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Un pequeño consejo de Hol:

Es algo muy extraño aceptar tu mortalidad cuando tienes 26 años. Es una de


esas cosas que siempre ignoras. Los días pasan y esperas que sigan pasando
hasta que sucede lo inesperado. Siempre me imaginé a mí misma envejeciendo,
con canas, con una hermosa familia (un montón de chicos). Planeé tener el amor
de mi vida. Lo quiero tanto que me duele.

Así es la vida. Es frágil, preciosa e impredecible y cada día es un regalo, no


derecho adquirido.

Tengo 27 años. No me quiero ir. Amo mi vida. Soy feliz. Se lo debo a mis seres
queridos. Pero está todo fuera de mi control.

No empecé esta carta como ‘una nota antes de morir’ porque le temo a la
muerte. Me gusta el hecho de que somos ignorantes de su inevitabilidad. Excepto
cuando quiero hablar de ello y se trata como un tema ‘tabú’ que nunca nos
pasará a ninguno de nosotros. Ha sido un poco difícil. Solo quiero que la gente
deje de preocuparse tanto por las tensiones pequeñas e insignificantes en la vida
y trate de recordar que todos tenemos el mismo destino después de todo, así que
haz lo que puedas para que tu tiempo se sienta digno y grandioso, sin mierda.

Dejo algunos de mis pensamientos a continuación. He tenido mucho tiempo para


reflexionar sobre la vida estos últimos meses. Por supuesto, es la mitad de la
noche cuando estas ideas aparecen en mi cabeza.

Esas veces que te dan ganas de cosas ridículas (algo que he notado tanto en los
últimos meses). Se agradecido por tener problemas pequeños y superarlos. Está
bien reconocer que algo es molesto, pero trata de no continuar y no afectar
negativamente a nadie.
Una vez que hagas eso, sal ahí afuera y respira profundamente una bocanada de
aire hasta profundo de tus pulmones, mira qué azul es el cielo y qué tan verdes
son los árboles. Es tan hermoso. Piensa en lo afortunado que eres para poder
hacer eso: respirar.

Es posible que hayas quedado atrapado tráfico o hayas dormido mal porque tus
hermosos bebés te mantuvieron despierto o porque tu peluquero te cortó el
cabello demasiado corto. Tus nuevas uñas falsas pueden tener una astilla, tus
pechos son muy pequeños o tienes celulitis en el culo y tu panza se tambalea.

Deja que toda esa mierda se vaya. Te juro que no pensarás en esas cosas cuando
sea tu turno de irte. Todo es TAN insignificante cuando miras la vida como un
todo. Estoy viendo mi cuerpo perderse justo delante de mis ojos sin nada que
pueda hacer al respecto y todo lo que deseo por ahora es que pueda tener un
cumpleaños o Navidad más con mi familia, o simplemente un día más con mi
novio y mi perro. Sólo uno más.

Escucho a las personas quejándose sobre cuán terrible es el trabajo o sobre lo


difícil que es hacer ejercicio. Sé agradecido de que puedas hacerlo físicamente.
El trabajo y el ejercicio pueden parecer triviales hasta que tu cuerpo no te
permita hacer ninguno de los dos.

Traté de vivir una vida sana, de hecho, esa fue probablemente mi mayor pasión.
Aprecia tu buena salud y tu cuerpo en funcionamiento, incluso si no tiene el
tamaño ideal. Cuídalo y acepta lo increíble que es. Muévelo y aliméntalo con
productos frescos. Pero no te obsesiones con eso.

Recuerda que hay más aspectos para una buena salud que el físico. Trabaja
igual de duro para encontrar felicidad mental, emocional y espiritual. De esta
forma, es posible que te des cuenta de lo insignificante y lo irrelevante que es
tener un estúpido y perfecto cuerpo en las redes sociales. Elimina cualquier
cuenta que aparezca en tu timeline que te dé una sensación de sentirte mal
contigo mismo. Sea tu amigo o no, sé despiadado por tu propio bienestar.

Sé agradecido por cada día que no tienes dolor e incluso por los días en que te
sientes mal con la gripe, tienes una lesión en la espalda o un tobillo torcido,
acepta que es una mierda, pero agradece que no ponga en peligro tu vida.

Dar, dar, dar. Es cierto que ganas más felicidad haciendo cosas por otros que
haciéndolos por vos mismo. Desearía haber hecho esto más. Desde que he
estado enferma he conocido a las personas más increíblemente generosas y
amables. Y he recibido las palabras y el apoyo más afectuosos de mi familia,
amigos y desconocidos. Más de lo que podría dar a cambio. Nunca olvidaré esto
y estaré eternamente agradecido a todas estas personas.

