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fortalezas de cada estudiante permitirá a los docentes orientar sus clases a
reforzarlas, o bien le facilitará la forma de trabajar en las debilidades de sus alumnos.
6) Aprendizaje híbrido
La mezcla entre aprendizaje en clase y aprendizaje online será cada vez mayor,
pues los docentes comenzarán a aprovechar las posibilidades que ofrece la
tecnología para brindar lecciones de forma virtual o recomendar a sus estudiantes
recursos online con los que complementar lo enseñado en clase.
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potenciar las capacidades para enfrentar este ritmo de cambios y se empleen nuevas
combinaciones de conocimientos y habilidades adquiridas previamente. Otra tendencia
propia de nuestra época es el trabajo con grandes cantidades de información y en
colectivos. Un rasgo especialmente relevante en este contexto es la doble capacidad de
idear y diseñar propuestas para la solución de problemas y la creación de valor, y de
llevarlas efectivamente a la práctica. Esto regularmente se conoce como capacidad de
emprendimiento. La posibilidad de construir una sociedad democrática y alcanzar el bien
común reposa fuertemente en el fomento de esta capacidad en los futuros ciudadanos. Por
ello, la escuela debe formar ciudadanos que puedan desenvolverse exitosamente en un
futuro de cambios profundos y constantes.
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LOS SIETE ENFOQUES TRANSVERSALES DEL PERFIL DE EGRESO
Según el texto del Nuevo Currículo Nacional, existen siete enfoques transversales que nos
ayudarán a nosotros los docentes en el desarrollo del perfil de egreso de nuestros
estudiantes. ¿A qué se refiere esto de los "enfoques transversales"?
“Los enfoques transversales aportan concepciones importantes sobre las personas, su
relación con los demás, con el entorno y con el espacio común y se traducen en formas
específicas de actuar, que constituyen valores y actitudes que tanto estudiantes, maestros
y autoridades, deben esforzarse por demostrar en la dinámica diaria de la escuela”.
Por ende, estamos hablando de la base de nuestra preparación personal y académica como
maestros de aula. ¿Cuál es el sentido de ser profesores si no aspiramos a conseguir unas
promociones de alumnos que sepan relacionarse armónicamente, que respeten las
diferencias, que cuiden el entorno en el que viven y que crezcan con formas de pensar y
actuar que contribuyan al desarrollo social del país? Pareciera que estas cosas no requieren
ser esquematizadas. Sin embargo, la existencia de una guía es necesaria para no perder
de vista aquello que, por obvio, muchas veces dejamos de lado en nuestro desempeño
cotidiano.
También es verdad que nadie es capaz de enseñar aquello que no sabe, por lo que estos
enfoques transversales pueden sonar como "cosas nuevas" para muchos colegas que, por
esas cosas de la vida, no han desarrollado en sí mismos cualidades como las que el
Currículo Nacional les pide que formen en los niños y adolescentes con quienes interactúan.
Por ello, la reflexión y la autoevaluación es una práctica que no debemos abandonar en pos
de comprender y aplicar de la mejor manera posible estas recomendaciones.
Somos conscientes de que en nuestro camino como profesores nos toca trabajar en
condiciones no muy favorables: bajos salarios, falta de herramientas, desánimo, deudas o
problemas familiares, etc. y eso no hace más que dificultar la tarea.
Pero también somos conscientes de nuestra vocación y de que nos toca ser fuente de
inspiración para nuevas generaciones que recién inician su camino en un mundo cada vez
más competitivo, difícil, desafiante, que premia al agresivo y posterga al pausado.
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once años de la Educación Básica Regular (niveles Primaria y Secundaria), pero
mayormente en los cinco años de Secundaria, el adolescente debe recibir toda la
orientación para entender no solo que es un sujeto de derecho, sino que además debe
respetar y reconocer los derechos de los otros (sus compañeros, sus maestros, su familia,
sus mayores, etc.) con nociones y ejemplos simples que le sirvan para toda su vida personal
y profesional.
