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Marsilio de Padua

Marsilio de Padua (c. 1275 - 1342-43) fue un filósofo italiano, pensador


político, médico y teólogo.
Nació en Padua de una familia de jueces y notarios. Su padre, Bonmatteo de Maianardini,
fue notario de la Universidad de Padua. El año de su nacimiento es incierto. Si bien
algunas fuentes indican el año 1275, no se tiene certeza al respecto.
Se conoce muy poco de su infancia y su adolescencia. Completó sus estudios en
la universidad de París en la facultad de Artes liberales donde fue condecorado con la
autoridad de rector en 1313. El tiempo transcurrido en dicha ciudad influyó en gran medida
en la evolución de su pensamiento. En París conoció a Guillermo de Ockham y Giovanni
Jandun; con este último permaneció vinculado en gran amistad y con él llegó a sufrir
el exilio.

La Iglesia[editar]
Marsilio examina el concepto de Iglesia con todos sus atributos y en sus funciones,
dicitur hoc nomen ecclesia de universitate fidelium credentium et invocantium nomen Christi, et de
huius universitatis partibus omnibus in quaqumoue communitate, etiam domestica.

Continua definiendo a aquellos que la conforman como:


sunt et dici debent omnes Christi fideles, tam sacerdotes, quam non sacerdotes.

De esta forma describe la diferencia entre laicos y el clero.


Distingue la Iglesia como Universitas Fidelium del sacerdocio, el cual no es otra cosa sino
una de sus funciones, investiga en los textos sagrados la justificación y la naturaleza del
sacerdocio. Son abatidas algunas instituciones medievales y las relativas prerrogativas y
eso en función del carácter netamente espiritual del sacerdocio. Niega cualquier pretensión
de poder coactivo o inmunidad, afirma la imposibilidad para los clérigos de poseer.
Encuadrando de tal forma al sacerdocio, examina el problema del gobierno de la Iglesia.
Niega el poder del Obispo de Roma sobre la Iglesia y sobre la jerarquía eclesiástica
afirmando que la fuente de todo poder es la universitas fidelium a la cual compete el
nombramiento de los ministros de culto.
Communitatibus fidelium iam perfectis, huius istitutionis determinationis praesidis similiter et
reliquorum minorum, causa factiva immediata sic seu esse debeat universa eius loci fidelium
multitudo per suam electionem seu voluntatem expressam, aut ille vel illi, cui vel quibus iam dicta
multitudo harum institutionum auctoritatem concesserit.

De esto desciende que siendo la comunitas fidelium la misma comunitas civium del
Estado, la fuente de todo poder es igual: el pueblo.

Papado y concilio[editar]
El proceso que tendía a rendir monárquica y absoluta la autoridad papal se cumplió en el
interior de la Iglesia con Gregorio VII e Inocencio III. Las luchas por la supremacía de
la Iglesia sobre el Imperio, en las cuales se veían claramente las pretensiones de dominio,
son objeto del interés histórico del siglo XIV.
Inocencio III.

La definición Papa potest dici Ecclesia es el resultado de la ardua lucha por la primacía,
cumplida por los grandes papas del Medioevo y el programa de un futuro no muy lejano.
En esta lucha se levanta con fuerza la voz de Marsilio de Padua y de Guillermo de
Ockham contra el papado. El primero define en su obra principal, el Defensor Pacis, el
concepto de Estado e igualmente individualiza la naturaleza de la Iglesia
como organización e institución religiosa. Niega todo poder papal y cada pretensión de
dominio por parte del Papa, sobre la Iglesia, poder que concierne en su lugar al
'Universitas Fidelium representada por el Concilio Ecuménico.
Este concilio está constituido por la comunidad de los fieles, tanto los del clero como
los laicos, a través de sus propios representantes, y no por sujetos nombrados
directamente por el Papa. La convocación del Concilio le corresponde al Príncipe y, como
ya se ha dicho, de él forman parte tanto los laicos como los eclesiásticos viniendo a
desaparecer toda diferencia entre el clero y el laico, y, en sentido al clero, entre
los obispos y los simples sacerdotes.
La participación en el Concilio es obligatoria tanto para el clero como para los laicos,
respondiendo este deber a una exigencia de carácter social y moral. Todo lo decidido en el
Concilio tendría valor de ley universal y es puesto, en cuanto el nivel de autoridad,
inmediatamente después de los textos sacros y antes que los decretales a los cuales no
les es reconocida alguna autoridad. El Concilio tiene el más vasto campo de acción
posible, pudiendo decidir acerca del rito, los ayunos, el reconocimiento de órdenes
religiosas, en fin sobre todo cuanto interese a la vida religiosa.
Los obispos deben someterse al Concilio, pudiendo todo poder, a ellos concedido, ser
revocado en cualquier momento. El Concilio puede determinar la preeminencia de un
obispo sobre los otros, pero solamente con carácter puramente administrativo, no
incluyendo en esta relativa superioridad alguna supremacía o inmunidad. Estos que
por tradición es el Obispo de Roma, está sometido a la vigilancia del Estado y
precisamente del Universitas Civium. El Universitas civium puede a través
del Emperador convocar en cualquier momento, en caso de necesidad, el Concilio
Ecuménico. El emperador tiene, además de la tarea de convocar al Concilio, que hará por
razones de conveniencia con una invitación al Pontífice, un poder de vigilancia sobre el
desarrollo del Concilio mismo.
Marsilio niega la primacía espiritual o temporal, del obispo de Roma, el Papa. Primacía que
se fue construyendo poco a poco, de manera imperceptible, por sedimentación
consuetudinaria adquiriendo una autoridad moral primero y política luego siempre mayor.
De este proceso el pueblo no fue consciente, tanto que al final llegó a aceptar la primacía
romana como querida por Dios. La autoridad que le niega al Pontífice es en cambio
reconocida al Concilio Ecuménico.
Es la Universitas Fidelium, análoga a la Universitas Civium, el órgano supremo de la
Iglesia. Estamos de frente a un proceso de constitucionalismo análogo al visto para el
Estado. Marsilio niega la necesidad de cualquier mediación eclesiástica
In peccatore vere poenitente id est de peccato commisso dolente, aliqua salus dei operatur etiam
absque sacerdote aliquo praeveniente ministerio, mentis videlicet illuminationem, culpae seu
maculae peccati purgationem et aeternae damnationis remissionem.

