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Título: Género y conflicto: Estudios empíricos y documentales / Autores: Aura Alicia Cardozo
Rusinque, Angie Vanessa Posso Meza, Cielo Isabel Ladrón de Guevara Vásquez, Daniel Macía Agudelo,
Diana Espinosa Jaramillo, Ingrid Tatiana Chaparro Montilla, Katterine Vargas Cantillo, Marina Begoña
Martínez González, Mariana Inés Tezón, María Isabel Erazo Cortés, Nathalia Quiroz Molinares.
Descripción: Cartagena de Indias : Sello Editorial Tecnológico Comfenalco, 2018. | Incluye referencias
bibliográficas al final de cada capítulo.
Identificadores: ISBN 978-958-56891-6-9
Temas: LEMB: Mujeres (Género) | Conflicto | Violencia sexual - Colombia.
Clasificación: DDC305.42 -- dc23
Registro disponible en http://biblioteca.tecnologicocomfenalco.edu.co
Diseño y diagramación
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E-mail: comercial@alpha.co
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Cartagena de Indias, Bolívar, Colombia
Autores
19 Capítulo I
El proceso de la investigación
Cielo Isabel Ladrón de Guevara Vásquez
25 Capítulo II
Concepciones de conflicto y género
Mariana Inés Tezón
Cielo Isabel Ladrón de Guevara Vásquez
Diana Espinosa Jaramillo
39 Capítulo III
Violencia sexual en contextos de conflicto armado
Daniel Macía Agudelo
53 Capítulo IV
Del conflicto a la construcción de paz: perspectiva de lideresas
comunitarias
Aura Alicia Cardozo Rusinque
Angie Vanessa Posso Meza
Marina Begoña Martínez González
81 Capítulo V
Transgresión y transformación: Estudio sobre la construcción de
identidad en mujeres trans
María Isabel Erazo Cortés
Ingrid Tatiana Chaparro Montilla
111 Capítulo VI
La invisibilización de la violencia en la construcción de la masculinidad
Nathalia Quiroz Molinares
Katterine Vargas Cantillo
Prólogo
Aleida Fajardo Rodríguez
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escenarios de posconflicto, posacuerdo colombiano, dado que permiten
ampliar la mirada, acogiendo la voz de diversos actores sociales.
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en gran medida en la garantía de derechos humanos (particularmente de
las poblaciones históricamente vulneradas). En este sentido, se destaca el
desarrollo humano y social como una posibilidad que reducirá escenarios
de conflictividad y creará las condiciones para una paz sostenible.
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La siguiente parte del capítulo está dedicada a exponer una serie de
observaciones producto de las experiencias del investigador en contextos
afectados por conflictos armados en Colombia, Sudán del Sur, Irak y
Etiopía, en relación con dificultades que se encuentran en cuanto a atención
y acceso a servicios de salud para sobrevivientes de violencia sexual. El
autor rastrea múltiples dimensiones del fenómeno concluyendo que se
da un mayor énfasis en la intervención comparado con la promoción, las
dificultades en el acceso a servicios de salud para las víctimas, producto en
parte por el desconocimiento y/o escasa efectividad de las rutas de atención,
los procesos de revictimización derivados de la deficiente preparación
de los(as) funcionarias(os) del sector salud, deficiente atención en salud
mental, lo que incide en los procesos de recuperación de las mujeres
sobrevivientes de eventos de violencia sexual.
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La siguiente parte del capítulo está centrada en la reflexión crítica en
torno al rol de las mujeres en escenarios de posconflicto, destacando que
a mayor participación de las mujeres en los escenarios de negociación
(del conflicto), mayor posibilidad de éxito en la fase del posconflicto. A
partir de los procesos efectuados en Latinoamérica, el autor destaca tres
vías en las cuales las mujeres han efectuado procesos de participación en
escenarios del posconflicto en el contexto latinoamericano: participación
política y liderazgo, a través de las narrativas u expresión literaria, y a
través de otras formas de arte como el cine, la fotografía, la pintura.
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política están relacionados con la construcción de la identidad personal,
grupal y comunitaria. En este sentido, el capítulo problematiza de forma
abundante el asunto de la identidad y la construcción de la misma en
función de escenarios sociales cambiantes, “a través de discursos, prácticas
y posiciones diferentes, a menudo cruzados y antagónicos”. Lo anterior
para destacar que en este proceso se ponen en escena “la mismidad”, la
“otredad”, la cultura y los tránsitos vitales que permiten comprender en
mayor profundidad académica y personal la construcción de identidades
sexuales y de género no normativas. Los anteriores aspectos permiten a
las autoras enunciar cómo en la construcción de la identidad a través del
otro también tiene que ver con la postura política.
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Como criterios técnicos de la revisión, los resultados a los artículos
encontrados por medio de las palabras clave: “Masculinidades,
Construcción de masculinidades, Nuevas masculinidades”; consultados
en las bases de datos: Science direct, Scielo, Springer, Doaj y Proquest.
Como criterio de inclusión, privilegiaron artículos de corte cualitativo
originales que estudiaban específicamente la temática de la construcción
de la masculinidad. Los insumos de análisis finales fueron 7 artículos
(publicados en los últimos 8 años).
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e individualidad. Implica también problematizar y ampliar la mirada en
torno a los efectos del patriarcado tanto para hombres como para mujeres.
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Capítulo I
El proceso de la investigación
Cielo Isabel Ladrón de Guevara Vásquez
19
Este libro, resultado de investigación, nació del proyecto titulado
Conocimientos empíricos y documentales en torno al tema de género y conflicto,
con el propósito de generar reflexiones sobre la construcción social y
cultural del ser varón y mujer en diversos contextos y conflictos del país.
De ahí que surge como una iniciativa para visibilizar el trabajo que se ha
realizado de los tópicos centrales del libro en las ciudades de Cartagena,
Barranquilla y Bogotá, a través de la Red Interdisciplinaria de Estudios de
Género (RIEGE) que agrega a investigadores, grupos de investigación,
ONG, entre otras instituciones, para reflexionar, estudiar el género y las
categorías asociadas a este.
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- Reconocer el papel de la mujer en el posconflicto.
- Describir la construcción de identidad en mujeres trans a partir de
las categorías comunicación, corporalidad y participación política.
- Explorar por medio de estudios documentales, la invisibilización
de la violencia en la construcción de la masculinidad
Enfoque de la investigación
La metodología se ha sustentado desde los enfoques cualitativos y
cuantitativos. En cuanto a lo cualitativo, se fundamenta conceptual y
epistemológicamente en la fenomenología, la cual se encarga de describir
la experiencia sin acudir a explicaciones causales, lo que favoreció
un nuevo marco de comprensión y de análisis de la realidad humana,
desde el estudio de cuatro elementos “existenciales” básicos, que según
Mannen (1990) son: el espacio vivido (espacialidad), el cuerpo vivido
(corporeidad), el tiempo vivido (temporalidad) y las relaciones humanas
vividas (relacionabilidad o comunalidad). Elementos claves de estudio
para el análisis cualitativo presentado en los capítulos de este libro
(Guardián-Fernández, 2007, p. 91).
21
Métodos de análisis
Para el análisis de los resultados de los estudios se aplicaron los
siguientes métodos:
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Referencias bibliográficas
Cuñat, R. (2007). Aplicación de la teoría fundamentada (grounded theory)
al estudio del proceso de creación de empresas. XX Congreso anual de
AEDEM. Vol. 2. p. 44.
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24
Capítulo II
Concepciones de conflicto y género
Mariana Inés Tezón
Cielo Isabel Ladrón de Guevara Vásquez
Diana Espinosa Jaramillo
25
Conflicto como violencia social
La teoría de los conflictos en el mundo, sus dinámicas y consecuencias,
remiten específicamente a teóricos como Galtung, apuntando al
entendimiento desde una perspectiva lógica como metodología del
fenómeno (Calderón Concha, 2009).
