Sunteți pe pagina 1din 291

Ensayos sobre la Parashá semanal

Copyright © 2018 por AishLatino.com


Todos los derechos reservados

Comentario de Rav Nóaj Weinberg zt”l sobre la Parashá

Adaptado por:
Rav Nejemia Coopersmith y Rav Itzjak Coopersmith

Traducido al español por:


Staff de AishLatino.com.

Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación,


por cualquier medio o procedimiento, sin contar con la autorización
previa, expresa y por escrito del editor.
AGRADECIMIENTOS
Agradecemos profundamente al talentoso equipo de
Aish.com y particularmente de AishLatino.com, cuya dedica-
ción y experiencia constituyen el motor de este proyecto.
A Rav Nóaj Weinberg zt’’l, fundador de Aish HaTorá,
cuya sabiduría e inspiración continúa siendo una luz que guía
todo lo que hacemos.
A todos quienes apoyan a AishLatino.com, por su gene-
roso aporte económico e invaluable guía.
A los cientos de miles de leales y dedicados lectores:
vuestro entusiasmo y apoyo ha sido fundamental en hacer de
AishLatino.com el sitio web líder de contenido judaico para el
mundo hispanoparlante.
Y a Hashem, quien nos ha dado el privilegio de compar-
tir Su infinita sabiduría y quien obra milagros cada día.

Rav Meir Rosenberg y el equipo de AishLatino.com


RAV NÓAJ WEINBERG ZT’’L
Fundador de Aish HaTorá Internacional

En 1974, Rav Weinberg fundó Aish HaTorá en Jeru-


salem con el objetivo de ayudar a todos los judíos del mundo
a conectarse con la belleza y sabiduría de su tradición. Desde
entonces, la organización creció exponencialmente gracias a la
habilidad de Rav Weinberg de motivar a los jóvenes a tomar
responsabilidad por el futuro del pueblo judío.
Su visión y apoyo fueron los responsables de muchas de
las grandes ideas de AishLatino.com.
Rav Weinberg falleció en febrero del 2009 luego de ba-
tallar contra el cáncer, dejando más de cien descendientes y
muchos miles de estudiantes que continúan transformando su
visión en realidad.
ÍNDICE

PREFACIO 13
INTRODUCCIÓN 15

S ‫ספר בראשית‬
efer Bereshit

BERESHIT 21
NÓAJ 25
LEJ LEJÁ 29
VAIERÁ 35
JAIEI SARÁ 41
TOLDOT 45
VAIETZÉ 49
VAISHLAJ 53
VAIESHEV 59
MIKETZ 65
VAIGASH 71
VAIEJÍ 77
S ‫ספר שמות‬
efer Shemot

SHEMOT 83
VAERÁ 89
BO 93
BESHALAJ 99
ITRÓ 105
MISHPATIM 113
TRUMÁ 117
TETZAVÉ 123
KI TISÁ 127
VAIAKEL/PEKUDEI 131

S ‫ספר ויקרא‬
efer Vaikrá

VAIKRÁ 137
TZAV 143
SHEMINÍ 149
TAZRÍA/METZORÁ 155
AJAREI MOT 163
KEDOSHIM 167
EMOR 175
BEHAR 181
BEJUKOTAI 185
S ‫ספר במדבר‬
efer Bamidbar

BAMIDBAR 193
NASÓ 197
BEHAALOTJÁ 201
SHELAJ 205
KÓRAJ 211
JUKAT 215
BALAK 219
PINJÁS 223
MATOT 227
MASEI 231

S ‫ספר דברים‬
efer Devarim

DEVARIM 239
VAETJANÁN 243
EKEV 251
REÉ 257
SHOFTIM 263
KI TETZÉ 267
KI TAVÓ 271
NITZAVIM-VAIÉLEJ 277
HAAZINU 281
VEZOT HABRAJÁ 285
Prefacio
Por Rav Iehudá Weinberg

“M
uchas aguas no pueden apagar el fuego del
amor” (Shir HaShirim 8:7).

Cuando mi padre, Rav Nóaj Weinberg zt”l, estudiaba Torá,


especialmente el Jumash, lo hacía con la alegría y la pasión de
estar leyendo una carta de amor de Hashem.
El mar de la Torá es muy vasto, pero él siempre nos decía
que la fuente de todo está en los Cinco Libros de la Torá. Mi
amado padre aprendió un océano de sabiduría de cada línea
del Jumash. Constantemente nos recordaba que la Torá no es
un libro de historia, sino una Torat Jaim, un verdadero tesoro
de sabiduría para la vida. Para mi padre esto no era sólo una
frase, sino su modo de vida. La profunda satisfacción y placer
que tenía al estudiar y al enseñar Torat Jaim era “igual al de
una persona que encuentra un gran tesoro” (Tehilim 119:162).
Estaba ansioso por compartir sus riquezas con todos los de-
más, porque no hay nada más valioso que aprender la sabidu-
ría Divina.
Cada palabra de la Torá está repleta de vida y sabiduría. El
arte de mi padre era su capacidad para descubrir esos eleva-
dos conceptos y bajarlos a la tierra de una forma interesante y
emocionante. Él utilizaba el Jumash para acercar a la Torá a los
judíos más alejados, siguiendo la prescripción del Rey David:
“La Torá de Hashem es perfecta, restaura al alma” (Ibíd. 19:8).

Prefacio / 13
Esta fue la misión de la vida de mi padre. Él sabía que no había
nada más efectivo que la palabra de Hashem para lograr reju-
venecer al alma, y él entendió que la mejor manera de llegar al
pueblo judío era conectándolo con la belleza, la relevancia y la
sabiduría de la Torá, que contenía todo lo necesario para tener
éxito en la vida.
Uno de los recuerdos más queridos de mi infancia es la ima-
gen de mi padre sentado durante horas en la tarde de Shabat
estudiando Jumash, extrayendo una sabiduría infinita como
una persona que saca agua de un manantial. Esta es también
la última imagen que tengo de mi padre. La noche antes de que
falleciera, pasé a decirle buenas noches. Él estaba enfermo y
muy débil, pero su mente seguía tan fuerte como siempre. Al
entrar lo encontré estudiando de su Jumash, aprovechando
otra oportunidad más para conectarse con Hashem y Su Torá.
En mi opinión, la revolución que mi padre comenzó en el
campo del kiruv fue en mérito de la conexión especial que te-
nía con la Torat Jaim. La sabiduría de la Torá fue lo que forjó
su vibrante conexión con Dios, lo cual llevó al ardiente amor
y preocupación que él sentía por cada judío. Con cada fibra de
su ser, mi padre tomó la responsabilidad de llevar esa preciosa
Torat Jaim a cada judío. Él sentía el tzar haShejiná, el dolor y la
tristeza de nuestro Padre Celestial, Quien desea acercar y man-
tener a Su lado a Sus hijos rebeldes.
Los alumnos de mi padre eran como sus propios hijos, y
él los alentó a todos ellos a compartir su sabiduría de Torá. El
gran amor que mi padre tenía por Hashem y el enorme amor
que tenía hacia sus alumnos, dio como resultado el libro que
tienen en sus manos, el cual fue preparado por sus talmidim,
quienes lealmente editaron y adaptaron sus shiurim. Estoy
seguro de que él tiene mucho najat en el Shamaim al ver que
este libro basado en sus charlas y clases está al alcance de un
público más amplio. Sin ninguna duda el estudio de este séfer
ayudará a la elevación de su neshamá.

Iehudá ben HaRav Israel Nóaj Weinberg

14 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Introducción

C
omo talmidim en la Ieshivat Aish HaTorá, para noso-
tros, como para todos los estudiantes en los diversos
programas (desde los principiantes hasta los progra-
mas de semijá), el momento más destacado de la semana era a
las 7:10 de la noche del jueves, cuando nuestro Rosh Ieshivá,
HaGaón HaRav Nóaj Weinberg zt”l, daba su charla sobre la pa-
rashá. El beit midrash estaba repleto y la expectativa se sen-
tía en el aire. Estábamos ansiosos por escuchar los profundos
pensamientos de Rav Nóaj, nuestro rebe.
Rav Nóaj era un genio descubriendo la sabiduría eterna de
la Torá y demostrando cómo esta se refería a los temas actuales
con profunda claridad y relevancia. Era un maravilloso diser-
tante y un cautivante narrador de historias, humorístico, con
los pies en la tierra y completamente accesible, pero al mismo
tiempo sumamente apasionado e intenso. A veces, nos hacía
estremecer. Nos desafiaba y nos provocaba, empujándonos a
pensar por nosotros mismos y a aceptar las formidables res-
ponsabilidades que nos otorga la Torá. Rav Nóaj era una figura
elevada que asumió la responsabilidad de llevar a cada judío
de regreso hacia Hashem y Su Torá. Él vivía con una conscien-
cia constante de la realidad Divina y con un profundo amor por
cada judío.
El enfoque de kiruv de Rav Nóaj, lo que transformó a Aish
HaTorá de ser una pequeña ieshivá de cinco estudiantes en
una organización innovadora a nivel internacional, fue lo que

Introducción / 15
él llamaba Torat Jaim, la sabiduría para la vida. Él mostraba la
relevancia y la profundidad de la sabiduría judía, presentado la
Torá de una forma irresistible para los judíos alejados.
Al preparar este libro sobre las charlas y las clases de Rav
Nóaj, nos esforzamos por conservar su voz especial y mante-
nernos lo más fieles posibles a las transcripciones de sus pala-
bras. El lector notará que hay varios temas básicos que se re-
piten a lo largo del libro. Estos manifiestan los principios fun-
damentales de la perspectiva de Rav Weinberg: la responsabi-
lidad como la clave para la grandeza, vivir con irat Shamaim y
sentir la realidad del amor de Hashem, desarrollar el increíble
potencial de la persona utilizando la fuerza de nuestro libre
albedrío, la primacía de la Torá y la profundidad de nuestra
responsabilidad hacia el pueblo judío y el perfeccionamiento
del mundo.

Muchas personas fueron fundamentales en la creación de


este libro. En primer lugar queremos agradecer por la dedi-
cación del libro a Alan Isaac Gross y a su esposa Edie, amigos
personales de Rav Nóaj que siempre apoyaron a Aish HaTorá.
Muchas gracias a Rav Baruj Rabinowitz y Rav Hershel Lutch
por ayudarnos a completar este proyecto. A Rav Aharón Dayan,
quien cuidadosamente grabó los shiurim de Rav Nóaj duran-
te muchos años. A Rav Jamie Cowland, quien dio los primeros
pasos al supervisar el proceso de transcripción, y a Avi Noam
Taub, quien hizo un maravilloso trabajo transcribiendo las gra-
baciones.
Queremos agradecer a Rav Shraga Simmons y a Rav Jaim
Willis por su contribución en algunos de los ensayos y a Rav
Iehudá Weinberg por su apoyo. Nos sentimos agradecidos con
Rav Pinjas Waldman que siempre estuvo a nuestra disposición
y logró encontrar las fuentes específicas que precisábamos.
También le agradecemos por tomarse el tiempo para revisar
todo el manuscrito. Queremos agradecer al equipo profesio-
nal de ArtScroll, especialmente a la señora Malky Heimowitz,
quien hizo un excelente trabajo de edición del manuscrito y
ofreció valiosos comentarios.

16 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Nos gustaría expresar nuestra enorme hakarat hatov a la
Rabanit Dina Weinberg. Sin su constante apoyo y compromiso,
Aish HaTorá nunca hubiera comenzado ni habría florecido has-
ta convertirse en la organización internacional que es hoy en
día. Que Hashem la bendiga con longevidad, buena salud y mu-
cho najat de todos sus descendientes biológicos y espirituales.
Agradecemos a nuestras esposas y familias por su cons-
tante apoyo y aliento en todo lo que hacemos, incluyendo este
libro.
Finalmente queremos agradecerle a Hakadosh Baruj Hu
por darnos el privilegio de ser parte de Aish HaTorá y permi-
tirnos llegar a los judíos con la sabiduría que Rav Weinberg,
nuestro amado rebe, nos ha transmitido.

Nejemia e Itzjak Coopersmith

Introducción / 17
S ‫ספר בראשית‬
efer Bereshit
Experimentar sin Torá es
tentador, tal como lo es el fruto
del Árbol del Conocimiento del
Bien y del Mal, pero termina
siendo una trampa mortal.

P arashat Bereshit:
Comer en el jardín
‫פרשת בראשית‬

“Y Hashem Dios hizo brotar de la tierra todo árbol agrada-


ble para la vista y bueno para alimento, y el Árbol de la Vida
en medio del jardín y el Árbol del Conocimiento del Bien y del
Mal… y Hashem Dios le ordenó a Adam, diciendo: ‘De todo ár-
bol del jardín ciertamente comerás, pero del Árbol del Cono-
cimiento del Bien y del Mal no comerás, porque el día en que
comas de él ciertamente morirás’… Y la mujer vio que el árbol
era bueno como alimento y que era una delicia para los ojos, y
que era codiciable como fuente de sabiduría…”
(Bereshit 2:9, 16-17, 3:6).

D
ios creó un jardín absolutamente maravilloso con
“todo árbol agradable para la vista y bueno como
alimento”. En el centro del Jardín Dios colocó ese
árbol increíblemente deseable llamado el Árbol del Conoci-
miento del Bien y del Mal, y le advirtió a Adam: “¡Ten cuidado!
¡No puedes comer de este árbol! Sí, se ve sumamente delicioso;
pero si comes de él, morirás”.

Bereshit: Comer en el Jardín / 21


¿Acaso tú colocarías frente a tus hijos una mesa con man-
jares y en el medio pondrías el plato más tentador, lo rociarías
con veneno y les advertirías: “¡Tengan cuidado con este plato!
Aunque se ve muy apetitoso, los puede matar”? ¿Por qué Has-
hem, aparentemente con tanta crueldad, colocó ante Adam y
Javá una trampa mortal?

La vida eterna

La clave para develar este misterio es considerar qué hu-


biera pasado si Adam hubiese comido del Árbol de la Vida an-
tes de comer del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal. La
respuesta la encontramos en la reacción de Hashem después
de que Adam comiera primero del Árbol del Conocimiento. La
Torá nos dice que Hashem sacó a Adam del jardín para asegu-
rar que no fuera a comer del Árbol de la Vida y viviera eterna-
mente. Incluso después de comer del Árbol del Conocimiento y
volverse mortal, el Árbol de la Vida le hubiese permitido vivir
por siempre.
Imagina lo diferente que hubiera sido la historia si Adam
hubiese comido primero del Árbol del Conocimiento. Se habría
vuelto eterno e inmune al peligro del Árbol del Conocimiento
del Bien y del Mal.
Hashem no puso una trampa mortal delante de Adam, por-
que él iba a poder comer del delicioso Árbol del Conocimien-
to después de comer del Árbol de la Vida. De hecho, cuando
Hashem le dijo: “De todo árbol del jardín comerás”, le estaba
ordenando comer de todos los árboles, incluyendo al Árbol de
la Vida. El error de Adam fue el orden en que comió de estos
dos árboles.

Sabiduría vs. Experiencia

¿Qué nos está enseñando la Torá? ¿Qué representa el Árbol


de la Vida y qué representa el Árbol del Conocimiento del Bien
y del Mal? Y, por último, ¿cuál fue el error que cometió Adam,
del que debemos cuidarnos en nuestras propias vidas?

22 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


El Árbol de la Vida representa a la Torá: “Es un Árbol de
Vida para quienes se aferran a ella” (Mishlei 3:18). La Torá es la
fuente suprema de sabiduría; ella nos enseña a vivir una vida
con sentido en todas sus facetas. Es el plano Divino de la crea-
ción, de donde fluye la existencia. Es la fuente que define la éti-
ca y la moral; el manual de instrucciones (Torat Jaim) respecto
a la manera en que debemos utilizar este mundo para enten-
der su propósito, concretar nuestro potencial y forjar una co-
nexión significativa con nuestro Creador.
¿Qué es el Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, y por
qué es problemático? Este árbol representa el conocimiento
que se obtiene a partir de la experiencia de vida. Es el deseo de
salir al mundo y probar todos sus frutos, de utilizar el proceso
de ensayo y error para descubrir qué es bueno, qué es destruc-
tivo y cuál es el camino correcto en la vida. Es la emoción de
viajar por el país sin mapa ni destino, de estar abierto a lo que
se vaya presentando.
Pero crecer en base a la experiencia implica enfrentar obs-
táculos, caer y golpearse a lo largo del camino. Por cierto se
cometerán errores, a veces serios, pero eventualmente espera-
mos llegar a aprender. Esa es la actitud de quien elige aprender
sobre la vida en la escuela de los golpes duros, en vez de estu-
diar primero Torá.
Experimentar sin Torá es tentador, tal como lo es el fruto
del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, pero termina
siendo una trampa mortal. Zambullirse ciegamente en el vasto
y atractivo terreno de la vida inevitablemente deja un camino
de destrucción: corazones y hogares rotos, sueños frustrados,
cinismo, confusión y alienación.
Los potenciales baalei teshuvá experimentan un ardiente
conflicto cuando enfrentan la decisión de abandonar lo que es-
tán haciendo —ya sea viajar por Europa y el Medio Oriente o
disfrutar la vida universitaria— para ir a estudiar Torá en una
ieshivá. En esencia están eligiendo entre el Árbol del Conoci-
miento y el Árbol de la Vida.
La Torá nos enseña una lección crucial: antes de dejarnos
tentar por la miríada de experiencias, primero debemos es-

Bereshit: Comer en el Jardín / 23


tudiar Torá, el manual de instrucciones para la vida, para en-
tender los principios éticos que gobiernan la existencia y los
parámetros adecuados para actuar en este mundo. Una vez
que tenemos claros estas definiciones y conceptos, podemos
comer del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, porque
ya sabremos cómo usar el mundo como un vehículo para co-
nectarnos con Hashem y desarrollar nuestro potencial.
¡Experimenta la vida! Na-
N die espera que vivamos en
adie planea divorciar- una burbuja. Pero primero
se, pero la realidad es que debemos adquirir la sabi-
más del 50% de los ma-
duría necesaria respecto a
trimonios terminarán en
cómo hay que vivir para po-
divorcios.
der evitar las caídas y no ser
destruidos en el proceso.
Por ejemplo, todo el mundo quiere casarse y nadie planea
divorciarse, pero la realidad es que más del 50% de los matri-
monios terminarán en divorcios. No improvises. Primero es-
tudia la sabiduría de la Torá sobre el matrimonio y después
cásate.
Hashem quiere que aprovechemos la vida al máximo. Para
hacerlo, debes saber para qué estás vivo. Pregúntale a un estu-
diante: ¿Por qué estudias en

H la universidad? Porque ten-


ashem quiere que go que conseguir un título.
aprovechemos la vida al ¿Por qué necesitas un título?
máximo. Para hacerlo, de- Tengo que ganar dinero. ¿Por
bes saber para qué estás qué necesitas dinero? Tengo
vivo. que comprar comida. ¿Por
qué necesitas comida? Ten-
go que comer. ¿Por qué necesitas comer? Tengo que vivir. ¿Por
qué necesitas vivir? Tengo que ir a estudiar en la universidad.
Necesitas saber la respuesta a la pregunta más importante
de la vida: ¿para qué vives? La respuesta está en la Torá. Pri-
mero come del Árbol de la Vida. Luego aplica lo que aprendiste
y experimenta la increíble belleza y el significado que la vida
tiene para ofrecer.

24 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Cuando estamos unidos, nos
respetamos y nos escuchamos
mutuamente, nada puede
detenernos.

P arashat Nóaj:
La fuerza de la unión
‫פרשת נח‬

“Cuando contemplo Tus cielos, la obra de Tus dedos, la


luna y las estrellas que Tú has establecido, [pienso]: “¿Qué es
el hombre para que lo recuerdes, y el hijo del hombre para
que lo consideres?” Sin embargo, lo hiciste poco menos que
Divino, y lo coronaste con honor y esplendor”
(Tehilim 8:4-6).

A
l observar el cosmos, las chispas de luz que parecen
extenderse eternamente en los millones de galaxias
a años luz de distancia, nos inunda una abrumadora
sensación de asombro. Saboreamos el poder infinito del Crea-
dor del universo y, en contraste, sentimos que somos muy pe-
queños. “¿Qué es el hombre para que lo recuerdes?”, proclama
el Rey David.
Y, a continuación, explica: “Lo hiciste poco menos que Divi-
no”. ¡Los seres humanos tienen un poder increíble! Casi pode-
mos llegar a igualar a Dios.
¿Cuál es este enorme poder que nos hace “poco menos que

Nóaj: La fuerza de la unión / 25


Divinos”? En la parashá de esta semana, la Torá revela nuestro
poder secreto, una fuerza tan grande que la humanidad enten-
dió que le daba la posibilidad de luchar contra Dios Mismo.
¿Cómo es posible? ¿Quién puede estar tan loco como para
luchar contra el Creador del universo?
Suena ridículo, pero eso fue exactamente lo que hicieron
los constructores de la Torre de Babel.

Luchar contra Dios

Todo el mundo estaba unido como una nación, con un len-


guaje y un mismo propósito, como dice el pasuk: “En toda la
tierra había una sola lengua y un objetivo común (devarim aja-
dim)” (Bereshit 11:1). Rashi explica que las palabras devarim
ajadim significan “un plan”. Ellos razonaron: “Hashem no tiene
derecho a adueñarse de los cielos. Ascendamos a los cielos y
hagámosle la guerra”.
Ellos planearon construir una torre e invadir los cielos para
luchar contra Dios. ¿Qué probabilidad tenían de ganar? Era ri-
dículo.
Veamos cuál fue la respuesta de Hashem: “He aquí que son
un pueblo único y todos tienen una misma lengua, y esto han
comenzado a hacer. Y ahora, nada se les retendrá de todo lo
que planean hacer” (Bereshit 11:6). En la Torá, Dios Mismo da
testimonio de que mientras se mantengan unidos nada impe-
dirá que logren su objetivo, a pesar de que su emprendimiento
se oponga diametralmente al propósito Divino.
Para frustrar la rebelión, Hashem sembró entre ellos se-
millas de disensión. “Vengan, descendamos y confundamos su
lengua, para que cada uno no entienda la lengua de su com-
pañero” (Bereshit 11:7). Al cambiar sus lenguas, Dios les difi-
cultó la comunicación, lo que hizo que la unidad hiciera im-
plosión. Cuando estuvieron unos contra otros, Hashem pudo
dispersarlos. “Entonces Hashem los dispersó desde allí a toda
la superficie de la tierra, y dejaron de construir la ciudad” (Be-
reshit 11:8).

26 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


La paz es grandiosa

El Midrash (Sifrí,  Nasó  42) describe el increíble poder de


la unión. “¡Qué grandiosa es la paz! Incluso si Israel hace ido-
latría, si entre ellos hay paz entonces Dios (por así decirlo) no
puede superarlos, porque hay paz entre ellos”.
La generación de la Torre de Babel era mucho peor que la
generación del diluvio. ¡Ellos salieron directamente a luchar
contra Hashem! A pesar de eso, Hashem no los eliminó, porque
tenían una cualidad crucial que los redimía: estaban unidos,
con un mismo propósito y un lenguaje, trabajando en completa
armonía para lograr su misión. La humanidad se había unido.
Y, mientras estaban unidos, eran imparables.
Hashem dijo: “No puedo castigarlos porque están unidos.
Obviamente, no puedo permitir que tengan éxito con el ataque,
por lo que socavaré su unidad y los dispersaré”.
La Torá nos está enseñando la sorprendente fuerza de la
unión. Cuando estamos uni-
dos, nos respetamos y nos es-
H ashem nos dice: si de-
cuchamos mutuamente, nada seas asombrarte, observa
puede detenernos. Cuando a la humanidad.
estamos juntos se desenca-
dena una fuerza exponencial
La Torá dice: “Cinco de ustedes perseguirán a cien, y cien
de ustedes perseguirán a diez mil, y sus enemigos caerán por
la espada ante ustedes” (Vaikrá 26:8). Pero la matemática no
cuadra. Si cinco perseguirán a cien, cien deberían perseguir a
dos mil. El Midrash explica que aquí la Torá nos enseña que “no
hay comparación entre unos pocos que cumplen la Torá y una
multitud que cumple la Torá” (Torat Cohanim 26:10). Cuando
estamos unidos, nuestro poder es exponencialmente superior.
A esta fuerza de la unidad se refirió el Rey David cuando
escribió: “Lo hiciste poco menos que Divino, y lo coronaste con
honor y esplendor”. Hashem nos dice: si deseas asombrarte,
observa a la humanidad. Cuando están unidos, nada puede de-
tenerlos. La humanidad accedió a este increíble poder, pero lo
dirigieron mal, utilizándolo en contra del plan de Dios.

Nóaj: La fuerza de la unión / 27


Libera la fuerza

El objetivo supremo del pueblo judío es “perfeccionar al


mundo a través de la soberanía de Dios”. Somos un “reino de
sacerdotes, una nación sagrada” (Shemot 19:6). ¿Tenemos con-
ciencia de esto? ¿Todo el pueblo judío lo sabe? No hay unidad
porque hemos olvidado nuestro propósito y, en consecuencia,
nos preocupamos por nues-

A
tros objetivos individuales,
través de nuestra egoístas, pensando sólo en
Torá, le enseñamos al nosotros mismos y olvidando
mundo los pilares de la al klal, a la nación.
moralidad: monoteísmo, El pueblo judío civilizó
amor al prójimo, justicia a la humanidad. A través de
para todos, una nación no nuestra Torá, le enseñamos al
levantará su espada con- mundo los pilares de la mo-
tra otra. ralidad: monoteísmo, amor al
prójimo, justicia para todos,
una nación no levantará su
espada contra otra… ¡Imagina lo que podríamos lograr si nos
respetáramos los unos a los otros y realmente nos escuchára-
mos! Podríamos cambiar el mundo.
Vivimos en tiempos difíciles. Con una unión genuina, po-
demos volvernos “poco menos que Divinos” y entonces nada
podrá detenernos. Podemos liberar la fuerza que Dios nos dio
para llevar Torá a Su pueblo y claridad a la humanidad. El mun-
do cuenta con nosotros.

28 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Muchas personas están
dispuestas a dar su vida por una
causa. Pero hay pocos héroes que
dedican toda su vida a la causa por
la cual están dispuestos a morir.

P arashat Lej lejá:


El desafío de la
independencia
‫פרשת לך לך‬

L
a palabra Torá  significa, literalmente, instrucciones.
En nuestras plegarias diarias nos referimos a ella
como Torat Jaim: instrucciones para la vida. Hashem
es nuestro Padre Celestial, Quien nos creó y sólo desea nuestro
bien. Él quiere darnos placer y, a través de la Torá, nos enseña
a vivir y aprovechar la vida al máximo. Por lo tanto, cuando es-
tudiamos Torá siempre debemos preguntarnos: ¿Qué es lo que
Hashem está tratando de enseñarme?
La Mishná nos dice que Abraham Avinu superó diez prue-
bas. ¿Por qué Dios tenía que ponerlo a prueba? ¿Acaso no co-
nocía a Abraham?
La prueba no fue para el beneficio de Hashem; cada prueba
estuvo perfectamente calibrada para ayudar a Abraham a cre-
cer. Esa es la idea de todas las pruebas. Cada prueba que tie-
nes en tu vida, cada desafío, es enviado por Dios para ayudarte

Lej lejá: El desafío de la independencia / 29


a crecer. Examinemos cuidadosamente la primera prueba de
Abraham y veamos lo que nos enseña.
La Torá dice: “Hashem le dijo a Abram: ‘Vete por ti de tu
tierra, de tu lugar de nacimiento y de la casa de tu padre a la
tierra que te mostraré. Y te convertiré en una gran nación, te
bendeciré y engrandeceré tu nombre, y serás bendición’” (Be-
reshit 12:1-2).
¿Cuál es la prueba? ¿Acaso es tan impresionante que Abra-
ham haya dejado su hogar? Cada año, miles de personas se mu-
dan a Israel, o a otro lado. Más aún, si Dios te hablara y te dijera
que dejes tu país para irte a Israel, ¿no dejarías todo e irías? In-
cluso si ya estuvieras viviendo en Israel y Hashem te dijera que
vayas a China, ¿no es obvio que lo harías? ¡Dios mismo te está
diciendo que vayas! Entonces, ¿por qué tanto alboroto? ¿Por
qué se considera esta una de las diez pruebas que Abraham
tuvo que superar?

Orden inverso

Enfoquémonos en las palabras de la Torá para encontrar


la respuesta. En el versículo encontramos algo muy extraño:
“Hashem le dijo a Abram: ‘Vete por ti de tu tierra, de tu lugar de
nacimiento y de la casa de tu padre a la tierra que te mostraré’”.
Esto es como decir: “Deja los
L Estados Unidos, deja la ciu-
os valores y las creen- dad de Nueva York y deja tu
cias vienen de tres fuentes
casa en el número 314 en la
primarias: tu sociedad, tu
calle 4 para ir a Israel”. ¿Aca-
grupo social y tu hogar.
so redactarías de esta forma
la orden para irse del país?
Si sales de los Estados Unidos, ¿no has dejado ya la ciudad
de Nueva York? Y si sales de la ciudad de Nueva York, ¿no has
partido también de la casa de tu padre en la calle 4? El versí-
culo no está escrito en un orden lógico y, además, parece re-
dundante. Primero dejas la casa de tu padre, luego la ciudad
en la cual vives y, por último, tu país. ¿Por qué Hashem alteró
el orden?

30 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Podemos entender que Hashem no está describiendo una
partida física, sino que le está presentando a Abraham un desa-
fío más difícil: dejar detrás el impacto espiritual que esos luga-
res tienen en él. Desde esta perspectiva, ahora el orden parece
perfectamente lógico: va desde una esfera de menor influencia
(su país) hasta la esfera más intensa (su hogar).
La Torá nos enseña que los valores y las creencias vienen
de tres fuentes primarias: tu sociedad (tierra), tu grupo social
(lugar de nacimiento) y tu hogar.

Las tres esferas de influencia

Para crear una relación con Hashem, lo primero que nece-


sitas abandonar es la influencia de la sociedad en general; tus
creencias no pueden ser simplemente el resultado del lugar en
donde naciste. Tienes que volverte sumamente independiente
y aprender a pensar por ti mismo. Tienes que dejar atrás las
ideas falsas que has heredado de la sociedad en la que estabas
sumergido, ya sea la civilización secular occidental o la socie-
dad politeísta en la que fue criado Abraham.
El paso siguiente es dejar tu lugar de nacimiento. Esto es
más difícil. Significa dejar atrás los valores que absorbiste de
tu sociedad más cercana, de tu escuela y de los medios de co-
municación que te rodean. ¿A quiénes respetan tus amigos?
¿Cómo definen el éxito? Eso ya no determina a quién tú respe-
tas y cómo tú defines el éxito.
Y, por último, debes dejar atrás el impacto de la casa de tu
padre. Esto no significa abandonar a tus padres y cortar rela-
ciones con ellos. Significa dejar atrás la identidad que te die-
ron, las limitaciones que pueden haber puesto en ti y las ex-
pectativas que no necesariamente son para tu mejor interés.
Analiza todo eso. Sé independiente. Lej lejá significa “vete por
ti”, por ti mismo, descubre quién eres y en qué crees realmente.
No renuncies a tus aspiraciones y a obtener claridad sobre lo
que es correcto.
Al entender que la prueba que Hashem dio a Abraham fue
el desafío de alcanzar la independencia, podemos entender

Lej lejá: El desafío de la independencia / 31


por qué es una prueba seria. No fue sólo abandonar físicamen-
te un país. Dios le dijo a Abraham que reevaluara por completo
todos sus valores y la forma en que percibía al mundo y a sí
mismo, para volverse completamente independiente. Eso no
es una tarea fácil.

¿Por qué no menciona a Ur Kasdim?

Hay otra pregunta respecto a la primera prueba de Abra-


ham. De acuerdo con el Midrash (Bereshit Rabá 38:13), antes
de que Hashem se le presentara a Abraham para decirle que
abandonara su país, Abraham había destruido los ídolos de
su padre y había comenzado a enseñar sobre el monoteísmo.
Nimrod, el rey de Shinar, percibió esto como una amenaza y le
dio a Abraham un ultimátum: o se prosternaba ante los ídolos
o era arrojado a un horno ardiente.
¿Tú qué habrías hecho? Podrías haber salvado tu vida pos-
trándote ante unos ídolos. Al fin de cuentas sería sólo un acto
externo; en tu corazón sabrías que no tiene sentido.
Pero incluso antes de la entrega de la Torá, Abraham enten-
dió que la obligación de Kidush Hashem (santificar el nombre
de Dios) requiere que uno dé su vida antes que cometer cual-
quiera de las tres transgresiones cardinales: idolatría, asesina-
to y relaciones ilícitas (Pesajim 25a). La prohibición en contra
de la idolatría incluye incluso actos externos de adoración ante
un ídolo en el cual no crees.
Abraham se rehusó a prosternarse y fue arrojado al fuego.
Él esperaba morir, porque sabía que uno no debe depender de
milagros. Pero Dios hizo un milagro y salió con vida del horno
ardiente.
Este fue un acto increíble de mesirut néfesh (autosacrificio).
Abraham estuvo dispuesto a morir por lo que sabía que era co-
rrecto. Sin embargo, la Torá no menciona ni una palabra sobre
esta historia. ¿Por qué? ¿No es esta prueba mucho más grande
que la de dejar Ur Kasdim, mencionada al principio de esta pa-
rashá?

32 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Morir por una causa versus vivir por una causa

Es indudable que la predisposición de Abraham a morir an-


tes que prosternarse ante un ídolo fue una señal de un compro-
miso tremendo. Pero, ¿qué es más difícil? ¿Morir por una causa
o vivir por una causa?
Muchas personas están dispuestas a dar la vida para hacer
lo correcto. En 1967, cuando la existencia de Israel se vio ame-
nazada, de todas partes salieron judíos ofreciéndose como vo-
luntarios para luchar arriesgando sus vidas. Incluso hoy, si se
te ordenara matar a cien niños o ser asesinado, ¿los matarías o
elegirías morir?
Todos entendemos que hay valores y creencias que son
más importantes que la vida misma.
¿Pero reconocer que una causa es lo suficientemente im-
portante como para morir por ella automáticamente te lleva
a dedicar tu vida a esa causa? Si te importa el pueblo judío lo
suficiente como para morir
por ellos, ¿no significa que
deberías estar dispuesto a
L a Torá no quiere enfa-
tizar que se debe morir
abandonar todo para dedicar
por una causa. El ideal es
tu vida a vivir por ellos?
vivir por una causa.
Ser  moser néfesh, dar tu
vida por Hashem, es un acto
grandioso, pero sigue siendo una elección de una sola vez. Mu-
cho más difícil es enfrentar la lucha constante de vivir cada
momento del día de acuerdo con lo que Dios nos ordena.
Muchas personas están dispuestas a dar su vida por una
causa (a menudo falsas, como la jihad). Pero hay pocos héroes
que dedican toda su vida a la causa por la cual están dispuestos
a morir.
La disposición de Abraham a morir en el horno al kidush
Hashem no es mencionada en la Torá ni está incluida en la lista
de las diez pruebas porque la Torá no quiere enfatizar que se
debe morir por una causa. El ideal es vivir por una causa. La
prueba de Lej Lejá fue un desafío mucho mayor que la dura ex-
periencia de Ur Kasdim, porque exigió que Abraham se volvie-

Lej lejá: El desafío de la independencia / 33


ra independiente y dedicara completamente su vida a Hashem.
Esta es la primera prueba para todo judío, y fue el primer paso
de Abraham en su camino a convertirse en el padre del pueblo
judío.

34 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


El paradigma de jésed en la
Torá es un intercambio que, en
última instancia, ni siquiera
benefició a los receptores.

P arashat Vaierá:
Construir con bondad
‫פרשת וירא‬

“Hashem se le apareció en las planicies de Mamré, mien-


tras él estaba sentado a la entrada de la tienda, al calor del
día. Alzó sus ojos y miró, y he aquí que había tres hombres
parados delante de él. Vio y corrió al encuentro de ellos desde
la entrada de la tienda, y se prosternó a la tierra”
(Bereshit 18:1-2).

I
magina la escena. Abraham tiene una experiencia pro-
fética, comunicándose directamente con Dios Mismo.
Entonces ve que llegan tres huéspedes y le dice a Has-
hem: “Perdóname, Dios, tengo que atender a mis invitados.
Vuelvo enseguida”.
¿Por qué Abraham dejó a la Shejiná (Presencia Divina), en
medio de experimentar lo trascendental, para entretener a
tres nómades desconocidos? Imagina que estás hospedando
al gadol hador, al rabino líder de nuestra generación, y mien-
tras conversas con él en privado ves pasar a tres extraños. ¿Le
dirías al gran rabino: “Vuelvo en 45 minutos, necesito preparar

Vaierá: Construir con bondad / 35


la cena para estos invitados”?
Sorprendentemente, el Talmud (Shabat 127a) nos enseña
que Abraham hizo lo correcto, porque “hajnasat orjim (recibir
invitados) es más importante que estar en presencia de la She-
jiná”.

Ser como Dios

¿Cómo se entienden las palabras del Talmud? Si el Creador


del universo, la infinita y todopoderosa Fuente de la existencia,
se te apareciera, ¡incluso un ateo te diría que no te muevas! No
existe una experiencia más grandiosa que comunicarse con lo
Divino. ¿Cómo es posible entonces que hajnasat orjim pueda
superarlo?
La respuesta es clara: imitar a Hashem es más grandioso
que hablar con Él. La manera más poderosa de entender y co-
nectarse con Dios es volverse como Él. “Ma Hu janún verajum,
af atá heié janún verajum — así como Hashem es misericordio-
so y compasivo, tú también debes ser misericordioso y compa-
sivo” (Shabat 133b). Dios es infinito y perfecto, lo que significa
que no necesita nada. Él no gana nada si nosotros cumplimos
las mitzvot. Su creación es un acto perfecto de altruismo; es
100% jésed, orientado a darnos el más profundo placer y per-
mitirnos lograr el máximo significado disponible, simplemente
porque Él nos ama.
Si quieres entender el amor de Dios por ti, debes ser como
Él, y una de las maneras esenciales de imitarlo es hacer jésed y
amar a otros seres humanos. Convertirse en un dador es real-
mente la única manera de entender Quién es Hashem y la esen-
cia de la vida.
Si quieres apreciar a Dios, proponte ser como Él y ayuda a
tantas personas como puedas. Incluso si estás enfermo, trata
de darle placer a otros seres humanos. Trabaja en esto, con-
viértelo en tu prioridad. Al hacerlo, entenderás un poquito más
la esencia de la existencia.
Si no cambias incorporando los atributos de Hashem, nunca
Lo entenderás por completo. Dios continuará siendo una abs-

36 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


tracción. A modo de ilustración, uno de los criterios para desig-
nar a un juez para el Sanedrín (una corte judía facultada para
dictaminar penas capitales) es que el candidato debe tener hi-
jos. El Rambam explica que esto es necesario “para asegurar
que sea misericordioso” (Hiljot Sanedrín2:3). Puede ser el ma-
yor talmid jajam del mundo, pero si no tiene hijos no puede ser
parte de la corte, porque no puede entender por completo la
realidad de la compasión de Hashem por Sus hijos. Puede ser
un profeta que se comunique con Dios, pero no puede juzgar
un crimen capital. Para realmente tener compasión, uno debe
ser padre. De la misma manera, para entender completamente
a Hashem debes asemejarte a Él.

Sólo hazlo

Al describir el jésed de Abraham, la Torá brinda muchos de-


talles:
Les traerán un poco de agua, laven sus pies y recuéstense
bajo el árbol. Yo les daré un bocado de pan para que ustedes
sustenten su corazón… Entonces Abraham se apresuró hacia
la tienda de Sará y dijo: “Rá-
pido, toma tres medidas de
harina y sémola, amasa y haz
N o prometas mucho.
Sólo haz lo necesario.
panes”. Y Abraham corrió ha-
cia las reses y tomó un terne-
ro tierno y bueno que dio al joven, y este se apuró a prepararlo.
Luego tomó crema y leche y el ternero que había preparado, y
los puso delante de ellos; se quedó parado junto a ellos debajo
del árbol y ellos comieron (Bereshit 18:4-8).
Aquí cada detalle nos enseña una idea importante sobre la
bondad. Primero, para hacer jésed debes correr. No postergues,
no lo dejes para después. Corre y abraza alegremente la opor-
tunidad de darle a otro ser humano.
Abraham les ofreció a los viajeros pan y agua, pero cuando
se puso en acción les preparó una comida majestuosa. “Emor
meat veasé harbé — Di poco y haz mucho” (Pirkei Avot 1:15).
Hablar es fácil. Por un momento da la impresión de que estás

Vaierá: Construir con bondad / 37


haciendo algo, pero en realidad eres un fanfarrón, y todos lo
sabrán. La señal de que alguien es serio respecto a hacer algo
bueno es que dice poco y hace mucho. No te subas a un pedes-
tal. No prometas mucho. Sólo haz lo necesario.

La fuerza de la bondad

El Midrash pregunta: “¿Quién fue el que hizo jésed con quie-


nes no lo necesitaban? Fue Abraham Avinu, quien les dio a los
ángeles” (Vaikrá Rabá 34:8). Sorprendentemente, el paradig-
ma de jésed en la Torá es un intercambio que, en última ins-
tancia, ni siquiera benefició a los receptores. ¡Los ángeles no
comen pan! Tampoco comen lengua con mostaza. La bondad
de Abraham no hizo ningún bien para ellos.
Sin embargo, el Talmud (Babá Metziá 86b) describe la in-
creíble recompensa que recibió Abraham por haber hecho esa
bondad:
Rav Iehudá dijo en nombre de Rav: Todo lo que hizo Abra-
ham por los ángeles, Dios, bendito sea, hizo lo mismo por sus
hijos (de Abraham). Y todo lo que Abraham hizo por medio
de un emisario, Dios, bendito sea, hizo igual por sus hijos (de
Abraham) por medio de un emisario. “Y Abraham corrió hacia
el ganado” corresponde con: “Un viento salió de Hashem y so-
pló codornices desde el mar y las esparció por el campamento”.
“Y [Abraham] tomó crema y leche” corresponde con: “Observa,
haré llover para ti comida desde el cielo”. “Y [Abraham] se que-
dó parado junto a ellos bajo el árbol y ellos comieron” corres-
ponde con: “Hashem fue delante de ellos en un pilar de nube
para guiarlos por el camino”.
Los ejemplos dados son de acciones realizadas directamen-
te por Abraham o por Dios, bendito sea. Los dos versículos si-
guientes describen acciones hechas por medio de un emisario:
“Tráiganles un poco de agua” corresponde con: “Y tú [Mos-
hé] golpearás la roca, y de ella emanará agua y el pueblo bebe-
rá”.
El pueblo judío tuvo agua para beber durante 40 años en
el desierto gracias a que Abraham les dio a los huéspedes un

38 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


poco de agua. Todos los descendientes de Abraham comieron
milagrosamente el maná del cielo durante 40 años porque
Abraham les dio leche a los tres viajeros. El pueblo judío estuvo
rodeado de las Nubes de Gloria durante 40 años en el desierto
porque Abraham acompañó a sus huéspedes.
Observa el increíble impacto que tuvo cada acto de jésed de
Abraham. Sus acciones afectaron a toda la nación judía que
descendió de él, a pesar de que, en realidad, no les dio nada a
los ángeles.
Nuestros Sabios hacen el siguiente kal vajomer (un argu-
mento a fortiori): “Si Dios, bendito sea, recompensa a los hijos
de una persona que hace jésed con alguien que no se beneficia
del mismo, entonces mucho más recompensará a la persona
que hace jésed con alguien que se beneficia del mismo (Vaikrá
Rabá, Ibíd.).
El  jésed  de Abraham no generó ningún beneficio real, ¡y
mira su impacto! Imagina la recompensa que Hashem les dará
a tus hijos y nietos si tú haces algo tangible para ayudar a un ju-
dío. ¡Nuestros Sabios enseñan que tu recompensa será incluso
mayor que la de Abraham!
El Talmud agrega algo
más. Abraham le dijo a un
mensajero que trajera el
N o sólo el mundo se
construye con bondad.
agua, él delegó esa tarea. En-
tonces Dios también la dele-
También nosotros.
gó: en lugar de darle agua al
pueblo judío de manera directa, se la dio por medio de la roca
que fue golpeada por Moshé. Pero Hashem les dio a los Bnei Is-
rael el maná de manera directa, porque Abraham mismo buscó
la leche.
Nuestros Sabios nos están diciendo que la manera en que
hacemos el jésed marca una diferencia inmensa. En el desierto,
el pueblo judío pudo haber tenido agua vertiendo directamen-
te desde Dios, lo que hubiese sido una experiencia completa-
mente diferente. El agua que viene directamente de Hashem
es muy distinta del agua que viene de una roca, al igual que el
maná que vino directamente de Hashem no fue un pan normal,

Vaierá: Construir con bondad / 39


sino maná. Y el refugio que disfrutaron en el desierto no fue
sólo una protección del sol, sino la experiencia de estar envuel-
tos por la Shejiná, la presencia de Dios.
Cuando lo haces por ti mismo es un acto de bondad com-
pletamente diferente.
Cualquier jésed que hagas, tanto si lo haces de manera di-
recta o a través de un intermediario, el impacto y la recompen-
sa son asombrosos. “Olam jésed ibané, el mundo se construye
con bondad” (Tehilim 89:2). Y también nosotros.
Jésed es la marca registrada de Dios. Aprovecha las oportu-
nidades para hacer jésed con los demás. Te volverás como Dios
mismo.

40 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


La decisión de acercarte y ayudar
a alguien, un simple acto, puede

P
dejar tu huella para siempre.

‫פרשת חיי שרה‬


arashat Jaiei Sará:
Haciendo historia

S
ará, su amada esposa, acababa de morir. Después de
ofrecer un discurso fúnebre en su honor, Abraham
quiso darle un entierro apropiado. Pero primero tuvo
que enfrentarse con los hijos de Jet, los jitíes, y el avaro y mani-
pulador Efrón para adquirir una parcela apropiada donde en-
terrarla. Si observas cuidadosamente el perek completo, verás
que se menciona varias veces a un grupo de personas:

“Abraham se levantó de la presencia de su muerto y les


habló a los hijos de Jet… Y los hijos de Jet le respondieron a
Abraham… Entonces Abraham se levantó y se reverenció ante
los miembros del consejo, los hijos de Jet… Ahora bien, Efrón
se había sentado entre los hijos de Jet. Y Efrón el jití le res-
pondió a Abraham en presencia de los hijos de Jet… Abraham
pesó para Efrón el precio que había mencionado en presencia
de los hijos de Jet… Y el campo de Efrón… fue confirmado
como adquisición de Abraham en presencia de los hijos de
Jet… Así, el campo con la cueva que estaba en él, fue confir-
mado como propiedad de Abraham para sepultarla [a Sará],
de parte de los hijos de Jet… En el campo que Abraham había
comprado a los hijos de Jet, allí fue enterrado Abraham y
Sará su esposa (Bereshit 23:3-20; 25:10).

Jaiei Sará: Haciendo historia / 41


La Torá es muy exacta, no hay en ella ninguna palabra ni
letra de más. La repetición de las palabras bnei Jet, los “hijos de
Jet”, es llamativa. ¡Son mencionados nueve veces en Jaiei Sará y
una vez más adelante, en la parashá Vaiejí (49:32)! Ya sabemos
quiénes son los personajes de la historia, ¿para qué repetir sus
nombres diez veces?
El Midrash explica: “Rabí Elazar dijo: ¡Cuánta tinta se de-
rrama y cuántas plumas se rompen para escribir ‘los hijos de
Jet’! Diez veces [la Torá] escribe ‘los hijos de Jet, los hijos de Jet’.
Esas diez menciones corresponden a los Diez Mandamientos,
para enseñarte que todo el que ayuda en los tratos comerciales
de una persona recta es considerado como si hubiese cumpli-
do los Diez Mandamientos” (Bereshit Rabá 58:8).
Los bnei Jet no sólo fueron mencionados una vez en la Torá
para la posteridad, ¡sino que se los nombra diez veces! Piensa
cuánta tinta fue utilizada para escribir esas diez frases en el
curso de 3300 años en el libro más vendido del mundo. ¿Por
qué la repetición?

Un acto puede definir tu vida

El Midrash señala que un acto puede hacer historia. Los


jitíes eran una nación cruel, a quienes todos temían (el nom-
bre Jet viene de la palabra hebrea para “temor”1). A pesar de
su naturaleza barbárica, los hijos de Jet ayudaron a Abraham
Avinu a comprarle a Efrón Mearat Hamajpelá. Ellos hicieron
un buen acto: ayudaron a un tzadik, a alguien a quien recono-
cieron como un nesí Elokim, un “príncipe de Dios”. Por este úni-
co acto, se consideró que cumplieron los Diez Mandamientos.
¿Qué significa esto? Significa que hicieron que su vida valiera
la pena de ser vivida.
A través de un solo acto, una persona puede impactar el
mundo de manera tal que justifique su existencia y le dé el mé-
rito de ser recordada para toda la eternidad. Puede dejar su
marca en la historia.
1 De acuerdo con el Igra DeKallá (Jaiei Sará 28:20), por el autor del Bnei
Isasjar, Rav Elimelej Shapiro.

42 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Imagina ver que un niño pequeño cae en una piscina. Tú
saltas al agua completamente vestido y rescatas al niño. Tus
ropas están empapadas, tu teléfono celular se arruinó, sin em-
bargo tú sientes: “¡Uau, acabo de salvar la vida de este niño!”.
El hecho de haber llevado a cabo un acto heroico no signi-
fica que ahora puedas dejar de vivir, o que hayas alcanzado la
grandeza. Siempre hay mucho más para lograr en la vida. Sin
embargo, reconoces que hiciste algo que siempre le dará senti-
do a tu existencia. Tu acto es digno de ser recordado y merece
ser registrado para la posteridad.

Acércate a los demás

Cada día, todos tenemos oportunidades de agregar signifi-


cado a nuestras vidas y a las vidas de quienes nos rodean. Pero
para lograrlo debemos estar alertas. Es posible que en el mo-
mento mismo ni siquiera ad-
virtamos lo crítica que puede
ser una simple acción. Para Edo
l hecho de haber lleva-
a cabo un acto heroi-
ilustrar esto, quiero contar
una historia real: co no significa que ahora
Eric Coopersmith tenía puedas dejar de vivir, o
19 años y era voluntario en
que hayas alcanzado la
grandeza.
el Kibutz Sháar Haamakim
en Israel. Durante una visita
a Jerusalem, pasó por Aish HaTorá, en donde conoció a Efraim
Shore, un compatriota canadiense que llevaba varios meses
estudiando en la Ieshivá. Eric disfrutó su conversación con
Efraim y comenzó a pensar que quizás el judaísmo era más de
lo que le habían enseñado en la escuela judía. Él le dijo a Efraim
que volvería de visita en un mes, pero que en ese momento te-
nía que completar su tarea como voluntario en el kibutz.
De regreso en el kibutz, Eric compartió sus impresiones de
Aish HaTorá con su compañero de cuarto no judío. Su compa-
ñero era un católico romano frustrado, y él convenció a Eric
de que los rabinos eran vendedores de “pociones milagrosas”
y que la religión era algo vacío. En consecuencia, Eric decidió

Jaiei Sará: Haciendo historia / 43


abandonar la idea de pasar un tiempo en Aish HaTorá, y en
cambio continuar con su viaje por Europa cuando concluyera
su estadía en el kibutz.
Varias semanas más tarde, durante bein hazmanim, Efraim
viajó en un autobús hacia el norte del país. Al mirar por la ven-
tana, de repente vio un cartel que indicaba el Kibutz Sháar Haa-
makim. “¿No es ese el kibutz en el que está Eric?”, se preguntó
Efraim a sí mismo.
Rápidamente presionó el botón para que el autobús se de-
tuviera y se bajó. Buscó a Eric en el kibutz y lo volvió a conven-
cer de que valdría la pena retornar a Aish HaTorá para explo-
rar la sabiduría del judaísmo antes de continuar su viaje por
Europa.
Unas semanas después Eric volvió a Aish HaTorá, en donde
eventualmente se recibió de rabino y fue uno de los confiden-
tes más cercanos del Rosh Ieshivá, responsable del desarrollo
de muchos de los programas más exitosos e influyentes de Aish
HaTorá en todo el mundo.
Efraim podría haberse quedado en el autobús, que quizás
es lo que la mayoría de nosotros hubiéramos hecho. Después
de todo, sólo se había encontrado con Eric una sola vez, por
unas cuantas horas. Pero en cambio, él aprovechó la oportuni-
dad para acercarse a Eric, ignorando el impacto que sus actos
eventualmente tendrían sobre el pueblo judío.

Deja tu huella

La historia se escribe a diario, y cada uno de nosotros tiene


la oportunidad de dejar su huella para la eternidad. ¿Cómo?
Cada uno puede hacer el esfuerzo de acercarse a un judío. Pue-
des cambiar el curso de la vida de alguien y dejar tu marca en
la historia. Nunca sabes cuándo la persona a quien te acercaste
se convertirá en una pieza clave del relato.
La decisión de acercarte y ayudar a alguien, un simple acto,
puede dejar tu huella para siempre y agregar un significado in-
finito a tu vida y a la de tus seres queridos. Las oportunidades
nos rodean. Da hoy el paso y deja tu huella para la posteridad.

44 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Itzjak tenía una estrategia.
Él quería que Esav y Iaakov
formaran una sociedad que
combinara sus fortalezas innatas

P
para perfeccionar el mundo.

‫פרשת תולדות‬
arashat Toldot:
No abandones a tu hermano

E
n la parashá de esta semana encontramos la enig-
mática historia de la batalla entre Iaakov y Esav para
recibir las bendiciones de su anciano padre, Itzjak.
Itzjak da comienzo al drama al convocar a Esav y decirle que se
prepare para recibir su bendición.
He aquí que ahora ya he envejecido; no sé cuándo moriré.
Ahora, por favor afila tus armas, tu espada y tu arco, y sal al
campo y caza una presa para mí. Luego prepárame manjares
como me gusta y tráemelos y yo comeré, para que mi alma te
bendiga antes de que yo muera (Bereshit 27:2-4)
¿En qué estaba pensando Itzjak? ¿Cómo es posible que It-
zjak no reconociera el grado de perversión de Esav y quisiera
bendecirlo?

El destino de Esav

Es un error pensar que Itzjak Avinu era un anciano ciego,


un poco desconectado de la realidad, que fue fácilmente en-
gañado por Esav. Itzjak entendía muy bien lo depravado que
era Esav, pero también vio claramente su inmenso potencial y

Toldot: No abandones a tu hermano / 45


el rol crucial que podía desempeñar permitiéndole al pueblo
judío lograr su misión.
La Torá describe cómo se veía Esav cuando nació: “El pri-
mero salió rojizo (admoní), todo él como un manto velludo; y
llamaron su nombre Esav” (Bereshit 25:25). Rashi explica que
el hecho de que Esav haya sido admoní era una señal de que
tendría la propensión a derramar sangre (Bereshit Rabá 63:8).
¿Esto significa que Esav estaba destinado a convertirse en un
asesino?
La palabra admoní sólo es utilizada en un lugar más del Ta-
naj: en la descripción del joven David, a quien el profeta Sh-
muel encuentra por primera vez: “Él [David], era rojizo (ad-
moní), con ojos claros y buen aspecto. Luego, Hashem dijo:
‘¡Levántate y úngelo, porque es él!’” (Shmuel I, 16:12). ¿Cómo
es posible que la misma palabra sea utilizada para describir la
esencia del malvado Esav y del recto Rey David?
De hecho, David tenía propensión al derramamiento de
sangre, al igual que Esav. Sin embargo, a diferencia de Esav,
tomó esa inclinación innata y la canalizó hacia el bien, luchan-
do contra los enemigos del pueblo judío y defendiendo el ho-
nor de Hashem.
Todas las cualidades pueden ser utilizadas para bien o para
mal. Esav no estaba obligado a convertirse en un asesino; él
podría haber utilizado sus cualidades innatas para lograr co-
sas grandiosas.

Una sociedad

Itzjak tenía una estrategia. Él quería que Esav y Iaakov for-


maran una sociedad que combinara sus fortalezas innatas para
perfeccionar al mundo. Iaakov lideraría el ámbito espiritual,
mientras que Esav mandaría en el mundo material, liberando a
Iaakov para que se enfocara en la elevada misión de difundir la
palabra de Hashem a la humanidad.
Itzjak jamás quiso darle a Esav la birkat Abraham, la bendi-
ción espiritual que representa la transferencia del pacto origi-
nal entre Abraham y Hashem, así como la herencia de la Tierra

46 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


de Israel. Iaakov siempre estuvo destinado a recibir esta brajá,
la más importante, e Itzjak se la dio al final de la parashá, cuan-
do supo que estaba bendiciendo a Iaakov. “Que Él te de la ben-
dición de Abraham a ti y a tu descendencia contigo, que poseas
la tierra de tus peregrinaciones, que Dios le dio a Abraham”
(Bereshit 28:4).
La bendición que Itzjak quiso darle a Esav —y que final-
mente recibió Iaakov al hacerse pasar por él— era para tener
abundancia material y dominio político. “Que Hashem te dé del
rocío de los cielos y de la gordura de la tierra, y abundante gra-
no y vino. Pueblos te servirán y naciones se reverenciarán ante
ti; sé señor de tus hermanos y los hijos de tu madre se postra-
rán ante ti…” (Bereshit 27:28-29).
El Seforno (Ibíd. 27:29) explica por qué Itzjak consideró
que esta brajá era apropiada para Esav y cuál fue su intención
al decirle a Esav que “dominara sobre su hermano”. Itzjak pen-
só que lo mejor para Iaakov sería permanecer en Éretz Israel y
no tener la carga de las responsabilidades del mundo físico.
De esa forma Iaakov podría enfocar todos sus esfuerzos en la
Torá; mientras que Esav, trabajando hacia el mismo objetivo,
legislaría sobre la gashmiut, el mundo material.
Itzjak tenía razón en su juicio sobre el potencial de Esav y
el impacto que sus capacidades combinadas con las de Iaakov
podrían tener en el mundo. Su error estuvo en la estrategia. Itz-
jak comprendió que Esav era inmoral, pero pensó que si Iaakov
se acercaba a él, lograría acercarlo al camino correcto. Itzjak
creyó que forjando una sociedad entre sus dos hijos forzaría a
Iaakov a influir sobre Esav.
Pero Rivká entendió que esa estrategia era terriblemente
equivocada, porque darle poder a Esav antes de que este hicie-
ra teshuvá quitaría su ímpetu para cambiar. Una vez que Esav
tuviera su poder, ya nunca se sentiría motivado a enfrentar sus
deficiencias y mejorar.

Las lágrimas de Esav

El potencial de Iaakov para acercarse a Esav y hacerlo cam-

Toldot: No abandones a tu hermano / 47


biar nos permite entender otra curiosa declaración de nuestros
Sabios. El Zóhar (Shemot 12b) dice que el prolongado exilio del
pueblo judío se debe a las lágrimas que derramó Esav al des-
cubrir que Itzjak había bendecido a Iaakov. “Y Esav le dijo a su
padre: ‘Padre, ¿tienes una sola bendición? ¡Padre, bendíceme
a mí también!’ y Esav elevó su voz y lloró” (Bereshit 27:38). El
Zóhar dice que la redención llegará cuando nuestras lágrimas
(de arrepentimiento) cancelen las lágrimas de Esav.
¿Por qué el pueblo judío tuvo que perder el Beit Hamik-
dash y salir a un largo y brutal exilio a causa de las lágrimas
de Esav? Esav era malvado, no merecía la bendición que Itzjak
quería darle. Entonces, ¿por qué fueron Iaakov y sus descen-
dientes castigados por las malas decisiones de Esav, que hicie-
ron que no mereciera las bendiciones?
La respuesta de la Torá es que no fue culpa exclusivamente
de Esav. En parte el pueblo judío es culpable por la conducta de
Esav, porque Iaakov debería haberse acercado a su hermano. Si
lo hubiera hecho, habría logrado llevarlo de regreso a Hashem.
Encontramos la misma idea en la parashá Vaishlaj con res-
pecto a los preparativos de Iaakov para encontrarse con su te-
mible hermano Esav: “Se levantó esa noche y tomó a sus dos
esposas, a sus dos siervas y a sus once hijos y cruzó el vado de
Iabok” (Bereshit 32:23).
Rashi pregunta: “¿En dónde estaba Dina? [Iaakov] la puso
en un cofre y la encerró allí para que Esav no pusiera sus ojos
sobre ella. Pero Iaakov fue castigado por ocultar su hija Dina
a su hermano, ya que [si Dina se hubiera casado con él] ella
podría haber logrado que regresara al buen camino. Por eso
[Dina] cayó en manos de Shejem”.
La visión de Itzjak de sus dos hijos trabajando a la par, con
Iaakov liderando el mundo espiritual y Esav el material, era
correcta. Iaakov es culpado por no haber hecho lo que estaba
a su alcance para ayudar a su hermano Esav a hacer teshuvá.
Imagina el castigo que podemos llegar a recibir por no hacer
todo lo que esté en nuestras manos para acercarnos a nuestros
hermanos judíos que son víctimas inocentes de la asimilación
y la ignorancia.

