Sunteți pe pagina 1din 26

IOLECCIÓN

IDCIOIICS

M
J.“
Beatriz/anh1
cou—gcc¡ón
Conjuncnones

El sufrimiento

El sufrimiento psíquico en los niños


psíquico en
los niños
Psicopatología infantil y
constitución subjetiva

_l“llll “¡IH I I
ISBN 978—987—538-312
2—8

789875 383128
IS.B. N 973—987—538—312-8
-AI'ÍTULO 5
El aprmdizaje y sus avatares .....
.........................
89
Artruw 6
Fobias, angustias y temores
en la infancia .................
12?

utrum 7
Encopmís y enuraís ..........
...... ............... .............................
149 _ Introducción ..-
1Pi'1'uw 8
Patologías graves en la infancia
..... ....................
133
.riºrvw 9
Las marcas de la violencia .....
....… ..................
221

?… 10
Las crisis y los niños .....................................
239

…nos… .................... Estc libro es un intento de transmitir los interrogantes, las cuestiones
.................
257 y cuestionamientos que me he venido haciendo a lo largo de casi cua—
renta años de práctica psicoanalítica con niños y adolescentes, con res-
pecto al sufrimiento infantil y sus diferentes manifestaciones.
Todos los días, la clínica con niños y con adolescentes me sorprende,
porqu_c cada niño trae consigo múltiples historias y preguntas y cuenta de
un módo diferente sus infortunios.
Una de las cuestiones que preside de algún modo todo el libro es la
inquietud por explorar este territorio tan complejo, en el que siempre
somos, en algún lugar, extranjeros y, a la vez, viejos habitantes.
Porque es inevitable reencontrarse uno mismo niño en esos nuevos
rostros. Y a la vez sórprendersc por lo novedoso, lo inesperado, como
cuando un niño de cuatro años al que escucho por primera vez me dice:
“Mi problema es más grande que un dinosaurio”.
I Introducción |
El sufrimiento psíquico en los niños ' Beatrízjanin
mcriltos to':fótif:os
En una época en la que la tendencia es clasiñcar cl suñ-imicnto, la idea la cspeciñcidad de esta práctica, sin traicionar los funda:
la consutuc¡ón Rs¡qu1ca.
, rescatar la complejidad de !a vida E€ífl¡£ºí Íáí_íjcisin_1cjgsffdg [a__cgp_sg'_- que considero claves para pensar los avatares de
la gue S1gmund
¡ción subictiva y el tránsito conyliéad_o que supone sicn£e la infan£íí Es más, es la conceptualización de esos avatares —dc
psicoan-ahstas gt_1€ reto-
Indudablemente, sostener el pensamiento complejo se hace difícil y Freud da las bases y que ha sido desarrollada por
jo ps1coanaht1co con
ndcmos a ordenar, simplificar, a reducir a leyes claras y distintas lo maron su obra— la que nos permite pensar el traba
.
tríncado y ambiguo de la vida, que siempre resulta inquietante. Pero niños y la psicopatología infantil.
a .de la ama?-
a reducción, cuando están en juego los niños, puede ser peligrosa, por- Entonces, los dos primeros capítulos tratan de dar cuent
y la ps¡co patologm
16 nos vuelve ciegos a la realidad de sus avatares. lación entre los avatares de la constitución subjetiva
cn a!gunos: tema-s
Entonces, en lugar de rotular, considero que debemos pensar qué es lo infantil, para centrarme en los capítulos siguier-1tcS
rc51s, fob1as, ps1—
¡e se pone en juego en cada uno de los síntomas que 105 niños presen— específicos. Diñcultades de aprendizaje, encogrcs15,icnu
son desarrollados
n, teniendo en cuenta la singularidad de cada consulta y ubicando ese cosis infantiles, efectos de las crisis y de la wolcncm,
es y, sobre todo, pens.a»
.dccer en el contexto familiar y social cn el que ese niño está inmerso. tomando en cuenta el aporte de diferentes autor
con el contexto soc1al
dos a partir de la propia clínica. La articulación
He tomado algunos modos en los que se manifiesta el sufrimiento psí-
marca el recorrido.
1ico en la infancia con la intención de transmitir un modo de pensar la gar dc entrecruza—
icopatología infantil. Ni abarco todas las problemáticas ni supongo que El psicoanálisis con niños es una encrucijada,¡ unilu
n.
Es reflexiones den cuenta de toda la riqueza del tema. Simplemente, es mientos y un espacio privilegiado para la invcsugauó
sioncs apasigna-
¡intento de mostrar algunas líneas en las que algunas diñcultadcs puc- Históricamente, es un lugar de controversias, de disc4u
ínco con los ¡unos,
n ser pensadas. En ese sentido, espero posibilitar nuevos“ desarrollos. das, en tanto en la concepción del trabajo psicoan¡al
se pone en )uego
El sufrimiento infantil suele ser desestimado por los adultos y muchas en el modo en que se piensan las conflictivas infannlcs,
ces se ubica la patología allí donde hay funcionamientos que molestan, toda la teoría psicoanalídca.
ón <_16 desarrº-
jando ¡¡ un lado lo que el niño siente. Es frecuente así que se ubiquen Hablar de niños en psicoanálisis es hablar de constituci
d infant.ll, a las pn—
mo patológicas conductas que corresponden a momentos en el desa- lloííc estructuración subjetiva. Remite a la sexualid'a
mos pulstonalcs pre-
>1lo infantil, mientras se resta trascendencia a otras que implican un mcras inscígcioncs y al acceso a la cultura, a los dcst
con su estructura-
me malestar para el niño mismo. vios a la represión ºrimaria y al Complejo de Edipo
Estoy convencida de que cuando hablo de enuresis o de dificultades en ción diferente en niñas y varones.
rompe con la
aprendizaje escolar me refiero a un efecto, producto de múltiples deter- Freud, con el descubrimiento de la sexualidad infantil,
Con la concep—
naciones, diferentes en cada niño. De esas determinaciones posibles, noción de niño como emblema de ingenuidad y pureza.
ción signada por
íltiples, trata este libro. Pero seguramente, tanto los lectores como yo tualizaci6n del aparato psíquico, define una estructura
íñca, de los que
sma, iremos encontrando otras, en tanto los niños nos vayan señalan- vivencias en las que los otros que realizan la acción espec
nuevos caminos. ' el niño depende, son fundamentales.
uismg cn
5dg1;mos de los capítulos han sido publicados, en una primera versión, Considero que el niño puede ser deñnido como un psi.g
cn el que
otros espacios. Otros fueron escritos por primera vez. estructuración, estructuración signada por otros, en un dcvemr
desde un adent ro-afuc-
Desde hace muchos años vengo planteando que la mctapsicología frcu— . los movimientos constitutivos, fundantcs, se dan
na da un eje para construir una clínica con niños que tenga en cuenta ra insoslayable.
1 Introducción |
' El sufrimiento psíquico en los niños ' Beatrfzjanir;
os, pa-
s de dif erentes disciplinas (neurólog
Si algo espero que quede absolutamente claro a lo largo del libro es la A los colegas y profesionale del fy 6162uc
rumadgi, c;>¡n los
s
¡a ea
de cr an.
¡“fmo
ps ic op ed ag og os )
peculiaridad de cada consulta. Peculiaridad que nos lleva a definir en cada uiatras pediatras, fáctica Y uan-
o de lu ch a con tra la pat olog1zac¡on y me <: zla
caso con quién, cómo y cuándo intervenir. qn cspa¿í tear ¡¡ ¡:
po rq ue so n un inc ent ivo cotidiano pam replan
uia
En esta época, el psicoanálisis es una teoría y una práctica que subvicr- C ,
s.
sitar nuevos camino ado
te lo ya dado en una sociedad en la que la cotidianidad está tomada por 1 Rodri cz P onte, por haberme ayud
A Gabrie l Don zin o
las urgencias, la eficiencia, y en la que se suele recurrir a la vía más corta Y a Mabe gu u'ca e inteligente…
con una lectura cn
para acallar los síntomas. Escuchar el sufrimiento de niños y padres, dejar ¡ revisar algunos capítu los
que se dcsplicgucn historias, entender los síntomas como un llamado, un
grito a decodificar, es 10 que quiero transmitir. .
Si bien este libro está escrito por mí, es a la vez una obra colectiva, pro—
ducto de la colaboración de muchas personas y de muchas historias. La
mía, la de mis pacientes y alumnos y la de colegas con los que comparto
ideas e interrogantes. Sin el intercambio con colegas, sin el apoyo de mi
familia, sin mis pacientes, mis alumnos y mis maestros, no hubiera podi-
do ser.
Por eso, quiero agradecer especialmente:
A mi familia, por el amor mutuo y el intercambio cotidiano de afectos
y pensamientos.
A mis amigas y amigos, por compartir los avatares de la vida.
A mis pacientes, por el recorrido compartido. Y muy especialmente, a
los niños que se analizaron y se analizan conmigo y a sus padres. Sin
ellos, nada de esto hubiese sido posible.
A mis alumnos, que me enseñan mucho más de lo que puedo transmi-
tirles, por sus preguntas e inquietudes y por compartir conmigo las diñ—
cultadcs de la clínica psicoanalític¿
A mis maestros, los presenciales y los de los libros, por todo lo que me
transmitieron.
A todos los docentes de las Especializaciones en Psicoanálisis con
Niños y cn Psicoanálisis con Adolcsmntcs dc UCES y APBA, por su estí—
mulo permanente, porque me vienen ayudando a precisar problemas y a
investigar distintos temas y porque hemos construido un espacio com-
partido de debate y reflexión permanente.

¡3!
_ Capítulol I_-

¡AVATARES DE LA'CONST!TUCIÓN
PSIQUICA Y PSICOPATOLOGIA INFANTIL

Cansideracianesgmemles sobre [a nasagmfía psicopatológim


ante la complejidad de la clínica con niñas

Consultan por un niño. Se despliegan historias, y el consultorio se pue-


bla de recuerdos, fantasmas, ilusiones perdidas, reproches... y nos piden
que pongamos un nombre: un diagnóstico, es decir, un cartel que seña—
le a ese niño como portador de tal o cual patología.
Lo que molesta debe ser delimitado, clasificado. Hay sufrimiento.
Pero, ¿qué molesta de un niño? y ¿quién o quiénes sufren?
Son los padres, muchas veces, los que dictaminan que un tipo de (im-
cionamicnto es patológico. Pero son ellos, a la vez, los que crotizan,
prohíben, son modelos de identificación, portadores de normas e idea-
les, primeros objetos de amor y de odio, transmisores de una cultura. Sus

l5|
IEI sufrimiento psíquico en ¡05
niños ' Beatrizjanin
| Avamres de la constitución psíquica… .
, deseos, sus modos defensivºs,
sus normas superyoicas sus te
nen un poder es_:truc '
turante sobre el psiquismo infantil, A ar rroresf nc.- dolor, tiene una ñ1nción ligadora, inscriptora. Pero, sí a la tendencia del
co en const1tuc1ón, el niño va psiquismo infantil de evitar todo displacer, se le suma el predominio del
armando diferentes mdd05 dat
frente a los otros, diferentes mod o P51q_1fl- rechazo desde el otro, el dísplacer se trucca en dolor y el dolor en terror
os de defensa frente a sus Prí
siones. Va estableciendo ;:: 33111 insoportable, con lo que se establece un circuito tanático desinscriptor y
modos “ ' ¡ado
…de - '
consolidandº lugares p g s de C0n5cg…r placer, -Va desligador. La erogeneízación del cuerpo puede transformarse en excita—
ción lacerante que posibilita la fragmentación autocrótica, quedando tra-
zado un camino de aversión a investir la imagen mnemónica vivida como

sm…,… 55¡; uel
m ; l qu; na pude fe?; para mmbw hostil. Y la representación unificada del cuerpo puede estallar registran—
"n lo que mi padre esperó de
abad… ¿¿P z,. a :: gm: mz' mí y do un conjunto de zonas equivalentes entre sí. Cuestiones que nos Ile-
»Izadre y mz' padre erpemron
¿a, ¡¿m' ¿“¡mz lanpa de n' mis ma; a mi: van a pensar las patologías graves.
'na re 0 'de mz madre.
. ..”, con fras cs.' “¡em' un
. , sera muy travzexo... ” Per
¿m m cze') nt'zf- Pero también hay diñcultades para representar psíquicamentc, para sim-
o también- “es una muñe
dc
unnu ndonc
rat a tta, es para el hermano bolizar, cuando el niño queda ubicado como tacho de basura de angustias
_ , ¿:
. para la u 6uela.... ” Enunc1
n y encubren complejas hls 'adosº“:ue “ no tramitadas de sus padres y denuncia con su cuerpo el estado psíquico
' torias de varias generaciones
to¿Cm om
proopiase? pasa de ser un eslabón 11 una . q de aquellos, como en los cuadros psicosomáticos y en algunas oligotimias,
e h15ton.a aje
.
na a tener una 1115 .
cuando no hay espacio para un pensar diferente al materno.