En la descripción publicada en el documento oficial del nuevo currículo se menciona
además lo siguiente: "reconocer a los estudiantes como sujetos de derechos y no como
objetos de cuidado, es decir, como personas con capacidad de defender y exigir sus
derechos legalmente reconocidos. Asimismo, reconocer que son ciudadanos con deberes
que participan del mundo social propiciando la vida en democracia". Por lo tanto, nosotros
también estamos incluidos en la necesidad de conocer y respetar los derechos de los
alumnos.
Esta noción refuerza el ida y vuelta del proceso educativo, presente en la bibliografía
pedagógica desde tiempos muy antiguos. "El maestro que enseña no debe nunca dejar de
aprender" dijo alguna vez el filósofo español Ortega y Gasset. En ese sentido, aprender a
tratar a nuestros alumnos como sujetos de derechos es parte de nuestra tarea en el proceso
educativo.
Sin embargo, esto no debe alejarnos de la idea de la disciplina y el respeto que deben
mostrar los alumnos por el maestro y las autoridades del colegio, como uno de sus deberes
ciudadanos. Porque se suele malinterpretar en estos tiempos modernos el rango de acción
de los derechos de los alumnos, que terminan reclamando, a veces a través de sus padres,
para que no se les corrija de determinada manera.
Por ello las actitudes de reconocimiento de derechos y deberes se basa en las
declaraciones vigentes, pero también en la amplitud de criterio del maestro, como líder y
facilitador de la educación. Por ello el currículo resalta que "los docentes generan espacios
de reflexión y crítica sobre el ejercicio de los derechos individuales y colectivos,
especialmente en grupos y poblaciones vulnerables y promueven oportunidades para que
los estudiantes ejerzan sus derechos en la relación con sus pares y adultos".
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discriminación que han alterado permanentemente la justa aspiración de los hombres y
mujeres de bien a vivir en armonía. Todos somos iguales, según la Constitución. También
según los preceptos de algunas religiones, todos somos iguales ante Dios. ¿Por qué resulta
entonces tan complicado instalar esa noción entre nosotros?
El condicionamiento que miles de campañas publicitarias ha ejercido desde los albores de
la publicidad y el marketing, que establecieron cánones de belleza equivocados (lo blanco
mejor que lo negro, lo amarillo o lo cobrizo) reforzaron las tendencias racistas de la
antigüedad, e institucionalizaron las diferencias que se hacen por color de piel en el mundo
occidental. Las diferencias raciales, de credo y opinión política que antes dividían a las
sociedades en el mundo entero, vieron en la publicidad occidental el combustible ideal para
no desaparecer.
Asimismo, la preponderancia del consumismo a nivel mundial genera serios problemas de
discriminación por capacidad económica, que es fuente de bullying en colegios, academias
y universidades. "Tanto tienes, tanto vales" es una de las máximas más agresivas en ese
tema, que se aplica al mundo social, estudiantil, laboral y profesional, creando jerarquías
falsas, construcciones sociales aceptadas tanto de arriba abajo como de abajo arriba, con
matices y modelos de comportamiento que establecen esa aceptación.
¿Cómo atacaremos eso desde las aulas para que nuestras nuevas generaciones crezcan
liberadas de taras como el racismo y el clasismo, y sean reemplazadas por la inclusión, ese
concepto tan esquivo y a la vez tan utilizado en los últimos tiempos? El documento oficial
del ministerio lo resume así: "Hoy nadie discute que todas las niñas, niños, adolescentes,
adultos y jóvenes tienen derecho no solo a oportunidades educativas de igual calidad, sino
a obtener resultados de aprendizaje de igual calidad, independientemente de sus
diferencias culturales, sociales, étnicas, religiosas, de género, condición de discapacidad o
estilos de aprendizaje. No obstante, en un país como el nuestro, que aun exhibe profundas
desigualdades sociales, eso significa que los estudiantes con mayores desventajas de inicio
deben recibir del Estado una atención mayor y más pertinente, para que puedan estar en
condiciones de aprovechar sin menoscabo alguno las oportunidades que el sistema
educativo les ofrece. En ese sentido, la atención a la diversidad significa erradicar la
exclusión, discriminación y desigualdad de oportunidades".