48 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Sí Laván, Hashem te bendijo gracias a mí.
Eso es cierto. Pero Hashem no es el único a

P
quien debes agradecerle.

‫פרשת ויצא‬
arashat Vaietzé:
Gracias, pero no gracias

E
n la parashá de esta semana conocemos a Laván
Haaramí, el insensible estafador que engaña repe-
tidamente a Iaakov. Lo engañó para que se casara
con Leá en lugar de Rajel y luego, como explica Rashi (Bereshit
31:7), trató de engañar a Iaakov cambiando más de 100 veces
las condiciones de su acuerdo.
Entonces el detestable Laván dice algo tan inusual que es
imposible no detenerse y prestarle atención.
Iaakov completó los 14 años de trabajo que se había com-
prometido a hacer para Laván a cambio de casarse con sus hi-
jas, Rajel y Leá, y ahora quiere volver a Israel. A Laván no le
alegra que Iaakov se vaya. La Torá nos cuenta que: “Laván le
dijo: ‘Si ahora hallé gracia en tus ojos… He visto a través de
la adivinación que Dios me ha bendecido gracias a ti’” (Ibíd.
30:27).
Laván le está diciendo a Iaakov: “Descubrí el secreto de mi
riqueza, Dios me bendijo gracias a ti. Pero por supuesto que
no quiero que trabajes gratuitamente; hagamos un trato y bus-
quemos una forma para que continúes trabajando para mí”. Lo
más sorprendente es que Laván diga que Dios, la Fuente eterna
y trascendental de la existencia, es Quien lo ha bendecido gra-
cias a Iaakov. ¿Acaso este reconocimiento de la realidad Divina

Vaietzé: Gracias, pero no gracias / 49


es acorde al Laván que conocemos? ¿Por qué de repente se ha
vuelto tan piadoso?
Se entiende que Laván quiere manipular a Iaakov para que
continúe trabajando para él, pero eso no explica su admisión
de que Hashem esté detrás de su éxito. ¡Reconocer a Hashem
como la Fuente de todas tus bendiciones no es algo fácil! Es por
eso que la palabra hebrea todá (gracias), viene de la raíz “reco-
nocer”, porque decir gracias significa que reconocemos tener
una deuda de gratitud que debemos pagar. A nadie le gusta de-
ber algo a los demás. Tenemos la tendencia de minimizar nues-
tra deuda de gratitud y de esta forma disminuir el grado en que
estamos obligados hacia los demás y hacia Hashem.
Si nosotros, que decimos Shemá Israel y Modim anajnu Laj
todos los días, tenemos dificultad para admitir que Dios nos ha
bendecido, ¿cómo puede un estafador egocéntrico como Laván
reconocer explícitamente que Hashem es la fuente de todas
sus bendiciones y riqueza?

Es una farsa

Hubo una persona que entendió la verdadera intención de


Laván: Iaakov Avinu. Veamos la respuesta de Iaakov ante la de-
claración de Laván:
Pero él [Iaakov] le dijo: ‘Tú sabes que te he servido y lo que
tu ganado era conmigo. Que lo poco que tenías antes de mí se
ha incrementado abundantemente porque Hashem te ha ben-
decido con mi llegada. Ahora, ¿cuándo haré también algo por
mi propia casa?’” (Ibíd. 30:29-30).
Iaakov confrontó a Laván y le dijo: “Veo más allá de tu ver-
borragia y de tus mentiras. Sí, Hashem te bendijo gracias a mí.
Eso es cierto, Laván. Pero Hashem no es el único a Quien debes
agradecerle. No puedes ignorar el hecho de que he trabajado
duro para tu rebaño. Fui quien cuidó tu ganado y aumentó su
tamaño. También me debes a mí. Y si no puedes reconocer tu
deuda de gratitud hacia mí, entonces no me hables de lo mucho
que Dios hizo por ti”.
Iaakov conoce a Laván. Entiende que hakarat hatov, la gra-

50 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


titud, comienza con el reconocimiento de la deuda que tienes
hacia los humanos. Si no puedes admitir esa deuda de gratitud
más concreta, entonces tampoco podrás reconocer verdadera-
mente tu deuda de gratitud más efímera hacia Hashem. Todo
es una farsa.

El faraón vs. Moshé

El faraón manifestó una profunda falta de gratitud, como


dice la Torá: “Se levantó un nuevo rey en Egipto que no conocía
a Iosef” (Shemot 1:8). El faraón era un ingrato de primer orden,
porque no reconoció todo lo que Iosef había hecho para salvar
a la sociedad egipcia de morir de hambre. Esta falta de gratitud
le posibilitó oprimir al pueblo judío e, inevitablemente, lo llevó
a negar a Hashem. Como dice el Midrash: “Hoy el faraón no
reconoce a Iosef; mañana dirá: ‘No conozco a Hashem’” (Tanju-
má, Shemot 5).
Es mucho más fácil ser
realista con otro ser huma- S i realmente quieres
no que con Hashem, porque valorar todo lo que Dios
Hashem no puede ser per- hace por ti, primero debes
cibido a nivel sensorial. En- apreciar todo lo que tus
tonces, si realmente quieres padres han hecho por ti.
valorar todo lo que Dios hace
por ti, primero debes apreciar todo lo que tus padres han he-
cho por ti. Ellos son más concretos, sus acciones son más reales
y mucho más tangibles. Primero reconoce tu deuda de gratitud
hacia ellos y luego serás capaz de apreciar lo que Dios ha he-
cho y lo que continúa haciendo por ti. Lo opuesto también es
cierto: si no puedes admitir que un ser humano te ayudó, con
seguridad te resultará difícil admitir que Hashem te ayudó.
El comportamiento de Moshé fue exactamente contrario al
del faraón: él se destacó por su capacidad de ser agradecido.
Moshé no sólo apreció la bondad que recibió de otras perso-
nas, sino que también fue cuidadoso de manifestar su gratitud
incluso hacia los objetos inanimados. Como dice el Midrash al
explicar la razón por la que Aharón, y no Moshé, fue quien trajo

Vaietzé: Gracias, pero no gracias / 51


las plagas de sangre y ranas: “Como el Nilo protegió a Moshé
cuando fue arrojado a él, no fue Moshé quien golpeó [al Nilo],
ni con la sangre ni con las ranas, sino que lo golpeó Aharón”
(Rashi en Shemot 7:19, basado en Tanjumá, Vaerá 14).

Paga tus deudas

Laván Haaramí estaba dispuesto a reconocer la existencia


de Hashem e incluso a admitir que Dios mismo está involucra-
do en los asuntos del hombre y que lo había bendecido, siem-
pre y cuando no tuviera que admitir que le debía algo a Iaakov.
Por eso Laván usó repentinamente la palabra Hashem, que ja-
más vuelve a mencionar en la Torá.
A menos que estemos dispuestos a reconocer nuestra deu-
da de gratitud hacia nuestro prójimo, ya sean nuestros padres,
amigos, maestros o cualquier otra persona que trata de ayu-
darnos, y a valorar que sólo el esfuerzo ya crea una deuda de
gratitud, no seremos realmente makir tov, no reconoceremos
el bien que hacen por nosotros. Como resultado, tampoco se-
remos capaces de valorar lo que Dios nos ha dado. Al final in-
cluso podemos llegar a decir: “No conozco a Hashem. Lo hice
todo yo solo. Lo logré gracias
N a mi trabajo, mi inteligencia,
o nos gusta reconocer mi compromiso. No le debo
el bien que alguien hizo nada a Hashem”.
por nosotros, porque pen- Cerramos los ojos para
samos que estar en deuda
no reconocer que estamos en
con otro afecta nuestra
deuda con los demás. No nos
independencia.
gusta reconocer el bien que
alguien hizo por nosotros,
porque pensamos que estar en deuda con otro afecta nuestra
independencia. Pero nos estamos engañando a nosotros mis-
mos, tal como lo hizo Laván. La verdadera independencia im-
plica tener la fortaleza interior y la humildad para valorar los
regalos que hemos recibido de otras personas. Esta es la única
manera de poder valorar también los regalos que hemos reci-
bido de Dios.

52 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Podemos descubrir
dónde estamos fallando si
examinamos las fortalezas
de los enemigos que Dios ha

P
colocado frente a nosotros.

‫פרשת וישלח‬
arashat Vaishlaj:
Encuentro con el enemigo

T
reinta y seis años después de huir del sanguinario
Esav, Iaakov Avinu regresa a la Tierra de Israel. Du-
rante el viaje le avisan que Esav viene a su encuentro
con un ejército de 400 hombres. “Iaakov temió mucho y se an-
gustió” (Bereshit 32:8).
¿Por qué temió Iaakov? Muchos años antes, cuando él huyó
de Esav, Hashem le prometió que lo protegería: “Y he aquí que
Yo estoy contigo y te protegeré donde sea que vayas y haré que
regreses a esta tierra, pues no te abandonaré hasta hacer lo
que hablé de ti” (Ibíd. 28:15). Hashem por cierto cumple sus
promesas. Entonces, ¿por qué temió Iaakov?
A Iaakov le preocupaba no merecer ya la protección de
Hashem. Como dice Rashi (Ibíd. 32:11): “Mis méritos han dis-
minuido a causa de los actos de misericordia y de verdad que
has hecho conmigo. Por eso es que tengo miedo, pues quizás
me he mancillado desde que me hiciste Tu promesa, lo que
provocaría que yo fuese entregado en manos de Esav”.
¿Cuáles son las trasgresiones específicas que provocaron
que Iaakov dudara de sí mismo?

Vaishlaj: Encuentro con el enemigo / 53


El Midrash nos da la respuesta:

“Iaakov dijo: “Todos estos años Esav vivió en la Tierra de


Israel. Quizás él me atacará con la fortaleza que ganó por ha-
ber vivido en la Tierra. Todavía más, durante todos estos años
Esav se quedó y honró a sus padres. Quizás me atacará con la
fortaleza que obtuvo por haber honrado a su padre y a su ma-
dre” (Bereshit Rabá 76:2).

Iaakov temió porque Esav se destacó en dos mitzvot en las


cuales él era débil: ishuv Éretz Israel, vivir en la Tierra de Israel
y kivud av vaem, honrar a los padres. Dado que Iaakov vivió
fuera de Israel durante 36 años y durante ese tiempo estuvo
lejos de sus padres, tenía una deficiencia en el cumplimiento
de estas dos mitzvot. Era vulnerable al ataque de Esav, porque
éste tenía méritos en las áreas en las cuales él era débil.
No fue accidental que Esav haya sido fuerte precisamente
en las áreas donde Iaakov tenía una carencia. Hashem usó al
enemigo de Iaakov como un medio para llamar su atención e
impulsarlo a hacer teshuvá. Si no tenemos la motivación inter-
na para crecer espiritualmente y mejorar las áreas de nuestra
avodat Hashem, entonces es posible que Hashem despliegue la
fuerza de nuestro enemigo para revelar las áreas exactas en las
que debemos crecer y darnos de esta forma un impulso exter-
no para ayudarnos a confrontar nuestras debilidades.
En la actualidad, como nación, podemos descubrir dónde
estamos fallando si examinamos las fortalezas de los enemigos
que Dios ha colocado frente a nosotros. En los tiempos con-
temporáneos tenemos dos enemigos principales con los que
debemos luchar: el cristianismo y el islam. Cada uno personi-
fica una fuerza que Hashem está utilizando para señalarnos
dónde necesitamos mejorar.
Cada año, el mundo cristiano invierte miles de millones de
dólares y cientos de miles de horas de trabajo en misiones para
convertir a judíos y a otros no cristianos en todo el mundo. A
ellos los motiva la idea de que si sabes la verdad, tienes la obli-
gación moral de invertir mucho dinero y esfuerzo para llegar a

54 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


los ignorantes y a los no iluminados. La verdad no sólo es para
el individuo, sino que Dios quiere que Su verdad sea esparcida
por el mundo.
De una manera perversa, los musulmanes ejemplifican el
rasgo del auto sacrificio. Ellos operan de acuerdo con el princi-
pio de que si sabes la verdad, debes estar dispuesto a hacer lo
que esté a tu alcance para traerla al mundo, incluso si eso im-
plica realizar el sacrificio máximo y dar tu vida por tus creen-
cias. Hay verdades eternas por las que vale la pena morir.
Dios le habla al pueblo judío a través de nuestros dos ene-
migos principales. Debemos tomar en serio estas enseñanzas:
fortalecer nuestros esfuerzos para llegar al resto del pueblo
judío y estar dispuestos a sacrificar todo para cumplir con la
voluntad de Hashem.

Prepararse para un encuentro con el enemigo

Al prepararse para su fatídico encuentro con Esav, Iaakov


implementó tres estrategias.
Primero, con la intención de sobornar a Esav, envió men-
sajeros con un enorme regalo compuesto de ganado y siervos.
“He adquirido toros, asnos y ovejas, siervos y siervas y lo en-
vío para anunciar a mi señor, a fin de hallar gracia en tus ojos”
(Ibíd. 32:6)2.
A continuación, Iaakov se preparó para una batalla contra
Esav, en caso que los regalos no lo calmaran. “Dividió a la gente
que estaba con él, así como al rebaño, las reses y los camellos
en dos campamentos. Y dijo: ‘Si Esav viene contra un campa-
mento y lo ataca, el campamento restante sobrevivirá’” (Ibíd.
8-9). Sobre las palabras “el campamento restante sobrevivirá”,
Rashi explica: “Incluso contra su voluntad [de Esav], porque
lucharé contra él”.
El tercer y último preparativo de Iaakov fue rezarle a Has-
hem para que lo salvara. “Entonces Iaakov dijo: ‘Dios de mi pa-
dre Abraham y Dios de mi padre Itzjak… Líbrame, por favor, de
manos de mi hermano, de manos de Esav, pues yo le temo…’”
2 Ver el comentario de Rambán sobre Bereshit 32:6

Vaishlaj: Encuentro con el enemigo / 55


(Ibíd. 10-12).
Obviamente el orden de la triple estrategia de defensa de
Iaakov no es casual. Entonces, ¿por qué dejó la plegaria para el
final? Sabemos que el arma principal de los judíos es la plega-
ria: hakol, kol Iaakov, “la voz es la voz de Iaakov” (Ibíd. 27:22).
¿Acaso rezar a Hashem para que lo salvara no debería haber
sido el primero y el más importante acto de preparación?

Regalos y armas

La Torá nos transmite importantes enseñanzas a través de


la forma en que se preparó Iaakov y el orden de las cosas que
hizo.
En primer lugar, Iaakov le envió regalos a Esav, porque si se
puede evitar una confrontación por medio de un soborno, ese
es el mejor resultado posible con el menor costo. Si algunos
regalos pueden comprar la paz y evitar un derramamiento de
sangre, sin ninguna duda esa es la ruta preferida.
Pero sólo un regalo es una estrategia muy peligrosa. Un
soborno es efectivo sólo cuando el enemigo sabe que detrás
de la cubierta de terciopelo hay un puño de acero. Esav debía
saber que si no funcionaba el

U intento de apaciguamiento,
n soborno es efectivo Iaakov estaba completamen-
sólo cuando el enemigo te decidido a luchar y a hacer
sabe que detrás de la cu- lo que fuera necesario para
bierta de terciopelo hay proteger a su familia.
un puño de acero. Los regalos que no están
respaldados por una clara
predisposición a la confrontación se vuelven una declaración
de claudicación, alimentando el desprecio y no la paz. El ene-
migo olfatea la debilidad y, en consecuencia, su apetito sólo se
agudiza.
Esa es una de las razones por las cuales fueron un fraca-
so los acuerdos de Oslo. Nuestros enemigos árabes compren-
dieron que el Estado de Israel estaba cansado de la guerra. El
gobierno israelí estaba ofreciendo concesiones sin prepararse

56 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


para ir a la guerra si llegaba a ser necesario. Como resultado,
el intercambio de “tierra por paz” sólo trajo conflicto y una es-
calada de violencia. Los líderes árabes vieron nuestras conce-
siones como una rendición, lo que llevó a que se animaran para
endurecer su postura y atacar a Israel.

La plegaria: escape o responsabilidad

Que la plegaria fuera el tercero y último acto de prepara-


ción de Iaakov Avinu, nos brinda una enseñanza crucial res-
pecto a la interacción entre rezar y asumir la responsabilidad.
La plegaria sólo es apropiada una vez que asumimos tanta
responsabilidad como podemos. Sin asumir responsabilidad,
podemos disfrazarnos de rectos y utilizar la plegaria como un
escape a nuestras obligaciones. Esto contradice lo que Hashem
quiere de nosotros.
Imagina encontrar una
mariposa mientras lucha D ios quiere que ejerci-
para salir de su capullo. Ob- temos nuestros músculos,
servas asombrado la meta- que hagamos el esfuerzo
morfosis que se desarrolla necesario y aprendamos
ante tus ojos y, por compa- lo que significa ser res-
sión, rompes el capullo para ponsables.
ayudar a liberar a la pobre
mariposa. Crees que estás haciendo una bondad con la nueva
mariposa, pero en realidad la estás dañando de manera irre-
parable. Hashem hizo que la mariposa ejercite sus músculos al
romper el capullo, porque por medio de ese esfuerzo obtiene
la fortaleza necesaria para aletear y volar.
Dios quiere que ejercitemos nuestros músculos, que haga-
mos el esfuerzo necesario y aprendamos lo que significa ser
responsables. Recurrir a la plegaria como un remedio inme-
diato que elude la responsabilidad es contrario al propósito
general de Hashem para este mundo, porque nos quita la opor-
tunidad de emularlo utilizando nuestro libre albedrío.
La plegaria nos recuerda que, en última instancia, todo vie-
ne de Hashem. Pero no es apropiada hasta haber hecho nues-

Vaishlaj: Encuentro con el enemigo / 57


tra parte y demostrarle a Hashem que somos responsables y
que hacemos todo lo que está a nuestro alcance. Por eso Iaakov
Avinu rezó sólo después de haber completado los otros dos
pasos de preparación. De la misma manera, también nosotros
debemos asegurarnos de haber hecho nuestro mejor esfuerzo
y ser responsables antes de apoyarnos en la plegaria para ser
salvados.

58 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Cuando asumes la
responsabilidad por el mundo, te

P
conviertes en “amo del mundo”.

‫פרשת וישב‬
arashat Vaieshev:
La definición de grandeza
“Iaakov se asentó en la tierra de las peregrinaciones de su
padre, en la tierra de Canaán” (Bereshit 37:1).

“Iaakov se propuso asentarse con tranquilidad, pero en-


tonces le cayó encima el problema de Iosef. Cuando los justos
desean vivir con tranquilidad, Dios dice: ‘¡¿Acaso lo que está
preparado para los justos en el Mundo Venidero no les es sufi-
ciente, sino que también buscan vivir con tranquilidad en este
mundo?!’” (Rashi, Bereshit 37:2).

I
aakov Avinu quiso un poco de paz. Después haber teni-
do una vida difícil (la lucha con Esav y su ángel, su re-
lación con el deshonesto Laván y la violación de su hija
Dina en Shejem, por mencionar sólo algunas cosas), sin ningu-
na duda era razonable que deseara un poco de tranquilidad.
Pero Hashem le responde: “¿No te alcanza con el Olam Habá?
¿Quieres también paz en este mundo? ¡De ninguna manera!”. Y
entonces trajo sobre él la desgracia de la desaparición de Iosef
durante veintidós años.
¿Cuál fue el error de Iaakov? Él no quiso jubilarse y pasar
su vejez jugando al golf en Florida. Él sólo quiso vivir beshalvá,
con tranquilidad, para poder estudiar Torá sin distracciones ni

Vaieshev: La definición de grandeza / 59


interrupciones. Él quería apegarse aún más a Hashem, sin es-
trés ni conflicto. En resumen, quiso un poco de Olam Habá en
el Olam Hazé. ¿Qué tiene eso de malo?
Dado que las reprimendas de Hashem cuando hacemos
algo mal tienen el objetivo de ayudarnos a enfocar nuestra
atención, para poder entender el error de Iaakov tenemos que
retroceder y examinar su castigo. El deseo de Iaakov de tener
tranquilidad causó la desaparición de Iosef. Cuando sus hijos le
mostraron la túnica de Iosef desgarrada y manchada con san-
gre, Iaakov asumió que Iosef había muerto y se sintió descon-
solado: “Se negó a consolarse, y dijo: ‘Porque descenderé a la
tumba [avel sheola] de luto por mi hijo’” (Ibíd. 37:35).
A partir de la palabra sheola (tumba), que también significa
guehinom (purgatorio), el Midrash nos enseña que Iaakov pen-
só que la aparente muerte de Iosef era una señal de Hashem
respecto a que él debía pasar por el guehinom. Iaakov llegó a
esta conclusión basándose en una tradición que había recibido
que aseguraba que si sus doce hijos lo sobrevivían, tenía ase-
gurado un lugar en el Mundo Venidero (Tanjumá, Vaigash 9;
ver también Midrash Shojer Tov, Vaigash 44:29).
¿Qué quería Iaakov Avinu en realidad? Quería sentir que
había logrado su misión. Él engendró las 12 tribus, las Shivtei
Ka, y construyó los cimientos del pueblo judío. Para él, la tran-
quilidad era saber que su tarea había terminado y que ahora
podría enfocarse exclusivamente en el estudio de la Torá. Pero
Hashem le respondió: “No habrás terminado hasta que este
mundo vuelva a transformarse en un Gan Edén. No puedes vi-
vir en paz cuando el mundo está lleno de idólatras y en seme-
jante decadencia y confusión moral. Tu tarea no ha acabado en
absoluto. Sólo terminará cuando dejes este mundo y recibas tu
recompensa en el Olam Habá”.

Responsabilidad y liderazgo

Contrastemos esta lección sobre Iaakov Avinu con los si-


guientes versículos que nos presentan a Iosef:
Estas son las generaciones de Iaakov: a los diecisiete años

60 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


de edad, Iosef era pastor del rebaño junto con sus hermanos, y
él era joven [pero solía estar] con los hijos de Bilá y con los hi-
jos de Zilpá, esposas de su padre. Y Iosef solía traer a su padre
habladurías malas sobre ellos. Israel amaba a Iosef más que
a todos sus hijos, porque era para él hijo de la vejez, y le hizo
una túnica de lana fina. Vieron sus hermanos que su padre lo
amaba a él más que a todos los hermanos, y lo odiaron y no
podían hablarle pacíficamente. Iosef soñó un sueño y lo relató
a sus hermanos, y ellos incrementaron más su odio hacia él”
(Bereshit 37:2-5).
Iosef tuvo un sueño profético: él iba a ser rey sobre sus her-
manos. ¿Qué información nos da la Torá para aclarar por qué
Iosef merecía ser rey? En esas pocas frases, la única acción que
se le atribuye es haber llevado a Iaakov reportes negativos so-
bre sus hermanos.
¿Cuál fue el reporte negativo? Rashi nos dice:
Todo lo malo que observaba en el comportamiento de sus
hermanos, los hijos de Leá, se lo contaba a su padre: 1) que ha-
bían comido el miembro de un animal vivo, 2) que degradaban
a los hijos de las sirvientas llamándolos esclavos y 3) que eran
sospechosos de relaciones ilícitas.
Hashem castigó a Iosef medida por medida, por juzgar a
sus hermanos para mal y por hablar mal de ellos. Como dice
Rashi:
Por esos tres reportes fue castigado: por [el reporte de que
sus hermanos comieron] el miembro de un animal vivo, “ma-
taron a un cabrito” (Bereshit 37:31) cuando lo vendieron, y no
lo comieron vivo. Por el reporte respecto a que llamó esclavos
a sus hermanos, “Iosef fue vendido como esclavo” (Tehilim
105:17), y respecto a las relaciones ilícitas que relató sobre
ellos, “la esposa de su amo alzó sus ojos hacia Iosef”. (Bereshit
39:7).
Hashem le dejó muy en claro a Iosef que dar esos reportes
fue un error. Entonces, ¿cómo explica esto por qué Iosef debía
ser rey?
La Torá nos brinda una enseñanza muy importante: Iosef
estaba tratando de corregir a sus hermanos. Al final estuvo

Vaieshev: La definición de grandeza / 61


equivocado y fue castigado por sus críticas fuera de lugar, pero
su motivación era buena; él quería ayudar a sus hermanos. Vio
un problema y asumió la responsabilidad por el mismo. Eso
fue lo que lo convirtió en rey. Cuando asumes la responsabili-
dad por el mundo, te conviertes en “amo del mundo”. Eres su
guardia.
Si hay judíos atrapados en Siria o Irán, ¿podemos vivir en
paz? Si los judíos de Israel son bombardeados con misiles, for-
zados a correr hacia refugios, ¿podemos vivir en paz? Si Dios
nos importa, ¿podemos descansar si el resto de Sus hijos están
alejados de Él? ¡No podemos quedarnos tranquilos cuando hay
tanto sufrimiento!
Si bien se equivocó al juzgarlos, Iosef igualmente asumió la
responsabilidad por sus hermanos y, al hacerlo, tuvo el mérito
de convertirse en su líder.

El hombre de mantenimiento

La ascendencia de Iehoshúa como líder del pueblo judío es


otro ejemplo de la relación directa que existe entre asumir la
responsabilidad y el liderazgo. A pesar de que Iehoshúa tenía
56 años en el momento de la entrega de la Torá, es descrito
como un náar, un “muchacho”: “Hashem le hablaba a Moshé
cara a cara, como un hombre le habla a su prójimo, luego él
[Moshé] volvía al campamento. Su sirviente, Iehoshúa hijo de
Nun, un muchacho, no se separaba de él dentro de la tienda”
(Shemot 33:11).
Un náar es un joven, alguien de poco peso, no muy impor-
tante. ¿Por qué Iehoshúa es descrito de esta forma despectiva?
La verdad es que fue el pueblo judío quien describió a Ie-
hoshúa de esta forma. Lo señalaron y dijeron: “Este muchacho
es inmaduro, es un don nadie”. ¿Qué tenían en su contra? Cre-
yeron que no era importante porque su rol principal era ayudar
a Moshé. El Midrash cuenta que el pueblo judío aprendía cada
día Torá de Moshé, de Aharón y de los Ancianos. Se reunían en
la tienda a estudiar Torá y volvían a casa al final del día para
comer y hablar sobre lo que habían aprendido. Cuando todos

62 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


se iban, Iehoshúa se quedaba para limpiar, organizar las me-
sas y las sillas y guardar los libros. Él quería asegurar que a la
mañana siguiente no hubiera bitul Torá, que no desperdiciaran
el tiempo de estudio. Por eso el pueblo judío lo consideraba
como el encargado del mantenimiento, el que limpiaba porque
no tenía otra cosa para contribuir. (Ialkut Shimoni, Pinjas 776).
Pero estaban equivocados.
Como dijo el Rey Salomón: “Notzer teená iojal piriá (el pro-
tector de la higuera comerá su fruto)” (Mishlei 27:18). Quien se
interesa lo suficiente como para asumir la responsabilidad, sin
preocuparse por su propio estatus, será el próximo líder (ba-

E
sado en Tanjumá, Pinjas 11).
Imagina entrar a una ex- l pueblo judío consi-
clusiva galería de arte, en deró a Iehoshúa como el
donde todo cuesta una for- encargado del manteni-
tuna. Hay allí muchas perso- miento, el que limpiaba
nas ricas y distinguidas y es porque no tenía otra cosa
imposible discernir quién es para contribuir. Pero se
el dueño del lugar. De repen- equivocaron.
te comienza a salir agua de
un caño roto y de inmediato un hombre se saca la chaqueta,
se arremanga y comienza a arreglar el caño, empapándose en
el proceso. Ahora todos saben quién es el dueño de la galería:
aquél que se preocupa. Aquél a quien le importa. El dueño es el
que asume la responsabilidad, se arremanga y se ensucia para
arreglar el caño si eso es lo que hace falta.
Notzer teená iojal piriá, el protector de la higuera comerá su
fruto. El líder es quien piensa en las necesidades de Klal Israel.
El que piensa en el tumulto que habrá a la mañana siguiente,
cuando todos vuelvan a estudiar y las sillas estén desacomo-
dadas. Iehoshúa no era un “simplón”. Lo que convirtió a Iehos-
húa en el siguiente líder del pueblo judío fue el hecho de servir
a Moshé y asumir la responsabilidad por las necesidades de
Klal Israel, cualesquiera que fueran. “Hashem le dijo a Moshé:
‘Toma a Iehoshúa, el hijo de Nun, un hombre en quien hay es-
píritu, y pon tu mano sobre él’” (Bamidbar 27:18). El náar, el
muchacho, se convirtió en un hombre.

Vaieshev: La definición de grandeza / 63


No es posible retirarse

Iaakov Avinu quiso asentarse beshalvá, con tranquilidad,


para estudiar Torá y crecer. Después de dedicarse a construir
el pueblo judío, con todo el sufrimiento y conflicto que eso
conllevó, ansiaba ascender a mayores alturas espirituales, li-
berarse de las responsabilidades de la comunidad y finalmen-
te enfocarse en su propio crecimiento. Él pensó que ese era el
momento para que las 12 tribus de Israel tomaran la batuta.
Hashem lo corrigió y le mostró que mientras uno está vivo
en este mundo no puede rechazar sus responsabilidades para
enfocarse sólo en su propio perfeccionamiento. “Eres mi so-
cio”, le reprochó Hashem, “y estoy sufriendo. Mis hijos aún no
Me conocen, la tarea no ha concluido. Tu responsabilidad en
este mundo sólo termina cuando entras en el Olam Habá”. Por
eso Iaakov fue castigado con la desaparición de su hijo Iosef,
para que aprendiera esta lección.
En contraste, Iosef se preocupaba por sus hermanos y asu-
mió la responsabilidad de corregirlos. Si bien se equivocó en
sus juicios, tuvo el mérito de convertirse en rey porque asumió
la responsabilidad por ellos. Iehoshúa, un descendiente de Io-
sef, se preocupaba por Am Israel y, como resultado, se convirtió
en el líder de Klal Israel.
M Debemos preguntarnos a
ientras uno está vivo nosotros mismos: ¿Qué res-
en este mundo, no puede ponsabilidad podemos asu-
rechazar sus responsa- mir para ayudar al pueblo
bilidades para enfocarse judío? Tenemos que sentir el
sólo en su propio perfec-
tzáar haShejiná, el dolor que
cionamiento.
siente Hashem, por así decir-
lo, a causa de la asimilación
y los matrimonios mixtos de Sus hijos. Cuando realmente te
importa, asumes la responsabilidad. Y cuando asumes la res-
ponsabilidad, alcanzas la grandeza y te conviertes en un líder.

64 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


La naturaleza humana es negarse a
cuestionar los axiomas sobre los cuales
está basada nuestra visión del mundo y
volverse impermeable ante los mensajes que

P
contradicen nuestras creencias.

‫פרשת מקץ‬
arashat Miketz:
Entender el mensaje

D
ios nos envía constantemente mensajes, median-
te su Hashgajá pratit, Su providencia Divina. ¿Qué
necesitamos hacer para entender Sus mensajes con
claridad? La saga de Iosef y sus hermanos nos ayuda a desci-
frar los mensajes que Dios nos envía.
Después de que los hermanos de Iosef lo acusaran falsa-
mente de ser un megalómano con sueños extravagantes de
gobernar sobre ellos, lo vendieron como esclavo. Iosef estuvo
separado de su amado padre durante veintidós años y, even-
tualmente, llegó a ser virrey de Egipto. La hambruna forzó a
los hermanos a descender a Egipto para buscar alimento. Al
verlos, Iosef ideó un plan para hacerles entender que lo habían
juzgado mal y ayudarlos a volver en teshuvá.
Los hermanos de Iosef eran hombres grandiosos, los futu-
ros progenitores del pueblo judío. Ellos vivían teniendo con-
ciencia constante de la presencia de Dios en sus vidas. Sabían
que la vida no es simplemente una serie de eventos casuales,
sino que todo lo que ocurre es orquestado por Dios y contiene
un mensaje. Pero, por alguna razón, sin importar los eventos
que tanto Hashem como Iosef orquestaron para que los diez

Miketz: Entender el mensaje / 65


hermanos llegaran a Egipto, ellos nunca entendieron que los
mensajes de los sueños de Iosef fueron realmente proféticos.
Nunca se les ocurrió que lo habían juzgado mal cuando deci-
dieron que era un usurpador que trataba de dejarlos fuera de
los bnei Israel, los hijos de Israel.

Una serie de reconocimientos parciales

La primera chispa de reconocimiento respecto a que habían


hecho algo mal está registrada en la parashá Vaieshev, cuando
le quitaron el poder a Iehudá: “Y sucedió en aquel entonces
que Iehudá descendió de sus hermanos” (Bereshit 38:1). Rashi
comenta: “¿Por qué este relato fue ubicado aquí, interrumpien-
do la narración sobre Iosef? Para enseñarnos que los herma-
nos [de Iehudá] lo hicieron descender en su grandeza cuando
vieron la angustia de su padre. Ellos dijeron: ‘Nos dijiste que
lo vendiéramos. Si nos hubieras dicho que lo devolviéramos,
te habríamos obedecido’”. Sin embargo, no reconocieron que
vender a Iosef fue un error, sino sólo que se equivocaron al cau-
sarle semejante dolor a su padre.
La segunda vez que reconocieron que se habían equivocado
fue cuando fueron a Egipto a comprar alimento: “Y descendie-
ron los hermanos de Iosef, diez de ellos, para comprar grano”
(Ibíd. 42:3). ¿Por qué la Torá se refiere a ellos como “los her-
manos de Iosef” y no como “los hijos de Iaakov”? Rashi, basado
en el Midrash (Bereshit Rabá 91:6), explica: “Se arrepintieron
de venderlo y decidieron comportarse con él con hermandad y
rescatarlo a cualquier precio que les pidieran”. Veintidós años
después de vender a Iosef entendieron el mensaje de Hashem:
debían buscarlo y rescatarlo. El dolor que habían causado era
demasiado grande, y ahora querían corregir su error.
En Egipto, fueron falsamente acusados de ser espías. Los
diez hermanos fueron puestos en prisión durante tres días
hasta que Iosef decidió retener sólo a Shimón, el hermano que
lo había arrojado al pozo, mientras que los otros volvieron con
Iaakov. Una vez más comprendieron que Hashem les estaba
enviando un mensaje, y se preguntaron: “¿Por qué nos está

66 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


ocurriendo esto? ¿Cuál es el mensaje?” La Torá dice: “Y cada
uno dijo a su hermano: ciertamente somos culpables por nues-
tro hermano, pues vimos la angustia de su alma cuando nos
rogaba y no lo escuchamos, es por eso que vino esta angustia
sobre nosotros” (Ibíd. 42:21). Nueve de los hermanos dijeron
que era su culpa por no haber tenido piedad por su hermano.
Entendieron parte del mensaje. Reubén, el hermano mayor,
fue un paso más allá y les dijo que se equivocaron en su juicio
sobre Iosef. Pero todavía no habían unido todas las piezas del
rompecabezas: no entendieron que Iosef estaba ante ellos.
Después de descubrir el dinero en cada una de sus bolsas,
de nuevo fueron acusados falsamente de robar. “Entonces se
sobresaltó su corazón y cada uno se volteó estremecido hacia
su hermano, diciendo: ‘¿Qué es esto que nos ha hecho Dios?’”
(Ibíd. 42:28). Se asustaron, comprendieron que algo estaba
ocurriendo, pero todavía no pudieron unir las piezas.
Luego Iosef hizo algo que sólo alguien íntimamente familiar
con los hijos de Iaakov hubiera podido hacer: los sentó alrede-
dor de la mesa de acuerdo con el orden de nacimiento. “Se sen-
taron frente a él, el primogénito conforme a su primogenitura
y el menor conforme a su juventud. Los hombres se miraron
pasmados uno a otro”. (Ibíd. 43:33). ¿Qué probabilidades había
de que los sentaran en el orden correcto? ¿Quién podría haber
sabido esa información, además de un miembro de la familia
de Iaakov? ¿Acaso podía ser más obvio? ¡Pero los hermanos
siguieron sin imaginar que el virrey que tenían frente a ellos
era su hermano Iosef! Y, finalmente, le tendieron a Biniamín la
trampa con la copa del virrey y fue tomado en cautiverio.
Los hermanos, erróneamente, asumieron que era culpable,
pero comprendieron que debían luchar por él. Al ver el com-
promiso hacia su hermano, Iosef ya no pudo ocultar su identi-
dad y, finalmente, se reveló ante ellos: “Ani Iosef, ¿haod aví jai?
—Yo soy Iosef, ¿mi padre aún vive?”.

¿Por qué no entendieron el mensaje?

Los diez hermanos eran hombres grandiosos, que se esfor-

Miketz: Entender el mensaje / 67


zaban continuamente por entender el profundo significado de-
trás de la providencia Divina. ¿Por qué no entendieron lo que
Dios les estaba diciendo? ¿Por qué no reconocieron que el vi-
rrey era nada menos que Iosef?
Si se hubieran hecho sólo una pregunta, hubiese sido impo-
sible no entender el mensaje. Esa pregunta era: ¿Es posible que
los sueños de Iosef verdaderamente fueran proféticos? Si se
hubieran hecho esa pregunta, también habrían tenido que pre-
guntarse: “Si los sueños fueron proféticos, y nosotros estába-
mos destinados a reverenciarnos ante Iosef, ¿quizás el hombre
que, de alguna forma, supo el orden de nuestros nacimientos,
el hombre ante el cual nos reverenciamos —tal como describió
Iosef su sueño— en realidad sea Iosef?”. De repente, todas las
piezas hubieran encajado y ellos habrían entendido lo mal que
juzgaron a Iosef veintidós años antes. Hubieran entendido que
el virrey eligió dejar a Shimón tras las rejas porque él fue quien
había arrojado a Iosef al pozo y le dijo a Levi: “¡Mira! ¡Ahí vie-
ne ese soñador!” (Ibíd. 37:19). Eso hubiera explicado todas las
falsas acusaciones que recibieron, así como la razón por la que
estaban siendo forzados a defender a Biniamín.
Si en algún momento hubieran reconsiderado su juicio ori-
ginal sobre Iosef y considerado la posibilidad de haberse equi-
vocado al decidir que era un usurpador, lo habrían reconocido
de inmediato.
El error fundamental de los hermanos fue la falta de dispo-
sición para reevaluar sus suposiciones. Una vez que decidieron
algo, veintidós años antes, ese veredicto se volvió sacrosanto.
Su opinión se convirtió en un pilar inamovible de verdad que
sostuvo todo un edificio de decisiones subsecuentes. Ellos no
estuvieron dispuestos a desmantelar ese edificio desafiando
las presunciones que lo sustentaban, y eso cegó sus ojos ante
lo que era claramente obvio.

Reevalúa tus presunciones

Si los hermanos de Iosef cayeron en la trampa de la nece-


dad, entonces sin ninguna duda también nosotros debemos te-

68 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


ner la guardia en alto para evitar ser atrapados por la miopía.
La naturaleza humana es negarse a cuestionar los axiomas so-
bre los cuales está basada nuestra visión del mundo y volver-
se impermeable ante los mensajes que contradicen nuestras
creencias.
Hay un viejo chiste sobre un pueblo al que le informan que
existe el riesgo de sufrir una inundación. Apenas comienza
la tormenta, todos los habitantes del lugar huyen, excepto un
hombre. Un soldado pasa con su jeep y le dice:
—Amigo, ven. ¡Se avecina una inundación!
—No hay ningún problema —le dice el hombre—. Yo con-
fío en Dios, Él me salvará. —El soldado sacude la cabeza y sigue
su camino.
Más tarde, el agua ya le llega hasta la cintura. Lo encuentra
un camión anfibio tripulado por la Guardia Costera y le gritan:
—¡Suba a bordo! ¡El nivel del agua está ascendiendo!
—No hay ningún problema —los tranquiliza—. Estoy bien,
yo confío en Dios. ¡Él me salvará!
El agua llega a la ventana del segundo piso. Ya no hay ca-
miones, sólo botes de emergencia buscando personas perdi-
das. El capitán de uno de ellos lo ve y le grita:
—¡Suba a bordo!
Pero el hombre se queda en su lugar.
—No, gracias. Yo confío en Dios. Él me salvará.
El agua sube hasta su techo, forzándolo a trepar hasta el
borde de la chimenea. Pasa un helicóptero y le arrojan una
soga.
—¡Aférrese a la soga y deje que lo saquemos de aquí! —gri-
ta el piloto.
—No, no —responde el hombre con calma—. Mi fe en Dios
es absoluta. Él me salvará.
El helicóptero sigue su curso y el hombre se ahoga. Llega al
Cielo y se queja ante Dios:
—¡Confié en Ti! ¿Por qué no me salvaste?
—¡Envié muchos mensajeros para salvarte! —Le contesta
Hashem—. Te envié un jeep, un camión anfibio, un bote y un
helicóptero. ¿Qué más querías que hiciera?

Miketz: Entender el mensaje / 69


El hombre estaba atrapado en sus propias ideas respecto al
significado de “confiar en Dios”. Nunca consideró la posibilidad
de que Dios quisiera que él se aferrara a la soga e hiciera su
hishtadlut, su esfuerzo.
¿Cuándo fue la última vez que desafiaste tus suposiciones
y realmente cuestionaste los fundamentos básicos de tu vida?
Pregúntate: ¿Por qué estudio Torá? ¿Cuáles son mis objetivos?
¿Por qué estudio Torá siguiendo este dérej, este enfoque? ¿De-
bería considerar un enfoque diferente? ¿Por qué trabajo pro-
fesionalmente? ¿Debería dedicar mi vida a trabajar por Klal Is-
rael, por el pueblo judío? ¿Debería limitar mis deseos de avan-
zar en mi carrera y pasar más tiempo estudiando, enseñando
Torá o con mi familia? ¿Cuánto dinero realmente necesito cada
año?
Si salimos del molde y cuestionamos nuestras suposicio-
nes, probablemente descubriríamos ideas sorprendentes. No
es fácil, sin embargo con mucho coraje, una mente abierta y
una fuerte dosis de objetividad, es posible. Pero si nos queda-
mos estancados en nuestra forma de pensar, entonces pode-
mos perder de vista lo obvio, lo que tenemos debajo de nuestra
nariz.
Al menos, deberíamos rezarle a Dios para que nos dé la
claridad suficiente para entender Sus mensajes y descubrir las
suposiciones falsas que pueden estar obstaculizando nuestra
capacidad para escuchar lo que Él nos está diciendo.
Dios nos está hablando. Él quiere que entendamos Sus
mensajes. A veces son muy obvios, pero debemos descubrirlos
por nosotros mismos. Al final, los hermanos no entendieron el
mensaje solos y Iosef tuvo que revelarse. Hashem está tratan-
do de llamar nuestra atención. Si permanecemos distraídos, Él
se ve obligado a enviarnos llamadas de atención cada vez más
fuertes. Aceptemos la providencia de Hashem, reconsideremos
nuestras suposiciones y abramos nuestra mente para ver Su
mano e internalizar el mensaje que nos está enviando.

70 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Dios tiene frente a Él el registro
completo de nuestra vida, y cuando
nos muestre lo que éramos capaces de
hacer cuando estábamos motivados, no
tendremos cómo excusarnos.

P arashat Vaigash:
El día del juicio
‫פרשת ויגש‬

E
ste es uno de los momentos más dramáticos relata-
dos en la Torá. Iehudá arriesga su vida y enfrenta al
virrey de Egipto, pidiéndole que le permita tomar el
lugar de su joven hermano para evitarle a su padre la terrible
angustia de perder al último hijo de su amada Rajel.
Conmovido ante la entrega y el autosacrificio de Iehudá, Io-
sef ya no puede continuar ocultando su identidad.

“Iosef no pudo contenerse ante todos los que estaban de


pie junto a él, y dijo: ‘Saquen a todo hombre de mi presencia’.
Y no quedó nadie con él cuando Iosef se dio a conocer a sus
hermanos. Emitió su voz en llanto, y oyeron los egipcios, y oyó
la casa del faraón. Y Iosef dijo a sus hermanos: ‘Yo soy Iosef.
¿Mi padre aún vive?’. Pero sus hermanos no pudieron respon-
derle porque quedaron desconcertados ante él”.
(Bereshit 45:1-3)

En un instante, todo cambió. “Ani Iosef —yo soy Iosef”; yo


soy a quien vendieron en esclavitud, quien creyeron que era

Vaigash: El día del juicio / 71


un soñador buscando usurpar el poder. Al escuchar esas pala-
bras, los hermanos de inmediato comprendieron que todo lo
que pensaron sobre Iosef durante los últimos veintidós años
estaba equivocado. Todas las piezas calzaron y ellos quedaron
sin habla, sorprendidos y avergonzados.
Nuestros Sabios dicen que esto mismo será lo que experi-
mentaremos al presentarnos ante Hashem para nuestro juicio
final.

"¡Pobres de nosotros en el Día del Juicio! ¡Pobres de


nosotros en el Día de la Reprimenda! Iosef era el más
joven entre las tribus y sin embargo ellos no pudieron
soportar su reprimenda… Cuánto más entonces cuan-
do Hashem venga y recrimine a cada uno por no haber
actuado correctamente, no podremos tolerar esa repri-
menda” (Bereshit Rabá 93:10).

Dios nos dirá: “Yo soy Hashem” y también nosotros, en un


instante, quedaremos sin habla. Todas nuestras excusas, los ra-
zonamientos falsos (este problema no tiene solución, no puedo
hacer esto, etc.) y las quejas insidiosas (Hashem no es justo,
¿cómo puede hacerme esto?) se evaporarán cuando nos en-
contremos con la realidad de Dios.
En el reproche de Iosef hay un elemento adicional. Él les
preguntó a sus hermanos: “¿Mi padre aún vive?”. Pero Iosef ya
sabía que su padre estaba vivo. Inmediatamente después de
preguntar eso, les dijo: “Apúrense, vayan donde mi padre y dí-
ganle: ‘Así dijo tu hijo Iosef: Dios me ha convertido en amo de
Egipto. Desciende a mí, no te demores’” (Bereshit 45:9). ¿Por
qué entonces Iosef preguntó si su padre aún seguía con vida?
El Beit HaLevi (Bereshit 45:3) explica que la pregunta es
parte de la tojajá, la reprimenda de Iosef a sus hermanos. Ie-
hudá acababa de realizar un apasionado pedido, diciéndole a
Iosef que no podía apresar a Biniamín porque, si lo hacía, ma-
taría a su padre Iaakov. Iehudá afirmó: “Incluso si Biniamín es
un ladrón, no puedes hacer algo que le causará tanto dolor y
angustia a mi padre. Arréstame a mí en vez de él”.

72 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Entonces Iosef contestó: “Yo soy Iosef. ¿Mi padre aún vive?”.
En otras palabras: ¿En dónde estaba tu preocupación por el
dolor de nuestro padre cuando me vendiste como esclavo?
Con esas pocas palabras, Iosef les mostró a sus hermanos
la equivocación moral que habían cometido. No los sermoneó,
sino que, en cambio, enfocó la atención en cómo sus propias
acciones contradecían el supuesto objetivo de evitar el sufri-
miento de Iaakov. Tal como Iosef les mostró a sus hermanos
la inconsistencia de su comportamiento, Dios nos mostrará a
cada uno nuestras inconsistencias e hipocresía, y entonces to-
das nuestras racionalizaciones se derrumbarán.

Eliahu y el pescador

El Midrash (Ialkut Shimoni, Nitzavim 940) cuenta que


Eliahu Hanaví estaba caminando por la calle y se encontró un
hombre que era cínico y burlón. Eliahu le preguntó:
—¿Qué le responderás a tu Creador en el Día del Juicio?
—Tengo la respuesta perfecta —respondió el cínico—. Has-
hem no me dio la sabiduría y el entendimiento necesario para
estudiar Torá y Talmud. Lo intenté, pero no me entra en la ca-
beza.
Entonces Eliahu le preguntó:
—Hijo mío, ¿cómo ganas tu sustento? ¿En qué trabajas?
—Soy pescador.
—Fascinante —respondió Eliahu—. ¿Puedes contarme so-
bre tu profesión?
El hombre le explicó toda la complejidad de tejer redes,
arrojarlas y sacarlas del agua. Eliahu escuchó su larga explica-
ción y le dijo:
—Fantástico, realmente conoces tu profesión. Dime, ¿quién
te dio sabiduría y entendimiento para hacer todo eso?
—Hashem —respondió el pescador.
—¿Acaso Dios te dio sabiduría y entendimiento para pes-
car, pero no te dio sabiduría y entendimiento para estudiar
Su Torá, en la cual está escrito: “[la Torá] no está en el cielo,
sino en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas” (Devarim

Vaigash: El día del juicio / 73


30:14)? Si Dios te dio toda esa inteligencia para pescar, enton-
ces sin duda te dio inteligencia para que estudies Su Torá.
Al reconocer la verdad en las palabras de Eliahu, el pesca-
dor comenzó a llorar.
Todos recurrimos a una excusa similar: “Si Hashem tan sólo
me hubiera enseñado a estudiar, si Dios tan sólo me hubiera
mostrado cómo cambiar el mundo, si tan sólo supiera cómo
cambiarme a mí mismo… Pero, ¿qué puedo hacer? Dios no me
dio esos dones”.
Y Dios responderá: “Tus propios actos atestiguan en tu
contra”. Él nos recordará que pudimos aprender cantidad de
material para el curso de biología, que memorizamos la tabla
periódica y las formaciones de los equipos de fútbol, que so-
bresalimos en el examen de ingreso a la universidad, que nos
graduamos de médicos…
Dios tiene frente a Él el registro completo de nuestra vida,
y cuando nos muestre lo que éramos capaces de hacer al estar
motivados, no tendremos cómo excusarnos. La verdad estará
frente a nuestros ojos: “¡Pobres de nosotros en el Día del Juicio!
¡Pobres de nosotros en el Día de la Reprimenda!”.

Analiza las consecuencias

Para calmar al consternado pescador, Eliahu le dijo que esta


tendencia a racionalizar es parte de la naturaleza humana; que
todos creemos tener la excusa perfecta que nos salvará cuando
enfrentemos a Dios. Es importante que hagamos introspección
ahora mismo, para poner los
D pies en la tierra y despertar
ebemos encontrar las de nuestro letargo. No es-
herramientas para des- peremos hasta entrar en el
pertarnos, y ese es el obje- Olam Habá, el Mundo Venide-
tivo de la tojajá, de la ‘re- ro, cuando ya será demasiado
primenda’.
tarde para cambiar.
Sin excusas racionales en
las que apoyarnos, ¿no sabríamos acaso todo el Shas? ¿No ama-
ríamos a nuestro prójimo, más allá del color de kipá que use, o

74 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


incluso si no la usa?
Debemos encontrar las herramientas para despertarnos,
y ese es el objetivo de la tojajá, de la ‘reprimenda’. Este es el
mensaje que Iosef les envió a sus hermanos cuando preguntó:
“¿Mi padre aún vive?”. Les dijo que analizaran las consecuen-
cias de sus acciones: “No quieren causarle tormento a nuestro
padre, están dispuestos a luchar a muerte para que no apri-
sione a Biniamín. ¿Acaso analizaron las consecuencias de sus
actos cuando me separaron de mi padre? ¿Mi padre aún vive?”.
Es fácil permanecer dentro de la zona de confort de nues-
tros patrones de conducta y pensamiento, y tomar el camino
que ofrece menos resistencia. Pero debemos detenernos y
observar las consecuencias, en lugar de seguir atrapados por
nuestros deseos sin pensar la dirección en la que estamos yen-
do. Sólo así tendremos la posibilidad de no cometer un error.
Piensa en las consecuencias de no estudiar Torá al máximo
de tu capacidad, piensa en el impacto que eso tendrá en ti y
en tu familia. Piensa en las consecuencias de ignorar las altí-
simas tasas de asimilación y matrimonios mixtos que causan
estragos en nuestra nación, y piensa cómo cada uno de noso-
tros seremos considerados responsables por no haber salvado
a nuestros hermanos judíos que estaban a nuestro alrededor
en la oficina, en el barrio o en nuestra familia extendida.
Piensa en las consecuencias. Debemos concientizarnos,
porque un día Dios vendrá y nos dirá a cada uno: “Ani Hashem
—Yo soy Dios” y luego nos mostrará cómo nuestra propia vida
contradice nuestras excusas. Nos mostrará que cuando nos
comprometimos a hacer algo, por la razón que fuera, sobrelle-
vamos la frustración, buscamos soluciones y no renunciamos
hasta alcanzar nuestro objetivo. Él nos mostrará que, Dios no
lo quiera, si hubiese sido nuestra hermana la que se casaba con
un católico o nuestro hijo el que era atrapado por una secta o
que se alejaba del camino de la Torá, hubiéramos hecho lo im-
posible para salvarlos. ¿En dónde estuvimos cuando un hijo de
Dios —nuestra hermana o hermano judío— estuvo en alguna
de estas situaciones?
Dios nos enfrentará de la misma manera que Iosef encaró

Vaigash: El día del juicio / 75


a sus hermanos. Pero podemos evitar esta vergüenza desper-
tando ahora y considerando las consecuencias de nuestros ac-
tos. Dios es vida, y quiere que
E l reloj corre, no vivire- despertemos y vivamos. No
mos para siempre. Deje- es necesaria la culpa, porque
mos de inventar excusas. esta lucha es parte de la natu-
raleza humana. Sin embargo,
eso no nos exime de actuar. El
reloj corre, no viviremos para siempre. Dejemos de inventar
excusas y, en cambio, aceptemos nuestras responsabilidades
de todas las formas que seamos capaces.

76 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Efraim y Menashé construyeron
una relación de amor y respeto
mutuo que no dejó lugar para juicios
erróneos ni resentimientos, incluso
cuando el menor fue favorecido más
que el mayor.

P arashat Vaiejí:
Erradicar el
odio infundado
‫פרשת ויחי‬

A
l entender que su padre, Iaakov, estaba muy enfer-
mo, Iosef llevó a sus hijos Efraim y Menashé para
que recibieran una bendición: “Entonces [Iaakov]
los bendijo ese día, diciendo: ‘Por ti bendecirá Israel, diciendo:
que Dios te haga como a Efraim y como a Menashé’” (Bereshit
48:20).
Durante toda la historia, los padres judíos han bendecido
a sus hijos todos los viernes por la noche para que sean como
Efraim y Menashé. Las hijas judías, por otro lado, son bende-
cidas para seguir los caminos de nuestras matriarcas, Sará, Ri-
vká, Rajel y Leá.
La bendición a las niñas para que sean como las matriarcas,
las mujeres más grandiosas de la historia, se entiende. Pero,
¿por qué no bendecimos a nuestros hijos para que sean como
nuestros patriarcas, Abraham, Itzjak y Iaakov? ¿Por qué los

Vaiejí: Erradicar el odio infundado / 77


bendecimos para que sean específicamente como los hijos de
Iosef, Efraim y Menashé?

Sin resentimiento

La relación de Efraim y Menashé ejemplifica la forma en


que los hermanos deberían amarse y confiar el uno en el otro.
Cuando Iaakov favoreció en su bendición al hermano menor, a
Efraim (al colocar sobre él su mano derecha), Menashé, el pri-
mogénito, podría haber protestado y sentirse resentido con su
hermano por tomar lo que le correspondía por derecho.
Pero Menashé no dijo

M nada. Él entendió que lo que


enashé entendió que importa no es la posición ni el
lo que importa no es la po- estatus, sino lo que es mejor
sición ni el estatus, sino lo para el pueblo judío. Iaakov
que es mejor para el pue- vio que favorecer a Efraim
blo judío. era lo que el pueblo judío ne-
cesitaba, entonces Menashé
lo aceptó de todo corazón.
Bendecimos a nuestros hijos para que emulen a Efraim y
Menashé porque su relación no tenía absolutamente nada de
resentimiento. Ellos son el ejemplo a seguir.

Semillas de odio

En el comienzo de la parashá Vaigash, Iosef se revela y


reprocha duramente a sus hermanos. La Torá dice: “Iosef no
pudo contenerse ante todos los que estaban de pie junto a él, y
dijo: ‘Saquen a todo hombre de mi presencia’. Y no quedó nadie
con él cuando Iosef se dio a conocer a sus hermanos. Emitió su
voz en llanto, y oyeron los egipcios, y oyó la casa del faraón. Y
Iosef dijo a sus hermanos: ‘Yo soy Iosef. ¿Mi padre aún vive?’
Pero sus hermanos no pudieron responderle porque quedaron
desconcertados ante él”. (Bereshit 45:1-3)
Después de escuchar el apasionado ruego de Iehudá para
que lo aprisionara a él en lugar de Biniamín, y ahorrarle así a

78 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


su padre el desgarrador dolor de perder al único hijo que le
quedaba de Rajel, Iosef no logró contenerse y continuar ocul-
tando su identidad. Esto implica que si Iosef hubiese podido
contenerse un poco más, lo hubiera hecho. ¿Por qué no era este
el momento adecuado para revelarse? ¿Qué faltaba del proceso
al que Iosef había sometido a sus hermanos para ayudarlos a
hacer teshuvá?
Iosef reveló su identidad antes de que sus hermanos reco-
nocieran por sí mismos que lo habían juzgado mal. Esto les pri-
vó la oportunidad de hacer la teshuvá más profunda, la teshuvá
que se origina puramente en el reconocimiento interno de la
mala acción cometida. Como Iosef les dijo quién era, su teshuvá
estuvo basada en un catalizador externo, por lo que fue leve-
mente deficiente.
El modus operandi de Iosef tuvo, todo el tiempo, el objeti-
vo de que sus hermanos advirtieran su error por sí mismos. Si
se hubiese contenido más, habrían tenido la oportunidad de
descubrir su error y erradicar por completo y para siempre su
tendencia hacia sinat jinam, el odio infundado.
Pero como no lo hizo, las
semillas de odio permanecie-
ron, creando un defecto en
L as semillas de odio per-
manecieron, creando un
el ADN espiritual del pueblo defecto en el ADN espiri-
judío que afectó dramática- tual del pueblo judío que
mente el curso de la historia afectó dramáticamente el
judía. Sinat jinam se convirtió curso de la historia judía.
en el crecimiento canceroso
del pueblo judío.
Lamentablemente, la historia nos ha demostrado los espan-
tosos resultados de este cáncer. El Talmud (Ioma 9b) dice que
sinat jinam fue la causa de la destrucción del Segundo Templo
y de nuestros 2000 años de exilio. También es la fuente de las
terribles luchas internas y la falta de unión que nuestro pueblo
sufre actualmente.
Iosef casi logró exterminar este defecto fatal, el cual le ha-
bía provocado tanto dolor. Pero no pudo hacerlo, porque la
emoción lo dominó y no pudo seguir ocultando su identidad

Vaiejí: Erradicar el odio infundado / 79


ante sus hermanos.
Iosef logró criar a dos hijos que reconocieron las consecuen-
cias destructivas del odio gratuito. Efraim y Menashé constru-
yeron una relación de amor y respeto mutuo que no dejó lugar
para juicios erróneos ni resentimientos, incluso cuando el me-
nor fue favorecido más que el mayor. Es por eso que Efraim
y Menashé —y no nuestros patriarcas— son los modelos con
los que bendecimos a nuestros hijos. Ellos representan el me-
jor antídoto para la más profunda debilidad del pueblo judío,
y sirven como un esperanzado recordatorio de que sinat jinam
puede ser erradicado de nuestra nación.

