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Hay tecnologías:

  de producción (para manipular cosas)


  de sistemas de signos (para utilizarlos)
  de poder (para modelar la conducta de individuos)
  del yo (para transformarse a uno mismo)

gobernabilidad

Implican la adquisición de habilidades y de actitudes. Requieren modificar la


conducta individual. Casi nunca funcionan por separado.

permiten a los individuos efectuar, por cuenta propia o con la ayuda de otros, cierto número de operaciones
sobre su cuerpo y su alma, pensamientos, conducta, o cualquier forma de ser, obteniendo así una
transformación de sí mismos con el fin de alcanzar cierto estado de felicidad, pureza, sabiduría o
inmortalidad” (p. 48).

“el modo en que un individuo actúa sobre sí mismo” (p. 49).

Subordinación del cuidado al conocimiento de sí

El “Conócete a ti mismo” ha oscurecido el “Cuídate a ti mismo”.

 La moral cristiana exige la renuncia de sí como principio de salvación (insiste en que se debe rechazar el
sujeto) y considera el cuidado de uno mismo como una inmoralidad.

 La filosofía moderna, de Descartes a Husserl, prioriza ante todo el conocimiento del yo como sujeto
pensante.

“Resumiendo: ha habido una inversión entre la jerarquía de los dos principios de la Antigüedad, “Preocúpate
de ti mismo” y “Conócete a ti mismo”. En la cultura grecorromana el conocimiento de sí se presentaba como
la consecuencia de la preocupación por sí. En el mundo moderno, el conocimiento de sí constituye el
principio fundamental.” (p. 55)

Técnicas grecorromanas del yo:

  escribir, tomar notas sobre sí mismo, o escribir tratados o cartas a los amigos, revelación del yo,
introspección detallada
  examen de sí y de conciencia
  askesis, un recordar y una preparación para afrontar situaciones

(melete y gymnasia)

  retiros (anachoresis), apartarse unos minutos al día, o ciertos

períodos para retirarse dentro de sí

  ocio activo, estudiar, leer, prepararse para los reveses de la fortuna, o para la muerte
  contacto con la naturaleza que ayuda al contacto consigo mismo
  amor homosexual
  escucha silenciosa de las palabras del maestro y de la voz de la razón dentro de uno mismo

Revelar la verdad de sí para acceder a la verdad

 Cada cual está obligado a revelar lo que está pasando dentro de sí, admitir sus faltas, reconocer sus
tentaciones, localizar sus deseos, revelarlo ante Dios o ante la comunidad, dar testimonio público o privado
sobre sí.

 El acceso a la verdad no puede concebirse sin la pureza del alma, que es una consecuencia del
conocimiento de sí. La pureza es una condición para acceder a la verdad.

Foucault aclaraba (1992a; 2006; 2008a) que el nacimiento del bio-poder trajo consigo un
poder, que genera que las personas pierdan libertad, pues son normalizadas, disciplinadas y
docilitadas, determinando su forma de ver, pensar y actuar. Por ello, azuza a oponer
resistencia ante el Estado y las instituciones, madurando una ética propia con la cual
generar una subjetividad personal.

Dicho en otros términos, en la etapa ética de Foucault “Se trata de hacer de la propia vida
una obra de arte, de liberarse del pegajoso contagio que secretan unas estructuras sociales
en las que rige la ley del sálvese quien pueda” (Álvarez y Varela en Foucault, 1991: 26). El
sujeto ético es aquel que pretende hacerse a sí mismo. Aquél que busca forjarse un sentido
auténtico y cautivador a su existencia.

Sobre este orden de ideas, las técnicas que nos permiten reflexionar nuestro modo de vida,
la dirección de nuestra existencia y transformarnos a nosotros mismos de acuerdo con una
decisión personal, son las denominadas tecnologías del yo. Estas prácticas representan todo
un proceso de subjetivación, con ellas nace una pregunta relevante: cómo podemos cambiar
lo que hemos llegado a ser.

“Las tecnologiá s del yo son las técnicas que se ejercen sobre uno mismo y que permiten a
los individuos efectuar por sus propios medios un cierto número de operaciones sobre sus
cuerpos, sus almas, sus pensamientos y sus conductas” (Díaz, 1995: 153). Vale decir, estas
técnicas buscan un cuidado y esmero por el sí mismo, son prácticas reglamentadas o no,
individuales o colectivas, que tiene por fin tanto conocerse uno mismo, como
transformarse. En este sentido, las tecnologías del yo fueron examinadas por Foucault como
“estética” en los griegos, “cuidado de si”́ en los estoicos y “hermenéutica del yo” en los
cristianos.

“En el lento desarrollo del arte de vivir bajo el signo de la inquietud de si,́ los dos primeros
siglos de la época imperial pueden considerarse como la cúspide de una curva: una especie
de edad de oro en el cultivo de si,́ quedando entendido, por supuesto, que este fenómeno
incumbe sólo a los grupos sociales, muy limitados en número, que eran portadores de
cultura y para quienes una techné tou biou podiá tener un sentido y una realidad” (Foucault,
1992b: 44).
Todo el pensamiento de Foucault revela que el hombre está sujeto: sujeto a su conciencia, a
un sistema cultural, polit́ ico y a su propia voluntad. Por ello la importancia del cuidado del
sí mismo. Se debe ser un soberano de sí mismo. Ser conciente de las determinaciones
históricas de lo que somos para, de este modo, saber lo que hay que hacer. Para el autor
francés, somos más libres de lo que creemos, podemos hacer de la libertad un problema
estratégico. Con el cuidado de sí podemos librarnos tanto de tecnologiá s de poder que nos
someten, de las verdades que nos modelan, como liberarnos de nosotros mismos.

Finalmente, podemos decir que es fundamental hacer un análisis de las técnicas de


subjetivación en medio de las cuales vivimos. Desde la perspectiva que nos abre este
importante autor francés, sabemos que el sujeto no es una entidad dada, sino que devenimos
en sujetos. De esto se deriva una consecuencia práctica: tenemos que crearnos a nosotros
mismos como una obra de arte, de esta forma la ética se convierte en estética de la
existencia. Hay en estas ideas una simiente bastante fructífera que puede contribuir a la
construcción de una ética (no normativa), inspiradora en este momento de la Historia.

Deleuze (1996) dirá que no es el sujeto lo que le interesa a Foucault sino la subjetivación:
“reorientó toda su investigación en función de lo que llamaba “los modos de subjetivación”.
No era para nada un retorno al sujeto sino una nueva creación, una liń ea de ruptura, una
nueva exploración en la que cambiaban las anteriores relaciones entre el saber y el poder”
(p. 170).

