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Mediación,
Arbitraje y
Negociación
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El conflicto
Concepto. Clasificación
Aquí el objetivo es pensar y analizar otras formas para poder dar solución a
los problemas o conflictos que a diario se les presentan a las personas en su
interrelación con otras, en su trabajo, en su empresa, o incluso aquellos que
se pueden llegar a plantear entre dos o más Estados. Para ello, se van a
desarrollar diversos métodos o herramientas, como son la negociación, la
mediación y el arbitraje.
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Muchos autores han desarrollado importantes estudios en relación con los
conflictos, pero generalmente lo han hecho desde una posición
determinada, es decir, desde una especie de conflicto, ya sea que se estudie
el conflicto internacional, o religioso o racial, etcétera. Por tal motivo, al
definir y trabajar sobre el concepto y significado de conflicto, se lo hace
desde esa particularidad y su descripción tendrá características muy
específicas y propias de ese tipo de conflicto, pero no necesariamente es
aplicable a otro tipo.
En ese sentido, y siguiendo a otro estudioso del tema como es Julien Freund
(1983), se presenta al conflicto como “una relación social”, entendiéndola
como el comportamiento recíproco de dos o más individuos que orientan,
comprenden y resuelven sus conductas, teniendo en cuenta las de los otros,
y con lo que dan sentido a sus actos. Esta concepción de la relación social
es tomada del pensamiento de Max Weber y, con el propósito de poder
entenderla, es necesario analizar las conductas de los actores.
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recíprocas; a modo de ejemplo, cuando le indicamos al chofer del taxi el
lugar al que nos dirigimos y este nos responde consultándonos por cuál calle
preferimos ir. Luego, si se entabla una conversación acerca del clima y le
solicitamos que, por favor, baje un poco la calefacción, el chofer responderá
a ese pedido comentando que aquella está trabada, etcétera. Todas estas
conductas son recíprocas y generan interacción entre partes, es decir,
generan relación social.
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Ahora bien, esta forma de resolver los conflictos no se encuentra disponible
para todas las situaciones posibles, ya que el derecho y el sistema jurídico
entran en acción solamente, y excluyentemente, en aquellas situaciones
que el sistema tiene previsto en sus normas. Es decir que el sistema ha
inventariado una serie de conductas, a las que ha establecido como
prohibidas, ilícitas o antijurídicas, y amenaza a todo aquel que las cometa
con una sanción que será aplicada por un tercero imparcial y creado a ese
efecto. Para tales casos, si es necesario, recurrirá al uso de la fuerza. Este
tercero no es otro sino el juez. Es entonces, a partir de la existencia de todo
este sistema, que las conductas pueden ser clasificadas en prohibidas o
permitidas.
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Si se abandona por un momento la conceptualización jurídica
que divide el universo de las conductas posibles en las
categorías de prohibidas y permitidas, se encuentra uno
frente a la primera perplejidad. Al mirar desde
otro ángulo el área de lo permitido, descubrimos dentro
de ella un número infinito de conflictos que el derecho
desdeña porque se dan entre pretensiones incompatibles,
pero igualmente permitidas o no sancionadas. (Entelman,
2002 p. 109)
Toda relación social (recuerda que se define al conflicto como una “especie
de relación social”) está llena de enfrentamientos producidos por la
incompatibilidad de pretensiones que el sistema jurídico ha dejado en
libertad de confrontación. Estos conflictos son aquellos que a los
ciudadanos les ocurren a diario, en cada momento y en cada relación social
que entablan, ya sea con sus socios, con sus amigos, con sus esposas o
esposos, con sus hijos, etcétera. Los ejemplos que se podrían enumerar son
infinitos, pero se mencionan algunos para dimensionar estas situaciones:
los socios de una empresa que pretenden efectuar inversiones en distintos
rubros, o bien el esposo que se encuentra en conflicto con su mujer porque
él pretende ir a la cancha a ver fútbol y desea que ella lo acompañe, a lo
cual no está obligada por ninguna norma. Los estudiantes reclaman a las
autoridades de la universidad determinados horarios de clases y los
profesores no están obligados por ninguna norma a aceptarlos, por lo que
entran en conflicto. Un conflicto entre vecinos porque la mascota de uno de
ellos ladra durante toda la noche y no les permite descansar a otros.
Asimismo, se podrían mencionar los inconvenientes que genera la
convivencia en edificios de propiedad horizontal. De esta manera, es posible
llenar miles de páginas con ejemplos, donde existe un conflicto en una
relación social producto de una incompatibilidad de pretensiones, pero
ocasionado por conductas igualmente permitidas por el sistema. En ese
marco, si alguna de las partes de los conflictos mencionados recurriera al
asesoramiento de un abogado, este le diría que no está obligado a aceptar
o a ceder en la pretensión del otro y que aquello que está haciendo está
perfectamente permitido, por lo cual para el sistema jurídico no hay
conflicto, aunque este efectivamente exista. Se trata, en suma, de
situaciones que, al no resolverse, van incrementando la
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conflictividad y producen algo que desarrollaremos más adelante y se
conoce como “escalada del conflicto”, que, en muchas ocasiones, termina
con eventos violentos que podrían hacerse evitado.
Estas situaciones no resueltas por el derecho, que entran dentro del campo
de lo “permitido versus permitido” y que efectivamente son consideradas
“conflictos”, deben obtener una respuesta para su resolución. Es
precisamente en este campo donde tienen un protagonismo fundamental
los medios o herramientas de resolución alternativas de conflictos. Pero
debe destacarse que estos mecanismos también nos permiten resolver
conflictos que se plantean entre conductas prohibidas, en tanto estas no
afecten el orden público. Esto será expuesto con más amplitud en las
unidades siguientes.
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Tabla 1: Actitudes frente al conflicto
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Referencias
Blake y Mouton. (1985). The Managerial Grid III: The Key to Leadership Excellence.
Houston: Gulf Publishing Co