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VENEZUELA FUE UN PAÍS CON PRECIOS ESTABL ES

DESDE 1950 HASTA 1983.

A partir del Viernes Negro, cuando el bolívar se devaluó


abruptamente, los precios empezaron a crecer a una tasa de 2
dígitos por año. Ya en 2013 Venezuela tenía una inflación de
56% anual, la más alta del mundo para entonces. Dos años
después llegó a 180,9%. El Banco Central no publica este índice
desde 2016, pero firmas independientes calculan que la inflación
cerrará por encima de 2000% en 2017. Ya en noviembre la
Asamblea Nacional midió el aumento de precios por encima del
50%, lo que ubica a la economía venezolana en situación de
hiperinflación, acompañando a Zimbabue como las únicas
economías que han sufrido este fenómeno en el siglo XXI. ¿Por
qué hay hiperinflación en Venezuela? ¿Qué se espera para el
próximo año? ¿Cómo se detiene un proceso hiperinflacionario?
El aumento de los precios en Venezuela ha sido vertiginoso.
Una manera de ilustrar la pérdida de valor de la moneda como
consecuencia del aumento de precios es ver la evolución de la
capacidad de compra. Al momento de su entrada en circulación
en 2008, con un billete de 100 bolívares fuerte se podían
comprar 12 cartones de huevos (360 unidades). A principios de
2017, el billete de 100 no era suficiente para comprar un huevo.
¿QUÉ ES LA HIPERINFLACIÓN?

La inflación es el aumento generalizado de los precios de bienes


y servicios durante un período en un país. El consumidor puede
comprar menos productos con la misma cantidad de dinero
cuando sube la inflación. Las personas se empobrecen y la
calidad de vida se deteriora.

La hiperinflación es un tipo inusual de inflación que implica un


aumento general de precios a niveles muy altos. La moneda
tiende a perder la capacidad para desempeñar sus tres funciones:
ser unidad de cuenta, medio de intercambio y reserva de valor.
El dinero es funcional cuando cumple los tres propósitos. Se
vuelve disfuncional cuando no puede cumplir alguno de ellos.

Criterios para definir la hiperinflación


Los niveles de precios generales se incrementan 50% de un
mes a otro. Esta definición fue acuñada por el economista
estadounidense Philip Cagan en una investigación que
publicó en 1956.
Los precios generales se elevan al menos 500% al año, según
los economistas estadounidenses Carmen Reinhart y Kenneth
Rogoff, en un estudio divulgado en 2011.

Episodios de hiperinflación en el
mundo
La inflación no es un problema para la mayoría de los países . El
Fondo Monetario Internacional calcula que el promedio de
inflación global será de 3,1% en 2017. Para América Latina y el
Caribe será 4,2%.
Duración promedio de episodios de hiperinflación en el
mundo desde 1973:
10 meses (9,92)
Duración promedio de episodios de hiperinflación en
Sudamérica desde 1973:
6 meses (6,17)
Hungría tiene el récord mundial de hiperinflación,
tanto en base mensual como en base anual. En 1946,
los precios crecieron 4,19 x 10^16 en el mes de julio
y a una tasa anual de 9,63 x 10^26.

Picos de hiperinflación anual en


América del Sur
2407
BRASIL

1994

4923
ARGENTINA

1989

7650
PERÚ
1990

8170
BOLIVIA

1985

En Zimbabue la inflación llegó a 54% en 2000. Cinco años


después los precios crecieron a una tasa de 585,4% anual.
En 2006 la inflación escaló a 1.281%. Dos años más tarde,
la cifra oficial era de 231.000.000.000% (doscientos treinta
y un mil millones por ciento anual). El Banco Central dejó
de publicar el índice el año siguiente. El expresidente
Robert Mugabe acusó a los comerciantes del incremento de
los precios, ordenó perseguirlos y llevó a prisión a varios.
Como la medida no frenaba la crisis, prohibió la inflación.
Decretó que los precios debían bajar 50%. Los
consumidores compraron todos los alimentos y
electrodomésticos en pocos días. Forzado por la situación,
Mugabe aceptó la ayuda del Fondo Monetario
Internacional. Entró en vigencia el uso de moneda
extranjera, se liberaron los precios y cesó la persecución
contra comerciantes y hacendados. La hiperinflación se
detuvo.