Lo que vemos es una continuidad en medio de un pensamiento que procedía por crisis.
Deleuze (1996) reflexiona sobre esto y afirma que lo que se da en el paso a los dos
volúmenes siguientes: El uso de los placeres y La inquietud de sí, es un descubrimiento: el
arte de vivir entendido éste como subjetivación. Debemos interrogar a los griegos, pero en
virtud de que ellos inventan la noción de la práctica del modo de vida. Encontramos la
experiencia de los griegos y, posteriormente, la del cristianismo, son distintos modos de
subjetivación que Foucault nos presenta y que representan distintos estilos de vida.

Lo que dice es que sólo podemos evitar la muerte y la locura si hacemos de nuestra
existencia un arte. No es que se haya introducido el sujeto que se habiá negado. En realidad
no hay sujeto, lo que hay es producción de subjetividad. Se trata de una operación artística
que se distingue del saber y del pode

Para los griegos era prioritaria la preocupación de sí, y esto gracias al carácter de hombres
libres que los facultaba. La libertad es un presupuesto fundamental para Foucault en medio
de sus reflexiones morales: “La libertad es la condición ontológica de la ética. Pero la ética
es la forma reflexiva que adopta la libertad” (1999, p. 396)

Considero que lo que está en juego en estas reflexiones de Foucault es la búsqueda de una
justificación ética en el mundo contemporáneo. Al ligar la ética al arte de vivir se avanza en
esta justificación. La ética se refiere tanto a la praxis como a la reflexión sobre ésta, se trata
de reflexionar sobre lo que se hace con la propia vida, este camino se encuentra, más tarde
o más temprano, con la necesidad de unas normas, sin embargo, las normas no deben ser la
sustancia de la ética.
La arqueología foucaultiana prepara el terreno para estos planteamientos. Aporta en
concreto, entre otras cosas, el cuestionamiento radical del sujeto, ese que se constituye al
calor de los poderes y saberes en medio de los cuales vivimos y hablamos. Ser libre permite
que se pueda dar forma, permite también que el sujeto no asuma una constitución pasiva en
el sometimiento a la norma, sino que asuma una constitución activa en torno a la pregunta
por la forma de la existencia. (Schmid, 2002)

El trabajo intelectual del filósofo está relacionado con la estética y dirigido a la búsqueda
de una transformación de uno mismo. La estética de la existencia que se deriva de los
textos antiguos se entiende como la necesidad de dar una forma bella a la vida individual,
lo que pasa a primer plano es la elección de la propia forma de existencia y la conducción
individual de la vida. La tarea de la filosofiá , en este contexto, está ligada a esta pretensión.

El contexto de estudio propio de estas tecnologías está marcado con la búsqueda de este
autor por trazar una historia de las diversas maneras en que los hombres han desarrollado
un saber acerca de sí mismos. De lo que se trata es de analizar estos saberes y ciencias
como “juegos de verdad” relacionados con técnicas utilizadas, a través de la historia, para
alcanzar la comprensión de uno mismo. Foucault (1990) afirma que hay cuatro tipos de
tecnologías: tecnologías de producción, tecnologías de sistemas de signos, tecnologías de
poder y las tecnologías del yo, las cuales me interesan principalmente para este estudio.
“Estas permiten a los individuos efectuar, por cuenta propia o con la ayuda de otros, cierto
número de operaciones sobre su cuerpo y su alma, pensamientos, conducta, o cualquier
forma de ser, obteniendo así una transformación de sí mismos, con el fin de alcanzar cierto
estado de felicidad, pureza, sabiduriá o inmortalidad” (p.48).

esta problematización estaba ligada a un conjunto de prácticas que tuvieron ciertamente una
importancia considerable en nuestras sociedades: es lo que po- dríamos llamar “las artes de la
existencia”. Por ellas hay que entender las prácticas sensatas y voluntarias por las que los
hombres no sólo se fijan reglas de con- ducta, sino que buscan transformarse a sí mismos,
modificarse en su ser singular y hacer de su vida una obra que presenta ciertos valores estéticos y
responde a ciertos criterios de estilo. Estas “artes de la exis- tencia”, estas “técnicas de sí” sin
duda han perdido una parte de su importancia y de su autonomía, una vez integradas, con el
cristianismo, al ejercicio de un poder pastoral y más tarde a prácticas de tipo edu- cativo, médico o
psicológico. No por ello es menos cierto que sería necesario hacer o retomar la larga historia de
estas estéticas de la existencia y de estas tecnologías de sí (1998b: 13-14).

La ética, entendida de esta forma, se proyecta como un esfuerzo individual que no conduce
a una vida “normal” en el sentido de normas y convenciones, sino a una vida dispuesta a
conducirse a sí misma. Hay una preocupación por la medida y la moderación, pero como
parte de una estilización y no como una exigencia de la norma. (Schmid, 2002)

Es caracteriś tico de una estética de la existencia acceder a una gran pluralidad de


perspectivas, esto implica el rechazo a un único punto de vista. En este contexto, se
comprende el rechazo de Foucault de un sujeto que posee una identidad. Al no considerar al
sujeto como algo dado, se abren posibilidades de tener una relación distinta con uno mismo
y con el mundo. Como se dice en El uso de los placeres, hay que pensar y percibir de otro
modo: “Hay momentos en la vida en los que la cuestión de saber si se puede pensar distinto
de como se piensa y percibir distinto de cómo se ve es indispensable para seguir
contemplando o reflexionando” (2005b, p. 12).

Pero, según explica Foucault en Tecnologías del yo2, la misma forma “sujeto”, en sus
múltiples dimensiones, trunca el carácter emancipatorio que reside en toda voluntad de ser
uno mismo. Por ello, el autor concluye dicha obra preguntándose por las formas de
constitución histórica de ese “uno mismo” entendido como armazón para una cierta estética
de la existencia, por medio de la cual nos abrimos a la posibilidad de la acción moral. Si
este ya era un tema controvertido en la modernidad, no digamos en el siglo XXI, ahora que
el sujeto dispone de medios diferentes para comunicarse, relacionarse, desplazarse e
identificarse.

