Sunteți pe pagina 1din 5

IDENTIDAD FEMENINA Y TRANSFORMACIÓN EN AMÉRICA LATINA

Los ensayos aquí desarrollados plantean y exponen las elaboraciones históricas,


por medio de las cuales se muestra el papel femenino y masculino en diferentes
ámbitos como el político, filosófico y social. Su propósito es conocer como ha sido
caracterizada la mujer a lo largo de la historia en América Latina, conociendo sus
diversas definiciones y puntos de vista que constituyen el concepto que hoy se
conoce.

El principal objetivo es proponer una organización social y cultural donde se


respeten derechos y deberes que hagan que el hombre y la mujer no estén
divididos en categorías que pueden estar a un nivel determinado, sino que, por el
contrario se dé el desarrollo libre de las identidades de cada persona sin apagar el
surgimiento del otro

¿Existe la mujer? Género, lenguaje y cultura (Gabriela Castellanos)

En el ámbito social ha llegado a ser un problema la forma en que se puede definir


a la mujer. Desde un ámbito anatómico conocemos desde un cuerpo que por su
feminidad se es mujer, pero ¿Por qué entonces, se llega a decir que existe alguien
más o menos mujer que otra? Claramente el concepto de mujer desde lo cultural
no se puede observar solo a través de un cuerpo, esto va mas allá.

El concepto de mujer en la historia de la política y la filosofía se ha tratado como el


hecho de ser maquinas reproductoras, sensibles apartadas, que no avanzan,
siempre están en un mismo lugar de un mismo modo, observado únicamente
desde el mito sexual , donde la mujer es deseo que debe darse a otros (al varón).
Como lo señala Foucault se ha dado una “histerizacion” del cuerpo femenino que
aparece totalmente saturado de sexualidad.

En este ensayo la autora tomará como referencia a Linda Alcoff “feminismo


cultural versus posestructuralismo: crisis de identidad en la teoría feminista”,
donde hablará sobre estas dos vertientes del feminismo y tomará una tercera
opción como construcción de una nueva propuesta personal.

En primer lugar está el feminismo cultural: la liberación femenina se debe dar en


relación a la preservación de la cultura donde se valoran las costumbres de la
mujer, la manera de relacionarse y los aspectos de su personalidad, de este modo
solo las feministas pueden escribir y hablar de la mujer. Aclaran que, lo que para
los sexistas es pasividad y subjetividad en su modo de actuar es en realidad amor
a la paz.

Lo que entonces deben hacer las feministas es reivindicar los atributos de mujer,
es decir, su gran facultad de ser quienes dan vida. Las mujeres deben
consolidarse de manera solidaria unas con otras, así podrán valorar más su
función y sus capacidades y lograran mostrarse fuertes ante el patriarcado. Mary
Daly expone que el hombre al sentirse impedido por no ser quien da a luz un
nuevo ser, se siente amenazado, inseguro y por ello busca subyugar a la mujer
para sentirse dominante y apagar la energía vital dela mujer con su posición de
“poder”. Así mismo para Adrienne Rich lo que ha subyugado a la mujer es la
limitación que el hombre ha intentado hacer en su biología femenina, así que lo
que se debe hacer es emplear y aprovechar el rico recurso de los ciclos biológicos
para demostrarla la inteligencia y espiritualidad que solo nace de la mujer.

Tanto Daly como Rich definen el patriarcado como la subyugación de la esencia


de la mujer ya que ellos sienten envidia por la naturaleza femenina. De este modo
lo que plantean es que la solución es redescubrir la propia esencia de la mujer en
su naturaleza y crear lazos que hagan que se fortalezca la relación con otras
mujeres.

En segundo lugar está el feminismo posestructuralista: esta corriente de


pensamiento contradice al feminismo cultural ya que dice que es un error concebir
lo femenino como una esencia natural e invariable. Lo que intentará demostrar
este feminismo es que debemos rechazar todo intento de definir a la mujer, agrega
que no se hace nada cambiando la imagen de mujer como madre y esposa por la
imagen de una mujer ejecutiva indistinguible más que el hombre, y mucho menos
haciendo comparaciones de la mujer como madre tierra y fuente de vida.

Lo que se debe hacer es no encasillar a la mujer, se necesita deconstruir todo


concepto de mujer. Esta posición tiene bases en el pensamiento de autores como
Kristeva, Lacan, Derrida, Foucault, quienes afirman que ha sido la cultura quien ha
creado el imaginario de la esencia del ser humano. El papel posestructuralista del
feminismo en este punto, es desmontar esa idea de humanismo donde se ha
categorizado por la esencia y así han creado dicotomías binarias donde existe
siempre un elemento de superioridad.

Es necesario tener claro entonces que, la mujer es aquello que no puede definirse,
hay que despojarse de esos valores que se le han agregado dependiendo de la
cultura o la posición desde la cual se veía la mujer, no se trata esto de desmontar
la idea de mujer y dejar simplemente la esencia humana, se trata de negarse a
toda definición que aparezca día con día.

