Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX
Subsecretaría Xxxxxxxxxx
Secretaría de Movilidad
Municipio de Medellín
Debe entonces partirse, para tratar de dar claridad al problema jurídico planteado, de la
conceptualización de ambas expresiones, teniendo en cuenta que por plazo se
entiende en la normatividad nacional como el lapso, el periodo o el intervalo de tiempo
que corre entre dos momentos, determinándose entonces que término se referiría al
límite que culmina ese plazo, pudiéndose concluir entonces que el plazo será el lapso
de tiempo que transcurre hasta un término y el término será el momento cierto o
determinado en el que culminaría un plazo determinado.
Así se desprende de la lectura que se haga del artículo 1551 del Código Civil (en
adelante C.C.) cuando afirma que se determinara plazo a “la época que se fija para el
cumplimiento de la obligación” es decir, todo hecho futuro y necesariamente cierto del
que depende el goce actual o la extinción de un derecho.
Ahora bien, en cuanto a la definición desde la ley de la expresión termino, se tiene que
esta no se encuentra expresamente definida, debe entenderse que “termino” hace parte
del concepto de plazo (es uno de sus elementos), toda vez, que se trata de un hecho
futuro y cierto y es precisamente esa certeza la que determina la existencia de un
momento final para esa obligación, permitiendo entonces establecer el lapso dentro del
cual debe ser cumplida.
En este orden de ideas, tenemos que la expresión plazo contempla varias formas de su
materialización a saber:
Plazo determinado: cuando se tiene certeza del momento en que se realizará el
hecho futuro y cierto.
Plazo indeterminado: cuando no se tiene certeza del día o momento exacto en
que se llevara a cabo el hecho futuro y cierto, ejemplo: el de la muerte de una
persona, pues si bien es cierto que ese momento es impajaritable, no se tiene
certeza de cuando llegara efectivamente ese momento.
Expreso: se fija directamente en la ley o es determinado libremente por las
partes en el acto o contrato de manera explícita.
Así las cosas, el plazo contará con rasgos de carácter fundamental como lo es el contar
con un inicio, un término o fin y un cuerpo del plazo; en igual sentido debe versar sobre
un hecho futuro o cierto.
En tratándose del negocio jurídico como tal, se entenderá que el plazo es un requisito
accidental de acuerdo con lo que consagra el artículo 1501 del C.C. “(…) aquellas que
ni esencial ni naturalmente le pertenecen, y que se le agregan por medio de cláusulas
especiales.”
Es de anotar que en nuestro país la medición del tiempo, se hace a través del
Calendario Gregoriano establecido el 24 de febrero de 1582 por el papa Gregorio XIII a
través de la bula papal Inter Gravissimas.
Así pues, se tiene que en materia de plazos, en Colombia pueden ser de carácter
natural o civil además de las categorías antes plasmadas, entiéndase entonces que
será de carácter natural aquel plazo cuyo conteo se produce de momento a momento,
es decir, se comienza a contar un plazo en un momento específico y debe terminar en el
mismo instante; así las cosas, un conteo natural de un (1) mes a partir de las 15:00
horas culminará a la misma hora del día siguiente, toda vez que, naturalmente hablando
el día tiene 24 horas.
Aterrizando lo anterior al plano nacional tenemos que, el cómputo de los plazos fijados
en horas, días, meses o años que vayan de la mano de una mención legal o que se
pacten en los diferentes negocios jurídicos que se lleven a cabo, se deben pactar de
acuerdo con el sistema de cómputo civil, de tal suerte que los mismos siempre y en
todos los casos deben contarse de medianoche a medianoche.
Ahora bien, si se habla de plazos fijados en días, meses o años y “hasta el último
minuto de la última hora inclusive”, deben contabilizarse de manera completa
prescindiendo de las fracciones, a no ser que la ley expresamente determine para ese
caso en específico un cómputo distinto, teniendo en cuenta las vicisitudes legales o
contractuales que en desarrollo de estos puedan presentarse.
El legislador ha optado entonces por la adopción del sistema civil en tratándose del
cálculo de plazos o términos en nuestro sistema jurídico, voluntad esta que ha quedado
plasmada en los artículos 67, 68 y 70 del C.C. y 829 del Código de Comercio (en
adelante C.Cio).
Para advertir que las disposiciones del Código de Régimen Político y Municipal se aplican
a toda clase de leyes sería suficiente notar que tal codificación, luego de hacer la
clasificación de ellas y de determinar su contenido (arts. 35 a 40), establece en el artículo
42 que los proyectos de ley presentados por los ministros del despacho o por los
miembros de las cámaras “que tienden a reformar o adicionar los códigos y leyes
generales, se amoldarán a la clasificación” legal que dicho estatuto hace; o bastaría, para
abonar las tesis (sic) que aquí acoge la sala, advertir que las normas de esa codificación,
referentes a la “promulgación y observancia de las leyes”, son aplicables a toda clase de
disposición legal y no solamente a las que versan sobre régimen político y municipal.
Eso es lo que ocurre con los artículos 52 a 55 sobre promulgación y vigencia de las leyes,
57 sobre su obligatoriedad, 58 sobre aclaración de leyes y 59 a 62 sobre plazos
legales.(…)”
1. Por regla general, cuando por medio de una norma jurídica, se haya fijado el
plazo para la ejecución de una acción (sea cual fuere su naturaleza desde la
teoría del negocio jurídico), derecho o el cumplimiento de una obligación en años
o meses, este plazo se debe calcular según el calendario.
2. Si el último día (siguiendo la línea del anterior numeral) fuere feriado o de
vacancia judicial, se debe entender que dicho plazo tendrá que extenderse hasta
el primer día hábil posterior, en consonancia con lo estudiado anteriormente.
3. Si el mes en que ha de iniciar un plazo que se haya pactado en meses o años,
cuenta con más días que el mes en que se pactó la finalización de dicho plazo, y
si ese plazo inicia su conteo desde alguno de los días en que el primero de
dichos meses excede al segundo, se entenderá para nuestro ordenamiento
jurídico, que el último día del plazo será el último día de este segundo mes.
Lo que nos lleva indefectiblemente a tomar como día de finalización el mismo día
del correspondiente mes o año; si éste no tiene tal fecha, el plazo expirará en el
último día del respectivo mes o año.
Se desprende finalmente también de esta lectura detallada que existen en esta materia
dos excepciones a la regla general, que podemos individualizar de la siguiente manera:
1. Cuando el último día del plazo sea feriado o de vacancia, se debe trasladar la
fecha de vencimiento del plazo hasta el primer día hábil siguiente, trátese de
mes o de año venidero (pensemos en un negocio jurídico en el que el plazo de
finalización se haya pactado para el día 21 de diciembre, día en el cual opera la
figura de la vacancia judicial, por cuanto ese plazo se deberá trasladar hasta el
primer día hábil venidero).
2. Cuando el día expresado en números en que inicia el cómputo de un plazo de un
año o mes no exista en el momento en que este debe concluir, evento en el cual
la ley dispone que el último día del plazo será entonces el último día del mes en
que ha de terminar el plazo, es decir, el último día del respectivo mes o año
(pensemos ahora en un contrato que inicia su ejecución el 29 de febrero de un
año bisiesto y el plazo de finalización se pacta a un año, siendo el último día de
dicho mes el día 28 de febrero; o en el caso de un proceso contractual cuyo
plazo se haya pactado en meses, iniciando su ejecución el 31 de diciembre y
debiendo culminar al cabo de 4 meses, así las cosas será la fecha de
finalización el día 30 de abril).