Al final de su vida Michel Foucault resumió su trayectoria intelectual


afirmando que en sus intentos por establecer la genealogía de ciertos
problemas esenciales a la cultura occidental había distinguido tres dominios
posibles de lo que él denominaba una 'ontología histórica del presente':las
relaciones de nosotros mismos con la verdad que nos permite constituirnos
en sujetos de conocimientos; las relaciones de nosotros mismos con un
campo de poder en el que nos constituimos en tanto que capaces de actuar
sobre los otros; por fin, las relaciones que establecemos con la moral que
nos constituyen como sujetos éticos(DE,IV,393). El paso del dominio del
poder al dominio de la ética lo realizó Foucault a través de la noción de
'gobierno' (gouvernementalité) o "conjunto de prácticas por las cuales se
puede constituir, definir, organizar ,instrumentalizar las estrategias que los
individuos, en su libertad, pueden tener unos respecto de los otros"
(DE,IV,728). Este gobierno implica la idea de una relación consigo mismo
que es la base de lo que Foucault denominó las tecnologías del yo, que
junto a las tecnologías de la producción, las tecnologías que nos permiten
utilizar los signos y las tecnologías del poder constituyen otras tantas
matrices de la razón práctica. En concreto, las tecnologías del yo son
aquellas que "permiten a los individuos efectuar, solos o con ayuda de
otros,cierto número de operaciones sobre su cuerpo y su alma, sus
pensamientos, sus conductas, su manera de ser; es decir, transformarse
con el fin de alcanzar cierto estado de felicidad, de pureza, de sabiduría, de
perfección o de inmortalidad" (DE,IV,785).

Si las tecnologías del poder actúan sobre los individuos desde el exterior
sometiéndolos a una subjetivación coactiva y heterodirigida, las tecnologías
del yo actúan sobre los individuos desde su interior permitiendo su
constitución en sujetos éticos. Etica significa aquí un arte de vivir, una
estética de la existencia individual, un esfuerzo por desarrollar las propias
potencialidades, una aspiración a construirse a sí mismo como una obra de
arte, más que una moral entendida como la exigencia de obedecer un
sistema de reglas, un código, que además suele pretender ser universal.La
ética en este sentido es un aspecto de la relación con uno mismo que
presenta cuatro aspectos: la substancia ética (parte de uno mismo que se
relaciona con la moral); el modo de subjetivación-sujeción (la manera en la
que se incita a los individuos a ser morales); la ascesis o práctica de sí
(medios a través de los que nos transformamos en sujetos morales; la
teleología moral (lo que queremos llegar a ser a través de la moral)
(DE,IV,394-396).

ino que es más bien un sujeto como forma, un sujeto móvil y plural que
constituye más bien un conjunto de posiciones de sujeto, una serie de
diferentes papeles que los individuos adoptan en los diferentes ámbitos de
su vida. El sujeto es el resultado de una serie de relaciones con la verdad,
con las normas y con ellos mismos que llevan a cabo los individuos:
procedimientos, técnicas, ejercicios mediante los cuales el sujeto se
constituye en objeto de conocimiento para sí mismo, y conoce además el
mundo, prácticas 'ascéticas' que le permiten transformar su manera de ser,
su ethos,de acuerdo con las normas morales,etc. Un sujeto, además, cuya
constitución está relacionada esencialmente con el campo de las relaciones
de poder, relaciones ejercidas por los otros sobre uno mismo y por uno
mismo sobre los demás. No basta el nivel de lo simbólico para la
constitución del sujeto:"hay una tecnología de la constitución de sí que
atraviesa los sistemas simbólicos , aunque los utilice" (DE,IV,628). El sujeto
se constituye a través de una serie de prácticas reales ( y no sólo
simbólicas) complejas y múltiples que cambian a lo largo de la historia:
juegos de verdad, prácticas de poder,etc. a través de las cuales el individuo
se constituye o es constituido como sujeto loco o sano, delincuente o
legal,etc. Este sujeto nunca es fundante sino fundado, nunca es
constituyente sino constituido; siempre es, como nos recuerda Deleuze, 'el
interior de un exterior' (le dedans du dehors), ya que incluso las técnicas de
sí a través de las que el individuo se constituye como sujeto no las inventa
él sino que le vienen dadas por la tradición cultural en la que se encuentra
insertado. Foucault nunca pensó que un sujeto de tipo fenomenológico,
transhistórico, fuera capaz de explicar la razón que siempre es histórica y
contextualizada: " ...no hay un sujeto soberano, fundante, una forma
universal de sujeto que se pudiera encontrar por todas partes...el sujeto se
constituye a través de prácticas de subjetivación-sujeción (assujettissement),
o de forma más autónoma, a través de prácticas de liberación, de libertad,
como sucede en la Antigüedad, a partir, bien entendido, de un cierto número
de reglas, estilos, convenciones que se encuentran en el medio cultural"
(DE,IV,733).

Dejamos para el final por su importancia las técnicas de sí que tienen en la


escritura su instrumento privilegiado: diarios, cartas a los amigos,
resúmenes de citas o recordatorios (hipomenata),etc. En la cultura
occidental se estableció muy pronto una relación íntima entre la escritura y
la constitución del yo como sujeto. El yo se convierte muy pronto en el
sujeto-objeto de la actividad de la escritura, la cual es expresión de un
sujeto que, en estos escritos concretos aquí aludidos, se toma a sí mismo
como objeto.La escritura es un buen instrumento para intensificar la
vigilancia sobre uno mismo que es clave en toda cultura de sí y al mismo
tiempo es un buen auxiliar para comunicar los propios progresos a los
amigos a través de cartas y tratados. Lo escrito permanece y refuerza la
memoria permitiendo la rememoración del pasado. A través de la escritura
lo leído y oído permanece a nuestra disposición para poderlo recordar a
voluntad y de esta forma contribuye a su asimilación por parte del sujeto
como medio esencial de la transformación y conversión del mismo. En este
sentido y dado que la memoria es la base de la identidad personal, la
escritura como instrumento privilegiado de la memoria ayuda a consolidar la
propia identidad. La escritura es un elemento esencial de toda ascesis ya
que permite la elaboración de los discursos recibidos en principios
racionales de acción. Como dice Plutarco, la escritura tiene una función
ethopoiética ya que ayuda a transformar la verdad en ethos, en carácter.
Foucault analiza dos tipos de escritura fundamentalmente, los hipomenata y
la correspondencia. Los primeros son cuadernos de citas en que se recogen
fragmentos interesantes para su posterior meditación o incluso como
materia prima de tratados más sistemáticos. Son escritos fragmentarios y
heterogéneos recogidos a partir de lecturas o de discursos oídos cuya
unificación se debe a la subjetivación, es decir, al hecho de haber sido
recogidos por un individuo que ha visto en ellos algo destacable para un
ulterior aprovechamiento. No son diarios que expresarían lo oculto y arcano
sino más bien recopilaciones de lo ya dicho que se recogen en un corpus y
que contribuyen a su vez a constituir al sujeto mismo: por una parte, la
escritura transforma la cosa vista u oída en 'fuerzas y sangre' como decía
Séneca; por otra, el escritor constituye su propia identidad gracias a esta
recopilación de cosas ya dichas al asimilárselas y apropiárselas.(DE,IV,422).
Respecto a la correspondencia, la misma permite establecer una relación
entre los corresponsales con mutuo beneficio: uno recibe el consejo y el otro
se entrena , ya que los consejos que se dan a otros en situaciones de
aflicción ayudan a prepararse uno mismo para situaciones semejantes. Las
cartas son manifestaciones de uno mismo que equivalen a un cara a cara
con el receptor de la misiva, son una especie de introspección que permite
al lector asomarse al alma del que le escribe. Las cartas en tanto que
ejemplos de la escritura de la relación con uno mismo tienen como temas
privilegiados las impresiones más que las acciones y las actividades de
distracción: el cuerpo y los días como nos dice Foucault en "La escritura de
sí" (DE,IV,427).