En este sentido se abre un debate interesante: ¿Estas cosas no deberían ser parte de la
formación en casa? La respuesta es sí, pero eso excluye que nosotros, como docentes,
apuntalemos estas fortalezas que servirán para que nuestros alumnos se conviertan en
mejores seres humanos. Para ello, las claves del currículo son: respeto por las diferencias,
equidad en la enseñanza y confianza en la persona. La escuela, hoy más que nunca que
toda la información está contenida en internet, tiene una oportunidad de lujo para establecer
su papel como formadora de personas íntegras, capaces de rechazar desde su época
escolar toda clase de discriminación y que nadie sea relegado porque es de una cultura,
color, sexo o credo diferente, lo cual servirá también para que sea el mérito el principal
motivo de ascenso social, profesional y económico.
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Enfoque intercultural
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es "mejor" que lo rural, lo blanco "mejor" que lo cobrizo, negro o criollo, lo castellano "mejor"
que lo quechua o lo asháninka.
Si bien es cierto se ha avanzando mucho en este tema, la EIB sigue siendo un tema poco
explorado en sus extremos más difíciles de abordar, pues aun no se supera del todo la
etapa de lo declarativo. Quizás sea imposible erradicar al 100% toda forma de racismo o
discriminación, pues los sistemas de creencias son muy fuertes y difíciles de eliminar. Pero
un ideal es que todo niño y niña que haya pasado por la escuela sea capaz de no sentir
afinidad con tales formas de pensar.
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acalorados debates y accidentadas marchas que hemos visto últimamente- no contribuye
al avance que nosotros como educadores debemos promover desde las aulas.
Dice el texto del currículo: "Todas las personas, independientemente de su identidad de
género, tienen el mismo potencial para aprender y desarrollarse plenamente". A partir de
esa noción de igualdad entre géneros y opciones sexuales, si estuviera plenamente
internalizada en la sociedad, problemas como el feminicidio, la publicidad sexista, la
televisión y sus contenidos no apropiados, las violaciones, el bullying por orientación sexual
o la marginalización de las variables existentes (la comunidad LGTBI) podrían comenzar a
reducirse. estamos, por supuesto, a años luz de eso.
El enfoque de género no pretende, como se ha escuchado en algunos foros públicos,
"homosexualizar" a la juventud peruana. Pretende convertirse en un apoyo, un soporte, un
complemento para que los padres de familia -que, en muchos casos, no tienen la menor
idea de cómo afrontar estos temas con sus hijos- puedan orientar la curiosidad natural de
sus hijos e hijas, de manera que no tengan a las calles, los canales de televisión y la internet
como sus principales fuentes de información y de experiencias. La idea es que, en esta
época de sobre estimulación visual e interactiva, sean padres y maestros quienes estén en
la capacidad de brindar los términos y alcances pertinentes según la edad de los menores,
para cada tema relacionado con la identidad sexual, los roles de géneros y la vida sexual
sobre el cual busquen informarse.
Pero sobre todo apuntando a que, más allá del desarrollo individual que cada uno llegue a
tener, sea el respeto al otro, a sus diferencias, lo que prime en la interacción social futura.
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No se trata de un cálculo de las riquezas sociales expresadas en cantidades numéricas,
sino de un estado de bienestar social que esté libre de injusticias. Trabajar en pro del bien
común es la base también de la actividad política, cuando se ejerce de manera honesta y
sin intereses subalternos de por medio. Pero ¿cómo se orienta al bien común a la niñez y
la adolescencia en el colegio? El Currículo Nacional dice lo siguiente al respecto:
"A partir de este enfoque, la comunidad es una asociación solidaria de personas, cuyo bien
son las relaciones recíprocas entre ellas, a partir de las cuales y por medio de las cuales
las personas consiguen su bienestar. Este enfoque considera a la educación y el
conocimiento como bienes comunes mundiales. Esto significa que la generación de
conocimiento, el control, su adquisición, validación y utilización son comunes a todos los
pueblos como asociación mundial".
