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CIUDADES SOSTENIBLES

¿POR QUÉ ES IMPORTANTE GENERAR


CIUDADES SOSTENIBLES?
Mar 3, 2017 | Publicado por CECODES-Desarrollo Sostenible | Capital Social, Red de Periodistas

https://www.cecodes.org.co/site/por-que-es-importante-generar-ciudades-sostenibles/

Con el transcurso del tiempo, las ciudades se han posicionado como una de las prioridades de desarrollo a
nivel mundial, ya que de los 3.500 millones de personas que viven en zonas urbanas, cifra que tiende a
incrementar, hay 828 millones de personas que viven en barrios marginados. Además, aunque las ciudades
solo ocupan un 3% de la superficie terrestre, son responsables del 75% de emisiones de gases de efecto
invernadero GEI, y entre el 60% y 80% del consumo de energía, según afirma la Organización de las
Naciones Unidas ONU. Es por esto que hace parte de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, promovidos
por la ONU. Con relación a las ciudades, el objetivo es lograr que las ciudades y los asentamientos humanos
sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles, pero ¿Por qué es importante que todos trabajemos
en pro de este objetivo? , por diferentes factores, la desigualdad puede incrementar, al igual que la
inseguridad, así mismo, si se siguen desarrollando malas prácticas de construcción y uso de los recursos
naturales, la contaminación, el cambio climático incrementarán, afectando la salud, el bienestar, la
productividad y economía de los países y comunidades. De manera tal que, si optamos por mejorar nuestras
prácticas y trabajar en pro de las ciudades, la calidad de vida mejorará. Al respecto, la ONU
recomienda diferentes formas en las que los ciudadanos pueden contribuir a generar ciudades sostenibles
como:

Participar de forma activa en la gobernanza y gestión de la ciudad.


Abogar por el tipo de ciudad que, a juicio personal, considera necesita.
Desarrollar una visión de futuro para los edificios, calles y vecindarios, y actuar conforme a la misma. ¿Hay
suficientes puestos de trabajo? ¿Tiene fácil acceso a asistencia sanitaria? ¿A qué distancia está el transporte
público más cercano? ¿Cómo es la calidad del aire? ¿Cómo son los espacios públicos?

Para así contribuir a una construcción colectiva de mejores condiciones y calidad de vida de las comunidades.
Por otro lado, el World Business Council for Sustainable Development WBCSD, ha generado diferentes
herramientas que contribuyen a que el sector privado y otros actores implementen prácticas en pro de un
futuro Sostenible. Una de ellas es “living benefits in sustainables cities enabled by business solutions”, dada a
conocer recientemente, establece que una ciudad resiliente y sostenible es aquella que se adapta fácilmente
a los cambios económicos, sociales y ambientales, razón por la cual, para generar un desarrollo urbano
sostenible es necesario tener en cuenta esos factores. Así mismo, destaca la importancia del trabajo
mancomunado entre actores para adoptar y mantener estilos de vida que sean sostenibles, teniendo en
cuenta aspectos como: cómo se desarrolla una ciudad, desde la infraestructura hasta la perspectiva social, ya
que de ahí se puede determinar la capacidad de apoyo para el desarrollo de estilos de vida urbanos que sean
sostenibles.

Movilidad y transporte: promover sistemas de movilidad y transporte que sean menos contaminantes, que
gestionan el tráfico y la congestión.
Construcción Sostenible: ya que los edificios son uno de los principales contribuyentes a la contaminación y
emisiones de gases de efecto invernadero GEI, por lo tanto, impulsa a generar construcciones que hagan uso
de diferentes técnicas y sistemas que sean amigables con el medio ambiente.
Espacios verdes: para lograr ciudades sostenibles, es necesario no dejar de lado la importancia de la
biodiversidad para la calidad de vida, los espacios verdes, los árboles, entre otros, ayudan a reducir la
contaminación y proveen una mejor calidad del aire, por lo tanto, mejor calidad de vida.
Agua y sanidad: la gestión de los recursos hídricos es fundamental para la dinámica de las ciudades, tener
acceso a lugares limpios y seguros, y acceso al agua, es un derecho básico y un aspecto esencial para lograr
ciudades sostenibles.
Residuos: una gestión apropiada de los residuos permitirá una reducción de la contaminación, entre otros
factores, actualmente, diferentes ciudades y países han adoptado políticas en pro de “cero desperdicios”.
Alimentación: es un factor importante y representante de todos los ámbitos de desarrollo, razón por la cual
es necesario tener en cuenta para promover sostenibilidad en las ciudades y comunidades.
Gobernanza: generar modelos de gobierno que sean inclusivos e innovadores, con el fin de promover el
desarrollo de ciudades sostenibles, y lograr satisfacer las necesidades de los habitantes.

