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Reseña histórica de la estructura de la metería:

Remontándonos a la Grecia clásica, Leucipo de Mileto y, fundamentalmente su


discípulo, Demócrito de Abdera, que vivieron a caballo entre los siglos V y IV antes
de nuestra era, son considerados los fundadores del Atomismo, corriente filosófica
que considera que todo lo que existe está formado por combinaciones de pequeñas
partículas indivisibles denominadas átomos.

Por otra parte, Empédocles, también en el siglo V a.d.C., elabora la teoría de las
cuatro raicesque establece que cualquier substancia está compuesta por una
mezcla de agua, aire, tierra y fuego. El gran filósofo griego, Aristóteles, rechazaba
el atomismo porque consideraba que el vacío no existe y que, por lo tanto, la materia
debe ser continua y llamó elementos a las cuatro raíces de Empédocles.

La gran influencia de Aristóteles en la filosofía, la ciencia y, porque no, en la


iglesia hace que, durante casi 2.000 años, el concepto de átomo quede aparcado y
archivado. De esta forma aterrizamos en el siglo XVII en el que dos
científicos, Robert Boyle e Isaac Newton, de forma independiente, retoman la teoría
atómica.

Boyle realiza experimentos sobre el comportamiento de los gases y descubre que,


en condiciones de igual temperatura, el volumen de un gas es inversamente
proporcional a la presión a la que está sometido. Esto se conocería como Ley de
Boyle o Ley de Boyle-Mariotte. Para explicar este comportamiento, Boyle propone
que los gases se comportan como si estuvieran compuestos de pequeñas partículas
que colisionan entre si y que reciben el nombre de átomos.

A través de este modelo explica el calor como el resultado del movimiento de los
átomos. Sin embargo. la teoría atómica no se tiene en cuenta por dos razones: por
una parte, no es capaz de explicar otros fenómenos relacionados con la materia y,
por otra parte, no se definen ni se realizan experimentos para probar la teoría.
Los finales del siglo XVIII y comienzos del XIX ven como se formulan el resto de las
leyes de los gases por J.A.C. Charles y Louis Joseph Gay-Lussac.

Nada más comenzar el siglo XIX, un naturalista británico, John Dalton, a partir de
sus estudios sobre el comportamiento de los gases elabora, en 1803, su teoría
atómica de la materia que se basa en cinco principios:

1. Los elementos están formados por partículas extremadamente pequeñas


denominadas átomos.
2. Los átomos de un determinado elemento son idénticos en tamaño, masa y
otras propiedades. Los átomos de distintos elementos difieren en tamaño,
masa y otras propiedades.
3. Los átomos no pueden subdividirse, crearse o destruirse.
4. Los átomos de distintos elementos se combinan en relaciones simples para
formar compuestos químicos.
5. En las reacciones químicas, los átomos se combinan, separan o reordenan.

La teoría atómica de Dalton sigue siendo un pilar de la química si bien algunos de


sus principios (especialmente el segundo y el tercero) fueron superados a medida
que avanzó el conocimiento. Dalton, realiza, asimismo, una primera clasificación de
los elementos sobre la base de sus pesos atómicos.

En 1811, un científico italiano, Amedeo Avogadro, basándose en los trabajos


previos de Gay-Lussac y Dalton, formula la ley que lleva su nombre y que establece
que:

Volúmenes iguales de gases diferentes sometidos a las mismas condiciones de


presión y temperatura tienen el mismo número de partículas.

En honor a su descubrimiento, el número de partículas (átomos o moléculas)


contenidos en un mol recibe el nombre de Número de Avogadro.
A lo largo del siglo XIX, la química avanza en la identificación y la clasificación de
los distintos tipos de átomos, proceso en el que hay que resaltar los aportes de
científicos como Dimitri Mendeléyev.

En 1836, Michael Faraday realiza experimentos relacionados con el paso de


corrientes eléctricas a través de gases rarificados (gases a muy baja presión) y
observa un arco que sale del cátodo y llega al ánodo. Faraday concluye que este
arco es debido a la aceleración por el campo eléctrico, de iones presentes, de forma
natural, en el gas rarificado. En 1969, mientras experimentaba sobre la
conductividad eléctrica en gases rarificados, el físico alemán Johann Wilhelm
Hittorf, descubre que la radiación emitida por el cátodo viaja siguiendo una línea
recta hasta el ánodo. Posteriormente, Eugen Goldstein le dará a esta radiación el
nombre de rayos catódicos.