doEl
ncsniño ES easc,aíle_egtrada, mc La clínica suele cuestionar todos los intentos de “encuadrar” los diver-
' lu1d
' o en un universo de pas
ºder . . ¡cm o, mir_ ado, hab. lado po iones y prohibi sos modos del sufn'miento infantil… “Neurosis”, “perversión”, “psicosis”,
p r otr os. La ma dre ' e ' ercera' un_
cas¡ absoluto al abnr reco resultan insuficientes por la extensión y complejidad de la problemática. Es
mdos de placer y dísplacer
. al otjorgar sen por ello que, sin desconocer la importancia de los grandes cuadros, creo
,

que es fundamental pensar las fallas en la estructuración del psiquismo, las


_

características peculiares de la patología en un aparato psíquico que está en


vías de constitución y la incidencia de los otros en esa estructuración.
Quizás una primera cuestión a considerar sería: un mismo trastorno ( o
síntoma) puede aparecer en estructuras psíquicas muy diferentes. Es
decir, no hay correlación entre el síntoma y la estructura. Hay vías que se
abren en estructuras en constitución. Así, un problema como la “falta de
atención” puede estar ligado a un proceso de duelo, a una retracción cn
la fantasía, al predominio de la desmentida () & dificultades en la consti-
tución de la pulsión de ver, entre otras posibilidades.
como un pedazo de otro?
¿Cómo ligar la En principio, los niños nos patean el tablero. Cada vez que intentamos
parte del cuerpo materno?
organizar lo que les pasa en cuadros, rompen los cuadros. Cada vez que
E
] SCIIICJ ante mi lnstíima U
dc P us
tratamos de ubicados en una estructura, muestran una faceta que deses—
necesídad, que p051b1
' "hta la V1v
IaCCI en .la Satisfacción
de la tructura todo y nos desestructura. Para peor, consultan por uno y vienen
' enc1a
' calmante frente a la irr
upción d e1 varios, y suelen presentar dificultades que involucran cuestiones tan bási-
)

||6
| El sufrimiento psíquico en los niños ' Beatriz]anín | Avatares de la constitución psíquica… '

cas como hablar, caminar, controlar esfínteres. .. Viejos interrogantes que


Se nace con la tendencia a descartar, a arrojar de sí, todo aquello que
nos exigen hoy más que nunca reflexionar sobre ellos.
perturba. Esta “tendencia al cero” 0 Principio de Nirvana, se transforma
Las consultas son frecuentemente por patologías graves y nos encon- rápidamente en Principio de Constancia, en la medida en que hay ins-
tramºs con niños que fluctúan entre momentos de desconexión y episo— cripciones, restos de vivencias. Ese psiquismo que tiende a descartar cual-
dios de estallido indiscriminado; o con otros aparentemente quier estímulo cs marcado por vivencias de placer que dejan rastros, hue-
dóciles y
tranquilos, pero que no acceden al aprendizaje de Ia
lecto—eseritura' o llas que de ahí en más motorizan el aparato y frenan la tendencia al cero.
con niños con mutismo selectivo, o supuestos hiperactivos, o
los que p;e- Es decir, 10 que deja marcas, huellas mnémicas, inscripciones que se van
sentan enfermedades psicosomática5, o fobias graves, o
que sostienen mudando y reorganizando, son las vivencias, mucho más que los sucesos
djñcultades en el control de esfínteres, o retrasos importa
ntes en el desa- “en sí”, entendiendo por vivencias el modo en que los hechos se inscriben
rrollo. Así, los niños que no juegan o que no establecen
relación con los y se ligan en cada uno. Este modo de inscribir y ligar va a estar determi-
otros, o_ que no responden a normas, o que no aprende
n, nos imponen nado por las características de las pulsiones en juego, las defensas predo—
la necesidad de pensar todas estas cuestiones, de añnar
los conocimien- minantes y el tipo de pensamiento que opera en ese momento. Es decir,
tos teóncos pam animamos a abordar seriamente
todos estos trastornos. el mismo hecho puede ser vivenciado de un modo diferente de acuerdo
81 pensemos que nuestra meta es trabajar en la
dirección de Eros, lo con el momento de estructuración psíquica en el que se encuentre el niño,
que ¡mphea tender a una complejizaeíón creciente,
deberemºs pensar con [a historia previa y con el estado anímico de los que lo rodean.
desde la dwers¡dad de las problemáticas.
El niño nace con ritmos biológicos (ciertas secuencias de sueño y de
El p_redom¡mo de Bros 0 de Tánatos, en tanto
no lo consideremos hambre), pero es en el vínculo con otro que se van construyendo ritmos
corpo 1nnato, será a su vez resultante de una histo
ria que es siempre his— psíquicos. La madre tiene a su vez sus propios ritmos. Y es en el entre-
tone v1venc1al. 4As¡, podemos decir que la madre
es fuente de la pulsión cruzamiento entre ambos que algo nuevo se va construyendo. La madre,
de v1da, de la v1tahdad del hijo.
desde la flexibilidad que le va dando la relación empática con su hijo, va
Desear, sentir, pensar, pueden sufrir diversas teniendo en cuenta los ritmos de aquel, armando un espacio compartido
vicisitudes en una historia
de pas¡0nes. Entre otras, el dolor excesivo puede deter imprescindible para que prime el principio del placer, una conjugación
minar una deses—
nmación del sentir mismo, una expulsión del regis que permitirá luego armar melodías. ¿Cuántas veces tenemos que comen-
tro afectivo o, en otros
casos,_una desmentida del pensamiento doloroso. zar a instaurar con un niño esos primeros ritmos?
Así también, cuando la
orgamzación yoica tambalea porque no hubo un otro
sostén y continen— A través de los cuidados maternales, en esa intrincación entre la nece—
te con quien identificarse, el niño puede vivir sus
deseos como peligro- sidad y la caricia del otro se van construyendo recorridos de placer-dis-
sos y esto manifestarse a través de un “deseo de no
deseo”. placer. Pero debemos tener en cuenta que cada madre erogeneizaxá de
acuerdo con su propio mapa erógeno, con su propia historia de placeres
y prohibiciones.
Los CAMINOS DE LA SUB]ETIVACIÓN
Las diferentes zonas del cuerpo pasan a ser representadas de un modo
El aparato psíquico no está constituido de entra particular. Boca—pecho—placer—íncorporación forman una cadena repre-
da. Las pulsiones sentacional que se va a ligar a otras. En el recorrido de caricias, se van
sexuales, el yo, las defensas, el superyó y el ideal del
yo se constituyen en abriendo las zonas erógenas. Es decir, algunas zonas del cuerpo cobran
una historia vincular.
un valor erótico particular.

|IB
¡el
_...—
'El sufrimiento psíquico en los niños ' Beatr¡zjanin I Avatares de la constitución psíquica... '

El cuerpo va siendo erogeneizado, se abren surcos, zonas privile plata la re¡ístencia da la; barreras-contacto y establecen ahí un camino de
giadas
del placer. Las zonas erógenas funcionan en forma independient
e unas de conducción cama el existente enfí'º (S. Freud [1895], 1950, 352).
otras. ¿A quién hablar en este universo de ritmos
en el que las palabras Y hay un tercer tipo de vivencias: las vivencias calmantes. Frente al
son ruido? Y si los recorridos de deseos se van
conformando en la rela- dolor, está la posibilidad de que otro acune, hable, cante, ayudándolo &
c16n con los padres, ¿es en ellos en quienes encontrare
mos las determi— ligar el estallido y a que la huella ya no'deje una tendencia a desinvestir,
nacmnes meonscientes?
sino una posibilidad de ligar lo doloroso a otras vivencias. Así, cuando un
. Umversp dc ru1dos, caricias, miradas, sensacione
s propioceptivas, ciné- niño grita de dolor, la caricia o la palabra de otro puede transformar lo
ucas y qmnestés¡cas... en las que el niño regis
tra los afectos maternos y insoportable en tolerable, en una representación pasible de ser ligada.
no puede d1ferenc1arlos de los propios. Así,
el amor materno es vivido Cuando el dolor irrumpe como vivencia terroríñca, cuando no hay
cumo fu51ón con el otro, y el rechazo
materno, como un rechazo a sí
m¡smo. modo de ligar por sí mismo lo que siente, aquello que rompe conexio-
nes y deja un campo arrasado, el que haya alguien que contenga, que ¡ni—
' ngnos perceptívos, restos de caricias, de
olores, de sabores, que se con— cie la vivencia calmante, posibilitará que en lugar de la pura tendencia a
yugau de un modo particular. Estas primeras
representaciones son ins— la desinscripción, en lugar del agujero representacional, se establezcan
cnpc10nes que se enlazan por simultaneida
d (por ocurrir en un mismo nuevas redes de representaciones y que se tiene el “desagiie de recuer-
momento) y luego por contigúidad (una desp
ués de la otra) y que exi- dos”. Pero para esto el adulto tiene que tolerar lo que el dolor del niño
gen un trabajo al servicio del principio del
placer. La alucina2:íón primi- desencadena en sí mismo. Es decir, la constitución de redes representa-
uva,.pr1mer mevimiento psíquico, señala la
eficacia de estas huellas al pre- cionales en el niño está posibilitada por el sostén de un otro que puede
senuñcar el objeto perdido.
construir un espacio psíquico para él.
' Así, se van abriendo caminos de deseos,
recorridos que se transitarán Dijimos que las vivencias van abñendo caminos deseantes y caminos
mñmtas yeces, en una búsqueda permanen
te. Motores de la vida los de rechazo. Sensaciones, afectos, pensamientos, se entremezclan y con—
deseos acxcatean e insisten, intentando repr
oducir el placer perdido. ,Pla- jugan…
cer que alguna vez tuvo lugar y que dejó una huel
la, tan irrepetible
como Modos del inscribir que van dejando lugar a otro tipo de inscripciones,
1dént1ca, que se transformó en exigencia de
reencuentro y que, por ende que se van traduciendo en representaciones-cosa y en representaciones-
puede promover nuevos placeres.
, palabra.
_Pero no sólo hay vivencias de placer, sino
que hay otro tipo de viven- Pero para que haya posibilidad traductora, para que los signos percep-
cms: las_ de dolor (tratadas por Freud fund
amentalmente en el Proyecto de tivos vayan dando lugar a las otras representaciones, para que el proceso
mm pmalogía pera nzura'iogo:), que deja
n otro tipo de marcas. Lo que originario dé paso al proceso primario y secundario, deberá haber un
quedan son caminos de arrasamiento psíq
uico que, “como la marca del adulto que pueda fantasear y pensar, ayudándolo así a traducir esas pri-
raye”, quiebran conexiones. Inscripciones
que llevan a la huída a la desin- meras inscripciones en otras 1Qgicas.
veet1dura del objeto mnemónico hostil, al
Vaciamiento represientacional Las representaciones-cosa permitirán otro tipo de enlace, por analogía
D1ce Freud: “'Que el dolor vaya por todo:
los caminas de descarga esflícil-'
mente comprensible. Según nuertm teoría (a y causalidad primaria y darán lugar a arborizacíones múltiples. El proce—
mlm; que chzafacilitación) so primario es el nombre de esta otra lógica, en la que un elemento
ni dolor deja como secuela en psi unusfacílita
ciane: duradera; coma mui puede tomar todo el peso, todo el valor de otro o de muchos otros. Des-
pamda: por el rayo; unmfacílitaciane: que
posiblemente mn£clfm por com- plazamiento y condensación son las leyes que rigen el devenir de las

120
11!
| El sufrimiento psíquico en los niños ' Beatrizjanín ] Avatares de la constitución psíquica... |

ci<j)n represeptac_ional vala 3clf:_uaf


representaciones. Sí el proceso primario es el modo de ñmeionar del de Sí que le dan los otros, esta 0rganiza
inconsciente, y los deseos inconscientes son el motor del psiquismo, las inhibiendo la descarga directa, la tendencna efla aluemauón o a a e en
tacxou):
representaciones ¿ predominio imagen son la materia de la que está sa patológica (la expulsión de la represen
mmentos se da entoncesden
constituido este sistema. Las coordenadas de tiempo y espacio no exis- La capacidad para registran" los propios sen
ten en esta lógica, no hay devenir temporal, sino un eterno presente; no proceeos pule10nales y. esta os
una relación con otros que a su vez u'enen
hay negación, ni contradicción ni duda, y todo está regido por el prin— su prop1e weahdad, reg;strar dsu1
afectivos. Pero los padres deben sentir
cipio de placer. , para sngmñcar los afectos e
propio empuje interno y sus sentimientos . _
Los tres modos de inscripción de los que habla Freud (signo percepti- niño y sus deseos.
podemos decu qu; los plc:
vo, representación-cosa y representación-palabra) suponen traducciones
Siguiendo los desarrollos de Piera Aulagmer,
sucesivas que implican reorganizaciones y modificaciones, Si no hay tra- 'modos muy pr1manos' e repre
togramas de fusión y de rechazo son dos
ducción, lo inscripto permanece con mayor vigencia. Por el contrario, la mo y al otro, líueas d1rectnces,
sentar las sensaciones, los afectos, a sí m15
traducción permite que el texto original se mantenga, pero que la fuerza rentes mpdos. Asx, el p¡ctograma
esbozos que podrán organizarse de dife
de su determinación disminuya.3 entre panue y mundo hay atrac-
de fusión es una representación en la que
pictograma de rec1:1azo cuerpo y
Esta posibilidad de traducción, que se da a posteriori, depende de otro. ción mutua y placer, núentras que en el
nto, 10 que denve en od10 y
Un niño solo quedaría sujeto a sensaciones que no podrían cobrar senti— mundo se revelan como causa de sufrimie
mundo (P. Aulagmer, 1977).
do 0 que quedarían en eso: sensaciones y urgencias. deseos de aniquilamiento del cuerpo y del
ya codificado por ella, pecu_har
Entonces, las vivencias dejan marcas, se inscriben. Son sabores, olores, La madre le ofrece al niño un mundo
és de palabras, geetos y pura-
sensaciones cenestésicas, que Van armando redes representacionales. Pero lectura del mundo que se transmite a trav
rdo con sus proplos registros
para que tomen ese cariz de pasibles de ser traducidas se necesitará que das. E interpretará el llanto del niño de acue . .
haya otro que no sólo calme la necesidad y brinde placer, sino que ade- y con su propia historia.
más sigm'f1que lo vivenciado. s. La madre se puede 1denuáñ—
Diferentes lugares podrán serle otorgado
Y el mño puede quedar ubxcauo
Los niños muy pequeños están atentos a los estados emocionales de car con la propia madre o con ei niño.
stuoso de su padre, come h1á0
los otros, sin poderlºs comprender como ajenos. Es decir, el niño va en la fantasmáúea materna como hijo ince
sí misma o como otro nac1do e
armando sus redes representacionales, va constituyendo sus circuitos de de su propia madre, como reedición de
pensamiento, en relación con los otros que lo rodean, fundamentalmen- un vínculo exogámíco.
te en relación con el funcionamiento psíquico de esos otros. Si los adul— se sueñan proyectos o puede
Puede ser vivido como alguien para el que un
todo, lo que lc; lenza ?
tos pueden metabolizar sus pasiones, tolerar sus propias angustias y con—
ser parte del proyecto materno. El lo podrá hlS Mayesty
tener al niño, le irán dando un modelo que le posibilitará pensar. En este futuro. Pero también él ya lo es todo, ya lo puede todp. Es
sentido, el otro humano es condición de la posibilidad de discernir, es e al descub1erto el_narc151smo
the baby” y esta adjudicación de poder pon
sobre aquel que el niño aprende a diferenciar bueno y malo, fantasía y Hl)0 que se consumye como
parental en juego en la relación con el hijo.
realidad y a construir vías alternativas a la descarga direcra e inmediata potente de los padres.g£Ser mara-
yo ideal, identificado con la imagen omni
de la excitación. sin la cer_teza de ser la ocz;¿
villoso para uno mismo sería imposible
(en la ñ151ón ¡uadre—pedrel). 1,
En la medida en que el niño se va pensando a sí mismo como alguien, maravilla” para ese otro, único y perfecto
y de los que se d1ferenc1a só o por
en que puede ir armando una representación de sí, a partir de la imagen idealizado por padres a los que idealiza

