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Informe de lectura Estudios Humanísticos.

Presentado por: Beatriz Elena Hincapié Grajales.

LA INTERPRETACIÓN Y LAS CIENCIAS DEL HOMBRE

Ensayo de Charles Taylor

Incluido en el texto “La libertad de los modernos”

Presentación del autor: Charles Taylor filósofo canadiense (Montreal, 1931)


profesor emérito de Filosofía en la Universidad de McGill. Sus intereses de estudio
se han centrado en las corrientes del pensamiento contemporáneo, filosofía
política, ética, hermenéutica, filosofía de las ciencias sociales e historia del
pensamiento. Uno de sus temas de interés ha sido la transformación de los
sistemas de creencias en Occidentes.

La interpretación y las ciencias del hombre: Informe de lectura.

El texto de Taylor busca abrir, desde una perspectiva renovada, el panorama de la


discusión que ya desde antaño fue sostenida en torno a las ciencias humanas,
dicha cuestión nace de la necesidad que en algún momento se tuvo de darle un
principio rector a las anteriormente llamadas ciencias del espíritu, que en cuanto
exponentes de las acciones humanas comportaban un rasgo de subjetividad el
cual para algunas corrientes de pensamiento debía ser superado; pero que desde
otra orilla, se percibía que estas escapaban a la revisión de una mirada objetiva y
que por tanto, su fundamento no podía ser otro que la interpretación; cuestión que
bien nos recuerda el autor, “se remonta a Dilthey”.

Formalmente el ensayo se divide en cuatro partes, inicia con el planteamiento de


la discusión en torno a si las acciones humanas pueden ser explicadas desde el
ámbito hermenéutico y qué implicaciones tendría esto; en un segundo apartado se
pasa a abrir la discusión en un ámbito en concreto, con el ánimo de esclarecer
más el tema, haciendo uso de dos ejemplos tomados del campo de la política; en
el tercer apartado, luego de haber hecho un recorrido por los alcances
epistemológicos de los planteamientos empíricos frente a las posibilidades de la
interpretacióny usando los ejemplos mencionados, el autor llega a la idea de que
existe algo que no alcanza a ser vislumbrada con claridad por la tradición de la
epistemología empirista en el ámbito político, a saber, el comportamiento que
evidencia cómo “la realidad social está caracterizada por las significaciones
intersubjetivas y las significaciones comunes” (p.173), y que en el marco de una
concepción empirista del conocimiento no se logran esclarecer mostrándonos
varias consecuencias; ya en un cuarto y último apartado, luego de haber hecho
esta exposición en la que se evalúa el alcance, por una parte del modelo empírico
para el ámbito de las ciencias sociales, y por otra parte se platea de una forma
exhaustiva los alcances de la interpretación, Taylor nos habla de la necesidad de
que las ciencias sociales trasciendan “los límites de una ciencia basada en la
verificación, en beneficio de una ciencia que estudie las significaciones
intersubjetivas y comunes inscritas en la realidad social” (p. 191), con la finalidad
de poder abordar muchos de los problemas de nuestro tiempo.

Pero ¿cuál es el propósito de este ensayo? A nuestros ojos Taylor nos presenta
un panorama bien interesante para pensar lo que ha sido el desarrollo de las
investigaciones pertenecientes al ámbito de las ciencias sociales (ciencias del
hombre), esto en tanto una manera de enfrentarse a una de las mayores críticas
hechas al planteamiento hermenéutico por parte de las corrientes epistemológicas
empiristas. Y a su vez, el autor nos conduce por una revisión muy pertinente que
nos pone en cuestión frente al desarrollo que han tenido las ciencias sociales y
sus fundamentos epistemológicos; pero más allá de esto, de un modo más sutil se
presenta un cuestionamiento del orden ontológico respecto a los fundamentos y el
objeto de estudio de las ciencias sociales mismas y con ello de las
transformaciones de nuestro mundo contemporáneo que ya no resiste ser
revisado con las categorías que se concibieron bajo los principios de la ciencia
moderna.

Nos encontramos frente a un ensayo que nos propone pensar el alcance de la


interpretación en las investigaciones dentro de las ciencias sociales y que nos
genera cuestionamientos sobre dicho alcance, pero que a su vez, rebate los
principios epistemológicos que han ido de la mano del empirismo haciendo carrera
dentro de este campo investigativo , pues mediante los ejemplos tomados del
ámbito de la política vemos como queda algo sin resolverse, y que bajo los
principios del planteamiento empirista, no logra abordarse, de ahí que, citando el
mismo texto, Taylor nos diga en el numeral 1 del apartado III que “Los
representantes de la corriente predominante de las ciencias sociales han optado
tan profundamente por la concepción empirista del conocimiento y la ciencia que
deben aceptar de manera inevitable el modelo de verificación de las ciencias
políticas y los principios categoriales que implica. A su vez, esto entraña la
exclusión de un estudio de nuestra civilización en términos de sus significaciones
intersubjetivas y comunes. Y como consecuencia, todo este campo de la
investigación se torna invisible.” (p.178)