. Le quita toda la fuerza coactiva a la autoridad eclesiástica e incluso la excomunión,


después de un juicio regular, es deferida por el Concilio Ecuménico. La usurpación del
papa y de la organización eclesiástica sobre el poder civil son consideradas como
verdaderas causas de turbación de la paz,
bajo una máscara de honestidad y decoro el papado es tan peligroso para el género humano que si
no se detiene, acarreará daño bastante grave a la ciudadanía y a la Patria.

. Niega la institución divina de la organización de la Iglesia y la considera como el resultado


de la usurpación de los derechos de los fieles de los que participan en ella con el título
de sacerdotes.
Todos los fieles de Cristo pertenecen a la Iglesia, tanto los Sacerdotes como los laicos, ya qué
Cristo ha rescatado a todos con su sangre... Cristo no ha derramado su sangre sólo por los
apóstoles y por eso no es solo a sus sucesores, obispos, sacerdotes, diáconos, a los que se aludo
cuando se habla de la Esposa de Cristo....

Diferentes son los elementos de la polémica, pero entre todos el más importante es el de
la superioridad del Concilio Ecuménico.

Reforma de la Iglesia[editar]
Marsilio tiene una visión clara del estado de corrupción y de degeneración en el cual se
encontraba la Iglesia, se encuentre frente a un espectáculo desolador; la casi total
ignorancia por parte de los clérigos de los textos sagrados, la inexperiencia y ambición se
propagan en todos los círculos de la Iglesia, tanto altos como bajos. Muchos son los
autores que condenan este estado de cosas, y entre todos se eleva la voz de Dante.
Marsilio se propone una reforma a la Iglesia que se debe basar sobre la democratización
de la misma, quiere que el pueblo entre a formar parte de las instituciones de la Iglesia y
que pueda influir en ella. Es aceptado el cuerpo de los cardenales, con tal que haya una
más extensa representación nacional. Consecuentemente sufrirían la misma reforma todos
los otros órganos canónicos menores.
Le es negada toda pretensión de Plenitudo Potestatis como instancia en las
confrontaciones de los poderes del Estado, tal plenitud de poder con la cual se
caracteriza Bonifacio VIII, según la cual la esfera de poder eclesiástico debe absorber
el poder temporal, porque la soberanía papal no conoce límites por su origen divino. Con
su Bula Clericis laicos de 1296 prohíbe, con pena de excomunión, la imposición de
cualquier impuesto o contribución a cargo de eclesiásticos por parte del poder laico sin el
consentimiento del Papa, lo que pone en riesgo la existencia misma de los Estados.
La Francia de Felipe IV de Francia responde con una serie de edictos que impiden no sólo
la exportación de oro y piedras preciosas, sino también el ingreso en su territorio de
extranjeros, imposibilitando con tal medida que el Papa se financie a través de sus
delegados. Felipe el hermoso se levantó contra el papa, el cual debía sufrir la imposición
fiscal francesa sin su consentimiento. Esta acción constituyó un debilitamiento político de
la posición papal y un refuerzo en la del Rey de Francia. Se delinearon claramente las
posiciones de los dos campos de cuyo contraste la Iglesia de Roma saldría humillada
mientras el poder estatal comienza a adquirir, además de la plenitud de los poderes, la
soberanía según la concepción moderno.
Casi como fin natural la Plenitudo Potestatis tiene
omnium principatum radicem succidi sinere, vinculum et nexum cuiuscumque civitatis et regni
dissolvi.