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nacional, local o internacional y la violencia. Es decir, que en donde
se reflejan en forma directa la violencia en mayor escala es donde las
condiciones y posibilidades son limitadas. Un ejemplo claro de esto, se
refiere a los desplazamientos forzados en diferentes países que han sufrido
el conflicto armado, ya que este ha causado una gran problemática social,
no solo a nivel económico sino también fallas en cuanto a la educación,
la salud, la participación política, presentando una marcada situación de
desigualdad (Perea Mojica, 2015).
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único y fatalista que convierte a las víctimas en victimarios y responsables
de lo sucedido en el territorio, naturalizando las injusticias.
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De allí, es que surge el análisis de los 17 Objetivos de Desarrollo
Sostenible (ODS 2015-2030) para luchar contra la desigualdad y la
injusticia. En cuanto, a su relación con los conflictos sociales, políticos y
armados, hay ciertos objetivos que son más relevantes en su cumplimiento
que otros: el Objetivo 1 propone poner fin a la pobreza en todas sus formas
en todo el mundo, lo cual se hace necesario frente al conflicto armado ya
que se estima que este contribuyó a aumentar los índices de pobreza (que
una persona vive con menos de 1,25 dólar al día). Esto va más allá de la
capacidad de ingreso, sino que también incluye la falta de oportunidades
y de acceso hacia los servicios que satisfacen las necesidades básicas de las
víctimas. Por tanto, se relaciona con el Objetivo 2 el cual promueve poner
fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y
promover la agricultura sostenible: esto mismo se ve obstaculizado en los
sectores rurales víctimas del conflicto, donde el desplazamiento forzado
pone freno a una posibilidad de desarrollo sostenible local, expulsando
a campesinos de las regiones. A su vez, otro Objetivo como el 4 apunta
a garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover
oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos, lo cual es
muy relevante al momento de plantear políticas de reparación y protección
integral de las víctimas del conflicto armado en Colombia. Por su parte,
el Objetivo 5 permite pensar cómo empoderar a las mujeres y niñas en
cuestiones de igualdad de género, lo cual apunta a una paz duradera y
sostenible en los pueblos víctimas del maltrato hacia la mujer.
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tomas de decisiones; articular la participación de las regiones en torno a la
gobernanza mundial (ONU, 2015) 1
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Orígenes del concepto de género en el patriarcado
Si se quiere comprender la naturaleza diversa del concepto de género
es importante tener en cuenta las raíces más primitivas de la necesidad de
reconocer la igualdad de las mujeres frente al hombre en la sociedad. Estos
orígenes podrían salir a flote si se analiza la historia del patriarcado como
norma social predominante en la mayoría de las culturas.
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historia de las mujeres únicamente es la herencia a la dominación implica
ignorar los reclamos de autonomía y la capacidad de agencia de la mujer,
y solo ser vista como un sujeto pasivo en la transformación social y en sus
propias vidas, en donde se considera al varón como único responsable y
sujeto de cambio (Hincapié, 2014).
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Si se quiere analizar las concepciones de género desde el marxismo,
conceptos como cultura, formación, agencia, subjetividad y cuerpos
raciales, entre otros, no son considerados de manera suficiente y las
cuestiones de género y sexuales a lo sumo, se introducen como derivados
de la dominación material y económica. Por lo tanto, se puede concluir
que el marxismo no responde o por lo menos no es la postura más viable y
oportuna para analizar la desigualdad histórica entre hombres y mujeres,
pues no contempla la complejidad de aspectos que abarcan el análisis del
concepto de género y sus implicaciones en las sociedades (Butler, 2001).
La construcción de los géneros habría que entenderse como un poderoso
compromiso que no se reduce a la determinación material, en la que
entran en juego, además, la moral, la subjetividad y los valores socio-
culturales, ya que sin esto es imposible discutir críticamente las relaciones
entre hombres y mujeres (Haug, 2006).
33
Como se puede ver, el concepto que la psicología tiene de género
engloba una diversidad de aspectos que son necesarios abarcar para tratar
de entender la complejidad del concepto. Ahora bien, desde la teoría general
de sistemas, el género es considerado como una dimensión específica, que
forma parte de la realidad subjetiva del comportamiento humano. Por
tanto, como componente integrante de la realidad subjetiva, el género es
un concepto que ha venido variando por su naturaleza dinámica sujeta a
cambios en las construcciones sociales que se han venido dando a lo largo
de la historia (Barberá, 1998).
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cultural y social se mantienen a fuerza de los intercambios domésticos:
“Esta interpretación limita el concepto de género a la familia y a la
experiencia doméstica” (Scott, 1999, p. 54), por lo que no deja espacio para
que las ciencias sociales y los estudios culturales relacionen el género con
la economía, la política, la raza y el nacionalismo, por ejemplo.
Referencias bibliográficas
Banco Mundial (2011). Informe sobre el desarrollo mundial: Conflicto,
seguridad y desarrollo. Washington DC: TWB.
35
Benston, M. (1975). Para una economía política de la liberación de las
mujeres. En M. Benston; I. Larguia; J. Dumoulin; R. Darcy de Oliveira;
C. Mireille; C. Dupont y Z, Anne. Discusión sobre la liberación de la
mujer (pp. 37-53). Medellín: Lealon
36
O’Brien, M. (1981). The politics of reproduction. Londres: Routledge &
Kegan.
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38
Capítulo III
Violencia sexual en contextos
de conflicto armado
Daniel Macía Agudelo
39
“En esta guerra ha habido innumerables víctimas, mujeres y hombres.
Todos han sufrido y han experimentado enormes impactos
traumáticos y pérdidas irreparables. Sin duda, muchos más hombres
que mujeres han perdido el bien más importante: la propia vida.
Pero cuando nos aproximamos a las lógicas de la guerra,
encontramos diferencias significativas en las formas
concretas en cómo han sido afectadas las mujeres”
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un conflicto armado, generándose en este último caso un incremento
en las cifras y atentando también contra lo estipulado por el Derecho
Internacional Humanitario2 (Correa, 2014; Gaggioli, 2014).
41
Hay grupos armados que no ejercen la violencia sexual contra los
civiles. Entonces es también posible argumentar que la violación no es
un acto inevitable de la guerra como a veces se proclama, y que por el
contrario sí existen fundamentos importantes para responsabilizar a los
grupos armados que sí ejercen la violencia sexual (Centro Nacional de
Memoria Histórica de Colombia, 2017, p. 48)
42
indicadores en salud, incluyendo la atención a casos de violencia sexual.
Tal precariedad está relacionada no solo con el acceso a los servicios
en las zonas más afectadas sino también con la falta de idoneidad del
personal sanitario y policivo y la carencia de estructuras y mecanismos de
atención adecuados y seguros para las víctimas (Observatorio Nacional
de Salud, 2017).
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los riesgos físicos y emocionales que afrontan las víctimas, el temor por
las reacciones de la comunidad y por posibles amenazas, los sentimientos
acentuados de culpa y vergüenza, y el desconocimiento que aún existe
sobre el tema, truncan la búsqueda de ayuda, quedando la mayoría de los
casos sumidos en el silencio.
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¿Qué es violencia sexual?, ¿Soy una víctima?
En primer lugar, la comprensión que tienen algunas comunidades
sobre violencia sexual se limita en muchos casos al acto de violación
perpetrado por un individuo diferente a la pareja, quedando fuera de
foco toda una gama de manifestaciones igualmente nocivas y mucho
más frecuentes de la misma. Por su parte, muchos de los intentos
externos que buscan socializar dentro de las comunidades los alcances y
manifestaciones de la violencia sexual no logran su objetivo al no tener
en cuenta canales adecuados de comunicación, el contexto del mensaje
ni la forma en que interactúa la violencia sexual con la cultura, las
tradiciones y la cosmovisión local.
