Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Durante muchos siglos las vías terrestres estuvieron constituida por simple
caminos transitados por peatones, jinetes y conductores de recuas y caravanas ; la
causa de este fenómeno es que mientras el mundo estuvo habitado escasamente y la
subsistencia satisfacían las necesidades de cada región, no hubo problemas de
abastecimiento y el comercio se realizó entre pueblos situados a corta distancias
unos de otros.
No fue sino hasta el siglo XIX cuando las vías terrestres mejoraron notablemente
debido al incremento del comercio.
Los asirios fueron el primer pueblo que construyó vías planificadas (huellas muy
poco transitables para carruajes), mantenidas y conservadas por el Estado. Tanto
estos, como los persas y griegos, no desarrollaron una verdadera red vial.
Esto se debe a la influencia de la civilización de los dromedarios y del caballo de
montar, que no hacía necesaria la existencia de una red adaptada a los vehículos de
ruedas, y también, al desarrollo de las técnicas de navegación, que en el caso de los
griegos, privilegió la vía marítima, como vector de conquista y colonización.
Los hititas construyeron, 1.200 años antes de Cristo, vías de baldosas de piedra
para sus desfiles y procesiones, igual que los asirios, entre 700 y 600 años antes de
Cristo.
La primera en ser construida fue la Vía Appia, que une Roma con Capua y data
del 312 a.C. La red vial romana alcanza su apogeo en el año 220 a.C., cuando se
finaliza la Vía Flaminia, que une Roma con la planicie del Po, y continúa creciendo a
ritmo sostenido hasta el siglo III. Además se extiende fuera de las fronteras de Italia,
y llega a la Galia, Bretaña, España, Dalmacia, África, Asia menor. Con las
invasiones bárbaras y la caída del Imperio Romano, deja de expandirse la red vial.
Las carreteras como tal las conocemos en la actualidad son muchas veces el
perfeccionamiento de antiguas rutas y caminos existentes ya en tiempos que se
remontan a menudo a muchos siglos. Así, numerosos ejes de comunicación
principales en todos los países europeos siguen rutas ocupadas antaño por
calzadas romanas, estando muchos casos superpuestas a ellas.
Nuestro país cuenta con una extensa red de carreteras, a la que se integran cada
vez más modernas autopistas, y se mejoran las existentes, contándose para tal
propósito con el apoyo de la iniciativa privada para acelerar la construcción y
renovación de las mismas.
Conclusión