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PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

FACULTAD DE ARTES

PRINCIPIOS DE ACTUACIÓN

PROFESORA SOFÍA MONSALVE

VALERIA MONTOYA

"Un director o un actor respira y hace vivir su oficio a través de dos pulmones. El primero es

la técnica, el conocimiento absorbido en su cuerpo y pensamiento a través de la práctica; el

segundo pulmón es su biografía. Cuando decidí escribir cómo funciona el pulmón de mi

técnica de director, tuve también que explicar los motores de mi segundo pulmón: algunos

episodios de mi vida" –Eugenio Barba

Este documento pretende ahondar e interpretar el capítulo “Dramaturgia del actor” escrito

por Eugenio Barba, en su libro “Quemar la casa”; en relación a la obra “Candy Land (Tierra

de lobos)”, un monólogo interpretado por Sofía Monsalve, que nos habla sobre la pérdida de

la inocencia.

Durante todo el libro asistimos a un relato en doble sentido dónde no existe el uno sin el otro,

la creación y la dramaturgia: la que nutre la vida del creador, y la otra, la que es necesaria ser

compartida en la teatralidad con el espectador.

El objetivo de la dramaturgia del actor es la capacidad de estimular reacciones afectivas en

el espectador, tener la capacidad de construir el equivalente de la complejidad que

caracteriza a las acciones en la vida, como nos afirma Eugenio Barba. El libro nos adentra en
el marco de tres posibles referentes de la dramaturgia: la dramaturgia orgánica o dinámica

del actor, la dramaturgia narrativa del director y la dramaturgia evocativa del espectador. Una

surge por la necesidad de la acción, otra por la necesidad de la composición y la tercera por

la condición del indispensable del teatro, la contemplación.

Cuando se piensa en el actor, pensamos en el sujeto que hace y da vida a la propuesta del del

director, en pocas palabras, trabaja sobre las acciones no solo del actor si no de muchos

lenguajes que se ven en el escenario. Inicialmente se trabaja la acción física. Las acciones

físicas nacen de una necesidad en concreto, son producidas por impulsos, por lo que

implícitamente, son impulsos que producen movimiento en el cuerpo, en el espacio, o en el

orden de lo natural.

La actividad que se realiza es detonada por un deseo interno, para cumplir ese deseo interno

el personaje tiene que accionar, realizando una serie de tareas para cumplir su objetivo, esas

actividades o tareas tienen un movimiento, un ritmo, una energía, una intención, un objetivo,

por lo que las hace únicas, todo esto es lo que en teoría aportaría el actor, un bailarín, o un

actor-bailarín serian estas actividades; la gran diferencia entre la acción y la actividad

consiste fundamentalmente en el objetivo que se tiene cuando se ejecuta la acción física.

La relación de la acción y la actividad está implícita, la actividad es una célula de la acción,

es la tarea necesaria para cumplir el objetivo, y el objetivo que tiene el actor o intérprete

ayuda a definir cuál será la acción a trabajar y qué actividades son necesarias desarrollar en

el escenario, además de la intención, que es la encargada de transformar el movimiento.

La dramaturgia es el lenguaje de las acciones, actividades, intenciones; aporte que realiza el

actor en el escenario, lo que el actor debe reconstruir es la complejidad de la emoción, no el


sentimiento como resultado, pero ¿cómo logra el actor desarrollar esta capacidad? dotando a

su cuerpo de la facultad de estar vivo en la situación de representación, construyendo un

cuerpo capaz de pensar por sí mismo, de ser un vocabulario, que ponga en orden frases en

todas las direcciones posibles en el espacio, con todas las posibles calidades de movimiento

y de voz.

La improvisación juega un papel importante en la creación y construcción de la dramaturgia

del actor ya que es un recurso que estimula la creatividad de los actores, tanto en las

habilidades del pensamiento, como las expresiones del cuerpo, nos ayuda a desarrollar

nuestra capacidad interpretativa. Es una exploración donde el “aquí y ahora” son de gran

importancia.

El actor debe estar preparado para cualquier incidencia en escena, donde crea y debate su

creación con el primer público, que puede ser el director o los demás compañeros del grupo,

no podemos olvidarnos que no hay nada predecible y perfecto. Todo esto nos lo enseña la

improvisación. Una improvisación, si mil veces se hiciese, mil veces sería distinta.

Para concluir, la actriz Sofía Monsalve nos muestra a través de su interpretación que es

necesaria la creación del material escénico, la puesta en pie de acciones que sustentarán o no

un texto concreto, pero que son en sí mismas acciones vivas porque el actor consigue ser

capaz de vivir en la acción, en cada segundo de acción, estar vivo, presente, transitar por ellas

no de forma mecánica, sino plena de vida, de sentido.

Sofía nos demuestra que es precisa la energía y esa necesidad de hacer visible lo invisible, la

capacidad de entrenar y trabajar sobre unos principios de trabajo que ayuden a desarrollar y

constituir un cuerpo y una voz sumamente expresivos, a conocer al máximo la herramienta


de trabajo, el cuerpo, la voz y el imaginario y sensibilidad que habrán de desarrollarse. El

teatro no es un género literario, lo que funciona en el papel muchas veces no funciona en el

escenario, por lo que la acción se convierte en un punto de encuentro, nos invita a valorar la

necesidad de escritura viva del creador teatral.

La obra encarna una brutal realidad de una mujer madura que puede reflejar el sentir de un

pueblo. Suspendida en el tiempo, relata su sufrimiento contando su historia con crudeza,

conectándonos entre saltos espacio-temporales constantes desde su niñez, su madurez y su

vejez; dónde detrás de un lobo hay cientos de lobos, de rostros, dónde al entrar en un bosque

se adentra también en la oscuridad de un arrebato absurdo de su inocencia, su tranquilidad,

su vida. Una metáfora sobre los efectos de una guerra, es esta la evidencia de un pasado que

sigue vigente y sobre todo tiene un gran significado que nos cuentan de ese país donde el

dolor está impregnado en violencia.

BIBLIOGRAFÍA:

Eugenio Barba (2009) Dramaturgia del actor en Quemar la casa. Traducido por Ana Woolf.

Artezblai, Socidad Limitada.

Obra teatral Candy Land: Tierra de lobos. Dramaturgia y dirección por Ana Woolf. Elenco,

Sofía Monsalve.

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