Sunteți pe pagina 1din 99

lOMoARcPSD|3360532

Apuntes D. Civil - Ii, Contratos. Soniamodificados

Derecho Civil II - Obligaciones y Contratos (UNED)

StuDocu no está patrocinado ni avalado por ningún colegio o universidad.


Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)
lOMoARcPSD|3360532

DERECHO CIVIL II
OBLIGACIONES

APUNTES 2015-2016

SONIA RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ


ACTUALIZADOS POR ANDREA M. LERA BLANCO

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

TEMA 19
CAPITULO 1

LOS CONTRATOS

1.- EL CONCEPTO DE CONTRATO

1.1. DESENVOLVIMIENTO HISTÓRICO DE LA IDEA DE CONTRATO


El art. 1.254 CC establece que “el contrato existe desde que una o varias personas consienten en obligarse,
respecto una de otras, a dar alguna cosa o prestar algún servicio”.
El contrato es, por tanto, un mecanismo de generación de derechos y obligaciones respecto a las partes, las
cuales se encuentran vinculadas a la realización de una promesa por el mero hecho de haberse comprometido a
ello. No cabe duda en cuanto a su carácter de fuente de las obligaciones, como bien establece el art. 1.089 CC.

Historia:
Época romana: formalismo muy marcado, no hay ninguna institución que se asemeje a la idea actual de
contrato:
 Stipulatio: no se puede otorgar eficacia obligatoria a los actos que no reunían las rígidas reglas o la
certeza de la entrega de una cosa
 Figuras contractuales: pueden ser verbales, reales, literales o consensuales, pero tienen rígidos
presupuestos formales de eficacia que impedían su generalización y su tratamiento como categoría
 Contratos innominados de la época justinianea: tampoco se asemejan
Época del ius commune y los canonistas
Influencia de la Iglesia católica: Principio de buena fe y el principio de respeto a la palabra dada (pacta sun
servanda)
También aparece el principio solus consensus obligat: los contratos se forman por el simple consentimiento
de las partes y los modos para para su exteriorización son libres.
Se consolida la jurisdicción mercantil en la cual el consentimiento mutuo constituye la esencia del contrato
Edad moderna
 Se acentúa la consideración de la voluntad individual (y, por tanto, del consentimiento de ambas partes
contratantes) como base del contrato.
 Escuela de Derecho natural: reclama la propia posición del ser humano y la importancia de la voluntad
individual como criterio decisivo en las más diversas facetas de la actividad humana.

Trasplantadas dichas ideas al mundo del Derecho, la conclusión es obvia: el contrato como categoría es
manifestación del consentimiento y así pasa al Code Napoleón y al resto de los Códigos Civiles.

1.2. EL CONTRATO COMO MEDIO DE INTERCAMBIO DE BIENES Y SERVICIOS


El contrato es un medio de intercambio de bienes y servicios. Es evidente que nadie es autosuficiente y que
cualquier persona ha de contar con los demás. Esta satisfacción de las necesidades individuales en un mundo en
el que todas las riquezas están ya ocupadas y nadie realiza actividad alguna sin la oportuna contraprestación se
consigue a través de una cadena sucesiva de intercambios económicos.
Por supuesto, no todos los intercambios pueden ser considerados como contratos, por ejemplo el pago de
tasas académicas, cuando se acude al médico de la Seguridad Social. En ambos casos se accede a un bien, pero
a través de la intervención del Estado que abarata o facilita dichos bienes
El dinero es el medio común de intercambio, aunque pueden cerrarse contratos donde no intervenga el
dinero para nada, por ejemplo cuando concedo a un constructor un terreno a cambio de que me otorgue la
propiedad del ático del edificio que va a construir.

1.3. LA PATRIMONIALIDAD DE LA RELACIÓN CONTRACTUAL


Un contrato es fundamentalmente la “veste (vestimenta) jurídica” de una operación económica consistente
en un intercambio de bienes o de servicios. La mayor parte de los intercambios son instantáneos (billete bus,
tomar café).
Todo contrato debe tener por objeto prestaciones susceptibles de valoración económica, ya sean tales
prestaciones en bienes (o cosas) o servicios. A veces la valoración económica es fácil (precio de mercado de un
bien) y otras depende del interés de los contratantes. Incluso en los contratos unilaterales (donación o regalo)

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

tiene que existir el requisito de patrimonialidad. Es por ello, que determinados acuerdos de voluntades sin un
carácter patrimonial no tienen el carácter de contrato, por ejemplo el matrimonio.

2.- AUTONOMÍA PRIVADA Y FUERZA VINCULANTE DE LOS CONTRATOS

2.1. LIBERTAD DE INICIATIVA ECONÓMICA PRIVADA Y AUTONOMÍA PRIVADA


Si en el contrato subyace un intercambio económico objeto de valoración por las partes, no puede extrañar
que el estudio del mismo haya servido para resaltar el papel conformador de la voluntad de los contratantes, y
en definitiva, la libertad de iniciativa económica privada, la cual está reconocida por la generalidad de los
sistemas de los países evolucionados, incluso a nivel constitucional.
Tradicionalmente, el contrato ha sido considerado como un instrumento dejado a la voluntad de los
particulares y, de dicha realidad, la doctrina jurídica ha deducido el principio de autonomía privada o
autonomía contractual.
Autonomía se refiere a darse la ley a sí mismo, es decir, autonormarse. El ordenamiento jurídico reconoce a
los particulares un amplio poder de autorregulación en sus relaciones patrimoniales (principio dispositivo), en
función de las necesidades e intereses de las partes.

2.2. ÁMBITO PROPIO DE LA AUTONOMÍA PRIVADA


La relevancia que la voluntad de las partes asume en el ámbito contractual requiere algunas observaciones
que enmarquen el alcance efectivo de la autonomía privada y de la libertad contractual:
1. En primer lugar, la autonomía privada no puede ser contemplada al margen del ordenamiento jurídico,
que la reconoce y protege y, por tanto, no puede atentar contra el propio ordenamiento jurídico y, en
concreto, contra las normas de carácter imperativo, la moral (referida a los principios morales recogidos
por el ordenamiento jurídico) y la buena fe. No obstante, la mayoría de las normas legales referentes al
contrato tiene carácter dispositivo, y por lo tanto, son disponibles y sustituibles por las partes. Aunque
también hay normas contractuales de derecho imperativo que tienen primacía sobre la autonomía
privada.
2. De otra parte, en términos teóricos, parece claro que no se debe llevar a una hipervaloración conceptual
de la voluntad de las partes que suponga la afirmación que el contrato es un acuerdo de voluntades, con
el olvido del substrato económico del mismo y, en particular, de la nota de patrimonialidad.

2.3. AUTONOMÍA PRIVADA Y FUERZA VINCULANTE DE LOS CONTRATOS


La consagración normativa de la autonomía privada en nuestro CC se encuentra formulada en el art. 1255:
“los contratantes pueden establecer los pactos, cláusulas y condiciones que tengan por conveniente, siempre
que no sean contrarios a las leyes, a la moral, ni al orden público”. Esto es, una vez respetados los límites
institucionales de la autonomía privada, el contenido de los contratos depende en exclusiva de la propia
voluntad de las partes.
Además, existen normas imperativas que cumplen las siguientes funciones:
1. Papel preventivo, prohibiendo determinadas conductas.
2. Las prescripciones legales pueden dotar al acuerdo contractual de un significado y alcance distintos al
establecido por las partes en el clausulado contractual. Así el ordenamiento jurídico despliega también
un papel de carácter positivo en relación con el contrato, incluso contradictorio con la voluntad de las
partes, acreditando que la voluntad de éstas no es todopoderosa.
3. El ordenamiento jurídico constituye precisamente el fundamento último de la relevancia de la voluntad
de las partes, y otorga al contrato una fuerza vinculante y unas posibilidades de actuación de las que
podría carecer técnicamente hablando. La fuerza vinculante de los contratos se encuentra sancionada en
el artículo 1.091 CC, conforme al cual: “las obligaciones que nacen de los contratos tienen fuerza de ley
entre las partes contratantes, y deben cumplirse al tenor de los mismos”. Dicho precepto, fundamental
en nuestro sistema, atribuye a las obligaciones “fuerza de ley” en las relaciones entre los contratantes.
Los contratos tienen fuerza de ley, pero no son ley

3.- LAS CLASIFICACIONES DE LOS CONTRATOS

3.1. CUADRO SINÓPTICO SOBRE LA CLASIFICACIÓN DE LOS CONTRATOS

1. Elemento determinante en el proceso -Consentimiento CONSENSUALES

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

-Entrega de la cosa REALES


formativo
-Forma solemne FORMALES

-Liberalidad o altruismo GRATUITOS


2. Finalidad perseguida
-Intercambio económico
ONEROSOS
recíproco y equivalente

-Sí TÍPICOS
3. Regulación del tipo contractual por el
Dcho. Positivo
-No ATÍPICOS

-Único INSTANTÁNEOS

4. Momento o período -Continuado no periódico DURADEROS

-Periódico DE EJECUCIÓN PERIÓDICA

-Una sola parte UNILATERALES


5. Nacimiento de obligaciones a cumplir
-Ambas partes BILATERALES

3.2. CONTRATOS CONSENSUALES , REALES Y FORMALES


Contratos consensuales: la mayor parte de los contratos tiene carácter consensual. El contrato se perfecciona
(genera derechos y obligaciones para las partes) por el mero consentimiento contractual. Tienen carácter
consensual los contratos de compraventa, permuta, arrendamientos, sociedades, mandato, seguro, fianza... y, en
general, todos los contratos que no sean calificables como formales, de una parte, o reales, de otra.
Contratos reales: se hace referencia a unos pocos tipos de contratos para cuya perfección el Código Civil
requiere, además del mero consentimiento, la entrega de una cosa. Son contratos reales el préstamo (mutuo y
comodato), depósito y prenda. Por ejemplo, en el contrato de préstamo es necesario dar el dinero para que se
perfeccione el contrato.
Contratos formales: no se pretende indicar que unos contratos tienen forma y otros no, pues todo contrato
tiene que asumir necesariamente una forma determinada. Lo que ocurre es que sólo en algunos contratos la
forma asume carácter de elemento esencial o estructural del propio contrato a efectos de determinación de la
validez del mismo: sin la forma solemne, cuando ésta es requerida, no se puede decir que el contrato haya sido
perfeccionado o celebrado. Por ejemplo, en los casos de donación, para que esta sea válida, se requiere escritura
pública ante notario.

3.3. CONTRATOS GRATUITOS Y CONTRATOS ONEROSOS


Contrato gratuito (o lucrativo) cuando una de las partes contratantes se enriquece u obtiene un beneficio a
consecuencia del contrato, sin asumir carga o contraprestación alguna. El ejemplo paradigmático es la donación
o regalo. Para el CC son igualmente gratuitos los contratos de mandato, préstamo y depósito; que también se
encuentran basados en la idea de altruismo, por ejemplo te presto los pendientes de mi abuela para la boda.
Contratos onerosos: La prestación de una parte encuentra su razón de ser en la contraprestación de la otra. El
calificativo oneroso expresa que se trata de conseguir algo mediante la transferencia a la otra parte de un valor
equivalente que, como sabemos, será objeto de una valoración subjetiva por parte de los contratantes y que a
veces se llevará a cabo con absoluto alejamiento del valor de mercado u objetivo de la prestación contractual.
 Contrato conmutativo. La relación de equivalencia entre las prestaciones de las partes suele quedar fijada,
de antemano y de forma cierta y segura, al celebrar el contrato. Son los más comunes.
 Contrato aleatorio. En el caso de que la ejecución de las prestaciones, o su concreta cuantía, dependa de
un acontecimiento incierto (la cosecha de trigo, el número de la ruleta…). Condición determinable.

3.4. CONTRATOS TÍPICOS Y ATÍPICOS


- Contratos típicos: Son aquellos que están legalmente contemplados y a los que el Derecho objetivo
proporciona una regulación de carácter general. Así pues, los diversos tipos de contratos recogidos en el Código

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

Civil (compraventa, arrendamiento, etc.) o en cualquier otra disposición legal (contrato de edición, etc.) serían
calificables como típicos. Suelen ser aquellos contratos con tradición histórica o con expansión actual. Se
establece el marco básico del contrato, mediante escasas normas de carácter imperativo, teniendo el resto
naturaleza dispositiva. En el caso de que los contratantes dejen sin regular algún punto, la disciplina legal se
aplicará de modo supletorio.
- Contratos atípicos: Son aquellos que, aun careciendo de reconocimiento legal y de regulación positiva,
reúnen los requisitos esenciales de la figura contractual. Su admisibilidad es indiscutible, y la jurisprudencia
reconoce, que la libertad contractual derivada de la iniciativa económica privada, conlleva que las personas
puedan estructurar libremente figuras contractuales no consagradas legalmente. La celebración de un contrato
atípico supone un modelo contractual que no cuenta con una regulación supletoria ad hoc, por lo que conviene
perfilar bien las reglas o cláusulas contractuales para evitar imprevisiones en la ejecución efectiva del contrato.
Por lo general, después de un tiempo los contratos atípicos generalizados en la práctica se acaban regulando y
transformando en típicos, por ejemplo cuidados de los ancianos a cambio de vivienda, antes era atípico, ahora
está regulado.

3.5. CONTRATOS INSTANTÁNEOS , DURADEROS Y DE EJECUCIÓN PERIÓDICA


 Contratos instantáneos: Son aquellos cuya completa ejecución se realiza en un acto temporal único o en
un breve lapso temporal.
 Contratos duraderos: Son los que conllevan cierta continuidad temporal en su vigencia y ejecución,
estableciendo un vínculo entre las partes contratantes que se prolonga durante un determinado plazo
temporal. Durante dicho plazo las partes, de forma continuada o no, según la naturaleza del contrato,
deberán llevar a cabo la ejecución de las prestaciones.
 Contratos de ejecución periódica: Son contratos en los que una de las partes contratantes debe realizar
alguna/as prestaciones con una determinada regularidad temporal (pagar la renta mensual).

3.6. CONTRATOS BILATERALES Y UNILATERALES


Evidentemente, el contrato se caracteriza porque tienen que haber, al menos, dos partes. La razón distintiva
entre contratos bilaterales y unilaterales no se basa en el número de partes, sino en el nacimiento de
obligaciones a cargo de una o de ambas partes.
- Contratos bilaterales (o sinalagmáticos) son aquellos contratos que generan obligaciones para ambas
partes, de forma recíproca (el comprador paga y el vendedor entrega la cosa).
- Contratos unilaterales, son los que generan obligaciones para una sola de las partes contratantes (presto a
un amigo 30€: solamente él queda obligado).
La razón fundamental de la contraposición entre ambos tipos contractuales viene dada porque en los
contratos unilaterales no es de aplicación la facultad resolutoria por incumplimiento, contemplada por el art.
1.124, como causa de ineficacia del contrato.
Resaltar que las clasificaciones gratuitos/onerosos de una parte y bilateral/unilateral de otra no son
coincidentes ya que:
Aunque todos los contratos bilaterales son onerosos
Pueden existir contratos unilaterales que no tengan carácter gratuito, por ejemplo préstamo con interés.

EXAMEN:

Clasificación de los contratos: reales, consensuales y formales *****


Clasificación de los contratos
La categoría de los contratos formales
Contratos típicos y atípicos
Contratos duraderos, instantáneos y de ejecución periódica
Contratos bilaterales y unilaterales.

TEMA 20
CAPITULO 2

LOS ELEMENTOS DEL CONTRATO

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

1.- LOS ELEMENTOS DE L CONTRATO

1.1. ELEMENTOS ESENCIALES Y ELEMENTOS ACCIDENTALES DEL CONTRATO


El mínimo de elementos que acredita la existencia de un contrato válido son:
 El consentimiento de las partes
 El objeto
 La causa.
Pero, dado el reconocimiento de la autonomía privada, es obvio que las partes pueden introducir en el
contrato previsiones complementarias (no requeridas legalmente) de las que dependa la propia eficacia del
contrato celebrado. Ello obliga a distinguir entre elementos esenciales y elementos accidentales del contrato.
Los elementos esenciales, deben estar presentes en todo contrato para que, válidamente, se pueda hablar de
tal. Por ello es tajante e imperativo el art. 1.261 CC “No hay contrato sino cuando concurren los requisitos
siguientes:
1. Consentimiento de los contratantes.
2. Objeto cierto que sea materia del contrato.
3. Causa de la obligación que se establezca.
Además de lo anterior, en los contratos formales o solemnes, la forma es esencial y en los reales es
requisito obligatorio la entrega de la cosa.
Los elementos accidentales pueden estar presentes por voluntad de las partes en el contrato, pero su
presencia no es esencial ni determinante, para que pueda hablarse de contrato válido. Pero si se incorporan al
acuerdo contractual, los elementos accidentales acaban por convertirse en requisitos determinantes de la
eficacia del contrato. Fundamentalmente, son la condición y el término. En menor medida, respecto de los
contratos gratuitos, asume cierta relevancia el modo.

1.2. L OS DENOMINADOS ELEMENTOS NATURALES DEL CONTRATO


Los elementos naturales son ciertas notas características de algunos contratos que la regulación legal de los
mismos considera implícitas en los correspondientes acuerdos contractuales si las partes no disponen nada en
contrario y que derivan de la propia naturaleza del contrato.
Un ejemplo clásico de “elemento natural” es el carácter gratuito del contrato de depósito como regla, y salvo
pacto en contra. Llamativamente, sin embargo, la regla de Derecho mercantil es precisamente la contraria: el
carácter retribuido del depósito salvo pacto en contrario.
Los elementos naturales no son requisito de validez o condición de eficacia del contrato, son un detalle
normativo a través de normas dispositivas. Actualmente la doctrina reniega de ellos aunque la jurisprudencia
los suele utilizar, como por ejemplo el saneamiento por evicción que es un elemento natural del contrato de
compraventa, aunque el mismo es disponible por las partes contratantes.

2.- LA CAPACIDAD CONTRACTUAL


El contrato se define como acuerdo de voluntades (decisión de dos o más personas de realizar un
determinado compromiso). El punto de partida es la voluntad coincidente de ambas partes.
La manifestación del consentimiento de cada una de las partes puede darse de muy diferentes maneras
(firmando un extenso contrato; levantando la mano para detener un taxi…), pero requiere en todo caso que el
consentimiento se haya formado libre y conscientemente y, además, por persona que tenga capacidad de obrar o
capacidad contractual.

