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Beatriz Camacho, una diseñadora libre y

auténtica

Foto: Emilio Yidi


Esposa y madre de tres hijos, la diseñadora costeña habla sobre algunos puntos clave de su
trayectoria.

JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ R.


Beatriz Camacho se dejó conquistar por el diseño. Siempre que alguien le pregunta
por sus inicios en el mundo de la moda, comenta que sus familiares y amigos la
animaron a confeccionar vestidos por su talento y desterraron de su cabeza esa
idea - loca para muchos - de estudiar administración y ser banquera.

A sus 48 años esta cartagenera, barranquillera por acogida, conserva el mismo


estilo elegante y descomplicado que siempre la ha caracterizado. Tímida, pero
natural y muy creativa, Beatriz indica que no ha parado desde el día que decidió ser
diseñadora, hace 24 años.

Como si se tratara de una obligación moral, advierte rápidamente que el estilo


siempre deber ser personal. Que no se trata de seguir las voces de afuera, sino las
de adentro. Que haya una concordancia con lo que la persona proyecta y cómo es
realmente. Eso, recalca la cartagenera, genera algo especial en las personas.
“Algunos dicen que la moda es frívola, pero la ropa brinda confianza y hace sentir
bien a la gente. Me gusta servir e interpretar los gustos de las personas para generar
esos estados”, comenta asintiendo levemente con la cabeza.

Beatriz Camacho contaba con trece años cuando empezó, sin saberlo, a recorrer
su propio camino en el mundo de la moda. Trabajó en un almacén de telas, en la
tercera avenida de Bocagrande, en Cartagena, donde fue atraída por las cortes y
texturas que ofrecía a los clientes.

Cuando terminó el colegio se decidió por el diseño y estudió organización de la


producción industrial y diseño en el Instituto Caligari, en Roma.

A su llegada de Europa, evoca con una pequeña risa, pensaba que se las sabía
todas y fracasó con su primera colección.

“Fue súper contemporánea y no era lo que la gente quería. Entendí, y le doy gracias
a Dios, que no se trata de mi gusto personal, sino de lo que quieren los demás”,
expresa seguido de una amplia sonrisa.

Empezó a ver lo que quería la gente y en la segunda versión de Colombiamoda fue


tal el éxito de su nueva colección, que asegura que apagaron las luces del evento y
ella todavía seguía vendiendo.

Allí, en ese momento de su vida, empezó su carrera en firme. Cada una de sus
creaciones provienen de una inspiración distinta, tangible o intangible.
Es camarada de la soledad y el silencio, sus grandes aliados a la hora de crear
libremente. El mutismo de su amplio taller, en el barrio El Prado, es una pequeña
muestra de ello.

Su equipo, conformado por 50 personas, entre patronistas, planchadoras,


cortadores y asistentes, son su más grande orgullo. A su hermana María, advierte,
no tiene palabras con que agradecerle. “Ella traduce las cosas que están en mi
mente. Cuando tengo el proceso creativo listo, trabajo con ella para desarrollar las
ideas”.

Primavera-verano 2015. Con la misma dicha con la que diseñó su primera prenda,
una falda amarilla en tie dye durante su época de estudio en Roma, hoy Beatriz se
prepara para presentar su colección primavera-verano 2015 en la vigésima quinta
versión de Colombia Moda, el 23 de julio en Plaza Mayor Medellín.

Su última propuesta está inspirada en el trópico, el mar, las palmeras y el encanto


tribal de la Papúa Nueva Guinea. Una colección cargada de una influencia que se
verá literal e implícitamente en piezas de siluetas retro, sin miedo al volumen.

Los vestidos son un imprescindible de la temporada primavera-verano, y la


cartagenera se vale de ellos para contar una historia. “Esta vez no vienen muy
anchos, pero sí elaborados en capas, como los niveles de un edificio”, una técnica
que se puede denominar costura arquitectónica. Las plumas y los flecos darán el
toque especial a los complementos, como collares y carteras, que acompañan la
colección.

EN DETALLE

Ama: a Dios, mi familia y a mis amigos


Pasión: mi trabajo
Hobby: viajar
Fobia: a las gallinas
Detesta: la mentira
Comida: las lentejas
Música: prefiero el silencio
Estilo: formal y alternativo
Libro: Los Hermanos Karamazov
Prenda: una falda
Nicolás Ghesquière

