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Según Hockett, existen lenguas complex, es decir, que los hablantes de las
distintas variedades pueden llegar a no entenderse entre sí, mientras que en el caso de
las lenguas simplex, los hablantes de las distintas variedades se entienden perfectamente
entre sí.
Introducción
Todas las lenguas tienen una identidad particular que se manifiesta de forma
muy evidente en el plano fónico. Las lenguas naturales se apoyan en los sonidos. Hay
seis aspectos que caracterizan al español frente a otras lenguas, incluso frente a otras
lenguas hermanas o romances.
Las vocales como norma general ocupan el núcleo silábico, mientras que las
consonantes el margen silábico.
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prescinde de algunos de estos fonemas. Esto contrasta con algunas lenguas que llegan a
tener hasta setenta fonemas distintos.
Si hay pocos fonemas para combinar, esto tiene que ser compensado con una
extensión sintagmática media (número de fonemas por palabra) mayor a aquel que
como promedio presentan las lenguas cuyo cuadro fonológico es más complejo. El
español explota muy poco los fonemas consonánticos en posición implosiva.
Lo más relevante es que en la misma medida que una lengua tiene pocas vocales,
este cuadro vocálico se presenta más estable. La estabilidad de las vocales en español es
altísima, de modo que casi no se producen avatares referidos a las vocales en las
distintas áreas dialectales. Lo que se comenta fundamentalmente son los fenómenos
consonánticos.
Como los hablantes del nivel popular no están condicionados por la idea de
prestigio, son los que se comportan con mayor libertad en el plano fónico de la lengua.
Las soluciones fónicas populares suelen ser más expresivas, significativas, auténticas y
reveladoras de cómo funciona una lengua que las soluciones cultas, pues estos están
sometidos a la idea de prestigio social. Hay formas lingüísticas que no tienen prestigio
social, por lo que solemos plegarnos a las que tienen prestigio social.
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Hay lenguas en el mundo que tienen un cuadro vocálico más simple. Por
ejemplo, el árabe que tiene tres; el quechua, que también tiene tres, etc. Por lo que hay
lenguas que tienen un sistema más simple. A medida que se reduce el cuadro vocálico,
aumenta la funcionalidad de esas unidades.
Hay un trabajo clásico de Alarcos, que debe tener en torno a cincuenta o sesenta
años, titulado “Algunas cuestiones fonológicas del español de hoy”, publicado en
Presente y futuro de la lengua española (Madrid, 1964, Cultura Hispánica), el título de
unas actas de congresos.
En el s. XVIII hay una reacción hipercultista promovida por la RAE, que repone
unas consonantes implosivas de las que se había prescindido. Ej. ‘dino’ por digno. Estos
movimientos suelen ser propiciados por personas del nivel popular, por lo que es
curioso que esta decisión dictada desde arriba haya triunfado, al menos en algunos
grupos de la sociedad.
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pp. 456-505) de Bogotá. Es muy relevante desde el punto de vista del comportamiento
fonotáctico de los fonemas del español.
a) Sílaba formada por una sola vocal. Ej. a. En este caso se incluyen los diptongos.
Ej. eu-femístico.
Hay que tener en cuenta que, en líneas generales, en el nivel popular, la nómina
de significantes cae considerablemente en relación con los hablantes cultos, ya que
conocen un número menor de palabras. De modo que, el número de vocabulario
conocido en el nivel popular hace que no sea tan significativa la pérdida de una
consonante en posición implosiva, frente a lo que ocurriría en el nivel culto. Esto hay
que matizarlo, pues hay personas del nivel popular que conocen una gran cantidad de
vocabulario, aunque es vocabulario técnico relacionado con la actividad gremial.
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Las consonantes –r, -n, -l, -s son bastante productivas en posición implosiva.
Muchas de ellas son marcas gramaticales, de ahí su importancia. Por ejemplo, la –s es la
marca de plural.
Ahora bien, no el cien por cien de las palabras del español son llanas, sino que
también tiene agudas y esdrújulas. El español tiene un acento móvil, es decir, que varía
su posición. Sin embargo, hay lenguas que tiene un esquema acentual completamente
rígido o fijo.
Esta peculiaridad está heredada del latín, que también era una lengua
eminentemente llana, de hecho, era mucho más rígidamente llana. Había una cantidad
muy pequeña de palabras agudas y esdrújulas. En latín cuando la penúltima sílaba tenía
una vocal, de ordinario una /i/, era breve, el acento se retrotraía una sílaba y era
esdrújula. Ej. algidus > álgido. La –i- es breve, por lo que la palabra es esdrújula. Una
parte muy considerable de los cultismos en español son palabras esdrújulas en latín,
mínimamente adaptadas al español. Ej. álgido, mínimo, máximo, etc.
Estas palabras, sin embargo, constituyen una minoría, que es aún mayor en el
nivel popular, que tiende a transformar las palabras esdrújulas en llanas. Ej. ‘prosta’ por
próstata. Si hacemos un recuento de las palabras esdrújulas que se usan en el nivel
popular, la lista es bajísima.
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De ordinario, las oposiciones vocálicas son o-u, i-e, a-e. El rendimiento de la
oposición vocálica en sílaba tónica en español es grandísimo, por ejemplo, masa, mesa,
misa, mosa (seseo), musa. Sin embargo, en sílaba átona esto es mucho más raro, aunque
puede suceder. Por ejemplo, la palabra ‘sociedad’ y ‘suciedad’, aunque no es lo normal.
Lo más normal es que, en sílaba átona, donde hay una /o/ podamos pronunciar una /u/ o
que donde hay una /i/ podamos pronunciar una /e/. Ej. cuchino por cochino, cunejo por
conejo, etc.
Esto está avalado por la propia historia del idioma, ya que en el paso del latín al
español hay muchas –u- que han pasado a –o-, especialmente en sílaba final, que era
normalmente átona.
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puede existir un macroarchifonema glotal. Ej. captar, con golpe de glotis, que contrasta
con el cero fonético y permite distinguir captar de catar.
Una parte considerable de los avatares dialectales del español están relacionados
con el orden palatal. La ñ es la única que no produce tantos problemas. Sin embargo, los
fonemas ll, ch y ‘y’ sí los producen, aunque la ll ha desaparecido en muchas zonas por
el fenómeno del yeísmo.
TEMA 1
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(habla de La Laguna, de Santa Cruz, etc.), más o menos bien acotadas espacialmente.
Por último, en el extremo del espectro estarían los idiolectos, es decir, la forma en que
se manifiesta la lengua histórica individualmente, tal y como ese hablante habla.
Otra de las definiciones que se suelen proponer es variedad de lengua usada por
un grupo de hablantes menos numerosos que los de esta, cuyas diferencias o
peculiaridades no impiden la comunicación dentro de esa lengua.
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evidente, se ha usado la palabra dialecto para aludir a lo que es una lengua, solo que se
trata muy a menudo de una lengua que no es considerada lengua de cultura. La mayor
parte de las lenguas del mundo no tienen representación escrita y no dejan de ser
lenguas.
Hay una instrumentalización del término dialecto, tanto cuando se omite su uso
debiendo usarlo, como cuando se hace uso de este término sin deber hacer uso de él. Por
ejemplo, el uso no científico de la palabra ‘dialecto’ que se hacía durante la etapa
franquista.
[E. Coseriu. “Los conceptos de dialecto, nivel y estilo de lengua y el sentido propio de
la dialectología”. LEA, III, 1981.]
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Ej. español coloquial vs español formal o solemne. El estudio de estas
diferencias está a cargo la estilística del habla.
Estos tres tipos de diferencias suelen estar recogidas en los diccionarios. En relación
con las diferencias diatópicas, cabe postular el concepto de dialecto, en cuanto a las
diferencias diastráticas, el concepto de nivel; y en cuanto a las diferencias diafásicas, el
concepto de estilo.
Los hablantes adoptamos distintos estilos que en ocasiones podemos vulnerar. Por
ejemplo, en ciertas situaciones, los hablantes solicitan “perdón por la licencia”, pues han
vulnerado el estilo que se espera por la situación de habla. Esto revela que hay
cuestiones de estilo en el uso idiomático.
Las diferencias diatópicas y diastráticas las toma Coseriu del lingüista noruego Leiv
Flydal, mientras que el concepto de diferencias diafásicas está postulado por el propio
Coseriu.
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lo que no significa que las otras categorías no tengan variación, pero estos son los que
más juego dan. En el aspecto léxico, lo que se hacía era recoger aquel léxico que
tuviese que ver con las actividades gremiales de la mayoría de la población del lugar.
Por ejemplo, si predominaba el cultivo de la aceituna, se estudiaba el léxico relacionado
con esta actividad.
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El concepto de habla local o comarcal es un término intermedio entre dialecto e
ideolecto. La palabra ‘habla’ es altamente polisémica, pero en dialectología no tiene
nada que ver con el concepto de habla que se maneja en lingüística, traducción de
parole. Esta palabra a veces se emplea incluso en el sentido de idiolecto, por lo que
podemos decir “el habla de Pedro me resulta molesta”.
Bilingüismo
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ocurre con el concepto de lengua materna, pues hay quien considera que la lengua
materna es la primera que aprenden, mientras que otros creen que es la que más
dominan.
Hay una posición casi extrema en el otro sentido, representada por Macnamara
(1969), para el cual una persona calificable de bilingüe sería aquella que domina su
lengua materna o su primera lengua (L1) y alguna de las destrezas (hablar, entender,
escribir, leer) de una lengua extranjera (L2).
Por último, hay una posición intermedia, representada por Weinreich (1953),
para el cual basta con que el bilingüe, si lo es de verdad, sea capaz de alternar, aunque
sea con un grado distinto de competencia o solvencia lingüística, entre dos lenguas.
