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Elaborado por la
Dra. Betzabé Marciani Burgos
2017
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CURSO “ARGUMENTACIÓN JURÍDICA”
Academia de la Magistratura
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CURSO “ARGUMENTACIÓN JURÍDICA”
SILABO
I. DATOS GENERALES
II. PRESENTACIÓN
Capacidades Terminales:
3
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CURSO “ARGUMENTACIÓN JURÍDICA”
Lecturas:
1. ATIENZA, Manuel. ―Cómo desenmascarar a un formalista‖. Isonomía,
N° 34, abril 2011. pp. 199-201.
2. PRIETO, Luis. ―Neoconstitucionalismo y ponderación judicial‖.
AFDUAM, N° 5, 2001. pp. 201-227
Caso:
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Lectura obligatoria:
1. RÓDENAS, Ángeles. ―Tema I. Normas regulativas: principios y
reglas‖. En GONZÁLEZ LAGIER, Daniel (coord.). Conceptos básicos
del derecho. Madrid: Marcial Pons, 2015. Capítulo 1. pp.15-25.
Caso:
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3.2.3 La argumentación
pragmática
3.3 Contexto de
descubrimiento y contexto
de justificación
Lectura obligatoria:
GASCÓN, Marina y Alfonso GARCÍA FIGUEROA. La argumentación
en el Derecho. Algunas cuestiones fundamentales. Lima: Palestra,
2003. Capítulo IV ―La motivación. Conceptos fundamentales‖. pp.
127-181.
Caso:
Caso:
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V. MEDIOS Y MATERIALES.
Para el desarrollo del presente taller los alumnos tendrán acceso al Aula
Virtual de la Academia de la Magistratura, donde tendrán a su disposición
todos los materiales utilizados, las diapositivas de las sesiones presenciales,
lecturas obligatorias y lecturas sugeridas.
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IX. BIBLIOGRAFÍA
ALEXY, Robert. ―La tesis del caso especial‖. Traducción de Isabel Lifante.
Isegoría. Revista de Filosofía Moral y Política, nº 21, noviembre, 1999, pp. 23-
35.
ALEXY, Robert. Teoría de los derechos fundamentales. Traducción de
Ernesto Garzón Valdés. Madrid: Centro de Estudios Constitucionales, 1997.
ATIENZA, Manuel y Juan RUIZ MANERO. Las piezas del Derecho. Teoría de
los enunciados jurídicos. Barcelona: Ariel, 3ª ed., 2005.
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HART, H.L.A. The concept of law (incluye el postscript en las páginas 238-
276). RAZ, Joseph y Penelope BULLOCH (eds.). Oxford: Oxford University
Press, 2ª ed., 1994.
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PRESENTACIÓN
Para este fin, se ha previsto la elaboración del presente material, el mismo que
ha sido elaborado por un especialista de la materia y sometido a un tratamiento
didáctico desde un enfoque andragógico, a fin de facilitar el proceso de
enseñanza y aprendizaje del discente de una manera sencilla y práctica.
Dirección Académica
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INTRODUCCIÓN
Los temas tres y cuatro del manual estarán referidos al desarrollo de los
conceptos vinculados a la llamada teoría estándar de la argumentación jurídica
y a su vinculación con la interpretación jurídica.
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INDICE
Presentación…………………………………………………………………………… 12
Introducción…............................................................................................................. 13
Tema 1: El Estado constitucional de Derecho y el neoconstitucionalismo o
post positivista ………………………………………………………………………….. 16
Presentación y Preguntas guía……………………………………………………….. 17
1.1. El tránsito del Estado legalista al Estado Constitucional de Derecho …
18
1.1.1. El Estado legalista y el formalismo jurídico…..................................... 18
1.1.2. Características del Estado constitucional….................................... 20
1.2. La Concepción neo constitucionalista o post positivista frente al 22
positivismo jurídico……………………………………………………………..
Resumen ……………………………………………………………………………….. 31
Lecturas…………………………………………………………………………………. 33
Caso sugerido…………………………………………………………………………. 34
Preguntas del caso…………………………………………………………………… 54
Tema 2: Las normas que conforman el Derecho del Estado constitucional…. 55
Presentación y Preguntas guía……………………………………………………….. 56
2.1. Las reglas………………………………………………………………………. 58
2.2. Los principios en sentido estricto…………………………………………… 61
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Resumen ……………………………………………………………………………….. 73
Lecturas…………………………………………………………………………………. 74
Caso sugerido…………………………………………………………………………. 75
Preguntas del caso…………………………………………………………………… 97
Tema 3: La argumentación jurídica……………………………………………… 98
Presentación y Preguntas guía……………………………………………………….. 99
3.1. ¿Qué es la teoría de la Argumentación Jurídica?............................... 100
3.2. Concepciones de la argumentación jurídica……………………………… 100
3.2.1. La argumentación formal y el silogismo 101
jurídico........................
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TEMA I
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POSITIVISTA
PRESENTACIÓN
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2) la división de poderes.
Por diversas razones históricas y culturales, esta primera etapa del Estado
de Derecho se identificará con una concepción legalista del Derecho
que, en nuestro medio, derivará en una visión formalista del mismo.
1
Para mayor desarrollo del tema, remito al ya clásico texto del profesor EliasDiaz(DÍAZ,
Elías. Estado de Derecho y sociedad democrática. Madrid: Cuadernos para el Diálogo
(EDICUSA), 7ª ed., 1979) y para el análisis de la evolución de esas características en el
marco del Estado constitucional al texto de Gustavo Zagrebelsky (ZAGREBELSKY,
Gustavo. El derecho dúctil. Madrid: Trotta, 1995).
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Considera que solo los legisladores pueden crear Derecho y que el juez es
prácticamente una ―boca de la ley‖.
2
Para un desarrollo del tema, ver ATIENZA, Manuel. “Cómo desenmascarar a un
formalista”. Isonomía, n° 34, abril 2011.
3
El ejemplo se refiere a un caso real y ha sido tomado de GARCIA FIGUEROA, Alfonso,
GASCÓN ABELLAN, Marina y otros. Argumentación Jurídica. Valencia: Tirant lo Blanch, 2014, p.
112.
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razonablemente, quiso decir la norma (su ratio legis). Para ello, tomamos
en cuenta los principios o bienes jurídicos que probablemente sean la
razón subyacente de dicha norma (protección de la salud y tranquilidad
de los usuarios del tren, por ejemplo). Pero, como vimos, el formalista no
toma en cuenta estos datos.
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Sigo en esto al profesor Luis Prieto (PRIETO, Luis. “Neoconstitucionalismo y
ponderación judicial”. AFDUAM, n° 5, 2001, p.207-208). RiccardoGuastini propone un
catálogo muy semejante de las características de los ordenamientos jurídicos
constitucionalizados, aunque advierte que la constitucionalización es una cuestión de
grado por lo cual algunos ordenamientos jurídicos pueden estar más constitucionalizados
que otros, dependiendo de la cantidad de condiciones de constitucionalización que
cumplan. Además de las ya indicadas por Prieto, Guastini resalta también las siguientes
características: “sobreinterpretación” de la Constitución, interpretación conforme de las
leyes e influencia de la Constitución sobre las relaciones políticas (GUASTINI, Riccardo.
“La «constitucionalización» del ordenamiento jurídico: el caso italiano”. En CARBONELL,
Miguel (ed.). Neoconstitucionalismo(s). Madrid: Trotta, 2ª ed., 2005, pp. 49-73).
21
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Para mayor información ver: MORESO, José Juan. “En defensa del positivismo jurídico
inclusivo”. En NAVARRO, Pablo y María Cristina REDONDO (comps.). La relevancia del
derecho: Ensayos de filosofía jurídica, moral y política. Barcelona: Gedisa, 2002. pp. 93-
116; el imprescindible postcript de Hart(HART, H.L.A. The concept of law (incluye el
postscript). RAZ, Joseph y Penelope BULLOCH (eds.). Oxford: Oxford UniversityPress, 2ª
ed., 1994); y el texto de Rafael Escudero (ESCUDERO, Rafael. Los calificativos del
positivismo jurídico. Madrid: Civitas, 2004). La propuesta de Ferrajoli aparece muy
claramente en: FERRAJOLI, Luigi. “Constitucionalismo principialista y constitucionalismo
garantista”. Doxa. Cuadernos de Filosofía del Derecho, n° 34, 2011.
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Esta discusión va más allá de los propósitos de este manual, de modo que
no me explayaré en la misma. Más bien, me referiré a los principales
rasgos que el neoconstitucionalismo o post positivismo encuentran en el
Derecho de los actuales Estados constitucionales.