Causas de la hiperinflación
La inflación se origina cuando el Banco Central crea dinero más
rápido que el aumento de la producción de bienes y servicios.
Cuando los ingresos fiscales son menores a los egresos, los
gobiernos obligan a los Bancos Centrales a emitir dinero para
pagar los gastos que el Estado no puede cubrir con sus ingresos
o la emisión de deuda. Este proceso se llama monetización del
déficit fiscal y es una de las principales causas de los fenómenos
inflacionarios. El desbalance entre el nivel de producción y la
cantidad de dinero en la economía puede alcanzar tal proporción
que desencadena procesos hiperinflacionarios.

Las personas ajustan sus expectativas y comportamientos ante el


incremento de los precios. Gastan su dinero lo antes posible para
adelantarse a los aumentos. Cuando es una conducta generaliza,
el dinero circula más rápido y agrava el proceso inflacionario.
Se genera un círculo vicioso: los precios altos alimentan
expectativas de precios más altos, y en consecuencia, se elevan
los precios. El ciclo se retroalimenta en un proceso que destruye
el valor de la moneda.

1. Inyección de dinero

El Banco Central de Venezuela crea dinero para financiar a las


empresas públicas. Estas compañías transfieren los recursos al
Gobierno para que cubra sus gastos. Personas y empresas
disponen de más bolívares gracias a esa inyección, pero los
bienes ofertados disminuyen por la caída de las importaciones y
los controles de precios que impiden cubrir los costos de
producción. Esta dinámica aviva la inflación. Desde septiembre
de 2016 hasta septiembre de 2017, la emisión de dinero del
Banco Central subió 736%, principalmente por los préstamos a
Petróleos de Venezuela. La liquidez subió 483% el último año.

2. El problema fiscal

La recaudación de impuestos baja porque las empresas venden y


ganan menos debido a la recesión que comenzó en 2014. Para
cubrir el impacto de la inflación en la recaudación tributaria, las
autoridades recurren al dinero creado por el Banco Central de
Venezuela. Esa inyección de bolívares impulsa el aumento de
los precios. Ecoanalítica calcula que la recaudación total cayó
47% en términos reales para octubre de 2017. El Impuesto al
Valor Agregado ha caído 52%. La situación fiscal se ha
deteriorado por el descenso de los precios del petróleo desde su
pico en 2013 y la disminución de la producción petrolera, que ha
caído 600.000 barriles diarios desde 2015, según información de
la Organización de Países Exportadores de Petróleo. A ello se
suma la dificultad de acceso a los mercados internacionales de
crédito por la percepción de riesgo y las sanciones impuestas por
Estados Unidos en 2017.

El déficit fiscal en Venezuela se ha financiado con emisiones del


Banco Central de Venezuela, una práctica conocida como
monetización del déficit. En el siguiente gráfico se puede
apreciar la correlación positiva entre la liquidez y la inflación en
Venezuela, es decir, entre el incremento de dinero en la
economía y los niveles de precios.
NOTA TÉCNICA: ¿QUÉ ES LA TEORÍA CUANTITATIVA DEL DINERO?

3. La caída de la oferta
El gobierno de Nicolás Maduro recortó drásticamente las
importaciones tras la caída en 2014 de los precios del petróleo,
principal fuente de ingreso de Venezuela. Hay menos bienes
provenientes del exterior y las empresas trabajan a media
máquina por la falta de materia prima e insumos. El descenso en
la oferta coincide con la inyección de dinero del Banco Central y
estimula la inflación. A diferencia del resto de los países
petroleros, Venezuela no ahorró durante los tiempos de los altos
precios del barril, se endeudó e invirtió en proyectos que no
generaban ingresos en divisas. Sus recursos para afrontar la
crisis son limitados.

4. Control cambiario y el dólar paralelo

El gobierno mantiene un tipo de cambio protegido de 10


bolívares por dólar para subsidiar la importación de alimentos y
medicinas. La decisión de mantener un tipo de cambio
artificialmente bajo aumenta el incentivo del Gobierno para
recurrir al financiamiento del Banco Central, pues disminuye los
ingresos en bolívares de Petróleos de Venezuela.

