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LEYENDA HINDÚ

LA DIVINIDAD DEL HOMBRE

Cuenta una antigua leyenda hindú que hubo un tiempo en el que todos los hombres
que vivían sobre la Tierra eran dioses. Pero los hombres abusaron tanto de su
divinidad que Brahma, el dios supremo, se vio obligado a reaccionar, privándolos
del aliento divino para que no volvieran a generar el mal.

Entonces, Brahma convocó a todos los dioses menores para que lo ayudaran a
buscar un lugar apropiado donde esconder la divinidad del hombre.

Los dioses menores, propusieron:


"Hay que esconderla en lo profundo de la tierra, allí no la encontrarán".

"No", dijo Brahma, "por que algún día el hombre aprenderá a cavar en lo más
profundo de la tierra y lo encontrará".

Entonces los dioses propusieron: "Hay que sumergirla, sumergirla en lo más


profundo de los océanos, allí no la encontrarán"

"Tampoco", dijo Brahma, "porque tarde o temprano el hombre aprenderá a


sumergirse en lo más profundo del océano y también allí lo encontrará".

Entonces los dioses menores dijeron: "Hay que esconderla en la cima de la montaña
más alta, allí no la encontrarán".

"No", replicó Brahma, "porque algún día el hombre aprenderá a escalar a la cima de
las montañas y allí también la encontrará".

Los dioses menores, desconcertados no sabían dónde esconder la divinidad


humana, tampoco de un lugar donde el hombre jamás la pudiera encontrar”.

Y dijo Brahma: "Escondedla dentro del hombre mismo; allí jamás pensará en
buscarla".

Y así lo hicieron. Y desde la noche de los tiempos, dice la leyenda, que el hombre
ha cavado en lo más profundo de la tierra, se ha sumergido en lo más profundo de
los océanos, ha escalado la cima de las montañas más altas, buscando ese don
que lo hace semejante a Dios, que siempre ha llevado en su interior.
Aprendizaje: Dentro de Cada Ser Humano Hay Algo Divino y Hermoso, buscamos
fuera de nosotros lo más preciado, cuando esto está dentro de nosotros. El hombre
ha dado la vuelta a la tierra, ha explorado, escalado, sumergido y cavado, a la
búsqueda de algo que está dentro de sí mismo.
La mayoría de las personas consideramos como uno de los estados más deseables
el de la anhelada felicidad, buscándola en todas partes, en personas, en acciones,
en logros, en propiedades, en activos, en oraciones, en cuentas de banco, sintiendo
que es una especie de meta a donde llegaremos y dejando de lado la idea de que
la felicidad debe ser una forma de transitar nuestro camino.
Aprendamos a mirar dentro lo que no podemos encontrar afuera, la felicidad está
en nuestro interior esperando que nos conectemos con ella.
Nuestras facultades mentales deben ser entrenadas para ver el interior, tener fe en
todas las cosas buenas y bellas y esperar siempre lo mejor, creer firmemente que
el poder infinito que vive en nuestro corazón, tendrá las respuestas adecuadas y
acertadas para resolver y mostrarnos el camino correcto de solución. Hay que
recordar que Dios es un ser espiritual que vive dentro del hombre, el mismo que es
toda sabiduría, conocimiento y amor, entonces veremos en Él la solución hacia un
final feliz y exitoso e ignoraremos las faltas intelectuales humanas que siempre nos
están dirigiendo a un camino equivocado de miseria y desolación. El hombre de fe,
despierta el regalo más preciado de Dios dentro de él y al hacerlo encuentra que es
un reino real, pero que es interno, sabe que la divina presencia es invisible, pero
que causa que el hombre de fe, camine por el mundo visible con confianza y firmeza
hacia una meta mejor, entonces la fe siempre está aceptando como verdades, lo
que el intelectual con su razonamiento niega

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