A finales del siglo XIX, el científico británico J.J. Thompson, realiza una serie de
experimentos con los rayos catódicos y, postula que los rayos catódicos están
formados por unas partículas cargadas 1000 veces más pequeñas que un átomo.
Thompson afirma que estas partículas, a las que denominó corpúsculos, forman
parte del átomo. Los corpúsculos de Thompson, son rebautizados con el nombre
de electrones por George Johnstone Stoney. Thompson, además del
descubrimiento de los electrones, realiza otras dos aportaciones: el descubrimiento
de los isótopos y el espectrógrafo de masas. Con el descubrimiento de los
electrones y de los isótopos, Thompson va a desmontar dos de los principios del
modelo atómico de Dalton.

El descubrimiento de los electrones lleva a Thompson a postular un modelo atómico


de la materia. Thompson sabía que los electrones tenían carga negativa y supuso
que, dado que la materia es neutra, existe otra parte del átomo que tiene carga
positiva. A partir de estas premisas, propone un modelo de estructura atómica que
se denominó de “pastel de cerezas” en el que postula que los electrones son como
las cerezas que están incrustadas en una “masa” de carga positiva. La carga del
electrón se determinaría, de forma precisa, por Robert Millikan en 1909, volveremos
a oír hablar de este científico cuando veamos el efecto fotoeléctrico.

Cerrando el siglo XIX nos encontramos con la última figura clave en el modelo de la
naturaleza clásica de la materia: el físico británico de origen neozelandés Ernest
Rutherford. En sus experimentos con radiación, Rutherford, estudió la radioactividad
y clasificó la radiación resultante de los procesos radioactivos en alfa, beta y gamma
dependiendo de la capacidad de penetración y de causar ionización. Los trabajos
sobre la radioactividad le harían merecedor del premio Nobel de Química en 1908.

En 1911, Rutherford junto con varios colaboradores, diseña un experimento que


consiste en bombardear con partículas alfa una lámina muy fina de oro (de unos
pocos cientos de átomos de espesor) y registrar las trayectorias de las partículas
alfa. De acuerdo al conocimiento existente (modelo atómico de Thompson) el
resultado esperado era que, en su interacción con los átomos de oro, las partículas
alfa sufrirían una leve modificación de sus trayectorias. Sin embargo, los resultados
del experimento mostraron que, si bien la mayor parte de las partículas alfa no
variaban su trayectoria al atravesar la lámina de oro, había partículas que se
desviaban en ángulos bastante considerables e incluso algunas rebotaban
completamente.

Los resultados experimentales hicieron que Rutherford postulase un nuevo modelo


atómico consistente en un núcleo de reducidas dimensiones (con un radio de 10 -
14 a 10-15 metros) que concentra la carga positiva del átomo y la mayor parte de la
masa alrededor de este núcleo, a una distancia de unos 10 -10metros, orbitarían los
electrones. Los electrones tendrían que circular a una velocidad que permitiese
compensar la atracción ejercida por la carga del núcleo.

El modelo atómico de Rutherford supuso un paso adelante, pero, sin embargo, era
un modelo inestable. Los electrones al girar, de acuerdo a las leyes del
electromagnetismo, deberían emitir radiación electromagnética, perder energía y
acabar colapsando sobre el núcleo.
Estructura de la materia

La materia consiste de partículas extremadamente pequeñas agrupadas juntas para


formar el átomo. Hay unas 90 ocurrencias naturales de estas agrupaciones de
partículas llamadas elementos.

Estos elementos fueron agrupados en la tabla periódica de los elementos en


secuencia de acuerdo a sus números atómicos y peso atómico. Hay además 23
elementos hechos por el hombre que no ocurren en la naturaleza, por lo que al final
son unos 113 elementos conocidos hasta la fecha. Estos elementos no pueden
cambiarse por procesos químicos. Ellos solo pueden ser cambiados por reacción
nuclear o atómica, sin embargo, pueden ser combinados para producir el incontable
número de compuestos con los que tropezamos día a día.

Un átomo es la parte más pequeña que forma parte de un sistema químico. Es la


mínima cantidad de un elemento químico que presenta las mismas propiedades del
elemento. Aunque la palabra átomo deriva del griego átomos, que significa
‘indivisible’, los átomos están formados por partículas aún más pequeñas, las
partículas subatómicas.