La falta de acceso a monedas extranjeras a tasas preferenciales


fomenta la existencia de un mercado paralelo. Cuando una parte
de los bolívares que ingresa a la economía se destina a la compra
de divisas, sube el tipo de cambio en el mercado paralelo que se
utiliza como referencia para fijar los precios de productos y
servicios. Entre 2003 y 2014 se adquirían dólares para 9% de las
importaciones a través del mercado no oficial de divisas, según
Ecoanalítica. A partir de 2015, la caída en la oferta de moneda
extranjera por los canales oficiales forzó a los importadores
privados a recurrir al paralelo. Las divisas de este mercado
financian hoy la mitad de las importaciones privadas.
5. Las expectativas

Los procesos hiperinflacionarios se alimentan también de la


desconfianza en las instituciones económicas. Si los actores
creen que el Banco Central seguirá financiando el gasto público,
o si el gasto público aumenta sin que los actores económicos
tengan claridad en cuánto o de dónde saldrá el dinero para
financiar este gasto, las expectativas afectarán negativamente el
proceso de formación de precios.

Proyecciones de inflación en 2018


1134
DEUTSHE BANK

2053
ECONOMIST INTELLIGENCE UNIT

4196
OXFORD ECONOMICS

4538
BARCLAYS

5325
TORINO CAPITAL

7800
ECOANALÍTICA

Esta calculadora utiliza información del Índice de Precios al


Consumidor en Venezuela desde 1950. Debe introducir un
monto de dinero correspondiente a una fecha anterior a
noviembre de 2017. La calculadora estimará el valor de ese
monto a noviembre de 2017 según la inflación acumulada. Por
ejemplo, si usted desea saber cuánto valdría hoy un camión que
costaba 3.950 bolívares en diciembre de 1950, introduzca la
fecha y el monto y la calculadora le dirá que equivalen a
39.054.190 bolívares fuertes (treinta y nueve mil millones de
bolívares viejos).

Consecuencias de la hiperinflación
La principal consecuencia de la hiperinflación es el crecimiento
súbito de la pobreza. Como no se puede anticipar el ritmo al que
suben los precios, los ingresos en términos reales se rezagan y
los ciudadanos pierden capacidad de compra. Las cantidades
demandadas de bienes y servicios disminuyen mientras que los
costos crecen, lo que compromete la sostenibilidad económica y
financiera de las empresas. El impacto es desigual, tanto para las
empresas como para las personas, debido a las diferencias en el
acceso al crédito y a los activos en divisas. Aumenta el
incumplimiento de contratos porque no pueden mantenerse los
precios y los costos de transacción. Esto se agrava en Venezuela
por la rápida desactualización del cono monetario y la escasez
de productos por los controles de precios y la caída de las
importaciones.

Los precios transmiten información sobre la escasez relativa de


los bienes y guían la asignación de recursos productivos en una
economía. La hiperinflación destruye la calidad de información
que ofrecen los precios y genera ineficiencias en la asignación
de recursos, lo cual compromete la viabilidad de las empresas y
afecta la creación de empleo. Las empresas empiezan a sufrir
problemas con el flujo de caja porque la contracción en la
demanda afecta el ritmo de aumento de los precios, mientras los
costos se incrementan. Reaparecen viejos métodos de
intercambio, como el trueque, y se tiende a exigir el pago de
ciertos servicios en divisas, en lugar de la moneda afectada por
la hiperinflación.
Una manera de ver el efecto de la inflación en los ingresos de
los ciudadanos es evaluar el impacto de la evolución del salario
mínimo en términos reales. Como puede verse en este gráfico, el
salario mínimo en términos reales (capacidad de compra) se
desplomó, luego de subir en términos reales durante la primera
década del siglo XXI. Un salario mínimo hoy compra 80%
menos bienes de lo que compraba un salario mínimo en enero de
1998.

