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24-09-2018
Tras un tratamiento natural de varios meses ya no tienen diabetes

“Ningún tratamiento permite curar


definitivamente la diabetes. Es una
enfermedad crónica y es necesario un
tratamiento durante toda la vida. “¿Ha oído
usted mil veces este discurso? A partir de
ahora, usted podrá decir que es falso. Un
nuevo estudio acaba de demostrar que una
pérdida de peso importante (más de 10 kg) y
duradera (un año como mínimo) puede
invertir los procesos implicados en la diabetes
tipo 2.

Esto es un seísmo que ha sacudido al mundo médico. Hasta hace muy poco, se creía que la
pérdida de sensibilidad a la insulina de las células grasas y los fallos de las células beta
pancreáticas que se producen en la diabetes tipo 2 eran irreversibles. Un experimento de gran
envergadura realizado por el Diabetes Remission Clinical Trial (DiRECT) acaba de aniquilar
esta certeza: más de la mitad de las personas que padecen diabetes tipo 2 han podido recuperar
un estado no diabético a largo plazo gracias a una pérdida de peso importante y a su
mantenimiento durante 12 meses como mínimo.
Para lograrlo, los voluntarios evidentemente tuvieron que seguir una dieta baja en calorías
volviendo a aprender a la vez a comer mejor y a disminuir la glucemia de manera natural. Muy
rápidamente, el contenido de grasa de su hígado y el de su páncreas (dos signos reveladores de
diabetes) disminuyeron, pero hubo que esperar varios meses para que las células beta
pancreáticas recuperaran su estado inicial y para que la sensibilidad a la insulina volviera a ser
significativa.

¿Cómo han podido estas personas curarse de la diabetes?


Durante las comidas o los tentempiés, aportamos a nuestro organismo una afluencia masiva de
nutrientes de todo tipo que servirán de combustible al conjunto de nuestras células. Sin estos
nutrientes, las células no serían capaces de sobrevivir bien mucho tiempo: éstas extraen la
energía que les permite asegurar todas sus funciones fisiológicas. Pero para ello, es imperativo
que los aportes de energía sean constantes: ¡el menor periodo de hambre sería fatal para éstas!
Una lavadora funciona siempre que reciba una corriente eléctrica continua. Si usted desenchufa
el cable que la conecta a la toma eléctrica, usted la priva inmediatamente de energía y la
máquina se para. Esto es algo parecido a lo que pasaría a las células si los aportes energéticos
no fueran continuos. Con una diferencia: cuando usted vuelve a enchufar la máquina, ésta
normalmente vuelve a funcionar mientras que la célula, privada demasiado tiempo de energía,
no se recupera jamás.
Por tanto, el organismo ha imaginado un sistema de regulación que le permite aportar siempre
la misma cantidad de combustible a las células a través de la circulación sanguínea. Es un
sistema perfectamente eficaz que estabilizará el contenido de glucosa en la sangre. ¿Por qué en
glucosa? Porque es uno de los nutrientes más energéticos y porque las enzimas digestivas
transforman muchas moléculas grandes en glucosa.

Cuando las cantidades de glucosa en la sangre aumentan, por ejemplo, después de una comida,
un grupo de células situadas en el páncreas (las células beta pancreáticas) libera una sustancia
que ordenará su absorción en las células musculares y las células grasas y permitirá de esa
manera recuperar un nivel de azúcar en sangre normal. Esta sustancia, es la insulina. Respecto
al azúcar, almacenado en forma de grasas o de glucógeno, podrá ser reintroducido más tarde en
la sangre, en caso de necesidad.

En las personas con diabetes tipo 2, este sistema falla cada vez más. Al principio, es
probablemente un problema de alimentación . Unos aportes demasiado altos en calorías o
demasiado desequilibrados provocan regularmente grandes cantidades de azúcares en la sangre.
El organismo reacciona, como está previsto, liberando insulina masivamente, lo que lleva al
almacenamiento de los azúcares excedentarios en forma de grasas. Si estas malas decisiones
alimenticias son ocasionales, no causarán ningún problema, pero si se hacen recurrentes, las
sorpresas no se harán esperar. De manera lenta pero segura, las células grasas se inflan como
globos, empujando la aguja del equilibrio cada vez más lejos en el eje de los kilos. Al cabo de
un momento, estas reservas inútiles comienzan seriamente a convertirse en molestas, sobre todo
en el abdomen. Éstas deberían normalmente incitar a las personas a retomar el control lo más
rápidamente posible, pero si se hace caso omiso de esa señal, la patogénesis de la diabetes
continúa.

