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Affectio Societatis Nº 8/ junio/ 2008 -1-

ARTE, ESCRITURA Y PSICOANÁLISIS

Boris González Ceja1


Psicólogo

Resumen

Este texto está dirigido a los interesados en el psicoanálisis y su relación


intertextual: psicoanálisis en su teoría o en su práctica en dialogo con la literatura.
Básicamente, se intenta una problematización entre el psicoanálisis y su
transmisión. Para ello, abordo como paradigma de esta problemática a la literatura
de Julio Cortazar y la Letra de Jacques Lacan, por facilitar la lectura del saber del
psicoanálisis.
Palabras clave: Letra, objeto a, goce, arte y escritura.

Summary

This text is directed the interested parties in the psychoanalysis and his
intertextual relation: psychoanalysis in his theory or in his practice in dialog with
the literature. Basically, a problematización is tried between the psychoanalysis and
his transmission. For it, I approach as paradigm of this problematics to Julio
Cortazar's literature and Jacques Lacan's Letter, for facilitating the reading of to
know of the psychoanalysis.

Fecha recibo: 31/05/08 Fecha evaluación: 08/06/08

1
Licenciado en Psicología -con orientación clínica- por la Universidad Michoacana de San Nicolás de
Hidalgo, México. Docente de las materias Psicopatología de niños y adolescentes, Psicología general e Historia de la
Psicología, en el Instituto Michoacano de Ciencias de la Educación, México. Terapeuta individual y
colaborador del Hospital de día Vespertino del Hospital General de Agudos “Dr. Teodoro Álvarez”, C.A.B.A.
Colaborador docente de la Práctica Profesional, Área clínica, Hospital de día y problemáticas clínicas contemporáneas,
Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires.
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1. La letra: relacion entre literatura y psicoanalisis

Me parece que cuando introduzco


la división real-imaginario-simbólico nadie me atribuye tal propósito.
Hoy se trata de saber, precisamente, qué le permite a este significante encarnarse.
J. Lacan, Seminario 10, La Angustia, Pág. 100.

El tema que trabajaré en este texto ha sido revisado en muchas ocasiones dentro del
psicoanálisis. La discusión que intento reanimar se refiere al cause que buscamos darle a las
posibles relaciones entre psicoanálisis y literatura. El problema central es el del
psicoanálisis y su (im) posibilidad de transmisión. ¿Cómo es que se puede transmitir lo que
implica el trabajo de un análisis? Por el trabajo de la escritura, hipotetizaría de entrada. Y
más aún, por lo que la literatura nos enseña, al ser ella un saber. Psicoanálisis y literatura
tienen relación en tanto son permisivas del saber. Es pues por la letra que se causa el
presente escrito. Pero más aún, son las marcas y sus repercusiones, sus secuelas, las
causantes de que un escrito sea posible. Intentaré pues justificar la operación que hace el
psicoanálisis lacaniano en relación con el dicho de Pablo Picasso, “yo no busco, encuentro”.
El psicoanálisis ha recorrido desde sus inicios a la literatura y el arte para tomarlos
como ejemplos. A la literatura la toma como un documento que presenta una verdad. Hace
uso de las letras para formar otra literatura. Ahora bien, la lectura que hacen los
psicoanalistas de la literatura no es cualquiera, al menos desde la apuesta de Lacan: es para
darle un tratamiento estructural en sus relaciones con la subjetividad, fundando mitos y
estableciendo paradigmas. Entonces la obra literaria adquiere un sentido de modelo para
armar.
Una de las técnicas para abordar ese tratamiento del texto literario ha sido el
recurso de la puntuación, del corte. La intención de hacer un corte, leer una marca, es para
recomponer el texto y buscar que nos diga más de la verdad que propone -aunque en su
obra Lacan menciona que la verdad es a medias-. En algún punto, y como meta del
lacanismo en sus lecturas de la literatura, se trata de hacer una revisión de la maquinaria de
lectura: dígase, por una parte, de lo simbólico.

