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DIALOGO DE HAMBRE Y MISERIA GENERACIONAL

GILBERTO MORA ARCOS


FEBRERO 14 DE 2018

En una humilde vivienda, una tarde de Sábado soleada se escuchan risas y carcajadas
provenientes de los tres habitantes que en esos momentos se encontraban ahí.
Ellos eran Sebastián el abuelo, Juan el padre y Rosendo el nieto quienes compartían
chistes que se sabían o que les habían contado recientemente, a eso precisamente se
debía su alegría.

En el transcurso de la charla y la algarabía, los rostros se fueron transformando en


adustos. Rosendo lanzo la propuesta que cada quien contara que lo que les estaba
aconteciendo y los tenía tan preocupados. Frunciendo el ceño Sebastián dijo, por ser
el de mayor edad creo que debo comenzar. Siento tanta tristeza y al mismo tiempo
tanta rabia al recordar este episodio de mi vida que les voy a contar. Transcurrían los
años cincuenta, durante el gobierno conservador de Mariano Ospina Pérez; los
campesinos pobres a duras penas podíamos subsistir por el alto costo de vida
imperante en la época, nosotros vivíamos en una pequeña parcela en el sur del
Tolima, cuando una noche una banda de chula vitas, armada hasta los dientes ingreso
a nuestra casa asesino a mi padre y nos obligó a los demás a abandonar de inmediato
el territorio so pena de que nos ocurriera lo mismo, solo por el simple hecho de mi
padre ser liberal, esa era la vida, si se puede llamar así, en ese entonces.

Nos tuvimos que trasladar a la ciudad a engrosar los cinturones de miseria que debido
a los desplazamientos por motivo de la violencia ejercida por los gobiernos
conservadores, se estaban formando casi en todas las ciudades principales, pero
especialmente en Bogotá, donde fue un calvario poder conseguir empleo, puesto que
al ser campesinos, no sabíamos hacer nada respecto a la ciudad, pero con gran
esfuerzo de todos pudimos de alguna manera de subsistir y adaptarnos a las nuevas
condiciones de vida y a pesar de la adversidad todos y cada uno de los hermanos, nos
arraigamos y conformamos nuestras respectivas familias, que como en el caso mío con
su madre y abuela Conchita, estamos llegando al fin de nuestros días, enfermos y
prácticamente en la misma pobreza que comenzamos, lastimosamente dejándoles
como único legado, la verraquera para luchar contra las adversidades y el abandono
del estado, el cual si las cosas siguen igual, se perpetuara en el tiempo.

Con los ojos llorosos por los ingratos recuerdos transmitidos en la narración hecha por
su padre, Juan tomo la palabra y esto les dijo: Desde muy joven y por ser el mayor de
los hijos, prácticamente me ha tocado trabajar duro para poder ayudar al sustento de
la familia, y con gran esfuerzo estudiando de noche, termine la primaria y secundaria,
por lo cual pude mejorar un poco mis condiciones de empleo y lógicamente salariales,
así es como entre a laborar en una fábrica de textiles y a la cual le he dedicado 30 años
mi vida, y ahora precisamente cercano a los 60 años y a cumplir los requisitos para la
jubilación , fui uno de los despedidos por los supuestos recortes de personal que la
empresa debe hacer, debido a los altos costos de los insumos, al contrabando y los
altos impuestos que deben pagar, sin importarles a estos patrones la suerte de sus
trabajadores, los cuales a pesar de haberles dado su fuerza de trabajo por muchos
años, son echados a la calle como cualquier pedazo de papel sucio.

Ahora no sé qué hacer, desempleado a esta edad, sin ahorros y sobre todo enfermo y
sin esperanzas de curación debido al mal servicio médico que siempre nos han
brindado las benditas EPS, quienes se preocupan únicamente por mantener su margen
de ganancia, sin importarles la surte de sus CLIENTES quienes a menudo mueren a la
puertas de los hospitales a los cuales les deben unas millonadas, pero como son
protegidas por los politiqueros presentes en el parlamento, cada vez que se trata de
eliminarlas, por ausentismo y falta de quórum no les pasa nada. ¿En estas tétricas
condiciones creen ustedes que alguien me dará trabajo? Creo que no, entonces
terminare como tu padre, en el abandono y la miseria.

Consternado ante tal noticia Rosendo el nieto de Sebastián, el hijo de Juan, no sabía si
compartir o no su propia situación. Al igual que su padre con muchos esfuerzos por
parte de la familia, y considerando que de esa manera obtendría más rápido un
empleo y contribuir con los gastos de la familia, había logrado obtener el título de
Maestro Superior, estudios que termino con muy buenas calificaciones, siendo uno de
los mejores de su clase y al presentarse al concurso abierto obtuvo un buen puntaje,
que le daría para ocupar un cargo de maestro en cualesquiera de las escuelas sino de
la ciudad por lo menos en las adyacentes.

Pero no fue así, con el pretexto de la escases de docentes en zonas rurales y


lógicamente violando las normas del concurso, este fue nombrado en un lejano
pueblito de Cundinamarca y de manera provisional por el lapso de 4 meses que duraría
la licencia de maternidad de la docente titular, espacio de tiempo este que había
terminado, y con el cual también terminaros sus ilusiones, por cuanto desempleado y
sin garantías para poder seguir estudios universitarios, él era uno más de los
profesionales que quedan a la deriva, a los cuales este estado no les ofrece ninguna
alternativa de vida, quedando en manos de las organizaciones delincuenciales, quienes
les ofrecen a este tipo de jóvenes, talvez su única salida.

Y eso no es todo les dijo Rosendo, no saben quiénes me andan buscando?


Conocedores de mi actual situación los jefes de la pandilla del barrio, me han mandado
recados para ofrecerme empleo como cobrador, ustedes saben, lógicamente de
aquellas personas que por sus precarias situaciones económicas han tenido que
recurrir a los prestamos gota a gota y se encuentran alcanzadas en sus pagos, pero no,
no les voy a aceptar sus requerimientos, con la verraquera que le hemos heredado al
abuelo, voy a encontrar una solución, pero no me voy a dejar vencer, de eso estoy
seguro.

Esta es la amarga situación de muchas familias en Colombia, a quienes la mayoría de


los politiqueros corruptos, que precisamente en este tiempo están en campaña de
reelección, les prometen soluciones, simplemente para ganarse su voto y llegar al
poder, puesto que como ha ocurrido siempre y seguirá ocurriendo si siguen votando
por los mismos, nunca les van a cumplir y todo seguirá igual.
Pero existe un pequeño grupo de candidatos que si se preocupan por el bienestar de
esa gran mayoría de los más necesitados y consideran a la educación como un derecho
al cual todos podemos y debemos allegar y en lugar de apoyar programas excluyentes
como el SER PILO PAGA, donde el dinero se va a financiar a las universidades privadas,
es mejor aumentar el presupuesto de las públicas, para que estas a su vez puedan
aumentar la cobertura en todos los programas y así muchos jóvenes en iguales o
peores situaciones puedan ingresar a ellas y cumplir sus expectativas de ser
ciudadanos que aporten a hacer de este país un lugar más equitativo.

A propósito me pregunto, por qué en este país para poder llegar a ser presidente, el
candidato ganador tiene que pertenecer a una de las familias más ricas y pudientes,
que por años y años han usufructuado del poder económico y político, heredándolo
estos si a sus hijos y nietos para mantener las cosas como ellos quieren que
permanezcan, es decir a su favor, para continuar enriqueciéndose a costa de la miseria
y desolación de los pobres campesinos, trabajadores y empleados, como los de
nuestra historia.

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