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EDUCACIÓN PARA LA SOCIEDAD DEL CONSUMO

PRESENTADO POR:

Ludy Andrea Sanabria Lemus

PRESENTADO A:

Heidy Tatiana Preciado Gaitán

UNIVERSIDAD DE BOYACÁ

SOGAMOSO

2018
EDUCACIÓN PARA LA SOCIEDAD DEL CONSUMO

¿El consumismo genera felicidad?, ¿La sociedad es aquella que impone el consumismo?,

¿El consumismo es cuestión de necesidad o ambición por tener más?, bien pareciera por

todo lo anterior que esta figura es un factor relevante en nuestra sociedad, pero, ¿es

negativo? o de lo contrario, ¿positivo?.

La sociedad de consumo nace a mediados del siglo XX con el surgimiento del capitalismo,

manteniendo una relación estrecha con la globalización. Asimismo, es justo decir, que al

ignorarse el fin del consumismo, se ignora que con éste se lucra a cada instante el sector

empresarial, mas no se trata tan sólo de esta situación, con el querer compulsivo de comprar

bienes se deja de lado la familia, el entorno, la religión, y valores tales como el amor, la

solidaridad y libertad, entre otros. Por otra parte, en una sociedad de consumo la

adjudicación de bienes es fuente de felicidad aunque no sean necesarios, crean satisfacción

al momento de obtenerlos, y de esta manera, la felicidad se hace netamente materialista.

Pero en realidad, esta felicidad es de carácter temporal, debido a que la sociedad de

consumo está diseñada para generar la creciente insatisfacción del individuo, y de esta

manera, cumplir con el propósito de incentivar el compulsivo comportamiento de comprar,

y es con esto que “el fenómeno milagroso del consumo también instaura todo un

dispositivo de objetos simulacro, de signos característicos de la felicidad y luego aguarda

(desesperadamente, diría un moralista) que la felicidad descienda” (Baudrillard,1970, p.

11), en consecuencia, se puede visualizar este fenómeno persistentemente en la sociedad a

la que pertenecemos.

“Somos seres deseantes por naturaleza, influenciables y vulnerables, frente a las

jerarquizaciones impuestas por el consumo. La adquisición de bienes ya no tiene que ver


con la necesidad, sino con la moda y nunca como antes, el hombre ha estado tan inmerso en

procesos de alienación tan extremos”. Revista Semana (2011). Sociedad de consumo.

Recuperado de https://www.semana.com/opinion/expertos/articulo/la-sociedad-de-

consumo/322854

Por lo anterior, Aranguren (1988, p. 54) afirma lo siguiente:

“Buscamos la felicidad en los bienes externos, en las riquezas, y el consumismo es la forma

actual del bien máximo. Pero la figura del consumidor satisfecho es ilusoria: el consumidor

nunca está satisfecho, es insaciable y, por tanto, no feliz. Podemos buscar la felicidad en el

triunfo, en la fama, en los honores. Pero ¿no es todo eso sino pura vanidad, en definitiva

nada o casi nada?”.

Al igual, Bauman (2007, p. 46) afirma lo siguiente:

“El valor característico de una sociedad de consumidores, el valor supremo frente al cual

todos los demás deben justificar su peso, es una vida feliz. Y más, la sociedad de

consumidores es quizás la única en la historia humana que promete felicidad en la vida

terrenal, felicidad aquí y ahora y en todos los ahoras siguientes, es decir, felicidad

instantánea y perpetua”.

Piense usted, que a través de estrategias utilizadas por los productores, tales como

publicidad, y dentro de esta, el marketing, se logra persuadir a los individuos a consumir

llegando a lucrarse a grandes rasgos.

A su vez, la sociedad actual tiene planteada la ideología consistente en que si un individuo

posee la capacidad de obtener en mayor proporción artículos considerados populares o a la

moda, cuya tendencia es otorgada por el marketing, serán aceptados en determinado grupo
obteniendo un ‘plus social’. Y es de aquí, donde radica la importancia de la educación en

una sociedad de consumo, donde resulta fundamental una reflexión general de la situación

actual. Esto tiene su inicio en el núcleo familiar, donde se debe analizar e identificar las

necesidades básicas, que según clasificación de Maslow, son las fisiológicas. Partiendo de

esto, se instruye cuáles son las verdaderas y reales necesidades básicas, y no las que la

moda y sus tendencias impongan.

Gudynas (2009, p. 3) afirma lo siguiente:

“Lo cierto es que el consumo se está revistiendo de nuevas valoraciones que exceden de

satisfacer las necesidades humanas. Por ejemplo, ofrecen indicaciones de estatus social y

poder económico. Algunos bienes quedan incluidos en fuertes relaciones afectivas con sus

propietarios, y pasan a ser partes importantes de su propia identidad.”

Otro factor fundamental es la creación de conciencia en cada individuo del núcleo familiar

consistente en el reconocimiento del verdadero valor de cada objeto dentro del mercado.

Para la creación, elaboración y fabricación de estos objetos, se es necesario la comisión de

actividades mineras las cuales extraen recursos naturales, creando consecuencias como el

detrimento y repercusiones al medio ambiente y de sus reservas naturales.

Así que, es invaluable el costo real que tiene un objeto que aparentemente es de

procedencia simple como un celular. Y, es por esto que es relevante la concientización de

esto.

Hay que mencionar además, a quienes no tienen la posibilidad de obtener los bienes que se

ofrecen en el mercado debido a su situación socio-económica, lo cual crea un tipo de

exclusión social, como producto de un esquema de posición o estatus social impuesto por la
sociedad de consumo misma. Es aquí, donde se puede ver otra consecuencia de la sociedad

de consumo, la desigualdad social. Este es uno de los puntos negativos que más se puede

visualizar en este contexto y de esta manera, “la sociedad de consumo funciona como un

proceso de clasificación y de diferenciación, esto es, en una dinámica constante de

selección de signos que jerarquizan a los grupos sociales manteniendo su estructura de

desigualdad y dominio” (Baudrillac, 1960, p. 38).

Por otra parte, es necesario fortalecer la capacidad de tomar decisiones en cada individuo al

momento de comprar algo, acogiendo una actitud libre y responsable a la hora de ejercer el

consumo, y de esta manera, dejaría atrás las ataduras consumistas que desde pequeños nos

han sido impuestas. Fomentar el desarrollo de procesos de educación para el consumidor

con el fin de crear una visión responsable y racional de las consecuencias que pueden

contraer las malas decisiones guiadas por el consumismo. De igual manera, crear posturas

críticas frente a publicidades que ofrecen los productores para persuadir a los consumidores

de comprar cada vez más.

Removiendo la idea de “mientras más consumo, soy más feliz”, se llegará a una verdadera

felicidad, independiente de todo aquello que sea material, y es de esta manera, que nuestra

perspectiva hacia el consumo, cambiará drásticamente. En consecuencia, con esto se logra

un equilibrio entre el consumo de bienes necesarios, y bienes suntuosos. Como breve

conclusión considero que se debe promover entonces, el aprecio y valor hacia las cosas que

tenemos y que obtenemos, dejando de lado el comportamiento compulsivo de consumir por

ocupar una posición social más alta.


Y así como afirma Cortina (2002, p. 73):

“El consumo ha llegado a convertirse en una actividad valiosa por sí misma, al canalizar

una de las capacidades más profundas del ser humano: la capacidad de desear, que se

materializa en objetos en los que se espera encontrar algo de lo que falta, y lleva implícita

la idea de que lo novedoso es más valioso.”

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