Por si esto fuera poco, aun cuando quien sufre la violencia se sobrepone
a estas relaciones de poder que reducen su capacidad de agencia, a la
limitada comprensión que culturalmente se tiene del fenómeno y a los
sesgos idiosincráticos que la culpabilizan de aquello de lo que en realidad
es víctima, una barrera más se interpone en su camino hacia la búsqueda
de ayuda: el desconocimiento de las rutas de atención.
45
¿A dónde voy?, ¿Dónde puedo recibir ayuda?
En aquellos casos en los que las mujeres logran sortear, a veces a precios
muy altos en lo físico y lo emocional, los primeros escollos en la búsqueda
de ayuda, enfrentan entonces el desconocimiento de las rutas de atención,
que en un medio donde prima la intervención sobre la prevención, es
producto de procesos de socialización insuficientes y descontextualizados.
A lo anterior se suma que en dichos entornos, la violencia sexual sigue
siendo asumida, a nivel institucional y comunitario, como un problema
primordialmente legal, desconociendo en muchos casos la prioridad y la
urgencia de la respuesta integral y efectiva en salud.
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estándares recomendados para brindar atención sanitaria a sobrevivientes
de violencia sexual, llevándose a cabo la atención de la misma en lugares
sin la suficiente privacidad y que no cuentan con características físicas
básicas (ventilación, iluminación, ubicación y dotación) para brindar una
atención que ayude a disminuir el sufrimiento y restituir la dignidad.
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muchas las transformaciones que deberán seguirse dando en el país
a nivel estructural y social para poder empezar a hablar de cambios
profundos en este aspecto.
Todas estas son medidas plausibles por las que habrá que trabajar cada
vez más fuerte tanto dentro como fuera del terreno. Los conflictos armados
efectivamente hacen más profundas las condiciones de vulnerabilidad a las
que ya de por sí se enfrentan las mujeres en todo el mundo –con matices
de acuerdo a uno u otro lugar, tiempo o cultura—en razón de su sexo y de
unas relaciones de poder que las infravaloran.
48
Referencias bibliográficas
Benard, V. (2015). Violencia Sexual en los Conflictos Armados: romper
el silencio para romper el ciclo. International Review of the Red Cross
894, 1-9. Recuperado de https://www.icrc.org/es/international-
review/article/violencia-sexual-en-los-conflictos-armados-romper-
el-silencio-para
Cabra, O., Infante, D., y Sossa, F. (2010). El suicidio y los factores de riesgo
asociados en niños y adolescentes. Revista Médica Sanitas, 13(2), 28-35.
Recuperado de http://www.unisanitas.edu.co/Revista/18/suicidio.pdf
49
Doctors Without Borders OCBA. (2011). Sexual and Gender Based
Violence: a handbook for implementing a response in health services
towards Sexual Violence. Barcelona: Médicos Sin Fronteras OCBA.
Linder, A. (2017). Violencia sexual no acaba con fin del conflicto. Entrevista
diario El Colombiano versión en línea. Recuperado de http://www.
elcolombiano.com/colombia/paz-y-derechos-humanos/violencia-
sexual-y-conflicto-armado-en-colombia-YK6059414
50
Observatorio Nacional de Salud. (2017). Informe Consecuencias del
Conflicto Armado en la Salud en Colombia. Recuperado de http://
simposiovirologia.ins.gov.co/lineas-de-accion/ons/SiteAssets/
Paginas/publicaciones/informe%209%20ONS.pdf
Storr, W. (2011). The rape of men: the darkest secret of war. The Guardian.
Recuperado de https://www.theguardian.com/society/2011/jul/17/
the-rape-of-men
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Capítulo IV
Del conflicto a la construcción de paz:
perspectiva de lideresas comunitarias
Aura A. Cardozo Rusinque
Angie V. Posso Meza
Marina B. Martínez González
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Agradecimiento por su apoyo a Bianca Stuparic Villamizar
Agradecimiento muy especial a las mujeres participantes
por sus valiosos aportes, su sinceridad y generosidad.
54
2012). Así, la ciudad terminó tomando el nombre de la inteligente diosa.
Más allá de cualquier interpretación de ambos textos hay algo de fondo y
es, la mujer como representante de la paz.
55
dan lugar a la participación de la mujer en los conflictos latinoamericanos
(Ormachea-Choque, 2013): 1. Como combatientes ejerciendo liderazgo;
2. Como víctimas dada la violación de sus derechos humanos; y, 3. Como
constructoras de paz para ofrecer resistencia a la violencia.
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La mujer en el contexto del conflicto colombiano
De acuerdo con el Consejo Noruego para Refugiados (2014) el conflicto
colombiano es el más largo del mundo. Responde a una construcción
histórica de dos siglos de polarización que nos ha puesto en dos orillas
que parecen irreconciliables, que se asentaron profundamente a partir
del surgimiento de la insurgencia en los años 60 para impactar a más de
cinco generaciones en todo el territorio nacional. Como consecuencia de
esto, se generaron flagelos como los grandes procesos de desplazamiento
forzado, crímenes selectivos, masacres, secuestros, desaparición forzada,
que se agudizaron en una compleja combinación de actores armados desde
los años 80 con la aparición del paramilitarismo y el narcotráfico.
Dada esta situación, cargamos con una historia marcada por la violación
sistemática de los derechos (CIDH, 2018) que a pesar del fin del conflicto
con las FARC no disminuye, especialmente con la población civil y líderes
comunitarios. Este lastre impacta profundamente a la nación de manera
directa e indirecta en todos los aspectos de la vida, entre ellos la salud
mental (Fernández et al., 2014; Aslund, Starrin & Nilsson, 2014; Utria-
Utria et al, 2015); pérdida de la identidad social y desarraigo cultural,
debilitamiento en la estructura familiar patriarcal y de los roles de los
géneros en las prácticas de sexualidad (Correa et al., 2009; Bello , 2004), el
resquebrajamiento del tejido social y del capital social (Hurtado, García &
Copete, 2013), empobrecimiento representado en el 28% de la población
equivalente a 13,64 millones de personas pobres en el país y un 8.5% en
pobreza extrema (CEPAL, 2018), lo cual deteriora el bienestar y calidad de
vida de una parte significativa de la población.
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desaparición forzada; 47.627 perdieron sus muebles e inmuebles; 40.231
víctimas de actos terroristas, atentados, combates y hostigamientos y
17.350 víctimas de abuso sexual en la guerra.
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Rwuanda son considerados casos exitosos de posconflictos que según
Tajali (2013) y Anderson et al (2014) los ha favorecido el hecho de que
exista una equidad de género en la distribución de cargos públicos.
59
negociación, en tanto impulsan acuerdos perdurables y generan una mayor
tendencia a la estabilidad política, la mujer juega un papel profundamente
limitado en dichos procesos (UN Women, 2012). Un estudio realizado
por ONU Mujeres con una muestra de 31 procesos de paz que tuvieron
lugar entre 1992 y 2011, señala que solo un 4% de los signatarios, un
2,4% de los mediadores principales, un 3,7% de los testigos y un 9% de los
negociadores fueron mujeres (UN Women, 2012).
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perspectiva de género y en la mesa hubo una participación de 36 mujeres
víctimas del conflicto armado. Le antecedieron algunas reuniones
encaminadas a realizar aportes a la construcción de la paz como la Cumbre
Nacional de Mujeres y Paz en el 2013, donde se llegó a la conclusión de
establecer la importancia de la participación de la mujer en el procesos
de paz, aportando su experiencia, sus aprendizajes y su trabajo (Muñoz-
Pallares & Ramírez, 2013).
61
Las voces de la mujer desde las profundidades de las comunidades:
una experiencia con grupo focal.