80 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


S ‫ספר שמות‬
efer Shemot
Desgarraremos nuestras
prendas en señal de duelo y
diremos llorando: “¿En dónde
estábamos? Leímos los estudios,
vimos lo que estaba ocurriendo.
¿Qué hicimos al respecto?”.

P arashat Shemot:
Despierta antes de que
sea demasiado tarde
‫פרשת שמות‬

“Los Hijos de Israel fructificaron y pulularon, se incre-


mentaron y se volvieron muy poderosos; y la tierra se llenó
de ellos. Y se levantó un nuevo rey en Egipto que no conocía
a Iosef. Y le dijo a su pueblo: “He aquí que el pueblo, los hijos
de Israel, es más numeroso y poderoso que nosotros. Vengan,
seamos astutos contra él, no sea que se multiplique y suceda
que si hay guerra, también él se una a nuestros enemigos y
pelee en nuestra contra y suba de esta tierra”
(Shemot 1:7-10).

C
uando la incipiente nación de Israel llegó a Egipto,
fue tratada como la realeza. Iosef dirigía el país y sus
hermanos vivieron en la parte más fértil de la tierra,
en Goshen, separados de las masas egipcias. Luego los egipcios
se tornaron en su contra, los persiguieron brutalmente y los

Shemot: Despierta antes de que sea demasiado tarde / 83


esclavizaron. ¿Qué fue lo que cambió?
Aparentemente la Torá sólo nos dice que “se levantó un
nuevo rey en Egipto que no conocía a Iosef”. Él no recordaba
a Iosef porque no quería estar en deuda con él. Entonces este
nuevo rey dijo: “El pueblo judío es más grande y más poderoso
que nosotros. Seamos más listos que ellos, porque si continúan
multiplicándose llegarán a luchar secretamente en nuestra
contra. Si llega a haber una guerra, se aliarían con nuestros
enemigos y nos destruirían”.
¿Por qué el faraón se enfrentó a los judíos? ¿Qué hizo que
los egipcios comenzaran repentinamente a odiarnos? ¿Qué
pista nos da la Torá para ayudarnos a entender por qué ocu-
rrió esto?

Asimilación y antisemitismo

La descripción de la Torá del ascenso de un nuevo rey que


se tornó en contra de los judíos es precedida por el versículo:
“Los Hijos de Israel fructificaron y pulularon, se incrementaron
y se volvieron muy poderosos, y la tierra se llenó de ellos”.
El Midrash (Ialkut Shimo-

L ni 1:7) explica: “¿Qué signifi-


os judíos en Egipto lle- ca que la tierra estaba llena
naron los teatros, se hi- de ellos? Después de todo,
cieron aficionados de los había muchos más egipcios
espectáculos deportivos, que judíos. Rabí Iojanán dice
comenzaron a filmar pe- que llenaron los teatros y los
lículas en Hollywood… En circos, y esto impulsó el de-
consecuencia los egipcios
creto inmediato de que los
comenzaron a detestar-
judíos debían estar separa-
los.
dos de ellos”.
Citando el versículo:
“Traicionaron a Dios, porque engendraron hijos extraños”
(Hoshea 5:7), el Midrash Tanjuma (Shemot 5) enseña que cuan-
do murió Iosef los judíos dejaron de circuncidar a sus hijos,
diciendo: “Seremos como los egipcios”.
Los judíos en Egipto estaban asimilándose. Llenaron los

84 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


teatros, se hicieron aficionados de los espectáculos deportivos,
comenzaron a filmar películas en Hollywood… En consecuen-
cia los egipcios empezaron a detestarlos y buscaron eliminar-
los de su medio. Esta fue la primera demostración en la histo-
ria judía del axioma espiritual que está integrado en la esencia
del universo: la asimilación inevitablemente genera antisemi-
tismo.
¿Cómo funciona esta regla? El profeta Iejézkel describe el
proceso, y sería bueno que prestemos atención.

Y cuando digan: “Seremos como las demás naciones,


como las familias de la tierra que adoran la madera y
la piedra”. Por mi vida, dice Hashem Elokim, [juro que]
legislaré sobre ustedes con mano fuerte, brazo extendi-
do e ira derramada… los sacaré de entre las naciones y
los reuniré desde las tierras en que han sido esparcidos,
con mano fuerte, brazo extendido e ira derramada… Los
haré pasar bajo la vara y los ataré al pacto… entonces
sabrán que Yo soy Hashem (Iejézkel 20:32-34, 37).

¿Quieres asimilarte? ¿Crees que puedes ser parte del mun-


do no judío y que nadie te molestará? Dios dice: “No dejaré que
eso ocurra. Reinaré sobre ti con furia y te sacaré de entre las
naciones”.
Hashem hizo un pacto con el pueblo judío y Él promete que
no dejará que nos asimilemos. Él garantiza que no nos perde-
remos, más allá de lo alta que sea la tasa de matrimonios mix-
tos. ¿Pero qué frenará la asimilación? Hashem desata el odio
de los no judíos hacia los judíos para evitar que se asimilen.
Como dijo Rav Jaim de Volozhin: “Si los judíos no hacen kidush,
los no judíos harán havdalá”. Será terrible, será horrendo, pero
nos salvará de la destrucción y, eventualmente, se lo agradece-
remos a Hashem.

Nuestra generación

Mira lo que ocurre en nuestra generación: la tasa de matri-

Shemot: Despierta antes de que sea demasiado tarde / 85


monios mixtos crece constantemente, millones de judíos cre-
cen alejados de su herencia o son criados en otras religiones,
hay un abandono a gran escala del camino de nuestra Torá. Sin
dudas Iejézkel describió a nuestra generación. Lo estamos vi-
viendo, vemos la confusión que engulle a nuestra nación. Po-
demos encontrar cierta dosis de consuelo en que Hashem no
dejará que nos perdamos. ¿Pero podemos decir acaso que an-
siamos el enojo y la ira que tendrá que llegar para despertar-
nos? ¿Queremos volver a escuchar gritar “muerte a los judíos”
en las calles de Europa? ¿Ver pogromos?
¿Quién es responsable? ¿A quién le está advirtiendo Has-
hem por medio de su profeta Iejézkel?
Con certeza no les habla a Sergio y a Cristina, la bonita pa-
reja mixta que decidió criar a sus hijos con ambas religiones.
Cristina seguirá siendo una católica que, de vez en cuando,
llevará a los niños a la iglesia; mientras que Sergio los llevará
al templo para las Altas Fiestas. Ellos planean celebrar tanto
Jánuca como Navidad. Durante la primavera, comerán huevos
de Pascua y tendrán un Séder de Pésaj. Si los niños quieren
ser judíos, estará bien. Si quieren ser católicos, también estará
bien. Hashem no les está hablando a Sergio y a Cristina, ellos
no pueden entenderlo.
Hashem nos está hablando a nosotros, a los Bnei Torá, los
judíos religiosos que sabemos que Hashem existe, que sabe-
mos que Él nos dio su sagrada Torá. Le habla a quienes entien-
den que estamos perdiendo a millones de nuestros hermanos
y hermanas, que atestiguamos otro jurbán, un “holocausto
espiritual”. Somos los únicos en la tierra que podemos oír el
mensaje de Dios. No queda nadie más. La responsabilidad nos
pertenece.
El profeta nos advierte. Podemos planear un “programa”
o, jas vejalila, habrá un “pogromo”.

Desgarren sus corazones

El profeta dice: “Vekirú levavjem veal bigdejem veshuvu el


Hashem — desgarren sus corazones y no sus prendas, y vuel-

86 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


van a Hashem su Dios” (Yoel 2:13). Desgarren sus corazones y
hagan teshuvá, para no tener que rasgar sus ropas en señal de
duelo. ¡Despierta! Deja atrás la apatía. Repara la raíz del pro-
blema, para que Hashem no tenga que sacudirnos para que en-
tendamos el mensaje.
Hashem nos está hablando. Debemos recibir el mensaje. El
Talmud enseña: “Si una persona tiene un dolor de cabeza, eso
debería ser a sus ojos como si la hubiesen encadenado [para
ser enjuiciada]” (Shabat 32a). No esperes la calamidad. Si la
escritura está en la pared, en forma de un antisemitismo cada
vez más fuerte, puedes anticipar que el próximo paso será más
duro si no despiertas ahora y haces teshuvá. Cada vez será peor,
porque Hashem no está dispuesto a darnos por perdidos. Vi-
sualiza las consecuencias y canaliza ese miedo hacia la acción.
“Legislaré sobre ustedes con mano fuerte, brazo extendi-
do e ira derramada”. Hashem habla en serio. Él prometió que
no permitirá que el pueblo judío desaparezca. Cuando Su fu-
ria se derrame, desgarraremos nuestras prendas en señal de
duelo y diremos llorando: “¿En dónde estábamos? Leímos los
estudios, vimos lo que estaba
ocurriendo. ¿Qué hicimos al
respecto?”. “Kirú levavjem”, N o es suficiente con sen-
tirse mal por las gran-
desgarren sus corazones y
des masas de judíos que
despierten. “Veal bigdejem”,
se asimilan y se casan en
no desgarren sus prendas, no
matrimonios mixtos. Te-
permitan que ocurra la fatídi-
nemos que actuar.
ca catástrofe. No es suficiente
con sentirse mal por las gran-
des masas de judíos que se asimilan y se casan en matrimonios
mixtos. No podemos permanecer indolentes, tenemos que ac-
tuar.
Somos responsables. Debemos movilizarnos y hacer todo
lo que esté a nuestro alcance para detener la marea de la asi-
milación. Cada uno debe pensar en lo que puede hacer. Cada
noche, antes de ir a dormir, piensa durante diez minutos en
lo que puede hacerse*. Involúcrate, únete a las miles de per-
sonas recibiendo entrenamiento en diferentes programas para

Shemot: Despierta antes de que sea demasiado tarde / 87


acercarse efectivamente a sus vecinos, colegas y familiares no
religiosos.
Baruj Hashem, en los últimos 40 años el kiruv se ha vuelto
una prioridad dentro del mundo religioso y estamos dejando
una huella. Pero no es suficiente. Nos queda algo de tiempo,
pero las nubes tormentosas se acercan rápidamente. Queda
mucho más por hacer. Hashem nos está esperando.

* Rav Nóaj Weinberg dejó la siguiente declaración como par-


te de su tzavaá, su última voluntad y testamento:

“A mis hijos, a mis estudiantes y a los colaboradores que con-


tribuyeron de una u otra manera a la causa de Aish HaTorá:
Les instruyo, imploro y aconsejo a cada uno de ustedes, pasar
diez minutos cada noche pensando en la terrible profanación del
Nombre de Hashem que representa el hecho de que la mayoría
del pueblo judío niegue la validez del judaísmo y nuestra obliga-
ción de ser una luz para el mundo.
Segundo, enfóquense en el dolor de nuestro Creador, el dolor
subsecuente de la humanidad, y piensen qué pueden hacer per-
sonalmente para resolver este problema.
Instruyo, imploro y aconsejo a todos los que sienten agrade-
cimiento por lo que Aish HaTorá ha hecho por ellos y a aquellos
que respetan mi opinión, que hagan todo lo que puedan para
ayudar a Aish HaTorá a cumplir su misión de traer a los hijos
de nuestro Creador de vuelta a casa, desde donde sea que estén”.

88 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Si te cuestionas alguna de las
directivas de Hashem, temiendo
hacer el ridículo, recuerda a
Moshé y a Aharón y la vara que se

P
convirtió en serpiente.

‫פרשת וארא‬
arashat Vaerá:
El factor sorpresa

“Dios le habló a Moshé y a Aharón, diciendo: “Cuando el


faraón les hable, diciendo: ‘Hagan un milagro para ustedes’, le
dirás a Aharón: ‘Toma tu vara y arrójala ante el faraón, para
que se convierta en serpiente’”. Moshé y Aharón vinieron al
faraón e hicieron así, tal como Dios había ordenado. Aharón
arrojó su vara ante el faraón y sus siervos, y se convirtió en
serpiente” (Shemot 7:8-10).

C
omienza la épica batalla de voluntades. Dios les dice
a Moshé y Aharón que el faraón querrá ver una ma-
ravilla, un milagro que verifique que Dios Mismo los
envía. Quiere ver algo poderoso, único y convincente. Hashem
les dice cuál es el plan: van a arrojar la vara al piso y se con-
vertirá en serpiente. La Torá dice que fueron a ver al faraón e
“hicieron tal como Dios les había ordenado”.
Cuando la Torá dice que hicieron como se les ordenó, los
está alabando. “Miren, ¡ellos escucharon a Hashem!”. Pero,
¿qué fue tan impresionante como para que merezcan el elogio?
Dios les dio la posibilidad de hacer un milagro, ¿acaso cual-

Vaerá: El factor sorpresa / 89


quier otra persona no hubiese hecho lo mismo? ¿Por qué tanto
alboroto? Más aún, la Torá alaba que hayan ido a ver al faraón.
Pero, extrañamente, no los elogia por haber realizado el mila-
gro (eso está escrito después de la alabanza). ¿No es eso lo que
merece ser alabado?
¿Y cuál fue la respuesta a ese milagro? Moshé y Aharón se
convirtieron en el hazmerreír de Egipto. Todos los egipcios sa-
bían hacer ese simple truco, hasta los niños pequeños. Como
dice el Midrash:

El faraón comenzó a reírse [de Moshé y Aharón] y les


dijo: “¿Es esta la señal de su Dios? ¿No saben que yo
domino toda la magia?”. Inmediatamente reunió a niños
de edad escolar, quienes también [arrojaron sus varas
y se convirtieron en serpientes]. Luego llamó a su es-
posa, quien también lo hizo… como hicieron los magos
de Egipto y los niños de cuatro y cinco años. (Midrash
Rabá, Vaerá 9:6).

El faraón se burló de ellos diciendo que su truco era como


llevar un grano de arena al mar. Imagina lo que pensaron en
ese momento Moshé y Aharón. El faraón esperaba ansiosa-
mente ver lo que este Dios de los judíos era capaz de hacer, ¿y
ese fue el gran milagro que Hashem quiso que hagan? ¿Arro-
jar la vara y que se convierta en serpiente? Imagina si Dios te
dijera que debes ir como mensajero del Creador del Universo
a una prestigiosa universidad llena de científicos para demos-
trar que Dios existe. Cuando el equipo de profesores se reúne
y te piden que realices un milagro para demostrar el poder de
Dios, Hashem te ordena que saques un fósforo y lo enciendas.
“¡Miren, fuego!”.
¿Estarías dispuesto a presentarte ante el panel de profeso-
res y quedar como un tonto? “¿Fósforos? ¡Qué buen truco! Este
hombre está científicamente loco”.
En resumen, ese fue el plan que Moshé y Aharón tenían
para confrontar al faraón. Lo único que Dios les dijo fue que
arrojaran la vara y que se convertiría en serpiente. Para ellos,

90 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


ese fue todo el plan. Estaban parados frente al faraón, quien
llamó a todo Egipto para que contemplara a esos dos tontos.
Por eso Hashem los alaba por haber ido a lo del faraón:
“Moshé y Aharón vinieron al faraón e hicieron así, tal como
Dios había ordenado”. Ellos sabían que estaban entrando des-
armados a la guarida del león. Sin embargo, no cuestionaron a
Dios e hicieron exactamente lo que Él les pidió.

Con la guardia baja

Luego Dios invirtió la situación para el faraón y sus segui-


dores: todo el espectáculo era una trampa. “Y la vara de Aha-
rón engulló sus varas” (Shemot 7:12). Cuando las serpientes
volvieron a ser varas, palos de madera sobre el suelo, la vara
de Aharón engulló las otras varas. Eso no estaba en el reper-
torio de trucos de magia egipcio. Incuestionablemente, era un
milagro.
“El faraón endureció su corazón y no los escuchó, tal como
Hashem había hablado” (Ibíd. 7:13). El faraón tuvo que endu-
recer su corazón. Esto significa que se asustó, pero superó el
temor. El Midrash dice que pensó que si la vara de Aharón se
comió a todas las otras, con la
misma facilidad podría diri-
girse a su trono y aniquilarlo.
E so no estaba en el re-
pertorio de trucos de ma-
El plan de Hashem fue
gia egipcio. Incuestiona-
genial. Si Moshé y Aharón se
blemente, era un milagro.
hubiesen presentado ante
Faraón y jugado sus cartas de
inmediato, arrojando su vara para que se comiera las de ellos,
el impacto habría sido mucho menor. El faraón esperaba ver
un milagro, estaba mentalizado y preparado para ello y no ha-
bría tenido que endurecer su corazón. Se habría impresionado,
pero no asustado.
¿Y quién se habría enterado del milagro? Sólo el faraón y
unos pocos de sus ministros, y se habrían asegurado de que
permaneciera como un secreto de estado. La población egip-
cia nunca hubiese oído sobre él. ¿Qué ocurrió en cambio? El

Vaerá: El factor sorpresa / 91


faraón llamó a todo el mundo: los niños de la escuela, los hom-
bres sabios, los magos, su esposa. ¡Ahora estaba en la primera
plana de las noticias! Todos se rieron histéricamente de Moshé
y Aharón.
El elemento sorpresa es
E clave para una estrategia mi-
l elemento sorpresa es litar efectiva, como escribe
clave para una estrategia el anciano general chino Sun
militar efectiva, como es-
Tzu en El arte de la guerra:
cribe el anciano general
“Aparenta debilidad cuan-
chino Sun Tzu en El arte
do eres fuerte, y fortaleza
de la guerra: “Aparen-
ta debilidad cuando eres cuando eres débil”. Enton-
fuerte, y fortaleza cuando ces, cuando todos se estaban
eres débil”. riendo y habían bajado las
defensas, Hashem envió a
toda la nación egipcia un es-
calofriante mensaje que los sacudió hasta la médula: “Ustedes
son vulnerables, pueden ser devorados, y están buscando pro-
blemas con el milagroso poder del Dios de los judíos”. El faraón
y los egipcios se estremecieron.
Hashem tenía un plan exacto y quería asegurarse que todo
el pueblo oyera Su mensaje. Si te cuestionas alguna de las direc-
tivas de Hashem, temiendo hacer el ridículo, recuerda a Mos-
hé y a Aharón y la vara que se convirtió en serpiente. Hashem
sabe exactamente lo que hace. En ocasiones, sólo debemos ser
pacientes para verlo.

92 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Cuando le pides a Dios
que juzgue a alguien, tú eres
juzgado primero, incluso si
tienes razón.

P arashat Bo:
La última plaga
‫פרשת בא‬

“Dios le dijo a Moshé: ‘Una plaga más traeré sobre el


faraón y sobre Egipto, después de ello los enviará fuera de
aquí…’

Y sucedió que a la medianoche Dios mató a todos los pri-


mogénitos de la tierra de Egipto, desde el primogénito del
faraón que se sentaba en su trono hasta el primogénito del
cautivo que estaba en la cárcel, y a todo animal primogénito”.
(Shemot 11:1, 12,29)

Dios le dijo a Moshé: “Golpearé a todo primogénito (kol


bejor) de la tierra de Egipto, desde el primogénito del faraón
hasta el primogénito de un cautivo extranjero que esté en pri-
sión”. Kol bejor (todo primogénito) implica que incluso si había
un turista o un residente temporario de otra nación que era o
que tenía un hijo primogénito, también éste moriría (ver Ras-
hi, 12:29). La Torá especifica que en esta última plaga también
murió el primogénito de un prisionero de guerra.
Rashi pregunta: ¿No es injusto matar al primogénito de un

Bo: La última plaga / 93


prisionero? ¿Por qué debería morir? No tuvo nada que ver con
la esclavización de los judíos. Él también era uno de los prisio-
neros del faraón.
Rashi da dos razones, lo que implica que ambos factores
eran necesarios. En primer
N lugar, debido a que los pri-
o hay necesidad de ex- sioneros disfrutaron del su-
plicar por qué murió el frimiento de los judíos. En
primogénito del residente
segundo lugar, para que ellos
temporario. ¿Cómo puede
no dijeran: “Nuestros dioses
vivir en un país que persi-
han traído este castigo a los
gue a otra nación?
egipcios”. Ahora podemos en-
tender por qué los primogé-
nitos de los cautivos también murieron, pero Rashi no incluyó
en su explicación por qué también murió el primogénito de un
residente temporario —el ciudadano de otro país que estaba
viviendo en Egipto. Aparentemente hay una justificación dife-
rente para su muerte, a pesar de no haber sido parte del país
que perseguía a los judíos. ¿Qué hizo mal?
La respuesta es obvia, y por eso Rashi no se molestó en es-
cribirla. No puedes ser turista ni residente temporario en un
país que está cometiendo genocidio. Si permaneces allí, inclu-
so si no participas de manera activa, estás absolviendo la atro-
cidad y eres parte de ella.
El prisionero no puede salir, está atrapado allí, por lo que
Rashi necesita explicar la razón por la cual el primogénito de
los prisioneros también murió. Pero no hay necesidad de ex-
plicar por qué murió el primogénito del residente temporario.
¿Cómo puede vivir en un país que persigue a otra nación? Su
silencio significa que es parte del crimen.
No hay diferencia entre hacer algo activamente o permitir-
lo en silencio. Como dijo Edmund Burke: “Lo único que hace
falta para el triunfo del mal es que los hombres buenos no ha-
gan nada”. De acuerdo con los servicios de inteligencia, en el
mundo hay 1200 millones de musulmanes, de los cuales el 15-
25% busca la destrucción de occidente. El 75-85% restante de
la población musulmana son personas que aman la paz, pero

94 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


eso es irrelevante si permanecen en silencio. Los que dirigen
la batuta son los fanáticos asesinos, como dolorosamente lo
atestigua lo ocurrido en la Alemania nazi. Cuando la mayoría
es complaciente, se transforma en cómplice del terror. Deben
adoptar una posición activa en contra de la violencia.

Para salvar a los primogénitos judíos

Si Dios iba a provocar una plaga para matar a los primo-


génitos de los egipcios, ¿por qué los Bnei Israel tuvieron que
tomar medidas para asegurar que sus primogénitos no murie-
ran?

“Hablen a toda la asamblea de Israel, para decir: ‘En el


décimo día de este mes cada hombre tomará para sí un cor-
dero o cabrito por casa paterna… Tomarán de la sangre y la
pondrán sobre las jambas y sobre el dintel de las puertas de
las casas en las que lo comerán… La sangre será señal para
ustedes sobre las casas en las que estén; Yo veré la sangre y
los saltearé, y no habrá plaga que destruya cuando Yo golpee
la tierra de Egipto’”
(Shemot 12:3, 7, 13).

Sin la sangre del Korbán Pésaj en sus jambas, los primogé-


nitos de los judíos también hubiesen muerto. ¿Por qué? ¡Los
judíos eran los perseguidos! ¡Hashem estaba acudiendo al res-
cate! Hacía falta una razón para matar al primogénito del cauti-
vo: ellos disfrutaron la persecución de los judíos o hubieran di-
cho que sus ídolos fueron quienes hicieron eso. Pero los judíos
eran el pueblo de Dios. Sin ninguna duda que no disfrutaron su
propia persecución y sabían que Hashem era quien hacía todos
los milagros. ¿Por qué entonces tuvieron que poner sangre en
sus marcos para que Dios salteara sus hogares y permanecer a
salvo de esta plaga? ¿Cuál fue el error de los judíos?
Cuando le pides a Dios que juzgue a alguien, tú eres juzgado
primero, incluso si tienes razón. “Rav Janán dijo: quienquiera
que emite un juicio [al Cielo] sobre su compañero, es castigado

Bo: La última plaga / 95


[por sus propios pecados] primero” (Baba Kama 93a). Si de-
seas que se haga justicia, le pides a Dios que inhiba su rasgo de
misericordia y que juzgue. En ese caso, debes estar preparado
para tolerar el escrutinio de esa justicia, porque Dios examina-
rá primero tus actos.
Cuando clamas a Dios y le pides misericordia, apelas a Su
atributo de misericordia y paciencia. Esa pasa a ser la realidad
de tu relación con Hashem. Pero cuando dices: “Dios, ¡mira lo
que me están haciendo!” tu relación pasa a estar basada en la
justicia, y así como Hashem juzgará a tu perseguidor, también
te juzgará a ti. Si criticas duramente a las personas cuando se
equivocan, eso significa que tú crees que los errores de las per-
sonas son su propia responsabilidad. Eso también implica que
has aceptado que tus errores son exclusivamente tu responsa-
bilidad, de lo contrario serías un hipócrita.
Debido a que se estaba haciendo justicia con los egipcios,
los opresores del pueblo judío, también los judíos se vieron su-
jetos al juicio de Hashem.

Como un hombre con un solo corazón

Esta es una lección importante de internalizar. A menudo


analizamos los errores de los

N demás con una mirada fe-


uestro criticismo no roz. No tenemos compasión
sólo crea barreras entre ni tolerancia, ignoramos las
nosotros y nuestros her- circunstancias atenuantes
manos, sino también en- que explican por qué alguien
tre nosotros y Hashem. pudo llegar a cometer seme-
jante error. Nos negamos a
ver más allá de la superficie; los demás quieren hacer lo co-
rrecto y crecer tanto como lo queremos nosotros. Quieren ser
amables. Quieren compartir. Quieren ayudar. Sólo se están
equivocando, están atrapados en una jaula. En lugar de enten-
derlos, los condenamos y creamos desunión, lo que debilita los
cimientos de nuestra nación.
En el proceso también nos herimos a nosotros mismos,

96 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


porque al juzgar a los demás pedimos juicio sobre nosotros. Si
no puedes tolerar el error de otra persona, Dios no tolerará el
tuyo.
Nuestro criticismo no sólo crea barreras entre nosotros y
nuestros hermanos, sino también entre nosotros y Hashem y
aleja a la Shejiná, la presencia de Dios. Esta es la causa de nues-
tra destrucción.
En Sinaí, el pueblo judío estuvo unido. “Vaiján sham Israel
negued hahar — Israel acampó allí, frente a la montaña” (She-
mot 19:2). La palabra vaiján, “acampar” está en singular, la
nación fue “keish ejad belev ejad — como un hombre con un
solo corazón”, todos tenían un mismo propósito. Cuando eso
ocurre, Dios deja los cielos y se comunica con nosotros. Eso
ocurrió en el Monte Sinaí.
Al unirnos con otros judíos, podemos concretar el poten-
cial del pueblo judío. Pero debemos superar nuestra tendencia
a juzgar a los demás y a ser críticos e intolerantes. La geniali-
dad del pueblo judío está en nuestro interior, esperando para
cambiar el mundo. Y hemos visto chispazos de ella, como cuan-
do el pueblo judío se unió en
1948 para cumplir el sueño
de volver a nuestra tierra, de C uando permanecemos
enfocados en el objetivo
construir nuestra nación. Lo
vimos también en un reciente general, podemos elevar-
Sium HaShás.
nos por encima de nues-
tra pequeñez y de nuestra
Pero estamos divididos
mezquindad. Aprende-
por un odio sin sentido, por
mos a perdonar y a dar
un criticismo infinito y por
el beneficio de la duda, a
peleas internas constantes.
contener nuestro juicio y
Todo esto socava nuestro po- criticismo.
tencial para la grandeza.
¿Cuál es la respuesta? Kei-
sh ejad belev ejad, como un hombre con un solo corazón: tener
siempre en mente nuestro propósito y nuestra visión, el objeti-
vo unificador que reúne “para perfeccionar el universo bajo la
soberanía de Dios”.
Cuando permanecemos enfocados en el objetivo general,

Bo: La última plaga / 97


podemos elevarnos por encima de nuestra pequeñez y de
nuestra mezquindad. Aprendemos a perdonar y a dar el bene-
ficio de la duda, a contener nuestro juicio y criticismo. Si nos
enfocamos en nuestro objetivo común, nuestro poder es ilimi-
tado, porque habremos hecho uso de la energía incesante de
Hashem, mereciendo Su presencia. Esto nos permitirá obtener
logros superiores a nuestras expectativas y sueños.

98 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Luciendo sus kipot y shtreimels,
Shmulik y Zelig conversaban en
hebreo mientras observaban las
olimpíadas egipcias.

P arashat Beshalaj:
El mérito para salir
de Egipto
‫פרשת בשלח‬

L
a Torá dice: “Los hijos de Israel estaban armados (ja-
mushim) cuando salieron de la tierra de Egipto” (She-
mot 13:8).
Rashi explica, basándose en el Midrash, que la palabra ja-
mushim significa “divididos por cinco” (jamishá). En otras pa-
labras, uno de cada cinco judíos salió de Egipto, mientras que
cuatro quintos murieron durante los tres días de oscuridad.
Antes, en la Parashat Bo, en el versículo “y hubo una densa os-
curidad en toda la tierra de Egipto durante tres días” (Shemot
10:22), Rashi nos dice: “Entre el pueblo judío de esa genera-
ción había gente malvada, que no quería irse. Ellos murieron
durante los tres días de oscuridad, para que los egipcios no vie-
ran su caída y dijeran: ‘Ellos también están siendo golpeados,
como nosotros’”.
Esto es increíble. Cuatro quintos del pueblo judío querían
quedarse en Egipto. Cuatro quintos del pueblo judío se habían
asimilado tanto que, incluso sabiendo que Hashem había en-

Beshalaj: El mérito para salir de Egipto / 99


viado a Moshé para sacarlos de Egipto, preferían quedarse en
la tierra que los oprimía. Esto fue después de ocho plagas que
incluso el faraón y sus consejeros reconocieron que venían de
Dios, como dijeron: “Etzva Elokim hi — este es el dedo de Dios”.
A pesar de que los egipcios los despreciaban, la mayoría
de los judíos se veían a sí mismos como parte integral de la
cultura egipcia. Adoraban a sus ídolos, asistían a sus teatros,
visitaban sus museos; estaban completamente inmersos en su
cultura.
Esto nos lleva a detenernos y preguntarnos: si el Mashíaj
viniera hoy, ¿cuántos judíos de la diáspora empacarían sus co-
sas y dejarían sus hogares y empresas para venir a Éretz Israel,
incluso sabiendo que Dios Mismo está diciendo que debemos
volver a casa? La asimilación llega muy profundo. Atonta el
alma, permea nuestros huesos y nos hace perder el rumbo.
¿Cuál fue el mérito de la quinta parte del pueblo judío que
sí abandonó Egipto? Nuestros Sabios nos dicen que nuestros
antepasados fueron liberados de Egipto en mérito de tres co-
sas: no cambiaron sus prendas, sus nombres ni su idioma. Joj-
mat Adam (89:1) explica:
Estar cerca [de las naciones] nos lleva a aprender de sus
actos, como está escrito: “Pero se mezclaron con las naciones
y aprendieron de sus acciones” (Tehilim 106:35). Por lo tanto,
nuestro Creador nos ordenó separarnos, como está escrito: “Y
los he separado de los pueblos (Vaikrá 20:27).
[Ver también Vaikrá Rabá 32:5]
En Egipto, los judíos usa-
L a quinta parte que
salió de Egipto se salvó
ron sus nombres hebreos;
vistieron prendas que los
identificaban claramente
por haber conservado su
como judíos, quizás kipá o
identidad judía.
tzitzit; y no cambiaron su
idioma, hablaban en hebreo.
Pero estaban completamente asimilados, como dicen nuestros
Sabios: “Halalu ovdei avodá zará vehalalu ovdei avodá zará —
Estos [los egipcios] son idólatras, y estos [los judíos] son idóla-
tras” (Zóhar 2, 170b). Tampoco estaban circuncidados.

100 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


“La tierra se llenó de ellos” (Shemot 1:7): la persecución co-
menzó cuando los judíos se convirtieron en parte de la nación,
yendo a teatros y circos (ver Parashat Shemot: Despierta antes
de que sea demasiado tarde). Sin embargo, no cambiaron sus
nombres ni sus ropas y siguieron hablando en hebreo.
Nuestros Sabios nos dicen que eso fue lo que los salvó. El
ochenta por ciento de los judíos murió en Egipto. La quinta par-
te que salió de Egipto se salvó por haber conservado su iden-
tidad judía. ¿Cómo pudieron asimilarse a tal punto y al mismo
tiempo conservar sus nombres, su lenguaje y su vestimenta?
¿Qué los hizo aferrarse a eso?

Alienta a tu equipo

En 1977, durante la Guerra Fría, cuando la Unión Soviética


boicoteaba a Israel, el equipo de básquetbol Macabi Tel Aviv
jugó en la semifinal de la Copa de Europa contra al CSKA Mos-
cú, el equipo del Ejército Rojo. Los rusos se rehusaron a jugar
en Tel Aviv y también se negaron a darles visas a los israelíes
para que jugaran en Moscú. Al final, los rusos se resignaron a
jugar en una pequeña ciudad de Bélgica. Fue un partido carga-
do de emociones, con un fuerte sentido simbólico.
Mientras los israelíes estaban pegados a sus televisores
viendo el partido decisivo, los judíos de la Unión Soviética, que
jamás habían estado en Israel y no sabían nada sobre judaís-
mo, también alentaron al equipo israelí. Ellos ni siquiera po-
dían leer el álef-bet, pero se identificaron con el equipo israelí
como “nuestro equipo”.
Imagina a Macabi Tel Aviv jugando contra el campeón de
tu país, o a la selección de Israel jugando de visitante contra
la de tu país. En esos estadios, ¿los judíos locales alentarían al
equipo israelí delante de sus amigos y de otros miles de espec-
tadores, o alentarían al equipo local? No es tan claro. Pero en la
Unión Soviética, en donde los disidentes debían arriesgar sus
vidas para estudiar Torá y aprender hebreo, los judíos rusos se
identificaron con los israelíes que representaban a su pueblo,
aunque sólo fuera en el contexto de un evento deportivo no ju-

Beshalaj: El mérito para salir de Egipto / 101


dío. (A propósito, Macabi Tel Aviv venció al poderoso y favorito
equipo soviético 91 a 79).
¿Acaso los judíos rusos tenían suficiente educación judai-
ca como para entender lo que significa realmente ser judío?
No. Pero sabían que eran judíos, sabían que los judíos habían
regresado a su tierra patria y construido un país en contra de
todos los pronósticos, y estaban orgullosos de eso. En ese mo-
mento, la mayoría de ellos ni siquiera podía articular de qué se
enorgullecían, pero aferrarse a ese débil orgullo fue lo que los
salvó. Por cuanto que estaban orgullosos de ser judíos, querían
saber qué significaba ser judío. Su vestigio de identidad judía
los impulsó a estudiar Torá y hablar hebreo.
Nuestros Sabios nos dicen (Zóhar, parashat Itró) que los
Bnei Israel en Egipto estaban en el nivel cuarenta y nueve de
tumá, impureza, al borde de la aniquilación espiritual. La razón
por la que sólo un quinto salió de Egipto fue que, si bien esta-
ban completamente asimilados, estaban orgullosos de identi-
ficarse como judíos. Mantuvieron sus nombres, su vestimenta
y su idioma. Luciendo sus kipot y shtreimels, Shmulik y Zelig
conversaban en hebreo mientras observaban las olimpíadas
egipcias.

El mérito de la tribu de Levi no fue suficiente

De acuerdo con el Midrash, los judíos de Egipto fueron re-


dimidos en mérito de no haber cambiado sus nombres, sus
vestimentas ni su lenguaje. ¿Por qué fue necesario este mérito?
Durante toda la estadía del pueblo judío en Egipto, la tribu de
Levi pasó sus días inmersa en el estudio de Torá. Ellos obser-
varon lealmente las mitzvot que habían recibido, incluyendo el
brit milá. ¿Acaso el mérito acumulado por la tribu de Levi no
debería haber sido suficiente para salvar al resto del pueblo
judío?
La misma pregunta surge en conexión a la descripción del
Rambam de la historia de la idolatría, con la revolucionaria en-
señanza de Abraham Avinu sobre el monoteísmo. El Rambam
explica que el entendimiento de un solo Dios estaba a punto de

102 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


extinguirse con el debilitamiento del pueblo judío en Egipto. Él
escribe:

Sin embargo, cuando los judíos extendieron su estadía


en Egipto, aprendieron de las acciones [de los egipcios] y
comenzaron a adorar a las estrellas como ellos, con la ex-
cepción de la tribu de Levi, que se aferró a las mitzvot de
los patriarcas. La tribu de Levi nunca sirvió a dioses falsos.
En poco tiempo, el principio fundamental que Abraham
había plantado habría sido desarraigado, y los descendien-
tes de Iaakov habrían vuelto a los errores del mundo y a
su corrupción. Pero gracias al amor de Dios por nosotros y
para cumplir el juramento que le había hecho a nuestro pa-
triarca Abraham, Dios llamó a Moshé, nuestro maestro, el
maestro de todos los profetas, y lo envió [para redimir a los
judíos]. Después de que Moshé, nuestro maestro, profetizó,
y Dios eligió a Israel como Su herencia, los coronó con las
mitzvot y les informó el camino para servirle, [enseñándo-
les] el juicio prescrito para la idolatría y para todos los que
se desvían detrás de ella. (Hiljot Avodá Zará 1:3).

El Rambam declara que, a pesar de que la tribu de Levi se


aferró a las mitzvot y nunca sirvió a ídolos extraños, si los ju-
díos no eran redimidos de
inmediato la claridad del mo-
noteísmo estaba a punto de
A pesar de que la tribu
de Levi fue un bastión de
ser desarraigada del mundo.
estudio de Torá, ellos no
Vemos claramente que
podían salvar al pueblo
cuando Hashem juzga al pue-
judío en Egipto cuando la
blo judío, mira a la nación nación, como un todo, es-
como un todo. No es suficien- taba al borde de la asimi-
te con que una parte singular lación irreversible.
del klal, de la nación, se afe-
rre fielmente a su compromi-
so con la Torá y las mitzvot. A pesar de que la tribu de Levi fue
un bastión de estudio de Torá, ellos no podían salvar al pueblo
judío en Egipto cuando la nación, como un todo, estaba al bor-

Beshalaj: El mérito para salir de Egipto / 103


de de la asimilación irreversible. Fueron redimidos gracias al
mérito de la nación, que se aferró muy débilmente a su iden-
tidad judía a través de sus nombres, de su vestimenta y de su
lenguaje.
El Olam HaTorá, la vibrante comunidad de Torá, es el motor
de nuestra nación; sin esa fuerza vital no podríamos sobrevivir.
Pero todos los judíos estamos conectados, formando partes de
un todo integrado, y Hashem evalúa la salud espiritual del pue-
blo judío como un todo. Ninguna parte puede separarse.
Nunca, en toda la historia judía, hubo más personas estu-
diando Torá tiempo completo que hoy en día, pero al mismo
tiempo la asimilación está causando estragos en nuestro pue-
blo. Estamos perdiendo cantidades inmensas de judíos. No po-
demos ser optimistas y refugiarnos en las casas de estudio, en
donde, gracias a Dios, retumba el kol haTorá, la voz de la Torá.
Hashem ve al pueblo judío como un todo y ve que millones de
judíos, la gran mayoría de nuestro pueblo, se encuentra al bor-
de de la extinción.
Toda neshamá judía es preciosa para Hashem. Todo matri-
monio mixto es una tragedia dolorosa, tal como un padre que
pierde a un hijo. Hashem desea salvar a Su pueblo. Él espera
que nosotros, quienes apreciamos Su Torá y Sus mitzvot, nos
acerquemos a nuestros hermanos y hermanas. De lo contrario,
que Dios no lo permita, deberemos enfrentar los sufrimientos
que Él considere necesarios para lograr enderezar a Su pueblo.
Si el amor por los judíos arde intensamente en nuestro cora-
zón, entonces, podremos derrotar la marea de la asimilación.
Dios, y toda la humanidad, cuentan con nosotros.

104 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Nos aferramos a nuestras
creencias a pesar de la incesante
persecución, porque teníamos la
absoluta seguridad de que nuestras

P
creencias eran ciertas.

‫פרשת יתרו‬
arashat Itró:
La primera mitzvá:
Conocer a Hashem

“Yo soy Hashem, tu Dios, Quien te sacó de la tierra de Egipto,


de la casa de servidumbre”. (Shemot 20:2)

E
l primero de los Aséret HaDibrot, los Diez Manda-
mientos, es saber que hay un Dios. Esta es también
la primera mitzvá que figura en el listado de las 613
mitzvot compiladas por el Rambam. Allí, él explica:

El fundamento de todos los fundamentos y el pilar de la


sabiduría es saber (leida) que hay un Ser Primero que
trajo todo a la existencia. Todos los seres de los cielos,
la tierra y lo que hay entre ellos, sólo llegaron a tener
existencia a partir de la verdad de Su ser (Séfer Madá,
Hiljot Iesodei HaTorá 1:1).

El Rambam usa específicamente el verbo leida (saber) para

Itró: La primera mitzvá: Conocer a Hashem / 105


explicar la obligación subyacente de esta mitzvá. ¿Pero a quién
se dirige esta mitzvá? Alguien que no cree en Dios no cree en
un “Mandatario universal”, y sin un Mandatario, no puede ha-
ber un mandamiento. Y alguien que cree en Dios, ya está cum-
pliendo la mitzvá. Por lo tanto, esta mitzvá pareciera ser irrele-
vante o redundante.
La respuesta es que la creencia en Hashem se basa en un
entendimiento continuo. Esta mitzvá le habla al creyente y le
dice que profundice en el entendimiento de su creencia. Una
creencia en Dios basada sólo en las enseñanzas de los padres y
maestros no es suficiente. Hashem quiere que la persona deje
de lado la complacencia respecto a su creencia y que fortalezca
esa convicción fundamental, verificándola por sí misma.
Esto se logra estableciendo una base racional para corro-
borar lo que se te ha enseñado que debes creer y aceptar. Toda-
vía más, al identificar tus preguntas y dudas, y esforzarte para
reunir la información necesaria para resolverlas, haces que tu
creencia en Hashem ascienda en la escalera de tus conviccio-
nes, alcanzando un nivel superior de conocimiento. Esta es la
forma ideal de cumplir esta mitzvá, como explica el Séfer HaJi-
nuj (Mitzvá 25):
Y si uno tiene el mérito de escalar las alturas de la sabidu-
ría, y su corazón entiende y sus ojos ven la clara evidencia de
que la creencia que ha albergado es cierta y evidente, sin que
exista otra posibilidad, entonces está llevando a cabo esta mit-
zvá de la mejor manera posible.

Una jerarquía de convicciones

El primer paso para mejorar tu creencia en Dios es estimar


la fuerza actual de tu creencia, categorizándola en uno de los
cuatro niveles siguientes de convicción:

1. Conocimiento (Deá)

Conocimiento implica claridad absoluta, basada en una


abrumadora cantidad de evidencia. Por ejemplo, todos sa-

106 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


bemos que tenemos diez dedos y, más allá de lo mucho que
alguien intente persuadirnos para que creamos que tenemos
once dedos, nuestra convicción permanecerá firme. Este es
el nivel de claridad que debemos esforzarnos por alcanzar en
nuestra creencia en Hashem, como fue descrito antes por el
Séfer HaJinuj.

2. Creencia (Emuná)

El segundo nivel de convicción es lo que llamamos emuná,


creencia. También este nivel está basado en la evidencia, pero
le falta la claridad absoluta del conocimiento. Por ejemplo, es-
tás dispuesto a aceptar un cheque de un buen amigo sin preo-
cuparte por la posibilidad de que rebote, a pesar de que desco-
noces el balance exacto de su cuenta bancaria.
La brecha entre conocimiento y creencia puede deberse a
falta de evidencia o por una pregunta irresuelta que socaba la
certeza.

Convicciones infundadas

Estas dos categorías de convicciones carecen de cualquier


base válida:

3. Condicionamiento social

Toda persona es criada con cierto grupo de creencias, que


varían de sociedad en sociedad. Quienes crecen en India creen
que las vacas son sagradas. Quienes crecen en una sociedad
occidental tienden a creer que no hay verdades absolutas. Un
árabe nacido y criado en Gaza seguramente creerá que los ju-
díos son opresores malvados. A menos que examinen la validez
de sus convicciones, estas personas permanecerán siendo sólo
un producto de su sociedad, porque sus creencias son mera-
mente un accidente de nacimiento.
Analizar independientemente tus creencias requiere un
esfuerzo intensivo, por lo que es mucho más cómodo dejarte

Itró: La primera mitzvá: Conocer a Hashem / 107


llevar por la corriente de lo que piensa tu sociedad y adoptar
sus creencias como propias.

4. Fe ciega (Emuná tefelá)

La fe ciega es una convicción basada en un deseo físico o


emocional de que algo sea cierto. Esta forma de fe carece de
todo tipo de evidencia para sustanciar su posición. De hecho,
las personas que confían
E ciegamente a menudo es-
nfrentar tus preguntas tán dispuestas a dar un salto
fortalecerá tu claridad y de fe que va en contra de la
disipará tus dudas, mien- evidencia que puede contra-
tras que desatenderlas,
decir sus convicciones. Por
garantizará que tu creen-
ejemplo, un fumador puede
cia nunca sea firme como
decir confiadamente: “Este
una roca.
cigarrillo no me dañará”, a
pesar de conocer la abruma-
dora evidencia respecto a que fumar pone en riesgo la vida.
A partir de estas cuatro definiciones, estima la calidad ac-
tual de tu creencia en Hashem. Una vez que hayas identifica-
do tu nivel, puedes comenzar a esforzarte para fortalecer tu
creencia, ya sea llenando los vacíos de tu entendimiento o bus-
cando respuestas a las preguntas que debilitan tu seguridad en
la existencia de Hashem. Si bien esto puede ser un poco incó-
modo, enfrentar tus preguntas fortalecerá tu claridad y disipa-
rá tus dudas, mientras que desatenderlas, garantizará que tu
creencia nunca sea firme como una roca.

¿Quién es Dios?

Un estudiante de Aish HaTorá desafió en una ocasión a Rav


Nóaj Weinberg con la siguiente pregunta. Su hermana estaba
viajando con una amiga por Sudamérica, tuvieron un terrible
accidente de tráfico y la amiga sufrió dolorosas quemaduras en
todo el cuerpo. En el hospital se le acercó y comenzó a hablarle
un cristiano evangélico y le dijo que si aceptaba a JC como su

108 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


salvador, su terrible dolor terminaría. La amiga le pidió que se
fuera y la dejara tranquila.
Al día siguiente, el cristiano volvió y nuevamente le prome-
tió que su dolor terminaría si aceptaba a JC. En un momento de
debilidad, ella dijo que lo aceptaba como su salvador y, efecti-
vamente, su dolor desapareció de inmediato.
El estudiante le preguntó a Rav Weinberg: “Si los milagros
son una prueba de la existencia de Dios, ¿no sirve esta historia
como una prueba a favor del cristianismo?”.
Rav Weinberg le respondió con la siguiente parábola:
Imagina que la ONU convoca a una conferencia internacio-
nal sobre la existencia de Dios. Líderes religiosos y filósofos de
gran renombre viajan de todo el mundo para asistir a la con-
ferencia.
En medio de las discusiones, un hombre de aspecto pode-
roso se dirige al estrado y grita: “¡Silencio!”. De repente, todo el
edificio se despega del piso y empieza a levitar.
Todos están sorprendidos. Luego, el hombre dice: “¡Obser-
ven!”. Para asombro de todo el grupo, el edificio comienza a
volar sobre la ciudad.
“¡Ahora sumerjámonos en el agua!” dice, y el edificio de
la ONU va directo al océano. A través de las ventanas la gente
puede ver los peces nadando.
“¡Ahora vayamos al espacio exterior!”. El edificio comienza
a subir y aterriza en la luna.
Después de recoger piedras como recuerdo de la luna, el
hombre dirige el edificio de la ONU nuevamente hacia la tierra
y aterriza en su lugar original.
Todos están mudos de asombro. Entonces el hombre les
dice a todos los filósofos y líderes religiosos: “Yo soy Dios, ¡pós-
trense ante mí!”.
Todos los presentes se reverencian, implorándole que sea
misericordioso con ellos. La única persona que continúa para-
da es un anciano conserje judío, de ascendencia europea, que
trabaja para la ONU. A pesar de las súplicas de los demás, él
continúa de pie y le dice a ese hombre poderoso: “Señor, yo no
tengo idea cómo hizo lo que hizo, pero usted no es Dios”.

Itró: La primera mitzvá: Conocer a Hashem / 109


¿Cómo podemos entender la confiada negación del conser-
je a reverenciarse? Para responder, cambiemos el final de la
historia.
Bajan del espacio exterior y el hombre poderoso dice: “Yo
soy un sapo, ¡póstrense ante mí!”. ¿Crees que alguien lo reve-
renciaría? Probablemente dirían algo similar a lo que dijo el
portero judío: “Señor, no tengo idea cómo lo hizo, pero usted
no es un sapo”.
Todos saben que un ser humano no puede ser un sapo, por-
que todos entendemos lo que es un sapo y lo que es un ser
humano. El anciano conserje judío tenía un entendimiento de
Hashem lo suficientemente claro como para saber que un ser
humano nunca puede ser Dios, más allá de los milagros que
haga. Pero si no tienes una clara definición de Dios, entonces
corres el riesgo de llegar a conclusiones falsas, especialmen-
te cuando hay milagros de por medio. Incluso puedes llegar
a creer que JC es responsable de la recuperación de alguien
cuando, en realidad, no hay ninguna correlación lógica entre
las dos cosas.
Entonces, ¿cuál es la definición judía de Dios?

Creador, Sustentador y Supervisor

Hay tres axiomas principales que definen a Hashem, y esta-


mos obligados a entender y creer cada uno de ellos como parte
de la mitzvá de saber que Dios existe:
1. Hashem es el Creador del universo, y creó al universo de
la nada.
2. Hashem es el Sustentador que continuamente hace que
exista cada partícula del universo.
3. Hashem es el Supervisor que dirige todo lo que nos ocu-
rre.3
3 El Séfer HaJinuj incluye estos tres aspectos en su explicación de la mitzvá de
saber que Dios existe:
a. Creador: “Creer que el mundo tiene un Dios que ha creado todo…”
b. Sustentador: “…todo lo que fue, es y será eternamente proviene de Su
poder y de Su voluntad…”
c. Supervisor: “…Él nos sacó de la Tierra de Egipto y nos entregó la Torá”.

110 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Cada uno de estos axiomas tiene implicancias importantes
en la vida diaria.

1. Creador implica que Hashem nos ama

El amor se expresa al dar. Y cuanto más altruista es la entre-


ga, más expresa el amor del dador. Cuando se da un regalo con
un motivo ulterior, eso es manipulación, no amor.
Dado que Hashem es infinito y perfecto, no hay nada que
Él pueda recibir de nosotros. Por lo tanto, Su regalo de crear
la vida es la expresión de amor más pura posible, y sólo puede
ser para beneficio del receptor. Se nos dio la oportunidad de
desarrollar una relación personal con el infinito Creador del
Universo, el regalo más grande posible, y no hay nada que ha-
yamos hecho para merecerlo. De hecho, como dijo el Rey Da-
vid: “El mundo se construye sobre la bondad” (Tehilim 89:3).

2. Sustentador implica que no hay otro poder al cual recurrir

Que Hashem sea Sustentador implica que en el universo


nada existe de manera independiente; todo existe sólo porque
Dios desea que así sea. Esto implica que apoyarse en cualquier
poder o persona más allá de Dios será infructífero porque, a
final de cuentas, todos esos poderes dependen completamente
de Dios. Sólo pueden ayudarnos si Hashem decide obrar a tra-
vés de ellos, convirtiéndolos en Sus mensajeros. Por lo tanto
sólo tiene sentido ir a la fuente; negociar con el titiritero, no
con los títeres.

3. Supervisor implica que no hay accidentes

Hashem, en su rol de Supervisor, orquesta y dirige todo lo


que nos ocurre. Incluso los eventos triviales ocurren por una
razón, tal como enseña el Talmud que incluso la frustración de
tener que meter tu mano una segunda vez en el bolsillo para
sacar la moneda correcta es una lección de Dios (ver Brajot 5a).
No hay accidentes, todo lo que nos ocurre es un mensaje

Itró: La primera mitzvá: Conocer a Hashem / 111


personal de Hashem. Dios nos habla constantemente a través
de los eventos que ocurren en nuestra vida diaria. Presta aten-
ción y escucha.
El pueblo judío sobrevivió como una pequeña minoría en
un mundo muy hostil durante más de 2000 años de exilio. Nos
aferramos a nuestras creencias a pesar de la incesante perse-
cución, porque teníamos la absoluta seguridad de que nues-
tras creencias eran ciertas. Entendimos la base intelectual de
nuestras creencias fundamentales, y eso nos permitió rechazar
todos los intentos para convertirnos, sin importar las terribles
consecuencias que enfrentamos. Esta claridad de convicción es
lo que nos permitirá sobrevivir a las incesantes tentaciones de
la sociedad secular, así como darles a nuestros hijos un sólido
entendimiento de la realidad de Hashem y de Su Torá.

112 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


‘Naasé veNishmá’ declara que reconocemos la
perfección y el amor de Hashem y, por lo tanto,
confiamos absolutamente en Él. No necesitamos

P
leer las letras pequeñas.

‫פרשת משפטים‬
arashat Mishpatim:
Naasé veNishmá

E
l final de esta parashá contiene la famosa declara-
ción de lealtad a la Torá del pueblo judío: “Todo lo
que Hashem ha dicho, naasé venishmá — haremos y
escucharemos” (Shemot 24:7). En respuesta a esta declaración,
Hashem comparó al pueblo judío con los ángeles, preguntan-
do: “¿Quién les reveló a Mis hijos esta expresión secreta, usada
sólo por los ángeles celestiales?” (Shabat 88a).
Cuando Dios les ofreció la Torá a las naciones no judías, la
respuesta fue bastante diferente. El Midrash (Sifrí, Devarim
343) cuenta:
Cuando Dios quiso entregar la Torá, se reveló no sólo al pue-
blo judío, sino también a todas las otras naciones del mundo.
Primero Dios fue a los hijos de Esav y les preguntó: “¿Acep-
tarán mi Torá?”. Ellos dijeron: “¿Qué está escrito en ella?”. Dios
respondió: “No asesinarás”. Ellos contestaron: “Amo del uni-
verso, eso va en contra de nuestra naturaleza. Nuestro padre,
cuyas ‘manos son las manos de Esav’ (Bereshit 27:22), nos en-
señó a confiar sólo en la espada, porque su padre le dijo: ‘Por
tu espada vivirás’ (Bereshit 27:40). Por lo tanto, no podemos
aceptar la Torá”.
Luego Dios fue a los hijos de Amón y Moav y les pregun-

Mishpatim: Naasé veNishmá / 113


tó: “¿Aceptarán mi Torá?”. Ellos dijeron: “¿Qué está escrito en
ella?”. Él respondió: “No cometerás adulterio”. Ellos contes-
taron: “Amo del universo, nuestro origen mismo es el adulte-
rio, como está escrito: ‘Así, las dos hijas de Lot concibieron de
su padre’ (Bereshit 19:36). Por lo tanto, no podemos aceptar
la Torá”. Luego Dios fue a los hijos de Ishmael. Les preguntó:
“¿Aceptarán mi Torá?”. Ellos dijeron: “¿Qué está escrito en
ella?”. Él dijo: “No robarás”. Ellos contestaron: “Amo del univer-
so, nuestra misma naturaleza es vivir sólo de lo robado y de lo
adquirido con violencia, como está escrito respecto a Ishmael:
‘Y él será como un asno salvaje: su mano estará sobre todo y la
mano de todos sobre él’ (Bereshit 16:12). No podemos aceptar
la Torá”.
No hubo nación a la que Hashem no se acercara, llamara a
la puerta (por así decirlo) y preguntara si estaban dispuestos a
aceptar la Torá. Finalmente, después de haber sido rechazado
por todas las demás naciones, Hashem se acercó a la nación
de Israel, y ellos respondieron: “Naasé venishmá — haremos y
escucharemos” (Shemot 24:7).
¿Hubo algo malo en preguntar “qué está escrito en ella”?
Después de todo, ¿cómo puedes comprometerte a respetar
toda la Torá, para siempre, sin saber lo que está escrito en ella?
Clarificar su contenido antes de aceptarla parece ser algo muy
razonable. Pero, por alguna razón, formular esa pregunta llevó
a las naciones no judías a rechazar la Torá. Más aún, ¿por qué
Hashem le presentó a cada nación la mitzvá de la Torá que le
resultaría más difícil de cumplir? Podría haberles presentado
las mitzvot que no serían particularmente desafiantes, como
el Shabat, amar al prójimo o las festividades, y luego revelar-
les las mitzvot más difíciles. Eso les hubiera dado una imagen
mucho más objetiva del contenido de la Torá. Pero, en cambio,
Hashem eligió específicamente la mitzvá que sin lugar a dudas
los llevaría a rechazar la Torá. ¿Qué clase de oferta es esa?

¿Encaja con mi estilo de vida?

Al preguntar: “¿Qué está escrito en ella?”, las naciones no

114 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


judías estaban diciéndole a Hashem que si la Torá encajaba
con su estilo de vida, la aceptarían. Cada pueblo tenía su pro-
pio conjunto de principios y ética que les resultaba cómodo,
y quiso ver si la Torá encajaba en el estilo de vida que había
elegido. Ese enfoque socaba la idea de que la Torá proviene de
una Fuente infinita y perfecta, y que sólo puede mejorar, jamás
obstaculizar, nuestra vida. Las naciones no judías sospecharon
y dudaron de la oferta de Hashem, pensando que algunas de
las mitzvot de la Torá les impedirían experimentar el placer
de la vida. Pero el pueblo judío entendió que la Torá es sólo
para nuestro bien y que, a final de cuentas, es el único camino
para cumplir con nuestros objetivos y nuestras aspiraciones
más profundas.
Además, la Torá es el “plano de la creación”. Es eterna e in-
mutable, y su realidad no depende de que nos guste o no. Las
naciones del mundo ya habían rechazado la Torá al preguntar
“¿Qué está escrito en ella?” e intentar evaluar el valor de la Torá
en base a sus creencias previas.
Dios le presentó a cada una de las naciones la mitzvá que
era más difícil de aceptar según su naturaleza simplemente
para ayudarlas a cumplir su deseo de rechazar la Torá. La pre-
gunta misma fue el rechazo a la Torá; el resto fue simplemente
una formalidad.
Sólo el pueblo judío entendió la única manera en que la
Torá puede ser aceptada: “Haremos y escucharemos”. La reali-
dad de la Torá no necesita nuestro consenso ni aprobación. El
pueblo judío aceptó la verdad personificada en la Torá, y estu-
vo dispuesto a abandonar todo lo demás, sabiendo que todo lo
que fuera contrario a la Torá debía ser falso y vacío.

¿Un salto de fe?

¿Pero acaso naasé venishmá, aceptar la Torá sin conocerla,


no es un salto de fe, el tipo de creencia que condenamos pre-
viamente por ser falsa? (Ver parashá Itró).
No. De ninguna manera. La fe ciega está basada en el deseo
emocional de que algo sea cierto. Es completamente irracional.

Mishpatim: Naasé veNishmá / 115


Nuestros Sabios llaman a la generación de judíos que estuvo en
Sinaí y caminó por el desierto, el dor deá, la generación del co-
nocimiento, porque ellos experimentaron la revelación nacio-
nal, lo que les dio la mayor claridad posible de la existencia de
Hashem. ¡Ellos escucharon hablar a Dios! Eran todos profetas;
no existe mayor conocimiento de Hashem que ese.
Una vez que sabes que es Hashem mismo Quien te da la
Torá, la única respuesta racional es aceptarla incondicional-
mente. Hashem es perfecto, todo lo que hace emana de su in-
menso amor por nosotros. Cuando un padre le da un remedio
a su hijo, el hijo no pregunta: “¡Un momento! Antes de tomar
esto debo saber exactamente qué contiene y cómo funciona”.
El niño sabe que sus padres lo aman profundamente, confía en
ellos y comprende que sólo hacen lo mejor para él.
Naasé venishmá es eminentemente racional sólo si uno
sabe que la Torá viene de Hashem, un Ser perfecto que nos
ama. Naasé venishmá declara que reconocemos la perfección
y el amor de Hashem y, por lo tanto, confiamos absolutamente
en Él. No necesitamos leer las letras pequeñas.
Sin embargo, no podemos olvidar la segunda parte de la
frase: “venishmá — y escucharemos” (es decir, entenderemos).
Obedecer las órdenes de Hashem no depende de nuestro en-
tendimiento de la Torá. Eso sería presuntuoso, y constituiría
un entendimiento erróneo de Hashem, así como un rechazo de
todo el fundamento de la Torá, similar al rechazo de las otras
naciones. Pero igualmente debemos esforzarnos por entender
la Torá. Como explica el Rambam: “Es apropiado que una per-
sona medite, de acuerdo con su capacidad, sobre los juicios de
la sagrada Torá y entienda su objetivo principal” (Hiljot Meilá
8:8).
No debemos ser meros robots cumpliendo mitzvot por ruti-
na. Hashem quiere que profundicemos, que entendamos tanto
como podamos y que incorporemos Su Torat Jaim, Sus instruc-
ciones para la vida, a nuestra vida diaria. Al hacerlo, apreciare-
mos más la fuerza de la Torá y aumentará nuestra motivación
para cumplir las mitzvot de la mejor manera posible.