Testimonios de la hiperinflación
Medicarse con los bolsillos vacíos
Wualoly González sintió una presión en el pecho cuando escuchó el
precio del medicamento. 35.000 bolívares por un frasco de antibiótico en
suspensión. Era septiembre. Pagó 8 bolívares por uno igual en enero.
Sofía, la menor de sus 3 hijos, la esperaba en casa envuelta en una cobija.
Tenía 2 años y tosía como un adulto. Wualoly no podía creerlo. Dejaría
en la farmacia más de la mitad de los 60.000 bolívares que hizo en el mes
lavando y planchando para sus 3 clientes fijos. Con el dinero restante
debía comprar comida para los niños. Y para sí misma. Si alcanzaba.
Llevaba 3 billetes de 100 bolívares en los bolsillos para el regreso en
autobús. Como no tiene cuenta bancaria ni tarjeta de débito para retirar
por cajero, Wualoly casi nunca dispone de efectivo. Haría fila por
productos a precios regulados por el gobierno desde las 2:00 de la
madrugada para resolver el mercado. Le propondría a otros compradores
pasar la tarjeta de su madre a cambio de billetes. Una vez esperó 6 horas
para comprar harina pan y perdió el puesto porque un policía la sacó a
empujones de la cola. Hace 5 años era talla 12. Almorzaba carne, arroz,
plátano, ensalada, pan y refresco. Ahora es talla 5 y consume uno de esos
ingredientes por comida, sólo si están regulados.
Wualoly olvidó preguntar cuánto costaba el antialérgico que toma
Nazareth, su segunda hija, cuando tiene asma. Como no quedaba dinero
para comprar otro tratamiento, las niñas durmieron separadas varias
noches para evitar contagios.
“Comemos el bistecito con vidrio de aumento”
José Barone dice que frota las tostadas con una lonja de jamón para
darles gusto. Los llama “panes saborizados”. A sus 84 años, las bromas
le ayudan a reconocer que en casa suelen desayunar café con pan. “Y
comemos el bistecito del almuerzo con vidrio de aumento”. La cena
tampoco trae sorpresas: café y pan. El mercado que su esposa Graciela
podía costear en septiembre con los 177.507 bolívares de la pensión
alcanza para 3 días. Luego, él gasta la suya. En casa hay otras 2 bocas
que alimentar: su hija Claudia y su nieto Freddy.
Cuando José trabajaba como conductor no faltaba nada en la mesa. Pero
desde hace tres años su camioneta está accidentada en un
estacionamiento. A veces falla la caja, otras la batería. Ya no puede
invertir en reparaciones, aunque paga mensualmente por el puesto. Los
gastos aumentan, los ingresos caen.
Estar sin empleo le cuesta el sueño a José. “Estoy acostumbrado a
trabajar. No hacer nada me angustia”. Se despierta a las 3:00 de la
mañana y a las 5:00 hace la cola en la panadería. Los que están a su lado
escuchan sus viejas historias como vendedor itinerante de compañías
cigarreras. “Yo andaba por todas las carreteras del país y ahora no voy ni
a La Guaira”.

“Cuando llegue el momento cerraremos”


Antonietta Fiore no quiere que llegue diciembre. Ya no es un mes
próspero. Tiene 69 años y es dueña de una zapatería infantil. En los
últimos 3 años ha recibido visitas de funcionarios que exigían bajar hasta
30% el precio de la mercancía sin respetar márgenes de ganancias.
Cumplió el sueño de tener un negocio propio en 1995, cuando abrió la
tienda. Para ese momento todo comercio era fértil. Cuando arreció el
control de precios del gobierno, en 2012, disminuyeron los clientes, las
ganancias, los proveedores, los almuerzos en la calle y los viajes a su
Italia natal. Hoy las vitrinas están llenas de zapatos de marcas nacionales.
Ya no hay en exhibición calzados hechos en el exterior: sin divisas no
pueden importarse. Si llegan son muy costosos y nadie los compra.
Antes los clientes compraban tres pares de zapatos en cada visita. Ahora,
si acaso, uno. Siempre preguntan: “¿Por qué tan caros?”. Los
distribuidores transan a precio del dólar paralelo, que se ha disparado
1.200% en lo que va de año. Cada vez que despachan, advierten: “Este es
el precio, por ahora”. Los proveedores pasaron de ser 25 a menos de 10
en los últimos 3 años. Después de los 5 aumentos de sueldo decretados
en 2017 por el gobierno venezolano, Antonietta solo puede pagar un
empleado.
Varias zapaterías vecinas cerraron porque no pudieron reponer
inventario. Antonietta resiste, no es tiempo de bajar la santamaría.
“Cuando llegue el momento cerraremos”.
Pagar la universidad con gift cards
Ana temía que Julio perdiera el semestre en el instituto donde estudia Diseño en Caracas.
Cuando un alumno se retrasa con el pago no puede entrar a clases. Llegó mayo de 2017 y
Ana no tenía dinero para cancelar la mensualidad. Vació los cajones de la casa para buscar
algo que pudiese vender. Encontró dos gift cards (tarjetas de regalo) de Amazon en una
gaveta. Una de 30 dólares y otra de 50. Dejó la pena a un lado y llamó uno por uno a sus
amigos y conocidos para venderlas. Nadie las quiso, así que acudió personalmente al centro
educativo para conversar con el director. Le permitieron pagar con las tarjetas. Las vendió a
260.000 bolívares, suficiente para cubrir la cuota y dejar un depósito para la siguiente.
Internacionalista de la Universidad Central de Venezuela y abogada de la Universidad
Católica Andrés Bello, Ana mantenía a su familia con una empresa de catering y una
constructora. Pero ambos negocios quebraron y comenzó a bandearse con trabajos a
destajo. La asesoría legal a una empresa extranjera por Internet le ha permitido sobrevivir
durante el último año porque le pagan en divisas. Compra comida y paga los servicios con
los bolívares que obtiene de cambiar dólares a la mayor tasa posible.
Una tarde de septiembre recibió una llamada del instituto de Julio. Las fluctuaciones del
dólar paralelo la favorecieron con un excedente. Aunque lo necesitaba para hacer mercado,
pidió que lo abonaran a la próxima cuota. Si es necesario, Ana deja de comer con tal de
garantizar que Julio termine la carrera.

