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N-w

El poder
Un enfoque radical
Nueva edición
r¡ii¡j,.til;if¡:
Lr. po¡urr
I I,I, PODER: UN ENFOQUE RADICAL
de reconoccr la fuente de sus deseos y creencias. Estos y otros
mecanismos constituyen la tercera dimensión del poder, cuan-
do éste funciona en conta de los intereses de la gente y la enga,
ña, distorsionando su capacídad de juicio. Decir que un poder
semejante implica la ocultación de los <<intereses reales> de la
gente mediante la <falsa concicncia>> evoca malos recuerdos
históricos y puede aparecet alavez, condescendiente y pre-
suntuoso. Pero afirmo que no hay nadade intolerante ni de pa-
ternalista en estos conceptos, que, adecuadamente refinados,
I IN'I'IiODUCC]IÓN
siguen siendo cruciaies para entencler la tercera dimcnsión del
poder.
l r'r( capítulo encierra un análisis conceptuai dcl pocler. En
él
\,
'\ rt l)ronunciarme por un enfoque del poder (es decir, una
rrr.rr r('r¿r de identificar: a éste) que es radical
en sentido teórico y
, r st'ntido político (y, en este contexto, considero q.r" Luy
.,nu
r,l,rcirin íntima entre los dos sentidos). El enfoque que
voy a
,L lt nder, yo diría que, por un lado, es inevitablemente
evalua_
rrvr r y cstá "esencialmente contestado', (Gallie
, 1955_I956) r y,
¡r.r'r'l otfo, es aplicable empíricamente. Intentaró clemostrar
1r.r 1l.[ este enfoque es superior a los alternativos. Defencleré,
,rrlt rrr/lS, su carácter evaluativo y contestado,
no son
cosas que
,L lt'ctos para mí, y sostendré que es <<operativo>>,
es decir em_
l,rr ir-'¿mente útil, por cuanto permite forjar hipótesis en térmi_
r' r5 ¡ls dicho enfoque que en principio son verificables
y falsa_
l,lt's (a despecho de los argumentos comúnmente
esgrimi<1os
r'rr cortr?). Incluso daré ejemplos de tales
hipótesis, c1e algunas
,l.' las cuales llegaré hasta el extremo cle pretender que
son
, ir.l't¿lS.
A lo largo de mi argumentación rocaré una serie cle proble_
r.:rs metodológicos, teóricos y políticos. Entre los primeros
fi_
,lrrlan Jos límites del behaviorismo, el papel desempeñado por
El rto¡tn lrL pct¡sn: uN FrNr,'oeln.r RADICAL

los valores en la explicación y el individualismo metoclológico.


I r, v (IL)7 l),y por1o menos una aplicación empírica, interesan-
En*e los problemas teóricos están cuestiones relacionadas con rr ln srddo sumo, en el libro de Matthew Crenson The un-poli-
los límites o prejuicios del pluralismo, con la falsa conciencia y
!t, t of air pollution (Crenson, l97I). Argumentaré que el enfo-
con los intereses reales. Entre los problemas políticos están las ,lu(' (lc los pluralistas era, efectivamente, inadecuado, por las
tres famosas áreas problemáticas clave estudiadas por Robert
r;rrolrcs aducidas por BachrachyBaratz, y que el enfoque de
Dahl (Dahl, 196r) en New Haven (nuevo desarrolro urbano, ( :,r()s va más lejos, aunque, por otro lado, no lo bastante, y está
educación pública y nombramientos políticos), la pobreza y las
rrt t'csitado de un temple radical. Mi estrategia consistirá en es-
relaciones raciales en Baltimore, así como la polución atmosfé-
l'()zilr tres mapas conceptuales, que espero pongan de mani-
rica. Estos temas no serán discutidos en sí, sino que simple_ li,'sto los rasgos distintivos de esos 1¡gs del poder, a
mente se aludirá a ellos en punros significados de la argumen_ -91foqu9-¡
..,rl,cr el dq los pluralistas (al.que llamure
tación. Por su naturaleza, ésta es polémíca. y realmente, el que "nidi-""ii"ááii, "l,je
críticos (al que llamaré bidimensional) y un tercer enfoquS
',rrs
1o seaforma parte esencial de mi alegato. llamar! mldimgnsional). Luego pasaré a exa-
,1,'l po!_g1.(1! gue
Comienza esta argumentación examinando un enfoque del rrrinar los lados fuertes y débiles respectivos, intentando de,
poder y concepciones emparentadas tiene profunclas nrostrar mediante ejemplos que el tercero de estos enfoques
raíces históricas, particularmente en el-que
pensámiento de Max l)('rmite un análisis de las relaciones de poder más profundo
\)üebeq y que adquirió una sensible influencia entre los politó_
l' s¿rtisfactorio que el proporcionado por cualquiera de los
logos americanos de la década de los sesenta a través cle la obra ( )ttos dos.
de Dahl y sus colep¡as pluralistas-. A este enfoque se re criticó
por superficial y restrictivo y se le acusó de llevar a una injusti-
ficada celebración del pluralismo americano, del cual se pre-
tende que cumple los requisitos de la democracia, en especial II. EL ENFOQUE UNIDIMENSIONAL
por parte de Peter Bachrach y Morton S.Bantzen un famoso
e
ínfluyente artículo titulado <<The rwo faces of powel>> (1962) y A menudo se califica a éste de enfoque <<pluralista> del poder,
en un segundo artículo (Bachrach y Baratz,1963), incorpora_
lrero tal etiqueta es ya engañosa, por cuanto Dahl, Polsby, \X/ol-
dos ambos posteriormente, previa moclificación, en su libro linger y otros pretenden demostrar que el poder lo
Power and pctuerty (1970). La argumentación de éstos fue,
a su
-según
identifican ellos- está, de hecho, distribuido de manera plura-
vez, objeto de enérgicos contraataques por parte de los plura- lísta en New FIaven, por ejemplo, y más generalmente en el sis-
listas, en especial Nelson Polsby (1968), Raymoncl Wolfinger tema político de Estados Unidos en su totalidad. Hablaq como
(lo7 1o, 197 lbl y Richard Mcrelm¿n ( l9¿rgu,
l968b); pero ram_ hacen los susodichos autores, de un <<enfoque pluralistu del po-
bién se granjeó defensas de gran inrerés, como la de Frederick deg o de una <<aproximación pluralisto> al mismo o bien de una
El polton. Et- pooln: uN ENIjoeuE R ADICAL

<<metodología pluralistao pr.r.rporrJ que las conclusiones lriu r:r>> (ibid., p. 82). Nótese que si el primer enunciado gira en
de los
pluralistas ya están contenidas en sus concepciones, aproxima, ro¡'¡¡1¡ ¿ la capacidad de,4 (<... en la medida en que puede con,
ción y método. Realmente, yo no creo que así sea. Creo que éstos '.('ltuir que Bhaga algo ...r>), el segundo especifica una tentativa
son capaces de generar en determinados casos conclusiones no ( r )r'()nada por el éxito, y
en ello estriba, desde luego, la diferen_
pluralistas. Utilizando, por ejemplo, su enfoque del poder y su , rrr cntre los poderes actualy potencial, entre posesión
y ejerci_
metodología para identificarlo (de manera que er rugar donde se r' rlcl
' poder. Es éste ejercicio del poder- la idea central
ubíca el poder se determina viendo quién prevalece a la hora de -el
lt' t'stc enfoque del poder (como reacción al hincapié que
' hacen
adoptar decisiones dondequiera que haya un conflicto observa- l,rs Il¿mados <<elitistas>> en las reputaciones del poder). En\[/ho
ble). Robert McKenzie (1964) concluye que er poder es pirami- .r,.rtt1'yp52,el método capital de Dahl consiste en <<determinar
dal en los dos principales parridos políticos británicos; y sirvién- ( ()n fcspecto a cada decisión
qué participantes propusieron al_
dose de un;enfoque y una metodología diferentes, Samuel Beer It'r'r¿rtivas que finalmente fueron adoptadas, vetaron arternati-
(1965) concluye que en el caso del partido Laborista |ils l)ropuestas por otros o propusieron alternativas que fueron
no lo es.
Del primero de esos enfoques se extraen conclusiones elitistas rt't lr¿rzadas. Estas acciones fueron después clasificadas como
cuando es aplícado a estrucruras elitistas de adopción de decisio- ".:ritr)s" o "derrotas"
individuales. Los participantes con la ma_
nes y conclusiones pluralistas cuando es aplicado a estructuras \'()r'l)ropofción de éxitos sobre el total de éstos fueron consi-
pluralistas de adopción de decisiones (y también, diría yo, con_
'l, r',rclos como los más influyenres>> (Dahl, 196I: 336)2. En
clusiones pluralistas cuando es aplicado a estructuras que él ',un)a, como dice Polsby: <<En la aproximación pluralista
1...1
identifica como pluralistas, mientras que otos enfoqu", d"l po- r,r' irrtcnta estudiar los resultados específicos
con vistas a deter-
der no 1ohacen). Así pues, al intentar caracterizarlo icrentificaré rrrrrar quién prevalece efectivamente en la adopción de decisío-
sus rasgos distintivos independientemente de las conclusiones u('s clentro de una comunidad> (polsby, 1963: I13). Aquí
se
pluralistas que se hayansolido obtener. lrrrcc hincapié en el estudio del comportamiento concreto, ob-
En su temprano artículo <<The concept of power>>,
Dahl des_ .,'r'vable. El investigador, según polsby, <<debería estudiar el
cribe su <<idea intuitiva del poder>> como <<algo semejante a: ( ()r))portamiento efectivo, ya
sea de primera mano, ya sea re_
A tiene poder sobre B en la medida en que puede conseguir ..tstruyéndolo a partir de documentos, testimonios, periócli_
que B haga algo que, de otra manera, no haría> (Dahl, 1957, r ()ri y otras fuentes apropiadas>> (ibid., p.
en 12I). Así pues, la me_
Bell, Edwards y Harrison \X/agner (eds.), 1969: B0). Más adelan_ t.tl.logía pluralista, en palabras de Merelman, <<estuclió el
te en ese mismo artículo, Dahl describe su <<enfoque intuitivo ( ()rrportamiento efecdvo, insistió
de en las definiciones operativas
la relación de poden> en términos ligeramente diferentes; pare_ v ('rcontró pruebas. Más aún: pareció obtener conclusiones fia-
cía, dice, <<implicar una tentativa coronada por el éxito por par_ lrlcs, que satisfacían los cánones de la ciencia> (Merelman,
te de,4 de conseguir que B haga algo que, de ofta manera, no l')68a:45I).
El pctotrR
Et polr¡;R: uN ENFoeuE RADICÁL

(Convendrá tener en cuenta


i.r. lo, pluralistas tienden a ¡,rrr¡'o similar que se pueda sugerir>>, y <<... en tales casos preva-
usar de forma intercambiable <poder>, <<influencia>>, etc., su-
lr'r.rr lcgulármente las preferencias de la élite> (Dahl, tq5B:
poniendo que hay una <<noción primaria que parece estar derás
It,r'). f -et pluralistas hablan de decisiones relativas aproblemas
rle todos esos conceptos>> (Dahl, Bell, Edwards y Ha-
195J , en
\X/agner I,( r I ('lrccientes a <<áreas problemáticas>> (clave) seleccionadas,
rrison (eds.), 1969: B0). \Yho gouerns2 habla sobre .,rr¡',rricndo una vez más que tales problemas son polémicos e
todo de <<influencia>, mienrras que Polsby habla ante todo de rrn¡rlican un conflicto efectivo. Como dice Dahl, es <<requisito
<<po<1er>>.)
rrt't't'szu'io, aunque quizáno suficiente, que el tema clave impli-
i
Este hincapié en el comporramiento observ able alahora de
r¡r('un desacuerdo efectivo en las preferencias de dos o más
i identificar el poder mueve a los pluralistas a estudia rla adopción
'
I lrnrl)os>> (p.467).
de decisioner como farea cenftalPanDahl, pues, el poder sólo
L I lemos visto, pues, que los pluralistas hacen hincapié en el
puede ser analizado tras un <<examen minucioso de una serie cle ( 1)r))portamiento en la adopción de decisiones sobre proble-
decisiones concretas>> (1958: 466); Polsby, a su vez, escribe:
r',,rs clave o importantes por cuanto implican un conflicto ob-

puede concebir el <<poder> ,,.''r'vable efectivo. Obsérvese que tal implicación no es requeri-
Se y <<control> son sinóni-
-<<influencia>> tlrr [ror las definiciones de poder de Dahl o de Polsby, las cuales
mos servibles- como la capacidad de un actor de hacer algo que
afecte a otro actor, que cambie el probable curso de unos futuros :;irrr¡rlemente requieren que A pueda llegar o llegue a afecfar
acontecimientos especificados. Esto puede ser más fácilmente conce- ,r l<r que hace B. Y de hecho , en \X/hr., gouerns? Dahl se mues-
bido en una situación de adopción de decisiones (I96j:3,4). lrir Inuy sensible a la operatividad del poder o la influencia en
,ruscncia de conflicto; incluso afitma, en efecto, que una <.veri-
Arguye este autor que identificar a <<quien prevalece en la lir'¿ción aproximada de la influencia abierta o encubierta de
adopción de clecisiones> parece ser <<la mejor manera de deter- ur)a persona es la frecuencia con que consiga llevar adelante una
minar qué individuos y grupos tienen "más" poder en la vida
¡rolítica importante en contra de la oposición de otros, o vetar po-
social, porque el conflicto directo entre actores plantea una si- líticas propuestas por otros, o lleuar adelante una política donde
tuación que se asemeja sobremodo a una verificación experi- tlo dparczca ctposición [sz'c]> (Dahl,196I:66)r. De todos mo-
mental de su capacidad de influir en los resultados>> (p. 4). Como tlos, éste es sólo uno de los muchos ejemplos de que el texto de
se desprende de esta última cita, se supone que las <<decisio-
Whr.t gouerns? es más sutil y profundo que la mayoúa de los
nes>> entrañ an un conflicto <<directo>>, es decir efectivo y obser-
¡rronunciamientos conceptuales y metodológicos de este autor
vable. Así pues, Dahl afirma que sólo es posible verificar estric-
¡, sus colegasa; está en contradicción con su atmazón concep-
tamente la hipótesis de una clase dirigente si hay <<... casos que tual y su metodología. Dicho de offa manera, constituye un
impliquen decisiones políticas clave donde las preferencias de clescubrimiento que el enfoque unidimensional del poder es
la hipotética élite dirigente choquen con las de cualquier orro incapaz de explotar.
Er poou,n El- Pcltxn: uN ENFOQUE rd{DIC^'L

De acuerdo con este enfoque, el conflicto es crucial por primer enfoque unidimensio-
( ,oncluyo, por ende, que este