Las mujeres en las comunidades han desarrollado un proceso
silencioso, pero fortalecido, desde la formación que desde diferentes
ámbitos de las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales
han aportado y mediante sus propios procesos de organización
comunitarias de base. Muestra de ello es la capacidad de dar respuesta
teniendo en cuenta diversas aristas en torno a la necesidad de aportar en
la construcción de paz.
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La empatía presente en la mujeres participantes se expresa en
afirmaciones como: “es necesario comprender que los combatientes fueron
a la guerrilla por causas ajenas a su voluntad”, o esta interpretación de la
pertenencia a la vinculación a grupos armados: “otros fueron, especialmente
profesionales, porque pensaron que podían cambiar el mundo”, o visto de
manera menos descalificadora: “eran revolucionarios que querían mejorar la
sociedad”.
“Preguntarse cosas como las causas del conflicto… pero ¿quién lo comenzó?
Fueron ellos, ¿por qué se exigió?, ¿por qué siguieron?”; “Se sentían vulnerados
en sus derechos, y así se formaron muchos”; “Yo creo que muchas personas son
víctimas, pero no se han informado el porqué de la guerra, porqué se agarró
la guerra”.
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como “que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base
el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales
e inalienables de todos los miembros de la familia humana y que su
desconocimiento o falta de aplicación han generado actos de barbarie,
horror y miseria y en su lugar promover el desarrollo de relaciones
amistosas entre las naciones, quienes han reafirmado, los derechos
fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana
y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres, y se han declarado
resueltos a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro
de un concepto más amplio de la libertad” (preámbulo de la declaración).
64
llegar a acuerdos, empezando por la familia y la comunidad, pero teniendo
en cuenta los medios de comunicación y el uso las redes sociales de manera
positiva, lo cual es expresado en la siguiente intervención: “Nosotros debemos
dialogar y conciliarnos con esas personas. Dialogar con esas personas, no ir con
palos, machetes, pistolas… tenemos que dialogar de forma amigable, con buenas
palabras, con buenos términos y dialogar. Sí se puede hacer una conciliación”.
“¿Se acuerda cuando hubo ese sí por la paz que se quedó en el camino? Era por
la mala información que había, porque si nos damos cuenta de todo el proceso,
de la información exacta, de lo que sí iba para la paz, no se dio”; “y mira todo
lo que contenía ese sí por la paz. Muchos hubiesen votado por ese sí por la paz,
pero ¿qué era lo que había?, que la gente, porque yo lo puedo decir, que se le
daba más prioridad a la guerrilla que a las víctimas, o sea, eso es algo que
hay en el ambiente y que ellos como víctimas sienten que es así, que a ellos
se les ha despreciado y que al guerrillero se le ha premiado por lo que le hizo
a la sociedad, pero si en un momento dado nosotros buscamos, analizamos ,
bajamos (información de internet), podemos decir que no es así, que sí está
latente, que hay muchas cosas pendientes por ingresar, pero que sí se puede,
que nosotras podemos construir esa paz”.
65
que la justicia restaurativa se concentra en reparar el daño causado a las
personas y las relaciones más que a castigar al delincuente, enfocándose en
garantizar la cohesión social (Márquez-Cárdenas, 2007).
“Hacer justicia pero en la medida en que la persona que le hizo daño pague,
yo sé que ella se va a sentir bien”. Y en ese orden de ideas: “Si se puede,
que paguen lo que tengan que pagar, si se puede, para que haya perdón.
Mucha gente tiene que pagar por lo que hizo, porque si a mi mamá a la que
le mataron al hijo, a mi hermano, el día en que me digan ‘mira, agarraron a
fulanito el que mató a tu hermano’ tu sientes que esa persona va a pagar todo
ese daño que hizo, va a pagar en cierto momento lo que una vez hizo; que estén
arrepentidos, algunos, porque no todos, pero tu sientes que esa persona está
pagando por lo que hizo”
66
que se le atribuyeron a los hechos, comprendiendo el sentido subyacente
de los intereses en conflicto” (Subijana-Zunzunegui, 2012, p. 145), para lo
cual se tienen en cuenta la dignidad de la persona, los derechos inviolables
que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad y el respeto
a la ley y al derecho de los demás. Además se consideran las necesidades
del infractor, de la víctima y de la comunidad, lo cual permite a cada uno
ofrecer su versión, “aquella que nace de valores como la comprensión de
lo ocurrido, la responsabilidad por el daño causado, la potencialidad del
desarrollo personal a partir del aprendizaje de la experiencia, la recreación
del vínculo dañado y, finalmente, el compromiso comunitario” (Subijana-
Zunzunegui, 2012, p. 148).
El perdón surge cuando se conocen las razones por las que el agresor
perpetró el daño “y el agredido en un acto de empatía y consideración por
el arrepentimiento o sufrimiento que también presente el agresor decide
sobreponerse al malestar y otorgarle de manera benevolente su derecho
a los sentimientos negativos” (Pineda-Marín, 2017, p. 24). El perdón
como respuesta positiva y saludable, mediante la decisión de liberarse de
la ira y renunciar a la búsqueda de revancha (Peña-Sarmiento & Valencia-
67
Casallas, 2017). Perdonar no es olvidar, en tanto la memoria es un factor
protector de la re-victimización. Pero para perdonar en un contexto de
posconflicto se requiere de un clima que posibilite el perdón.
68
reconciliación, es convivir con esa persona”, sin embargo hay participantes
que ven posible la reconciliación: “Creo que sí podemos hacer eso, una
reconciliación entre personas que vivan en el barrio, país, el departamento o la
persona, a través del diálogo, si estamos de acuerdo 2 o 3 personas, si podemos
hacer un proceso de reconciliación”; lo cual reafirmó otra participante cuando
expresó que:
69
hacer de todo somos nosotras las mujeres, aunque digan que es el hombre
quien voltea, somos nosotras las administradoras de la casa, de la plata, lo que
pasa es que nosotras no nos hemos dado la importancia y el poder que nosotras
como mujeres tenemos en la familia, en la sociedad”.
70
el mundo de la vida cotidiana la mayoría de las mujeres participantes
consideraron que es en la familia donde se puede contribuir a la
construcción de paz, tal como lo evidencia la participante:
“O sea, yo pienso que se puede contribuir con respecto a mis hijos, yo voy
formando a mis hijos, o sea yo le digo papi, tú tienes que aprender a no ser
agresivo, pero si mami, fulanito me dice esto y lo otro yo tengo que pegarle y
eso entonces yo le digo, no mi amor, no tienes por qué ser así, o sea cálmate y
… no seas así, porque eso no lleva a nada, o sea, eso le inculco a mis hijos y el
respeto a las demás personas, o sea todo eso trato de inculcarle a mis hijos para
un futuro mejor en la comunidad y en la sociedad”. “Seguir adelante, saber
tener hijos, inculcarle valores, por eso la comunidad está como está, porque no
inculcan valores y no tienen a Dios en su corazón”.
“Pero no vemos que las personas más cercanas a nosotros son nuestros vecinos,
entonces con un saludo, así, con una palabra que se le dé a una persona ya
tienes a un amigo, a una persona que va ayudarte, a extenderte la mano en un
momento de necesidad, porque a veces si nosotros vamos por una calle y no le
hablamos a nadie ¿será que nosotros estamos ayudando en algo?, a la paz, a la
cordialidad, al respeto, nada”; “como dijo aquí la tía… este respetándonos entre
nosotros mismos y ayudándonos sí se puede contribuir”.
71
Conclusiones
Las mujeres frente al posconflicto y la posibilidad de contribuir a
la construcción de paz, han jugado un papel preponderante desde los
albores de la historia, quizá no son visibilizadas o convocadas de manera
significativa, pero sí han sido fundamentales en la consolidación de
la paz y en la reconstrucción del tejido social. Las evidencias muestran
además que a nivel global se han definido diferentes convenciones, cartas,
organizaciones que reivindican los derechos y las posibilidades que tienen
las mujeres como agentes fundamentales en la reconstrucción del tejido
social, la reconciliación, el perdón y la transformación de las relaciones
hacía la construcción de una cultura de paz.
