Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
horas
Matábamos las horas contando defectos
Trizando fotos que conmemoraban
Años pegados en frustración
Que alimentamos como sí hubiera sido posible:
Besar la lluvia, no extrañar cuando hacía frío
Omitiendo que teníamos sed de un abrazo,
Que queríamos vernos pasar de noche
Y que nadie se diera cuenta de nuestro
Abrazo
Donde poníamos los ojos chinos
Poníamos un beso francés
En el cuerpo
Y buscamos eliminar
Un status quo
Pero era una fuerza
Que nos quebraba la voz
Nos mentía la ciudad
Y caíamos en excesos pasajeros.
Cada granito de la arena para volver mi corazón al mar
(Trayecto desde Viña del Mar a Valparaíso)
Al subir al microbus camino al puerto, fijo la mirada:
En el asiento de la derecha, ubico el mejor vidrio
El que no esté rayado; diáfano
Que no esté debilitado por los años de recorrido
Y en el que no se pueda apreciar un reflejo incoloro
¿para qué quiero sombras?
Si aún no puedo apreciar sus rostros sin fortunas
Sí tengo suerte, me siento al lado del mejor vidrio
Con entusiasmo y paciencia me hago recluta del paisaje
De los pasajeros de las avenidas, de los que fuman cigarrillos
Para matar el tiempo y el agobiante acto de: esperar.
Inquieta, aún queda poco para llegar a la costa.
Para darme más placer dejo de malversarme con
Los audífonos, los retiro, los guardo como si fueran cadenas.
Cada vez falta menos, la desesperación hace de esto
Un sortilegio.
Mi última imagen es el reloj viñamarino donde el tiempo
No es tiempo, no es temple, no son flores
No son los nombres de las flores
(Solo reconozco rosas blancas de la estación)
Es la atracción efímera del turismo
No es el amor del jardinero, es dinero
Es intercambio monetario, porque nadie sabe a donde
Van los pétalos y el sudor de flores y jardineros de allí.
Pero, al fin llegamos al mar, donde dejo desempolvar mis ojos.
Mis ojos no se despegan del vidrio, ni para ver las horas
Ya sé que al dejar de verlo, se acabó el tiempo.
Pero miro con ojos de niña descubriendo el mundo.
Trabajos
Duermo poco
Si estás, estás en esta casa
Déjame preparado un té
Deslízalo por la mesita
Al lado de mi sueño
Anota un beso en la servilleta
Y vuelve sin hacer ruidos
Ni pausas,
Estaré aquí
Pero estaré
Algo ausente
Tiritando
Pero, aquí.
Pertenencias olvidadas
En esta casa no quedan más que muebles
Y una que otra fruta podrida.
Guarde armas bajo mi cama
No había dinero
Pero sí había que proteger la casa.
Ahora esta casa no es herencia de nadie
Ni de los gatos del barrio
Ni lo pájaros pueden armar sus nidos.
Las a r m a s siempre fueron i n s e r v i b l e s.
(I r r e v e r s i b l e s)
A mi niño del sename
Yo no quiero que a mi niña
la vayan a hacer princesa.
Con zapatitos de oro
¿cómo juega en las praderas?
Y cuando llegue la noche
a mi lado no se acuesta...
(Miedo, Gabriela Mistral)
Nunca quisimos tendernos en estas fachadas paternas
No creemos en las bendiciones
Nuestro gueto estaba marcado por padres inciertos
Madres a las que no les sonaba la canción de madres
Sonaban los bailes, sonaban pasos disfrazados
Y sonaba la calle.
(nunca entendí bien eso de los hogares).