Sunteți pe pagina 1din 3

Para realizar la actividad final correspondiente al componente de pedagogía del

Diplomado de Fundamentación Pedagógica y Didáctica Universitaria quiero realizar


un escrito en primera persona que dé cuenta de cuáles han sido los aportes que la
pedagogía ha brindado a mi ejercicio docente en la Universidad de Antioquia.

Para empezar entonces considero importante responder unas preguntas


disparadoras sugeridas para tal fin. Frente a ¿cuál era mi concepción sobre
pedagogía antes de haber cursado el componente) podría decir que para iniciar,
esta pregunta llegó a mi vida hace un par de semestres cuando en el curso de
didáctica de la licenciatura en educación artes plásticas, de la facultad de artes,
pregunté a mis estudiantes qué entiendían por estos conceptos (didáctica,
pedagogía, enseñanza, educación y formación) con el fin de hacer un estado del
arte de sus saberes para saber desde dónde debo dirigir el discurso. Al realizar el
ejercicio quise indagar también con compañeros del programa y me di cuenta que
esta es una duda que no sabemos despejar bien ni siquiera los profesores del
programa pues cada quien se sitúa en su “perspectiva·” o diría yo más bien,
creencia. Debido a esto recurrí a la “investigación” sobre el concepto buscando su
definición y su etimología y acudí a un documento recomendado por un colega que
afirmaba que “la pedagogía se pregunta por el cómo se educa mientras que la
didáctica se pregunta por el cómo se enseña”. A partir de esa afirmación intenté
entender sus definiciones y relaciones intrínsecas entre sí y hasta el módulo creí
tener claridades. Durante mi formación como docente no recuerdo haber
profundizado lo de las perspectivas (alemana, anglosajona y francesa) por ende
creo que no fue significativo en ese entonces. Sin embargo ahora (10 años después
de graduada) pienso que el concepto se ha, más que resignificado, se ha ampliado
pues aunque partía de acepciones mal entendidas por el mal uso del concepto en
el medio, pienso que mi ejercicio como docente está cargado de reflexiones de corte
pedagógico constantemente ya que la pregunta está permanente en mi discurso
como docente de formadores de artes y está presente en mi ejercicio personal de
reflexión frente a mi trabajo en el aula (escolar y universitaria). Pensar en los
elementos de las tradiciones pedagógicas modernas que retomo en mi práctica me
hace pensar inmediatamente en las tres aunque ya lo hago de una manera más
crítica buscando identificar las cosas “positivas” y por discutir de cada una. Es
innegable que estamos en un medio donde la tradición anglosajona, la que está
mediada por lo curricular es imperante y debido a eso es imposible no pensarnos
como “medidores” de conocimientos a través de unos contenidos muy bien descritos
y exigidos por los entes reguladores de ese aspecto en la universidad. Actualmente
en la licenciatura para la cual trabajo se vive una transformación donde se busca
“trascender” la enseñanza por contenidos por la enseñanza por problemas,
respondiendo, creo yo desde mi intuición, a una propuesta Freiriana desde la
pedagogía de la pregunta. Creo que también debo retomar un poco algo de la
tradición francesa ya que no en vano cuando se mira el plan de estudios de la
licenciatura aparecen asignaturas como la antropología, la sociología y la psicología
dando lugar a la pregunta de las “ciencias de la educación”. Esa mirada entonces
aparece en mi discurso cuando intento mostrar la importancia de la relación que
¿existe? o ¿debe existir? entre esas disciplinas y la educación como tal pues no
podemos ser ajenos al hecho de que en el imaginario del “buen docente” se tienen
conocimientos y aptitudes de esas otras disciplinas. Finalmente frente a la tradición
alemana consideraría yo que está presente siempre ya que como mencioné
anteriormente la reflexión sobre aquellos hechos cotidianos que acontecen en un
aula escolar está presente siempre dentro de las clases de didáctica que imparto,
dando vital importancia a la formación de sujetos por encima de la adquisición de
técnicas o habilidades en el arte. No en vano cuando hablamos de competencias
en educación artística (que aunque sea de la tradición anglosajona) aparece la
sensibilidad, característica inherente de la formación de seres humanos.
Ser docente en Colombia y ser docente en la Universidad de Antioquia,
específicamente en el programa para el cual trabajo es una tarea que requiere
ingenio y pasión porque ser docente de la materia de “relleno”, la materia
“negociable”, la materia que “no se pierde” requiere de convicción y de reflexión
pedagógica para precisamente legitimar su lugar dentro del currículo escolar ya que
a pesar de ser obligatoria y fundamental según la ley general de educación y a pesar
de que se tenga “consciencia” de la importancia que tiene el arte dentro de los
procesos cognitivos y afectivos del ser humano sigue teniendo un lugar secundario
dentro de la lista de prioridades del sistema educativo y productivo del país. Es
entonces que puedo decir para finalizar que es la pedagogía la que facilita la
posibilidad de que la educación artística (área que estudié y en la cual trabajo y
“formo”) sea un campo de saber tomado con seriedad y credibilidad dentro del
imaginario colectivo.

S-ar putea să vă placă și