116 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Más allá de nuestras limitaciones,
cada uno tiene el potencial para
ser grandioso en Torá. Es nuestro

P
derecho de nacimiento.

‫פרשת תרומה‬
arashat Trumá:
La corona de la Torá
Rabí Iojanán dijo: Hay tres coronas [que adornaban los uten-
silios del Beit HaMikdash]: la corona del Altar de Oro (el Miz-
béaj Hazahav), la corona del Arca (el Arón) y la corona de la
Mesa (el Shulján). La corona del Altar: la mereció y la tomó
Aharón (Rashi: representa la corona del sacerdocio, que le
fue otorgado a Aharón y a sus descendientes). La corona de
la Mesa: la mereció y la tomó David (Rashi: la abundancia de
la mesa y la opulencia majestuosa representan la corona del
reinado, que le fue entregada al Rey David). Pero la corona del
Arca (Rashi: que representa la corona de la Torá) continúa en
reposo. Todo el que quiera tomarla, puede venir y hacerlo. Y
para que no pienses que es inferior a las otras coronas, la Torá
declara: “A través de mí reinaran los reyes” (Mishlei 8:15).
(Talmud, Ioma 72b).

L
a corona del Arca representa el Kéter Torá, la coro-
na de la Torá. El Talmud dice que esta corona está al
alcance de cada uno de nosotros. ¿Cómo la consegui-
mos? ¿Realmente está al alcance de todos, incluso si no fuimos
bendecidos con la inteligencia, la diligencia y la paciencia re-
queridas para convertirnos en un talmid jajam?

Trumá: La corona de la Torá / 117


El Rambam menciona estas tres coronas que fueron otor-
gadas al pueblo judío, y escribe en referencia al Kéter Torá: “La
corona de la Torá está ahí, esperando, lista para cada judío,
como está escrito: ‘La Torá que Moshé nos ordenó es la heren-
cia de la Congregación de Iaakov’ (Devarim 33:4). Todo el que
la quiera, puede venir y tomarla” (Hiljot Talmud Torá 3:1).
El Rambam utiliza tres palabras para describir el Kéter
Torá: “ahí”, “esperando” y “lista”. Ninguna palabra del Rambam
es adicional, cada término viene a enseñarnos algo.
“Ahí” significa que la Torá está a tu alcance, esperándote. No
hay obstáculos para llegar a ella y no necesitas luchar contra
nada ni nadie para obtenerla.
“Esperando” significa que la Torá no se va a ir a ningún
lado. No está huyendo, pero tampoco vendrá a ti. Se quedará
allí hasta que vayas por ella.
“Lista” significa que la Torá está hecha a medida y está lista
para ti. Te calza como un guante, no hace falta ningún ajuste ni
cambio. Es tu herencia, te corresponde por derecho, y tu pro-
piedad sobre ella es tan válida como la de cualquier otro judío.
El Rambam nos enseña que la Torá es alcanzable, asequible
y que está hecha a medida para ti. No hay nada que nos im-
pida obtenerla. Pero hay una
E l Rambam nos enseña
que la Torá es alcanzable,
advertencia; a continuación
dice: “Todo el que la quiera
puede venir y tomarla”. La
asequible y que está he-
clave para obtener la Corona
cha a medida para ti.
de la Torá es realmente que-
rerla. La Torá debe ser tu úni-
co objetivo, tu deseo ardiente, y debes perseguirla con pasión,
con cada partícula de tu ser. Si la quieres así, se te garantiza
que la obtendrás sin importar tu inteligencia ni tu capacidad.
La grandeza en Torá depende casi exclusivamente de nues-
tros esfuerzos. Si nos esforzamos lo suficiente, el entendimien-
to resultante es un regalo de Hashem. Como dice el Talmud:
“Si alguien te dice ‘me esforcé y no encontré’, no le creas… si
alguien te dice ‘me esforcé y encontré’, entonces puedes creer-
le. Esto se refiere al entendimiento de las palabras de Torá”

118 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


(Meguilá 6b). Dios nos promete que todo el que se esfuerce
sinceramente para entender la Torá, tiene garantizado “encon-
trarla”.
El uso de la palabra “encontrar” es interesante, porque “en-
contrar algo” no es un resultado directo de los propios esfuer-
zos. Más bien implica tropezarse con algo que aparece en me-
dio de la nada. Esta es una descripción apta del estudio, dado
que nuestros logros en Torá, así como otros logros espirituales,
son un regalo de Hashem. Dios nos lo da, pero nuestro esfuerzo
es el medio a través del cual nos ganamos esa bendición.
Si carecemos de entendimiento en Torá, no es porque Has-
hem no quiera dárnoslo. Es porque no hicimos el esfuerzo co-
rrecto para conseguirlo.
Sí, adquirir Torá puede ser un proceso lento, pero si conti-
nuamos comprometidos, se nos garantiza el éxito. Cada gota
de esfuerzo marca una diferencia. La Torá eventualmente nos
cambiará, incluso si en el camino no vemos el impacto del pro-
ceso.

El improbable gadol hador: Rabí Eliézer ben Hircanus

Hasta el estudiante menos dotado de una Ieshivá puede lle-


gar a alturas sorprendentes, como lo ilustra la historia de Rabí
Eliézer ben Hircanus (Pirkei de-Rabí Eliézer 1).
Eliézer, el hijo de Hircanus, era un granjero ignorante que
trabajaba para su padre. Un día, mientras araba en la montaña,
se detuvo y comenzó a llorar.
El padre de Rabí Eliézer, Hircanus, uno de los talmidei jaja-
mim de su generación, le preguntó a su hijo:
—¿Por qué lloras? Si hace demasiado calor en la montaña,
te enviaré al llano.
Eliézer ben Hircanus comenzó a arar en el llano, pero muy
pronto comenzó a llorar también allí.
—Hijo mío, ¿por qué lloras? —preguntó Hircanus.
—Quiero estudiar Torá.
—¿Estudiar Torá? Vamos, hijo, ¡Ya tienes 28 años! Es hora
de que te cases y comiences una familia. Tus hijos pueden es-

Trumá: La corona de la Torá / 119


tudiar Torá.
Pero Eliézer ben Hircanus no dejó de llorar. Lloró hasta que
Eliahu Hanaví vino a él y le preguntó:
—Eliézer, ¿por qué lloras?
—Quiero estudiar Torá.
—Muy bien —le respondió Eliahu—. Ve a Jerusalem y bus-
ca a Rabí Iojanán ben Zakai.
Eliézer fue a donde estaba Rabí Iojanán ben Zakai y lloró
ante él.
—¿Por qué lloras? —le preguntó Rabí Iojanán ben Zakai.
—Quiero estudiar Torá.
—¿Acaso no te enseñó tu padre Kriat Shemá, Birkat Hama-
zón y Tefilá?
—No.
—Entonces ven y te enseñaré.
Y así, Rabí Iojanán ben Zakai, el gadol hador, le enseñó a
Eliézer Kriat Shemá, Birkat Hamazón y Tefilá. Luego le dijo:
—Muy bien, Eliézer. Lo hemos logrado, es hora de que re-
greses a casa.
Al escuchar esas palabras, Rabí Eliézer ben Hircanus volvió
a llorar.
—¿Por qué lloras? —le preguntó Rabí Iojanán ben Zakai.
—Quiero estudiar Torá.
—Bueno, te enseñaré más Torá.
Mientras tanto, como su hijo se había negado a trabajar en
el campo, Hircanus lo desheredó.
Rabí Iojanán ben Zakai le enseñó a Eliézer más Torá: un
poco de Jumash y Mishná. Después de esto, Rabí Iojanán le dijo:
—Eliézer, es tiempo de que vuelvas.
—¡Quiero estudiar Torá! —Lloró Eliézer.
Y así continuó, hasta que un día, cuando Rabí Eliézer ben
Hircanus estudiaba sentado al fondo del beit midrash, entró
inesperadamente su padre, Hircanus. Rabí Iojanán ben Zakai
le dijo a Rabí Eliézer que fuera al frente y recitara en voz alta
su Torá. Rabí Eliézer se paró y enseñó Torá que no había sido
oída desde la entrega de la Torá.
Cuando Rabí Eliézer terminó, Hircanus estaba sumamente

120 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


orgulloso. Él le dijo:
—Eliézer, al principio quise darles toda mi propiedad a mis
otros hijos y no a ti, ¡pero ahora voy a darte todo lo que tengo
sólo a ti!
—Padre —contestó Rabí Eliézer—, si quisiera oro y plata,
me hubiera quedado arando el campo. Lo único que quiero es
Torá.
Rabí Eliézer ben Hircanus eventualmente llegó a ser el ga-
dol hador, y también el rabino de Rabí Akiva.
Esta es una historia muy fuerte que despierta muchas pre-
guntas:
1. ¿Cómo es posible que Hircanus, un talmid jajam, no le
enseñara a su hijo lo más básico de la Torá? Hasta el judío más
simple le enseña a su hijo Kriat Shemá, Birkat Hamazón y Tefilá.
Más aún, Hircanus era multimillonario. ¡Podría haber con-
tratado a los mejores maestros del mundo para que le enseña-
ran a su hijo!
2. ¿Por qué Eliézer ben Hircanus lloró? Era una persona
adulta. ¡Podía hablar y decir lo que quería!
3. Hircanus era muy rico, ¿por qué le importaba tanto si su
hijo trabajaba o si no lo hacía?
4. ¿Por qué Hircanus envió a su hijo a realizar el tedioso tra-
bajo de arar? Podría haber contratado cien obreros para arar y
dejar que su hijo realizara un trabajo más honorable, como el
de capataz.
5. ¿Por qué Eliahu Hanaví le dijo a Rabí Eliézer ben Hir-
canus que fuera al gadol hador, Rabí Iojanán ben Zakai, para
aprender Kriat Shemá? ¡Cualquier lechero o talmid en el beit
midrash le hubiese podido enseñar eso! ¡Esto es como enviar a
un reciente báal teshuvá a aprender el álef bet con el Rav Aha-
rón Leib Shteinman, shlita!
6. Una vez que Eliézer llegó a Rabí Iojanán ben Zakai, ¿por
qué lloró? ¡Podía hablar!
7. Rabí Iojanán ben Zakai oyó a un hombre de 28 años de-
cir: “Quiero estudiar Torá”. ¿Por qué asumió que aún no había
aprendido Kriat Shemá?
8. ¿Por qué no entendió Rabí Iojanán ben Zakai la razón por

Trumá: La corona de la Torá / 121


la que Rabí Eliézer lloró cuando le dijo que volviera a su casa
después de enseñarle Kriat Shemá? ¡Por supuesto que lloraría!
¡Lo único que había aprendido era Kriat Shemá, Birkat Hama-
zón y Tefilá!
Hay una sola respuesta que responde a todas esas dificul-
tades: Rabí Eliézer ben Hircanus era extremadamente tonto.
Obviamente que Hircanus había contratado un maestro
para su hijo. Él tenía Irat Shamaim. Seguramente contrató al
mejor maestro que había.
Pero ni el mejor melamed logró que el Kriat Shemá entrara
en esa cabeza dura de Rabí Eliézer ben Hircanus. ¿Qué se supo-
nía que debía hacer un padre con un hijo tan tonto? ¿Hacerlo
capataz? Obviamente que no. Debía ponerlo a trabajar en el
campo, para que, al menos, hiciera algo productivo.
Rabí Eliézer lloró. ¡Él quería aprender! Pero su padre le dijo:
“Hijo, lo hemos intentado todo. Olvídalo”. La única opción que
quedaba era ir al gadol hador. Sólo alguien con semejante ge-
nio tenía posibilidades de llegar a enseñarle algo a Eliézer. Por
eso Eliahu Hanaví le dijo que fuera a Rabí Iojanán ben Zakai.
Entonces Rabí Iojanán ben Zakai se esforzó para enseñarle
a Eliézer, y logró lo que nadie había logrado: le enseñó Kriat
Shemá, Birkat Hamazón y Tefilá.
Excelente, has entendido lo básico. ¡Ahora vuelve a casa!
Pero Eliézer lloró pidiendo más, y Rabí Iojanán ben Zakai de-
cidió darle una oportunidad. Como ya había funcionado antes,
quizás podría enseñarle más. Ese estudiante, considerado el
más improbable para tener éxito, llegó a convertirse en Rabí
Eliézer ben Hircanus, el líder de su generación, demostrando
que hasta el más lento de los lentos puede convertirse en el
gadol hador.
¿Cuál fue el secreto de su éxito?
Él quería tanto estudiar Torá que estuvo dispuesto a llorar
por ella.
Más allá de nuestras limitaciones, cada uno tiene el poten-
cial para ser grandioso en Torá. Es nuestro derecho de naci-
miento. Nuestro preciado legado esperando que lo tomemos,
lo único que debemos hacer es realmente quererlo.

122 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Al igual que el poder sublime del
incienso para alcanzar alturas espirituales,
el camino de la humildad nos permite
conectarnos con el anhelo del alma de

P
obtener el máximo significado.

‫פרשת תצוה‬
arashat Tetzavé:
El alma del incienso

L
a parashá Tetzavé termina con el relato de la cons-
trucción del Altar de Oro, el mizbéaj hazahav, sobre el
cual se encendía cada mañana y cada noche el incien-
so o ketoret. La ubicación de esta sección llama la atención. Hu-
biera sido más adecuado que estuviera cuatro capítulos antes,
en la parashá Trumá, donde se explican los detalles de todos
los otros utensilios del Tabernáculo. ¿Por qué la Torá deja el
mizbéaj hazahav para el final de la siguiente parashá?
El encendido del incienso representa el más alto nivel de
servicio a Hashem, es el pináculo que sólo puede tener lugar
cuando todo lo demás está en su lugar.4 La Torá alude al eleva-
do estatus del incienso al describir al Altar de Oro como “kó-
desh hakodashim hu leHashem —santísimo es para Hashem”
(Shemot 30:10), mientras que el Altar de Cobre sólo es aludido
como “kódesh hakodashim — santísimo es” (20:37).
El elevado estatus del incienso se ve aumentado por el he-
cho de que el sentido principal involucrado en la quema del in-
4 El Abarbanel afirma que quemar el incienso era el más espiritual y sagrado
de todos los servicios que se llevaban a cabo en el Templo.

Tetzavé: El alma del incienso / 123


cienso es el olfato. El Talmud dice: “Rav Zutra bar Tovia dijo en
nombre de Rav: ¿de dónde se aprende que recitamos una ben-
dición por una fragancia? Porque está escrito: ‘Que toda alma
alabe a Dios’. ¿Qué es algo que el alma disfruta y el cuerpo no?
Debes decir que es el placer del olfato” (Brajot 43b). El olfato
es el sentido del alma.
El Maharshá explica que el olfato es más espiritual que los
otros sentidos porque Hashem le insufló un alma a la humani-
dad a través de la nariz de Adam. Como está escrito: “Insufló en
su nariz hálito de vida, y el hombre se volvió un ser viviente”
(Bereshit 2:7).

Destruir el ego

Respecto al mizbéaj hazahav encontramos una halajá úni-


ca: a diferencia de los otros servicios del Beit HaMikdash, el
incienso se puede ofrecer incluso si el altar fue desarraigado
de su lugar (Ver Rambam, Hiljot temidim umusafim 3:2 y Zeva-
jim 59a). Por lo tanto, incluso sin el Altar, uno todavía puede
quemar incienso en su lugar. En un nivel simbólico, todavía se
puede acceder al poder del incienso al aplicar este sacrificio a
nuestras vidas diarias.
El incienso, esa sublime ofrenda espiritual, representa la
trascendencia de las limitaciones físicas y del sentido de iden-
tidad. Quemar el incienso es el sacrificio supremo, porque re-
presenta renunciar a la parte más importante pero menos tan-
gible de uno mismo: el sentimiento de auto-importancia. Sim-
boliza trascender la visión subjetiva de lo que es importante y
canalizar ese impulso para cumplir la voluntad de Dios. Emana
del reconocimiento de que lo único significativo en la vida se
alcanza al sacrificar los intereses personales para convertirse
en un vehículo para expresar la voluntad eterna de Dios. Todo
lo demás es trivial y pasajero. Así como el incienso se mezcla
con el aire que lo rodea, tú también puedes volverte uno con
Dios al trascender tu sensación artificial de sentido e impor-
tancia y aceptar el significado y propósito de Hashem.

124 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


La manera de lograrlo

¿Cómo se llega a este nivel sublime? A través de la humil-


dad.
La mayoría de las personas tienen un entendimiento erró-
neo de la humildad. Para ilustrarlo, imagina que entra a tu casa
una persona que es el parangón de la humildad. ¿Cómo la ima-
ginas? Dócil, ligeramente encorvada, retraída, alguien que se
esconde en el fondo del cuarto, demasiado tímida como para
hablar con otro. Sin embargo, ¿quién fue la persona más hu-
milde de todas? La Torá nos dice: “Moshé fue extremadamente
humilde, más que cualquier otra persona sobre la tierra” (Ba-
midbar 12:3). ¿Puedes imaginar a Moshé Rabeinu entrando a
tu casa? ¡Toda la casa temblaría! Él fue el líder más poderoso y
carismático de la historia judía, y al mismo tiempo el paradig-
ma de la humildad. Claramente, nuestro concepto de humildad
es erróneo.
Humildad no significa denigrar tus fortalezas y renegar de
tu grandeza interior. Significa reconocer que tus fortalezas y
tu grandeza interior son un regalo de Hashem. Una persona
arrogante cree que lo único que importa es ella y que todo es
gracias a ella. Por lo tanto debe esforzarse mucho para mante-
ner la fachada de tener “todo bajo control”, mientras que en su
interior la consume la duda y
la inseguridad.
En contraste, la persona U te
na persona arrogan-
debe esforzarse mucho
humilde entiende que Dios
es lo único que importa y que
para mantener la facha-
da de tener “todo bajo
todo proviene de Él. Esta per-
control”, mientras que en
sona se eleva por encima de
su interior la consume la
las preocupaciones nimias
duda y la inseguridad.
y no le importa obtener la
aprobación de los demás.
Sólo le importa aprovechar los regalos que Hashem le dio para
resolver los problemas del mundo y hacer una diferencia real
en la vida de las personas. En realidad la humildad genera ca-
risma, porque al anular tu ego te apegas a Dios y te conviertes

Tetzavé: El alma del incienso / 125


en un conducto para Sus recursos ilimitados. Ningún problema
es inmanejable si Dios está de tu lado.

Eres un alma, no un cuerpo

El Jovot HaLevavot enseña que la esencia de la humildad


es vivir con la consciencia de que eres un alma, no un cuerpo.
El iétzer hará, la inclinación al mal, nos hace caer al lograr que
nos identifiquemos con nuestro lado físico, animal, que es una
caldera de deseos ardientes y egocéntricos. Cuando vivimos
con la consciencia de que somos un alma elevada que anhe-
la significado y conexión con Hashem, obtenemos la claridad
para efectuar las elecciones correctas que crean una vida pro-
fundamente satisfactoria.
La batalla de la vida es la
L a esencia de la humil-
dad es vivir con la cons-
batalla por la cordura. Cuan-
do seguimos los dictados del
cuerpo nos dañamos y crea-
ciencia de que eres un
mos una existencia vacía, de
alma, no un cuerpo.
degradación y vergüenza.
Cuando vivimos como un
alma, accedemos a la fuerza del sentido y el placer genuino.
Cada día, identifícate con el alma, no con el cuerpo, recordando
que tu cuerpo es una masa de huesos, carne y piel que algún día
será enterrada y se desintegrará hasta desaparecer; mientras
que tu alma es pura y emana de la Fuente Infinita de existencia.
El alma anhela constantemente volver a su fuente eterna. Todo
el dolor y la irritación que siente tu cuerpo, todas las sensacio-
nes y los placeres físicos que vive, son efímeros y temporales.
Tu alma es eterna y el crecimiento espiritual que logre en este
mundo durará para siempre.
Al igual que el poder sublime del incienso para alcanzar
alturas espirituales, el camino de la humildad nos permite co-
nectarnos con el anhelo del alma de obtener el máximo signi-
ficado.

126 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


El llamado de Moshé de
“¡Quien esté con Dios, que se una
a mí!” retumba a través de las
generaciones. Inevitablemente en
tu vida habrá un momento en el

P
que oirás ese llamado.

‫פרשת כי תשא‬
arashat Ki Tisá:
¿Quién está con Hashem?

D
espués del jet haéguel, el pecado del Becerro de Oro,
Moshé descendió del Monte Sinaí y encontró a los
judíos deleitándose con su nueva deidad. La reac-
ción de Moshé fue rápida y furiosa:

Y sucedió que cuando se acercó al campamento y vio el


becerro y las danzas, la ira de Moshé se encendió y arrojó de
sus manos las Tablas y las quebró al pie de la montaña. Lue-
go tomó el becerro que habían hecho y lo quemó en el fuego,
lo molió hasta volverlo un polvo fino y lo esparció sobre la
superficie de las aguas y lo hizo beber a los hijos de Israel.
Moshé le dijo a Aharón: “¿Qué te hizo este pueblo que trajiste
sobre él un pecado tan grande?”
(Shemot 32:19-21)

Parado al borde del campamento, Moshé le gritó al pueblo


judío: “¡Mi laShem elai! ¡Quien esté con Hashem, que se una a
mí!” ¿Y quién vino? Toda la tribu de Levi. Ellos, junto con Mos-
hé, impusieron el castigo a quienes habían adorado al Becerro

Ki Tisá: ¿Quién está con Hashem? / 127


de Oro: murieron un total de tres mil personas. ¿Por qué no
respondió mucha más gente al llamado de Moshé? ¿En dónde
estaba el resto del pueblo judío?
Sólo la tribu de Levi respondió a su llamado. Ellos también
fueron los únicos que no adoraron ídolos durante todo el tiem-
po que el pueblo judío estuvo esclavizado en Egipto. Ellos se
apegaron firmemente a Dios porque su único interés era hacer
ratzón Hashem; todo lo demás no tenía sentido. El resto del
pueblo no respondió al llamado.
Cuando oyes el llamado de “quien esté con Hashem, que se
una a mí”, una sola cosa debería venir a tu mente: ponerte de
pie por kavod Shamaim, por el honor de Hashem. En esos mo-
mentos decisivos, nada más importa; ni tu familia, ni tus am-
biciones personales. Lo único que deberías valorar es cumplir
con la voluntad de Dios. Moshé sabía que, para enderezar el
rumbo del pueblo judío, sólo podía contar con quienes se inte-
resaban únicamente en hacer la voluntad de Dios.
Rav Shimón Schwab (1908-1993), rabino de la comunidad
Kahal Adat Ieshurún de Manhattan, me dijo que antes de aban-
donar Europa para asumir su primera posición rabínica en los
Estados Unidos fue a pedirle una bendición al Jafetz Jaim. El
Jafetz Jaim, que era un cohén, habló con él y le preguntó adón-
de iba. Luego, le preguntó a Rav Schwab: “¿Por qué no eres un
cohén?”.
Rav Schwab respondió: “Rebe, mi padre no era cohén, por
lo tanto yo no soy cohén”.
“No, esa no es la respuesta”, dijo el Jafetz Jaim. “Dime, ¿por
qué no eres cohén?”.
Rav Schwab, un poco sorprendido, dijo: “Rebe, mi abuelo
no era cohén, por lo tanto yo no soy cohén.
“No, esa tampoco es la respuesta. Te diré por qué yo soy co-
hén y tú no. Hace tres mil años, cuando Moshé le dijo al pueblo
judío: ‘¡Quien esté con Dios, que se una a mí!’, tu tatarabuelo
no dio un paso adelante, pero el mío sí se puso a la altura de
las circunstancias y respondió al llamado de Moshé. Es por eso
que yo soy cohén y tú no. Te digo esto para enseñarte una lec-
ción crucial. En la vida habrá momentos en que escucharás el

128 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


llamado de: ‘¡Quien esté con Hashem, que se una a mí!’. Esos
momentos exigen que te pongas de pie y seas contado entre los
defensores de kevod Shamaim. La forma en que respondas ten-
drá consecuencias a largo alcance. No cometas el mismo error
que tu tatarabuelo. Esta vez, ¡responde afirmativamente!”.
El llamado de Moshé de “¡Quien esté con Dios, que se una a
mí!” retumba a través de las generaciones. Inevitablemente en
tu vida habrá un momento en el que oirás ese llamado. Cuando
lo escuches, ponte de pie y aprovecha el desafío. Te transfor-
mará a ti y a todos tus descendientes.

No esperes el llamado

Antes del llamado de Moshé en defensa del pueblo judío, la


Torá describe el siguiente intercambio entre Hashem y Moshé:
Hashem le habló a Moshé: “Ve, desciende, pues tu pueblo
que hiciste subir de la tierra de Egipto se ha corrompido. Se
desviaron rápido del camino que les ordené, hicieron para
ellos un becerro de fundición, se postraron ante él y le ofre-
cieron sacrificios, y dijeron: ‘estos son tus dioses, Israel, que te
hicieron subir de la tierra de Egipto’”. Hashem le dijo a Moshé:
“He visto a este pueblo, y he aquí que es un pueblo de dura cer-
viz. Ahora deja que se encienda Mi ira y los consumiré, y haré
de ti una gran nación”.
(Ibíd. 32:7-10)
Dios le dijo a Moshé que estaba dispuesto a eliminar a todo
el pueblo judío y comenzar de nuevo sólo con Moshé. A partir
de él, Dios haría una nación grandiosa.
Moshé respondió rezando e implorándole a Dios: “Vuélve-
te del ardor de tu ira y reconsidera acerca del mal contra Tu
pueblo. Recuerda en aras de Abraham, de Itzjak y de Israel, Tus
siervos…” (Ibíd. 32:12-13). Hashem aceptó esta plegaria, tal
como vemos en el siguiente versículo: “Hashem reconsideró
acerca del mal que declaró que haría a Su pueblo”. Sin embargo,
nuestros Sabios nos enseñan que cada vez que el pueblo judío
es castigado (incluso en la actualidad), en parte son castigados
por el pecado del Becerro de Oro (Sanedrín 102a). Moshé no

Ki Tisá: ¿Quién está con Hashem? / 129


canceló por completo el castigo, sino que meramente lo alivió,
extendiéndolo en el tiempo.
La Torá declara claramente que en un primer momento
Dios quiso destruir a todo el pueblo judío. ¿Qué pasó con la
tribu de Levi, que siempre fue fiel y estuvo completamente dis-
puesta a responder al llamado de Moshé de “Mi laShem elai”?
¿Por qué Hashem los aniquilaría también a ellos? ¿Acaso hicie-
ron algo malo en el episodio del Becerro de Oro?
Sí, hicieron algo malo. Se equivocaron al esperar que Moshé
los llamara a levantarse en armas. Deberían haber tomado sus
espadas por iniciativa propia y defender de inmediato el honor
de Hashem. ¿Qué estaban esperando? Ellos esperaron que al-
guien los dirigiera, que alguien los congregara con el llamado
de “mi laShem elai”.
La Torá nos da una lección muy importante sobre asumir
responsabilidad. Si ves un problema y sabes lo que se debe
hacer, no esperes órdenes.

S ¡Asume la responsabilidad
i ves un problema y sa- y actúa! No esperes que al-
bes lo que se debe hacer, guien diga “mi laShem elai”.
no esperes órdenes. ¡Asu- No esperes que aparezca un
me la responsabilidad y líder que te diga lo que debes
actúa! hacer. Tu responsabilidad co-
mienza en el instante en que
reconoces un problema. Este fue el error de la tribu de Levi.
Los líderes deben liderar. Deben mostrar el camino e inspi-
rar a otros diciendo “mi laShem elai”. Y cada uno de nosotros
debe responder al llamado y dedicar su vida a Dios. Pero Has-
hem exige todavía más. Asumir responsabilidad no es sólo ta-
rea de los líderes; cada uno de nosotros es igualmente respon-
sable de enfrentar los problemas que vemos y tenemos que
hacer todo lo posible para resolverlos. Asumir responsabilidad
hará que tú, y las generaciones futuras, merezcan bendiciones
inimaginables.

130 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Cada persona tiene una
motivación dominante e
identificar lo que nos motiva
es un paso crucial en nuestra

P
avodat Hashem.

‫פקודי‬/‫פרשת ויקהל‬
arashat Vaiakel/Pekudei:
Las tres motivaciones

E
l objetivo del Mishkán era que Hashem residiera en-
tre nosotros, tal como dice el versículo: “Harán un
santuario para Mí, y Yo residiré entre ellos” (Shemot
25:8). Cada detalle del Mishkán nos enseña cómo construirnos
a nosotros mismos para convertirnos en la clase de persona
que puede tener una relación significativa con Hashem y, de
esta forma, hacer que la presencia de Hashem se manifieste en
el mundo.
Rav Dessler explica que nuestros patriarcas Abraham, It-
zjak y Iaakov personificaron tres motivaciones esenciales im-
plantadas en el ADN espiritual de todo judío (Mijtav MeEliahu,
vol. 3. Pág. 211). Asimismo, cada uno de estos rasgos está sim-
bolizado por uno de los utensilios principales del Mishkán.
Cada persona tiene una motivación dominante e identificar lo
que nos motiva es un paso crucial en nuestra avodat Hashem
personal. También es una puerta valiosa para entender lo que
motiva a los demás.
Estos tres rasgos son emet (verdad), guevurá (fortaleza in-
terior) y jésed (preocupación por los demás). Estos tres rasgos
también están reflejados en la Mishná en Pirkei Avot, que de-

Vaiakel/Pekudei: Las tres motivaciones / 131


clara: “El mundo se sostiene sobre tres cosas: Torá, avodá (ser-
vicio) y guemilut jasadim (actos de bondad)”. Estas tres cosas
son esenciales para crear un

C mundo estable; si falta una


ada detalle del Mi- de ellas, el mundo colapsa.
shkán nos enseña cómo Definamos a cada moti-
construirnos a nosotros vación e identifiquemos el
mismos para convertir- utensilio que la representa
nos en la clase de perso- en el Mishkán.
na que puede tener una Emet/verdad: este rasgo
relación significativa con es el deseo de entender la
Hashem.
Torá, y fue la característica
principal de Iaakov Avinu,
quien estudió Torá durante 14 años sin interrupción y sobre
quien decimos en Minjá de Shabat: “Otorga verdad a Iaakov”. El
rasgo de buscar Torá es representado por el Arón, el Arca, don-
de estaba la primera Torá que Hashem le dictó directamente a
Moshé.
Guevurá/fortaleza interior: este rasgo es el deseo de doble-
gar tu ego y tus deseos físicos para hacer lo correcto. Es encar-
nado por Itzjak Avinu, quien estuvo dispuesto a ser sacrificado
en el altar a pesar de que eso, aparentemente, implicaba el fin
del pueblo judío. El rasgo de guevurá está representado por el
Mizbéaj, el Altar, en donde se colocaba un animal físico y se lo
dedicaba por completo a una causa más elevada.
Jésed/preocupación por los demás: este rasgo fue perso-
nificado por Abraham Avinu, cuya tienda estaba abierta a los
cuatro vientos para asegurarse de recibir y albergar a todo el
que transitara en su cercanía. Este rasgo es representado por
el Shulján, la Mesa, donde se colocaba el léjem hapanim.
Si bien todos poseemos elementos de los tres rasgos, cada
uno tiene una motivación dominante que sirve de motor para
sus actos. Entender la motivación principal de otra persona te
da la capacidad de personalizar tu mensaje para que resuene
más en ella y la afecte, dado que estás (por así decirlo) “ha-
blando su idioma”. Esto puede ser muy valioso al presentar la
profundidad y el significado del judaísmo. Para llegar a ellos,

132 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


debes enfatizar ese aspecto de la Torá que habla en la “frecuen-
cia” en que ellos operan.
Por ejemplo, el rasgo de buscar Torá es fundamentalmente
el deseo de alcanzar sabiduría y entendimiento. Una persona
que funciona en esta frecuencia, se verá atraída a oportunida-
des que satisfagan su deseo de comprender el mundo y encon-
trar sentido. Es un “buscador de la verdad”. Para que esta per-
sona se interese en el judaísmo, debes enfatizar la sabiduría y
la profundidad de la Torá y de nuestros Sabios. Estará más in-
teresado en las ideas filosóficas y en las profundas verdades de
la Torá, y menos interesado en las complejidades halájicas que
hacen que un lulav sea kasher. Si percibe que por medio del
estudio de Torá obtendrá un gran entendimiento de sí mismo y
del mundo que lo rodea, se verá motivado a estudiar.
La segunda “frecuencia” es el rasgo de guevurá, que alude
esencialmente al deseo de asumir responsabilidad. Una perso-
na cuya fuerza principal es guevurá, siente un fuerte deseo de
cumplir con sus obligaciones, hacer lo correcto y respetarse a sí
misma por ser responsable. Este tipo de personalidad se inte-
resa apasionadamente por la justicia, por luchar contra el mal
y convertir al mundo en un lugar mejor. Responderá a la causa
de la misión del pueblo judío de perfeccionar el mundo, a la
necesidad de que todo judío viva a la altura de sus responsabi-
lidades y de permanecer fiel
a la misión del pueblo judío.
Al enfatizar el impacto que el E ntender la motivación
principal de otra perso-
pueblo judío ha tenido en el
mundo y resaltar el sistema
na te da la capacidad de
personalizar tu mensaje
abarcador de la ley judía con-
para que resuene más en
tenido en la Torá, puedes en-
ella y la afecte.
cender su deseo de investigar
y explorar su legado. Este en-
foque tiene muchas probabilidades de tener éxito, motivando
a la persona a seguir un camino de Torá y a comprometerse a
ser un miembro completamente observante del pueblo judío.
La tercera característica, guemilut jasadim, está presente en
una persona cuya motivación principal es sentir placer al ayu-

Vaiakel/Pekudei: Las tres motivaciones / 133


dar a otros y construir relaciones. Es la persona que se siente
más viva cuando da placer a los demás. Con su gran corazón,
esta persona ama experimentar la alegría de la vida. Dado que
su “frecuencia” es el placer, la manera más efectiva para acer-
carla a la Torá es brindarle experiencias que sean agradables y
satisfactorias, tales como una animada mesa de Shabat, bailar
en una boda, un kumzitz, y también mostrarle la sabiduría de
la Torá respecto a cómo forjar relaciones saludables, construir
vibrantes hogares judíos y conectarse con la esencia de la espi-
ritualidad: ahavat Hashem.
Conocerte a ti mismo y saber lo que más te motiva te ayu-
dará a reconocer la frecuencia que motiva a los demás, y te
permitirá personalizar tu mensaje para los recién llegados al
judaísmo de la mejor manera posible. La esencia del kiruv es
la comunicación, y una de las claves para comunicarse exito-
samente es entender el “idioma” que mejor le habla a la otra
persona.

134 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


S ‫ספר ויקרא‬
efer Vaikrá
136 / SABIDURÍA PARA LA VIDA
Nuestra tarea es despertar
en nuestro interior el deseo
de cumplir con la voluntad de
Hashem. Entonces Hashem
nos dará la oportunidad y
la capacidad para alcanzar
nuestro objetivo.

P arashat Vaikrá:
La álef pequeña
‫פרשת ויקרא‬

“Y Hashem llamó a Moshé…”


(Vaikrá 1:1).

R
ashi explica que la palabra vaikrá es una expresión
de afecto. Hashem no sólo habló con Moshé, sino que
entabló con él un contacto directo, íntimo. Esto con-
trasta con la forma en que Hashem les habló a los profetas no
judíos, donde el verbo usado para describir la comunicación
es vaikar. Vaikar, sin la letra álef al final, implica un encuentro
casual, una forma inferior de comunicación.
En la palabra Vaikrá que se encuentra al comienzo de esta
parashá, la letra álef está escrita en un tamaño más pequeño
que el resto de las letras. El Báal Haturim explica que Moshé
lo escribió así debido a su humildad, porque quiso minimizar
esta manifestación pública del aprecio que le tenía Hashem,
implícito en la palabra vaikrá. Empequeñecer la álef no cambia

Vaikrá: La álef pequeña / 137


el significado de la palabra, pero a primera vista la palabra pa-
reciera connotar la relación inferior que representa la palabra
vaikar (sin la álef).
Moshé fue el profeta más grandioso de la historia, y tam-
bién el paradigma de humildad. Él era consciente de su gran-
deza, pero también era cuidadoso de no hacer alarde de esta.
La esencia de la humildad es reconocer que todas tus forta-
lezas, tu estudio de Torá, tus bendiciones e incluso tus esfuer-
zos, son todos regalos de Hashem.

El dios extraño en nuestro interior

Equivocadamente atribuimos nuestros logros a nuestra


propia capacidad en lugar de reconocer que son regalos de
Hashem. El Talmud (Shabat 105b) explica que el versículo “no
habrá en ti un dios extraño” (Tehilim 81:10) se refiere al iét-
zer hará, la inclinación al mal, que nos tienta constantemente a
creer que nuestra fuerza es la causa de nuestros éxitos, en lu-
gar de atribuirle esos éxitos a Hashem. Como dice el versículo:
“Y dirás en tu corazón: ‘Mi fortaleza y el poder de mi mano hi-
cieron para mí esta riqueza” (Devarim 8:17). En otras palabras:
yo logré esto. El siguiente chiste ilustra esta debilidad humana:
Un multimillonario realiza una mala inversión que destru-
ye su fortuna. Toma sus últimos $10 000 dólares, va al hipódro-
mo y elige un caballo llamado Danzador al cual apuestan 1000
a 1. Él calcula que si llega a ganar volverá a ser millonario; y si
pierde, de todas formas ya está en la ruina. No tiene nada que
perder.
La carrera está a punto de comenzar y empieza a rezar fer-
vientemente: “Dios, las probabilidades son 1000 a 1. ¡Por favor
haz que este caballo corra!”. Comienza la carrera y su caballo
efectivamente corre rápido. “Dios, por favor, ¡haz que se adelan-
te a los demás!”. El caballo se adelanta. “Dios, ¡haz que llegue a
la punta, por favor, por favor!”. Danzador lleva la delantera por
una nariz. “Gracias, Dios, ¡por favor mantenlo en la punta!”. El
caballo lleva la delantera por un cuerpo. “Por favor, por favor,
¡haz que siga así!”. Danzador lleva cinco cuerpos de ventaja y ya

138 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


está entrando a la recta final. Entonces él dice: “Muy bien Dios,
a partir de aquí yo me hago cargo. ¡Vamos Danzador!”.
Cuando estamos recién comenzando, abrumados por los
desafíos que nos esperan, naturalmente le pedimos a Hashem
que nos guíe y nos ayude. Pero una vez que lo logramos, olvi-
damos rápidamente el rol de Hashem al guiarnos a cada paso,
y concluimos que nuestro éxito se debe exclusivamente a nues-
tra capacidad y esfuerzo.
Tampoco podemos atribuirnos el mérito por nuestros lo-
gros espirituales, incluso cuando requieren autosacrificio.
Todo lo que logramos es un regalo de Hashem. Nuestros es-
fuerzos y autosacrificio posibilitan que Hashem bendiga nues-
tros esfuerzos. Como enseña el Talmud: “El iétzer hará de la
persona la ataca todos los días, y quiere matarla… y si no fuera
por la ayuda de Hashem, no podría soportarlo” (Kidushín 30b).
Incluso nuestra capacidad para enfrentar al iétzer hará es un
regalo de Dios. Nuestro valor está en el privilegio de que Has-
hem nos haya elegido para que cumplamos Su voluntad.

Creer en nuestro propio poder nos empequeñece

Nos atribuimos el mérito de nuestros logros para sentir-


nos importantes, pero al hacerlo, en lugar de engrandecernos,
nos empequeñecemos. Por ejemplo, si alguien te preguntara si
puedes recitar el Shemá dos veces al día o decir Birkat Hama-
zón después de comer pan, responderías: “Por supuesto que
puedo”.
Si alguien te preguntara si puedes aprender toda la Torá de
memoria, o pensar en Hashem cada segundo de tu día, quizás
dirías que no puedes hacerlo.
¿Qué respuesta es más exacta? ¿Cuándo dices “puedo reci-
tar el Shemá” o cuando dices “no puedo aprender toda la Torá
de memoria”?
La verdad es que no puedes aprender toda la Torá de me-
moria, porque en realidad ni siquiera puedes levantar un dedo
sin la ayuda de Hashem. Pero esa no es la razón por la que res-
pondemos que no podemos hacerlo. Si esa fuera la verdadera

Vaikrá: La álef pequeña / 139


razón, entonces hubiésemos respondido que sin la ayuda de
Hashem tampoco podemos decir el Shemá ni Birkat Hamazón.
Decimos que no podemos
A tribuirnos el mérito
por nuestros logros no
aprender toda la Torá de me-
moria porque creemos que
no tenemos la inteligencia ni
nos engrandece, sino que
limita lo que creemos que la capacidad de lograrlo.
podemos alcanzar. Confiamos sólo en nues-
tras propias habilidades,
creyendo en nuestro interior
que nuestras propias fuerzas son las que nos permiten lograr
cosas. Pero si comprendiéramos que Hashem es el único poder,
que en realidad no podemos hacer nada sin Él (ni siquiera de-
cir el Shemá), entonces creeríamos que tal como Hashem nos
da la capacidad para decir el Shemá, también nos puede dar la
capacidad para aprender toda la Torá de memoria si lo desea-
mos lo suficiente. Si Hashem quiere que ocurra porque eso es
acorde con Su voluntad, entonces ocurrirá… Siempre y cuando
le mostremos que estamos haciendo todo lo necesario para te-
ner éxito.
Por lo tanto, atribuirnos el mérito por nuestros logros no
nos engrandece, sino que limita lo que creemos que podemos
alcanzar. Pensar que todo depende de nosotros mismos nos
encierra en el limitado e inseguro mundo de nuestros propios
recursos. Pero cuando entendemos que todo lo que ocurre vie-
ne de Hashem, podemos trascender a nuestras limitaciones y
conectarnos con Su poder ilimitado.
Decir “no puedo” es una forma de idolatría, porque implica
que confías en tu propio poder y no en el de Hashem.

Haz el esfuerzo

Al describir la construcción del Mishkán y sus utensilios, el


pasuk dice: “Moshé llamó a Betzalel y a Aholiav y a todo hom-
bre sabio de corazón, a quien Hashem otorgó sabiduría en su
corazón, a todo aquel cuyo corazón lo inspiró para acercarse a
la melajá, para hacerla” (Shemot 36:2).

140 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


El Jafetz Jaim (Torat Habait, cap. 7) señala que el deseo de
Betzalel de cumplir la voluntad de Hashem fue el catalizador
inicial para que Hashem le diera la capacidad de construir los
utensilios del Mishkán. Este principio se aplica también a to-
dos nuestros emprendimientos. Nuestra tarea es despertar en
nuestro interior el deseo de cumplir con la voluntad de Has-
hem. Entonces Hashem nos dará la oportunidad y la capacidad
para alcanzar nuestro objetivo.
Mi tatarabuelo fue el Rebe de Slonim. Después de abrir la
primera ieshivá para baalei teshuvá, conocí en una simjá a mu-
chos de mis primos israelíes, jasidim de Slonim. Ellos me dije-
ron: “Los grandes rebes de Europa se enorgullecían tanto por
traer a un solo judío de regreso a la Torá, que registraban ese
logro en sus lápidas. Rav Nóaj, recordamos la primera vez que
viniste a visitar Éretz Israel y usabas un traje de color claro.
¿Cómo es posible que hayas logrado que tantas personas vuel-
van en teshuvá?”.
Les respondí con el siguiente ejemplo.
Cuando caminas por las calles de Jerusalem, es normal ver
grandes grúas levantando toneladas de materiales y deposi-
tándolas en el lugar correc-
to. Siempre hay una persona
parada en el lugar, que coloca
H ashem mueve la grúa
y eleva la carga de la na-
sus manos bajo la carga para
ción. Lo único que tene-
asegurar que se apoye en el
mos que hacer es elevar
punto indicado. Un tonto, al
nuestras manos y hacer
ver a ese hombre pensaría
el mínimo esfuerzo para
que es más fuerte que San- guiar a quienes retornan.
són, porque está sosteniendo
muchas toneladas sobre sus
manos. Pero un hombre sabio daría un paso atrás y vería la
imagen completa: la grúa es la que transporta la carga; el hom-
bre sólo la guía hasta su lugar.
De la misma forma, los profetas enseñan que en Ikveta de-
Meshija, al Final de los Días antes de la llegada del Mashíaj, el
pueblo judío hará teshuvá y retornará a Hashem y a Su Torá
(Amos 8:11). Hashem mueve la grúa y eleva la carga de la na-

Vaikrá: La álef pequeña / 141


ción. Lo único que tenemos que hacer es elevar nuestras manos
y hacer el mínimo esfuerzo para guiar a quienes retornan. Al
hacerlo, Dios nos da el crédito como si nosotros mismos hubié-
ramos traído esas almas de regreso, como dice la Mishná: “To-
dos los que se esfuerzan por la comunidad, deben hacerlo por
amor al Cielo, porque entonces el mérito de los antepasados
de la comunidad los ayuda y su rectitud perdura por siempre.
Y [a] ustedes, Yo [Dios] les daré una gran recompensa como si
lo hubieran hecho [solos] (Avot 2:2).

142 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


La grandeza en Torá
está garantizada, siempre
y cuando no permitas que
el agua deje de gotear, de a
una palabra por vez.

P arashat Tzav:
La importancia de la
consistencia
‫פרשת צו‬

L
a parashá de esta semana sigue hablando sobre la
avodá en el Mishkán, el servicio de los cohanim en
el Tabernáculo. La avodá involucra muchos detalles,
pero de forma general emerge un tema importante que nos
trae una enseñanza crucial sobre cómo las personas crecen y
cambian.
La avodá en el Mishkán, y posteriormente en el Beit Hami-
kdash, consistía en una rutina diaria claramente definida. Por
ejemplo, cada día el servicio comenzaba con trumat hadeshen,
quitar las cenizas de los sacrificios del día anterior. Todos los
días los cohanim también ponían madera en el Altar, para ase-
gurar que el fuego ardiera constantemente; y el primer y últi-
mo sacrificio ofrecido a diario era el Korbán Tamid.
Las actividades en el Beit Hamikdash, el epicentro espiri-
tual del mundo, seguían un cronograma de actividades diarias
que jamás cambiaba. La Torá nos muestra que el crecimiento

Tzav: La importancia de la consistencia / 143


genuino y continuo no resulta de momentos de gran inspira-
ción, sino de acciones constantes, consistentes y continuas, que
requieren un compromiso y una persistencia inquebrantables.
¿Cómo logramos que nuestras acciones sean constantes,
consistentes y continuas?

1. Constancia

Imagina que estás en medio de un embotellamiento de trá-


fico y el conductor del auto vecino abre su ventana y arroja
hacia afuera un billete de un
L a vida es valiosa. Úsa-
la, no mates el tiempo.
dólar. Un minuto después,
con el tráfico avanzando a
paso de tortuga, arroja otro
billete. ¡No puedes creerlo!
¡Cada minuto que estás varado en el tráfico vuela otro billete
por la ventana!
Extraño, ¿verdad? Es probable que nunca hayas visto algo
así y probablemente nunca lo verás. Pero, ¿cuán a menudo
arrojamos un minuto por la ventana, soñando despiertos sin
pensar en nada en particular? Y luego otro minuto, y otro…
simplemente matando el tiempo. Calcula la cantidad de minu-
tos que desperdiciamos en cualquier semana, y luego súmalos.
Estamos arrojando por la ventana tiempo, que vale mucho más
que el dinero.
Vivir en serio significa utilizar la mente constantemente.
En lo que sea que estés haciendo en cualquier momento (mi-
rando las noticias, cerrando un trato comercial, hablando con
un amigo, leyendo este artículo), brinda toda tu atención. Deci-
de que estás dispuesto a realizar el esfuerzo de pensar, de estar
consciente, todo el día.
La vida es valiosa. Úsala, no mates el tiempo.

2. Consistencia

La consistencia es la clave para el crecimiento espiritual y


para el estudio de Torá. Así como los niños necesitan una es-

144 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


tructura para prosperar, incluso si gritan y lloran a la hora de
irse a dormir, nuestro iétzer hará se comporta mejor cuando
le das estructura y una rutina constante. Si no lo haces, hará
un gran berrinche, impidiendo que te enfoques en la mitzvá
presente.
Por lo tanto: elige tu objetivo y comprométete a realizar ac-
tividades diarias para alcanzarlo; a la misma hora, en el mismo
lugar y de la misma forma, tanto como sea razonablemente po-
sible.
Por ejemplo, digamos que tu objetivo es estudiar todo el
Shas, todo el Talmud. Fija un tiempo para estudiar, preferen-
temente con una jevruta (un compañero de estudio) y haz que
ese tiempo sea “sagrado”; sin importar lo que ocurra, con lluvia
o con sol, enfermo o sano, preséntate y estudia en ese momen-
to. Esa es la fuerza del compromiso. Insistir con ahínco, un día
tras otro, es lo que pavimenta el camino hacia el cambio.

3. Continuidad

Siempre que persigas un objetivo específico, esfuérzate


para hacerlo sin interrupciones. Estudiar durante una hora
de corrido es más efectivo que estudiar durante dos horas con
interrupciones. Las interrupciones rompen tu línea de pensa-
miento y limitan tu capacidad para retener información. No
puedes hacer hervir una olla si la sacas constantemente del
fuego. Si lo haces, debes comenzar a calentarla desde cero.
Este foco profundo es muy difícil para esta generación con
déficit de atención y ocupada en tareas múltiples al mismo
tiempo. Concentrarse durante veinte minutos sin interrupcio-
nes (sin e-mail, sin llamadas telefónicas, sin levantarse para
buscar una bebida) requiere un esfuerzo real. Pero es esencial.
Inténtalo. Fija un momento en el que bloquearás todo lo de-
más, donde no abandonarás la actividad en la que te enfocas.
¡No te pasará nada grave!
Puedes practicar esto al viajar en autobús o al esperar en
el consultorio del dentista. Ponte una meta de quince minutos
y enfócate exclusivamente en un tema. Puede ser un problema

Tzav: La importancia de la consistencia / 145


que tienes en el trabajo, un objetivo personal o el estudio de un
texto. Poco a poco, aumenta tu tiempo. Primero quince minu-
tos, luego treinta minutos, una hora, dos horas. Cuando llegues
a cuatro horas, estarás encaminado.
El Gaón de Vilna, el gran erudito judío del siglo XVIII, dijo
que las primeras tres horas y 59 minutos son “sólo para calen-
tar el horno”. En la cuarta hora, la olla ya está hirviendo.

Rabí Akiva y el fuego de la Torá

La Ieshivá Aish HaTorá fue fundada con la idea de que el


cambio duradero se logra a través de la repetición persistente.
Avot deRabí Natán (6:2) cuenta que Rabí Akiva era un absoluto
ignorante que no sabía el álef-bet hasta los cuarenta años. ¿Qué
fue lo que hizo cambiar a Rabí Akiva y lo ayudó a convertirse en
uno de los más grandes sabios de la historia del pueblo judío?
Avot deRabí Natán nos

A dice que Rabí Akiva se ba-


l estudiar Torá debe- ñaba siempre en la misma
mos recordar siempre cascada, y que un día prestó
que es imposible que el atención que había una roca
corazón finito del hombre con un agujero. Observó de-
haga contacto con la pa- tenidamente para ver qué ha-
labra infinita de Dios y no bía causado el agujero, y notó
cambie; sólo lleva tiempo que constante goteaba agua
para que el cambio se ma- exactamente donde estaba
nifieste.
el hueco. Al ver esto, realizó
el siguiente kal vajomer: si el
agua, que es blanda, puede hacer un agujero en una roca, que
es dura, entonces mucho más la Torá, que es fuego, puede ha-
cer un agujero en el corazón de un hombre, que es blando. Esta
idea lo motivó a estudiar, hasta que llegó a convertirse en el
grandioso Rabí Akiva, maestro de 24 000 estudiantes.
¿Qué fue lo que vio Rabí Akiva en la roca que cambió dra-
máticamente la dirección de su vida?
Si le preguntas a alguien que ve gotear agua sobre una roca
si una gota en particular hizo alguna diferencia, la respuesta

146 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


seguramente sería que no, porque a primera vista la diferencia
es invisible. Pero el hecho de que haya un hoyo en la roca, im-
plica que cada gota hizo su parte.
Rabí Akiva, al igual que todos nosotros, ansiaba grandeza
en Torá. Pero abandonó la esperanza de convertirse en un sa-
bio de Torá porque no veía que su estudio lo estuviera cam-
biando. La roca le mostró que estaba equivocado y que cada
palabra de Torá que estudiaba debía estar afectándolo. Sólo
lleva tiempo y paciencia hasta ver la transformación.
Más aún, las gotas de agua hicieron un agujero en la roca
sólo porque cayeron una y otra vez, exactamente en el mismo
lugar. Esta es la base de todo el judaísmo. Cada día decimos las
mismas brajot y tefilot, y cumplimos las mismas mitzvot dia-
rias. Es por medio de la repetición persistente que cambiamos
y crecemos, absorbiendo continuamente los conceptos y las
aspiraciones del alma.
Al estudiar Torá debemos recordar siempre que es imposi-
ble que el corazón finito del hombre haga contacto con la pala-
bra infinita de Dios y no cambie; sólo lleva tiempo para que el
cambio se manifieste. Quienes internalizan ese mensaje tienen
la capacidad de sentarse y estudiar, porque saben que vale la
pena hacerlo; saben que están cambiando.
Nuestra generación, más que ninguna otra en la historia
judía, enfrenta el desafío de la impaciencia y la falta de dis-
ciplina. ¿Por qué? Porque vivimos en la era post-tecnológica,
y la tecnología, a pesar de sus logros, nos ha acostumbrado a
esperar resultados inmediatos en todo lo que hacemos. La tec-
nología tiene la capacidad de acelerar dramáticamente todos
los procesos físicos, desde la preparación de alimentos hasta
la comunicación con nuestros parientes en el exterior. Pero el
crecimiento espiritual, la adquisición de la Torá, el refinamien-
to de nuestras midot y nuestra relación con Hashem, todo esto
requiere paciencia y disciplina.
A propósito, la cita de Avot deRabí Natán fue lo que inspiró
el nombre Aish HaTorá, el Fuego de la Torá. Y el mensaje del
Midrash es la base de una educación de Torá, porque sin en-
tender la necesidad de la perseverancia y de la consistencia,

Tzav: La importancia de la consistencia / 147


equivocadamente se puede renunciar a la idea de llegar a la
grandeza en el estudio (tal como ocurrió con Rabí Akiva en sus
comienzos), y permanecer eternamente ignorantes de la belle-
za y de la profundidad de la Torá.
Entonces, siempre que veas el nombre Aish HaTorá, recuer-
da el mensaje de la roca: la grandeza en Torá está garantizada,
siempre y cuando no permitas que el agua deje de gotear, de a
una palabra por vez.

148 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Todos nosotros, más allá de nuestra posición
o estatura, somos igualmente responsables de
solucionar los problemas que vemos. Cuando llega
el momento de implementar soluciones, debemos
trabajar bajo la guía del liderazgo existente.

P arashat Sheminí:
La muerte de Nadav y Avihu
‫פרשת שמיני‬

D
urante siete días, Moshé Rabeinu construyó y des-
manteló el Mishkán y ofreció todos los sacrificios
para inaugurarlo. Pero no pasó nada, Hashem no
posó allí Su Presencia.
Era el octavo día, el pueblo judío estaba esperando ansio-
samente la aparición de Hashem. ¡Y finalmente ocurrió! Moshé
y Aharón bendijeron al pueblo: “Y la gloria de Hashem se ma-
nifestó ante todo el pueblo. Un fuego surgió de delante de Has-
hem y consumió sobre el Altar la ofrenda de ascensión y los
sebos; todo el pueblo lo vio y cantaron loores, y cayeron sobre
sus rostros” (Vaikrá 9:23-24).
¿Puedes imaginar el éxtasis que experimentaron? Pero en-
tonces, en medio del clímax de la inauguración del Mishkán,
Nadav y Avihu ofrecieron un sacrificio no autorizado y salió
un fuego de Hashem que los mató. Inmediatamente después
de su muerte, Moshé consoló a Aharón diciéndole: “Sobre esto
habló Hashem, cuando dijo: ‘Yo seré santificado a través de mis
allegados y en presencia de todo el pueblo seré glorificado’. Y
Aharón se quedó callado” (Ibíd. 10:3).

Sheminí: La muerte de Nadav y Avihu / 149


De acuerdo con el Talmud (Zevajim 115b), Moshé le dijo
a Aharón que Dios le habló en profecía y le dijo que cuando
el Mishkán fuera inaugurado: “Allí me encontraré con los Hi-
jos de Israel, y se santificará con Mi honor (bikvodí)” (Shemot
29:43). El Talmud dice: no leas “con Mi honor”, sino “a través
de aquellos que Yo honro (bemejubadai)”. Moshé dijo: “Aharón,
yo sabía que esta Casa sería santificada a través de la muer-
te de los amados de Hashem,
D pero pensé que sería a tra-
ios no necesita sangre vés de ti o de mí. ¡Ahora veo
ni muerte. La presencia que Nadav y Avihu eran más
de Su Shejiná trae bendi- grandes que tú y yo!” (Vaikrá
ción, placer trascendental Rabá 12:2. Ver también Mi-
y curación.
drash Tanjuma, Sheminí).
Aharón se quedó callado,
lo cual indica que lo consoló entender el rol que tuvieron las
muertes de sus hijos.
¿Por qué Hashem le diría a Moshé que los judíos más gran-
diosos morirían en un día de tanta celebración y alegría? Dios
no necesita sangre ni muerte. La presencia de Su Shejiná trae
bendición, placer trascendental y curación. ¿Por qué fueron
necesarias sus muertes?

