ocultos, fijados por órganos no competentes políticamente,
y permite la persecución de aquellos delitos que verdaderamente afectan los
intereses sociales.

La atención hoy día no puede estar concentrada en los delitos simples e


insignificantes, que pueden encontrar otras soluciones.
BIBIOGRAFIA

Código Procesal Penal de la República Dominicana

https://fc-abogados.com/es/criterios-de-oportunidad-y-suspencion-del-
procedimiento/
https://www.enmp.edu.do/wp-
content/uploads/2015/08/Principio_Oportunidad_manifestacion_del_Principio_de-
Minima_Intervenci%C3%B3n_Proceso_Penal_Acusatorio.pdf

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