Soluciones
Todos los procesos hiperinflacionarios registrados en la historia han terminado en
programas de estabilización, según refiere el economista chino Liping He en su
investigación “Hyperinflation: a world history”. Seis elementos se repiten en
todos los planes:

1. Reforma monetaria que implica cambios en la denominación de la moneda o


en el establecimiento de relaciones de valor con otras monedas.

2. Aumento de tasas de interés con la intención de crear tasas de intereses reales


positivas y recuperar la función de reserva de valor de la moneda.

3. Restauración de la convertibilidad monetaria y la estabilidad del tipo de


cambio en el marco de un proceso de generación de confianza en la moneda.
4. Austeridad fiscal en función del balance presupuestario que disminuya o
elimine la necesidad de financiamiento del déficit fiscal por parte de los bancos
centrales.

5. Recuperación de la autonomía del Banco Central.

6. Asistencia internacional que implica recuperación de acceso a los mercados


financieros internacionales.

¿Cómo abordar la hiperinflación en el caso de


Venezuela?
Los economistas consultados coinciden en que el éxito de un programa de ajustes
macroeconómicos depende de la credibilidad de las autoridades que lo apliquen.
Es fundamental recuperar la autonomía del Banco Central y crear un clima
político favorable al crecimiento económico del sector privado.
1. TRATAMIENTO INTEGRAL

2. DÉFICIT FISCAL

3. REFORMA DEL BANCO CENTRAL

4. DÉFICIT DE DÓLARES

5. DESCONFIANZA EN LA MONEDA

Finanzas personales y la hiperinflación

No hay soluciones personales para la hiperinflación, dependen de las autoridades


económicas. Sin embargo, se puede minimizar el impacto del proceso. Todas las
recomendaciones clásicas de finanzas personales (hacer un presupuesto que
asegure la capacidad de pago, reducir gastos superfluos y construir un fondo de
reserva) aplican aún más en un proceso hiperinflacionario. Presentamos algunos
elementos estratégicos que toda persona debe considerar en un contexto
hiperinflacionario, aunque no pueda cumplirlas todas. No son recomendaciones
personales. Son más bien indicaciones que hacen los economistas desde el punto
de vista de finanzas personales. Sugerimos que consulte sus decisiones
financieras con expertos en la materia para aumentar la eficacia de su respuesta
ante el fenómeno hiperinflacionario:
Cómo puede salir Venezuela de la crisis económica? Hablan los
economistas

Una política fiscal seria, reformas en el ámbito petrolero y replanteamiento del tamaño del
Estado son algunas de las medidas que se plantean los expertos para superar la actual
situación que ya padece los vaivenes de la hiperinflación

 69

Por RICARDO ZAPATA | @RZAPATA96 | RZAPATA@EL-NACIONAL.COM

03 DE JUNIO DE 2018 07:59 PM | ACTUALIZADO EL 04 DE JUNIO DE 2018 07:57 AM

Reducción de la inflación, desmontaje de controles y respeto a la propiedad privada son


algunas de las medidas en las que coinciden cuatro economistas venezolanos para salir de la
crisis económica que atraviesa el país desde 2013 y que desde octubre de 2017 ya tiene la
peligrosa enfermedad de la hiperinflación.

