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La sombra de espías y

militares rusos en Colombia


y la región
Espías rusos en Colombia y militares y
mercenarios de Putin en Venezuela
configuran un teatro de operaciones de
guerra fría entre los dos países.
SEMANA revela detalles desconocidos
de ese espionaje en el país.

La guerra fría entre Colombia y Venezuela


cada vez está más caliente. El más reciente
incidente ocurrió el 26 de marzo, cuando
dos aviones rusos de transporte aterrizaron
en el aeropuerto de Maiquetía, cerca de
Caracas. Trasladaban 95 militares y 35
toneladas de equipos.

Aunque este hecho no era un asunto menor y


ocupó los principales titulares, un tema aún
más delicado permaneció por fuera del radar.
Se trata del incremento de la actividad de
espionaje a cargo de agentes rusos en
territorio colombiano. Ataques cibernéticos,
compra de información reservada y
recolección de datos estratégicos de la
seguridad nacional son algunas de las
actividades que desarrollan, junto con sus
aliados, un nutrido grupo de agentes
encubiertos de Nicolás Maduro.

Puede leer: Infiltración rusa en Venezuela

Mientras esta situación se desarrolla en


silencio, las reacciones por la llegada del
centenar de militares rusos llegaron desde los
más altos niveles. “Rusia debe salir de
Venezuela”, dijo el presidente de Estados
Unidos, Donald Trump, al referirse al asunto el
miércoles anterior. “Estados Unidos ve la
llegada de aviones militares este fin de
semana (a Venezuela) como una
desafortunada provocación. Hoy llamamos a
Rusia a detener todo su apoyo al régimen de
Maduro, respaldar a Juan Guaidó y
mantenerse del lado de las naciones en todo el
continente hasta que se restaure la libertad”,
afirmó el vicepresidente Mike Pence. Dos días
antes, el Departamento de Estado emitió un
duro comunicado en el que manifestó que
Estados Unidos “no se quedaría de brazos
cruzados mientras Rusia exacerba las
tensiones en Venezuela”.

Foto: El Gobierno de Vladimir Putin le ha


prestado a Venezuela 17.000 millones de
dólares. El régimen de Nicolás Maduro le
compró a Rusia cazabombarderos Sukhoi y
modernos sistemas de defensa antiaérea.
Getty images.

Esta andanada de declaraciones recibió una


respuesta inmediata de Rusia. “No depende de
Estados Unidos decidir las acciones y el
destino de otros países. Solo depende de la
gente de Venezuela y su único presidente
legítimo, Nicolás Maduro”, dijo el embajador de
Rusia ante las Naciones Unidas, Dmitry
Polyanskiy, uno de los primeros en
responderle a Trump y quien defendió la
presencia de militares rusos en Venezuela.

Nuestros soldados se están ocupando de


aplicar acuerdos firmados en el campo de la
cooperación técnica y militar. ¿Cuanto tiempo?
El tiempo que sea necesario. Tanto como sea
necesario para el Gobierno de Venezuela”, dijo
la portavoz del Ministerio de Relaciones
Exteriores ruso, María Zajárova.

Los 95 militares rusos que llegaron a


Venezuela instalarían un moderno sistema de
defensa antimisiles.

A ese intercambio de declaraciones se sumó el


canciller colombiano, Carlos Holmes Trujillo
García, quien rechazó la presencia de los
militares y afirmó que “esta es una incursión
militar en territorio venezolano que no contó
con la autorización de la Asamblea Nacional,
como establece la Constitución de Venezuela”.
Al pronunciamiento del funcionario
colombiano se sumó un comunicado del Grupo
de Lima, que reúne a 13 países del continente,
en el cual manifestaron su preocupación y
condenaron “cualquier provocación o
despliegue militar que amenace la paz y la
seguridad en la región”.

Aunque oficialmente no se conocen los


detalles de la misión del centenar de militares
rusos, comandados por un general, el
periódico español ABC, citando diferentes
fuentes, afirmó que parte de su objetivo
consiste en instalar un escudo antiaéreo en
una de las bases más estratégicas del
vecino país conocida como El Sombrero,
ubicada en el estado Guárico, centro de
Venezuela. Se trataría de un sofisticado
sistema que cuenta con lanzadores de misiles,
sistema de radar, y un centro de comando
automatizado para repeler ataques aéreos y
de misiles balísticos y de crucero. Dentro del
numeroso grupo también hay especialistas en
ataques cibernéticos.