En alguna medida, por mucho que se dominen dos lenguas es muy difícil que no
se produzcan interferencias entre esas lenguas. Por ejemplo, una persona bilingüe que
domine el español y el inglés, pude no llegar a dominar la fonética española.
b) La función que le otorga el bilingüe a cada una de las dos lenguas que conoce
A un hablante le cuesta menos aprender una lengua, cuantas más lenguas conozca,
ya que se hace más firmemente con los universales lingüísticos. Esto no quiere decir
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que conocer muchas lenguas sea sencillo, sino que cuantas más sepamos, más fácil es
aprender otras.
El concepto de diglosia
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que contrasta con la modalidad B, en la que esa estandarización o es nula o muy
baja.
Cuando Ferguson utilizaba la palabra diglosia pensaba en casos del siguiente tipo.
Por ejemplo, el francés sería la modalidad A en Haití, mientras que el criollo haitiano
sería la modalidad B, que es, en cierto modo, una modalidad del francés. Sin embargo,
el criollo es la acumulación de aspectos lingüísticos de distintas lenguas, que terminan
fraguando una nueva lengua. Se convierte en lengua en el momento en que hay
hablantes nativos. El criollo haitiano está compuesto por el francés, pero la estructura
gramatical pertenece a lenguas africanas, esencialmente el wolof de Senegal y algunas
de las lenguas gbé de Ghana y Nigeria.
Otro caso sería el del árabe clásico frente a las modalidades de árabe que existen en
los distintos territorios, más coloquial y cotidiano. Hay tal diferencia entre ambos que
ya constituiría un caso de diglosia según los postulados de Ferguson.
Asimismo, el del alemán en Suiza sería otro caso de diglosia. El alemán sería la
modalidad A, mientras que el alemán suizo o tüütsch sería la modalidad B. Un suizo
culto aprenderá alemán general para las situaciones de prestigio y, además, tendrá su
alemán suizo particular para otro tipo de situaciones.
Otros tratadistas se han ocupado también del concepto de diglosia como es el caso
del sociolingüista norteamericano J. A. Fishman (1979), que propone un concepto de
diglosia mucho más amplio, no tan estricto como el de Ferguson. Para Fishman hay una
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situación de diglosia siempre que dos dialectos, dos sociolectos, dos registros o incluso
dos lenguas tengan funciones distintas para un individuo que conoce ambas. Este
concepto ha sido muy criticado por los partidarios de Ferguson, pues, siguiendo esta
perspectiva, la diglosia se convierte en un fenómeno universal.
Este concepto viene del área de los lingüistas franceses, pero está muy
consolidado. Se suele admitir que hay tres tipos perfectamente diferenciados de lenguas
especiales:
a) Jergas o argots
b) Lenguajes científico-técnicos
c) Lenguajes sectoriales
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no milita en esa jerga, no entienda lo que quiere decir. Muchas de las creaciones
jergales, a medio plazo, ya no lo son, por lo que se produce la necesidad de
reemplazarlas por otras que tengan íntegro su carácter críptico.
Los recursos lingüísticos propios de la jerga no son otros que los recursos creativos
del idioma en general, por ejemplo, en el plano léxico, la metáfora, que es uno de los
métodos de creación léxica más comunes. Se utiliza para renominar una realidad que ya
estaba nominada, por ejemplo, ‘gorila’ en el sentido de guardaespaldas. Las jergas
enriquecen el caudal léxico, pues a medio plazo los usuarios no tienen conciencia del
origen jergal de ciertas palabras. Ej. desvalijar; cantar, en el sentido de ‘reconocer un
delito’, etc.
En las jergas o argots destacan las metáforas usadas en clave disfemística. Son
metáforas degradadoras o muy poco enaltecedoras. Ej. ‘Me voy para mi choza’. Es una
metáfora que degrada semánticamente, no es nada enaltecedora.
El carácter críptico de las jergas, hace que haya que crear nuevas unidades para
evitar que estas puedan ser interpretadas, lo que las dota de un gran dinamismo. A causa
de este dinamismo de las jergas, hay una gran concurrencia de sinónimos. Ej. pasta,
manteca, guita, etc. A medio plazo, toda palabra jergal va a caer en desuso y será
sustituida por sinónimos.
En las jergas también destacan los préstamos o recursos fónicos o de otra naturaleza
propios de otras lenguas. Por ejemplo, lookear, de look (‘mirar’); “me mola demasié”,
que significa ‘demasiado’ y que es un préstamo del francés; etc. Se producen muchos
truncamientos, es decir, acortamientos de palabras. Ej. anfe por anfetaminas. Asimismo,
se producen scinderatio o alteraciones de sílabas, por ejemplo, en lugar de pecho, se usa
chope; o celcar en lugar de cárcel.
No hay que confundir esto con lo que se llama palíndromo, que son palabras que se
leen igual desde el principio hasta el final como desde el final hacia el principio. Ej.
dábale arroz a la mala zorra el abad.
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En las jergas también hay presencia de arcaísmos, es decir, palabras que han sido
rescatadas de su estado de desuso y que funcionan como palabras jergales. Hay muchas
palabras jergales que parecen nuevas, pero algunas tienen una larga trayectoria en el
idioma. Muchas de ellas han sido incluso usadas por grandes literatos como Larra,
Valle-Inclán, etc.
También es propio de las jergas el uso de las llamadas palabras comodín, es decir,
estas palabras muy abarcadoras semánticamente, poco concretas. Ej. rollo, guay, etc.
Muchas palabras del lenguaje no jergal también tienen este carácter abarcador o
comodín. Ej. cosa. Los neologismos tienen asimismo gran importancia en las jergas. Ej.
alucine, tranque, trabe, queme, etc. Estos no son más que adjetivos verbales que
responden a los medios de creación de palabras del español.
Ha habido una cierta ósmosis entre el léxico de la lengua de los gitanos, el caló o
calé, hacia otras jergas. Hay algunas frases que han comenzado siendo jergales y han
terminado siendo informales. La frontera entre ciertas jergas y el uso informal del
idioma es bastante difusa, de hecho, muchas creaciones inicialmente jergales han
terminado siendo palabras, frases, etc. coloquiales o informales. Ej. vender la moto a
alguien; quedarse con alguien; cargarse a alguien, etc.
Las jergas tienen unas limitaciones evidentes, ya que se trata de un léxico muy
particular y muy circunscrito a determinadas actividades o campos semánticos. Muchas
de las palabras de las jergas vienen del lenguaje de germanía que era hablado por
personas de determinadas profesiones, gremios, etc. dados a utilizar palabras crípticas.
Ni un solo rasgo lingüístico de las jergas es privativo suyo.
Las jergas no son más que realizaciones legítimas del sistema léxico-semántico de
una lengua dada. Lo que ocurre en las jergas es algo totalmente natural, legítimo, etc. y
lo anecdótico es el prestigio que puedan tener. Las creaciones argóticas son tan
legítimas como cualesquiera otras.
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Las normas que configuran el español funcionan, fundamentalmente, a nivel
nacional, ya que los medios que las consolidan o arraigan tienen una cobertura nacional.
Así, el español de Argentina no es una lengua distinta, sino que tiene una norma
diferente. Es potestad de toda norma soberana la creación de jergas: carcelarias,
deportivas, juveniles, etc. Son los ámbitos urbanos y los capitalinos los que se erigen en
centros de irradiación de las modalidades argóticas o jergales.
[En los tangos podemos observar creaciones argóticas en lunfardo. En Canarias, hay
muchos diccionarios de argot]
También destaca su marcada univocidad, lo que quiere decir que las palabras tienen
una sola acepción, pues una palabra con muchas acepciones puede prestarse a
ambigüedad.
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habilitadas para referirse a los conceptos. Por ejemplo, si traducimos un texto técnico
del español a una lengua bantú, tendremos graves problemas. En cambio, si se traduce a
otra lengua de cultura, será mucho más sencillo.
Los llamados lenguajes sectoriales son los menos caracterizados de los lenguajes
especiales. Un lenguaje sectorial es toda lengua especial que no es jerga ni lenguaje
científico-técnico. Otra característica es que suelen ser mejor conocidos por la mayoría
de los hablantes que los lenguajes científico-técnicos o las jergas.
Los criollos
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La lingua franca es aquella lengua o modalidad producto de una mezcolanza de
lenguas que posibilita la comunicación. El inglés es la lingua franca de las relaciones
comerciales, los congresos, etc., es una especie de lengua universal internacional.
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En tercer lugar destaca el llanito, que es un criollo propio de Gibraltar, aunque se
duda de que sea un criollo propiamente dicho. Es una mezcla del español y del inglés,
pero es una mezcolanza no estable.
Lo normal es que las lenguas criollas tengan una gramática muy elemental,
mucho más elemental que la de las lenguas de las que proceden.
Ahora consideraremos las lenguas criollas influidas por el español, pero que no
son propiamente españolas. En primer lugar, destaca el pidgin hawaiano, que es una
lengua criolla de base inglesa, pero influida en el léxico por el español. Se considera que
en torno al 8% de las palabras del pidgin hawaiano son de origen español.
El idioma está también influido por el léxico del holandés, por lo que diríamos
que tiene un componente doble desde el punto de vista léxico repartido a partes iguales
entre el holandés y el español.
Desde el punto de vista fónico, es una lengua tonal, es decir, que tiene acento
tonal. Esto significa que el tono se erige en un elemento fonológicamente pertinente y
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que reside en la mayor o menor altura con la que se pronuncian las sílabas. Se cree que
esto procede de las lenguas africanas traídas por los esclavos, fundamentalmente del
área del Congo.
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Ahora hablaremos de los idiomas indígenas influidos por el español. En primer
lugar, tenemos el chamorro, que es una lengua del grupo malayo-polinesio occidental
fuertemente influida por el español por razones históricas y políticas. Se habla
fundamentalmente en las llamadas islas Marianas (situadas al sur de Japón) y, sobre
todo, en Guam, la más importante de ellas. Lo hablan en torno a 80.000 personas y se
supone que en torno al 10-15% del léxico es de origen español, aunque actualmente está
muy influido por el inglés. Es una lengua que incluso se enseña en la universidad y goza
de cierto estatus de normalización sociolingüística.