El cuestionamiento en la mayoría de los ciudadanos en cuanto a la economía tiende a ser el


mismo ¿Cómo sale Venezuela de la actual crisis? La visión de los expertos en la materia
que dieron para El Nacional Web muestra un panorama de lo que se podría hacer o no en
el país para superar las coyunturas actuales.

Asdrubal Oliveros propone que, primordialmente, se resuelvan los problemas


macroeconómicos como la inflación con medidas fiscales, reformas del Estado y la
devolución del estímulo a la actividad petrolera para empezar a sanear la economía.

“Hay que tomar medidas también en lo cambiario y monetario para lograr un tipo de
cambio que no genere distorsiones económicas y un plan de desmontaje de controles”,
indicó Oliveros.
Para el economista, la economía venezolana está muy por debajo de un “shock” económico
como el que ocurrió en otros países de Latinoamérica en los años 80 y 90. “Hay algo que es
bien importante y que permite ver la hiperinflación como una oportunidad y es que la
mayoría de los procesos de estabilización económica para salir de la hiperinflación son
medidas muy populares porque el hecho de reducir esa tasa es de gran ayuda para las
familias”, explicó.

Anabella Abadi, otra de las economistas consultadas, coincide con estas medidas y plantea,
además, el recorte de subsidios de servicios públicos y la gasolina, los cuales se pueden
complementar con entregas directas por parte del gobierno a los ciudadanos. Sin embargo,
añade que esta última medida requeriría de ayuda internacional.

“Salir de la crisis implica reconocer que se deriva de la implementación de políticas


económicas distorsionantes que se han traducido en la destrucción de las señales de precios
(imposible distinguir lo caro de lo barato), en un mercado cambiario opaco y volátil (un
mismo dólar tiene una docena de precios de referencia) y en la preferencia por los trabajos
informales cuya rentabilidad supera las protecciones de ley”, indicó Abadi para El
Nacional Web.

¿Dolarización o estabilidad monetaria?

Jesús Casique y Luis Oliveros tienen visiones encontradas sobre el proceso de dolarización.
Mientras que el primero piensa que no debería ser el camino el uso del dólar porque hay
países como Ecuador que teniendo este sistema presentan un alto nivel de
endeudamiento, el segundo indica que los países dolarizados no son el mejor ejemplo en
crecimiento económico.

“La dolarización funciona en economías pequeñas que dependen de Estados Unidos. Si


dolarizas, pierdes la política monetaria y cambiaria. Eso te ata mucho más a los vaivenes
del mercado petrolero. Los países que se han dolarizado no son el mejor ejemplo en
crecimiento económico”, indicó Oliveros.

Por su parte, Casique explica que en temas de política monetaria, el Banco Central de
Venezuela (BCV) perdería su autonomía a la hora de una crisis. “Ahí está el resultado de
Ecuador que tiene un alto nivel de endeudamiento. El ancla yo creo que tiene que ser más
bien en lo cambiario. No hace falta dolarizar la economía”, expuso el experto a El
Nacional Web.

El economista plantea que se pueden aplicar una serie de medidas como las ejecutadas en
Brasil durante los años 90 en el denominado “Plan Real” llevado a cabo por el entonces
presidente Fernando Henrique Cardoso y que llevó al país suramericano de una inflación de
cuatro dígitos a una de un solo dígito en menos de 5 años. Algunas de las medidas de este
plan fueron control de la política fiscal, eliminación de controles y la introducción de una
nueva moneda, el real.

Tanto Casique como Oliveros coinciden con Anabela Abadi y Asdrúbal Oliveros en que se
debe plantear un tipo de cambio competitivo y una política de respeto a la propiedad
privada y al empresariado, así como un plan de urgencia para parar la hiperinflación y
retomar el crecimiento económico. De aplicarse esta medidas, sostienen que la crisis se
superará poco a poco y el país volverá a estabilizarse.

De acuerdo con cifras del Fondo Monetario Internacional, la economía venezolana cerrará
este año con una caída de aproximadamente 15% del PIB y una inflación de al menos
14.000%. A pesar de las medidas tomadas por el gobierno para intentar frenar la escalada
de los precios como controles y fiscalizaciones, estas solo han provocado una mayor
escasez y costo de los productos en la economía.