2.1. LA CAPACIDAD PARA CONTRATAR CON ANTERIORIDAD A LA L.O. 1/1996.


Con anterioridad a la Ley Orgánica 1/96 de protección jurídica del menor el art 1.263 del CC
“No pueden prestar consentimiento:
1) Los menores no emancipados.
2) Los locos o dementes y los sordomudos que no sepan escribir”.

a) Los menores no emancipados


En la redacción original del Código, la barrera entre la capacidad e incapacidad de obrar era nítida: la
mayoría de edad. Sin embargo actualmente, se reconoce que la adquisición de la capacidad de obrar es gradual
y paulatina.
No obstante, dicha capacidad del menor no llega a permitirle con carácter general la válida celebración de
contratos hasta la promulgación de la Ley 26/2015. El menor sigue careciendo de capacidad contractual, pese
6

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

a no ser técnicamente un incapaz. El ordenamiento jurídico trata de proteger así al menor declarando inválidos
los contratos que el menor pueda realizar, ante la eventualidad de que la contraparte abuse o se prevalga de la
inexperiencia o ingenuidad del menor.
El contrato celebrado por un menor no es radicalmente nulo, sino sólo anulable; al tiempo que el código veta
al mayor de edad de la posibilidad de poder impugnarlo o instar su anulación.

b) Los locos o dementes y los sordomudos que no sepan escribir


Las personas descritas se encuentran incursas en causa de incapacitación, por la falta de discernimiento de
los primeros y por la imposibilidad de relación o comunicación con otras personas de los segundos.
En la regulación originaria del Código, pródigos o interdictos, se encontraban en la misma situación que los
locos y los sordomudos. Por tanto, una de dos, o el artículo 1.26.2º incurrió en grave error de olvidar a aquellos
o se trataba de evitar que los locos y sordomudos, aun sin haber sido incapacitados, pudiesen celebrar
válidamente contratos. Parecida disyuntiva se planteaba tras la promulgación de la Ley 13/83 de reforma del
CC en materia de tutela. Conforme a esta ley el alcance de la incapacitación es graduable y, en cada caso,
dependerá de la correspondiente declaración judicial. Por lo que, si la sentencia de incapacitación de alguna de
estas personas (loco o sordomudo) declara legítimo que puedan celebrar ciertos contratos ¿qué sentido tiene el
art 1263?

c) La cuestión de la incapacidad natural


Pese a que el art. 1.264.1 (“la incapacidad declarada en el artículo anterior está sujeta a las modificaciones
que la ley determina”), la conclusión más correcta es considerar que el art. 1.263.2 no trataba de regular la
validez de los contratos celebrados por (alguna de) las personas que eran susceptibles de ser incapacitadas, en el
caso de que hubiese recaído sentencia de incapacitación. Es decir, el campo de aplicación del art. 1.263.2
quedaba circunscrito a la actuación de locos y sordomudos que, pese a su incapacidad natural para relacionarse
con los demás, llegaban a contratar. Para regular la capacidad contractual de los incapacitados basta y sobran
las normas dictadas en materia de incapacitación y por el consiguiente fallo judicial.

2.2. LA REFORMA DEL ARTÍCULO 1.263 POR LA LEY ORGÁNICA DE PROTECCIÓN DEL MENOR
La Ley Orgánica 1/1996 de Protección Jurídica del Menor, ha introducido una importante reforma en el
tratamiento dispensado por el Código a la capacidad de contratar.
Una de las reformas más polémicas, por suponer un desajuste gramatical, es la del 1.263.2, que ahora
dispone “no pueden prestar consentimiento... 2º) Los incapacitados...”.
Aunque el precepto reformado inhabilite a los incapacitados (genéricamente hablando) para emitir el
consentimiento contractual, la aplicación de las normas generales sobre incapacitación y el carácter gradual de
su alcance (fijado en la correspondiente sentencia) deben primar sobre el tenor literal del nuevo art. 1263.2.

2.3 LA REFORMA DEL ARTÍCULO 1.263 POR LA LEY 26/2015, SOBRE PROTECCION DE LA INFANCIA Y LA
ADOLESCENCIA
La reforma del CC por la Ley 26/2015 da nueva redacción a los artículos 1.263 y 1.264. El Art. 1.263 enuncia:
“no puede prestar consentimiento:
1. Los menores no emancipados, salvo en aquellos contratos que las leyes les permitan realizar por si
mismos o con asistencia de sus representantes, y los relativos a bienes y servicios de la vida corriente
propios de su edad de conformidad con los usos sociales.
2. Los que tienen su capacidad modificada judicialmente, en los términos señalados por la resolución
judicial.”

2.3. LAS PROHIBICIONES DE CONTRATAR


En determinados y concretos supuestos, las leyes prohíben a algunas personas la celebración de ciertos
contratos, pese a gozar de la capacidad general de obrar (por ejemplo, un Alcalde no puede concurrir a subastas
municipales).
En tales supuestos se habla de prohibiciones de contratar, para resaltar que la existencia de capacidad
contractual de los posibles contratantes se ve restringida por una prohibición expresa respecto de un
determinado o concreto contrato. A tales prohibiciones se refiere el art. 1.264 in fine al establecer que la regla
general del precepto anterior “se entiende sin perjuicio de las incapacidades especiales que la misma establece”.
Por lo general, las prohibiciones de contratar se basan en razones de orden público, económico y tratan de
evitar que ciertos grupos de personas se prevalgan de la función (pública o no) que socialmente desempeñan,
obteniendo un enriquecimiento injusto, a costa de otra persona que se encuentra en una situación dependiente o
subordinada. Se basan en la defensa de la moralidad implícita o subyacente.

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

Las prohibiciones de contratar tienen carácter particular y concreto; son de interpretación restrictiva y el
mandato legal que las dicte no puede generalizarse ni aplicarse por vía de analogía a otros supuestos no
contemplados legalmente. Aunque en el caso de que pretenda ser burlada por mecanismos indirectos, la ley
puede utilizar este precepto aunque no esté literalmente contemplado en él.
2.4. EL AUTOCONTRATO
El término autocontrato pretende englobar todos aquellos supuestos en los que una sola persona asume las
posiciones contractuales contrapuestas, por contar con poderes representativos de otra persona, sea natural o
jurídica, o bien por tener capacidad decisoria sobre dos patrimonios separados. El concepto es controvertido y
no toda la doctrina lo admite, ya que no existen dos partes, sino una sola.
En el Derecho español no existe una regulación general de la figura del autocontrato. Sin embargo sí existen
algunos preceptos en los que se evidencia la prohibición de celebrar actos jurídicos por los representantes
cuando dicha celebración suponga conflicto de intereses con sus respectivos representados:
 Se prohíbe comprar, a tutores y mandatarios, bienes de sus representados.
 Se exige que, cuando los progenitores de hijos no emancipados tengan intereses contrapuestos a éstos, se
nombre judicialmente un defensor de los intereses del menor.
 La prohibición de ser tutores a quienes “tuvieren importantes conflictos de intereses con el menor
incapacitado…”.
 El Código de Comercio expresa que ningún “comisionista (representante) comprará para sí mismo o para
otro lo que se le haya mandado vender, ni venderá lo que se le haya encargado comprar sin licencia del
comitente (representado)”.
Aunque sería razonable concluir que el autocontrato no es admisible en el Derecho español y que debe ser
considerado como anulable en los supuestos de representación voluntaria y nulo de pleno derecho en las
hipótesis de representación legal. Sin embargo la jurisprudencia lo admite en los casos que no exista conflicto
de intereses entre el que realiza el autocontrato y el representado. Por ejemplo: Si un padre intenta venderse a sí
mismo los bienes de su hijo menor a un precio irrisorio no es admisible, pero si el padre regala una finca a su
hijo menor si es admisible. De este modo, la admisibilidad del autocontrato se basaría en consideraciones de
orden formal (conflicto de intereses). La STS 10 de Junio de 2015, considera jurídicamente ineficaz la
autocontratación cuando se da realmente un conflicto y una contradicción de intereses que haga imposible la
actuación de una persona que obra por sí misma y a la vez represente a otra (física o jurídica). El contrato
realizado en estos casos pierde licitud debido a su abuso del derecho, intentan de algún modo dañar y perjudicar
a otro (genera daño a un tercero).

3.- LA LIBRE FORMACIÓN DEL CONSENTIMIENTO Y VICIOS DE LA VOLUNTAD

3.1. EN GENERAL
El Ordenamiento jurídico vela porque el consentimiento contractual se preste por los contratantes de forma
libre y consciente. Cuando el consentimiento (generalmente de una de las partes) ha sido fruto del error, de la
coacción o del engaño, el ordenamiento declara viciado el contrato y permite que sea anulado por el contratante
que ha sufrido tales interferencias en la formación de su consentimiento o voluntad de contratar. Se llaman
vicios de la voluntad o vicios del consentimiento.
En tal sentido, dispone el art. 1265 CC que “será nulo el consentimiento prestado por error, violencia,
intimidación o dolo”.

3.2. EL ERROR COMO VICIO DEL CONSENTIMIENTO


La validez de los contratos no puede quedar sometida a las alegaciones de cualquiera de las partes de
haberse equivocado sin más ni más, ya que entonces los contratos no tendrían efectos obligatorios.
El CC no define el error como vicio del consentimiento, aunque en el art. 1266 CC le da el significado
usual. Además, en el art. 1266 CC se regulan los requisitos o circunstancias fundamentales que comportan que
el error sea relevante o no con vistas a privar de eficacia al contrato celebrado.
De otra parte, la jurisprudencia es sumamente rigurosa en la acreditación y prueba de esos requisitos. El TS
afirma que el error con trascendencia anulatoria tiene un sentido excepcional acusado y que requiere prueba
plena. Además su apreciación queda reservada a los Jueces de primera instancia y por tanto, queda excluida la
casación.

a) Requisitos del error como causa de anulabilidad del contrato


Según el art. 1266 CC: “para que el error invalide el consentimiento, deberá recaer sobre la sustancia de la
cosa que fuere objeto del contrato o sobre aquellas condiciones de la misma que principalmente hubiesen dado
motivo a celebrarlo. El error sobre la persona sólo invalidará el contrato cuando la consideración a ella hubiese
8

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

sido la causa principal del mismo”. Conforme a ello suele hablarse de error esencial o sustancial y de error
sobre la persona.
1.- Error esencial o sustancial. El error debe recaer sobre la sustancia de la cosa objeto de contrato o
condiciones de la cosa que hubiesen dado motivo a celebrarlo. El error sustancial es un error de carácter
objetivo.
2.- Error sobre la persona con que se contrata. El error sobre la persona puede tener eficacia invalidante en
relación con todo tipo de contratos siempre que la consideración de la otra parte contratante haya sido
erróneamente valorada de forma excusable y esencial. Aunque en la práctica se aplica de forma limitadísima,
fuera de los contratos intuitu personae.
3.- Error excusable. Aunque no lo describe el art. 1266 se requiere igualmente que el error sea excusable. El
contratante que incurre en yerro debe acreditar haber ejercitado una diligencia normal en el conocimiento de los
extremos propios del objeto del contrato y que, pese a ello, no ha logrado superar la falsa representación mental
en que ha incurrido. Es decir, que el error no es imputable a quien lo padece y que no pudo evitarse mediante el
empleo de una regular diligencia.
4.- Debe existir un nexo de causalidad entre el error sufrido y la celebración del contrato, de forma que
dicho error es determinante. De no haber existido error, no se habría celebrado el contrato.

b) Error de hecho y de derecho


 Error de hecho: La existencia del error recae, además, sobre circunstancias de la cosa objeto de contrato o
sobre cualidades de la persona con que se contrata.
 Error de derecho: También puede deberse a la ignorancia o interpretación equivocada de una norma
jurídica que induzca a cualquiera de los contratantes a emitir una declaración de voluntad que no habría
realizado de haber tenido un conocimiento preciso de las normas jurídicas aplicables al acuerdo contractual
de que se trate. Antes se aplicaba el principio de que la ignorancia de la ley no exime de su cumplimiento y
este tipo de error no era trascendente. Ahora si se admite, pero la jurisprudencia es muy estricta en el
reconocimiento del error de derecho como causa de anulación, según la cual ha de admitirse “con
extraordinaria cautela y carácter excepcional”.

c) Otros supuestos de error


 Error en los motivos. La falsa representación mental recae sobre los móviles subjetivos que llevan a una
de las partes a contratar. (Ej.: alquilo un apartamento para unos días y la empresa me fija las vacaciones
para el mes siguiente). La jurisprudencia no lo admite como causa de invalidez.
 Error de cuenta o error de cálculo. Art. 1266.3 CC: Sólo dará lugar a la corrección matemática de la
operación, que deberá ser realizada de nuevo. La interpretación del precepto debe referirse sólo a errores de
cuantificación, es decir en un error de cálculo u operación aritmética.

3.3. LA VIOLENCIA
Art. 1267.1 CC: “Hay violencia cuando para arrancar el consentimiento se emplea una fuerza irresistible”.
Tal fuerza irresistible se dará en todos los casos de violencia física absoluta, en que la voluntad del contratante
es sustituida por la del agente violentador. En tales casos no es que la voluntad o el consentimiento del
contratante se encuentren “viciados”, sencillamente, no hay consentimiento.

3.4. LA INTIMIDACIÓN
A- Noción general y requisitos
La intimidación es otro de los “vicios de la voluntad” o deficiencia del consentimiento que puede comportar
la invalidez del contrato.
Según el art. 1267.2, consiste en “inspirar a uno de los contratantes el temor racional y fundado de sufrir un
mal inminente y grave en su persona y bienes, o en la persona o bienes de su cónyuge, descendientes o
ascendientes”. Se trata de una coacción moral:
1. La amenaza de que sea objeto una de las partes contratantes ha de ser de tal naturaleza que “inspire un
temor racional y fundado”. Entre el temor y el consentimiento debe existir un nexo de causalidad.
2. La amenaza debe consistir en el anuncio de un mal inminente y grave, de tal forma que influya en su
ánimo induciéndole a emitir una declaración de voluntad no deseada y contraria a sus intereses. El mal
anunciado tiene que recaer directamente sobre la persona, sobre los bienes del contratante o sobre sus
familiares más cercanos y sus bienes (cónyuge, descendientes o ascendientes), aunque puede resultar
discutible que dicho círculo de personas haya de ser asumido al pie de la letra: la amenaza podría ser
sobre un familiar que no pertenece a ese círculo tan restringido (sobre un hermano, por ejemplo); es
más, ni si quiera se habría de requerir un vínculo familiar (sobrino huérfano que convive con él).
9

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

3. Aunque el CC no lo explicite, la amenaza intimidatoria ha de ser injusta y extravagante al Derecho, ya


que si la amenaza se reduce al posible ejercicio de un derecho (ej: proceder a la ejecución hipotecaria)
no se está llevando a cabo intimidación alguna.

B- El temor reverencial
El último párrafo del art. 1267 CC contempla el denominado temor reverencial: “El temor de desagradar a
las personas a quienes se les debe sumisión y respeto no anulará el contrato”.
El temor reverencial no es relevante para el Derecho en tanto no tenga naturaleza intimidatoria; por tanto, el
contrato celebrado será válido y eficaz. Por ejemplo, un dependiente presta su piso a su jefe para agradarlo, esto
sería válido, si lo hace bajo amenaza de despido sería invalido.

3.5. RÉGIMEN COMÚN DE LA VIOLENCIA Y LA INTIMIDACIÓN


Pese a que en el contrato celebrado bajo violencia física absoluta realmente no hay consentimiento, mientras
que en el caso de la intimidación está viciado, el art. 1.268 CC dispone la misma consecuencia para ambos
vicios de la voluntad: serán anulables.
Este artículo suele ser criticado por la doctrina, ya que se considera que los contratos celebrados bajo
violencia deberían ser nulos de pleno derecho por inexistencia absoluta de consentimiento y ser éste un
elemento esencial del contrato.
La violencia e intimidación pueden ser causadas tanto por la otra parte contratante cuanto “por un tercero
que no intervenga en el contrato”.

3.6. EL DOLO
A- Noción y requisitos
Actuar dolosamente o con dolo se refiere a cuando, malévola o maliciosamente, se actúan para captar la
voluntad del otro o para incumplir la obligación contraída (en el último caso sería incumplimiento de
obligación)
Refiriéndonos exclusivamente al dolo como vicio del consentimiento, éste consiste en inducir a otro a
celebrar un contrato que finalmente celebra y que, por tanto, incurre en error. Lo que ocurre es que, como dicho
error ha sido provocado por la otra parte, el ordenamiento jurídico considera al dolo como un supuesto
específico de vicio del consentimiento.
El art. 1269 CC afirma que “hay dolo cuando, con palabras o maquinaciones insidiosas de parte de uno de
los contratantes, es inducido el otro a celebrar un contrato que, sin ellas, no hubiera hecho”. El art. 1270 CC
completa la regulación del dolo como vicio del consentimiento disponiendo que “para que el dolo produzca la
nulidad de los contratos deberá ser grave y no haber sido empleado por las dos partes contratantes. El dolo
incidental sólo obliga al que lo empleó a indemnizar daños y perjuicios”.
Por tanto, para que el dolo sea causa de anulabilidad del contrato se requiere:
1- El dolo debe ser GRAVE, con intención consciente y deliberada de engañar a la otra parte. Las
alabanzas de lo ofertado o dolo bueno no se considera como dolo propiamente.
2- El dolo ha de inducir a la otra parte a celebrar el contrato. Debe ser un dolo DETERMINANTE o
causante, que si no hubiese existido la otra parte no hubiera contratado.
Dolo incidental es la conducta engañosa que lleva a quien, libre y conscientemente, está decidido
a contratar, a aceptar unas condiciones desfavorables o perjudiciales que no hubiera aceptado de no
intervenir el dolo incidental. Iba a contratar de todos modos pero lo que no hubiera aceptado son
esas condiciones. El dolo incidental no tendrá consecuencias anulatorias del contrato celebrado, sino
que sólo dará lugar a indemnización de daños y perjuicios.
3- Que el dolo no haya sido empleado por las dos partes contratantes, ya que en tal caso la actuación
malévola de ambos excluye la protección a la buena fe que fundamenta la regulación positiva del
dolo. Se habla así de COMPENSACIÓN DE DOLO, para poner de manifiesto que el dolo de una
parte compensa, anula o destruye la relevancia del dolo de la otra parte.

B- El dolo omisivo
Aunque la doctrina clásica excluía el dolo por omisión, el art. 1269 CC lo admite. Éste habla de “palabras o
maquinaciones insidiosas” para identificar a la conducta engañosa y tal resultado puede lograrse mediante una
conducta activa u omisiva. El dolo puede consistir en conductas pasivas o reticentes que, resultando engañosas,
induzcan a contratar a quien no hubiera llegado a hacerlo de saber cuanto, consciente y deliberadamente, le
oculta la otra parte. El dolo omisivo atenta contra el principio de buena fe.

10

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

C- El dolo del tercero


Aunque el art 1269 CC parece requerir que el agente doloso sea una de las partes del contrato, “palabras o
maquinaciones insidiosas por parte de uno de los contratantes”, dicha expresión no excluye la existencia de
dolo cuando uno de los contratantes hace uso de una tercera persona (se habla con un perito amigo para que
certifique una medida falsa y más grande de la finca), ya que en tal caso la intervención del tercero es material:
quien conspira o maquina es, propiamente hablando, el contratante maligno.
También debería ser anulable el contrato si una de las partes se aprovecha del engaño de un tercero aunque
no haya conspirado con él. Sin embargo, la jurisprudencia parece inclinarse hacia una interpretación
excesivamente literal y rigurosa del art. 1269 CC, privando de trascendencia anulatoria al dolo del tercero
incluso en los supuestos en que una de las partes contratantes conozca la situación y, por tanto, se aproveche de
ella en detrimento de los intereses de la otra parte.