Iºn
| El sufrimiento psíquico en los niños ' Beatrizjanin
[ Avatares de la constitución psíquica... '

momentos ( cuando predomina el odio), el niño se hace soport


e del nar— El yo de placer purificado se constituye por identificación primaria en
cisismo de los padres. Encarnar el ideal de perfección y omnip
otencia una triple conjunción: l) a la imagen idealizada de la madre, a ese otro-
serlo todo para el otro, he aquí una meta que reaparecerá
a lo largo de la; espejo organizador, gestalt que se anticipa a la representación unificada
vida, particularmente en las relaciones amorosas.
de sí (como afirma Lacan en el estadio del espejo); 2) a la imagen que los
Esta constitución narcisista, el amor a sí mismo, fundado padres le devuelven. Es decir, al mirarse en los ojos de la madre, tal como
en una idea
tptallzadora de sí, proveniente de otro, es una pieza clave plantea Winnicott, el niño se ve en la imagen que ella le devuelve de él;
en el juego
vnda—muerte. esa mirada será fundamental en la representación que el niño forje de sí
Entonces, por identificación primaria se constituye un yo mismo; 3) a la representación que él puede forjarse de sus padres (padre
(el yo de pla»
cer purificado) que, regido por el principio de placer, no se madre acá indíferenciados) en ñ.mción del modo en que ellos se ven a sí
diferencia cla-
ramente del ñmcionamíento pulsional, si bien implica mismos (la imagen de sí que le transmiten, mediada por la mirada del
un primer grado
de organización de las sensaciones corporales. En ese sentid niño). Así, un padre depresivo será un espejo peculiar en el que el niño
o, este yo va
en el sentido de las pulsiones, es agente de las pulsiones, se verá reflejado.
pero se opone
a ellas por ser una organización. Como “yo corporal” implic Se forma así una imagen de sí en [a que quedan sobreímpuestas repre-
a la. articula—
ción de las zonas erógenas y a la vez se ñ1nda en una identi sentaciones de otros (antepasados, ñguras significativas, etc.) a través de
ficación pri-
maria en la que se “es” el otro. las cuales el niño recibe un determinado “ser”. Esto puede inducirlo ¡¡ un
El “amor” es acá incorporación de lo placentero. Lo displa ñmcionamíento acorde con aquello que le es adjudicado.
centero es
arroíado fuera de sí en un movimiento en que un mund Pero la identificación primaria es un proceso constitutivo, estructuran-
o exterior hos-
til, se va constituyendo. Pero el hambre no puede ni satisf te de la instancia del yo y, como tal, queda incorporada a su organización
acerse alucina-
eoáamente ni ser desconocido. Así las pulsiones de autoc estable. Se trata de una incorporación “síntomal silenciosa”, es decir que
onservación
¡unto con aquellas que siendo sexuales no se satisfacen 10 que se conforman son rasgos de carácter y los trastornos que se deri-
autoeródcamenj
te, demandan un objeto y se constituyen en esos movím van no son producto de transacciones ni remiten a un contenido oculto.
ientos-destinos
pulsionales que son la vuelta sobre sí mismo y el trastorno hacia
lo con— El niño queda atrapado en el “ser” que los otros le proponen. No
trario, obstaculizan el funcionamiento de este yo producto
de la sensa— puede oponer enunciados identificatorios propios a los que se proyectan
eión, organización de huellas mnémicas. Decimos que
se constituye por sobre él. Queda inerme frente a ese ser identiñeado como: “el terrible, el
1dentiñcación primaria. Es decir, hay desconocimiento del
otro, pero está genio, el malvado...” en tanto no puede apelar a otras representaciones
posibilitado por otros.
de sí. A la vez, por el tipo de lógica predominante, supone el rasgo como
Que este universo regido por el placer-displacer se abra totalizador. O sea, queda apresado en ese calificativo que lo identifica
al juicio de
ex15tenaa, supone que las pulsiones antes mencionadas, así como si fuera el único rasgo. Esto nos plantea el problema de los diag-
como sus des-
tmos, pueden empezar a recortar un objeto como existente nósticos tempranos, que terminan operandocomo sellos que lo identiñ—
más allá del
placer y el displacer. Y son también los adultos los que, a can (“es un trastorno bipolar o es un déficit de atención”), impidiendo
través de actos
cotidianos producto de un ñ.mcíonamiento a predominio transformaciones.
del principio de
realidad, inciden en esa apertura. ¿Es posible entonces opera
r sobre esa Sí un niño debe tener valor fálico, ser maravilloso para los padres, un
elstructura, cuando no hay salida del Yo del placer purifi
cado, sólo desde déficit en el caudal de libido idealizadora acarreará una organización
e niño?
defectuosa del yo como yo ideal. Y una estructuración narcisista endeble
psíquica... '
| Avamres de la constitución
| El sufrimiento psíquico en los niños ' Beatrizjanín
cosn5
piaite
ponen los lím la
a ú-
requerirá permanentemente un funcionamiento defensivo para sostener- a su ca su go . Pe ro aún son los padres los que ¡05
temor e posibíht_a su pro
erdo con lo qu
se. Así, dice Green: “la: nerci:istm son sujetos lam'mudog de hecho, caren- ' facción pulsional, de acu azadas; lumtes externos
?
ciado: desde el punta de vista del narcisimzn. A menudo la decepción cuyas saU_5 ' ' Acción y palabras entrel er co ns an ge
981 q11 '10 m3u e es un “Y o qui ero” , ¿en qué estructura hac
heridas aún llevan .en came viva no se limitó a una ¡ola de Ju: padre:, sino maón prev¡as al lacfrpífas;ior;
las vicisitudes pulsionales xón¡eu o
que incluyó a la: dos”(A. Green, 1986, 18). $Si;(zznl;rcliente? En tanto ns_for mac stº“-
. aria (la vuelta contra si mismo y la tra
m<; tra or las
A la vez, será imprescindible que el niño pueda ir tolerando fracturas la actividad y weeyersa, asx ce
anvueltas de la pasividad a ma as p
uarcisistas. Golpes al narcisismo que resultarán imposibles si los padres no
lug ar del suj eto , est án en gran med1da determ
pueden soportar la caída de “su majestad” al rango de niño, semejante a Í353ntos del
, . . . ()th Tabú
otros niños, si los padres se sostienen a sí mismos a través de ese hijo respuestas de los otros. T ¿¡ myñº y M,
es mag1co y apmusta. En
supuestamente ideal y se consideran a sí mismos como posibilitadores de En esta etapa, el pensamiento comentaln ¡ ¿……
la figuración zmzmtwa
todos sus placeres. Muchas veces, el decirle “no” a un hijo implica reco— Freud dice- “Si el juego y a m m ,
ello no es un ségno dz modestia tal como nosotros -
nocer los propios límites, las propias dificultades, y eso es intolerable. primitivo) ' pntmcm ' a la con
' real, sm sec uen
por discermr ' ellas su zm
Así, durante toda la primera infancia, el yo que reina será el yo de pla- m' de resignación _ n ¿: m desde;
ga de la
eo “,
c om pr 8n n"bl¿ d 6 l va lor prepon de mute qu e o tor ”.
cer, ya no pudñcado (ideal), un yo que por ser una organización se n'ºl bie ” x por 352
e de: él dep end e, y de los camina; emprendzdo
opone al devenir pulsional, pero que va en el sentido de las pulsiones y voluntad, qu d¡wm' a¡) arm-
del pensar un' mm ' m no am' m ta
en el que predomina el principio del placer. Sería el yo del “yo quiero”. Y después: “En el estadio 3t ¡7 5 7d3d61 0 ¿It
“da dB [ 05“¡, ZIHr
Objetº! vanizntí
¡m-,
estadio: posteriores, tf;mámmº
de demoSt? “ ,
Es en este trayecto que las palabras, que en un principio ñleron ruidos ”1d“d al£u7“l
pr ex mm m' sm
' du da en
aportumd ' ud :: :: m¿,.» (3_ Freud
y fueron tratadas como cosas, se inscriben como esbozos de representa-
an mia : pro ced zmz
' 'mto s, per o ya se 'la; yuelt'o'post'hle ,—¿
ciones preconscientes. Ello y yo comienzan ¡¡ diferenciarse más nítida- cultiv
ión de ama mclmaczon a rep
mente. Aparece el juego imitativo, el pensamiento cinética, es decir, aquel nica de la duda como expres ' _
que recuerda a través de la acción. Punto importante a tener en cuenta 1913 87/88). ti La 0Po_
dac ión a rep rim ir qu e ma rca el pasaje a la fase fahca.
cuando observamos los movimientos de un niño. Memoria motriz, tiem- [ Incli] .0 de Pm-
ent aci one s se rec arg ani zan;:glf;1icl;u:::¿;;;egjpl ¿13
po del juego como alucinación motora, rápido pasaje del deseo a la Las repres _ - . . , -
ar a o
acción, ¿es posible interpretar cuando los deseos no han sido reprimidos ' " acúvidad- asividad da ug IÍ:513;,ZÍ-
o lo que hacemos es prestar palabras a ese accionar, teniendo en cuenta ue s[i ,en do ani mis ta. Las exphcac¡pnes qpe s;egzgsay
ZÍ££nto sig d ¿110 al mismo
que acción, gesto y palabra deben ser coherentes para que 'la intervención as qu e les pla nte a la rea lidad recorren las mas de es
nit ' ,
iles son unatmuestra e
tenga efecto ligador? ' Las teorías sexuales infant . del pen. sar. rue nto. audad
mpo qu e den unc ian un a mayor organizac1ón
Del predominio de la zona erógena oral se pasa a la prevalencia de la tie
º13 5- do el desa-
Parlaa re
organización anal. Se reorganizan las inscripciones, cuyo enlace es ahora yo luc ha por man ten er su láb11' coherencm ¿.e smmuen
El c1;fla u1$ión dc
Cuando esto se tome ob_sgá
por analogía y causalidad primaria. En el camino de fracturas del cerra— de las diferencias sexuales. Iño>pAtaquc ¿]
miento narcisista, el control de esfínteres es efecto de la posibilidad inhi- de la cur ios ida d sex ual e impide la consu;uc¿ nl
rrollo a sólo e.s e e_ m . h_ a con
10
bitoria del Yo y de su mayor dominio motor. Dominar, ser dºminado, - pos1bl
saber ¿es ' e mod1' ñcar esta estructur to se g
o podrá ser aceptada 51 lo v15
dominarse, son pruebas de poder de un Yo que está más recortado del narci;ismo, la castración sól
va estructuracxón.
Ello y que puede inhibir el devenir pulsional por amor a los padres y por oído , dando lugar a una nue
| Avatares de la constitución psíquica... '
'El sufrimiento psíquico en los niños ' Beatrizjanin
a sí mismo. Cualqu1er
La represión primaria comienza a mostrar sus efectos, aunque su labor que nada cambie, que todo se mantenga idéntico este desxg-
placer, qu1ebra
culminará más tarde. Aparecen los primeros indicios de la unificación de otro anhelo, en tanto implica una búsqueda de
las pulsiones parciales cuando el conjunto de aspiraciones se dirigen hacia nio'mortífero y es rechazado.
icto iu1pprtante, porque. ..
una persona única en la elección de objeto incestuoso. Amor y odio se Esto, pensado en la pubertad, lleva a un confl
po_s¡b1hdades S: el d::seo
distancian, mientras que las organizaciones anteriores se caracterizan por ¿cómo lanzarse a la aventura de buscar nuevas la nada.
es el sdenc1o de
la ambivalencia. Las primeras represiones de mociones pulsionales pue- mismo es peligroso, si lo único que se busca
l desbordante, el púber., que
den provocar ataques de angustia, en tanto el yo se enfrenta a los deseos Y muchas veces, frente al estallido pulsiona
con su cuerpo cambxante,
incestuosos que aparecen como contradictorios y peligrosos y que ame- nO sabe qué hacer con tanto alboroto interne,
as a le.vez, puede busear
nazan con desorganizarlo. con sus identificaciones que son propias y ajen s y p1(;:-
Represiones tempranas, que pueden resultar excesivas, desmentida de caminos complejizado res, armar novelas, crearse fam1hes susututa
lsar de 51 todo dolor, toda
la diferencia sexual junto a un pensamiento más estructurado, fantasías, les nuevas, pero también puede intentar expu
le recuerde a aquellos e
juego dramático...; el quehacer del analista ¿tendrá que ver con darle pasión, todo empuje y toda identificación que .
palabras a aquello que nunca las tuvo y, al mismo tiempo, analizar en los los que se quiere diferenciar.
mente sensonales, coppo:
padres la reactua.lización de sus propios deseos edípicos? Si las primeras inscripciones son fundafnental
o de. 1,05 p1ctogramas), <c_1ue
Con el naufragio del Complejo de Edipo, la represión primaria culmi- rales (ya hablemos de los signos percept1voe
ensmu es la representacxón
na, el superyó se instaura, el yo se constituye como yo de realidad deñni- ocurre con ellas cuando lo que cobra otra d1m
sensac¡ones? .
tivo. Pero la latencia no es homogénea, y Ios padres de la infancia, cuyos del cuerpo, cuando éste pasa a tener nuevas
al displacer, sigmñcadas o
rasgos han sido internalizados, siguen operando como figuras reales. Inscripciones sensoriales, ligadas al placer o ,
.
A la vez, no todo está determinado en la infancia. no, traducibles () no.
llas que rem1ten a un vamo,
La pubertad es un momento reorganizador y puede traer sorpresas. Y también otro tipo de inscripciones, aque
de lo que r0¡;upe las trames.
Pienso que no hay ni continuidad lineal ni creación absoluta, sino que a la irrupción de lo no dicho, a la marca
zca paradopco, de agu)e-
la adolescencia posibilita nuevas vías, nuevos recorridos, nuevas imágenes Inscripciones de lo no—inscripto, aunque pare .
de sí y de los otros, pero que esto a su vez se construye sobre lo ya ins- ros representacionales.
estas marcas se arucu1en
cripto. Es decir, las determinaciones no son lineales, sino complejas. Por otra parte, sabemos que el modo en que
permlte un marco en el que
¿Qué ocurre en la pubertad con las primeras inscripciones, las sensa— está determinado por una transmisión que
ciones y desarrollos de afecto no pasibles de ser traducidas, que queda- las escenas se arman.
beas porque tampolcollmas
ron corno “tendencia a”, esforzando recorridos? Lo enigmático, lo que no fue puesto en pala
sexuahdad adulta que e 'nlno
Las inscripciones originarias, como el predominio del pictograma de tuvo para el adulto, aquella irrupción de la
cuº, las ¡marcas de las pas¡ones
rechazo, con el consiguiente rechazo a sí mismo,— o el predominio del registró, pero que no pudo tramitar ni tradu
y hosules, que lo dejarºn en
pictograma de fusión, no se expresan directamente, pero son el fondo de los otros, indicios de sus deseos sexuales
ón ni s¡qu1era pas1ble de ser
sobre el cual, cuando la “movida” adolescente irrumpe, se despliegan las un estado a veces deseante, a veces de excitaci
en el fragor de los cam—
pasiones. traducida en fantasías, deja mareas. Marcas que
ciopes3 pura descarga de lo
La prevalencia del píctograma de rechazo puede llevar a un no querer bios puberales se derivan en actuaciones, adic
proh1bmones.
desear, a un rechazo a todo deseo. Se sostiene como único el deseo de no tramitado o, también, en inhibiciones y
'El sufrimiento psíquico en los niños - Beatrizjanín | Avatares de la constitución psíquica… '