Una terrible advertencia

Toda profecía que predice un desastre es sólo una adver-


tencia. En realidad, Dios le dijo a Moshé: “Ten cuidado. Es me-
jor que te ocupes de esto, porque si no, cuando Yo aparezca,
los más grandes del pueblo judío morirán”. Eso no tenía que
ocurrir. Si el pueblo judío hubiera escuchado la advertencia y
tomado las precauciones necesarias para evitar cometer un
error crítico, hubieran prevenido la tragedia. ¿Cuál era el error
que Hashem le dijo a Moshé que corrigiera?
Si prestas atención a la forma en que el pueblo judío res-
pondió cuando Hashem apareció, verás qué era lo que faltaba.
“Un fuego surgió de delante de Hashem y consumió sobre el
Altar la ofrenda de ascensión y los sebos; todo el pueblo lo vio

150 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


y cantaron loores, y cayeron sobre sus rostros” (Vaikrá 9:24).
¿Qué faltaba? La Torá no dice que temieron. ¿En dónde estaba
el irat shamaim, el temor al Cielo?
Esa carencia fue corregida con las muertes de Nadav y Avi-
hu. Cuando descendió el fuego y mató a los más grandiosos ju-
díos, ahí sí que todos tuvieron miedo. Cuando viene Dios, no
es suficiente con regocijarse y estar en éxtasis. Ni siquiera es
suficiente con ser humildes. Debes temblar ante lo atemoriza-
dora que es Su presencia.
Hashem intentó advertirle a Moshé con anticipación, para
no tener que traer semejante calamidad. Pero Él tuvo que co-
rregir el error por ellos, matando a los más grandiosos judíos y
devolviendo así el nivel correcto de reverencia a todo el pueblo.
¿Por qué Hashem generó este temor específicamente a tra-
vés de la muerte de Nadav y Avihu?
Porque en última instancia ellos fueron los responsables de
que este problema no se corrigiera.
El Talmud (Sanedrín 52a) nos dice que Nadav y Avihu una
vez caminaron detrás de Moshé y Aharón, y Nadav le dijo a Avi-
hu: “¿Cuándo saldrán del camino estos dos ancianos para que
podamos liderar al pueblo judío?”.
La descripción que hace el Talmud de Nadav y Avihu como
principiantes arrogantes, impacientes con el liderazgo actual,
no es muy halagadora. Sin embargo, el Midrash (citado por
Rashi y mencionado arriba) describe a Nadav y Avihu como
personas aún más grandiosas que Moshé y Aharón.
¿Cuál es la verdadera descripción de Nadav y Avihu? ¿Eran
dos estrellitas insolentes o eran más grandiosos que Moshé y
Aharón?
Nuestros Sabios no se contradicen a sí mismos. Por lo tan-
to estas descripciones tienen que ser dos caras de una misma
moneda.
En cierto aspecto, Nadav y Avihu eran más grandiosos que
Moshé y Aharón, y esa grandeza fue lo que los hizo volverse
arrogantes e impacientes con su liderazgo. Pero hay otro error
más sutil, descrito en la narrativa del Talmud, y es un error que
normalmente todos cometemos al referirnos a los líderes de

Sheminí: La muerte de Nadav y Avihu / 151


nuestra generación y a la forma en que manejan las deficien-
cias del pueblo judío.
Nadav y Avihu creyeron que uno sólo es responsable de
abordar los problemas del pueblo judío cuando le es asignada
una posición de liderazgo. Esto se opone a la manera en que la
Torá entiende la responsabilidad, como está escrito: “Los [pe-
cados] ocultos para Hashem, nuestro Dios, pero los [pecados]
revelados son para nosotros
V y para nuestros hijos para
emos los problemas toda la eternidad” (Devarim
del pueblo judío, pero en 29:28). La Torá hace a cada
lugar de asumir la res- persona responsable de en-
ponsabilidad por ellos, frentar los problemas que ve
nos decimos que resolver-
en el momento mismo en que
los es responsabilidad de
los advierte.
nuestros líderes.
Asumir la responsabili-
dad por el pueblo judío no es
sólo una obligación de quienes ocupan posiciones de lideraz-
go; todos somos igualmente responsables. ¿Pero cómo podría
funcionar el pueblo judío si todos asumen la responsabilidad
de resolver los problemas que ven de la forma en que cada uno
cree conveniente? Eso crearía anarquía.
Es necesario un equilibrio entre asumir la responsabilidad
individualmente y respetar el liderazgo vigente. Todos noso-
tros, más allá de nuestra posición o estatura, somos igualmen-
te responsables de solucionar los problemas que vemos. No
hay jerarquías con respecto a la responsabilidad. Sin embargo,
cuando llega el momento de implementar soluciones, debemos
trabajar bajo la guía del liderazgo existente para asegurar que
nuestra propuesta sea buena y que los problemas se resuelvan
de forma apropiada.
Nadav y Avihu percibieron en el pueblo judío una falta de
irat shamaim. Esa fue parte de su grandeza, pero por cuanto
que no trataron de resolver el problema del pueblo judío en
vida, Hashem hizo que su muerte fuera el medio para resol-
verlo (este es un aspecto del principio de mitat tzadikim me-
kapéret, la muerte de los justos expía). Nadav y Avihu creyeron

152 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


equivocadamente que para implementar una solución al pro-
blema que vieron, debían esperar hasta ser designados líderes.
En cambio, deberían haber acudido a Moshé y Aharón, explicar
el problema que veían y presentar posibles soluciones. Des-
pués de recibir el apoyo de Moshé y Aharón, deberían haber
implementado su estrategia. Esa es la forma constructiva de
resolver problemas.
A menudo nosotros cometemos el mismo error de Nadav
y Avihu. Vemos los problemas del pueblo judío, pero en lugar
de asumir la responsabilidad por ellos, nos decimos que resol-
verlos es responsabilidad de nuestros líderes. Luego, cuando
nuestros líderes están completamente abrumados por los pro-
blemas, los criticamos por no actuar de manera más audaz y
agresiva, nos sentimos frustrados e incluso resentidos por la
falta de progreso en esas áreas cruciales.
La respuesta correcta a nuestra preocupación es desarro-
llar una estrategia y discutirla con nuestros líderes, para luego
implementarla con su guía y apoyo. Con este enfoque, las per-
sonas tienen la capacidad de asumir la responsabilidad y con-
frontar los desafíos que ven sin socavar el liderazgo al hacerlo.

La mayor diferencia

Inmediatamente después de la fundación del Estado de Is-


rael, hubo en Jerusalem un brit milá al que asistieron muchos
Roshei Ieshivot y Rebes del momento.
Le pidieron que hablara a Rav Jetzkel Sarna, Rosh Ieshivá
de Jevrón. Rav Jetzkel era conocido por tener una colorida per-
sonalidad, y sus palabras de ese día no desilusionaron.
Rav Jetzkel comenzó de la siguiente manera:
“Sé que todos ustedes creen que su zeide fue quien tuvo el
mayor impacto en klal Israel en los últimos 100 años, pero es-
toy aquí para decirles que no fue ninguno de ellos”.
Eso, con certeza, llamó la atención a varias personas.
“Más aún”, continuó Rav Jetzkel, “la persona que tuvo el ma-
yor impacto en Klal Israel no era un talmid jajam. De hecho,
ni siquiera podía leer una página de Guemará”. Los rabinos le

Sheminí: La muerte de Nadav y Avihu / 153


pidieron a Rav Jetzkel que cambiara el tema.
Rav Jetzkel siguió adelante y dijo: “Cuando les diga el nom-
bre de esta persona, de inmediato todos estarán de acuerdo
conmigo”. Teniendo en cuenta las personas congregadas en el
brit, esa frase fue simplemente escandalosa.
“La persona que tuvo el mayor impacto en Klal Israel en los
últimos 100 años, fue Sara Schneirer”, concluyó Rav Jetzkel.
Todo el mundo estuvo de acuerdo.
Sin Sara Schneirer, el pueblo judío hubiera desaparecido. Si
bien los hombres jóvenes estaban en Ieshivot y recibían educa-
ción e inspiración judía con Torá y mitzvot, las mujeres jóvenes
asistían a escuelas públicas y perdían su conexión con el ju-
daísmo. Sin una generación de mujeres religiosas, no hubiese
habido una continuidad observante dentro del pueblo judío.
Ella reconoció este problema y creó el movimiento de escuelas
judías para niñas, Beit Iaakov.
¿Cuál fue el secreto de Sara Schneirer? ¿Cómo consiguió en-
frentar un problema del pueblo judío que ni siquiera hombres
grandiosos como el Jafetz Jaim, Rav Jaim Ozer y el Rebe de Guer
enfrentaron?
En su diario, ella cuenta su secreto. Sara Schneirer era mo-
dista y las jóvenes acudían a ella para que les hiciera prendas.
Conversaba con ellas y veía cuán débil era su compromiso con
el judaísmo y lo poco que entendían la Torá. En su diario escri-
be que lloraba por ellas, pensando: “Estoy cosiendo hermosas
prendas para cubrir sus cuerpos, pero sus almas están desnu-
das, porque carecen de mitzvot”.
Sara Schneirer salvó al pueblo judío porque vio un proble-
ma crítico, lo asumió como propio y puso manos a la obra. Vio
la tragedia que transcurría y entendió que todo el futuro de
Klal Israel estaba en juego. Lo más importante: evitó caer en
el error de Nadav y Avihu. Ella no evitó asumir la responsabili-
dad esperando que los líderes de su generación dieran un paso
adelante y enfrentaran la crisis. Ella actuó, trabajando con la
bendición de los rabinos principales de su generación, y de
esta forma salvó al pueblo judío.

154 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


La paz interior se alcanza
sólo identificándote con
tu alma y disciplinando al
cuerpo para que la siga.

P ‫מצורע‬/‫פרשת תזריע‬
arashat Tazría/Metzorá:
Aprende a utilizar tu
libre albedrío

H
ace poco celebramos Pésaj, la fiesta de la libertad.
Durante una semana nos abstuvimos de comer ja-
metz, simbolizando el destierro del iétzer hará de
nuestro interior. ¿Cómo podemos aferrarnos a nuestra nueva
sensación de libertad al volver a comer pan y al retornar a la
vida cotidiana?
La clave es dominar el mayor regalo que recibió la humani-
dad: el libre albedrío.
Nuestros Sabios nos enseñan: “Amado es el hombre que fue
creado a imagen de Dios; y es una muestra de cariño más gran-
de aún que se le haya informado que fue creado a imagen de
Dios” (Pirkei Avot 3:18).
A diferencia de las otras creaciones, Dios le dio a la huma-
nidad un regalo exclusivo, una chispa Divina: el libre albedrío.
Este regalo nos da la capacidad de emular a Dios al tomar de-
cisiones independientes. Si lo utilizamos de manera correcta,

Tazría/Metzorá: Aprende a utilizar tu libre albedrío / 155


nos da el poder para crear y cambiar el mundo. Si lo utilizamos
mal, esta fuerza asombrosa puede llevar a la depredación y a la
destrucción del mundo.
Pero para aprovechar este poder, ¡primero debemos saber
que lo tenemos!
Imagina que un benefactor increíblemente generoso le
da un millón de dólares a un indigente. ¡La vida del pobre se
transformaría por completo! Puede vivir en un hogar cómodo,
comprar ropas abrigadas y comida saludable.
Pero hay sólo un problema. El benefactor puso el dinero en
el fondo de la bolsa del indigente, y él no sabe que lo tiene. Es
un hombre rico, llevando consigo un millón de dólares, pero
vive en el mismo estado de miseria y pobreza extrema, porque
no sabe lo que tiene.
El regalo del libre albedrío nos da a cada uno de nosotros
un enorme poder y potencial, pero sólo si comprendemos que
lo tenemos. Ese es el significado de la Mishná: “es una muestra
de cariño más grande aún que se le haya informado que fue
creado a imagen de Dios”.
El libre albedrío es desperdiciado. Por desgracia, muchas
personas viven como mendigos indigentes, sin saber el poder
transformador que llevan consigo. Definir el libre albedrío y
conocer sus implicaciones nos permitirá aprovechar el increí-
ble potencial que tenemos dentro.

¿Qué es el libre albedrío?

La mayoría de las personas definen el libre albedrío como


la elección entre el bien y el mal. Sin embargo, la Torá lo des-
cribe de otra manera. “Mira, he puesto hoy delante de ti la vida
y lo bueno, y la muerte y lo malo… He puesto delante de ti la
vida y la muerte, la bendición y la maldición. Deberás escoger
la vida…” (Devarim 30:15-19).
La Torá no nos dice que elijamos lo bueno o la bendición,
porque todo el mundo desea eso naturalmente. Nadie se levan-
ta y se dice a sí mismo: “a ver, ¿qué mal puedo hacer hoy?”.
Hasta las personas más viles e inmorales racionalizan sus deci-

156 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


siones malvadas para verlas como buenas. La Torá, en cambio,
define la esencia del libre albedrío como una batalla entre la
vida y la muerte, y por eso nos exhorta: “¡Escoge la vida!”.
¿Pero quién elige la muerte?
En realidad todos lo hacemos, en mayor o menor medida.
Hashem nos creó como una combinación de cuerpo y alma,
como dice la Torá: “Hashem formó al hombre del polvo de la
tierra, e insufló en él un hálito de vida; y el hombre se convirtió
en un ser viviente (Bereshit 2:7). Nuestra alma elevada anhela
conectarse con su Fuente Infinita, mientras que nuestro cuer-
po mundano anhela volver a su fuente, la tierra —es decir, la
muerte— escapando de todo dolor, esfuerzo y responsabilidad.
Elegir la muerte significa elegir la comodidad, elegir dor-
mir. En las palabras de Shakespeare:

Ser o no ser, esa es la cuestión. ¿Qué es más


noble para el alma, sufrir los golpes y las flechas
de la injusta fortuna o tomar las armas contra
un mar de adversidades y oponiéndose a ellas
encontrar el fin? Morir, dormir…
(Hamlet, Acto 3, Escena 1)

Nuestro deseo de escapar a la responsabilidad y a los de-


safíos es constante. El suicidio es la expresión más extrema de
este deseo, pero hay también formas menos dramáticas de sui-
cidio; por ejemplo escapar a través de las drogas y el alcohol.
En todo momento debemos luchar para elegir la vida (aceptar
el dolor, asumir el desafío, crecer, materializar nuestro poten-
cial para la grandeza y cambiar el mundo), o elegir la muerte
(distraernos y evitar el dolor, continuar siendo mediocres y sa-
ciar los deseos infinitos del iétzer hará).
Todos tenemos un alma que anhela la grandeza. Alcanzar
la grandeza depende de lo bien que utilicemos nuestro libre
albedrío para vivir, para luchar, para lograr nuestras metas.
Todo eso comienza con el dominio de las cinco etapas del libre
albedrío.

Tazría/Metzorá: Aprende a utilizar tu libre albedrío / 157


Primer nivel: Ser consciente

El primer paso para utilizar el libre albedrío es tomar con-


ciencia de las elecciones que tomas. La vida es un flujo cons-
tante de decisiones. Una vez que eres consciente de que tomas
decisiones todo el tiempo, puedes monitorearlas y comenzar a
ejercitar activamente tus músculos de libre albedrío.
No dejes que las decisiones simplemente “ocurran”. Com-
prende que puedes controlar tus decisiones y tus acciones.
Pregúntate: ¿Por qué estoy leyendo esto ahora? ¿Estoy pres-
tando atención a lo que estoy leyendo? ¿Estoy pensando en lo
que leo o simplemente miro las palabras?
Tus decisiones dan forma a tu vida y determinan tu desti-
no. Toma el mando. Si no lo haces, eres solamente un especta-
dor, viendo la vida pasar por tu lado.

Segundo nivel: No seas una marioneta de la sociedad ni de


tus decisiones pasadas

Una vez que comiences a tomar decisiones conscientes,


evalúa las conjeturas que fundamentan tus elecciones. Asegú-
rate de ser independiente y no una marioneta de la sociedad o
un producto de sus valores. No aceptes las suposiciones de la
sociedad como propias hasta haberlas analizado y acordado.
Vive por ti mismo, no por la sociedad.
Todavía más, evalúa tus decisiones pasadas, no te quedes
varado en las decisiones que tomaste hace cinco o diez años.
Comienza cada día de nuevo. Una carrera particular que elegis-
te hace años en la escuela quizás hoy ya no sea lo mejor para
ti. Asegúrate de guiar tus decisiones, y de no ser guiado por tus
decisiones pasadas.

Tercer nivel: Ten consciencia del conflicto cuerpo/alma.

El Talmud (Sanedrín 11b) dice que en el interior de toda


persona hay una batalla feroz y constante entre lo que quiere
su alma y los deseos de su cuerpo. El tercer nivel del libre albe-

158 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


drío es tomar consciencia de este conflicto.
El despertador suena por la mañana y comienza la batalla:
¿saltas de la cama o acomodas la almohada mientras postergas
la alarma?
A veces incluso podemos escucharnos peleando. ¿Recuer-
das la primera vez que hiciste ejercicio? Tu cuerpo gritaba:
“¡Detente, esto te va a matar!” Tu alma decía: “¡Continúa, pue-
des lograrlo! Esto no te va a matar, ¡te hace bien!”.
El alma quiere que hagas ejercicio; es saludable, es un buen
objetivo. El cuerpo dice: “Déjame tranquilo, prefiero dormir”.
El alma dice: “Deja de fumar, es malo para ti”. El cuerpo dice:
“No puedo dejarlo. Prefiero fumar a enfrentar mis frustracio-
nes. Además, ¿qué problema hay si muero un poco antes?”.
Esta es la batalla constante que vivimos. El cuerpo quie-
re estar cómodo, dormir y, finalmente, morir. El alma quiere
luchar por el sentido, hacer lo correcto, crecer, vivir vibrante-
mente con cada fibra de su ser.
Para ganar la batalla interior primero debes distinguir
entre los deseos del cuerpo y las aspiraciones del alma. ¿Qué
tiene ganas de hacer el cuerpo y qué es lo que el alma quiere

¿Q
lograr?
Haz una lista. ¿Qué quiere
el cuerpo? Comodidad. Dor-
ué quiere el cuerpo?
Comodidad. Dormir. In-
mir. Indulgencia. Excusas.
dulgencia. Excusas. ¿Qué
¿Qué quiere el alma?
quiere el alma? Grandeza.
Grandeza. Entendimiento.
Entendimiento. Sentido.
Sentido.
Una vez que analizas am-
bos lados con claridad, estás listo para tomar una decisión y
elegir la vida por sobre la muerte. Esfuérzate y conviértete en
un experto para distinguir la diferencia entre lo que desea tu
alma y lo que tu cuerpo tiene ganas de hacer.

Cuarto nivel: Identifícate con tu alma, no con tu cuerpo

¿Quién eres tú en realidad, tu cuerpo o tu alma?


El cuerpo dice: “Tengo hambre”.

Tazría/Metzorá: Aprende a utilizar tu libre albedrío / 159


El alma dice: “Mi cuerpo necesita comida”.
El cuerpo dice: “Estoy cansado”.
El alma dice: “Mi cuerpo necesita dormir”.

El Midrash enseña: “Los rectos le hablan a su corazón,


mientras que los malvados dejan que sus corazones les hablen”
(Ester Rabá 10:3). La pregunta es: ¿Quién manda? ¿Quién deci-
dirá lo que harás?
U La paz interior se alcanza
tiliza tu libre albedrío sólo identificándote con tu
para entrenar a tu cuer- alma y disciplinando al cuer-
po y persuadirlo para que po para que la siga. Utiliza tu
atienda las necesidades libre albedrío para entrenar a
del alma, tu verdadero
tu cuerpo y persuadirlo para
ser.
que atienda las necesidades
del alma, tu verdadero ser.
Una vez que comprendes que no eres tu cuerpo, consigues
distanciarte mentalmente un poco de los impulsos incesantes
del mismo y comienzas a enfrentarlos con mayor efectividad.
“Mi cuerpo afirma que tiene hambre y que si no lo alimento se
va a morir de inanición. ¿Es cierto? ¿Cuándo fue la última vez
que comí?”
Para controlar tu cuerpo, debes ser inteligente. Por ejem-
plo, ¿qué pasa cuando estás a dieta y alguien te ofrece una por-
ción de una irresistible torta de chocolate? Tu primera reac-
ción es: “No, no debería. Estoy en una dieta estricta”. Pero tu
cuerpo trata de persuadirte: “Un poquito no te hará daño”. O:
“Esta es la última porción de torta que comerás. Comenzarás la
dieta mañana”.
El cuerpo no dice: “Olvida la dieta, está bien ser gordo”.
Sabe que rechazarías ese argumento de inmediato. Por eso te
seduce consiguiendo que cedas un poco. Y luego, cuando ya
probaste el primer bocado de “placer” y tu fuerza de voluntad
se debilitó, te golpea con toda la fuerza. El iétzer hará es im-
placable. Si le ofreces un dedo, eventualmente tomará todo el
brazo.
Para ganar la guerra con tu cuerpo, utiliza las mismas es-

160 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


trategias y derrota al iétzer hará con sus propias reglas. ¿Quie-
res comenzar una rutina de ejercicio? No le digas a tu cuerpo:
“Desde ahora en adelante, todas las mañanas cincuenta flexio-
nes”. Dile: “Haremos ejercicio sólo cinco minutos. Después co-
meremos una porción de torta”. ¿Quieres estudiar algo impor-
tante en lugar de perder el tiempo frente a la computadora?”.
Dile a tu cuerpo: “Estudiemos durante diez minutos. Luego re-
visaremos los mensajes”. El cuerpo aceptará, ¡y luego podrás
convencerlo para estudiar una hora!
A medida que vayas ad-
quiriendo control sobre tu
cuerpo, cada vez te resultará
L as primeras veces que
hagas ejercicio tu cuerpo
más fácil ganar esas batallas, te dirá que eres un “ase-
y el cuerpo realmente apren- sino sangriento”. Pero
derá a apreciar lo que el alma si sigues ejercitándote,
quiere. Las primeras veces después de dos meses el
que hagas ejercicio tu cuerpo cuerpo lo disfrutará tanto
te dirá que eres un “asesino como el alma.
sangriento”. Pero si sigues
ejercitándote, después de dos
meses el cuerpo lo disfrutará tanto como el alma. El regocijo de
un corredor es la paz interior del alma y del cuerpo trabajando
en conjunto.

Quinto nivel: Haz que tu voluntad sea Su voluntad

El nivel más alto de libre albedrío es cuando trasciendes la


batalla entre tu cuerpo y tu alma y sólo te haces una pregunta:
¿Cuál es la voluntad de Dios?
Cuando subyugas tu voluntad a la de Hashem, alcanzas la
forma más elevada de vivir. Utilizas tu poder de elección para
fundirte con el poder supremo del universo: la Fuente infinita
y trascendental de la existencia. Hacer que la voluntad de Dios
sea tu voluntad es la forma más elevada de cumplir lo que nos
ordena la Torá: “Escoge la vida”.
Pésaj terminó, pero el desafío de ser verdaderamente libres
es constante. Domina la fuerza de tu libre albedrío. No seas un

Tazría/Metzorá: Aprende a utilizar tu libre albedrío / 161


zombi, toma decisiones activamente. No seas una marioneta
de la sociedad ni de tus decisiones pasadas. Sé consciente del
conflicto entre tu cuerpo y tu alma y luego identifícate con tu
alma. Y, finalmente, convierte la voluntad de Dios en tu propia
voluntad.

162 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


La teshuvá crea perdón, elimina el
pecado e, increíblemente, puede convertir

P
una transgresión en una mitzvá.

‫פרשת אחרי מות‬


arashat Ajarei Mot:
7 pasos previos a la teshuvá
“Pues en este día (Iom Kipur) él hará expiación por uste-
des a fin de purificarlos. De todos sus pecados, delante de
Hashem, serán purificados” (Vaikrá 16:30).

C
uando se realiza correctamente, la teshuvá (arrepen-
timiento) es muy poderosa; deja tu registro limpio y
reestablece tu relación con Dios. Así como lo explica
el Rambam: “Un báal teshuvá no debería considerarse distan-
te del nivel de los rectos por los errores y transgresiones que
cometió. Eso no es cierto. Es amado y deseado ante el Creador
como si nunca hubiera transgredido” (Hiljot Teshuvá 7:4).

Hashem se relaciona con la persona como si nunca hubie-


ra transgredido. Su pecado es eliminado de su pasado. ¿Cómo
podemos lograr un cambio tan increíble? Todos hemos expe-
rimentado jaratá, el verdadero arrepentimiento, e inmediata-
mente a continuación cometimos el mismo error, retornando
al camino en el que estábamos antes. ¿Cómo alcanzamos la tes-
huvá real y duradera?
El Jovot Halevavot nos enseña el método, delineando siete
pasos que debemos dar antes de hacer teshuvá (ver Jovot Ha-
levavot, Sháar Hateshuvá, Cap. 3). Antes de llegar a los cuatro

Ajarei Mot: 7 pasos previos a la teshuvá / 163


pasos de la teshuvá (dejar de transgredir, arrepentirse, vidui
(confesión) y decidir no volver a cometer el pecado), debes
implementar estos siete pasos cruciales para asegurar que el
cambio sea duradero.

Paso 1: Presta atención al momento específico en que


transgrediste.

Ilustremos esto con una transgresión que todos comete-


mos a menudo: bitul Torá, desperdiciar tiempo que podría ha-
berse utilizado para estudiar Torá. Piensa en todo el tiempo
que desperdicias cada día, y cuánto suma eso por semana, por
mes. ¡Es sorprendente! Pero para hacer teshuvá por esta mala
acción, debes ser muy específico. Pensar en todo el tiempo que
desperdiciaste es demasiado general y demasiado abrumador.
No significará nada. Enfócate en un momento concreto, cuan-
do te quedaste hablando tonterías con un amigo, perdiendo el
tiempo. Estabas hablando con Rubén mientras tu jevruta te es-
peraba; tomaste esos cinco minutos y los destruiste.
Ahora, presta atención a esos cinco minutos en particular
de bitul Torá.

Paso 2: Reconoce que lo que hiciste fue completamente


equivocado.

No tienes ninguna oportunidad de cambiar a menos que


dejes de racionalizar y comiences a ver las cosas como son. Bi-
tul Torá es un pecado terrible. ¡Es desperdiciar la vida! Estás
renunciando y, en el fondo, suicidándote en cuotas. Es una pro-
fanación de la vida misma. No lo atenúes. Transgrediste. Aho-
ra, enfréntalo. Y, lo que es peor, sabías lo que hacías mientras
transgredías. Lo hiciste bemezid, a propósito. No sólo eso, sino
que también fuiste rebelde. Te dijiste a ti mismo: “No me im-
porta. Tengo que desperdiciar un poco de tiempo. ¿Qué espera
Hashem de mí?”.
Tienes que sentir la gravedad de la transgresión. Si no lo
haces, no puedes hacer teshuvá.

164 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Paso 3: Reconoce que serás castigado por esa transgresión.

Después de aceptar que cometiste un error, enfócate en el


hecho de que vas a ser castigado por desperdiciar esos cinco
minutos. Tu estadía en el Guehinom acaba de extenderse.
Toda transgresión tiene consecuencias. Enfrenta la reali-
dad: vas a ser castigado por eso.

Paso 4: El castigo está por llegar.

El Jovot Halevavot lo lleva un paso más allá: comprende que


el castigo está en camino. La bala fue disparada. No hay escapa-
toria. El misil dejó su cañón y viene hacia ti. No tienes manera
de evitarlo. El castigo no queda en suspenso para ser decidido
en el futuro, ¡ya está en camino!
Siente esa realidad. No puedes escaparte.

Paso 5: La única forma de escapar del castigo es teshuvá

Entiende que hay una sola manera para salvarte del cas-
tigo: hacer teshuvá. Desperdiciaste tiempo, esos momentos
están irremediablemente perdidos, pero Hashem, con Su bon-
dad, te da una solución milagrosa. Puedes devolverle vida a
esos momentos que mataste. La teshuvá crea perdón, elimina
el pecado e, increíblemente, puede convertir una transgresión
en una mitzvá. Siente la realidad de este jésed asombroso.

Paso 6: Realiza un análisis de la transgresión

El Jovot Halevavot explica que para hacer teshuvá es nece-


sario entender por qué transgrediste. ¿Por qué desperdiciaste
el tiempo? ¿Qué te prometió el iétzer hará que te hizo tropezar?
Quizás te estaba diciendo: “Desperdicia esos cinco minutos sin
hacer absolutamente nada, sal de la vida por unos minutos,
para volver al ruedo con energías renovadas. ¡Deja de estudiar
y bebe ese café que tanto necesitas para poder sentarte real-
mente a estudiar!”.

Ajarei Mot: 7 pasos previos a la teshuvá / 165


El iétzer hará es un experto en seducción, prometiendo
toda clase de beneficios dudosos. Pero si te detienes por un
segundo verás que es un mentiroso. ¿Cómo es posible que ha-
blar tonterías durante cinco minutos pueda ayudarte a lograr
lo que no has logrado nunca antes? ¿Qué creíste que lograrías
al hacer caso al iétzer hará? Te estaba ofreciendo confort, un
espacio en el día donde no hay dolor, esfuerzo ni preocupacio-
nes, sólo una comodidad despreocupada.
Después de clarificar los beneficios propuestos, considera
lo que eso te cuesta. Contrasta lo que ganaste con lo que perdis-
te. Ese bitul Torá te dificultó el estudio. Quebraste el impulso,
ahora debes luchar para recuperarlo. En realidad, a largo plazo
dificultaste tu situación. Pero, peor que eso, lo que perdiste fue
tu autoestima. Vivir como un zombi, incluso por unos minutos,
disminuye tu respeto por ti mismo. Estás desperdiciando tu
potencial, y lo sabes.
Ahora piensa en lo que hubieras perdido de no haber des-
perdiciado esos cinco minutos. Una ilusión de placer. ¿Y qué
hubieras ganado si no hubieses escuchado a tu iétzer hará y
desperdiciado el tiempo? Respeto por ti mismo. El placer de
ejercer tu libre albedrío y conectarte eternamente con lo in-
finito a través de la Torá. Hubieras recargado tus energías al
tener una vida con sentido y conectarte con la sabiduría de la
Torá de Hashem.

Paso 7: Acepta el dolor de cambiar tus hábitos

Ahora tienes la claridad que necesitas para tomar la deci-


sión concreta de cambiar. Sabes que vale la pena. La próxima
vez que tengas ganas de perder el tiempo, lucha contra ese
deseo. Ahora estás preparado para pararte frente a Hashem
y decir: “Ana Hashem, jatati, aviti, pashati, cometí un error. Sé
que me equivoqué. Fui rebelde. Desperdicié cinco minutos, y
mucho más. Lo lamento, fui muy tonto. Por favor, perdóname.
Si me ayudas, nunca lo volveré a hacer”.
Utilizando estos siete pasos puedes transformar tu Iom Ki-
pur en una oportunidad real para lograr cambios duraderos.

166 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Amar es decidir
enfocarse y apreciar las
virtudes de otra persona.
Por eso se nos puede
ordenar amar.

P arashat Kedoshim:
Ama a tu prójimo
‫פרשת קדושים‬

“No te vengarás y no guardarás rencor hacia un miembro


de tu pueblo, ama a tu prójimo como a ti mismo, yo soy Dios”
(Vaikrá 19:18).

N
uestros Sabios (Ierushalmi, Nedarim 9:4) identifi-
can a esta mitzvá como el principio fundamental
sobre el cual se basa toda la Torá: “Ama a tu prójimo
como a ti mismo”.
Para entender cómo cumplir esta mitzvá apropiadamente,
antes debemos responder las siguientes preguntas:

1. ¿Cómo puede la Torá legislar sobre una emoción y obli-


garnos a amar?

2. ¿Cuál es el objetivo de las palabras, aparentemente inne-


cesarias, “como a ti mismo”?

3. ¿Por qué esta mitzvá es precedida por las prohibiciones


adicionales de “No te vengarás y no guardarás rencor”? Es

Kedoshim: Ama a tu prójimo / 167


muy poco común tener tres mitzvot diferentes en un mis-
mo versículo.

4. ¿Por qué el versículo concluye con las palabras “Yo soy


Dios”?

¿Es imposible obligar a amar?

Obligar a amar nos parece imposible. Sin embargo, es algo


que todos hacemos.
Imagina que un hijo le dice a su padre: “¡Odio a mi herma-
na!”.
Ningún padre responderá: “Está bien, no pasa nada si odias
a tu hermana”. Lo más probable es que te diga: “¡No hables así!
¡Tienes que amar a tu hermana!”. Sabemos que nuestros hijos
deberían amarse los unos a los otros, incluso si uno tomó sin
permiso el lápiz, el iPad o el sweater del otro. Nada debería
interponerse en su amor filial.
El padre no está solamente sugiriendo que el hermano ame
a su hermana; lo está exigiendo. No es sólo preferible que los
hijos se amen unos a otros, así como no es opcional que los
padres amen a sus hijos. Pero, ¿cómo llegamos a amar a un her-
mano o a un hijo?
Me dirás que los padres aman a sus hijos naturalmente.
¿Pero qué ocurre si el niño resulta ser un mocoso desagrada-
ble? “No importa”, dirás. “Los padres siempre encuentran una
razón para amarlo”.
Definimos el amor como el placer emocional de valorar las
virtudes de otra persona e identificarla con esas virtudes. Con
nuestros hijos, estamos naturalmente comprometidos a enfo-
carnos en esas virtudes y a minimizar sus defectos. “Mi hijo tie-
ne un corazón de oro, ¿qué importa si es un poco hiperactivo?”.
Por eso los amamos más allá de todo.
La realidad es que la emoción del amor es una decisión: si
decidimos enfocarnos en las virtudes de los demás, los amare-
mos. Pero si elegimos enfocarnos en sus defectos, sentiremos
repulsión.

168 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Este entendimiento del amor es la base para un matrimo-
nio saludable. Cuando dos personas se casan, valoran las vir-
tudes del otro y comienzan a construir una relación amorosa.
Sin embargo, en la actualidad más del 50% de los matrimonios
terminan en divorcio y muchos de los que siguen casados no
viven exactamente “felices”. Cuando se casaron estaban loca-
mente enamorados. ¿Qué falló? Dejaron de enfocarse en las
virtudes del otro, dándolas por sentadas, y comenzaron a enfo-
carse en los defectos, lo cual llevó a la desilusión.
Cada persona es una mezcla de virtudes y defectos. En qué
elegimos enfocarnos y con qué identificamos a la otra persona
depende completamente de nosotros. Cuando la Torá nos obli-
ga a amar nos está instruyendo que identifiquemos a las perso-
nas con sus virtudes. Por lo tanto, se nos puede ordenar amar.

Amor al estilo griego

S
El entendimiento griego
del amor está simbolizado i el amor no es algo que
por Cupido, que va revolo- puedes elegir, entonces
teando y arroja una flecha a lo único que puedes ha-
dos personas desprevenidas. cer para seguir casado es
¡Bum! ¡Ahora Susana y Diego esperar que Cupido no te
están enamorados! El enten- vuelva a disparar.
dimiento occidental del amor
deriva del concepto griego, y
ve al amor como un accidente que te “ocurre”. Pasa o no, pero
no es algo que puedes controlar.
Sin embargo, debes prestar atención: con la misma faci-
lidad que te enamoras, puedes desenamorarte. Si el amor de
Diego por Susana no está basado en un compromiso por apre-
ciar sus virtudes, entonces cuando aumentan las dificultades
de la vida matrimonial puede pasar lo siguiente:

Un día, después de dar por sentada la presencia de su esposa


durante años, Diego está trabajando horas extra en la ofici-
na junto a Debi, su secretaria. De repente, Cupido entra por

Kedoshim: Ama a tu prójimo / 169


la ventana y, sin ninguna advertencia, le dispara otra flecha.
¡Bum! Diego se enamoró de Debi.

Diego vuelve avergonzado a su casa y le explica a su esposa.


“Lo siento. Me enamoré de mi secretaria. Pero no es mi culpa,
no estaba buscándolo, sólo ocurrió porque ese bribón de Cu-
pido me disparó”.

Su esposa sale de su vida, y entra la secretaria...

Si el amor no es algo que puedes elegir, entonces lo único


que puedes hacer para seguir

N casado es esperar que Cu-


ingún padre en su pido no te vuelva a disparar.
sano juicio volvería un ¿Cómo puede sorprendernos
día a su hogar y les diría que la tasa de divorcio sea
a sus hijos: “Me enamoré tan alta?
de los hijos del vecino. No Contrasta esto con la re-
tosen de noche y obtienen
lación entre padres e hijos.
mejores calificaciones.
Ningún padre en su sano jui-
Lo siento, pero ustedes se
cio volvería un día a su hogar
van”.
y les diría a sus hijos: “Me
enamoré de los hijos del ve-
cino. No tosen de noche y obtienen mejores calificaciones. Lo
siento, pero ustedes se van. Los niños de al lado se mudan a
casa”.
No nos “enamoramos” de nuestros hijos porque entende-
mos que el amor no es “algo que ocurre”. No dejamos de intere-
sarnos por nuestros hijos porque nos molestan. Aceptamos la
obligación de amarlos a pesar de que, a veces, son mucho más
irritantes que nuestra pareja.
Si mantuviéramos el mismo compromiso en nuestro matri-
monio, nuestro amor continuaría creciendo y profundizándose
con el tiempo, tal como ocurre con nuestros hijos, permitiendo
que nuestro matrimonio no sólo soporte los ataques del tiem-
po, sino que prospere.

170 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


No te vengues, no guardes rencor

El resentimiento envenena el amor. Alguien te lastima y por


meses no puedes verlo sin recordar lo mucho que te hirió. Ese
rencor nubla tu visión y te impide ver lo bueno de esa persona.
Tu resentimiento hace ebullición y tu deseo de vengarte crece,
imposibilitándote amar a esa persona.
Si quieres amar a tu pareja, a tus padres o a cualquier otra
persona, debes abandonar cualquier resentimiento que sien-
tas hacia ellos. Es por esta razón que estas dos prohibiciones
preceden a la mitzvá de amar al prójimo.
Dejar atrás el resentimiento no es fácil, pero si entende-
mos que la persona que nos hirió es parte de nosotros, nues-
tro resentimiento desaparece. Imagina que accidentalmente te
cortas un dedo mientras rebanas una zanahoria. ¿Tomarías el
cuchillo con tu mano izquierda y cortarías intencionalmente
tu mano derecha para vengarte? Por supuesto que no, porque
tu otra mano es parte de ti, y
lastimándola te lastimas a ti
mismo. L os nazis no diferencia-
A fin de cuentas, la huma- ron entre diferentes cla-
nidad es un todo. Vengarse de ses de judíos. Para ellos,
otra persona es tan autodes-
todos éramos un mismo
pueblo.
tructivo como cortar tu otra
mano con el cuchillo, y esa es
la razón por la que la Torá dice que debes amar a tu prójimo
“como a ti mismo”. Ver a la otra persona como a ti mismo elimi-
nará el resentimiento que te impide amarla.
Por desgracia, muchas veces no entendemos que todos es-
tamos conectados, y a menudo hace falta una fuerza externa
para recordarnos que somos un solo pueblo. Por ejemplo, los
nazis no diferenciaron entre diferentes clases de judíos. Para
ellos todos éramos un mismo pueblo. Cuando los terroristas
de Hamás asesinaron a tres estudiantes de Gush Etzión, todo
el pueblo judío se unió. No importó la kipá que usaban; todos
sintieron que eran “nuestros chicos”. En aquellos momentos
en los cuales reconoces esta verdad, aférrate a esa percepción,

Kedoshim: Ama a tu prójimo / 171


porque es la mejor cura contra los efectos destructivos del re-
sentimiento.

Amistad verdadera

El pueblo judío tiene un rico repertorio de historias que in-


culcan a nuestros niños con fuerza los principios de la Torá.
Todo niño judío escuchó la siguiente historia, que nos muestra
la fuerza de amar al otro como a uno mismo:

En la época del Imperio romano, dos niños judíos cre-


cieron juntos en Israel y se hicieron muy amigos. Eventual-
mente, se mudaron a lugares lejanos. Uno vivió bajo control
romano y el otro bajo control sirio. Sin embargo, a pesar de
la distancia, continuaron siendo buenos amigos.
Una vez, cuando el amigo que vivía en Roma fue de visi-
ta a Siria, fue falsamente acusado de ser un espía. Fue lleva-
do ante el emperador sirio y condenado a muerte.
Mientras lo llevaban para ser ejecutado, el emperador
le preguntó si tenía un último deseo.
—¡Por favor! —imploró—. Déjeme volver a Roma para
arreglar mis asuntos y despedirme de mi familia. Luego
volveré para ser ejecutado.
El emperador se rió.
—¿Estás loco? ¿Qué garantía tengo de que volverás?
—Tengo un amigo que vive en Siria y él tomará mi lugar
hasta que yo vuelva. Será mi garante. Si no vuelvo, lo pue-
den ejecutar a él en mi lugar.
El emperador estaba intrigado.
—Tengo que ver esto… Muy bien, llama a tu amigo.
Mandaron a buscar a su amigo en Siria y, efectivamen-
te, él aceptó quedarse en prisión en lugar del otro hombre,
arriesgándose a ser asesinado si su amigo no volvía a tiem-
po.
El emperador estaba tan sorprendido por este acuerdo
que permitió que el hombre de Roma volviera a casa.
—Te daré 60 días —dijo el emperador—. Si no vuelves

172 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


hasta el atardecer del día 60, tu amigo morirá.
El amigo de Roma volvió rápidamente a su casa para
despedirse y arreglar sus asuntos. Después de unos días
agitados y de muchas lágrimas, comenzó el regreso con
tiempo de sobra para llegar antes del plazo de 60 días. Pero
en esa época los barcos eran a vela y en ocasiones se queda-
ban varados muchos días esperando el viento necesario. El
destino quiso que no hubiera viento durante varios días, el
barco se retrasó y cuando llegó a Siria estaba comenzando
el atardecer del día 60.
De acuerdo con lo pactado, los carceleros en Siria saca-
ron al amigo para ejecutarlo.
Las ejecuciones eran un gran evento y la multitud había
comenzado a reunirse desde las primeras horas de la ma-
ñana. Pero entonces, justo antes de la ejecución llegó co-
rriendo el amigo de Roma, gritando:
—¡Esperen! ¡Volví! ¡No lo maten! ¡Mátenme a mí!
Pero el amigo sirio protestó:
—No pueden matarlo a él, llegó demasiado tarde. Yo
soy el garante, ¡deben matarme a mí!
Ambos eran igualmente inflexibles.
—¡Mátenme a mí!
—¡No! ¡Mátenme a mí!
Los verdugos no sabían qué hacer. ¡La multitud estaba
alborotada!
Finalmente, el emperador los convocó a una reunión en
su despacho. Les habló a ambos y dijo:
—Los dejaré libres a ambos con una condición: ¡que me
hagan su tercer amigo!

Esta es la razón por la que “Ama a tu prójimo” concluye con


“Yo soy Dios”. Porque cuando hay unidad y amistad entre las
personas, para Dios es tan valioso que (por así decirlo) quiere
ser parte de ello. Él se convierte en el tercer amigo.
En resumen, amar es decidir enfocarse y apreciar las vir-
tudes de la otra persona. Por eso se nos puede ordenar amar.
Para amar, debemos abandonar el resentimiento y entender

Kedoshim: Ama a tu prójimo / 173


que todos estamos conectados. Cuando nos unimos con amor,
Hashem mismo se une a nosotros. Abandona los resentimien-
tos: “No te vengues y no guardes rencor”, elige amar. “Ama a tu
prójimo como a ti mismo” y Hashem morará contigo: “Yo soy
Dios”.

174 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Acercarnos a nuestros
hermanos perdidos y
hermanas perdidas
involucra muchas
obligaciones de la Torá.
La más importante es
kidush Hashem.

P arashat Emor:
Kidush Hashem
‫פרשת אמור‬

L
a parashá de esta semana trae la mitzvá de kidush
Hashem, santificar el Nombre de Dios. “No profanarás
Mi sagrado Nombre, seré santificado entre los hijos
de Israel, Yo soy Hashem” (Vaikrá 22:32).
La Mishná dice: “Todo lo que Dios creó en Su mundo, lo
creó para Su honor, como está escrito (Ieshayahu 43:7) ‘Todo
lo que se llama por Mi nombre, por Mi honor lo creé’” (Pirkei
Avot 6:11).
La creación tiene un solo objetivo: kevod shamaim, darle
honor a Dios.
Sin embargo, el libro Mesilat Iesharim parece contradecir
esta declaración. Allí explica que “el hombre sólo fue creado
para regocijarse en Dios y derivar placer del esplendor de Su
presencia; porque este es… el mayor placer que existe”. No hay
nada que podamos hacer por Dios. Toda la creación es una ex-
presión de Su bondad: “Olam jésed ibané”, el mundo está cons-

Emor: Kidush Hashem / 175


truido sobre la bondad. Y la bondad suprema es el placer de
forjar una relación con Él. ¿Cómo reconciliamos esta idea con
“Todo lo que Dios creó en Su
O bviamente Dios no ne-
cesita que le demos honor.
mundo, lo creó para Su ho-
nor”?
En realidad no hay con-
Al apreciar la grandeza
de Dios, que es eviden- tradicción: son dos lados de
te en cada aspecto de la la misma moneda. Obvia-
creación, disfrutamos del mente Dios no necesita que
placer supremo de ahavat le demos honor. Al apreciar
Hashem, amar a Dios. la grandeza de Dios, que es
evidente en cada aspecto de
la creación, disfrutamos del
placer supremo de ahavat Hashem, amar a Dios. Pero Dios creó
el mundo para Su honor por nosotros, no por Él. Todo lo que
hay en el mundo es un vehículo para que le demos honor, para
que así apreciemos constantemente Su grandeza y, al apegar-
nos a Su existencia infinita, alcancemos la fuente mayor de sen-
tido y placer.
El Rambam escribe en el Séfer HaMitzvot, en la mitzvá de
kidush Hashem (Mitzvá positiva 9):

Esta mitzvá requiere que difundamos la verdadera religión


a las masas. Esto debe hacerse sin temor a la retribución,
al punto de que incluso si un poderoso tirano intentara
forzarnos a negar a Dios, tenemos prohibido obedecerle.
Debemos, en cambio, someternos a la muerte, sin siquiera
permitirle pensar que hemos negado a Dios, aunque siga-
mos creyendo en Él en nuestro corazón. Esta es la mitzvá
que todos los judíos están obligados a cumplir: santificar el
Nombre de Dios.

El Shemoná Esré de Rosh HaShaná describe la visión utópi-


ca que anhela el pueblo judío. Allí decimos: “Que toda creación
sepa que Tú eres su Creador… y que todo lo que tenga hálito
de vida proclame: ‘Hashem, el Dios de Israel, es Rey, y Su reino
se extiende sobre todo’”. Le imploramos a Dios que le permita

176 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


a toda la humanidad reconocer a Dios, para que todos puedan
disfrutar el placer supremo de ahavat Hashem.

La singularidad de Abraham Avinu

La Mishná declara: “Hubo diez generaciones entre Adam y


Nóaj, para mostrar la magnitud de la paciencia de Dios, pues
todas esas generaciones lo hicieron enojar cada vez más, hasta
que trajo sobre ellas las aguas del Diluvio. Hubo diez genera-
ciones desde Nóaj hasta Abraham, para mostrar la magnitud
de la paciencia de Dios, pues todas esas generaciones lo hi-
cieron enojar cada vez más, hasta que vino nuestro patriarca
Abraham y recibió la recompensa por todos ellos” (Pirkei Avot
5:2-3).
¿Por qué sólo Abraham recibió la recompensa de todos
ellos? ¿Por qué no Nóaj, que fue un “ish tzadik tamim”, un hom-
bre recto y perfecto? Todavía más, en esa época vivieron Shem
y Ever, quienes tuvieron una gran Ieshivá. ¡Iaakov Avinu estu-
dió allí 14 años! ¿Por qué sólo Abraham salvó a la humanidad?
En Hiljot Avodat Kojavim (1:2-3), el Rambam describe el
espiral descendiente del mundo desde el monoteísmo hasta
la idolatría, comenzando con Enosh, nieto de Abraham, quien
equivocadamente honró a los sirvientes celestiales de Hashem
como una forma de honrar a Hashem. Este error eventualmen-
te llevó a todo el mundo a adorar dioses falsos.
El Rambam continúa luego describiendo la reversión de
esta tendencia:

Dios no era reconocido ni conocido por nadie en el mundo,


con la excepción de unos pocos individuos, tales como Ja-
noj, Metushélaj, Nóaj, Shem y Ever. El mundo continuó así
hasta que nació el pilar del mundo, el patriarca Abraham…

[Abraham] sabía que todo el mundo estaba equivocado.


Esta equivocación se debía a que idolatraban a las estre-
llas e imágenes, lo cual les hizo perder la consciencia de la
verdad.

Emor: Kidush Hashem / 177


Abraham tenía cuarenta años de edad cuando tomó cons-
ciencia de la existencia de su Creador.

Cuando lo reconoció y lo conoció… comenzó a anunciarlo


en voz alta y a informarles a todas las personas que hay un
solo Dios en todo el mundo y que a Él se le debe servir.

Salía y reunía a todas las personas, en una ciudad tras otra


y en un país tras otro, hasta que llegó a la tierra de Canaán,
proclamando [la existencia de Dios], como está escrito (Be-
reshit 21:33): “Y allí proclamó en el Nombre de Hashem,
Dios del Universo”.

Cuando la gente se reunía a su alrededor y le preguntaba


sobre lo que él decía, Abraham le explicaba a cada uno de
acuerdo con su entendimiento, hasta que volvían al camino
de la verdad.

El Rambam explica que cuando Abraham Avinu descubrió


a Dios, asumió la misión de enseñarle el monoteísmo a todo el
mundo. El Raavad pregunta:
N ¿En dónde estaban Shem y
óaj fue un tzadik que Ever? Ellos sabían la verdad,
se perfeccionó a sí mismo ¿por qué no protestaron con-
y “halló gracia en los ojos tra la rampante idolatría?
de Dios”. Pero no asumió El Késef Mishné respon-
la iniciativa de enseñarle
de que por supuesto Shem
a la humanidad el camino
y Ever eran hombres gran-
de Hashem.
diosos y rectos, profetas que
enseñaban Torá a sus estu-
diantes en su grandiosa Ieshivá. Pero se equivocaron en un
área crucial: no “llamaron en el nombre de Hashem”. Ellos en-
señaron sólo a los estudiantes que se acercaron a ellos. No se
propusieron alejar activamente a las personas de la idolatría y
acercarlas a Dios.
Ese también fue el error de Nóaj. Él fue un tzadik que se
perfeccionó a sí mismo y “halló gracia en los ojos de Dios”. Pero

178 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


no asumió la iniciativa de enseñarle a la humanidad el camino
de Hashem. Por lo tanto, sólo logró salvarse a sí mismo y a su
familia inmediata.
Sólo Abraham Avinu viajó enseñándole a todo el que en-
contraba sobre la realidad de la existencia de Dios. Fue Abra-
ham quien destruyó los ído-
los de su padre y les dijo a sus
seguidores: “¡Están equivoca-
E n la actualidad, la gran
mayoría del pueblo judío
dos! Hay sólo un Dios, quien
no asume la misión de
creó a toda la humanidad.
concientizar al mundo so-
Adorar rocas y maderas no
bre Dios y servir como Sus
tiene sentido”. Abraham dedi-
embajadores, porque des-
có su vida al kidush Hashem, afortunadamente ellos
a traer la realidad de Hashem mismos no entienden Su
al mundo. Por lo tanto, sólo existencia y la verdad de
Abraham recibió la recom- Su Torá.
pensa de sus predecesores y,
al hacerlo, tuvo el mérito de
convertirse en el padre del pueblo judío, cuya misión es aso-
ciarse con Hashem para hacer que Él sea conocido por toda la
humanidad.
En la actualidad, la gran mayoría del pueblo judío no asume
la misión de concientizar al mundo sobre Dios y servir como
Sus embajadores, porque desafortunadamente ellos mismos
no entienden Su existencia y la verdad de Su Torá. ¿Puede ha-
ber mayor jilul Hashem que este? El mensajero ha olvidado su
mensaje.
Acercarnos a nuestros hermanos perdidos y hermanas per-
didas involucra muchas obligaciones de la Torá. La más impor-
tante es kidush Hashem, luchar en contra de la profanación de
Su Nombre y llenar este doloroso vacío con el reconocimiento
de Hashem y Su amor eterno por Su pueblo, porque ese es el
objetivo con el cual Hashem creó el mundo y es también nues-
tro objetivo como pueblo judío.
En la actualidad hay una terrible hambruna, como dice el
profeta: “Observa, los días están llegando, la palabra de Has-
hem, cuando enviaré hambre a toda la tierra, no hambre de

Emor: Kidush Hashem / 179


pan ni sed de agua, sino de escuchar las palabras de Hashem”
(Amos 8:11). Al esforzarte para reconectar a tu compañero ju-
dío con su legado, estás ayudando a cumplir el propósito de la
creación.

180 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Shemitá es la única mitzvá que les
demuestra a todas las generaciones futuras
que la Torá fue entregada por Hashem en el
Monte Sinaí. Esta mitzvá manifiesta que el
autor de la Torá sólo puede ser Dios

P
y no un ser humano.

‫פרשת בהר‬
arashat Behar:
El único autor posible
“Hashem le habló a Moshé en el Monte Sinaí, para decir:
Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando entren a la tierra
que Yo les entrego, la tierra guardará un año sabático de des-
canso para Hashem. Durante seis años sembrarás tu campo
y durante seis años podarás tu viña y recogerás su cosecha.
Pero en el séptimo año habrá un cese total para la tierra, un
Shabat para Hashem” (Vaikrá 25:1-4).

¿P or qué la Torá especifica que Dios habló en el


Monte Sinaí al transmitir la mitzvá de shemitá,
el año sabático?
Rashi responde que la Torá nos enseña que así como las
leyes del año sabático fueron enseñadas en el Monte Sinaí,
también el resto de las leyes de la Torá, con todos sus detalles,
fueron enseñados en el Sinaí.
Pero esto despierta otra pregunta: si todas las mitzvot de la
Torá fueron enseñadas en el Sinaí, ¿por qué la Torá nos enseña
esto específicamente a través de la mitzvá de shemitá, cuando
podría haber elegido cualquier otra mitzvá?

Behar: El único autor posible / 181


La respuesta es que se eligió shemitá porque es la única
mitzvá que les demuestra a todas las generaciones futuras que
la Torá fue entregada por Hashem en el Monte Sinaí. Esta mit-
zvá manifiesta que el autor de la Torá sólo puede ser Dios, y no
un ser humano.

¿Incluirías esta mitzvá?

Examinemos de qué manera la mitzvá de shemitá demues-


tra esto.
Imaginemos por un momento que un grupo de personas
se reúne para escribir la Torá. Imaginemos también que noso-
tros formamos parte del comité. Dado que nuestro objetivo es
convencer a la mayor cantidad posible de personas para que
acepten nuestro libro, vamos a crear una farsa y a transmi-
tir nuestra religión como si hubiese sido entregada por Dios,
Quien supuestamente se reveló al pueblo judío en Sinaí y le dio
la Torá.
Vamos a comenzar desde cero e incluiremos muchos man-
damientos. ¿Cuál sería una buena ley para incluir en nuestra
Torá?
—¿Qué te parece “no robarás”? Este mandamiento es nece-
sario para una sociedad funcional.
—Incluyámosla.
—¿”No asesinarás”?
—Bueno, pondremos eso también.
—¿”Shabat”? ¿Un día de descanso y renovación?
—Suena bien.
—Me gustaría proponer la siguiente ley: cada siete años,
todo el pueblo judío debe dejar de trabajar el campo. No po-
drán plantar, arar ni cosechar durante todo un año, cada siete
años.
—¿Crees que es una buena ley para poner en la Torá?
—¡Claro! La rotación de cultivos es una importante técnica
agrícola. Dejar la tierra sin cultivar ayuda a recuperar los nu-
trientes y la tierra produce mejores cosechas que si el suelo se
utiliza sin descanso, año tras año. Y el período de descanso le

182 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


dará a la nación la oportunidad para pasar más tiempo enfoca-
da en el estudio de Torá.
—Hay un problema. Recuerda: somos una sociedad agrí-
cola y vivimos de lo que sembramos y cosechamos. Si no sem-
bramos durante todo un año, ¡no tendremos nada para comer!
¿Cómo va a ser posible que la gente estudie si, literalmente, se
está muriendo de hambre?
Hay un par de soluciones obvias. Podemos guardar un sex-
to de la cosecha durante cada uno de los seis años y luego co-
mer de la reserva durante el año sabático. Otra alternativa es
dividir al país en siete regiones, y que cada año los habitantes
de una región diferente dejen descansar sus campos, recibien-
do alimentos de las otras regiones. Simple.
De repente, alguien en el comité eleva la voz con una solu-
ción diferente y más radical.
—Olviden la idea de dividir la tierra o almacenar granos,
tengo una idea mucho mejor. ¡Escribamos en la Torá que Dios
promete darle al pueblo una cosecha triple en el sexto año!
El comité estalla.
—¡Eso es absurdo! No podemos garantizar que el sexto
año habrá milagrosamente el triple de cosecha. No tenemos
control sobre la naturaleza. Si incluimos esta ridícula garantía,
nuestra religión está condenada al fracaso. Nuestro objetivo es
que la gente crea que este libro fue escrito por Dios. Si prome-
temos algo que no podemos
cumplir, ¡se darán cuenta de
que somos impostores! S in dudas, nuestro comi-
té imaginario descartaría
—Si incluimos esta idea
la ridícula idea de la tri-
de la triple cosecha —dice
ple cosecha y elegiría una
otro miembro del comité—,
de las soluciones más ló-
¿cuánto tiempo crees que
gicas.
durará esta religión? ¡Exac-
tamente seis años! Cuando la
triple cosecha no llegue, nos quedaremos solos. Todos verán
que nuestra religión es un fiasco.
Sin dudas, nuestro comité imaginario descartaría la ridícu-
la idea de la triple cosecha y elegiría una de las soluciones más

Behar: El único autor posible / 183


lógicas. Sería absolutamente contraproducente incluir prome-
sas milagrosas que sabes que no puedes cumplir, y eso socava-
ría todo el proyecto de perpetuar el engaño de que esta Torá
fue escrita por Dios.

Promesas, promesas

Sin embargo, eso es exactamente lo que la Torá garantiza:


Pero en el séptimo año habrá un cese total para la tierra…
no sembrarás tu campo ni podarás tu viña. No segarás lo que
brote por sí solo de tu siega, y las uvas que apartaste no vendi-
miarás; un año de cese será para la tierra…
Y si dijeran: “¿Qué comeremos en el séptimo año? ¡No sem-
braremos ni guardaremos nuestra cosecha!”. Yo mandaré Mi
bendición para ustedes en el sexto año y producirá una cose-
cha (suficiente) para tres años (Vaikrá 25:4-5, 20-21).
La solución de la Torá para procurar comida para el año
de shemitá no es dividir la tierra ni almacenar granos. La Torá
hace la increíble promesa de que el sexto año la tierra produci-
rá suficientes cosechas para tres años.
La Torá podría haber redactado esta promesa incluyendo
una excusa. Podría haber dicho: “Respeta las leyes de shemitá
en el séptimo año. Va a ser un año difícil, todos pasarán ham-
bre. Pero como gran recompensa, recibirás una cosecha triple
en el octavo año”. Eso hubiera sido inteligente, porque si la co-
secha abundante no llegaba, la excusa podría haber sido: “Bue-
no, algunas personas hicieron trampa en el séptimo año y por
eso Dios nos castigó y no nos dio la triple cosecha”.
Pero nuestro autor promete una triple cosecha en el sex-
to año, incluso antes de que observemos las leyes de shemitá.
Si no llega a haber una cosecha abundante, no habría ninguna
excusa.
¿Quién pudo haber escrito esto y hacer semejante prome-
sa? Hay sólo un Autor que puede garantizar una milagrosa
cosecha triple e incluir esta promesa en su Torá con absoluta
confianza. Ese Autor es Dios, Quien controla la naturaleza.

184 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


En lugar de quejarnos o cuestionar los
caminos de Dios, debemos enfocarnos en oír

P
Su mensaje y prestarle atención.

‫פרשת בחקתי‬
arashat Bejukotai:
Escuchar los mensajes de Dios

L
a parashá de esta semana contiene la tojajá, una serie
de castigos espantosos que le acontecerán al pueblo
judío si no escuchan a Hashem y continúan ignoran-
do Sus advertencias. ¿Cuál es la causa principal de la intensifi-
cación de estos castigos? La Torá dice:

“Si se comportan conmigo de manera casual (keri) y se


niegan a escucharme, entonces les daré un castigo más…
Si a pesar de esto no se sienten disciplinados por Mí y se
comportan conmigo casualmente (keri), Yo también me com-
portaré hacia ustedes con casualidad, y los golpearé, también
Yo, siete veces por sus pecados” (Vaikrá 26:21, 23-24).

