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ENERGIA ATOMICA Y SEGURO

J ^ L empleo de la energía atómica ha originado determi­


nados problemas de responsabilidad, especialmente, en caso
de que un reactor “ se desboque” . En el derecho venezolano,
debe partirse del Art. 1.193, C. C., acerca de la responsabilidad
en razón del daño causado por las cosas que alguien tiene bajo
su guarda, artículo que admite la prueba de descargo siempre
que el daño haya sido causado por falta de la víctima, por
el hecho de un tercero y, lo que es más importante, por caso
fortuito o fuerza mayor. Esta disposición no es suficiente, para
solucionar los problemas planteados por la actividad de reac­
tores de investigación o de reactores destinados a la producción
de energía. En primer lugar, ni el hecho de un tercero ni la
fuerza mayor o el caso fortuito deben constituir causas de
exoneración. En efecto, el caso fortuito o la fuerza mayor
forman parte de los peligros del uso de la energía atómica que
el explotante debe tomar a su cargo. Lo mismo rige respecto
al hecho de un tercero, incluso cuando se trate de sabotaje
ya que aquél debe contar con tales hechos de terceros prove­
yendo las medidas de precaución cesesarias. El explotante debe
correr el riesgo de los hechos de terceros, aun cuando en ciertos
casos no haya podido evitarlos, ya que sólo así se le incita
a hacer todo lo que esté a su alcance para que tome medidas
eficaces de seguridad (ver von Caemmerer, en Revue Interna­
tionale de Droit Comparé, 1957, p. 683).

Pero, sobre todo, los daños pueden ser tan grandes que el
responsable no esté en situación de cubrirlos. Por esto, se
impone la necesidad de limitar el monto de su eventual res­
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ponsabilidad, lo que hará posible, por otra parte, que contrate


un seguro de responsabilidad civil, el cual deberá ser obliga­
torio. La fijación del monto indemnizable es muy difícil por
tratarse de un riesgo no parecido a los conocidos hasta ahora,
por lo cual los expertos no pueden dar indicaciones exactas
acerca de los posibles daños y, además, en esta materia, falta
la compensación obtenida por la ley del gran nombre, base
de todo seguro. Actualmente, en Alemania y Suiza, ese pro­
blema está muy discutido habiéndose propuesto, en Suiza, un
máximum de responsabilidad de 20 millones de francos suizos
y en la República Federal de Alemania, una suma máxima
de 25 millones de marcos alemanes para responder de los daños
materiales causados a las personas en razón del mismo siniestro.
Las compañías de seguros en Alemania consideran tal suma
demasiado alta. Se ha dicho, también, que un instituto univer­
sitario que instale un reactor de investigaciones no pueda pagar
las primas de seguro necesarias, de modo que habrá que bajar,
respecto de él, el monto máximo de responsabilidad para no
hacer imposible la investigación científica.
Por otra parte, sin embargo, se teme que aquellos montos
máximos sean, en ciertos casos catastróficos, insuficientes. Por
ello, se pide una responsabiüdad subsidiaria del Estado, así,
vgr., en Alemania. Se dice, en ese sentido, que existen inte­
reses colectivos, a saber, no sólo un interés de quien explote
la energía atómica, en el desarrollo de la misma y, así, el
Estado debería intervenir, en los casos excepcionales en que
los daños sobrepasen el monto máximo fijado. En el supuesto
de que los daños hayan sido causados por culpa del explotante,
el Estado, después de haber indemnizado a las víctimas, de­
bería poder recurrir contra aquél. Según recientes noticias de
prensa, el gobierno alemán ha elaborado, en octubre de 1958,
un proyecto de ley federal sobre la energía atómica.
Problemas de responsabilidad se plantean no sólo en re­
lación a la explotación de reactores nucleares. En Alemania,
se discute, también, la responsabilidad por el empleo de ma­
terias radioactivas, que resulta de la utilización de los isótopos
a que se recurre hoy ampliamente, en los laboratorios de in­
vestigación, en la terapéutica y en la industria. Parece que
a atóm ica y .n e g i r o

no resulte necesario establecer reglas especiales al respecto,


por lo menos en los derechos latinos. Basta recordar la cono­
cida jurisprudencia francesa que, a los fines de llegar a re­
sultados satisfactorios en materia de responsabilidad automo­
vilística, admite la responsabilidad del guardián (Art. 1.193,
C. C. ven.), en todos los casos en que la cosa sea susceptible
de escapar al control del hombre, sin que interese si ella
ofrece un peligro excepcional, lo que no sucede respecto a
los isótopos cuyo empleo puede ser dominado y valuado con
exactitud. No obstante, la misma jurisprudencia francesa no
aplica siempre los principios relativos a la responsabilidad del
guardián sino que recurre, a veces, a los principios sobre la res­
ponsabilidad por el hecho propio (Art. 1.185, C. C. venezolano)
o a los relativos a la responsabilidad contractual, por la vio­
lación de una obligación general de diligencia y prudencia.
Esto sucede, en particular, respecto de la responsabilidad del
médico, fundada en el empleo de ampollas e instrumentos y
en la aplicación de rayos X causadores de quemaduras.
En otros países como Alemania que no tienen reglas ge­
nerales sobre la responsabilidad del guardián, y que, salvo
en casos especiales de responsabilidad por el riesgo creado,
aplican las reglas sobre la responsabilidad por culpa se pro­
yecta, sin embargo, establecer una presunción de culpabilidad,
de modo que incumbería al poseedor de los isótopos la prueba
de que había tomado las precauciones requeridas por las cir­
cunstancias para evitar el daño. Tal presunción, que no iría tan
lejos como la presunción de responsabilidad del Art. 1.193,
C. C. ven., se basaría en la idea de que no se puede cargar a la
víctima con la prueba no sólo de la causalidad sino también con
la de la culpa del autor, ya que le resulta imposible conocer el
mecanismo de trabajo en el laboratorio, clínica o empresa
industrial.
En los casos en que el daño haya sido causado por depen­
dientes, vgr., una enfermera usa los isótopos sin precaución,
interviene, en los derechos latinos, el principio del Art. 1.191,
C. C., el cual presupone la culpa del dependiente, lo que puede
hacer preferible a la víctima proceder, más bien, haciendo
valer la responsabilidad del guardián, en caso de que el pa­
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trón, y no el dependiente, debe considerarse, en el caso con­


creto, como guardián. Por otra parte, cuando el dependiente
ejerce el control material de la cosa, o sea, es guardián, se
discute si la presunción de la responsabilidad en su contra
juega, asimismo, contra el patrón demandado en virtud del
Art. 1.191 (en contra, Cas. Francesa, en Rev. Trim. Droit
Civil 1948, p. 337, n. 12; 1957, ps. 337-8, n. 17).
En el derecho alemán en que el patrón puede liberarse
mediante la prueba de que no le incumbe una “ culpa in eli-
gendo nec custodiendo” , se discute, ahora, justamente en razón
de los riesgos modernos del empleo de materias radio-activas,
si no conviene aplicar, respecto a la responsabilidad del patrón
por los hechos de sus dependientes, los mismos principios que
existen en los países latinos y anglo-sajones.

Roberto Goldschmidt.

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