La solución de fondo para la


crisis es resolver el
problema de la
hiperinflación
Juan Bautista Salas | Foto: archivo |27 agosto, 2018
La solución de fondo que debe adoptar el gobierno, es el de
resolver el problema de la hiperinflación, para permitir que los
comerciantes puedan tener más claridad en el cálculo de sus
costos de reposición y que haya más competencia entre más
gente que quiera abrir negocios y que al trabajador y al
consumidor, le alcance el dinero, asegura el economista y
director de Ecoanalítica, Asdrúbal Oliveros.

Hizo referencia a la situación que se ha presentado con las


acciones de la Sundee, obligando a los comercios a ajustar
sus precios, advirtiendo que los consumidores acuden
presurosos a aprovecharse de esta situación, con una visión
muy miope del hoy, porque después la reposición de esos
inventarios de esos negocios que hoy prácticamente están
siendo víctimas de esa especie de “saqueos programados”, no
solamente no van a volver a abrir y los que abran,
probablemente la estructura de reposición de inventarios va a
ser muy lenta, con lo cual la escasez y el desabastecimiento
de muchos productos, va a ser complicada.

“Entonces en el momento en que se me acabe, la harina, el


papel, el jabón y quiera reponerlo, dónde lo voy a conseguir,
que me lo va a vender, a lo mejor voy a tener que depender
nuevamente de un bachaquero o un informal que lo va a
multiplicar por cualquier precio, entonces esta no es la
solución, la solución de fondo que debe adoptar el gobierno,
es el de resolver el problema de la hiperinflación, para
permitir que los comerciantes puedan tener más claridad en el
cálculo de sus costos de reposición y que haya más
competencia entre más gente que quiera abrir negocios y que
al trabajador y al consumidor, le alcance el dinero”, afirmó.

Recordó que en estos momentos, Venezuela tiene un déficit


fiscal, es decir el diferencia entre lo que le ingresa y lo que
gasta, de alrededor de US$ 16.000 millones, indicando que
para el Gobierno poder saldar sus cuentas, pagarle a todos los
contratistas, para dar todos los bonos, pagar a pensionados
sin tener la plata, para generarla la crea artificialmente y esto
lo pagan todos los ciudadanos con más inflación, recordando
que por eso se le llama “impuesto inflacionario”.

“Sacando cuentas, si tienes un déficit de US$ 16.000


millones, entre el aumento de la gasolina, la reforma al IVA,
el impuesto a bienes suntuarios, la reforma al Impuesto Sobre
la Renta, la puesta en marcha de nuevo del impuesto a las
transacciones financieras, esto debe producir unos US$
12.000 millones, con lo cual el hueco del déficit queda en US$
4.000 millones, no es tan grave, pero resulta que estás
incrementado pensiones, salarios de empleados públicos,
aprobando nuevos bonos, bonos de reconversión, que más o
menos suman unos US$ 5.000 millones, con lo cual estas
generando US$ 8.000 de ingresos, pero estas incrementando
el gasto en US$ 5.000, el efecto neto es US$ 3.000, con lo
cual el déficit sigue existiendo, es significativo y se va a nutrir
con plata artificial, y la inflación no se va a acabar”, afirma.

Oliveros no ve creíble que el gobierno pueda mantener la


maquinita de hacer billetes del BCV operando para cubrir
todos los gastos, aseguró en entrevista radial.
Hiperinflación: el gran
problema de los
venezolanos
POR FREIDER GANDICA