Compartir, ser solidarios, ser atentos y respetuosos, preocuparnos por el prójimo, son
aquellas cosas que los docentes podemos estimular en nuestros alumnos desde las aulas,
a través de ejemplos que se den en su interacción diaria. Ello irá formando en la juventud
escolar hábitos y nociones que, poco a poco, se instalarán en su comportamiento y servirán
para reducir aquellos vicios conductuales que atentan contra la idea del bien común.
Otra dimensión de este enfoque tiene que ver con la forma en que ejercemos nuestra
ciudadanía, en términos del cuidado de nuestra ciudad. La urbanidad y el respeto, la
limpieza y el cuidado de calles, plazas, parques y avenidas también tiene que ver con esa
noción de bien común, en el sentido de que una ciudad ordenada es mejor para todos. Es
otro de los temas en los cuales nos falta mucho por hacer y aprender.
El concepto de la "excelencia",
asociado a la cultura de la calidad -
antes conocida como "calidad total"– no
es nuevo en el mundo educativo,
aunque su aplicación en ámbitos de
gestión administrativa y económica sí
es de relativa corta data. Dar lo mejor
de sí para ser un buen profesional, una
persona de bien, un ciudadano
respetable. Variantes de un
comportamiento integral que debería
regir el desarrollo social para asegurar
la erradicación de la mediocridad, la corrupción y la informalidad.
La búsqueda de la excelencia fue, en otras épocas, el objetivo central de toda actividad
humana. Por ello los grandes políticos, profesionales, filósofos, deportistas y artistas de
tiempos pasados tenían un alto nivel de destreza, cada uno en sus actividades y se
distinguían de las masas quienes aprendían a reconocer en aquellas personas, el talento y
trabajo disciplinado que los hacía diferentes, excelentes.
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Esta excelencia a veces tiene poco o nada que ver con simples calificaciones numéricas o
medición de indicadores, sino con un desempeño íntegro que es resultado del trabajo
metódico, la preparación académica esmerada, el ensayo o entrenamiento disciplinado, etc.
En las últimas décadas se ha extendido, sin embargo, la creencia de que cualquier persona,
si tiene los contactos necesarios o si produce algo que impacte en el gusto o la opinión del
público masivo, es suficiente para alcanzar el éxito. Por lo tanto, el concepto de excelencia
se fue abriendo, diluyendo, hasta convertirse en un atributo accesorio, que podía obtenerse
con un sofisticado sistema de apariencias bien dirigidas hacia objetivos concretos.
Sin embargo, el nivel de competitividad del mundo moderno ha hecho aparecer nuevamente
la necesidad de cultivarse y buscar esa excelencia profunda, esa combinación de buenos
modales, inteligencia emocional, operatividad y preparación académica diferenciada que le
permita a las nuevas generaciones posicionarse en un mercado laboral cada vez más
cerrado, de plazas que son superadas ampliamente por la cantidad de postulantes. Al
asociarse al concepto de calidad, esta búsqueda de excelencia se convierte entonces en
una herramienta fundamental para el desarrollo personal integral de cada individuo con
miras al futuro en constante movimiento.
El currículo nacional define así este enfoque transversal para el desarrollo del perfil de
egreso de nuestros alumnos: "La excelencia significa utilizar al máximo las facultades y
adquirir estrategias para el éxito de las propias metas a nivel personal y social. La
excelencia comprende el desarrollo de la capacidad para el cambio y la adaptación, que
garantiza el éxito personal y social, es decir, la aceptación del cambio orientado a la mejora
de la persona: desde las habilidades sociales o de la comunicación eficaz hasta la
interiorización de estrategias que han facilitado el éxito a otras personas. De esta manera,
cada individuo construye su realidad y busca ser cada vez mejor para contribuir también
con su comunidad".