Nacido en 1971 en Comines, Francia. Creció en Loundun, Poitou-Charentes,


Francia) es un diseñador de moda reconocido mundialmente y hasta diciembre de
2012 fue director de la casa de moda, propiedad de Grupo Kering(anteriormente
conocido como Pinault-Printemps-Redoute), Balenciaga. Actualmente es el director
creativo de la firma francesa Louis Vuitton
Hijo de un belga, dueño de un campo de golf en el pueblo de Poitevine en la región
de Loundun y de una francesa, amante de la moda. Desde temprana edad
Ghesquière disfrutó de los deportes (equitación, esgrima, natación), y muchas de
sus colecciones están inspirados en ellos. Ha dicho que le encanta el elegante
uniforme del esgrima. Ghesquière es fanático del director de cine
estadounidense, Brian de Palma. Creció en el pequeño pueblo de Loundun en el
poniente de Francia (región donde se habla Poitevin-Saintongeais). Ghesquière
anunció a los 12 años que quería ser un diseñador, aunque actualmente ha admitido
que esto se debió en cierto sentido a su deseo adolescente por hacer algo diferente
a lo que hacían sus padres y para mitigar el aburrimiento de la vida del pueblo. Así
que para cuando tenía 12 años, Nicolas hacía esbozos de vestidos en sus libretas
escolares, hacía vestidos con las cortinas de su madre y, con los cristales de
candelabros de su abuela, aretes.
En vacaciones escolares trabajaba en talleres de diseñadores. A los 14 años obtuvo
una pasantía con la diseñadora francesa Agnès B, el cual le fue remunerado con
ropa. Más adelante trabajaría con Corinne Cobson, más tarde decidió que la moda
requería de un duro trabajo y volvió a su casa para terminar con sus estudios. Tras
terminarlos, Nicolas trabajó de 1990 a 1992 como asistente del diseñador Jean-
Paul Gaultier. Después trabajó en Pôles, diseñando la línea de ropa tejida, a lo que
siguieron una serie de elecciones poco favorables incluyendo a la casa italiana de
Callaghan.
Gracias a sus contactos con Marie-Amélie Sauve y Nathalie Marrec, de Balenciaga,
Ghesquière eventualmente consiguió un trabajo en la firma diseñando para el
mercado asiático de la misma. Ghesquière tomó, como una vez lo describió "lo que
muchos podrían llamar como el peor puesto en la moda": diseñando uniformes y
ropa para funerales para el mercado japonés de Balenciaga. Además, fue ascendido
durante lo que se podría llamar como "tiempos críticos" para la "agonizante casa de
moda".

Una mirada retrospectiva a la historia de


Nicolas Ghesquiere
REVISTA FUCSIA

Una mirada retrospectiva a la historia de Nicolas Ghesquiere


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Varios años transformando a Balenciaga en algo excitante e innovador fueron una
evidencia suficiente para nombrar al francés como el director creativo de la línea de
mujer para Louis Vuitton, en reemplazo de Marc Jacobs. Retrospectiva de una
carrera de éxitos.

2001
Nace uno de los diseños más icónicos de Nicolas Ghesquière, que se populariza
al ser usado por Kate Moss, Sienna Miller y las gemelas Olsen: el bolso Lariat,
inspirado en los motociclistas.
“Cuando le mostré el prototipo a las personas que me dijeron que lo hiciera, no
estaban muy complacidas. En ese entonces los accesorios eran rígidos,
especialmente los de cuero de lujo. Mis jefes decidieron que no lo producirían”.
En un principio se lanzaron solo 25 ejemplares y se convirtió en el objeto más
deseado.

2008
Una de las colecciones más memorables de la casa de moda fue la primavera-
verano, en la que la actriz Jennifer Connelly protagonizó la campaña. En ella
primaban los estampados florales, las formas estructuradas de una sola pieza, las
mangas cortas, las botas de gladiador y colores como el turquesa y el amarillo
metalizado.

2009

La exploración de mate y brillo dio como resultado una colección futurista marcada
por el juego de texturas y las combinaciones asimétricas. “Se hizo para ver cómo
se reflejan o absorben la luz. (…) Ella se ve como un panel solar, ¿no?”, había dicho
el diseñador en la pasarela, que parecía el escenario de una película de ciencia
ficción: medias con mucho brillo, plataformas de tacón de cono, vestidos muy cortos,
de lycra, y la incorporación del lurex, marcaron su pasarela de este año.
2010
“Buscaba un look con cierto toque doméstico, casual y clásico al mismo tiempo.
También me interesaba aportar rigidez a las prendas”, le dijo Ghesquière a
Vogue sobre su colección otoño-invierno, que se movía entre el mate y el brillo de
tonos pasteles como los azules, verdes y rosas. Abogó por una silueta deconstruida
e impuso las chaquetas acolchadas.

2011
Inspirada en las tribus urbanas del Londres de los años sesenta y setenta que
glorificaban el punk, Nicolás Ghesquière profundizó en el lado masculino de la
mujer y lo trasladó a prendas desestructuradas de cuero, con cortes agresivos
y superposiciones, que se mezclaban con botas de taches y camisas sin mangas.
“Es una reacción a cierto tipo de sensualidad. Es sobre la
individualidad”.2012Primavera-verano: de vuelta a la feminidad y homenajeando el
espíritu de Cristóbal Balenciaga, el diseñador retoma los hombros puntiagudos,
saca a relucir las camisetas y las faldas de volantes, al tiempo que le apuesta al
satín en colores llamativos para lograr un look más espontáneo, y a las telas opacas
en negro, blanco y nude.

Otoño-invierno: las formas oversize se colaron en su pasarela en París, donde las


prendas tenían ese toque futurista tan reincidente en su trabajo. Con una estética
muy ochentera juega con los asimétricos, incluye transparencias y colores en bloque
como azul, rojo y mentas. ¿La sorpresa? Usar las sudaderas en un contexto distinto
al deportivo y estamparlas con motivos geek, de ciencia ficción y hard rock.