,,,r1 ,1.''l po<ler entraña una insistencia en el colnportamiento


ala
cuanto procura una verificación experimental de las atribucio-
lr,,r rr t lc acloptar decisíones sobre probletnas en torno
a los cua-
nes del poder: parece pensarse que sin él el ejercicio del poder
(subjetivos)' enten-
no se pondrá de manifiesto. ¿Entre qué se da el conflicto? La l,':, lr;ry nn conflicto observable áe intereses
,s como preferencias expresadas por una determinada
polí-
respuesta es: entre preferencias que se supone son formuladas , lr, l,

conscientemente, manifestadas a través de acciones Y, Por rrt rr v t'cvelados a través de una participación política'
ende, susceptibles de ser descubiertas por observación del
comportamiento de la gente. Además, los pluralistas suponen
que los intereses se han de entender como preferencias por po-
líticas determinadas, de suerte que un conflicto de intereses lll I,1, UNFOQUE BIDIMENSTONAL

equivaldría a ün conflicto de preferencias. Rechazan cualquier


l',rr str crítica cle este enfoque, Bachrach yBatatz
aducen que es
sugerencia de que los intereses puedan ser inarticulados o
rt st t'ictivo y, en virtud de este hecho' presenta un
cuadro plura-
inobservables, y sobre todo la iclea de que las personas puedan
llstrr, cngañosamente optimista, de la política americana'
El po-
estar equivocadas acerca de sus propios intereses o ser incons-
cientes de ellos. Como dice Polsby: dos catas.Laprimera es la que acabamos de
,1,'r, clicen, tiene
r onsiclerar, según la cual poder está enteramente incorpora-
<<el
o en la
Rechazando esta presunción de una <<objetividad de los intereses>>, ,1,, y pienamente reflejudo en las "decisiones concretas"
(1970
podemos ver ciertos casos de desacuerdo intraclasista como un con- ,r,'tiviclad directamente relacionada con su adopción>>
flicto intraclasista de intereses y el acuerdo interclasista como una ¡'.7). Escriben estos autores:
armonía interclasista de intereses. Defender 1o contr¿rio se nos anto-
ja un error. Si la información acerca del comportamiento efectivo de l'or supuesto, el poder ejerce cuando A participa en la adopción de
se
los grupos dentro de 1a comunidad no se considera importante en el ,|,'cisiones que afectan a B. También se eierce el poder cuando
á con-
momento en que discrepa de las expectativas del investigador' en- s:lg,ra sus energías a crear o reforzar aquellos valores
sociales y políti-
tonces es imposible aun refutar las proposiciones empíricas de la te- cos y prácticas instítucíonales que limitan el alcance del proceso polí-
oría de la estratificación lque postuian intereses clasistasl, por 1o que que sean
tico a la consideración pública solamente de los problemas
habrá que considerarlas como asertos más metafísicos que empíri- lclativamente inocuos para A.E'n la medida en que '4 consigue hacer-
cos. Suponer que los intereses ,<reales> de una clase le pueden ser el
1,.,, impide, para todos los efectos prácticos, que B ponga sobre
se
asignados por un analista permite a éste amibuír una ,,falsa concien- trrlrete cualquier problema cuya resolución pueda
periudicar seria-
cia de clase>> cuando la clase en cuestión no coincide con él (Polsby, n,cnte al coniunto de preferencias deA
(p' 7)'
l9B:22-2)\'.
El por¡ln EL trc-llrgR: uN EN¡oQllE I{AI)ICAL

<<Punto capital>> de su argumentación es el siguiente: <<En la r I rustz pregunta plantea una dificultad, toda vez que Bach-
rr

medida en que una persona o un grupo o incons- r,r, lr y Baratz usan el término..poden> con dos significados dis-
-66¡s6is¡¡e
cientemente- crea o refuerza barreras al aireamiento de los ru rr()s. Por un lado, lo emplean de una manera general para re-

conflictos políticos, esa persona o grupo tiene poder" (p B). l, rilsc formas de conffol con éxito de,4 sobre B, es
a todas las
Citan a este propósito las famosas y frecuentemente repetidas ,l, , ir': de la consecución por,4. de la obediencia de B' Los men-
palabras de Schattschneider: { r()r)¿rclos autores, en efecto, desarrollan toda una tipología (in-

r{ r('sante en grado sumo) de estas formas de control, formas


Todas las formas de organización política sienten inclinación por la {lu( cllos entienden como tipos de poder en cualquiera de sus
explotación de unos tipos de conflictos y la supresión de otros, pues- , L rs l'acetas. Por otro lado, califican cle <<poder>> a uno de esos
to que organizar es mouilizar inclinaciones. Ciertos temas se organizar-t
rrl)os, a saber, la consecución de la obediencia mediante la ame-
dentro de la política, mientras que otros lo hacen fuera cle ella
rrrzrl de sanciones. Sin embargo, al exponer su posición pode-
(Schattschneiiler, 1960: 7 1).
lr,,s climinar fácilmente el equívoco llamando <<poder>> a lo
El significado del trabajo de BachrachyBaratz reside en ¡,r'inrero y <<coerción>> a lo segundo.
que estos autores aportan a la discusión en torno al poder la Su tipología del <<poderr> abarca, pues, coerción, influencia,

idea crucial importancia- de la <<movilización de inclina- ;rrrtrrridad, fwetzay manipulación. Existe coerción, como acaba-
-de
ciones>>. Hay, según sus propias palabras, lr,,s de ver, cuando ,4 consigue la obediencia áe B mediante
uril amenaza de privación dondequiera que hay <.un conflicto
un conjunto de valores, creencias, rituales y procedimientos institu- lrr torno a los valores o al curso de la acción entre,4 y B>>
cionales (<reglas del iuego>) predominantes que actúan sistemática lp. 21) ('. Existe influencia donde 1, <<sin recurrir a una amena-
y consecuentemente en beneficio de personas y grupos cletermínados t,tt rácif.ao franca de privación rigurosa, hace que [B] cambie el
a expensas de otros. Los beneficiarios están colocados en posición
, r lso de su acción>> (p. l0). En una situación qve comporta au-
r

aventalada para defender y promover sus intereses establecidos. La


trtritlacl, <<B obedece porque reconoce que la orden lde -4] es
mayoría de las veces, los <defensores del statu quo>> son un grupo mi-
rrrzonable en términos de sus propios valores>>, bien porque
noritario o elitista dentro de la población en cuestión. Sin embargo, el
sr¡ contenido es legítimo y nzonable, bien porque se ha llega-
eiitismo no está predestinado ni es omnipresente; como fácilmente
pueden certificar los contrarios a la guema de Vietnam, la moviliza-
,lo a é1 a través de un procedimiento legítimo y razonable
ción de inclinaciones puede beneficiar y frecuentemente beneficia a \1tp.34,3l).Enel caso delafuerza, Aalcanza su objetivo fren-
una netd mayoría t lr910 41-44\. tr.' ¿ la no obediencia de B despojándole de la opción entre obe-
..licncia y no obediencia. Manipulación es, por tanto, un <<aspec-
¿Qué valor tiene entonces este segundo enfoque, bidimen- ro>>o una subnoción de la fuerza (distinta de la coerción, el
sional, del poder? ¿Qué mapa conceptual es el suyo? Respon- ¡,oder, la influencia y la autoridad), dado que aquí la <<obedien-

1t) l1
L,L pongn EL poDER: llN ENF-oet_rE R¡\r)lcAL

cia es posible al faltar por parte del que ha de obedecer un co- r,r l. r ,lccisión>>(p. 44). Por consiguiente, la adopción de no deci-
nocimiento bien de la procedencia, bien de la naturaleza exac- .r, rr)('s cs <<un medio de que las demandas de cambio en la actual
ta de 1o que se le pide> (p. 28). ,lr,,tr ilrución de beneficios y privilegios dentro de la comunidad
La crítica que Bachrach y Baratz hacen al enfoque unidi- | r( llur ser sofocadas incluso antes de ser articuladas; o mante-
,r (

mensional del poder de los pluralistas es, hasta cierto punto, ,'r,l,rs ocultas; o amortiguadas antes de que tengan acceso a la
arctibebauiorista; es decir los autores pretenden que <<subraya .r ( r:l clonde se adoptan las decisiones en cuestión; o, en caso de
indebidamente la importancia de propone¡ decidir y vetar>>, y, ,¡,r.' l,rllen todas estas cosas, truncadas o destruidas en la fase
como resultado de ello, ..no toma en cuenta el hecho de que el ,1, ,' jt'cución de las decisiones del proceso político>> (p. 44).
poder puede ser ejercido a menudo lo es- limitando el al- l',n parte , Bachrach y Baratz redefinen efectivamente las
-y
cance de la adopción de decisiones a problemas relativamente Ir,'¡¡¡¡1'¿5 de lo que hay que consi<lerar como problema políti-
"inocuos">> (p:. 6). Por otro lado, estos autores insisten me- ,,r. l)itra los pluralistas, estas fronteras son establecidas por el
-al
nos en su libro, replicando a los críticos que mantienen que si B ',r:,t('nr¿r político que se está observando o, mejor dicho, por las

no actúa porque prevé la reacción de á, entonces no ocurre , lrtt's del mismo, ya que, como dice Dahl, <<de un problema po-
nada y tenemos un <<no evento>>, que no es susceptible de veri- lrrr...r clifícilmente se puede alumar que existe a menos y hasta
ficación empírica- en que las llamadas no decisiones, que res- r,r)t() qlre haya acaparado la atención de un sector importante
tringen el alcance de la adopción de decisiones, son, a su vez, , l.l t'strato político> (Dahl, 1961:92). El observador selecciona

decisic¡nes (observables). Éstas, sin embargo, pueden no ser , rrt()lrces algunos de estosproblemas en cuanto obviamente
abiertas o específicas con respecto a un tema dado o incluso no rrrl)()rtantes o "clave" y analiza la adopción de decisiones en
haber sido adoptadas conscientemenre para excluir a detracto- r,l:rción con ellos. Para Bachrach y Baratz, en cambio, es de
res en potencia, a los cuales falvez desconozcan los defensores r rr¡ci¿rlimportancia identificar los ptoblemas potencíales a los
del statu quo. Tal desconocimiento <<nosignifica, empero, que el ,¡rr,' la adopción de no decisiones impide actualizarse. Para
grupo dominante prescinda <1e adoptar no decisiones qur: pre- , ll,rs, los probiemas <<importantes>> o <<clave>> pueden ser, por
serven o promuevan su dominación. El mero apoyo al proceso r,rrlo, actuales o probablemente- potenciales, siendo
político establecido tiende a surrir ese efecro>> (p. 50). -más
,r' ltroblema clave <<aquel que entraña un genuino desafío a los
'
Así pues, un análisis satisfactorio del poder bidimensional r( ('ursos del poder o autoridad de quienes ordinariamente do-
implica un examen tanto de la adopción de decisiones como de la nrirran el proceso en virtud del cual se determinan las salidas
adopción de no decísiones.lJna decisión es <<una elección entre ¡'olíticas del sistemo>, es decir <<una demanda de transforma-
varios modos de acción alternativos" (p. l9); una no decisión es , i.n duradera tanfo de la manera en que son distribuidos los
<<una decísión que conduce a la supresión o frustración de un r',rlores en el sistema de gobierno [...] como de la propia distri-
reto latente o manifiesto a los valores o intereses de quien adop- I ,rrción de los valores>> (Baratz, I97 0: 4l -48).

12 t3
Et- po¡nn EL POom: uN ENFOQUE lLAI)lclAL
i

A despecho de esta crucial diferencia con los pluralistas, el r,lt'rrtifrican los intereses de estos últimos? Bachrach yBarutz
análisis de Bachrach yBaratztiene en común con el de aquéllos { ( }nt('stan que el observador
un aspecto significativo, a saber el hincapié en el conflicto efec-
,l, Lc tlctcrminar si tales personas y grupos aparentemente desfavore-
tivo, observable, abierto o encubierto. Mientras que los plura- , rr los l)or la movilización de las inclinaciones tienen agravios abiertos
lístas sostienen que, en la adopción de decisiones, el poder úni-
[...], siendo agravíos abiertos los que yahan sido expre-
,, , ¡r, rrbiertos
camente se revela allí donde hay conflicto, Bachrach y Bantz ',,r,1,,s y han dado lugar a un problema dentro de1 sistema político,
suponen que esto mismo ocurre en casos de adopción de no rr r( n t r'¿rs que los encubiertos están todavía fuera del sistema.
decisiones. Afirman, por tanto, que si ..no hay conflicto, abier-
to o encubierto, habrá que presumir que existe un consenso en han sido considerados "dignos" de aten-
llstos últimos <<no

cuanto a la distribución de valores imperante, en cuyo caso es r ton y Controversia públicas>>, aunque son <<observables para el

imposible la hdopción de clecisiones> (p. 49). Afahade tal con- r r r gador en su forma aborlada>> (p. 49) . Dicho de otro modo,
vt's t i

flicto, arguyen, <<no hay forma de luzgat correctamente si el ll,rt'lrlach yBaratztienen un concepto más amplio de los <<inte'
propósito de una decisión es realmente impedir o frusmar una rls('s>> que los pluralistas, si bien este concepto se refiere a in-
seria consideración de una demanda de cambio qtre amenaza r{'r'('scs subjetivos más que obietivos. Mientras que el pluralista
en potencia a quien a<lopta las decision"tt (P. 50). Si <<parece , ,,nsidera como intereses las preferencias políticas manifestadas

haber una aquiescencia universal con respecto al statu quo>>, lr{)r'cl comportamiento de todos los ciudadanos que se supone
entonces no será posible <<determinar empíricamente si ese ,'strin dentro del sistema político, Bachrach yBaratz consideran
consenso es genuino o, por el contrario, ha sido impuesto me- t,rrrrbién las preferencias manifestadas por el comportamiento
diante la adopción de no decisiones>>. Los autores agregan ex- ,lt' t¡trienes parcial o totalmente están excluidos del sistema po-
trañamente que <<el análisis de este problema queda fuera del Irtr,'rl, en forma de agravios abiertos o encubiertos. En ambos
alcance de un analista político y acaso sólo pueda ser analizado ( rts()s se supone que los intereses están conscientemente articu-

fructíferamente por un filósofo> (p. 49). l;rrlos y son observables. *i


Esta última observación parece indicar que Bachrach y Ba (,oncluyo, pues, que el enfoque bidimensional del poder i
tatz no están seguros de si lo que quieren decir es que el poder r trrnporta una crítica matizada digo matizaáa porque to-
-y
,lrrvía se supone que la adopción de no decisiones es una for-
<le adopción de no decisiones no puede ser ejercido en ausen- ,
1 ,",.

cia de conflictos observables o que iamás podremos saber si lo nlr cle adopción de decisiones- del carócter behauiot'ista del
ha sido. De cualquier manera, el conflicto que ellos creen nece- ¡,r'irner enfoque y áeja un margen para consíderar las formas
sario se da entre los intereses de quienes están implicados en la {'il clue se puede impedir que se adopten decisiones acerca de
adopción de no decisiones y los intereses de quienes ellos ex- l,r,,hLemas potenciales en torno a los cuales existe un conflicto
cluyen de la audición dentro del sistema político. ¿Cómo se ,,l,scrvable de intereses (subjetivos) considerados como en-