En general, los átomos están compuestos por tres tipos de partículas subatómicas.
La relación entre estas son las que confieren a un átomo sus características:

 Electrones, tienen carga negativa y son las más ligeras.


 Protones, tienen carga positiva y son unas 1.836 veces más pesados que los
electrones.
 Neutrones, no tienen carga eléctrica y pesan aproximadamente lo mismo que
los protones.
A los protones y neutrones, se les llama nucleones, ya que se encuentran
agrupados en el centro del átomo, formando el núcleo atómico, que es la parte más
pesada del átomo. Orbitando alrededor de este núcleo, se encuentran los
electrones.

Esta descripción de los electrones orbitando alrededor de un núcleo corresponde al


sencillo modelo de Bohr. Según la mecánica cuántica, cada partícula tiene una
función de onda que ocupa todo el espacio y los electrones no se encuentran
localizados en órbitas, aunque la probabilidad de presencia sea más alta a una
cierta distancia del núcleo.

Propiedades del átomo

Los átomos son las unidades básicas de la química, y se conservan durante las
reacciones químicas, en las que los átomos se reorganizan, cambiando los enlaces
entre sí, pero no se crean ni se destruyen.

Los átomos se agrupan formando moléculas y otros tipos de materiales. Cada tipo
de molécula es la combinación de un cierto número de átomos dispuestos de una
manera concreta. Por ejemplo, la molécula de agua (H 2 O) contiene dos átomos
de hidrógeno enlazados a uno de oxígeno, y la molécula de metano (CH 4) contiene
siempre cuatro átomos de hidrógeno unidos a un átomo de carbono.
En la tabla periódica:

Número atómico, se representa con la letra Z, indica la cantidad de protones que


presenta un átomo, que es igual a la de electrones. Todos los átomos con un mismo
número de protones pertenecen al mismo elemento y tienen las mismas
propiedades químicas.

Por ejemplo, todos los átomos con un protón serán de hidrógeno (Z = 1), todos los
átomos con dos protones serán de helio (Z = 2), y así sucesivamente.

Número másico, se representa con la letra A, y hace referencia a la suma de


protones y neutrones que contiene el elemento. Dos átomos con el mismo número
de protones, pero diferente número de neutrones, diremos que son isótopos.

La teoría atómica de Dalton se basa en los siguientes enunciados:

- La materia está formada por átomos, que son partículas indivisibles e


indestructibles.

- Todos los átomos de un mismo elemento químico son iguales en masa y


propiedades y diferentes de los átomos de cualquier otro elemento.

- Los compuestos se forman por combinaciones de átomos de diferentes elementos.

Los símbolos de Dalton

Para Dalton, cada elemento está formado una clase de átomos, distinto en sus
propiedades a los átomos de los demás elementos y, justamente, es esta distinción
lo que separa un elemento de otro y los hace diferentes.

Así, asignó a cada elemento conocido un símbolo distinto, su símbolo químico que
con posterioridad ha ido cambiando hasta llegar a los modernos símbolos químicos
actuales.
La tabla periódica de los elementos

es una disposición de los elementos químicos en forma de tabla, ordenados por


su número atómico (número de protones), por su configuración de electrones y
sus propiedades químicas. Este ordenamiento muestra tendencias periódicas,
como elementos con comportamiento similar en la misma columna.

Clasificación de los elementos químicos

De acuerdo con la Tabla del Sistema Periódico los elementos químicos se


clasifican de la siguiente forma según sus propiedades físicas:
 Metales
 Metales de transición.
 Metaloides
 No metales
 Gases Nobles
 Lactínidos y Actínidos

Tabla periódica de los elementos


Grupo 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18
Bloque s d p
·El helio pertenece al
↓Período
bloque s
1 2
1
H He·
3 4 5 6 7 8 9 10
2
Li Be B C N O F Ne
11 12 13 14 15 16 17 18
3
Na Mg Al Si P S Cl Ar
19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36
4
K Ca Sc Ti V Cr Mn Fe Co Ni Cu Zn Ga Ge As Se Br Kr
37 38 39 40 41 42 43 44 45 46 47 48 49 50 51 52 53 54
5
Rb Sr Y Zr Nb Mo Tc Ru Rh Pd Ag Cd In Sn Sb Te I Xe
57-
55 56 72 73 74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 84 85 86
6 71
Cs Ba Hf Ta W Re Os Ir Pt Au Hg Tl Pb Bi Po At Rn
*
89-
87 88 104 105 106 107 108 109 110 111 112 113 114 115 116 117 118
7 103
Fr Ra Rf Db Sg Bh Hs Mt Ds Rg Cn Nh Fl Mc Lv Ts Og
**