¿Qué significa la palabra keri? El Rambam define keri como


la negación de la orquestación Divina de los eventos; conside-
rándolos, en cambio, como ocurrencias accidentales. Él escri-
be (Hiljot Taaniot 1:3): “Pero si el pueblo no clama [a Dios] y
hace sonar las trompetas, diciendo en cambio: “Lo que nos ha
ocurrido es simplemente un evento natural y esta dificultad es
algo casual”, es un camino de crueldad que les hace continuar
con sus acciones malvadas. Y este momento de angustia llevará
a más angustia. Esto es lo que dice la Torá: “Si se comportan

Bejukotai: Escuchar los mensajes de Dios / 185


conmigo de manera casual, me comportaré con ustedes con
una furia casual”. Lo que el versículo implica es: cuando traigo
sobre ustedes dificultades para alentarlos a cambiar, si dicen
que es casual, agregaré a su [castigo] como una expresión de
enojo por esa indiferencia [a la Providencia Divina]”.
El Rambam dice que ignorar la Providencia Divina es “un
camino de crueldad”. ¿Por qué lo llama crueldad, cuando el
problema esencial en esta situación es herejía? El Rambam no
necesita decirnos que es herejía, eso es obvio. En cambio, se
enfoca en la raíz que lleva a la herejía: la crueldad, porque atri-
buir las experiencias dolorosas a la casualidad, coloca a Dios
en la postura de una figura paterna desinteresada y vengativa.
Sólo una persona cruel imaginaría que un padre deja a sus hi-
jos a merced de los traicioneros caprichos del destino, permi-
tiendo que sean lastimados sin ninguna razón.
Más aún, reducir las dificultades a meras ocurrencias ac-
cidentales asegura que las personas no hagan teshuvá, lo que
provoca que Hashem traiga sobre nosotros dificultades aún
mayores. Esta es otra manifestación de crueldad. Es como qui-
tarle a una persona el chaleco salvavidas, lo único que la puede
salvar cuando está en medio del océano.

No hay accidentes

El mensaje central de la parashá es que no hay accidentes.


No hay nada que simplemente “ocurra”. Dios dirige el mundo
y todo lo que ocurre es un mensaje Divinamente calibrado de
Hashem. Él se comunica constantemente con nosotros y debe-
mos detenernos y preguntarnos: “¿Qué es lo que Dios me está
enseñando?” Cuando pasa algo en Israel, si hay una importante
crisis económica o alguien cercano a ti se enferma, pregúntate:
“¿Qué debo aprender de esto?”. No creas que es un hecho arbi-
trario, casual. Comprende que Hashem es la causa de todo lo
que ocurre en el mundo y Su mensaje es muy claro. Si realmen-
te queremos entenderlo lo haremos y nos ahorraremos mucho
dolor.
En lugar de quejarnos o cuestionar los caminos de Dios, de-

186 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


bemos enfocarnos en oír Su mensaje y prestarle atención.
Una vez me encontré con un estudiante que estaba viajan-
do por el mundo. Él me dijo:
—Rabino, ¡yo no necesito una Ieshivá! Verá, Dios y yo so-
mos “amigos cercanos”. Él hace milagros para mí.
Yo lo miré con cierto recelo.
—¿Podrías describir uno o dos milagros?
—Seguro. Hace poco estaba subiendo en bicicleta por un si-
nuoso camino de montaña. Un gran camión hizo un giro brusco
y entró en mi carril, dirigiéndose directamente hacia mí. Sin
otra opción, me desvié hacia un acantilado y caí 20 metros
hacia rocas puntiagudas. Yo grité “¡Dios!”. Rabino, cuando caí,
sentí la mano de Dios amortiguando el golpe. ¡Me levanté sin
un rasguño! ¡Fue un milagro total! Lo ve, Dios y yo somos muy
amigos.
Yo me incliné hacia adelante, lo miré directamente a los
ojos y le dije:
—Dime, amigo mío, ¿quién crees que te empujó hacia el
acantilado?
El joven se quedó mudo.
—Dios no es Superman. Superman espera que caigas a un
precipicio para salir volando, en el último instante, y salvarte.
En cambio, Dios controla todo lo que ocurre en tu vida, tanto
los problemas como las soluciones. Primero envía un camión
para forzarte a caer por el precipicio y luego te salva. La pre-
gunta que debes formularte es: ¿por qué Dios te arrojaría de
un precipicio y luego te atraparía? Claramente, quiere llamar
tu atención. ¿Qué es lo que quiere enseñarte? ¡Debes trabajar
en tu relación con Dios yendo a una Ieshivá!

Una señal de amor

Cuando Hashem envía un mensaje para llamar nuestra


atención, eso es una expresión de su amor e interés, incluso si
la llamada de atención incluye un poco de dolor.
Imagina que estás manejando tu auto y de repente un niño
de siete años salta a la calle persiguiendo su pelota. Clavas los

Bejukotai: Escuchar los mensajes de Dios / 187


frenos y lo esquivas por poco. Luego, bajas la ventana y le gri-
tas al niño: “Hey, ¡ten cuidado! ¡Casi te atropello!”. Estás a pun-
to de continuar viajando cuando ves que un hombre persigue
al niño y lo arroja al piso. El hombre le grita al niño: “¿Estás
loco? ¡Casi te matas!”, y luego le da un coscorrón.
¿Quién es el hombre que persiguió al niño y no se satisfizo
con retarlo verbalmente?
Es su padre. Ama tanto a su hijo que no se detendrá hasta
asegurarse que entendió el mensaje de no volver a correr hacia
la calle, incluso si para lograrlo debe darle un coscorrón. Es
una señal de amor e interés, no de abandono.
Hashem es nuestro Padre Celestial y dado que nos ama
profundamente, no renuncia a nosotros. De ser necesario, con-
tinuará enviando llamadas de advertencia. Y, si lo hace, debe-
mos recordar que es una señal de Su amor.

Entender el mensaje

Para escuchar correctamente el mensaje de Hashem, pri-


mero debemos conectarnos con la realidad de Su amor por no-
sotros y reconocer que Su mensaje es para nuestro bien. Si la
relación con Hashem está impregnada de desconfianza y eno-
jo, Su mensaje se distorsionará al atravesar esa lente subjetiva,
porque el contexto emocional de una relación determina am-
pliamente cómo interpretamos las interacciones.
Por ejemplo, Rajel estudió durante cuatro años para su
maestría. Esta noche es la graduación y ella le dijo a Marcos,
su esposo:
—Nos encontremos allí a las 8:00 p.m. Por favor, no llegues
tarde.
—No te preocupes. Llegaré a tiempo —la tranquiliza él.
—¿Lo prometes?
—Prometido.
Son las ocho y Marcos aún no ha llegado. Rajel comienza a
agitarse. Ocho y diez y sigue sin llegar, ahora ya está enojada. A
las 8:30 no puede creer que la haya decepcionado otra vez. Se
siente herida y rechazada.

188 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Veamos ahora lo que ocurre con otra pareja, Sara y David.
Sara también se gradúa esa noche y le pide a David que esté allí
a las ocho y que trate de no llegar tarde.
—Es una noche tan importante —dice él—. ¡No quiero per-
derme ni un minuto!
Son las ocho y no llegó. ¿Qué piensa Sara? Quizás está va-
rado en el tránsito. Ocho y diez… ella comienza a preocuparse.
Quizás ocurrió algo. A las 8:30 sale del auditorio en pánico y
comienza a llamar a los hospitales locales.
La misma situación, dos reacciones muy diferentes. Cuan-
do la relación es de resentimiento y desconfianza, la acción es
interpretada bajo ese lente negativo. Cuando la relación es de
amor y confianza, esa misma acción es vista bajo una luz com-
pletamente diferente.
Si no tenemos consciencia del amor inquebrantable de
Hashem, necesariamente malinterpretaremos Su mensaje. Por
lo tanto, el desafío inicial es asegurar que nuestra relación con
Él está arraigada en la confianza y el amor.
Hashem no estalla con furia, infligiendo dolor por Su pro-
pia frustración e incapacidad para controlar Sus impulsos. No
es un padre disfuncional. Todo lo que hace emana de Su amor,
que es inconmensurable e inagotable, mayor que todo el amor
en el mundo. Como dice la Torá: “Como un padre castiga a su
hijo, Hashem, tu Dios, te castiga a ti” (Devarim 8:5).
¿Cómo logramos conectarnos con el amor que Dios tiene
por nosotros y ponemos nuestra relación con Él bajo una luz
positiva? La respuesta es: construyendo gratitud.

Gratitud

Los actos de bondad construyen amor y confianza en una


relación. Pero para que los lazos de amor se fortalezcan, los ac-
tos de bondad deben ser reconocidos y valorados. Si la bondad
se da por descontada y el receptor no se siente agradecido, no
tiene lugar ningún depósito emocional y las dos partes perde-
rán la oportunidad de acercarse.
Todos somos receptores de una increíble abundancia de

Bejukotai: Escuchar los mensajes de Dios / 189


regalos de Dios: nuestra vida, nuestra vista, nuestras piernas,
nuestros hijos, nuestra ropa, nuestros hogares, nuestra comi-
da, cada respiro que damos… es una lista infinita. El problema
es que, a menudo, damos por obvias esas innumerables ben-
diciones de Dios y olvidamos que somos receptores de todos
esos valiosos regalos. Para sentir Su amor por nosotros, debe-
mos realizar una pausa consciente y apreciar las demostracio-
nes infinitas y constantes de ese amor. Al reconocer Su partici-
pación permanente en nuestra vida, tanto en el pasado como
en el presente, podemos construir un contexto de amor para
nuestra relación con Dios.
Este fue uno de los mensajes principales de Dios al pueblo
judío cuando se presentó en el Monte Sinaí. “Yo soy Hashem,
tu Dios, quien te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de servi-
dumbre” (Shemot 20:2).
Dios podría haberse presentado diciendo: “Yo soy Hashem,
tu Dios, quien creó los cielos y la tierra”. ¿Qué puede ser más
impresionante que eso? Pero Dios no estaba interesado en jac-
tarse de Su poder. Él quería mostrarle a Su pueblo que estaba
para ellos, con compromiso, interés y amor. “Sí, soy Yo, tu Dios,
quien dio vuelta la naturaleza para liberar a cada uno de uste-
des, Quien los salvó y los liberó de la esclavitud y los eligió para
que sean Mi pueblo”.
El siguiente ejercicio puede ayudarte a valorar el rol activo
y afectuoso de Dios en tu vida personal. Si te tomas el tiempo
para hacerlo, transformará tu relación con Él.
Escribe 50 bendiciones que tienes en tu vida (por ejemplo,
tu sentido del olfato, tu pareja, tu salud…).
Ahora escribe 50 más (tu café de la mañana, la sonrisa de
tu hijo, tu auto…).
Cada día, escribe una nueva bendición que hayas recibido
en tu vida. Hazlo durante un mes. En Shabat, pídeles a tu fami-
lia y a tus invitados que compartan una cosa por la cual están
agradecidos.
Al reforzar tus músculos de gratitud, comenzarás a recono-
cer y valorar el amor infinito de Hashem, lo cual es el requisito
esencial para entender los mensajes que te envía.

190 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


S ‫ספר במדבר‬
efer Bamidbar
Al crear primero el Mishkán y colocarlo
al centro del pueblo judío, Hashem nos
otorgó un recordatorio para que no nos
distrajéramos por los puestos y el prestigio
de los demás, sino que nos concentráramos
en lo realmente importante:

P
nuestra relación con Él.

‫פרשת במדבר‬
arashat Bamidbar:
Conoce tu lugar

L
a parashá de esta semana describe la jerarquía den-
tro del pueblo judío y la formación en la que viaja-
ron. Identifica a los nesiim, los líderes de cada shevet
(tribu), y luego describe cómo los doce shevatim se dividían
en cuatro campamentos diferentes, de tres tribus cada uno,
una de las cuales lideraba el campamento. Finalmente, se les
asignan a los hijos de Levi sus responsabilidades específicas
respecto al Mishkán (Tabernáculo) y a sus utensilios, así como
su lugar en el campamento rodeando el Ohel Moed, la Tienda
del Encuentro.
El pueblo judío había estado en el desierto durante más de
un año. ¿Por qué Dios esperó que el Mishkán estuviera cons-
truido para delinear la estructura y la jerarquía del pueblo ju-
dío?
Al asignar una posición de liderazgo y prestigio a un indi-
viduo o a una tribu, corres el riesgo de menospreciar a los que
no son elegidos. Rav Iaakov Kaminetsky explica que Dios dio
instrucciones sobre la jerarquía del pueblo judío recién des-

Bamidbar: Conoce tu lugar / 193


pués de que el Mishkán estuviera construido para mitigar los
potenciales riesgos (Emet LeIaakov, Parashat Bamidbar). El
Mishkán, que le proporcionó al pueblo judío la oportunidad de
sentir la Presencia palpable de Hashem, era el antídoto para
los celos y el resentimiento que a menudo surgen a causa de
las jerarquías organizacionales.
La verdadera medida de una persona no es su posición, su
poder o su título, sino la cercanía a Hashem que consiguió gra-
cias a sus decisiones. Puedes ser el rey de Israel, el hombre más
poderoso de la nación, y ser completamente malvado, como Ie-
roboam ben Nevat. Por otro lado, puedes ocupar la humilde
posición de leñador, como Hilel Hazakén, y ser uno de los más
grandes sabios de la historia
L judía. El deseo de cada per-
a verdadera medida de sona de crecer en su relación
una persona no es su posi- con Dios depende completa-
ción, su poder o su título, mente de ella, sin que nada
sino la cercanía a Hashem ni nadie pueda impedirlo.
que consiguió gracias a
Ninguna posición, jerarquía o
sus decisiones.
falta de poder puede impedir
tu crecimiento espiritual.
Al crear primero el Mishkán y colocarlo al centro del pue-
blo judío, Hashem nos otorgó un recordatorio para que no nos
distrajéramos por los puestos y el prestigio de los demás, sino
que nos concentráramos en lo realmente importante: nuestra
relación con Él. En este aspecto todos somos iguales. Una vez
que lo entendemos, Hashem puede implementar una jerarquía
de posiciones sin herir la autoestima de nadie.

Las generaciones y sus líderes

Que todos estemos igualmente obligados a acercarnos a


Dios no elimina la necesidad de un liderazgo fuerte y clara-
mente definido, aceptado por todos.
Durante toda la historia judía, cada generación tuvo sus lí-
deres. Muchos fueron excepcionales y llevaron al pueblo judío
a grandes alturas, mientras que otros causaron un daño enor-

194 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


me, descarrilándolo. Los líderes no son infalibles pero son ne-
cesarios, y cada generación debe designar un líder, a pesar del
riesgo inherente de que una persona de bajo calibre asuma el
mando. Como explica el Séfer Hajinuj (Mitzvá 71), la alternati-
va —no tener un líder— sería mucho peor.

“Es imposible que una comunidad de personas exista y


funcione sin designar a uno de ellos como líder sobre los
demás, para obedecer sus órdenes e implementar sus de-
cretos. Porque las personas están divididas unas de otras
en sus opiniones, y nadie concordará con la opinión de otro
para hacer algo en particular. El resultado será una paráli-
sis absoluta y la muerte de todas las actividades. Por esta
razón, es necesario aceptar la opinión de uno de ellos, sea
buena o mala, para que puedan ocuparse con éxito de la
construcción del mundo. A veces resultará un gran bene-
ficio de su consejo, y en ocasiones será lo contrario, pero
igual eso es mejor que la disensión, lo que causa una pará-
lisis absoluta”.

Conoce tu lugar

La formación del pueblo judío definió el lugar de cada uno


durante la travesía por el desierto. Nadie tuvo que adivinar a
dónde pertenecía.
Hamakir et mekomó, conocer tu lugar, es uno de los cua-
renta y ocho caminos para adquirir la Torá (Pirkei Avot 6:6).
Para hacerlo debes comenzar entendiendo tu forma de ser: tus
rasgos, talentos, capacidades y conocimiento únicos, así como
tus debilidades y los límites de tu conocimiento. Tener este
entendimiento de ti mismo, te ayuda a determinar cuándo es
apropiado que hables o que actúes y cuándo es apropiado que
permanezcas en silencio o dejes que los demás asuman el lide-
razgo.
Para responder a las situaciones correctamente, debes
conocer tu lugar. Permanecer al margen cuando eres la per-
sona más apta para estar a cargo, crea un vacío de liderazgo

Bamidbar: Conoce tu lugar / 195


que daña a la nación. Por otro lado, entrar al ruedo cuando hay
otras personas más calificadas que ya asumieron la responsa-
bilidad es egocéntrico y puede causar estragos. Por ejemplo,
en la actualidad internet desató una ola de autodenominados
“expertos” y “eruditos” ofreciendo consejos erróneos y cues-
tionables sobre todo tema imaginable, particularmente cuan-
do se trata de Israel y del pueblo judío.
El rasgo de reconocer tu lugar es fundamental para el lide-
razgo judío. Cuando Moshé vio al egipcio golpeando al traba-
jador judío, la Torá nos dice que “giró su cabeza hacia un lado
y al otro y vio que no había ningún hombre, por lo que golpeó
al egipcio y lo ocultó en la arena” (Shemot 2:12). Al día siguien-
te, Datán y Aviram le dijeron
U a Moshé: “¿Quién te designó
n líder que siempre como dignatario, legislador y
necesita estar en la “pri- juez sobre nosotros? ¿Tienes
mera plana” está motiva- la intención de asesinarnos
do por su ego, no por la como asesinaste al egipcio?”.
causa.
Obviamente había gente que
vio cuando Moshé mató al
egipcio. ¿A qué se refiere, entonces, el versículo cuando dice
que él miró a ambos lados y vio que no había ningún hombre?
La respuesta es que antes de actuar, Moshé evaluó si había
otra persona dispuesta a intervenir y que fuera más capaz que
él para responder ante el comportamiento atroz del egipcio.
Recién después de determinar que no había nadie más capaz
que él para asumir la responsabilidad, actuó.
Un líder verdadero no sube al escenario para obtener fama
y atención. Asume la responsabilidad cuando hay una necesi-
dad clara y definida, pero está completamente dispuesto a dar
un paso al costado cuando la situación así lo requiere. Un líder
que siempre necesita estar en la “primera plana” está motiva-
do por su ego, no por la causa. En contraste, una persona que
conoce su lugar actúa cuando es apropiado hacerlo y deja que
los demás lideren cuando eso es lo mejor para el pueblo judío. 

196 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


La persona que fue testigo de la terrible
muerte de una sotá debe convertir esas

P
lecciones aprendidas en actos.

‫פרשת נשא‬
arashat Nasó:
Poner en acción la sabiduría

E
n la parashá de esta semana encontramos el episodio
de la sotá, la mujer cuyo marido sospecha que come-
tió adulterio. Ella es llevada al Beit HaMikdash y le
dan a elegir entre dos opciones: admitir su culpa o beber las
“aguas amargas”, que sirven como una prueba milagrosa. Si es
culpable, muere en el momento, y si es inocente, puede volver
con su marido.
Inmediatamente a continuación sigue la sección sobre el
nazir, quien hace un voto de abstinencia que le prohíbe beber
vino o estar en contacto con los muertos durante un período
específico de tiempo. Nuestros Sabios explican que las leyes
del nazir están yuxtapuestas con las de la sotá porque quien ve
una sotá en su estado de degradación, y entiende lo que pueden
causar la frivolidad y el vino, debería efectuar de inmediato un
voto de abstinencia y prohibirse a sí mismo el vino (Sotá 2a).
¿Acaso quien observa la dura experiencia de la sotá no de-
bería ser la última persona que necesita volverse nazir? Él vio
las horrendas consecuencias del abuso del vino y no quiere
caer en lo mismo. ¿Por qué entonces la Torá enseña que, espe-
cíficamente, quien vio a la sotá debería volverse nazir?
La Mishná dice: “Todo aquél cuyas buenas acciones superan
a su sabiduría, su sabiduría perdurará” (Avot 3:12). Esto signi-

Nasó: Poner en acción la sabiduría / 197


fica que si una persona lleva a la acción todo lo que entiende,
su sabiduría perdurará. Pero si comprende algo y no lo pone
en práctica, su sabiduría des-
S aparecerá. Como continúa
i la persona no tradu- diciendo la Mishná: “Todo
ce lo que acaba de com- aquél cuya sabiduría supera
prender en una acción a sus buenas acciones, su sa-
concreta, la inspiración biduría no perdurará”.
se desvanece y olvida la
Si aprendes algo y no ac-
enseñanza, quedando
túas en base a ello, pierdes
susceptible a los peligros
esa enseñanza. Esa es la na-
de la intoxicación y el es-
turaleza de la condición hu-
capismo.
mana. Por lo tanto, la perso-
na que ve la degradación de
la sotá debe reaccionar de inmediato, debe hacer algo que la
fortalezca en contra de una transgresión similar. Esa es la única
manera que tiene para aferrarse a su claridad. En cambio, si no
traduce lo que acaba de comprender en una acción concreta,
la inspiración se desvanece y olvida la enseñanza, quedando
susceptible a los peligros de la intoxicación y el escapismo.

Una generación de ingratos

Una de las áreas más problemáticas en donde el hecho de


no actuar lleva a la negación, es la gratitud. Cuando comencé
mi primera Ieshivá, Rav Itzjak Hutner, mi Rosh Ieshivá en la
Ieshivá Jaim Berlín, me dio un consejo sorprendente. Él me
dijo: no esperes que tus talmidim (alumnos) tengan algo de
hakarat hatov. No es la mentalidad de esta generación.
Quedé desconcertado, pero no me llevó mucho tiempo
descubrir que, por supuesto, Rav Hutner tenía razón. En la ac-
tualidad, los jóvenes ni siquiera piensan que les deben algo a
sus padres. “¿Qué les debo a mis padres?”, dicen. “¿Acaso yo
les pedí nacer?”. Esta falta de gratitud se debe a que no actúan
teniendo conciencia de que en realidad sí están en deuda con
sus padres. Esto a su vez lleva a la perversa situación de que
los hijos se sienten traicionados por sus padres si no reciben

198 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


lo que desean. “¿Por qué no puedo llevarme el auto? ¡Tú no lo
estás usando!”.
En generaciones previas, incluso los no judíos entendían el
principio básico de la Torá de honrar a los padres. Los padres
no te debían nada, tú estabas en deuda con ellos. Más allá de lo
que te hayan hecho, te dieron el regalo de la vida y te trajeron a
este mundo. No esperes nada de ellos, porque tú estás en deu-
da con ellos.
Recuerdo que cuando era niño dos hermanos dejaron de
hablarse porque uno de ellos convenció a su anciano padre
para que se mudara con él, en lugar de compartir la carga con
su hermano y que el padre pasara una semana con cada uno. El
hermano estaba enojado por perder la oportunidad de cuidar a
su padre. En la actualidad, los hermanos se pelearían para evi-
tar visitar a su padre en un asilo de ancianos. “¡Te toca visitarlo
a ti! Yo no puedo ir”. Eso es lo que pasa cuando no llevamos a la
práctica la gratitud que deberíamos sentir hacia nuestros pa-
dres. Rápidamente olvidamos que les debemos algo y comen-
zamos a pensar en lo mucho que ellos nos deben a nosotros.

Tomarlo en serio

En contraste, quiero contarles una historia sobre un hom-


bre especial que tomó en serio lo que entendió y cambió su
vida por completo. Era un hombre joven y atlético cuando le
dispararon en una universidad en Chicago y quedó cuadripléji-
co. Me dijo que cuando estaba acostado en la cama del hospital
y entendió que jamás podría volver a mover sus brazos y sus
piernas, lo que pensó fue: ¿De qué se trata la vida? ¿Vale la pena
vivir? Si no puedes mover tus piernas ni tus brazos, si no puedes
ir a ningún lado, si no puedes hacer deportes, ¿qué sentido tiene
estar vivo?
Pasó una hora entera analizando estas preguntas y pensan-
do en lo que significa un logro. ¿Cómo puedo hacer una dife-
rencia en mi vida? Nunca voy a correr un kilómetro, nunca voy
a poder alimentarme a mí mismo. ¿De qué se trata la vida? ¿De
alcanzar sabiduría y entendimiento? ¿Qué hay que entender?

Nasó: Poner en acción la sabiduría / 199


Estaba fascinado con estas preguntas y pasó la hora si-
guiente pensando en el sentido de la vida. Luego, de repente,
tuvo una revelación. Si nunca hubiese recibido un disparo y no
me hubiera visto obligado a enfrentar estas preguntas, nunca
me habría detenido a pensar en el objetivo de mi existencia. Es-
tuve corriendo demasiado rápido, sin ir a ningún lado. Con gran
determinación, decidió investigar el verdadero significado de
la vida.
Entonces comenzó a pensar qué buscan los seres humanos.
¿Qué quiero? ¿Quién soy? ¿Cuáles son los placeres genuinos que
la vida tiene para ofrecer? ¿Cómo puede un ser humano estar
sumamente preocupado con ganar dinero, o saltar de un placer
sensorial a otro, o estar consumido por lo que la gente piensa
de él e ignorar su propia búsqueda de significado? Me dijo que
entonces entendió lo insensatos que podemos ser.
Luego tuvo otra revelación. ¿Cuál es una tragedia mayor, no
poder mover tus manos y tus piernas durante cincuenta años, o
pasar setenta años deambulando y conquistando el mundo, ig-
norando el significado de la vida? ¿Cuál es una tragedia mayor,
vivir setenta años poseyendo todas tus facultades sin saber el
significado de la vida, o ser un cuadripléjico que sabe lo que hace
que la vida tenga sentido?
Me dijo que la respuesta fue inmediatamente obvia: qué
gran tragedia es pasar la vida sin saber el propósito de tu vida.
Entonces dijo: “Sabes qué, es bueno haber recibido el dis-
paro”. No le agradeció a Dios en ese momento, porque aún no
sabía que hay un Dios. Pero entendió que era bueno estar vivo,
incluso si no puedes mover tus brazos y tus piernas. Entendió
que la vida es valiosa y significativa. Y pasó el resto de su vida
en búsqueda del significado, llegando eventualmente a ser un
judío observante, sumergiéndose en el estudio de la Torá y ha-
ciendo un kidush Hashem increíble. Todo porque actuó en base
a su entendimiento.
La persona que fue testigo de la terrible muerte de una sotá
debe convertir esas lecciones aprendidas en actos. Tiene que
hacer algo, cambiar algo; de lo contrario habrá desperdiciado
una maravillosa oportunidad. Nada cambia si nada cambias.

200 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Si no valoramos el bien que Hashem nos
ha dado con tanto amor, probablemente
responderemos con quejas y negatividad,
concluyendo erróneamente que

P
Dios nos ha abandonado.

‫פרשת בהעלותך‬
arashat Behaalotjá:
Quejas

¡Q uejas, quejas y más quejas! La parashá de esta se-


mana está llena de desconcertantes quejas.

El pueblo comenzó a quejarse,


lo cual fue malo en los oídos de Hashem… La multitud
mezclada que estaba entre ellos sintió ansias, y los Hijos de
Israel lloraron una vez más junto a ellos y dijeron: “¿Quién
nos dará carne para comer? Recordamos el pescado que co-
míamos gratis en Egipto; los pepinos, las sandías, los puerros,
las cebollas y el ajo. Pero ahora nuestra vida está reseca, no
hay nada; no tenemos nada que esperar fuera de maná”
(Bamidbar 11:1, 4-6).

El erev rav, la multitud mezclada, tenía un fuerte antojo y


lloró. El pueblo judío también clamó por carne y recordó el
pescado que comía gratis durante su esclavitud en Egipto, así
como los pepinos, las sandías, las cebollas y el ajo. Rashi, citan-
do al Sifrí, explica que mencionaron esos alimentos en particu-
lar porque el maná tenía el sabor de todo lo que ellos quisieran

Behaalotjá: Quejas / 201


salvo de estas cosas, que son perjudiciales para las mujeres
que amamantan.
¿Qué pasó? ¿El pueblo judío se queja por escasez de carne?
¿Anhelan el pescado? ¿Extrañan el sabor de los pepinos? ¿Por
eso que se están quejando? Recuerda, estamos hablando del
Dor Deá, la generación que veía el pilar de fuego en la noche y
las Nubes de Gloria durante el día. Vivían con milagros y oye-
ron a Dios hablar en el Monte Sinaí. ¿Y ahora preguntan: “en
dónde está el ajo”?
¿Cómo podemos entender esto? Los adultos no lloran por-
que les falta carne, ¡en especial cuando son profetas de Dios!
Debemos examinar el significado de su queja, porque de forma
simple no se puede entender.

La mayor tragedia

En definitiva hay sólo hay una tragedia por la que llora la


gente grandiosa: por estar lejos de Dios. Para la generación que
recibió la Torá directamente de Dios, lo único que importaba
era estar cerca de Él. Un vacío en este aspecto era realmente
una tragedia.
El pueblo judío no se quejó simplemente por no tener pes-
cado; fue una reacción ante lo que la falta de pescado implica-
ba respecto a su relación con
E Dios. Creyeron que esa falta
n definitiva hay sólo significaba que Dios se ha-
hay una tragedia por la
bía alejado de ellos. Incluso
que llora la gente gran-
cuando estaban esclavizados
diosa: por estar lejos de
en Egipto, Hashem había he-
Dios.
cho que tuvieran abundancia
de pescado en el Nilo. Tam-
bién habían comido pepinos y sandía en Egipto; pero ahora
todas esas cosas les faltaban. Eso los llevó a pensar: “Si Has-
hem realmente estuviera cerca de nosotros, entonces nos daría
todo lo que necesitamos. ¡Esta carencia debe significar que nos
hemos alejado de Él!”.
La tragedia fue que pensaran que ya no estaban tan cerca

202 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


de Dios como antes. Eso era algo por lo que valía la pena llorar.
De hecho, es la razón más importante por la que se debe llorar.
Si su llanto estaba justificado, ¿en qué se equivocaron? Ras-
hi (11:7) explica: “Los israelitas dijeron: ‘No tenemos nada que
esperar fuera de maná’. Pero el Santo, bendito Sea, escribió en
la Torá: ‘El maná era como semilla de coriandro…’ Como di-
ciendo: ‘Vean todos los habitantes del mundo de qué se quejan
Mis hijos. ¡El maná es excelente en tantos aspectos!’. Más aún,
hubo una razón por la cual el maná no podía saber a esos ali-
mentos que carecían: ellos son nocivos para las mujeres que
amamantan” (Rashi 7:5). Bnei Israel se equivocaron por no vi-
vir creyendo que kol deavid Rajmana letav avid - todo lo que
Hashem hace es para nuestro bien (Brajot 60b). Sí, había de-
ficiencias, pero tenían una razón. El error del pueblo judío fue
interpretar que las deficiencias se debían al abandono de Dios,
en lugar de verlas como algo que un padre amoroso hace para
alentar a sus hijos a crecer.
La raíz de su error fue la falta de hakarat hatov (aprecia-
ción) por todo el bien que Dios les había dado. La Shejiná los
abrazaba y estaban rodeados por milagros: Nubes de Gloria,
agua que brotaba de una piedra, maná todas las mañanas con
sabor a lo que ellos quisieran. Si bien encontraron una buena
razón para creer que Dios se había alejado de ellos, si hubieran
sido lo suficientemente agradecidos por todos Sus regalos, no
se habrían quejado. Hubiesen entendido que el maná era exac-
tamente lo que necesitaban: les estaba enseñando una lección
sobre bitajón, los estaba entrenando para confiar en que Has-
hem les proveería su sustento diario. Hubiesen entendido que
todo lo que Hashem hacía era para ayudarlos a crecer, y que
una carencia no era una señal de rechazo.
Todos experimentamos alguna clase de deficiencia en nues-
tras vidas. La manera en que respondemos a nuestros desafíos
refleja nuestro sentido de gratitud. Si no valoramos el bien que
Hashem nos ha dado con tanto amor, probablemente respon-
deremos con quejas y negatividad, concluyendo erróneamente
que Dios nos ha abandonado. Pero si somos agradecidos por
todo lo que Dios hace por nosotros y como resultado sentimos

Behaalotjá: Quejas / 203


Su generoso amor, entonces tomaremos la carencia con calma
y prestaremos atención a lo que Dios nos quiere enseñar y a la
forma en que nos empuja para ayudarnos a crecer. Cuando re-
conocemos todo lo que Has-
C uando
hem ha hecho por nosotros,
reconocemos nuestras quejas se evaporan.
todo lo que Hashem ha
Al despertar por la maña-
hecho por nosotros, nues-
na es un momento perfecto
tras quejas se evaporan.
para trabajar en apreciar los
incesantes regalos de Dios.
Cuando digas Modé Ani, siente que estás en presencia de Dios
y siente Su amor. Él te da el regalo de otro día. Recuerda que
todo lo que Él hará hoy por ti será para tu propio bien. Dios
está aquí contigo, alentándote y llenándote de regalos. Así que
deja de quejarte y comienza a valorar. Escucha los mensajes
que Hashem te envía.

204 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Los espías pasaron de
ser tzadikim a ser malvados
de un momento a otro; no
hubo tiempo para que nada
los hiciera caer con tal
precipitación. ¿Qué fue lo
que cambió?

P arashat Shelaj:
Cómo caen los poderosos
‫פרשת שלח‬

L
a parashá de esta semana relata el fatídico episodio
de los doce espías que fueron enviados a observar la
Tierra de Israel.

“Shelaj lejá anashim… Envía, por ti, hombres…”


(Bamidbar 13:2).

Hashem le dice a Moshé que los envíe “por ti”, no para Mí. Yo
ya les dije que es una tierra buena; no hacen falta espías. Pero
si eso es lo que tú quieres, no voy a detenerte. No les quitaré
la independencia. Pero asegúrate de elegir anashim (que Rashi
nos dice que significa hombres distinguidos, líderes rectos). Es
una misión peligrosa, asegúrate de enviar a los mejores.
La Torá dice: “Moshé los envió… según la palabra de Has-
hem; eran todos hombres distinguidos, líderes de los Hijos de
Israel” (Ibíd. 13:3). ¿Qué significa “según la palabra de Has-

Shelaj: Cómo caen los poderosos / 205


hem”? El Midrash (Bamidbar Rabá 16:5) explica que Moshé no
confió en su propio juicio para elegirlos, sino que le consultó a
Hashem sobre cada uno de ellos: “¿Es apropiado para la tarea?
¿Es el líder más fuerte de esta tribu?”. Y Hashem dio su aproba-
ción para cada hombre elegido, atestiguando que eran culam
anashim, que todos eran hombres distinguidos.
Entonces Moshé envió doce de los hombres más grandio-
sos del pueblo judío para que espíen la tierra. ¡Era el equipo
soñado! Sin embargo, por alguna razón, a Moshé le preocupaba
que ocurriera algo espantoso.
El temor que sentía Moshé lo llevó a cambiarle el nombre a
su devoto estudiante: “Y Moshé llamó a Hoshea el hijo de Nun,
Iehoshúa” (Ibíd. 13:16), agregándole una iud a modo de ple-
garia: “Que Dios te salve del consejo malvado de los espías”. A
Moshé le preocupaba que Iehoshúa, el futuro líder del pueblo
judío, el que los guiaría hacia la tierra de Canaán y lucharía du-
ras batallas en contra de los treinta y un reyes, fuera convenci-
do y se transformara en un traidor. ¿Por qué Moshé estaba tan
preocupado?
Moshé no era el único que entendía los peligros de esa mi-
sión. El Talmud (Sotá 34b) nos dice que Calev ben Iefuné sólo
logró resistir la tentación de unirse a los otros espías porque
fue a rezar a la tumba de los patriarcas en Jevrón para ser pro-
tegido de su malvado consejo. ¿Por qué un gran tzadik como
Calev sintió que corría tanto peligro que necesitaba que Dios
lo salvara?
Quizás el aspecto más inexplicable de esta saga sea la velo-
cidad con la que este selecto e ilustre grupo pasó de ser líderes
rectos a ser mentirosos desleales que trajeron un reporte mal-
vado que desmoralizó a toda la nación. El pasuk dice: “Fueron y
vinieron” (Ibíd. 13:26). El pasuk anterior ya dijo que volvieron;
¿para qué dice la Torá que “fueron”? Rashi pregunta: “¿Qué nos
enseña que “fueron”? Que debemos comparar su partida a su
llegada. Así como su llegada fue con mala intención, así tam-
bién fue su partida”. Los diez espías se vieron infectados con
la mala intención desde el momento en que salieron, mucho
antes de entrar a la Tierra y comenzar su misión.

206 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


¿Cómo puede ser? Hashem mismo dio testimonio de que
cada uno de los espías era un líder recto y distinguido. Sin em-
bargo, apenas salieron, ya tenían la espantosa intención de so-
cavar el plan de Hashem, evitando que esa generación entrara
a la Tierra de Israel y sembrando las semillas de todas las cala-
midades futuras, que culminaron con la destrucción de nues-
tros dos Templos en Tishá Beav (Taanit 29a). De un momento
a otro los espías pasaron de ser tzadikim a ser malvados; no
hubo tiempo para que nada los hiciera caer con tal precipita-
ción. ¿Qué fue lo que cambió?

Enfrentar a la nación

Lo único que cambió es que ahora estaban yendo a la Tierra


de Israel con la responsabilidad de informar al pueblo judío.
Tendrían que dirigirse a una nación temerosa que esperaba
ansiosamente el informe. Un momento antes eran tzadikim;
ahora tenían que enfrentar a su sociedad y decirle al pueblo
algo que no querían oír: “Amigos, tenemos que cumplir nuestra
misión e invadir la tierra de Canaán. Dios está con nosotros,
no hay nada que temer”. De repente, esos hombres valientes
y rectos se encontraron en la difícil situación de enfrentar al
pueblo y darle un informe que a la mayoría no le interesaba oír.
El pueblo no quería que lo tranquilizaran, quería la confirma-
ción de sus temores.
Desde el comienzo mis-
mo, la presión de traer un ¿Q uién quiere ser lla-
informe negativo afectó su- mado asesino? Es mucho
tilmente la objetividad de más fácil ponerse anteo-
diez de los doce espías y los jeras y ver la situación a
hizo decidir no arriesgar su través de la lente subje-
popularidad ni su estatura al tiva que tranquilizará al
intentar forzar una agenda pueblo.
contraria a lo que el pueblo
judío deseaba.
Todos somos criaturas sociales. Anhelamos aprobación y
validación. Preferimos no contradecir la corriente, no quedar

Shelaj: Cómo caen los poderosos / 207


vulnerables a críticas o ataques. Cuando Iehoshúa y Calev se
levantaron frente a la nación y les dijeron: “No tienen nada que
temer, ¡podemos ir!”, el pueblo los llamó asesinos y quiso ape-
drearlos. ¿Quién quiere ser llamado asesino? Es mucho más
fácil ponerse anteojeras y ver la situación a través de la lente
subjetiva que tranquilizará al pueblo.
La sociedad es una fuerza increíblemente poderosa. Si las
masas esperan que vuelvas con un informe que dice que no
tienen que entrar a la Tierra, entonces vienes con ese informe.
Ese tipo de presión social crea una corriente subterránea que
erosiona constantemente nuestro entendimiento de lo que es
cierto y bueno. Y es muy fácil verse atrapado por esa corriente.
Por ejemplo, sabemos que la corona de la Torá está dispo-
nible para todos los judíos, sin importar su nivel de inteligencia
(ver “Trumá: La corona de la Torá”). Como declara el Rambam
con gran autoridad: “Quienquiera que la desee puede venir y
tomarla” (Hiljot Talmud Torá 3:1). Dicen nuestros Sabios: “Si
dice que buscó y no encontró, no le creas… Si dice que buscó y
encontró, créele. Esto se refiere al área de entendimiento de la
Torá” (Meguilá 6b). Se nos garantiza que cualquiera que since-
ramente se esfuerce para entender la Torá, lo logrará. Es una
halajá, un hecho indiscutible.
No importa quién seas, si haces un esfuerzo genuino para
aprender y saber Torá, puedes obtener la corona de la Torá.
Hashem te ayudará, Él lo prometió.
Pero en el fondo de nuestros corazones, ¿realmente lo cree-
mos? La sociedad nos dice
S que sólo los talentosos pue-
e nos garantiza que den convertirse en grandes
cualquiera que sincera- talmidei jajamim, eruditos de
mente se esfuerce para Torá. Para el resto de noso-
entender la Torá, lo lo-
tros, no es algo realista.
grará. Pero en el fondo de
Pensamos así porque
nuestros corazones, ¿real-
nuestra sociedad nos trans-
mente lo creemos?
mite ese mensaje, acallando
la realidad que sólo es defini-
da por la Torá. Nos vemos atrapados por la corriente subte-

208 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


rránea y perdemos los soportes, lo que nos hace renunciar al
objetivo.
Al comprender lo peligrosa que podía ser la presión social,
Moshé rezó por Iehoshúa. Calev también reconoció ese peligro,
por lo que le pidió a Hashem la fortaleza para resistir la pre-
sión y poder enfrentar al pueblo y decirles que estaban equi-
vocados.

Reconoce el peligro

El Rambam dice: “Es natural que el carácter y las acciones


de un hombre se vean influenciados por sus amigos y conoci-
dos, y que él siga las normas locales de comportamiento” (Hil-
jot Deot 6:1).
Esto es una realidad con la que todos luchamos. Es difícil
aferrarte a tu cordura y hacer frente a la sociedad.
El primer paso para ganar la batalla es reconocer la gran
influencia que tiene la socie-
dad. Si no valoras la necesi-
dad de luchar, no tienes po- S ería extremadamente
difícil que alguien pueda
sibilidades de resistirte a la
corriente. convencerte de que tienes
Luego tienes que esfor- seis dedos. Debes alcan-
zarte para lograr claridad, zar ese nivel de claridad
para saber lo que es cierto y
también respecto a tus
convicciones fundamen-
lo que es falso con la misma
tales.
claridad que sabes que tienes
cinco dedos en cada mano.
Sería extremadamente difícil que alguien pueda convencerte
de que tienes seis dedos. Debes alcanzar ese nivel de claridad
también respecto a tus convicciones fundamentales.
Por último, aprovecha el poder de la presión social y cana-
lízalo para bien. Como continúa diciendo el Rambam: “Por lo
tanto, uno debería asociarse con los rectos y estar constante-
mente en compañía de los sabios, para aprender de sus accio-
nes. Por otro lado, uno debería mantenerse alejado de los mal-
vados que caminan por la oscuridad, para no aprender de sus

Shelaj: Cómo caen los poderosos / 209


acciones”. El mundo está loco. Rodéate de personas ejemplares
y de una comunidad que represente los valores de la Torá.

210 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Si deseas resolver una
diferencia de opinión y mostrarle
a la gente que está equivocada,
no los desafíes. Hacerlo sólo

P
encenderá sus egos.

‫פרשת קרח‬
arashat Kóraj:
Llegar a la verdad
“Toda controversia entablada en nombre del Cielo logrará
resultados positivos y duraderos, pero toda controversia que
no es en nombre del Cielo no tendrá resultados positivos ni
duraderos. ¿Qué clase de controversia fue en nombre del Cie-
lo? La disputa entre Hilel y Shamai. ¿Qué controversia no fue
en nombre del Cielo? La disputa de Kóraj y sus seguidores”
(Avot 5:20).

E
ra de esperar que la Mishná dijera: “la disputa en-
tre Kóraj y Moshé”, para traer un ejemplo paralelo a
“la disputa entre Hilel y Shamai”. ¿Por qué la Mishná
omite a Moshé, el contrincante de Kóraj?
Esta omisión nos enseña el significado de la controversia
sheló leshem Shamaim, que no es en nombre del Cielo. La dis-
cusión entre Hilel y Shamai fue en nombre del Cielo porque
su único interés era descubrir la verdad, cualquiera que fuera.
Ambos entendían que el mejor camino para descubrir la ver-
dad es respetar al otro lado, escuchar su opinión y luego arri-
bar juntos a la conclusión. “Vengan y razonemos juntos, dice
Hashem” (Ieshaiá 1:18). Cuando las personas de buena volun-

Kóraj: Llegar a la verdad / 211


tad razonan juntas, dejando de lado su ego en su búsqueda por
arribar a la verdad, llegan a
K óraj y sus seguidores
un entendimiento en común.
Kóraj y sus seguidores
no estaban interesados no estaban interesados en la
en la verdad, sino en im- verdad, sino en imponer sus
poner sus intereses per-
intereses personales y ganar
sonales y ganar la contro-
la controversia. Para ellos, el
versia. Para ellos, el otro
lado de la discusión era otro lado de la discusión era
irrelevante. irrelevante, por lo que no es-
taban abiertos a escuchar un
punto de vista diferente. Po-
demos decir que, en esencia, no había otro lado y por esa razón
la Mishná no menciona a Moshé.

El poder de una flor

¿Cómo discutes con alguien que no está interesado en oír


tu lado? Veamos cómo se resolvió la rebelión de Kóraj, demos-
trando definitivamente qué posición era correcta.
Cuando Moshé mediante el diálogo no logró convencer a
Kóraj y a sus seguidores principales de que estaban equivoca-
dos, reunió a todo el pueblo y anunció la primera parte de su
prueba doble para determinar quién tenía razón: “Tomen para
ustedes incensarios, Kóraj y toda su asamblea, y pongan fuego
dentro de ellas, y sobre ellos pongan sahumerio ante Hashem
mañana. Y sucederá que el hombre a quien Hashem escoja, él
es el consagrado” (Bamidbar 16:6-7). Luego Moshé presentó
su reto final al anunciar audazmente la segunda parte de la
prueba, que eliminaría toda duda: “Si ellos mueren como mue-
ren todos los hombres, entonces no es Hashem quien me ha
enviado. Pero si Hashem crea un fenómeno, y la tierra abre su
boca y los traga a ellos y a todo lo que es suyo y ellos descien-
den vivos al inframundo, entonces sabrán que estos hombres
han provocado la ira de Hashem (Ibíd. 16:29, 30).
Apenas Moshé terminó de hablar, Hashem realizó un mila-
gro sin precedentes: la tierra abrió su boca y se tragó vivos a

212 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Kóraj y a su familia. Esto fue seguido por un fuego que bajó del
cielo y quemó a los 250 hombres. Uno pensaría que es una pre-
sentación muy convincente, pero la Torá nos dice lo contrario.
Al día siguiente, la nación se quejó ante Moshé y Aharón:
“¡Han matado al pueblo de Hashem!” (17:6). “¡Asesinos!”. El
pueblo no está convencido de la verdad respecto a la posición
de Moshé, y la furia de Hashem se desata, matando a 14 000 ju-
díos, hasta que Aharón hace expiación por el pueblo mediante
una ofrenda de incienso.
¿Qué fue lo que resolvió el conflicto y convenció finalmente
al pueblo judío de que Moshé estaba siguiendo las órdenes de
Hashem, y que no fue nepotismo elegir a su hermano Aharón
como el Cohén Gadol? La prueba final, ordenada por Hashem,
fue que cada tribu colocara en el Ohel Moed una vara con el
nombre de su líder. Al día siguiente, la vara de Aharón floreció.
Esto confirmó la rectitud del nombramiento de Aharón como
Cohén Gadol y satisfizo a la nación.
¿Cómo es posible que el
increíble milagro de que la
tierra se partiera y matara
C uando la gente es obje-
tiva y quiere saber la ver-
a Kóraj, seguido del milagro
dad, un poco de evidencia
del fuego Celestial que mató a
es convincente. Una vara
250 hombres, no convenciera que florece es suficiente.
al pueblo judío; pero que una
vara que floreció de la noche
a la mañana lograra hacerlo? ¿Por qué la demostración más po-
derosa de la veracidad de la posición de Moshé no los conven-
ció, mientras que el segundo milagro, uno mucho menor, fue
suficientemente convincente para resolver la situación?
En el primer momento, Moshé se enfrentó a Kóraj y a sus
seguidores, junto a la nación, y les dijo: “¡Están equivocados y
se los demostraré!”. Esta actitud puso al pueblo a la defensiva
e hizo que se aferraran a su posición. Más allá de lo poderoso
que haya sido el milagro, no estaban dispuestos a escuchar. La
situación se había convertido en una batalla de egos.
Si deseas resolver una diferencia de opinión y mostrarle a la
gente que está equivocada, no la desafíes. Hacerlo sólo encen-

Kóraj: Llegar a la verdad / 213


derá sus egos. En cambio, invítalos a razonar juntos y conside-
ra la evidencia sin tratar de demostrar que están equivocados.
Cuando la gente es objetiva y quiere saber la verdad, un poco
de evidencia es convincente. Una vara que florece es suficiente.
Después de esa prueba no sólo se resolvió la controversia,
sino que todos fueron a casa sintiéndose ganadores. El pasuk
dice: “Y Moshé trajo todas las varas de delante de Hashem a los
hijos de Israel, y vieron y cada hombre tomó su vara” (17:24).
Cada hombre se llevó su vara a casa, a pesar de que las de ellos
no florecieron, porque no les molestaba no haber sido elegi-
dos. De hecho, estaban orgullosos de ser parte del proceso que
estableció a Aharón como Cohén Gadol. No hubo perdedores;
cada vara era parte de un bien mayor y se convirtió en un va-
lioso tesoro que representó un momento que jamás olvidarían.

214 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Cuando la intención es diferente,
también los resultados son

P
radicalmente distintos.

‫פרשת חקת‬
arashat Jukat:
De acuerdo con el
objetivo y la intención
“Los hijos de Israel, toda la asamblea, llegaron al desierto de
Tzin… Miriam murió allí y fue enterrada allí. No hubo agua
para la asamblea, y se reunieron contra Moshé y Aharón”
(Bamidbar 20:1-2).

L
a yuxtaposición de la muerte de Miriam con la falta
de agua no es accidental. El Talmud explica que esto
nos enseña que los judíos recibieron agua durante los
cuarenta años en el desierto de un pozo milagroso que los si-
guió durante sus viajes, y que ese pozo existió gracias al mérito
de Miriam (Taanit 9a). Por lo tanto cuando ella murió, el mila-
gro cesó y el pozo se secó.
¿Qué hizo Miriam para merecer este gran milagro? El Zo-
har (Emor 103b) dice que la recompensa de Miriam fue porque
se paró junto al río para asegurarse que su hermano Moshé,
que había sido colocado en una canasta en el río, se salvaba.
“Su hermana se paró a lo lejos, para saber lo que sería de él”
(Shemot 2:4). En mérito de este acto, Hashem proveyó mila-
grosamente agua al pueblo judío durante cuarenta años en el
desierto.

Jukat: De acuerdo con el objetivo y la intención / 215


Miriam puede ser contrastada con otra mujer que vivió en
la misma época: Batia, la hija del faraón. De hecho, Batia fue
quien salvó a Moshé del Nilo. Ella vio la canasta entre los juncos
y, como describe Rashi, estiró su brazo, que milagrosamente se
volvió lo suficientemente largo como para alcanzar la canasta.
Luego crio a Moshé en el palacio del faraón como si hubiera
sido su propio hijo. Batia también tuvo el mérito de darle su
nombre a Moshé. El Midrash cuenta que Moshé tenía muchos
nombres: su padre Amram le dio un nombre, su madre Iojéved
le dio otro nombre (Shemot Rabá 40:4). Pero el nombre con el
que lo llama la Torá, el nombre que todos conocemos, es el que
le dio Batia: Moshé. Por cuanto que le salvó la vida, tuvo el mé-
rito de darle su nombre. Sin embargo esa recompensa parece
pequeña en comparación a la que recibió Miriam.
¿Quién hizo un acto más grandioso? ¿Miriam, que esperó
a la orilla del río, o Batia, que sacó a Moshé del agua y lo crió?
Claramente, salvar la vida de Moshé es un acto mucho más
grandioso y con consecuencias de mayor alcance que simple-
mente pararse a un costado y esperar ver cómo sería salvado.
Entonces, ¿por qué el acto de Miriam mereció una recompensa
muchísimo mayor?
La Torá nos enseña que la intención define el acto. Batia
vio un niño y lo salvó. No tenía idea cuál sería el destino de ese
niño, lo único que sabía es que estaba salvando a un niño judío
del río. Ese acto la convirtió en la madre adoptiva de Moshé y
por eso tuvo el mérito de darle su nombre.
Miriam era profetiza y sabía que Moshé estaba destinado
a ser el redentor que sacaría al pueblo judío de Egipto. Ella no
sólo estaba esperando junto al agua. El Talmud dice (Sotá 13a):
Miriam profetizó cuando era sólo hermana de Aharón y
dijo: “Mi madre está destinada a dar a luz al hijo que salvará
al pueblo judío”. Cuando nació Moshé y toda la casa se llenó de
luz, su padre Amram la besó en la cabeza. Le dijo: “Hija mía, tu
profecía se cumplió”. Pero cuando colocaron a Moshé en el rio,
el padre le dio una palmadita en la cabeza y le dijo: “Hija mía,
¿en dónde está tu profecía ahora?” Ese es el significado de lo
que está escrito: “Su hermana se paró a la distancia para saber

216 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


lo que sería de él”. Quería saber cuál sería el resultado de su
profecía.
Miriam no sólo estaba observando a un niño judío, estaba
esperando ver lo que le ocurriría al futuro líder del pueblo ju-
dío. Batia actuó por el bien de un niño, pero Miriam actuó para
asegurar la supervivencia de toda la nación. La intención de
Miriam transformó su acción en un acto más grandioso que el
de Batia, y esa es la razón por la que la nación recibió agua en
su mérito.

Transforma tus acciones

Debemos examinar la intención detrás de nuestras accio-


nes, porque nuestra intención define la acción. Esto es especí-
ficamente relevante en el mundo de la plegaria.
Cuando rezas, en lugar de rezar sólo por ti mismo amplía
tu visión y ten en mente a todo el pueblo judío. Reza por todos
los que conoces, por cada ju-
dío del mundo. Reza para que
Hashem nos dé entendimien-
Cuando tenemos a otras
personas en mente y pen-
to, para que nos haga retor-
samos en todo el pueblo
nar a Su Torá y nos perdone.
judío, la calidad de la ple-
Cuando tenemos a otras per- garia es completamente
sonas en mente y pensamos diferente.
en todo el pueblo judío, la
calidad de la plegaria es com-
pletamente diferente. De hecho, nuestros Sabios cimentaron
ese enfoque en nuestras plegarias al formular los pedidos del
Shemoná Esré en plural. Lo que define nuestras plegarias es
nuestra intención. Podemos limitar nuestras plegarias a noso-
tros mismos, o podemos usar las mismas palabras con una in-
tención mucho más global y rezar por todos los judíos.
Nuestra intención también puede trasformar la forma en
que estudiamos Torá. La Mishná dice: “Rabí Ishmael bar Rabí
Iosi dijo: quien estudia Torá para enseñar, recibe la capacidad
para estudiar y enseñar. Quien estudia para aplicar lo estudia-
do en la práctica, recibe la capacidad para estudiar, enseñar,

Jukat: De acuerdo con el objetivo y la intención / 217


cumplir y practicar” (Pirkei Avot 4:6). Si tu intención al estu-
diar es también enseñar, tienes una siata diShmaia (ayuda Ce-
lestial) que no tiene quien estudia sólo para aprender. A quien
estudia para enseñar Has-
Y hem le garantiza que sabrá
a estás dedicando lo que estudió y que tendrá el
tiempo al estudio, así que
mérito de enseñarlo. A quien
vale la pena pensar cómo
estudia Torá para cumplir,
optimizarlo.
Hashem le promete mucho
más. Pero quien estudia sólo
para aprender no merece recibir nada de esto. La intención
hace que el estudio sea completamente diferente.
A quien estudia Torá lishmá, en nombre del Cielo, se le ga-
rantiza aún más. Como dice la Mishná: “Rabí Meir dijo: quien
estudia Torá sin motivos ulteriores se hace merecedor de mu-
chas cosas. Más aún, la creación del mundo vale la pena exclu-
sivamente por él. Es llamado ‘amigo’, ‘querido’… la Torá lo viste
de humildad y temor a Dios, lo hace apto para ser justo, devo-
to, recto y fiel. Lo aleja del pecado y lo acerca al mérito… se le
revelan los secretos de la Torá” (Pirkei Avot 6:1). ¡Recibe todo!
Puede estar estudiando la misma Torá que la persona que está
a su lado, pero debido a que su intención es diferente, también
los resultados son radicalmente distintos.
Si ya estás estudiando muchas horas de Torá, analiza tu in-
tención y asegúrate de estar estudiando lishmá, para conocer a
Dios y estar cerca de Él. Ya estás dedicando tiempo al estudio,
así que vale la pena pensar cómo optimizarlo. Dios garantiza
una bendición inmensa, pero todo depende de tu intención.

218 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Bilam recibió el sam hajaim, un ‘elixir de
vida’, el regalo supremo de conectarse con
Dios. A pesar de recibir este regalo, se negó
a hacer un pacto con Hashem, decidiendo no

P
asociarse con Dios y Su pueblo.

‫פרשת בלק‬
arashat Balak:
Elegir un profeta no judío
“En Israel nunca surgió otro profeta como Moshé, a quien
Hashem conoció cara a cara” (Devarim 34:10)

“En Israel no surgió nadie como Moshé, pero entre las na-
ciones sí surgió un profeta como Moshé. ¿Quién fue? Bilam“
(Sifrí, Devarim 357).

E
n la parashá de esta semana conocemos a Bilam, el
profeta no judío que Balak contrató para maldecir al
pueblo judío. Pero Hashem frustró su plan y, a pesar
de todos sus esfuerzos, sus maldiciones fueron transformadas
en grandes bendiciones.
A pesar de su estatus de profeta, Bilam no era un tzadik.
La Mishná lo presenta como el opuesto absoluto de Abraham
Avinu: “Todo el que tiene estas tres cosas es considerado como
discípulo de Abraham Avinu, y el que tiene estas otras tres co-
sas, es considerado como discípulo de Bilam el malvado. [Quien
tiene] Benevolencia, humildad y sobriedad, es de los discípulos
de Abraham Avinu. [Quien tiene] envidia, altivez y ambición
es contado entre los discípulos de Bilam el malvado” (Pirkei

Balak: Elegir un profeta no judío / 219


Avot 5:22). Bilam también le aconsejó a Balak que usara a las
mujeres de Moav y Midián para incitar al pueblo judío a adorar
ídolos (Sanedrín 106a).
Nuestros Sabios preguntan: “¿Por qué Dios posó su Sheji-
ná en un no judío tan malvado? La respuesta es: para que las
naciones del mundo no dijeran ‘si hubiéramos tenido profetas
nos hubiésemos arrepentido’. Por eso, Él les asignó profetas…”
(Bamidbar Rabá 20:1). Si no fuese por Bilam, las naciones del
mundo habrían tenido una queja válida. “No es justo —hubie-
ran dicho— enviaste al pueblo judío un profeta como Moshé,
que los dirigió y les enseñó. Si nos hubieras enviado un profeta
como Moshé, ¡habríamos sido tan buenos como los judíos!”.
Por eso Dios les envió a Bilam, quien profetizó en el mismo
nivel que Moshé. ¿Y qué ocurrió? Moshé llevó al pueblo judío
a Dios, mientras que Bilam intentó maldecir al pueblo judío y,
al hacerlo, destruyó a su propio pueblo. Esta fue la respuesta
de Dios a las naciones: “¡Vean lo que ocurre cuando les doy un
profeta! Dejen de buscar excusas”.
Pero eso no es suficiente para terminar la discusión, porque
los no judíos podrían responder: “Al pueblo judío le enviaste a
Moshé Rabeinu, un increíble tzadik que fue un líder humilde
y poderoso. Pero para nosotros elegiste a alguien como Bilam
¿Eso es justo? Hashem, ¿no pudiste encontrar a alguien mejor
que el malvado Bilam? ¿Por qué no alguien como Iov, que, de
acuerdo con algunas opiniones, era un gentil justo?” (Baba Ba-
tra 15b)
Al elegir un profeta para las naciones, Dios estableció una
condición crucial. Si bien este profeta recibiría el mismo nivel
de profecía que Moshé Rabeinu (la claridad máxima y trascen-
dental de conocer a Dios), él debía elegir seguir siendo no ju-
dío. Si se convertía al judaísmo, socavaría el objetivo de darles
un profeta a las naciones del mundo. Entonces Dios buscó por
todos lados y encontró a Bilam, un no judío que, incluso tenien-
do el conocimiento más elevado sobre el asombroso y amoroso
Creador del universo, se negaría a unirse a Él convirtiéndose
en judío. Esta negación, eventualmente, lo llevaría a atacar al
pueblo judío y a destruirse a sí mismo.

220 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Podemos entender por qué Bilam no podía convertirse.
Pero, ¿por qué tenía que ser tan malvado? ¿No podía perma-
necer neutral?