14 r5
Er eooln ;
EL poorR: uN ENFoeuE RADIcAL

carnados en preferencias políticas.expresas y agravios infra_


itin por los defensores del statu quo puede ser tan
,
políticos. firme y ge-
n\'l^lizada que éstos ignoren los potenciales aspirantes
a su po-
.;it irin y, por consiguiente,
las alternativas al proceso políti.o
lxistente, cuyas inclinacíones se esfuerzan por mantener.
En
r u¿rnto <<estudiosos del poder y sus consecuencias>>,
IV. EL ENFOQUE TRIDIMENSIONAI,
dicen,
.nuestra preocupación no es si los defensores
del statu quo
us¿rn su poder conscientemente, sino si lo
ejercen, cómo lo ejer-
No hay duda de que el enfoque bidimensional del poder su_ t .r I Qué efectos tiene ello en el proceso
político y en otros ac-
pone un importante avance con respecto al unidimensional,
rtrlcs dentro del sistema (Bachrach yBarutz,I97O:50).
puesto que lncorpo ra al análisis de las relaciones de po<1er
la Más aún: las inclinaciones del sistema no se nutren
cuestión delicontrol sobre el programa político y de los mo_ simple-
de una serie de actos elegidos de manera individual,
dos de manrener fuera del proceso político problemas poten_ ')cnte sino
rr"bién y sobre todo del comportamiento socialmente estruc-
ciales. No obstante, entiendo que es inadecuado po. ,.., turado y culturalmente configurado de los
razones. ÉJrupos, y de las
¡rr'ícticas de las instituciones que ciertamente pueden manifes-
En primer lugar, su crítica del behaviorismo es matizada en
tru'se a través de la inacción de los individuos.
Bachrach y Ba_
exceso; o, por decirlo de otro modo, sigue estando demasiado
rrrtz coinciden con los pluralistas en adoptar
apegada al behaviorismo, esto es al estudio del <<comporta_
un enfoque del
¡'oder excesivamente individualista en el aspecto metodológi-
miento efectivo>>, abierto, cuyas <<decisiones concretas>> en si, .'o. U-no,s y gtlg.q ¡igper.4-guí
tuaciones de conflicto son consideradas paradigmáticas. Al in_ los pasos <le Max Weber, paral
,¡uien el poder ela la prqbabilidad de qu elas
tentar asimilar todos los casos de exclusión de problemas indiuiduo, ,r)liro_'
tdn su il-a.lantad pese a la resistencia de otros, mientras
potenciales del programa político al pandigma de la decisión, que el
¡,oder de controlar el.programa político y excluir problemas
proporciona un cuadro engañoso de las formas en que los incli-
¡rotencíales no puede ser adecuadamente analizado a menos
viduos y sobre todo los grupos e instituciones logran excluir (lLre sea-concebido como una
función de fuerzas colectivas y
del proceso político problemas potenciales. Las decisiones
son ccrnciertos sociales, .Hur, en efecto, aquí dos casos diferencia_
elecciones hechas de manera consciente e intencional por
los b[es. En primer lugar está el fenómeno de la
individuos entre varias alternativas, mientras que las inclinacio- acción colecdva,
,londe la política o acción de una colectividad (ya sea
nes del sistema pueden ser movilizadas, recread as y reforzad.as ,r gr.rpo,
('omo por ejemplo una clase, o una institución,
de formas que no son conscientemente elegidas ni son
como por e1.em_
el resul_ ¡rlo un partido político o una empresa comercial) es manifiesta,
tado que pretendían las elecciones particulares de ros indivi-
r)ero no atribuíble a las decisiones o al comportamiento de in-
duos. Como aftrmanlos propios Bachrach yBarutz,la domina_
tlividuos particulares. En segundo lugar está el fenómeno
de

16
t7
Et- rooPn Et poonn: uN L,NFoeuE tu\DI(tAL

los efectos <<sistémicos>> u organizativos, donde la movilización I ¡,rr,,lt' cjcrcer poder sobre B consiguiendo que éste haga lo
de inclínaciones resulta, como decía Schattschneider, de la for- r¡r, n() (luicre hacer, pero también ejerce poder sobre él influ-
ma de organización. Tales colectividades y organizaciones se l rr,l,' t lr sus necesidades genuinas, modelándolas o determi-
componen, por supuesto, de individuos, pero el poder que r,.u,, l,,lrrs. De hecho, ¿no estriba el supremo ejercicio del poder

ejercen no se puede conceptualizar simplemente en términos , il loll|ilf que otro u otros tengan los deseos que uno quiere

de ias decisiones o el comportamiento de los individuos. Como ilul l('ngan, es decir en asegurarse su obediencia mediante el
dijo sucintamente Marx, <<los hombres hacen su propia histo- 'rrrrrol sobre sus pensamientos y deseos? No hace falta llegar
ria, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias ele- ,rl .rrlcrro de habiar de Un mundo feliz o del mundo de B. F.

gidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con l¡l.irrncr para percatarse <le que el control del pensamiento ad-
que se encuentran inmediatamente, que existen y transmite el ¡lilt('tc un sinfín de formas menos totales y más mundanas, a
pasado,i 2. tr,rr,..is del control de la información, a través de los medios de

El segundo aspecto en que resulta inadecuado el enfoque '


{ )n)ullicación social y a través de los procesos de socialización.
bidimensional es el consistente en asociar al poder con el con- N,' tlcja de ser una ironía, ciertamente, que haya excelentes
flicto efectivo, observable . Las críticas de los pluralistas en este ,1,'sc'r'ipciones de este fenómeno en \X/hc¡ gctuerns? Considere-

sentido también se ciñen demasiado a sus adversarios (y unos


I r¡r,,s la clescripción del papel de los <<patricios>> a comienzos del

y otfos se ciñen a su vez a Webe¡ quien, como hemos visto, su- ',r1ilo XIX: <La élite parece haber poseído la más indispensable

brayabala realización de la voluntad de uno pese a la resistencia ,l, las características de un grupo dominante: el sentimiento,

de otros). Esta insistencia en el conflicto efectivo en cuanto ras- , ornpartido no sólo por ella, sino asimismo por la plebe, de que
go esencial del poder no va a ninguna parte, y ello por dos ra- ,.rr pretensión de gobernar era legítima> (Dahl, 196l: l7).
zones, cuando mcnos. Y l)ahl descubre también este fenómeno en las condiciones
..lrluralistas>> de la actualidad. Los dirigentes, dice, <<no sólo
La primera es que, según los propios análisis de Bachrach y
Baratz,hay dos tipos de poder que pueden no implicar tal con- t('tponden a las preferencias de los votantes, sino que además
flicto, a saber la manipulación y la autoridad, que ellos conci- utt¡tJelan esas preferencias>> (p. 164). Y más adelante: <<Casi

ben como un <<acuerdo basado enla razón> (Bachrach y Ba- toda la población adulta se ha visto sometida a algún grado de
ntz, 1970:20), aunque en offo lugar digan que comporta un rrtloctrinamíento a ffavés de las escuelasr> (p.317), etc. Lo
<posible conflicto de valores>> (p.37) ' nralo, al parecer, es que tanto BachrachyBaratz como los plu'
La segunda nz6n por la que la insistencia en el conflicto r'¿listas suponen que si el poder, tal como lo entienden ellos,
efectivo y observable no va a ninguna parte es sencillamente sólo se manifiesta en casos de conflicto efectivo, de ello se des-
que resulta sumamente insatisfactorio suponer que el poder prende que el conflicto efectivo es necesario para el poder.
sólo se eierce en situaciones de conflicto. Dicho con todo rigor, L)ero esto es ignorar un detalle crucial: que la más eficaz e insi-

18 t9
El poo¡,R El PollEn: uN ENTOQUFI RADICAL

individualistas,y
<liosa utilización del poder consiste en impedir que tal conflic- l,r irrrcros enfoques, considerados demasiado
r lt' jir trn margen patalaconsideración de las muchas formas de
to aflore.
nr:u)tcner fuera de la política problernas potenciales, bien me-
El tercer aspecto en que resulta inadecuado el enfoque bidi-
¡lirrnrc la actuación de fuerzas sociales y prácticas instituciona-
mensional del poder guarda estrecha relación con el segundo:
de no deci- l,'s, bien mediante las decisiones tomadas por individuos' Tal
se trata de la insistencia en que el poder de adopción
que se { ( )s11,por otro lado, puede ocurrir en ausencia de un conflicto
siones existe únicamente allí donde se dan agravios a los
;r( tu¿rl, observable , que acaso haya sido felizmente conjurado'
niega la entrada en el proceso político en forma de problemas'
;ilrnque se manteng a ahí una referencia implícita al conflicto
Si el observador logra descubrir que no hay tales agravios, en-
puede no
tonces debe suponer que hay un <<genuino>> consenso acerca de ¡rtrtcncial. De cualquier modo, esa potencialidad
\,( r'sc actual izada nunca' Lo que puede darse ahí es tn conflic-
la distribución de valores imperante. Por decirlo de otra mane-
Irt l.utente, que estriba en la contradicción entre los intereses
ra, aquíSe supone que si las personas no sienten agravio ningu-
tlt'aquellos que ejercen el poder ylos intereses reales de aque-
no, entonces es que no tienen intereses susceptibles de ser lesio- r. Estos últimos quizá no expfesen sus
1
I l, rs a quienes excluyen
nados por el uso del poder. Mas ello es tambíén sumamente
ir)tcreses o ni siquiera tengan conciencia de ellos, pero' como
insatisfactorio. En primer lugar, ¿qué es, en todo caso' un agra-
:rr.llumentaré, en definitivala identificación de esos intereses
vio: una demanda articulada en base a un conocimiento políti-
sicrnpre se basa en hipótesis empíricamente defendibles y re-
co, una queja indirecta nacida de la experiencia de cada día'una
(cf. lrrtables.
vaga sensación de malestar o un sentimiento de carencia?
importante' ¿no estiba
I97 0). En segundo lugaq y más
A continuación resumiremos los rasgos distintivos de los
Lipsitz,
tlcs enfoques del poder presentados más arriba'
,.tpr"-o y más insidioso ejercicio del poder en impedir en
"l
..ralluier medida que las personas tengan agravios, recurriendo
para ello a modelar sus percepciones, cogniciones y preferen-
I:nfoque unidiruensional del poder
cias de suerte que acepten su papel en el orden de cosas existen-
te, ya sea porque no pueden ver ni imaginar una alternativa al Hincapié en:
mismo, ya sea porque 1o ven como natural e irreemplazable' o
(a) el comportamiento
porque lo valoran como algo ordenado por Dios y beneficioso?
(b) la adopción de decisiones
Suponer que ausencia de agravio equivale a un consenso genui-
(c) problemas (clave)
no es simplemente descarrar la posibilidad de un consenso erró-
(d) el conflicto observable (abierto)
neo o manipulado por obra del mandato definicional'
(e) intereses (subietivos), entendidos como preferencias
En resumen, el enfoque tridimensional del poder compor-
tn políticas que nos revela la participación política'
fa una minuciosa crítica del carácter behauiorista de los dos
21
20
EI- polrun Et poolLr: uN ENIoQUH R DICIAI.
..

¡,.rrtit rrlary operan dentro de ella. Yo diría, ciertamente. queel ¡

Enfoque bidimensional del Poder 1


r' i l t' r' c S un o d
1
e o
l
s co n c-ep-qo..-s-ql¿-e*d9p S.gd-e.ruqgytt"4 p-lg m e n; l
::"it
Ir rlt' Ios valorás, Con esto quiero decir que tanto su definición
Crítica (matizada) del carácter behaviorista ¡
'
cualquier uso que de aquél se quiera hacer, una vez defi-
'nr()
rr,l,,, van ligados indisolublemente a una determinada serie de
Hincapié en: r,r r¡rrrcslos acerca de valores no reconocidos-
-probablemente
(a) la adopción de decisiones y la adopción de no decisíones ' lr(' l)l'cdeterminan su ámbito de aplicación empírica. Más ade-
(b) problemas y problemas potenciales l,rrrtr.' sostendré que algunos de estos usos permiten mejor que
, rtros Ia extensión y profundización de ese ámbito. Además, el
(c) el conflicto observable (abierto o encubierto)
(d) intereses (subjetivos), entendidos como preferencias '.n('epto de poder es, en consecuencia, lo que se ha dado en
políticas o agravios. ll,unrrr una <<noción esencialmente contestada>>, uno de esos
r ()n('cptos que <<inevitablemente implican disputas intermina-

lrlt's sobre sus empleos correctos por parte de los usuarios>>


t( irrllie, 1955-1956:169). En verdad, meterse en tales disputas
Enfoque tridimensional del Poder
r :, nletefse en política.

Crítica del carácter behaviorista [Jn punto común o idea primordial absolutamente funda-
lr,'rrtal <le toda reflexión acerca del poder es que A de alguna
Hincapié en: rlrru)cra afecta a B. Ahora bien, para aplicar esta idea primor-
,lr,rl (causal) al análisis de la vída social necesitamos algo más, a
(a) la adopción de decisiones y el control del programa po-
,,.rl,cr la idea de que A acfúa así de una manera no trivial, sígni-
lítico (no necesariamente a través de decisiones)
(b) problemas y problemas potenciales lrtrrtiva (cf. White, f972). Claramente, to<los nos afectamos
rrr()s a otros todo el tiempo de mil maneras; el concepto de po-
(c) el conflicto observable (abierto o encubierto) y latente
,1,'r', al igual que los de coerción, influencia, autoridad, etc., con
(d) intereses subjetivos y reales.
t l L'lnparentados, escoge ámbitos de esa afectación que le pare-
, ,'rr significativos en algún aspecto específico. Para que una

l, r'ma de concebir el poder (o una forma de definir el concepto

V LA CONCEPCION DEPODER SUBYACENTE ,1,'l pode r) sea útil en el análisis de las relaciones sociales, tiene
r
lllc Colnpof taÍ una respuesta a las preguntas: <<¿a qué se consi-
r k'r'a aspecto significativo?> y <¿qué es lo que hace significativo
Rasgo común a estos tres enfoques del poder es su carácter eva-
i trc .4 afe cte a B?>>. Ahora bien, el concepto de poder así defini-
luativo: todos ellos sur€len de una perspectiva moral y política