6
Cfr. ATIENZA, Manuel. “Ni positivismo jurídico ni neoconstitucionalismo: una defensa del
constitucionalismo post positivista”. Revista Argentina de Teoría Jurídica de la Universidad
Torcuato Di Tella, vol. 15, diciembre 2014.
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Me remito al texto de Luis Prieto, “Neoconstitucionalismo y ponderación judicial”.
AFDUAM, n° 5, 2001. Para una comparación entre el modo de entender el Derecho por
parte del positivismo y del post positivismo, ver: AGUILÓ REGLA, J. “Positivismo y
postpositivismo. Dos paradigmas jurídicos en pocas palabras”. En: Interpretación Jurídica
y Teoría del Derecho. Isabel Lifante Vidal (editora). Lima: Palestra, 2010.
8
ZAGREBELSKY, Gustavo. El derecho dúctil. Madrid: Trotta, 1995, pp. 30-41.
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PRIETO, Luis. “Neoconstitucionalismo y ponderación judicial”. AFDUAM, n° 5, 2001, p.
208.
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Si bien los jueces han debido afrontar desde siempre los conflictos
derivados de la interpretación de las normas, por ejemplo, es
evidente que el juez del Estado constitucional adquiere un poder
que no tenía el juez del Estado legalista, pero con ello también una
mayor responsabilidad. De ahí la exigencia de que sus decisiones
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ALEXY, Robert. Teoría de la argumentación jurídica. La teoría del discurso racional
como teoría de la fundamentación jurídica. Traducción de Manuel Atienza e Isabel
Espejo. Madrid: Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2ª ed., 2007, pp. 283-
284.
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RESUMEN DE LA UNIDAD I
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LECTURAS
Lecturas Obligatorias
ATIENZA, Manuel. ―Cómo desenmascarar a un formalista‖. Isonomía,
N° 34, abril 2011. pp. 199-201
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CASO SUGERIDO
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PREGUNTAS
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TEMA II
ESTADO CONSTITUCIONAL
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PRESENTACIÓN
En esta abordaremos el tipo de normas que forman parte del Derecho del
Estado constitucional y sus diferentes formas de aplicación y solución de
conflictos, que permita a los discentes valorar la importancia de la
motivación adecuada en las resoluciones judiciales a fin de afianzar la
vigencia del Estado constitucional de Derecho.
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Cfr. DWORKIN, Ronald. Los derechos en serio. Traducción de Marta Gustavino.
Barcelona: Ariel, 2ª ed, 1989, capítulo 2 “El modelo de las normas (I)”.
57
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Según Atienza y Ruiz Manero las reglas de acción son ―pautas específicas
de conducta que establecen mandatos o permisiones‖, caracterizadas
por tener una estructura de antecedente cerrado (―contiene un conjunto
cerrado de propiedades‖) y un consecuente –que establece una clase de
12
Cfr. ATIENZA, Manuel y Juan RUIZ MANERO. Las piezas del Derecho. Teoría de los
enunciados jurídicos. Barcelona: Ariel, 3ª ed., 2005; y, de los mismos autores, Ilícitos
atípicos. Madrid: Trotta, 2ª ed., 2006.
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Antecedente Abierto
Esto quiere decir que si bien las reglas pueden incluir contenidos
más o menos vagos o indeterminados en su antecedente, esos
contenidos estarán circunscritos a ciertas acciones que se deben o
pueden realizar. Por eso regulan la acción del que las cumple sin necesitar
de su deliberación sobre el tipo de conductas a seguir.16
13
ATIENZA, Manuel y Juan RUIZ MANERO. Ilícitos atípicos. Madrid: Trotta, 2ª ed., 2006, pp. 16-
17.
14
RÓDENAS, Ángeles. “Tema I. Normas regulativas: principios y reglas”. En GONZÁLEZ
LAGIER, Daniel (coord.). Conceptos básicos del derecho. Madrid: Marcial Pons, 2015,
pp. 16-17.
15
Ibid.
16
ATIENZA, Manuel y Juan RUIZ MANERO. Ilícitos atípicos. Madrid: Trotta, 2ª ed., 2006, p. 17.
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17
PRIETO, Luis. Ley, principios, derechos. Madrid: Instituto de Derechos Humanos
Bartolomé de las Casas. Universidad Carlos III de Madrid / Dykinson, 1998, p. 60. Para
una revisión de algunas de las otras críticas de Prieto y otros autores a la propuesta de
Atienza y Ruiz Manero, y para ver las respuestas de éstos: ATIENZA, Manuel y Juan
RUIZ MANERO. Las piezas del Derecho. Teoría de los enunciados jurídicos. Barcelona:
Ariel, 3ª ed., 2005, pp. 51-68.
18
GARCÍA FIGUEROA, Alfonso. Criaturas de la moralidad. Una aproximación
neoconstitucionalista al Derecho a través de los derechos. Madrid: Trotta, 2009, 133-151.
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―Con ello queremos decir que mientras que en las reglas las
propiedades que conforman el caso constituyen un conjunto finito y
cerrado, en los principios no puede formularse una lista cerrada de las
mismas: no se trata sólo de que las propiedades que constituyen las
condiciones de aplicación tengan una periferia mayor o menor de
vaguedad, sino de que tales condiciones no se encuentran siquiera
genéricamente determinadas. El tipo de indeterminación que aqueja
a los principios es, pues, más radical que el de las reglas (aunque,
desde luego, entre uno y otro tipo de indeterminación puede haber
casos de penumbra).‖20
Por eso, al contrario que las reglas que tienen una estructura de
antecedente y consecuente cerrado, los principios en sentido estricto
tienen la siguiente estructura:
Antecedente Abierto
19
DWORKIN, Ronald. Los derechos en serio. Traducción de Marta Gustavino. Barcelona:
Ariel, 2ª ed, 1989, capítulo 2 “El modelo de las normas (I)”.
20
ATIENZA, Manuel y Juan RUIZ MANERO. Las piezas del Derecho. Teoría de los
enunciados jurídicos. Barcelona: Ariel, 3ª ed., 2005, p. 31.
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En ese sentido, al contrario que las reglas, los principios no permiten eludir
la deliberación sobre las razones en pro o en contra de realizar la acción
ordenada por otro principio eventualmente concurrente.
Artículo 2 inciso 4:
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Se trata de la sentencia recaída en el EXP. N.° 6712-2005-HC/TC, de fecha 17 días
del mes de octubre de 2005.
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22
Sentencia recaída en el EXP. N.° 0895-2001-AA/TC, de fecha 19 días del mes de
agosto de 2002.
23
DWORKIN, Ronald. Los derechos en serio. Traducción de Marta Gustavino. Barcelona:
Ariel, 2ª ed, 1989, capítulo 2 “El modelo de las normas (I)”.
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ATIENZA, Manuel y Juan RUIZ MANERO. Las piezas del Derecho. Teoría de los enunciados
jurídicos. Barcelona: Ariel, 3ª ed., 2005, p. 33.
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REGLAS PRINCIPIOS
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Ahora bien, es posible que ciertas reglas tengan un mayor o menor grado
de indeterminación en su antecedente o consecuente. Imaginemos la
regla que establece que el que daña a otro está obligado a indemnizarlo.
¿Cómo aplicaríamos por subsunción esa regla? ¿Qué significa dañar y
cómo debería entenderse en el caso concreto?
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De otro lado, cabe recordar que en el caso de los conflictos entre reglas,
estos suelen resolverse a través de los llamados criterios de solución de
antinomias: el criterio de jerarquía (norma superior prima sobre norma
inferior), temporalidad (norma posterior prima sobre norma anterior) y
especialidad (norma especial prima sobre norma general). En el caso de
los conflictos que se presentan entre principios no es posible utilizar estos
criterios para su resolución, dado que no existe una jerarquía normativa
entre ellos (la Constitución no establece una jerarquía de derechos) ni
puede considerarse que unos son anteriores a otros ni que corresponden a
ámbitos especiales o generales de regulación.
25
ALEXY, Robert. Teoría de los derechos fundamentales. Traducción de Ernesto Garzón
Valdés. Madrid: Centro de Estudios Constitucionales, 1997, pp. 89- 92.
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Sentencia recaída en el EXP. Nº 00032-2010-PI/TC.
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RESUMEN DE LA UNIDAD II
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LECTURAS
LECTURA OBLIGATORIA
RÓDENAS, Ángeles. ―Tema I. Normas regulativas: principios y
reglas‖. En GONZÁLEZ LAGIER, Daniel (coord.). Conceptos
básicos del derecho. Madrid: Marcial Pons, 2015. Capítulo 1.
pp. 15-25.