A medida que las células grasas se hacen más grandes, dejan entrar nuevas reservas energéticas
a regañadientes. Se dice que éstas se hacen poco a poco resistentes a la insulina: la molécula ya
no logra hacerse obedecer tan eficazmente como antes. La consecuencia inevitable de esto es
que el azúcar que debería en condiciones normales estar almacenado en las células de reserva
se queda en la circulación sanguínea, lo que lleva lógicamente a un aumento del nivel de azúcar
en sangre. Se dice que las personas se encuentran en un estado de hiperglucemia crónica. Es
una situación peligrosa que puede provocar la degradación progresiva de los nervios, de los
vasos sanguíneos, de los ojos y de los riñones. Además, ésta es tan peligrosa que el organismo
pone en marcha inmediatamente una estrategia de defensa: hace liberar más insulina a través de
las células beta pancreáticas del páncreas. Como las células grasas ya no obedecen tan bién
como antes a la insulina, estas se verán confrontadas a cantidades todavía mayores de la misma
molécula. Es una estrategia pertinente, pero debe reajustarse constantemente para compensar la
resistencia cada vez mayor de las células grasas. Llega un momento en que la resistencia se
convierte casi en una insurrección. Para lograr hacer que entre azúcar en las células y mantener
una glucemia aceptable, es preciso liberar cantidades astronómicas de insulina, lo que exige a
las células beta pancreáticas un ritmo de producción desenfrenado, imposible de mantener en el
tiempo. Por tanto, no es de sorprender que, al cabo de un cierto tiempo, éstas se rindan. Las
células beta que han sobrevivido las dosis elevadas de glucosa en sangre pierden
progresivamente su capacidad para secretar insulina. Éste es un momento especialmente
dramático, ya que la insulina es la única hormona del organismo capaz de reducir la glucemia.
Sin ella, la glucemia se hace muy aleatoria y provoca trastornos de la salud que pueden ser muy
graves.

Esta incapacidad para producir cantidades normales de insulina es la que nosotros pensábamos
que era irreversible. Ahora bien, las conclusiones del estudio mencionado son rotundas: las
células beta pancreáticas pueden reaprender a producir insulina y volverse “normales” a
condición de que la diabetes no lleve instalada más de 10 años, Para ello, es necesario que
desaparezcan los factores que han llevado a la transformación de las células beta
pancreáticas. Dicho de otra manera, hay que actuar en los tres grandes mecanismos que entran
en juego en el desarrollo de la diabetes:

 La mala alimentación que lleva a un exceso de peso.


 El exceso de peso que lleva a una resistencia de las células a la insulina.
 La resistencia de las células a la insulina que lleva en primer lugar a un aumento de la
producción de insulina, y posteriormente a una disminución progresiva relacionada con
la perdida de secreción de las células beta pancreáticas.
¿Cómo reaccionar lo más rápidamente posible y combatir la
diabetes de forma natural?
El estudio nos muestra que se puede curar de la diabetes a condición de no esperar demasiado
tiempo: al cabo de 10 años con diabetes, parece ser que las células beta pancreáticas están
demasiado afectadas para volver a ser “normales” y producir de nuevo insulina en cantidad
suficiente.

Presentamos 3 planes de acción para lograrlo:

 Actuar sobre el exceso de peso, especialmente a nivel abdominal para mejorar la


resistencia a la insulina.
 Actuar en la glucemia para que las células beta pancreáticas no se fatiguen al producir
insulina.
 Actuar en las complicaciones de la diabetes para evitar la aparición de nuevos
problemas de salud.

Durante años, los investigadores han intentado identificar un medicamento capaz de actuar en
los tres frentes a la vez. Creyeron que lo habían logrado varias veces, pero cada una de las
sustancias comercializadas como medicamentos provocaban efectos secundarios importantes o
no estaban adaptadas a ciertas personas. Desde hace poco un producto natural es objeto de
atención: la berberina . Es una sustancia extraída del agracejo, un arbusto que puede alcanzar
de 2 a 3 metros de altura, que se utiliza tradicionalmente desde hace milenios para “purificar la
sangre” y tratar las afecciones inflamatorias. Así pues, una vez más, la comunidad científica se
ha dirigido a la medicina tradicional. Una vez más, con razón.

