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EL CONCEPTO COMO CLASE UNIVERSAL

El concepto es universal. Lo universal es algo uno que se dice de muchos; de


muchos singulares, con un mismo significado. No admite grados. Por ejemplo, el
concepto de ‹ hombre› se dice de todos en el mismo sentido: no es posible ser
más o menos humano, se es o no, en absoluto. Aquí no hay término medio, ni
gradación.

La lógica formal trabaja con términos unívocos, no análogos ni trascenden tales;


eso limita su aplicación a las ciencias particulares. El saber metafísico, en cambio,
no tiene por método la lógica formal, sino la ‹ analogía› (Aristote les, Tomas de
Aquino). Así, hay que volver a decir que la lógica formal es un método para
saber, pero no el único; el intento de reducir los saberes a un solo método (la
lógica formal, la matemática, etc.) reduce el alcance del pensamiento y constituye
el reduccionismo cientifista.

• El problema de los universales

Los conceptos son universales, las cosas son singulares; lo universal es único e
ideal, lo singular múltiple y sensible. Sin embargo, los conceptos universales
significan seres singulares, eso es parte del misterio del conocimiento.

En la historia se han propuesto tres modelos de respuesta para esas preguntas:

Realismo exagerado, o hiperrealismo. Según Platón, la idea es una e


idéntica, invariable, eterna e inmaterial. Las cosas sensibles son lo contrario:
materiales, temporales, cambiantes y caducas. De donde Platón concluye que el
ser ideal es más real que el ser singular.

Nominalismo. Solo existen entes singulares. Los términos e ideas universales son
‹ ficciones› , artificios lingüísticos para sustituir una multitud de singulares por un
nombre (lat. nomen). El intelecto no conoce cosas, sino nombres: no la rosa, sino
el nombre de la rosa.

Realismo moderado. Es la posición de Aristóteles. La idea existe en la cosa,


como forma de una materia; el pensamiento (nous) la abstrae o separa
formándola dentro de si como concepto.

Según Platón, las ideas constituyen un mundo separado y perfecto, a cuya


imitación se hace este mundo sensible; el ‹mundo de las ideas› es una región de
entidades eternas e inmutables. Según Aristóteles, en cambio, las ideas solo
son ‹ ideales› en la mente, en la materia son formas, esto es, principios reales de
las cosas; ´estas constan de materia y forma, por la materia son singulares y por la
forma tienen ser y son inteligibles. Finalmente, Tomas de Aquino reúne la
concepción de Platón y la de Aristóteles mediante la noción de creación. La idea
es distinta según este en la mente del Creador (ante rem), en la criatura (in re), o
en la mente humana (post rem).

EL CONCEPTO COMO CONSTRUCTOR MENTAL

Los conceptos de representación y procesos recuerdan la distinción entre


estructura y función en psicología. Las representaciones son la estructura y los
procesos son la función.

Una de las suposiciones básicas de la psicología actual es que la información está


contenida en estados del sistema, o representaciones, que se usan en lugar de
algún referente u objeto del mundo, y que preservan la estructura informacional
abstracta de ese mundo al que se refieren.

La discusión sobre la representación del conocimiento se ha enfocado hacia el


formato representacional, hablando de representación frente a representación por
imágenes.

La representación del conocimiento constituye un tema fundamental, primero


debemos saber qué se entiende por representación mental.

El concepto más frecuente de representación hace referencia a una estructura


sobre la que se ejecutan unos determinados procesos. Los procesos se refieren a
las actividades implicadas en la utilización de la información almacenada en una
determinada estructura o representación.

En el artículo-objetivo de Pardos “Las imágenes en el pensamiento” (2017) se


insiste en las imágenes como elemento general del pensamiento, destacando la
habitual primacía de las imágenes visuales y proponiendo el estudio profundo de
las imágenes sonoras.

Sin embargo parece más apropiado hablar de representaciones como elemento


general del pensamiento. Dicho sucintamente, nuestro cerebro no conoce ni las
cosas ni nuestro cuerpo introduciendo dentro de sí mismo a unas y a otro, sino
elaborando representaciones de ambos. Tales representaciones son mentales, es
decir, funciones que tienen como base modificaciones distintas en las neuronas de
nuestro encéfalo

Las representaciones mentales constituyen conocimiento, esto es, procesamiento


de información, el cual sigue un ciclo habitual que consta de tres pasos. En
primera instancia, nuestro cerebro recibe información desde los cinco sentidos
(ojos, oídos, nariz, paladar y piel) a través de los nervios craneales y de la médula
espinal, información que termina llegando a distintas partes de la corteza cerebral.
En un segundo paso, la información recibida se procesa en la corteza cerebral,
construyéndose (en zonas diversas) representaciones elaboradas de acuerdo con
el tipo de información. Y en un tercer paso nuestro cerebro puede ordenar
respuestas, lo cual se inicia en las zonas frontales.