Al observar el crecimiento y papel de las ciudades para el desarrollo, en diciembre del 2016 Hábitat III dio a
conocer la Nueva Agenda Urbana “declaración de Quito sobre ciudades y asentamientos humanos
sostenibles para todos” estableciéndose como una de las tendencias de desarrollo en el siglo XXI, ya que las
poblaciones, las actividades económicas, las interacciones sociales y culturales, así como las repercusiones
ambientales y humanitarias, se concentran cada vez más en las ciudades, y ello plantea enormes problemas
de sostenibilidad en materia de vivienda, infraestructura, servicios básicos, seguridad alimentaria, salud,
educación, empleos decentes, seguridad y recursos naturales, entre otros. La Nueva Agenda Urbana, afirma
que la cultura y la diversidad son factores importantes para generar nuevos patrones de consumo y
producción sostenibles que promuevan un uso responsable de los recursos y acciones que hagan frente al
cambio climático, a gran escala aportando al desarrollo sostenible de las ciudades y de las comunidades.

“Compartimos el ideal de una ciudad para todos, refiriéndonos a la igualdad en el uso y el disfrute de las
ciudades y los asentamientos humanos y buscando promover la inclusividad y garantizar que todos los
habitantes, tanto de las generaciones presentes como futuras, sin discriminación de ningún tipo, puedan crear
ciudades y asentamientos humanos justos, seguros, sanos, accesibles, asequibles, resilientes y sostenibles y
habitar en ellos, a fin de promover la prosperidad y la calidad de vida para todos. Hacemos notar los
esfuerzos de algunos gobiernos nacionales y locales para consagrar este ideal, conocido como “el derecho a
la ciudad”, en sus leyes, declaraciones políticas y cartas” Nueva Agenda Urbana, resolución 75/256.

El trabajo en torno a ciudades sostenibles necesita estrategias e iniciativas que incluyan aspectos como las
reglas y reglamentos urbanos, urbanismo y diseño, finanzas, políticas urbanas nacionales, entre otros
aspectos, para obtener mejores resultados en términos de calidad de vida, una estructuración de ciudad más
completa, con espacios abiertos y verdes, una buena gestión y mantenimiento de la ciudad, y una conexión
entre la dinámica de urbanización y desarrollo nacional, como resaltó Hábitat III en la Nueva Agenda Urbana.

Migración y ciudades: el camino hacia una


integración inclusiva
Marzo 22, 2019 por Maria Camila Uribe | Veronica Adler | Andreina
Seijas |
https://blogs.iadb.org/ciudades-sostenibles/es/
Aprender a vivir de manera sostenible en las ciudades es uno de los principales retos en desarrollo urbano. Si
bien las urbes proveen oportunidades únicas como centros de actividad económica y social, también son
entornos altamente desiguales y competitivos, que luchan por dar cabida a un crecimiento poblacional nunca
visto.
Desde la División de Vivienda y Desarrollo Urbano del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), trabajamos
con los países de América Latina y el Caribe para el desarrollo de ciudades y asentamientos sostenibles,
productivos e inclusivos, donde todos los residentes tengan acceso a la ciudad. Esta meta se encuentra
alineada con la meta 11 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. Durante los
últimos 15 años, los migrantes internacionales (aquellas personas que viven en un país distinto al país en el
que nacieron) representan una proporción cada vez más grande de la población mundial. A pesar de que la
mayoría cruzan las fronteras voluntariamente, los flujos de personas desplazadas por motivos de fuerza
mayor han despertado el fenómeno de grandes olas migratorias en períodos muy cortos de tiempo. De
acuerdo con la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), en el 2017 el número de
personas desplazadas por fuerza mayor alcanzó un nivel récord de 44 mil promedio día a nivel mundial. Para
finales del 2017, 66,5 millones de individuos habían sido desplazados a nivel mundial a causa de persecución,
conflicto o violencia generalizada (ACNUR, 2017). También la estadía promedio de las poblaciones
desplazadas en su lugar de destino se ha incrementado de nueve años en la década de los ochenta a veinte
años a mediados de los 2000 (100 Resilient Cities, 2016). Mientras más tiempo pasen fuera de sus países de
origen, más difícil resulta para los migrantes retornar a sus hogares. Las estadísticas muestran que, una vez
que los migrantes llegan a sus países de destino, tienden a mantenerse en aquellas ciudades con más
posibilidades de acceso a comunidades que hablan su mismo idioma y a servicios y oportunidades de
empleo. El 92% de los inmigrantes en los Estados Unidos reside en zonas urbanas, así como el 95% en el
Reino Unido y Canadá, y el 99% en Australia (100 Resilient Cities, 2016). Sin embargo, las ciudades también
presentan riesgos para los migrantes, quienes por su situación de vulnerabilidad se encuentran más
expuestos a situaciones de explotación, violencia y discriminación.