4.- EL OBJETO DEL CONTRATO

4.1. PLANTEAMIENTO DEL TEMA


Art. 1261 CC: uno de los elementos esenciales del contrato lo constituye el “objeto cierto que sea materia
del contrato”. El CC entiende por objeto los bienes y servicios los que, materialmente hablando, son
contemplados en el intercambio que subyace en todo contrato.
El CC habla insistentemente de cosas y servicios, como realidades materiales sobre las que pueden recaer
las obligaciones o las prestaciones de los contratantes. De otra parte, los requisitos referidos al objeto del
contrato (posibilidad, licitud y determinación) se correlacionan mejor con la perspectiva material que se plantea
en el CC que si se hubieran de entender referidos a la prestación propia de cada uno de los contratantes.
No obstante, la generalidad de la doctrina critica la visión del CC y pretende “elevarla”, afirmando que no
cabe referir solo a las cosas o servicios en sentido material, sino a las prestaciones de los contratantes. Para ello
se argumenta, entre otras cosas, lo siguiente:
1. La obligación de una de las partes puede consistir en un no hacer (art. 1088 CC).
2. La cesión de créditos o deudas no recae sobre cosas o servicios.
3. La constitución de una sociedad (civil o mercantil) requiere que ésta tenga un “objeto lícito”, que no
puede reconducirse a la bipartición de cosas y servicios.
Se olvida en dicho planteamiento, a juicio de Lasarte, que:
 El término cosa no puede entenderse en sentido grosero y puramente material: también los derechos,
en cuanto bienes muebles o inmuebles, son simultáneamente cosas, por ser susceptibles de
apropiación.
 Se presume que por servicio ha de entenderse en sentido exclusivamente activo (“hacer algo”)
cuando nada ni nadie ha predispuesto (y menos el CC) que el servicio no pueda consistir en una
actitud pasiva o en una abstención (“no hacer”).
 En cuanto a la sociedad, parece claro que el objeto social requerido por el CC está referido a la
actividad que en el futuro va a desarrollar la sociedad (construcción de pisos, producción de
películas…). Dicho objeto social poco tiene que ver con el objeto del contrato (o acuerdo)
constituyente de la sociedad, que viene representado por las aportaciones de los socios, que han de
consistir en dinero, bienes o industria. Aportaciones todas encajables en el objeto del contrato ora
como cosas (dinero y bienes), ora como servicios (la denominada industria).

4.2. REQUISITOS DEL OBJETO DEL CONTRATO


Los requisitos del objeto del contrato son tres: licitud, posibilidad y determinación.
A) Licitud
Según el art. 1271 CC, tanto las cosas como los servicios han de ser lícitos, engloba la posibilidad juridica:
a. Respecto de las cosas, el CC excluye del ámbito contractual “las cosas que están fuera del
comercio”. Con dicha expresión se refiere el CC a todas aquellas que, por razones de interés o de
orden público, quedan excluidas del tráfico patrimonial (ej. venta de órganos, venta de drogas).
b. En relación a los servicios, se excluyen del contrato “todos los servicios que sean contrarios a las
leyes o a las buenas costumbres” (ejemplo, STS 2012 sobre lobbys, declara que sólo son
reprobables si influyen, controlan y vician el proceso de decisión por parte de quien corresponda).
B) Posibilidad
El art. 1.272 dispone que “no podrán ser objeto de contrato las cosas o servicios imposibles”. Se refiere a la
posibilidad o imposibilidad física o material de entregar la cosa o ejecutar el servicio que constituya objeto del
contrato (ej: vender la Luna, o comprometerse a volar sin ayuda de nada).

11

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

En relación con la herencia futura no se podrá celebrar otro contrato que no sea en relación con la partición
o la división de un caudal.
C) Determinación o determinabilidad
Una vez perfeccionado el contrato, se requiere que la cosa o el servicio que constituyen su objeto queden
determinados. En caso contrario, sería necesario un nuevo pacto o acuerdo de las partes. Pero no es necesario
que el objeto del contrato quede absolutamente determinado, sino que basta con que el objeto sea determinable
"sin necesidad de nuevo convenio entre los contratantes".

5.- LA CAUSA DEL CONTRATO


5.1. EL ART. 1274 DEL CC Y LA CAUSA EN SENTIDO OBJETIVO.
El Código Civil al referirse al elemento causal del contrato (art. 1274 CC) comienza por distinguir entre
contratos onerosos y gratuitos, estableciendo que:
 En los contratos gratuitos o de "pura beneficencia" la causa viene representada por "la mera
liberalidad del bienhechor".
 En los contratos onerosos el Código plantea la cuestión de forma unipersonal, ya que se refiere la
causa a cada una de las partes contratantes y no al contrato en su conjunto.
Pero en los contratos onerosos la descripción legal no es suficiente para dilucidar qué debe entenderse por
causa del contrato. Por ejemplo, si la causa del arrendatario de una vivienda es disfrutar del piso, y la causa del
arrendador es cobrar mensualmente la renta, ¿cuál será la causa del arrendamiento? Atendiendo a cada caso
concreto, se puede concluir que la causa del contrato consiste en el intercambio de prestaciones subyacente en
el mismo. La causa del contrato se identifica con la función socioeconómica del tipo contractual:
a) intercambio de cosa por precio en la compraventa.
b) intercambio de cosa por cosa en la permuta.
c) cesión temporal de vivienda a cambio de renta en el arrendamiento; etc.

5.2. LA CAUSA ATÍPICA


La función socioeconómica de los contratos atípicos que no se encuentra legalmente formulada en un
esquema o modelo contractual predeterminado, sino que es objeto de libre creación por los particulares, la
determinación de la causa atípica habrá de llevarse a cabo caso por caso.

5.3. CAUSA Y MOTIVOS : LA IRRELEVANCIA DE LOS MOTIVOS


La existencia y la validez del contrato no puede quedar supeditada a móviles o razones de carácter subjetivo
que, por principio, son intrascendentes para el Derecho (¿qué más da que yo compre una maceta para
regalársela a mi mujer que por encargo del Decano de la Facultad?).
Los motivos o intenciones concretas de los contratantes no forman parte del acuerdo contractual, son
premisas del mismo, pero irrelevantes en la formación del contrato.

5.4. LA CAUSA ILÍCITA DEL ART. 1275: LOS MOTIVOS ILÍCITOS Y LA CAUSA EN SENTIDO SUBJETIVO
Sin embargo, según el artículo 1275, “los contratos sin causa, o con causa ilícita, no producen efecto alguno.
Es ilícita la causa cuando se opone a la ley o a la moral”. ¿Es lícito vender un riñón pese a que la causa de la
compraventa (intercambio de cosa por precio)?
La causa no puede entenderse sólo y exclusivamente como objetiva función socioeconómica del tipo
contractual utilizado por las partes, sino como algo más. El sentido del artículo 1275 es permitir que, en su
caso, la función socioeconómica del tipo contractual, abstractamente considerada, no excluya de forma
necesaria la valoración del fin práctico perseguido por las partes. Con lo cual, el artículo 1275 está dando
entrada, en determinados casos, a que los motivos contrarios al ordenamiento puedan originar la ilicitud de la
causa concreta. Ejemplos de causa ilícita serían, la donación de un jamón al profesor en mayo, para poder
aprobar en junio, el alquiler a un precio desorbitado de un local a una banda terrorista para que lo utilicen como
arsenal…
Tanto la doctrina como la jurisprudencia, aun partiendo del carácter objetivo y abstracto de la causa, acaba
defendiendo que los aspectos subjetivos de los contratantes cuando el fin práctico perseguido por los mismos es
contrario a las leyes o a la moral, provocan la nulidad, por ser causa ilícita. Los contratos que presentan
aspectos desviados del sentir común acaban siendo declarados nulos de pleno derecho en atención a su causa
ilícita.

5.5. CONTRATOS CAUSALES Y CONTRATOS ABSTRACTOS


Los contratos abstractos son los que producen efectos por la mera voluntad de las partes independientemente
del elemento causal. Nuestro derecho no los admite y requiere la existencia de la causa. El art. 1277 CC
12

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

dispone que “aunque la causa no se exprese en el contrato, se presume que existe y que es lícita mientras el
deudor no pruebe lo contrario”. De lo que resulta que:
A. La falta de consideración o expresión de la causa en el contrato es posible, pero el contrato seguirá
siendo causal y no abstracto.
B. El CC presume la existencia y licitud de la causa contractual; presunción que, evidentemente,
beneficia al acreedor de la relación obligatoria.
C. El acreedor no tendrá que probar la licitud y existencia de la causa para reclamar la obligación al
deudor, sino que será éste quien haya de desmontar la presunción legalmente establecida: por ello se
habla de abstracción procesal de la causa.
D. La abstracción procesal de la causa es distinta a la admisibilidad de la categoría de los contratos
abstractos.
Por tanto, en nuestro Derecho no puede hablarse de contratos abstractos, ni siquiera en aquellas
declaraciones de voluntad unilaterales (reconocimiento de deuda, promesa de deuda) que algunas veces se
califican como abstractas.
Como excepción hay títulos de crédito (títulos valores) que sí funcionan conforme a las reglas de
abstracción material, bajo ciertas circunstancias, por ejemplo la letra de cambio o el cheque gozan de
abstracción material cuando el tenedor de ellos es persona diferente al tomador de los mismos.

EXAMEN:

Elementos esenciales y accidentales del contrato **


La capacidad contractual
El autocontrato **
El error como causa de anulabilidad del contrato
La intimidación ***
Violencia e intimidación como vicios del consentimiento
El dolo: concepto y requisitos **
Vicios de la voluntad: dolo
La libre formación del consentimiento y los vicios de la voluntad: el dolo
El objeto del contrato: requisitos ***
La causa del contrato

13

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

TEMA 20
CAPITULO 3

LA FORMA DEL CONTRATO

1.- EL CONSENTIMIENTO CONTRACTUAL Y LA FORMA DEL CONTRATO


En derecho romano los aspectos formales eran trascendentales, pero modernamente lo que se ha resaltado es
el papel de la voluntad de las partes.
En nuestros Códigos rige el llamado principio espiritualista de celebración del contrato, conforme al cual, lo
que importa es que dos o más personas se pongan de acuerdo en realizar un negocio y no en la forma en que se
plasme dicho acuerdo. El momento determinante del contrato radica en el acuerdo de voluntades o coincidencia
del consentimiento. Importa el aspecto consensual o espiritual y no los extremos de carácter formal. En dicho
marco de ideas se encuadran estas dos normas del CC:
 Art 1254 “El contrato existe desde que una o varias personas consienten en obligarse... “
 Art 1278 “Los contratos serán obligatorios cualquiera que sea la forma en que se hayan celebrado,
siempre que en ellos concurren las condiciones esenciales para su validez”.
Pero aunque la forma no sea un elemento esencial del contrato, desde el ordenamiento de Alcalá en 1930, el
art. 1278 recalca que, de alguna forma, las partes han de haber exteriorizado su consentimiento contractual
(incluso con un gesto). Además en asuntos de relativa importancia, es conveniente la forma escrita. Incluso en
algunos casos el legislador establece la conveniencia, o la necesidad de determinar el contenido del contrato o
imponer la forma escrita del contrato.

2.- EL PRINCIPIO DE LIBERTAD DE FORMA

2.1. CONTRATOS VERBALES Y CONTRATOS ESCRITOS


En general, para los contratos rige el principio de libertad de forma (art. 1278 CC). Y ya sea un contrato
verbal o escrito, en ambos casos el resultado es que las partes quedan obligadas a respetar la palabra dada y
cumplir el compromiso contraído, bajo riesgo de incurrir en responsabilidad.
Aunque la forma es indiferente para el nacimiento del contrato, no lo es en términos prácticos:
a. Contratos verbales. Acreditar su existencia es difícil. A efectos probatorios es total y absolutamente
desaconsejable cuando el contenido patrimonial de los mismos tenga una relativa entidad
económica.
b. Contratos escritos. Acusado favor en la normativa legal para evitar incertidumbres sobre su
celebración.

2.2. DOCUMENTOS PÚBLICOS Y DOCUMENTOS PRIVADOS .


La forma escrita puede darse de dos maneras diversas: mediante documento privado o público:
Documento privado. Plasmación material escrita del acuerdo contractual. Una vez reconocido legalmente,
acredita entre las partes y sus causahabientes la existencia del contrato propiamente dicho, con el mismo valor
que la escritura pública. La dificultad estriba en que el documento privado carece de eficacia para acreditar su
fecha frente a terceros que pudieran verse perjudicados por la existencia del contrato, lo cual es lógico, porque
en cualquier momento se puede recrear el documento privado, colocándole la fecha que interese a los
contratantes, antedatándolo para evitar a los acreedores del transmitente o postdatándolo para evitar recargos de
carácter fiscal. Por ello el art. 1277 CC establece que, respecto a terceros, la fecha del documento privado sólo
contará desde:
 El día que se hubiese incorporado en un registro público o se entregue a un funcionario público por
razón de su oficio.
 Desde la muerte de cualquiera de los firmantes (el muerto no puede modificar el documento).
Documentos públicos. Extendidos o autorizados por empleados o funcionarios públicos dentro del ámbito
de sus competencias, tienen una mejor condición probatoria. Hacen prueba del hecho y de la fecha. Esta
supremacía probatoria de los documentos públicos se debe a que el Estado deposita el ejercicio de la fe pública
en ciertos funcionarios que, obligados a llevar un registro de actos realizados o estando sometidos al
procedimiento administrativo, difícilmente podrán alterar la fecha de los documentos que autorizan.
Entre los documentos públicos los que tienen mayor relevancia y profusión son los notariales, la legislación
civil hace múltiples referencias a las escrituras públicas.

14

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

3.- LA FORMA COMPLEMENTARIA O AD PROBATIONEM


El principio de libertad de forma (art. 1278) parece verse contradicho por lo dispuesto en el art. 1.280. Esta
norma contiene una enumeración de supuestos que, según indica su encabezamiento, “deberán constar en
documento público”. En su último párrafo, por otra parte, dispone que “también deberán hacerse constar por
escrito, aunque sea privado, los demás contratos en que la cuantía de las prestaciones… exceda de 1.500
pesetas” (hoy una cifra ridícula).
La amplitud de supuestos considerados en el art. 1280 y la cantidad ridícula del último párrafo hace que
parezca que prácticamente todos los contratos deban constar por escrito. Así se plantea la pregunta de si hay
realmente libertad de forma en la celebración del contrato como establece en el art. 1278 o debe primar el art
1280 CC.

3.1. LA CONSTANCIA EN DOCUMENTO PÚBLICO REQUERIDA POR EL ART. 1280.1 CC


El art. 1280 es muy heterogéneo y se refiere a que deberá constar en documento público, vamos a analizarlo:
A- Transmisión de bienes inmuebles y derechos reales inmobiliarios. Para transmitir la propiedad de un
inmueble no es necesario una forma determinada. La pretensión del CC es que por razones probatorias frente a
terceros o por el hecho de que la publicidad del acto exija su ingreso en un Registro, las partes contratantes
quedan obligadas a otorgar el correspondiente documento público. Esto no implica que otras formas de
celebración de contratos no sean válidas.
B- Los arrendamientos de bienes inmuebles “por 6 o más años, siempre que deban perjudicar a tercero”. El
perjuicio del tercero al que se refiere radica en la vinculación del posible causahabiente del arrendador, es decir,
el nuevo adquirente de la finca habrá de respetar el arrendamiento en el caso de que haya sido inscrito, por
disponerlo así el art. 1549 CC (con relación a terceros no surtirán efecto los arrendamientos de bienes raíces
que no se hallen debidamente inscritos en el Registro de la Propiedad). Esto no se aplica a la mayoría de
arrendamientos, por estar sometidos a la legislación especial de “arrendamientos urbanos” o de
“arrendamientos rústicos”, ya que estas leyes obligan al adquirente de la finca arrendada a respetar el
arrendamiento previamente celebrado, aunque la ley de 1994 no pone plazo temporal, con un claro interés en
que se registren todos los arriendos, tanto urbanos como rústicos.
C- Las capitulaciones matrimoniales y sus modificaciones. Las capitulaciones matrimoniales son los
convenios celebrados por los cónyuges con la finalidad de organizar el régimen económico de su matrimonio,
para su validez deben constar en escritura pública. El art. 1280.3, y el art. 1327 establecen el carácter
constitutivo o ad solemnitatem de este requisito.
D- La cesión de derechos. La cesión, repudiación, y en su caso, renuncia de diversos derechos y acciones y en
concreto, a los derechos hereditarios y los procedentes de la sociedad conyugal. También debe constar en
documento público la cesión de acciones o derecho procedentes de un acto consignado en escritura pública.
La repudiación de la herencia (esto no se aplica a la aceptación), debe configurarse como un acto solemne,
aunque no es claramente un acto contractual. Las demás cesiones deberán regirse por las reglas generales sobre
la transmisión de créditos o derechos y, en términos generales, en las relaciones inter partes, la cesión debe
considerarse válida con independencia de la forma en que se haya instrumentado, aunque no se surtirá efecto
contra terceros sino desde que su fecha puede tenerse por cierta.
E- Los poderes. El art. 1.280.5 reitera la exigencia de documento público para otorgar
 El poder para contraer matrimonio, el general para pleitos y los especiales que deban presentarse en
juicio. Supuestos de forma solemne (constitutivos)
 El poder para administrar bienes, y cualquier otro que tenga por objeto un acto redactado o que deba
redactarse en escritura pública, o haya de perjudicar a tercero. No supone requisito constitutivo.

3.2. LA FORMA ESCRITA DEL ARTÍCULO 1280.2


El párrafo reseñado dispone que “también deberán hacerse constar por escrito, aunque sea privado, los
demás contratos en que la cuantía de las prestaciones de uno o de los contratantes exceda de 1.500 pesetas”. En
los inicios del CC esa cantidad era importante, en la actualidad es una cantidad irrisoria.
La cuestión que se plantea es por qué si el CC se pronuncia abiertamente en favor de la libertad de forma,
exige la forma escrita del art 1280.2 CC
La razón de exigir la forma escrita fue que los legisladores trataron de concienciar a los ciudadanos de la
dificultad probatoria de las formas contractuales no escritas, mediante normas complementarias. Pero ello no
quiere decir que la inexistencia de forma escrita prive de eficacia a un contrato cuyas prestaciones superen el
montante de 1.500 pesetas. La jurisprudencia ha relativizado la importancia del precepto frente a pretensiones
en semejante sentido, declarando que “es totalmente desafortunada la invocación del último párrafo del art.
1.280 para negar eficacia al contrato por no constar en forma escrita, pues, con tal invocación, se pretende

15

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

desconocer el principio de espiritualidad introducido en nuestro sistema jurídico por el Ordenamiento de


Alcalá…”.

3.3. EL SIGNIFICADO PROPIO DEL ART. 1279


Dispone el artículo 1279 CC que, "Si la ley exigiere el otorgamiento de escritura u otra forma especial para
hacer efectivas las obligaciones propias de un contrato, los contratantes podrán compelerse recíprocamente a
llenar aquella forma desde que hubiese intervenido el consentimiento y demás requisitos necesarios para su
validez".
La interpretación jurisprudencial de este precepto pone de manifiesto:
1. El art 1279 solo implica el derecho de las partes de poder compelerse a llenar esa la forma escrita, para
ejercitar acción con objeto de obtener la eficacia de la obligación contraída. No supone obligación, sino
opción.
2. Todos los litigios relativos a la forma contractual presuponen aceptar, en términos generales, que el
contrato en cuestión es plena y previamente válido, aún sin haberse observado forma escrita. La falta de
escritura pública no quita eficacia al contrato celebrado con documento privado.
3. El artículo 1279 se limita a otorgar a las partes una facultad que pueden ejercer o no. Eso sí, una vez que
una de las partes compele a la otra, la otra está obligada a otorgar escritura pública.
Resumiendo, aún en el caso de que la ley requiera una forma especial (escritura pública o forma escrita), el
contrato es en principio válido con anterioridad al cumplimiento de tal forma. La forma especial (escritura
pública o forma escrita) no tiene carácter sustancial, pero desempeña un papel auxiliar en beneficio de ambos y
de terceros.
En este sentido se pronuncia la STS del 2014 referida a un caso de compraventa de una plaza de garaje en la
que el comprador ejercita la acción de resolución por incumplimiento de la obligación de elevar el contrato a
escritura pública. El TS desestime esa pretensión por no existir carácter esencial de la escritura de compraventa.
Así se fija como doctrina jurisprudencial que el incumplimiento de la obligación de elevar a escritura pública el
contrato de compraventa celebrado no es causa directa de resolución contractual.