El cuidado dE uno mismo Foucault propone una estética de la existencia, un


arte de vivir que no reproduce los ejercicios espirituales de la antigüedad
(Balbier, 1990: 224), pero que permiten al sujeto la posibilidad de
constituirse en la libertad, en oposición a los poderes exteriores. El arte de
la existencia se encuentra dominado por el principio «cuidar de uno mismo»;
este principio de la inquietud de uno mismo es el que “funda su necesidad,
gobierna su desarrollo y organiza su práctica” (Foucault, 2001: 42).
Ocuparse de uno mismo (heautou epimeleisthai) es un tema muy antiguo en
la cultura griega, el cual apareció tempranamente como un imperativo
altamente difundido. Según Foucault el tema de la inquietud de sí es
consagrado por Sócrates, la épiméleia es: El principio filosófico que
predomina en el modo de pensamiento griego, helenístico y romano.
Sócrates encarna esta manera de filosofar cuando interpela a la gente de la
calle o a los jóvenes del gimnasio y les dice: ¿te ocupas de ti
mismo?(Foucault, 1994: 33-34).

La filosofía ulterior lo reanudó y lo colocó “en el corazón de este «arte de la


existencia» que pretende ser” (Foucault, 2001: 43). Este tema desborda su
marco de origen, se separa de sus significaciones filosóficas primeras y se
vuelve una práctica social ordenada sobre un verdadero «cultivo de sí”. En
la épiméleia Foucault distingue tres fases:
1) El momento Socrático-platónico que representa la aparición de la
épiméleia en la filosofía;

2) La edad de oro del cuidado de uno mismo o de la cultura de sí mismo


(siglos I y II); y,

3) El paso de la ascesis filosófica pagana al ascetismo cristiano (siglos IV y


V).

En la primera fase ocuparse de uno mismo equivale a la afirmación de una


existencia ligada a un privilegio político. En el diálogo platónico Alcibíades,
Sócrates exhorta a Alcibíades a que acceda al gobierno de sí mismo.
Alcibíades está a punto de iniciar su vida pública y política. Desea hablar
ante la gente y ser todopoderoso en la ciudad. Sócrates pregunta a
Alcibíades por su capacidad personal y por la naturaleza de su ambición.
Queda claro que Alcibíades no sabe nada de la ley, de la justicia o de la
concordia. Sin embargo, para Sócrates no es demasiado tarde, para
ayudarle a sobresalir -a adquirir techné- Alcibíades debe proponérselo, debe
preocuparse de sí.

La necesidad de ocuparse de sí mismo está ligada al poder, Alcibíades


muestra debilidad al someterse a los placeres y los deseos, por lo cual,
debe ocuparse primero de sí mismo para gobernar la ciudad. Si debo
ocuparme de mí mismo es para convertirme en alguien capaz de gobernar a
los otros y de regir la ciudad. Ocuparse de uno mismo está ligado al
ejercicio del poder porque es algo que viene exigido y se deduce de la
voluntad de ejercer un poder político sobre los otros, pues, “no se puede
gobernar a los demás, no se pueden transformar los privilegios en acción
política sobre los otros, en acción racional, si uno no se ha ocupado de

Foucault y medios de comunicación social:


