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Auto-observación: ¡El camino!

En un principio, los seres humanos vivíamos en el Paraíso Terrenal, en el antiguo continente


de la Lemuria, no existía el dolor, el sufrimiento, las enfermedades, las guerras, etc. Todo
era amor, felicidad y era cuando corrían ríos de leche y miel.
Pero desobedecimos la orden de Jehová de no comer el fruto prohibido, caímos en la
tentación, cometimos el Pecado Original y fue entonces cuando fuimos expulsados de aquel
paraíso; quedamos desnudos y ciegos (espiritualmente), sometidos por la Ley del Karma a
una cadena de muertes y nacimientos y en las tinieblas del NO-SER.

Esas tinieblas son nuestros defectos o "yoes" de tipo psicológico (ira, orgullo, lujuria,
codicia, gula, pereza, envidia) que se manifiestan inconscientemente a través de nuestras
formas equivocadas de pensar, sentir y actuar. Como son múltiples defectos, (cada defecto
es como una persona dentro de nosotros mismos) ésto hace que de momento en momento,
seamos personas diferentes y por lo tanto llenos de terribles contradicciones.

Así, por un momento sentimos amor por una mujer y en otro momento la despreciamos o
sentimos odio; por un momento deseamos algo, pero al obtenerlo no nos interesa.
En un instante somos apacibles y en otro momento nos tornamos violentos, etc., etc.

Esos "yoes" o defectos al procesarse en nosotros, nos roban nuestras energías con sus
estallidos de ira, sus manifestaciones de lujuria, codicia, etc. y son los mismos mercaderes
que el Cristo sacó del Templo a latigazos (el látigo simboliza la voluntad consciente).

Es por todo ésto, que el auto-conocimiento necesariamente comienza con una rigurosa
observación de "sí mismo" ya que en otra forma sería imposible eliminar "yoes" o defectos
que no conocemos y lo que es peor, muchas veces no aceptamos tener. Ésto de
auto-observase exige por lo tanto un esfuerzo muy particular de cada uno de nosotros. ES
UN TRABAJO PERSONAL. Ningún ser humano puede hacer este trabajo por nosotros.

Sólo a través de una rigurosa observación psicológica de "sí mismo", podemos evidenciar la
tremenda realidad de que no somos uno, una misma persona; si no que a través de la
inconsciencia de nuestra máquina humana se manifiestan muchos defectos o
"yoes"-personas.
La base del trabajo espiritual, del auto-conocimiento, comienza con una rigurosa
observación de "sí mismo".

AMIGOS: Rehuir el trabajo de la auto-observación o buscarle evasivas, es signo


inconfundible de degeneración, o sea, no se puede generar el hombre nuevo y la conciencia
a través de esa persona.

La transformación psicológica, es una posibilidad definida que se pierde cuando no


trabajamos sobre "sí mismos". Cuando una persona comienza a observarse detenidamente
a "sí mismo", a observar sus pensamientos, sentimientos, etc., es porque ha iniciado un
trabajo serio sobre su naturaleza interior y más adelante comprenderá ese lema de la
sabiduría antigua: "​Cambia la naturaleza y hallarás lo que buscas"

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