Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Existe gran bagaje literario relacionado a la búsqueda del padre, empezando por la
búsqueda que emprende Telémaco, en el poema épico de Homero. En esta
búsqueda, llamada también telemaquia, encontramos un tópico literario
ampliamente explorado que suele relacionarse con la búsqueda de la propia
identidad. Odiseo deja Ítaca cuando Telémaco era aún muy pequeño. Tras la
prolongada ausencia de su padre y siguiendo el consejo de Atenea, Telémaco
decide salir en busca de Odiseo. Al encontrar a su padre encontrará también la
fuerza y madurez para cobrar venganza contra los pretendientes de su madre. Se
ve en la figura del padre la base del reconocimiento, el punto de partida para la
construcción y afianzamiento de la identidad.
La narración sigue ingresando en la mente del niño y afirma que él “sabe que su
padre está en otra parte, que no se ha ido de viaje, que no le quieren decir cómo se llama el
nombre del sitio donde está”. Este fragmento representa la duda del niño frente a la
información que le brinda su madre. Duda de la conocida excusa de “se ha ido de
viaje” que se usa con frecuencia para justificar una ausencia paterna ocultando la
realidad. Sin embargo, en especial la parte en que menciona “que no le quieren decir
cómo se llama el nombre del sitio donde está” sugiere que el lugar dónde se encuentra
su padre por alguna razón no puede ser mencionado, lo que podría representar
una realidad muy dura, muy difícil de ser asimilada para un niño. Esto puede
generar una primera vía de significado al título del cuento, unido al muro en el que
se encuentra su padre, que se menciona en varias ocasiones, y a esta otra
intervención del niño: “Si es así, mamá, entonces por qué cierras tantas veces la puerta
por dentro cuando oscurece, por qué jalas como una loca aldabas y pestillos, por qué dices
que lo haces para que no se metan los que se salen de los muros.” Esta visión de la madre
y de su miedo, de las precauciones que toma para que no se metan quienes salen
de los muros, haciendo una clara alusión al padre, puede sugerir que él representa
una figura peligrosa y que podría haber escapado de ciertos muros. Todo esto
confluye en construir una posible acepción, más no la única, al título del cuento: El
penal. El penal podría ser aquel lugar innombrable donde se encuentra el padre,
donde se esconde, donde ha estado recluido durante estos años de ausencia.
Se dice que Clotilde se asoma por la ventana para ver si alguien se esconde afuera,
pero no ve a nadie. Sin embargo, el niño sí ve a su padre y lo reconoce. Por primera
vez se presentan algunas características físicas del padre: su sonrisa, sus bigotes, la
cadencia de sus pasos, su forma de vestir. En ese momento, se da a conocer
también su nombre: Demetrio. Lo único que el niño no puede recordar es cómo era
su voz. Llama la atención que no se conozca el nombre del niño, a diferencia de los
otros dos personajes. Esto podría explicarse con que la identidad del niño está
oculta igual que su padre; volviendo a la telemaquia, que la búsqueda del padre es
también la búsqueda de su propia identidad, que solo al encontrarlo podrá conocer
y definir su identidad.
“El niño abre la puerta y sale a la calle. Clotilde tiene los ojos cerrados a propósito.
Ya no puede hacer nada. Ya no puede evitarlo. Sabe que si abre los ojos llorará
inmediatamente. No puede abrir los ojos porque sino no le quedaría otra cosa que
correr tras el niño y detenerlo.”
Este fragmento y la mención anterior a que el avistamiento del padre sucede todos
los días nos puede llevar a pensar que el niño no lo ve realmente, que es producto
de su imaginación y que la madre prefiere hacerse la dormida para no correr a
detenerlo una vez más, para no romper su ilusión de que ese momento, ese
encuentro tan esperado, pueda darse realmente. Clotilde sufre con la realidad que
le oculta al niño, pero prefiere seguir ocultándola para evitar herirlo.
Este final otorga la otra acepción, y la más clara, al título del cuento. El penal que
patea el padre y que representa este encuentro, real o imaginado, vivido o soñado,
entre Demetrio y su hijo. Este encuentro que podría ser una transferencia del padre
al hijo y darle al niño el nombre y la identidad que tanto esperó.