2013
En noviembre de 2012 Ghesquière anunció su separación de la casa
Balenciaga. Aún no era sustituido por el norteamericano Alexander Wang cuando
los ejecutivos de LVMH pusieron su mirada sobre él, a sabiendas de que había sido
el orgullo de la competencia. La experimentación y la controversia que generó
Ghesqhière a lo largo de los quince años en Balenciaga terminaron por convertirlo
en el primer candidato para reemplazar a Marc Jacobs (Lee: 'El adiós de Marc
Jacobs')como director creativo de la línea mujer para Louis Vuitton. A sus 42 años,
el francés se alza sobre una de las casas más importantes de moda del mundo,
próxima a cumplir 160 años de existencia.

La entrada de Nicolas Ghesquière, que tendrá su gran momento en la semana de


la moda en París, cuando presente su primera colección, en marzo de 2014,
pretende darle un aire mucho más moderno y vanguardista a la marca. Para
mantener el enigma, el diseñador decidió no dar entrevistas hasta ese momento y
se limitó a decir que estaba muy orgulloso de suceder a Marc Jacobs, a quien
admira. “Para dar mi punto de vista, para ser parte de esa historia, estoy
absolutamente dedicado a hacer una nueva propuesta. Estoy emocionado y creo
que voy a permanecer muy ocupado. Tengo ahora ante mí un campo de juego
durante los próximos años”.
Frida Giannini

La mejor sucesora de Tom Ford.


Hija de una profesora de Historia del Arte y de un arquitecto, nació y creció en la
monumental ciudad de Roma. Siempre le gustó la moda; de hecho, jugaba en el
estudio de su padre, dibujando vestidos y zapatos; y, además, su abuela
materna poseía una gran tienda de ropa en la capital italiana.

No es de extrañar que, con tales antecedentes se matriculara en la Academia


de Moda de Roma para estudiar diseño. Se graduó con éxito, y su primera
oportunidad se la dio la casa Fendi, para la que puso su talento creativo en la
confección de accesorios. Sobre todo, fue la responsable de que el
bolso baguette de esta firma se convirtiera en un imprescindible de moda. Este
triunfo hizo que el diseñador [Tom Ford] se fijara en ella y le propusiera unirse a
su equipo creativo para la firma Gucci; una propuesta que aceptó en el año 2002.
En noviembre de 2003, Tom Ford sorprendía al mundo entero tras anunciar que
abandonaba el grupo Gucci (era el responsable de diseñar las colecciones de
las firmas Gucci e Yves Saint Laurent, ambas pertenecientes a esta compañía
italiana). Tuvieron que pasar cuatro meses para que se dieran a conocer los
nombres de sus sustitutos: [Stefano Pilati] diseñaría las propuestas de [Yves
Saint Laurent]; [Alessandra Facchinetti], las colecciones femeninas de Gucci,
mientras que las creaciones para hombre serían obra de [John Ray]; y, por
último, los accesorios de esta última marca pasarían a confeccionarse por Frida
Giannini.

Desde aquí, la fama de esta última creció como la espuma. En marzo de 2005,
Alessandra Facchinetti abandonaba su puesto por "desacuerdos con la
directiva". Frida ocupaba su lugar, a lo que, en enero 2006, se sumaba ser
nombrada como responsable también de las propuestas masculinas de Gucci,
tras la marcha de John Ray.

Su primera colección femenina (para la temporada de primavera-verano 2006)


fue todo un éxito y corroboró su magnífico talento para renovar el estilo de la
firma en forma, pero no en esencia. Renunció a la mujer ante todo sexy que Ford
instauró y se decantó por una moda que, aunque sensual, era más íntima y
tranquila. Además, precisó que el color inundaría su pasarela.

En 1997, Giannini trabajó para Fendi para diseñar productos listos para usar . Después de tres
temporadas, fue promovida a diseñadora de artículos de cuero. En 2002, se unió a Gucci como
directora de diseño de bolsos. [3]
En 2004, Giannini fue nombrada directora de accesorios para mujeres cuando Tom Ford dejó
la compañía. En ese momento, las tiendas Gucci centraron su inventario en la bolsa de lona con
el monograma "GG" . Giannini intentó cambiar el estilo de Gucci de los diseños de Tom
Ford basándose en el legado de Gucci. Basada en la bufanda Grace Kelly de la década de
1960 , desarrolló la colección "Flora" de bolsos coloridos. La colección no fue bien recibida por
la crítica. En 2006, Women's Wear Daily comentó: "Las tendencias no comienzan aquí". Sin
embargo, Flora demostró ser el primer éxito comercial de Giannini y aplicó el estilo a otros
accesorios, incluidos los zapatos de ballet. [4] En 2006, Giannini fue promovida a Director
Creativo para todo el sello Gucci.
Giannini sigue diseñando desde el patrimonio. Por ejemplo, la línea 2010 Winter Men se destacó
por las influencias de la historia ecuestre de Gucci. Sin embargo, Giannini dice: "No creo que
sea una colección nostálgica, pero el patrimonio es bueno para mí: volver a los archivos, pero
mirar hacia el futuro". [5]
En 2011 creó, en colaboración con Lapo Elkann , el Fiat 500 de Gucci, una edición especial del
automóvil italiano.
El 12 de diciembre de 2014, Kering SA anunció que Frida Giannini y Patrizio di Marco
abandonarán la compañía. Giannini planea ver la colección de otoño / invierno hasta la Semana
de la Moda de Milán y partió a principios de 2015. [6] Su sucesor es Alessandro Michele .