2J
El Pooln: uN HNFOQUE R^DICAI-
EL PODEI{

<lin esta forma legitimada, el poder de '4 sobre B es el "de-


interpreta y pone en práctíca' proporciona uno
o
do, cuando se de decisio-
r, ,lro" que tiene ,4, en cuanto unidad de adopción
más enfoque-r del poder, esto es una o
más formas de identificar
,,, ir.,rplicada en el proceso colectivo, de adoptar
decisiones
casos de fod", en el mundo real' Los tres
enfoques que hemos ',
y apli ,¡,,,'g',r"tul.zcan sobre las c1e B, en interés de la eficacia de la
considerado se pueden entender como ínterpfetaciones (p' I1B)'
, r¡rt laciófl colectiva en su totalidad>
alternatívas cle un mismo concepto de poder
subya-
caciones
B cuando A afecta a B l.a conceptualización del poder de Parsons asocia a éste
cente, según el cual A eierce poder sobre de metas colec-
, .n la autori<ia<l, el consenso y la persecución
en sentido contrario a los intereses de B
12'
De cualquier modo'
rrlrrs, y 1o disocia de los conflictos de intereses y, en
particular'
hay formas alternativas menos contestables- de concep- la
-no de signifi- ,1. 1. coerción y la fuetza. Así pues, el poder depende de
fualizarel poder que implican criterios alternativos ..rnsritucion alizaciónde la autoridad> (p. 13I) y <<es concebi-
catividad. Examinemos dos de ellas' o
colrlo un medio genetalizado de movilizar las adhesiones
lr r
primeramente, el concepto de poder elabo-
r
'f Consi,leremos, Lr .rbligación de cara a una acción colectiva eficaz"
(p' i31)'
I ,udo por Talcott Parsons ft957,I963a' 1963b' 1967)' Parsons l,n cambio, <<la amenaza de medidas coercitivas' o de coac-
'i p..r"n.l" <<tratar el poder como un mecanismo específico que
, ion sin legitimación o justificación, no <lebe ser
calificada en
, ip".u para producir cambios en la acción de otras uni<lades' r,',,..1oalguno de uso <lel poder." > (p' 331)' Parsons criticaba'
irl¿iUi.tule, o col"ctivas' en los procesos de interacción
social>>
-. el poder t<ex-
,,- (1967 : zg9). ¿Qt:ées' a su entender, lo que hay de específico
en l)r.s, a Wrigh, Mills por haber interpretado
'-"este <<podeo>? Di- ,lrrsivamente como una facilidad para conseguir lo que desea
mecanismo, lo que catactetiza a éste como que otro
usa Par- r r r srupo cle quienes tienen el poder- impidiendo
cho <ie otro modo, ¿qué criterios de significatividad -el
1"1 de quienes "están f¡s¡¿"- consíga lo que desea>t'
de afectación
sons para identificar como ttpoder>> un ámbito
¡i,,,1,o
( r) lugar dever en él una <facilidad para el cumplimiento de
j partiiular? La respuesta es, en sustancia' el uso de degi-sjo¡es
,rn,r función dentro y en pro de la sociedad en cuanto
sistema>>
He aquí cómo de-
i ^urrlorilarias coo vistas a ohjetivos colectivos' ( l)irfSons, 1957 : 139) .
fine este autor el Poder: defi-
Consideremos en segundo lugar el concepto de poder
a de garanl\zar el cum- rrirlo por Hannah Arendt.
Pocler es, por tanto, una capacidad generalizad
dentro <.Elpoder>>, áice,
plimiento de obligaciones vinculantes por parte de unidades
las obligaciones se
de un sistem a de otganización colectiva' cuando
en las notas colecti- ()r'fesponde a la aptitucl humana no sólo de actuar' sino de actuar de
legitiman mediante la referencia a su repercusión (
de un indivi-
ui y doltd., en caso de actitudes recalcitrantes' presuma la ejecu-el
se n)iulera concertada. El poder no es nunca la propiedad
cualquiera que sea ,lr ro; pertenece a un grupo y existe sólo mientras
permanece unido el
ción mediante sanciones situacionales negativas'
(p' 308)' Crru.rdo decimos que alguien está <<en el podeo>' nos referi-
agente efectivo de tai ejecución ,,,r,1-ro.

25
24
EL Ptloln: uN ENI'()QUE RADICAL
EL Pooltt'
l

perso- rlro l)ru'lr conseguir un fin, pero <<jamás será legítima> (p' 52)' E'l
mos efectivamente que tiene poderes de un cierto número de
a
En el momento en que desaparece ¡,,,,|t r', <<lejos de ser un me dio para conseguir
un fin, es, en efec-
nas para que actúe en su nombre.
el grupo que clio origen al poder en un principio
(potestas in populo: rr,,l;r condicíón misma que permite a un grupo de personas pen-
sin rrn pueblo o grupo no hay poder), <<su poder> se desvanece igual- ,,r términos de la categoría medio-fin" (p' 51)'
v rrctuar en
mente (Aren dt, 191 0: 44). l,l objetivo de estas definiciones del poder de Parsons y
.\ r, ilrlt, bastante similares, es prestar un apoyo persuasivo a los
Es ,lrnilzones teóricos generales de sus respectivos autores' En el
r;rs() dc Parsons, vincular el poder a las decisiones autoritarias
el respaldo popular lo que confiere poder a las instituciones <le un \ l;rs ¡letas colectivas sirve para tefotzar su teoría de la integra-
que
país, y tal respaido no es sino la prosecución del consentimiento 1 l()n socíal, basada en un consenso acerca de los valores por el
dio orig..tlu las leyes en un principio' En una situación de gobierno serie de proble-
l,rot'cclimiento de sustraer a la vista toda una
representativo, se supone que el pueblo dirige a quienes io gobier- rrirs que han interesado a los llamados teóricos de la
"coer-
nan. Todas las instituciones políticas son manifestaciones y materiali- ( r()n", justamente en el contexto del <<poden>' Por obra de la
zaciones <lel poder; se petrifican y desmoronan tan pronto como
el
Madison ,1."'linición, fenómenos como la coerción, la expiotación' la ma-
poder vivo dei pueblo deia de sustentadas' A esto se refería
rrrl,trlación y demás dejan de ser fenómenos del poder y, por
cuando decía que <<to<los los gobiernos se basan en la opinión>>' 1o
que ,,rrrsiguiente, desaparecen del paisaje teórico' Anthony Gid-
es menos válido para las diversas formas de monarquía
cual no
,l, rrs ha formulado muy bien este punto:
para las dL'mocracias tP. 4 I ).

.¡r'ti#.:n' I ), rs hechos obvios las decisiones autoritarias muy a menudo


i- La concepción del poder de Arendt asocia a éste con una tfa- ,,irVcn a intereses
-que y que los conflictos más radicales que se
sectoriales
remontarse hasta Atenas y
idi.iOtr y un vocabulario que ella hace rLrrr clt la socieclacl sufgen cle luchas por eI pocler- son definidos al
iRo-u, según los cuales la república se basa en el imperio de la rrrugen cle toda consideración, por lo menos en cuanto fenómenos
i1"y, q.," descansa sobre..el poder del pueblo>
(p' 40)' Des<le esta que ofre-
( ()ncctaclos con el <<poder>>. La conceptualización del pocler

el pooef apafece disociado de la <<relación mando- , t Parsons le permite desplazar todo el peso de su análisis
del poder
iperspecuva,
(p' 44)'Elpoder
iob"di"n.lu> (p. 40) y ¿a cuestión del dominío> ( r1 cuanto expresión de una relación entre indiviáuos o grupos' para
j., .ot."trual: <<no necesita justificación, por ser inherente a la r,r.icntarlo hacia una concepción del poder como <<propiedad del sis-
i misma existencia de las comunidades políticas;io que sí necesita l( lna>>. Se ignora que las <<metas>> colectivas, e incluso los valores sub-
pactada> sobre
itues legitimación... El poder surge siempre que el pueblo se reúne vrtcentes, pueden ser el resultado de una <<disposición

u.tú, concertadamente, pero su legitimación proviene más de l,r base de conflictos entre partes que tienen poderes diferenciales,
toda vez que, para Parsons, el <<poder> supone la existencia previa de
ia r..rnión inicial que de cualquier acción que iuego pueda se-
nrctas colectivas (Giddens, 1968: 265).
guin (p. 52).La uirtlencia, en cambio, es instrumental, es un mc-
27
El pootR. Et pclt>gR: uN ENf()eut Rr\DlcAL

En el caso de Arendt, similarmente, la conceptualización del rlr'r ,, r'n sentido tradicional cuanto alatemática que siempre ha
poder desempeña un papel persuasivo, defendiendo su concep- l,r,',,..'rrpado fundamentalmente a los estudiosos del pod.r. Ér-
ción de <4a res publica,la cosa pública> a la que da su consenti- tr r., insisten en la locución <<poder pata>>, ignorando <<poder so-

miento el pueblo, que <<se comporta de manera no violenta y ar- I'r,'". Así pues, poder indica una <<capacidad>>, una <facilidad>,
gumenta en términos racionales>>, y oponiéndose a la reducción rrn;r <rrptitud>>, no una relación. De acuerdo con ello, el aspecto
de <<los asuntos públicos a una cuestión de dominio>> y alavin' ,,rnf Iictual del poder es, el que se ejerza sobre perco-
culación conceptual del poder con la fieruay la violencia. <<IHa-
-esto
r,rs - dcsaparece enteramente del mapa 1r. Y junto con él desa-
blar de poder no violentor>, dice la autora, <<es una redundan- lritr'('cc el interés fundamental por estudiar en primer lugar las
cia>> (Arendt, L970:56). Estos distingos permiten a Arendt rt'lrrciones de poder, el interés pot garanfizar procurar ga-
hacer afirmaciones como las que siguen: <<Lafiranía, como des-
-o
¡l:11iza¡- la obediencia de las personas superando o evitando
cubrió Mont.rqrri"u, es por tanto la más violenta y menos pode- ,,rr opctsición.
rosa de las formas de gobierno> (p. 41); <<donde el poder está l.n segundo lugar, el propósito de estas definiciones es,
desintegrado, las revoluciones son posibles, pero no necesarias>> ,,tnr<r hemos visto, refotzat ciertas posiciones teóricas; mas
1p.49); <<ni siquiera la más despótica dominación que conoce- t,'tkr lo que se pueda expresar mediante ellas se puede expre-
mos, a saber la del amo sobre los esclavos, que eran siempre más ',;u'con mayor claridad mediante el esquema conceptual aquí
numerosos que é1, sebasaba en instrumentos coercitivos supe- I' r'( )l)uesto, sin que ello implique ocultar a los ojos del observa-
riores en cuanto tales, sino en una organización superior del po- ,1,'r' los aspectos del poder que ellas definen sin
der, esto es, en la solidaridad organizada de los amos>> 1p. 50);
-capitales-
lrisfencia. Así, por ejemplo, Parsons se opone a ver en el po-
<da violencia siempre puede destruir al poder; del cañón de la ,lt'r' un fenómeno de <<suma cero>> y apela ala analogía dela
escopeta sale la orden más eficaz, que lleva a la obediencia más
' r'('ación de crédito en economía, argumentando que el uso
inmediata y perfecta; lo que nunca puede salir de él es poden> ,1,'l poder, como cuando los gobernados denen confianza jus-
1p. 53); <<poder y violencia son contrarios, pues donde el uno tilicada en sus gobernantes, puede alcanzat objetivos desea-
domina de manera absoluta, la otra está ausente. La violencia ,l.rs por todos y que a todos benefician. Se ha dicho, en defensa
aparece dondequiera que el poder corre peligro pero, abando- t lt' csta visión, que <<en cualquier clase de grupo, la existencia de

nada a su suerte, acaba con la existencia del poder> (p. 56). ¡rosiciones de "liderazgo" definidas "engendra" poder, el cual
Tales conceptualizaciones del poder son racionalmente de- t,' lruede usar para alcanzar metas deseadas por la mayoría de
fendibles. Ahora bien, la opinión de este libro es que tienen l,'s componentes del grupo>> (Giddens, 1968:263). Análoga-
menos valor que la enunciada aquí, y ello por dos razones. n)cnte, Arendt dice que los miembros de un grupo que actúan
En primer lugar, existen convincentes redefiniciones del . orrcertadamente están ejerciendo un poder. Con arreglo al es-
poder que son ajenas tanfo a las acepciones capitales de <<po- (lucma conceptual aquí esbozado, todos los casos similares de

2B 29
&- porrgn Et poo¡n: uN ENroeuE
I Id\DrcAL

actividad cooperativa, donde individuos o grupos se vean r rr ,lli^ t. Mapa del poder y sus conceptos afincs
afectados unos por otros signíficativamente, no dánclose con-
flicto de intereses enÚe ellos, serán identificables como casos NO HAY CONFLICTO DE INIEFESES
de <<influencia>>, mas no de <<poder>>. Todo lo que dicen par-
sons y Arendt sobre el comportamiento consensual resulta ra-
zonable, pero lo mísmo ocurre con todo lo que destierran del
lenguaje del poder.
Llegado a este punto, quizá sea útil que presente un mapa
conceptual (fig. 1) del poder y sus conceptos afines las
modalidades de <<afectación significativa>>-, el cual-todas
se ceñirá,
groio moclo, ala tipología de Bachrach y Baratza la que antes
hice referencia. Huelga decir que este mapa en sí es esencialmen-
te contestable y en particular, aunque esté destinado a analizar y
situar el concepto de poder que subyace en los enfoques unidi-
lnf uencra
mensional, bidimensional y tridimensional, no pretendo que por
fueva resulte aceptable para todos los defensores de estos enfo-
ques. Una nzón de ello, por supuesto, es que está desarrollado
desde la perspectiva del enfoque ridimensional, que incorpora
los otros dos y, por consiguiente, va más lejos que ellos. (luc- B haga o piense 1o que deotro modo no haría o pensaría. y
Se podrá comprobar que, en este esquema, el poder puede rrcgativamente, porque B acepta autónomamente las razones
ser o no una forma de influencia, según intervengan o no san- ..lc { de suerte que uno se inclina a decir que
no es { sino que
ciones, mientras que influencia y autoridad pueden ser o no son las razones de A, o la aceptación de éstas por
una forma de pode¡ según intervenga o no un conflicto de in-
¿ las que tie_
rrcn la culpa de que B cambie de rumbo. Sospecho que nos ha-
tereses. La autoridad consensual, sin conflicto de intereses, no llirmos en presencia de una antinomia fundamental (kantiana)
es, por tanto, una forma de poder. t'rrtre causalidad, por un lado, y autonomíay razón,por el offo.
Si la persuasión racional es o no una forma de poder e in- No veo la manera de resolver tal antinomia: simplemente, ac_
fluencia, es una cuestión que no se puede tratat aquíadecuada- t rian aquí presiones conceptuales contradictorias.