Un elixir de vida o una poción mortal

Si hablamos de Torá, no hay puntos medios. Nuestros Sa-


bios nos enseñan que: “Si una persona es meritoria, la Torá es
un elixir de vida (sam hajaim); si no lo es, es una poción mortal
(sam hamávet)” (Ioma 72b). La Torá es el camino a la claridad
absoluta, contiene la más profunda sabiduría del universo. Si la
estudias y la pones en práctica, te da fortaleza y sentido. Si no
lo haces, esas mismas palabras de Hashem pueden destruirte.
¿Cómo se entiende esto? Bilam recibió el sam hajaim, un
elixir de vida, el regalo supremo de conectarse con Dios. A pe-
sar de recibir este regalo, se negó a hacer un pacto con Has-
hem, decidiendo no asociarse con Dios y Su pueblo. Esa de-
cisión fue, en sí misma, una
rebelión. Para justificar su
elección, Bilam tuvo que de- S i estudias Torá y la po-
nigrar al pueblo judío y con- nes en práctica, te da for-
vertirse en enemigo del bien taleza y sentido. Si no lo
que éste representaba. Tuvo
haces, esas mismas pala-
bras de Hashem pueden
que oponerse activamente,
destruirte.
incluso buscar destruirlos,
para mantenerse firme en su
decisión de rechazar a Dios y alejarse de la verdad absoluta.
Por eso Bilam se convirtió en un rashá, en una persona malva-
da, a pesar de ser profeta.
Esta clase de rebeldía no debe ser confundida con lo que
ocurre con un típico báal teshuvá, quien al comienzo de su
proceso de teshuvá sigue cometiendo muchas transgresiones
mientras adopta el cumplimiento de algunas mitzvot. El nivel
inconsistente e imperfecto de observancia de Torá del báal tes-
huvá no implica un rechazo a seguir el camino de Dios, al estilo
de Bilam. El báal teshuvá dice: “Sí, la Torá es el objetivo real y
quiero cumplirla, pero soy débil, no estoy preparado para re-

Balak: Elegir un profeta no judío / 221


nunciar a la diversión y a mi hamburguesa con queso. Quisiera
tener la fortaleza para hacerlo todo”.
El báal teshuvá descubrió el sam hajaim, el elixir de vida,
y va creciendo paso a paso. La Torá no les fue entregada a los
ángeles; lleva tiempo. Hay un largo camino para transitar. Sin
embargo, con el tiempo, llegará al objetivo. Él no dice: “No pue-
do aceptar la realidad de Shabat. Me rehúso a comer kasher.
No lo quiero hacer”. Simplemente está luchando con las exigen-
cias repentinas de la Torá. Eventualmente, su estudio de Torá
le dará una mayor claridad y
L la fuerza para cambiar. Y Dios
as buenas personas no tiene una paciencia infinita
sólo pueden caer, sino que con él.
efectivamente caen; la
“Siete veces cae el justo y
clave es que se esfuerzan
se levanta, pero los malvados
para levantarse y conti-
tropezarán con el mal” (Mi-
nuar creciendo.
shlei 24:16). Las buenas per-
sonas no sólo pueden caer,
sino que efectivamente caen; la clave es que se esfuerzan para
levantarse y continuar creciendo. Están en un camino, a pesar
de los inevitables tropiezos. Pero el rashá, el malvado como
Bilam, ya ha caído y decide no levantarse. Elige permanecer
firme en su desapego a Dios.
Todos somos débiles e imperfectos; pero lo que nos dife-
rencia de Bilam es que nos esforzamos para llegar al éxito. El
hombre recto puede caer siete veces; está deprimido, se da por
vencido, se frustra y se enoja, ¡pero se levanta! Quieres subir
esa montaña y llegar a la cima, sin compromisos. Ten cuidado
de no levantar un muro o un escudo que te impida ver algún
aspecto de la verdad, como hizo Bilam, porque eso sólo lleva a
la autodestrucción.
Claridad o muerte. La vida es un viaje difícil, todos tene-
mos nuestras debilidades. Pero mientras continuemos siendo
honestos y nos esforcemos para crecer, nunca seremos un ene-
migo del bien, porque estaremos apegados al sam hajaim, al
elixir de vida.

222 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Para salvar al pueblo judío, puedes

P
confiar en un milagro.

‫פרשת פינחס‬
arashat Pinjás:
Confiar en milagros
Hashem le habló a Moshé, para decir: “Pinjás el hijo de Elazar,
hijo de Aharón el Cohén, ha vuelto atrás Mi cólera de sobre los
Hijos de Israel, al vengar Mi celo en medio de ellos, por lo que
no destruí a los Hijos de Israel en Mi celo” (Bamidbar 25:11).

L
a parashá de esta semana describe cómo Pinjás tuvo
el mérito de recibir un “pacto de paz” con Dios, en
recompensa por ser un kanai. La palabra hebrea ka-
nai a menudo es mal traducida como “fanático” o “extremista”.
Sin embargo, la definición real de kanai es alguien que tiene un
interés apasionado por hacer lo correcto, más allá de las conse-
cuencias. Su bienestar personal pasa a un segundo plano ante
la voluntad de Hashem y las necesidades del pueblo judío. El
kanai cree firmemente que si hace lo correcto, Dios lo cuidará.
Pinjás fue un verdadero kanai de Hashem. Él vio la terrible
profanación del Nombre de Dios provocada por Zimrí, quien
descaradamente llevó a su tienda a la princesa midianita Kozbi
delante de toda la nación. Pinjás arriesgó su vida para matarlos
a los dos, lo cual terminó con la devastadora plaga que mató a
24.000 judíos que habían sido seducidos por las mujeres mi-
dianitas para hacer idolatría.
El Midrash (Tanjuma, Parashat Balak 21) dice que para que
Pinjás tuviera éxito en su misión, debieron ocurrir doce mila-
gros. Entre los milagros enumerados están: un ángel cerró las

Pinjás: Confiar en milagros / 223


bocas de Zimrí y Kozbi para que no pudieran gritar; la hoja de
su espada se extendió lo suficiente para perforar ambos cuer-
pos simultáneamente; Pinjás recibió una fortaleza excepcional
que le permitió levantar los cuerpos atravesados por su espa-
da; el mango de la espada no se rompió por el peso de los cuer-
pos. El milagro final fue que un ángel frustró el intento de los
seguidores de Zimrí de matar a Pinjás.
¿En qué estaba pensando Pinjás? ¿Cómo pudo asumir esa
misión? El Talmud declara que está prohibido confiar en mi-
lagros: “La persona nunca debería ponerse a sí misma en un
lugar de peligro y esperar que ocurra un milagro, porque qui-
zás el milagro no ocurrirá; y si llega a ocurrir, disminuirá su
mérito” (Shabat 32a). Hashem nos puso en un mundo que ope-
ra de acuerdo con reglas determinadas y debemos actuar con
responsabilidad realizando una hishtadlut (esfuerzo) razona-
ble, en base a las circunstancias que enfrentamos. No podemos
confiar en milagros.
Ni siquiera nuestros patriarcas confiaron en milagros.
Cuando Abraham Avinu fue a luchar contra los cuatro reyes
para rescatar a su sobrino Lot, el Midrash dice que fue con la
intención de morir al kidush Hashem (Bereshit Rabá 43:2). Él
pensó que moriría. También había estado dispuesto a morir
muchos años antes, cuando lo arrojaron al horno candente de
Nimrod por negarse a hacer idolatría.
Pinjás fue diferente. Él no supuso que iba a morir al kidush
Hashem, sino que confió que ocurriría un milagro. ¿Cómo lo
sabemos? El Talmud enseña que Pinjás engañó a la tribu de
Shimón, los seguidores de su príncipe Zimrí, simulando que
deseaba unirse a Zimrí y participar en la depravación. Ellos le
permitieron entrar, diciendo: “¡Hasta los perushim (ascéticos)
tienen permitido este acto!” (Sanedrín 82b). Si Pinjás hubiese
sido asesinado eso habría provocado un jilul Hashem todavía
mayor, porque el pueblo judío hubiera creído erróneamente
que Pinjás había participado activamente de ese descarado
pecado. Por lo tanto, Pinjás debe haber pensado que Dios lo
salvaría milagrosamente, para evitar el potencial jilul Hashem.
¿Pero qué pasó con el principio de “ein somjim al hanes” (no

224 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


debemos confiar en un milagro)? ¿Cómo pudo Pinjás ponerse a
sí mismo en peligro y asumir que ocurriría un milagro?

Los milagros y el pueblo judío

La regla de “ein somjim al hanes” tiene una excepción: cuan-


do alguien se propone salvar al pueblo judío. Como escribe el
Alshlij: “Uno no puede confiar en un milagro y decir: ‘Estudiaré
Torá en nombre del Cielo y Dios me proveerá”. Eso se refiere a
un individuo. Pero quien sirve a las necesidades de la nación,
no debería temer que ningún obstáculo lo detenga. En cambio,
dado que atiende a las necesidades del pueblo en nombre del
Cielo y confía en Dios, Hashem actuará para él” (Alshlij, Vaikrá
13, Parashat Tazría).
Hashem promete que el pueblo judío sobrevivirá eterna-
mente. Si la única manera de salvarlo es a través de un milagro,
como fue en el caso de Pinjás, entonces uno puede confiar en
una estrategia milagrosa para lograr el objetivo.
Al mismo tiempo, Pinjás tuvo que esforzarse para imple-
mentar la mejor estrategia que se le ocurrió. Él simuló unirse a
las filas de Zimrí, escondió su espada convirtiéndola en un bas-
tón para caminar y entonces confió en Dios y esperó un mila-
gro. Sabía que Hashem le permitiría tener éxito porque estaba
actuando exclusivamente para salvar a Am Israel.
Durante la crisis económica de principios del siglo XXI, vino
a tratarme una enfermera especializada en manejo del dolor.
Ella me preguntó: “Rabino, ¿qué espera lograr con mi ayuda?”.
Le dije que quería estar lo suficientemente fuerte como para ir
a recaudar dinero a los Estados Unidos. La enfermera se sor-
prendió. “¿Acaso no sabe que Estados Unidos atraviesa uno de
los peores períodos de la historia reciente? ¿Cómo espera re-
caudar dinero en esta situación?”. “Todo depende de para qué
se esté recaudando dinero. Si estoy recaudando para mi Ies-
hivá, entonces la crisis económica me afectará, pero si estoy
recaudando dinero para salvar al pueblo judío, no tengo que
preocuparme por las limitaciones creadas por una mala eco-
nomía”, le respondí. Para salvar al pueblo judío, puedes confiar

Pinjás: Confiar en milagros / 225


en un milagro.

Los milagros en la actualidad

Para quienes vivimos en Israel, es obvio que aquí los judíos


confiamos en milagros. No hay otra forma de explicar nuestra
supervivencia y nuestro compromiso con la tierra, rodeados
por un enemigo malvado que nos supera en número y quie-
re destruirnos. Los países vecinos están decididos a construir
armas para borrarnos de la faz de la tierra. Al mismo tiempo,
el resto del mundo se vuelve cada vez más antisemita. No po-
demos confiar en ellos para que nos protejan. Pero más de seis
millones de judíos viven en Israel, sin deseos de huir del país.
Israel figura consistentemente en los primeros quince países
del mundo en el índice de felicidad. El turismo está en auge.
A fin de cuentas, la razón por la que nos sentimos seguros a
pesar de nuestra precaria situación es porque confiamos en un
milagro. Sabemos que Hashem nos cuidará.
Como individuos, no podemos confiar en un milagro. Pero
como nación, podemos contar con él.
En la actualidad, dado que el pueblo judío está desunido
y se está asimilando, necesitamos un milagro quizás más que
nunca antes. Millones de nuestros hermanos están a punto de
perderse de su pueblo para siempre. Necesitamos milagros
para superar las diferencias, para entendernos los unos a los
otros, para llegar a nuestros hermanos y hermanas y traerlos
de regreso a su Padre Celestial.
Podemos contar con que Hashem hará milagros si nos de-
dicamos a crear un renacimiento para traer a nuestro pueblo
de regreso. Sólo hacen falta unos pocos hombres buenos, unos
cuantos kanaim como Pinjás. No fanáticos, sino personas se-
rias, no ensimismadas, que tengan un interés apasionado por
cumplir la voluntad de Dios, sin importar las consecuencias.
¡Klal Israel te necesita! Comprométete y recuerda: cuando
trabajas en nombre del pueblo judío, puedes confiar en mila-
gros. Si somos verdaderos kanaim, Dios nos dará la fuerza para
hacer lo que parece ser imposible.

226 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Si es amish, entonces su vestimenta
y sus costumbres son perfectamente
aceptables. Pero si es un judío que
respeta su tradición y observa los

P
mandamientos, es inaceptable.

‫פרשת מטות‬
arashat Matot:
La raíz del antisemitismo
Hashem le habló a Moshé, para decir: “Cobra venganza
por los hijos de Israel en contra de los midianitas, luego se-
rás reunido con tu pueblo”. Moshé le habló al pueblo, dicien-
do: “De entre ustedes armen hombres para el ejército, para
que estén contra Midián para infligir la venganza de Hashem
en contra de Midián” (Bamidbar 31:1-3).

D
espués de que murieran 24.000 judíos en la pla-
ga que resultó de la trampa de los midianitas para
provocar que los judíos cayeran en los pecados de
inmoralidad e idolatría, llegó el momento de la retribución.
Hashem se refiere a la retribución como nikmat Bnei Israel, la
venganza del pueblo judío. Sin embargo, Moshé cambia el len-
guaje y convoca al pueblo a tomar nikmat Hashem, la venganza
de Dios contra Midián.
Rashi nota la discrepancia y explica que si alguien ataca al
pueblo judío, es como si atacara a Dios Mismo. El Midrash (Ba-
midbar Rabá 22:2) explica:
Moshé dijo: “Amo del universo, si fuéramos como cualquier
otra nación, ellos no nos odiarían y no vendrían tras de no-

Matot: La raíz del antisemitismo / 227


sotros. Es sólo por la Torá y las mitzvot que Tú nos diste que
vienen para destruirnos. Por lo tanto, la venganza es por Ti”.
En consecuencia, Moshé instruyó al pueblo judío que “inflija la
venganza de Hashem contra Midián”.
Moshé dice que si fuéramos amish o shiítas, a nadie le im-
portaría lo que hacemos y no querrían lastimarnos o matar-
nos. La única razón por la que buscan destruirnos es porque
Hashem nos dio la Torá y las mitzvot. Las naciones del mun-
do odian y atacan al pueblo judío porque, en el fondo, quieren
atacar al Creador del universo, Quien le dio Su Torá y mitzvot
al pueblo judío. Al hacerlo, Dios se apegó a los judíos: Israel
veOraita veKudsha brijHu jad hu, “el pueblo judío, la Torá y el
Santo, bendito Sea, son uno” (Zóhar, Parashat Ajarei Mot 73a).
La Torá es la expresión de la voluntad de Hashem. Al estu-
diar Torá te conectas con Hashem, y cuando cumples mitzvot
te acercas más, porque pasas a ser como Él. La Torá y Dios es-
tán intrínsecamente unidos.
El pueblo judío es la manifestación de la voluntad de Dios
en este mundo. Tenemos un brit, un pacto con Dios que comen-
zó con Abraham Avinu y transformó a los judíos en el pueblo
elegido por Dios. Somos la nación responsable de revelar Su
realidad al mundo, de lekadesh Shem Shamaim y enseñarle al
mundo cómo vivir con Dios. Ese pacto nos une a Hashem, ha-
ciéndonos uno.

Odio a los judíos, odio a Dios

¿Por qué odian a los judíos? Abundan teorías para explicar


el antisemitismo. Sin embargo, el Talmud (Shabat 89b) trae la
explicación verdadera: en el momento en que Hashem dio la
Torá en el Monte Sinaí, se encendió el odio de los no judíos
hacia los judíos. En el Sinaí (que se relaciona con la palabra he-
brea siná, odio) el pueblo judío se convirtió en el portador del
estándar absoluto de moralidad para toda la humanidad. En
consecuencia, si alguien quiere librarse de las globales exigen-
cias morales y de las obligaciones delineadas por la Torá, ataca
al mensajero, a los judíos, que representan el estándar Divino

228 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


de moralidad en este mundo. Puede ser que el objetivo físico
sean los judíos, pero el enemigo real es Dios.
Adolf Hitler, que su nombre sea borrado, reconoció abier-
tamente la singularidad de los judíos como pueblo. Fuimos su
enemigo acérrimo porque representamos la moral de Hashem,
acorde a como es personificada en la Torá. Hitler vio al Nacio-
nal Socialismo como un nuevo orden mundial, una manera de
recrear a la humanidad desde cero.
Hitler dijo: “Se refieren a mí como un bárbaro inculto. Sí,
somos bárbaros. Queremos ser barbáricos, es un título que nos
honra. Queremos rejuvenecer al mundo. Este mundo está cer-
cano a su fin” (Hermann Rauschning, Hitler Speaks p. 87).
Él reconoció que el pueblo judío (que introdujo al mundo
los conceptos de monoteísmo, amor al prójimo, ayuda al po-
bre y al débil), era el principal obstáculo para lograr su visión
del mundo. Hitler declaró: “La batalla por la dominación del
mundo se luchará completamente entre nosotros, entre los
alemanes y los judíos. Todo lo demás es fachada e ilusión. De-
trás de Inglaterra está Israel, y también detrás de Francia y de
los Estados Unidos. Hasta que hayamos expulsado al judío de
Alemania, continuará siendo nuestro enemigo mundial” (Ibíd.,
p. 242).
Hitler le dijo a su pueblo: “La Providencia decretó que yo
sea el más grandioso liberador de la humanidad. Estoy libe-
rando al hombre de las limitaciones de una inteligencia que
asumió el mando, de las sucias y degradantes auto-mortifica-
ciones de una falsa visión conocida como conciencia y morali-
dad, y de las exigencias de una libertad y una independencia
personal que sólo unos pocos pueden tolerar” (Ibíd., p. 222).
Hitler entendió muy bien la fuente de esta conciencia y mo-
ralidad. Él dijo: “Los Diez Mandamientos han perdido su vali-
dez. La conciencia es una invención judía; es un defecto, como
la circuncisión” (Ibíd., p. 220).
¿Quién era el verdadero enemigo de Hitler? ¿Fue el pueblo
judío quien encadenó a la humanidad? No, ¡fue Dios Mismo!
Hashem nos obliga a preocuparnos unos por otros, a no asesi-
nar, a no ser inmorales. La conciencia moral que le “infligimos”

Matot: La raíz del antisemitismo / 229


a la humanidad proviene de Dios. Hitler estaba obsesionado
con erradicar a los judíos porque odiaba al Dios que nosotros,
como Su pueblo, representamos en este mundo.

Los judíos que odian su judaísmo

No son sólo los no judíos quienes pueden albergar senti-


mientos antisemitas; los judíos también pueden hacerlo, y por
la misma razón: resienten a Dios. Esta no es la única razón para
el odio interno, pero, definitivamente, es una razón común.
Rav Michel Twerski relata que en una ocasión, viajaba en
un avión vestido, como de costumbre, con su bekeshe jasídico y
su sombrero negro redondo. Una mujer judía, sentada cerca de
él, se le acercó y le dijo:
—Ustedes son una vergüenza para el pueblo judío, una
desgracia. Las personas como usted, que creen que continúan
viviendo en la edad media, son quienes causan toda la ira y el
antisemitismo hacia nosotros.
Rav Twerski se sorprendió por ser atacado así, y nada me-
nos que por una mujer judía, pero no perdió el control. Con su
calma habitual, le dijo:
—Perdón señora, yo soy amish.
—¡Oh! ¡Lo siento tanto! —dijo ella—. Espero no haber he-
rido sus sentimientos. Por supuesto que respeto a las personas
que respetan su tradición. ¡Discúlpeme por favor!
Si es amish, entonces su vestimenta y sus costumbres son
perfectamente aceptables. Pero si es un judío que respeta su
tradición y observa los mandamientos, es inaceptable, porque
las personas entienden intuitivamente que representa al Amo
del universo, quien nos dio la Torá y las mitzvot. Esta mujer no
observante consideraba que los mandamientos son una car-
ga, una amenaza a su libertad. Por lo tanto la presencia de Rav
Twerski la puso a la defensiva y la volvió agresiva.
Lo opuesto también es cierto. Quien aprecia al pueblo judío
y a la Torá que representa, es alguien que ama a Dios. Y alguien
que ama a Dios y a Su Torá hará lo necesario para amar a su
prójimo. De hecho, el pueblo judío, la Torá y Dios son uno.

230 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


No fue por haber sido astutas
que las hijas de Tzelofjad vieron
lo que Moshé Rabeinu no vio. Eso
no hubiera sido suficiente. La
razón por la que vieron lo que
él no vio fue porque amaban la
Tierra de Israel.

P arashat Masei:
Por amor a la
Tierra de Israel
‫פרשת מסעי‬

A
l final del Séfer Bamidbar, la parashá habla nueva-
mente de las cinco hijas de Tzelofjad, a quienes Has-
hem les instruyó casarse con hombres de su propia
tribu, Menashé, para asegurar que la herencia ancestral de su
padre permaneciera dentro de la misma tribu. Veamos prime-
ro cómo heredaron la tierra de su padre.

“Las hijas de Tzelofjad, hijo de Jéfer, hijo de Guilad, hijo


de Majir, hijo de Menashé, de las familias de Menashé
hijo de Iosef, se acercaron… y se pararon delante de Mos-
hé y delante de Elazar el Cohén, así como delante de los
líderes y de toda la asamblea a la entrada de la Tienda de
la Cita, para decir: “Nuestro padre murió en el desierto,

Masei: Por amor a la Tierra de Israel / 231


pero no fue parte de la asamblea que se reunió contra
Hashem en la asamblea de Kóraj, sino que murió por su
propio pecado, sin haber tenido hijos. ¿Por qué debería
perderse el nombre de nuestro padre de entre su familia
por no tener un hijo varón? Danos posesión en
medio de los hermanos de nuestro padre’”
(Bamidbar 27:1-4).

Las hijas de Tzelofjad le pidieron a Moshé, a Elazar y al Sa-


nedrín heredar la tierra de su padre, porque éste había muerto
sin dejar ningún hijo varón. Moshé no sabía qué responderles
y le preguntó a Hashem, Quien contestó: “Las hijas de Tzelofjad
hablan con propiedad”. Tienen razón.
Rashi dice que ellas vieron con sus ojos lo que Moshé Ra-
beinu no pudo ver. Ellas entendieron lo que Moshé Rabeinu y
el Sanedrín no entendieron.
Cuando presentaron su argumento, dijeron: “Nuestro pa-
dre no tiene un hijo”. Rashi explica: “Si hubiera tenido un hijo,
no habrían hecho ningún reclamo. Esto nos enseña que eran
mujeres astutas”. No eran mujeres simples, eran instruidas e
inteligentes. ¿Por qué necesi-

S ta la Torá decirnos que eran


i alguien te dijera que mujeres astutas? ¡Claro que
tienes una herencia en lo eran! ¡Ellas vieron lo que
África, ¿la reclamarías? ni Moshé pudo ver!
Quizás nunca querrías Hay otra dificultad en el
poner un pie allí, pero se- primer Rashi de este capítu-
guramente te apropiarías lo, donde explica por qué la
de lo que te pertenece por
Torá trazó el linaje de las hi-
derecho.
jas de Tzelofjad hasta llegar
a Iosef. Rashi dice que esto
nos enseña que así como Iosef valoraba Éretz Israel, como lo
demostró al ordenarles a sus hijos que sacaran sus huesos de
Egipto para que fuesen enterrados en Israel 210 años después
de su muerte, las hijas de Tzelofjad también valoraban Éretz
Israel, como dice la Torá: “Tnú lanu ajuzá”, “danos una porción”
(v. 4).

232 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


¿Cómo prueban estas palabras que ellas amaban la tierra?
Si alguien te dijera que tienes una herencia en África, ¿la re-
clamarías? Quizás nunca querrías poner un pie allí, pero segu-
ramente te apropiarías de lo que te pertenece por derecho y
sacarías provecho de eso. Entonces, ¿por qué el pedido de las
hijas de Tzelofjad demuestra el amor que ellas tenían por la
Tierra de Israel?
La respuesta es que no fue por haber sido astutas que las
hijas de Tzelofjad vieron lo que Moshé Rabeinu no vio. Eso no
hubiera sido suficiente. La razón por la que vieron lo que él no
vio, fue porque amaban la Tierra de Israel. De casualidad tam-
bién eran instruidas, por eso la Torá lo resalta; pero no fue su
inteligencia lo que las capacitó para presentar su argumento,
sino su amor por Éretz Israel.
Ellas vieron lo que no vio Moshé Rabeinu porque deseaban
desesperadamente una porción en la Tierra. Por eso lo pen-
saron profundamente hasta que se les ocurrió el argumento
adecuado.

La pasión es el motor

El secreto para destacarse en algo es sentir pasión por lo


que haces. Si quieres tener éxito en el estudio de Torá, debes
amar la Torá. Si quieres hacer retornar al pueblo judío y conec-
tarlo con la belleza y el significado de nuestro legado, debes
amar apasionadamente a tus hermanos judíos. Si los amas, en-
contrarás una forma para llegar a ellos.
Hay un hombre que tenía un asilo para ancianos en Balti-
more. Él conocía mis esfuerzos en kiruv y me dijo:
—Realmente admiro sus logros. ¿Sabe? Yo también trans-
formé a alguien en báal teshuvá.
—Eso es maravilloso —le contesté—. ¿Quién es esa perso-
na?
—Es una mujer de 95 años a quien convencí para que deja-
ra de comer taref.
—¿Una mujer de 95 años? —exclamé—. Amigo, usted es
el experto y yo el estudiante que se sienta a sus pies. Enséñe-

Masei: Por amor a la Tierra de Israel / 233


me cómo logró hacerlo. La mayoría de los ancianos, particular-
mente quienes pasaron los 90, no están dispuestos a cambiar
su vida. ¿Cuál es su secreto?
—Le contaré —respondió el hombre—. Yo tengo un asilo
para ancianos en las afueras de Baltimore. La clientela es casi
en su totalidad no judía. De los 300 residentes, había tres ju-
díos. A los no judíos les daba comida no kasher, ya que es mu-
cho más barata que la kasher. Pero a los tres judíos no podía
darles alimentos taref, por lo que encargaba comida kasher de
un catering. Cada día ellos recibían comidas especiales envuel-
tas en sus recipientes. Me costaba un ojo de la cara, pero no
tenía otra alternativa.
—Todo estaba bien, hasta que un día llegaron inspectores
del Estado de Maryland. Les mostré nuestros registros de los
pacientes y, gracias a Dios, los inspectores estuvieron muy sa-
tisfechos. Cuando estaban a punto de irse, esta mujer judía de
95 años se acercó a uno de ellos y le dijo que tenía una queja.
“¿Cuál es su queja?”, preguntó el inspector. “Él me da una comi-
da diferente. Yo quiero comer como todos los demás. Me está
discriminando”, dijo ella. El inspector se me acercó y me pre-

¿I
guntó: “¿Qué está pasando?
Sabe que no tiene permitido
j hub guehat a breira? discriminar”. Yo traté de ex-
¡No me quedaba alterna- plicarle al inspector que soy
tiva! El inspector me iba un judío religioso y que no
a clausurar. No sé lo que puedo darle comida no kas-
dije, lo único que sé es que her a un paciente judío. A pe-
ella ahora comienza el día sar de que me cuesta una for-
diciendo Modé Ani y dice
tuna, le doy comida kasher. El
brajot.
inspector me dijo: “Mira ami-
go, no puedes forzar tu reli-
gión sobre otras personas. Estamos en los Estados Unidos. O le
das la misma comida que reciben los demás, o te obligaremos
a cerrar el asilo”.
—Entonces, me dirigí a esta señora de 95 años y le dije: “La
comida taref es muy barata. ¡La comida kasher que le compro
cuesta casi diez veces más!”. “Ahórrate tu dinero, quiero comer

234 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


lo mismo que los demás”, me dijo.
“Señora, todo el mundo sabe que la comida kasher es más
sabrosa. Está preparada con mayor cuidado”.
“¡Tengo 95 años! ¿Crees que siento el sabor de algo? Lo úni-
co que quiero es comer lo mismo que los demás”.
“Señora, todo el mundo sabe que la comida kasher es más
sana. La comida taref es mala para su salud. La comida kasher
es saludable, y está inspeccionada por el gobierno”.
“Tengo 95 años, cuanto antes me vaya, mejor. Quiero comer
lo mismo que comen los demás”.
El hombre de Baltimore me miró y dijo:
—Ahora se lava las manos antes de comer. Se levanta en la
mañana y dice Modé Ani. Recita Tehilim, los viernes por la tarde
enciende las velas y respeta el Shabat. ¡Cumple todo!
—¡Es fantástico! —respondí—. Pero dígame, ¿qué le dijo?
—Ya le conté.
—No, no me contó.
—Sí, le dije que el inspector me advirtió que clausuraría el
asilo. ¿Ij hub guehat a breira? ¡No me quedaba alternativa! El
inspector me iba a cerrar el asilo. No sé lo que le dije, lo único
que sé es que ella ahora comienza el día diciendo Modé Ani y
dice brajot.
Como estaba obligado a encontrar la forma de llegar a ella,
el dueño del asilo para ancianos se convirtió en un experto en
kiruv.

Y
Yo pasé toda la vida acer-
cando a la Torá a judíos de o pasé toda la vida
todos los entornos, y nunca acercando a la Torá a ju-
logré hacerlo con un nonage- díos de todos los entor-
nario. Este hombre inexperto nos, y nunca logré hacerlo
de Baltimore logró acercar a con un nonagenario. Este
alguien de 95 años. hombre inexperto de Bal-
Nuestro error es que cree- timore logró acercar a al-
mos que tenemos alternativa. guien de 95 años.
Si realmente queremos algo,
podemos hacerlo.
Si amamos la Tierra de Israel como lo hicieron las hijas de

Masei: Por amor a la Tierra de Israel / 235


Tzelofjad, veremos cosas que ni Moshé pudo ver. Sólo necesita-
mos quererlo lo suficiente.

236 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


S ‫ספר דברים‬
efer Devarim
Un líder debe elegir sus batallas
con sabiduría, para preservar el
respeto que las personas le tienen

P
y proteger su rol.

‫פרשת דברים‬
arashat Devarim:
Liderazgo efectivo

A
l principio del Séfer Devarim, Moshé comienza sus
palabras de despedida al pueblo judío reprochán-
doles por sus errores durante los cuarenta años en
el desierto. Para no avergonzarlos, Moshé encubre su crítica
aludiendo a las transgresiones a través de nombres de lugares.
“En el desierto” se refiere a cuando el pueblo judío se quejó
por la falta de alimento en el desierto, diciendo: “Si tan solo hu-
biéramos muerto por mano de Hashem en la tierra de Egipto”
(Shemot 16:3). “Di Zaav”, que literalmente significa “suficiente
oro”, es una referencia al pecado del Becerro de Oro (Rashi ad
loc.).
Moshé también relata la implementación del consejo de
Itró para crear un sistema judicial. “Pongan para ustedes hom-
bres sabios y experimentados, reconocidos por sus tribus, y los
designaré como sus líderes. Ustedes me respondieron y dije-
ron: ‘Lo que has propuesto es bueno’” (Devarim 1:13-14).
Rashi explica que esto no es una digresión de su reproche,
sino que Moshé está criticando al pueblo judío por aceptar
la idea de Itró. “Deberían haber contestado: ‘Moshé, ¡nuestro
maestro! ¿De quién es apropiado aprender, de ti o de tu discí-

Devarim: Liderazgo efectivo / 239


pulo? ¿No es mejor aprender de ti, que te sacrificaste por ellos?’.
Sin embargo, yo supe sus pensamientos. Dijeron para ustedes:
‘Muchos jueces serán ahora designados sobre nosotros, si uno
no nos conoce, le traeremos un regalo y nos favorecerá’”.
¿Por qué Moshé les reprocha recién ahora por las transgre-
siones que cometieron cuarenta años atrás? La obligación de
la Torá de reprender a alguien comienza apenas uno ve que se
está cometiendo un error. Esperar para reprocharles y permi-
tirles continuar con su error es malo para todos. El Rambam
escribe:
Es una mitzvá que la persona que ve que su prójimo ha
trasgredido o está transitando un camino incorrecto, lo criti-
que por su comportamiento y le informe que a través de sus
malos actos está causando

P una pérdida, como dice la


ostergar el reproche, y Torá: “Con seguridad repro-
nada menos que durante charás a tu prójimo” (Vaikrá
décadas, es jugar con fue- 19:17). Todo el que tiene la
go. capacidad de reprochar y no
lo hace se considera respon-
sable por el error de los demás, porque tuvo la oportunidad de
reprenderlos (Hiljot Deot 6:7).
Postergar el reproche, y nada menos que durante décadas,
es jugar con fuego. Te arriesgas a volverte responsable por la
transgresión del pueblo por no intentar detener su compor-
tamiento equivocado. Entonces, ¿cómo es posible que Moshé
esperara tantos años y no reprochara al pueblo judío de inme-
diato?
Moshé no fue la única persona importante de la historia
judía que postergó su reproche. Rashi (1:3) dice que Moshé
esperó para reprenderlos hasta poco antes de su muerte, si-
guiendo el ejemplo de Iaakov Avinu, quien reprochó a sus hijos
antes de morir. Iehoshúa, Shmuel Hanaví y el Rey David tam-
bién esperaron hasta estar en el lecho de muerte para repren-
der a sus hijos y a sus seguidores. ¿Cómo pudieron retrasar el
cumplimiento de una mitzvá tan importante?

240 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Los líderes deben elegir sus batallas

Con respecto al reproche, hay una diferencia crucial entre


las responsabilidades de un individuo y las de un líder. Con
respecto al individuo, la halajá es muy clara: si van a escuchar
nuestras palabras, estamos obligados a reprochar de inmedia-
to. Si no lo hacemos, tenemos parte en la transgresión. Pero
en el caso de un líder es diferente. Él no puede reprender al
pueblo por cada error que ve, incluso si a corto plazo sería es-
cuchado, porque al hacerlo socavaría su efectividad como líder
y causaría un daño aún más grande. Él necesita sopesar sus
palabras con cuidado y asegurar que sus reprimendas no se
conviertan sólo en un nuevo record. Un líder debe elegir sus
batallas con sabiduría, para preservar el respeto que las perso-
nas le tienen y proteger su rol.
El momento más oportuno para ofrecer un reproche es
cuando alguien está en su lecho de muerte. En esa situación,
las personas escuchan atentamente, porque saben que todo lo
que la persona dice en ese momento crítico debe ser de suma
importancia. Bajo esas circunstancias, no existe la preocupa-
ción de que ignoren lo que se dice. Las palabras que ofrece en
ese momento crucial permanecerán para siempre en quienes
las escuchen.

Padres e hijos

Este enfoque para el reproche no sólo es válido para líde-


res como Moshé, Iehoshúa, Shmuel Hanaví y el Rey David, sino
también para todo el que tiene un rol de liderazgo, incluyendo
a padres, directores y empleadores. Una de las peores maldi-
ciones que puede tener un padre es que sus hijos lo ignoren;
que ellos no escuchen nada de lo que dicen porque se cansaron
de su constante criticismo. Para evitar que esto ocurra, los pa-
dres deben distinguir muy bien cuándo y cómo criticar a sus
hijos. La crítica debe ser moderada y cuando es realmente ne-
cesaria, de manera que no destruya el amor y la confianza en-
tre el padre y el hijo. Esta misma dinámica se aplica también a

Devarim: Liderazgo efectivo / 241


los jefes y a las relaciones con sus empleados.
Para que el reproche sea efectivo, debe emanar de un lugar
cálido y afectuoso de preocupación por el otro. El Rambam es-
cribe: “La persona que reprocha a un colega… debería hablarle
con paciencia y amabilidad, informándole que está haciendo
estos comentarios sólo por su propio bienestar…” (Hiljot Deot
6:7). Si una persona siente que realmente hablas porque te in-
teresa su bienestar y no porque estás tratando de manipularla,
escuchará y estará más abierta a aceptar tu crítica. Una fórmu-
la recomendada es dar diez
S porciones de amor por cada
i una persona sien- porción de crítica. Expresa
te que realmente hablas tu amor antes, durante y des-
porque te interesa su pués de la crítica. Afírmale
bienestar y no porque es- a la persona que estás de su
tés tratando de manipu- lado.
larla, escuchará y estará
No hay forma de exage-
más abierta a aceptar tu
rar respecto a este principio
crítica.
en la relación entre padres e
hijos. A menudo, los padres
cometen el error de criticar a sus hijos con demasiada frecuen-
cia y sin enfatizar lo mucho que los aman. Al igual que Mos-
hé Rabeinu, pon la relación en primer lugar. Enfócate en ser
efectivo, no sólo en tener razón. Evalúa tus palabras y asegura
que promuevan una relación afectuosa y de confianza, porque
a largo plazo esa conexión será el vehículo más efectivo para
comunicarte con tus hijos.

242 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


La plegaria es una avodá:
exige mucho trabajo. Requiere
que entiendas en el nivel más
profundo que Dios es tu Padre
Celestial, que te ama.

P arashat Vaetjanán:
Obtener una respuesta
a tus plegarias
‫פרשת ואתחנן‬

A
l comienzo de la parashá de esta semana, la Torá des-
cribe cómo rezó Moshé pidiéndole a Hashem que le
permitiera entrar a la Tierra de Israel. Allí encontra-
mos el verbo hebreo vaetjanán y Rashi explica el significado de
esta palabra: “La palabra jinún es pedir un regalo inmerecido,
un matnat jinam. Si bien los tzadikim podrían basar su pedido
en el mérito de sus buenos actos, ellos le piden a Hashem un
regalo gratuito”.
Moshé comprendió que a pesar de sus logros y de su fir-
me compromiso con Hashem, siempre es mejor apelar a Su jé-
sed antes que pedir algo en base a los méritos propios. Si esto
es cierto para un gigante espiritual como Moshé, sin ninguna
duda también lo es para nosotros. Hashem sólo quiere nuestro
bien. Rezar a Dios entendiendo que Él es nuestro Padre Celes-
tial, que nos ama incondicionalmente, es un acto tan poderoso
que Hashem tuvo que pedirle a Moshé que dejara de rezar para

Vaetjanán: Obtener una respuesta a tus plegarias / 243


poder evitar responder a su plegaria y negarle la entrada a la
Tierra de Israel.

Plegarias aceptadas

¿Alguna vez obtuviste respuesta a alguna plegaria? Detente


un momento y considera las implicaciones.
Vives en una pequeña ciudad del interior. Frente a tu casa
hay un bache inmenso. Durante los últimos cuatro meses la
municipalidad ignoró tus persistentes pedidos para que lo
arreglen. Finalmente, movido por la frustración, llamas a la
Casa de Gobierno y pides hablar con el presidente de la repú-
blica (Vale la pena intentarlo).
Para tu gran asombro, el presidente mismo atiende el te-
léfono. Tú le explicas rápidamente el problema. El presidente
escucha durante un minuto, anota tu dirección y cuelga. Tú no
esperas que nada cambie.
A la mañana siguiente,

D
miras por la ventana y… ¡sor-
ios no necesita nues- presa! Un ejército de inge-
tras plegarias, nosotros nieros trabaja para arreglar
las necesitamos. tu calle. El presidente tomó
seriamente tu pedido y envió
tropas para arreglar el bache.
Eso es lo que significa que tus plegarias sean respondidas.
Ahora bien, todos sabemos que esto no le pasaría a un
ciudadano cualquiera. ¿Pero quién es la persona que siempre
puede hablar con el presidente?
Por supuesto, su hijo.
Dios es nuestro padre y nosotros somos Sus hijos. Así como
un padre cumple todos los pedidos del hijo, Dios responde a
nuestras plegarias. Pero para que Dios responda a tu plegaria,
debes saber que Él puede y quiere hacerlo. Y tienes que ser
honesto, sincero y responsable con lo que pides, como escribió
el Rey David: “Hashem está cerca de todos los que lo invocan,
de todos los que lo invocan con sinceridad” (Tehilim 145:18).
La plegaria exige que te conectes con tu esencia y que seas sin-

244 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


cero con Dios. ¿Dónde te encuentras? ¿Qué es lo que realmente
quieres? Esto implica abandonar todos los pretextos y conec-
tarte con tus pensamientos y necesidades genuinas, en la reali-
dad de la presencia de Dios.

¿Por qué necesitamos rezar?

Dios ya sabe cuáles son nuestras necesidades y, obviamen-


te, no necesita que se las recordemos. Entonces, ¿por qué de-
bemos rezar? ¿Por qué Dios no nos da lo que necesitamos sin
que se lo pidamos?
Dios no necesita nuestras plegarias, nosotros las necesita-
mos. La plegaria es un reflejo de nuestros deseos y una exten-
sión de nuestro libre albedrío. Nos ayuda a refinar y a definir
lo que queremos de la vida. Si un padre millonario le diera a su
hijo una cantidad ilimitada de efectivo en una bandeja de plata,
el niño se volvería terriblemente malcriado e irresponsable. De
la misma forma, si Dios nos diera todo automáticamente, nunca
nos veríamos forzados a dilucidar lo que realmente queremos
en la vida. La vida sería cómoda, pero nosotros seguiríamos
siendo superficiales y subdesarrollados. Al enfrentar desafíos
y esforzarnos para superarlos, aprendemos a apreciar el valor
de lo que queremos.
Dios quiere lo mejor para nosotros. Él desea que nos ga-
nemos nuestro propio crecimiento, porque así conservamos
nuestra independencia y entendemos qué es lo que queremos
lograr.

Cinco aspectos para crecer en la plegaria

1. Entiende lo que es importante: Lo que estás pidiendo, ¿es


bueno para ti?

Para que tus plegarias sean respondidas, debes saber que


lo que buscas es bueno para ti. Si se cumple lo que pides, ¿eso
te acercará o te alejará de Dios? Sólo podemos esperar que
Dios responda a nuestra plegaria si eso nos acercará a Él y no

Vaetjanán: Obtener una respuesta a tus plegarias / 245


si nos dará una herramienta para escaparnos.
Cuando tenía ocho años, llegó a Nueva York la “Feria Mun-
dial”. Toda mi clase decidió faltar un día a la escuela para ir a
la Feria. Pero había una condición: todos tenían que llevar un
dólar. Si no tenías un dólar, no podías ir.
Cuando era pequeño, la única forma en que podía obtener
un dólar de mi padre era memorizar un capítulo de Mishná.
Pero no tenía forma de memorizar todo un capítulo en tan
poco tiempo. Por lo tanto, pensé que lo mejor sería ir ese día a
la escuela. Sería el único que llegaría, ¡un héroe!
Comencé a caminar hacia la escuela y de repente pensé:
“Nóaj, mira el piso, ¡quizás encontrarás un dólar!”
Comencé a observar hacia abajo. Una cuadra. Ningún dó-
lar. Dos cuadras. Ningún dólar. Comencé a rezar: “Hashem, un
billete de un dólar… A veces haces que se encuentren tirados
en la calle. Sólo esta vez, ayúdame a encontrar un billete de un
dólar”.
Otras dos cuadras y ningún dólar. Pensé que quizás Dios
quería algo de mí y comencé a hacer toda clase de promesas.
“Hashem, sacaré la basura. Y no pelearé con mi hermana”.
De todas formas no apareció ningún dólar.
Subí la apuesta. “Hashem, si me das un dólar, estudiaré un
capítulo de Mishná y no le pediré un dólar a mi padre. Puedes
confiar en mí, es un préstamo. ¿De acuerdo?”.
Ningún dólar.
Doblé en la esquina y ya veía la fachada de la escuela. Había
llegado el momento de apostar en grande. “¡Hashem, dame un
dólar y nunca volveré a hacer algo malo el resto de mi vida!”.
Entonces me atrapé a mí mismo. “Nóaj, ¿a quién estás enga-
ñando? ¡Si encuentras el dólar vas a faltar a la escuela!”.
No podemos esperar que Hashem nos dé un dólar para que
hagamos algo equivocado. Para evitar este error, debemos cla-
rificar nuestros deseos. Tenemos que preguntarnos: ¿Por qué
quiero esto? ¿Dios quiere que tenga esto? La respuesta de Dios
—ya sea sí o no— siempre nos dirá algo importante sobre no-
sotros mismos o nos ayudará a entender la validez de lo que
estamos buscando.

246 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Antes de pedir, asegúrate de que lo que estás pidiendo sea
para tu bien.

2. Sé responsable, haz un esfuerzo

La plegaria no es un escape al esfuerzo y la responsabili-


dad personal. Es una herramienta para ayudarnos a entender
lo que queremos y comprender que Dios es la fuente real de
todo lo que logramos.
La plegaria nos enfoca en la realidad. Si somos serios res-
pecto a lo que pedimos, primero necesitamos ser responsables
y hacer nuestro mejor esfuerzo para que eso ocurra. La plega-
ria no es un deseo que se cumple sino algo que se concreta con
trabajo duro y responsabilidad.
Pregúntate: ¿Realmente quiero lograr esto? ¿Estoy dispues-
to a asumir la responsabilidad de hacer lo que está a mi alcance
para conseguirlo? ¿Estoy dispuesto a sacrificarme por esto?

3. Espera el bien

Ser real con respecto a la plegaria significa saber que le


estamos rezando a nuestro Padre Celestial, Quien sólo quiere
nuestro bien y tiene el poder de hacer cualquier cosa. Por lo
tanto, deberíamos asumir que Dios quiere ayudarnos. Todo lo
que pidamos es infinitamente menos que lo que Hashem ya
nos dio.
Si no esperamos que Dios responda a nuestra plegaria, Dios
no invadirá nuestro espacio para sorprendernos. Él quiere que
tomemos conciencia de que es nuestro Padre Celestial y que
siempre podemos contar con Él.
Al rechazar nuestra plegaria, Dios nos dice que tenemos un
problema sobre el cual debemos trabajar; tenemos que volver
a calibrarnos.
Para ilustrar esto, imagina a una persona de 22 años ma-
nejando por el centro de la ciudad a la hora pico en medio del
verano. Luces rojas, parálisis absoluta del tránsito, bocinas, ca-
lor… irritación.

Vaetjanán: Obtener una respuesta a tus plegarias / 247


Si su padre estuviera a cargo de los semáforos y pudiera
saber su ubicación en todo momento, lo arreglaría. Él dispon-
dría que encontrara una luz verde tras otra hasta que llegara a
destino.
Dios puede hacer lo mismo. Dios creó el universo. El tráfico
de una ciudad no es algo demasiado grande para Él.
Entonces aquí va nuestro conductor. Luz verde, luz verde,
luz verde, luz verde. Se dice a sí mismo: “Esto es increíble. No
lo merezco”.
Luz roja.
Si no esperas recibir la ayuda de Dios, dejas de verlo como
tu Padre, por lo que Él interrumpe el flujo para realinearlo con
tu perspectiva.
Enfócate en que Dios quiere que todo sea bueno para ti.
Cuando lo hagas, Él moverá montañas para responder a una
plegaria que sea buena para ti.

4. Sorpréndete si no lo recibes

Nada de lo que hace Dios es un accidente. Si tu vida no avan-


za con calma, tu primera reacción debería ser sorprenderte:
“¿Qué pasa? ¿Por qué Dios está haciendo esto? ¿Qué mensaje
quiere que yo reciba?”.5
Un tío le escribió cartas a su sobrino a la universidad para
saber cómo estaba y mantener la relación. Después de seis me-
ses y muchas cartas, el sobrino no había correspondido ni una
sola vez.
En la carta siguiente, el tío escribió su carta normal, pero
esta vez agregó una posdata: “Adjunté un cheque de cien dó-
lares para ti”. Entonces, deliberadamente, envió la carta sin el
cheque.

5 La Guemará (Brajot 34a) explica que la estructura de la Shemoná Esré es


paralela a la interacción de un sirviente con su amo. El sirviente primero alaba al amo,
luego le pide lo que necesita y finalmente le agradece por complacer sus pedidos
(Maharshá ad loc.). Esto implica que inmediatamente después de pedirle a Hashem lo
que necesitamos, tenemos tanta confianza en que nos lo concederá que ya podemos
agradecerle por hacerlo (cf. Beit Elokim Tefilá 1, s.v. Ukemo Vezehu) 

248 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


El sobrino recibió la carta y no encontró el cheque. Como
era de esperar, el tío recibió de inmediato una contestación:
“La universidad es maravillosa… me gusta mi dormitorio… es-
toy estudiando física. A propósito, se te olvidó adjuntar el che-
que. Un beso. Tu sobrino favorito”.
Dios sabe cómo hacer para llamarnos la atención. Cuando
olvidamos que Él nos ama, nos envía una luz roja para que en-
foquemos nuestra atención.

D
Pero hay una gran dife-
rencia entre el tío y Dios: Dios ios sabe cómo hacer
no se ofende cuando lo igno- para llamarnos la aten-
ramos. Nosotros sí. Dios no ción. Cuando olvidamos
necesita nada, tampoco una que Él nos ama, nos envía
relación con nosotros. Somos una luz roja para que en-
nosotros quienes necesitan foquemos nuestra aten-
una relación con Él. Nuestro ción.
mayor placer es estar en con-
tacto con Dios. Esa es la razón
por la que Él hace que ocurran algunos pequeños contratiem-
pos, para llamar nuestra atención. Todo es para nuestro propio
beneficio.

5. Escucha las enseñanzas de Dios

Si te tomas en serio tu relación con Dios, entonces entien-


des que Él siempre te está enseñando algo, incluso cuando no
responde a tu plegaria de manera afirmativa.
Cuando la vida esté llena de problemas, detente y pregún-
tate: ¿Por qué Dios está tratando de llamarme la atención? En
cierta forma, este es el aspecto más difícil, porque nos exige
conservar la percepción de que Dios es nuestro Padre Celestial
y de que todo lo que hace es para nuestro bien, incluso cuando
sentimos dolor. Decir con claridad y convicción gam zu leto-
vá, “esto también es para bien”, sin resentimiento ni amargura,
demuestra la más profunda conciencia de que Dios es nuestro
Padre y que nos ama.
Si no podemos decir gam zu letová de corazón, entonces es

Vaetjanán: Obtener una respuesta a tus plegarias / 249


casi imposible que podamos escuchar debidamente lo que Dios
nos está diciendo. Dios es muy articulado, pero si perdemos de
vista que es nuestro Padre Celestial nuestra relación está fuera
de foco y toda enseñanza que derivemos estará forzosamente
distorsionada. Con la conciencia de que Hashem nos ama, po-
demos evaluar esta área de nuestra vida e intentar entender lo
que Dios nos está diciendo (ver el ensayo en Parashat Bejuko-
tai para una discusión más profunda sobre este punto).

En resumen

Nuestros Sabios se refieren a la mitzvá de rezar como “avo-


dá shebalev”, el servicio del corazón (ver Rambam, Hiljot Tefilá
1:1). La plegaria es una avodá: exige mucho trabajo. Requiere
que entiendas en el nivel más profundo que Dios es tu Padre
Celestial, que te ama.
Define lo que quieres y por qué lo quieres, y asegúrate de
que lo que buscas sea bueno para ti. Asume la responsabilidad
y haz tu esfuerzo. Espera el bien y sorpréndete si las cosas no
salen como esperabas. Pregúntate: ¿Por qué Dios está tratando
de llamar mi atención? Y, por último, esfuérzate para entender
la enseñanza que Dios te está enviando. Pregúntate: ¿Qué está
tratando de enseñarme?
Aplicar estas herramientas a las plegarias diarias transfor-
mará tu relación con Hashem.

250 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Sólo irat Shamaim viene con la
garantía inquebrantable de que quien
realmente lo desee lo conseguirá.

P arashat Ekev:
Desear tener temor al Cielo
‫פרשת עקב‬

“Ahora, Israel, ¿qué es lo que Hashem, tu Dios, te pide?


Sólo que temas a Hashem, tu Dios…” (Devarim 10:12).

E
l Talmud aprende de este pasuk que todo está en
manos del Cielo salvo el temor al Cielo (Brajot 33b).
Dado que el temor al Cielo es lo único que está com-
pletamente en nuestras manos, eso es lo único que Hashem
puede exigirnos.
Sin embargo, cada Shabat Mevarjim, el Shabat previo al
nuevo mes, le pedimos a Hashem que nos dé temor al Cielo:
“y danos una vida larga… una vida que tenga temor al Cielo y
temor a la trasgresión…”. ¿Por qué rezamos pidiendo temor al
Cielo, si es algo que está completamente en nuestras manos y
no en las de Hashem?
En realidad todo es un regalo de Hashem, incluyendo el
temor al Cielo. Ni siquiera podemos levantar un dedo sin que
Dios nos permita hacerlo. Sin embargo, antes de cumplir nues-
tros pedidos, Hashem evalúa cuál será el impacto de cumplir
nuestros deseos. ¿Nos acercará o nos alejará de Él? Si lo que
buscamos es realmente bueno para nosotros y consistente con

Ekev: Desear tener temor al Cielo / 251


el plan de Hashem, no hay razón para que Él no nos lo conceda.
Pero si aquello que deseamos nos hará escapar de la realidad
y distanciarnos de Él, entonces seguramente preferirá no otor-
garnos lo que pedimos.
Incluso los objetivos espirituales requieren de este análisis,
porque también ellos pueden alejarnos de Hashem. Por ejem-
plo, si estudiar mucha Torá hace que una persona se vuelva
complaciente o arrogante, entonces el estudio la estará distan-
ciando de Hashem y por lo tanto es malo para ella.
El único deseo que no necesita esta evaluación es irat Sha-
maim, el temor al Cielo. Por definición, irat Shamaim nos colo-
ca firmemente en la realidad

S y nos acerca a Hashem. Una


i supiéramos que todo persona no puede estar des-
pensamiento y acción es pierta y dormida al mismo
filmado por el Creador del tiempo. De la misma forma, si
universo, y que el video le tememos a Hashem enton-
será emitido para toda la ces no podemos estar simul-
eternidad, no transgredi- táneamente escapando de la
ríamos. realidad e ignorándolo.
“Todo está en las manos
del Cielo salvo el temor al
Cielo” significa que sólo irat Shamaim viene con la garantía
inquebrantable de que quien realmente lo desee lo consegui-
rá. No hay obstáculos para obtenerlo; está completamente en
nuestras manos, porque es el único logro que nunca puede ser
contraproducente.
La Torá describe el temor al Cielo como algo pequeño. “Aho-
ra, Israel, ¿qué es lo que Hashem, tu Dios, te pide? Sólo que Le
Temas a Hashem, tu Dios…”. ¡Sólo eso! Eso es todo lo que Dios
quiere de nosotros. Pero conseguir irat Shamaim no es tan fá-
cil. “¿Acaso es algo tan simple?”, pregunta incrédulamente el
Talmud (Brajot 33b).
Es cierto, no es fácil de adquirir irat Shamaim, pero es su-
mamente posible. Nada nos impide lograrlo. Lo único que de-
bemos hacer es desearlo de corazón. En este aspecto, temerle
a Hashem es algo simple.

252 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


¿Por qué temerle a Hashem?

El temor nos da claridad. En el momento en que alguien


salta de un avión o viaja a 150 kilómetros por hora hacia una
curva cerrada, no piensa en la hipoteca ni en el grifo que gotea.
El peligro que vive le hace olvidar todas las preocupaciones pe-
queñas y lo despierta a la exquisita belleza y emoción de estar
vivo. A través del peligro de muerte aprecia la gran alegría y el
sentido que la vida tiene para ofrecer.
El miedo pone claramente frente a nosotros las consecuen-
cias reales que están en juego en la vida, infundiendo cada mo-
mento con mucho sentido. El “temor al castigo” implica vivir
con la claridad de las consecuencias inevitables de una tras-
gresión. Es comparable al miedo que se siente al caminar so-
bre una cuerda floja entre dos rascacielos. Cada paso se da con
gran cuidado y temor, porque un mal paso marca la diferencia
entre la vida y la muerte.
Irat Shamaim también incluye el temor a perder la recom-
pensa eterna que resulta del cumplimiento de cada mitzvá. El
temor a desperdiciar esta invaluable oportunidad puede com-
pararse con la desesperación de una persona que busca fre-
néticamente el boleto de lotería ganador que accidentalmente
arrojó a la basura.
El último minuto de un partido de básquetbol siempre es
el más emocionante, porque entonces cada segundo cuenta.
Cada lanzamiento puede ser el que dé la victoria. Vivir tenien-
do consciencia de las profundas consecuencias de la vida nos
da un acceso directo al placer de vivir una vida significativa.

Una señal de detención contra la transgresión

El temor a Hashem nos protege de transgredir, porque


nos permite tomar consciencia de que estamos bajo vigilancia
constante, como dice la Mishná: “Ten presente estas tres cosas
y no transgredirás: Sabe que por encima de ti hay un ojo que te
observa, un oído que escucha y que todos tus actos son inscrip-
tos en un libro” (Pirkei Avot 2:1).

Ekev: Desear tener temor al Cielo / 253


N ¿Cómo te sientes al ver en
uestro objetivo es ser- el espejo retrovisor las luces
vir a Hashem por amor, de una patrulla de policía? De
pero el punto de partida inmediato comienzas a pre-
debe ser el temor. ocuparte: “¿Hice algo malo?
¿Estoy manejando a dema-
siada velocidad? ¿Hablé por
teléfono? ¿Estoy usando el cinturón de seguridad? ¿Pagué el
seguro?”. Incluso si la policía sólo pasa a nuestro lado, su pre-
sencia nos hace revisar una y otra vez nuestras acciones.
En la primera halajá del Shulján Aruj, el Ramó escribe:
“Shiviti Hashem lenegdi tamid (siempre tengo a Hashem fren-
te a mí), este es el principio más importante de la Torá”. Esto
se debe a que vivir teniendo consciencia de que estamos ante
la presencia de Dios transforma la manera en que hablamos y
actuamos. Si supiéramos que todo pensamiento y acción es fil-
mado por el Creador del universo, y que el video será emitido
para toda la eternidad, no transgrediríamos.

¡Él te ve!

Hay una famosa historia sobre el Jafetz Jaim: una vez viaja-
ba en una carreta y el conductor vio a un costado del camino
un huerto lleno de frutos maduros y tentadores.
—Espere aquí un minuto —dijo el conductor, saltando del
vagón—. Voy a recolectar algunas frutas. Usted observe y díga-
me si viene alguien.
El conductor estaba a punto de entrar al huerto, cuando el
Jafetz Jaim gritó:
─¡Él te ve! ¡Él te ve!
Aterrado, el conductor volvió al vagón tan rápido como
pudo. Sin aliento, miró a su alrededor, temiendo ser identifica-
do por el observador. Pero no había nadie a la vista.
—¡Me mintió! —Le gritó al Jafetz Jaim— ¡No hay nadie mi-
rando!
—Por supuesto que sí —le contestó—. Hashem siempre
está viendo. Él ve todo.

254 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Una necesidad absoluta

El mayor enemigo que todos enfrentamos es nuestro pro-


pio iétzer hará, que no nos deja tranquilos hasta que morimos.
El Jovot Halevavot escribe: “[El iétzer hará] espera para tentar-
te a cada paso. No eres consciente de él, pero él es consciente
de ti; tú no lo tienes en cuenta, pero él sí te tiene en cuenta a
ti… no te dejará solo hasta haberte destruido… Por lo tanto, no
dejes que ninguna otra lucha te distraiga de la lucha contra él”
(Shaar Ijud Hamaasé, cap. 5).
El iétzer hará está constantemente confundiéndonos y ten-
tándonos a transgredir, y lo que empeora las cosas es que ni
siquiera sabemos que estamos bajo ataque. Puede derrotarnos
antes de que lleguemos a darnos cuenta de que estamos en
medio de una lucha. Sin temor a Hashem, no tenemos posibili-
dades de derrotarlo.
Esta es otra razón por la que el temor a Hashem es tan cru-
cial. El temor a Hashem nos pone en alerta máxima y nos des-
pierta ante los insidiosos peligros del iétzer hará, permitién-
donos frustrar su ataque y derrotarlo. En el momento en que
bajamos la guardia, el iétzer hará se infiltra y está listo para
atacar.
Especialmente en el mundo actual, donde nuestras compu-
tadoras y teléfonos inteligentes nos ponen a un clic de distan-
cia del arsenal nuclear del iétzer hará, queda claro que vivir
con irat Shamaim es un asunto de vida o muerte. Sin irat Sha-
maim no podemos sobrevivir espiritualmente.