[7]
¿Quién es Alessandro Michele?

Todo sobre el barbudo diseñador que acaba de convertirse en Director


Creativo de Gucci

Es italiano (de Roma, concretamente), tiene 42 años y, tras pasar por Fendi y Tom
Ford, trabajó para Gucci desde el 2002 y hasta el pasado mes de septiembre
cuando abandonaba su puesto para dedicarse a la centenaria firma de
porcelana Richard Ginori.
Cuando Frida Giannini (directora creativa de Gucci los últimos diez
años) anunciaba el pasado mes de diciembre su salida de la compañía de la doble
G -junto a su pareja y CEO de la casa, Patrizio di Marco-, muchos se postularon a
ocupar su lugar. Entonces la firma comunicaba que el cambio no sería inminente,
que sucedería el próximo mes de marzo tras presentar la colección femenina de la
casa en la semana de la moda de Milán.
Pero las cosas se torcieron entre empleada y empleador (el conglomerado de
lujo Kering, propietario de Gucci) y hace pocos días la diseñadora precipitó o le
precipitaron su salida de la casa.

Gucci y Comme des Garçons se unen para crear el bolso del año

Era un mal momento, a solo una semana de que se presentase la colección


masculina, algo que sucedía –entre gran expectación- el pasado lunes en Milán.
¿Quién se había hecho cargo de todo con solo siete días de margen?Alguien
que conocía muy bien a Giannini, el que fuera su brazo derecho hasta este
verano: Alessandro Michele, el barbudo que aquí nos ocupa y que en los últimos
años había tenido responsabilidades directas sobre las colecciones de piel, joyería,
zapatos y hogar de la empresa italiana.
Al finalizar el desfile, que bascula para mirar a una audiencia más joven, salía a
saludar Michele –rodeado de una docena de creativos de la casa- envuelto en un
jersey de ochos y con una barba que podría encajar más en cualquier tetería de
Malasaña.

¿Te esperarías que este fuese el accesorio más buscado del año?

Con este gesto el saludo, no la barba, el resto de candidatos para el preciado puesto
de director creativo de Gucci (de Tom Ford a Altuzarra o Riccardo Tisci) se
desvanecían cobrando relevancia el desconocido romano que acaba de ser
confirmado en el cargo.
“Tras un duro proceso de selección, Alessandro Michele ha sido escogido para
asumir el cargo de Director Creativo de Gucci, basándonos en su visión
contemporánea”, confesaba Marco Bizzarri, Presidente y CEO de la casa. “Su
talento y su conocimiento, tanto de la compañía como del equipo, le facilitarán el
moverse con rapidez hacia la nueva dirección que necesita la marca (…), buen
ejemplo de ello es la colección de hombre, presentada el pasado día 19”, continua
Bizzarri.
© Cortesía de Ronan Gallagher para Gucci
Así, el grupo Kering apuesta una vez más por la continuidad, Escogiendo a un
creativo de su cantera que está más que familiarizado con la firma, el equipo y su
legado. Y con la velocidad y rapidez a las que hace mención su presidente porque,
tras ser anunciado su nombramiento, el italiano tendrá que ponerse otra vez a
trabajar contrarreloj. Tiene un mes escaso para presentar la colección femenina
de la casa, para el 25 de febrero. Fecha en la que, sin querer añadirle
presión, absolutamente todos los ojos de la industria estarán muy atentos a su
trabajo.

Alessandro Michele es, en la actualidad, el director creativo de las colecciones


masculina y femenina de la firma italiana Gucci.

Nacido en Roma, se formó en la Accademia di Costume e di Moda Romana con


el objetivo de ser diseñador de vestuario. Comenzó su carrera en el mundo de la
moda diseñando los accesorios para Fendi. Tom Ford, por aquel entonces
responsable de la firma, llamó a su puerta allá por el 2002, año en el que Michele
comenzó a trabajar para Gucci. Casi diez años después, fue nombrado adjunto
a la dirección de Frida Giannini. Bajo la batuta de Frida tuvo responsabilidad
directa sobre los artículos de cuero, zapatos, joyas y colecciones de origen.

Su nombramiento como director creativo de la empresa florentina Richard


Ginori, una firma de porcelana que pertenece al grupo Kering –también
propietario, entre otras, de Gucci–, suponía un buen indicio que hacía sospechar
que el conglomerado tenía algo grande preparado para Alessandro.