Bloque f d
57 58 59 60 61 62 63 64 65 66 67 68 69 70 71
* Lantánidos
La Ce Pr Nd Pm Sm Eu Gd Tb Dy Ho Er Tm Yb Lu
89 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 100 101 102 103
** Actínidos
Ac Th Pa U Np Pu Am Cm Bk Cf Es Fm Md No Lr
Estado de agregación de la
Leyenda materia a 0°C y 1 atm
(Según el color del número atómico)
<- Número
Rojo Azul Negro Gris
1 atómico
H <- Símbolo
Gaseoso Líquido Sólido Desconocido
químico

Categorías (según el color de fondo)

Metales No metales
Lantánidos Metales Otros
Alcalino- Otros Metaloides Gases
Alcalinos de no Halógenos
térreos Actínidos metales nobles
transición metales

Son unos 113 elementos conocidos hasta la fecha. Estos elementos no


pueden cambiarse por procesos químicos.

Fuerza de Enlace

La fuerza de enlace es la fuerza que une a dos átomos que están enlazados.
También se puede definir la fuerza de enlace como el grado en que el átomo que
se encuentra unido al átomo central contribuye a la valencia de éste.

La fuerza de enlace es directamente proporcional al orden de enlace e inversamente


proporcional a la longitud de éste. Además, a mayor fuerza de enlace, mayor será
la energía del mismo, y mayor la energía necesaria para disociar dicho enlace. Estos
últimos dos parámetros, energía de enlace y energía de disociación de enlace son
los que se utilizan para medir la fuerza del mismo.
Calcular la energía de enlace puede llegar a ser un proceso largo y complejo, por
esta razón muchas veces se usa la energía de disociación de enlace para medir la
fuerza de éste.

En este caso se podría definir la fuerza de enlace como el cambio de entalpía


(entrada de calor, o delta H) necesaria para disociar un enlace de sustancia
gaseosa, o la energía necesaria para separar dos átomos que están enlazados.
Este proceso es siempre endotérmico, es decir, cuando la reacción ocurre consume
calor.

El enlace químico

Se entiende por enlace químico aquella interacción o fuerza que genera que dos o
más átomos mantengan una unión basada en la transmisión de electrones entre
ambos.

Los electrones de las capas más externas del átomo se ven atraídos por la carga
eléctrica que poseen los átomos que lo rodean, en concreto su núcleo. Y aunque
los núcleos se repelen entre sí al tener ambos carga positiva, los electrones (de
carga negativa) de cada uno de los átomos se ven atraídos por el núcleo del otro.

El enlace interatómico es el enlace químico que se forman entre los átomos para
producir las moléculas.
Principales tipos de enlaces químicos entre átomos

A continuación, puedes ver cuáles son los tres principales tipos de enlace químico
a través del cual los diferentes átomos se unen para formar las distintas
moléculas. Una de las principales diferencias entre ellos son los tipos de
átomos que se usen (metálicos y/o no metálicos, siendo los metálicos poco
electronegativos y los no metálicos mucho).

Enlace iónico

El iónico es uno de los tipos de enlace químico más conocidos, siendo el que se
forma cuando se unen un metal y un no metal (es decir, un componente con poca
electronegatividad con uno con mucha).

Un ejemplo típico de enlace iónico lo encontramos en la sal, o en compuestos


cristalizados. Los materiales formados por este tipo de unión tienden a necesitar
una gran cantidad de energía para fundirlos y suelen ser duros, si bien pueden
comprimirse y quebrarse con facilidad. En general tienden a ser solubles y pueden
disolverse con facilidad.

Enlace Iónico
Enlaces covalentes

El enlace covalente es un tipo de enlace caracterizado porque los dos átomos a


unirse poseen propiedades electronegativas semejantes o incluso idénticas. El
enlace covalente supone que ambos átomos (o más, si la molécula la forman más
de dos átomos) comparten entre sí los electrones, sin perder ni ganar en cantidad.

Este tipo de enlaces es el que suele formar parte de la materia orgánica, como por
ejemplo la que configura nuestro organismo, y son más estables que los iónicos.

