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INTRODUCCION A LA AGRONOMIA

PRIMER AVANCE DEL PROYECTO ABP

BLAS DAGOR PANZA TAPIA

UNAD
CIENCIAS AGRARIAS
TECNOLOGIA EN PRODUCCION AGRICOLA
EL CARMEN DE BOLIVAR
2016
PRIMER AVANCE DEL PROYECTO ABP

BLAS DAGOR PANZA TAPIA

ACTIVIDAD 2 DISCUSIÓN DE LA SITUACION ACTUAL DEL SECTOR AGRARIO


EN COLOMBIA

DAHANN STEFANY MAYORCA


TUROR: INTRODUCCION A LA AGRONOMIA

SEPTIEMBRE 2016

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1. SITUACION DEL SECTOR AGRARIO EN COLOMBIA

No hay que ir hasta una finca para detectar la crisis del sector agropecuario. Se ve en las
calles de las ciudades e incluso en los pueblos. Los problemas del agro vienen en un kilo de
plátano, papa o arroz y hasta en el cilantro que se comercializa en los supermercados y en las
tiendas de barrio. Cualquier producto de la pequeña agricultura es un espejo de lo que le
sucede al campo colombiano.
La crisis tiene un eje central. Cada vez que sale una cosecha, los precios caen y los ingresos
de muchos cultivadores, especialmente de los más pequeños, no alcanzan para cubrir los
costos de producción. Eso significa que miles de campesinos trabajan a pérdida o apenas para
sobrevivir.
En conclusión, quien lo cultivó, preparó el suelo, sembró la semilla, hizo las desyerbas,
fertilizó y recolectó la cosecha, además de que asumió los riesgos de inundación, vendaval,
sequía y enfermedades y plagas, entre otras labores, y esperó más de un año para producirlo
y sacarlo al mercado, al final de esta cadena recibió menos de una quinta parte del precio que
pagó el consumidor.
Este fenómeno se repite con todos los productos perecederos, e incluso con los granos, el
algodón y otras materias primas de la producción industrial.
Pero el oscuro panorama no es de ahora. Las quejas de hoy parecen copiadas de las que
pronunciaban en los años 70 los directivos de la Asociación Nacional de Usuarios
Campesinos (Anuc), hoy prácticamente desaparecida. En su momento, esa organización era
la encargada de liderar protestas como las que realizan por estos días los movimientos de
dignidad agropecuaria, atomizados en sus respectivas actividades, café, papa, leche, arroz,
cacao, cebolla, etc.
Y cada año aumenta más la brecha social entre campo y ciudad. Según cifras del Dane, a
2012, la pobreza en el sector rural era del 46,8 por ciento, frente al 28,4 por ciento del área
urbana; el 84,9 por ciento de la población campesina registraba bajo logro educativo; el
analfabetismo era del 26,3 por ciento y el 93 por ciento no tenía empleo formal.