Son las huellas de 10 que permaneció idéntico a sí mismo, enterrado. él. Por eso es tan importante con los adolescentes que haya un entorno que
Esa e3pecíe de cuerpo muerto que se mantuvo durante años, intocable, les permita creerse, por momentos, hacedotes de Su propio mundo.
al reactualizarse 105 deseos incestuosos, al cobrar otra dimensión las sen- Igual que en la primera infancia, el adulto tiene que estar y no estar, estar
saciones y reorganizarse el mundo fantasmátíco, puede reaparecer en una cerca, pero no abrumar, permitir ese espacio en el que se pueda crear.
dimensión trágica. Dimensión de lo mortífero que irrumpe en la adoles- Y si aquello que lo constituyó como primeras marcas identiñcgtorías
cencia en el entrevero de sexualidad y muerte. estuvo signado por el rechazo, cuando el adolescente se tiene que des-
Pero también está la posibilidad de que lo enigmático, lo no traduci- prender de ese 0 esa que era y a la vez seguir siendo el mismo_, en eea con-
do, pueda ser retomado y se le otorgue un nuevo sentido, que no se le n'nuidad y discontinuidad que marca la relación del yo cons;go mlSm0 a
dio en su momento, y que vivencias de la adolescencia den forma, fan- través del tiempo, ¿cómo hacerlo sin desgajarse, sin rechazar () expulsar
tasmaticen, algunas marcas de la infancia, abriendo nuevas posibilidades. pedazos de sí?
Es decir, suele haber movimientos transformadores... Podemos añtmat que no se pueden hacer predicciones, que nada está
Porque cuando se pueden construir recorridºs deseantes, el adolescen— jugado de antemano y que la adolescencia es una nueva oportunidad.
te se abre al mundo y puede ser precursor, portador de novedades, hace- Pero será más fácil soportar los embates pulsionales y los del mundo
dor de la historia. cuando la estructuración psíquica ha sido sólida, cuando las inscripciones
tempranas no han quedado como líneas directrices sin salida, sino que
Y esto me parece fundamental: si las inscripciones primordiales dieron
han podido ser, siempre parcialmente, traducidas a otros idiomas, a otros
lugar ¡¡ sucesivas traducciones, ya sea en forma de fantasías o de pensa-
modos del representar.
mientos, y permitieron construir recorridos deseantes, ese adolescente
Si alguien está conectado con sus propias sensaciones, con su funcio—
tiene facilitado el camino para sostener proyectos.
namiento pulsional, con sus afectos, si pudo armar fantasías transforma-
Es casi inevitable que haya regresiones 3 modºs de ñ1ncionamiento más doras, si las identificaciones que lo constituyen no están signadas por el
tempranos. Las modalidades orales y anales suelen predominat (de hecho, rechazo, podrá tolerar mejor ser “otro” siendo el mismo, sºportará ese
los adolescentes suelen ser “anales” en su forma de vestirse y en su voca- momento en que se es un ensamblaje de pedazos de otros sin sentir que
bulario), pero también puede aparecer la regresión al vacío, a los aguje— para ser alguien, diferente a los que lo rodean, tiene que expulsar peda-
ros que dejó la historia, a la desobjetalización de la pulsión, que la toma zos de sí mismo.
mortífeta. Cuando lo que prima es la tendencia ligadora y complejizadora, el
Momento en que, nuevamente, como en la infancia, el papel de los pasaje se podrá tramitar con menor sufrimiento.
adultos es fundamental. Este desarrollo, historia de estructuraciones y teesttueturaciones, nos
En este sentido, es interesantísimo pensar en el esfuerzo que tiene que muestra, en principio, que un niño es un psiquismo en constitución y
hacer el niño pequeño para organizar sus percepciones, para organizar el que sus actos, afectos y pensamientos no pueden ser interpretados con—
mundo y cómo, siguiendo & Wmnicott, sabemos que depende absoluta— forme a nuestras propias constelaciones psíquicas.
mente del entorno, pero que es fundamental que él suponga que ese entor- Es que, sí previo a la represión primaria no podemos encontrar sínto—
no u'ene algo de creación suya. Pero ¿qué ocurre con esto en la adolescen— mas que sean efecto del retorno de 10 reprimido, si el proceso secunda-
cia? Cuando el adolescente, que también depende del entorno, odia esa rio y el Prce como sistema no se han estabilizado, sí las asociaciones que
dependencia, cuando quiere arrojar de sí todo lo que le recuerde la depen— rigen el pensamiento son por analogía y por contigíiidad, tenemos que
dencia, puede intentar expulsar y matar aquello que se ha hecho carne en reformulatnos la psicopatología y planteamos un abordaje específico.
. El sufrimiento psíquico en los niños
' Beatrizjanin

NOTAS
1. Entiendo por “madre” a quien dese
mpeña la Función materna.
2. Piera Auiagnier define violencia primaria
y violencia secundaria, sosteniendo que,
bien la primera es una w'olación del espac si
io psíquico del niño, es una oferta de signi
ficación imprescindible en el prºceso de -
humanización, mientras que la secundaria
implica un abuso de poder, una interpreta
ción de toda manifestación del niño que no
tiene en cuenta ni sus avatares ni sus cambi
os, lo que resulta un exceso para el fun—
cionamiento del yo (La violencia de [a int::
y>retucíón).
Cuando un texto se traduce, puede ser leído
por mucha más gente7 10 que lo hace
más accesible, pero también transforma el
original en menos imprescindible. A la vez,
entre el texto original y la traducción siemp
inevitables, debidas a las diferencias de las
vir para pensar lo que ocurre en la traducción
re hay diferencias, agregados, distorsiones
lenguas. Esta comparación nos puede ser- Capítulo 2 I_-
de las representaciones-cosas y las repre-
sentaciones—palabra, si bien en este caso
la diferencia es mucho más radical.

DIAGNÓSTICOS EN LA ¡NFANCIA

Si hay un psiquismo en constitución, no se pueden plantear “euadtfpí


fijos, lo que implicaría coagulat el moy1m1ento, sino peneat¡ que C01'lll
tivas están en juego, tanto intrasubjetwas cpmo 1ntersubyetxvas y que se
repite en una historia que excede al niño mismo.
Y esto en un recorrido estructurante y reestructurante. ¿Cómo pensar
en el niño sin preguntarse por la estructura psíquica de les padres y coeno
pensar sus dificultades sin tener en cuenta su. mpdo particular de funeto-
namiento psíquico, las leyes que rigen su_ps1qms y la cuota de azar que
se da en qué y cómo se inscribe lo vivenc1ado? . .
Es por esto que pensar las causas de las dificultades ¡n_fanules nos term-
te a la complejidad de las determinaciones, a lo aleatorio de la constitu-
ción subjetiva y a las múltiples posibilidades que debemos tener en
CUC nta '

¡*:—u
|El suínm1ento psíquico en
los niños ' Beatrizjanin
| Diagnósticos en la infancia '
Y
esto es 10 Collt[
allº a lº que
Se hace Cuandº
SC pOIICH
lugar de devela
r Coníhctos. ES
muy important
sellos en ¿fecto de sucesivas reorganizaciones. Por ejemplo, los temores tempra-
e d6t6Ctal dlfiCu
p I an a.I]len.tc p ata
P Ode r 0 PC… Sob
re ellas , pero
ltadc£ tell]— nos, como el miedo a la oscuridad, delatan la constitución del objeto
CSO 110 Implic
HOSUCOS de Po!
V1da Ill SUPOIIC!
Causas unicas
a d ar dla g- comº tal y el terror frente a su ausencia, mientras que en plena conflicti—
tea
tomra… Es dear,
' detectar patologta
y g6HCIRICS pal
a Cada Sln va edípica la oscuridad se puebla de fantasmas y aparece el temor a los
' es dif
' erente a colgar un cartel
un trastorno como un sello ¿¡ la monstruos derivados de procesos de desplazamiento y condensación. En
inmodiñcabie.
Ya Freud plenteaba, en Inh , P n— Inhibición, síntoma y angustia dice Freud: “manda lasfbbias infantiles 58
ibición, síntoma y anguszíw
. “'Es muy alB fijan y ¡e hacen más intensas, 5ubsixtiendo ¡msm uñas ulteriores, el análisis
muestra que ¡74 contenido te ha unido ¿; exigenciuy pul:ionulzy, constituyén-
I ¿
E

E'
£ “ ¡[
! ¡lv - .. í ! !
' mí, que do:5 también en representación de peligros interiore:”.
t“ H“ ““ 5¡Jl|i¡ ¡ ! ! EE
'7
fuñ
uelpuuzide :e;ez.' ylzdo y obtenerse
l¡1“¡l¡ií
¿ Ú ¡”¡¡¡ 69) JE '” £
Gran parte de las consultas se realizan por funcionamientos que no
de el' un cuítwa
' pur a,
¿ nc; ¿)
y cuya inoculación m
¡ q er m. lzvzdun produa podrían considerarse estrictamente como “síntomas” neuróticos, enten—
ríu idéntica aféccián. 0 ag
¿¡ presenta:zan de sustancia o menaxfantásf '
: guímims cuna admi ' diendo por estos la transacción entre el retorno de lo reprimido y el
cancelan; determ _ inadas n mmm. …). deseo punitivo, la prohibición superyoíca, sino que son síntomas en el
' Pero no par. ece pro babl e ue
nerse tale: saluczones delpra ued a - sentido general que le podemos otorgar a este término, como aquello
blcma” (S. Freud, 1926 , 14
3 '7441)9. " 0s t
Entonces , de 5 de
el p51cnallallsls
que aparece, pero no en el sentido estricto que tiene e5te término como
Il() C()llfilll(lllll()s
p51C()pal ()l(5glC
0, nO cncuadram
Sl]n()l]la (] )Il (:u
8dl0 efecto de un conflicto entre las instancias psíquicas, como es el síntoma
0s lllll( )S , 51 "()
aquellº que dct
ermlna, de un
q UC ¡laialllºs (¡C
(165 anual neurótico.l
modo Slngular,
CSZ. dlñcultad
Las dificultades con las que nos encontramos son efectos, pero ya no
de la pelea entre los deseos y las prohibiciones, sino de conflictos que
involucran a varios sujetos y en los que las defensas en juego son ante-
riores a la estabilización de la represión primaria.
, vivenciar algunas situaciones Diferenciaremos entonces: 1) trastornos en la constitución del aparato
cas y otras como placenteras, com ' -
sin psíquico, manifestaciones que ponen de manifiesto dificultades en el
con la situación misma. 0 tºrfºflñ camino de la subjetivación y 2) síntomas neuróticos, determinados por
un conflicto inttapsíquico.
Los primeros son fallas en la constitución del aparato psíquico que
derivan de conflictos que, si bien se expresan a través de movimientos
intrapsíquícos, incluyen en su producción a varios individuos. A diferen—
Es deci
P05id onet; todo …no
'“ arma un recorndo
- propio, cia de los síntomas, producto de la transacción entre 10 reprimido y la
dado por sus
redes…. Y Pºr el encuentro que pudo armar con los ad propias djs- represión, los trastornos en la constitución del psiquismo son efecto de
u1tos que lo movimientos defensivos, deseos contradictorios, identiñcacíones, prohi-
Tenemos que tener en biciones, externos-interuos al aparato psíquico del niño.
cuenta que los trastornos de
aparición tempra- Movimientos defensivos tempranos, estados de terror, modos arcaicos
tid03 a lo largo del desarroll
o, en tanto de pensamiento, se conjugan en estas producciones. Y es con relación a