Una ciencia de la interpretación que aborde esto que ha quedado invisible y que
rompa con lo que es considerado como su principal fallo, el llamado circulo
hermenéutico, es decir, una ciencia de la interpretación tal como se quiere aquí
fundamentar no podrá desconocer la relación existente entre la significación y la
expresión como base para la misma, y que esta expresión es “para y por un
sujeto”; pero tal relación debe superar su dificultad, logrando anclar la
interpretación en un punto fijo o un principio de certeza que frene la ampliación
constante de la interpretación misma, es así como se planteara la necesidad de
establecer de manera análoga a cómo funciona en las ciencias empíricas un
principio de certeza, es decir un dato sensorial o “dato en bruto” que permita la
verificación. Pero, ¿cómo asegurar esta certeza? En este punto Taylor nos plantea
la noción de explicación experiencial con el fin de obtener el sentido requerido
para la interpretación cumpliendo así con las condiciones para una ciencia
hermenéutica.

Luego, con el fin de aclarar la cuestión planteada, el autor aborda dos ejemplos de
la política con los cuales introduce una serie de consideraciones en torno a la
interpretación ya no de un texto como campo de significación sino de las acciones
que necesariamente tienen que ser interpretadas, pues su significación no queda
supeditada a una mera descripción; la cuestión es cuando vistas de esta manera
no dejan espacio para lo que sería las “significaciones intersubjetivas” tal como ya
se había planteado. Con el ejemplo de las negociaciones y la aldea japonesa,
ocurrirá lo mismo, este nos remite al mismo punto de las “significaciones
intersubjetivas” concepción que en este otro ejemplo va esclareciendo mucho más
la dificultad de encontrar unos parámetros de verificación, pues, “las
significaciones intersubjetivas no podrían ser propiedad de uno solo porque tienen
sus raíces en la práctica social”, y aquí se abre una dimensión que escapa a los
meros “datos en bruto”, algo que se comprende solo en su ámbito experiencial y
por ende no puede ser revisada con los derroteros de la ciencia empírica.

Taylor nos planteará algunos de los fallos de una consideración en el ámbito de la


política de corte moderno, para ello acude a revisar el “enfoque evolutivo” en las
ciencias políticas que antiguamente se conocía como estudio comparado. Los
planteamientos de este enfoquen necesariamente tienen que prescindir de las
significaciones intersubjetivas puesto que estas varían entre los grupos sociales, y
no permitirían establecer unos principios universales o algo así como un dato en
bruto comportamental. Siendo esta su situación retorna nuevamente el
desconocimiento de algo que da sentido a toda organización política, a saber, la
noción de cohesión.

El cuestionamiento de Taylor avanza a un punto en el que incluso se plantea, que


la ciencia empírica se inscribe en el ámbito de las significaciones intersubjetivas
con las que Occidente construyo su civilización, pero que estas significaciones
empiezan a fracasar, y ya no logran dar cuenta con claridad de nuestra postura
como cultura, y hasta la noción de claridad al modo racional ha ido perdiendo su
significación. Esta consideración hecha por el autor, es reconocida por él mismo
como una mera hipótesis “que tal vez parezca muy especulativa” (p.190) no
obstante, hay un trasfondo sutil que nos pone a contemplar estas palabras en otra
dimensión mucho más relevante, pues seguido a esta idea dirá que “Mi principal
tesis es que sólo podemos abordar el fenómeno de derrumbe de una civilización si
tratamos de entender con mayor claridad y profundidad las significaciones
comunes e intersubjetivas de la sociedad en al cual hemos vivido hasta ahora (…)
Pero no podremos hacerlo mientras permanezcamos en el ámbito de las ciencias
sociales predominantes, que no reconocen la significación intersubjetiva y se ven
obligadas a considerar las significaciones centrales de nuestra sociedad como si
fueran el marco ineludible de toda acción política.” (p. 191)

Tratar de entender la realidad social de este presente nos pone frente a los
planteamientos de una ciencia hermenéutica, Taylor cierra este ensayo con una
serie de hipótesis que como ya lo dijo tal vez son especulativas, pero sin embargo,
dando argumentos a favor de la necesidad de entender las significaciones
intersubjetivas y así poder adentrarnos en estructuras del mundo en las cuales
solo tenemos como opción estas significaciones pues de lo contrario solo nos
cabría decir que son meras posturas irracionales, de ahí que hacia el final de este
ensayo se postulen algunas direcciones en pos de la comprensión que ya no
caben en el marco de la indagación verificacionista pues el correlato para esta se
ha perdido aquí. En este punto es en donde Taylor nos plantea las nociones de
intuición, la relación inexorable entre lo práctico y lo teórico, ilusión, predicción
(inexactitud), Taylor reconoce un giro, por esto termina diciendo que:

“Tanto en los argumentos epistemológicos como en su mayor fecundidad,


encontramos, por consiguiente, buenas razones para optar por las ciencias
hermenéuticas del hombre.” (p. 198)

Buenas razones, que no dejan de ser algo odiosas para la ciencia moderna.

BIBLIOGRAFÍA

TAYLOR, Charles. (2005) La libertad de los modernos. 1ª Ed. Buenos Aires:


Amorrortu.

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