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Es en este punto donde la Letra, leída desde el psicoanálisis, cobra relevancia. ¿Por
qué el cuestionamiento sobre la Letra? Por que la letra es lo que queda, puro resto, lo
muerto de las palabras. Letra es lo que queda por ser leído, como al leerse un grafo, un
sintagma o un código con su carga predefinida. La Letra, como el síntoma, no tiene en su
esencia ser interpretable. Para ello se requiere hacer un recorrido, hacer serie para ser serios. La
propuesta que presenta el psicoanálisis para sus indagaciones clínicas y de transmisión son,
desde J. Lacan, retomar a la Letra y al objeto a como correlativos en la operatividad del
ejercicio de lectura al que se apunte: esto es, desde la clínica psicoanalítica, la Dirección de
la Cura; desde la transmisión del psicoanálisis, sus relaciones con la Literatura. Letra literal,
Arte que emplea como medio de expresión una lengua. (1) Anótese la importancia de una lengua para
transmitir.
Como escribe Lacan, en relación con el objeto a, y a propósito de sus relaciones con
la Letra: “El objeto a no es ningún ser. El objeto a es lo que supone de vacío una demanda, la cual, sólo
situada mediante la metonimia, esto es, la pura continuidad asegurada de comienzo a fin de la frase, permite
imaginar lo que puede ser de un deseo del que ningún ser es soporte.”(2) Como lo menciona el autor
citado, cuando se habla de objeto a no se habla de una cosa, objeto tangible; se trata más
bien de la inasibilidad. Así, el Deseo, como las palabras, no tiene un dueño. La lengua, como
el objeto a, no son propiedad de nada. Se encuentran ambas en la secuencia y los deslices
del habla.
Dentro del registro de lo simbólico es que encontramos a la Letra como entidad
funcional para el sujeto en análisis: la Letra que funda, que corta y que marca, esa sería, a
partir del Seminario 10 el objeto a. Este a, objeto orientador en la clínica psicoanalítica, es un
paradigma de la relación entre el psicoanálisis y la literatura.
Hacer un estudio sobre el objeto a requiere otros espacios y por lo tanto sólo deseo
incluir algunas puntualizaciones que nos ayuden a justificar su inclusión: El objeto a
aparece en la segunda etapa de la enseñanza de Lacan, es decir, entre el Seminario X y XI,
aunque no es excluyente su aparición tácita de la formalización antecedente y constitutiva
de la misma; el objeto a acarrea consecuencias clínicas y políticas; da cuenta del despertar y
del dormir, pues el resto del día es lo que causa el trabajo en la noche. Es causa y es motor
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del deseo, pues es la marca que nos permite un vacío por sí misma. Puede decirse que es lo
no tramitado, el resto, lo que da para más; al objeto a lo ubicamos entre la necesidad y la
demanda, por ser causa del deseo.

2. El objeto a: entre el arte y la clinica psicoanalitica

Después de ubicar y puntuar ésta relación entre psicoanálisis y literatura, o sea,