Es algo extraño tener dinero para gasta cuando te estás muriendo. No estoy en
un momento de salir a comprar cosas materiales, como un vestido nuevo. Pienso
qué tonto es ganar tanto dinero en “cosas” nuevas.

Compra algo para un amigo en vez de un vestido nuevo. 1. A nadie le importa si


usas lo mismo dos veces. 2. Se siente bien. Llévalo a comer o, mejor aún,
cocínale algo. Dale una planta, un masaje o una vela y dile que lo amas cuando
se los des.

Valorar el tiempo con otras personas. No los hagas esperar porque eres una
mierda para llegar a tiempo. Aprecia que tus amigos quieran compartir su
tiempo con vos. ¡Ganarás respeto también! Amén hermana.

Este año, nuestra familia acordó no hacer regalos y, a pesar de que el árbol
parecía bastante triste y vacío (¡casi me descompenso en Nochebuena!), Fue
muy agradable porque la gente no tenía la presión de ir de compras y todos se
esforzaron por escribir una buena tarjeta para los demás. Además imagina a mi
familia tratando de comprarme un regalo. Puede parecer poco convincente, pero
esas tarjetas significan más para mí de lo que podría ser cualquier compra
impulsiva. Eso sí, también fue más fácil hacerlo porque no había niños. De todos
modos, la moraleja es que los regalos no son necesarios para una Navidad
significativa.

Usa tu dinero en experiencias. O al menos no te pierdas las experiencias porque


gastas todo tu dinero en bienes materiales.

Haz el esfuerzo de hacer ese viaje a la playa que siempre postergas. Sumerge los
pies en el agua y excava con los dedos de los pies en la arena. Moja tu cara con
agua salada.

Intenta simplemente disfrutar los momentos en vez de capturarlos con la pantalla


de tu teléfono. La vida no está pensada para ser vivida a través de una pantalla
ni se trata de obtener la foto perfecta… ¡disfruta el maldito momento! Deja de
intentar capturarlo para todos los demás.

Pregunta retórica aleatoria. ¿Son realmente valiosas las horas que pasas
peinándote y maquillándote todos los días? Nunca he entendido eso sobre las
mujeres.

Levántate temprano algunas veces y escucha a los pájaros mientras observas los
hermosos colores que hace el sol a medida que se eleva.

Escucha música… realmente escucha. La música es terapia. Cuando más vieja,


mejor.

Abraza a tu perro. Por lejos, voy a extrañar eso.

Habla con tus amigos. Deja de lado tu teléfono.

Viaja si es su deseo. No lo haga si no es tu deseo.

Trabaja para vivir, no vivas para trabajar.


En serio, haz lo que hace que tu corazón se sienta feliz.

Come torta. Sin culpas.

Di que no a las cosas que realmente no quieres hacer.

No te sientas presionado a hacer lo que otras personas podrían pensar que es


una vida satisfactoria. Es posible que desees una vida mediocre y eso está muy
bien.

Dile a tus seres queridos que los amas cada vez que tengas la oportunidad y
ámalos con todo lo que tienes.

Además, recuerda que si algo te está haciendo sentir mal, tienes el poder de
cambiarlo: en el trabajo o en el amor, o lo que sea. Ten las agallas para
cambiar. No sabes cuánto tiempo tienes en la Tierra, así que no lo desperdicies
siendo miserable. Sé que eso se dice todo el tiempo, pero no podría ser más
cierto.

De todos modos, ese es sólo un consejo de vida para jóvenes. Tómalo o déjalo,
¡no me importa!

Ah, y una última cosa, si puedes, haz una buena acción para la humanidad y
comienza a donar sangre regularmente. Te hará sentir bien con la ventaja
añadida de salvar vidas. ¡Siento que es algo que se pasa por alto teniendo en
cuenta que cada donación puede salvar 3 vidas! Ese es un impacto masivo que
cada persona puede tener y el proceso realmente es muy simple.

La donación de sangre me ayudó a mantenerme con vida por un año más; un


año en el que he estado eternamente agradecida de pasarlo aquí en la Tierra con
mi familia, mis amigos y mi perro. Un año en el que tuve algunos de los mejores
momentos de mi vida.
Hasta que nos volvamos a ver,

Hol.

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