mente. Por si sirve de algo, yo me inclino a responder afitmati- Podríamos preguntarnos asimismo si el poder puecle o no
va y negativamente alavez. Afirmativamente, porque es una scr ejercido por A sobre B de forma que coincida con los inte_
forma de afectación significativa: A consigue (o es causa de) lcses reales de B. Es decir: supon€lamos que existe ahora un

t0 )1
EL Potll'n: uN ENFOQUE RADICAL
Et- pounR
noción inevita-
AyB' pero que las preferen- ,1, ll. Ahora bien, la noción de <<intereses>> es una
conflicto entre las preferencias áe si digo
de B' Ante esto' hay l¡l¡ ilrt.r)rc evaluativa (cf. Balbus, 1971, Connolly,I972):
cias de A coinciclen con ios intereses reales que tíenes un
r¡r{ itlso coincide con tus intereses, quiero decir
Jo, ..rp.r"rtas posibles: (1) que A poátía ejercer
un <tpoder a
con el interés
de intereses ,i, ,,', ltn a ello, y si digo que <da política x coincide
.orto p-luro> sobre B (con un conflicto observable prima facie de esa política'
sus intere- ,1, . 1',, esto constituy" .ltu justificación
subjetivos), pero que siempre y cuando B reconozca licencia para emltrr
(2) que I rr ¡icrreral, hablar de intereses procura una
,", ..ul"r, la relación de poder acaba" se autoaniquila; moral y político' No es de extra-
control de Á sobre B ,,,,,1,l, normativos de carácter
la totali<la<l o la mayoría de las formas de de lo que son los intereses
B se opone o se rr;il, l)ues, que concepciones diferentes
ya sean logradas o queden en intento, cuando
r,,rv,Ln asociadascon posiciones morales y políticas diferentes'
resiste, constituyen una violación de la
autonomía de B' que B
el liberal toma a los
hasta el punto de l),' lorma -.ry b.rrdu, se podría <lecir que
tiene un interésrreal por su propia autonomía' relativos a deseos' rela-
con los intereses lr.rrrbres como son y 1", uflitu principios
que tal ejercicio de poder no puede coincidir .o,t 1o que efectivamente desean o
prefie-
respuestas queda , r( )n2rndo sus intereses
reul"s d.B. Está claro que la primera de estas como se manifiestan atra-
una paternalista r('ll, con sus preferencias políticas tal
expuesta al abuso' por cuanto parece brindar 15'
E'l reformista' a su vez' viendo y
,,,'s .le su participación política
licencia panlatiranía; mientras que la segunda proporciona a to-
identificando ,1, 1,1c,runáo q,r" sistema político no dé igual importancia
una defensa anarquista en contra de esa firanía' "1
también relaciona los intereses de
,1, r.; lo, d"r"o, de los hombres,
de influencía con el poder'
la totalidacl o la mayoría cle los casos admite que ello pue-
inclino por adoptar .sros con 1o que desean o prefieren, aunque
Aunque me atrae la segunda respuesta' me indir".tos y subpolíticos: en fo:-^
insistiendo en la t rcvelarse á"
lrr -odo, -á, 1:
lu prit"ru, ..,yo, peligros pueclen ser obviados o disimulados' El
los intereses reales' Tal rlt'scos y preferencias desviados, sumergidos
base empírica que ,i*" pu'n identificar deseos de los hombres
qle procede a optar r',rtlical, empero, sostiene que los propios
identificación no es cosa de A, sino de B' de un sistema que va en contra cle sus
inte-
y' en particular' con l,ucden ser producto
en unas condiciones cle relativa autonomía
.uro, tul", relaciona estos últimos con lo
que desearían
a través de una ,.'r"rt
indepenclencia del poder de '4, por ejemplo "t de elegir
t6' Cada uno
ra' ,r ¡rreferirían si estuviesen en condiciones
particiPación democrática totalidad de deseos actua-
rlc los tres elige una cierta gama de la
de su tasación moral' En
les y potenciales como obj"to relevante
del poder pre-
lcsumen, sugiero que el enfoque unidimensional
srrpone una concepción liberal de los
intereses' el bidimensional
VI. PODERE INTERESES
,'nu .on."p.ión reformista y el tridimensional
una concepción

r'¿clícal. (Y afirmaría que todo enfoque


del poder descansa sobre
qtie A eierce poder
He definido el concepto de poder <liciendo de los intereses
17')
intereses ,rlguna concepción normativamente específica
sobre B cuando A aÍecta a B áe manera contraria a los

))
)2
El ponnn -' Et pootn: UN ENTOQIIE RAI)ICAL

,lrrr ,;( :r
icrlorado durante mucho tiempo por éstos. Dahl descri-
VII, COMPARACIÓN OE LOS ]'RES ENFOQUES 1,, 1,,r..'s, la política pluralista como variaday abierta alavez;
,lr, r ;rsí: <La índependencia, permeabilidad y heterogeneidad
Paso ahora a considerar los puntos fuertes y débiles de los tres ,1, I,'s tliferentes sectores del estrato político g,anntizan
enfoques del poder que he bosquejado. ( r
-o
| " '{ ) ))cnos- que cualquier grupo descontento halle portavo-

Las virtudes del enfoque de la adopción de decisiones, o en- , ¡ , r'r I t'l cstrato político>> (p. 93) . Pero esa diversidad y esa ape r-
foque unidimensional, son obvias y han sido puestas de relieve a nr.r (lr¡c ve Dahl pueden resultar sumamente engañosas si el
menudo: por medío de él de nuevo a Merelman-, el ¡ror['r'sc ejerce en el interior del sistema con vistas a limitarla
-citamos
pluralista <<estudió el comportamiento efectivo, ínsistió en las ,r, L r1,t i<in de decisiones a los problemas aceptables. Adoptando

definiciones operativas y encontró pruebas>> (Merelman, t969a: ,1, , isiones aceptables, individuos y élites pueden actuar por se-

45 1). Sin erirbargo, el problema está en que, haciendo esto, es- I


,,r ;l( l(), pero también pueden actlrar de manera 6e¡ss¡¡¿cl¿
tudiando la adopción de decisiones importantes en el seno de la rr( lrrso no actuar en absoluto-, d. suerte que los problemas -e
comunidad, el pluralista se limitaba a asumir y reproducir las rrr,rr't'ptables se mantengan fuera de la política, con lo cual se
inclinaciones del sistema que estaba estudiando. Al analizar las , \'rrir Llue el sistema se torne más variado de lo que es. <<Un siste -
c{ecisiones en materia de urbanismo, educación pública y nom, ,',., ¡,.rlítico que sea pluralista en su a<1opción de decisiones>, se
bramíentos políticos, Dahl nos revela montones de cosas sobre lr,r ,rlirmado, <<puede ser unitario en su adopción de no decisio,
la diuersidad del poder de adopción de decisiones en New Ha- rr, s', ((Jrenson,I97I: 179).El método de adopción de decisio-
ven. Demuestra que estas áreas problemáticas son independien- rr,'s irnpide la consideración de tal posibilidad. Dahl concluye
tes entre sí y que, en líneas generales, individuos diferentes ejer- ' llr(
c[ sistema es permeable para cualquier ÉJrupo descontento,
cen el poder en áreas diferentes, por 1o que no hay un conjunto l', sólo estudia casos coronados por el éxito y no examina ja-
ro
de individuos, ni una única élite, pues, que tenga un poder de- nr¡r:i los intentos fallidos. Más aún: la tesis de que la influencia
terminante de adopción de decisiones que abarque diversas áre- rr(lilccta da al electorado un control sobre los dirigentes puede
as problemáticas. Arguye Dahl asimismo que el proceso de r r rvt'rtirse . La influencia indíre cta puede igualmente operar para
adopción de decisiones responde a las preferencias de los ciu- rlr¡,cdir a los políticos, funcionarios u otros plantear problemas
dadanos, roda vez que los políticos y funcionarios elegidos que {, l)r'opuestas notoriamente inaceptables para algún grupo o ins-
intervienen en é1 prevén los resultados de futuras elecciones. Se- ritr¡ción cle la comunidad. Puede servir a los intereses de una éli-
ría ínsensato, dice Dahl, <<menospreciar la medida en que los r, , v no únicamente a los clel electorado. En suma, el enfoque
votantes pueden ejercer una influen cia ircdirecta en las decisio- ,rrirlimensional del poder no puede revelar las vías menos visi-
nes de los dirigentes a través de las elecciones>> (Dahl, lrlcs por las que un sistema pluralista pueda ser inclinado en fa-
1961: 101); ningún problema importante para aquéllos es fácil r or de ciertos gfupos y en contra de otros.

)5
i EL PODER Et I,OogR: uN ENFoeuE n{DtcAL

El enfoque bidimensional revela algo más a este respecto enfoque tridimensionar ofrece la posibilida
d de rcarizar
-lo
que en sí constituye un progreso considerable-, pero se '
r,rl ¿rnálisis. Dicho de otro modo, of."." lu perspectiva de una
limita a estudiar situaciones donde 7a movilizacLón de las in- .r¡rlicación sociológica seria no meramente personaliza-
clinaciones puede ser atribuida a decisiones de individuos, -y
con el consiguiente efecto de impedir que los agravios obser-
,l,r
- de.cómo los sistemas políticos impiclen qr" lu, reivindica_
, iorres se conviertan en problemas
políticos o incluso que sean
vables sean abiertos o encubiertos- se conviertan en Ir'muladas. Pues bien, la objeción crásica
-ya
problemas dentro del proceso político. A mi entender, ello
a esro ha ,iáo plan-
tt'rrda a menudo de esta forma por
los pluralistas: ¿cómo o
explica en buena medida la gran endeblez e insuficiencia del Oo,
sible estudiar no digamos e"plicur_ ulgo qr" ,o hu ,rr."_
estudio de Bachrach y Bantz sobre pobr eza, raza y política -y
,lirlo? Pero escuchemos a polsby:
en Baltimore. En realidad, todo este estudio no es más que
üna exposición de las diversas decisiones del alcalde y ulg,_r- I ..1 se ha sugerido que los no acontecimientos hacen
una poiítica
rrrris significativa que los acontecimientos que
nos dirigentes empresariales con el objeto de impedir qrr"-iu, hacen política. He
un tipo de aseveración que, siendo plausible
incipientes reivindicaciones de los negros de Baltimore se 'rr¡uí y a*activa hasta
t icrto punto, presenta obstácuros
conviertan en problemas políticamente amenazadores _me_ verdaderamente insuperables al
irrvestigador. Podemos sondear rápidamente
diante estratagemas tales como entrevistarse ciertas personas, la profrndi,lad del
,rlrismo admitiendo que los no acontecimientos
son mucho más im-
crear grupos de trabajo para quitar hierro al problema de la
¡rrrrtantes que 10s acontecimientos e inquiriendo con precisión
pobreza, apoyar determinadas medidas de asistencia social, cuóles
lc los no acontecimientos han de
' ser considerados los más significa-
etc.-, además de una exposición de cómo consiguieron los rivos en la comunidad. Seguro que no
torlos ellos. po¡ cada i.on,._
negros tener acceso ala política mediante una lucha declara- t'imiento (independientemente de cómo
sea definiclo) que tenga lu-
da que incluyó disturbios. Este análisis es superficial justa- rlar, debe haber infinitas alternativas.
Entonces, ¿cuáles de los no
mente porque se limita a estudiar las decisiones individuales ;rcontecimientos han de ser considerados
significativos? Una res_
adoptadas para impedir que reivindicaciones potencialmente puesta satisfactoria sería quizá: aquelios
resuitados deseados por un
amenazadoras se volvieran políticamente peligrosas. IJn aná_ significativo número de actores en ra comunidad,
pero no .orr.g.,idos.
lisis más profundo se ocuparía también de todas las comple_ lin la medida en que taies metas son en
cierto mocl0 explícitamente
jas y sutiles maneras en que la inactiuidal de los dirígentes lrerseguidas por algún secror de la comunidad, er métoclo
y el de estudio
empleado en New Haven tiene posibiliclades
mero peso de las instituciones industriales y e<lu_ razonables de captar-
-políticas, Ias' una fespuesta totarmente insatisfactoria
cativas- sirvieron durante tanto tiempo para mantener a los sería: cie¡tos no aconte,
cimientos estipulados por observadores
neélros apartados de la política en Baltimore; y, de hecho, du_ ajenos sin hacer referencia a
los deseos o actividades de quienes ..rid"n
rante un largo período los mantuvieron apartados incluso de en las comunidades.
Irsta respuesta es insatisfactoria porque
es a todas iuces inadecuado
intentar participar en ella. que personas ajenas a la comunidad
escojan entre todos ros posibles

J6
J1
EL Po¡l'R: IIN ENFOQUE ITADICAL
Er- pclosn

resultados que no se han dado un conjunto que ellos consideren im- l,r irrpresión de que el ejercicio del poder es asunto de unos in-
portante pero no los ciudadanos de la comunidad. Es probabie que ,lividuos que actúan conscientemente para afectat a otros' Hay
( ricn parece sentirse incómodo al hablar de grupos, institucio-
esta aproximación prejuzgara los resultados de la investigación"' |l
(Polsby, 1963 96-97). rrcs o colectivos que <<ejercen>> el podeq o de individuos o co-
lcc.tivos que lo hacen de manera inconsciente. He aquí un inte-
r(,sanre ejempio de integración de presunciones individualistas
De manera similar, Wolfinger arguye que <.1a ínfinita gama
,' irrtencionales en nuestro lenguaje, aunque en sí no aporte ra-
de posibles no decisiones [.'.] nos revela la adaptabilidad de la
idea a las diversas perspectivas ideológicas> (\X/olfinger,I97la" ztin ninguna para tales presunciones. A continuación propon-
1078). Es más: supongamos que aventuramos <<una teoría de ¡,, abanclonar tales presunciones y hablar del ejercicio del po-
los intereses políticos y el comportamiento racional>> que espe- ,lcr bien por parte de indivíduos, bíen de grupos, instituciones,
r'tc., y de manera bien consciente, bien inconsciente' Una
justi-
cifiqué cómo se conducirían las personas en ciertas situaciones
si fueran abandonadas a su suerte, y usémosla para apoyat la licación negativa de tal uso revisado es que no disponemos de
rrtra palabra que reúna los requisitos, porque <<ejercer>> (exert)
afirmación de que si no se comportan así es debido al ejercicio
<<ejercen> o <<ejetcitar>> (exer-
del poder. En ese caso, <líce \il/olfinger, no tenemos manera de ¡,Ocler es ligeramente diferente de
decidir entre dos posibilidades: que hubo ejercicio de pode¡ o ,'isc) elpoder. Más adelante daré una justificación positiva'
que la teoríaestaba enada (p. 1078). IJn segundo aspecto en el que la expresión <<eiercer el po-
La primera puntualización frente a esos afgumentos' tan ,lcn> resulta problemática es que encierra una interesante e im-
definía el
convincentes en apariencia, es que pasan de una dificultad me- l)ofranre ambigüedad. Me referí anres a que Dahl
todológica a una aserción sustantiva. Sólo porque es difícil o cjercicio del poder en términos de que á consigue que B haga

incluso imposible demostrar que se ha eiercido poder en una rrlgo que de otro modo no haría. Sin embargo, esto' así dicho,
cs demasiado simple.
situación determinada, no se deduce que podamos concluir
Supongamos que puede normaltnente afectat a B' E'ilo
z1
que no se ha eiercido. Más importante aún es que no creo que
sea imposible identificar un ejercicio del poder de este tipo' cquivale a suponer que, en el contexto de (lo que se supone que
ejercer el po- cs) una situación que se desarrolla normalmente, si '4 hace x,
¿Qué es un ejercicio del poder? ¿Qué significa
der? Un examen detallaclo revela que la locución <<ejercicio del consigue que B haga 1o que de otro modo no haría' Aquí, x, la
poden> <<ejercer el poderr>- es probiemática en dos senti- acción de,4, es suficiente para conseguir que Bhaga lo que de
-o
dos por lo menos. otro modo nohaúa. Supongamos, empero, que eso mismo ocu-
En primer lugar, en su uso cotidiano encierra una conno- rre con,4,. También,4, puede afectar normalmente a B; su ac-

tación doblemente desafortunada. A veces se le atribuye un ca- ción, también es suficiente para conseguir que Bhaga lo que
¡
rácter individualista e intencional alavez' es decir, parece dar de otro modo no haría, justamente de la misma manera' Supon-