tomando a la Letra como mediadora, avancemos a un terreno que es un poco inexplorado,
que es el de las relaciones del objeto a con el arte.
Ya he mencionado introductoriamente sobre las particularidades del objeto a que nos
permite hablar de su función de corte significante, de marca que no es sin objeto (3), aún
cuando el mismo se representa así, en su función intrusa, que engaña y causa.
Aparece en este recorrido el problema teórico y observable clínico de la falta. La función
de la falta en psicoanálisis nos remite a la castración y que por tal el sujeto se puede decir
deseante; por lo que le falta es que se constituye como un sujeto que desea. Aquí el arte
entra en una relación dialéctica con el psicoanálisis, puesto que en su haber, aún en el plano
de lo que se ignora, busca darle sentido por medio de la obra a lo que le falta.
Dentro de esta función de la falta en el arte podemos hacer mención de un cuento corto
de Julio Cortazar, como paradigma para analizar en nuestra temática. ¿Quién no se ha
despertado con una palabra intrusa, molesta, incesante que se repite a lo largo del día? ¿Es
acaso la fuerza de la palabra, esa que no se nos va de la mente aunque así lo quisiéramos,
más fuerte que nuestra voluntad?
En Now shut up, you distasteful Adbekunkus, J. Cortazar propone hacer una revisión de la
repetición de una palabra que se le viene a la mente de manera incesante y a la vez molesta:
la palabra es Adbekunkus. Narra todas las peripecias y sus particulares vivencias, espaciales y
temporales que sufrió mientras soportaba esta repetición cansable. Comienza en el cuento
haciendo una crítica de la ciencia del alma (salud mental, le dirían los especialistas) en
relación con la moral que impera en sus cuestionamientos y su posición de demandante
para que esa palabra se fuera, y más aún, con la traducción de su molestia a otra dimensión

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idiomática: distatesful Adbekunkus. A continuación, realiza un análisis de las posibles causas


de esa compulsión a la repetición que se le presenta como un síntoma neurótico. Y casi al
terminar su cuento escribe: “lo neurótico parecía precisamente estar en que la frase exigía silencio a
algo, a alguien que era un perfecto vacío.” (4)
En primer lugar salta al lector especializado la remisión a la terminología científica y del
psicoanálisis, pero sobre todo, que nos permite pensar en que la literatura y el psicoanálisis
forman enlaces muchas veces no sabidos. Es la verdad y el saber, la búsqueda de un saber
sobre la verdad del sujeto lo que nos pone en esa sintonía de análisis, literario y lacaniano.
Así, J. Cortazar nos remite a la función de la falta y la Verdad que deseo poner como
evidencia. Pues como menciona el autor, “Cuántas veces un nombre asomando desde una distracción
cualquiera termina por suscitar una imagen animal o humana; esta vez no, era necesario que Adbekunkus se
callara pero no se callaría jamás porque jamás había hablado o gritado. ¿Cómo luchar contra esa
concreción de vacío? Me dormí un poco como él, hueco y ausente”. Puede que nos deje boquiabiertos
la celebridad con que se narra lo indecible de nuestra cotidianidad.
El autor hace eco de las palabras para darle forma al silencio, al hueco y a la ausencia.
Sin embargo, más allá de la sorpresa a la que somos llevados, vale resaltar que; primero, la
función de la falta con que nos deja este autor, es causante de un deseo no posible de decir,
pues causa a hablar; y segundo, desde el psicoanálisis, concebimos esta falta como
estructural para el sujeto humano, pues se trata del complejo de Castración freudiano.
Psicoanálisis y literatura tienden sus fronteras en los mares de la Verdad, aunque sea a
medias. La búsqueda de una señal de Verdad, en ocasiones, tan ocasional como un análisis o
un arte, produce un quiasmo. La señal que se manifiesta en multitud de ocasiones, es el
objeto causa del deseo, el que apresta a desear, es decir, el objeto a analítico.
El objeto a, dentro de la teoría analítica, mantiene esta caracterización de la función de
la falta en la literatura: así pues la función del objeto privado o público cobra su
importancia: “Cuando estos objetos entran libremente en este campo donde no tienen nada que hacer, el de
aquello que se comparte, cuando aparecen allí y se vuelven reconocibles, la angustia nos señala la
particularidad de su estatuto.” (5) Se muestra que el estatuto de la falta tiene relación directa
con la angustia en psicoanálisis. Lo anterior es retomado en relación con la literatura: en
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ésta última adquiere sentido la falta en tanto posibilidad de arte por medio de la
sublimación; en el psicoanálisis, se retoma a la falta en el discurso tartamudeante del
analizante, en los lapsus o en sus baches lenguajeros; la función de la falta entra en análisis
en tanto es interpretable, puesta en transferencia y usada como motor en la búsqueda del
deseo perdido. La falta en el arte es razón de su existir ¿Pues qué arte presume completud?

