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Universidad Mariano Gálvez de Guatemala – Campus Villa Nueva

Psicología Clínica “B”


Psicoeducación de Trastornos Mentales
Dra. Araceli Tellez

Lesly Saraí Rosales Medrano / 3028 - 15 - 12999

Análisis de la película 3096 días.


La película narra una lucha de voluntades, la del secuestrador por dominar, más
bien domar, a una niña de diez años; y la de Kampusch, que se defiende con armas
que van desde la rebeldía infantil a la sensualidad de una adolescente obligada a
crecer rápidamente.

Durante todo el tiempo que estuvo encerrada el secuestrador le proporcionaba


patadas, golpes en la cabeza, en el ojo, le lanzaba objetos y por si fuera poco, tortura
psicológica. Le decía que sus padres no existían, que sus padres no la querían, que
tenía que estar agradecida de haber sido recogida, de que él la había creado, y que
de él dependía su existencia.

¿Es suficiente 3.096 días de humillación, miedo y violencia para doblegar a alguien?
Ese tiempo es el que da título a la película sobre los ocho años de secuestro de
Natascha Kampusch, una historia de dominación y resistencia.

“Estaba claro que solo uno de nosotros sobreviviría. Y al final fui yo. Y no él". La
frase con la que inicia la película es la clave de ese enfrentamiento, la película
detalla sin efectismo, pero sin esconder la violencia que sufrió Kampusch.

Mientras ella estuvo encerrada, le tenía que dar siempre la razón, le tenía que hacer
las tareas del hogar. Cuando el secuestrador pensó que después de 6 años de
encierro ya estaba lo suficientemente amaestrada, le permitía subir a la casa, pero
siempre tenía que estar al lado de él, no podía levantar la mirada, tenía que
cocinarle, limpiarle, prácticamente hacerle todo y para ella nada. Incluso a veces
tenía que dormir junto a su secuestrador, atada de manos a él.

Aunque hacía más de 6 años que el caso se había dado por perdido, el secuestrador
pensaba que aún podía ser atrapado.

Kampusch cuenta el horror, las torturas, el dolor físico y psicológico y su “relación”


con su secuestrador y el único contacto humano que tuvo en más de 8 años de
cautiverio. Para ella, su secuestrador era lo peor, era un ser trastornado, enfermo,
con constantes cambios de humor, pero era la única persona con la que hablaba,
que le daba comida, que podía decidir sobre su vida, y a raíz de eso para ella lo era
todo paradójicamente. En sus manos estaba su vida y su muerte.

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