4.- LA PRIMACÍA DEL CONSENTIMIENTO

4.1. LA FORMA SOLEMNE O SUSTANCIAL COMO EXCEPCIÓN


Excepcionalmente, en algunos casos el principio de libertad de forma queda roto y contradicho, por atribuir
la ley a la forma documental pública una relevancia que va más allá de la puramente probatoria o
complementaria: en algunos casos el documento público es total y absolutamente necesario para que el contrato
sea celebrado. Se eleva la forma pública a elemento sustancial del contrato, sin cuya existencia éste no puede
afirmarse celebrado. Dentro de estos casos, suelen recordarse:
1. El contrato constitutivo del derecho real de hipoteca (ya sea mobiliaria o inmobiliaria).
2. Constitución de una sociedad a la que se aporten bienes inmuebles o derechos reales inmobiliarios.
3. La donación de bienes inmuebles.
En tales supuestos, la ley requiere de forma necesaria escritura pública para atribuir validez al contrato en
cuestión (forma ad substantiam, forma sustancial o solemne). La falta de la forma escrita provoca la nulidad
de los mismos.

4.2. LA CATEGORÍA DE LOS CONTRATOS FORMALES


Para referirnos a los contratos en los que la forma es solemne, se utiliza técnicamente el giro contratos
formales. El resto serían no formales.
Todos los contratos tienen forma (verbal, por fax, escritura privada, pública, etc) pero sólo en algunos la
forma asume carácter de elemento esencial a efectos de determinación de la validez del mismo. Sin forma
solemne, cuando ésta es requerida, no se puede decir que el contrato haya sido perfeccionado o celebrado.

4.3. LOS CONTRATOS CONSENSUALES COMO REGLA Y EL PAPEL MARGINAL DE LOS CONTRATOS REALES
La mayor parte de los contratos tienen carácter consensual: significa sencillamente que el contrato se
perfecciona por el mero consentimiento contractual, sin importar la forma.
Tienen carácter consensual en nuestro Derecho los contratos de compraventa, permuta, arrendamientos,
sociedad, mandato, seguro, fianza… y en general todos los contratos que no sean calificables como formales de
una parte o reales de otra.
Los contratos reales son aquellos en los que para su perfeccionamiento, además del mero consentimiento, se
requiere la entrega de una cosa:
Préstamos, tanto mutuo como comodato
16

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

Depósito
Prenda

5. LA DOCUMENTACIÓN DEL CONTRATO


Ha quedado clara la conveniencia de documentar el contrato, es decir, incorporar el acuerdo contractual a
una forma escrita, sea pública o privada. El problema se plantea cuando existen diferentes formas contractuales,
especialmente la relación entre contrato privado o incluso verbal ya existente y vinculante y la escritura pública
posterior.
En términos teóricos son dos las posibilidades:
1. Que el contenido del contrato privado y el de la escritura pública sean coincidentes, lo cual no genera
ninguna problemática. Se habla de escritura de reconocimiento o recognoscitiva, o contrato de
fijación, puede tener pequeñas modificaciones o variaciones respecto el contenido del contrato
previo. Son contratos cuyo contenido fija situaciones contractuales preexistentes, al tiempo que
excluye posibles incertidumbres generadas por el contrato anterior.
2. Que el otorgamiento de la escritura pública determine una modificación o variación del contrato
privado preexistente. En este caso, la elevación de un documento privado prexistente a escritura
pública, con contenido divergente, sugiere la novación del contrato, y por tanto, la prevalencia de
aquella.

EXAMEN:

El principio de libertad de forma **


La forma complementaria o ad probationem
La forma escrita del artículo 1.280.2

17

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

TEMA 21
CAPITULO 4

LA FORMACIÓN DEL CONTRATO

1.- LA IGUALDAD DE LAS PARTES CONTRATANTES Y LA FORMACIÓN DEL CONTRATO


Aunque el Código Civil no lo dice expresamente los contratantes son iguales para contratar y tienen la
misma capacidad para llevar a cabo la negociación patrimonial inherente a todo contrato, ya que se entiende
que nadie es mejor que uno mismo para atender sus propios intereses.
El contrato es un asunto entre particulares que son iguales ante la ley y que pueden procurar satisfacer sus
intereses de forma personal e individual sin necesitar la intervención arbitral de ningún ente.
A pesar de esta teoría, determinadas capas de ciudadanos se ven obligados a firmar determinados contratos
en condiciones predispuestas por la que pudiéramos denominar la “parte económicamente fuerte”, de forma que
al celebrar tales contratos no hay acuerdo de voluntades entre las partes (transporte público; suministros de
agua, gas, electricidad, teléfono, condiciones de las operaciones bancarias…).
Estos actos en masa escapan al esquema codificado. Por ello se ha hablado de crisis del sistema codificado.
Para contrarrestar este fenómeno, los propios particulares han dejado de comportarse como tales,
individualmente, para organizarse como grupo o grupos de defensa de sus intereses. El movimiento
“consumerista” se ha extendido en todos los países evolucionados en busca de una legislación que proteja sus
intereses.
En dicha línea, el art. 51 CE establece que los poderes públicos garantizarán la defensa de los consumidores
y usuarios, protegiendo, mediante procedimientos eficaces, la seguridad, la salud y los legítimos derechos de
los mismos. El desarrollo de dicho mandato constitucional se llevó a cabo por la Ley 26/1984, para la Defensa
de los Consumidores y Usuarios, cuyo texto refundido actualmente ha quedado establecido por el RD 1/2007.

2.- LAS FASES DE FORMACIÓN DEL CONTRATO: LA GÉNESIS PARADIGMÁTICA CLÁSICA

2.1. LA OFERTA CONTRACTUAL


El ideal del contrato viene es el “contrato personalizado”, en el que ambas partes, tras las correspondientes
negociaciones iniciales o tratos preliminares, llegan a un acuerdo sobre la celebración del contrato.
El art. 1.262 establece que “el consentimiento (contractual) se manifiesta por el concurso de la oferta y de la
aceptación…”: la propuesta contractual que realiza una persona (oferente), al ser aceptada por la otra
(aceptante), conlleva la celebración del contrato o su “perfección”.
El significado de “tratos preliminares”, “oferta” y “aceptación” depende en gran medida del tipo de contrato
a realizar y de su particular naturaleza, así como de la trascendencia económica de las prestaciones. También es
determinante el hecho el que las partes contratantes se encuentren presentes en el mismo lugar o, por el
contrario, se trate de personas distantes entre sí, o incluso estén ausentes, lo que añadiría mayores dificultades.
En cualquier caso es muy importante determinar el momento de la perfección del contrato, pues a partir de
ese momento la oferta dejará ser tal propiamente hablando o, si se quiere, pasará a ser irrevocable y podrán las
partes exigir el cumplimiento del contrato, comenzarán a correr los plazos, etc.
La oferta contractual es una declaración de voluntad emitida con la intención de celebrar un contrato y
que, por tanto, tiene que contener todos los elementos necesarios para que con la simple aceptación de la otra
parte se pueda decir que el contrato ha quedado perfecto, en el sentido de “perfeccionado”.
Hay que distinguir entre:
 Oferta al público u oferta contractual: comerciante que tiene un objeto expuesto con precio puesto, si el
comprador dice que quiere comprarla el contrato se entiende celebrado
 Invitación a contratar: persona que pregunta en una compañía aseguradora entre las distintas ofertas,
requiere posteriores precisiones por parte del posible comprador.
La oferta contractual, aisladamente considerada y mientras sea tal, se caracteriza por ser un acto unilateral y
generalmente revocable. No obstante, por disposición legal, por la propia declaración del oferente o por las
circunstancias de hecho, existen numerosas ofertas de carácter irrevocable, al menos durante un plazo temporal
determinado (por ejemplo, la Ley del Contrato del Seguro, establece que la proposición de seguro por el
asegurador vinculará al proponente durante un plazo de quince días).
La Ley sobre Comercio Minorista establece que “la oferta pública o la exposición de artículos en
establecimientos comerciales constituye a su titular en la obligación de proceder a su venta a favor de los
demandantes que cumplan las condiciones de adquisición”. Es decir, se equiparan la “oferta propiamente
dicha” con la “exposición de artículos” en escaparates y vitrinas, salvo indicación en contrario: “quedan
18

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

exceptuados (de la obligación de vender del comerciante) los objetos sobre los que se advierta, expresamente,
que no se encuentran a la venta o que, claramente, formen parte de la instalación o decorado”.
La oferta contractual requiere que se mantenga en sus condiciones iniciales en espera de aceptación de la
contraparte. Si se modifican las condiciones de la oferta por el eventual aceptante, se está realizando una nueva
oferta o “contraoferta” que, ahora, habrá de ser objeto de aceptación por quien inicialmente asumía la posición
de oferente para su perfección.

2.2. LA ACEPTACIÓN : EL VALOR DEL SILENCIO


La aceptación es una declaración de voluntad por naturaleza recepticia: es decir, debe ser dirigida al oferente
y ser plenamente concordante con la oferta (o, en su caso, con la contraoferta), con independencia de que pueda
realizarse tanto de forma expresa como tácita, o a través de hechos concluyentes que no dejen lugar a dudas
sobre la admisión de las condiciones contractuales ofrecidas.
La estricta concordancia de la aceptación respecto de la oferta ha sido resaltada por la jurisprudencia: “…si
la aceptación se formula modificando o alterando la propuesta o sometiéndola a condición, no es posible
apreciar su existencia, sino la de una simple proposición que deja el convenio en estado de proyecto”
(Sentencias del TS).
El silencio del eventual aceptante (actitud reticente) no puede interpretarse como asentimiento de la oferta.
La recepción de cualquier oferta no tiene por qué colocar a una persona en la necesidad de realizar actividad
alguna respecto de un proyecto contractual que puede venirle impuesto, supongamos, cualquier red de ventas,
por ejemplo ventas por correo de objetos que son recibidos sin previa petición. Es decir, el que calla ni afirma
ni niega, ya que el silencio no puede ser generador de obligaciones contractuales.
Sin embargo, el TS también ha admitido el silencio como afirmativo “el silencio como declaración de
voluntad cuando dada una determinada relación entre dos personas, el modo corriente de proceder implica el
deber de hablar, ya que si el que puede y debe hablar no lo hace se ha de reputar que consiente, en aras de la
buena fe”.

2.3. LA PERFECCIÓN DEL CONTRATO ENTRE AUSENTES : LA REDACCIÓN ORIGINARIA DEL CC Y DE COMERCIO
Cuando los contratantes están llevando a cabo las negociaciones en la distancia y no se puedan concluir
inmediatamente, pueden surgir importantes incógnitas en relación con el momento de perfección del contrato.
La doctrina ha ofrecido respuestas muy diversas para determinar cuando el oferente queda vinculado por la
aceptación del ofertado:
A. Teoría de la emisión: Dada la concurrencia del consentimiento de ambas partes contratantes, debe
considerarse perfecto el contrato desde el mismo momento en que el aceptante emite su declaración
de voluntad. (Escribo carta).
B. Teoría de la expedición o remisión: Bastaría con que el aceptante remitiera al oferente la
declaración de voluntad para que este último quede vinculado contractualmente. (Pongo la carta en
correos).
C. Teoría de la recepción: exige que la aceptación llegue al círculo propio de actividad del oferente,
aunque la recepción no suponga efectivo conocimiento de la aceptación por parte de éste (por no
encontrarse “presente” en el lugar correspondiente). (Llega la carta)
Hasta la Ley 34/2002, el CC se planteaba la cuestión siguiendo las pautas históricas y establecía que la
aceptación “no obliga al que hizo la oferta sino desde que llegó a su conocimiento” (es decir, el CC optaba por
la teoría del conocimiento: esto suponía dejar en manos del oferente el momento de perfeccionamiento del
contrato –ej.: recibe carta con acuse de recibo el día 4 pero no la abre hasta el día 16). Pero la doctrina ha
considerado esta conclusión excesivamente rigurosa, y se pronunció a favor de la teoría de la recepción. Según
ello, basta con que la aceptación llegue al círculo propio de la actividad del oferente. El TS nunca se ha
pronunciado sobre este tema, por lo que la doctrina se mueve en términos puramente argumentativos.
Frente a la opción seguida por el CC, el Código de Comercio (en su art. 54) se adscribía a la tesis de la
expedición o la remisión como momento perfectivo del contrato.

2.4. LA LEY 34/2002: CONTRATACIÓN AUTOMÁTICA , TELEMÁTICA Y ELECTRÓNICA


La Ley 34/2002 deja inalterado el art. 1.262 CC, que sigue estableciendo que “el consentimiento se
manifiesta por el concurso de la oferta y de la aceptación sobre la cosa y la causa que han de constituir el
contrato”. Es decir, consentimiento, objeto y causa generan o dan vida al contrato. El sistema, por tanto, sigue
intacto en el fondo.
Respecto de la perfección del contrato, la disposición adicional cuarta de la citada Ley ha modificado el
criterio de determinación, unificando además el tenor literal del resto del nuevo art. 1.262 CC (esto es,
apartados 2º y 3º) y el art. 54 CCom: ambos preceptos establecen ahora que, “hallándose en lugares distintos
19

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

(…) hay consentimiento desde que el oferente conoce la aceptación o desde que, habiéndosela remitido el
aceptante, no pueda ignorarla sin faltar a la buena fe… En los contratos celebrados mediante dispositivos
automáticos hay consentimiento desde que se manifiesta la aceptación”. Es decir, se establece que la aceptación
es determinante en los casos de contratación automática (elegir una cajita de aperitivos de una máquina
expendedora; “clikar” en el caso de contratación electrónica; sacar dinero de un cajero automático…).
Esta Ley ofrece un cuadro regulador de la contratación electrónica, aunque los fundamentos del Derecho
contractual no han sido afectados, limitándose la ley especial a consagrar la admisión de dicho tipo de
contratación, pero dejando a salvo en todo caso:
 Que los contratos electrónicos, como cualesquiera otros, serán válidos “cuando concurran
consentimiento y demás requisitos necesarios para su validez”.
 Que tales contratos se regirán por lo dispuesto en la Ley especial y en… los Códigos Civil y de
Comercio.

2.5. CONTRATACIÓN ENTRE AUSENTES Y VENTAS A DISTANCIA


Estas modalidades de contratos se regularon por varias leyes:
1. La 47/2002 LOCM, conforme a la cual “se consideran ventas a distancia las celebradas sin la
presencia física simultánea del comprador y del vendedor, siempre que su oferta y aceptación se
realicen de forma exclusiva a través de una técnica cualquiera de comunicación a distancia y dentro
de un sistema de contratación a distancia organizado por el vendedor”. También se refiere a ventas
a distancia, nacidas y desarrolladas, como actos en masa, en el entorno de un sistema de contratación
a distancia organizado por el vendedor.
2. La ley 32/2003, Ley General de Telecomunicaciones.
3. La Ley 34/2002, Ley de Contratos entre ausentes
También hay que tener en cuenta la existencia, conjunta, de contratación entre ausentes, de una parte, y, de
otra, de ventas a distancia. En ambas categorías también rigen los principios básicos del Derecho de la
contratación.

2.7. LOS TRATOS PRELIMINARES : LA RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL


En determinados casos, la oferta y aceptación suele verse precedido de una serie de conversaciones, trueque
de información, adelanto de condiciones contractuales no cerradas…: son los tratos preliminares. Es decir: no
suponen una fijación definitiva de la oferta contractual, sino la realización de actos preparatorios de un eventual
e hipotético contrato.
Un mismo tipo de contrato o una operación económica de similar entidad puede dar lugar a la existencia de
tratos preliminares o por el contrario excluirlos, puesto que se darán en función de las circunstancias de hecho
y, en particular, de la urgencia o no que exista para la celebración del contrato. Los tratos preliminares no
existen en los contratos instantáneos, en los contratos en masa, en los sometidos a condiciones generales y en
los que están predeterminados.
Nuestro CC no dedica norma alguna a los tratos preliminares, aunque pueden tener importancia para el
Derecho. Primero porque pueden coadyuvar a la interpretación del contrato; en segundo lugar porque en
determinados casos pueden dar origen a responsabilidad, calificada como “responsabilidad precontractual”,
sobre todo cuando dichos tratos preliminares han sido llevados a cabo por una de las partes sin observancia del
principio general de buena fe, para después provocar injustificadamente la ruptura de los mismos. Esto dará
lugar a la denominada “responsabilidad precontractual”, expresión que algunos autores equiparan a la culpa in
contrahendo (ineficacia o nulidad contractual a consecuencia de circunstancias que eran conocidas para una de
las partes contratantes, y se referían a contratos celebrados pero viciados de nulidad), pese a no ser
absolutamente coincidentes.
La doctrina ha otorgado un significado propio a la calificación de la “responsabilidad precontractual”,
limitando su ámbito a la ruptura injustificada de tratos preliminares, esto es, con anterioridad a la perfección del
contrato. En particular, se subraya que cuando la negociación preliminar tiene por objeto dañar a una de las
partes o a un tercero (que podría celebrar el eventual contrato con aquella) ha de buscarse un mecanismo de
exigencia de responsabilidad, aunque no se encuentre formulado legislativamente de forma expresa. Además de
recurrir al principio general de buena fe, hay una cierta conformidad utilizar también en esta situación el art.
1.902 CC que, como sabemos, constituye el soporte fundamental de la “responsabilidad extracontractual”,
reconvertida ahora en “precontractual” debido al momento del contrato.

20

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

3.- EL PRECONTRATO
Es posible que las partes lleven a cabo la celebración de un contrato preparatorio de un futuro contrato.
Suele denominarse precontrato, promesa de contrato o contrato preliminar
Nuestro CC regula dos supuestos concretos de precontrato:
 El art. 1.451, según el cual “la promesa de vender o comprar, habiendo conformidad en la cosa
y en el precio, dará derecho a los contratantes para reclamar recíprocamente el cumplimiento del
contrato”;
 El art. 1.862, al disponer que “la promesa de constituir prenda o hipoteca sólo produce acción
personal entre los contratantes…”.
Además son muy frecuentes los contratos de opción de compra en la práctica actual, a juicio de Lasarte,
encuadrables en el art. 1.451.