-anl
¡ Diagnósticos en la infancia '
| El sufrimiento psíquico en los niños ' Beatrizjanin
nnm' a ! amno
u,) ¿: s q m:
Do oñ
'ata lpm'm eru'
m : “Ena if
las condiciones que las posibilitan que se hace imprescindible pensar en Así , En
rano;is c ]t
edades o tm umat'smox
el valor de las vivencias tempranas, los rastros que dejan y los recorridos ¡…ya consecuencias de tip ' o obsmvo' frente a enferm
. í$ Mltñ d B3
1 te ñ d1:f
' , fen
dE 1 mcczan
que abren. £ [OS ”“NO 1 ”05 5071
56U' i SÍB” 1;PT
del ¡:lem ¿¿¿¡_
' a inte-
trastornos de las hzrmenos o
lo
¿El encéfa 2

Historia vivencial signada por las marcas, las huellas de lo vivido. Mar- de los padres, y también ante pszcmm
a La primera entrevzstn con el
cas que se han entramado de un modo peculiar. rrzlacianal ambiente” (prefacio ' a mar-
'
Fallas en la organización deseante, en la libidinización o en la organi— m, Maud Manno ni , pág. 17). y
entre trastornp y smtornlt;mº
zación yoica, se van dando en el vínculo con un otro que abre zonas Silvia Bleichmar plantea la díferencm ., . . _ (…) po r ” rad;z_
cada por el establecimiento de la tepres¡on pn_mana.
F M
dzf¡zrmcml, antes de que se ?
erógenas, liga erotismo y ternura, calma, contiene, marcado a su vez por
su propia historia. Es decir, es en los avatares mismos de la constitución con vistas a la cuestión del diagnóstico t de r .-
smala ex”.
' ' na' , no hay ' .
smtomas m se mido . z.vmcto,
psíquica que están posibilitadas las perturbaciones. Perturbaciones múl— m la rzprman ' ' arz¿1ma , .
¿efkc 0_ mna¿…_
rama.»: Porque las ¡mm ' mm mnformucwncs de co mpromzso
tiples que nos permiten pensar la variedad y la riqueza de la psicopato—
' y no pueden
. sz r pmm ¡ as¿,pm ¿¡ M ¿a
logía infantil. tmcm ' y reluczon ' ' de a mhox ¡mamar _ »
'
" del mcamczmte resp acto de. a “errarmmm!
Diagnosticar no es poner carteles, sino delimitar cuáles son las deter- camente antes de la fi]*¡num pu
parte del yo de mm sutzsfuccmn
minaciones, qué conflictos están en juego, cómo pesa 10 íntersubjetivo represión y al rehummz'mta por . . d.f dán-
(qué incidencia tiene el funcionamiento psíquico de aquellos que lo (S. Bleichmar, 1999, 123). 1 pciten t ¡
lan de trastornos narcmstas,
rodean) y qué defensas se han estructurado ya en ese niño. Qué es lo que Marisa y Ricardo Rodulfo hab ' int' asfbrm ¿…m… dºn o-
¿ pade0 la,
' s. “Ammarse ¿: dm
el entorno repite y qué repite el niño mismo. Y para eso hay que pre- dolos de los sintomas neuro' uco .! mm “
guntar y preguntarse y estar dispuesto a encontrarse con respuestas que, ' narnm-
mx ' ' tm de camm!z ' mcz"n o lleva a prestar :; lay 71th
entem
n y descumplen mw ammm
muchas veces, ponen en juego nuestros saberes. Y escuchar a los padres írocesos subjetivas se cumple . _
48)'
y a los maestros, pero también al niño mismo, que dirá como pueda lo nueva” (R Rodulfo, 1995, ícu-—
;:rttras
que le sucede. alm ent e, he des arr oll ado la neces¡' dad de difetenctar entr
Per son un
quica y síntonxas neuróttlcá); 9613
Psicoanalizar niños supone internarse en la lógica de ese niño y gyu— tomos en la estructuración psí .
mtina ale Pszcolagm, en
darlo a pasar del grito, del acto_w¿de movimiento desordenado al dibu— lo publicado en la Revista Aw
' ea de dif' erencm ' r pertur _ bac“1ones
jo, al juego y a la palabra. A veces, con los niños, es necesario construir ' ' 51' 1en
11' ' do en esta lin
re los primeros nos
tramas, “zurcir” agujeros representacionales, posibilitar nuevas identifi- enPºdla nam 05 tur
estruc dººaci7ón gupsíquica y smtoma, que ent
caciones. Es decir, con los niños interpretaremos de diferentes modos, s.
encontramos con los siguiente
pero también realizaremos intervenciones “estructurantes”, es decir,
aquellas que posibiliten movimientos constitutivos del psiquismo. ón adentrowfuera
Dificultades en la diferenciaci
ncmr
las pri mer as tar eas del inc ipi ente aparato psíquico es difere
Una de
TRASTORNOS EN LA CONSTITUCIÓN PSÍQUICA ímulo (Freud, 1915).
interno y externo, pulsión y est
' ersos avatares pueden tmp ' edit esta diferenciación. Lo
Diferentes autores hemos planteado las diferencias entre los síntomas Sin embargo, div estíse-
c a¿1no
que la pulmon ' ' es constente y deuell
como transacción entre el retorno de lo reprimido y la represión y otro que determina la diferencia es q
niño tiene hambre), rmenttas
tipo de trastornos en los que el mecanismo de producción es diferente. puede huir (como cuando el

ni
.
| Diagnósticos en la infancia
'El sufrimiento psíquico en fos niños ' Beatrizjanin

ogmzizacmn
mulo es intermitente y es posible la fuga (cerrando los ojos frente a una Trastornos en la zr
luz fuerte, por ejemplo). Pero esro no es así siempre. Si la persona que ' entajoíla;ída itadons,sin
mo
cuida al niño grita sin parar o alimenta permanentemente, el estímulo niñ o pu ed e ser vis to como un cuerpo a ser ahm
Un op
mo, como en los casos e
puede transformarse en algo permanente, del que no hay huida posible. ponga en juego el erotis stt u yen ] torias
his .C¡.a
no se '
Jue gan los des eos m' . se. con
Se pierde entonces la diferencia y el niño queda subsumido en un mundo q —cosa con e1 qu
ñoSº
116 e

nt0 en q1a ¡¿ens-¡ón
ue ¡¿a ca
en el que los límites de lo interno-extemo se borran. e ser eto tiz ado sm' ternura, en un moy1tule
0 pu ed ada por p
te, al no estar medmuz
Esto lleva a algunos niños a moverse de forma indiscriminada frente a misma llega a set lacemn '
esw a, si se lo
eto a una sexuah. ' zacx' ón
exc ho
exigencias internas, como sed o hambre, confundiéndolas con estímulos ma Si el niño queda suj . plo, 51 la madre le da el pee
tico” (p or ej em
que vienen del mundo y de los que se podría escapar. 2253 como “juguete eró ' tíígzsde1 ;2;'"il,,ci1nd da-_
ueífc
sen tir pla cer y sin ten er (en 1euentícit;ííóx;ec;íi
A la vez, es necesaria la_ construcción de una protección anti-estímulo, para
un filtro que nos proteja de quedar a merced de todo lo que llega del cierto punto, co.mo
ed de la su ma tº ri a ¿ a €X(::lnta ue , hasta
mundo. Pero en los primeros tiempos, ese filtro es ejercido por la madre, rá 3 me rc el eenudo
neí lne (l) shg tír it: lnd re ;Lnl aíil ito, es?o siempre es así, en
fºnºlad;5- ¡Td dn y endíílp!;phii£icg£:
.
que protege al niño del contexto y lo ayuda a metabolizar lo que siente.
Ze :i ím pr e ha y un “exceso” en la erotizaci p,ropio
ÍÍ
Es decir, no sólo lo protege de los estímulos del mundo, sino también
la ero tiz aci ón se tr an sf orma en exc¡taaón arte del
ero a veces po diferente cºn
de los desbordes internos,
ció n exc esi va, en la qu e el otro es tomado come ,
lÍnula
Creación de espacios que permiten ir definiendo un adentro y un afue- mo vía de sat isf acc ión eró t1ca y no como su)e
cuerpo o co
ra. Pero si la madre usa el niño como lugar de proyección de sus propios
requerimientos propios. de deseat y
contenidos intolerables, si es ella la que estalla y se desborda, el niño no
pri mer as car ici as los padr _ es tran5miten su modo
Ya co n las vm-
puede constituirse como alguien diferenciado. Los propios límites no sus ptoh1bmones, así como sus modelos de
pueden ser reconocidos y las pulsiones y el mundo externo se confunden, de mar, pero también
en tanto desde añ1era irrumpe un estímulo tan constante e insoslayable culo con el otro. ' tísr,úreñfy ran—a
"stPar
los pad res de be n sentir ' se ellos mi' smos v1;
como el pulsional. Así, el niño quedará a merced de las exigencias pro— Pero ad em ás ,
afectos e
su pro pio em pu je int erno para decodificar los e
pias y ajenas, sin poder diferenciadas. de _ ,
ro ectarl o en un fut uro .
£530£¿
Entonces, el efecto de ruptura de barreras protectoras contra los estí—
ang ust io, lo lle vo a mi cama”, chee m;.)a T:TÍ¿;
mulos puede estar determinado tanto por la intrusión pasional incestuo- p “Zluando me o );:chc Eroúmáó“
ón qu e pr es up one tomar 21 otto como
la ero tiz aei transmite
sa () agresiVa como por el retraimiento libídinal materno, que lo deja a
de ang ust ias , cu er po a ebrazat paga sost;=o uc. se
merced de sus propias pulsiones. Pulsiones que insisten en un devenir vez calmante q
funcionamiento en e que
mortífero, de puta descarga, frente a la carencia por parte del niño de entonces signada por un tra mit
té“ ada con ips pro—
'
1a qu e du ele , un_ a
' imp osi _- idad de
bil
recursos para ttamítarlas. es una urgenc , sin registrado
rec urs os y un a udl iza aon del nino como sos
Defensivamente, puede constituirse una barrera rígida y omniabatcati— pios
.
como un ser con deseos era cxo
“¿d n,
ará
va que lo defienda de cualquier sufrimiento (incluyendo esto tanto a los
e la ley de la pro hib ici
. ón del inc.esto por desesp
estímulos externos como a los provenientes del propio cuerpo y del pro- Si se transgred a qué q
con sti tui rá ese ni ño sus propias normas internas,
pio psiquismo). ¿eómo |sc de esa l!lad]
c S1 105 descos
( 6 || 0 dl l C ] en Cla
]] 5 ex] all d 3 d >. (
3 ][ ud a d a 5
'
' Diagnósticos en la ¡Mancia
| El sufrimiento psíquico en los niños ' Beatrizjanin
n de significados
Dificultades en la atribució
de eila irrumpen en él en forma avasalladora? ¿Cómo registrar entonces
o
ritaun
b;pjéºgde
sus propias sensaciones y deseos? Registro de diferencias que presupone fre nte a la nec esi dad , as¡' como frente al dolor,lel
descarga 1 e sen un sen-
A la vez ,
cualiñcar el mundo y a uno mismo. ¿Cómo construir el propio mapa a oto.rgarle a esa S.
llora y es la madre la que va ''
. lh-
Slb
erógeno? ya hay aqu i' u n pun to importante. 1 , no se e otorga
ama do. Y 135 po
un llamado, esto interfiere en
Itlído si no es escuchado como ' , de ec1r. . P
del niñ o de it arm and o su eapac1“ dad de comun1cat
Trastornos en la constitución de liguzanes que operen coma dades a r.
oto rga ' lic
1mp ' secundííiatí
' 1epc1a
' a una v10
Pero si el sen tid o que se le
inhibidoms del dexborde pulsional y de In; descarga a cero de los_ deseosame tem
0 sosace orde
rca es 10 que-
Aulagmer) ' , 51' es una pura ptoyecc1' ón
a, para los mterrog
Hablamos en el primer apartado de las vivencias calmantes. Frente al nos : si no hay lugar para la _dud , . . del
sera enloquecedor.
dolor, que desorganiza, y frente al pánico, que presupone el caos inter— e1niño desea, el intercambio ¡oncefmar
cíón de significar las mamfestac
no, el otro que contiene y calma (acunando, hablando, acariciando) per— Cuando aquel que ejerce la ñ.m 1 n
ac cua
oto rga sen tid os deh 'ran tes y/o autorreferepc£1' ga£s a spdió
mite ligar 10 insoportable a otras representaciones. Posibilita que, en niño le e mo' sea—
' —,
_ ' ere volver oca
qui
lugar de la tendencia expulsiva, se abran nuevos recorridos, que una 0: e ' emplo.' “ Gri' ta porque me ere gue
odia”; “Se hace pis porque qui
trama representacional compleja se arme (trama que servirá de conten- Elí lo puse al pecho porque me “ a vec es dev ast a ora.
' rcer una wol “ enc1a,
ción frente a futuros dolores). Pero si frente al grito, al movimiento de& su esclava”) , lo que hace es e;e
controlado, el otro ñmciona como un espejo, si es él el que estalla y se
.
., de mm 1m
. . . da de ”,
desborda y no puede contener su propia angustia, difícilmente el niño ag m um ft cu
pueda tejer la trama (que implica la primacía de Eros). Por el contrario, Trastornos en la constitucan
'bil¿S
S;¡ i-
el movimiento expulsivo, desin5críptor, se reforzará. Y nos encontramos ' erentes zonas ero'gelnas esta' P¡O
con estados tempranos de terror no tramitados, Si en el adulto, que es el Sabemos que la ligazón de las d1f ' n e yo e p acde
' umó 135
tada or un otro umñ' eador. 51' para la. consnt
oralesémejan
que puede calmar y sostener a un niño en pánico, lo que prima es [a iden- de las diferentes zorgas (ciorp
impr55cíndíble la articulación . n-
tificación especular, el niño se enfrentará a un espejo que le devuelve, agi—
la piel
' '
nen e q ue ' ar como
ñmc1on _ _ _unid' ca ora , un s“& mó
sensac 10n
' es, 51
'
esa¡aum ca_ 10n
cor…cc ” .
gantada, la propia desesperación, 10 que derivará en más terror. mo espejo ' p051b111ta or de “
te tuvo que haber operado co _ _ ,
Habitualmente, ante la tendencia expulsora del niño que intenta echar ca mm' at y mov ern os arm ónieamente, debemos ten
Par a , en "
1m1
fuera de sí todo lo displacíente, la madre se ofrece como pantalla de pro- que no se _rompe con cada mov
de que somos una un1' dad, un ser est sep
a
¡… a
n05
. ) y también de que el otro
' 'cos
yección y a la vez como metabolizadora. Es ella la que soporta los esta— to como es el caso de los pa“ cou qu
qu1en nos podemos acercar y de
llidos pasionales del niño y la que, cuando 10 que Bion deñne como tado de nosotros, es alguien a . ' ¡cn
“revetie” (ensoñación) funciona, le otorga como respuesta, a través de la .
podemos alejar. , algu
“función alfa”, posibilidades representacionales.º
onc es, es cla ve el hab er sid o mirado como snendo un SU]CtO
Ent d ado
propia.
El niño puede expulsar tanto el aparato para pensar los pensamientos que está armando una historia mo yo
como la posibilidad de registrar sentimientos, apareciendo entonces un " no ocupa un[ 1ugat.o eyosercoam
el hno
Si no prevalece la ternura, s¡'
vacío de ideas o de afectos que, a veces, se manifiesta como: “no siento”, su'tuir e pto p 1
desde el narcms * ' mo materno, no podre' con
“no pienso”. ' ndo las dif ' erentes sensac10n es.
de placer, hga