En 2015, tras dejar Giannini su puesto de directora creativa de Gucci, fue Michel
el que salió a saludar al final del desfile masculino de otoño-invierno, un gesto
que avanzaba lo que poco después se confirmaría mediante un comunicado de
prensa: Alessandro Michele era el nuevo director creativo de Gucci.

La masculina fue su primera colección para la casa de moda italiana, una


propuesta rompedora, con respecto a las de su predecesora, y basada en
una estética andrógina y con ecos de los años setenta. "Cuando empecé la
primera colección, no quería pensar en términos de moda, sino en términos de
actitud, ese sentido de la belleza que quiero encontrar para una firma tan antigua y
seductora como lo es Gucci", declaraba el creador. "Destruí todo lo anterior. Creo
que nos hace falta soñar. Así que quería mostrar la idea de algo romántico,
onírico, como de película", destacaba. "Al principio no lo planteé como un trabajo,
solo sentí que la gente querría sentirse más segura con otra idea de belleza y que
estaba preparada para un escenario de más posibilidades y mayor libertad",
concluía.
Responsable de la transformación de la industria de la década de los 2010, Michele
influyó en la forma en que su tiempo vestía y vivía gracias a su narrativa de
fantasía y al conocido como "caos mágico". Con su llegada, las ventas de Gucci
se dispararon, tanto que en 2017 se produjo un incremento del 45% y la casa de
moda italiana alcanzó los 6.200 millones de euros en facturación.
Para el diseñodor: "Gucci trata de códigos: la doble G, el equipaje... No trata de
una forma o de una silueta. Tom Ford, en otra época hizo lo mismo que yo: utilizó
una serie de códigos pero la historia de la marca era la suya propia. Lo bonito de
esta marca es ue puedes hacerla tuya, lo único que debes procurar es dar poder a
los códigos. Inventarlos de nuevo".
Michele, que mantiene una relación con el profesor de planificación urbanística
Giovanni Attilli, reconoce la influencia de la filosofía y que sus propuestas son fruto
de una profunda reflexión antropológica, pero también de la naturaleza y de la
belleza que le rodea. "Lo contemporáneo es una gran coversación. Cada vez
que intentas ocuparte solo de un aspecto, no haces justicia a lo que está ocurriendo
en el mundo. Ya no somos una única realidad, sino el resultado de muchas voces y
culturas e influencias. Así me siento yo mismo".