Foto: Mike Pence y Carlos H. Trujillo


(Arriba) desaprueban la intervención de
Rusia. Dmitry Polyanskiy y Serguéi Lavrov,
ministro de Relaciones Exteriores
ruso (abajo) indican que se quedarán "el
tiempo que sea necesario". AFP/ León Darío
Peláez, SEMANA.

No es la primera vez que la llegada de


aeronaves rusas enciende las alarmas en el
continente. En diciembre pasado, una flotilla
de aviones militares, entre ellos dos
bombarderos estratégicos Tu-160, capaces de
lanzar bombas nucleares, estuvieron varios
días en el vecino país en ejercicios junto con
cazabombarderos Sukhoi Su-30MK2. Menos
de un mes después de esta acción,
considerada internacionalmente una
provocación, se conoció que a finales de enero
de este año 400 mercenarios de una polémica
empresa rusa se instalaron en territorio
venezolano. En diferentes lugares del mundo
donde han actuado los consideran asesinos
que actúan sin dios ni ley.

De Rusia con amor

Todos estos incidentes públicos sin duda son


inquietantes. Sin embargo, lo que la opinión
pública no conoce resulta igual o incluso peor
para la seguridad nacional del país. Colombia
se ha convertido en centro de operación de
centenares de espías que juegan un papel
fundamental en esa guerra fría que vive con
Venezuela. Las agencias de inteligencia
nacionales y las extranjeras, aliadas del
Gobierno colombiano, andan seriamente
inquietas por el reciente incremento del
número de agentes rusos y venezolanos.

Foto: A finales de enero, 400 mercenarios,


exsoldados rusos, aterrizaron en Caracas
con la misión de proteger a Maduro y su
régimen. Estos son los bombarderos
nucleares Tupolev 160, que en diciembre de
2018 formaron parte de una flotilla de
aviones de combate rusos que realizó
ejercicios aéreos en el vecino país. AFP.

Una de las nuevas preocupaciones tiene que


ver con la presencia en territorio nacional de
cerca de 20 agentes rusos del Servicio Federal
de Seguridad (FSB), el Servicio de Inteligencia
Exterior (SVR) y la Dirección de Inteligencia
Militar (GRU).

Los rusos, al igual que la mayoría de las


representaciones diplomáticas en el país,
históricamente han tenido uno o dos
delegados de sus agencias de inteligencia y
agregados militares, que se dedican a un
intercambio de información con sus pares
colombianos. La gran mayoría, en temas de
tráfico de drogas, capos y carteles. “La
relación con los rusos siempre ha sido
cordial, diplomática pero poco importante
debido a que nunca han sido nuestros
aliados estratégicos, y es obvio que aunque
hay cordialidad, no tenemos la misma
confianza que con los norteamericanos o
europeos”, explica un oficial de la Dirección
Nacional de Inteligencia (DNI).
“Adicionalmente, ellos son los principales y
más importantes aliados del Gobierno de
Chávez y Maduro desde hace años. Por esto,
entre otras muchas razones, siempre habían
tenido unos pocos oficiales de enlace. Pero
eso empezó a cambiar desde hace más de un
año, cuando empezamos a notar que
lentamente fueron incrementando su
presencia en Colombia”, afirmó el funcionario.

Cuando se habla de espías rusos, la gran


mayoría tiende a relacionar a quienes
desarrollan ese tipo de actividades con un
viejo estereotipo cinematográfico. Muchos aún
creen que la temida KGB existe y desarrolla
esas actividades solo en las callejuelas de
Praga o en las plazas de París. Pero la realidad
no puede ser más diferente.

Le recomendamos: Rusia a Estados Unidos,


"nuestros militares permanecerán en
Venezuela el tiempo que sea necesario"

La mayoría de estos agentes secretos son


hombres callados y muy discretos, capaces de
infiltrar sin mayor sospecha altos círculos
diplomáticos, gubernamentales, militares o
empresariales. Mimetizados en perfiles de
diplomáticos de segundo nivel, estudiantes de
intercambio, empresarios, turistas y
trabajadores de una multinacional, la gran
mayoría difícilmente utilizaría un arma para
conseguir sus objetivos. Por el contrario, “Su
misión se asimila más a la de un procesador de
datos que se dedica a recopilar información
valiosa, procesarla y entregarla a su
Gobierno”, explica un oficial de una agencia de
inteligencia estadounidense. Más allá del
incremento en el número de agentes rusos, ha
llamado la atención también el perfil de
algunos de ellos. Se trata de hombres que se
han movido en las grandes ligas del espionaje
internacional.