El Papa es visto cual


drago ille magnus, serpens antiquus, qui digne vocari debet diabolus et sathanas

. Nunca la definición del Papa había sido tanto profana como categórica Se puede concluir
citando las palabras de Battaglia:
Marsilio se sitúa como tutor de su patria y por ella piensa, escribe y sufre.
F. Battaglia: Marsilio de Padua y la filosofía política del Medio Evo

La Dieta de Worms o dieta de Ausburgo (en alemán: Wormser Reichstag) fue una
asamblea de los príncipes del Sacro Imperio Romano Germánico llevada a cabo
en Worms (Alemania) del 28 de enero al 25 de mayo de 1521. Fue presidida por el recién
nombrado emperador Carlos V de Alemania
El aspecto históricamente más relevante de la Dieta fue la comparecencia de Martín
Lutero, quien fue convocado para que se retractara de sus famosas tesis. Del 16 al 18 de
abril, Lutero habló delante de la asamblea, pero en vez de abjurar, defendió con energía su
actitud protestante.
El año anterior, el papa León X había emitido la bula Exsurge Domine, exigiendo que
Lutero se retractara de 41 de las 95 tesis en las que criticaba las prácticas y costumbres
de la Iglesia católica. Lutero fue convocado por el emperador para que compareciera ante
la Dieta Imperial. El príncipe Federico III, elector de Sajonia, obtuvo una concesión
mediante la cual a Lutero le sería concedido un salvoconducto para acudir y regresar
desde el lugar del encuentro. Tal garantía era esencial después del trato recibido por Jan
Hus, quien fue procesado y ajusticiado en el Concilio de Constanza de 1415 a pesar de
que poseía un salvoconducto.

La defensa de Lutero[editar]
Al comparecer ante la Dieta, Lutero hizo varias declaraciones en su defensa que luego se
convertirían en frases célebres[cita requerida]. Admitió ser el autor de los escritos que llevaban
su nombre, pero rechazó retractarse de sus enseñanzas. Sostuvo que no podría hacerlo
sin estar convencido de que debía hacerlo.
Lutero argumentó:
A menos que no esté convencido mediante el testimonio de las Escrituras o por razones evidentes
—ya que no confío en el Papa, ni en su Concilio, debido a que ellos han errado continuamente y se
han contradicho— me mantengo firme en las Escrituras a las que he adoptado como mi guía. Mi
conciencia es prisionera de la Palabra de Dios, y no puedo ni quiero revocar nada reconociendo que
no es seguro o correcto actuar contra la conciencia. Que Dios me ayude. Amén.[cita requerida]

Esta argumentación atacaba directamente las enseñanzas de la Iglesia católica, según las
cuales la iglesia es pilar y fundamento de la verdad y depósito de la fe. La Iglesia católica
no aceptaba ninguna contradicción formal (axiomáticamente, la Iglesia afirmaba que no
puede jamás contradecirse a sí misma[cita requerida]) e insistía en que Lutero erraba
intentando seguir únicamente las Sagradas Escrituras, puesto que, según la doctrina
católica de entonces, las Sagradas Escrituras eran una parte de la revelación divina (junto
con la Sagrada Tradición), y que sólo por las autoridades magisteriales podían ser
correctamente interpretadas[cita requerida].

Edicto de Worms[editar]
El anuncio papal de la Dieta recogió las violentas denuncias presentadas en el edicto de
Worms, promulgado el 25 de mayo. En el mismo se catalogaba a Lutero como un
delincuente y se prohibía la lectura y posesión de sus escritos. Además, autorizaba a
cualquiera a matar a Lutero sin sufrir consecuencias penales. El edicto fue un acto que
provocó gran inquietud entre los pensadores y dirigentes más moderados y, en particular,
en Erasmo de Róterdam.
No respetando el acuerdo que le garantizaba a Lutero un regreso seguro, se incluyó en el
Edicto que Lutero fuera prestamente arrestado y condenado. Con el fin de protegerlo, el
príncipe Federico organizó un secuestro simulado en el camino a casa y lo escondió en
el castillo de Wartburg. Durante el período que estuvo en Wartburg, Lutero inició la
traducción de la Biblia al alemán.
Cuando al fin Lutero salió de su refugio, el emperador estaba más preocupado por
cuestiones militares. Además, a causa del creciente apoyo público a favor de Lutero entre
las demarcaciones alemanas, el edicto de Worms jamás llegó a ser implementado. Lutero
continuó con su obra de reforma hasta su muerte en 1546.
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