Historia

1972 Nace en Roma.

2002 Comienza a trabajar en Gucci.

2006 Es nombrado director creativo de accesorios de piel.


Gucci

© ALEXI LUBOMIRSKI

Fundada en Florencia (Italia) en 1921


La de la firma Gucci es una historia digna de ser llevada a la gran pantalla. Fue
Guccio Gucci, un joven florentino impresionado por el lujo el que, en el año 1920,
abrió una tienda en su ciudad natal basada en el trato artesanal del cuero. El buen
hacer en los acabados y la calidad de los materiales empleados conllevaron el
inevitable éxito de aquella pequeña empresa cuyas señas de identidad eran los
bolsos, los cinturones tricolor y los ya míticos mocasines. Poco después, y con la
ayuda de tres de sus hijos -Aldo, Vasco y Rodolfo-, Guccio comenzó la expansión
de la compañía abriendo sucursales en Milán y Roma, además de la tienda que ya
poseían en Florencia, concretamente en la Via della Vigna Nuova. Tras el fin de la
Segunda Guerra Mundial, con el mundo y la economía desperezándose, la marca
comenzó su internacionalizaciónestableciendo una sucursal en Nueva York. Por
aquel entonces, las décadas de los cincuenta y sesenta, la jet set y el star system de
Hollywood enloquecía con la G de Gucci, lo cual contribuyó a convertir a la marca en
un símbolo del lujo mundial.
Sin embargo, en los años ochenta, algunas disputas familiares internas y la
expansión despersonalizada condujeron a Gucci al descrédito y a la pérdida de
influencia y de capital económico. Cuando Rodolfo, uno de los hijos de Guccio y el
responsable de la globalización de su logo, murió en 1983, su vástago Maurizio
tomó el control de la compañía. Conviene resaltar un dato importante antes de
continuar. En 1989, Dawn Mello, directora de los grandes almacenes neoyorquinos
Bergdorf Goodman, aterrizó en la firma convirtiéndose en una de las pieza
fundamentales de la posterior recuperación del relumbrón perdido.
Poco antes de morir en un asesinato urdido por su propia esposa, Maurizio vendió
Gucci a la firma Investcorp. Corria el año 93. Fue precisamente Mello la responsable
de la elección de un, por aquel entonces, joven y desconocido Tom Ford,
perpetrando, así, una de las mayores revoluciones que la moda ha conocido en los
últimos años.
Con el apoyo de Dominico De Sole, el americano, impuso un nuevo paradigma que
volvía la mirada hacia el Nueva York de los años setenta -cuando la ciudad “era
metrópolis de destino y el mítico Studio 54 su cuartel general”-. Su célebre colección
otoño-invierno de 1995 compuesta por pantalones de terciopelo ceñidos a la cadera,
blusas de seda y escotes de vértigo, desterró la, por aquel entonces, dominante
estética grunge y minimalista. Fue precisamente el look descrito -camisa de saten
desabotonada hasta el ombligo, pantalón de terciopelo negro y zapatos de charol
con hebilla- el que, envolviendo a Madonna durante la entrega de los MTV Music
Awards del 95, hizo saltar el nombre de Tom Ford -un personaje que parece sacado
de una novela de Bret Easton Ellis- a la palestra cuando, tras recoger el galardón al
mejor álbum por Ray of Light y ante la pregunta por su estilismo, ella respondió
entusiasta con un lacónico pero incontestable: “¡Gucci!”.
La nueva estrategia de Gucci con Ford al frente quedaba definida: prendas con un
fuerte componente sexual y el mejor escaparate para mostrarlas, las faldas de las
colinas de Hollywood. Según Vogue España, “el creador texano diseñó prendas y
accesorios útiles para una mujer dispuesta a dormir por la mañana y brillar por la
noche”.
Sin embargo, los logros de Ford en Gucci no se limitan a devolver a la firma a lo
más alto. Junto a Domenico de Sole, construyeron en tiempo récord un sólido
conglomerado basado en la adquisición de YSL, McQueen y Stella McCartney y en
la revitalización de Balenciaga y Bottega Veneta -suyas son las decisiones de poner
al frente de estas dos firmas a Nicolas Ghesquière, en el primer caso, y a Tomas
Maier en el segundo-. Su reinado culminó repentinamente en 2004 cuando
decidió marcharse de Gucci poco después de que el grupo fuera adquirido por la
compañía Pinault-Printemps-Redoute. “Mi ropa siempre es sexual, glamurosa,
sobrepuesta, lacada, pulida. Tiene una calidad quebradiza hasta llegar a lo
cristalino”, afirmaría Ford al respecto de su paso por Gucci.
La tercera edad dorada de Gucci llegó después de Tom Ford y de la repentina
partida de Alessandra Facchinetti, con Frida Giannini, hasta ese momento,
encargada de diseñar los complementos de la firma, que será nombrada diseñadora
de la colección prêt-à-porter y directora creativa de la colección de hombre, en
sustitución de John Ray. Giannini, diseñadora italiana, tomó el testigo dispuesta
a suavizar la imagen sexy y agresiva de la casa legada por Ford. “Me gustaría
cambiar la reputación de fiestera que connotaba a la chica Ford de los 90. Por
supuesto la mujer Gucci siempre será sexy, pero tiene que serlo de un modo
contemporáneo y, hoy en día, lo sexy tiene que ver más con la inteligencia y la
seguridad”. Una de las principales caracterísiticas de este nuevo período es la
sustitución del característico negro de Ford por el color y los estampados: “Soy una
apasionada de los estampados y del color”. A lo que añade: “Creo que la agresividad
sexual me parece obsoleta, incluso diría que vulgar”.
Frida, gran apasionada de los caballos -“ha sido una casualidad, los motivos
ecuestres forman parte de la firma desde sus inicios y yo monto desde pequeña”-
se enfrenta, al poco de llegar, a una nueva situación económica de orden mundial
provocada por la crisis financiera. Su respuesta al panorama de malos augurios y
bancarrota es una estética brillante y una vocación glam. En su colección para el
otoño-invierno 2010 se acerca a los icónicos ochenta -justo la tendencia contraria a
la que catapultó a Ford- y confiesa: “Quería dar un toque de optimismo”. No es lo
único en lo que se aleja del diseñador texano. Según ella, sabe lo que las mujeres
reales necesitan. “Sería un error crear una colección pensando sólo en
las celebrities que acuden a entregas de premios. Otras muchas mujeres asisten a
cenas en Nueva York y también visten de Gucci, y para mí esto es muy importante",
confiesa.
A finales de 2014 se anuncia que Giannini deja Gucci. La diseñadora presenta
suúltima colección -la femenina de otoño/invierno 2015-16- durante la semana
de la moda de Milán. "Deseo agradecer a Frida su pasión, su dedicación y su
contribución a la historia de Gucci" rezaba el comunicado enviado por el presidente
y CEO del grupo François-Henri Pinault.
A comienzos de 2015, un desconocido para el gran público sale a saludar al final
del desfile masculino otoño-invierno de Gucci. Se trata de Alessandro Michele,
mano derecha de Giannini. El hasta entonces adjunto de la creadora italiana, nacido
en Roma, formado en Fendi pero trabajando para Gucci desde 2002, se confirma
como nuevo director creativo de la marca. Michele, con su estética retro, obtiene
un éxito inesperado al frente de la casa de moda italiana y se convierte en
un auténtico referente para la industria.
Historia

1921 Guccio Gucci funda la marca en Florencia.


1947 Se crea el primer e icónico bolso con asa de bambú y con piel de becerro en
respuesta a la escasez de materias primas tras la II Guerra Mundial. Grace Kelly,
asidua de la tienda, fue de las primeras en llevarlo, convirtiéndolo en el “accesorio
habitual de las it ladies de los 50”

1953 Comienza la internacionalización con la apertura de una sucursal en Nueva


York.