Las ciudades y los Estados se ven fuertemente impactadas por el fenómeno de la migración. Son las
ciudades quienes acogen al migrante a su arribo al nuevo país, viéndose presionada su oferta de servicios.
Sin embargo, la migración es también una oportunidad para las ciudades . En efecto, las ciudades se
encuentran expuestas a un doble cambio demográfico: en primer lugar, el crecimiento de la población global
se ha desacelerado ante la disminución de las tasas de fecundidad; y en segundo lugar, el envejecimiento de
la población y la tasa de migración rural a urbana se ha reducido en muchas regiones (McKinsey Global
Institute, 2016). La manera en la que las ciudades respondan a estos cambios influirá en gran medida sobre
su habilidad de proveer un entorno seguro, sostenible y próspero para sus ciudadanos. Las respuestas
locales a la migración deben planificarse de forma estratégica, de manera tal de poder invertir en tecnología e
infraestructura para una ciudad más equitativa.

De acuerdo al reporte “Migración y su impacto en las ciudades” del Foro Económico Mundial (2017),
el principal reto que las ciudades enfrentan actualmente como resultado del aumento de las migraciones
corresponde a su capacidad de proveer vivienda social, educación y servicios de salud, infraestructura de
transporte, integración y cohesión social. Proveer vivienda social es uno de los principales retos, con tiempos
de espera de más de 10 años en ciudades como París (Foro Económico Mundial, 2017). Las barreras de
idioma también limitan el acceso de los migrantes al empleo formal, obligándolos a participar en la economía
informal donde son más vulnerables a la discriminación y al abuso. Además de la ausencia de documentos de
identidad, el acceso a los mercados laborales también se ve afectado por factores tales como la visibilidad de
las habilidades de los migrantes, particularmente para trabajadores con habilidades intermedias (aquellas no
acompañadas por un título universitario), quienes se ven obligados a desempeñar oficios menores, causando
una gran ineficiencia y desperdicio de talentos (Alampi et al, 2013).

En vista de estos retos, la migración muchas veces se percibe como una amenaza. Los residentes de
las ciudades temen el aumento del costo de los servicios y la pérdida de sus empleos ante la llegada de los
migrantes. Sin embargo, estudios recientes demuestran que los migrantes contribuyen a la productividad de
sus lugares de destino. Por ello, la migración debe incorporarse en el proceso de planificación como un factor
que contribuye al crecimiento económico de la ciudad (Foro Económico Mundial, 2017). Los procesos de
migración son una herramienta clave para el desarrollo sostenible, pues los migrantes contribuyen al
crecimiento económico tanto en sus países de origen como en sus países de destino. Entre los años 2000 y
2014, los migrantes contribuyeron 9,4% al PIB mundial (6.7 trillones de dólares). Es más, se estima que una
mayor integración en las economías locales podría elevar las contribuciones de los migrantes a 1 trillón de
dólares anuales (100 Resilient Cities, 2016).

Tal como la desigualdad y el cambio climático, la migración es un factor que afecta el crecimiento urbano y la
calidad de vida de las ciudades. De acuerdo con Cities Alliance, “el flujo de dinero, conocimiento e ideas entre
las ciudades de origen y destino puede servir de catalizador para el desarrollo y la innovación en ambos
extremos, potencialmente transformando a los migrantes en actores clave en el crecimiento urbano, la
resiliencia y la sostenibilidad” (Cities Alliance, 2015). En este contexto, las ciudades requieren una mayor
voz en asuntos de migración y una mayor cooperación entre los bancos multilaterales de desarrollo para
ayudarlas a afrontar su cambiante realidad demográfica.