38
El P(loun: uN lrNFoQlllr RADICIAI'
Er potrun
poder efectivo'
gamos ahora que A y A, aclúan.oh ..rp".to a B simulfánea- ilil;r ('osa particular, pero al ejercer sobre é1 un
¡,,,.. .'1" lograr cambíar
el rumbo de B de muy variadas maneras'
mente y que B cambia su acción en consecuencia. Está claro que
l,rrr sólo en el caso en que el cambio de
rumbo deB coíncida
aquíla acción o el cambio de rumbo de B está sobredetermina-
( )n los ileseos de 1, es clecir en que
/' se asegure la obediencia
do; A y Arhan afectado ambos a B <<ejerciendo el poder>>, pero '
,1,' /1, podemos hablar propiamente de un
ejercicio ktgrado de|
el resultado es idéntico al que se habría producido en caso de
<<afectar>> se convierte aquí en <<controlar>>'
Es' dicho se a
afectade cada uno por su lado. Dadas las circunstancias, es inú- ¡,,'.1.. o consecu-
til preguntarse cuál de ellos produio el cambio de rumbo, es de- ih'l)aSo, en este caso de ejercicio logrado del poder'
exclusivamente
cir cuál de ellos introduio una diferencia en el resultado, pues 1o , i.,n cle la obediencia, en el que se concentran
li.rcl-rrach yBaratz. El eiercicio logrado del
poder puede ser
hicieron ambos. Ambos <<e1'ercieron el poder>, en un aspecto,
( ()ncebiclo como subespecie del ejercicio
efectivo del poder' si
esto es, un poder suficiente para producir el resultado, aunque
operativo
no se puede decir que uno de ellos inrodujo una diferencia en lricn se podría sostener que allí donde del ejercicio
,le I poder se sigue una obediencia, hay
también una forma
el resultado. Llamemos, pues, op(ratiuo a este aspecto del "ejer- -in-
,l.tcrminada- de eiercicio logrado del poder')
_--,. cicio del poder".
Poclemos proceder ya al análisis de aquello que comporta
Comparemos ahora este caso con aquel otro en que,4 sí in-
(.xactamente la identifícación de un eiercicio del poder'ét-ri- |

troduce una diferencia en el resultado, esto es, en el contexto


pqder
l,trir un- ei.erci.g-"-',1e1 otras cosas' la doble
lmpli-c4,.er-rI.rq
i

<le una situación que se desarrolla normalmente, A, al hacer 4


(p.4gja.de,astuar) de una determina'
consigue en efecto que B haga lo que de otro modo B no haría. 1,r etensü-n'dg-g1t"a a.q,ia.

v-áu" A f-tr." lo que de


oro modo no harí4' (E'mpleo
Ahí, x es una causa interpuesta que distorsiona el curso normal ,f
" -ái"i, que incluye
de los acontecimientos, al contrario que en el primer caso' so- ,,q.rí ei térmrno ..hacer,, en sentido muy amplio'
bredeterminado, donde bypothesi-hay dos condiciones .,i.rrrurrr, <<desear>>, <<sentir>>, etc') En el caso de un ejercicio
-ex .f".tiuo clel po<ler, A consigue que B haga 1o que de
otro modo
suficientes interpuestas, de modo que no se puede decir de
del poder' A' |ln-
ninguno que haya <<introducido una diferencia>>, y ello justa- no i-raría; en el caso cle un eiercício operativo
consigue
mente por la presencia del otro: el curso normal de los aconte- tamente con una u otra de las condiciones suficientes'
que B haga lo que de oro modo no haría' De aquí que' en ge-
cimientos es distorsionado por la presencia de la otra condi-
ción suficiente interpuesta. En este caso, por el contrario, n..ul, .,tulquier atribución cle un ejercicio del poder -inclui-
das, por ,.tp.t"rro, las de Dahl y sus.colegas-
implique síem-
puede decirse que la intervención de,4 introduce una diferen- á
pr" en el sentido de que (a no ser por A' o por
.rr-tu ficción,
cia en el resultado. Llamemos, pues, efectiuo a este aspecto del
..ejercicio del poder". jrl.rto .o.t cualquier otra condición suficiente) B habría hecho
cle otro mo,1o, por ejemplo, b'Es ésta
una de las razones de
(Vale la pena considerar una distinción más, que se refiere a
que el con-
qué dlferencia intoduce,4 en el resultado. -4 desea que B haga que tantos pensadores insistan (erróneamente) en

41
40
Er$oorn Et- Poo¡'n: uN ENFoQUE RADlcAl

i
flicto efectivo y observable ei esencial para el poder (aunque supone un progreso teórico real en el estudio empírico de las
hay sin duda otras razones teórícas y, ciertamente, ideológicas)' lclaciones de poder.
Porque tal conflicto proporciona la ficción pertinente yalista, El libro intenta, de manera explicita, hallar una forma de
por así decir. Si Ay B se hallan en conflícto ente sí quiere cxplicar las <<cosas que no suceden>>, suponiendo que el <<ver-
-,4. ,ladero objeto de la investigación no es la actividad política,
ay B quiere ó-,
entonces, si /. prevalece sobre B, podemos su-
poner que B habría de otro modo hecho á. Donde no haya un sino la inactividad político> (pp. vn, 26). ¿Por qué, se pregunta
( )renson, el problema de la contaminación atmosférica no se
conflicto observable entre /.y B, entonces debemos buscar
en algunas ciudades
otras razones para plantear la ficción pertinente' Es decir, de- Planteó tan pfonto o con tanta intensidad
bemos buscar otras razones indírectas, para poder afirmar que irmericanas? Su objeto, en otras palabras, es <<averiguar ["'1 por
si,4 fio hubiese actuado (o dejado de actuar) de cierta manera c1ué muchas ciudades y pueblos de Estados Unidos no hi-

el caso del poder operativo, sí otras condiciones sufi- cieron una cuestión política de sus problemas de contamina-
-y,'bn no hubieran sido operativas-, entonces B habría pen- ción atmosféricu (p. vil), ilustrando así el carácter de los siste-
cientes
sado y actuado de forma diferente de como en efecto piensa y mas políticos locales, particularmente en 1o concerniente a su
actia.En suma, necesitamos justificar nuestras expectativas de <permeabilida#. El autor demuestra primeramente que las di-
que B habría pensado o actuado de forma diferente, y también lerencías en el tratamiento de la contaminación no son atribui-
necesitamos especificar el medio o el mecanísmo por el que á l¡les tan sólo a diferencias en los niveles efectivos de contami-
ha impedido a B hacer tal cosa o ha actuado (o dejado de ac- nación o a rasgos sociales de las poblaciones en cuestión' Acto
tuar) de manera suficiente para impedirlo. seguido procede a un minucioso estudio de dos ciudades veci-
No veo razones para suponer que una u otra de estas afir- nas en el estado de Indiana, igualmente contaminadas y con ci-
maciones no pueda ser mantenida en principio, aunque tampo- fras de población similares. Una de ellas Chicago-
-East
co pretendo que sea fácil hacerlo, ya que esto requiere cierta- tomó medid as paralimpiar su atmósfer a en 1949, mientras que
mente ir bastante más leios que la mayoúa de los análisis del \a otra-Gary- contuvo la respiración hasta 1962. Resumien-
poder en la ciencia política y la socíología contemporáneas. do, el autor explica la diferencia diciendo que Gary es una ciu-
Por fortuna, el libro de Matthew Crenson The un-politics of air dad dominada por una sola empresa, la U' S. Steel, con una
pollution: a study of non'decisionmaking in the cities (Crenson, fuerte organización partidista, mienras que East Chicago tenía
1971) nos proporciona un buen ejemplo de cómo abordar esa una serie de acerías y carccia de organizacíón partidista fuerte
tarea. Podemos situar el marco teórico de este libro en la fron- cuando se aprobaron las ordenanzas sobre conffol de la conta-
tera entre el enfoque bidirnensional del poder y el tridimensio- minación.
nal: 1o considero una seria tentativa de aplicar empíricamente El argumento (que el autor documenta con un convincente
el primero con ciertos elementos del segundo. Por esta razón, detallismo) es que la U. S. Steel, constructora de Gary y res-

42 4)
Et- pttosn EL Pcloln: uN ENFOQUE RADICA

ponsable de su prosperidad, impidió eficazmente durante lar- nrlnación atmosférica era terrible, dándote palmadas en la espalda.
go tiempo que se planteara siquiera el problema, gracias a su l)cro nunca hacían naáaen un sentido o en oro' ¡Si hubiera habido al
reputación de poder que actuó sobre las reacciones previsibles; rrenos forcejeo, algo se habría podido lograr"'l>>' ParaTa evolución
,lcl problema de la contaminación atmosférica de Gary, 1o que U' S'
L

: posteriormente, durante una serie de años' frustró los intentos


Steel no hizo fue probablemente más importante que lo que hizo
i. de plantear el problema; e influyó decisivamente en el conteni-
lpp.7 6-77 ).
do de las ordenanzas contra la contaminación finalmente pro-
mulgadas. Más aún: todo esto 1o hizo sin actuar en la arena po-
lítica ni entrar tan siquiera en ella. Su <<mera reputación de De estos dos minuciosos estudios de casos, el autor pasa a
poder, no respaldada por actos de poder>> resultó <<suficiente trn análisis comparativo de datos de entrevistas mantenidas con
para impedir que surgiera el problema del aire sucio>> $. I24): clirigentes políticos de cincuenta y una ciudades, cuyo propósi-
y cuando finalment" surgíó (en buena parte por la amenaza de to era verificar las hipótesis a que dieran lugar los estudios de
una acción federal o estatal), <<1a U. S. Steel 1...1 influyó en el los dos casos. En forma resumida, sus conclusiones son que <<el

contenido de las ordenanzas sobre contaminación sin tomar problema de la contaminación atmosférica tiende a no prospe-
medida alguna, con lo que puso en entredicho la máxima plu- rar en aquellas ciudades donde la industria goza áe una feputa-
ralista de que el poder político pertenece a los actores políti- ción de po<lerr, (p. 145), y que <allí donde la industria guarda si-
cosr> (pp. 69-70).La U. S. Steel, dice Crenson, ejerció influencia lencio acefca de la contaminación del aire, las esperanzas de
<.desde puntos situados fuera del ámbito del comportamiento vida del problema de la contaminación tienden a disminuir>>
político observable [...]. Aunque la empresa rara vez intervi- $.124).una organización partidista fuerte e influyente inhibi-
no directamente en las deliberaciones de los encargados de la rá también el desarrollo del problema de la contaminación,
política sobre contaminación atmosférica de la ciudad, pudo toda vez que no es probable que las reivindicaciones de ttna at-
sin embargo afectar a su radio de acción y a sus orientacio- mósfera limpia reporten ese tipo de beneficios específicos que
nes...>> (p. 107). Crenson dice: buscan los aparatos de partido americanos, por más que, allí
donde la industria tiene una reputación de gran poder, un parti-
Los activistas que combatían ala contaminación en Gary fueron du-
clo fuerte acrecentará las esperanzas de vida del problema dela
rante mucho tiempo incapaces de conseguir que la U. S. Steel adopta-
contaminación, dado que se esforzarápor adquírir influencia en
se una postur a clara. Rememorando los tristes días del debate en tor'-
el ámbito industrial. En general, Crenson argumenta de modo
no a la contaminación, uno de ellos decía que la actitud evasiva de la
mayor empresa de la ciudad fue un factor decisivo a la hora de frus-
convincente que el control de la contaminación es un buen
trar los primeros esfuerzos por promulgar una otdenanza sobre con- ejemplo de un bien colectivo cuyos costos específicos se con-
trol de la contaminación. Los ejecutivos de la compañía, agregaba, centfan en la índustria; así pues, la oposición de esta última será
solían limitarse a asentir comprensivamente <<y admitir que la conta- fuerte, mientras que el apoyo a la misma será relativamente dé-

45
Et- pottER EL poonn: uN ENFOQIJT R{DICAL

bil, puesto que sus beneficios son difusos y no es probable que sional de la adopción de no decisiones al estilo de Bachrach y
atraig^na los dirigentes de partido dedicados al chalaneo de in- l\'¿ratz. Por otro lado, empieza a rebasar en tres aspectos la
fluencias. Por otra parte, cosa que resulta muy interesante, l)()stura de éstos (tal como se presenta en su libro). En primer
Crenson usa contra los pluralístas el argumento de que los pro' Irrga¡ la adopción de no decisiones no es interpretada en térmi-
blemas políticos tienden a estar conectados entre sí; de ese nos behavioristas, como si sólo se manifestase a través de deci-

modo, los problemas colectivos tienden a otros problemas co- siones (de ahí el hincapié en la inacción: <{o que U. S. Steel no

lectivos, y viceversa. Así pues, <<al plantear un punto del progra- lrizo...>>); en segundo lugar, tiene un carácter no individualista y

ma político, los activistas cívicos pueden arrinconar otros pro- considera el poder institucional 18; por último, examina las ma'
blemas>> (p. 170): r)cras en que, a través del ejercicio de ese poder, se impide que
sc planteen reivindicaciones. Así pues,
i
Allí dondé los negocios y el desarrollo indusrial son motivo de preo-
cupación a nivel local, el problema de la contaminación del aire tiende lirrmas y prácticas políticas locales pueden inhibir incluso la aptitud
a ser ignorado. La preponderancia de un problema parece estar rela- ,le 1os ciudadanos de transformar un descontento difuso en una rei'
cionada con la subordinación del otro, y la existencia de esta relación vindicación explícita. En resumen, hay una especie de ideología inar-
pone en entredicho la idea pluralista de que los diferentes problemas ticulada en las institucioncs políticas, incluidas aquellas que parecen
políticos tienden a surgir y venirse abajo independientemente (p.165) ' scr las más liberales, flexibles y autónomas: es una ideología en el sen-
riclo de que fomenta la percepción y una articulación selectivas de los
lrroblemas y conflictos sociales... (p.23).
El argumento general de Crenson es que existen <<limitacio-
nes políticas en lo que respecta al alcance de la adopción de de-
cisiones>>, de suerte que <<1a actividad de adopción de decisio- De esta manera, <<las instituciones y los dirigentes políticos
nes viene encauzaáay orientada por el proceso de adopción de locales pueden... ejercer un considerable control sobre aquello

no decision"tt (P. 178). En oras palabras, el pluralismo <<no es por lo que la gente decide interesarse y sobre el vigor con que
una gannlia de apertura política o de soberanía popular>>; y ni articula su interés>> (p.27):las restricciones impuestas con res-
el estudio de la adopción de decisiones ni la existencia de una pecto al alcance de la adopción de decisiones pueden <<atrofiar
<diversidad perceptíble>> nos dirán nada acerca de <<esos gru- la conciencia política del público localr>, confinando las opinio-

pos y problemas que puedan haber sido excluidos de una vida nes minoritarias a las minorías y negando <<a las minorías la

política urbana>> (p. 181). oportunidad de convertirse en mayorías> (pp. 180-81).