A continuación se presenta la crítica a estas dos corrientes de pensamiento por


parte de Alcoff, mencionando los aspectos positivos y negativos década uno: En el
feminismo cultural se rescata de manera positiva el hecho de la autoafirmación por
las características femeninas que hacen posicionar a la mujer de manera
equilibrada con el hombre, sin dejar de lado su naturaleza de vida, y hacen ver
que las capacidades por las cuales san sido subyugadas se conviertan en
facultades excepcionales que crean su esencia única. Así mismo, de manera
negativa el feminismo cultural puede hacer que se llegue de nuevo a esa idea de
una sola esencia de mujer “femenina” y que quienes no correspondan a esta
esencia no son verdaderas o no son plenamente mujeres.

El feminismo posestructuralista aporta de manera significativa al ofrecer


herramientas para la diferenciación que se da por condiciones históricas
específicas para cada grupo humano. De manera positiva permite examinar la
manera como se construye la subjetividad y la forma de ver el mundo. Así mismo
se pueden estudiar los mecanismos por los cuales se constituyen las diferencias
entre los discursos y prácticas sociales de hombres y mujeres, esto por su modo
de pensar actuar y relacionarse

Por otro lado, la idea negativa y sin base conceptual del feminismo
posestructuralista no permite la construcción de una posición política de la mujer,
lo que conlleva a la marginalidad donde no se puede tener influencia sobre la
realidad social. No se puede llegar a la agrupación de mujeres si se llega a la
determinación que no hay una realidad de “ser mujer”, esto lo que genera es el
aislamiento.

En este punto Alcoff busca una nueva propuesta y para ello tomará como
referencia a Teresa de Lauretis, semióloga y crítica de cine, norteamericana. De
Lauretis expresa que la subjetividad femenina tiene mucho que ver con un
concepto cultural expresado mediante el lenguaje. Menciona además que la
manera de combatir el antifeminismo de lenguaje es utilizando el mismo lenguaje,
pero es allí cuando se llega a la incertidumbre de ¿cómo manejarse con el mismo
lenguaje que ha estado lleno de prejuicios? De Lauretis plantea que la única forma
de combatir esta realidad es dando un giro al discurso sobre la mujer, es decir,
cambiar la forma en que puede referirse a ella usando nuevas expresiones que
contrarresten la misoginia que se ha dado a lo largo de la historia en el lenguaje.

A partir del análisis de Teresa de Lauretis sobre la importancia de la interacción


personal con el lenguaje, Alcoff define a la mujer desde un punto posicional donde
la identidad es relativa a un contexto que está en constante cambio, de esta
manera surge el concepto de “posicionalidad” como la posibilidad de adoptar una
identidad que sirva de base a una actitud y actuación política frente al género. Así
mismo el análisis hace un llamado a que se construya un feminismo que no se
presente de manera fija e invariable.
Seguidamente lo que hace Alcoff para continuar con el análisis es hacer una
crítica a las posiciones de Tersa de Lauretis observando sus aportes y sus
aspectos más productivos. En este análisis critico se da a conocer la influencia de
Ferdinand de Saussure en las teorías de De Lauretis en relación con el lenguaje y
el signo lingüístico. Del mismo modo continúan los cuestionamientos en relación a
la mujer y la cultura, donde se habla desde una perspectiva psíquica y social.
Luego se llega a la pregunta de si la mujer está excluida de la cultura, allí Helena
Cixous ha planteado el hecho de que la mujer ha estado en exclusión y muestran
una realidad pesimista que hace pensar que es imposible que la mujer salga de la
represión por parte del patriarcado.

Seguidamente aparece la posición de Lacan, donde se expone que la mujer no


sabe de lo que se queja y que la exclusión de la mujer está determinada por la
misma naturaleza de las cosas. Así mismo plante a que el hombre desde su niñez
al perder la identidad de su madre adopta la identidad del falo como la manera de
obtener el poder de su padre, es por esto que la niña al no sentir el miedo por su
perdida del falo no busca la perfección y solo accede al orden simbólico de
manera imperfecta.

Luego de los análisis planteados anteriormente sobre el papel de la mujer se


trabaja la construcción de un nuevo concepto feminista de la mujer. Por un lado
Saussure expresa que la ideología no tiene nada que ver con el lenguaje. Por
esto para los estructuralistas saussureanos no interesa la relación del sigo con la
realidad ni con el individuo sino la relación de un signo y otro dentro de un sistema
cerrado ya aceptado y autorizado, independiente de los significados ideológicos
que le dan contenido a los signos.

Del lado contrario se posiciona Mijaíl Bajtín quien defiende la idea de que los
contenidos ideológicos son los que permiten la producción del sentido mediante el
lenguaje. Agrega Bajtín, que existe en la comunicación enunciados que tiene una
función social que están cargados de posiciones ideológicas. Esta concepción
dialógica del lenguaje permite pensar en el sentido del signo “mujer” como el
resultado de un dialogo continuo entre hombre y mujeres y entre las mujeres
mismas. Como resultado del dialogo este signo está cargado de distintas
significaciones, así podemos entender que una palabra en relación con otras
palabras ayuda a la construcción de otros significados de “mujer”.

Por último, al tomar de nuevo la idea de Alcoff, se reconoce que la conciencia de


la mujer es relativa a contextos socioculturales y políticos frente a los cuales
puede asumir una actitud de identificación y solidaridad política. Con el estudio de
la mujer a través de la historia de la cultura y las manifestaciones lingüísticas se
podrá conocer de cerca la participación de la mujer y buscar un cambio social
efectivo que transforme su situación

LAURA CATERINE MOGOLLÓN CASTILLO

20171160058

S-ar putea să vă placă și