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CASO SUGERIDO
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PREGUNTAS
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TEMA III
ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
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ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
TEMA III
PRESENTACIÓN
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GASCÓN, Marina y Alfonso GARCÍA FIGUEROA. La argumentación en el
Derecho.Algunas cuestiones fundamentales. Lima: Palestra, 2003, p. 46.
31
ATIENZA, Manuel. El Derecho como argumentación. Barcelona: Ariel, 2006, capítulo 2,
pp. 61-108.
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CURSO “ARGUMENTACIÓN JURÍDICA”
a) Problemas de relevancia
32
Se trata de los llamados límites de la justificación interna y los cuatro problemas que
han sido desarrollados por Neil MacCormick en Legal Reasoning and Legal Theory. Yo
sigo la descripción que hace García Figueroa del tema en: GARCIA FIGUEROA, Alfonso,
GASCÓN ABELLAN, Marina y otros. Argumentación Jurídica. Valencia: Tirant lo Blanch,
2014, pp. 182-189.
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b) Problemas de interpretación
33
Hay abundante bibliografía sobre el tema, pero me permito remitir a los siguientes
textos: GASCÓN, Marina. Los hechos en el derecho. Bases argumentales de la prueba.
Madrid: Marcial Pons, 2ª ed., 2004. GONZÁLEZ LAGIER, Daniel. QuaestioFacti. Ensayos
sobre prueba, causalidad y acción. Lima - Bogota: Palestra Editores S.A.C. y Editorial
Temis S.A., 2005. FERRER BELTRÁN, Jordi. La valoración racional de la prueba.
Madrid: Marcial Pons, 2007. En el Perú, los trabajos del profesor Cesar Higa: HIGA
SILVA, César A. Litigación, argumentación y teoría del caso. Lima: ARA editores, E.I.R.L.,
2011. HIGA SILVA, César A. “Una propuesta metodológica para la motivación de la
cuestión fáctica de la decisión judicial como concretización del deber constitucional de
motivar las sentencias”. Tesis para optar por el título de Magister en la Maestría de
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1. Consistencia y coherencia.-
34
MacCormick, Neil. Legal Reasoning and Legal Theory.Me baso ahora en la descripción
propuesta por Marina Gascón en: GARCIA FIGUEROA, Alfonso, GASCÓN ABELLAN,
Marina y otros. Argumentación Jurídica. Valencia: Tirant lo Blanch, 2014, pp. 282 – 283.
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35
ALEXY, Robert. Teoría de la argumentación jurídica. La teoría del discurso racional
como teoría de la fundamentación jurídica. Traducción de Manuel Atienza e Isabel
Espejo. Madrid: Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2ª ed., 2007, pp. 222-
273.
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a) Argumentos interpretativos
b) Argumentos Dogmáticos
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Analogía
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Argumento a fortiori
Argumento a contrario
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e) Argumentos empíricos
36
GUASTINI, Riccardo. “Introducción a las técnicas interpretativas” En: Distinguiendo,
estudios de teoría y metateoría del Derecho. Barcelona: Gedisa, 1999, p. 215.
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ALEXY, Robert. Teoría de la argumentación jurídica. La teoría del discurso racional
como teoría de la fundamentación jurídica. Traducción de Manuel Atienza e Isabel
Espejo. Madrid: Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2ª ed., 2007, p. 271.
38
Al respecto, ver las referencias a las llamadas reglas de la pragma-dialéctica a las que
alude el profesor Vega Reñón: VEGA, Luis. Introducción a la teoría de la argumentación.
Lima: Palestra, 2015, pp. 110- 129.
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Lo cierto es que los jueces en nuestro medio han atendido mucho menos a
esta dimensión de la argumentación, quizá asumiendo que las razones
justificativas de sus fallos son suficientes para cumplir con su deber de
motivación en una sentencia, independientemente de la persuasión que
se logre a través de ellas. Es posible que así sea en principio, pero lo cierto
es que se trata de una concepción muy limitada de la argumentación.
39
Cfr. ATIENZA, Manuel. El Derecho como argumentación. Barcelona: Ariel, 2006, pp.
273.
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b). Las razones justificativas son las razones basadas en las reglas y
principios del Derecho que permiten considerar una decisión
judicial como aceptable.El contexto de justificación pretende
mostrar cuál es el procedimiento que ha empleado el juez para
justificar las premisas y conclusión de su fallo a partir de razones
justificativas.
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LECTURAS
LECTURA OBLIGATORIA
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CASO SUGERIDO
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En Lima, a los 13 días del mes de octubre de 2008, el Pleno del Tribunal
Constitucional, integrada por los magistrados Mesía Ramírez, Vergara Gotelli, Landa
Arroyo BeamountCallirgos, Calle Hayen, Eto Cruz y Álvarez Miranda, pronuncia la
siguiente sentencia y con el fundamento de voto del magistrado Álvarez Miranda, que se
adjunta
ASUNTO
ANTECEDENTES
Refiere que el día de los hechos solo procedió a defenderse, ya que estando en la
cocina, la occisa le lanzó violentamente dos cuchillos, los cuales logró esquivar; que
luego, empuñando un tercer cuchillo la persiguió alrededor de la mesa, y la alcanzó en
una esquina, infiriéndole un corte en la palma de su mano derecha; ante ello, agrega
que cogió un cuchillo que estaba en la mesa y que, forcejeando, ambas avanzaron
hacia la pared, donde chocaron con el interruptor, apagándose la luz. Señala, asimismo,
que en tal contexto de forcejeo y de lucha ciega entre ambas (al haberse apagado la
luz de la cocina), se produjeron movimientos no de ataque, sino motivados por el pánico
y la desesperación, razón por la cual ambas se infirieron heridas accidentales (no
intencionales), a consecuencia de las cuales cualquiera de las dos pudo terminar muerta,
pues cada una estuvo premunida de un cuchillo de cocina. Ya con relación al fondo del
asunto, refiere que luego de producido el evento: i) la occisa presentó 60 heridas, las
cuales (todas) fueron superficiales, pues 56 se hallaron solo en la epidermis (sin sangrado);
3 menos superficiales, que tampoco fueron profundas (el protocolo de necropsia no
señalo profundidad por ser ínfimas), y una (1) que, aun siendo también superficial, fue la
única fatal (el protocolo de necropsia tampoco le asignó profundidad), mientras que su
persona presentó 22 heridas aproximadamente; sin embargo, refiere que el juzgador sólo
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ha valorado 4 de ellas y no las demás, esto es, que se haminimizado las heridas cortantes
que presentó su persona (para señalar que sólo fueron 4), y se ha maximizado las heridas
que presentó la occisa (ocultando que fueron sumamente superficiales, sólo en la
epidermis y sin sangrado). En este extremo concluye que, si sólo se tomó en cuenta 4 de
las 22 heridas, con el mismo criterio debió excluirse las 56 heridas de la agraviada, y
entonces de esa manera efectuar una valoración más justa, pues sólo incidiría sobre las 4
heridas que presentaron cada una; ii) no ha quedado probado quién produjo la única
herida mortal, mucho menos existe pericia o prueba alguna que determine de manera
indubitable que fue su persona quien produjo dicha herida; pues ni los jueces ni los
peritos, nadie sabe cómo se produjo ésta, ni qué mano la produjo, la izquierda o la
derecha, pues arguye que el día de autos ambas se encontraban en una situación de la
que no podían salir, y en la que cualquiera de las dos pudo terminar muerta; no obstante,
alega que fue juzgada y sentenciada de manera arbitraria, sin existir prueba indubitable
de ser la autora de la única herida mortal, pues pudo habérsela ocasionado la misma
agraviada, más aún, si los peritos oficiales ante la pregunta de si la herida mortal pudo
haber sido ocasionada por la misma víctima, respondieron que ―era poco remoto‖, lo
que denota que era posible. Además de ello señala que, de acuerdo a la lógica,
tampoco hubo de su parte intencionalidad de lesionar a la occisa; iii) agrega
asimismo que se distorsionaron totalmente los hechos, introduciendo, por ejemplo, que
fue la acusada quien cogió primero el cuchillo para atacar, cuando la que cogió primero
el cuchillo para atacar y, de hecho, atacó fue la occisa, alterando así los hechos sin
prueba alguna; y, finalmente iv) señala que ambas sentencias están basadas en falacias,
argucias y premisas falsas que distorsionan el orden de los hechos, así como adulteran y
tergiversan los mismos, a la vez que existe ocultamiento y manipulación de evidencias en
su perjuicio, así como una notoria parcialización en las premisas y conclusiones. En suma,
aduce que se trata de una sentencia condenatoria parcializada en su contra.