Unos estudios recientes demuestran que la berberina es un candidato perfecto (1) para el
tratamiento de la diabetes. Ésta presenta efectos antihiperglucemiantes y antihiperlipidémicos
notables influyendo a la vez positivamente en el peso (2-5). La única razón que explica por qué
todavía no es conocida por todo el mundo es porque su mecanismo de acción preciso sigue sin
ser comprendido por la investigación. En realidad, al contrario que los medicamentos, parece
ser que ésta puede influir en numerosos mecanismos relacionados con el control de la glucemia,
con la lipogénesis (el proceso de reserva energética de las células grasas) o la sensibilidad a la
insulina. El esquema a continuación muestra la influencia que ésta ejerce en un número
considerable de factores y receptores celulares.
La berberina es un antihiperglucémico. Ésta actúa en el metabolismo de la glucosa
aumentando la secreción de insulina (6) (lo que estimula la entrada de glucosa en las células),
mejorando la sensibilidad de las células a la insulina y estimulando la glucólisis (utilización de
glucosa) (7-8). Ésta interfiere también en el intestino delgado con la glucosidasa, una enzima
encargada del transporte de la glucosa a través del epitelio intestinal. Por tanto, probablemente
ésta ralentiza la absorción de la glucosa en el organismo (9).
La berberina es un antiadipogénico. Ésta disminuye la glucemia, pero no por eso ésta
aumenta el volumen de las células grasas. Al contrario: la berberina posiblemente disminuye la
expresión de varios genes (mediante la disminución de ciertos factores de transcripción)
directamente relacionados con el tejido adiposo y a la adipogénesis (10).
La berberina es un potente antioxidante . Unos estudios recientes han mostrado que la
generación de radicales libres, asociada a la resistencia a la insulina, provoca daños y suicidios
masivos de las células beta pancreáticas (11-13). Además, el estrés oxidativo contribuye
directamente al desarrollo de las complicaciones crónicas de la diabetes tales como las
nefropatías, las retinopatías o las neuropatías (14). Ahora bien, la berberina es reconocida
también por su capacidad para atenuar la oxidación, especialmente regulando al alza varios
antioxidantes endógenos como la superóxido dismutasa (SOD) y el glutatión, principalmente en
el hígado (15-16). Su efecto beneficioso en el estrés oxidativo ha sido observado en personas en
un estudio clínico: se ha podido registrar una bajada espectacular de los marcadores de la
oxidación al cabo de un mes de ingesta de complementos de berberina.
La berberina es un excelente antiinflamatorio. El papel de la inflamación en la patogénesis
de la diabetes está muy bien documentado (17). Se sabe que numerosas citocinas
proinflamatorias participan en el desarrollo de la resistencia a la insulina. Y también en este
caso, la berberina parece intervenir reduciendo la actividad de estas citocinas (18-20).

La constatación es idéntica si sólo se tiene en cuenta los ensayos clínicos realizados en


personas . En ciertos estudios, los efectos antidiabéticos de la berberina han sido incluso
superiores a los tratamientos medicamentosos habituales (22). Estos trabajos recientes
confirman que la biodisponibilidad por vía oral de la berberina es muy real, contrariamente a lo
que creían inicialmente algunos investigadores. Si la concentración sanguínea de la berberina es
baja tras su administración oral, eso se debe a que ésta es rápidamente distribuida hacia los
órganos como el hígado o el páncreas, donde ésta es metabolizada en varios metabolitos activos
(23).

Por otra parte, basta con leer las numerosas opiniones de personas que se han decidido a tomar
berberina para convencerse de su impresionante poder. Estos extractos se refieren al producto
Berberine 500 mg (Berberina 500 mg) , un superventas de origen 100 % natural y de una
pureza inigualada en el mercado:

 “Acabo de hacer mi tercer pedido (para 3 meses): eficaz desde el primer trimestre para
hacer bajar la glucemia...”, Frédérique Lucas.
 “ ¡Sorprendentemente eficaz! A la vista de los análisis, mi médico ha tenido miedo ”,
Jean Claude Escande.
 “Nosotros utilizamos la berberina para reducir el nivel de glucemia y a nosotros nos
funciona ”, Yolande Niquet.
 “Para mí es un producto genial ya que me permite bajar mi diabetes tipo 2 mientras
que todos los medicamentos clásicos no tenían ningún efecto con muchos efectos
secundarios especialmente de hipoglucemia ”, Annie Parlanti.
 “Yo puedo recomendar este producto que he tomado como sustitución de un producto
alopático que no ha solucionado nada durante años. Después de tomar Berberina
durante 3 meses, todos los indicadores de glucemia habían mejorado según los
resultados de los análisis ”, Gaston Simon.
 “ ¿A los 75 años? Con diabetes tipo 2, mi médico se ha quedado asombrado cuando le
dije que gracias a la berberina mi diabetes había vuelto a un nivel normal ”.
 “Hace 3 años que tomo berberina y mi diabetes ha bajado considerablemente, al tener
además unos buenos hábitos alimenticios y andar regularmente. Los médicos tienen
dificultades a la hora de admitirlo, pero cuando ven los resultados de mis análisis, no
tienen más remedio que rendirse. Nunca he tenido efectos secundarios, sino lo
contrario, efectos beneficiosos en todo el organismo, y ya no tengo infecciones
urinarias. Recomiendo vivamente este producto ”, Sophie Dujardin.