Dije antes que el marco teórico del análisis de Crenson se El análisis de Crenson es impresionante porque satisface el
sitúa en la frontera entre los enfoques bidimensional y tridi- doble requisito antes mencionado. Hay razones para esperar
mensional del poder. Es, a primera vista, un estudio bidimen- que, si todo 1o demás siguiera igual, la gente preferiúano ser en-

41
El Pooqn El Prlotn: uN ENFcx)uE I{\DICA

venenada (suponiendo, en particular' que el conffol de la conta- , krs es más que plausible (suponiendo que tal alternativa no im-
Y en tercer lugaq el estu-
minación no signifique forzosamente desempleo), aun cuando ¡,licase un incremento del desempleo).
ni siquiera puedan articular sus preferencías; y se ofrecen prue- ,lio de Crenson aporta datos comparativos en apoyo de la afir-
bas incontestables de los procedimientos con que ciertas insti- rrrrrción de que en circunstancias diferentes, en las que el
tra- srrlruesto poder no decisorio se mostrase no operativo lo
tuciones, y específicamente U. S. Steel, en buena medida a -o
vés de la inacción, impidieron que el interés de los ciudadanos Irrcra en menof grado-, pefsonas con cafacterísticas sociales
por no ser envenenaclos se expresara (si bien otros factores' de ,,cluiparables hicieron esta elección y la ejecutaron, o 1o hicieron
carácter institucional e ideológico, exigirían una explicación
1e.
('on menos dificultad

más cabal). Así pues, están justificadas tanto la ficción


pertinen- Ello no obstante, a veces es exraordinariamente difícil jus-
te como la identíficación de un mecanismo de poder' trlicar la ficción pertinente' ¿Podemos suponer siempre que
lrrs víctímas de la injustrcia y la desigualdad, a no ser por el
t'icrcicio del poder, se esforzarían por conseguir la justicia y la
igualdad? ¿Qué ocurre con la relatividad cultural de los valo-
VIll, DIFICUL|ADES rcs? ¿No es este supuesto una forma de etnocentrismo? ¿Por
c¡ué no decir que la aquiescencia dentro de un sistema de valo-

De todos moclos, quisiera concluir con una nota problemálica' lcs rechazado por como el comunismo ortodoxo
<<nosotros>>,

aludiendo a las dificultades peculiares con que tropieza el enfo- o el sistema de castas, es un caso de genuino consenso respec-
que ffidimensional del poder primero para justificar la ficción to de valores diferentes? Mas ni aun aquí queda fuera de nues-
pertinente y segundo para identificar el mecanismo o proceso tro alcance el apoyo empírico. No es imposible aducir pruebas
de un supuesto ejercicio del poder' por la naturaleza del caso, habrán de ser indirectas-
-gue, la afirmación de que un aparente caso de consen-
En primer lugar, justificar la ficción pertinente no siempre para apoyar
resulta tanfáctTcomo en el caso de la contaminación atmosférica so no es genuino, sino impuesto (aunque existan casos mixtos,

de Gary (Indiana). Hay una serie de factores en este caso


que con respecto a los diferentes grupos y componentes del siste-
juicio de
pueden no estar presente en otros' En primer lugaq el ma de valores).
del carcere,
valor implícito en la especificación del interés de los ciudadanos ¿Dónde hallar tales pruebas? En los Quaderní
ya c1e Antonio Gramsci, hay un interesantísimo pasaje
que trata de
de Gary por no ser envenenados es difícilmente discutible'
que se basa, como clice Crenson' en opinión del observador
<da csta cuestión, donde el autor establece un contfaste entre <<el
ur"rrudel valor de la vida humana>> (p' l)' En segundo lugar' la pensar y el hacer, o sea, la coexistencia de dos concepciones del
hipótesis empírica de que tales ciudadanos, si tuvieran la
posibi- mundo afitmadacon palabras y otra que se despliega en
lidad de elegir y más información, preferirían no ser envenena- el hacer efectivo>> (Gramsci, 1,971 11929-19371 326)' Dice

4B 49
Et Poonn: uN ENIoQUE RADICAL
EL PoDIR

llLrmpido violentamente la continuidad de ias relaciones entre la Igle-


Gramsci que cuando ," pro,l.tr.á tal contraste tten 1a manifes-
sirr y ios fieles, como ha ocurrido durante la Revolución francesa, la
tación vital de amplias masas>>, lglcsia ha sufrido pérdídas incalculables (p. 3a0).

tiene que ser expresión de contrastes más profundos de orden histó- En cuanto a ejemplos contemporáneos, consideremos las
rico-social. Sígnifica entonces que un grupo social, provisto de una
lcacciones de los checos ante la relajación del aparato de poder
concepción propia del mundo, aunque sea embrionaria, pero mani-
..'n 1968.
fiesta en la accíón (1o que quiere decir que se manifiesta ocasional-
Pero también se pueden buscar pruebas en <<tiempos nor-
mente) irregularmente, o sea, cuando ese grupo se mueve como un
nrales>>. Nos interesa averiguar qué es lo que el ejercicio del po-
conjunto orgánico), tiene, por razones de sumisión y subordinación
,ler impide hacer en ocasiones hasta pensar- a la gente'
intelectual, una concepción del mundo no propia' sino tomada en -y
préstamó de otro grupo, y la afitma verbalmente, y hasta cree seguir- l)e ahí que debamos examinar cómo reacciona la gente ante las
lu, po.qü. efectivamente ia sigue en <<tiempos normales>>' o sea cuan- ,rportunidades mejor dicho, las oportunidades entendidas
-o,
do la conducta no es independiente y autónoma, sino, como queda ,'oms ¡¿lss- de eludir la subordinación en sistemas ierárqui-
dicho, sometida y subordinada (p' )27)20. cos cuando éstas se dan. En este contexto, los datos sobre mo-
vilidad social pueden adquirir un significado teórico nuevo y
Aunque quepa no aceptar esa affibución a un grupo social sorprendente. El sistema de castas es concebido con frecuencia
de <<una concepción propia del mundot', qrizá resulte suma- como un posible candidato a <<caso de genuino consenso res-
mente instructivo bien no concluyente- observar cómo ¡recto de valores diferentes>>. Ahora bien, el reciente debate
-si
se comportan las personas en <<tiempos anormales>>' cuando acerca de la <.sanscútización>> sugiere otra cosa. De acuerdo
(ex bypothesz) <<sumisión y subordinación intelectuales>> brillen con Srinivas, el sistema de castas
por su ausencia o estén mermadas, cuando el aparato del poder
sea eliminado o mitigado' El mismo Gramsci cita el eiemplo
de rllsta de ser un sistema rígido, donde la posición de cada componente
esté fijada para siempre jamás. El movimiento siempre ha sido posible,
<<la fortuna de las religiones y de las iglesias>>:
cspecialmente en 1as regíones intermedías de la jerarquía. En el piazo
cleuna generación o dos, una casta inferior podía izarse a una posición
La religión, o una determinada iglesia, mantiene su comunidad de
rnás alta dentro de la jerarquía haciéndose vegetariana y abstemia y
fieles (dentro de ciertos límites de las necesidades del desaffoll0 his-
sanscritizando su ritual y su panteón. En suma, adoptaba 1o más rápi-
tórico general) en la medida en 1a cual alimenta permanente y organi-
lu- damente posible las usanzas,los rítos y las creencías de los brahmanes,
zadamente la fe, repitiendo imperturbablemente su apologética'
con argumentos análogos y y si bien prohibida en teoría, tal adopción de estilo de vida brahmáni-
chando siempre y en todo momento
co por una casta inferior parece haber sido frecuente' Este proceso ha
manteniendo una jerarquía de intelectuales que den al menos a la
fe
ha inte- recibido el nombre de <<sanscritiz ación>>..' (Srinivas, 19 5 2 : ) 0\'
la apariencia de la dignidad del pensamiento' Cada vez qüe se

t0
Et- Poor,n: LIN ENFoQIJE IL{Dr:AL
El pctnun

'
( r )nsideremos las <<salidas>> a que han recurrido los intocables y,
Srinivas alega que el .<progreso *onómico ... parece llevar
.,.lrc todo, la conversión masiva a otras religiones22. En diversos
a la sanscritización de las costumbres y el modo de vida de un 2r,
grupo>>, lo que, a su vez, depende del ..deseo colectivo de as- ¡,,'r'íodos de su historia, los intocables abrazaron el islamismo
,'l clistianismo y el budismo2a porque proclamaban principios
cender en la estimación de amigos, vecinos y rivales>> y va se-
rlirrrrlitarios y ofrecían Ia espennza de sustraerse a la discrimina-
guido de <la adopción de métodos con ayuda de los cuales se
, irin de casta2'.
eleva el status del grupo>> (Srinivas, 1962:56-51). Parece que
Concluyo, pues, que en general se pueden aducir pruebas
tal deseo va precedido de ordinario por la adquisición de ri-
(rrtrnque, por la natutaleza del caso, tales pruebas nunca serán
qlreza,aunque también parece ser impofiante la adquisición de
('()ncluyentes) que corroboran las ficciones pertinentes implíci-
poder político, educación y mando. En resumen, las pruebas
trrs en la identificación de los ejercicios de poder del tipo tridi'
sugieren que existe una significativa diferencia entre el sistema
rrcr-rsional. Es posible tomar medidas para averiguar qué es lo)"*
de castas qlre concibe el <<pueblor> y el que se da en la realidad i
(luc, de otro modo, habría hecho la gente .. li
(Srinivas, I^962:56). Lo que para el observador puede parecer
un consenso de valores que santifica una jerarquía extrema, su-
mamente precisa y estable oculta en realidad el hecho de que
llrr segundo lugar, ¿cómo se puede identificar el proceso o me-
las oportunídades de ascender dentro del sistema percibidas
( rnismo de un supuesto ejercicio del poder de acuerdo con el
por las castas inferiores son aprovechadas muy a menudo, si no
('r)foque tridimensional? (Prescindiré de los problemas adicio-
invariablemente.
identificación de un ejercicio operativo del
rr,rles que plantea la
Se podría alegat que éste no es un argumento muy convin-
cente, ya que la movilídad ascendente dentro de un sistema je- 1,oder, es decir del problema de la sobredeterminación. Ello
nlcrece un tratamiento aparte.) Existen tres rasgos, distintivos
rárquico implica la aceptación de la ietatquia, de modo que las
,lcl enfoque tridimensional, que plantean al investigador pro-
castas sanscritizantes no rcchazan el sistema de valores, sino
l,lemas de peculiar agudeza. Como ya he dicho, tal ejercicio
que lo hacen suyo. Mas a ello cabe replicar que éste es precisa-
(observable). En
mente un caso de vida brahmánico y, en general, la posición de ¡,uede implicar inacción en lugar de acción
scgundo lugaq puede ser inconsciente (cosa que parece admitir
casta es considerada adscribible , hereditaria e inalterable.
t¿mbién el enfoque bidimensional, pero éste insiste asimismo
Cabe aducir, empero, otra prueba menos ambigua, relacio-
en que las no decisiones son decisione-t, y en ausencia de expli-
nada con el sistema de castas indio, que respalda la tesis de que
caciones adicionales, una decisión inconsciente se asemeia a
lainteúorización del status áe subordinación es una consecuen-
trna contradicción). Y, en tercer lugaq el poder puede ser ejer-
cia del poder. Consideremos los efectos surtídos por la intro-
cido por colectividades, tales como grupos o instituciones'
ducción del sufragio universal en la aceptación del principio ie-
Ilxaminemos esas dificultades una por una.
rárquico por las castas inferiores2l. Más expresivamente aún,
51
52
E'L Poogn: uN ENFoQUE MDicAL
Et- Poogn
i
allí
el motivo o significado <reab>
rJniu""más hemos de vér- ti¡,o freudiano' de determinar
En primer lugar está la inacción' de observador y observado'
,l,rnde difieren lu, i"t"'p"taciones
Ciertamente' allí donde y ha sido exhausti-
noslas aquí con un no acontecimiento' *,,-l esta <lificultad es bien conocida
atribuida alainac- "*lr.r.,
lu snpr".iórl de un problema potencial sea vrrmente analizaáay no es
peculiar del análisis del poder' Identi-
identifi-
.iO.r, ,"rrdr.mos un doble no acontecimiento' ¿Cómo del poder del segundo tipo
parece
paso hacia la res- licar un ejercicio inconsciente
car empíricamente tal situación? E'l primer De veras problemático es el
no tiene por rro plantear problemas especiales'
prr"r,u .onristirá en percatarse de que la inacción quepa esperar del agente un co-
No actuar de tipo tercero, en casos donde no
qué ser un no acontecimiento carente de rasgos' de su acción' ¿Podrá afirmarse
nocimiento de las consecuencias
puede muy bien tener con-
cierta manefa en una situación dada poder sobre B allí donde el conoci-
especificables allí donde actuar de esa
manera sea ,rrofiu-.n* queÁ ejerce un no sea accesible a
rniento <le los efectos de á
secuencias B
consecuencias' "'-t '""tillumente a in-
una posibiliJad hipotética con determinadas por parte de '4 de tales efectos obedece
ser un ,4? Si la ignorancia
fttj, ,,in, lu ..ihr"..r"tcia de la inacción puede muy bien ."n;;^á (remediable) de averiguarlos' la respuesta
tendrá que
aparición de un pro-
no acontecimiento adicional, como la no ser afirmativu' Aho'u bi"", ullí áotd" no pudiera averiguarlos
fl"-u político, allí donde , ex bypothesi' las acciones en cuestión sencillamente' no estuvieran
disponibles conocimien-
habrianocasionado esa aparición. En
principio' no parece im- -porq.t", un ejer-
tos factuales o técnicos,
pongamos pof caso-' hablar de
relación entre la inac-
posible establecer aquí un nexo causal; la carente de sentido' Consi-
la contami- cicio del pocler put"tt'io' Jo-pl"to
.i¿r, d" U. S. Steel y el silencio del público acercade farmacéutica que
viene muy al caso' ü."r", O.t "j"-plo, "1 tu'o cle una compañía vida y muer-
nación atmosférica es un ejemplo que extremo poder
puede ejer- cjerce supuestamente el más -de lanza al mer'
En segundo lugar está la inconsciencia' ¿Cómo
sea consciente de 1o que
te- sobre los integrantes clel público por cuanto
cerse el poder sín que quien lo ejerce Ahí' la suposición de que se está
(y por cado un fármaco peligroso'
hace? Aquí convendrá proceder a una serie de distingos aun cuando se pueda de-
el termino <<acción>> cjerciendo un poder "lo '"ta rebatida
mor de lu breuedad, usaré a continuación y directivos de la compañía no sabian
maneras de ser mostrar que los científicos
para abarcar los casos de inacción)' Hay diversas peligrosos: podríanhaber
it.otr.i"rrt. de lo que se está haciendo' Se puede ser
inconscien- ;;;1; "f".ro' ¿"iri'-uto fueranPor otro lado' ¿eiercían los
<<reab> de tomadomedi<las para averiguarlo'
t" d" lo que se .orrrid"tu que es el motivo o significado fabricantes d" tigutrillos estJ
poder sobre el público antes de
su-
típicos)' O' en se-
la acciónde uno (como en los casos freudianos po<lría ser dañino? Segu-
cómo interpretan los ponerse siquiera que fumar cigarrillos
;";i. lugar, se puede ser inconsciente delugar, se puede ser in i;;r, Btto i.,ái.u que allí Jord" se considera
que el poder es