Conclusiones

Los recorridos que nos planteamos en psicoanálisis, por tratarse de sujetos-


hablantes, no dejan de ser irresueltos en su esencia. Es pues por la muerte que la Letra
implica, que tenemos una causa para seguir siendo lectores y deseantes.
El arte entra en relación con el psicoanálisis por medio de la escritura, pues es la
marca que separa lo sublime de lo terrenal, del trabajo de los dioses al trabajo de los
humanos: las palabras arte y psicoanálisis se encuentran en relación ex-tima al compendiar
Letra y vida, muerte y obra.
Así las cosas, que el arte y la escritura marcan una literatura, como la de J. Cortazar.
Escritura que no por condensar un saber deja de tener relación con el psicoanálisis: la
escritura es el corte que prevalece entre nuestros saberes. La lectura que se haga del arte o
el análisis es la impronta por descubrir.
Intenté hacer una revisión teórica dentro del psicoanálisis, por medio del objeto a,
causa del deseo, pero también y más allá, la Letra. Pues hay algo en la letra que lleva a la
fijeza de lo simbólico. El tratamiento que tomamos fue el de considerar al objeto a como
resto, causa y motor en la obra freudiana: constancia de la muerte en la literatura y en
psicoanálisis. Causa y resto, lo no tramitado. Objeto causa de deseo que parte de un resto
entre necesidad y demanda. Por ello no todo puede ser dicho: y queda un resto.
El objeto a lo pensamos en el sentido que se le da al síntoma en psicoanálisis, y de
regreso, a la literatura la pensamos como esa posibilidad ante lo imposible; no todo se
puede decir, y por ello la literatura está más dentro del goce femenino, donde, ante la
imposibilidad, las banderas de las palabras y el goce palabrero se despliegan; la Letra es lo
que queda.
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Arte, escritura y psicoanálisis tienen puentes innatos en tanto nacen por las
palabras, por lo simbólico y por marcar su imposibilidad. Encuentran caminos que se
bifurcan en el destino de sus saberes: el psicoanálisis es una práctica de la cura por medio
de las palabras; el arte es una práctica que marca las palabras, sublima, troca sus metas con
el fin de mostrar algo, aún en su ausencia de sentido.
La falta es una constante de la vida. Es por lo que falta que se constituyen espacios,
se dividen palabras y se hacen discursos. En relación con el arte, el psicoanálisis esta en
deuda: lo que nos enseña el arte es que la muerte ronda en imágenes, en palabras y que
construye castillos. El arte esta en deuda con el psicoanálisis, pues sólo por la premisa de la
constitución de lo inefable, el objeto a, es que puede dar cuenta de su esencia.
El arte lo retomamos por medio de la escritura; la escritura fue el médium para
articular al psicoanálisis con la literatura y el análisis, el arte y la escritura formaron -
espero- una sensación de unión entre clínica psicoanalítica, la escritura y la lectura y el arte.

Trabajos citados:

1. Retomado de:
http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=literatura, Real
Academia Española, el día19 de junio de 2008.

2. LACAN, Jacques. “La dirección de la cura y los principios de su poder”, En: Escritos
2. México: Siglo veintiuno editores. 2005.

3. FREUD, Sigmund. “Más allá del principio del placer”, En: Obras Completas, Tomo
XVIII. Buenos Aires: Amorrortu. 1990.

4. CORTAZAR, Julio. Now shut up, you distasteful Adbekunkus, En: Cuentos completos
3. Buenos Aires: Punto de lectura, 2007. Pág. 88.

5. LACAN, Jacques. El Seminario: Libro 10: La Angustia, Buenos Aires: Paidós. 2007. Págs.
101, 103.

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