No es lo ideal

Sin embargo, el ideal no es servir a Hashem por temor. La


motivación apropiada para servir a Hashem es que hacer Su
voluntad es nuestro honor y privilegio, como escribe el Ram-
bam (Hiljot Teshuvá 10:1):
Una persona no debería decir: “Cumpliré las mitzvot de la
Torá y me ocuparé en su sabiduría para recibir todas las ben-
diciones contenidas en ella, o para merecer la vida en el Mun-

Ekev: Desear tener temor al Cielo / 255


do Venidero”. De la misma forma, [tampoco debería decir] “me
separaré de todos los pecados sobre los que advierte la Torá,
para salvarme de todas las maldiciones contenidas en la Torá o
para no ser cercenado de la vida en el Mundo Venidero”.
No es apropiado servirle a Dios de esta manera, porque se
considera que quien está motivado por estos factores sirve por
temor. No está en el nivel de los profetas ni del sabio.
Servirle a Hashem por temor es inadecuado, porque impli-
ca que no entendemos el sentido y el beneficio de actuar pu-
ramente para cumplir Su voluntad. Nos convierte en mercena-
rios a quienes les interesa más el pago que hacer lo correcto.
Sin embargo, el temor es un prerrequisito absoluto para
servirle a Hashem por amor, como escribe el Orjot Tzadikim
(en Shaar Haahavá): “Es imposible que una persona alcance
[amor a Hashem] hasta que tenga admiración y temor a Has-
hem. Por lo tanto, el temor siempre precede al amor”.
Sin temer primero a Dios, estaremos esclavizados a los de-
seos de nuestro cuerpo, atrapados en la depravación del iétzer
hará. El temor asegura que permanezcamos fuera de las arenas
movedizas y nos libera para que desarrollemos una relación
con Hashem basada en el entendimiento de Su grandiosidad.
Nuestro objetivo es servir a Hashem por amor, pero el punto
de partida debe ser el temor.
Hashem espera que demos el primer paso. A fin de cuentas,
es lo único que está en nuestras manos.

256 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


El mesit, al tratar de alejar a
los judíos de Hashem, destruye
el mundo. Quien trata de traer
al pueblo judío de regreso a
Hashem, lo construye.

P arashat Reé:
Ayudar a los judíos a
recuperar su herencia
‫פרשת ראה‬

L
a parashá de esta semana otorga al mesit (alguien que
incita a los judíos a adorar ídolos) el trato más duro
que existe para cualquier transgresor de la Torá. El
pasuk dice: “No accederás a él [el misionero] ni le escucharás,
tus ojos no tendrán compasión de él y no te apiadarás y no le
encubrirás. Sino que ciertamente harás que muera” (Devarim
13:9, 10).
Estas inusuales instrucciones comprenden cinco manda-
mientos negativos diferentes, que el Rambam (Hiljot Sanedrín
11:5) resume de esta manera:
Las leyes pertinentes a un mesit, quien incita a otros a ser-
vir a dioses falsos, difieren de las que se aplican a otras perso-
nas que merecen la pena de muerte:

Reé: Ayudar a los judíos a recuperar su herencia / 257


1) Se ocultan testigos para que observen sus actos.

2) No necesita una advertencia, como necesitan el resto de


los que son ejecutados.

3) Si es liberado de la corte como inocente y alguien dice:


“Tengo un argumento que llevará a su condena”, se lo vuelve a
llevar y se lo vuelve a juzgar.

4) Si fue sentenciado a muerte y alguien dice: “Tengo un


argumento que llevará a su liberación”, no se lo vuelve a juzgar.

5) La corte no presenta argumentos en favor de un mesit.


En la corte que lo juzga participan un anciano, un eunuco y una
persona que no tiene hijos, para que no le tengan misericordia.
Porque la crueldad hacia quienes descarrían al pueblo hacia el
vacío trae misericordia al mundo, como dice la Torá: “Para que
vuelva Hashem del furor de Su ira y te concederá misericordia”
(Devarim 13:18).

M
La misma Torá, cuyo prin-
uchas personas que cipio fundamental es “ama a
dedican sus vidas al kiruv tu prójimo como a ti mismo”
creen erróneamente que nos obliga a no tener piedad
sus esfuerzos en beneficio hacia el mesit, y a buscar
de otros judíos son impor- agresivamente su condena y
tantes sólo si la persona ejecución.
con la que trabajan se De las singulares leyes del
vuelve shomer Shabat. mesit, Rav Aharón Kotler, en
Mishnat Rav Aharón (vol. 1, p.
254), deriva la siguiente idea.
Nuestros Sabios enseñan que el deseo de Hashem de re-
compensar es 500 veces mayor a Su deseo de castigar. Esto se
deriva del pasuk en Shemot (34:7, ver allí Rashi) que dice que
el castigo sólo puede extenderse hasta la cuarta generación,
mientras que la recompensa puede extenderse por 2000 ge-
neraciones.

258 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


En consecuencia, explica Rav Aharón, si un mesit se consi-
dera el peor transgresor que puede haber y, como resultado,
es tratado con mayor severidad que un asesino o un idólatra;
el opuesto al mesit, es decir, un mekarev, quien hace retornar
judíos a la Torá, debe ser la persona más recta de todas, y será
recompensada 500 veces más que lo que el mesit es castigado.
Es importante prestar atención a las condiciones rigurosas
que la Torá establece para el mesit. Si alguien le dijera al gadol
hador: “Prostérnate ante un teléfono porque responderá a tus
plegarias”, y el gadol se riera y le dijera: “Eres un lunático, ¡dé-
jame en paz!”, esa persona se considera un mesit aunque sus
palabras no tuvieron impacto. El mero intento de alejar a una
persona de la Torá categoriza a alguien como mesit.
Muchas personas que dedican sus vidas al kiruv creen erró-
neamente que sus esfuerzos en beneficio de otros judíos son
importantes sólo si la persona con la que trabajan se vuelve
shomer shabat. Con certeza este es un gran logro, pero no es lo
que le confiere a la persona el elevado y codiciado estatus de
mekarev. Si una persona es considerada mesit sólo en virtud
de su intento de alejar a alguien del judaísmo, entonces quien
intenta acercar a otro al judaísmo debe ser considerado un me-
karev sólo en base a su intención.
Tomar la iniciativa e intentar reconectar a un judío con el
judaísmo es considerado por Hashem como el bien más grande
que hay, y merece la mayor recompensa. El impacto real que
tengamos en el otro judío es secundario.
Quien intenta alejar a un judío busca alejar al mundo de
Hashem, provocando un jilul Hashem. Esto contrasta con quien
trata de acercar a un judío a su Padre Celestial. Este último
busca aumentar la conciencia de Dios en el mundo, y sólo con
hacer un esfuerzo crea un kidush Hashem. Si lo consigue, en-
tonces el logro es mucho mayor. Si esto es cierto con respec-
to a quien llega a un solo judío, ¡cuanto más aplica a quien se
esfuerza genuinamente para impactar a todo klal Israel, para
llegar a todo el pueblo judío!

Reé: Ayudar a los judíos a recuperar su herencia / 259


Un mérito incomparable

El Jovot Halevavot dice algo increíble:

“Tan sólo los buenos actos de una persona no la vuelven


merecedora de la recompensa en el Mundo Venidero. Dios
la considera merecedora sólo por dos factores además de
sus buenas acciones. El primero es que enseñe a los demás
sobre el servicio a Dios y los guíe para hacer el bien… El
segundo es la bondad y la beneficencia de Dios”.

(Shaar HaBitajón, cap. 4)

Una persona puede servir a Dios con todo su corazón y ele-


varse a grandes niveles, puede ser un ángel en su entendimien-
to espiritual, en sus tratos comerciales y en sus relaciones con
los demás. Pero a pesar de esto, el Jovot Halevavot declara que
no puede entrar al Olam Habá a menos que les enseñe a otras
personas sobre Dios.
¿Por qué es así? Porque si no tratas activamente de hacer
retornar a los judíos a Dios y a Su Torá, no amas realmente
ni a Dios ni a Sus hijos. Como

S escribe el Rambam en Séfer


i no tratas activamente HaMitzvot (mandamiento
de hacer retornar a los ju- positivo 3), sobre la mitzvá
díos a Dios y a Su Torá, no de amar a Hashem:
amas realmente ni a Dios Nuestros Sabios dije-
ni a Sus hijos. ron que esta mitzvá incluye
acercar a toda la humanidad
al servicio de Dios, exaltado
sea, y creer en Él. Esto se debe a que cuando amas a alguien le
prestas atención, lo alabas y tratas que también los demás lo
amen. De la misma forma, si realmente amas a Dios —median-
te tu entendimiento y conciencia de Su existencia verdadera—
sin duda difundirás este conocimiento verdadero que tú sabes
a los negadores y a los tontos.
El Sifrí dice: “Amarás a Hashem” significa: harás que sea

260 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


E
amado entre las personas, tal
como lo hizo tu padre Abra- l objetivo de la Torá
ham, como está escrito: “Las no es sólo el perfeccio-
almas que hizo en Jarán” (Be- namiento personal, sino
reshit 12:5). el perfeccionamiento de
El Sifrí nos dice que Abra- todo el mundo.
ham, como resultado de su
profundo entendimiento de
Dios, desarrolló amor por Dios, tal como lo atestigua el versí-
culo: “Abraham, quien me amó” (Ieshaiahu 41:8). Este podero-
so amor lo incentivó a acercar a toda la humanidad a creer en
Dios. De la misma forma, tú debes amar a Dios al punto en que
acerques a otras personas a Él.
De forma natural, la gente comparte aquello que ama. Lo
que nos llevará a tratar de acercar a nuestros hermanos judíos
es el verdadero amor, entusiasmo y valoración de Dios y de la
sabiduría de Su Torá.
En la misma medida en que amemos a Hashem y a Su Torá,
estaremos motivados a compartir ese amor.
Más aún, el kiruv y el estudio de Torá están íntimamente
relacionados.
El Talmud (Avodá Zará 9a) enseña que el mundo está des-
tinado a existir durante 6000 años que están divididos en tres
etapas: 2000 años de desolación, 2000 años de Torá y 2000
años de los días del Mashíaj. ¿Cuándo comenzó la era de 2000
años de Torá?
El Talmud calcula que fue cuando Abraham tenía 52 años,
cuando junto a su esposa Sará iniciaron el primer movimiento
de kiruv y comenzaron a acercarse a las masas para enseñar
los valores de la Torá al mundo.
La era de Torá no comenzó con Adam HaRishón, ni tampoco
con Shem y Éver, quienes tenían su propia Ieshivá. Comenzó en
el momento en que Abraham se dio cuenta de que la realidad
de Dios debía ser compartida con el mundo. Esto se debe a que
el objetivo de la Torá no es sólo el perfeccionamiento personal,
sino el perfeccionamiento de todo el mundo.
El mesit, al tratar de alejar a los judíos de Hashem, destru-

Reé: Ayudar a los judíos a recuperar su herencia / 261


ye el mundo. Quien trata de traer al pueblo judío de regreso a
Hashem, lo construye.

262 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Subyugar tu dáat no
significa no tener una opinión,
sino elegir dejarla de lado.

P arashat Shoftim:
Distinguir tu derecha
de tu izquierda
‫פרשת שופטים‬

E
l tratado de Pirkei Avot comienza resumiendo la fi-
losofía educacional del judaísmo con la declaración:
“Erige muchos alumnos”. La Mishná no dice “ense-
ña” ni “inspira”; dice “erige’”, enfatizando que nuestro objetivo
principal al educar a nuestros estudiantes y a nuestros hijos es
hacerlos independientes. Nuestro rol como padres y maestros
es educar jóvenes que puedan pensar por sí mismos.
Nuestros Sabios nos dicen que cuando Raba ponía a prueba
a Abaie, a propósito enseñaba algo incorrecto o ilógico para
asegurarse que él no aceptara todo lo que le enseñaba sin an-
tes examinarlo críticamente (Brajot 33b).
Si no pensamos por nosotros mismos, siempre seremos
una pizarra en blanco condicionada por la sociedad y nuestros
valores y convicciones serán un mero accidente de nacimiento.
Usar la mente para evaluar y pensar críticamente es una par-
te esencial del desarrollo del individuo. Es el motor que crea
nuestro ser único y verdadero.
Rav Kalónimus Kalman Shapira, el Rebe de Piaseczna, que

Shoftim: Distinguir tu derecha de tu izquierda / 263


murió en el Holocausto, describió este punto en su diario per-
sonal, Para curar el alma:
Debe haber una persona que pueda pararse por sí misma,
que pueda decidir lo que quiere para sí. Si no hay tal perso-
na, si sólo hay una multitud, no puede haber libre albedrío ni
voluntad personal. Porque… ¿quién decidirá si más allá de la
multitud no hay absolutamente nadie?
¿Eres alguien que puede erguirse por sí mismo, o eres sólo
un miembro más de la especie humana? El hombre no puede
permanecer preso de las reglas sociales, de las costumbres cul-
turales ni del pensamiento aceptado, sin la capacidad de ver
más allá de eso; debe tener una mente independiente. Sin esto
no sólo no es un judío, ni siquiera es una persona.
Sin embargo, la parashá de esta semana parece contradecir
el valor de ser un pensador independiente. El pasuk dice: “De
acuerdo con la enseñanza que te enseñen y de acuerdo con el
juicio que te digan harás, no te desviarás de la palabra que te
digan, ni a la derecha ni a la izquierda” (Devarim 17:11).
Rashi (Devarim 17:24), citando al Sifrí, explica: “[Debes
escucharlos] incluso si los jueces te dicen que la izquierda es
la derecha y que la derecha es la izquierda. ¡Cuánto más si te
dicen que la derecha es la

S derecha y la izquierda es la
i no pensamos por no- izquierda!”. Aparentemente
sotros mismos, siempre nuestros Sabios nos están
seremos una pizarra en diciendo que debemos igno-
blanco condicionada por rar nuestra propia opinión
la sociedad, y nuestros va- y aceptar la perspectiva del
lores y convicciones serán rabino, incluso si nos parece
un mero accidente de na- absolutamente ilógica. ¿Qué
cimiento. pasó con la importancia del
pensamiento independiente?
Para complicar las cosas
todavía más, el Talmud (Horaiot 2b) habla sobre un caso en
que se espera que un Sabio se oponga a lo que considera una
legislación equivocada del Sanedrín HaGadol, y que se manten-
ga firme en su posición. El caso es sobre un pedazo de jélev,

264 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


grasa prohibida, que el Sanedrín HaGadol confunde con shu-
mán, grasa permitida. Si un miembro de ese Sanedrín come la
grasa, sabiendo que sus colegas legislaron erróneamente, está
obligado a traer un korbán por transgredir inadvertidamente
al comer la grasa no kasher.
La pregunta es: ¿por qué se considera que esta acción es in-
advertida, siendo que este juez sabe que está comiendo grasa
no kasher?
La Guemará responde que es porque pensó equivocada-
mente que la obligación de “conforme a la enseñanza que te
enseñen…” aplica incluso en ese caso. Pero no es así. El Sabio
que reconoce que el Sanedrín HaGadol se equivocó, tiene que
apegarse a su posición y no seguir la legislación del Sanedrín.
Esta Guemará pareciera contradecir la declaración de esta
parashá, respecto a la obligación de obedecer a nuestros líde-
res incluso si nos dicen que “la derecha es la izquierda y la iz-
quierda es la derecha”. ¿Cómo conciliamos estas dos fuentes?

Hecho vs. Juicio

La resolución yace en la naturaleza diferente de los fallos


en cuestión.
Nuestra parashá se refiere a las decisiones basadas en un
juicio o sevará. En casos que requieren deliberación lógica y
razonamiento, debemos someternos a nuestros Sabios, porque
ellos saben mucho más que nosotros sobre esos temas y su ra-
zonamiento es mucho más cercano a la Torá. Esto queda aludi-
do en el hecho de que nuestros Sabios ilustren la necesidad de
aceptar su fallo con el ejemplo de llamarle a tu mano derecha
tu mano izquierda y viceversa, porque si algo está a la derecha
o a la izquierda depende de la perspectiva.
En contraste, en el caso de la Guemará sobre la grasa kas-
her y la no kasher hay que determinar un hecho objetivo. En
esa situación podemos conocer los hechos a pesar de tener
menos instrucción que nuestros Sabios. Por lo tanto, estamos
obligados a apegarnos a lo que sabemos, incluso si eso contra-

Shoftim: Distinguir tu derecha de tu izquierda / 265


dijera la opinión de nuestro rabino.6
Rav Itzjak Hutner, el Rosh Ieshivá de Rav Weinberg en la
Ieshivat Jaim Berlín, se negaba a responderle a un estudian-
te a menos que éste ofreciera primero su propia opinión. Rav
Hutner estaba inculcando una enseñanza fundamental sobre
la importancia de desarrollar independencia intelectual. Él en-
señó a sus talmidim que primero debían esforzarse, analizar el
tema y arribar a sus propias conclusiones. Sólo después ofrecía
sus preciadas palabras de Torá. Rav Weinberg adoptó este en-
foque con sus propios alumnos.
Tienes la obligación de tener una deá, una “opinión edu-
cada” y, al mismo tiempo, tener la humildad para subyugarte
a quienes poseen un entendimiento superior. Sin embargo,
subyugar tu dáat no significa no tener una opinión, sino elegir
dejarla de lado porque reconoces que no eres un experto en el
área y que tu perspectiva no tiene, ni cerca, la pureza y la base
de Torá que tiene la opinión detallada de un talmid jajam.
Llegar a este equilibrio asegura que haya liderazgo, que
exista el respeto adecuado por los talmidei jajamim y que todo
individuo se vea alentado a desarrollar su independencia y sin-
gularidad.

6 Ver Ketubot 57a. Rashi s.v. Ha Ka mashma lan, donde explica que en dispu-
tas que involucran razonamiento podemos aplicar la máxima: “Esas y esas son las pal-
abras del Dios vivo”, lo cual implica que ambas perspectivas expresan la verdad a pesar
de estar en conflicto, dado que argumentos lógicos diferentes pueden ser apropiados
en momentos diferentes. Pero con respecto a una disputa sobre hechos, un lado debe
estar equivocado. Ver también el Béer Sheva sobre Horaiot 2b, quien da una respuesta
similar. 

266 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Todo lo que nos ocurre en este mundo tiene
un único objetivo: que nos acerquemos a Dios;
que sintamos que “yo soy de mi Amado y mi

P
Amado es mío”.

‫פרשת כי תצא‬
arashat Ki Tetzé:
En guerra durante elul
“Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos”
(Devarim 21:10).

T
odos estamos en guerra contra un enemigo feroz. El
Jovot Halevavot (Sháar Ijud Hamaasé, cap. 5) descri-
be esta batalla con la siguiente historia. Un hombre
piadoso se encontró con un grupo de soldados que volvían
triunfantes de una gran batalla, emocionados por la victoria.
“Han vuelto victoriosos de una lucha menor”, les dijo. “Aho-
ra prepárense para la batalla importante”.
“¿Y cuál es esa batalla importante?”, le preguntaron.
“La guerra interior, contra de la inclinación al mal. Esa es la
guerra principal. Acaban de volver de tres semanas de intensa
lucha y el enemigo ha sido derrotado. Pero la lucha contra la
demencia del iétzer hará nunca termina. Incluso después de
100 derrotas, nunca te deja tranquilo. La batalla es constante.
No descansará hasta haberte matado. Apenas bajes la guardia,
te golpeará e intentará destruirte por completo.
“En una guerra típica hay una línea de fuego. En ocasiones
estás rodeado, pero por lo menos sabes dónde está el enemi-
go. Sin embargo, el iétzer hará es un experto en disfraces. Sabe

Ki Tetzé: En guerra durante elul / 267


cómo enmascarar las ilusiones para que parezcan realidad,
cómo racionalizar el mal para que parezca que es el bien. Es
tan engañoso que sabe cómo hacer que te dañes a ti mismo y a
tu familia sin que te des cuenta”.
Estamos en medio del mes de elul, y es el momento de in-
tensificar la lucha contra el iétzer hará y reabastecer nuestra
reserva de armas. El primer plan de ataque del enemigo es de-
rrumbar nuestro sentido de responsabilidad personal y hacer
que lo depositemos en manos de otras personas. Uno piensa:
“Que mis maestros me inspiren” o “Que mi rabino me diga so-
bre qué tengo que trabajar”.
Deja de esperar que alguien te diga qué tienes que cam-
biar durante elul. Eres responsable de ti mismo. Debes hacer la
introspección necesaria, conectarte contigo mismo, y determi-
nar en qué tienes que trabajar. Como dice la Mishná: “Im ein ani
li, ¿mi li? - Si yo no estoy para mí, ¿quién lo estará?” (Pirkei Avot
1:14). Nadie puede ayudarte a crecer a menos que asumas la
responsabilidad por ti mismo. Tus maestros pueden darte las
mejores herramientas del mundo para la auto-transformación,
pero si no asumes la responsabilidad por tu propia vida, las
dejarás en el armario.
Debes aclarar qué significa para ti la vida. ¿Qué quieres lo-
grar este nuevo año? ¿Qué estás comprometido a trabajar? Si
no tomas estas decisiones, te engañarás fácilmente pensando
que te preparas para Rosh Hashaná como corresponde, escu-
chando algunas clases inspiradoras de musar y esperando que,
de alguna forma, esos grandes rabinos te hagan grande a ti.
Nadie puede hacerte grandioso. Nadie puede convertirte
en un lamdán (un estudiante analítico de la Torá) ni en alguien
que sabe el Shas. No hay atajos, eres el único responsable de tu
propio crecimiento y estudio. Fortalécete y deja de apoyarte en
los demás. Nadie puede hacerlo por ti.

Juicio y amor

El mes de elul presenta una paradoja. Por un lado, es el


tiempo de Ani ledodí vedodí li - yo soy de mi Amado y mi Amado

268 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


es mío, un acrónimo de elul. Es una época en la cual sentimos
el intenso amor y la cercanía de Hashem. Sin embargo, elul es
también el tiempo para prepararse para Rosh Hashaná, cuan-
do se abren el Libro de la Vida y el Libro de la Muerte y el Rey
del universo nos juzga, decidiendo quién vivirá y quién morirá,
quién tendrá cáncer y quién sanará, quién será aplastado en un
accidente y quién sobrevivirá. Aparentemente hay una contra-
dicción entre Ani ledodí vedodí li y el Día del Juicio. ¿Cómo se
relacionan?
El Ramjal encapsula en un solo párrafo el sentido de nues-
tra existencia y, al hacerlo, nos da la respuesta. En Dérej Has-
hem (1:4:6) escribe: “El objetivo fundamental del servicio a
Dios es que el ser humano se dirija constantemente a su Crea-
dor, para comprender que fue creado con el único objetivo de
apegarse a Él…” Todo lo que nos ocurre en este mundo tiene un
único objetivo: que nos acerquemos a Dios; que sintamos que
“yo soy de mi Amado y mi Amado es mío”. El judío entiende
que todo lo que Hashem hace es para su bien; es una expresión
de Su amor. Todo juicio, ya sea una ganancia inesperada o una
bancarrota, es exactamente lo que necesitamos para acercar-
nos a Él. Ani ledodí vedodí li, si amas a Dios y aprecias que es tu
Padre, entonces vedodí li, verás que Dios te ama y que todo lo
que hace es para tu bien. Pero si no aprecias lo que Hashem ha
hecho por ti y, en cambio, tienes quejas, creerás erróneamente
que no te ama.
El Ramjal describe el objetivo de la guerra contra el iétzer
hará: “El hombre sólo fue puesto en este mundo para superar
a su inclinación al mal y subyugarse a su Creador mediante la
fuerza de su intelecto. Debe superar sus deseos y tendencias
físicas, y dirigir todas sus actividades hacia el logro de este
propósito [de acercarse a Dios]” (Ibíd.). De nosotros depende
elegir aferrarnos a Hashem derrotando a nuestro iétzer hará
y elevándonos sobre las vanidades y la confusión del mundo.

El estudio de la Torá

A continuación, el Ramjal identifica el arma principal que

Ki Tetzé: En guerra durante elul / 269


Hashem nos dio para luchar contra el iétzer hará y lograr nues-
tro objetivo: “Dios nos dio un medio que es mejor que cualquier
otra cosa para acercar al hombre a Dios, y este es el estudio de
la Torá” (1:4:9). No hay nada más poderoso que estudiar las
instrucciones de Hashem para la vida. Estas son las palabras
de nuestro Creador.
Pero el Ramjal puso condiciones: “Para quien las lea con
santidad y pureza, con la intención adecuada de cumplir la vo-
luntad de Hashem, estas palabras tendrán la propiedad única
de hacer que quien las lea incorpore en sí excelencia y la ma-
yor perfección”. Debemos estudiar Torá con santidad y pureza,
lo que significa que nuestro estudio debe ser lishmá, puro, en
nombre del Cielo. Nuestra motivación para acercarnos a Dios
no puede estar mezclada con el deseo de aprobación o la nece-
sidad de amoldarnos a la presión social.
Elul es el momento para examinar tus objetivos e intereses.
¿Por qué estudias Torá? Asegúrate de hacerlo por las razones
correctas. Mantenlo puro.
Y, por último, estudia Torá con la intención de cumplir la
voluntad de Dios. Como decimos en nuestras plegarias dia-
rias, en la segunda bendición antes del kriat Shemá: “Permite
a nuestros corazones entender y elucidar, escuchar, aprender,
enseñar, respetar, hacer y cumplir todas las palabras de Tu
Torá con amor”. El estudio de la Torá no tiene sólo el objetivo
de estimular el intelecto. El objetivo es absorberla en todo tu
ser y vivirla. El estudio de la Torá debe cambiarte y acercarte a
Dios. Si tu intención no es cumplir lo que estudias, puedes sa-
ber muchísima Torá, pero no eres más que un burro cargando
libros. Tu conocimiento no ha penetrado a la esencia de tu ser.
El shofar suena, te acercas a Iom Ha-din, el Día del Juicio.
Estás en guerra. El enemigo está en la puerta. Ahora es el mo-
mento de fortalecer tu decisión de luchar la gran batalla contra
el iétzer hará. Es hora de asumir la responsabilidad por cada
aspecto de tu vida, de reconectarte al amor constante de Has-
hem y de intensificar tu determinación para estudiar Torá con
pureza, para cumplir la voluntad de Hashem. Nadie puede ha-
cerlo por ti.

270 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


La vida, la Torá, las mitzvot,
todo es para nuestro beneficio.
La gratitud y la alegría son el
nombre del juego.

P arashat Ki Tavó:
Ani le Dodí
veDodí li
‫פרשת כי תבוא‬

E
stamos en el mes de elul, que es un acrónimo de ani
ledodí vedodí li, yo soy de mi Amado y mi Amado es
mío.
¿No hubiera sido más apropiado que el mes se llamara da-
lul, formando dodí li veani lo, mi Amado es mío y yo soy de mi
Amado? Aparentemente esa hubiera sido una descripción más
acertada, porque Hashem, nuestro Amado, es Quien inició la
relación con nosotros, el pueblo judío.
La razón por la que se llama elul, Ani ledodí vedodí li, es
porque la forma en que nos relacionamos con Hashem defi-
ne cómo percibimos la manera en que Él se relaciona con
nosotros. Las relaciones son reciprocas, como enseña el Rey
Shlomó: “Kamaim hapanim lapanim ken lev haadam laadam”
así como un rostro refleja en el agua otro rostro, el corazón de
una persona refleja el corazón de otra (Mishlei 27:19). Cuando

Ki Tavó: Aní le Dodí veDodí li / 271


amamos a alguien, sentimos que somos amados; cuando tene-
mos resentimiento hacia alguien, sentimos que esa persona lo
tiene hacia nosotros.
Este principio se aplica también a nuestra relación con
Hashem. Ani ledodí, si amas a Dios, vedodí li, entonces verás
que Dios te ama. Pero si sientes resentimiento (Hashem, no me
trataste bien, no valoras lo que he hecho por Ti, estás haciendo
que mi vida sea muy difícil), entonces pensarás que Hashem
no te ama.

C
Los espías son un ejem-
uando amamos a al- plo de esta dinámica. Al re-
guien, sentimos que so- gresar tras explorar la Tierra
mos amados; cuando de Israel y dar su malvado
tenemos resentimiento informe, los espías se queja-
hacia alguien, sentimos ron amargamente, como dice
que esa persona lo tiene el pasuk: “Hablaron mentiras
hacia nosotros. en sus tiendas, y dijeron: ‘por
el odio que Hashem nos pro-
fesa nos ha sacado de la tierra
de Egipto, para entregarnos a manos del emorí, para que nos
extermine’” (Devarim 1:27). Sobre las palabras besinat Hashem
otanu, “por el odio que Hashem nos profesa”, Rashi comenta:
“Él los amaba, pero ustedes eran los que Lo odiaban. Un pro-
verbio popular dice: ‘lo que hay en tu corazón hacia tu amigo,
es lo que tú crees que hay en su corazón hacia ti’”.
Lo que sientes hacia tu prójimo es lo que imaginas que él
siente hacia ti.
El mismo principio se aplica a Dios. Si odias a Hashem, en-
tonces crees que Él te odia. Asimismo, si amas a Hashem, sen-
tirás que Él te ama.
Ese es el significado de Ani ledodí vedodí li. Por lo tanto, una
de las principales áreas para trabajar durante el mes de elul
es amar a Hashem, y de esta manera sentirás Su amor por ti.
La parashá de esta semana nos da una poderosa herramienta
para lograrlo: la gratitud.

272 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Los Bikurim, los primeros frutos

La parashá comienza presentando la mitzvá de bikurim: lle-


var al Beit HaMikdash los primeros frutos de las siete especies
por las que es alabada la Tierra de Israel. “Vendrás al cohén
que esté en esos días y le di-
rás: ‘Declaro hoy a Hashem,
tu Dios, que he entrado a la U n aspecto esencial de
Tierra que el Eterno juró dar- la hakarat hatov del judío
nos” (Ibíd. 26:3). Lo que estás es agradecerle a Hashem
diciendo es: “Hashem, reco- por ser parte del pueblo
nozco que me diste esta Tie- judío, la nación que tiene
rra y el regalo de todos estos la misión de traer morali-
frutos abundantes”. Pero eso dad y sabiduría al mundo.
no es todo. En las palabras
“veamarta elav”, “y le dirás”,
Rashi explica que al llevar los bikurim, se le debe informar al
cohén que no eres un kafuf tov, un ingrato.
¿Por qué debes decirle eso al cohén? ¿No alcanza con no ser
kafuf tov? No, debes articularlo y decirlo en voz alta. El habla es
un puente entre lo interno y lo externo. Hablar de algo concre-
tiza tus pensamientos y los vuelve reales. Por eso en el Beit Ha-
Mikdash, ante la presencia de Dios, se le debe decir a un cohén
que vive con la realidad de Hashem, que Dios te dio regalos sin
ninguna condición. Debes mirar al cohén a los ojos y conven-
cerlo de que realmente sientes gratitud. Él se da cuenta si eres
sincero o no, si estás lleno de alegría y piensas que la vida es
hermosa, o no. El hecho de decirlo en voz alta permite que tú
mismo veas en dónde te encuentras. No hay más simulacros.
Después de declarar que no eres un ingrato y de agradecer-
le a Hashem por traerte a la Tierra de Israel, el cohén toma tu
canasta de frutas y la pone sobre el altar. Entonces dices en voz
alta, para que todos escuchen: “Aramí oved aví” - un arameo in-
tentó destruir a mi antepasado… (Ibíd. 26:5), la famosa sección
que conforma la columna vertebral de la Hagadá de Pésaj y
describe cómo Hashem sacó al pueblo judío de Egipto y lo llevó
a Israel. Un aspecto esencial de la hakarat hatov (gratitud) del

Ki Tavó: Aní le Dodí veDodí li / 273


judío es agradecerle a Hashem por ser parte del pueblo judío,
la nación que tiene la misión de traer moralidad y sabiduría
al mundo. “Te regocijarás con toda la bondad que Hashem, tu
Dios, te ha dado” (Ibíd. 26:11), incluyendo el privilegio de ser
parte de esta grandiosa nación.
La gratitud es la base de toda relación amorosa, incluyendo
nuestra relación con Hashem, y es el primer paso para aprove-
char el poder de elul de Ani ledodí vedodí li.

La razón de las maldiciones

La parashá contiene la lista de bendiciones que el pueblo


judío recibirá si cumple las mitzvot, y también la tojajá, la leta-
nía de maldiciones que describen las horrendas consecuencias
que le acontecerán al pueblo judío si rechaza a Dios y a Su Torá.
La costumbre es que el báal koré lea la tojajá en voz baja. Eso
nos obliga a despertarnos, prestar atención y realmente escu-
char. Si escuchamos a Hashem, tendremos el mérito de recibir
todas las brajot.
En medio de la amenaza al pueblo judío con desgracias ate-
rradoras, Dios dice: “Serán señal y prodigio para ti y para tu
descendencia, eternamente,

E porque no le serviste a Has-


quivocadamente cree- hem, tu Dios, con alegría y
mos que, de alguna mane- buen corazón, cuando todo
ra, estamos ayudando a era abundante” (Ibíd. 28:46-
Dios, haciéndole un favor 47). La Torá expresa la razón
cuando comemos kasher y de todos esos sufrimientos:
respetamos Shabat. Y nos porque no sirvieron al Eterno
preguntamos: “¿Dónde con alegría.
está la gratitud de Dios?”. El Rambam (Hiljot Sucá
8:15) explica que incluso si
cumpliste todas las mitzvot,
estudiaste Torá noche y día y te esforzaste mucho en tu servi-
cio a Dios, si no lo hiciste con alegría, mereces una retribución
y te has ganado todas esas maldiciones. Para algunas perso-
nas esto puede resultar sorprendente. Hashem, ¿qué quieres?

274 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Cumplí todas Tus mitzvot, te serví diligentemente. ¿En dónde
está la justicia? ¿Todo ese esfuerzo y esto es lo que recibo, sólo
porque no lo hice con alegría?
Es fundamental recordar: Hashem no necesita nuestras
mitzvot. Él es infinito, perfecto y no hay nada que podamos ha-
cer por Él. Hashem nos creó para darnos el mayor placer y sig-
nificado posibles. Nos dio Su Torá y Sus mitzvot para nuestro
placer y beneficio.
Equivocadamente creemos que, de alguna manera, esta-
mos ayudando a Dios, haciéndole un favor cuando comemos
kasher y respetamos Shabat. Y nos preguntamos: “¿Dónde está
la gratitud de Dios?”. Somos como el niño desagradecido que se
queja por tener que sostener el helado.
La vida, la Torá, las mitzvot, todo es para nuestro beneficio.
La gratitud y la alegría son el nombre del juego. Si nos queja-
mos, si creemos que le estamos haciendo un favor a Dios, per-
demos de vista el objetivo de la existencia. Ani ledodí vedodí li.
Tenemos un Creador que nos ama, que nos creó y nos sustenta
a cada instante. Es esencial recordar que Dios nos ama.
Despiertas en la mañana y lo primero que dices es Modé
Ani: Dios, te agradezco por estar vivo. ¿Realmente lo sientes?
Díselo al cohén. Háblale a Dios, no a la pared. No lo repitas
mecánicamente. Reconoce que la vida es maravillosa, ¡y luego
agradécele a Dios! No seas kafui tová. Mira lo que te dio: te dio
vida, te dio una Torá para enseñarte cómo aprovechar la vida
al máximo y te dio una misión única en el mundo. Y te hizo
parte del pueblo judío, que trae al mundo sabiduría, valores y
significado.
Ani ledodí vedodí li. Valora lo maravilloso que es estar vivo,
lo maravilloso que es tener una relación con Dios y lo maravi-
lloso que es tener una Torá. Eso es verdadera teshuvá. Vive con
gratitud y alegría, y recibirás todas las brajot.
El shofar está sonando y nos dice: despierta y sé real, no ha-
gas las mitzvot mecánicamente, como un zombi. Siente lo her-
mosa que es la vida. Durante el resto de elul, al despertar cada
mañana, di Modé Ani sintiéndolo realmente. Convence al cohén
de que eres sincero. Agradécele a Dios por la oportunidad de

Ki Tavó: Aní le Dodí veDodí li / 275


servirle. Conéctate con Su amor y agradece todo lo bueno que
te dio. Dilo desde el corazón, y te cambiará la vida. Ani ledodí
vedodí li.

276 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Si estás dispuesto a soportar el dolor, puedes
tomar la difícil decisión de superar al iétzer

P
hará y Dios te ayudará.

‫וילך‬/‫פרשת ניצבים‬
arashat Nitzavim-Vaiélej:
¡Escoge la vida!

Pongo hoy por testigos ante ustedes al cielo y a la tierra:


he puesto delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la
maldición, y escogerás la vida (uvajarta bajaim), para que
vivas… (Devarim 30:19).

E
l tema central de Rosh Hashaná es elegir la vida. Za-
jrenu lejaim, recuérdanos para la vida, Mélej jafetz
bajaim, Rey que desea la vida. Pero en Rosh Hashaná
Hashem no es el único que elige la vida para nosotros, también
nosotros tenemos que tomar la decisión.
Está por comenzar un nuevo año y es hora de hacer un ba-
lance. ¿Qué ocurrió este año? Aunque sintamos que nos que-
dan otros 100 000 años por delante, la vida tiene una cantidad
finita de años y tenemos que evaluar y hacer un jeshbón hané-
fesh, un recuento espiritual. Es hora de despertarnos y elegir
la vida.
El primer aspecto de despertar es simple: deja de hacer lo
que sabes que Dios considera erróneo. ¿Desperdicias el tiem-
po? ¿Estás parado frente a Dios, rezando sin siquiera saber lo
que debes pedir, sin siquiera creer que Él te responderá? ¿Te
enojas con facilidad? ¿Olvidas lo que estudias? ¿Continuarás

Nitzavim-Vaiélej: ¡Escoge la vida! / 277


haciendo esas cosas durante el resto de tu vida?
Hay tantas cosas obvias que sabemos que estamos hacien-
do mal. Revisar esas cosas es muy simple, pero requiere el co-
raje y la honestidad para enfrentarnos a nosotros mismos y
eliminar las excusas. Ahora que ves esos errores, ¿qué harás al
respecto?
Un segundo aspecto de la preparación para el año nuevo es
preguntarte: ¿Cuál es el cambio que sé que puedo lograr si me
dedico a ello con cuerpo y alma? ¿Cuál es el próximo escalón
significativo al que debería aspirar a llegar en mi escalera de
crecimiento? En lo más profundo de mi ser, ¿qué deseo lograr
este nuevo año? ¿Aprender de memoria un séder de Mishnaiot?
¿Dominar un Tratado completo del Talmud? ¿Ponerme en for-
ma y bajar diez kilos? ¿Qué objetivo quiero conquistar?
No dejes que pase otro año en el que tus sueños se escu-
rren. Uvajarta bajaim, escoge la vida.

Elecciones de vida o muerte

El pasuk dice: “Puse delante de ti la vida y la muerte… ¡es-


coge la vida!” La Torá describe la elección esencial del hom-
bre como una elección entre

L la vida y la muerte. ¿Por qué?


a máxima experiencia ¿Por qué Hashem se toma la
de no sentir dolor es la molestia de instruirnos que
muerte. El placer, por el debemos escoger la vida?
otro lado, requiere dolor. ¿No es obvio que todo el
mundo quiere vivir?
Para responder a estas
preguntas, observemos lo que ocurrió en el momento de la
creación del hombre. La Torá dice: “Y Hashem, Dios, formó al
hombre del polvo de la tierra, e insufló en sus fosas nasales
el alma de vida, y el hombre se convirtió en un ser viviente”
(Bereshit 2:7). El hombre está compuesto por un cuerpo físi-
co y un alma espiritual elevada. Ambas partes desean volver
a su fuente. El cuerpo quiere escapar de todo el dolor y el de-
safío, para experimentar solamente la comodidad y la sensa-

278 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


ción placentera de la gratificación instantánea. El alma anhela
crecimiento, desarrollar su potencial y apegarse a Dios. Ansía
el significado y la satisfacción que llegan a través del esfuerzo.
Estas dos fuerzas luchan una batalla interna constante.
A la mañana suena el despertador. El alma quiere declarar:
“Modé Ani lefaneja, otro día de crecimiento espiritual y desa-
fíos. ¡Aprovechemos el día!”. Pero el cuerpo quiere abrazar la
almohada y seguir durmiendo. Tu alma quiere la vida, pero tu
cuerpo desea la muerte.
¿Por qué la muerte?
Para entender el deseo de muerte que existe en el interior
de cada persona, es necesario definir lo opuesto al dolor.
¿Qué es lo opuesto al dolor?
La mayoría de las personas responde “placer” y al hacerlo
cometen un error fundamental que tiene serias ramificaciones.
Lo opuesto al dolor no es el placer, sino la ausencia de dolor. La
ausencia de dolor es equivalente a la comodidad, no al placer.
No confundas comodidad con placer. La comodidad es la au-
sencia de dolor, la sensación de entumecimiento al quedarse
dormido. La máxima experiencia de no sentir dolor es la muer-
te. El placer, por otro lado, requiere dolor. “Lefum tzar agra, de
acuerdo con el esfuerzo es la recompensa” (Pirkei Avot 5:22).
El placer real y la satisfacción llegan como resultado del es-
fuerzo y de aceptar los desafíos. Si confundimos el placer con
la comodidad, elegiremos siempre la almohada y evitaremos el
esfuerzo que nos ayudará a alcanzar logros y a concretar nues-
tro potencial en la vida.
El Talmud enseña: “Rabí Shimón ben Levi dijo: la inclina-
ción al mal de la persona amenaza con sobreponerse a ella
todos los días y busca matarla, como está escrito: ‘el malvado
observa al recto y busca matarlo’ (Tehilim 37:32). Si no fuera
porque el Santo, Bendito Sea, ayuda a la persona, sería inca-
paz de prevalecer sobre ella, como está escrito: ‘Hashem no lo
abandonará en sus manos’ (Ibíd. V. 33)” (Kidushín 30b).
Este pasuk es atemorizador. El Talmud nos dice que tene-
mos un deseo de muerte, una inclinación que busca matarnos
y que, sin la ayuda de Hashem, seríamos incapaces de superar-

Nitzavim-Vaiélej: ¡Escoge la vida! / 279


la. Pero, baruj Hashem, Dios nos cubre la espalda. Él nos apoya,
podemos contar con Él. Más allá de la rutina en que caímos,
de los hábitos que nos estén aprisionando, Hashem nos da el
poder para elegir la vida. La excusa de “no puedo, estoy atra-
pado en esto”, no existe. Si estás dispuesto a soportar el dolor,
puedes tomar la difícil decisión de superar al iétzer hará y Dios
te ayudará. Uvajarta bajaim.
En ocasiones sentimos que hacer teshuvá y cumplir la Torá
es demasiado difícil, casi imposible. Pero es una trampa que
el iétzer hará pone en nuestro camino. En la parashá de esta
semana, la Torá se refiere de manera directa a esta trampa:
“Porque este mandamiento que te ordeno hoy, no está oculto
de ti ni está distante. No está en el cielo, para que digas: ‘¿Quién
subirá por nosotros, para traerla, enseñárnosla y que la cum-
plamos?’. Tampoco está del otro lado del mar, para que digas:
‘¿Quién cruzará el mar por nosotros para obtenerla, enseñár-
nosla y que la cumplamos?’” (Devarim 30:11-14).
La Torá nos dice: no permitas que el iétzer hará te derrote.
Tienes en tus manos el poder para elegir la vida. Está suma-
mente cercano a ti. ¿Qué tan cerca? Aquí mismo, no tienes que
ir a ningún lado. Está “en tu boca y en tu corazón, para que la
hagas”. Tienes todo lo que necesitas, sólo aférrate a esta clari-
dad, entiende la diferencia entre la trampa de la comodidad y
la euforia del placer real, y elige la vida.
Cuando era un bajur ieshivá, trabajaba durante los veranos.
Un verano, al volver de mi trabajo, mi Rosh Ieshivá, Rav Itzjak
Ruderman zt”l de Ner Israel, me preguntó:
—Nóaj, ¿Cómo vas a estudiar este zmán?”
—Rebe, im irtzé Hashem, si Dios quiere, voy a lograr gran-
des cosas, voy a estudiar muy bien —le respondí.
Él se inclinó hacia mí y me dijo con seguridad:
—Nóaj, ya lo arreglé. Dios lo quiere.
Queridos amigos, ya lo han arreglado. Dios lo quiere y está
esperándolos. Despierten y vivan. Escojan la vida.

280 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


La estrategia para conquistar la Torá es
utilizar simanim, principios generales que
amalgaman cantidades de detalles en un sistema
interconectado y ordenado.

P arashat Haazinu:
Recordar la Torá que
se estudia
‫פרשת האזינו‬

L
a parashá de esta semana contiene el enigmático
cántico de Moshé. De un pasuk del mismo nuestros
Sabios aprenden dos enseñanzas diferentes, aunque
relacionadas entre sí, sobre cómo estudiar Torá. El pasuk dice:
“Goteará como lluvia mi enseñanza, fluirá como rocío mi enun-
ciado, como vientos tempestuosos sobre la vegetación y como
gotas de lluvia sobre la hierba” (Devarim 32:2).
A partir de este pasuk, el Talmud aprende que si uno no es
cuidadoso, el estudio de Torá puede llegar a matarlo:
Rav Baná dijo: Para todo aquél que estudia Torá en nombre
del Cielo, su Torá se convierte en un elixir de vida… pero para
el que no estudia Torá en nombre del Cielo, la Torá se convierte
para él en un veneno mortal, como está escrito: “Goteará como
lluvia mi enseñanza” y arifá (cuya forma iaarof es usada en este
versículo con el significado de gotear) significa “matar”, como
está escrito: “y decapitarán (vearfu) allí la becerra en el valle”
(Devarim 21:4). (Taanit 7a).

Haazinu: Recordar la Torá que se estudia / 281


Es necesario entender la fuerza de la Torá. Cuando se la es-
tudia con la motivación correcta, es un sam jaim, un elixir de
vida. Pero cuando se la estudia lo lishmá, con un motivo ulte-
rior, no en nombre del Cielo, esa misma Torá puede volverse un
sam hamávet, una poción letal. Si la intención de la persona al
estudiar Torá es usarla para sus propios intereses egoístas, o
agudizar su sagacidad intelectual para denigrar a otros, trans-
forma la esencia de la Torá —que es Torat Jaim, la fuente de
vida— en una toxina mortal que la aleja de Dios.
A partir de este pasuk, nuestros Sabios explican un aspecto
diferente en el cual la Torá puede causar daño cuando no se
estudia adecuadamente.
La persona siempre debería resumir su estudio de Torá
en principios generales y extraer los detalles, porque si deja
su estudio como una colección de detalles, ellos la cansarán y
no sabrá qué hacer, como está escrito: “Goteará mi enseñanza
como la lluvia”. La palabra lékaj, enseñanza, se refiere a la Torá,
como está escrito: “Porque te di una buena enseñanza (lékaj),
no abandones Mi Torá” (Mishlei 4:2), y la palabra arifá, gotear,
significa reunir. (Torá Temimá, Devarim 32:2, citando al Sifrí)
El Sifrí ilustra esta idea con una metáfora. Un viajero no lle-
va su dinero en billetes pequeños, porque le resultaría poco
práctico y una carga. Él cambia su dinero en billetes grandes,
que son más fáciles de transportar y que puede cambiar por
billetes de menor denominación cuando sea necesario.
El Sifrí nos enseñanza una lección crucial para retener la
Torá. La Torá es una compilación de miles de detalles. Si tratas
de almacenar tu estudio como un montón de detalles particu-
lares, te resultará agotador retenerlo y sumamente difícil acce-
der a él. Eso hará que olvides gran parte de lo que estudiaste,
algo que nuestros Sabios comparan con una mujer que da a luz
y entierra a su hijo (Sanedrín 99a). Estudiar Torá se convierte
en un emprendimiento muy doloroso.
¿Cuál es la solución? Debes recoger la miríada de detalles
en klalim (principios fundamentales y generales) organizados
y resumidos. Esta técnica te permite conservar una enorme
cantidad de material y, en lugar de volverse una carga agobian-

282 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


te, se convierte en un resumen bien organizado y accesible de
todos los aspectos que estudies de la Torá.
Por esta razón, nuestros Sabios enseñan que la estrategia
para conquistar la Torá es utilizar simanim, principios gene-
rales que amalgaman cantidades de detalles en un sistema in-
terconectado y ordenado, como declara el Talmud: “Rav Jisda
dice: la única forma de adquirir Torá es mediante simanim,
como está escrito en la Torá: ‘sima befihem, ponla en sus bocas’
(Devarim 31:29). No leas sima (ponla) sino simaná (su símbo-
lo)” (Eruvín 54b).

El placer de lo organizado

El Ramjal, en su introducción a Dérej Hashem, describe el


poder de la organización y el placer que le brinda a quien es-
tudia Torá de esa forma. Vale la pena leer su explicación en sus
propias palabras:
Cuando alguien sabe muchas cosas y entiende cómo están
categorizadas e interrelacionadas sistemáticamente, tiene una
gran ventaja sobre quien tiene el mismo conocimiento sin tal
distinción. Esto se asemeja a la diferencia entre ver un jardín
bien cuidado, planificado en líneas y patrones, y ver un mato-
rral o un bosque que crece desorganizadamente.
Cuando un individuo se ve confrontado a muchos detalles
y no sabe cómo se relacionan entre sí o su lugar dentro de un
sistema general, su inquisitivo intelecto no obtiene más que
una carga difícil e insatisfactoria. Puede luchar con ella, pero se
agotará antes de llegar a obtener alguna gratificación. Cada de-
talle le despertará curiosidad, pero al no tener acceso al tema
como un todo, se frustrará.
Por lo tanto, si se desea entender algo es muy importante
ser consciente de otras cosas asociadas a ese tema, así como el
lugar que ocupa en medio de todo eso. Sin esto, su anhelo de
verdad se frustrará y sufrirá por su deseo insatisfecho.
Lo opuesto también es cierto: cuando alguien sabe algo en
relación con su contexto, al verlo dentro de su marco, puede
continuar entendiendo otros conceptos asociados, y su éxito le

Haazinu: Recordar la Torá que se estudia / 283


traerá placer y regocijo.
Organizar tu conocimiento de Torá en principios generales
interrelacionados permite la retención a largo plazo y hace que
tu estudio se vuelva una fuente de profundo placer y gratifica-
ción.

Estudia el Rambam

Cuando Rav Weinberg era un bajur ieshivá de 18 años, le


preguntó a Rav Ruderman, el venerado Rosh Ieshivá de Ner Is-
rael de Baltimore, cómo había logrado aprender el Shas, todo
el Talmud. Rav Ruderman le dijo que debido a su mala visión,
en Polonia no podía estudiar Torá durante la noche, a la luz de
la vela. En cambio, él daba largas caminatas por los bosques
polacos y repasaba las páginas de Guemará que había memori-
zado. De esa forma había logrado dominar el Talmud.
Rav Ruderman fue un bajur ieshivá en un shtetl en la Po-
lonia de la preguerra. Rav Nóaj fue un bajur ieshivá en los
Estados Unidos en la década del 50. ¿Cómo podría utilizar la
misma estrategia de Rav Ruderman? Su frustración lo llevó a
buscar una solución, hasta que finalmente encontró este Sifrí
que explica la importancia de estructurar el conocimiento de
Torá en simanim. Rav Weinberg advirtió que el Mishné Torá del
Rambam es una amplia y muy organizada estructura de toda
la Torá Shebeal Pe, la Torá Oral, y al dominarla y memorizar si-
manim (resúmenes de una palabra que encapsulan cada tema)
para cada uno de sus 1000 capítulos, un estudiante podría lle-
gar a alcanzar pericia en todos sus principios fundamentales.
Es por esta razón que Rav Weinberg siempre alentó a sus
alumnos a estudiar todo el Mishné Torá y a memorizar sus
1000 simanim. Esta es la diferencia entre sentir dolor, frustra-
ción y olvido en el estudio, versus una profunda satisfacción,
placer y éxito al retener el estudio de Torá. Rav Weinberg creía
que después de dominar el Rambam, uno podía aprender todo
el Shas, porque ya tenía una plataforma que lo hacía accesible.

284 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Al dejar el palacio, Moshé se obligó
a salir de su zona de confort. Fue más
allá de lo familiar y tuvo el coraje y
las agallas de entrar en un terreno
desconocido.

P ‫פרשת וזאת הברכה‬


arashat Vezot Habrajá:
El liderazgo de Moshé

M
oshé Rabeinu, el líder más grandioso de la historia
judía, deja este mundo con un beso de Dios y el
Jumash llega a su fin. Como tributo a la persona
que nos trajo la Torá, analicemos más de cerca qué fue lo que
convirtió a Moshé en un líder grandioso y tratemos de aplicar
esos principios eternos a nuestras propias vidas.
Para entender el ascenso de Moshé a la grandeza, debemos
retroceder a la Parashat Shemot: “Sucedió en esos días que
Moshé se hizo grande y salió a sus hermanos, y vio sus cargas.
Vio a un hombre egipcio golpeando a un hombre hebreo, de
sus hermanos. Se volteó hacia uno y otro lado, y vio que no
había ningún hombre, así que mató al egipcio y lo ocultó en la
arena” (Shemot 2:11-12)
Dado que el versículo anterior (v. 10) ya nos informó que
“el niño creció”, estos dos pesukim deben estar describiendo el
crecimiento espiritual de Moshé, y cada frase agrega una idea
adicional a su trayectoria.

Vezot Habrajá: El liderazgo de Moshé / 285


Vaietzé - y salió

Moshé creció en el palacio del Faraón, en medio del lujo


y la realeza. Al dejar el palacio, Moshé se obligó a salir de su
zona de confort. Fue más allá de lo familiar y tuvo el coraje y
las agallas de entrar en un terreno desconocido, lleno de ries-
gos y desafíos. Ser un líder nunca es cómodo y si no decides
conscientemente abandonar una vida de confort, resentirás las
cargas que involucra el liderazgo.

El ejav – hacia sus hermanos

Moshé fue criado como el nieto adoptivo del faraón, sin em-
bargo se identificó con la nación que el Faraón había esclavi-
zado. Su capacidad de considerar como “sus hermanos” a esos
esclavos maltratados representa una enorme travesía espiri-
tual de su parte, un proceso que incluyó la redefinición com-
pleta de su identidad y la transformación de su perspectiva del
mundo. Los líderes necesitan ser sumamente independientes,
creativos e innovadores y brindar una visión irresistible que
impulse e inspire a la nación al cambio.

Vaiar besivlotam – y vio sus cargas

Rashi explica que Moshé dirigió sus ojos y su corazón para


sentir la aflicción del pueblo judío. Luchar contra el egocentris-
mo y sentir realmente el dolor de otra persona requiere una
elección activa. Sentir ese dolor es esencial para vernos moti-
vados a actuar.
Para dar un ejemplo, imagina que es el año 1941 y acabas
de enterarte que miles de judíos están siendo transportados en
vagones de carga hacia los campos de concentración. ¿Dejarías
todo lo que estás haciendo para tratar de salvar algunas vidas
judías?
Cuando se presenta este escenario a una audiencia, por lo
general sólo unas pocas personas levantan la mano. La gran
mayoría no haría nada.

286 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


Ahora, cambia algunos detalles del escenario: imagina que
es 1941 y que eres de un pequeño pueblo de Europa Oriental.
Tus padres te enviaron a América a estudiar o trabajar, y descu-
bres que toda tu ciudad (tus padres, tus abuelos, tus hermanos,
tus vecinos) están siendo llevados en un tren a un campo de
concentración. ¿Dejarías todo para tratar de salvar sus vidas?
Sin lugar a dudas lo harías.
¿Cuál es la diferencia entre los dos escenarios? Hablando
objetivamente: ¿Qué cambia si la mujer del tren es tu madre
o la madre de otro judío? ¡El pueblo judío está siendo llevado
a un campo de concentración! La realidad es exactamente la
misma en ambos escenarios. La única diferencia es que cuando
tu familia está en el tren, sientes el dolor y no puedes dormir
de noche. La realidad de la situación te obliga a asumir la res-
ponsabilidad y a actuar.

E
Las ramificaciones de
esto son aleccionadoras. Si l líder humilde tiene
las personas no se esfuerzan coraje para asumir
para trascender su ensimis- desafíos intimidantes
mamiento y sentir el dolor porque sabe que, a final
ajeno, lo más probable es que de cuentas, el resultado de
ignoren un holocausto y que sus esfuerzos no depende
no hagan nada para ayudar. de su poder, sino del de
Simplemente continuarán Hashem.
con sus vidas, ajenas a la rea-
lidad.
Para estructurar nuestras prioridades como corresponde
y percibir la realidad con precisión, debemos sentir el dolor
de nuestros hermanos y realmente interesarnos por su bien-
estar, tanto físico como espiritual. Imagina que tu hermano se
comprometiera con una mujer no judía; sin dudas estarías mo-
tivado a actuar. Sentir el dolor del otro es la clave del lideraz-
go, porque significa que no tienes ningún otro interés más allá
de lo que es bueno para el pueblo. Este altruismo construye
confianza entre tú y los demás y determina el grado en el que
seguirán tus pasos.

Vezot Habrajá: El liderazgo de Moshé / 287


Vaifén ko vajó – se volteó hacia uno y otro lado, y vio que no
había ningún hombre

Antes de actuar, Moshé observó si había otra persona ha-


ciéndose cargo del problema. Él estaba dispuesto a hacerse
a un lado si ya había alguien en la escena, porque no estaba
postulándose para aumentar su propio ego. Su única preocu-
pación era asegurar que el problema fuera solucionado con
efectividad; su rol personal era irrelevante (ver el ensayo en
Parashat Tetzavé).
La humidad es esencial para ser un líder efectivo, porque
te permite trascender tu ego y hacer lo que Hashem espera de
ti. Dado que una persona motivada por su ego está más preo-
cupada por su deseo de poder que por el bienestar del pueblo
que supuestamente lidera, es sólo una cuestión de tiempo has-
ta que pierda el respeto de las personas.
La humildad también le permite al líder acceder a un poder
mucho mayor que el propio. El líder humilde tiene coraje para
asumir desafíos intimidantes porque sabe que, a final de cuen-
tas, el resultado de sus esfuerzos no depende de su poder, sino
del de Hashem. Y ese coraje, a la vez, genera carisma.
Muchas personas creen

C erróneamente que humildad


ada uno es responsable significa ser manso y pasar
por todo el mundo; somos desapercibido. Imagina que
los guardias de Hashem. la persona más humilde del
Si vemos un problema, no mundo entra a la habitación.
podemos pasar la pelota ¿Qué es lo que ves en tu ima-
a otra persona. ginación? Probablemente
una persona tímida y ansio-
sa a quien nadie le presta
atención. Sin embargo, la Torá nos dice: “El hombre Moshé era
extremadamente humilde, más que cualquier otra persona so-
bre la faz de la tierra” (Bamidbar 12:3). Imagina que Moshé
Rabeinu entra al cuarto. Su presencia increíblemente pode-
rosa haría que todos lo miraran. No fue por accidente que la
persona más humilde de la historia fuera también el líder más

288 / SABIDURÍA PARA LA VIDA


grandioso. Cuando el ego se deja a un lado, la persona puede
transformarse en un conducto para el poder de Hashem.

Vaiaj et hamitzrí – y golpeó al egipcio

Moshé asumió la responsabilidad y actuó de manera atre-


vida y decidida. Entendió el significado real del principio tal-
múdico que afirma que cada persona debe decir: “bishbilí nibrá
haolam” (el mundo fue creado para mí) (Sanedrín 37a). Cada
uno es responsable por todo el mundo; somos los guardias de
Hashem. Si vemos un problema, no podemos pasar la pelota a
otra persona. Los líderes saben que la grandeza es el resultado
de asumir la responsabilidad. Cuando el ciclo de la lectura de
la Torá llega a su fin y volvemos a comenzar Bereshit, dirijamos
nuestros corazones y nuestras mentes a los grandes desafíos
y las oportunidades que Hashem puso frente a nosotros: “Las
cosas ocultas pertenecen a Hashem, nuestro Dios, pero las co-
sas reveladas son para nosotros y para nuestros hijos eterna-
mente, para que cumplamos todas las palabras de esta Torá
(Devarim 29:28). 

Vezot Habrajá: El liderazgo de Moshé / 289


Para más sabiduría
de vida visita:

Todos los derechos reservados.

AishLatino © 2018

Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta


publicación, por cualquier medio o procedimiento, sin contar con
la autorización previa, expresa y por escrito del editor.

S-ar putea să vă placă și