Realizada la investigación sumaria y tomadas las declaraciones explicativas, la
accionante se ratifica en todos los extremos de su demanda. Los magistrados
emplazados, por su parte, coinciden en señalar que el proceso penal que dio origen al
presente proceso constitucional ha sido desarrollado respetando las garantías y principios
del debido proceso, en el que, tanto la procesada como la parte civil hicieron valer su
derecho a la defensa y otros derechos en todas las etapas del proceso, tanto es así que,
en el caso, la recurrente presentó peticiones, así como medios impugnatorios. Agregan
asimismo que lo que en puridad pretende la recurrente es que se efectúe un nuevo
análisis del acervo probatorio que se incorporó en el proceso, extremos estos que no son
materia de un proceso constitucional, sino más bien de un proceso ordinario.
La Primera Sala Penal Superior para Reos en Cárcel de la Corte Superior de Justicia
de Lima, con fecha 23 de noviembre de 2007, confirmó la apelada por similares
fundamentos.
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FUNDAMENTOS
1. Según la demanda de hábeas corpus de autos, el objeto es que este Alto Tribunal
declare: i) la nulidad de la sentencia condenatoria de fecha 26 de julio de 2006, y
su confirmatoria mediante ejecutoria suprema de fecha 22 de enero de 2007, ambas
recaídas en el proceso penal seguido contra la accionante por el delito de parricidio
(Exp. N.º 3651-2006), así como ii) se ordene su inmediata libertad, por cuanto, según
aduce, vulneran su derecho a la tutela procesal efectiva, derecho que comprende el
acceso a la justicia y el debido proceso, específicamente los derechos a la defensa y
a la debida motivación de las resoluciones judiciales, así como los principios de
presunción de inocencia e indubio pro reo, relacionados con la libertad personal.
2. Sin embargo, del análisis de lo expuesto en dicho acto postulatorio, así como de la
instrumental que corre en estos autos, se advierte que lo que en puridad denuncia la
accionante es la afectación de su derecho a la debida motivación de las
resoluciones judiciales, y ello es así, porque, además de lo señalado en los
puntos iii) y iv) de los Antecedentes, en su extenso escrito de demanda de más de
cien (100) páginas, enfáticamente señala que, tanto la sentencia
condenatoria como su confirmatoria mediante ejecutoria suprema se basan
principalmente en: a) criterios abiertamente desproporcionados, irracionales e ilógicos
(razonamientos absurdos), ilegales, sostenidos en falacias, hechos falsos, falsa
motivación (sesgada, subjetiva, falaz, etc.); que asimismo presentan b) manipulación
de pruebas y alteración del orden de los hechos en su perjuicio. Por tanto, siendo de
fácil constatación la alegada denuncia de vulneración de su derecho constitucional
a la debida motivación de las resoluciones judiciales, sobre ella incidirá el análisis y
control constitucional de este Colegiado.
4. En efecto, cabe precisar que no todas las resoluciones judiciales pueden ser objeto
de control por el proceso constitucional de hábeas corpus; antes bien y en línea de
principio, solo aquellas resoluciones judiciales firmes que vulneren en forma manifiesta
la libertad individual y los derechos conexos a ella, lo que implica que el actor, frente
al acto procesal alegado de lesivo previamente haya hecho uso de los recursos
necesarios que le otorga la ley. Y es que, si luego de obtener una resolución judicial
firme no ha sido posible conseguir en vía judicial la tutela del derecho fundamental
presuntamente vulnerado (libertad individual y conexos a ella), quien dice ser
agredido en su derecho podrá acudir al proceso constitucional, a efectos de buscar
su tutela.
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―el derecho a la debida motivación de las resoluciones importa que los jueces, al
resolver las causas, expresen las razones o justificaciones objetivas que los llevan a
tomar una determinada decisión. Esas razones, (...) deben provenir no sólo del
ordenamiento jurídico vigente y aplicable al caso, sino de los propios hechos
debidamente acreditados en el trámite del proceso. Sin embargo, la tutela del
derecho a la motivación de las resoluciones judiciales no debe ni puede servir de
pretexto para someter a un nuevo examen las cuestiones de fondo ya decididas por
los jueces ordinarios.
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Hay que precisar, en este punto y en línea de principio, que el hábeas corpus no
puede reemplazar la actuación del juez ordinario en la valoración de los medios
de prueba, actividad que le corresponde de modo exclusivo a éste, sino de
controlar el razonamiento o la carencia de argumentos constitucionales; bien para
respaldar el valor probatorio que se le confiere a determinados hechos; bien
tratándose de problemas de interpretación, para respaldar las razones jurídicas
que sustentan determinada comprensión del derecho aplicable al caso. Si el
control de la motivación interna permite identificar la falta de corrección lógica en
la argumentación del juez, el control en la justificación de las premisas posibilita
identificar las razones que sustentan las premisas en las que ha basado su
argumento. El control de la justificación externa del razonamiento resulta
fundamental para apreciar la justicia y razonabilidad de la decisión judicial en el
Estado democrático, porque obliga al juez a ser exhaustivo en la fundamentación
de su decisión y a no dejarse persuadir por la simple lógica formal.
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10. Al respecto, este Colegiado en el Exp. N.° 03179-2004-AA/TC. FJ 23, ha precisado que
el canon interpretativo que le permite al Tribunal Constitucional realizar,
legítimamente, el control constitucional de las resoluciones judiciales ordinarias está
compuesto, en primer lugar, por un examen de razonabilidad; en segundo lugar, por
el examen de coherencia; y, finalmente, por el examen de suficiencia.
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12. La ejecutoria suprema señala que ―del análisis y valoración de la prueba acopiada
en la instrucción como lo debatido en el juicio oral, se ha llegado a determinar
fehacientemente que el 5 de marzo de 2005, después de haber realizado sus labores
cotidianas la acusada en el gimnasio que había contratado, retornó a su domicilio
ubicado en la Calle Las Magnolias N.º 155, Urb. Entel Perú, San Juan de Miraflores, a las
3 de la tarde, ingiriendo un almuerzo ligero, quedándose dormida después de ver la
televisión, despertándose cuando percibió que tocaban la puerta de su casa,
ingresando y saliendo inmediatamente su hermano Luis Augusto después de coger el
skate, quedándose sola la acusada realizando varias actividades al interior, siendo la
más resaltante (...), el de probarse la ropa que había adquirido con anterioridad,
sacando el espejo ubicado en el baño y llevarlo a la sala; que, cuando la acusada se
estaba probando la ropa, hace su ingreso la agraviada [María del Carmen Hilares
Martínez] como a las 9 de la noche, cerrando con llave la puerta principal,
produciéndose un incidente entre ambas por haber sacado el espejo del lugar,
siendo retornado al sitio por la damnificada, ocasionando que se agredieran
verbalmente, así como la occisa cogiendo un objeto cerámico lo avienta, no
impactándole, dando lugar a que la acusada se retire hacia la cocina, siendo
seguida por la damnificada, donde continuaron los insultos mutuos, momentos en que
la acusada se percata de la existencia de un cuchillo ubicado encima [de] la mesa,
cogiéndolo, golpea la mesa con el fin de callarla, produciéndose con dicha actitud
una reacción de la agraviada, quien tomando dos cuchillos de mantequilla las arrojó
contra su oponente, cayendo uno en la pared y otro en el suelo, a la vez que le
insultaba, para luego agarrar otro cuchillo con el que la atacó [ocasionándole un
corte en la región palmar de la mano derecha (según el voto dirimente del vocal
supremo, Javier Román Santisteban)], dando lugar a que la acusada que portaba un
cuchillo de cocina que había cogido anteriormente, comenzó a atacarla, mientras
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13. Sobre la base de estos hechos, los Vocales integrantes de la Primera Sala Penal
Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la República, señores Hugo Molina
Ordóñez, Daniel Peirano Sánchez, Ricardo Vinatea Medina y Javier Román
Santisteban (vocal dirimente), por mayoría confirmaron la condena, pero le reducen
a 12 años de pena privativa de la libertad. Por su parte, los magistrados supremos
Robinson Gonzales Campos y César Vega Vega absolvieron a la accionante (voto en
discordia). Es así que, tras la imposición de dicha sanción penal, la accionante ahora
acude ante la justicia constitucional para que se analice en esta sede la alegada
vulneración al derecho constitucional invocado.