la llamada de la multitud
26 DE JULIO 2012 POR TIMRAYNER 5 COMENTARIOS

Esta es la última entrega de una serie de tres partes sobre los medios sociales y
"subjetivación" (término de Michel Foucault para la auto-construcción de la identidad). primera
parte se analiza cómo el ideal commons abierta de los medios sociales crea un efecto "virtual
panóptico" que impactos en la psicología de los usuarios. Yo sostengo que la conciencia de
ser observado y juzgado implícita por el material que publicamos en línea (incluyendo gustos,
acciones, y comentarios) nos lleva a aspirar inconscientemente a favor y / o impresionar a
cierta gente, y para seleccionar el contenido en consecuencia.
La segunda parte profundiza el análisis con una reflexión sobre la experiencia de Twitter autor
Peggy Orenstein. La conciencia de la multitud de Orenstein estimuló a trabajar aún más duro
para elaborar una identidad positiva. Esto refleja una respuesta común por parte de los
usuarios avanzados de redes sociales. Los usuarios que son capaces de canalizar y utilizar la
ansiedad producida por el Panóptico virtual de aprovechar los aspectos positivos de su
identidad y las amplifican a la enésima potencia. Esto es lo que yo llamo "creativa
autoafirmación.
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Olvídese de Farmville y World of Warcraft. Creativa autoafirmación es el más popular juego en
línea. Jugamos este juego cada vez que se selecciona el material para compartir con la familia
o los mensajes de artesanía para enmarcar nuestros mensajes. El nombre del juego es dar a
conocer a sí mismo, a través de uno de los tweets, posts, likes, comentarios y acciones, a la
luz en la que uno aspira a ser visto. Esto esencialmente equivale a afirmar las cosas que uno
ama de tal manera que el amor que se trae al mundo se refleja en la actividad en línea de
uno. Las reglas del juego son simples: [1] share sólo lo que amas o lo que resuena con usted,
[2] prestar atención a los comentarios que recibe de la multitud y modificar tus posts en
consecuencia, [3] no se alejan demasiado de la verdad. Sea creativo, pero no seas falsa.
Este último punto es crucial. Es fácil de fabricar una identidad en línea. Lo hacemos cuando
creamos avatares en SecondLife o reproductor de personajes de World of Warcraft. Creamos
personajes ficticios extraídos de nuestros sueños y fantasías - Personas que pueden tener
poca o ninguna conexión con nuestro yo real mundo. Creativa autoafirmación es diferente. En
lugar de fabricar una identidad, se trata de afirmar creativamente aspectos clave de su
persona - aquellos aspectos que considera valioso, virtuosa y bella - durante la edición cabo
sus debilidades y deficiencias.
Creativa autoafirmación es una actividad artística, es cierto. Pero como todo gran arte, que
tiene mucho que ver con la verdad como con la ficción. Comienza con tu sentido de quién eres
en realidad. Si tus posts, tweets, comentarios, acciones, y los gustos no reflejan lo que
realmente son (o quien crees ser, por lo menos), usted está jugando el juego de forma
incorrecta. El punto es afirmar su potencial singular. Es necesario aprovechar en su
impresionante interior y lo puso delante de la multitud.
Psicólogo Sherry Turkle explora las amenazas y los retos de creatividad autoafirmación en su
libroAlone Together (2011). Aquí nos encontramos con 'Audrey', un adolescente de dieciséis
años de edad, estudiante estadounidense con una importante presencia en medios
sociales. Audrey es consciente de que lo que se pone en línea es una representación de una
especie. Ella describe su identidad de Facebook como "un pequeño doble en la internet", que
juguetea con ella constantemente y remodela en respuesta a la retroalimentación. En cuenta
el comportamiento de Audrey de Turkle captura la dinámica de un lado a otro de la auto-
creación en línea. 'Audrey intenta nuestro estilo "coqueta". Ella consigue una buena respuesta
por parte de sus amigos de Facebook, por lo que ella rampas de hasta el tono insinuante. Ella
trata a cabo una "ironía ingeniosa" tono de sus publicaciones en el muro. La respuesta no es
tan bueno, así que se refugia "(EN 192).
El nivel de compromiso que Audrey disfruta con sus compañeros en línea es relativamente
poco profundo. Pero para una persona joven que se prepara para sumergirse en las
posibilidades de la vida, la parte menos profunda de la piscina social es un buen lugar para
empezar. Gracias a Internet, Audrey es capaz de afirmar y desarrollar las facetas de su
persona que no puede sentirse cómodo desatando frente a entornos cara. El mundo virtual
ofrece una franja de contextos en los que se puede explorar sus predilecciones sin meterse en
problemas. Turkle, por ejemplo, describe cómo Audrey utilizó su cuenta de MySpace italiana
para explorar un lado coqueto de su personalidad que no iba a revelar fácilmente en
público. Audrey fue introducido en MySpace italiano por un grupo de estudiantes de
intercambio, que le ayudaron a configurar la cuenta y la animó a utilizarlo, a pesar de su
mínima italiano. Pronto los hombres italianos estaban enviando sus mensajes, como
complemento de ella en su cuadro halagador y el perfil (que Audrey admite sólo llevaba «una
relación de mirar a la verdad '). Esto puede parecer arriesgado o espeluznante si no fuera por
el hecho de que los señores en cuestión eran, al otro lado del mundo. Audrey trató como si
fuera un juego y utilizar la experiencia de explorar una parte de sí misma que, en ese
momento, ella seguía felizmente en compartimientos de su persona todos los
días. Comentarios Turkle: "La vida real ofrece poco espacio para el juego de la identidad sin
consecuencias, pero el italiano MySpace ofrece una gran oferta". Audrey de tomar: "[S] esde
Me imagino que mi información real no está ahí, y ellos están en Italia y estoy en Estados
Unidos, ¿por qué no? Es divertido dar un paso fuera de ti mismo. Realmente no se puede
hacer esto con sus amigos en la vida real "(A 193).
"Nunca dejes de esculpir su propia estatua", dijo el filósofo Plotino. En las redes sociales,
estamos constantemente esculpiendo nuestra estatua ante una multitud en vivo, cambiando
nuestros métodos y enfoques en función de cómo la gente responde a los trabajos en curso.
¿Qué pasa con la participación de múltiples multitudes? La simultánea compromiso con
múltiples multitudes (que es más o menos imposible en el mundo real) es un verdadero
desafío en la era de los medios sociales. Nos comprometemos con múltiples multitudes todo el
tiempo entrando en los diferentes servicios y saltando hacia atrás y adelante entre ellos. En
este momento, tengo WordPress, Facebook, Twitter y LinkedIn abierta como pestañas en el
navegador. Antes de publicar en cualquiera de estos sitios, me tomo un momento para
reflexionar sobre la naturaleza de la gente que estoy tratando de llegar a participar, y si es o
no el contenido que planeo ofrecer es apropiado para ellos. Audrey se enfrenta a un gran
desafío debido a cantidad y diversidad de los servicios que utiliza. Turkle explica:
'Cada día Audrey se expresa a través de un grupo de personajes virtuales. Hay perfiles de
MySpace y Facebook italiana, hay avatares en mundos virtuales, algunas salas de chat, y un
puñado de juegos en línea. La identidad implica negociar entre todo esto y la Audrey física
'(EN 194).

El verdadero desafío presentado por los medios de comunicación social no es la privacidad,


es la integridad psicológica. Los medios sociales nos lleva a cultivar un auto prismática, donde
los diferentes segmentos de la identidad se cultivan por separado el uno del otro. Cada
servicio de medios sociales facilita otro tipo de subjetivación.Como Turkle señala, "el sitio es
compatible con el auto", por lo que son capaces de desarrollar múltiples personajes que
podemos dejar a un lado y volver con sólo pulsar un botón (A 194). Pero, ¿cuántas facetas del
yo puede soportar antes de su identidad empieza a fragmentar? Diferentes personas tienen
una capacidad diferente para creativos autoafirmación. Algunas personas pueden sufrir
tensiones y contradicciones dentro de su sentido de identidad. Otros requieren un claro
sentido de la integridad psicológica. Para una personalidad frágil, las presiones de mantener
un auto prismática puede ser abrumador. Dichos usuarios sería mejor atenerse a Facebook, lo
que nos permite cultivar una identidad única y difundirla a través de una variedad de sistemas
que utilizan Facebook Connect.
¿Dónde hay oportunidades, hay riesgos y peligros también. Los medios sociales son una
excepción.La pluralidad de los servicios sociales nos permite interactuar con diversas
multitudes, y esto nos da la oportunidad de afirmar de manera creativa diversos aspectos de
nuestra persona. Pero demasiado creativo autoafirmación promueve un auto prismática y
potencialmente fragmentada, que algunas personas encuentran angustiante. Afirmando la
riqueza y la diversidad del potencial de uno es una buena cosa. Pero tenemos que mantener
un sentido de integridad psicológica.
Idea del arte de la vida de Foucault es útil aquí. Debemos pensar en sí mismo como una obra
de arte en curso. Aristóteles sostenía que las obras de arte incluyen varios elementos. No es
una sustancia o materia, la obra está hecha de, la forma, el estilo o género, que define la
naturaleza de la obra, el método que el artista aplica para crear la obra y el contexto o
situación social, por que se destina la obra, lo que repercute en la naturaleza del trabajo
también. Para crear una obra de arte, un artista debe unir estos elementos y combinarlos en
un todo coherente.