3.1. EL PRECONTRATO O PROMESA DE CONTRATO


La idea de precontrato se refiere a los acuerdos contractuales cuyo contenido se refiere a la celebración de
un futuro contrato. Las partes se obligan a celebrar un futuro contrato, bien mediante la prestación de nuevo
consentimiento respecto de éste, bien mediante la manifestación de una sola de las partes, por entender que la
otra se encuentra ya vinculada por el primer contrato.
De esta forma habría dos clases de promesas:
1. Promesa bilateral: las partes se obligan a celebrar un futuro contrato mediante la prestación de un
nuevo consentimiento respecto a este. Sería generadora de obligaciones para ambas partes.
2. Promesa unilateral: las partes se obligan a celebrar un futuro contrato mediante la manifestación de
una sola de las partes, por entender que la otra se encuentra ya vinculada por el primer contrato. El
promitente queda ya vinculada por el propio precontrato frente a la otra parte, promisario quien por el
contrario, no tendría obligación alguna de respetar o cumplir el precontrato celebrado.
En relación con la promesa unilateral, el art. 1.451 habla de “promesa de comprar o vender…”: cabe pensar
que lo mismo puede tratarse de una “promesa de compra” (alguien se obliga a comprar si la contraparte desea)
que de una “promesa de venta” (el vendedor queda vinculado a hacerlo; el eventual comprador, en cambio,
puede comprar o no). De ahí la conjunción disyuntiva “o” utilizada en el precepto. Así pues, una de las partes
del precontrato o promesa unilateral cuenta a su favor, respectivamente, con la opción de vender (o no) o de
comprar (o no), resolviéndose el precontrato en un verdadero contrato de opción (que veremos más adelante).
En relación con la promesa bilateral, ninguna de las propuestas doctrinales o explicaciones jurisprudenciales
llega a establecer de forma indiscutible cuáles puedan ser las razones de distinción entre el contrato
preparatorio (precontrato) y contrato definitivo, sobre todo si se aceptan las dos premisas siguientes:
1. Que todos los elementos y estipulaciones del contrato definitivo deben encontrarse presentes en el
propio precontrato para que, en rigor, pueda hablarse de tal y no de tratos preliminares más o menos
desarrollados y avanzados.
2. Que la puesta en ejecución del contrato definitivo no requiere la emisión de (nuevo) consentimiento por
las partes, pues ya en el contrato preparatorio habían expresado el acuerdo contractual.
Hasta mitad del siglo XX, se decía que el precontrato era un acto preparatorio del contrato definitivo, el cual
requería de nuevo prestación del consiguiente consentimiento. Actualmente F. de Castro y algunas sentencias
del TS aducen que la manifestación del consentimiento, así como los elementos básicos del contrato definitivo
e incluso la facultad de exigir el cumplimiento del contrato definitivo se encontraban presentes ya en la
promesa de contrato. La exigencia del cumplimiento efectivo constituiría, por su parte, una segunda fase del
iter negocial, de la que dimanarían los derechos y obligaciones concretos del contrato definitivo, cuya vigencia
habría quedado mientras tanto en suspenso por haberse reservado las partes la facultad de exigir el
cumplimiento contractual en un momento posterior a su puesta en vigor.

3.2. EL CONTRATO DE OPCIÓN


El contrato de opción se caracteriza por incorporar una promesa unilateral, en cuya virtud el optante tiene la
facultad de realizar un determinado acto jurídico, cuyo contenido vincula al promitente (la otra parte del
contrato) por la mera declaración de voluntad de aquel, siempre y cuando la opción sea ejercitada en las
condiciones establecidas en el contrato.
En términos teóricos, el contrato de opción puede tener un amplio campo de aplicación. Pero en la práctica
su operatividad se encuentra reducida a la “opción de compra” y más raramente a la “opción de venta”.
Es frecuente en nuestros días celebrar negocios preparatorios de una adquisición o enajenación futura que
aún no se tiene decidida en firme. Por ejemplo a una constructora le interesa un terreno, pero no está dispuesta a
21

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

comprarlo hasta cerciorarse de la volumetría posible de la parcela. Pero le interesa asegurárselo mientras tanto.
A cambio de ello, el dueño del terreno exigirá una compensación económica, pues no va a limitar sus
posibilidades de venta a cambio de nada. Esta operación se conoce en Derecho con el nombre de “opción de
compra”: el concedente del derecho de opción (el dueño) está otorgando un derecho de preferencia en la
adquisición al optante (la constructora) a cambio de un precio que, en la práctica, suele conocerse como
“prima” o “señal” de la opción (generalmente bajo unas condiciones entre las que destaca el plazo temporal
concedido al optante). Siendo así, el concedente del derecho de opción queda obligado a vender y es el optante
quien decidirá si compra o no.
Menos frecuente es cuando el eventual adquirente queda obligado a comprar, y es el propietario el que
puede optar entre vender o no vender: sería la “opción de venta” (en adelante omitiremos toda referencia a esta
última para no complicar la exposición).
La opción de compra:
 Tiene carácter gratuito u oneroso
 Es perfectamente lícita y posible
 Vincula al promitente
 El ejercicio del derecho o no de compra depende en exclusiva de la declaración de voluntad del
optante.
En caso de incumplimiento de lo pactado por parte del promitente, el optante puede demandar al concedente
de la opción, reclamándole la correspondiente indemnización de daños y perjuicios.
El problema no es la obligatoriedad de la opción, sino si el derecho de opción puede considerarse como un
derecho real sobre la cosa que vincule a terceros. En términos generales, sobre todo en relación con bienes
muebles, la respuesta ha de ser no; pero en relación con bienes inmuebles, el asunto es más complicado.

5.- LAS CONDICIONES GENERALES DE LA CONTRATACIÓN Y LOS CONTRATOS DE ADHESIÓN

5.1. NOCIÓN DE CONDICIONES GENERALES


El conjunto de estipulaciones, cláusulas, o contenido contractual seguido en los actos en masa es lo que se
denomina “condiciones generales de la contratación” (ej.: el clausulado que acompaña a la petición de una
tarjeta de crédito. La entidad financiera predispone o establece unilateralmente el contenido contractual; al
cliente le queda la libertad de solicitar o no la tarjeta; también para gas, agua, electricidad…). Al ser el
clausulado contractual de aplicación general, se habla en este caso de “condiciones generales de la
contratación”.
Mirado desde la perspectiva propia del consumidor o contratante, dado que la única salida que tiene es, si
quiere contar con el servicio ofrecido, asentir al contenido contractual predispuesto por la otra parte, se habla de
“contrato de adhesión”.
En la actualidad, condiciones generales de contratación y contrato de adhesión son expresiones sinónimas.

5.2. LA EFICACIA OBLIGATORIA DE LOS CONTRATOS DE ADHESIÓN


La aceptación del contrato de adhesión, jurídicamente, conlleva que éste, peor que mejor, ha prestado su
consentimiento al contrato (o, si se prefiere, al contenido modular del mismo). La cuestión a dilucidar no es la
obligatoriedad del contrato, sino evitar abusos por parte del predisponente, permitiendo que incluso la
obligatoriedad de aquel (para ambas partes, no se olvide) no obste a la posible ineficacia de alguna/s de las
cláusulas que contradigan los más elementales principios de justicia contractual o de equivalencia de las
prestaciones.
Con ello se consigue, de una parte, establecer un cierto equilibrio entre las obligaciones de ambos, al tiempo
que imposibilita que reclamaciones o demandas del usuario en relación con determinadas cláusulas lo excluyan
de la posibilidad de contar con los bienes y servicios ofrecidos en masa.

5.3. L AS CONDICIONES GENERALES DE LA CONTRATACIÓN EN DERECHO ESPAÑOL BAJO LA REGULACIÓN DEL CÓDIGO
CIVIL.
A falta de regulación de la materia en el CC, en la jurisprudencia española (desde los años 30), ha sido
tradicional recurrir a una interpretación progresista del art. 1.288 CC: “la interpretación de las cláusulas
oscuras de un contrato no deberá favorecer a la parte que hubiese ocasionado la oscuridad”, con vistas a
proteger a los ciudadanos frente a los poderes económicos que preparan y redactan las condiciones generales de
contratación. El TS se ha limitado a requerir dos requisitos para dar lugar a la interpretación contra
proferentem:

22

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

 Que el clausulado contractual (o cláusula concreta de que se trate) haya sido redactada unilateralmente
por el predisponente
 Que sea inherente a la cláusula una oscuridad material claramente favorable para el predisponente.
En los supuestos en que el art. 1.288 no podía entrar en aplicación, la jurisprudencia y la doctrina han
procurado restablecer la justicia conmutativa basándose en normas generales que excluirían la validez de las
condiciones generales de la contratación que fuesen excesivamente onerosas o lesivas para el contratante débil
(abusivas):
 Art. 7 y 1.258, en cuanto presuponen y requieren la buena fe en la contratación;
 Art. 1.256, que prohíbe dejar el cumplimiento del contrato al arbitrio de uno de los contratantes;
 Art. 1.255, que imposibilita la exclusión de responsabilidad por parte del redactor de las condiciones
generales de contratación; etc.
La contemplación jurisprudencial y doctrinal del tema y los precedentes de Derecho comparado, atrajo el
interés del legislador mediante la publicación de la Ley 7/1998 que trata sobre las condiciones generales de
contratación, recientemente ha sufrido una modificación de alguno de sus artículos por la Ley 20/2015 sobre
ordenación, supervisión y solvencia de las entidades aseguradoras y reaseguradoras.

8.- LOS CONTRATOS NORMATIVOS

8.1. LOS CONTRATOS FORZOSOS


Por contratos normativos se hace referencia a aquellos supuestos en que la ley, atendiendo a razones de
interés general, limita la autonomía privada de una de las partes, obligándola necesariamente a contratar. Entre
tales supuestos, destacamos:
a. La obligación de contratar que pesa sobre los concesionarios de servicios públicos en situación
oligopolista o monopolista. Por ejemplo, Iberia, no tiene libertad para negarme el billete que solicito, su
negativa sería un acto ilícito.
b. El alquiler obligatorio de viviendas que, susceptibles de ser ocupadas, no lo fueran por nadie estando
vacías. El Gobernador Civil, tras determinados requisitos, podría acordar que una persona se convirtiera
en inquilino “aunque el arrendador se niegue a otorgarle contrato, en cuyo caso la renta se
determinará conforme a los datos fiscales que se expresan” (TR-LAU).
c. En general, los supuestos de subrogación y sucesión en la posición arrendaticia que prevén tanto la LAU
cuanto la Ley de Arrendamientos Rústicos.
La obligación de contratar legalmente impuesta afecta a la autonomía contractual del más fuerte,
favoreciendo al débil. Pero los contratos forzosos no conllevan necesariamente que el contenido del contrato
haya de encontrarse legal o convencionalmente (por una de las partes) predeterminado. Puede ocurrir (el
contrato de transporte de Iberia está sometido a las condiciones generales homologadas por la Administración);
pero también puede darse la convencional formalización del contenido del contrato, a pesar de que una de las
partes esté obligada a contratar.

8.2. LOS CONTRATOS NORMADOS O CONTRATOS TIPO


Los contratos normados se dan cuando el conjunto de derechos y obligaciones de las partes (o contenido del
contrato) se encuentra legal o reglamentariamente determinado por los poderes públicos.
Normado: que está sometido a una “norma”, siendo ajeno a la voluntad de ambas partes contratantes (que
por otro lado serían libres de contratar o no contratar).
La distinción entre normado y forzoso es clara. Aunque lo cierto es que la mayoría de los contratos
normados son simultáneamente forzosos, sobretodo en cuanto se refieren al suministro de servicios públicos
(transporte regular, teléfono, electricidad…).
Pero no siempre es así; no siempre son forzosos: hay libertad para contratar o no: por ejemplo cuando las
Administraciones Públicas regulan préstamos bonificados en algunos puntos de interés, en beneficio de
inmigrantes, agricultores, etc. Estos grupos no están obligados a contratar, pero si lo hacen quedan obligados a
respetar el contenido contractual fijado normativamente.
El sometimiento al contenido contractual normativamente fijado ha ido aumentando en los últimos tiempos.
Son numerosísimas las disposiciones legislativas (tanto europeas cuanto de derecho interno) que, en la
búsqueda de protección a los consumidores acaban por establecer un marco normativo contractual de carácter
obligatorio.
En otros casos, las características especiales de determinados sectores económicos aconsejan la intervención
de los poderes públicos estableciendo un determinado contrato-tipo.
23

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

Por ello es común hablar de “contrato modelo” o de “modelo de contrato” para expresar la sustitución de la
autonomía privada por la formulación de una serie de cláusulas predispuestas por las propias normas jurídicas
aplicables al caso concreto de que se trate.

EXAMEN:

La aceptación: el valor del silencio ***


La perfección del contrato entre ausentes ***
Los tratos preliminares: la responsabilidad contractual
El precontrato **
El contrato de opción **

24

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

TEMA 21
CAPITULO 5

EL CONTENIDO DEL CONTRATO

1.- EL CONTENIDO DEL CONTRATO

1.1. EL CONTENIDO Y EL OBJETO DEL CONTRATO


Contenido del contrato se refiere al conjunto de derechos y obligaciones generados por el contrato. El
contenido del contrato exige determinar de una parte el cuadro de facultades, prerrogativas y derechos, y, de
otra, el conjunto de cargas, deberes y obligaciones que competen a cada una de las partes contratantes.
El objeto del contrato, son las cosas, derechos o servicios sobre los que recae el acuerdo contractual.
La diferencia entonces entre contenido y objeto, es la mayor amplitud del primero.
Pero tal distinción debe mantenerse aún incluso en caso de que se entienda que el objeto alcanza a las
prestaciones de las partes y no solo a las cosas/servicios. Así el contenido contractual estaría referido no solo a
las prestaciones contractuales, sino cualquier poder, prerrogativa o derecho de cualquiera de las partes, que en
su conjunto, constituyen el entramado contractual

1.2. LA AUTONOMÍA PRIVADA Y LAS REGLAS CONTRACTUALES


El contenido contractual depende sobre todo de la reglamentación autónoma de las partes contratantes (Art.
1.255: “pueden establecer los pactos, cláusulas o condiciones que tengan por conveniente, siempre que no sean
contrarias a las leyes, a la moral, ni al orden público”), en virtud del principio de la autonomía privada.
Pero el principio de autonomía privada no puede desvincularse del resto del ordenamiento jurídico. Por
ello, las primeras reglas contractuales a tener en cuenta son las normas imperativas existentes respecto del
contrato celebrado (ya sean generales aplicables a cualquier contrato o específicas para un determinado tipo de
contrato). Esas normas imperativas no pueden ser ignoradas ni sustituidas por acto alguno de autonomía
privada, pues son jerárquicamente preeminentes.
Como las normas imperativas son escasas, una vez respetadas, las partes pueden establecer el contenido
contractual que les parezca oportuno, en forma de pactos, acuerdos o convenios, de lo más diverso y variopinto,
pues los esquemas legales reconocidos difícilmente pueden seguir a una sociedad mucho más ágil y viva, de ahí
la importancia de los contratos atípicos.
Los contratantes están habilitados por el ordenamiento jurídico para establecer el "tipo" o "modelo" de
contrato que crean más favorable para sus intereses o más acorde con la intención perseguida. Del 1.255 cabe
deducir dos consecuencias:
 En los contratos regulados por la legislación (derecho positivo) los particulares pueden introducir las
modificaciones que consideren adecuadas
 Pueden establecerse contratos atípicos (no regulados o tipificados), mientras no sean contrarios a las
normas imperativas.
Al hablar en el 1.255 de "pactos, cláusulas y condiciones" del contrato, se presupone que el contrato es el
acuerdo básico y que pactos, cláusulas y condiciones están subordinados al mismo. Lo más acertado sería dar a
esos tres términos el mismo significado, convenio, estipulaciones concretas de los detalles. El término cláusula
recoge la tradición de llamar cláusula a las estipulaciones numeradas en los contratos escritos. El término
condición usado en el art. 1255 no tiene significado técnico, no se refiere a sucesos futuros e inciertos, sino que
se utiliza en sentido figurado
Sobre las normas dispositivas (éstas sí muy abundantes) las partes pueden sustituir el mandato de dichas
normas (las pueden “derogar”), por un pacto o regla de carácter autónomo. Pero si las partes no proceden a tal
sustitución, el mandato normativo de las reglas dispositivas pasa a formar parte del contenido contractual.

2.- LA CONDICIÓN

2.1. NOCIÓN GENERAL Y REQUISITOS


La celebración de un contrato puede quedar sujeta a condiciones que afectan directamente a la eficacia del
mismo. Tales condiciones son admisibles conforme al principio de autonomía privada y, por tanto, pueden
incorporarse a cualquier contrato por voluntad de las partes. En tales casos se habla de elemento accidental del
contrato, se refiere a que no es un elemento esencial, ya que el contrato no tiene por qué ser sometido a
condición, pero las partes así lo deciden.

25

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

Pero una vez las partes someten el contrato a condición, ésta deja de ser mero accidente para convertirse en
el elemento esencial para la propia eficacia del contrato. La eficacia del mismo depende de un suceso
futuro/incierto, cuyo efectivo acaecimiento o falta de acaecimiento reúne características para que pueda
hablarse de condición.
Requisitos o características:
1. El suceso contemplado como condición tiene que ser posible.
2. Las condiciones no pueden ser contrarias a las leyes ni a las buenas costumbres.
3. El acaecimiento (o falta de él) del suceso contemplado como condición no puede depender de la
voluntad de los contratantes. La razón de ello es clara: “la validez y el cumplimiento de los
contratos no pueden dejarse al arbitrio de uno de los contratantes” (Art. 1256).
La inclusión de una condición en un clausulado, no tiene sentido salvo caso de que el contrato se entienda
realmente celebrado y, por tanto, perfeccionado. En caso contrario, bastaría con plantear la eventualidad
elevada a condición en los tratos preliminares.

2.2. CONDICIÓN SUSPENSIVA Y CONDICIÓN RESOLUTORIA


La consecuencia fundamental de "condicionar" un contrato (afectar a su eficacia), requiere primero que el
contrato sea tal, es decir, que esté válidamente celebrado, que sea perfecto.
Condición suspensiva: cuando la eficacia del contrato depende del acaecimiento de la condición, ya que
hasta que no se produzca el evento futuro o incierto los efectos propios del contrato se encuentran “en
suspenso”, sin que hayan empezado a generarse.
La condición supone la eficacia del contrato
Condición resolutoria: el acaecimiento de dicha condición supone la ineficacia sobrevenida del contrato.
La condición trae consigo la ineficacia del contrato.
La condición supone la ineficacia del contrato.
El acaecimiento de la condición opera con efectos retroactivos: los derechos y obligaciones de las partes se
adquieren y asumen, respectivamente, desde el momento de celebración del contrato.

2.3. LA CONDITIO IURIS O CONDICIÓN LEGAL


Frente a la condición voluntaria o propiamente dicha, se emplea el termino conditio iuris o condición legal
para expresar que en ciertos casos, la ley subordina la eficacia de un contrato/negocio (por ejemplo testamento)
al acaecimiento de un suceso futuro, ajeno a voluntad de las partes (se requiere que el testador fallezca para que
el testamento tenga eficacia
La conditio iuris no está contemplada en CC. En realidad poco o nada tiene que ver la conditio iuris con la
condición (u obligación condicional) pues:
a. La condición es un elemento accidental o contingente (no necesario) del contrato, mientras que la
denominada conditio iuris constituirá un presupuesto legal y necesario de eficacia del contrato.
b. El cumplimiento de la conditio iuris no tendrá por principio eficacia retroactiva, a diferencia de lo
que ocurre en las relaciones contractuales sometidas a condición.

ELEMENTO EFECTOS
CONDICIÓN Accidental Eficacia retroactiva
CONDITIO IURIS Presupuesto legal y necesario Por principio no tendrá eficacia retroactiva

3.- EL TÉRMINO O PLAZO

3.1. PLANTEAMIENTO
El término es el momento temporal en que:
a. Comienzan o terminan los efectos de un contrato, opera como elemento accidental del contrato,
afectando a su eficacia; o bien,
b. Ha de llevarse a cabo el cumplimiento de una obligación determinada (contractual o extracontractual),
está referido solo a la ejecución del contrato (cumplimiento)
El CC regula con detalle las obligaciones a plazo (Art. 1125 y ss), pero apenas se refiere al término como
elemento integrante. Algo similar ocurre con la Ley 3/2004, de lucha contra la morosidad en las operaciones
comerciales. En ella, no hay contemplación del término en sentido propio, sino que la ley solo contempla
plazos propiamente dichos.
Sin embargo la litigiosidad de la materia, es mucho más compleja en los supuestos relativos al término de
cumplimiento que en la derivada de obligaciones a plazo.