TEMA 3
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MODERNA. PROCESOS EVOLUTIVOS DE ESTA ÉPOCA Y SU
REPERCUSIÓN EN LAS DIFERENTES ÁREAS DIALECTALES.
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hispanohablantes son seseantes); el yeísmo, que está muy generalizado incluyendo la
Península Ibérica, sobre todo en el español urbano; y la aspiración de la –s implosiva,
que afecta más o menos a la mitad de la población hispanohablante, es decir,
aproximadamente 200.000.000.
También hay un léxico exótico que se refiere a realidades o realia que no son
generales. Por ejemplo, platos típicos, folklore, etc. No hay palabras correspondientes o
equivalentes en otras modalidades dialectales. Por ejemplo, la isa no tiene una palabra
equivalente en el español de Andalucía.
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Factores extralingüísticos de la posible fragmentación del español
Según Zamora Vicente, hay más diferencias lingüísticas entre cualesquiera dos
valles de Asturias que entre cualesquiera dos naciones independientes de América. Esto
es posiblemente una exageración, pero revela que hay bastante homogeneidad del
español hablado en América.
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Un segundo factor lingüístico serían los sustratos lingüísticos de América, las
llamadas lenguas amerindias que se hablaban en el momento de la conquista y posterior
colonización del territorio.
En cuarto lugar, otro factor son las normas (en el sentido de Coseriu) lingüísticas
nacionales. En Hispanoamérica, hay una especie de obsesión por afirmar la
nacionalidad, algo que es propio de las naciones jóvenes. Esto se puede convertir si se
sobrepasa cierto límite en un factor de fragmentación, pues esa voluntad de
diferenciación frente a los demás hace que el español de esas zonas se desmarque
lingüísticamente de lo que no es nacional. Sin embargo, actualmente, por razones
extralingüísticas, se tiende a crear espacios más amplios que los que constituye un cierto
país independiente.
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El primer factor es el desarrollo de los modernos medios de comunicación, algo
que no existía hace apenas un siglo. Este desarrollo tiene tal calibre que resulta
inimaginable una fragmentación a medio plazo del español.
Otro factor importante, aunque parezca una cuestión muy sutil, es el sentimiento
de la población de pertenencia a un grupo lingüístico único. Ese sentimiento de
pertenecer a la misma comunidad lingüística hace que haya una disposición a la unidad
y a la integración.
La norma culta siempre es más homogénea que las normas populares, de ahí que
la alfabetización y la elevación del nivel cultural contribuyan a la unidad del español.
En el pasado, una considerable porción de la población era analfabeta, por lo que era
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mucho más probable que se produjese la fragmentación del español. La conciencia de la
relación fónico-gráfica es un dique de contención de la libertad fónica de ciertos
hablantes.
La palabra hito en sentido recto es la piedra que delimita dos propiedades, pero
tiene una acepción metafórica que significa ‘punto de inflexión en la evolución o
desarrollo de algo’.
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política lingüística. Estos congresos suelen estar promovidos por el Instituto Cervantes
y los gobiernos de los países. Suelen tener lugar cada tres años y el primer tuvo lugar en
Zacatecas, México. El segundo tuvo lugar en Valladolid, el tercero en Rosario,
Argentina, el cuarto en Cartagena de Indias, el quinto en Valparaíso, Perú y el sexto en
Panamá.
La gran ventaja de todos estos hitos que han sucedido con posterioridad a 1992
es que todo se ha consensuado con Hispanoamérica. Anteriormente se tenía en cuenta a
América, pero sin darles voz a los lingüistas hispanoamericanos y a las academias de los
países hispanoamericanos.
En cuarto lugar estarían los diccionarios (DRAE). Se han publicado tres (1992,
2201, 2014) y, en las dos últimas, se han incluido muchos americanismos o acepciones
de voces que tienen un uso particular en Hispanoamérica. Sin embargo, la RAE no ha
hecho lo mismo con las palabras o acepciones de palabras de las distintas regiones de
España.
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Esto hace que haya palabras americanas que han nacido en Canarias, Andalucía
o Extremadura y que han sido emitidas hacia América, pero aparecen en el diccionario
solo para América, por lo que se puede creer que son exclusivas de ese lugar. Esto
contribuye a la distorsión de la historia del español, pues se atribuyen a América ciertas
voces que no han nacido allí.
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En latín había tres rasgos pertinentes en el cuadro vocálico: grado de abertura,
localización y cantidad vocálica. Había diez vocales, cinco breves y cinco largas. Tres
grados de abertura y localización anterior, posterior y media.
En el paso del latín a las lenguas románicas a partir del latín vulgar, la cantidad
vocálica desapareció. Ej. En latín se distinguía malum (con ‘a’ larga), que significa
‘manzano’, mientras que malum (con ‘a’ breve) significa ‘algo malo’. Este rasgo
desapareció muy temprano y, a medida que se fue desfonologizando la cantidad
vocálica, se fue fonologizando el acento.
Según Alarcos, el sistema vocálico del latín vulgar más extendido en la zona
occidental de la Romania fue el siguiente:
En un momento determinado, la ‘o’ abierta da ‘ue’ cuando estamos ante una ‘o’
acentuada y lo mismo ocurre con al ‘e’ abierta, que daba ‘ie’. En sílaba átona, la ‘e’
abierta y cerrada se confundieron y lo mismo ocurrió con la ‘o’.
Las vocales patrimoniales del español en posición final son ‘a’, ‘e’, ‘o’. También
hay palabras que terminan en ‘i’ o en ‘u’, pero son cultismos o préstamos. Ej. espíritu,
ímpetu, etc.
Lo que hay que retener es que se pasó de un sistema complejo de diez vocales a
uno más simple de cinco, lo que provocó o comportó la fonologización del acento. La
rentabilización de la ubicación del acento en español es muy notable, sobre todo en el
terreno gramatical. Ej. canto-cantó; canté-cante; etc. La gramática tiene una presencia
fundamental en la utilización de cualquier lengua y, por tanto, estos esquemas
acentuales tienen una enorme rentabilidad.
El cuadro consonántico del latín era extremadamente simple, tan solo contaba
con doce consonantes:
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2) Oclusivas sonoras: /b, d, g/
4) Nasales: /m, n/
5) Líquidas: /l, r/
Hasta 1560, la capital de España era Toledo, por lo que el español toledano era
el que gozaba de mayor prestigio. Por toda una serie de razones de carácter histórico, en
torno a los siglos XVI y XVII, se produce una subversión en la valoración o estimativa
lingüística del español toledano, de forma que el español de Castilla la vieja, más
evolucionado que el toledano, termina imponiendo su norma lingüística y la toledana se
ve desplazada o postergada. Los hechos lingüísticos fónicos consonánticos que terminan
consolidándose en Castilla ya lo habían hecho en Castilla la vieja en los siglos XIV y
XV.
Por un lado, triunfa una influencia lingüística que viene del norte hacia el sur y
también triunfa una evolución que va de abajo hacia arriba, es decir, de los hablantes del
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nivel popular a los hablantes más cultos. Esto es, hasta cierto punto lógico, pues lo que
se había consagrado por lógica lingüística en Castilla la vieja, lo hiciese también en
Castilla la nueva. La mayor parte de los cambios tienen que ver con los órdenes
consonánticos intermedios, es decir, el dental y el palatal.
1) Frente a los fonemas /f/-/h/, propios de la zona toledana, a finales de la Edad Media,
en Castilla la vieja, solo pervivía la /f/, pues la /h/, procedente de f- latina, se realizaba
como cero fonético. Este cambio se consolida en el español toledano y dura hasta la
actualidad, ya que la ‘h’ es simplemente ortográfica.
Las palabras españolas que tienen ‘f’ inicial proceden, por ejemplo, del griego:
farmacia, fobia, etc. También hay ‘f’ procedentes de cultismos, por ejemplo, fémina
(cultismo procedente de fembra). Asimismo, hay f- que no evolucionaron, pues estaban
en contacto con un diptongo. Ej. fuego, fiesta, etc.
4) Velarización de las palatales /š/-/ž/ > /x/. Las condiciones para que se reequilibrara la
serie fricativa sorda estaba presente desde el cuadro consonántico del latín y se produce
con la aparición de esta nueva unidad.
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Estas son las cinco modificaciones sustanciales del español de esta época que, en
buena medida, sobreviven en el español actual y que han contribuido a la estabilidad del
español actual. Lo que ya existía en latín está mucho más consolidado que lo que no
existía en latín, de ahí la inestabilidad del orden palatal.
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confluyeron en un sonido predorsodental, fricativo, sordo; mientras que en el ceceo
tenemos un fonema posdental, fricativo, sordo.
La emergencia del fonema /y/. Alarcos sostiene que al velarizarse las antiguas
palatales, que han dado lugar a la /x/, debió de comenzar el refuerzo de la ‘i’ en posición
semiconsonántica hasta el punto de convertirse en consonante. Este fonema /y/ tendría
dos realizaciones, una realización un tanto africada [y^] (posición inicial absoluta, tras
consonante y tras pausa), y otra realización fricativa [y] (posición intervocálica). Ej. iam
> ya. Se ha reforzado la i intervocálica; eiunum > yeyuno; iacere > yacer; etc. Este
fenómeno está abierto en palabras que empiezan por ‘h’ y tienen una ‘i’
semiconsonántica. Ej. hielo [yelo]; hierba [yerba]; hiena [yena].
Los casos como yeso, yema y yerno se explican porque la ‘g’ inicial de su étimo
latino cae, pero la ‘i’ o la ‘e’ inicial diptongan, lo que da lugar a ese elemento
semiconsonántico que finalmente concluye en una /y/.