Los programas y proyectos implementados por el Banco Interamericano de Desarrollo constituyen un


importante punto de partida para impulsar esta cooperación en América Latina y el Caribe. Varias de nuestras
iniciativas tienen lugar en áreas urbanas degradadas o en asentamientos irregulares donde es significativa la
proporción de población vulnerable y migrante. Por ejemplo, en el Barrio 31, un asentamiento informal de la
Ciudad de Buenos Aires, el 50% de sus 40 mil habitantes son migrantes. Junto con las autoridades locales y
organismos hermanos como el Banco Mundial, estamos trabajando para dotar a la emblemática Villa 31 de
infraestructura básica, conectividad urbana, mejoras en la habitabilidad de viviendas y comercios, y acciones
de carácter social, educativa, y económica que integren el barrio a la ciudad y la ciudad al barrio.

Cuadernos de Geografía: Revista


Colombiana de Geografía
DOI: https://doi.org/10.15446/rcdg.v24n2.50211

Cuad. Geogr. Rev. Colomb. Geogr., Volumen 24, Número 2, p. 113-131, 2015. ISSN electrónico 2256-5442.
ISSN impreso 0121-215X.
DOI: https://doi.org/10.15446/rcdg.v24n2.50211

Causas, características e impacto de los procesos de


remoción en masa, en áreas contrastantes de la
región Andina.
Martin Mergili *
University of Natural Resources and Life Sciences (boku), Viena – Austria Universidad de Viena, Viena –
Austria
Carla I. Marchant Santiago **
Universidad Austral de Chile, Valdivia – Chile
Stella M. Moreiras ***
Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA), CONICET, Mendoza –
Argentina

Documento completo en: https://revistas.unal.edu.co/index.php/rcg/article/view/50211/51664