26

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

3.2. EL TÉRMINO COMO ELEMENTO ACCIDENTAL : TÉRMINO INICIAL Y FINAL


El término es el momento temporal en que comienzan o terminan los efectos (elemento accidental) de un
contrato. Puede consistir tanto:
 En la fijación de una fecha concreta futura,
 En un período temporal determinado, contado a partir de la celebración del contrato o
 En la fijación de una fecha indeterminada pero determinable por referencia a un evento futuro.
Para poder hablar de término es necesario que el acaecimiento futuro se produzca de forma segura aunque
no se sepa cuándo ocurrirá (por ejemplo fallecimiento de alguien), a diferencia de la condición en la que queda
en la incertidumbre.
1. Término inicial: día cierto a partir del cual un contrato genera los efectos que le son propios.
Paralelismo con condición suspensiva.
2. Término final: día cierto en que los efectos propios del contrato se darán por concluidos.
Paralelismo con condición resolutoria.

3.3. EL TÉRMINO DE CUMPLIMIENTO : TÉRMINO ESENCIAL


Se habla de término esencial cuando el cumplimiento de determinadas obligaciones excluye de forma
absoluta que se pueda llevar a cabo con posterioridad a la fecha o al día señalado (por ejemplo: pianista en la
boda). El cumplimiento extemporáneo equivale a un verdadero incumplimiento, al no satisfacer el interés del
acreedor.

4.- EL MODO

4.1. NOCIÓN Y ÁMBITO


El modo consiste en una carga o en un gravamen añadido en algunas ocasiones a los “actos de liberalidad”,
como la donación y el testamento. El ámbito son los negocios gratuitos, pues según afirmación clásica e
indiscutible, el modo no puede incorporarse a los negocios onerosos. Es un elemento accidental.

4.2. RÉGIMEN BÁSICO


El modo consiste en una obligación accesoria impuesta al beneficiario de una determinada liberalidad por el
disponente de ésta (ej: regalo una finca a mi sobrina y le impongo la carga de regalar una cesta en Navidad a
cada empleado) que, inicialmente, no afecta ni suspende la atribución patrimonial realizada con carácter
gratuito, ni la convierte en onerosa.
El modo es accesorio respecto de la liberalidad en que consiste el “negocio gratuito”. En caso de que el
modo impuesto consista en una carga de carácter ilícito o imposible, se tendrá por no puesto o ineficaz,
mientras que la validez de la liberalidad se mantendrá.
La carga modal es obligatoria para el beneficiario de la liberalidad, y en caso de incumplimiento imputable a
éste, la liberalidad puede ser revocada si las personas legítimas (en el caso de la donación, el donante y sus
herederos) ejercitan la oportuna acción de revocación, o la “devolución de lo percibido con sus frutos e
intereses” (en el caso de la institución de heredero o legatario).
En las donaciones, la legitimación activa para exigir el cumplimiento del modo corresponde al donante y
herederos, lo que supondrá la vuelta de lo donado al patrimonio del donante.

5.- LOS CONTRATOS TÍPICOS Y ATÍPICOS

5.1. LOS CONTRATOS TÍPICOS


Son aquellos esquemas contractuales que están legalmente contemplados y a los que el Derecho objetivo
proporciona una regulación con carácter general, que permitirá la resolución de la mayor parte de lagunas que
presente el clausulado contractual establecido por los contratantes (son ej.: compraventa, arrendamiento,
contrato de edición…).
Su regulación objetiva se limita a ofrecer el marco básico del contrato de que se trate, mediante escasas
normas de carácter imperativo, al tiempo que se permite a las partes modificar el resto de la disciplina legal,
que se caracteriza por tener naturaleza dispositiva. En el caso de que los particulares, por comodidad o
impericia, dejen sin regular algún extremo, la disciplina legal se aplicará de modo supletorio.

5.2. LOS CONTRATOS ATÍPICOS


Son los contratos que, aun careciendo de reconocimiento legal y de regulación positiva, reúnen los
requisitos esenciales de la genérica figura contractual (Ar. 1261 CC y concordantes)

27

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

Ante la eventualidad de que las figuras atípicas sirvan para burlar prohibiciones legalmente fijadas para los
contratos típicos, doctrina y jurisprudencia insisten en la necesidad de una causa lícita.
En base al Art. 1255 CC y otros similares la jurisprudencia considera indiscutible el que la libertad
contractual derivada de la iniciativa económica privada conlleva que las personas puedan estructurar libremente
figuras contractuales no consagradas aun legalmente.
La celebración del contrato atípico supone estructurar un modelo contractual que no cuenta con una
regulación supletoria ad hoc, por lo que conviene perfilar muy cuidadosamente las reglas o cláusulas
contractuales de éste, para evitar imprevisiones en la ejecución efectiva del contrato.
Este es el problema fundamental, pues en caso de litigio entre las partes, poco previsoras en el
establecimiento del clausulado contractual, ¿qué normas se aplicarían supletoriamente? Según la doctrina se
han propuesto distintas opciones:
 Teoría de la absorción. Una vez acercado el contrato atípico al esquema contractual típico que le resulta
más próximo, se le aplicarán las normas de éste, por ser el elemento preponderante.
 Teoría de la combinación. Se deberán tener en cuenta, conjuntamente, la regulación supletoria de todos
aquellos modelos contractuales típicos que parcialmente estén presentes en el contrato atípico.
 Teoría de la aplicación analógica. Habían de aplicarse las normas propias del contrato típico que presente
mayor identidad de razón y siempre conforme a las reglas internas de la aplicación analógica de las normas
establecidas en el Código Civil.
Las propuestas doctrinales con poco operativas, por lo que la jurisprudencia del Tribunal Supremo atiende a
la justicia del caso concreto, sobre la base de diseccionar lo mejor posible la voluntad de las partes, y
atendiendo a la aplicación de las normas generales de contratación.
Serían ejemplos de contratos atípicos, además del contrato de mediación o corretaje y el de garaje, también
el de franquicia, leasing o el factoring.

EXAMEN:

La condición: concepto y clases*****


Condición suspensiva y resolutoria**
El término como elemento accidental del contrato

28

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

TEMA 22
CAPITULO 6

LA INTERPRETACIÓN E INTEGRACIÓN DEL CONTRATO

1.- INTRODUCCIÓN: INTERPRETACIÓN, CALIFICACIÓN E INTEGRACIÓN DEL CONTRATO


La ejecución de un contrato no siempre es pacífica, sino que frecuentemente plantea problemas de carácter
interpretativo sobre la significación de las cláusulas del mismo o sobre la voluntad de las partes contratantes.
Interpretar equivale a desentrañar el significado exacto, el alcance concreto o el preciso sentido de algo,
trátese de una norma o de un contrato (lex privata). La existencia de criterios interpretativos de diferente signo
no supone excluir la posible combinación de varios de ellos. Pero tal paralelismo tampoco supone identificar
ambos supuestos de interpretación (norma o contrato), dada la diferencia esencial entre un mandato y un pacto
contractual, pues en este, se trata de desentrañar el acuerdo de voluntades de los contratantes.
La exacta determinación del contenido del contrato y, por tanto, la efectiva ejecución del mismo puede:
 Excepcionalmente, en casos de contratantes particularmente puntillosos y previsores, hacer
facilísima la interpretación del contrato.
 Pero en la mayoría de los casos, la interpretación se hace difícil por la insuficiencia del clausulado
contractual, que no suele contener elementos suficientes para prever todas las consecuencias o
incidencias del cumplimiento de las obligaciones derivadas del contrato e incluso algunas cláusulas
pueden resultar contradictorias con el derecho imperativo.

En muchos casos, la exacta determinación del contenido contractual no habría de derivarse solo de la
actividad interpretativa de forma exclusiva, sino que sería necesario proceder a fijar su naturaleza
(calificación) y sobre la misma base, extraer todas las consecuencias que sea conformes a la buena fe, al uso y
a la ley (la llamada integración del contrato). Estas tres operaciones (interpretación, calificación e integración)
y en ese orden están dotadas de su propia operatividad y cierta autonomía conceptual.

2.- LA INTERPRETACIÓN DEL CONTRATO

2.1. UBICACIÓN LEGAL Y CARÁCTER NORMATIVO DE LOS CRITERIOS INTERPRETATIVOS


El CC recoge con cierto detalle los criterios interpretativos (Art 1281 a 1289) que deben imperar en la
averiguación del significado de la lex contractus. La doctrina se mostró durante cierto tiempo poco favorable a
reconocer carácter propiamente normativo a las reglas sobre interpretación, considerándolas simples máximas.
Sin embargo, para la doctrina actual las reglas contenidas en dichos artículos son normas jurídicas vinculantes
para el intérprete (abogado, árbitro, juez, autoridad, etc.). Tampoco cabe duda respecto de su aplicación a los
contratos mercantiles.
Ahora bien, dichos artículos citados contienen criterios de diferente naturaleza e, incluso, puede que
ninguno de ellos sea adecuado para desentrañar el verdadero significado del contrato. La aplicación de tales
normas no puede plantearse de forma incondicional sino ponderando cuidadosamente el supuesto de hecho a
considerar. No se trata de estudiar simplemente dichos artículos, pues el CC utiliza de forma cruzada criterios
interpretativos de muy diverso signo y carácter.

2.2. INTERPRETACIÓN DE LOS CONTRATOS Y CASACIÓN


La trascendencia de la naturaleza normativa/ axiomática de las reglas sobre la interpretación tiene un
trasfondo práctico: determinar si la posible infracción de las reglas interpretativas por los Tribunales de
instancia puede dar origen al recurso de casación ante el TS.
La Sala 1ª del TS contesta afirmativamente en numerosas sentencias, por lo que niega que la interpretación
sea una cuestión de mero hecho, y afirma la naturaleza normativa de los artículos. Pero en términos prácticos,
el TS suele mantener la interpretación de los Tribunales de instancia, salvo que contradiga la interpretación
interna de los artículos o sea manifiestamente arbitraria.
En la LEC 2000, se regula el recurso de casación en los 477 y ss, y se establece que el único motivo de
casación “en la infracción de normas aplicables para resolver las cuestiones objeto del proceso” y de otra parte,
al “interés casacional”, se mantiene el sentido propio del recurso, sin que queden por tanto excluidas de dicho
recurso las normas reguladoras de la interpretación de los contratos.
La STS 215/2009 en la que compañías que habían actuado como agentes de un jugador demanda al Futbol
club Barcelona establece que la interpretación de los contratos es una facultad que corresponde a los tribunales

29

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

de instancia, pero que puede ser modificada en casación cuando resulta ilógica o contraria a las normas que
disciplinan. Conceptos similares manejan otras Sentencias del Tribunal Supremo.

3.- LOS CRITERIOS INTERPRETATIVOS DE CARÁCTER SUBJETIVO


La interpretación subjetiva es la que trata de indagar tanto la voluntad de cada parte, como la intención
común de ambas.
Proporciona el CC para ello los siguientes criterios:
1. La intención de los contratantes asume primacía frente a la fórmula contractual (art. 1281 CC).
2. Cuando la discordancia entre la intención de las partes y los términos del contrato no resulta evidente y
los términos utilizados sean claros, debe mantenerse la interpretación literal. Se refiere a cuando los
términos de la cláusula del contrato son claros y con armonía entre las palabras y el significado final. De
este modo no existe duda o ambigüedad no es necesario interpretar
3. Respecto a los extremos de carácter complementario o de detalle: la intención de las partes debe
prevalecer sobre los términos contractuales, cualquiera que sea la generalidad de estos (Art. 1283 CC).
4. Para determinar el elemento volitivo (lo querido por las partes) es necesario prestar atención a los actos
constatables realizados por las partes (Art. 1282 CC), incluso los actos precontractuales o tratos
preliminares. Por ello ordena el 1282 que “para juzgar la intención de los contratantes deberá atenderse
principalmente a los actos de estos, coetáneos y posteriores al contrato”. No excluye la consideración de
los actos precontractuales (en particular, los tratos preliminares), que adquieren relevancia en sede
interpretativa. Así lo tiene reiterado el TS, así como que el art 1282 es supletorio del 1281.1

4.- LOS CRITERIOS INTERPRETATIVOS DE CARÁCTER OBJETIVO


La distinción entre interpretación subjetiva y objetiva no impide la posibilidad de comunicación entre las
dos. En principio algunas reglas legales interpretativas tienen preponderantemente carácter objetivo. Es decir,
actúan en un ámbito tendencial distinto al de la voluntad de los contratantes, ofreciendo como resultado la
llamada interpretación objetiva. Tales reglas de carácter objetivo serían:

4.1. LA INTERPRETACIÓN SISTEMÁTICA


 Art. 1285 CC: “Las cláusulas de los contratos deberán interpretarse las unas por las otras, atribuyendo a las
dudosas el sentido que resulte del conjunto de todas”
 Jurisprudencia: “un contrato… es un todo coherente y unitario que no admite radicales separaciones…
puesto que cada cláusula encuentra su razón de ser y justificación en el conjunto armónico de todas las
demás” (STS).

4.2. LA EXCLUSIÓN DE LA ANFIBOLOGÍA Y EL PRINCIPIO DE CONSERVACIÓN DEL CONTRATO


Las normas legales tienen por objeto la exclusión de la anfibología (palabras usadas adrede que tienen más
de un sentido), esto es, evitar el doble sentido, sin sentido o pluralidad de acepciones de una fórmula, giro o
término. Dos artículos presiden esta idea motriz:
 Art. 1286 CC: “las palabras que puedan tener distintas acepciones serán entendidas en aquella que sea
más conforme a la naturaleza y objeto del contrato”. Va dirigido a evitar querellas lingüísticas sobre los
términos, técnicos o no, utilizados.
 Art. 1284 CC: “si alguna cláusula de los contratos admitiere diversos sentidos, deberá entenderse en el
más adecuado para que produzca efectos”. Este artículo tiene gran importancia en los conceptos de
interpretación, además recalca el principio de conservación del contrato que opera con carácter general.

4.3. LOS USOS INTERPRETATIVOS


Art. 1287 CC: “El uso o la costumbre del país se tendrán en cuenta para interpretar las ambigüedades de los
contratos, supliendo en éstos la omisión de cláusulas que de ordinario suelen establecerse “. El art. 1287 CC
dispone que las ambigüedades de los contratos se interpretarán teniendo en cuenta el uso “del país” (debe
entenderse como el lugar de celebración del contrato).
Dichos usos desempeñan una función auxiliar en la determinación del contenido del contrato. Los usos
normativos en este caso tienen valor de norma en cuanto a costumbre. Su función no es de carácter
interpretativo sino integrador.

4.4. LA INTERPRETACIÓN CONTRA STIPULATOREM


El art. 1288 CC prohíbe que el resultado interpretativo al que se llegue favorezca al redactor o autor de las
cláusulas oscuras o ambiguas. Este mandato normativo es una derivación del principio de la buena fe que debe

30

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

presidir el ejercicio de los derechos subjetivos. Esto tiene especial trascendencia en las condiciones generales
de contratación y sobre todo en los contratos de seguros.
La interpretación contra stipulatorem es aplicable a todo supuesto contractual, individualizado
(personalizado) o en serie, aunque su aplicación jurisprudencial destaca más en materia de condiciones
generales de la contratación.
Es dudoso, sin embargo, que pueda extenderse el principio de buena fe hasta extremo de afirmar que, la
interpretación (subjetiva u objetiva) debe estar presidida por la buena fe, pues esta es un canon de conducta y
no un criterio interpretativo en sentido técnico.

5.- EL ARTÍCULO 1.289 DEL CÓDIGO CIVIL


El art. 1289 CC es desolador ya que reconoce que puede resultar “absolutamente… imposible resolver las
dudas por las reglas establecidas en los artículos precedentes”. Esto es, el resultado final de la interpretación
puede abocar en la absoluta inutilidad de dicho procedimiento para desentrañar el significado del acuerdo
contractual. Ante esto, el art. 1289 CC obliga a distinguir según las dudas recaigan sobre:
 Circunstancias accidentales del contrato: la consecuencia normativa es una manifestación más del
principio de conservación del contrato.
 El objeto principal del contrato: el precepto se pronuncia abiertamente por declarar la nulidad de un
acuerdo cuyo contenido sigue siendo una incógnita.
Es poco frecuente en la práctica contractual esta eventualidad referida en el art. 1289 y por otra parte, el art.
1289 desempeña un papel subsidiario respecto de los precedentes (Art. 1281 a 1288). Por este motivo el TS
excluye su aplicación efectiva, por considerar que esta requiere siempre “situaciones contractuales
particularmente dudosas” que raramente suelen darse.

5.1. LAS CIRCUNSTANCIAS ACCIDENTALES DEL CONTRATO


El art. 1289.1 CC, en el supuesto de que la falta de operatividad de la interpretación recaiga sobre las
circunstancias accidentales del contrato, distingue a su vez según sea el contrato oneroso o gratuito.
Circunstancias accidentales del contrato no puede equipararse a los denominados elementos accidentales del
contrato.
 Elementos accidentales del contrato: si existen, son predeterminantes respecto de la propia eficacia
del contrato.
 Circunstancias accidentales del contrato: hay que entenderla referida a extremos o detalles del mismo
que no afecten propiamente a su general eficacia (lugar de entrega de la cosa; color del coche, que no se
precisó, etc.).
 En los contratos gratuitos habrá de optarse por la menor transmisión de derechos e intereses, se
apoya en el favor debitoris, y en este caso el deudor es el donante
 En los contratos onerosos, la duda se resolverá en favor de la mayor reciprocidad de intereses, es
decir procurando que el resultado de la interpretación garantice la equivalencia de prestaciones para
cada una de las partes.

5.2. EL OBJETO PRINCIPAL DEL CONTRATO


El art. 1289.2 CC dispone que “si las dudas… recayesen sobre el objeto principal del contrato, de suerte que
no pueda venirse en conocimiento de cuál fue la intención o voluntad de las partes contratantes, el contrato será
nulo”.
La referencia al objeto principal del contrato no resulta clara. La mayoría se inclina por identificar “objeto
principal” con el fin principal del contrato, que no es otro que la causa en sentido objetivo.
A juicio de Lasarte la expresión objeto principal del contrato no equivale solo y exclusivamente a lo que
técnicamente es el objeto del contrato, sino a algo más. Puede estar referido a los elementos esenciales del
contrato, a los propios elementos accidentales, y a cualquier otras circunstancias (no accidentales) que puedan
desempeñar un papel determinante respecto del contenido del contrato. Ejemplos: duda respecto de una
condición (resolutoria o suspensiva); hipotética conducta dolosa que no ha podido probarse; motivo ilícito. Al
tratarse de un punto fundamental relativo a la admisibilidad y eficacia (y no circunstancia accidental) el
principio de conservación del contrato no debería prevalecer sobre la concreta sanción de nulidad que establece
el CC (1289.2)

6.- LA CALIFICACIÓN DEL CONTRATO


Es frecuente que las partes yerren en el momento de celebración del contrato confundiéndose de nombre (ej:
depósito por comodato) o previendo cláusulas que entienden erróneamente como legalmente imperativas.
Surgido el litigio, dichos yerros se pondrán de manifiesto en el momento interpretativo y lo primero que se
31

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

debe determinar es la calificación del contrato, es decir, identificar el tipo o esquema contractual (típico o
atípico) celebrado, para determinar entre otras cosas el régimen legal imperativo o las normas supletorias
aplicables a ese contrato.
La denominación dada por las partes al contrato no les vincula ni a ellas, ni al Juez. El Juez tendrá que
deducir el contenido contractual del clausulado y/o las pruebas realizadas en el proceso. La calificación dada
por los contratantes tiene carácter orientativo y no vincula al juzgador.
Las partes pueden usar de su autonomía de voluntad para realizar el contrato, pero una vez perfeccionado
este, la autonomía se reduce a los términos, alcance y efectos convenidos en el mismo.