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El sistema del s. XVII está vigente en líneas generales, solo hay que registrar un
cambio que no afecta al cuadro fonológico como tal, sino que ha afectado a la
distribución de ciertas consonantes. Hablamos de la restitución de consonantes cultas.
Ej. pacto, apto, obnubilar, digno, recto, directo, etc.
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conocido en la Andalucía oriental donde se pierde resultando afectadas, por el carácter
gramatical de la /s/, las vocales finales, que se abren. Hablaremos de este asunto con
mayor profusión más adelante.
En amplias zonas del español, tenemos el elemento /h/ que es producto de la /x/
explosiva, de la /s/ implosiva, de /f/ inicial latina en zonas y hablantes muy
conservadores o de /r/ ante n y l (Ej. cahne por carne). Esto nos lleva a la idea de que la
aspiración es muy importante en la mayoría del mundo hispánico, pues se utiliza en
todos estos contextos.
Tema 4: El judeoespañol
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español que fue extirpada de España y que evolucionó a su aire, por lo que tiene rasgos
muy arcaizantes, que nos recuerdan al español de finales de la Edad Media, pero
también otros muy vanguardistas, que van por delante de la evolución del español
moderno.
Vocalismo
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En tercer lugar, la diptongación procedente de ‘o’ breve tónica y ‘e’ breve tónica
es frecuente en judeoespañol, pero con inconsecuencia, es decir, casos en los que esto
no es así. Por ejemplo, se dice rogo por ‘ruego’; queres por ‘quieres’; preto por ‘prieto’ 2;
etc. En cambio, también hay casos de diptongación en los que el español no lo hay, por
ejemplo, pueder en lugar de ‘poder’; adientro por ‘adentro’, etc.
Consonantismo
41
Por lo menos hasta finales del s. XIX esta situación, es decir, el mantenimiento
de estas dos oposiciones se mantuvo. Sin embargo, a partir de esta fecha, con el declive
del judeoespañol, empezó a arruinarse a favor de las soluciones propias del español
moderno. Se conserva en composiciones folklóricas, etc. que han quedado como
residuo.
42
En sexto lugar, se han hecho generales, en judeoespañol, algunos rasgos
dialectales de la zona leonesa, por lo que se produce, por ejemplo, la conservación de –
mb- en lugar de la –m- castellana. Ej. palombica por ‘palomita’; lombo por ‘lomo’;
lamber ‘lamer’. Esto se debe a que había muchos judíos o hablantes de judeoespañol
procedentes de la zona leonesa.
Vemos, por tanto, que hay soluciones arcaicas o conservadoras, pero también
otras muy innovadoras que no se han dado en el español moderno. Esta lengua se ha
cultivado literariamente, pero es una lengua que se transmite oralmente, por lo que no
está sujeto a las restricciones que sí tiene el español moderno.
Rasgos gramaticales
En primer lugar, tenemos el uso de so, estó, vo y do en lugar de soy, estoy, voy y
doy. Esto quiere decir que se dan las formas verbales netas sin el apoyo de la –y que
procede del IBI latino y que está fosilizado en estas formas. En judeoespañol no se
adoptó esta solución excepto en Marruecos, una modalidad dialectal mucho más cercana
al español. En Marruecos esta forma –y procedente del IBI latino se generalizó a todos
los verbos, por lo que encontramos formas como yo amoy ‘yo amo’; etc.
Lo que ocurre con las formas del pretérito indefinido tanto en judeoespañol
como en ciertas zonas dialectales del español es muy intersante, ya que en el español
estándar moderno, el indefinido se comporta de una forma extraña, pues hay formas
coincidentes para la primera persona del plural del presente y del indefinido, lo que
43
produce una homonimia. Aquí, lo que hay es un intento de que no ocurra esta
homonimia que pueda generar una confusión, pues, en judeoespañol se dice ‘topamos’
(pres.) y ‘topimos’ (indef.).
En cuarto lugar, por analogía con las segundas personas de otros tiempos
verbales, en el indefinido se usan las formas izites (hiciste), parates (paraste), tomates
(tomaste), topates (topaste), etc. El proceso seguramente ha sido paraste > parastes >
parates. En Canarias son bastante normales algunas de estas formas.
44
Al ser la no persona, lo que significa es alejamiento, de ahí que su uso tenga valor de
respeto. Referencialmente es segunda persona, pero gramaticalmente es tercera persona.
45
En segundo lugar, el verbo copulativo ser se usa como en castellano antiguo con
el valor de existencial de haber. Ej. sea luz y fue luz (‘haya luz y hubo luz’). También
destaca, en tercer lugar, el uso de la perífrasis ‘tener + participio’ para expresar
acciones perspectivas. En este caso, el participio queda invalidado. Ej. las tienes visto
(las has visto; las tienes vistas); tenerlos creído (haberlos creído, tenerlos creídos); la
tengo tomado (la tengo tomada; la he tomado). Estas formas están relacionadas con el
portugués, que usa el verbo tener para las construcciones perfectivas.
Otra característica es que, a partir del s. XIX y por influencia del francés, la
perífrasis ‘venir + infinitivo’ se generaliza para expresar el pasado inmediato. Ej. vienes
de dezir (‘acabas de decir’), viene de despertarse (‘acaba de despertarse’), etc.
El español de canarias es una variedad arcaizante del español por ser una zona
periférica. De ahí que, por ejemplo, se mantenga en algunas expresiones la forma bezos.
Ej. Darle por los bezos. Esto se puede extrapolar, pero con algunas precisiones al
español de América.
En general, una persona que hable español moderno se entendería con alguien
que hablase judeoespañol. Estas dos modalidades tienen la misma lengua de base, sería
una relación semejante a la del griego clásico y el griego moderno.
46
judeoespañol y, hasta cierto punto, lo consiguió. Hay muchas palabras del francés
moderno que han pasado al español sefardí o judeoespañol por este contacto tan
estrecho entre Francia y los judíos. Ej. aferes (‘asuntos’), angajamiento
(‘compromiso’), blesar (‘herir’), chemendefer (‘ferrocarril’), cuartier (‘barrio’), etc. Se
trata de galicismos en calidad de préstamos, es decir, ya adaptados a la fonética del
español.
47
hablar de una Andalucía del sur y otra del norte o de una Andalucía occidental y otra
oriental, etc.
En el español normativo hay tiempos verbales donde hay dos personas cuyas
formas son iguales (homófonas), pero podemos distinguirlas por principios
contextuales, ya que, por ejemplo, suele estar expreso el sujeto.
El problema de la –s final está inserto en el mapa románico que tiene que ver
con el debilitamiento de la ‘s’ implosiva. La aspiración es un paso intermedio entre la
conservación neta de la sibilante y el cero fonético. Está claro que la –s no puede
desaparecer sin más o sin dejar rastro alguno porque tendríamos dificultades en
establecer las diferencias entre singular o plural en casos como “la peseta” o en casos de
homofonía entre personas gramaticales. Los mecanismos de distinción de los que se
vale la lengua no son solo fonéticos sino también distribucionales.
48
Que en andaluz oriental las vocales finales seguidas de una teórica ‘s’ (que en la
escritura puede ser una ‘z’4) se abren es un fenómeno que nadie discute, otra cosa es la
interpretación lingüística que se hace de ese fenómeno. Los términos de la controversia
residen en si el hecho es simplemente fonético o si tiene trascendencia fonológica y, por
tanto, el cuadro fonológico del español queda incrementado notablemente en el andaluz
oriental.
4 En andaluz oriental se distingue s/θ cuando son explosivas, en cambio, cuando son implosivas se da
s/θ > h > abertura vocálica. Ej. la perdį(z) frente a “la perdí”
49
exclusivamente fonética es lo que él llama la “prueba del par”, que consiste en hacerle
oír a un hablante, que supuestamente tiene esta particularidad, pares de palabras que
terminan en una vocal normal y otra palabra que termina en una vocal abierta. Ej. la
perdí / la perdiz, subí la ropa / subís la ropa, etc.
Otro dato que apunta López Morales, que hizo encuestas sobre todo en la
provincia de Granada, es que, en su opinión, en Andalucía oriental solo se elimina la
aspiración en el 58.8% de los casos, por lo que en el 41.2% se conserva o hay rastro
espectrográfico de la aspiración. Por otra parte, hay un número considerable de palabras
en las que la –s final no es marca de pluralidad nominal ni marca de segunda persona
50
del singular de ciertos tiempos verbales, por ejemplo, más, antes, menos, después, pues,
raíz, luz, cáliz, etc.
El problema tiene carácter de mecanicidad fonética, pues siempre que hay una –s
final, independientemente de si tiene significado gramatical o no, se produce esta
abertura vocálica. Además, podemos hablar de otros argumentos que refuerzan esta
idea.
Lo mismo ocurriría en otro ejemplo como algunǫ ąŋǫ por ‘algunos años’. Otro
indicio contextual que contribuye a la desambiguación sería la forma verbal, que
concuerda en género y número con el sujeto. Otro caso sería lǫ ąŋǫ por ‘los años’,
donde la forma ‘los’ no puede confundirse con ‘el’ por la pérdida de la –s final.
También podría ocurrir cuando al artículo lo sigue un sustantivo colectivo, por ejemplo,
una serje de aŋǫ por ‘una serie de años’.
Otro ejemplo son los sustantivos que hacen su plural en –es y no en –s. Por
ejemplo, león / leones leonę. La pérdida de –s no tiene relevancia, ya que la ‘e’ final,
esté o no abierta, nos indica que es plural. El que en estos ejemplos no sea
imprescindible esta abertura vocálica apoya la tesis de que el fenómeno tiene puramente
carácter fonético.
Esto en el caso de las frase nominales, pero también hay ejemplos en el caso de
las frases verbales. Un primer caso sería la presencia de clíticos, pronombres átonos,
51
etc. los que actuarían para interpretar la forma verbal en cuestión en segunda persona
del singular, más allá de que se abra o no la vocal final. Ej. Nunca te vayas de aquí
Núnka te báyą de akí. En este caso, el pronombre te hace que la abertura de ‘a’ no sea
indispensable para entender el carácter de segunda personal del singular del verbo. Otro
ejemplo sería “Tú no vas” Tú no bą.