72
capacidad de liderazgo siendo no solo gestoras de cambio, sino sanadoras
con su palabra y su experiencia.
Referencias bibliográficas
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los Derechos Humanos sobre la situación de los derechos humanos en
Colombia. Recuperado de: http://www.hchr.org.co/index.
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de desplazamiento forzado. Barranquilla: Universidad del Norte.
79
80
Capítulo V
Transgresión y transformación:
Estudio sobre la construcción de
identidad en mujeres trans
María Isabel Erazo Cortés
Ingrid Tatiana Chaparro
81
Introducción
Colombia se ha adherido al enfoque de derechos en un proceso que se
fortalece en la década de los 90, a partir de la Constitución de 1991. Dicho
enfoque, está orientado a la promoción y protección de los derechos
humanos, analiza las desigualdades que se encuentran como núcleo
de los problemas, corrige prácticas discriminatorias y problematiza el
reparto injusto del poder (ONU, 2006). Dentro de estas poblaciones que
han sido víctimas de posturas y prácticas discriminatorias están quienes
tienen construcciones de identidad de género y sexuales diversas como las
personas trans.
82
culturales más tradicionales como contraer matrimonio, paternal y/o
maternal. Hay quienes desean otras cosas, entre ellas ejercer sus derechos
políticos y su ciudadanía de otras maneras. Es a través del mismo ejercicio
de la sexualidad y del cuerpo que se hace y se vive lo político. Desde la
distancia de la postura heteronormativa empieza a construirse otra forma
de ciudadanía, que tiene que ver con el cuerpo como un escenario político
donde se validan las identidades de género y sexuales no normativas, sus
prácticas y se visibilizan a través de distintas formas de comunicación
y todo lo anterior se convierte en una identidad individual, grupal y
comunitaria que vehiculiza el ejercicio de la ciudadanía.
Identidad
Concepto y acercamientos
En los estudios recientes en las áreas sociales e incluso humanidades,
el concepto de identidad ha cobrado especial relevancia. La comprensión
de las dinámicas, los procesos y los contenidos de las formas en que las
personas construyen el significado de “sí mismos” y de su relación con
“el otro” así como la relación con el entorno, resulta interesante. De la
Torre (2001), cuando habla de la identidad de un sujeto individual o
colectivo hace referencia a “procesos que nos permiten asumir que ese
83
sujeto, en determinado momento y contexto, es y tiene conciencia de
ser él mismo, y que esa conciencia de sí se expresa (con mayor o menor
elaboración) en su capacidad para diferenciarse de otros, identificarse con
determinadas categorías, desarrollar sentimientos de pertenencia, mirarse
reflexivamente y establecer narrativamente su continuidad a través de
transformaciones y cambios”.
Robbins (2003), citado por Hall (2003), propone una serie de figuras
que en el espacio de los estudios culturales que permiten teorizar sobre
el asunto de la identidad: “diferencia, fragmentación, hibridez, frontera
y diáspora.” (p. 153). En este estudio, donde se explora la forma de
construir la identidad transgénero se tendrá en cuenta una de ellas:
la fragmentación. En ella “se enfatiza la multiplicidad de identidades
y posiciones dentro de cualquier identidad aparente. De tal modo, ve
una identidad específica concreta o vivida como «una especie de unidad
desarmada y rearmada»” (p. 155).
84
posiciones diferentes, a menudo cruzados y antagónicos. Están sujetas a
una historización radical, y en un proceso de cambio y transformación”
(Hall, 2003, p. 17). Esto puede verse especialmente en las dinámicas
que caracterizan la construcción de la identidad transgénero, tan ricas y
nutridas de diversas categorías identitarias que se suman, se contraponen,
se dividen, se reconcilian y vuelven a tomar distancia, en una suerte de
vida en permanente movimiento y fluidez.
Butler (1993) refiere que todas las identidades actúan por medio de la
exclusión, “a través de la construcción discursiva de un afuera constitutivo
y la producción de sujetos abyectos y marginados, aparentemente al
margen del campo de lo simbólico, lo representable —«la producción
de un “afuera”, un dominio de efectos inteligibles» (1993, pág. 22), que
luego retorna para trastornar y perturbar las exclusiones prematuramente
llamadas «identidades».” (Hall, 2003, p. 35).
Realidades diversas
La lógica binaria en la comprensión del mundo ha ido fracturándose
en los últimos años. Han emergido nuevas formas de mirar “al otro” y de
mirarse a sí mismo. Expresión de ello es el proceso de construcción de la
identidad de género, que se entiende como la construcción cultural que
se da en el marco de las relaciones sociales, “se configura en un proceso
de heterodesignación y de autonombramiento (generalmente asociado
con la autoconstrucción del sujeto político y social)” Alcaldía Mayor de
Bogotá (2013, p. 32). Es importante el carácter social, cultural e histórico
que contribuye en la construcción personal de las identidades de género
y sexual: “(…) el axioma foucaultiano del carácter socio-histórico de la
actividad sexual plantea que la sexualidad no es una esencia inmutable,
transcultural y ahistórica, sino una actividad humana sujeta a condiciones
sociales y culturales que están sujetas a interpretación y valoración por
parte de un amplio número de discursos no sólo teóricos” (López, 2008,
p. 126).
85
sensación subjetiva de molestia con los roles de género estáticos asignados
socialmente y que se ven obligados a representar. Por tanto, hacen
transformaciones corporales, psicológicas, sociales, culturales y políticas
para dar forma a aquello con lo que sienten que se identifican mejor en
términos de los roles de género.
Corporalidad
El cuerpo es considerado un “agente y un lugar de intersección tanto
del orden individual y psicológico como social; así mismo, es visto como
ser biológico pero también como una entidad consciente, experiencial,
actuante e interpretadora”. Lyon y Barbalet, citados por Esteban (2013,
p. 25). En la presente investigación, ese rol de lazo comunicante entre lo
biológico, lo psicológico y lo social, cobra especial relevancia, considerando
que el cuerpo representa para las identidades trans, el escenario primordial
de la comunicación, de la expresión, de la participación y del “performance”.
86
Torras (2007) entiende el cuerpo como una frontera entre lo interno
y lo externo, que tiene una relación en doble vía con el entorno social y
cultural, pues el cuerpo lo compone, pero también está instituido por él
(Ibid, 2007).
Participación política
Montero (2004), define la participación comunitaria como “un proceso
organizado, colectivo, libre, incluyente, en el cual hay variedad de actores,
de actividades y de grados de compromiso, que está orientado por valores y
objetivos compartidos, en cuya consecución se producen transformaciones
comunitarias e individuales” (p. 229). Dicha participación, según la misma
autora, representa unos beneficios importantes para las personas: el
desarrollo y crecimiento personal, el logro de objetivos beneficiosos para
la comunidad, la satisfacción de necesidades conjuntas, el desarrollo del
sentido de comunidad y por tanto de filiación y membresía. Se sabe que
esta participación comunitaria tiene un efecto político (Montero, 2004)
pues en este ejercicio se construye ciudadanía, se despliega y robustece la
sociedad civil y hay un aumento de la responsabilidad social.
87
E., 2010). Esta participación política incorpora las acciones que están
normalizadas dentro del sistema y que también buscan transformar las
decisiones del gobierno o afectar la agenda pública.
