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EXPOSICION DE LOS CAPITULOS 1 Y 2 DE LAUDATO SII

1.- Un problema de permanente actualidad

El ser humano no puede vivir fuera del ambiente del planeta Tierra. La afectación del
medio ambiente, a través de la contaminación, el cambio climático, la destrucción de la
biodiversidad, la pérdida de la calidad de vida y la consecuente desigualdad social, atentan
directa y gravemente sobre el presente y el futuro de la existencia humana total.
Preocupa sobremanera, las respuestas parciales y débiles que a nivel mundial se han dado
hasta ahora; razón por la cual el Papa, como parte de su misión pastoral, quiere contribuir
a una mayor conciencia sobre el tema.

2.- El plan perfecto de Dios

Como cristianos, herederos de la gran tradición bíblica, poseemos una visión positiva y
armónica sobre la naturaleza y la relación del ser humano con ella. El Padre Dios
manifiesta su Amor y su Omnipotencia en la diversidad y hermosura de todos los seres
creados (Y vio Dios que era bueno). Al mismo tiempo, entrega al varón y a la mujer toda la
Creación, para que la disfrute, la administre y se sirva de ella, en armonía, y así haga de su
trabajo, una cooperación en la obra de Dios. El trabajo humano adquiere así valor santo.

El relato bíblico nos indica igualmente, que por envidia del diablo, las relaciones entre los
seres humanos y entre estos y la naturaleza se encuentran distorsionadas. Aparecen los
celos, las envidias, el afán de dominio y consecuentemente el sufrimiento de individuos y
grupos humanos sometidos a la pobreza, la exclusión, la pérdida de su libertad a través
de diversas formas de esclavitud social, económica, educativa, política o religiosa.

A través de las experiencias vividas por el pueblo de Dios en el Antiguo Testamento, el


Señor va señalando caminos para la reconstrucción de la armonía (hombre-naturaleza-
Dios). Se trata de reconocer el lugar de cada quien: el hombre no es Dios (y si pretende
serlo, origina el caos y el sufrimiento); la naturaleza no es una propiedad privada de una
persona o un grupo sino un don de Dios para todos. Dios por su parte, es el Único Dueño y
Señor, por ser el Creador.

Jesús ha venido a redimir y reconciliar todas las cosas. Sus discípulos, con una mirada
purificada, construyen nuevas relaciones (entre ellos, con los demás, con todos los seres y
con Dios). Es emblemático en este sentido, el ejemplo de san Francisco de Asís, lleno de
ternura, compasión y preocupación por todos los seres a quienes llama “hermanos”

En un mundo herido, fragmentado, lleno de oposiciones y grotescas desigualdades; los


cristianos no podemos ser espectadores silentes, sino actores y constructores de una
nueva conciencia y una forma diferente de vivir.
3.- El peligro de la idolatría

Las capacidades humanas son ciertamente un don de Dios y a partir del siglo XIX hemos
asistido a un creciente y espectacular desarrollo tecnológico y científico. Sin embargo, este
progreso está siempre amenazado por su propio poder corre el riesgo de convertirse en
un fin en sí mismo o en un instrumento de poder y dominación. Sin una permanente
referencia ética, que apunte a la persona como valor supremo e indescartable, la
tecnología termina esclavizando y haciendo dependiente al ser humano de quien la posee.
La tecnología se vuelve entonces tecnocracia idolátrica y quien no se someta a sus
imperativos, es excluido económica y socialmente.

4.- Vía de salida

El ser humano de hoy experimenta una confusión: por una parte, percibe que el uso de
productos tecnológicos no es sinónimo de felicidad permanente, al contrario, se ve
zarandeado por una constante fugacidad; y por otra parte, no se ve viviendo sin el uso de
los modernos avances de la tecnología actual.

Nadie pretende volver a la época de las cavernas, pero es necesario distanciarse de los
objetos y recordar que ellos están a nuestro servicio y no nosotros al servicio de ellos. Esto
requiere una revolución de pensamiento que vuelva a presentar la primacía de las
relaciones inter-personales y la secundar edad de los logros o posesiones. Solo el Amor
llena al ser humano, y la condición ineludible para el amor, es el reconocimiento y el
respeto del otro sin dominación ni manipulación. Y esto tanto en el caso de las personas
como del medio ambiente.

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