Por lo demás no se producen más fenómenos más allá de los que se producen en
todas las hablas del ámbito hispano. Por ejemplo, los diptongos tienden a convertirse en
monoptongos por economía lingüística, diptongación de hiatos, etc. Los rasgos o
fenómenos fonéticos populares son comunes a todo el mundo hispano.
EL CONSONANTISMO ANDALUZ
52
ver fundamentalmente con el consonantismo, si bien lo que hemos visto del vocalismo
es interesante. Para algunos fenómenos, la distinción andaluz oriental y andaluz
occidental es pertinente en algunos fenómenos, pero no es operativo en otros.
53
El léxico andaluz de Canarias es básicamente de la zona andaluza occidental. La
zona occidental de Andalucía fue repoblada en los siglos XII y XIII, de ahí muchos de
los occidentalismos que tenemos como lamber, peje, etc. Probablemente, en una fase
intermedia, eran occidentalismos andaluces propiciados por el repoblamiento.
Este fenómeno se debe a que a principios del siglo XVII (1609-1613), el rey
Felipe III decreta la expulsión de los moriscos, probablemente por una razón religiosa,
pero también económica. Entre los reinos de Murcia, Granda, etc. fueron expulsados
unos 300.000 moriscos, lo que produjo un descenso muy notable de la población y
desaparecieron muchos oficios importantes, por lo que se produjo una repoblación
procedentes del norte de la Península, de tal modo que estos repobladores trajeron la
norma del norte (distinción s/θ). Esta sería la causa de la pervivencia de la distinción s/θ
en estas zonas.
54
La apical se da en las zonas de Almería, Jaén y parte de la provincia de Granda,
es decir, las zonas donde se hace distinción entre s/θ explosivas. La segunda, coronal
plana5, se da difusamente en toda Andalucía, especialmente en la provincia de Córdoba,
de ahí que se la conozca también como coronal plana. La tercera, predorsodental, es la
general en las zonas de seseo. Por esta razón el habla sevillana resulta tan familiar a los
canarios.
La /d/ intervocálica cae en los contextos en los que suele hacerlo en todo el
mundo hispánico. Cuando hay más de una /d/ intervocálica, cae la que pertenece a la
sílaba no acentuada, por ejemplo, medía por ‘medida’; ladeao por ‘ladeado’.
55
El debilitamiento de la /d/ intervocálica es un fenómeno de toda la historia de la
lengua desde el latín. En todas las hablas populares y, en ocasiones, en los hablantes
cultos, esa /d/ intervocálica cae.
56
Este sonido, aunque un poco más amortiguado, también es propio de algunas
parcelas del español de América. Algunos de los lugares que presentan este rasgo son
Cuba, más en el oriente que en el occidente; la parte norte de México; Panamá y en la
República Dominicana.
Andalucía pasa por ser una zona respetuosa en cuanto a los pronombres
etimológicos de tercera persona: lo, los, la, las; le, les. Ej. Vi a Juan; Lo vi. Sin
embargo, en algunas capitales andaluzas, por presión de la norma castellana, hay cierta
tendencia al leísmo de persona masculino. Ej. Vi a Juan; Le vi.
No hay una norma unificada en Andalucía por el hecho de que hay dos centros
irradiadores cuyas normas no coinciden entre sí, por un lado Sevilla y por el otro
Granada.
57
Esto que sucede en Andalucía corrobora la característica de Canarias consistente
en el uso del ustedes genérico. Solo por razones pragmáticas y en determinados casos se
usa el ustedes como señal de respeto.
58
rey Fernando III llevó a cabo, una vez conquistó la parte occidental de Andalucía, llevó
a cabo una repoblación como consecuencia de la expulsión de los mudéjares, pues se
produjo un despoblamiento que conllevaba grandes repercusiones económicas. La gente
que repobló esta zona procedía de Castilla y del reino de León, es decir, de todo el
occidente peninsular.
Tiene mucho léxico arcaico, pues Andalucía, dentro de la Península, es una zona
periférica, por lo que es normal que sea más conservadora que las zonas metropolitanas.
Por ello hay palabras del tipo búcaro, babucha, antier, etc. También hay un componente
importante de origen gitano o romaní, algunas de las cuales han pasado al léxico de
Andalucía.
TEMA 8
En las tres comunidades los estudios acerca del español de esas regiones no
abundan, aunque sí hay muchos trabajos sobre el gallego, el catalán y el euskera,
además de trabajos de corte sociolingüístico que tratan las relaciones entre esas lenguas
con el español.
Frente al País Vasco y Cataluña, que han sido históricamente regiones receptoras
de inmigrantes, Galicia ha sido una región emisora de inmigrantes. De hecho, en parte
de América a los españoles se les llama gallegos, por el inmenso número de gallegos
que emigraron allí.
59
Galicia era una zona cuyas dos terceras partes hablaba gallego, especialmente en
las zonas rurales. Los hablantes mayores y los habitantes de zonas rurales son hablantes
gallegos.
Entre los años 50 y 90, la situación era que el castellano tenía mucho más
prestigio por ser urbano y ser la lengua de la mayor parte de los que se dedicaban a la
administración, en muchos casos no gallegos, y también por ser la lengua de la escuela
y de la Iglesia. Actualmente, se ha reivindicado el gallego como seña de identidad de la
comunidad autónoma de Galicia.
El español fue, pues, históricamente una lengua más prestigiosa que el gallego,
que se consideraba una lengua rural. La realidad idiomática muestra que el gallego era
propio de las zonas rurales, mientras que en las zonas urbanas se alardeaba de conocer y
utilizar el español.
Hay un rasgo llamado geada o gheada, que consiste en el cambio del fonema /g/
por el fonema /x/. Pero esta es una particularidad de los gallegohablantes cuando hablan
español, pero no es un rasgo propio o general del español hablado en Galicia. También
hay un seseo en el gallego occidental, un rasgo que también proyectan al hablar español
precariamente los hablantes nativos de gallego. Sin embargo, estos no son los rasgos
que nos interesan en este tema.
60
contrario que en español, por lo que en el español de Galicia, por influencia del gallego,
se observa una entonación ascendente-descendente.
En tercer lugar, hay una tendencia a reducir los grupos consonánticos cultos de
forma que la consonante primera, es decir, la implosiva, de ordinario, se suprime. Ej.
‘retor’ por ‘rector’; ‘corruto’ por ‘corrupto’; ‘manífico’ por ‘magnífico’; etc. También
puede ocurrir que el elemento consonántico implosivo no desaparezca, sino que se
vocaliza. Ej. calefaición por ‘calefacción’. Estos rasgos se dan también en La Palma,
probablemente por influencia gallega.
Lo más llamativo es el uso generalizado de los sufijos diminutivos –iño, -iña. Ej.
Pepiño, Pepiña, flojiña, etc. Este rasgo también se da en la isla de La Palma,
probablemente, una vez más, por influencia del gallego.
En segundo lugar, se usan las formas verbales dea y estea para las formas ‘dé’ y
‘esté’ del presente del subjuntivo por influencia del gallego. La consideración social de
estas formas es muy baja, es decir, es un rasgo privativamente popular.
61
En quinto lugar, tenemos la ausencia de las formas compuestas en el castellano
de Galicia, lo que es su rasgo gramatical más característico. Esto ocurre por influencia
del gallego. Ej. cuando tú llegues ya yo salí por ‘cuando tú llegues, yo ya habré salido’;
como no me contestó, pensé que saliera por ‘pensé que había salido’; etc. Esta
peculiaridad llama más la atención en la oposición pretérito indefinido – pretérito
perfecto compuesto. Ej. El Depor jugó bien por ‘El Depor ha jugado bien’.
En sexto lugar, uso de las formas cantara, que tienen apariencia de imperfecto
del subjuntivo, con valor de pluscuamperfecto de indicativo. Ej. nos dijo que llegara la
semana pasada en lugar de ‘nos dijo que había llegado la semana pasada’; cuando nos
dimos cuenta ella ya se fuera por ‘cuando nos dimos cuenta ella ya se había ido’; etc.
En séptimo lugar, uso de las formas cantara con valor de cantó, es decir, con
valor de pretérito indefinido. Ej. Qué bien lo pasaramos aquel verano por ‘Qué bien lo
pasamos aquel verano’. Este rasgo también se da en la isla de La Palma, como ocurre
con muchos de los rasgos que hemos comentado. Esto se debe a que La Palma es una
isla muy aportuguesada, además de muy americanizada.
En décimo lugar, hay una diferencia clara entre el gallego y el español en cuanto
a las construcciones pronominales. Así, construcciones que son pronominales en
español, pero en gallego no, se vuelven no pronominales en el español de Galicia. Ej.
‘esa fruta va a pudrir si la dejas ahí’ por ‘esa fruta se va a pudrir si la dejas ahí’; ‘el
árbol secó’ por ‘el árbol se secó’; ‘Juan casó muy joven’ por ‘Juan se casó muy joven’;
etc.
62
Es también característico el uso de ‘más nada’ en lugar de ‘nada más’ por
influencia también del gallego. En cambio, esto no sucede con ‘nunca’, ya que en
gallego se dice ‘nunca mais’, por lo que no puede haber interferencia.
PARTICULARIDADES FONÉTICAS
63
menudo, producto de la elisión se produce luego un diptongo. Ej. cantau en lugar de
‘cantao’. Esto se explica por el hecho de que el vasco tiene una gran tendencia a la
diptongación.
PARTICULARIDADES GRAMATICALES
En segundo lugar, es atribuible al español del País Vasco, por influencia del
euskera, la aparente neutralización del sentido temporal y afirmativo de la partícula ya.