Dentro de los enlaces covalentes podemos encontrar varios subtipos.

Enlace covalente no polar o puro

Se refiere a un tipo de enlace covalente en que se unen dos elementos con el mismo
nivel de electronegatividad y cuya unión no provoca que una de las partes pierda o
gane electrones, siendo los átomos del mismo elemento. Por ejemplo, el hidrógeno,
el oxígeno o el carbono son algunos elementos que pueden unirse a átomos de su
mismo elemento para formar estructuras. No son solubles.

enlace covalente polar

En este tipo de enlace covalente, en realidad el más usual, los átomos que se unen
son de distintos elementos. Ambos poseen una electronegatividad
semejante, aunque no idéntica, con lo que tienen diferentes cargas eléctricas.
Tampoco en este caso se pierden electrones en ninguno de los átomos, sino que
los comparten.

Dentro de este subgrupo también encontramos los enlaces covalentes bipolares, en


que existe un átomo dador que comparte los electrones y otro u otros receptores
que se benefician de dicha incorporación.

Cosas tan básicas e imprescindibles para nosotros como el agua o la glucosa se


forman a partir de este tipo de enlace.
diagrama de Lewis del enlace covalente de la molécula de nitrógeno

Enlace metálico

En los enlaces metálicos se unen entre sí dos o más átomos de elementos


metálicos. Dicha unión se debe no a la atracción entre ambos átomos entre sí, si no
entre un catión y los electrones que han quedado libres y ajenos haciendo que sea
tal cosa. Los diferentes átomos configuran una red en torno a estos electrones, con
patrones que se van repitiendo. Estas estructuras tienden a aparecer como
elementos sólidos y consistentes, deformables pero difíciles de romper.

Asimismo, este tipo de enlace se vincula a la conductividad eléctrica propia de los


metales, al ser sus electrones libres.

enlace metálico
Enlace de Van der Waals:

El Enlace de Van der Waals es un tipo de Enlace intermolecular en el que


las moléculas polares se unen unas con otras por la existencia de dipolos.

Son fuerzas mucho más débiles que los enlaces moleculares (del orden de 100
veces menores a los enlaces iónico, covalente y metálico) pero fundamentales para
explicar muchos fenómenos.

Moléculas Polares: son aquellas formadas por átomos con grandes diferencias de
electronegatividad, por lo que la densidad electrónica se concentrará en ciertas
regiones de la molécula.

Las moléculas polares tienen un dipolo permanente como si fueran imanes con
un polo positivo (δ+) y otro negativo (δ-). Así, la región positiva de la molécula
atraerá la región negativa de otras moléculas cercanas y viceversa.

Ejemplos de moléculas polares son: el agua H2O, el amoníaco NH3 o el fluoruro de


Hidrógeno HF.

Tipos de Enlaces de Van der Waals:

 Dipolo - Dipolo: enlace formado por dos moléculas polares cercanas entre
las que se produce una atracción entre sus dipolos positivos (δ+) y negativos (δ-).
Ejemplos: enlaces dipolo-dipolo de las moléculas del agua.

 Dipolo - Dipolo Inducido: enlace formado por una molécula polar y otra no
polar sobre la que se induce un dipolo transitorio. Ejemplo: enlace dipolo-dipolo
inducido de las moléculas del agua con las de oxígeno (O2).
 Dipolos Transitorios o Fuerzas de London: enlace formado entre dos
moléculas no polares en las que se producen dipolos transitorios. Son fuerzas muy
débiles. Se producen en todas las moléculas, con más intensidad cuanto mayor sea
el número de electrones.

 Ión - Dipolo: se producen entre iones y moléculas polares. Explica la


disolución de las sales en el agua.

Importancia de las Fuerzas de Van der Waals:

Las Fuerzas de Van der Waals son responsables de fenómenos muy importantes:

- Aumento de los puntos de fusión y ebullición de un compuesto


- Viscosidad
- Tensión superficial
- Difusión
- Adhesión

Molécula:

Se entiende por una molécula a un conjunto organizado e interrelacionado de


átomos de diversa naturaleza, ya sean de un mismo elemento o de muchos
elementos diferentes, mediante enlaces químicos que dan como resultado un
conjunto estable y por lo general eléctricamente neutro.

Una molécula es además el segmento más pequeño en que puede dividirse una
sustancia química sin desnaturalizarla, es decir, sin que pierda sus propiedades
físicas y químicas específicas.