4|l
ancia '
| Diagnósticos en la inf
'El sufrimiento psíquico en los niños ' Beatrizjanin
afectos,
an do no h ¿y p o ” dades de tramitar los
sibili
Nos encontramos a veces con niños que tienen dificultades en la cons- En estos casos y cu que lleva a patolo-
o m o “m ar
1 ca s en el cuerpo cuestión
n
estos ueda ) _c wamente
|
u'tución de la propia imagen, que no se sostienen como unificados fren—
nte afecto se expresa excius
,

E re pr es en ta
te a los diferentes avatares, como si hubiesen carecido de un espejo esta- q icosomaucas.
gías ps 4
el cuerpo.
ble, garante del propio ser. como descarga en
Otras veces, vemos niños que se han uníñcado en una representación
n
negativa. “Soy malo” 0 “Soy tonto” pueden ser imágenes de sí totalizado— inio de la desemmum
tas que permiten “ser” alguien entero, pero que impiden el crecimiento. Trastornos por predom
ºs de 51 ? Ictºl nar
Scl' exp ul 5 ad
A veces, los padres pueden devolver una imagen uniñcada del niño P CDS… 161 I“ ) 5
y [) el CcP C1(
)! I€S ? ucdcfl
_ ' nto expu1'
incompatible con el deseo de ser amado y valorado. Por ejemplo, cuan— tr o” , cua l bo om er an gs que gol
afuera “o de
d
ia do se to rn a in so po rt able, el mpvmue
do sostienen que el niño es “absolutamente” insoportable, malo, inútil, des º 11“ d lo vivenc ón” de todo pensment
o que qued
es decir, cuando queda en el lugar de resto, de desecho. a la “e xc or po ra ci
ºídº. Guanllo e que a,
de si to da re pr es en tación que duela. Lo qu
También puede ocurrir que se lo ubique como unificado sólo cuando 50: Puede ºV3¡ ” mundo quecobrz
rº l“ la ma rc a de la expulsión. Y un
coincide con las aspiraciones de los otros. El exceso de violencia, la impo— a
dºCCaS,él,CS af CI O, med:pfgula
¿ cualqmet avance del
V3
CDga
li 1ZDD un
tra s. El ni ño , fre nte
sición a ultranza de la voluntad materna o paterna, la imposibilidad de ' ' as sinies ayendose. .
'! 10 ue ha ce es empobrecerse, retr pr op io s
reconocer que ese otro es alguien diferente a ellos, alguien que va plas- C'f_'—YBCWÚS UC los
o dle i mu nd o. Es de desmantelamiento de
mando sus propios deseos, lo deja sin un espacio propio. c¡rdld)nt(1>oííls
retCracco'
VN ,ól Ieplcsenta-
)P¡O [1qucr50
fa]1ta sla5 . ES 61 PÍ(
de las Pl ()plaS
Ilsallllcnt()5 "
Pc
ta.
cional lo que se descar un…—vacío interno. Este
puede
Perturbaciones en la construcción del xmtz'mianta de sí to ex pu ls or , se pr od ] een
uc
Con ei movimien a p .
darse en relación tanto al sentu como s el
Ligado a la constitución del yo, el sentimiento de sí se constituye a par- 'smo. En estos caso
lidad de
tir de la ligadura de las representaciones de la pulsión, motorizado por la
º d)o, fº
' ma
sº ºhu
e xp º;1)
aísa Sci?tslf ;“con él la posibi
nn' ,mxPu
seASÍ Prºd
toe es
'ened sedf
de¡1 su , cuan—
mirada uniñcadom de otro y por la contención empática del contexto. del , nto d0101' OSO
pensamte
. 'OH
.CI
da 0 dCSCSÚHIB enerse y hay
Cuando esto falla, nos encontramos con niños que se aecidentan, se goi- !"> 2) desmenti
a int ole rab le; 3) los deseos no pueden sost
pean, gritan o se hacen pegar, buscando sentir. Y el vacío por no sentir Í:21. pensar result
es terrorífico, ya que se enlaza a la no-existencía. apatía, abulia.

rcisismo. .
Trastornos en el pasaje del afecto al sentimiento F ll m la salida del ne
a de la desmentzdu
Tía$rnos por predomzm
es
1 oPuen
íí£rad
El pasaje del afecto al sentimiento, de la descarga afectiva al registro de
ón nar cis ist a se ha ded o,, pete e1 m£'”obguecí;
Si la constituci _, nº tºdº
que está sintiendo, puede presentar dificultades. La posibilidad de sentir
mu nd o” , no neces¡tara canunar, a
“ [ e'o r del p0t3 dºlo-
l
los sentimientos está dada por la respuesta empática de otro que pueda
dec ir se afe rra a un a p051c1ón 1mp051bie
ser º … Ido Es otros, res ta
poner palabras a lo que el niño registra como puro displacer, que pueda
íi o de bú sq ue da del objeto, de apertura a los
cualificat diferentes sensaciones y que ayude a tolerar y a traducir 10 que £d$itfde
olerable.
le pasa. :
[050 y la decepción es int

¡42
ia |
| Diagnósticos en ia infanc
'El sufrimiento psíquico en los niños ' Beatrízjanin
. pro-
, su
ta de
' el narcisismo. parenta 1 a cos
ofrecerse a y la perdida del
También puede haber un exceso de natcisízaeión y una imposibilidad
te a Cº
li da d.
mº 50
De 5“
sm en d rá ia castracxón matern
…ti
de los padres de ubicar a su hijo en relación con las leyes de la cultura, y a
na¡os juic io de . ¡m. emº de
en tanto tolerar la caída de “his majesty the baby” supone soportar las ad1'c omn1'poten te .
o de reconoc
propias fracturas narcisistas. r la cas tra ció n su pone recorrer un carrun , del niño . S;
?
.
Tol era
as sucesw as decepcno ' nes . Del _ abando_ no de la 'imagen
' ' Áííhí
Si son los deseos,1as pasiones humanas las que nos traccionan hacia
do co n la ma dr e fáh ca (yo-1deal), se paslat; 11un
dlf€rí'?iíl)sosiden 'ñ ca e 1 e y
e primitivo que encarna
una búsqueda permanente, el deseo de no deseo, el no buscar nada, el
ro om ni po te nt e, pa dr
suponer que ya se es todo, está abrochado a la imposibilidad de salida del [1:2Ide un ot n UIC 51 , COIIIO
… O d.Clos mar”
C , dlfe [' c ntºs C
II!3dIC y p ad[
narcisismo primario. Un “no tengo ganas” que remite a la muerte. an.
' ales, pero no los encarn
aCC P [3C lól l dc
a 1&
cio nes , qu e en at bo ia n ide
Así, Juan, de seis años, cºmienza la escuela primaria sabiendo, según cados por iimita
sus padres, leer y escribir, Sin embargo, a lo largo del año los padres son
el otro

citados porque el niño no responde, no escribe en el cuaderno, no lee ni masivas del estilo: “ya soy
Efectos de identificaciones , “ . _
reconoce los números. La madre dice: “El puede todo”. El padre: “Es . . f:;r;_
maravilloso”. El padre le hace creer que él decide los cambios de auto, como sujeto a Partir de 1denuñclzíx:;c;ncíe,
Todo niño se constituye en Siniestro se pre-
las diferentes inversiones, etcétera. Desmentida de la indefensión infan-
Pero cuando uno de los padres ubica al mtáo
til, desmentida de las diferencias niño—adulto. ¿Cómo puede este niño
do” otro.
son equivalentes, algo eho Sidº s¡cmpre un
sentacional en la que ambos
yo írcm ¡… camino
ubicarse, con sus límites, en la situación escolar? ¿Cómo comprender que
“Es igual a mí. Yo sé que ¡mente, porque ser ……
él tiene que aprender, que escuchar a otro y formar parte de un grupo.> sentífica. Certezas qu; r2610 nede
un padre jugador.
mentiroso”, dice o p
Admitir que no sabe, imprescindible para poder aprender, se torna dolo—
único a transitar. Ya todo está escnto y el m
rosísimo. Implica una herida tetroríñca en tanto él tendría que respon- como
na.
der a esa imagen de niño maravilloso, omnipotente. Exigencia que lo reedición de una vida aje
deja sumido en la impotencia absoluta. Al poco tiempo, en tanto el niño
ración y/o zmbzhznnon
fracasa en la escuela, esta imagen de niño ideal se invierte y pasa a ser,
Dificultades en la instau
m
de la represión primar
como tantos niños, el que desilusiona, aquel con quien se desplegará la
hostilidad,
uroso S11vm
Si el devenir temporal mismo va mostrando las posibilidades y las des arr oll ado de un modo exhaustivo y rig
Tal como ha '' ”maria es
carencias de un niño y a la vez los logros y fracasos maternos, el ser “ya” a lo largo de toda su obra, el tema de la repres¡pn g%cultades
Bleichmat , . '
muchas de as “ un déficit
!
el “niño soñado” va a dar paso a: “cuando sea grande…”, “algún mfanul. Y
central para pensar la psicopatologia
día...”, “cume vaya a la escuela…” Es decir, se va a renunciar a un en la infanc1a tienen que ver Cº
con las que nos encontramos na. ' . d ”… uM-g de
lugar, se va a desidealizar al propio yo y al otro perfecto ideal. Y esto de la rep res ión omg 1na
en la instauración ye, ¿ ',íomaj …,
sólo es posible si los padres renuncian a ser padres perfectos de un hijo lpmmmiento, del aprendzea
Así añrma- “Tmstomo: de …n ,
perfecto, si se reconocen intentando Cumplir con ideales, como inte-
que no ¡un efe cto de inh ibiciones .rzcundarms ¿: un
grantes de una sociedad y como eslabones de una cadena generacional la m;,rcha) º comº €”ntº7
natºlºgla J' meta
?"
”Sentidº extens )
CML CBÚZIÍGS) salvo B ¿¡ … , …—
y laboral. Cuando esto no ocurre, se debe apelar a la desmentida y sos- PM3 d5” f 567
' >
' mente deberemos amm
' cola' zm ¡: fi ,
tener la idealización. Ante la imposibilidad de tolerar la caída narcisista
al des eo y la def ens a, no remztzmdo a fantasmas
de los padres, el niño tenderá a desmentir las carencias materno—pater- ;ar efjuz_ga mm

