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El controversial tópico del aborto en el día de hoy ha dejado de ser una advertencia.
El aborto no es algo que se haya comenzado a realizar ayer, sin embargo, sí ha
incrementado con el tiempo y todas las legalizaciones que ha tenido alrededor del
mundo. Esta práctica remonta hasta la Antigüedad, la Edad Media, y hoy en día, la
Era moderna. Existen variados métodos abortivos que se asignan según la semana
de gestación. Sin embargo, todos conllevan al mismo fin.
Cuando tomamos una decisión ética tenemos que tomar en cuenta todas sus
implicaciones a corto, mediano y largo plazo. La ética no es para nada un impulso
inmediatista. El tomar la decisión de traer un niño al mundo supone una implicación
de estar conscientes de la creación de un futuro de al menos 40 años. De los cuales
por lo menos 15 son de nuestra exclusiva responsabilidad en cuanto la
sobrevivencia y al futuro relativamente feliz de esa criatura.
Por todo esto es un tema importantísimo hoy en día, así mismo porque engloba un
proceso vital del cual no deberíamos tener ignorancia y porque es un dilema ético
que como sociedades tenemos que enfrentar.
Hace ya bastantes años sucedió en Perú un caso que pasaría a ser muy famoso en
cuanto al aborto, una joven necesitaba abortar debido a que el feto que llevaba a su
interior tenía una grave enfermedad, el gobierno le negó la opción de abortar debido
a que la legislación vigente se oponía al acto. El hijo nació y pudo vivir por cuatro
días. Así fue que la mismísima ONU concluyó que Perú había violado artículos del
Pacto Internacional de Derechos civiles y políticos, lo que obligó al país a
compensar financieramente a la joven. Esa fue la primera vez que el Comité de
Derechos Humanos de las Naciones Unidas condenó a un Estado por no haber
permitido el aborto. Esta decisión implica la declaración del aborto como un derecho
humano. La Organización de las Naciones Unidas durante una conferencia sobre el
embarazo y la tortura sostuvo su postura refiriéndose a que el embarazo abarca
alrededor de 9 meses de síntomas difíciles o debilitantes como las náuseas, los
vómitos, la distensión abdominal, los antojos, el agotamiento, etc. La ONU ha
clasificado tajantemente como una tortura hacer que una mujer embarazada siga
con su embarazo en contra de su voluntad.
Hoy sabemos bien que muchos Estados que prohíben el aborto tienen una doble
moral respecto al tema, ya que, por ejemplo, en la mayoría de los países, los
órganos vitales no pueden retirarse de un cadáver sin el consentimiento de la
persona antes de que muera. Si un cadáver puede controlar los órganos que
podrían salvar vidas, pero una mujer embarazada no puede controlar su propio
útero, esto quiere decir que ella tiene menos derechos corporales que un cadáver.
Podemos también citar el tema de los embarazos adolescentes, los cuales obligan
al joven a cambiar de rumbo y le restan muchas veces a la sociedad potenciales
profesionales o personas que podrían haber llegado a aportar mucho más de lo que
lo harían con la responsabilidad de un hijo a su cargo, entonces, ¿el nacimiento del
hijo no deseado de una persona joven y prometedora “arruinaría” su vida? Yo pienso
que tal vez sin ser tan extremos para usar esa palabra, lo hará, ya que generará
gastos económicos, inversión de tiempo, un mayor estrés, cuentas médicas
enormes (si no cuenta con un seguro adecuado, lo cual es probable en personas
jóvenes) y agregará muchas otras dificultades.
¿Cuenta con ética obligar a alguien que nunca pidió embarazarse? No todas las
mujeres embarazadas han dado su consentimiento para tener sexo. Las víctimas
de violación no lo dieron, y algunas mujeres embarazadas eran muy jóvenes e
inmaduras como para dar su consentimiento consecuentemente con todos los
riesgos que conllevan las prácticas sexuales, (niñas de 13 años, por ejemplo)
entonces, ¿por qué les vamos a quitar la posibilidad de retomar su rumbo y no
hacerse cargo de un niño que ellas no deseaban realmente? Aunque aun así y a
pesar de varios factores, el sexo que haya generado el embarazo hubiese sido
consentido, dar autorización para hacer una cosa no significa automáticamente dar
el consentimiento para otra. Muchas personas podrían no haber comprendido por
completo las implicancias de sus acciones. Por consiguiente, ¿por qué el
consentimiento para tener sexo se considera como un consentimiento para el
embarazo y el nacimiento de un bebé?
En una aproximación tres cuartos de las personas que se someten a abortos indican
que no podían cubrir los gastos de un hijo (o de un hijo más). ¿Las personas pro
vida ayudarán a todas esas familias que no tienen que darles de comer a sus hijos?
El aborto debería estar permitido ya que así las instituciones que fuesen a realizar
estos abortos, tuvieran mejor calidad, no solo higiénica, sino para que también
tuvieran un mejor servicio en ayuda mental, de esta forma apoyarían a las mujeres
sicológicamente en los posibles síntomas que desarrollaran en el futuro como son
impotencia, negación, depresión. Todo esto englobando el fin principal de este
argumento, la diminución de las clínicas clandestinas que practican abortos y han
matado a tantas mujeres.
El aborto tampoco debería ser válido, porque este viola los derechos humanos, pasa
a llevar el derecho a vida que posee cada ser humano, Si el embrión o feto, es un
hijo del cual no hubo deseo la solución no es el aborto, una de las posibles opciones,
podría ser que los padres dispusieran a su hijo en adopción, para que así después,
este niño pueda desarrollar su vida en un ambiente familiar de mejor calidad
“Creo que siempre hay que estar en favor de la vida” (Piñera, S, 2017).
Declaraciones como estas se suman a la idea de que cuando la vida de una madre
embarazada esté en peligro, se apliquen todas las terapias y tratamientos
necesarios para poder salvar la vida de ambos, sin tener la necesidad de matar al
feto, como lo plantean todas las personas que apoyan al aborto.