Para ver el resto de los testimonios: opiniones sobre la berberina.

En realidad, el éxito popular de la berberina se explica por su eficacia medible. Como la


glucemia es algo que los diabéticos controlan frecuentemente, la acción de la berberina es
inmediatamente verificable. Y nadie puede decir que “es algo psicológico “: se trata de algo
estrictamente “objetivo”. Algo que aparece claramente en los resultados de los análisis.

5 astucias naturales para combatir e invertir la diabetes


El estudio mencionado al principio de este artículo muestra la necesidad de perder peso para
deshacerse definitivamente de la diabetes, pero los participantes han estado estrictamente
supervisados por los investigadores. ¿Cómo lograr perder más de 10 kg de manera sana y
duradera y a la vez reducir progresivamente su glucemia, sin beneficiarse de esa supervisión?
Rodeándose de profesionales de la salud, apoyándose en ayudas naturales y respetando
instrucciones simples. Presentamos 5 que son imprescindibles para lograr invertir la diabetes:

1) Métase (o vuelva a meterse) en la cocina . Éste es el consejo más importante para lograr
perder peso abdominal: deje de consumir esos alimentos ultraprocesados que contienen todo lo
peor para su diabetes: sal, ácidos grasos saturados, azúcares escondidos (especialmente
fructosa), fuentes de radicales libres… Cocine todos sus platos con productos crudos, dando
una parte prominente a las verduras, y usted ya habrá dado un paso enorme hacia su objetivo.
2) Apóyese en la berberina . Los efectos de la berberina en la glucemia y en el proceso de la
lipogénesis son suficientemente impresionantes como para integrarla en un programa de varios
meses (de 500 a 1.000 mg al día). Es una ayuda valiosa tanto a corto plazo (los episodios de
hiperglucemia son peligrosos) como a largo plazo (ésta contribuye a reducir la resistencia a la
insulina).
3) Ponga su confianza en alimentos con un bajo índice glucémico . Hoy en día está
reconocido que tener en cuenta el índice glucémico de los alimentos aporta beneficios en las
personas diabéticas. Una alimentación con un bajo índice glucémico permite tener una
glucemia menos elevada, un mejor nivel de lípidos en sangre y un mayor control del peso.
4) Reconcíliese con las fibras alimenticias . Las fibras solubles, que consumimos cada vez
menos, son imprescindibles para todas las personas que deseen invertir la diabetes. Éstas
permiten retrasar la absorción de la glucosa y contribuye a la vez a reducir los excesos de peso
y a disminuir la glucemia. Se recomienda a las personas diabéticas que consuman entre 25 y 50
g de fibras al día, mediante frutas y verduras (nabos, espárragos, brócolis, coles, judías,
cebollas, alcachofas, naranjas, peras, manzanas …) o mediante complementos de fibras (el
psyllium, que hay que consumir con un vaso de agua durante las comidas, es formidable:
disminuye los niveles de glucosa y de insulina de un 10 a un 20 % (24)).
5) Confíe en los antioxidantes . Los antioxidantes que se encuentran en todas las frutas y
verduras (y sobre todo los más coloridos) no engañan nunca. Son indispensables para combatir
numerosas patologías y la diabetes no es ninguna excepción: el estrés oxidativo que se
manifiesta en esta patología provoca complicaciones muy conocidas como la aterosclerosis, la
insuficiencia renal o incluso la retinopatía.

Estudio principal del artículo:


Roy Taylor, Ahmad Al-Mrabeh, Sviatlana Zhyzhneuskaya, Carl Peters, Alison C. Barnes,
Benjamin S. Aribisala, Kieren G. Hollingsworth, John C. Mathers, Naveed Sattar, Michael E.J.
Lean. Remission of Human Type 2 Diabetes Requires Decrease in Liver and Pancreas Fat
Content but Is Dependent upon Capacity for β Cell Recovery. Cell Metabolism, 2018; DOI:
10.1016/j.cmet.2018.07.003

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Pathogenesis of Diabetes Mellitus by Oxidative Stress and Inflammation: Its Inhibition
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3. Zhang, H., Wei, J., Xue, R., Wu, J.D., Zhao, W., Wang, Z.Z., et al. 2010. Berberine
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Bajraktari, G., et al. (2018). The role of nutraceuticals in statin intolerant patients:
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118. doi: 10.1016/j.jacc.2018.04.040
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glucose control in subjects with type 2 diabetes mellitus. Ann Pharmacother. 2010
Nov;44(11):1786-92. Epub 2010 Oct 19.

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