14. La sentencia, de fojas 2354, su fecha 22 de enero de 2007, que comprende el voto
dirimente del magistrado Javier Román Santisteban, de fojas 2399, presenta el
siguiente esquema argumentativo:
a) En primer lugar, señala que ―luego de las agresiones verbales se inició la pelea
entre la acusada Giuliana Flor de María Llamoja Hilares y María del Carmen Hilares
Martínez, y la primera de las nombradas le infirió tres heridas contusas a
colgajo (en la cabeza, cuello y los miembros superiores), una herida cortante
penetrante que penetró a plano profundo y laceró la artería carótida izquierda
(que le causó la muerte)‖.
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que Llamoja Hilares también fue atacada por la agraviada; sin embargo,
aquídebemos anotar otra desproporción entre ambos ataques: mientras la occisa
privilegió la agresión con un elemento de menor peligrosidad (objeto contundente
duro o inclusive sus propios puños), la encausada utilizó primordialmente el arma
cortante que portaba en la manos‖.
15. Así pues, a juicio de este Alto Tribunal la sentencia impugnada incurre en dos
supuestos de indebida motivación de las resoluciones judiciales que tiene sobrada
relevancia constitucional. En primer lugar, presenta una deficiencia en la motivación
interna en su manifestación de falta de corrección lógica, así como una falta de
coherencia narrativa; y, en segundo lugar, presenta una deficiencia en la justificación
externa, tal como se detallará en los siguientes fundamentos.
Falta de corrección lógica
16. Del fundamento 14. b) y d), se desprende que el Tribunal penal parte de la sentada
premisa de que al existir desproporcionalidad en las heridas, esto es, supuestamente 4
heridas en la accionante frente a las 60 heridas que presentó la occisa, la recurrente
―es autora del resultado muerte‖, y más aún que [estas heridas] fueron ocasionadas
―con violencia‖. Y es que el Tribunal penal parte de la premisa de que en un contexto
de forcejeo y de lucha entre madre e hija con el uso de instrumentos cortantes
(cuchillos), ambas partes contendientes necesariamente deben presentar igual
cantidad de heridas en el cuerpo; de no ser así, concluye que quien presente menos
heridas, será sin duda el sujeto activo del delito de parricidio, mientras que aquel que
presente más heridas será el sujeto pasivo de dicho ilícito.
17. De esta conclusión, se advierte que el razonamiento del Tribunal penal se basa más
en criterios cuantitativos antes que en aspectos cualitativos como sería de esperar
[más aún, si se trata de una sentencia condenatoria que incide en la libertad
personal], permitiendo calificar de manera indebida los criterios cuantitativos como
supuestos jurídicamente no infalibles, lo que es manifiestamente arbitrario; pues, en
efecto, puede ocurrir todo lo contrario, que quien presente menos heridas sea en
realidad el sujeto pasivo del delito de parricidio (incluso con una sola herida), y que
quien presente más heridas en el cuerpo sea en puridad el autor de dicho ilícito; de lo
que se colige que estamos ante una inferencia inmediata indeterminada o
excesivamente abierta, que da lugar a más de un resultado posible como conclusión.
18. Así las cosas, efectuado un examen de suficiencia mínimo, resulta evidente que no
estamos ante una sentencia válida y constitucionalmente legítima, sino, por el
contrario, ante una decisión arbitraria e inconstitucional que contiene una solución
revestida de la nota de razonabilidad, y que no responde a las pautas propias de un
silogismo jurídico atendible, sino a criterios de voluntad, y es precisamente aquí donde
se ha enfatizado nuestro examen, ya que la balanza de la justicia constitucional no
puede permitir la inclinación hacia una conclusión en un determinado sentido
cuando de por medio existen otras conclusiones como posibles resultados (cuanto
mayor es la distancia, y por tanto mayor es el número de probabilidades, menor es el
grado de certeza de la inferencia). En síntesis, toda apariencia de lógica nos conduce
a resultados absurdos e injustos. Si ello es así, la sentencia expedida es irrazonable, y
por tanto inconstitucional, porque su ratio decidendi se halla fuera del ámbito del
análisis estrictamente racional.
19. Con base a lo dicho, de la argumentación del Tribunal penal, se observa que las
conclusiones que se extraen a partir de sus propias premisas son arbitrarias y carecen
de sustento lógico y jurídico; pues exceden los límites de la razonabilidad, esto es, que
no resisten el test de razonabilidad, por lo que este Colegiado Constitucional
encuentra que existen suficientes elementos de juicio que invalidan la decisión
cuestionada por serarbitraria y carente de un mínimo de corrección racional, no
ajustada al principio de interdicción de la arbitrariedad (artículos 3º, 43º y 44º, de la
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22. Se ha dicho que toda sentencia debe ser debidamente motivada, clara,
contundente, y sobre todo ―no contradictoria‖; sin embargo, según se puede apreciar
de la propia argumentación efectuada por la Sala Penal, ésta presenta una gruesa
incoherencia en su narración que no permite establecer con claridad la línea de
producción de los hechos, y más arbitrariamente, invierte la realidad de los mismos, los
que, según la propia Sala penal estuvieron ―fehacientemente probados‖, por lo que
este Colegiado Constitucional encuentra que existen suficientes elementos de juicio
que invalidan la decisión cuestionada por ser arbitraria e incoherente. Una motivación
ilógica e incongruente vulnera el principio de prohibición de la arbitrariedad (artículos
3º, 43º y 44º, de la Constitución) y la obligación de la debida motivación establecida
por el artículo 139º, inciso 5, de la Constitución.
Falta de justificación externa
23. De otro lado, del fundamentos 14. a) y c), se desprende que el Tribunal penal ha
establecido que i) se ha producido como resultado la muerte de María del Carmen
Hilares Martínez, y luego ii) ha llegado a la conclusión de que ese resultado ha sido
causado por la accionante Giuliana Flor de María Llamoja Hilares, al inferirle una
herida cortante en la zona de la carótida izquierda; sin embargo, no se han expuesto
las razones objetivas que sustentan la vinculación de la acusada con el hecho
atribuido. Es decir, que en el camino a la conclusión no se ha explicitado o
exteriorizado las circunstancias fácticas que permiten llegar a dicha conclusión, esto
es, que no se identifican debidamente las razones o justificaciones en la que se
sustentarían tales premisas y su conclusión, pareciendo más bien, que se trataría de un
hecho atribuido en nombre del libre convencimiento y fruto de un decisionismo
inmotivado antes que el producto de un juicio racional y objetivo. Y es que, si no se
dan a conocer las razones que sustentan las premisas fácticas, tal razonamiento
efectuado se mantendrá en secreto y en la conciencia de sus autores, y por
consiguiente fallará la motivación en esta parte. Siendo así, se advierte que la
sentencia cuestionada incurre en una falta de justificación externa, y por tanto es
pasible de ser sometida a control y a una consecuente censura de invalidez.
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Sin embargo, cabe precisar que lo aquí expuesto en modo alguno está referido a un
problema de falta de pruebas, o a que las mismas serían insuficientes para dictar una
sentencia condenatoria; por el contrario, como ha quedado claro, éstas están
referidas en estricto a las premisas de las que parte el Tribunal penal, las mismas que
no han sido debidamente analizadas respecto de su validez fáctica.
La prueba penal indirecta y la prueba indiciaria
24. Ahora bien, independientemente de lo dicho, se advierte que la Primera Sala Penal
Transitoria de la Corte Suprema, no obstante acudir a la prueba indiciaria para
sustentar la condena contra la accionante (fundamento 14. c de la presente),
tampoco cumple los requisitos materiales que su uso exige, tanto al indicio en sí mismo
como a la inferencia, por lo que este Colegiado considera que se trata de un asunto
de sobrada relevancia constitucional.
Y es que, si bien los hechos objeto de prueba de un proceso penal no siempre son
comprobados mediante los elementos probatorios directos, para lograr ese cometido
debe acudirse a otras circunstancias fácticas que, aun indirectamente sí van a servir
para determinar la existencia o inexistencia de tales hechos. De ahí que sea válido
referirse a la prueba penal directa de un lado, y a la prueba penal indirecta de otro
lado, y en esta segunda modalidad que se haga referencia a los indicios y a las
presunciones. En consecuencia, a través de la prueba indirecta, se prueba un ―hecho
inicial -indicio‖, que no es el que se quiere probar en definitiva, sino que se trata de
acreditar la existencia del ―hecho final - delito‖ a partir de una relación de causalidad
―inferencia lógica”.
