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Cuando un niño toma por primera vez un lápiz, no intenta dibujar un objeto
reconocible. Lo que sucede es que intenta divertirse con el movimiento del lápiz
y con los signos o marcas que surgen del movimiento de éste. Estas marcas se
conocen como “garabatos” y a menudo, los adultos intenta asignarles
significados o formas concretas. Lo cierto, según explica D.J. Hargreaves en su
libro Infancia y educación artística, es que el adulto no podrá reconocer lo que el
niño hace porque ni siquiera el niño, en un principio, reconoce lo que está
“garabateando”. Poco a poco, ellos van descubriendo que las demás personas
esperan que esos garabatos representen algo. “Puede ocurrir también que, por
casualidad, el garabato del niño parezca en realidad una persona, un pez o un
perro y él se de cuenta de este feliz accidente”.
Infancia y educación artística (Los renacuajos presentan una única superficie cerrada que suele contener rasgos faciales.
Muchas veces se omiten los brazos pero si se dibujan, están pegado a la superficie cerrada).
Infancia y educación artística (en las figuras de transición los rasgos corporales como brazos, ombligo y botones,
aparecen en la parte baja de la figura).
Infancia y educación artística (las figuras convencionales suelen presentar superficies cerradas independientes que
representan el tronco y la cabeza. A veces la figura presenta una sola superficie cerrada).