Nos adentramos en la verdadera y completa


historia del diseñador Louis Vuitton
A lo largo de su historia, la casa de moda francesa ha destacado por un instinto
aventurero que le ha permitido trascender las fronteras del arte, la geografía e
incluso la política.

Para algunas personas, la idea de ser los primeros en explorar territorios es algo que está
programado en sus genes. Y aunque algunos de ellos, como Julio Verne, jamás pusieron un
pie en la luna o viajaron al fondo del mar, se aseguraron de guiar a otros para seguir por el
camino que para muchos resultaba imposible. Son ellos, seres de espíritu pionero, quienes
buscan crear métodos innovadores en industrias como la belleza y la moda. En muchos
casos, es justamente ese impulso el que ha motivado a la creación de proyectos, que se han
convertido en grandes imperios con el paso del tiempo y que, hasta el día de hoy, preservan
su esencia.

Uno de estos casos es el de Louis Vuitton, casa de moda que lleva el mismo nombre de
su fundador. Louis produjo su primer baúl con tapa lisa a mediados del siglo XIX sin
imaginarse que estaba dando el primer paso en la creación de un camino que tendría
a la elegancia y la innovación tecnológica como dos elementos inseparables.

Es precisamente esa disposición para emprender nuevas rutas la que ha mantenido su


prestigio en la creación de accesorios y ha logrado una presencia importante en áreas que
comprenden desde el prêt-à-porter a industrias como el arte.

La historia personal de Vuitton es una de determinación: a los 13 años abandonó Anchay,


pueblo cercano a la frontera con Suiza, para recorrer a pie el camino hacia París, trabajando
a cambio de comida y alojamiento. Al llegar a la capital francesa, inició como aprendiz de
Romain Maréchal, quien creaba el equipaje para los huéspedes del Hotel Le Meurice.
Para 1854, año en el que se independizó de Maréchal, ya se había creado el Segundo imperio,
con el que, al mando de Napoleón III, Francia reafirmaba su poder político, económico y
militar. La sociedad no era ajena a estos cambios.

En París se abrieron nuevas y amplias avenidas gracias al trabajo de Georges-Eugène


Haussmann. Parques y mansiones dieron una cara distinta a los barrios tradicionales y
aparecieron boutiques y tiendas departamentales, las cuales apenas se daban abasto para surtir
las necesidades de las clases altas quienes sentían el deseo de viajar gracias a la expansión
de las rutas marítimas y ferroviarias. A pesar de los avances de la época, el equipaje seguía
siendo similar al del siglo anterior: baúles de madera con tapas circulares y con
interiores en cuero.

Esta forma resultaba poco práctica para el transporte masivo, así que para 1858, Vuitton
decidió ir contra la corriente y fabricar un modelo que, además de proteger el
contenido, podía apilarse fácilmente. El modelo fue perfeccionándose con detalles como
una cerradura inviolable. Diez años después, Georges Vuitton optó por estampar sus
creaciones con las iniciales de su padre, retomando la tradición de los gremios en la Europa
medieval, los cuales marcaban algunas piezas con sus iniciales para identificarlas. A pesar
de que hoy los monogramas son motivos comunes en las casas de moda, hasta ese
momento sólo la realeza los utilizaba.

Adelantándose varias décadas a la logomanía, Vuitton dio el primer paso enla creación
de una identidad visual, aspecto básico de la moda contemporánea. La firma ha
heredado estos valores, y prueba de ello fue la llegada a China en 1992, país que durante
varias décadas estuvo cerrado al lujo y a Occidente.

“Nuestros competidores nos creyeron locos. Dijeron que sería necesaria una generación
entera para que el consumidor de lujo evolucionara”, declaró a The Daily Telegraph Yves
Carcelle, en ese entonces CEO de la firma.

Historia de Marca: Louis Vuitton


La reconocida marca de bolsos y accesorios para viajes tiene una historia
bastante atractiva que se alimenta con el espíritu emprendedor y de ofrecer un
producto de calidad por parte de su fundador. En este artículo les relataremos
algunos de los momentos más importantes en la vida de esta marca.

Louis Vuitton nació en 1821 en una pequeña aldea francesa ubicada en los límites
con Suiza en una familia de pocos recursos pero muy trabajadora, la cual se
dedicaba a tareas relacionadas con el manejo de la madera. En 1837, a los 16
años, realizó un viaje de casi 400 km a pie hasta Paris, buscando mayores
oportunidades para trabajar y salir adelante.