De modo que ‘Mikel ya viene’ (‘Mikel badator’) puede significar ‘Mikel viene ahora-
ya’ o ‘Mikel sí viene’.
En tercer lugar, en el español del País Vasco hay una tendencia a usar la forma
verbal potencial o condicional en lugar de la forma subjuntiva propia del español tanto
en oraciones condicionales (ej. Si alguien nos habría dicho…) como en subordinadas
completivas (ej. le pidió que vendría…). En realidad, esta característica va más allá de
lo que estrictamente es la zona vascófona, por ejemplo La Rioja o Navarra, razón por la
cual vale una doble interpretación: o es una irradiación del vasco hacia zonas no
vascófonas o no tiene nada que ver con el vasco.
64
En cuarto lugar, en el español del País Vasco tiene una solidez evidente la
distinción pretérito indefinido – pretérito imperfecto, pues también existe esta
distinción, de forma nítida, en vasco. Ej. etorri nintzen ‘vine’ – etorri naiz ‘he venido’.
Otro rasgo propio del español del País Vasco es la ausencia o inexistencia del
pronombre posesivo junto a nombres de parentesco. Ej. Pues a mí la hija me ha avisado
por ‘Pues a mí mi hija me ha avisado’; El hijo vino ayer de Madrid por ‘Mi hijo vino
ayer de Madrid’.
INTERFERENCIAS LÉXICAS
65
escondrijo’, tiene una saltara por ‘está mal de la cabeza’, talde por ‘grupo’, gela por
‘aula’, bilera por ‘reunión’, etc.
J. L. Blas Arroyo, “El español actual en las comunidades del ámbito lingüístico
catalán” en Historia de la lengua española, Rafael Cano Aguilar (coord.), Ariel,
2005.
Asimismo, se habla en las Islas Baleares, con una modalidad concreta en cada
una de ellas; en una franja oriental de Aragón, en la zona del Rosellón de Francia (razón
por la cual Francia no está nada satisfecha con las realidades independentistas de
Cataluña), aunque solo lo habla el 3-4% de la población; también es de habla catalana el
principado de Andorra; se habla de forma declinante en una ciudad de la isla de Cerdeña
llamada Alguer. Está considerada la lengua nº 75 en el ránking de lenguas en cuanto a
hablantes nativos.
6 Según Weinrich. También se puede hablar de marcas transcódicas (G. Lüdi) y de otros conceptos.
66
a convertirse en u, razón por la cual hay hispanohablantes de Cataluña, muy a menudo
bilingües, que dicen convergencia por ‘convergencia’.
Los paradigmas tripartitos de los deícticos este, ese, aquel o aquí, ahí, allí son
bipartitos en catalán. En cambio, el catalán en Valencia no sufre esta reducción, lo que
sí sucede en Cataluña y las Islas Baleares. Es muy raro escuchar en esas zonas la forma
ese y la forma ahí, que son las intermedias.
Como la forma baix significa tanto ‘bajo’ (prep.) como ‘abajo’ (adv.), en las
zonas catalanófonas donde se habla español, de ordinario se simplifica la distinción en
favor de bajo, por lo que no hay distinción bajo/abajo. Esto se produce en todas las
zonas catalanófonas con excepción de Cataluña.
También hay una distinción clara en el léxico entre las palabras trabajo / faena,
a imitación de lo que sucede en catalán. En español, faena tiene un uso mucho más
67
restringido que trabajo, en cambio, en catalán ocurre justamente lo contrario. Por tanto,
las palabras trabajo y faena en las zonas catalanófonas suelen repetir el esquema del
catalán, es decir, se usa trabajo de forma restringida y faena de forma general. Ej.
Hacía la faena de la escuela muy pronto.
A propósito de ser y estar hay que hacer la siguiente salvedad. El catalán está
lleno de españolismos o castellanismos, entonces la distinción ser/estar en español es
tan fuerte en español que, en muchas zonas catalanófonas, se hace esta distinción
hablando en catalán.
68
Un cuarto modelo de interferencia entre el catalán y el español en las zonas
catalanófonas donde se habla español es la llamada interferencia por sustitución. Puede
enunciarse en los siguientes términos: un elemento normal de la lengua receptora
(español) resulta sustituido mecánicamente por otro tomado de la lengua prestataria
(catalán). Por ejemplo, es famosa la /l/ velarizada del catalán, por lo tanto, en las zonas
catalanófonas, se pronuncia esta /l/ velarizada cuando se habla español. Otro rasgo es la
sonorización de /s/ ([z]) por fonética sintáctica en contextos intervocálicos. Ej. los
amigos lo[z]amigos.
69
‘Hablé con una chica cuya madre trabaja conmigo’ por ‘Hablé con una chica la madre
de la cual trabaja conmigo’. En catalán no existe una forma mecánicamente equivalente
a cuyo. Esto no significa que ‘la madre de la cual’ sea una forma extraña al español.
TEMA 7
EL EXTREMEÑO Y EL MURCIANO
Antes de nada cabe aclarar tres términos que se dan a propósito del extremeño y
el murciano, y otro a propóstio del gallego. Estos término no son admitidos por los
dialectólogos “serios”, pues sería algo así como identificar el español de Canarias con el
habla del mago o persona iletrada.
70
etiqueta se emplea en dos sentidos: por un lado, son hablas que conectan o están a
medio camino entre las modalidades del español septentrional y las modalidades
meridionales. Por otro lado, también representan hablas de tránsito entre el leonés y el
castellano (Extremadura) y entre las hablas castellanas y las aragonesas y catalanas
(Murcia).
EL EXTREMEÑO
FONETISMO
71
Los fenómenos vocálicos dignos de ser resaltados están relacionados con las
hablas populares y tienen que ver con las leyes de evolución de las lenguas tales como
la economía del lenguaje: monoptongaciones, sinalefas, etc. Pero esto no es
característico, pues se registra en todo el mundo hispánico.
En Extremadura, se mantiene la distinción entre s/θ, pero con la nota de que solo
se da esta distinción en posición explosiva, ya que en posición
La realización de la /y/ producto del yeísmo puede ser de dos tipos: una
realización cercana a una ch relajada, por lo que se trataría de una realización
ensordecida; y una segunda variante [ž] que se presenta como notablemente rehilada.
Esta última variante se produce en el centro-sur de la provincia de Cáceres, así como en
el norte y centro de la provincia de Badajoz. El rehilamiento es una realización palatal,
fricativa, sonora, tensa y estridente, aunque la propia de este lugar es menos tensa que la
rioplatense.
Otro rasgo que comparte con otras variedades del español es la neutralización de
alveolares l-r en posición implosiva. Se produce mayoritariamente a favor de /r/, es
decir, rotacismo, aunque hay islotes de lambdacismo (ej. un lugar situado al norte de la
provincia de Cáceres).
72
En los niveles populares, aunque pueden verse afectados los niveles medios, se
produce la caída de la /d/ intervocálica, como ocurre en el resto de variedades
hispánicas. Ej. ‘deo’ por ‘dedo’.
PLANO MORFOSINTÁCTICO
En primer lugar, y por lo que a los sufijos de diminutivo respecta, las formas
típicamente extremeñas son –ino / -ina y se han relacionado con el leonés, es herencia
leonesa. Están muy próximas a las formas de Asturias, con la diferencia de que en
Asturias predomina –ín / -ina. Estos sufijos se prestan a procesos de lexicalización, por
ejemplo, ‘pelín’ en el sentido de ‘poco’. También se dan las formas reduplicadas de
estos sufijos diminutivos, por ejemplo, ‘chiquinino’. Son formas expresivas que entran
en lo que algunos han llamado “gramática afectiva”.
73
Con carácter general, en Extremadura no hay leísmo, laísmo ni loísmo. Hay
islotes de leísmo y laísmo en ciertas comarcas de Cáceres y alguna que otra de Badajoz.
Asimismo, está muy generalizado el uso del verbo ‘haber’ como personal, aunque este
rasgo está muy extendido en el ámbito hispánico. Ej. hubieron guerras, habían niños,
etc.
Por último, hay islotes en Extremadura de uso del artículo con el posesivo. Ej. la
mi cama. En algunas lenguas románicas esta es la solución culta, como por ejemplo en
italiano. Esto aún es rastreable como un rasgo en peligro de desaparición en hablantes
rurales, normalmente iletrados, en la provincia de Badajoz principalmente.
LÉXICO
II
EL MURCIANO
74
Por tanto, aunque de una manera muy sintética, ya tenemos la justificación de
por qué hay elementos castellanos dominantes, catalanes y aragoneses.
RASGOS FÓNICOS
Los rasgos más sobresalientes del murciano son los siguientes: en primer lugar,
el yeísmo, que está absolutamente generalizado en Murcia, especialmente entre las
personas más jóvenes. Cuando se advierte alguna distinción se trata de hablantes rurales
y de avanzada edad. Hay una cierta tendencia, como ocurría en Extremadura, a articular
la /y/ de una manera particularmente tensa que linda con una especie de condición
rehilante.
Cuando la -s- está en contacto con una –g- implosiva (-sg-), se produce la
pérdida del primer elemento (-h-), que ensordece la –g-, por lo que solo queda la
aspiración –h- . Ej. ‘rasgar’ se pronuncia ‘rahar’.
Tal y como ocurre en muchas otras zonas, cae la –d- intervocálica en Murcia. Ej.
‘rabúo’ en lugar de ‘rabudo’; ‘vestío’ en lugar de ‘vestido’, etc. Una solución un poco
novedosa es que la –d final, que en general no se pronuncia en español, se aspira. Ej.
‘propiedah’ por ‘propiedad’.
75
dialectólogos han postulado una especie de fonema único /r/l/ que tendría dos
soluciones notablemente polimórficas, [r] o [l].
2) La Costa
La distinción s/z es la solución genérica, pero hay zonas de seseo en la vega baja
del río Segura, cuyo origen es valenciano-catalán. Hay una pequeña zona dentro del
mapa lingüístico del murciano donde hay seseo, pero no ha nacido en el seno del
castellano, sino que ha sido fruto del contacto lingüístico con la modalidad valenciana
del catalán.