El Grupo de Lima, que reúne a 13 países del


continente, condenó "el despliegue militar que
amenaza la paz y la seguridad de la región".

Algunos de los que están en el país fueron


expulsados en años recientes de Estados
Unidos y Europa, como respuesta a crisis
desatadas por casos como la influencia rusa
en la campaña presidencial estadounidense o
el envenenamiento de un espía desertor en el
Reino Unido. “Para nosotros y nuestros aliados
es muy evidente que su presencia en Colombia
está directamente ligada al incremento de la
tensión con el régimen de Venezuela. No es
gratuito que acá aumente la presencia de
recolectores de inteligencia y, al tiempo, al
otro lado de la frontera crezca la presencia y
ayuda militar rusa ”, dice el funcionario de la
DNI.

La conexión Moscú-Caracas

Si bien para muchos sectores puede parecer


novedosa la presencia de agentes rusos en
Colombia, desde hace muchos años el
Gobierno de Vladimir Putin comenzó un
agresivo plan para aumentar su influencia en la
región. SEMANA reveló la estrategia del
programa conocido como Planeta, un
elaborado plan de hackeos masivos e
indiscriminados de la inteligencia rusa
desde diferentes países en Latinoamérica,
incluida Colombia.

El país cuenta con el Centro de Respuesta a


Incidentes Informáticos (Colcert), que
depende del Ministerio de Defensa, y el
Comando Conjunto Cibernético (CCOC),
adscrito al Comando General de las Fuerzas
Militares. Pero las capacidades técnicas y de
personal de estas entidades resultan muy
limitadas para enfrentar el poder ruso en el
mundo virtual.

Le sugerimos: Tentáculos del espionaje ruso


en América Latina

Para muchos en Colombia, el de los rusos es


un tema reciente en la agenda debido a los
episodios de los últimos meses con la llegada
de aviones de combate, tropas y mercenarios
a Venezuela. Sin embargo, la sombra que se
extiende sobre el país es mucho más antigua,
profunda y compleja.

Los rusos han capacitado a funcionarios del


Servicio de Inteligencia Bolivariano (Sebín),
la policía política del régimen de Nicolás
Maduro, para adelantar operaciones
encubiertas en Colombia desde hace años.
SEMANA tiene varios documentos de la
inteligencia venezolana que así lo demuestran.
Uno de estos, fechado el 15 de julio de 2016,
planteó aprovechar los acuerdos de paz entre
el Gobierno y las Farc para introducir, con la
misión de verificación de la ONU, decenas de
espías en territorio colombiano bajo la fachada
de observadores: “… dichos observadores
sean agentes encubiertos del Sebín
debidamente entrenados por los agregados
militares de la Federación Rusa (GRU) y la
República de China (MSS)…”, dice el
documento. Agencias estadounidenses
alertaron en su momento al Gobierno de esa
intención que logró evitar (ver recuadro).

Foto: Los espías de Maduro Este es uno de


los informes ultrasecretos a los que tuvo
acceso SEMANA, en los que están
identificados algunos de los espías que
están en Colombia.

Aunque la estratagema anterior falló, otros


intentos de espionaje llegaron mucho más
lejos. SEMANA obtuvo documentos de
inteligencia clasificados como ultrasecretos,
que dan cuenta de la presencia y planes en
territorio colombiano de al menos 100 espías
en los últimos tres años. La mayoría de ellos
son venezolanos pertenecientes al Sebín y las
Fuerzas Armadas de ese país, capacitados por
los rusos y la inteligencia cubana, conocida
como G2.

Sobre este delicado tema, el Gobierno


nacional, por medio de Migración Colombia, ha
mencionado pocos casos. En el más reciente,
a mediados de marzo, un ciudadano cubano
salió expulsado del país, señalado de realizar
labores de inteligencia cerca de la base de la
Fuerza Aérea en Palanquero. No obstante, el
perfil de los espías que aparecen en los
documentos es muy superior.