De la estructura de una molécula y del grado de compresión que existe entre sus
átomos constituyentes, dependerá si la sustancia es en efecto un sólido (poca
separación entre moléculas), un líquido (separación mediana, flexible) o
un gas (mucha separación entre moléculas).
Las moléculas se pueden clasificar de acuerdo a la complejidad de su
constitución, de esta manera:

 Moléculas discretas. Presentan un número definido de átomos, sean de


distintos elementos o de idéntica naturaleza. Pueden clasificarse a su vez
conforme a la cantidad de átomos distintos que componen su
estructura: moléculas monoatómicas (un mismo tipo de
átomo), moléculas diatón (dos tipos atómicos), moléculas tricotómicas (tres
tipos atómicos), moléculas tetralógicas (cuatro tipos atómicos), etc.
 Macromoléculas o polímeros. Se llama así a las cadenas moleculares de
gran tamaño, compuestas por piezas más simples y unidas entre sí,
para lograr secuencias extensas, que adquieran propiedades nuevas y
específicas. Los plásticos, por ejemplo, son un material compuesto a partir
de macromoléculas orgánicas.

También pueden clasificarse según su tendencia hacia la estabilidad o inestabilidad


electromagnética, del siguiente modo:

 Moléculas polares. Aquellas dotadas de cierta carga eléctrica, que se


manifiesta al haber una desigualdad en la atracción de los electrones por
parte de los núcleos de los átomos involucrados. Así, los electrones tenderán
a orbitar más a los núcleos más fuertes y menos a los más débiles, haciendo
que la molécula se cargue eléctricamente como una batería (dipolo), con un
polo positivo y uno negativo.
 Moléculas apolares. Aquellas cuyos átomos poseen idéntica
electronegatividad, es decir, no presentan desigualdad respecto a la
atracción de los electrones, y conservan una carga neutra en situación
ordinaria.

La estructura cristalina es la forma sólida de cómo se ordenan y empaquetan


los átomos, moléculas, o iones. Estos son empaquetados de manera ordenada y
con patrones de repetición que se extienden en las tres dimensiones del espacio.
La cristalografía es el estudio científico de los cristales y su formación.
El estado cristalino de la materia es el de mayor orden, es decir, donde las
correlaciones internas son mayores. Esto se refleja en sus propiedades anisótropas
y discontinuas. Suelen aparecer como entidades puras, homogéneas y con formas
geométricas definidas (hábito) cuando están bien formados. No obstante, su
morfología externa no es suficiente para evaluar la denominada cristalinidad de un
material.

El grupo más pequeño de partículas en el material que constituye el patrón repetitivo


es la celda unitaria de la estructura. La celda unitaria define completamente la
simetría y la estructura de toda la red cristalina, que se constituye mediante la
traducción repetitiva de la celda unitaria a lo largo de sus ejes principales. Se dice
que los patrones de repetición están situados en los puntos de la red de Bravais.
Las longitudes de los ejes principales o bordes de la celda unitaria y los ángulos
entre ellos son las constantes de la red, también llamadas parámetros de la red.

Estructura cristalina de los metales.

Toda sustancia puede encontrarse en tres estados de agregación: Sólido, líquido y


gaseoso. Aunque se menciona en varias bibliografías un cuarto
estado: plasma donde se requieren altas temperaturas (de decenas de miles de
grados), donde la sustancia gaseosa pasa a estado plasma que se caracteriza por
el desarrollo del proceso de ionización, hasta llegar a la destrucción total de la capa
electrónica de los átomos.

La sustancia sólida sometida a la acción de las fuerzas de la gravedad conserva su


forma, mientras que la líquida se extiende y toma la forma del recipiente que la
contiene. Esta definición es insuficiente para caracterizar el estado de la sustancia.

Así, por ejemplo, el vidrio sólido, si se calienta, va ablandándose y pasa poco a poco
al estado líquido. La transición inversa también será completamente suave; el vidrio
líquido, a medida que se baja la temperatura se va haciendo cada vez más espeso
hasta que finalmente se solidifica. En el vidrio no existe una temperatura
determinada de transición del estado líquido a sólido, tampoco existen temperaturas
o puntos de cambio brusco de sus propiedades. Por esto es normal considerar el
vidrio "sólido" como un líquido sumamente espeso

todos los materiales están integrados por átomos los que se organizan de diferentes
maneras, dependiendo del material que se trate y el estado en el que se encuentra.