Procesos de remoción en masa y su impacto en las áreas


densamente pobladas de los Andes húmedos tropicales
colombianos

Situación general
Las montañas de Colombia, ubicadas en la parte norte (tropical) de la región Andina, se dividen en tres
cadenas paralelas (cordilleras Oriental, Central y Occidental). Estas se encuentran separadas por dos valles
longitudinales de grandes dimensiones y se caracterizan por su gran actividad sísmica. La Cordillera Central
posee varios estratovolcanes activos, de los cuales cuatro tienen un casquete de hielo; el Nevado del Ruiz es
el de mayor altura con 5.364 metros sobre el nivel del mar. Mientras los valles longitudinales reciben intensas
precipitaciones estacionales, las zonas más altas de la cadena montañosa son extremadamente húmedas
durante todo el año. De todos los países andinos, Colombia es uno de los más afectados por remociones en
masa (véase tabla 2) y es, en el mundo, uno de los hot spots de riesgos más importante (Nadim et ál. 2006).
Para algunos sectores, se ha identificado un riesgo mayor a 0,01 víctimas fatales por año/km 2. Las causas
que producen estos fenómenos pueden ser agrupadas en cuatro factores principales: 1) clima tropical
húmedo, 2) actividad sismo-tectónica, 3) actividad volcánica, 4) crecimiento urbano en pendientes abruptas.
La susceptibilidad al desarrollo de un evento de remoción en masa es determinada por una compleja
interrelación de todos los factores mencionados (figura 2). El desencadenamiento de remociones en masa
ocurre usualmente por eventos específicos que intervienen el equilibrio dinámico de las pendientes. La figura
3 muestra la localización de los ejemplos anteriormente citados.
Clima húmedo tropical
Colombia se encuentra en la zona de convergencia intertropical, la cual se caracteriza por sus altas
temperaturas durante todo el año y dos marcadas temporadas lluviosas. Las fuertes precipitaciones y un alto
porcentaje de procesos geomorfológicos exógenos debidos al clima tropical húmedo han evitado el desarrollo
de una topografía muy abrupta (pendientes pronunciadas se encontrarían en desequilibrio). Sin embargo,
debido a rápidos procesos erosivos y remociones en masa naturales típicos de esta área, el relieve ha sido
modelado y sus formas suavizadas. Junto a la densa vegetación superficial que estabiliza las pendientes, la
topografía controla la ocurrencia de diferentes tipos de remociones en masa: caída de rocas son solo
relevantes en cañones y cadenas montañosas muy pronunciados, donde las glaciaciones del Pleistoceno han
tenido una incidencia importante en la evolución del paisaje. Este último es el caso de la cordillera Blanca en
Perú (1970, evento en Huascarán) y en un grado mucho menor, la Cordillera Central de Colombia. Aquí los
procesos de deslizamientos y flujos son los dominantes. Planos de deslizamiento pueden formarse a lo largo
de fallas tectónicas o en rocas meteorizadas (figura 4), mientras que los flujos se producen mayoritariamente
en depósitos residuales de materiales piroclásticos erosionados, a menudo en combinación con agua. Lo que
empieza como un deslizamiento, se transforma rápidamente en un proceso de flujo. Los procesos de
remoción en masa ocurren, por lo general, como una combinación de flujo y deslizamiento, que puede
alcanzar diversas velocidades. Movimientos relativamente lentos pueden causar también daños
considerables, como ocurrió en el evento de San Cayetano en la provincia de Cundinamarca. A pesar de que
los sistemas morfológicos de Colombia y, por consiguiente, las pendientes están adaptadas a la alta
disponibilidad de agua, debido a abundantes montos de precipitaciones, eventos excepcionales de
precipitaciones (ya sea por duración y/o intensidad) pueden perturbar el equilibrio del sistema y desencadenar
remociones en masa. Las fuertes o prolongadas precipitaciones son, de lejos, el factor desencadenante más
importante en Colombia; un ejemplo de ello, es el evento de 1999 en San Cayetano, el cual muestra cómo la
interacción de condiciones geológicas y un evento desencadenante de precipitaciones extremas (219 días de
precipitaciones ininterrumpidas) permitieron la movilización de los suelos arcillosos de la zona. Este complejo
movimiento comprendió diferentes tipos de remociones en masa, que tuvieron como resultado la fluidización
del suelo de un área aproximada a los 2 km 2. Aunque la velocidad del evento fue moderada (centímetros o
metros por día) y no se produjeron víctimas fatales, la destrucción fue considerable y forzó la migración de
más de 5.000 personas. El área es, en general, sensible a movimientos en masa de este tipo; dicho evento
fue la reactivación de una remoción en masa ocurrida 50 años antes. En total 10 km 2 fueron afectados por
este evento. Este tipo de fluidización del suelo, en sustratos compuestos de material arcilloso-arenoso, es
común en otras partes del mundo; otro ejemplo destacado es el evento de Gschliefgraben, en Austria
(Weidinger, Niesner y Millahn 2011). Este evento resultó de un periodo lluvioso que tuvo una duración de
varios meses. Para estos movimientos en masa profundos, frecuentemente son los largos periodos lluviosos
los que actúan como desencadenantes. Las lluvias prolongadas inducen variaciones freáticas, porque saturan
niveles profundos del terreno y facilitan el desencadenamiento o la reactivación de grandes inestabilidades,
con superficies de rotura profundas. En cambio, las lluvias intensas de corta duración tienden a producir
inestabilidades superficiales. Observaciones similares fueron realizadas en otras regiones del mundo, como
Portugal (Zêzere, Trigo y Trigo 2005). En el área de Medellín, hay fuertes evidencias de un aumento de la
ocurrencia de remociones en masa, durante años Niña, con significativos montos promedio de
precipitaciones, mayores que en los años Niño (Klimeš y Ríos Escobar 2010). Este mismo comportamiento es
homologable en numerosas partes de los Andes Colombianos. El evento La Niña del 2010-2011 se
caracterizó por intensas inundaciones y remociones en masa, que afectaron tanto zonas agrícolas como la
conectividad por tierra. La carretera principal de Bogotá a Manizales fue seriamente dañada por remociones
en masa que se extendieron hasta julio del 2011.
Actividad sísmica y tectónica
Los movimientos sísmicos son otro importante desencadenante de remociones en masa. Scott et ál. (2001)
proveen una detallada revisión del evento de Páez en 1994, basándose en una exhaustiva selección de
referencias bibliográficas. Un sismo de 6,5 grados de magnitud desencadenó múltiples deslizamientos y
avalanchas de detritos en la Cordillera Central, en la ladera sur del volcán Nevado del Huila. En un área de
100 km2, aproximadamente 50% de la ladera se desplomó. Más de 3.000 remociones en masa individuales,
con profundidad de 3 a 7 metros, fueron registradas (Ávila et ál. 1995). La presencia de capas de depósitos
piroclásticos pobremente consolidados y la saturación del terreno, debida a las precipitaciones recientes,
fueron probablemente los mayores factores condicionantes en este caso. A pesar de que la mayoría de las
remociones en masa no fueron de tamaño considerable, estas se fusionaron en un gran flujo de detritos,
conocido como La Avalancha, que tuvo un espesor de entre 40 a 60 metros.
El flujo continuó su trayecto, aguas abajo, por más de 30 km a velocidades de entre 15 a 25 m/s con una
descarga máxima de 100 m3/s. Este flujo de detritos provocó 1.000 víctimas fatales y gran destrucción en las
comunidades de Dublín, Irlanda, Tóez y Belalcázar. Por la rápida secuencia: evento sísmico-deslizamiento-
flujo de detritos, no fue posible distinguir cuantas víctimas fatales son atribuibles a cada etapa; sin embargo,
se cree que la avalancha fue la más destructiva. Una cadena de procesos similar se produjo por el terremoto
de Wenchuan, China, en 2008, donde la ciudad de Beichuan fue destruida por la secuencia de movimientos
telúricos y varios tipos de movimientos en masas (Yin, Wang y Sun 2009). No obstante, en Colombia la
historia sismotectónica del país es aún más relevante, dado que es un factor que favorece la ocurrencia de
estos eventos, debido a la presencia de masas de rocas fracturadas y desestabilizadas, que pueden ser
fácilmente removidas en el caso de eventos de precipitación intensa. Este fenómeno no solo es reconocido en
la región Andina, sino también en otras áreas de actividad sísmica activa en el mundo (i. e. Lin et ál. 2006).
Así también en Colombia, la fracturación de las rocas y la generación de una gran cantidad de material
detrítico suelto, producto de la larga historia sísmica del área, es un elemento que está involucrado en el
desencadenamiento de remociones en masa, como factor condicionante.

