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adquiere una dimensión más existencial o metafísica: esa “escalera” que representa el
fracaso ante el paso del tiempo. O ambas: como esa terraza de Hoy es fiesta, donde los
inquilinos están felices pero encerrados por la propietaria,… Y quizá en este sentido
existencial hay que leer la frecuente presencia de personajes con taras físicas (ceguera,
sordera,…) o psíquicas: la lucha del hombre con / contra sus límites, etc. Esta dimensión
simbólica afecta también al propio texto espectacular, y hay que atender a los significados
más allá de lo aparente: en la elección de tal o cual música, o en la disposición de los
elementos en la escenografía: plano superior, inferior, etc.
4. TÉCNICA TEATRAL. Una de las innovaciones más notables de su lenguaje teatral,
como ya se sugiere en el punto 2, es la utilización dramática del tiempo. La introducción
en la escenografía o a través de acotaciones implícitas de varios momentos temporales
que se relacionan influyéndose, crea a veces un juego de perspectivas que persigue que
el distanciamiento ayude en la superación o comprensión del conflicto al personaje y al
espectador. Muchas veces esto está relacionado con el tratamiento del espacio. La
utilización de un “escenario múltiple” (La detonación, El tragaluz) permite tener varios
escenarios a la vez que se van actualizando mediante la utilización de la luz y el sonido,
y que en ocasiones nos permiten asistir a acciones simultáneas.
“Interiorización del público en el drama” es como llamó Buero al recurso técnico
popularizado como “efectos de inmersión”: una manera de hacer participar al espectador
en el paisaje interior del personaje. Asistimos a la vida de Larra desde su mente
atormentada de suicida en La detonación, 1977; oímos el obsesivo ruido del tren que
ocupa el cerebro del padre de El tragaluz; vivimos la sordera de Goya en El sueño de la
razón, 1970; quedamos completamente a oscuras como Valindín, cuando David el ciego
apaga la vela en El concierto de San Ovidio; o, con el protagonista de La Fundación,
acabamos llegando a la cordura tras varias fases de alucinación.