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La situación es tan compleja que pareciera que la crisis rural se asemejara a un cultivo
permanente. Lleva décadas presente, como si no hubiera espacio para pasar a otro capítulo
de la historia.
Un factor importante es el de la concentración de la propiedad de la tierra. Un tema que ha
generado numerosas protestas campesinas, sin que aún se llegue a una solución. Varios
proyectos de reforma agraria, incluso aprobados en el Congreso, como el del expresidente
Carlos Lleras Restrepo, han fracasado. Y el asunto es tan capital, que hace parte de los
diálogos de paz de La Habana. De los 2,4 millones de propietarios de predios privados que
hay en el campo colombiano, apenas 91.200 (el 3,8 por ciento) tienen más de 200 hectáreas.
Aunque existen diferencias en las condiciones en que se desarrolla la pequeña y la gran
agricultura, hay muchos problemas comunes a las dos formas de producción.
Rezago tecnológico, alta exposición a la competencia sin preparación, institucionalidad
débil, falta de asistencia técnica, tasas de interés por encima de las que rigen para el sector
urbano, deficiente infraestructura y políticas con sesgo antiagrario hacen parte de la larga
lista de reclamos de los productores.
A pesar de que la comercialización es una de las mayores dificultades de la actividad
agropecuaria en general, la inseguridad generada por los grupos armados al margen de la ley
también tiene un impacto altamente negativo. “Esto ahuyenta a los inversionistas y frena
cualquier desarrollo.
Este fenómeno, sumado a las contingencias de tipo natural, aumenta la percepción de riesgo
en contra del sector, lo que a su vez hace subir las tasas de interés. En el Banco Agrario, que
es estatal, el interés para las líneas con recursos de Finagro son del DTF más 8 puntos,
efectivo anual, es decir alrededor del 12 por ciento, cuando algunos bancos otorgan crédito
de libre inversión al 10 ciento efectivo anual.
La situación se complica aún más para los productores que no tienen acceso a crédito
bancario, bien sea porque no tienen una historia crediticia sin enmiendas o porque no les
gusta acudir a la banca debido al exceso de trámites. Muchos prefieren acudir a la
financiación dada por los proveedores de insumos y semillas, y soportan la deuda con la
cosecha. En estos casos, los financiadores no solo les venden los fertilizantes y los
plaguicidas a precios más altos, sino que las tasas pueden llegar hasta la usura.

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De otro lado, el rezago tecnológico del campo es evidente. Por ejemplo, en el caso del arroz,
mientras el país produce entre 5,5 y 6 toneladas por hectárea de paddy seco, en Estados
Unidos el promedio nacional es de 8,2 toneladas. Y ni qué decir de los costos. Siguiendo el
caso del arroz, producir una tonelada cuesta 483 dólares, en tanto que en Estados Unidos
apenas llega a 364 dólares.
La asistencia técnica está cada vez más rezagada. En la última década, el país debilitó el
modelo de la Unidades Municipales de Asistencia Técnica (Umatas) y pasó a un sistema de
contratación de este servicio con la empresa privada. “El Ministerio de Agricultura no tiene
capacidad para hacer seguimiento a la efectividad de la asistencia que prestan las empresas
particulares contratadas por tal fin, y tampoco hay mucha certeza sobre las competencias de
los contratistas”.
A los anteriores obstáculos se suma el atraso del país en infraestructura. No se trata solamente
de la falta de vías para sacar las cosechas, sino de la carencia de centros de secamiento,
bodegaje y enfriamiento de productos como la leche o las frutas, para tener un manejo de
inventarios que reduzca los picos de oferta y regularice los precios.

 Poca acción
En realidad, más problemas no caben. El resultado está a la vista: el Producto Interno Bruto
agropecuario ha crecido en promedio 1,9 por ciento anual en la última década, mientras que
la economía en general muestra un desempeño de 4,7 por ciento en el mismo periodo. En
medio de las dificultades, algunos consideran que lo más complicado es que hay mucho
diagnóstico, pero poca acción. “El campo está sobrediagnosticado. Los problemas los
conocemos, pero no ha habido voluntad política para solucionarlos. Hay mucha opinión, pero
poca acción”.
Por su parte, los gremios reconocen que durante mucho tiempo buena parte de su labor se ha
concentrado en presentar pliegos a los gobiernos de turno, algunas veces con mejores
resultados que otras. Sin embargo, las soluciones no pasan de ser transitorias y con beneficios
enfocados hacia quienes presentaron las reclamaciones, incentivando así la estrategia de que
‘el que no llora no mama’. José Leibovich considera que los problemas del campo tienen su