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03 de mayo de 2018 04:24 PM


Nuestros problemas como venezolanos se cuadruplicaron en
tan sólo dos meses. Suena aterrador, pero es así. Jamás
imaginamos que el precio de un dólar americano sería
equivalente a casi un millón de Bsf.
El pueblo venezolano vive sumergido en la pobreza, la miseria
y el hambre. Sonará exagerado, no obstante es nuestra
realidad. La hiperinflación sigue galopando a rienda suelta y
nadie ata a ese potro rebelde. Hay quienes dicen que al
régimen la actual situación del país se les salió de las manos.
Por un momento pensé que era así, luego analicé y me di
cuenta que esto que hoy vivimos es planificado. Lo hicieron
con la intención de controlar y mantenerse en el poder. La
cúpula que habita Miraflores juega con el estómago y con las
necesidades de los más humildes de nuestro país.
Venezuela no está en guerra; sin embargo, la cruel página que
hoy estamos escribiendo los venezolanos es similar a la que
vivió la República de Weimar (nombre de Alemania durante
estos conflictos) la cual también atravesó una crisis política,
económica y financiera.
Los alemanes en la década de 1920 se vieron obligados a pagar
a Francia y a Gran Bretaña los daños que causaron la primera
guerra mundial. Los precios de las reparaciones eran
superiores a los ingresos de la nación, y esto los llevó a
imprimir dinero sin respaldo real. Al aumentar
desmesuradamente el flujo de dinero circulante entre la
población, éste empezó inevitablemente a devaluarse. ¿A qué
realidad se les parece?
Noticias de Ultima Hora

(Esporadicamente) Enterese primero de las noticias de ultima


hora mas relevantes.
SUSCRÍBASE

La ya extinta República de Weimar logró frenar la


hiperinflación con una propuesta del economista Hjalmar
Schacht, quien era el presidente del Banco Central. Schacht
fue conciso y generó una ley que fue impuesta por el Gobierno;
ésta se basó en hipotecar las tierras e industrias para la
creación de una nueva moneda que tendría un valor total de
3.2 billones de Rentenmark.
Me pregunté en medio de tanta frustración: ¿tendrá el BCV
una propuesta para frenar este desastre económico? La
respuesta la obtuve el día que dicha entidad dejó de publicar
las cifras de inflación mensual.
Cuando un ente autónomo tan importante se subordina,
ocurren este tipo de desastres; el Banco Central de Venezuela
pasó a ser una franquicia de quienes hoy ocupan Miraflores.
Nelson Merentes, el filósofo docente matemático, fue quien
dirigió este barco durante los primeros procesos de inflación.
Su respuesta al déficit de la nación no fue la de un presidente
de una entidad autónoma, todo lo contrario, el investigador
nacido en Naiguatá, Estado Vargas, recibió un lineamiento
político el cual no podía desobedecer. Este lineamiento nos
condujo a lo que hoy vivimos, y fue la apresurada impresión
de billetes sin respaldo real.
Pasamos de Bolívares a Bolívares “fuertes”, tres ceros le
fueron arrebatados a la moneda con la intención de reforzar el
Bolívar y combatir una inflación que alcanzaba el 17%, la tasa
más alta de América Latina en el año 2007.
"No me obliguen a tomar medidas, señores empresarios", dijo
Chávez en su programa Aló Presidente. Pensó que con
expropiar y nacionalizar resolvería el problema de
acaparamiento que él mismo provocó al imponer precios a los
productos. Error garrafal que sepultó a nuestra economía.
Once años después de aquel anuncio donde el fallecido ex-
presidente Chávez afirmó que acabaría con la inflación,
estamos peor.
El actual “legítimo presidente obrero”, siguiendo los pasos del
comandante, acabó con el Bolívar Fuerte, moneda que según
el difunto sería la más estable de América Latina. Ahora
Nicolás nos presenta un nuevo cono monetario, que según el
BCV, “el Bolívar Soberano promoverá el sentido patrio y la
valoración de la moneda. Además, dará soporte a una nueva
era de crecimiento en el contexto de la renovación
económica”. ¿Renovación económica? Estos tipos tienen de
economistas lo que yo tengo de comunista, ¡nada!
Si de verdad quisieran arreglar la economía, las propuestas
fueran otras. Estoy seguro que en diciembre del presente año,
el billete de más alta denominación (500Bsf) no alcanzará ni
para comprar un huevo. Se angustiarán y más billetes
imprimirán. Las regalías a través del carnet de la patria se
multiplicarán y la economía venezolana, en el núcleo de la
tierra irá a parar. Otro cono anunciarán y el país más
sumergido en la pobreza vivirá.
Recordemos siempre esta frase de nuestro Himno Nacional:
“Abajo cadenas, gritaba el señor. Y el pobre en su choza,
libertad pidió”. Un pueblo pobre y sin libertad, es un pueblo
infeliz.
Estudiante de ingeniería de gas, dirigente juvenil nacional
del partido político Voluntad Popular y columnista en
periódicos venezolanos.

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