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Con esto no quiero decir que emplear habitualmente técnicas de relajación sea
malo. De hecho meditar es bastante útil (lo verás más abajo). Pero intentar
relajarse una vez te han invadido las emociones es ir a tratar el síntoma y no la
causa.
Pues bien, resulta que los estudios psicológicos más recientes sugieren
que este tipo de catarsis no funciona. Incluso puede ser negativa: sucumbir a la
tentación de destrozarlo todo puede incrementar tu agresividad a corto plazo.
Lo mismo ocurre con hacer ejercicio físico: aunque es bueno para tu
corazón, no es capaz de tranquilizar tus emociones.
Sin embargo, buscar la parte positiva de cada situación sí que puede evitar que
sigas auto-saboteándote. Si en lugar de pensar “No voy a poder con
esto” empiezas a creer “Está complicado, pero lo puedo manejar” evitarás que
tus emociones negativas se agraven.
Lo que sí funciona
La verdadera inteligencia emocional requiere que identifiques y entiendas tus
propios estados de ánimo. Implica reconocer cuando y por qué estás enfadado,
nervioso o triste, y actuar sobre las causas y no sólo los síntomas.
La próxima vez que sientas que pierdes el control sobre tus emociones,
recuérdate a ti mismo aquellas cosas de las que te enorgulleces en tu vida.
Como sabrás, una forma muy efectiva para calmar a un niño pequeño que no
deja de llorar es desviar su atención. “¿Has visto el muñeco?” o “¿Qué tengo
en la mano?” suelen disminuir su nivel de excitación si mantenemos su
atención durante el tiempo suficiente.
4. Medita habitualmente
La meditación ha demostrado científicamente su eficacia para prevenir los
pensamientos negativos repetitivos y no sólo mientras meditas, sino también a
largo plazo: es capaz de diminuir el nivel de activación de la amígdala de forma
duradera.
Intentar relajarte sólo cuando te asaltan las emociones no es muy eficaz. Sin
embargo, meditar de forma regular y respirar correctamente sí que pueden
reducir la intensidad de las emociones negativas cuando estas aparecen.
Mantener una especie de diario emocional sobre lo que has sentido en algunas
situaciones te ayudará a reducir la recurrencia de pensamientos negativos.
Piensa en ello como hacer un sprint. Tras la carrera estás exhausto y necesitas
tiempo para poder recuperarte antes de volver a correr. De la misma manera, si
logras dominar tus emociones, evita volver a exponerte de nuevo a una
situación tensa o será más probable que sucumbas.
Varios estudios han demostrado que cuando te ves a ti mismo reflejado eres
capaz de observarte desde una perspectiva más objetiva y por lo
tanto separarte durante unos instantes de tu emocionalidad.
Cuanto más consciente seas de lo que estás haciendo, más capacidad de
controlar tus emociones tendrás. Y observarte en un espejo incrementará tus
niveles de autoconsciencia y te ayudará a comportarte de forma más sociable.
Lo importante es ser honesto contigo mismo sobre el por qué. No hagas como
la mayoría e intentes engañarte. A menudo nos mentimos haciéndonos creer
que estamos enfadados con alguien por su comportamiento y no porque le han
dado el ascenso al que aspirábamos y eso ha afectado nuestra autoestima.