Por aquella época los medios de transporte más comunes eran las carrozas
haladas por caballos, los trenes y los barcos, pero debido a la rudeza de dichos
transportes los objetos de las personas sufrían constantes averías y daños, por lo
que los artesanos de la madera eran muy solicitados para crear elementos para
proteger y transportar objetos de valor. Fue así que durante 17 años Louis
desarrolló distintos ejemplares de maletas buscando un estilo único y de alta
calidad con lo le permitió abrir su primera tienda propia en el número 4 de la Rue
Neuve-des-Capucines, cerca de la Place Vendôme.
En 1859 se abre el “Atelier” que era el taller donde se labraban a mano los bolsos
y maletas diseñadas por Louis y que al mismo tiempo se convirtió en la casa de su
familia, pues al lado del taller se forjaron y educaron gran parte de la familia
Vuitton durante su estadía en Paris. Otro hito importante en la historia de esta
marca fue el desarrollo de la cerradura Tumbler, pues las maletas de los viajeros
incluían objetos de alto valor los cuales al no tener una herramienta de seguridad
para su manipulación eran muy susceptibles de caer en manos de los dueños de
lo ajeno, es por esto que en 1886 Louis en compañía de su hijo Georges
desarrollaron y patentaron un sistema de cierre único con dos hebillas de resorte.
Su hijo Georges también fue clave en la evolución de la marca, pues en 1896
diseñó la lona monogram que conocemos hoy por hoy con la cual buscada
diferenciarse de otras marcas. Su inspiración fueron distintos emblemas japoneses
creando varias formas de pétalos alrededor de distintas figuras como círculos e
incluyendo las iniciales entrelazadas de su padre ya fallecido para esa época. Un
año más tarde se patenta la lona y en 1905 se registra como marca. En 1936
George fallece y la empresa queda a cargo de su hijo Gaston quién se enfocó en
desarrollar productos con nuevas materias primas que trabajaran la
impermeabilidad de los bolsos e incursionar la búsqueda de nuevos mercados
como el asiático donde llegó en 1978.

En los años 80´s el magnate Bernard Arnault compró los diseños de la familia
Vuitton y creó los cimientos para los que sería el grupo de marca de lujos Louis
Voitton Moët Henessy. En los años 90´s y el nuevo milenio entraron a la marca
nuevos diseñadores como Marc Jacobs con los cuales se buscaba actualizar los
diseños de la marca y generar más vinculación con las nuevas generaciones.

Alberta Ferretti
Diseñador
Alberta Ferretti ha convertido a las actrices norteamericanas en las heroínas de su
historia y ha hecho de Hollywood el escenario de su cuento. Con una lista de nombres
cuasi interminable, las estrellas de la meca del cine que se declaran abiertamente fanáticas
del elegante, femenino y sutil Made in Ferretti van desde Uma Thurman a Julia
Roberts pasando por Salma Hayek o Naomi Watts. Y es que Ferreti ha encontrado en
ellas -y viceversa- el mejor filón para la difusión de sus propia colección, Alberta
Ferretti, y de su correspondiente línea Philosophy.
Este idilio nació hace ya algunos años: “Me encontré con una mujer en el aeropuerto de
Nueva York que iba completamente vestida con mis diseños de la cabeza a los pies,
esperaba de espaldas a mí mientras facturaba su equipaje, de pronto se volvió y era Andie
McDowell, me sentí verdaderamente orgullosa al comprobar que una mujer tan especial
como ella adoraba mi moda”, confirma la diseñadora. Especialmente cercana es la relación
de la diseñadora con Nicole Kidman. “Entre las dos ha nacido una relación de amistad
muy sincera”, confiesa ella.
Esta menuda mujer italana, nacida en la provincia de Rimini, comenzó su carrera en
la moda con una tienda en su ciudad natal, Cattolica, que llevaba por nombre Jolly y que
abrió con la mayoría de edad recién alcanzada. Con tesón, esfuerzo y, sobre todo, mucho
talento logró hacerse un hueco en el mundo de la moda con su propia marca, a la que
completó, pocos años después, con una segunda línea, más joven,
denominada Philosophy. Responsable, junto a su hermano, de la empresa Aeffe -
propietaria de la mayor parte de firmas como Jean Paul Gaultier, Ungaro o Narciso
Rodriguez-, cercana, familiar y comprometida, es una de las pocas mujeres que puede
presumir de poseer y controlar una firma de moda con una larga -y solvente-
trayectoria en la industria.

Historia

1950 Nace en Cattolica, provincia de Rimini (Italia).

1968 Al cumplir los 18, abre una tienda en su ciudad natal a la que
bautiza con el nombre de Jolly.

1974 Lanza su propia línea, Alberta Ferretti.


Sus primeros pasos en el mundo del diseño se remontan a 1974, cuando
poseía una pequeña 'boutique' y compaginaba la venta a sus clientes con la
creación de sus propios modelos en un taller situado encima de la tienda.
Pronto se daría cuenta de que el futuro de la moda no estaba en los pequeños
talleres sino en la gran industria del 'prêt-à-porter' y se lanzó a crear su propia
empresa de producción y diseño: Aefe, Spa, que fundó junto a su hermano
Massimo en 1980.

Una de sus principales aportaciones al diseño de ropa ha sido apostar por la


armonía de las formas y la ligereza de las prendas. A ella se debe el vestido-
combinación, una prenda muy femenina y sensual, dos adjetivos que definen
sus creaciones. Fiel a este principio, supo desmarcarse del estilo unisex y
minimalista de los trajes de chaqueta imperante en los años 90 y proponer
pequeñas camisetas con chaquetas de punto por encima, que hoy se han
convertido en indumentaria habitual de muchas mujeres.

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