Cuando un material se encuentra en forma de gas, sus átomos están más dispersos
o desordenados (a una mayor distancia uno de otro) en comparación con los átomos
de ese mismo material, pero en estado líquido o sólido.

Existen materiales en los que sus átomos siempre están en desorden o


desalineados aún en su estado sólido, a estos materiales se les llama materiales
amorfos, un ejemplo es el vidrio, al que se considera como un líquido solidificado.

En el caso de los metales, cuando estos están en su estado sólido, sus átomos se
alinean de manera regular en forma de mallas tridimensionales. Estas mallas
pueden ser identificadas fácilmente por sus propiedades químicas, físicas o por
medio de los rayos X.

Cuando un material cambia de tipo de malla al modificar su temperatura, se dice


que es un material polimorfo o alotrópico.
Los átomos de los metales están ordenados en forma estructurada, esto es en forma
de estructuras cristalinas.

Estructura Cristalina: se refiere al tamaño, la forma y la organización atómica dentro


de la red de un material.

Red: Conjunto de puntos, conocidos como puntos de red, que están ordenados de
acuerdo a un patrón que se repite en forma idéntica.

Puntos de Red: Puntos que conforman la red cristalina. Lo que rodea a cada punto
de red es idéntico en cualquier otra parte del material.

Celda unitaria y sistemas cristalográficos:

La celda unitaria es la unidad estructural que se repite en un sólido, cada


sólido cristalino se representa con cada uno de los siete tipos de celdas
unitarias que existen y cualquiera que se repita en el espacio
tridimensional forman una estructura divida en pequeños cuadros.

Parámetro de Red (ao): Son las Longitudes de los lados de las celdas unitarias y
los ángulos entre estos lados.
Número de Coordinación: es el número de átomos que tocan a otro en particular,
es decir el número de vecinos más cercanos, indica que tan estrechamente están
empaquetados los átomos.

Existen 14 tipos de diferentes celdas unitarias agrupadas en 7


sistemas cristalográficos.

La malla cúbica: de cuerpo centrado es la estructura que tiene el hierro a


temperatura ambiente, se conoce como hierro alfa. Tiene átomos en cada uno de
los vértices del cubo que integra a su estructura y un átomo en el centro. También
se encuentran con esta estructura el cromo, el molibdeno y el tungsteno.
La malla cúbica de cara centrada aparece en el hierro cuando su temperatura se
eleva a aproximadamente a 910ºC, se conoce como hierro gamma. Tiene átomos
en los vértices y en cada una de sus caras, su cambio es notado además de por los
rayos X por la modificación de sus propiedades eléctricas, por la absorción de calor
y por las distancias intermoleculares. A temperatura elevada el aluminio, la plata, el
cobre, el oro, el níquel, el plomo y el platino son algunos de los metales que tienen
esta estructura de malla.

La malla hexagonal: compacta se encuentra en metales como el berilio, cadmio,


magnesio, y titanio. Es una estructura que no permite la maleabilidad y la ductilidad,
es frágil.

Modificar a una malla de un metal permite la participación de más átomos en una


sola molécula, estos átomos pueden se r de un material aleado como el carbón en
el caso del hierro, lo que implica que se puede diluir más carbón en un átomo de
hierro.

Si se tiene en cuenta que el carbón es el que, en ciertas proporciones, da


la dureza al hierro, entonces lo que se hace al cambiar la estructura del hierro es
permitir que se diluya más carbón, con lo que se modifican sus propiedades.

Otra de las características de los metales que influye notablemente en sus


propiedades es el tamaño de grano, el cual depende de la velocidad de enfriamiento
en la solidificación del metal, la extensión y la naturaleza del calentamiento que
sufrió el metal al ser calentado.
Imperfecciones en el arreglo atómico:

- Defectos Lineales: se extienden en una dirección, y afectan a una fila


de puntos de red: Dislocaciones; son defectos de la red cristalina de
dimensión uno, es decir, que afectan a una fila de puntos de la red de
Bravais.
- Defectos de superficie: se extienden en dos dimensiones:
Superficie del cristal, Borde, frontera o límite de grano, defecto de
apilamiento y maclas.
- Defectos volumétricos: de 3 dimensiones, distorsionan fuertemente
la red. Suelen estar formados por la agrupación de defectos puntuales:
Cavidades, Precipitación de fases.

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