Ciudadanía queer
Las teorías queer se interesan, especialmente, por las cuestiones
relacionadas con la administración y el control del género. “En realidad, se
articulará en torno a una idea central: los cuerpos poseen una significación
política de primer orden” (Sierra, 2009, p. 30). Es desde la distancia de la
postura hegemónica, que empieza a construirse otra forma de ciudadanía,
que tiene que ver con el cuerpo como un escenario político donde se validan
las identidades de género y sexuales no normativas y sus prácticas. Debe
recordarse que “los miembros de tales grupos se sienten excluidos no solo
a causa de su situación socioeconómica sino también como consecuencia
de su identidad sociocultural: su ‘diferencia’” (Kymlicka, 2007).
Comunicación
La comunicación emerge como una categoría fundamental en la
construcción de la identidad, en los ejercicios de reconocimiento de sí
mismo y del “otro”, y también de cómo la cultura en la que se está inmerso
88
comprende a las personas. Las dimensiones intrapersonal, interpersonal y
sociocultural de la comunicación y sus metacompetencias (Bernal, 2003)
dan cuenta de los procesos comunicativos que agencian y permiten la
interacción con el otro en un ejercicio de doble vía ya que esta interacción
impacta en el proceso de identidad.
89
como ropa, peinados o incluso la arquitectura o símbolos y la infografía,
así como a través de un agregado de lo anterior, como la comunicación de
la conducta. Debido a que hay un monitoreo continuo en lo que hacemos
y el otro percibe.
Metodología
La presente investigación se desarrolló desde la metodología de
investigación cualitativa (Flick, 2004). El diseño de investigación es
fenomenológico y se centra en las experiencias individuales subjetivas de
los participantes (Flick, 2004; Salgado, 2007).
90
establecer relaciones entre las categorías, las unidades de texto y el cuerpo
teórico que dio encuadre a la investigación. Para complementar el trabajo
se usaron técnicas de codificación como “el uso de preguntas”, el “análisis
por medio de comparaciones” y el “microanálisis” (Ballas, 2008). Para la
sistematización y análisis de los datos se usó como herramienta de apoyo
el programa Atlas Ti.
91
• Participación política: Participación política y roles para el
fortalecimiento de la identidad trans;
• Género: Identidad asociada al género, construcción de género,
estereotipos de género y violencias de género, todas ellas asociadas
a la gran familia denominada “construcción de identidad” que es el
eje que articula todo el estudio.
Resultados y discusión
Los siguientes párrafos dan cuenta de las relaciones que se establecieron
entre las categorías conceptuales gruesas de la investigación y los análisis
de las mismas.
92
No es un ejercicio castrante, por el contrario, resulta un ejercicio
profundamente complementario, donde co-existen múltiples formas de ser
mujer, ser hombre y ser trans. El requerimiento de atención diferenciada
en varios aspectos justifica esta postura. Las necesidades no pueden ser
equiparables y siempre serán distintas biológica y socialmente hablando.
Sin embargo, y pese a comprender la anterior línea argumentativa, no
deja de llamar la atención que el razonamiento de esta “diferencia” remite a
factores biológicos y estos mismos, han justificado enormes desigualdades
y exclusiones históricas para ellas.
Vale la pena referir sobre los estereotipos de género que están muy
presentes en las narrativas de las mujeres trans, que existe una comprensión
tan claramente dicotómica: roles masculinos y femeninos. A estos roles,
se les asocia una estética que en ocasiones resulta por demás saturada. “El
cuerpo trans contiene un exceso de significado en cada aspecto, orientado
a constituir una feminidad o una masculinidad enaltecida, sobrecargada
y también adscrita. Con frecuencia parece encajar en una subjetividad
plegada a las imposiciones de género” (Escobar, 2013, p.144).
Cuerpo e identidad.
El cuerpo trans, resulta uno de los escenarios más fascinantes de la
presente investigación. Tiene que ver con que el cuerpo es el escenario
mismo del performance, de la transformación esencial dentro de la
identidad trans y, además, el papel justamente de mediador entre el
93
individuo y su entorno social. “El cuerpo es una situación histórica, una
manera de hacer, de dramatizar, de reproducir situaciones históricas. La
encarnación manifiesta un conjunto de estrategias, y el género es un estilo
corporal, un acto o conjunto de actos: es intencional y <performativo>”
(Esteban, 2013, p. 64).
94
Comunicación
Uno de los aspectos que resultó más importante para esta
investigación fue la comunicación. El estudio arrojó como resultados
que la voz no es uno de los canales prioritarios de la comunicación
en este grupo poblacional. Si bien la voz, es un agente “natural de la
comunicación” no resultó ser el más importante. La comunicación
no verbal para esta población resulta más adecuada y eficaz para
transmitir los mensajes y el cuerpo es el medio por el cual quieren ser
leídas e interpretadas. Para prácticas sociales comunes como el cortejo,
el saludo, la expresión de las emociones, el cuerpo es el escenario y el
agente de comunicación.
95
En la dimensión interpersonal es donde realmente se da la
comunicación y su eje o núcleo de fundamentación es la interacción, dada
en el fenómeno de relación. Es así, como el problema del otro empieza a
resolverse y como la identidad propia se resuelve en el reconocimiento
del hombre por el hombre, es decir, es el otro el espejo donde uno tiene
que mirarse para reconocerse.
Participación política
La participación política es una categoría característica de la
identidad trans y las redes de participación y fortalecimiento hacen parte
fundamental de este quehacer político que sin duda, busca la mejora de
las condiciones para el ejercicio de la ciudadanía de todo el colectivo. “Ese
paso de lo micropolítico a lo macropolítico tiene entonces que ver con una
politización del cuerpo que trasciende lo singular y asume la perspectiva
de interpelar a la sociedad más cercana, y también a los sentidos que
rigen ampliamente la ciudadanía. Y si bien la disputa refiere a un cuerpo
que transforma el género, los derechos que se buscan difieren según las
urgencias del contexto.” (Escobar, 2013, p. 145)
96
programas, proyectos, con que se espera conseguir la garantía de
derechos, la interlocución necesaria con el Estado y la interpelación al
resto de la sociedad.
Escobar (2013) señala que para el orden social existente, las líderes
trans denuncian la reiterada expresión de la relación entre cuerpo y
poder. Ellas discuten con las lógicas que rigen la modificación corporal
y la ciudadanía soportada en el género: “Lo que reivindican no es solo la
construcción del cuerpo que quieren (lo contrario a vivir con el cuerpo
que “les tocó”), sino, además, la posibilidad de hacer de sí mismas/os
un sujeto que anhelan, de configurar una historia personal y cotidiana
en el sentido en que su subjetividad particular indica” (Escobar, 2013,
p. 135).
97
Psicología e identidad trans y la categoría construcción de identidad.
98
Pero se ha abordado con frecuencia desde una perspectiva que obliga a la
“normalización y la “estandarización” de las prácticas, por tanto, cualquier
cosa que se ubique fuera de ellas, se consideró desajustado y se llevó al
plano de la enfermedad.
99
sean ellos quirúrgicos, hormonales o de simple acompañamiento. Por ello,
el tema de “la despatologización del género” se ha convertido en una de las
banderas más importantes de la participación política de las identidades
trans. Esta es una consigna recurrente en marchas, encuentros, talleres y
diferentes acciones que se desarrollan en grupo o comunitariamente.
100
Los reclamos sobre acciones excluyentes siguen centrados en la falta
de reconocimiento de una identidad que se han esforzado en construir y
pulir. Se planteó lo estético como una de las razones por las cuales pueden
ser las personas discriminadas, más allá del género, establecieron que si las
personas no se ajustan a los cánones vigentes sobre la estética socialmente
compartida, se tienen menos oportunidades en varias áreas como la
romántica, la sexual, la laboral, la social, entre otras (Bourdieu, 2010).