4<|
'El sufrimiento psíquico
en los niños ' Beatrizja
nin
[ Diagnósticos en la infancua '
en fin, no siendo pmz'bl
ex de ser resueltas median
mcamcimtz por libre wo te el acceya a su conten
ciacián, sma por múlnpl ido ud insiste en que la ética supone una limitacipn' ' ' de 10 ulsional.
al pCl emm-
a un reordenamiento px ;: intervenciones tendiente
íqm'co” (S. Bleichmar, : ' FICso ue si consideramos el movimiento , de la pu151onlsexu
' ¿n sym5ión dº
1993, 259).
Piera Aulagnier sostiene: Plcgo dí Eros y Tánatos en ella, podnamos dear que ? tío de retºmo
“'Se observa que laxprahib
bren exactamentz el camp íc£one¡ maternas recu- ma ética de vida implicaría una limitac1ón en el mov1m1en A1 topºncr
o de lo propio reprimido
otro como repetición delp :: in ducen la reprimido del En3la pulsión, es decir, en el efecto de la puls1on ' ' de muer te.iento pa la des-
rimero” (P. Aulagníer,
2001, 126). 9 vos caminos los principios éticos se oponen al ce1:lretn mis;na como
nue le ”1zac1ón
' ,que implica
' ' Ia desapane1
_ ' _ 'ón de la pu , Sion mancnte
Pero si los deseos erótic Cºmptor ] a la vez fortalecen el mov1m1ento
_ de busqueda pelis"camcn,
a ¡ -
os y hostiles
escapan a la represión,
incorporar el niño la
prohibición?, ¿no ser ¿cómo podrá mº o dyerivación a otras metas. Cons¡deto por esto que, patd ¡.la
recen siempre como aje á qu e los de se os, entonces, apa—
nos, externos ͺmla transgresión de la ética implica
4 ' un triunfo
' de la des tga u . * 0
centrar en una supuesta a sí y las defensas se tie
realidad que viene desd nen que con- e ,C do una madre erotiza a su bebe' no sólo sus deseos estár; eu ) ue
050;
entonces la desestimac e añt eta , predominando
ión y la desmen tida? ' ounue en ella, Ello, yo y superyo' estan ' operando y gut"¿11
correcto
os m aSi
jim! qerdtización Aquello que se considere correcto e 13 d lcu,ída
Renuem:iz :! sujetarse ¿ ao las os¡b1hdades
' ' ' . subhmatonas,
' ' determmat
_ ' án los mo os V:: es uno-
a normas culturales domCuid£io del otro que, tal como descnbe Tzvet9a3n) Todoto ,
Puede haber dificultades de0.los pilares
' de la m oral cotidiana
' ' (T. Todorov, 19 . . ideales que
en la estructuración del
bien al superyó como superyó. Conocemos ' nces no hay normas m .
el lugar en que anida la
pienso que dejamos a pu ls ión de muerte, pero Sisean
el adºltº que em¡mm
se supºne
¿ uellos Dms,dye ent':1)tbitn'o
su
_ . ' , o si se .siente
' '
confundidº,
Ideales 0
¡,
un lado, fi-eeuentemente
las normas y los ideales, , el valor fundamental de ren
nº uncia de antemano a toda _ pos¡b1hdad de cumplimiento de ,
del superyó “protector
posibilitadores del triunf ” y del ideal del yo, como transnu51on
' ' ' se vera' comphcada. _ . º ºtro
o de la pulsión de vida.
Es en este sentido que ' le exige al niño es el sometimiento a la voluntad el _ ,
quisiera plantear la hipóte
los padres opera como sis de que la ética de la SI 10 quº aSºsí mismo, esto ya no p051'b'tlitara' una búsqueda creauva, smc
renuncia
estructurante, ya que en
gan al niño Vías transf su tr ansmisión se le otor-
ormadoras de las metas una anulación de la propia subyeuv1dad. 610 los desc-
miento de diferencias, pul sionales. El reconocí—
de cualidades, la posibi Entonces en la iibidinización misma estan operando no s
torizar, de transmitir rel lidad de nombrar, de
atos, está ligado a [a ca his— es sino también las normas e ideales.
, .
¿ como búsque—
pacidad complejizadora
Y la construcción misma de los deseos como recorn o, num Sin
voluntad de otro, la renu de está marcada por la posibilidad del adulto de erouzar
' con ter
_Sizar ¡¿CO_
ncia a sí mismo, esto ya (1 zar al otro en un estado de excitación permanente, de naretnamimmS
queda creativa, sino un no posibilitará una bús—
a anulación de la propia
subjetividad. nojciendo diferencias, de ttansm1ttt proh¡b1cmnes sm func o
c - . . . . - l

Si bien se ha marcado
insistentemente ei peso autoritarios.
pienso que debemos dif mortífero del superyó,
erenciar los diversos &n
yó y del ideal del yo se cionamientos del super-
gún las patologías y cons
pueden estar al servicio id ero que estas instancias
de Eros.

146
47|
'El sufrimiento psíquico
en los niños ' Beatrizjanin
| Diagnósticos en la infancia .
D. .
1fzcultades en el pum_ye. de .
los zd mles, del ya—Ideal al idea
l del ya Identificación con rasgos de los progenitores, con las metas y valores
mii; 1;ieales del-yo ideal conscientes, preconscíentes e inconscientes de ellos, que se han consti-
son diferentes a los del Ide
caractenzan por apu al de! yo Los ' mido a su vez por identificación al Ideal del yo de los propios padres.
ntar al “ser” y estar lig
ados a la perfeccí2n— Transmisores de normas y valores de varias generaciones, son portadores
11,
de los ideales y normas de la cultura a la que pertenecen.
cumplimiento es inme ' Como algo a alcanzar, y por consiguiente algo que puede no ser cum-
Iucra al sujeto como t(3tl:li ' '
?i;dfl d aq… Y ahºra plido y que en tanto ideal conservará siempre una distancia, estas repre-
. Los ideales del Ideal del sentaciones del Ideal del yo suponen el haber sido ubicado en una línea
yo son movibles implican
inalcanzables, marcan rasgos y, en tanto sucesoria, en un devenir temporal, en una época determinada producto de
caminos al ñ1turo.
,
El Ideal del Yo se erige co una historia. Suponen el reconocimiento de una génesis y de un ñltut0.
mo heredero de los deseos
la lucha contra sí mismos íncestuosos y de Pero para que se puedan constituir los ideales del Ideal del yo, para
, producto de identific
objeto de amor y del rival aciones con los ideales del
que haya un sistema representacional heredero de los deseos incestuo-
sos y a la vez transmisor de los valores culturales, para que los ideales
sociales se inscriban en el aparato psíquico, es imprescindible que el yo
haya caído como ideal, que el puro presente deje margen a un proyecto
en un futuro.
El
padre pri. mit. ivo
.
, poseedor de todos los po Proyecto cuyo cumplimiento acarreará una sensación de triunfo, pro-
deres, deja lugar al tótern pio del narcisismo secundario, por el acercamiento a un ideal que no se
,
cometido, rte dei . confunde con el yo. Tiempo e historia operan como organizadores.
pero tambien del amor y de ia cul£ídrc. Huella
dd asesmato
Entonces, si la erotización queda acotada con la prohibición del incesto
en los padres, si la narcisización se limita por la constitución de la catego-
ría del otro como tal, primando una ética de la diversidad, si la transmisión
de normas e ideales converge en la constitución de un superyó-Ideal del
yo que posibilite el armado de proyectos y la inclusión en una línea gene—
racional y social, los ideales pasan a ser posibilitadores de sueños.
En la clínica con niños es habitual encontrarnos con esta paradoja: si el
En … ar d & l, de1 amor niño es reconocido como igual, pasa a set idéntico y no se lo regísera; si
a 51' ¡111' 81110 (como narc1s
' ismo secundario) ,
un est (;g e vuelta al pasado, se ten se lo reconoce como diferente, esto presupone una expulsión de un uni»
derá a un futuro para
a () semejante al que alg acc d verso representacional: ya no es humano, es un monstruo, con ei que la
una vez se tuvo .
vºcDe
esl paadr , 6 ºf 3 identificación es imposible. Lo propio insoportable se rechaza y el niño
vec
e es
m1'tic
' o queda un legado: el
deber ser
. , con jun ció n de mu queda siderado.
, contrad1ctonas. chas
Y esta identíñcación pos
nuevas identificacion es. ' ibilita el su vez “Es un desastre, por donde él pasa, queda Hiroshima”, dice un papá
.
Figuras mves tíd asI1
“ b1dm
' ' alm
huella en ' ' -
el aparato psíquico. ente …… dejando su cuyo hijo de siete años presenta dificultades en su desempeño escolar y
que, fundamentalmente, tiene un cuadro depresivo. ¿Por qué esta ima-
|48
49I
|
[ Diagnósticos en la infancia
'El sufrimiento psíquico en los niños ' Beatrízjanin
frente a un
de inhibir los deseos hostiles
gen de muerte? ¿Por qué la identificación con la destrucción? ¿Quién ' al anzable e inmortal. 0 pue
venció sin luchar.
destruye y qué es lo que destruye? ¿Qué territorio atrasado deja? Imbui- gladíe débil, ya caído, al que -
n aseen
' as y por el sello'lc)itíuará
' es ed1'p1c
pas¡on
do de un poder destructivo absoluto, ¿qué imagen puede construir de sí Marcado por la fuerza de las 1aí 11: 710 5
asesinos), el Ideal del yo pos_
mismo? Este padre, que recuerda que su propio padre le decía: “Vos no ' dto (0 una sucesión de deseos es en
ón de proyectos. Proyectos v1t
le ganás ¿¡ nadie”, dice: “Cada vez que lo miro pienso que no va el cam- smmejor de los casos, la asunci el mod elo-
0 Dis
entre 10 que _se es y lo1 que
., ¿1
biar nunca”. Y aquí los ideales no son posibilitadores, sino terroríñeoa elue persiste siempre la diferencia con t; ac1on , dy;fc.rentc
Lo que se pone en cuestión no es un llegar a ser, sino un ser, en tanto lo a siempre una distanc1a
Exige Esta instancia implic las
que está en juego es algo que ya fue desde el padre mismo. ' un
' nen haut: _ . Pero sta sera
, “ana
' man
cm ' lvable que tens¡o
' . msa aád;ldyocylm
distanc1a mamma entre el Ide
Sabemos que todo niño implica una puesta en juego de proyectos, ti;”… los individuos. Así, una poeibih ; e“estar
yo en una situamon de ¡ni
pero es muy diferente cuando los ideales que se ponen en juego son 105 5 oábilidades yoicas deja al un do e
a una p051c1on de infenorided,
ideales del yo—ideai, los ideales de perfección, omnipotencia, grandeza, p1imiento dei Ideal y lo telega 1bngoneís, cua;1)do
uencias de esto son las inh
en un ahora, “ya”, que marca la insistencia de la muerte, del no—riem— En falta” Una de las consec 051' b le _ y 3 an ona ¿dc
'
' o es tmp
' con 10 _ex1' g1d
po, del no-futuro. Por el contrario, los ideales del Ideal del yo son ten— al .' te que cump hr
' en men aluu¿no P;;ncr
dato interno de ser el mejor
sionantes, porque marcan una distancia con el yo, motorizan hacia un mílrlito Por ejemplo, el man
o puede set pat ahzantelen OÍ¡OS.Y tz;)stiertltdcc _
futuro. Exigencias provenientes de los otros que se juegan con el niño. motorizar a ciertos niños, per . . . ., en) e ren m1en _ _
¡ d¡f¡
rando, una
. mhtb1aon
¿Cuántas veces los padres le exigen a un niño que sea, ya, la octava mara- efectos devastadores, gene ede genedra ……
vmda como terronñca¿pu
villa,_pam tapar así los propios agujeros? ¿Cuántas veces se supone que mal Es decir, una exigencia 0e
blemas de aprendizaje, sobre to
es él, el niño, el que siendo “his majesty the baby”, les otorga (en pre- cultades que aparecen como pro ' e de sí mismo. .d
'unagen que el …n '” o nen
sente) un lugar en el mundo a sus padres (o a uno de ellos), lugar que do ese ideal contrasta con la ¿ps 1 e;
entonces se le impone como si fuera otro, en un movimiento lindante por múltiples 1denuñcac1ones,
Además en tanto constituidos ' nen 15t01'1 ,
con lo siniestro? Situación que, al dejarlo confinado al cumplimiento de entre 51.' Padre y madre tie
les pueden7 ser contradicton' os
un mandato imposible, puede eternízarlo en “no poder” o en “ser un ideales diferentes.
izaremos el
desastre”.
capítu
º nor
eºsel ' y contexto soc1"al” p roñ.md
masloº “Psicopatolog1a
desEn
Desde el padre, el hijo es vivido como un sucesor. Es el que ocupará un isión de una cuca.
tema de los ideales y la transm
lugar semejante al suyo, en un tiempo ñ.1turo, tal como él lo ha hecho con
su propio padre. Pero esto signa esta relación como ambivalente, porque
mas
toda idea de sucesión presupone la muerte, a la vez que la lucha contra Tmmm£sián de secretos y fantas
ella. Dice Piera Aulagniet: “En la relación padre-hzjo, la muerte zsmrá . c_
. rela tos de 105 padres! y abu0ri _
uch e ius ton as, u
doblemente presente: el padre del padre, en efecto, es aquel que en una época Es habitual que un niño esc . . .
s, mitos acerca e_sá a su
que le per tmt en te1 erl eye nde
lejana se ha querido matan; y el hijo propio, aquel que_ deseará la muerte de los sagas familiares nsm1ur
decesores. H15t0nas que él tra
uno. Este dable demo de muerte sólo puede ser reprimido gracia; a la ame- gen y de los avatares de sus pre
' que sufnta
ias ' ' n deformacx' ones sucelsiva“; s
x¿ón que ¡5 establece entre [a muerte y la mcm'ón )! entre tmmmisión dz la vez a sus hijos y nietos. Histor ue a2 es
a ori
' que uan' ' 31e' ndo transformadas go;'qt
ley y aceptación de la muerte” (Aulagniet, 1975, 155). recortes agregados, es demº, 15
generac10nes. Este armado e
-

enuncia el relato a través de las


7
El hijo puede asumir el legado paterno, ubicándose en la cadena gene—
familia y en una genealogta.
racional. Pero también puede someterse a un padre vivido como terrible, fundamental para ubicarse en una