76
La zona noroccidental o noroeste es la que menos pierde la –s implosiva, pues es
la que está más cerca de Castilla. En el valle del Guadalentín, afluente principal del
Segura, cuyo centro urbano es la ciudad de Lorca, acusa una fuerte influencia lingüística
andaluza, pues hay yeísmo, pérdida de la –s implosiva y aspiración de f- inicial latina
y /x/ explosiva. Finalmente, el habla de la comarca de Ellín en Albacete y la de
Caravaca de la Cruz (Murcia) son muy parecidas.
RASGOS GRAMATICALES
En cuarto lugar, se usa el posesivo de primera persona ‘mi’ con elipsis del
nombre de parentesco seguido el posesivo del nombre propio de pila o hipocorístico
correspondiente. Ej. ‘mi Pedro’ por ‘mi hijo Pedro’. Son razones de tipo pragmático las
que marcan el parentesco.
Apenas hay leísmo y mucho menos laísmo y loísmo, de modo que se emplean
las formas átonas de tercera persona a la manera etimológica, es decir, lo/la/los/las para
el CD y le/les para el CI o dativo.
77
Se emplean las formas interrogativas ‘cuálo/cuála’ para respectivamente el
neutro y el femenino. Esto sucede también en Canarias en el nivel popular con
regularidad.
Otra particularidad, también de carácter popular, son las formas del tipo
*lleguemos por ‘llegamos’ del indefinido en los verbos de la primera conjugación. Para
marcar una diferencia respecto al presente, indefinido y presente de subjuntivo
(*lléguemos). Principio diacrítico a significados distintos debe haber formas
lingüísticas distintas. Este principio tiene fallas, lo que provoca polimorfismo.
Se emplean las formas del verbo haber para el subjuntivo ‘haiga’, que son
analógicas con, por ejemplo, caiga, ponga, tenga, oiga, etc. Por tanto, vemos que
responden a un patrón.
Se dan mucho los gerundios analógicos del tipo *riyendo por analogía con
gerundios como leyendo, cayendo, etc. A veces hay una solución intermedia en la que
no se sabe si se dice *riyendo o riendo.
Se da el uso concertado del verbo ‘haber’, que es impersonal. Ej. ‘habían fiestas’
por ‘había fiesta’. Asimismo, se de la preposicionalización de ca en frases del tipo ‘voy
ca mi madre’. En estos contextos ca se convierte en una preposición al modo francés: Je
suis chez Pierre.
RASGOS LÉXICOS
78
Lo normal es que cuando se hable del léxico diferencial se hable de palabras que
tienen que ver con el contacto de lenguas. Hecha esta salvedad, el léxico diferencial
murciano estaría formado por catalanismos, arabismos y aragonesismos.
En cuanto a los arabismos, existe la palabra alarbe ‘hombre inculto, tosco’; zafa
‘jofaina, palangana’; etc. También destacan los arabismos relacionados con el terreno de
la agricultura y de la hidrología.
En cuanto a los aragonesismos, hay que destacar que Murcia perteneció al reino
de Aragón. Por ejemplo, la palabra tabilla ‘vaina de las leguminosas’; ses ‘extremo final
del intestino’; parrel ‘cierta variedad de uva’; riso ‘risa apacible’; esclafar ‘romper,
quebrantar, estrellar’ (catalanismo que pasó al murciano a través del aragonés); etc.
TEMA 5
EL ESPAÑOL DE CANTABRIA
El español de Cantabria está poco estudiado. En realidad, hasta los años 70, con
la obra de Ralph J. Penny, lingüista británico, titulada El habla pasiega: ensayo de
dialectología montañesa prácticamente no existía como tal la dialectología de
Cantabria, aunque había pequeños artículos, etc.
El español de Cantabria cuenta con un Atlas promovido en los años setenta por
Manuel Alvar y, finalmente, se publicó en 1995. Se conoce con el nombre de ALECant.
79
En Cantabria hay dos zonas claramente diferenciadas, una es la parte occidental, que
tiene claro contacto con Asturias y el resto de Cantabria que tiene características más
propiamente castellanas.
Inestabilidad de las vocales en posición átona. Ej. estilla por ‘astilla’, restrojo
por ‘rastrojo’.
La /x-/ castellana se articula, con carácter general, como velar fricativa sorda
excepto en el cuadran noroccidental donde se aspira. En todo caso, como también hay
aspiración de f- inicial latina hay que decir que no hay una correspondencia geográfica
exacta entre esta aspiración y la procedente de /x/ explosiva. Más aún, la aspiración
de /x/ explosiva ocupa un área geográfica mayor que la de f- inicial latina.
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interdentalización de la –d final se produce especialmente en el norte y en el oriente de
la región cántabra. En cambio, en la zona occidental, la más cercana a Asturias, la
solución es el cero fonético con mantenimiento, a veces, por la liaison7.
En zonas del occidente de Cantabria quedan restos del grupo –mb-, por
influencia asturleonesa, del tipo ‘lamber’ por ‘lamer’; ‘lombo’ por ‘lomo’; etc. Otro
rasgo, también en la zona noroccidental, se aspiran la /s/ y la /θ/ de los grupos –sn- y –
zn- ortográficos. Por ejemplo, [lobéhno], [rebúhno], [fréhno], etc.
RASGOS MORFOLÓGICOS
Hay bastantes zonas en Cantabria donde se usan formas vos en lugar de os para
las formas átonas de la primera persona del plural. Esta es la forma antigua que aparece
7 La consonante no se pronuncia cuando va seguida de otra consonante, pero cuando va seguida de una
vocal, hay una tendencia a mantener la consonante. Ej. paré paredes.
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en toda la literatura clásica española. Se produce sobre todo en el oriente y en el
extremo occidental.
El uso del leísmo para personas y animales está prácticamente generalizado. Por
ejemplo, ‘Atropellé al perro’ ‘le atropellé’. En cambio, el leísmo de cosa está menos
extendido que el de personas y animales.
Por su parte, el laísmo, es decir, el uso de la/las como CI, está notablemente
extendido por toda la región. Ej. ‘la dije a María que me trajera un libro’; ‘la regalé un
libro’; etc. Tanto para aludir a personas como para aludir a animales.
Por otro lado, en todo el occidente de Cantabria se registra el uso del pretérito a
favor del pretérito indefinido por influencia de la norma asturiana. De forma tal que
prácticamente se ha eliminado el uso del pretérito perfecto. En lugar de ‘¿Has comido
ya?’ se dice ‘¿Comiste ya?’.
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‘Le dijo que trajera un pan’. En las oraciones condicionales se dan los tres casos
siguientes:
RASGOS LÉXICOS
CASTILLA LA VIEJA
RASGOS FONÉTICOS
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hecho de que en el primer caso la zona es difusa y la segunda está bien delimitada.
Otros ejemplos son ‘traime’ por ‘tráeme’, etc.
También están presentes las típicas prótesis y aféresis. Ej. aradio, amoto, etc. y
lambrada por ‘alambrada’, sageración por ‘exageración’, etc.
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Tanto en los ámbitos rurales como en los urbanos, los individuos del nivel
popular reducen los grupos consonánticos cultos de modo que se dice istituto por
instituto, dotor por doctor, helicótero por helicóptero, istancia por instancia.
RASGOS MORFOSINTÁCTICOS
Hay que tener en cuenta algo que tiene muchas implicaciones didácticas. Ciertas
cuestiones fonéticas tienen una presencia estadística en el idioma muy baja. En cambio,
las características morfosintácticas tienen una presencia estadística muy grande. Por
tanto, por su frecuencia estadística, es más urgente atender a los aspectos gramaticales
que a los aspectos fonéticos.
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estadística. En las zonas de leísmo hay una reorganización del sistema de los
pronombres átonos del español.
En Castilla la Vieja se dan los famosos falsos posesivos del tipo detrás mío,
delante tuya, etc. En todo el norte de esta comunidad se sustituye el imperfecto de
subjuntivo por el condicional. Es especialmente frecuente en Burgos, Palencia y el norte
de Valladolid.
7) Ojalá me tocaría el Gordo (O. simples con valor optativo, desiderativo o exhortativo)
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García de Diego explica el fenómeno diciendo que se tiende a una cierta
correlación, sobre todo en las oraciones de tipo condicional, de los dos tiempos, es
decir, usar el mismo tiempo verbal en los dos casos. Sin embargo, el resto de casos
quedarían sin explicación.
Otro rasgo muy común es el uso de construcciones del tipo “este agua” por “esta
agua”; “este aula” por “esta aula”. Esto se produce por analogía con “el agua”; “el
aula”, que procede de illa > ella > el.
Nivel popular
En Castilla la Vieja se da la frecuente metátesis gramatical del tipo “me se” por
“se me”, obviamente en el nivel popular. Se produce otro fenómeno, que también se da
en Extremadura, que es el uso de una s- protética en la forma de la segunda persona del
plural del tipo “sos la di ya” por “os la di ya”.
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Es relativamente frecuente en castilla la Vieja con nombres propios o con
hipocorísticos, sobre todo con nombres de mujer. Ej. La Petra; La Menchu, etc.
También es frecuente, en el nivel popular, la formación analógica de algunos plurales
nominales como en el caso de “jabalines” por “jabalíes”; “alheliles” en lugar de
“alhelíes”; etc.
Son también frecuentes los usos arcaicos del artículo en sustantivos del tipo “la
calor”; “la color”, etc. Suele perderse el artículo ante nombres de familia de personas
relacionadas con el hablante. Por ejemplo, “padre dijo que lo hiciésemos” por “papá
dijo que lo hiciésemos”. Esto se produce tanto hablando con personas del entorno
familiar como con extraños.