La mayoría de las obras de arte implican contradicciones. Esto no tiene por qué ser algo malo,
de hecho, en el caso de las grandes obras de arte, es una buena cosa. Considere urinario de
Duchamp , que confunde la forma artística al insistir en que la situación en la que se muestra
la obra de arte (la galería) es lo que lo define como una obra de arte. Una obra de arte puede
tener una integridad a pesar de sus contradicciones. En efecto, gracias a los innovadores
como Duchamp, hemos llegado a aceptar que el arte deberíaimplicar contradicciones. Para
artistas como Ai Wei Wei y Damien Hirst , las contradicciones son parte de la integridad del
arte.
Foucault recomendaría un enfoque artístico a la gestión de las contradicciones de nuestra vida
en línea y fuera de línea. Debemos imaginarnos a nosotros mismos como obras de arte en
curso. Las obras de arte no son cosas sencillas, tiran juntos sustancias, prácticas, y mundos
sociales. Tú también. Si utiliza los medios sociales de manera creativa, se puede utilizar para
explorar los diferentes aspectos de su persona, sus potencialidades y singularidades. Si usted
se siente fragmentado, seguir los pasos de Walt Whitman:

Michel Foucault fue uno de los pensadores más importantes del siglo XX,
alguien a quien podría caracterizarse como teórico del poder, un iconoclasta
que supo señalar los mecanismos sutiles por los cuales la dominación, la
sujeción, la corrección, la disciplina, la vigilancia y otras manifestaciones del
control funcionan en nuestra vida, individual y socialmente, incluso o sobre
todo ahí donde menos presentes los creemos.

Las ideas de Foucault han tenido eco especialmente en disciplinas como la


sociología y la historia y, en menor medida, en la ciencia política y la teoría
literaria, un abanico un tanto amplio que da cuenta, por un lado, de la
curiosidad intelectual del francés pero sobre todo de su fidelidad a un puñado
de aspectos o fenómenos de la vida social.

Aunque en su bibliografía cuenta con ensayos dedicados, por ejemplo, al


enigmático Raymond Roussel o a las inquietantes pinturas de Magritte,
cuando se compara estas que podrían parecer “excentricidades” con otros de
sus títulos más emblemáticos (Vigilar y castigar o su Historia de la
sexualidad) se descubre el hilo conductor de una pregunta constante sobre los
caminos que sigue la configuración de una manera específica de pensar, una
episteme, pero no en sentido filosófico, sino social: ¿quién y cómo se decide
que pensemos de la forma en que pensamos para que actuemos como
actuamos?

Esa fue sin duda una de las grandes provocaciones de Foucault: evidenciar que
el saber es indisociable del Poder, que este determina (tanto como puede) los
saberes que se privilegian y los que se excluyen, que incluso en esos campos
que se tienen como las más asépticas, las más positivas, las más ajenas a los
mecanismos del poder, ahí también extiende su dominio, condicionando
simultáneamente la formación de los individuos.

Por último cabe mencionar que para nosotros los hispanohablantes es una
fortuna que Foucault haya contado con distinguidos traductores, entre los que
destacan los poetas Elsa Cecilia Frost y Tomás Segovia, además de otros igual
de admirables como Aurelio Garzón del Camino o Martí Soler, autores todos
de versiones que conservan el singular estilo del pensador francés, que mucho
tenía de literario y vanguardista, con esa sensibilidad y respeto hacia el texto
que tanto distinguió a otros escritores de su generación.

En los últimos años hemos visto como las redes sociales y las grande
compañías de Internet son utilizadas por los gobiernos y las corporaciones
para vigilar, estudiar y anticiparse a las conductas de los ciudadanos. A esta
vigilancia que ya de suyo puede generar ciertas psicopatologías, se le suma
una presión social autoimpuesta, aquella de decidir, aunque por default, vivir
en una casa transparente o al menos con muchas ventanas y cortinas
descorridas; decidir también, sin descanso, qué es lo que queremos mostrar de
nosotros mismos. Puede ser que esta “vigilancia social” no genere paranoia en
algunos –otros se sentirán a sus anchas, ya sea porque su naturaleza les
permite exhibirse con desparpajo o porque saben utilizar estos medios como
una herramienta de marketing y PR–, pero de cualquier forma existe una
conciencia de ser observados, lo que en inglés se conoce como self-
consciousness. Esas personas que somos en línea, desdoblamientos de nuestra
personalidad, actúan, comparten información y se desenvuelven en un teatro,
en un mercado o en un laboratorio. Aunque esto no necesariamente signifique
algo consustancialmente negativo, después de todo la vida fuera de las redes
sociales también puede ser vista como un teatro, como una obra de
comunicación, de proyección de nuestras personalidades buscando afecto y
quizás intentando librarse de aquellos rasgos que consideramos no
ejemplifican nuestra verdadera naturaleza.

¿Qué es lo que nos dice un like, cuál es su metalenguaje? De manera literal es


que le gustamos a alguien, que le gusta algo que hicimos o cómo nos vemos,
es una substitución de la aprobación más básica, del sentido de pertenencia
que forma parte de los primeros eslabones de la pirámide de Maslow. Es,
aunque remota, fría y fantasmalmente la substitución de una sonrisa, un guiño,
un beso o cualquier expresión de calidez emocional. Un tanto patéticamente,
recordemos, hace algunos años Facebook estaba repleto de abrazos y
besos digitales y demás pokings. Y actualmente abundan los emoticones,
como el tan usado corazón –pero, ¿que alguien nos ponga un corazón en una
foto en realidad significa que nos quiere? y, ¿un corazón azul tiene otro
significado que el tradicional corazón rojo? Entramos en un terreno de
socialización que tiene una cierta cualidad fantasmgórica, y los fantasmas,
atrapados entre mundos, conectando a través de velos, son casi siempre
entidades en estados de confusión, incapaces de distinguir su realidad,
enfrascados en una soledad que extiende sus manos, pero sus manos no
pueden tocarnos. Les queda una especie de poking interdimensional. En las
redes sociales podemos elegir y editar minuciosamente los gestos (su
contenido de información) con los que nos comunicamos y conectamos,
peroesa información siempre carecerá de una serie de signos, del lenguaje de
la inmediatez y de la corporalidad, y por lo tanto limitará nuestra percepción
de un mensaje, nunca tendrá la misma riqueza multisensorial y por eso se
prestará a una cierta confusión y/o manipulación que no existe para quien
accede a una lectura del lenguaje no-verbal. Así también, cada gesto afectivo
efectuado en un ambiente digital es un gesto afectivo no efectuado en un
ambiente de intimidad.

[2/11/13 22:42:01] dastsier: Cual es la representación y la perdida de identidad en el mundo de


las relaciones sociales

[2/11/13 22:42:27] dastsier: La estilización de la existencia bajo la mirada del "like"

[2/11/13 22:42:57] dastsier: El facebook o la gran matrix?