511
lsn
'El sufrimiento psíquico en los niño
s ' Beatrizjanin
. Diagnósticos en la infancia '
¡Sll'l embargo, a veces 10 transm
itido no son historias relatos
c1_t33, frases a tnedio decir, evitac sino '] En algunos casos, lo que se repite es lo esperado... Repetición de ide—
ión de hablar de ciertds tema;
mno pueda discernir de_qué se sin 91€"- aleS, de proyectos inconclusos..., que el niño sea aquel que cumpla lo
trata. Estas transmisiones dejari
p;20£2 3;;25 g;: 113 no dicho, de lo ín míil:aíl que los padres no pudieron hacer. Pero también están aquellos que supo-
sabido:no sabido, de una esp
, ecie dé nen una repetición permanente de lo idéntico y esperan del hijo el cum—
que es imp031bie apropiarse y transf
ormar. p1imiento del vaticinío de fracaso. Prevalece un tipo de pensamiento pesi—
Tal c.t
o no plantea Serge Tis ' seron, esto lleva a que en
uéeta
gen es cto
d n1, aquello q ue s e oc ul ta una ' mista ( “siempre va a ser igual”, “no tiene cura”, “es un fracasado”), que
e quede como ¡nde ' eibl
, e, per o P… deja al niño en una red de profecías mortíferas, sin salida y lo arroja a una
3m0m' o q(uednobsle puede . se Ҽ
sabme
hablar. “El acanteezm ien to en disyuntiva difícil de resolver: () confirma con su fracaso la palabra pater—
,, marse … en" e m la med cues tión pue de
. _ ida en que esta' prexmte psíqui na 0 lucha por tener un destino propio, suponiendo que en ese recorri-
¡95251 (; agpelíos) que lo ha ¡mu mme nte en
da, pero de mi manera que erte
ar e e a, a mas no pue de do mata al padre.
' :; menudo a cama de mm vew
úenza. ” También podemos pensar en una repetición del agujero, del vacío, del
En la segunda generación, ese
secreto se torna innombrable recorrido que dejó el rayo en nuestra psiquis. Reiteraeiones del arrasa—
perc1be que hay _un secreto, per el '*
o no sabe cuál es. “Sus canter miento psíquico que insisten (por ejemplo, en el caso de madres depre-
zgnomdax y m exi:tencia es solo iid anmo
presentz'da e interrogada Lay 5ivas con las que el niño, al dirigirse a ellas, encuentra el vacío).
padres portadores de traumati: hi "0: :; “;"
mw no elaborada: pueden elemrral Los padres suelen reencontrarse no sólo con los propios aspectos ama-
Cultúd33 de P5”Jll
mlfntº,
jlar ;¿fíº—J
dB a??3ndlza ¿ 0
.] temº, 35 ¡”mal Pad
Z
¡
a5) fº b16 º5 y dos, sino también con aquello insoportable de sí, que vuelve desde el
otro. En esos casos, el hijo repite lo que se intentó expulsar, que retorna
Yen la tercera gencrac1o“' n, ya se torna imp
' ensable, en tanto lo único desde lo idéntico no—pensado.
,… …” !
Queda es el vacío de pensamí ento. “Aqua ¡¿ ign
Mi ¡, a g;;e pm; ¡abre un tmu ' ' ºra la existencia mimaque de La repetición de padres a hijos puede ser pensada como el modo en
mutíxmo na mpemda. El niño que reaparece en los hijos lo desestimado, io desmentido y lo reprimido
¡ te' o gue ¿gu a m; puede lue go el
percz¿' nr
' en 51' mes
' mo :emecionex emo de los padres.
magene: o patenczalzdade; de acc
. . ) cione:
zanes que le parecen 'bz'zurms'
|
,

explican or ¡ ' - , . _ . . y que no :; Lo reprimido retorna, desde el niño, en forma de síntoma o en fim—
1997, 191;— u Prapza veda pszqmm a por m ¡mía famzlzar» (Tisseron, S,
cionamientos que esbozan el armado de un síntoma. Cuando predomi-
na la represión, se transmiten las representaciones reprimidas, pero tam—
bién las normas y prohibiciones que impulsaron la represión, las fallas del
mecanismo defensivo, las grietas que deja. Este tipo de repetición posi-
bilita la construcción de fantasías.
Cuando lo que se presentiñca en el niño es algo del orden de lo des—
menu'do en los padres, esto aparece como una defensa a ultranza del nar-
La repetzczán ¿; través de las cisismo y entonces lo que hac'e es repetir ciegamente un mecanismo que
genemc íanes
lo lleva a actuaciones permanentes, Tiene que sostener la desmentida
.
LOS Padules tiende .
n a (Cpctn con 108
.. porque en es'o se le va el “ser”, lo que lo lleva a una pelea con el mundo
111105 las marcas que
pad165. dejaron
CH. CHOS , ab1íelld
Sus prop105 a expensas del principio de realidad.
0 Callnn()s C[()gcnos
, p I'1Vllc g I and 0 Vías
1131 0819135, tral lsm
ltlcnd0 normas
C ideales
Y si lo que predomina en los padres es la desestimación, el niño pasará
a ser la presentiñcación de lo rechazado, y puede tener un lugar en el
' Elsufnm1ento psíquico en
los niños ' Beatrízjanin
] Diagnósticos en la infancia '

nombre ni haber sido vivenciado por el sujeto. Otras, queda una sensa—
c¡ón de “agujero”; algo que perturba e impide el despliegue creativo;
insiste sin que el niño pueda ubiearlo en algún lugar.
P()dcmo S ? ensal
2 qu]. la pu151 (7
“ d C muerte co
Los objetos ttansformables forman el material que se transmite de gene-
mo 13 1n515tencla
"o ¡”va UÓJZZ'WÚ ult
imº PB? manec£
ld5ntzcº. abalz?
dc aque -
ración en generación, que va sufriendo transformaciones a lo largo de esta
BZ pen
VZCZÚ dg la» mida
, ( R. N1( )ul y , 1 99
l, 1 9 2) . [,O qu C e
fñm zento 372 el
transmisión. Por el contrario, los objetos no transformables son como
5 p)() d HCC a V
13 Icpctlclºl] del
HICIO, Cºmo en
algunos tl asto[n
CCCS es
“cosas en sí” que atacan el aparato de pensar y traducir de los miembros
os dC HÍCÚCIÓÍ]
el problema no
es qu e C 1 nin
º 1nV18tC Otrº8
, Cuando
de la família, permaneciendo como objetos enquistados, inertes.
aspc C“) S (16 [ mu
"OS que el Con nd () d e a ( IIC—
texto le exige,
51110 que Se borra ,) bºrra
Hay, según este autor, formas viviñcantes y erotizadas de la tt'ansmísíón
René Kae"s, retomando el mund 0.
(así, la trasmisión de los deseos, como caminos abiertos en el hijo a par—
v
la teoria
' de B10
' n, habla —en La trummí
.
la vida Psiqul
, »
e Bnt7553n5¡ñ5 sián d
. - ¡ 3 tir del erotismo materno»patemo, 0 la transmisión de ideales como aque—
30”31' dc tra
nsmllen de Obj.
1113. es y naus"llsl
[) C () |Ct05 ]lo-tl
alls 011113
eto s tmn sfºl- llo a alcanzar) y también formas y modalidades mortiñcantes, como la
CS. I 0 18205 p51qu150.
$ insistencia de la transmisión de lo inerte, de los enquistamicntos y las
fosilizaciones psíquicas (como cuando lo que se transmite es la imposibi-
lidad de elaborar un contenido psíquico, o los agujeros dejados por vín—
culos violentos, o 10 inelaborable de una vivencia traumática). Es decir,
¡“ ¡“ |“J£““
¡“Ú ¿”gt “'“103LAE
lo no-inscripto, lo no-representado, lo que está encriptado también se
JIÚJL¿J“¿SHÚZHJ
”En ¿03 Oh 5:05
”º t?[!n.vº? mab
le! Buyº 5_fkl:f:0
OL ¡Hi! Líº ºpi transmite y marca un tipo de repetición en la que no hay transformación
) ¿! pÚ.fib¿€ 7560”
16“! £” ¿ 1£l$ .? EJZ
ELI£ Ú£ ¿01423 511
0 [B? En 205 0 b 1 e ' alguna ni traducción: queda una marca que insiste en una repetición
¿Z 9“£ 12€11¿¡l, ¿”
I“ 61135 )iizlllz
lilllif5, la siempre idéntica a sí misma. Así, lo no metabolizado de los padres suele
J”¿fº ) 6 dt 105
161111361413: (Rº líac 3) 1 ES
transmitirse en forma “bruta”, en una repetición idéntica. Y cuando el
2 6)
1 26 )' 5
Los 0b]et0$ transformabies f afecto, la idea delirante o la vivencia traumática se transmiten a los hijos,
suponen que el que los rec
ñcarlos. Implican ei predom ibe puede modi— estos repetirán en su vida esos trozos de vida ajenos. Haydée Faimbetg
in' io
' de la represión en a u
la p051b111dad de ser re1nco
. . |
-
' afirma que, en estos casos, el psiquismo parece vacío, pero en realidad
rporados por el psiquism2
infa
el

alYmm íltl ií tra nsmltº Y está “lleno” de una historia que corresponde a otro (Faimberg, 1996).
dicme: “)( …) ne
' mprz apareee la zde' rz de tmng%rir-tmnmiti
pszqmca lo que no puede ser r en otro También, cuando alguno de los progenitores es portador de una cet-
mantenido ;! albmgedo en
mz'
, ¡ma, .a entre sujetas lz¿gmías el sujeto teza, que es incorporada por el niño como una frase deñnitoria de su ser,
mcamczente.r” (R Kaé e tr
n e se' por una p d ¡e a 'anza d 'n er
s, 1 9 96 20) puede llegar a sostener concepciones delirantes sobre su cuerpo o su pen-
, . 9 "ºf h 5 z ¡ ”“ samiento (del estilo de “el aire me hace mal”; “si no tomo agua a cada
Dual1do lo que SC tlansn
utc es algo que, pCI 55 ¡r [Esll2= : :
rato me puedo morir”, o cuando supone que tiene poderes “especiales”),
7 "[
podemos pensar que estas concepciones delirantes son muchas veces,
como afirma Piera Aulagniet, consecuencia de un “no-reprimibie”.

551
! Diagnósticos en la infancia '
'El sufrimiento psíquico en los niños ' Beatrízjanín

A nooo DE concu.us¡ón¡ ' los


' ' anc'm. En. capitu d¡ñ postad
. cu¡ en
c5 res
te rio
NOTAS quier e decir ue no hay ' toma s en in. inf
a sm y* las m …n sa cd ón
no
Estº aprendizaje, las fobias
¿s dificultades en el 6 ¡¡
Pensamientos y afectos se van así estructurando en una historia. . habl arem ºs dº Cóm º er síntomas neu tóucos, . efecto ep np
será la mte rve nc¡
1nt€tpl'€taf.l ón
.

Historia que no es nunca individual, sino que implica un entramado )( la


.
¡CP KCS DIÓ ÍL ºn
En 5CSÍOS CZSOS, kl
O
en tf: Ci dCSC
particular, propio, en un contexto familiar y social determinado (lo que cia Y ¡¡ adolesce ncxa '
Víi€g iada' r a repensar la Psicopatolºgía dº 1“deinfan oc ia ci ón de PSICÓIO'
desarrollaremos en el próximo capítulo). B. Ianin, “APº”º5 Pº 40. Public aci ón la. As
En Rm,¿…; Argentina ¡i Psicología N" co mo base para este ¡ca
p1tu o. uc
e art ícu lo sir vió
La enumeración que realizo no pretende ser exhaustiva, sino solamen- sºs de Buenos Airºsv 19389 Est dible para q
de ensoñación es imprescin
te pretende dar una idea de cómo es el recorrido de la constitución del que e [ estado psíquico
W. IL Bion plantea
beta 0 da to 5
CICIIICIItO 5
' as pº! C]. ¡11 110 5 Ob IC ia liladf€ ( [OS Cll
psiquismo; es ese “ir siendo” signado por otros, lo que posibilita a su vez las SCI158CIOHC5
ployectad
la madre a ¡.(
3VCS dº la funmón 21111
trans ¡Ollllad05 PO! : años e ideas.
diferentes avatares. '
sensºnaics n brutodesean
Casiblcs ser pensados, prºductores de fantasias, su.— ¿ [ “nm de

libro Marcas en el mm?” '“ ""“” y a º “ ,


De este modo, repensar la psicopatología infanu'l implica internarse por ¿Lcmentos p este tema en : |
4 He desarrollado
los caminos de la insistencia pulsional, de los movimientos defensivos Editorial Noveduc,
2009.
tempranos, de las identificaciones primarias y secundarias y de la consti—
tución de las instancias, y no sólo en el niño, sino en su familia y en un
contexto social determinado.
En, cada una de las patologías que vamos a trabajar vamos a encontrar
el despliegue de estos “trastornos en la constitución subjetiva”, así como
la producción de formaciones sintomáticas.
A la vez, considero que es un modo de diagnosticar que nos permite
adentrarnos en la problemática peculiar de cada paciente y simultánea-
mente plantear algunas conflictivas que se repiten en diferentes casos.
Esto nos permitiría hacer un diagnóstico de problemáticas en el que se
pueda detectar cómo juega lo intrasubjetivo y en qué medida lo inter—
subjetivo en la producción de esa patología.

571
I5f.

S-ar putea să vă placă și