El uso de la prueba indiciaria y la necesidad de motivación
25. Bajo tal perspectiva, si bien el juez penal es libre para obtener su convencimiento
porque no está vinculado a reglas legales de la prueba y, entonces, puede también
llegar a la convicción de la existencia del hecho delictivo y la participación del
imputado, a través de la prueba indirecta (prueba indiciaria o prueba por indicios),
será preciso empero que cuando ésta sea utilizada, quede debidamente explicitada
en la resolución judicial; pues no basta con expresar que la conclusión responde a las
reglas de la lógica, las máximas de la experiencia o a los conocimientos científicos,
sino que dicho razonamiento lógico debe estar debidamente exteriorizado en la
resolución que la contiene.
26. Justamente, por ello, resulta válido afirmar que si el juez puede utilizar la prueba
indirecta para sustentar una sentencia condenatoria, y si ésta, a su vez, significa la
privación de la libertad personal, entonces, con mayor razón, estará en la obligación
de darle el tratamiento que le corresponde; solo así se podrá enervar válidamente el
derecho a la presunción de inocencia, así como se justificará la intervención al
derecho a la libertad personal, y por consiguiente, se cumplirán las exigencias del
derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales, conforme a las
exigencias previstas por el artículo 139º, inciso 5, de la Constitución. En ese sentido, lo
mínimo que debe observarse en la sentencia y que debe estar claramente
explicitado o delimitado son los siguientes elementos: el hecho base o hecho
indiciario, que debe estar plenamente probado (indicio); el hecho consecuencia o
hecho indiciado, lo que se trata de probar (delito) y entre ellos, el enlace o
razonamiento deductivo. Este último, en tanto que conexión lógica entre los dos
primeros debe ser directo y preciso, pero además debe responder o sujetarse
plenamente a las reglas de la lógica, a las máximas de la experiencia o a los
conocimientos científicos.
Sobre el particular, la doctrina procesal penal aconseja que debe asegurarse una
pluralidad de indicios, pues su variedad permitirá controlar en mayor medida la
seguridad de la relación de causalidad entre el hecho conocido y el hecho
desconocido; sin embargo, también se admite que no existe obstáculo alguno para
que la prueba indiciaria pueda formarse sobre la base de un solo indicio pero de
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31. Incluso, la propia Corte Suprema de Justicia de la República del Perú en el Acuerdo
Plenario N.° 1-2006/ESV-22 (Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanentes y
Transitorias), su fecha 13 de octubre de 2006, publicada en el diario oficial ―El
Peruano‖, el 29 de diciembre de 2006 ha establecido como principio jurisprudencial
de obligatorio cumplimiento para todas las instancias judiciales (jurisprudencia
vinculante) el fundamento cuarto de la Ejecutoria Suprema, recaída en el Recurso de
Nulidad N.° 1912–2005, su fecha 6 de setiembre de 2005 que señala los presupuestos
materiales legitimadores de la prueba indiciaria, única manera que permite enervar la
presunción de inocencia.
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33. Tal como dijimos supra, la ejecutoria suprema carece de una debida
motivación. En primer lugar, presenta una deficiencia en la motivación interna en su
manifestación de falta de corrección lógica, así como una falta de coherencia
narrativa; y, en segundo lugar, presenta una deficiencia en la justificación externa.
Pero además, presenta una indebida motivación respecto al procedimiento de
la prueba indiciaria. Ahora, si bien habría que reconocer a la Primera Sala Penal
Transitoria de la Corte Suprema, que optó por pronunciarse sobre el fondo del asunto
antes que acudir a cualquier vicio procesal y declarar la nulidad, es justamente en
ese cometido que incurrió en similares vicios; sin embargo, por ello no se podría
autorizar al Tribunal Supremo a rebajar el nivel de la racionalidad exigible y, en tal
caso, validar dicha actuación; por el contrario, debe quedar claro que la exigencia
constitucional sobre la debida motivación de la resoluciones judiciales es
incondicional e incondicionada, conforme lo señalan los artículos 1º, 3,º 44º y 139º,
inciso 5, de la Constitución Política.
Desde luego que el nivel de dificultad en la elaboración de la motivación (discurso
motivador) puede crecer en el caso de los tribunales colegiados, pero ello responde a
la lógica del propio sistema, toda vez que a estos se les atribuye generalmente la
resolución de los casos más complejos o de mayor trascendencia, así como el
reexamen de lo actuado y resuelto por los órganos judiciales inferiores.
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34. Ahora bien, dado que la Corte Suprema de Justicia de la República tiene completo
acceso al juicio sobre el juicio (juicio sobre la motivación), así como al juicio sobre el
hecho (juicio de mérito), es ésta la instancia que está plenamente habilitada para
evaluar cualquier tipo de razonamiento contenido en la sentencia condenatoria
expedida por la Sala Superior Penal, esto es, para verificar la falta de corrección
lógica de las premisas o de las conclusiones, así como la carencia o incoherencia en
la narración de los hechos; pero además para verificar la deficiencia en la
justificación externa, incluso para resolver sobre el fondo del asunto si es que los
medios probatorios o la prueba indiciaria le genera convicción, solo que en este
último caso –como quedó dicho– deberá cumplirse con el imperativo constitucional
de la debida motivación; es por ello que este Colegiado considera que la demanda
ha de ser estimada en parte, declarándose solamente la nulidad de la ejecutoria
suprema, debiendo el Tribunal Supremo emitir nueva resolución, según corresponda.
36. El texto constitucional establece expresamente en su artículo 2º, inciso 24, literal e),
que ―Toda persona es considerada inocente mientas no se haya declarado
judicialmente su responsabilidad‖. Este dispositivo constitucional supone, en primer
lugar, que por el derecho a la presunción o estado de inocencia toda persona es
considerada inocente antes y durante el proceso penal; es precisamente mediante la
sentencia firme que se determinará si mantiene ese estado de inocencia o si, por el
contrario, se le declara culpable; mientras ello no ocurra es inocente; y, en segundo
lugar, que el juez ordinario para dictar esa sentencia condenatoria debe alcanzar la
certeza de culpabilidad del acusado, y esa certeza debe ser el resultado de la
valoración razonable de los medios de prueba practicados en el proceso penal.
El principio indubio pro reo, por otro lado, significa que en caso de duda sobre la
responsabilidad del procesado, debe estarse a lo que sea más favorable a éste (la
absolución por contraposición a la condena). Si bien es cierto que el principio indubio
pro reo no está expresamente reconocido en el texto de la Constitución, también lo
es que su existencia se desprende tanto del derecho a la presunción de inocencia,
que sí goza del reconocimiento constitucional, como de la defensa de la persona
humana y el respeto de su dignidad, fin supremo de la sociedad y del Estado (artículo
1º de la Carta Fundamental).
37. Ahora bien, cabe anotar que tanto la presunción de inocencia como el indubio pro
reo inciden sobre la valoración probatoria del juez ordinario. En el primer caso, que es
algo objetivo, supone que a falta de pruebas aquella no ha quedado desvirtuada,
manteniéndose incólume, y en el segundo caso, que es algo subjetivo, supone que ha
habido prueba, pero esta no ha sido suficiente para despejar la duda (la suficiencia
no se refiere a la cantidad de pruebas incriminatorias, sino a la entidad y cualidad
que deben reunir estas). La sentencia, en ambos casos, será absolutoria, bien por falta
de pruebas (presunción de inocencia), bien porque la insuficiencia de las mismas -
desde el punto de vista subjetivo del juez - genera duda de la culpabilidad del
acusado (indubio pro reo), lo que da lugar a las llamadas sentencias absolutorias de
primer y segundo grado, respectivamente.
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Ahora bien, en cuanto al principio indubio pro reo que como dijimos supra forma
parte del convencimiento del órgano judicial, pues incide en la valoración subjetiva
que el juez hace de los medios de prueba, este no goza de la misma protección que
tiene el derecho a la presunción de inocencia. En efecto, no corresponde a
la jurisdicción constitucional examinar si está más justificada la duda que la certeza
sobre la base de las pruebas practicadas en el proceso, pues ello supondría que el
juez constitucional ingrese en la zona (dimensión fáctica) donde el juez ordinario no
ha tenido duda alguna sobre el carácter incriminatorio de las pruebas.
En efecto, tal como ha señalado este Alto Tribunal en anterior jurisprudencia (Exp. N.°
2494-2002-HC/TC. FJ 5; Exp. N.° 2625-2002-HC/TC. FJ 5), ―no procede la excarcelación,
toda vez que, como se ha expuesto, al no afectar la nulidad de algunas etapas del
proceso penal al auto apertorio de instrucción, al mandato de detención, [y a la
sentencia condenatoria, ésta] recobra todos sus efectos (...)‖, por lo que la demanda,
en este extremo, debe ser declarada improcedente.