[2/11/13 22:43:08] dastsier: La pastilla azul o la roja

[2/11/13 22:43:34] dastsier: La realidad como un metarelato que determina la existencia en el


mundo globalizado

1) Las compañías privadas no persiguen tus mejores intereses

Facebook y Google existen para facturar dinero vendiendo a los anunciantes la


información que necesitan para tener mayor precisión en sus mensajes
publicitarios a la hora de acercarse a ti. Esto explica las interminables y
lúgubres políticas de privacidad que los usuarios debemos aceptar para utilizar
estas herramientas digitales. Por eso Facebook hace cada vez más inalcanzable
el entendimiento de qué es exactamente lo que solicita del usuario a cambio de
la admisión. Actualmente las políticas de privacidad de Facebook superan en
extensión a la propia Acta de Constitución estadounidense, al haber crecido de
1,004 palabras en 2005 a 5,830 el día de hoy. Su fundador, Mark Zuckerberg
alguna vez bromeó sobre “esos estúpidos que confían en mí”, aludiendo, claro,
a los más de 500 millones de miembros de Facebook. “Yo admiro el negocio
que Zuckerberg ha construido, pero no, no confío en él” concluye Rowan
sobre este primer punto.

2) Las redes sociales dificultan nuestra capacidad para reinventarnos

“Cuando eres joven haces cometes errores y haces cosas estúpidas. Tengan
cuidado con lo que publican en Facebook por que en esta era cualquier cosa
que hagan ahora será revelado después, en algún punto de su vida” alertó
recientemente Obama a estudiantes de Virginia. Y tiene razón: cualquier cosa
publicada en línea sobre ti podría perseguirte por el resto de tu vida a pesar de
que todos tenemos derecho a crecer y a transformarnos a lo largo del camino.
“Como dijo el escritor Jaron Lanier en una plática reciente, si Robert
Zimmerman, de un pequeño pueblo de Minnesota, hubiese tenido un perfil de
Facebook, tal vez jamás se hubiera recreado así mismo como el beatnik
neoyorquino Bob Dylan”.

3) La información que provees para algo invariablemente será aprovechada


para algo más

Imagina que llamas por teléfono para pedir una pizza y el empleado que te
atiende tiene acceso a tus historiales electoral, laboral, financiero y a tus
preferencias literarias. Tal vez te sugiera una pizza con tofu tomando en
cuenta tus 90 kilos, te cobrará una cantidad extra por la entrega ya que sabe
que la zona en donde vives registra altos índices delictivos e incluso te tratará
con fingida suavidad pues sabe que has leído recurrentemente títulos para
superar la depresión. Esta escena podría confirmarse en un futuro cercano.
Actualmente las encuestas ya indican que un 35% de las empresas
contratantes han rechazado solicitudes de personas después de revisar su
información personal en redes sociales. Pero ¿qué te hace pensar que tú
puedes controlar lo que ellos hacen con tu información personal?

4) … y es muy probable que sea usada en tú contra

Según Mark Zuckerberg, en un mundo “aún más transparente” lo que


ocurriría es que tú “tendrás una identidad única, los días en los que manejabas
una imagen distinta frente a tus colegas en el trabajo y frente al resto de las
personas probablemente terminarán muy pronto”. El problema es que al
centralizar tu personalidad te expones exageradamente a que alguna ex-novia
o un celoso y vengativo ex-colega expongan información con el propósito de
perjudicarte, lo cual ciertamente se podría considerar como una conducta
deshonesta pero que será un recurso al alcance de millones de personas que no
necesariamente son muy gentiles en sus tratos.

5) La gente se equivoca y da más información de la que creen

Para dimensionar la cantidad de información personal que circula en Facebook


visita el sitio youropenbook.org y escribe en el buscador “mi nuevo número de
teléfono es” o “engañé a mi esposa” y te sorprenderás con la cantidad de
confesiones o información privada que encontrarás y de la cual sus autores
seguramente no están conscientes que anda por ahí flotando en el hiperespacio.

6) Y más allá de las otras razones ¿Por qué deberíamos permitir a una
compañía privatizar nuestro discurso social?

Algún día deberías, en defensa de tu integridad personal o por simple cultura


general, tomarte el tiempo necesario para leer el inmenso y poco estimulante
documento en el que Facebook expone sus políticas de privacidad (sí te da una
flojera descomunal, pero toma en cuenta que tu reacción es exactamente lo
que Facebook busca generar en ti). Así aprenderás que Facebook tiene
derechos absolutos para disponer de tu información como más le convenga y
en especial para venderla al mejor postor. Y sí, sabemos que es gratis y que
los humanos contemporáneos amamos la gratuidad (aunque sea algo virtual),
sin embargo sería prudente reflexionar sobre el hecho de que esta red cuenta
con más de 500 millones de usuarios conectados y preguntarnos si esta
“herramienta social” realmente está interesada en el bienestar de la sociedad o
busca corresponder a nuestros intereses…

i puedes hacer que alguien crea algo sobre sí mismo, con toda seguridad es
posible que esa persona compre los productos que le refuerzan esas ideas de sí
mismo, es posible hacer que actúe o haga cosas que del mismo modo
refuercen lo que ya sabe, incluso estando en contradicción con valores
“humanos” de tipo más general, como la vida o la honestidad. En las
micropolíticas de convivencia tomamos muchas decisiones sin darnos cuenta;
si la gente tiene tiempo de pensar y elegir, probablemente tomen decisiones
que pueden no ser congruentes con sus futuras acciones (como en el primer
experimento); pero si hay que decir o hacer algo de inmediato, es decir, actuar
rápidamente (como cuando te hacen una encuesta, te piden que firmes algo o
simplemente actúes impulsivamente), es muy probable que quien hace las
preguntas tenga más control de la situación, incluso sugiriendo la respuesta
que la gente debe dar en la misma elaboración de la pregunta, lo que da la
impresión de que se dio una respuesta “correcta” y que nuestro interlocutor la
aprueba (segundo experimento), por lo que actuamos en consecuencia con ella
para no “decepcionar” la imagen que dimos de nosotros mismos.

La lección es que la gente no puede ser manipulada para bien o para mal a
menos que voluntariamente decida manipularse a sí misma.

En fin, ahora sé que estás líneas serán solo leídas por un par de cariñosos
familiares y un reducido número de pacientes lectores. Así que con ustedes
pocos compartiré la siguiente reflexión: me parece apasionante dedicar unos
momentos de nuestro frenesí existencial a analizar y reflexionar este tipo de
conductas en la sociedad contemporánea. Creo que al hacerlo obtenemos
múltiples conclusiones que mucho nos ayudarán a entender nuestra realidad
actual.