á.-a, las ucciones de uno. O, en tercer inconscientemente en este senticlo -es


decir' ignoran-
acciones de uno' Identifi- ";.r.idoconsecuencias-, se parte del supuesto de que Cuien o
consciente de las consecuencias de las
comporta do las
car un ejercicio inconsciente del poder del primer tipo ese contexto haber comprobado
quienes lo ejercen podrían en
de las explicaciones de
de ordinarío la dificultad, característica
,5
54
El ponsn EL pougn: uN ENFoQUE RADICAL

tales consecuencias. (Po, srp.i.rto, la justificación de esa hipó- r sociólogo político británico Ralph Miliband en torno al li-
..'l
tesis plantea más problemas,todavía, por cuanto implica, por
1,r,, cle este último intitulado Tbe State in capitalist society
ejemplo, juicios históricos sobre la localizaciónde los límites cul- (/\1íliband, 1969). De acuerdo con Poulantzas, Miliband ha-
turalmente determinados a la innovación cognoscitiva.)
I l,r l,a
La tercera dificultad está en atribuir un ejercicio del poder
a colectividades tales como grupos, clases o instituciones. El ,lrlicultades [...1 para comprender las clases sociales y ei Estado como
problema es: ¿cuándo se puede describir la causación social t'\tt't.tctt¿ras ctbjetiuas y sus relacíones como un sistema objetiuo de co'
como un ejercicio del poder o, más exactamente, cómo y dón- tt,'.xiones regulares, una estructura y un sistema cuyos agentes, <<los se-
de se ha áe trazar la divisoria entre determinación estructural, r,'s humanos>>, son, en palabras de Marx, sus <<portadotesr, (trtiger).
por un lado, y ejercicio del poder, por el omo? He aquí un pro_ ñliliband da constantemente la ímpresión de que, para éI, clases so-
blem4 que reaparece con frecuencia en la historia del pensa- , irrlcs o <<grupos>> de alguna manera son reducibles a relaciones ínter-

mienfo marxista, en el contexto de los debates sobre determi- 1,,'rrrmales, que el Estado es reducible a relaciones interpersonales en-
tlt' los miembros de los diferentes <<grupos>> que constituyen el
nismo y voluntarismo. En el marxismo francés de posguerra,
por ejemplo, el marxista estructuralista Louis Althusser y sus .rl)ilrato estatal y, por último, que la propia relación entre clases socia-
It's yEstado es reducible a relaciones interpersonales enre los <índi-
seguidores adoptan una posición determinista extrema,
vi,luos> que componen los grupos sociales y los <individuos>> que
opuesta a las interpretaciones <<humanista>>, <<historicista>> y
( olrponen el aparato estatal (Poulantzas, 1969:70).
<<subjetivista>> de pensadores como Sartre y Lucien Goldmann
y. detrás de ellos. Lukács y Korsch á"trá, de ellos, He-
-y desempeña Tal concepción, prosigue Poulantzas,
gel-, para quienes el <<sujeto>> histórico un papel
explicativo crucial e imprescindible. Para Althusseq el pensa- sc me antoja derivada de una problemática de1 suieto que ha tenido
miento de Marx, correctamente entendido, conceptu aliza <la ( onstantes repercusiones en la historia del pensamiento marxista. De
determinación de los elementos de un todo por la esmuctura ,rcuerdo con esa problemática, los agentes de una formación social,
de ese todo>> y, <liberado definitivamente de las antinomias Ios <hombres>>, no son considerados como los <<portadores>> de casos
empiristas de la subjetividad fenoménica y la interioridad objetivos (como 1o son para Marx), sino como el principio genético

esencial>>, versa sobre <<un sistema objetivo, gobernado, en sus ,lc 1os niveies del todo sociai. Es ésa una problemática deTos actores
más concretas determinaciones, por las leyes inherentes a su sociales, de los individuos como el origen dela accíón social: así pues,

orden (mctntaje) y a su mecánica, por las especificaciones de su lrr investigación sociológica lleva finalmente no al estudio de las coor-
,lenadas objetivas que determinan la distibución de los agentes en
concepto> (A,lthusser y Balibar, 1968, tr: 63,71).
l,rs clases socíales y las contradicciones entre estas clases, sino a la
Las implicaciones de esta postura se pueden vef muy ne-
lrúsqueda de explicacio nes fina lís ta s, basadas en las ¡notiuacion e s de
tamente en el debate entre el althusseriano Nicos pourantzas
lnducta de los actores individuales (p. 70).

51
El poosu EL PaIDER: uN r'NloQUE RADICAL

En su réplica, Miliband sostierie que Poulantzas , y su interacción no pafece susceptibie de ser


'rnrl)ortamiento
r,',lrrcida a sus meras motivaciones individuales'
Pou-
se muestra ahí más bien unilateral y va demasiado lejos al descartar la l.o segundo que hay que decir acerca del debate entre
naturaTeza de la élite estatal como globalmente de poca importancia.
l,rrrtzas y Vtilibur-r,l es que ffala áeuna distinción
conceptual de
Pues 1o que sugiere st exclusiua insistencia en las <<relaciones objeti- r rrrcial importancia, que el lenguaje del
poder sirve para recal-
que cuanto hace el Estado está a cualquier respecto y en todo relacio-
el uocabulario del poder en el contexto de las
vas>> es

momento eftterdmente determinado por esas <relaciones objetivas>>: ' ,r'. Usar
nt's sociales supone hablar de agentes humanos'
por separado
dicho de otra manera, las compulsiones estructurales del sistema son través de la ac-
,r r'onjuntamente, en grupo u organizaciones, a
tan absolutamente insoslayables que convierten a quíenes gobiernan a los pensa-
, i,in o la inacción, que afectan significativamente
el Estado en meros funcionarios y ejecutores de la política que les im-
rrricntos o acciones de otros (específicamente'
de manera con-
pone <el sistema> (Miliband, l9l 0: 57 ) .
que, si
tr:rria a sus intereses). A1 hablar de esta guisa, se supone
de-
Poulántzas, dice Miliband, reemplaza <{a noción de "estruc- l,icn los agentes operan dentro de límites estructuralmente
turas objetivas" y "relaciones objetivas" pof la de clase "domi- r('llninados, no por eso dejan de tener una cierta autonomía re-
lrrtiva, pudiendo haber actuado de manera diferente'
Aun no
nante">>, y su análisis lleva <<directamente hacia una especie de
cerrado
determinismo estructural, o mejor dicho a un sobredeterminis- t'stanilo enteramente abierto, el futuro tampoco está
(y, d" hecho' su grado de apertura está asimismo
mo estructural, que imposibilita considerar con auténtico reaiis- ¡ror completo
27'
mo la relación dialéctica entre el Estado y "el sistema" r, (p.57)26. lslructuralmente determinado)
Resumiendo, dentro de un sistem a catactetizado
por un to-
Lo primero que hay que decir a propósito de ese debate es
rrrl cleterminismo esructural no habriasitio
para el poder.
que la dicotomía implícita en Poulantzas entre determinismo
esti-
estructural e individualismo metodológico su propia Desde luego, siempre se tiene la alternativa de redefinir
-entre en términos de determinación estruc-
<<problemática>> y la de los <<dctores sociales, de los individuos lrrilativamente el <<poder>>
É'u t' lu que eligelodaffzas en su libro Political
:'

como el origen de la acción sociaL>- es engañosa. No son ésas


'""du
"''d' and srtcial classes (I973 lt96}l)' Define este autor su
las dos únicas posibilidades. No es cuestión de una investiga- l)ot/,)er
ción sociológica que <lleva finalmente>> ya al estudio de las ( oncepto d"'pgdp;-s-p.¡lq .,::tra" e!&CI'c-i'dqd'"de -unq"stra'se 'saa'id"LpÁ'r'a

bi.l n yf p, j 0a ar guv en do
1y, :_1:':1 g rg.s
s {
<.coordenadas objetivas>, ya al estudio de las <<motivaciones de ,, 4 e s
9
t
11
s
.t ! ::,?s> I,
conducta de los actores individuales>>. Tal investigación debe que g*s--q-9-l*c--ellg.:ii'l!!.!.t?i i/'ito'i l" la csrituctura sobre las
examinar con claridad las compleias interrelaciones entre am- ,), t
"t
i ilii -iiijl¡, t* o t. -ii kt " pní cti ca s' dc I a s tJ i u e r s a s' a I as e s en

bas y dejar espacio para el hecho notorio de que los individuos " Iu Dicho de otra manera'-gl, p--q--dsr.qo eqtá,.Fituadp eq]q-s
ch a|
|
. .

actian conjunta y recíprocamente dentro de los grupos y orga- níveles de las estructuras, es un efecto del conjunto-49 S;'-";"J'ti
io. tEi. L;s rélaéiónés de tlá'e son <ien todos
los niue-
nizaciones, así como tener en cuenta que la explicación de su
""f;;
59
I
EL pon¡:n EL pootn: uN ENIroeuE rd{DIcAL

les relaciones de pc,der, y el poiler no es, sin embargo, más q rr,'t itin no menos problemática-,nimenos esencialmente con-
un concepto que indica el efecto del conjunto de las estructu. ri ' l'rcla- que otras examinadas en este ensayo. Tampoco po-
ras sobre las relacíones de las prácticas de ras diuersas clases en rllr)ros analizar aquí el problema teórico no empírico?-
lucha> (p. 101). Pero esra asimilación conceprual del po<ler a la
-¿y
¡iul)vacente de cómo decidir dónde acal¡ala determinación es-
determinación estructural sirve simplement e pan ocultar una r r r(.tLrral y comienzan el poder y la responsabilidad. Pero vale
r

distinción crucial que en r.eoúa es necesario hacer y que el vo- l,r I'g11¿ señalar, a modo de conclusión, que C. Wright Mills
cabulario del poder articula. Lo que afirmo, en otras palabras, ¡','rcibió las relaciones que he defendido entre esos conceptos
es que identificar un proceso dado como un <<ejercicio del po_ r'n sLr distinción entre destino y poder. Este autor afirmaba que
der> más que como un caso de determinación estructural, \u <<concepción sociológica del destino> tenía que <<ver con
¡l( ()ntecimientos históricos que están fuera del conffol de cual-
.- jlequívale a suponer que-¿ctuqr"diferentemen fe est¿í cle,tro de ras
t p o s i h I i I a d e.r d e q u ic n.,o q urerc-ás éj étic úJ
Am" rE;T;;ee r¡rricr círculo o grupo de hombres (1) lo suficientemente com-
ejerciipio colecdvo del poder, por parte de un grupo, una insti_ Irircto como para ser identificable (2) lo suficientemente pode-
tución, etc., esto implica que los componentes del grupo o la r()so como para decidir cosas importantes, y (l)en condiciones
institución podrían haberse combinado u organizad o pa"- ac- r I prever las consecuencias, y por tanto de ser considerado res-

tuar diferentemente. ¡','rrsable de los acontecimientos históricos>> (Mills, 1959:2I).


La justificación de esta afirmación, así como la clave de las t , \)írigll1 Mills abog4ba Bal atribufu.poder a quienes, por ocu-
dos últimas dificultades implícitas en la idenrificación del pro- ¡rrrl posic' :: estratégicas, podrían inigial caqibio1.g¡ iryel6
ceso del ejercicio del poder, está en la relación entre poder y l,' rrmplios sectores de la sociedad, pero no 1o hacen, -afjt¡pAn;
'
responsabilidad28. La nzón por la que identificar ral ejercicio ,1,, que ei-*ahorá sociológicamente realista, mo¡4le,egjg jgstg
X
"$
implica suponer que quien o quienes 1o ejercen po<Jrían haber ¡rolíticamente obligatorio formular demandas a los poderosos
actuado diferentemente allí donde son inconscientes de las ¡ ,rrnside¡4r a éstos responsables dei éüisoéspecífico de los acon-
-y
consecuencias de su acción o inacción, que podrían haberlas ti:cimientos>>. (p. 100).
averiguado- es que la atribución del poder es al propio tiem-
po la atribución de una responsabilidad (parcial o total) res-
pecto a ciertas consecuencias. Dicho de otro modo: el:ssrl-tldo
dc_losalr*2*at--elped.-9"-t-g.,s_,S:p"hlgS.t
¡espqnsabjlid¿d_resps.cro u
IX CONCLUSION
,, 1 las consecuencias que se estiman dimanantes de.la..acció¡po
inLlláá de.cjettos agenres.especificables. No vamos a enrrar l,l enfoque unidimensional del poder ofrece un neto paradigl '
aquí en un análisis de la noción de responsabilidad (ni de los rnir para el estudio behaviorista del poder de adopción.te deci-
problemas de identificar la responsabilidad colectiva): es üna riores por los actores políticos, pero inevitablemente hace suya
'iil

60 61
Er pon¡,R IIL PODER, LA LIBERTAD Y LA RAZON

la inclinación del sistema políticb en observación y se muest


ciego a las maneras en que está controlado su programa polítí-
co. El enfoque bidimensional indica la manera de examinar esa
inclinación y ese control, pero los concibe de forma demasiado
estrecha: en una palabra, carece de una perspectiva sociológica
<lesde la cual examinar no sólo el poder de adopción de deci-
siones y no decisiones, sino igualmente las diversas maneras de
reprimír conflictos latentes en la sociedad.Tal examen plantea
una serie de dificulrades graves. l,rr cl presente capítuloú^taré de ampliar la discusión del con-
Estas dificultades son graves, pero no insuperables. Por r r'¡rto de poder. Parto del hecho del interminable desacuerdo

supues,to, no nos exigen trasladar el enfoque tridimensional ',,,lrle cómo ha de concebirse el poder y planteo la pregunta de
del poder al terreno de 1o meramente metafísico o lo mera- ,,i nccesitamos este concepto en absoluto y, en su caso, para
mente ideológico. Mi conclusión, en suma, es que es posible ,lr¡ lo necesitamos. A continuacióntrazo una especie de mapa
un análisis más profundo de las relaciones de poder, análisis r(lt)ceptual con el fin de sítuar y enfocar la argumentación de
cargado de valor, empírico y teórico2e. Es injustificada la acti- , i'l'/( y el debate del que este libro formó parte. Dado que

--tud pesimista con respecto a la posibilidad de tal análisis. t /'i r/( fue Llna respuesta y una contribución al debate que se es-
Como ha escrito Frey (1971; 1095), ese pesimismo equivale a r,rlrrr produciendo en el ámbito de la ciencia política norteame-
decir: <<¿Por qué dejar que las cosas sean difíciles si, con un rr( ilna, se vio también afectado por los supuestos previos de
poquito más de esfuerzo, podemos hacer que parezcan impo- ,r,¡rrcl debate, cuyo compartido concepto del poder, basado en
sibles?>. l,r ,,idea intuitivo> de Dahl según la cual <A tiene poder sobre B

,'r' la medida en que puede conseguir que B haga algo que B no


lrru'ía en caso contrario> (Dahl, 1957 , en Scott (ed.), 1994: t.2,

¡,. 290), ha sido condenado por <<estéril>> (Taylor, l9B4:1ll).


l,rr condena se hizo alaluz de la posterior teorización sobre el
¡,,rtlcr, en particular por parte de Michel Foucault, cuyo trata-
rricnto del poder prometía ampliar y profundizar la discusión.
(,rco que la condena del debate anterior es demasiado desde-
rr,,sa.Dahl y sus seguidores aportaron una precisión, claridad y
ri¡ior metodológico convenientes y saludables a una serie de
r Ucstiones importantes que hay que admitir que eran estre-

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