Actividad volcánica
La actividad volcánica es igualmente importante, produciendo lahares en los cuatro volcanes con casquetes
de hielo existentes en el país, los cuales constituyen un peligro natural. Ejemplo de ello es el desastre del
Nevado del Ruiz, Armero, en 1985, descrito anteriormente. En el 2007, después de un largo periodo de
inactividad, el volcán Nevado del Huila comenzó a reactivarse. La actividad geotermal y las erupciones
afectaron el casquete de hielo, generando lahares que llegaron al valle del río Páez (Worni et ál. 2012). El
lahar del 2008 fue comparable, en volumen, al flujo de detritos de 1994 (ver más adelante) y causó una gran
destrucción. Sin embargo, el peligro asociado a una posible erupción del Nevado del Huila era conocido
(Huggel et ál. 2007) y luego de la experiencia del evento del Nevado del Ruiz en 1994, se instaló un sistema
de alerta temprana, por lo cual el número de víctimas fatales fue considerablemente menor (solo 10
personas). En algunos lugares, la actividad volcánica ha desarrollado una cubierta densa y pobremente
consolidada de material piroclástico, el cual puede ser fácilmente movilizado si se produce un evento
desencadenante. La función de las capas piroclásticas para el evento Páez, de 1994, se describió
anteriormente. Los depósitos provocaron también una alta frecuencia de remociones en masa, generados por
precipitaciones en el valle de Combeima, en los alrededores del volcán Nevado del Tolima, donde también se
instaló un sistema de alerta temprana (Huggel et ál. 2010). Asimismo, depósitos piroclásticos han producido
constantemente remociones en masa en la ciudad de Manizales (Terlien 1997).
En el 2003 las fuertes precipitaciones condujeron a un aumento de la presión de los poros en la interfase
entre la capa superficial y el lecho de roca subyacente, formando un plano de deslizamiento, el cual generó un
flujo de detritos de 2.400 m3 que produjo 16 víctimas fatales y destruyó 8 casas (Ojeda y Donnelly 2006). El
mismo evento excepcional de precipitaciones causó más de 200 remociones en masa en el área de
Manizales. Ríos y Hermelin (2004) reportaron sobre remociones en masa en las cenizas volcánicas,
desencadenadas por el terremoto de Armenia, en 1999, en la ciudad de Pereira, cerca de Manizales.