Se dan, por supuesto, afectando incluso a hablantes de tipo medio o eruditos, las
formas “cantastes”, “vinistes”, etc. que son formas ultracorrectas y al mismo tiempo
analógicas. Se dan también formas analógicas del tipo “haiga” por “haya”; “andó” por
“anduvo”; etc. Estas formas están muy extendidas en el mundo hispánico.
Se usa mucho el infinitivo con valor de imperativo para la segunda persona del
plural, que la Academia considera incorrecto. Ej. “hacer eso” por “haced eso”;
“sentaros” por “sentaos”, “callaros” por “callaos”, etc.
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CASTILLA LA NUEVA
RASGOS FONÉTICOS
Hay un paso frecuente del diptongo ai > ei en palabras del tipo: “beile” por
“baile”, “veinilla” por “vainilla”, “eire” por “aire”, etc. Evidentemente, como sucede en
todas las comundiades en el nivel popular hay confusión de vocales en sílaba átona. Ej.
joventud, sigún, injuto, etc.
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Hay pérdida, en todos los sociolectos, de la /-d-/ intervocálica, especialmente en
los participios terminados en –ado. Otro rasgo importante es que los fonemas
implosivos /-d/ y /-k/ acostumbran a pronunciarse como /-θ/ sobre todo en la parte más
septentrional de la región, es decir, la más cercana a Castilla la Vieja. Ej. soledaθ por
“soledad”, traθtor por “tractor”, reθta por “recta”, etc.
El fonema /x/ se realiza como fricativo velar sordo con carácter general en
Castilla la Nueva, si bien puede aspirarse en el Oeste y en el Sur de Ciudad Real, es
decir en la zona más cercana a Andalucía. También en el oeste (occidente) de Toledo, la
zona cercana a Extremadura. (¿) (Preguntar)
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En las provincias de Toledo, Guadalajara y Cuenca, se registra la realización de
hie- y de ye-, por ejemplo, en casos como hierba y yeso, como [gje-]. Ej. [gjéso] ‘yeso’;
[gjérba] ‘hierba’; [gjéro] ‘hierro’, etc.
Hay confusión l/r implosiva en el nivel popular. Las soluciones puden ser tanto
la vibratización como la lateralización. Ej. “manantiar” por “manantial”; colal por colar.
Este fenómeno se da sobre todo en Toledo y Ciudad Real, en hablantes poco instruidos.
También suele caer la –r de los infinitivos. Ej. “déjate” por “dejarte”; “decílo” por
“decirlo”; etc.
RASGOS GRAMATICALES
En cuanto al laísmo, leísmo y loísmo hay que señalar que el fenómeno más
extendido es el leísmo de persona masculino, especialmente cuando la referencia es
singular. Ej. Vi a Pedro Le vi. Las provincias de Madrid y Guadalajara,
especialmente algunos puntos, son laístas.
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La mayor parte de Castilla la Nueva utiliza los pronombres de tercera persona
átonos de manera etimológica, con excepción del leísmo de persona masculino y con la
excepción del laísmo.
EL ESPAÑOL DE AMÉRICA
FONETISMO
Hay un trabajo clásico de López Blanch que se titula “En torno a las vocales
caedizas del español mexicano” publicado en Estudios sobre el español de México en
1983.
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sílaba. Ej. ants por antes; entoncs por entonces, ps por pues, gracs por gracias, etc. Estas
vocales, normalmente, no caen de forma absoluta, sino que sufren un notable
debilitamiento. El fenómeno solo se da en sílabas átonas, nunca en sílaba tónica, pues el
poder distintivo de las vocales en sílaba tónica es muy fuerte.
Los tratadistas de este fenómeno han distinguido hasta cuatro grados en este
proceso de debilitamiento que irían desde la pérdida aparentemente absoluta o completa
hasta una simple relajación de dichas vocales. La vocal que se muestra más resistente en
ese contexto propicio –contacto con /s/- es la vocal /a/.
Otro fenómeno vocálico del español mexicano, sobre todo en la zona Antillana,
Cuba y en menor medida en República Dominicana y Puerto Rico. Se trata de la
nasalización de las vocales en contacto con una consonante nasal. Este es un fenómeno
bastante común en la Romania.
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En cuanto al consonantismo prenuclear, es decir, que antecede a la vocal o
vocales del núcleo silábico. El fenómeno más extendido propio del español de América
es el seseo –no distinción s/θ-. Hablamos fundamentalmente de un seseo explosivo,
pues la solución de la /-s/ implosiva es variado. También existe un sonido interdental [θ]
como alófono de la /-d/ implosiva en zonas de Ciudad de México y de La Paz (Bolivia).
Ahí existe esta realización del archifonema dental por lo que se dice: bondaθ o
aθmósfera. Hay un ceceo o θeθeo (realizado como posdental) americano, casi
anecdótico, en algunas hablas salvadoreñas y puertoriqueñas.
Hay realizaciones de una [ž] ensordecida, que se hace fricativa sorda, es decir,
que confluiría con una ch andaluza. La distinción entre [ž] ensordecida se diferenciaría
de la ch, porque se pronunciaría africada. Las dos son sordas, pero una es fricativa y la
otra africada, por lo que hay una distinción nítida.
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español se podrían dividir en modalidades cuyo consonantismo posnuclear es débil y las
cuyo consonantismo posnuclear es fuerte. Las hablas Antillanas, por ejemplo, estarían
incluidas en las de consonantismo posnuclear débil, mientras que las del altiplano
andino estarían incluidas en las del consonantismo posnuclear fuerte.
[Pedir apuntes]
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Usted es el resultado de la deformación de la fórmula vuestra merced. Todavía
hay zonas arcaizantes del español donde se emplea la forma vusted. Vuestra merced se
documenta en la primera mitad del siglo XV. La primera forma neta de usted en la
Península se documenta en 1620. Esta es la razón por la que en ciertas zonas del español
de américa existe el llamado voseo tónico. Ej. vos tenés.
Sujeto vos
Posesivo tu / tuyo
Hay una tendencia general a que las formas que hacen la función de sujeto hagan
también la función de término. Ej. él / para él.
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Hay muchas teorías en torno a la formación de este paradigma voseante híbrido.
Una de ellas es que las formas me (1º persona) y se (3ª persona) habrían arrastrado a la
forma te frente a la forma esperable que sería os. El esquema es consonante + e. En los
posesivos, la forma gramatical esperable hubiese sido vuestro.
Otro rasgo general al español de América es el uso del ustedes por vosotros y
todo lo que eso implica en cuanto a la concordancia y en cuanto a los pronombres
átonos. Este rasgo es menos chocante, se produce también en Canarias. La forma
vosotros era generalizada hasta hace relativamente poco tiempo en América, sin
embargo, se adoptó la forma ustedes, quizás como rasgo identitario frente al habla de la
Península.
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Por influencia del gallego, en Argentina, el único tiempo que se utiliza es el
pretérito indefinido y se sacrifica el pretérito perfecto compuesto. Ej. En medio de un
partido: “El Madrid jugó bien” por “El Madrid está jugando bien”.
Las formas hipotéticas del futuro imperfecto –“si yo viniere, fuere, etc.”- que
han desaparecido del todo en España se mantienen en América. También se emplea, en
alguna ocasión, el futuro perfecto.
En cuanto a la categoría adverbio, las formas del tipo “más nada”, “más nunca”
o “más nadie” están más privilegiadas sociolingüísticamente que en España. De hecho,
en Venezuela es norma culta.
El uso del adverbio recién, sobre todo en el Río del la Plata, en el sentido de
“hace poco que”. El uso de medio como adjetivo en casos en el que se espera un
adverbio. Ej. “María es media espabilada” por “María es medio espabilada”. En los
adverbios locativos se usa mucho la forma acá en lugar de la forma aquí.
RASGOS LÉXICOS
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animales distintas. Cuando esto sucede, normalmente, en la lengua se echa mano de dos
procedimientos: o bien se ponen en marcha los mecanismos de formación idiomática
(derivación, composición, metáfora y metonimia), o bien se adaptan o asumen los
términos locales –amerindios- propios.
Hay que tener en cuenta que cuando Colón llegó a América, llegó a las Antillas.
Entre esa llegada y la llegada al continente transcurren 27 años (1492-1519). En este
tiempo, el español adopta muchas palabras de esa zona antillana, de las lenguas
arahuaco, caribe y taíno. Buena parte de ese vocabulario se lleva al continente y es el
que más se extiende en el español general. Este proceso se denominó koinización.
Hay una teoría que dice que la gente prefiere asentarse, al emigrar, en una zona
muy parecida a su zona de origen. Esta teoría está muy desacreditada entre los
tratadistas. Sin embargo, hay otra según la cual la gente se asienta en lugares en los que
pueda trabajar en las mismas profesiones que desarrolla en su lugar de origen. Un
ejemplo es la emigración canaria a Cuba. Los andaluces se establecieron en las zonas
costeras de América, mientras que la gente de la administración peninsular iba a los
virreinatos, es decir, al interior.
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También hay que destacar que en el español de América es muy típico que se
usen muchas palabras para un mismo referente. Ej. bolígrafo lápiz de pasta, pluma
atómica, pluma cohete, etc.
En cuanto a las lenguas que más han influido tenemos el arahuaco –canoa, callo,
nigua, iguana, guanajo, güiro, batata, etc.-; el taíno –huracán, sabana, manigua, conuco,
barbacoa, hamaca, enagua, cacique, yuca, maní, tuna, etc.-; caribe –caníbal, piragua,
colibrí, caimán, etc.-; náhuatl –jícara, petaca, chapapote, huipil, tequila, chicle, coyote,
cacahuate, chayote, zapote, epazote, tocayo, etc.-; maya –cigarro-; quechua –cortos,
quena, fotuto, guagua (‘niño’), cancha, llama, guanaco, cóndor, alpaca, papa, zapallo,
chirimoya, etc.-; guaraní –jaguar, bucanero, piraña, pitanga, etc.-.
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