En los últimos tres años se han detectado


cerca de 50 espías actuando en territorio
colombiano.

El teniente Gilberto Ramírez, del Ejército


Bolivariano, es “experto en inteligencia
electrónica e informática, curso avanzado de
operaciones especiales y francotirador
calificado en combate”, dice parte de su perfil.
Otro espía, el teniente de infantería Luis
Rivera, es “operador del sistema misilístico
portátil, experto en explosivos y
demoliciones”. El sargento segundo Carlos
José Gutérrez es “especialista en sistemas de
guerra electrónica, comunicaciones y
operador de la estación satelital El Sombrero”.
A este último lugar donde trabajó el espía
justamente llegaron la semana pasada los 100
militares rusos.

“Estos son solo parte de uno de los grupos


que hemos detectado. Se encuentran en
Medellín, Cali, Bucaramanga, Cúcuta,
Riohacha y Pamplona. Algunos han entrado
bajo la fachada de migrantes, camuflados
dentro del gran flujo de venezolanos que
llegan. Pero otros tienen como cubierta ser
comerciantes, empresarios o estudiantes que
supuestamente huyen del régimen”, explicó a
SEMANA un alto funcionario de la DNI. “Su
misión es establecer movimientos de tropas,
capacidades reales de armamento, unidades
militares, y tratar de reclutar integrantes de las
Fuerzas Armadas colombianas para comprar
información clasificada nuestra. Ya hay dos
casos de ese tipo que están bajo
investigación”, concluyó.

Foto: La paz espiada: Este es uno de los


informes secretos en poder de SEMANA, en
el cual agentes de inteligencia venezolanos,
entrenados por rusos y chinos, intentaron
aprovechar el proceso de paz para
infiltrarse en Colombia.

En este ambiente enrarecido por el


movimiento de aviones, despliegue de
tropas y envío de espías, los medios de
comunicación tampoco se salvan. SEMANA
obtuvo un documento de la unidad de
contraespionaje adscrita a la dirección de
contrainteligencia del Sebín, en el que
aparecen relacionados 34 nombres, entre
comunicadores, columnistas y blogueros
colombianos, algunos con sus direcciones de
correo electrónico. “Todos son considerados
desinformadores por parte del Gobierno
venezolano. Este documento es una muestra
con algunos nombres de una lista que se
elabora desde hace muchos años, la cual se
actualiza permanentemente para determinar
perfiles y quiénes cuestionan más el Gobierno
de Maduro”, dijo a SEMANA un exfuncionario
del Sebín que la tiene en su poder. Explicó que
dependiendo del interés que exista acuden a
expertos en informática, hackers, algunos
rusos, para tratar de buscar las fuentes de
información.

Le recomendamos: Rusia no conspiró con


Trump en elecciones de 2016: Informe
Mueller

Esta es tan solo una parte de este complejo


panorama de espionaje, aviones nucleares y
mercenarios, que hoy viven Colombia y
Venezuela. Es el mismo en el que cada vez
más suben el tono dos superpotencias como
Estados Unidos y Rusia. Las consecuencias de
la elevada temperatura que toma esta guerra
fría del trópico aún son una incógnita.

Los herederos de la KGB

Varias agencias como la FSB y la SVR se han


convertido en los ojos del espionaje dentro y
fuera de Rusia. Su presencia en la región y en
Colombia ha venido en aumento.

El espionaje ruso parece un cuento del pasado


después de la caída de la Unión Soviética y la
posterior desaparición de la KGB. Pero existe
con base en tres agencias: el Servicio Federal
de Seguridad (FSB), que investiga en el país
temas de seguridad, comunicaciones y
terrorismo. El Servicio de Inteligencia
Exterior (SVR), que hace inteligencia a
Gobiernos de gran parte del mundo y tiene
fuerte presencia en América Latina, donde
ha intervenido en campañas políticas. Así lo
denunció Cambridge Analytica en referencia a
la actuación rusa en las elecciones argentinas
que ganó Mauricio Macri. Además, está la
Dirección de Inteligencia Militar (GRU),
encargada también de la inteligencia exterior y
que, se estima, ha puesto más de 130 satélites
en órbita para hacer efectivas sus intrigas.

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