7.- LA INTEGRACIÓN DEL CONTRATO

7.1. ALCANCE Y SIGNIFICADO DEL ARTÍCULO 1.258 DEL CÓDIGO CIVIL


Generalmente, la interpretación y la calificación del contrato, son operaciones lógicas cuyo resultado ofrece
consecuencias positivas en relación con el contenido del contrato, esto es, con la precisa determinación de los
derechos y obligaciones de las partes.
Sin embargo, en otros casos, tales determinaciones no habrían de derivarse solo de la actividad interpretativa
y calificadora de forma exclusiva, sino que, con base en su naturaleza, sería necesario extraer consecuencias
complementarias acordes con el conjunto del sistema normativo. Dicha operación es la integración del contrato.
La integración del contrato, es su adecuación al ordenamiento jurídico, pudiendo suponer
 Una agregación de derechos y obligaciones no contemplados por las partes;
 La sustitución de determinadas estipulaciones convencionales por otras impuestas por el
ordenamiento o,
 La declaración de nulidad de algunas de las cláusulas contractuales.
La integración del contrato se encuentra contemplada en el art. 1258 CC, que tras identificar el momento de
perfección de los contratos con el mero consentimiento, establece que estos “obligan no sólo al cumplimiento
de lo expresamente pactado, sino también a todas las consecuencias que, según su naturaleza, sean conformes a
la buena fe, al uso y a la ley”. La segunda parte del artículo establece el alcance obligacional del contrato, y no
es un precepto interpretativo (como mantiene la doctrina más conservadora). El sentido normativo del 1258 es
delimitar la autonomía contractual impidiendo que se infrinjan los efectos contractuales impuestos por las más
elementales reglas del tráfico jurídico.
La norma considerada es un precepto de carácter imperativo (ius cogens) que se aplica con independencia de
la voluntad de las partes. Su aplicación no requiere que haya laguna contractual, sino que entra en juego incluso
cuando las partes han previsto extremos que son indisponibles por los particulares. En tal caso las cláusulas
pactadas habrían de ser sustituidas por las legalmente aplicables.
La eficacia normativa directa del 1258 responsable de la integración del contrato ha sido utilizada por el TS
en varias sentencias, por ejemplo imponiendo a una constructora cumplir con las obligaciones dimanantes de la
actividad publicitaria (viviendas entregadas sin piscina y canchas de tenis cuando la publicidad indicaba que si
tenían). Pese a esto no es extraño ver sentencias que otorgan al art. 1258 CC un valor meramente interpretativo.

7.2. LOS MEDIOS DE INTEGRACIÓN


Señala como tales el art. 1258 CC la buena fe, el uso y la ley. Sin embargo, el escalonamiento jerárquico de
dichos medios debe ser al contrario.
Al ser establecidos por una norma de carácter imperativo, tales medios son calificados por algunos como
heterointegradores, en contraposición con los métodos de autointegración del contrato, en los cuales las lagunas
contractuales podrían ser suplidas o llenadas otorgando a la reglamentación contractual una capacidad
expansiva que le permitiera deducir una regla complementaria que evitara recurrir a los medios legales de
heterointegración. Con esta propuesta, se está proponiendo convertir a la analogía en medio de interpretación e
integración del contrato, lo que es criticable, pues la analogía, expresamente permitida en relación con las
normas, no parece que pueda desempeñar papel alguno en materia de integración. Por tanto, limitaremos la
exposición a los medios legales de integración según el art. 1258 CC:

A. La ley:
La norma imperativa aplicable a un supuesto contractual determinado conformará e integrará el régimen del
mismo con primacía incluso sobre el acuerdo o clausulado contractual.
Las normas dispositivas, en cuanto son disponibles por las partes, sólo integrarán el contrato cuando
contemplen un elemento natural del mismo que no haya sido contemplado o regulado de forma distinta a la
legalmente prevista (gastos de escritura, contenido típico del saneamiento por evicción, gratuidad del depósito).

32

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

B. Los usos normativos:


En el art. 1.258 tienen carácter normativo, y por tanto integran el acuerdo contractual en cuanto costumbre.
Ahora bien, al igual que las normas dispositivas, en caso de ser conocidos y no queridos por las partes pueden
ser excluidos del acuerdo contractual. La autonomía privada conlleva la posibilidad de excluir la aplicación de
las normas consuetudinarias.
C. La buena fe:
Es simultáneamente principio general del Derecho y un medio integrador. No puede ser entendida desde una
perspectiva subjetiva, sino que se superpone al propio comportamiento de las partes y configura el contenido o
los efectos del contrato de acuerdo con las reglas de conducta socialmente consideradas como dignas de
respeto.
Por ello, en el 1258 la buena fe no debe ser entendida en un sentido subjetivo, sino como un criterio
ordenador de las relaciones contractuales, que se superpone al propio comportamiento de las partes y configura
el contenido o los efectos del contrato de acuerdo con las normas de conducta socialmente consideradas dignas
de respeto.

EXAMEN:

Los criterios interpretativos de carácter objetivo**


Los criterios interpretativos de carácter subjetivo
Medios de integración
La integración del contrato

33

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

TEMA 23
CAPITULO 7

LA EFICACIA DEL CONTRATO

1.- LOS EFECTOS PROPIOS DEL CONTRATO


El objetivo de cualquier contrato es crear un entramado de derechos y obligaciones entre las partes, cuyo
alcance depende de su naturaleza, del tipo contractual elegido y de las estipulaciones concretas, todo eso
partiendo de la base de que el acuerdo contractual es una manifestación de la autonomía privada que el
ordenamiento jurídico reconoce a los particulares, calificados como partes.
Desde antiguo, el contrato se ha configurado como un acuerdo privado que, por principio, está referido a las
partes contratantes y que no puede interesar a terceros, por no verse ellos beneficiados ni perjudicados. Aunque
la regla general es que el contrato sólo afecta a las partes contratantes y no a terceros, en raras ocasiones, sí
existen contratos que pueden tener efectos en relación con terceros, casi siempre beneficiosos y muy raramente
perjudiciales.
Pero para evitar visiones desenfocadas (sobre todo al exponer los "contratos en favor de tercero") advertir
que, normativamente, el contrato como regla, sigue siendo res inter alios acta (la cosa entre otros actúa, un
acuerdo entre partes no puede afectar a un tercero que no forma parte del mismo), dato que está ratificado
estadísticamente.

1.1. LOS EFECTOS INTER PARTES : EL PRINCIPIO DE LA RELATIVIDAD DEL CONTRATO


Para acreditar q la regla general es q los contratos son acuerdos de naturaleza estrictamente particular nos
remitimos a los 1257.1 y 1091 CC
El art. 1257.1 CC establece que “Los contratos sólo producen efectos entre las partes que los otorgan y sus
herederos, salvo, en cuanto a éstos, el caso en que los derechos y obligaciones que proceden del contrato no
sean transmisibles, o por su naturaleza, o por pacto, o por disposición de la ley”. Es decir: los contratos
despliegan su eficacia exclusivamente con relación a las partes contratantes y, para el caso de que cualquiera de
éstas haya fallecido, sus herederos, siempre y cuando los derechos y obligaciones dimanantes del contrato no
tengan carácter de personalísimos.
Por otro lado, el art. 1091 CC considera al contrato como fuente de las obligaciones: “Las obligaciones que
nacen de los contratos tienen la fuerza de ley entre las partes contratantes y deben cumplirse al tenor de los
mismos”. La fuerza de ley que dicho artículo atribuye al contrato es un vínculo entre las partes contratantes y la
circunstancia de que la eficacia del contrato haya de restringirse al ámbito propio de los contratantes.
Con la expresión de principio de relatividad del contrato se trata de poner de manifiesto que la eficacia del
contrato como categoría no tiene alcance general respecto de la colectividad, sino un alcance limitado a las
partes contratantes, sin que pueda generar derechos y obligaciones respecto a personas extrañas o pueda
atribuírsele un alcance general.
Las partes contratantes son quienes asumen las obligaciones y ostentan los derechos derivados de la
relación contractual, con independencia de su material y efectiva participación en la celebración del contrato
(pensemos en representantes, abogados o corredores de ganado). Y fallecidos estos, serán sus herederos, los
que serán considerados igualmente partes, salvo en cuanto a derechos y obligaciones de carácter personalísimo.

1.2. LA POSIBLE EFICACIA DEL CONTRATO EN RELACIÓN CON TERCERAS PERSONAS


La regla general de la relatividad del contrato tiene excepciones, sobre todo en relación con los contratos a
favor de tercero.

2.- LOS CONTRATOS EN FAVOR DE TERCERO


La existencia de contratos generadores de derechos en favor de tercero se encuentra en el art. 1257.2 CC:
“Si el contrato contuviere alguna estipulación en favor de tercero, éste podrá exigir su cumplimiento, siempre
que hubiese hecho saber su aceptación al obligado antes de que haya sido aquella revocada”. Este tipo de
contratos se basa en el deseo de favorecer a una persona ajena a las partes otorgantes
Ejemplos de contratos a favor de tercero (compra de un viaje de novios por familiares, regalo de un viaje
por parte de la empresa a sus trabajadores, seguro de vida a favor del conyugue, rentas a favor de hijos, etc.).

34

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

2.1. PARTES CONTRATANTES Y BENEFICIARIOS


La existencia de un contrato o de una estipulación contractual en favor de un tercero presupone que éste,
pese a no haber sido parte contratante, es titular de un determinado derecho de crédito que puede exigir
directamente a la parte contratante que resulta obligada al cumplimiento (a esta parte obligada al cumplimiento
el CC la denomina “obligado” y la doctrina la denomina “promitente”). A la parte contratante que genera el
beneficio para el tercero recibe el nombre de “estipulante”.
La jurisprudencia del TS ha declarado reiteradamente que el beneficiario debe ser titular del derecho de
crédito y no un mero adiectus solutionis causa (receptor de la prestación).
El beneficiario, en cuanto no es parte contractual, no tiene por qué acreditar capacidad alguna de obrar, ni
siquiera es necesario que sea persona (puede tratarse del nasciturus o del concepturus), pues en todo caso la
gestión de sus intereses podría ser perfectamente atendida por sus representantes legales.
Generalmente, en la práctica, la concreta y expresa determinación del beneficiario/s tiene lugar en el propio
contrato, pero cabe reservar la posibilidad de que el estipulante lo designe a posteriori.

2.2. LA ACEPTACIÓN POR EL BENEFICIARIO EN RELACIÓN CON LA REVOCACIÓN DE LA ESTIPULACIÓN


El art 1257.2 CC determina que, a partir de la aceptación del beneficiario, la eventual revocación de la
estipulación beneficiosa deviene ineficaz: las partes contratantes quedan obligadas a respetar el contenido
beneficioso para el tercero. Pero la norma deja en la sombra algunas cuestiones:
Determinar el nacimiento del derecho de crédito a favor de tercero:
 Cuando se perfecciona el contrato a favor de tercero: opinión mayoritaria de la doctrina
 Cuando el beneficiario acepta: el art. 1257 ni habla de aceptación ni la convierte en condición para
la adquisición del derecho, sólo precisa que la puesta en conocimiento de la aceptación impide la
revocación y posibilita la exigencia del cumplimiento del contrato al obligado o prominente. Pero de
la jurisprudencia del TS interpretando este precepto se extrae que “solo de la aceptación antes de la
revocación deviene titular de la prestación el beneficiario”, convirtiéndola en condición para el
contrato.
Así, la aceptación debe configurarse como un presupuesto de la consolidación del derecho del beneficiario
Hay bastante libertad en la forma de la aceptación: expresa o tácita, por palabras o por hechos, mientras no
se haya producido la revocación, pudiendo deducirse incluso del hecho de que el tercero reclame al obligado el
cumplimiento del contrato.

3.- LOS CONTRATOS EN DAÑO DE TERCERO


Cuando a causa de la celebración de un contrato su objeto incorpora un resultado dañoso para terceros
podría hablarse de “contratos en daño de tercero” como una categoría contrapuesta a la anteriormente
estudiada. Pueden parecer sorprendente, pero son relativamente frecuentes, por ejemplo cuando para burlar a
los acreedores, se celebran contratos en cuya virtud se pretende enajenar bienes y dejarlos a salvo de ejecución;
contratar a un grupo de matones u otros, son ejemplos, en los que la celebración de un contrato.
El objeto de este tipo de contratos incorpora un resultado dañoso para terceros, pero su significado no es
comparable a los contratos en favor tercero, pues estos cuentan con un respaldo normativo, mientras que
aquéllos deben merecer la reprobación general de la sociedad, y su expulsión del sistema normativo.
A juicio de Lasarte, este tipo de contrato solo tiene valor descriptivo ya que no tiene cabida en el esquema
jurídico. Desde el momento en que se identifica el resultado dañoso pasa a tener ineficacia contractual, puede
ser impugnado.

4.- LOS CONTRATOS CON PERSONA A DETERMINAR


Esta figura consiste en que una de las partes contratantes se reserva la posibilidad de señalar como
contratante definitivo a una tercera persona (que puede ser desconocida para ambas partes). Se llama persona a
designar.
Una de las partes puede desentenderse del contrato designando a un tercero, que pasará a ser parte del
contrato, generalmente con eficacia retroactiva, como si hubiera participado en la celebración del mismo.
Generalmente, esta práctica queda reservada casi de forma exclusiva, a los contratos de compraventa o de
opción de compra, así como en subasta pública de los bienes ofrecidos (su razón es evitar el devengo de un
doble impuesto de transmisiones).
No parece que existan razones que inhabiliten su posible utilización con carácter general, si bien al depender
de una de las partes en exclusiva la posible designación de un tercero, la otra parte suele admitirlo siempre la
satisfacción de sus derechos se encuentren plenamente asegurados.
El supuesto paradigmático de contrato con persona a designar viene representado por el contrato de
compraventa celebrado en documento privado y sin transmisión de propiedad, en el que el vendedor se
35

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

compromete (una vez que el comprador ha satisfecho íntegramente el precio de lo vendido) a otorgar escritura
pública de venta en favor de la persona designada por el propio comprador.

5.- LA PROMESA DEL HECHO AJENO


Con relativa frecuencia se dan supuestos contractuales en los que la obligación a cargo de una de las partes
contratantes (promitente) consiste precisamente en conseguir que un tercero celebre un contrato con la otra
parte o se avenga a cumplir las obligaciones del contrato celebrado entre promitente y promisario. En la
mayoría de los casos, la promesa del hecho ajeno se encuadra en el marco propio de la intermediación, cuando
no de la pura actuación especulativa, por ejemplo cuando alguien, actuando en nombre propio y sin
representación alguna, se compromete contractualmente con que “Camela” actúe en la boda del promisario.
No está contemplado expresamente en el CC, pero es conforme a las reglas de la autonomía privada, aunque
la falta de un marco legal propio arroja dificultades. Las características son:
1. El promitente debe actuar por sí mismo, en su propio nombre y por su cuenta y riesgo, sin arrogarse
frente al promisario representación alguna del tercero, pues entonces el contrato sería nulo. Art.
1.259.2º CC “El contrato celebrado a nombre de otro por quien no tenga su autorización o
representación legal será nulo, a no ser que lo ratifique la persona a cuyo nombre se otorgue antes de
ser revocado por la otra parte contratante”.
2. Generalmente, la prestación propia del promitente se configura como una obligación de resultado, y
no de medios. En caso de que el interés del promisario quede insatisfecho, éste podrá exigir al
promitente la correspondiente indemnización de daños y perjuicios. El tercero, al no existir
mecanismo representativo alguno, no queda vinculado por un contrato que le resulta extraño.
3. Por lo común, los casos de promesa del hecho ajeno son contratos de carácter oneroso, pues el
promitente “pone precio” a su gestión o a su intermediación.
Si el promitente logra el resultado previsto en el contrato, consiguiendo la vinculación contractual entre
promisario y tercero (sea asumiendo el contrato-base o celebrando uno nuevo), el promitente queda liberado de
la obligación de resultado que sobre él recaía y puede reclamar el precio fijado por la labor intermediadora.

6.- LA CESIÓN DEL CONTRATO

6.1. CONCEPTO Y FUNCIÓN DE LA CESIÓN DEL CONTRATO


En nuestro sistema patrimonial contemporáneo se admite de forma generalizada la transmisión de los
créditos y, con algunas dificultades complementarias, de las deudas. Pero también puede ser objeto de cesión la
íntegra posición contractual.
La cesión de contrato consiste en la transmisión de la posición contractual que ocupa en un determinado
contrato una persona. Ejemplos: Compro un piso en construcción, y tras pagar algunas letras cedo la posición
contractual a otro, cobrándole los pagos realizados (no puedo vender el piso porque este aún sigue en
construcción). Compro un hotel y mantengo los contratos de suministros.
El CC no la regula, aunque la cesión de contrato es muy frecuente en la práctica comercial. Se configura
como un contrato atípico, pero totalmente admisible por la jurisprudencia.

6.2. PRESUPUESTOS
Conforme a la reiterada jurisprudencia del TS, son:
1. Que la otra parte contratante, “contratante cedido”, acceda o consienta la cesión. Hay una relación
triangular entre cedente, cesionario y contratante cedido. Se requiere en acuerdo unánime de
contratante, cedente y cesionario, especialmente si las prestaciones fueran de hacer o personalísimas.
También es necesario respecto de prestaciones ex contractu, que pudieran ser consideradas fungibles,
pues nadie está obligado a mantener relaciones contractuales con una persona diferente a la que
celebró el contrato con él. Afirmar lo contrario es conculcar el 1.256, el cumplimiento de los
contratos no puede dejarse al arbitrio de uno de los contratantes, pues no todas las personas tienen el
mismo grado de solvencia y el contratante cedido no tiene por qué aceptar la incorporación como
cesionario de cualquier persona. Esto solo se aplica ante la cesión del contrato, pero no ante la cesión
de determinados derechos que se encuentran en un contrato, la cual no requiere consentimiento del
deudor cedido.
2. Que se trate de contratos bilaterales o sinalagmáticos (producen obligaciones para ambas partes),
cuyas recíprocas prestaciones no hayan sido total y completamente ejecutadas, pues en tal caso el
designio propio del contrato habrá dejado de tener sentido y no cabrá, por tanto, la cesión.

Conceptos:
36

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

 Cedente: el que cede su posición en el contrato al Cesionario.


 Cesionario: el que se coloca en la posición del Cedente.
 Cedido: la parte que se mantiene inalterada.
6.3. EFECTOS DE LA CESIÓN
La cesión del contrato implica la liberación o desvinculación del cedente. Aunque cabe pacto en contrario y,
en la práctica, no es extraño que, en forma subsidiaria, el cedente quede obligado durante un cierto periodo a
responder si el cesionario incumple las obligaciones que le incumben.
Las obligaciones son las contempladas en el contrato originario, pues la cesión no produce un efecto
novatorio, sino que se limita a la sustitución del contratante cedente por el cesionario, quien en adelante
quedará vinculado con el contratante cedido en los mismos términos previstos en el contrato.

Contrato a favor de tercero Un 3º sale beneficiado con la celebración del contrato y puede
exigir su cumplimiento
Contrato en daño de tercero Un 3º sale perjudicado por la celebración del contrato
C. con persona a determinar Una de las partes contratantes se reserva la posibilidad de señalar
como contratante definitivo a un 3º
Promesa de hecho ajeno El promitente se obliga a conseguir que un 3º contrate o cumpla las
obligaciones del contrato celebrado
Cesión de contrato Transmisión de la posición que ocupa una persona en un contrato.

