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deportivo!
Cada cuatro años es lo mismo, es la magia que nos traen los Juegos
Olímpicos a los mexicanos, en nuestro “olímpico” intento de querer, por arte
de magia, que aparezcan las medallas. Nos volvemos todos opinólogos:
expertos en gestión deportiva, en box, en clavados y hay quienes incluso
vuelcan sus más profundas frustraciones hacia los atletas y autoridades
deportivas. Y así, desfilan ante nuestros oídos una letanía de sentimientos
desesperados, de lo mal que estamos, como si no lo supiéramos.
No es para menos, en un país como este con tantas derrotas acumuladas
en lo económico, lo social, la justicia, la necesidad de que una delegación
atlética nos sacie de triunfo, es grande y anhelada. Pero, ¿debemos dirigir
toda nuestra atención a conseguir una, dos o cinco medallas más? ¿Con
eso nos sentiríamos más ganadores? En un país en el que los índices de
obesidad en niños y adultos nos están rebasando, y que incluso podría
llevarnos al colapso en nuestro sistema de salud y, lo que es más
importante, en un país con un alto rezago educativo que no nos asegura la
mejora socioeconómica de muchos, en donde no se incentiva el trabajo de
los maestros, incluyendo a los de educación física, resulta paradójico seguir
preguntándonos ¿por qué no ganamos más medallas?
Este primer filtro en todas las escuelas primarias del país es la clave para
continuar cosechando atletas de alto rendimiento, y aún más, la fina
vinculación del profesor con los entrenadores de iniciación deportiva, que
actualmente está casi rota, es clave para la formación de deportistas en
esta etapa germinal. En esta estrategia es fundamental el rescate de las
Normales públicas para la educación física.
Deberá dejarse claro los límites de participación de cada parte ya que por
muchos años el sector privado ha aprovechado la debilidad del sector
público en el apoyo de los atletas o la privatización de infraestructuras
sin la suficiente transparencia y rendición de cuentas de esta
simbiosis gobierno – empresas. El fútbol, es el ejemplo perfecto de cómo
se puede llegar a privatizar el deporte sin ver retornos sociales favorables y
con resultados deportivos mediocres. Ante ello, creemos que debe
transparentarse toda la información con respecto a estas alianzas.