Desarrollo urbano en pendientes abruptas


Los ejemplos de Manizales y Pereira dan cuenta de otro factor crítico: el poblamiento en Colombia se
concentra en las áreas de montaña. La gran parte de los centros urbanos del país se ubica en los Andes. La
situación política durante la segunda mitad del siglo pasado, influenció el proceso de migración a grandes
ciudades. Por la escasez de superficie, los migrantes de recursos limitados fueron desplazados hacia las
afueras de las ciudades, en las partes más altas y de mayor pendiente. Este fenómeno es observable tanto en
Colombia en las ciudades de Bogotá, Medellín, Cali, Bucaramanga, como en ciudades andinas de otros
países (Caracas, Quito, La Paz). Muchas de las laderas están formadas por roca residual fuertemente
fracturada y meteorizada, altamente susceptible a remociones en masa (figuras 5 y 6). Asimismo,
inadecuadas obras de ingeniería, no adaptadas a las pendientes (por ejemplo, la construcción sobre taludes
de pendientes pronunciadas), han aumentado la susceptibilidad a la ocurrencia de remociones en masa. La
situación es crítica, dado que los asentamientos pueden estar envueltos en el movimiento en masa inicial de
las remociones en masa o ser afectados por estos. Lo anterior es la causa de que un gran número de
personas se encuentre expuesto al riesgo. Klimeš y Ríos Escobar (2010) enumeraron 15 eventos de gran
escala en las pendientes del valle de Medellín entre 1880 y el 2008. Esta área es un reconocido foco de
remociones en masa, en zonas urbanas en Colombia. En 1987, aproximadamente 500 personas murieron y
120 casas fueron destruidas por el evento de Villatina (40.000 m3). En este caso el evento desencadenante
puede ser atribuido a la intervención antrópica: la fuga de agua, desde un canal artificial, significó un aumento
de presión en los poros del suelo, causando una desestabilización de la ladera (Ojeda y Donnelly 2006). El
flujo de detritos resultante golpeó el asentamiento urbano. Estos fenómenos son comúnmente generadores de
remociones en masa. Asimismo, la mayor parte de los desprendimientos de ladera ocurren durante o después
de precipitaciones. A pesar de que actualmente existe una mayor conciencia de la necesidad de manejar el
riesgo asociado a las remociones en masa, todavía es necesario mejorar el manejo de laderas para reducir el
riesgo, como se realizó, por ejemplo, en Hong Kong hace varias décadas (Malone 1998). En Bogotá, se
estableció una zonificación de riesgo y se implementó un plan de prevención y mitigación (Ojeda y Donnelly
2006). En Medellín, se desarrolló una serie de bases de datos relevantes para el análisis y el manejo del
riesgo, pero el desarrollo de estrategias efectivas de mitigación todavía es una tarea pendiente, debido a la
falta de recursos y de legislación adecuada (Klimeš y Ríos Escobar 2010).
Remociones en masa y manejo de pendientes en zonas rurales
Los procesos de remoción en masa tienen también un impacto en la tierra de uso agrícola, lo que amenaza la
base económica de la población rural. La deforestación y la actividad minera o agrícola inapropiada
contribuyen a aumentar la vulnerabilidad a remociones en masa (Harden 2006) y pueden haber tenido
incidencia en los eventos de Páez en 1994 (Scott et ál. 2001), de San Cayetano (1999) (PMA-GCA 2007) y de
muchos otros eventos de remoción en masa en Colombia. Mejorar las estrategias de manejo del suelo, puede
contribuir a la estabilidad de las laderas. La parte alta de la cuenca del Cauca, dominada por el pastoreo de
ganado, pertenece a la Reserva de la Biósfera Cinturón Andino y cuenta como un ejemplo exitoso de
fortalecimiento del capital social para mejorar el manejo del suelo, promover desarrollo rural sustentable y la
adaptación al cambio climático (Borsdorf, Mergili y Ortega 2013). El manejo de laderas considera la
regularización de las actividades de pastoreo de ganado, la construcción de terrazas, el mantenimiento de
bosques protegidos y vegetación adaptada. A pesar de que estos métodos son utilizados principalmente para
evitar la erosión del suelo y la degradación de la tierra, también pueden contribuir a la estabilidad de las
laderas, en términos de balance hídrico y a la estabilidad mecánica. Asimismo, es necesario un cuidado
especial y el mantenimiento de los canales de agua.

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