Otra razón por la que existe la percepción de exclusión, tiene que ver
con que socialmente, se ha construido una representación de esta categoría
asociada a la delincuencia, a la inseguridad y al riesgo. “La inseguridad
a menudo se usa, en tanto categoría para describir la realidad, sección
mediática fija y problema público, como sinónimo de delincuencia sin que
haya una identidad entre delito e inseguridad” (Kessler, 2009, p. 11). Y el
mismo autor refiere que en esta confusión que se presenta para la opinión
pública este asunto de la seguridad, con frecuencia se hacen asociaciones
con personas o grupos de personas que se consideran amenazantes pero
que no infringen ninguna ley. Este miedo puede estar fundamentado desde
los comentarios que circulan en la calle, en experiencias que alguna vez
le contaron a alguien y eventualmente pueden fundamentarse en hechos
reales ocurridos. Esta prevención también pasa por un asunto de temor a
las prácticas sexuales que se supone que encarnan las identidades diversas.
101
de exclusión. Esta reflexión resulta muy importante, pues deviene de la
necesidad de capacitarse, empezar a transitar por otros circuitos distintos
y visibilizarse y posicionarse en ellos de modo que reciban beneficios ellas,
pero también la comunidad en general.
La educación no solo debe ser un espacio para ellas; educar a las demás
personas, realizar procesos de sensibilización, psicoeducación, cultura
ciudadana resulta beneficioso para la deconstrucción y reconstrucción de
los imaginarios que se tienen sobre ellas.
Conclusiones
Resulta valioso señalar que los procesos de construcción de género,
cuerpo y comunicación, así como de participación política están
relacionados con la construcción de la identidad personal, grupal y
comunitaria. “El concepto acepta que las identidades nunca se unifican y,
en los tiempos de la modernidad tardía, están cada vez más fragmentadas y
fracturadas; nunca son singulares, sino construidas de múltiples maneras
a través de discursos, prácticas y posiciones diferentes, a menudo cruzados
y antagónicos. Están sujetas a una historización radical, y en un proceso de
102
cambio y transformación” (Hall, 2003, p. 17). Es en este proceso donde se
ponen en escena “la mismidad”, la “otredad”, la cultura y los tránsitos vitales
que permiten comprender en mayor profundidad académica y personal la
construcción de identidades sexuales y de género no normativas.
103
El cuerpo es caracterizado por la voluptuosidad, por un performance
que pone en escena las construcciones sociales de lo femenino. Estas
construcciones, en muchas ocasiones son llevadas al extremo, como
si estuvieran representando el rol de “súper mujeres” desde la apuesta
estética, hasta el mismo ejercicio del rol.
En los discursos de las participantes del estudio, queda claro que una
de las categorías más presentes y reiterativas por las cuales las personas
trans sufren discriminación está asociada con un asunto de clase y de las
posibilidades económicas que se tengan. Para ellas la movilidad de clase
ascendente no resulta fácil, el acceso a educación superior y a la calificación
de su mano de obra tampoco y en esa falta de oportunidades, reside una
de las dificultades para no poder ejercer plenamente los derechos y la
ciudadanía.
104
levantadas sobre andamiajes diversos, móviles. Que se arman y desarman,
que prueban distintas maneras de construirse y deconstruirse. Sin
itinerarios anticipados, cada lugar de parada es transitorio, trayectorias
que se arman a partir de fragmentos que se acomodan de uno a la vez. No
se sabe cuánto tiempo estará en esta construcción, “(…) dependerá de la
generosidad y paciencia de los residentes, pero también de las noticias de
otros lugares capaces de despertar nuevas esperanzas (deja a sus espaldas
las esperanzas frustradas y las esperanzas no confirmadas lo empujan hacia
adelante)” (Bauman en Hall, 2003, p. 57).
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Montero, M. (2004). Introducción a la psicología comunitaria. Desarrollo,
conceptos y procesos. Buenos Aires, Argentina: Editorial Paidós.
109
110
Capítulo VI
La invisibilización de la violencia en la
construcción de la masculinidad
Nathalia Quiroz Molinares
Katterine Vargas Cantillo
111
Introducción
Son múltiples las investigaciones que analizan la violencia de género
a la luz de la mujer como víctima y el hombre como victimario. Y es
que las cifras de violencia física y psicológica hacia la mujer no pueden
ser subestimadas, en la última revista Forensis del Instituto Nacional de
Medicina Legal y Ciencias Forenses (Medicina Legal, 2017) se reportaron
527,284 casos de violencia de pareja, comprendidos entre los años 2007 y
2016, de los cuales el 86% de los casos fueron contra la mujer. Solo en el
año 2016 se reportaron 50,707 casos de violencia de pareja, de las cuales
43,717 eran casos de violencia hacia la mujer.
112
Aunque las tasas de autolesiones tienden a ser más altas en las
adolescentes, las muertes por suicidio son casi universalmente más altos
en adolescentes varones y hombres jóvenes, al igual que los trastornos
por uso de sustancias y riesgos relacionados con el alcohol, el tabaco,
y el uso de drogas ilícitas también son casi en todas partes mayores en
jóvenes hombres. Desde la edad adulta en adelante, los hombres mueren
a tasas más altas que las mujeres; en cambio, las mujeres generalmente
tienen tasas más altas de discapacidad y niveles más bajos de salud
subjetiva. (p. 6)
113
Pero ¿de qué normalidad se habla?, ¿la de sujetos que son los que
tienen los problemas psicosociales de más relevancia en la salud
pública ( mucho más frecuentemente que las mujeres): alcoholismo,
drogodependencia, suicidios y los relacionados con el estilo de vida
(cánceres, SIDA, infartos, accidentes y muertes por violencia)?, ¿la de
aquellos que ejercen (mucho más que las mujeres), solos y en grupo, las
mil formas de descuidos, abusos y violencia hacia las personas cercanas
y lejanas, desde la misoginia y la homofobia hasta la violación a niñas/os
y la desaparición de disidentes?, ¿la de una masculinidad cuyos valores
preferentes están generalmente en la base de dichas problemáticas?... las
anormalidades masculinas sólo son validadas en el ámbito de lo penal/
judicial, aludiendo a la maldad, desviación o antisocialidad masculina,
que únicamente pueden ser castigadas o vigiladas. (p. 43)
114
Teniendo en cuenta los avances relacionados con la igualdad de género,
un estudio realizado en México quiso ahondar más en las relaciones de
noviazgo que se establecen en parejas heterosexuales en jóvenes adultos,
identificando si existían situaciones de maltrato o violencia. El estudio
develó que efectivamente la violencia sigue siendo una de las características
que enmarca a muchas relaciones de noviazgo, sin embargo, uno de los
hallazgos fue que la violencia se está presentando de manera mutua, es
decir, anteriormente cuando se hablaba de violencia en las relaciones de
noviazgo se hacía énfasis en la violencia que se ejercía hacia la mujer por
parte de un hombre dominante, no obstante esta investigación muestra
cómo las mujeres en la actualidad también están ejerciendo actos de
violencia tanto física como psicológica a sus compañeros sentimentales
(Alegría del Ángel & Rodríguez Barraza, 2015). En un estudio realizado
por Villafañe Santiago, Jiménez Chafey, De Jesús Carrasquillo, y Vázquez
Ramos (2012) se identificó que las situaciones de violencia vividas por
jóvenes universitarios más frecuentes son las humillaciones: haber gritado
o insultado a su pareja, haber criticado o humillado, destruir objetos y
golpear la pared cuando se está enojado, y conductas controladoras hacia
su pareja (Villafañe, et al, 2012); en este mismo estudio se ratifica que dicha
violencia se ejerce en la misma proporción hacia ambos géneros. Por todo
lo anterior el objetivo de este estudio fue realizar una revisión bibliográfica
que permitiera conocer cómo se ha construido la masculinidad y, dicha
construcción cómo ha influenciado la invisibilidad de la violencia hacia
los hombres.