Las representaciones mentales desempeñan dos tipos de papeles. El primer tipo


constituye el conocimiento de la naturaleza de nuestro mundo externo y de
nuestro cuerpo, mientras que el segundo tipo constituye el conjunto del
conocimiento de nuestras creencias y planes de acción. El primer tipo corresponde
a las entradas o inputs de información en nuestro organismo, así como al
procesamiento y a la organización de esas entradas en lo que podríamos llamar
globalmente “la memoria de la máquina”, que se traduce neurocientíficamente en
patrones de actividad neuronal en las cortezas de asociación (tanto temporales
como parietales) dirigidas por las cortezas frontales. A su vez, el segundo tipo
corresponde a las salidas o outputs de información que desencadenan la conducta
(básicamente movimientos del cuerpo y lenguaje), que se traduce
neurocientíficamente en patrones de actividad neuronal en las cortezas
prefrontales mediales como lugares de arranque.

Pasando de las representaciones mentales en general a las imágenes en


particular, cabe distinguir dos acepciones iniciales de imágenes, a saber, imagen
como huella e imagen creadora. Podemos ilustrar este asunto con ejemplos
cotidianos. Si pido a otra persona que se imagine la escuela donde hizo sus
primeros estudios, solicito un recuerdo en su memoria autobiográfica, que es una
imagen como huella. En cambio, si pido a otra persona que se imagine volando
sobre un río, solicito una creación, no un recuerdo, y tenemos una imagen
creadora.

Por supuesto, las imágenes creadoras también son representaciones pero tienen
un carácter activo superior al de las imágenes como huellas, que son
fundamentalmente pasivas. Cabe distinguir al menos tres casos de imágenes
creadoras. En primer lugar, tenemos las imágenes lúdicas, es decir, la creación de
imágenes como simple entretenimiento o diversión tal como aparecen en los
casos de soñar despierto, que ha estudiado el psicólogo estadounidense Singer
(1975). En segundo lugar, cabe señalar las imágenes útiles al pensar el encaje
entre medios y fines de cara a la acción; estas imágenes útiles van unidas a
nuestras voliciones o planes de acción, y son un resorte que puede evitar peligros
e incluso nuestra muerte al imaginar acciones futuras. Y, en tercer lugar, tenemos
las imágenes científicas y artísticas, que son creaciones con aplicación en el
campo de la ciencia, o bien en el campo del deleite estético. Un ejemplo notable
de imagen científica es el modelo de la doble hélice del adn, hecha pública el 25
de abril de 1953 en la revista Nature. A su vez, un ejemplo notable de imagen
artística es la canción Imagine de John Lennon (1940-1980). Miller ha destacado
las semejanzas entre creatividad artística y pensamiento científico creativo, en
particular el papel del procesamiento de información inconsciente (Miller, 1996

CONCLUSION

El concepto se trata de una representación. Es decir, es un modo de tener


presente en la inteligencia el objeto dado. Claro, no hay que confundir esta
representación con la simple imagen. La idea no se puede imaginar, sus
características carecen de color, tamaño, figura. Si la palabra representación
indujera a confusiones, podría cambiarse por la expresión o contenido o
significado.

El concepto es una representación mental. Con esto se indica que es la


inteligencia la facultad que lo capta.

El concepto no afirma o niega nada del objeto, Esto no expresa la diferencia


esencial con el juicio. En efecto, una idea denota, expresa, significa mentalmente
un objeto, pero de un modo neutro, sin afirmar (o negar) la existencia real de tal
contenido, y sin afirmar o negar tampoco que “algo es”.

Por esto, la idea es el elemento o célula más simple dentro de nuestra


organización interna de pensamientos. La idea esta hecha para componer el
pensamiento central que es el juicio. Allí si hay afirmación o negación.

La naturaleza de la idea puede estudiarse en dos aspectos: material y formal. El


aspecto material de la idea se refiere a su contenido, que es una esencia. El
aspecto forma de la idea se refiere a su estructura, que es la universalidad.

Se explica en la doctrina Tomista que el contenido de una idea es una esencia.


Por tanto, el contenido de una idea ( o lo que encierra ese pensamiento dentro de
la mente) es nada menos que un dato o nexo necesario encontrado en la realidad
que nos rodea. A este dato o estructura necesaria es a lo que se llama esencia.
Por eso se dice que el contenido de la idea es la esencia.

También se ha definido la esencia de otras maneras: la esencia es lo que es un


ente, o bien, el constitutivo fundamental de una cosa, queriéndose indicar que la
esencia abarca lo que necesariamente compone a un objeto, de tal manera que
sin ese elemento ya no hay tal objeto.
Esencia o idea tiene, pues, una gran semejanza y una gran diferencia. Esencia e
idea es lo mismo en cuanto las dos tienen el mismo constitutivo, están
compuestas de los mismos elementos. Pero la diferencia está en que la esencia
es algo real, pues tiene existencia extramental, independiente del conocimiento
humano; el hombre no la inventa, sino que la descubre; en cambio, la idea existe
sólo en la mente humana, y no es independiente del hombre. Podríamos decir que
la idea es una esencia pensada.

El concepto es universal: significa esto que se puede aplicar a todos los seres de
la misma especie. Esta aptitud para aplicarse a todos los seres de la misma
especie es lo que hemos llamado universalidad del concepto, y justamente es una
propiedad universal de todos los conceptos. En ella hemos hecho consistir la
diferencia básica con la imagen.

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