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origen en la debilidad de las instituciones públicas del sector y en la costumbre de hacer
política agropecuaria bajo la presión de paros, protestas y reclamos de determinados sectores.
En lo que sí hay grandes diferencias es en las opiniones sobre la conveniencia o no de los
Tratados de Libre Comercio (TLC) negociados por el país. Buena parte de los agricultores
los rechazan. Es más, la última encuesta de Gallup reflejó una fuerte oposición de quienes
fueron consultados en Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y Bucaramanga. Los académicos
del tema agropecuario coinciden en que no hay razón para dar un reversazo en los TLC
porque estos, a cambio de ser una amenaza, ofrecen grandes oportunidades a la agricultura.
Para rematar la escena del agro colombiano, los productores están divididos entre los
agremiados que mantienen en permanente contacto con el Gobierno y los que últimamente
se han unido en los denominados movimientos de dignidad.
En conclusión, la crisis del campo colombiano no llegó por casualidad. El país sigue
recogiendo la cosecha que lo que sembró durante muchos años: una política agropecuaria de
muy ‘bajos rendimientos’.

2. CULTIVO PRINCIPAL DE LA REGION

El Carmen de Bolívar es una Ciudad del Departamento de Bolívar, Colombia, a 114 km al


sudeste de Cartagena de Indias. Se encuentra en el sistema orográfico de la serranía de San
Jacinto, muy cerca del litoral Caribe colombiano.
Superficie: 954 km²
Población: 159.987 (2015)
Tiempo: 30°C, viento del E a 6 km/h, humedad del 74 %

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Información tomada proyecto MAPA, Corpoica

SAN ONOFRE

CHALÁN
OVEJAS
TOLÚVIEJO

COLOSÓ
LOS PALMITOS

MORROA

SAN ANTONIO
DE PALMITO

El cultivo principal AGUACATE


En los buenos tiempos, por los años 70, esto era una plaza de mercado que hervía de
campesinos, mercaderes, vendedores de frituras, jugadores del azar y tiendas de diversión.
En los días de cosecha se podían contar a más de 400 personas, entrando y saliendo,
provenientes de El Carmen y de otras veredas cercanas.
Era la buena época de los Montes de María, los tiempos del ‘oro verde’ después de la
desaparición de los cultivos de café por causa de la roya. Fue cuando la región empezó a
disfrutar de la bonanza del aguacate tipo criollo antillano, que inundaba los centros urbanos
de la Costa y algunos del interior del país.

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Las fincas estaban llenas de árboles de este fruto y sus cosechas eran tan abundantes que
muchas veces no había suficientes campesinos para recogerlos y se pudrían en el suelo.
El Centro de Estudios Económicos Regionales del Banco de la República, en un análisis
reciente sobre el aguacate en los Montes de María, indica que en 2010 la producción alcanzó
38.252 toneladas, “lo que significó un aumento del 88,6% con respecto a 1992”. Los
campesinos recuerdan que en las bonanzas de las cosechas se sacaban hasta 650.000
aguacates diarios.
En 2008 el Ministerio de Agricultura consideró a Bolívar como el primer productor de
aguacate en Colombia, con una superficie sembrada de 6.800 hectáreas y una producción
anual de 72.000 toneladas.

DESCONCIERTO DEL CULTIVO

Después de tanto horror y miedo, en el que tuvieron que huir despavoridos, llegó la paz.
Creyeron que volvería la prosperidad, pero cuando se aprestaban a disfrutarla, apareció el
hongo que destruyó todo el poderío aguacatero en el que se había convertido la montaña.
Los estudios indican que el Phytophthora, que nunca pudo ser controlado, atacó en los
últimos cinco años los sembrados de aguacates y los acabó.
La Asociación de Productores de Aguacates del El Carmen en 2009 dijo que la plaga acabó
con 1.300 hectáreas sembradas. El hongo se llevó cerca de 200.00 árboles, que antaño dieron
frutos en cantidad.
Después, en 2010, la producción cayó dramáticamente. Solo se cosecharon 25 millones del
fruto.La tragedia se expandió por otros municipios de los Montes de María, como San
Jacinto, Bolívar, y Ovejas, Sucre.