Metodología
En esta revisión de la literatura se delimitaron los resultados a los
artículos encontrados por medio de las palabras clave: “Masculinidades,
Construcción de masculinidades, Nuevas masculinidades”. Se determinaron
como criterio de inclusión artículos de corte cualitativo originales que
estudiaran específicamente la temática de la construcción de la masculinidad.
Se encontraron 103 artículos, de los cuales se seleccionaron 23 cuyo título
y resumen describían explícitamente el estudio de la construcción de las
masculinidades. De los 23, se descartaron seis revisiones bibliográficas
por no ser artículos originales, dos libros que no abordaban la temática
de masculinidades, una revisión de un programa de intervención que no
115
estaba relacionado con el objetivo del presente estudio, y seis artículos que
abordaban la temática desde el enfoque cuantitativo. Finalmente, quedaron
7 artículos en los últimos 8 años. Las bases de datos consultadas fueron
Science direct, Scielo, Springer, Doaj y Proquest.
Resultados
Tabla 1. Resultados de la revisión bibliográfica.
Número de Técnica
Autores Estudio
participantes utilizada
Masculinidades y usos
Romero y Abril Entrevistas a
del tiempo: Hegemonía, 25 hombres
(2011) profundidad
negociación y resistencia.
Resultados: Existen posibilidades de transformar tanto el sistema patriarcal como
el modelo de masculinidad hegemónica. Sin embargo, esto no solamente afecta las
relaciones personales, sino que va hasta la transformación de las esferas legislativas,
tecnológicas. En este estudio se pudo evidenciar cómo los hombres se resisten a un
modelo hegemónico de masculinidad porque implica un cambio en las relaciones de
género y unas relaciones sociales más justas y equitativas.
Un grupo de hombres
Las nuevas de 22 a 35 años.
Sanfélix (2011) Grupos Focales
masculinidades Un grupo de hombres
mayores de 50 años.
Resultados: El grupo de jóvenes entrevistado, muestra una actitud positiva frente al
cambio, un cambio que implica sentirse partícipes de la paternidad, reparto igualitario
de tareas domésticas y respeto por el papel de las mujeres en la sociedad. De estos 3
temas principales, el de la paternidad parece ser el que tiene un cambio mayor, al
menos en su discurso. Se encontró además cierta disposición no solo a aceptar la
igualdad (entre hombres y mujeres) sino a trabajar en pro de esta, sin embargo, en su
discurso parece aún tener cierto miedo al futuro. En términos generales se identificó
una ruptura con la norma hegemónica y la consolidación de las nuevas masculinidades.
Fagen y Constructing masculinity
Entrevistas a
Anderson in response to women’s 20 hombres
profundidad
(2012) sexual advances
Resultados: Se pudo concluir que para algunos hombres la iniciación sexual está
construida a partir del paradigma donde el hombre tiene la iniciativa y la mujer es la
que acepta o niega el encuentro. Pero en estos casos cuando fue la mujer la que inició
la relación sexual, se percibe a la mujer como agresiva o manipulativa. Para retomar el
rol proactivo en la relación sexual, los hombres de este estudio generalmente ponían
límites y rechazaban a las mujeres que toman iniciativa.
116
La construcción de la
Montenegro y masculinidad en las Estudios de
11 hombres
Salas (2014) familias de diferentes caso
contextos sociales.
Resultados: Los hombres de sectores bajos relacionaron la masculinidad con el ser
hombre de manera directa sin la mediación de otra elaboración. En su propio discurso
ser hombre significa ser respetado por los demás, tener una familia, manteniéndola
y sacando adelante a los hijos. Los hombres de estrato medio por su parte, se
consideraron como un punto de apoyo para la pareja. Se concluyó que para los dos
estratos sociales la expresión del afecto no puede considerarse como una extensión de
la paternidad, sino como parte de la sexualidad lo que repercute en la interacción entre
hombres y mujeres a lo largo de la vida.
Re-constructing
Gannon,
masculinity following Entrevistas a
Guerpo-Blanco Siete hombres
radical postatectonomy profundidad
& Patel (2010)
for prostate cancer
Resultados: Los resultados mostraron que la identidad masculina estuvo fuertemente
relacionada con el desempeño sexual, particularmente con la capacidad del sexo con
penetración. La pérdida de la erección como consecuencia del cáncer de próstata tuvo
un impacto en la identidad masculina de los hombres entrevistados.
Los hombres también
Andreade, Técnica visual
sufren, estudio cualitativo
Galleguillos, consistente con
de la violencia de la mujer Seis hombres
Miranda y la proyección
hacia el hombre en el
Valencia (2012) de láminas
contexto de la pareja
Resultados: Se pudo concluir que los hombres entrevistados se oponían a enfrentar
a las mujeres victimarias con violencia a pesar que la cultura patriarcal lo obliga a
reaccionar reduciéndolas, sin embargo, se adscriben a una masculinidad alternativa.
Esta nueva masculinidad genera angustia y ansiedad ya que los hombres no se perciben
a sí mismos como hombres.
What Threatens
Munsch & defines: Tracing the Entrevistas a
42 hombres
Gruys (2017) symbolic boundaries of profundidad
contemporary masculinity
Resultados: Se pudo concluir que los participantes temen no ser el sustento de la
familia en sus relaciones futuras, teniendo esto como su “plan A” para las relaciones
de pareja, además de esto mostraron un marcado interés por demostrar su marcado
rol masculino. Sin embargo, esto no quiere decir que las masculinidades no hayan
cambiado nada. Por ejemplo, también se concluyó que los participantes reconocieron
las capacidades intelectuales de las mujeres, y tampoco se encontró discurso
homofóbico. Estos resultados pudieron deberse al hecho que la pregunta orientadora
de la investigación fue relacionada con las amenazas a la masculinidad y no a la postura
frente a la masculinidad hegemónica.
117
Conclusiones
Esta revisión tuvo como objetivo conocer cómo la construcción de la
masculinidad ha estado también enmarcada en conductas violentas que
se han invisibilizado hacia el hombre. Se pudo observar que, en términos
generales, las investigaciones revisadas concluyeron que ha habido
cambios en la concepción de la masculinidad, por citar algunos ejemplos:
los hombres aceptan que las relaciones sean más justas y equitativas
(Sanfélix, 2011), se acepta el papel de la mujer en diferentes roles a
los tradicionales y su capacidad intelectual como igual a la del hombre
(Musch y Gruys, 2017). En determinadas condiciones socioeconómicas
los hombres ya no solo se perciben como los proveedores, sino como
un apoyo para sus parejas en el cuidado del hogar (Montenegro y Salas,
2014), en situaciones de conflicto con la pareja los hombres entrevistados
no estuvieron de acuerdo en reaccionar con violencia frente a sus parejas
(Andreade, Galleguillos, Miranda y Valencia, 2012). Sin embargo, a
pesar de estos avances, siguen arraigadas a la cultura las representaciones
sociales de lo masculino y lo femenino. Por ejemplo, el hecho que en los
discursos de los hombres se considere que la masculinidad aún esté muy
arraigada al desempeño sexual (Gannon, Guerpo-Blanco y Patel, 2010),
percibir a la mujer como “manipuladora” por ser quien inicie la relación
sexual o el marcado interés por demostrar el rol masculino dentro de la
familia (Musch y Gruys, 2017).
118
sino también por las mujeres, con el fin de construir nuevas realidades
entre los géneros, más acordes con la individualidad y la igualdad.
119
un cambio que requiere de grandes transformaciones sociales, ya que
el patrón diferencia–dominación ha impregnado tanto la cultura, que
generar dichos cambios significa en términos freudianos, en muchas
ocasiones revivir el miedo a la castración, aun cuando las circunstancias
sean favorables para el cambio (Connell, 2015).
Referencias bibliográficas
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noviazgo: perpretación, victimización y violencia mutua. Una revisión.
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al cambio en las mujeres. Prisma Social, (7).
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