Consideraciones finales
40. Por lo demás, este Tribunal Constitucional considera que el hábeas corpus contra
resoluciones judiciales firmes no puede ni debe ser utilizado como un deux ex
machina, esto es, como algo traído desde afuera para resolver una situación, donde
se pretenda replantear una controversia ya resuelta debidamente por los órganos
jurisdiccionales ordinarios, sino que debe ser utilizado, sí y solo sí, cuando sea
estrictamente necesario, con el único propósito [finalidad constitucionalmente
legítima] de velar por que en el ejercicio de una función no se menoscaben la
vigencia y eficacia de los derechos fundamentales reconocidos a los justiciables, y
que ello signifique una restricción al derecho a la libertad individual o los derechos
conexos a ella.
41. De otro lado, cabe precisar que el desarrollo expositivo del esquema argumentativo
de la sentencia cuestionada en modo alguno afecta la independencia judicial en la
resolución del caso concreto, en tanto que tiene como fin único y exclusivo el de
verificar la vulneración del derecho a la debida motivación de las resoluciones
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HA RESUELTO
2. Declarar NULA la ejecutoria suprema expedida por la Primera Sala Transitoria Penal
de la Corte Suprema de Justicia de la República, de fecha 22 de enero de 2007,
recaída en el proceso penal N.º 3651-2006 seguido contra la accionante por el
delito de parricidio, debiendo dicha instancia judicial emitir nueva resolución, según
corresponda, conforme al fundamento 34 de la presente Sentencia.
Publíquese y notifíquese.
SS.
MESÍA RAMÍREZ
VERGARA GOTELLI
LANDA ARROYO
BEAUMONT CALLIRGOS
CALLE HAYEN
ETO CRUZ
ÁLVAREZ MIRANDA
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SS.
ÁLVAREZ MIRANDA
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PREGUNTAS
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TEMA IV
INTERPRETACIÓN JURIDICA
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PRESENTACIÓN
137
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40
GUASTINI, Riccardo. “La interpretación: objetos, conceptos, y teorías” En VÁZQUEZ, Rodolfo
(comp.). Interpretación Jurídica y decisión judicial. México: Fontamara, 2008, pp. 30-34.
138
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CURSO “ARGUMENTACIÓN JURÍDICA”
41
GUASTINI, Riccardo. “Disposición versus norma” En POZZOLO, Susana y Rafael
ESCUDERO. Disposición versus norma. Lima: Palestra, 2011.
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42
ATIENZA, Manuel. “Estado de Derecho, argumentación e interpretación”. Anuario de
Filosofía del Derecho XIV, 1997, pp. 471-472.
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43
HESSE, Konrad. Escritos de Derecho Constitucional. Madrid: Centro de Estudios
Constitucionales, 1983, p. 228-229.
44
Ibid, pp. 224-227.
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RESUMEN DE LA UNIDAD IV
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LECTURAS
LECTURA OBLIGATORIA
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CASOS
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representada la concesión minera en octubre del dos mil cinco, a la fecha han
transcurrido más de seis años, por lo cual el plazo prescriptorio ha vencido en exceso.
En mérito a ello, el Juzgado de Paz Letrado de la Provincia de Gran Chimú - Cascas
con funciones de investigación preparatoria, emitió la resolución del dieciséis de
noviembre de dos mil once, de fojas ciento cuarenta y uno, que declaró fundada la
excepción de prescripción de la acción penal deducida por la Corporación Minera San
Manuel Sociedad Anónima, en la investigación preparatoria que se realiza por la
supuesta comisión del delito contra el medio ambiente -vertimientos contaminantes al
suelo-, en agravio del Estado y la sociedad.
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III. Del trámite del recurso de casación interpuesto por la parte agraviada
El Tribunal Superior por resolución de fecha diecinueve de julio de dos mil doce, de
fojas doscientos cincuenta, concedió el recurso de casación respecto a la causal de: i)
indebida aplicación o errónea interpretación de la ley penal y otras normas necesarias
para su aplicación y necesidad de desarrollo de doctrina jurisprudencial; asimismo, ii)
declaró improcedente el recurso de casación interpuesto por la causal de falta o
manifiesta ilogicidad en la motivación de resoluciones judiciales; y dispuso elevar los
autos al Tribunal Supremo, elevándose la causa con fecha siete de setiembre de dos mil
doce.
Cumplido el trámite de traslado a las partes procesales, este Tribunal Supremo
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mediante Ejecutoria Suprema del veintidós de febrero de dos mil trece, de fojas
cuarenta y siete -del cuadernillo de casación-, en uso de sus facultades, declaró
improcedente el recurso de casación interpuesto por el Procurador Público
Especializado en Delitos Ambientales y bien concedido el recurso de casación
interpuesto por el representante del Ministerio Público, por la causal de desarrollo de la
doctrina jurisprudencial e indebida aplicación, errónea interpretación o falta de
aplicación de la ley penal o de otras normas necesarias para su aplicación.
Deliberada la causa en secreto y votada el día quince de octubre de dos mil trece,
esta Suprema Sala cumplió con pronunciar la presente sentencia de casación, cuya
lectura en audiencia pública -con las partes que asisten- se realizará por la Secretaria de
Sala el día veintiocho de octubre de dos mil trece.
FUNDAMENTOS DE DERECHO:
Los agravios admitidos que invoca son: i) que se ha incurrido en una indebida
interpretación del artículo trescientos cuatro del Código Penal -delito de contaminación
ambiental-, debiendo establecerse si el delito ambiental es un delito omisivo de carácter
permanente o uno de consumación inmediata y los efectos que ello acarrea en la
prescripción de la acción penal; ii) que la calificación jurídica de los hechos no puede
ser discutida ni cuestionada en el trámite de una excepción de prescripción de la
acción penal, por lo que cualquier discrepancia con la calificación es un exceso en el
ejercicio de la función jurisdiccional que atenta contra la autonomía del Ministerio
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En el presente caso, se le imputa a Adalberto Alejandro Rivadeneira Gámez ser autor del
delito de contaminación del ambiente, en agravio del Estado y la sociedad,
representados por la Municipalidad Distrital de Sayapullo - Gran Chimú, toda vez que en
su calidad de representante legal de la Corporación Minera San Manuel S.A., incumplió
con las obligaciones ambientales contenidas en el Contrato de Transferencia de
Derechos Mineros de fecha treinta de diciembre de dos mil cinco y el contrato de
Transferencia de terrenos superficiales y derechos mineros de fecha seis de agosto de
dos mil seis, celebrado con la compañía Minera Sayapullo S.A., por los cuales adquiere
derechos mineros sobre las concesiones mineras en las que la Compañía Minera
Sayapullo S.A., habría venido efectuando operaciones mineras hasta el año de mil
novecientos noventa y ocho, y en donde se habrían generado diversos pasivos
ambientales como son la Cancha de Relaves Higospampa y Vista Bella, ubicadas en las
inmediaciones del Cerro San Lorenzo - Distrito de Sayapullo - Provincia de Gran Chimú,
los que vienen generando graves impactos negativos ambientales a través de los
vertimientos de sustancias contaminantes del Río Sayapullo, que son arrastradas por las
lluvias que se producen en el lugar, al no haberse implementado ningún plan de
remediación o mitigación ambiental; no obstante que en los contratos referidos, la
Corporación Minera San Manuel asumió la responsabilidad de implementar el Plan de
Cierre de Pasivos ambientales, conforme a la legislación minero ambiental vigente; en
tal sentido, la conducta omisiva imputada se ha prolongado desde el treinta de
diciembre del dos mil cinco, fecha en la que adquiere la titularidad de los derechos
mineros y pasivos ambientales, hasta el siete de enero de dos mil once, fecha en la cual
recientemente la Corporación Minera San Manuel S.A. ha obtenido la aprobación del
Plan de Cierre de estos pasivos ambientales que se encuentra pendiente de
implementar.
Conducta que se encuentra prevista y sancionada por el primer párrafo del artículo
trescientos cuatro del Código Penal (en concordancia con el artículo seis del Código
Penal), el cual estipula:
―El que infringiendo las normas sobre protección del medio ambiente, lo
contamina vertiendo residuos sólidos, líquidos o gaseosos de cualquier otra
naturaleza por encima de los límites establecidos y que causen o puedan causar
perjuicio o alteraciones en la flora, fauna y recursos hidrobiológicos, será
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reprimido con pena privativa de libertad, no menor de uno ni mayor de tres años
o con ciento ochenta a trescientos sesenta y cinco días-multa‖.