3. CULTIVOS DE PANCOGER

Los cultivos de pancoger en la subregion Montes de Maria son:


Yuca,

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La yuca se clasifica dentro de los cultivos anuales, ya que su ciclo productivo es de un año.
Se cultiva en diferentes condiciones geográficas y puede adaptarse a los cambios climáticos,
pues tolera terrenos poco fértiles, suelos ácidos y sequias. Es un cultivo tradicional de
pequeños productores rurales e importante para la seguridad alimentaria por
las fuentes de energía, ya que sus raíces son ricas en carbohidratos y las hojas contienen
proteínas, vitaminas y minerales. Ambas son adecuadas para el consumo humano y animal.
No obstante, en Colombia se usan las raíces principalmente para el consumo humano y en
menor medida para alimentación animal, mientras que las hojas son poco utilizadas.
En todos los municipios de la subregión MM se cultiva la yuca. Entre 2001 y 2012, el área
sembrada con este cultivo creció en siete municipios a sí: se duplicó en El Carmen de Bolívar,
San Antonio de Palmito y Córdoba, y se cuadruplicó en el Guamo. Por el contrario, cayó más
de la mitad en María La Baja y en San Juan Nepomuceno.
El 56,3% de este producto se cultiva como monocultivo y el 33,7% restante asociado con el
ñame, maíz, plátano, coco, aguacate o frijol. En cuanto la tenencia de la tierra, el 45% de los
productores de yuca cultivan en terrenos propios y, de estos, el 75,8% afirma tener título
sobre las tierras, el 25% la presta, el 22% la arrienda y el resto cultiva de manera
comunitaria o como aparcería.

Ñame Espino Ñame Criollo,


Las principales variedades de ñame que se producen en la subregión MM son el espino
(71,4%), el diamante (22,2%) y el criollo (6,3%). Este último es el de mayor rendimiento,
seguido del espino y el diamante (Corporación PBA, 2009). La productividad de este cultivo
en la subregión MM entre 2001 y 2012, pasó de 11,2 ton/ha a 11,3 ton/ha, inferior a
la presentada en el departamento de Bolívar en 2012, que fue de 12,0 ton/ha, superior a la
de Colombia, que fue de 10,9 ton/ha en 2010 y a la de Sucre (8,2 ton/ha).

Maiz, Platano, todos son producidos por parceleros de 0.5 a 3 has de dominio en una unidad
productiva, con distincion de agricultores mas no de productores. Este pancoger se
comercializa a travez de ventas al detal para consumo de mercado fresco en la poblacion y
algunos pocos en mayor volumen para los mercados cercanos de Sincelejo, Cartagena y

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Barranquilla, a travez de comercilizadores o acopiadores de la produccion dueños del
mercado local.

Las dificultades de la produccion del pancoger esta basadas en poca tecnolgicas de


produccion, dificutad de semilla base o certificada, presencia a muchas plagas y
enfermedades.

La comercializacion es poca por la falta de intervencion en las vias de comunicación. Solo


existe una arteria afaltada en proceso de construccion con proyeccion de conectar los
departamentos Bolivar y Sucre para la comercializacion. Las vias terciarias o veredales entan
en pesimo estado, dificultando la venta de los subproductos de las unidades productivas.

4. CONCLUSIONES

La radiografia del agro colombiana es igual de preucupante por renglon de produccion y/o
punto geografico. Al parecer el sentir de la preucupacion es de pobreza y no acompañamiento
del estado, Las desiciones por renglon de produccion dentro de la cadeanas son de carácter
caprichoso, no existe un plan de mejoras a corto o a mediano plazo.Al igual que la tenencia
de la tierra. Entre los determinantes de la distribución desigual están: el dominio colonial, las
políticas de asignación de baldíos, los procesos de colonización en las diversas regiones y los
conflictos armados que ha enfrentado el país (IGAC, 2012)

5. BIBLIOGRAFÍA

http://www.banrep.gov.co/sites/default/files/publicaciones/archivos/dtser_195.pdf
http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-13052762
http://www.sac.org.co/es/estudios-economicos/89-documentos-presentaciones-
agropecuario/317-situacion-actual-sector-agropecuario.html

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