Hoy la vida se vive de forma intensa, tal vez incluso angustiante. La


monumental cantidad de información disponible, en combinación con el
vertiginoso ritmo cotidiano, deriva en una relación bastante peculiar con los
contenidos –aunque a fin de cuentas estos continúan moldeando buena parte
de nuestra percepción. Hoy parece que ya no necesitamos del tradicional
modelo narrativo, principio-desarrollo-fin, sino que preferimos una especie de
mosaico de data, de consumo tan ágil como no-lineal. Y lo importante de esto
radica, si tomamos en cuenta que nuestra realidad depende de lo que somos
capaces de platicarnos acerca de ella, en que estos nuevos hábitos pronto
terminarán por remodelar nuestra existencia y la percepción que tenemos de
‘lo demás’.

En este sentido, Sherry Turkle, profesora de cultura cibernética en MIT,


señala: “Estos días, inseguros de nuestras relaciones y ansiosos sobre la
intimidad, buscamos formas para estar en relaciones y a la vez protegernos.
Los vínculos que hacemos a través del Internet no son, al final, vinculos que
integran. Son vínculos que preocupan. No queremos ser invadir el espacio
personal, así que en vez nos invadimos constantemente pero no en “tiempo
real”.

“El atractivo de Facebook”, escribe Stephen Marche, “yace en la fusión


milagrosa entre la intimidad y la distancia, o la ilusión de distancia con la
ilusión de intimidad”. Nace una nueva forma de aislamiento “no el idealizado
por los estadounidenses, la soledad del orgulloso no conformista, de mente
independiente, estoico solitario, o el astronauta que irrumpe en mundos
nuevos”. De los cientos de millones de usuarios de Facebook, más de la mitad
se conecta diariamente. Entre las personas de 18 a 34 casi la mitad checa
Facebook minutos después de despertarse. “Facebook nunca descansa.
Nosotros nunca descansamos. Los seres humanos siempre han realizado actos
elaborados de autopresentación. Pero no todo el tiempo, no cada mañana”

El teórico de medios Douglas Rushkoff en su más reciente libro sugiere que la


naturaleza demandante de estar conectados con todo el mundo todo el tiempo,
recibiendo feeds incesantes de datos, streameando nuestras vidas, produce lo
que llama “un shock con el presente”. La tecnología nos permite estar en más
de un lugar y ser más de una persona a la vez. Esto, conocido como digifrenia,
produce un efecto de desgaste, aunque pensamos que nuestros seres virtuales
son inermes. Los pilotos de drones, por ejemplo, sufren mayor desgaste que
los pilotos de aviones tradicionales, “al intentar vivir en dos lugares al mismo
tiempo simultáneamente, casa y el campo de batalla”.

Esta incesante exposición e hiperconectividad de las redes sociales también


nos hace padecer una nueva gama de celos y padecimientos emocionales. Las
relaciones amorosas fácilmente se pueden tornar en psicopatologías –
depresión u obsesión- ante una ruptura o una desaveniencia. Para superar estos
procesos, suele ser prudente “cortar” esta relación, llevar una especie de
tiempo de duelo y seguir adelante libre del fantasma de las otra personas –en
la tradición platónica, el enamoramiento es visto como la invasión del alma
del amado. De otra manera una parte de nosotros sigue uncida a nuestra pareja
y nuestra personalidad sigue actuando en mayor o menor medida buscando la
aprobación de esa persona –o quizás algun tipo de revancha. En los tiempos de
Facebook, este desenlazamiento se vueleve sumamente difícil. A los
filamentos energéticos o emocionales que nos vinculan y anudan, se unen los
filamentos digitales. Claro, podemos dejar de ser amigos de esa persona, pero
esto ya nos pone en una situación conflictiva. ¿Acaso queremos hacer público
que no podemos manejar cohabitar en el mismo espacio virtual? Aceptar que
estamos heridos suele ser difícil –aunque en realidad es una señal de fuerza.
Por otro lado, nuestras conexiones hacen prácticamente imposible que no
aparezcan imágenes, actualizaciones y recuerdos de esa persona. Y aunque
tratemos de evitar estos espacios en común o dejemos de visitar los perfiles de
las personas en conflicto, en el fondo sabemos que esas personas están ahí y
que en algún momentos las podemos observar y nos pueden observar. Siempre
estamos conectados aunque no estamos logged-in. Nuestro doble, al cual
hemos imbuido nuestra personalidad, es susceptible a ser mirado — y esa
mirada puede ser un peso metafísico sobre nosotros. Al mismo tiempo, esta
coexistencia de hiperpermeabilidad informativa es una bomba de tiempo en
relaciones que tropiezan o que mantienen ciertas inseguridades: siempre
existirá una excusa para seguir juzgando y comparando a nuestras parejas o a
nuestras vidas –casi como un pop-up que nos hace entrar a una página que no
queríamos, y culpablemente observamos… El stalking, de nuevo, es una
conducta característica de los fantasmas, un rodeo, un temor a la
confrontación, a la comunicación humana, al desgarramiento de la presencia.
Nos fantasmamamos.

Evidentemente la socialización digital requiere de una disciplina y un


aprendizaje, ante una velocidad de adopción tecnológica rebasa nuestra
capacidad de reflexión y adaptación. Moralizar el uso de estas redes no resulta
tan práctico como intentar entenderlas y asimilarlas de una manera
consciente. Es factible actuar en las redes sociales de manera espontánea,
haciendo lo que sentimos, dando like sin pensar en motivos ulteriores o
posteando según dicte el momento. Pero hay un matiz que difícilmente
podremos detectar siempre, esto es, que el espacio en el que interactuamos, en
el que somos virtualmente nosotros mismos, está minado ya por una intención,
un programa. La interfaz de las redes sociales está diseñada para que
formemos relaciones mercantiles, para que incrementemos el números de
vistas de los sitios (lo cual significa mayores ingresos) y que siempre
querramos compartir más información (lo cual también significa mayores
ingresos, una publicidad más precisa y personalizada) bajo la ilusión de
conexión, de no estar solos. (Algo similar ocurre cuando entramos a un
supermercado o a una tienda de ropa y nos relacionamos en medio de la
música, los espejos, los olores y el asalto de los productos). Como sugiere el
video The Invention of Loneliness, las redes sociales pretenden erradicar la
soledad pero en realidad han inventado una nueva forma de soledad más
extensa –estar acompañados por otros que son en cierta manera simulaciones,
reemplazando la intimidad por la conectividad. Para poder usar las redes
sociales de manera que no nos aislemos y enajenemos debemos de ser
conscientes de esta programación social, de que los espacios virtuales también
son ecosistemas con una serie de carcaterísticas y condiciones climáticas, y de
que se deben desarrollar sistemas inmunológicos y hábitos que se adapten a
estos medios o que puedan protegernos.

¿Y tú que harías por un like, por mil, por un millón? ¿Cuánto vale tu alma
digital?

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