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Descubrimiento de Neptuno y

comprobaciones actuales para los modelos


propuestos

Jorge Adán González Flores


Astrofísica General 1.

Contenidos
1. Introducción
1.1. ¿Quién es Neptuno?
2. Descubrimiento de Neptuno
2.1. Contexto histórico
2.2. Observaciones y cálculos teóricos
2. Anillos (Observaciones parciales, Voyager 2)
2.2.
1. Introducción.
1.1. ¿Quién es Neptuno y de qué trata este documento?

Neptuno es el dios romano del mar. Hijo de los dioses Saturno y Ops, hermano de Júpiter y
Plutón. Gobierna todas las aguas y mares y cabalga las olas sobre caballos blancos. Todos
los habitantes de las aguas deben obedecerlo. – Anónimo

E n este documento nos ocuparemos sobre la concepción

histórica que ha tenido Neptuno desde los tiempos de los


antecedentes de su descubrimiento en postulados teóricos con
Urbain Le Verrier en 1843, así como su observación definitiva en
1846 gracias al óptico Gottfried Galle. Se abordará también sobre
las observaciones de los anillos parciales que tiene este planeta así
como sus observaciones que hizo el Voyager 2 en 1989 y una
discusión sobre las confrontaciones teórico-experimental que ha
tenido hasta nuestros tiempos actuales.
En este sistema que vivimos, se tienen aceptados actualmente
los 8 planetas: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno,
Urano, Neptuno 1 , donde Neptuno es el planeta más distante del sol.
Estos últimos dos planetas (Urano y Neptuno) son muy misteriosos
en cuanto a que no se tiene muy claro muchos de los aspectos de
interés tales como la observación de sus anillos como de cuestiones
atmosféricas. Sin embargo estos dos planetas tienen bastante en
común como se verá en breve, de hecho el descubrimiento Urano y
la observación de su órbita (perturbada) fue razón suficiente para
sospechar que había en realidad un planeta adicional de masa
considerable (como se verá con detalle en 1.2).
Así pues, empecemos con los acontecimientos históricos que
determinaron que Neptuno apareciera en escenario de las
observaciones astronómicas.

2. Descubrimiento de Neptuno
2.1. Contexto histórico.
Desde que el humano empezó a preguntarse cosas, una de las
cuestiones fundamentales que atrapó la atención de éste, fueron los
objetos celestiales. Dichos objetos se conocían desde los griegos
aproximadamente en el 1200 a.C y usualmente eran catalogados
como: Luna, Mercurio, Venus, Marte, Jupiter, Saturno y el Sol.
Este pensamiento fue evolucionando hasta llegar al sistema
copernicano en el siglo XVI, el cual se aceptó dentro de la
comunidad científica una vez hizo su aparición el célebre Johannes
Kepler quien propuso las tres leyes que permitirían a Isaac Newton
generalizar estas ideas con la ley de gravitación universal y dejando
en 1687 los Principia Mathematica de la Filosofía Natural que sería
de muchísima utilidad para los futuros estudios en los cuerpos
celestes. Por lo mencionado anteriormente, la matemática para
describir el movimiento en el siglo XVIII era básicamente la
Newtoniana, aunado con los métodos analíticos con notación de
Leibniz que había desarrollado Euler y D’Alambert.
Para mediados del siglo XVIII se había descubierto a Urano, esto
fue muy importante puesto que desde los antiguos griegos no se
había descubierto ningún otro planeta, esto motivó el estudio de los
cuerpos celestes con mucho mayor énfasis del que se tenía, aunado a
esto, la mecánica de Newton ya estaba siendo popularizada en toda
Europa y cada vez eran más los astrónomos que conocían los
modelos matemáticos para los sistemas planetarios.
El descubrimiento de Urano en 1781 es importantísimo para el
descubrimiento de Neptuno, puesto que la órbita de Urano había
presentado perturbaciones notables que llevó a Alexis Bouvard en
1821 a la especulación de que podría existir un cuerpo adicional que
mediante su atracción gravitacional generara estas anomalías en la
trayectoria de Urano.

2.2. Observaciones y cálculos teóricos.


El descubrimiento de Neptuno viene de predicciones teóricas, en la
que fue por parte del inglés John Couch Adams en 1843, e
independientemente del francés Urbain Le Verrier en 1846. La idea
de estos dos personajes era la de la justificación de las anomalías de
la órbita de Urano por medio de un planeta hipotético de masa
considerable (resultó ser unas 17,000 masas terrestres) que
perturbaba la órbita de Urano que se habían observado a lo largo del
tiempo. Ambos habían llegado independientemente a las ecuaciones
de movimiento de Neptuno, pero Le Verrier publicó primero esto de
manera oficial.
Una vez publicado esto y analizando las cuestiones de ubicación en
ese mismo año Le Verrier había convencido a Johann Gottfried
Galle para que utilizara su telescopio para observar el cielo, Neptuno
fue encontrado esa misma noche el 23 de septiembre de 1846.
Hay que hacer hincapié de que esto fue posible ya que a mediados
del siglo XIX la mecánica de Newton había sido mejorada en cuanto
a la metodología, ya que para este tiempo se contaba con las
ecuaciones de Euler-Lagrange, que permitían un estudio sistemático
para fuerzas centrales como sistemas de ecuaciones diferenciales y
no tratar con las múltiples fuerzas de restricción que existirían.
Para determinar la órbita del planeta propuesto se tenía que resolver
el problema inverso de las perturbaciones, esto significa que en
función a las perturbaciones de una órbita, se deberá determinar la
masa del planeta propuesto así como los demás elementos de la
órbita.

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