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PERFIL DE EGRESO
En una sociedad diversa y aún desigual y, al mismo tiempo, con enormes potencialidades,
aspiramos a una educación que contribuya con la formación de todas las personas sin
exclusión, así como de ciudadanos conscientes de sus derechos y sus deberes, con una
ética sólida, dispuestos a procurar su bienestar y el de los demás trabajando de forma
colaborativa, cuidando el ambiente, investigando sobre el mundo que los rodea, siendo
capaces de aprender permanentemente, y dotados con iniciativa y emprendimiento. Esto
se incluye en los seis objetivos estratégicos del Proyecto Educativo Nacional (PEN), que
plantean un camino para lograr una educación que contribuya a la realización personal de
todos los peruanos y a la edificación colectiva de la democracia y del desarrollo del país.
Las tendencias sociales señaladas y las aspiraciones educativas del país demandan un
cambio respecto a qué deben aprender los estudiantes en la Educación Básica para contar
con las herramientas que les permitan su desarrollo pleno, garanticen su inclusión social
efectiva para desempeñar un papel activo en la sociedad y seguir aprendiendo a lo largo
de la vida.
En ese sentido, el Currículo Nacional de la Educación Básica visibiliza y da forma al derecho
a la educación de nuestros estudiantes al expresar las intenciones del sistema educativo,
las cuales se expresan en el Perfil de egreso de la Educación Básica, en respuesta a los
retos de la actualidad y a las diversas necesidades, intereses, aspiraciones, valores, modos
de pensar, de interrelacionarse con el ambiente y formas de vida valoradas por nuestra
sociedad. Asimismo, el Currículo apunta a formar a los estudiantes en lo ético, espiritual,
cognitivo, afectivo, comunicativo, estético, corporal, ambiental, cultural y sociopolítico, a fin
de lograr su realización plena en la sociedad.
De esta manera, el Currículo Nacional de la Educación Básica plantea el Perfil de egreso
como la visión común e integral de los aprendizajes que deben logran los estudiantes al
término de la Educación Básica. Esta visión permite unificar criterios y establecer una ruta
hacia resultados comunes que respeten nuestra diversidad social, cultural, biológica y
geográfica. Estos aprendizajes constituyen el derecho a una educación de calidad y se
vinculan a los cuatro ámbitos principales del desempeño que deben ser nutridos por la
educación, señalados en la Ley General de Educación, tales como: desarrollo personal,
ejercicio de la ciudadanía y vinculación al mundo del trabajo para afrontar los incesantes
cambios en la sociedad y el conocimiento.
Se espera que desde el inicio de la escolaridad y de manera progresiva durante toda la
Educación Básica, según las características de los estudiantes, así como de sus intereses
y aptitudes particulares, se desarrollen y pongan en práctica los aprendizajes del perfil, en
diversas situaciones vinculadas a las prácticas sociales. Así, al final de la Educación Básica,
los estudiantes peruanos deberían ejercer sus derechos y deberes ciudadanos con sentido
ético, valorando la diversidad a partir del diálogo intercultural, de modo que puedan
contribuir activamente, de manera individual y colectiva, en el desarrollo sostenible de la
sociedad peruana en un contexto democrático.
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El Perfil de egreso de la Educación Básica es el siguiente:
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pensamiento estratégico, igualdad de género, trabajo en equipo y logro de objetivos
comunes, entre otros.
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El estudiante interpreta la realidad y toma decisiones a partir de
conocimientos matemáticos que aporten a su contexto.
El estudiante busca, sistematiza y analiza información para entender el mundo que
lo rodea, resolver problemas y tomar decisiones relacionadas con el entorno. Usa
de forma flexible estrategias y conocimientos matemáticos en diversas situaciones,
a partir de los cuales elabora argumentos y comunica sus ideas mediante el lenguaje
matemático, así como diversas representaciones y recursos.
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El estudiante toma conciencia de su aprendizaje como un proceso activo. De esta
manera participa directamente en él, evaluando por sí mismo sus avances,
dificultades y asumiendo el control de su proceso de aprendizaje, de manera
disciplinada, responsable y comprometida respecto de la mejora continua de este y
sus resultados. Asimismo, el estudiante organiza y potencia por sí mismo, a través
de distintas estrategias, los distintos procesos de aprendizaje que emprende en su
vida académica.
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