En el presente caso, debemos establecer si el tipo penal reseñado, según la forma
de la conducta del agente se trata de un delito comisivo (esto es, vinculado a la
existencia de un contenido material prescriptivo de no intromisión en la esfera jurídica
ajena, en: SCHÜNEMANN, Bernd. Fundamento y límites de los delitos de omisión
impropia. Con una aportación a la metodología del Derecho Penal. Editorial Marcial
Pons, Madrid, dos mil nuevo, página treinta y nuevo) u omisivo, para luego analizar la
fase de consumación del delito, esto es, si se trata de un delito de carácter permanente
(en el cual se entiende que la consumación se produce cuando ya se realizaron todos
los elementos del tipo, en: VILLA STEIN, Javier. Derecho Penal. Parte general. Editorial
Grijley, Lima, dos mil ocho, página trescientos cinco) o de consumación inmediata con
efectos permanentes (es decir, si los hechos se consumaron en un solo acto,
independientemente de la permanencia en el tiempo que puedan mostrar sus efectos);
para ello, previamente debemos precisar algunos conceptos relativos al tipo penal
imputado.
En principio nos encontramos ante un tipo penal en blanco, en tanto que el legislador
condiciona la tipicidad penal de la conducta a una desobediencia administrativa (la
Ley número veintiocho mil doscientos setenta y uno, del dieciséis de agosto de dos mil
cinco, en la que regula los pasivos ambientales de la actividad minera), como
indicador de una fuente generadora de peligro y/o riesgo, el cual debe ser potencial,
idóneo y con aptitud suficiente para poder colocar en un real estado de riesgo a los
componentes ambientales, sin necesidad de advertirse un peligro concreto para la vida
y la salud de las personas; es decir, que la protección jurídica penal es el medio
ambiente, los elementos biológicos que constituyen el involucro natural dentro del cual
se desarrolla la vida del hombre, que parte de la consideración del derecho humano de
tercera generación reconocido en el inciso veintidós del artículo dos de la Constitución
Política del Estado Peruano, que establece el derecho a ―gozar de un ambiente
equilibrado y adecuado al desarrollo de su vida‖, consagrando como un valor que
digno de protección y tutela por parte del sistema punitivo a través del Derecho (véase:
ESER, Albin. ―La tutela penale dell’ ambiente in Germania‖. En: L’Indice Penale. Lima, mil
novecientos ochenta y nueva, página doscientos treinta y siete).
Ahora bien, en dicho tipo penal se aprecian tres verbos rectores: ―infringir‖,
―contaminar‖ y ―verter‖, siendo estos dos últimos aparentemente de carácter comisivo,
―contaminar‖ en la modalidad de ―verter‖ que significa derramar o vaciar líquidos, los
cuales pueden ser de forma inmediata o directa, que se realiza sobre un curso de agua,
cauce público o canal de riego, o indirectamente realizándose a través de canales de
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dos guion dos mil ocho guion MINAM punto RJ punto cero doscientos dos guion dos
mil diez guion ANA, y del Informe Pericial de Ingeniería Forense número ITQ cero
setenta y tres guion diez, emitido por el Laboratorio Regional de Criminalística III
Dirtepol de la Policía Nacional del Perú-. En ese sentido, la omisión está referida a la
falta de implementación de las medidas para la correcta eliminación de los
residuos, a pesar de que conocía de la propia situación generadora del deber,
como de la posibilidad de realización de la acción debida.
Ahora bien, corresponde analizar la fase de consumación del delito, esto es, si se
trata de un delito de carácter permanente o de comisión instantánea con efectos
permanentes; al respecto, debemos precisar que el primero se refiere a que la acción
delictiva se pueda prolongar en el tiempo, pues el estado de antijuridicidad no cesa y se
mantiene durante un periodo cuya duración está puesta bajo la esfera de dominio del
agente, se diferencia con los delitos denominados de comisión instantánea con efectos
permanentes, en que en estos el tipo se consuma en un instante, pero sus
consecuencias permanecen en el tiempo, en cambio en los permanentes la
mantención del resultado sigue importando consumación (véase: GARRIDO MONTT,
Mario. Etapas de ejecución del delito. Autoría y participación. Editorial Jurídica de Chile,
Santiago de Chile, mil novecientos ochenta y cuatro, página ciento setenta y cuatro).
En el presente caso, nos encontramos ante un delito omisivo de carácter permanente,
toda vez que para la consumación requiere de la realización de todos los elementos
constitutivos de la figura legal, generando una mínima extensión temporal de la acción,
ya que su estado antijurídico dentro de la circunscripción del tipo se prolonga
temporalmente merced a la voluntad del autor (Véase: BORJA JIMÉNEZ, Emiliano. ―La
terminación del delito‖. En: ADPCP. Fascículo I, 1995, página ciento uno), pues se le
atribuye al representante legal de la empresa Corporación Minera San Manuel
Sociedad Anónima, el omitir la implementación del plan de pasivos ambientales y la
renuencia a dar cumplimiento a los dispositivos medioambientales, conducta atribuible
dada la probabilidad de que el daño resulte irreparable, no siendo necesario demandar
daño efectivo sino uno potencial.
En tal sentido, habiéndose establecido que es un delito permanente, corresponde la
aplicación del inciso cuatro del artículo ochenta y dos del Código Penal, el cual
establece que el momento a partir del cual empieza a computarse el plazo para la
prescripción de la acción penal, es ―a partir del día en que cesó la permanencia‖, y
como quiera que el procesado en su condición de representante legal de la empresa
minera recién con fecha siete de enero de dos mil once, obtuvo la aprobación del Plan
de Cierre de Pasivos Ambientales de acuerdo al artículo treinta de la Ley número
veintiocho mil seiscientos once
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- Ley General del Ambiente -dichos planes de tratamiento de pasivos ambientales están
dirigidos a remediar los impactos ambientales originados por uno o varios proyectos de
inversión o actividades, pasados o presentes-, por lo que la acción delictiva (omisión) se
ha mantenido en el tiempo de manera permanente, cesando recién el siete de enero
de dos mil once; momento a partir del cual debe computarse el plazo prescriptorio;
debiendo tenerse presente lo preceptuado por el artículo ochenta del Código Penal de
mil novecientos noventa y uno, que señala: ―La acción penal prescribe en un tiempo
igual al máximo de la pena fi jada por la ley para el delito, si es pena privativa de
libertad‖, por lo tanto, el plazo ordinario de prescripción de la acción penal es de
tres años; sin embargo, al haberse formalizado la investigación -conforme se verifica
de la disposición fiscal, obrante a fojas uno-, se suspende el curso de la prescripción de
la acción penal, el cual no puede prolongarse más allá de un tiempo acumulado
equivalente al plazo ordinario más una mitad de dicho plazo -tal como lo establece el
Acuerdo Plenario número tres guion dos mil doce oblicua CJ guion ciento dieciséis-; por
lo que, en todo caso vence indefectiblemente a los cuatro años y seis meses, esto es el
día siete de julio del año dos mil quince; en consecuencia, debe revocarse la resolución
impugnada, debiendo declararse infundada la excepción de prescripción de la acción
penal.
Que el representante del Ministerio Público cuestionó la resolución impugnada, al
sostener que se atenta contra la autonomía del Ministerio Público, pues se está
discrepando con la calificación jurídica realizada por este; al respecto debemos indicar
que no se está afectando el principio acusatorio o de contradicción, pues no se está
variando la imputación fáctica realizada por el órgano fiscal; sin perjuicio de lo
expuesto, se debe tener en cuenta que el juzgador de acuerdo a sus facultades
reconocidas en la Constitución Política del Estado, su Ley Orgánica y dispositivos
procesales, puede realizar una correcta adecuación de la conducta al tipo penal, pues
debe velar por el respeto del principio de legalidad en atención a que es un juez de
garantía, por lo que ante el hecho concreto debe aplicar la norma que corresponda
aun en contra de la errónea acusación -si ese fuera el caso-, así la calificación jurídica
realizada por el Ministerio Público en la acusación, puede ser modificada por el juzgador
en las resoluciones del auto de apertura de instrucción, en el auto de enjuiciamiento o
en una sentencia condenatoria, en virtud a la tesis de la desvinculación, siempre que se
respeten ciertos requisitos, conforme lo ha establecido el Acuerdo Plenario número
cuatro guion dos mil siete oblicua CJ guion ciento dieciséis, como son: i) la
homogeneidad del bien jurídico protegido, ii) no se plantee a efectos de introducir una
circunstancia atenuante o variar el grado del delito o el título de participación, y iii)
cuando se está ante un manifiesto error en la tipificación fácilmente constatable para la
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