EXAMEN:

Los contratos a favor de tercero****


La cesión de contratos **

37

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

TEMA 24
CAPITULO 8

LA EFICACIA DEL CONTRATO: LA INVALIDEZ

1.- PREMISA SOBRE LA INEFICACIA DEL CONTRATO


Con ineficacia del contrato se hace referencia a todos aquellos supuestos en que el contrato no llega a
producir los efectos a los que estaba dirigido o deja de producirlos en un momento dado (por ejemplo venta en
fraude de acreedores).
Los supuestos de ineficacia representan para el derecho lo que se denomina supuestos patológicos. Pueden
integrarse en dos grandes grupos:
INVALIDEZ: motivada por la existencia de circunstancias intrínsecas a cualquiera de los elementos
esenciales del contrato que no resultan admisibles para el ordenamiento jurídico. Dentro de la invalidez, según
la gravedad de tales circunstancias, tendremos:
 Nulidad o supuestos de contratos nulos.
 Anulabilidad o supuestos de contratos anulables.
INEFICACIA en sentido estricto: son aquellos casos en que ciertos defectos o carencias extrínsecos al
contrato, conllevan su falta de efectos. Tales casos serían:
1. El mutuo disenso
2. El desistimiento unilateral
3. La resolución por incumplimiento
4. La rescisión
5. La revocación
6. El acaecimiento de la condición resolutoria
7. La falta de acaecimiento de la condición suspensiva.

2.- LA NULIDAD DEL CONTRATO

2.1. IDEA GENERAL


La nulidad del contrato es el supuesto más grave de ineficacia. Suele ser adjetivada como “nulidad absoluta”
o “nulidad de pleno derecho”. En palabras de una reciente sentencia del TS constituye “…la expresión del nada
jurídico”. Los contratos nulos merecen para el derecho más que rechazo; no puede reconocer el ordenamiento
jurídico ningún efecto del contrato nulo siquiera su admisibilidad como tal contrato.

2.2. CAUSAS DE NULIDAD


Las causas de que predeterminan la nulidad absoluta de los contratos son de extraordinaria gravedad. Según
la jurisprudencia del TS la nulidad propiamente dicha, absoluta o de pleno derecho, tiene lugar cuando el acto
es contrario a las normas imperativas o prohibitivas o cuando no tiene existencia por carecer de alguno de sus
elementos esenciales… pues según el art. 1.261 del CC el contrato no existe si falta el consentimiento, el objeto
o la causa. Son causas de nulidad radical:
1. La carencia absoluta o inexistencia (excluidos por tanto los vicios del consentimiento, pero no la
violencia absoluta) de cualquiera de los elementos esenciales. De conformidad con el art. 1.261 “no
hay contrato”. En relación con el consentimiento este falta en la falsa representación y en la
enajenación mental.
2. El incumplimiento de cualquier requisito del objeto: licitud, posibilidad y determinación.
3. La ilicitud de la causa.
4. El incumplimiento de la forma sustancial.
5. Contrato ilegal: contrariedad a las normas imperativas, a la moral y al orden público.
6. Los actos a título gratuito sobre bienes comunes realizados por un cónyuge sin el consentimiento
del otro (consentimiento uxorio o marital).

2.3. L A ACCIÓN DE NULIDAD


Por muy nulo que sea un contrato, en caso de haberse celebrado, producirá una apariencia de validez, que
salvo que sea destruida, seguirá produciendo los efectos propios del contrato de que se trate, como si fuera
válido. Para evitarlo, el Derecho dota a la acción de nulidad (vehículo procesal tendente a lograr que el Juez
decrete la nulidad del contrato) de una serie de caracteres:
 Es imprescriptible, es decir, puede ser ejercitada en cualquier momento.
38

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

 Puede ejercitarla cualquier persona interesada en deshacer el contrato nulo. La jurisprudencia no


excluye a los terceros, si a ellos les perjudica el negocio jurídico que impugnan. Es más, en la práctica
es más frecuente el ejercicio por terceros, pues quien genera la causa de nulidad no está legitimado
para impugnar el contrato (STS). Solo la parte que sufra una causa de nulidad exclusivamente
imputable a la contraparte podrá actuar judicialmente.

2.4. CONSECUENCIAS DE LA NULIDAD


A.- En general: la restitución
Dado que el contrato nulo no produce efectos, las consecuencias de la declaración judicial de nulidad
tienden a dejar las cosas en el statu quo inmediatamente anterior a la celebración del presunto contrato: lo que
técnicamente se denomina restitución.
Según el art. 1303 CC “declarada la nulidad…..los contratantes deben restituirse recíprocamente las cosas
que hubiesen sido materialmente de contrato, con sus frutos y el precio con los intereses…”. Pensado para la
compraventa, su mandato debe ser generalizado conforme al tipo y naturaleza contractual del caso a considerar
(jurisprudencia).
La restitución ha de tener lugar, en principio, de forma específica o in natura. Si no es posible, conforme a
las reglas generales, se procederá la restitución del equivalente pecuniario. Así lo establece el art. 1307 CC:
“siempre que el obligado por la declaración de nulidad a la devolución de la cosa no pueda devolverla por
haberse perdido, deberá restituir los frutos percibidos y el valor que tenía la cosa cuando se perdió, con los
intereses desde la misma fecha”. Este precepto es criticado por referirse a la perdida, pero se puede aplicar por
analogía a la venta de la cosa a terceros.

B.- En particular: los supuestos de ilicitud


La regla restitutoria no se aplica en los supuestos de ilicitud. El art. 1303 tampoco es aplicable a los
supuestos en que el objeto o la causa sean ilícitos o sea, contrarios al ordenamiento jurídico en su conjunto.
Destacamos aquí la “nula poena sine lege”. Las faltas han sido suprimidas por LO 1/2015 (en el manual sigue
utilizando el término faltas pero en itálica faltas. En tales casos han de aplicarse los arts. 1305 y 1306 que
determinan diferentes consecuencias según que la ilicitud del objeto y de la causa (ilicitud civil), constituya o
no, un ilícito penal (un delito o falta tipificado por el CP):
1. En el caso de ilícito penal (que sea imputable a ambos contratantes), el art. 1305 dispone que las partes,
“cuando la nulidad provenga de ser ilícita la causa u objeto del contrato, si el hecho constituye un delito
o falta común a ambos contratantes, carecerán de toda acción entre sí, y se procederá contra ellos,
dándose, además, a las cosas o precio que hubiesen sido materia del contrato la aplicación prevenida en
el CP respecto a los efectos o instrumentos del delito o falta. Esta disposición es aplicable al caso de que
solo uno de las partes cometiese delito o falta. El no culpado podrá reclamar lo que hubiese dado, y no
estará obligado a cumplir lo prometido”.
2. En los supuestos en que se dé “causa torpe” (objeto “civilmente” ilícito), cuando la culpa sea de ambos
contratantes, ninguno de ellos podrá repetir lo que hubiera dado a virtud del contrato, ni reclamar el
cumplimiento de lo que el otro hubiese ofrecido. Cuando sea de un solo contratante, no podrá éste
repetir lo que hubiese dado a virtud del contrato, ni pedir el cumplimiento de lo que se le hubiere
ofrecido. La otra parte sí podrá reclamar lo que hubiera dado, sin obligación de cumplir lo que hubiera
ofrecido. Por ejemplo contrato de servicio doméstico de duración vitalicia.
En STS de 2008, la aplicación de la causa torpe ha resultado de particular importancia, pues se refería al
préstamo que los casinos, incumpliendo la normativa vigente, ofrecían a jugadores que habían agotado
su activo líquido disponible, y seguían jugando a crédito. La Sala 1ª del TS se pronuncia declarando la
ilicitud del juego en tal caso, ya sea por ilicitud propiamente dicha o por la existencia de causa torpe por
parte de uno de los contratantes y, por tanto, la imposibilidad para el casino de reclamar la cantidad
prestada con infracción de una norma imperativa.

2.5. LA NULIDAD PARCIAL DEL CONTRATO


Frente a la relativa escasez práctica de casos de nulidad contractual, son cada día más frecuentes los casos
de nulidad parcial, esto es, cuando el contrato contiene una o varias cláusulas ilegales, pese a su validez y
adecuación al ordenamiento jurídico del conjunto esencial del mismo (por ejemplo constructora que no entrega
planos, banco que concede crédito a interés superior al máximo legal).
La coexistencia de cláusulas nulas (por ilegales) con otras válidas plantea el problema de determinar si la
invalidez de la cláusula nula debe afectar al conjunto contractual. La solución consiste en que las cláusulas
nulas deberán tenerse por no puestas, debiéndose preconizar la eficacia del contrato según el principio de

39

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

conservación del contrato. El TS utiliza este criterio para evitar la trascendencia de la cláusula nula a la
totalidad del contrato.
Las cláusulas nulas al considerarse como no puestas, generan un vacío contractual que debe rellenarse con la
interpretación o fundamentalmente la integración (entregar los planos; tipo de interés máximo legal).
Raramente, la tarea interpretativa puede arrojar el resultado de que, privado de las cláusulas nulas, el contrato
no se corresponde con el designio de las partes, en cuyo caso habrá de propugnarse la nulidad del contrato.

3.- LA ANULABILIDAD DEL CONTRATO

3.1. IDEA GENERAL


Un contrato anulable es aquel que puede ser anulado o, por el contrario, puede seguir produciendo efectos
(incluso frente al Derecho) en caso de que su efectiva anulación no tenga lugar.
La anulabilidad es un supuesto de invalidez de mucha menor gravedad que la nulidad.

3.2. CAUSAS DE ANULABILIDAD


Las razones o causas de anulabilidad, de menor gravedad que las propias de la nulidad, son:
1. Los vicios del consentimiento: error, violencia (no absoluta), intimidación y dolo.
2. Inexistencia de plena capacidad de obrar en alguno de los contratantes, tal y como ocurre en los
siguientes casos:
a. Los menores no emancipados. Salvo cuando las leyes les permitan realizar por si mismos o con
asistencia de sus representantes, así como los relativos a bienes y servicios propios de su edad
conforme a los usos sociales. Art. 1.263 CC “No pueden prestar consentimiento: 1. º Los menores
no emancipados, salvo en aquellos contratos que las leyes les permitan realizar por sí mismos o
con asistencia de sus representantes, y los relativos a bienes y servicios de la vida corriente
propios de su edad de conformidad con los usos sociales. 2. º Los que tienen su capacidad
modificada judicialmente, en los términos señalados por la resolución judicial” Ley 26/2015.
b. Los sometidos a tutela, conforme a la sentencia de incapacitación.
c. Las personas sometidas a curatela.
d. Los emancipados respecto de los contratos considerados en el art. 323 CC (para casados menores
de edad art. 324 CC).
3. Inexistencia de consentimiento marital o uxorio (esto es, del otro cónyuge) respecto de los actos o
contratos onerosos realizados por el otro cónyuge cuando legalmente se requiere el consentimiento de
ambos. Art. 1.377 CC “Para realizar actos de disposición a título oneroso sobre bienes gananciales se
requerirá el consentimiento de ambos cónyuges. Si uno lo negare o estuviere impedido para prestarlo,
podrá el Juez autorizar uno o varios actos dispositivos cuando lo considere de interés para la familia.
Excepcionalmente acordará las limitaciones o cautelas que estime convenientes” Ley 23/2015

3.3. LA ACCIÓN DE ANULABILIDAD


Al ser de menor gravedad la anulabilidad que la nulidad, su alcance es más limitado:
Prescripción: se trata de un plazo de caducidad. “Sólo durará cuatro años” (art. 1301.1 CC). El plazo
comenzará a computarse de forma diversa, según la naturaleza de la causa:
 El punto inicial del cómputo es “la consumación del contrato” sólo en los casos de error o dolo.
 En las demás causas de anulabilidad, el cómputo inicial queda retrasado a un momento posterior a la
perfección del contrato:
 El cese o desaparición de la intimidación o violencia, pues si no cesan se entiende que el
contrato está continuamente viciado.
 La salida de la tutela en contratos celebrados por menores o incapacitados (antes no pueden
actuar por sí mismos).
 La disolución de la sociedad conyugal o del matrimonio en los casos de falta de consentimiento
del otro cónyuge. Esto no se aplicará cuando el otro cónyuge haya tenido conocimiento
suficiente del acto. Este plazo puede dilatarse mucho en el tiempo.
Personas: el círculo de personas legitimadas para el ejercicio de la acción de anulabilidad queda limitado a las
personas que hayan sufrido el vicio del consentimiento o fueran incapaces al realizar el contrato; así como
quienes sin ser parte asumen obligaciones a causa de dicho contrato (por ejemplo los avalistas de préstamos).
En cambio, por la aplicación de la buena fe, excluye el CC que puedan ejercitar la acción los causantes del
error, violencia, intimidación o dolo y personas capaces que contraten con incapaces.

3.4. EFECTOS DE LA ANULABILIDAD


40

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

Los efectos de la anulabilidad son sustancialmente los mismos que los de la nulidad absoluta: la restitución
conforme al art. 1303 CC y normas complementarias.
Habría que tener en cuenta (como excepción al principio de restitución) el art. 1304 CC, que da un trato
favorable a quienes contratan sin tener plena capacidad de obrar, ya que “no está obligado el incapaz a restituir
sino en cuanto se enriqueció con la cosa o precio que recibiera”.
Las reglas del 1.305 y 1.306 (ilicitud) no son aplicables a la anulabilidad.
La anulación del contrato (y la sentencia judicial que la establece) tiene carácter retroactivo. Caso de
prosperar la acción de nulidad/anulabilidad, los efectos son prácticamente análogos.
El motivo por el que se distinguen ambos contratos lo veremos a continuación.

4.- LA PERVIVENCIA DE LOS CONTRATOS INVÁLIDOS

4.1. OBSERVACIONES GENERALES : LAS CAUSAS DE INVALIDEZ Y SU POSIBLE SANACIÓN


La diferencia entre nulidad/anulabilidad no se basa en los efectos positivos del ejercicio de la
correspondiente acción, si no desde las consecuencias de la falta de ejercicio de la acción.
Mientras no se declare judicialmente la nulidad o anulabilidad, los contratos inválidos pervivirán como si no
fueran tales. Pero, ¿qué consideración merecen para el ordenamiento jurídico?:
a. Aunque no se ejercite la acción de nulidad, el contrato nulo será tal para el Derecho. Por tanto, se
trata de una mera apariencia de contrato que no podrá ver sanados sus vicios de raíz.
b. La falta de ejercicio de la acción de anulabilidad conlleva que la pervivencia fáctica del contrato
anulable se asume por el ordenamiento jurídico, que lo convalida (lo hace válido). Si quien pudo
ejercer la acción no lo hizo, el principio de seguridad jurídica (que tiene primacía sobre los intereses
particulares) comportará la sanación de la causa de anulabilidad.
Las causas de anulabilidad son disponibles para las partes y, por tanto, sanables. Las causas de nulidad, son
de carácter absolutamente indisponible, por atentar contra el orden público contractual.

4.2. LA CONFIRMACIÓN DEL CONTRATO ANULABLE


Si las causas de anulabilidad son disponibles para las partes, es lógico que se pueda sanar el contrato antes
de que la acción de anulabilidad prescriba, renunciando al ejercicio de la correspondiente acción de
anulabilidad. Dicho cauce se conoce con el nombre de confirmación o de ratificación. Conforme al 1313 CC
“purifica el contrato de los vicios de que adoleciera desde el momento de su celebración” (tiene eficacia
retroactiva) y por tanto, extingue la acción de anulabilidad.
Para que la ratificación sea válida:
 Debe llevarse a cabo por quien estuviera legitimado para ejercitar la acción de anulabilidad
 Que el confirmante tenga conocimiento de la causa de anulabilidad
 Que el vicio no le siga afectando.
La confirmación puede realizarse de forma expresa o tácita. La tacita consiste según el art. 1311 CC en que
el legitimado para ejercer la anulabilidad “ejecutase un acto que implique necesariamente la voluntad de
renunciarlo.”

4.3. LA DENOMINADA CONVERSIÓN DEL CONTRATO NULO


Quizá por buscar la simetría con la confirmación de los contratos anulables, algunos autores apuntan que el
contrato nulo es susceptible de conversión. La pretendida conversión del contrato consistiría en que un contrato
con tacha de nulidad, por contravenir alguna norma imperativa propia del modelo o tipo contractual de que se
trate, puede ser reconducido a un tipo contractual diverso para ser considerado válido, por ejemplo, comodato
oneroso reconvertido a arrendamiento.
El CC no lo considera posible, por mucho que se pretenda ampliar el principio de conservación del contrato,
Además, tampoco parece razonable convertir un tipo de contrato a otro sin tener en cuenta la intención de las
partes.

EXAMEN:

La nulidad de contrato: concepto y causas


Las causas de nulidad******
La acción de nulidad
Causas de anulabilidad***
La confirmación del contrato
41

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

TEMA 24
CAPITULO 9

LA INEFICACIA EN SENTIDO ESTRICO

1.- EL MUTUO DISENSO


El contrato supone un acuerdo de voluntades mediante el cual los contratantes se vinculan. Es razonable
entender, aunque el CC no lo mencione, que los contratantes tienen la posibilidad de disentir y celebrar un
nuevo contrato encaminado a privar de efectos al primero. Ese contrato que tiene por objetivo poner fin al
anterior se conoce con el nombre de mutuo disenso. Los contratantes están de acuerdo en romper el consenso
inicialmente existente.
Por ser propiamente un nuevo contrato debe reunir los requisitos generales establecidos, además debe reunir
también los requisitos adicionales exigidos en el contrato inicial, por ejemplo, de forma. El mutuo disenso
puede plasmarse en un contrato cuya finalidad única sea extinguir una relación preexistente, pero también
puede ir implícito en un nuevo contrato, al ser incompatible con el primero.
Son susceptibles de extinción por mutuo disenso cualesquiera relaciones obligatorias, ya sean instantáneas o
duraderas, ya se hayan comenzado a cumplir o no.
Pero la distinción si afecta al establecimiento de los efectos del mutuo disenso, que serán los pactados:
- En una relación instantánea aun no ejecutada se limitan normalmente a la mera extinción.
- Si se trata de una relación duradera que ha venido siendo cumplida, se plantean los problemas
de si la desvinculación tiene o no carácter retroactivo, si tienen que hacerse reintegros
liquidatorios, si hay obligaciones de restitución, etc.
Por tanto, es dificil establecer unos principios generales, más allá de constatar que su objeto primordial es
dar por concluida una relacion preexistente. Por ese motivo, el alcance se determinara en cada caso atendiendo
al contenido del contrato de disenso y las características de la relación a extinguir.

2.- EL DESISTIMIENTO UNILATERAL

2.1. LA CATEGORÍA DEL LIBRE DESISTIMIENTO


Perfeccionado un contrato, quedan los contratantes vinculados por el mismo si concurren los requisitos
propios para que surta su eficacia normalmente. El compromiso asumido por los contratantes les vincula, a
ambos, ya que sino se entiende que no hay relación contractual.
Art. 1256 CC: la validez y el cumplimiento de los contratos no pueden dejarse al arbitrio de uno de los
contratantes.
Esta regla general, sin embargo, es ignorada o flexibilizada por el legislador en una serie supuestos
concretos de libre desistimiento por una de las partes a la que se le reconoce la posibilidad de extinguir la
relación contractual por libre decisión. El análisis de estos supuestos tiene una doble finalidad:
- Diferenciar estos casos de otras hipótesis de extinción, parecidas pero diferentes.
- Determinar los presupuestos comunes q pueden hacer extender esa modalidad de extinción a supuestos
diferentes respecto de los cuales el legislador no dice nada. Ejemplo: contrato de agencia mercantil hasta
su regulación por la nueva ley.

2.2. PRINCIPALES SUPUESTOS


Son casos en que una o cada una de las partes, por su sola decisión unilateral y sin necesidad de justificarlo,
pone fin a una relación contractual. Tienen un carácter asistemático por lo que son difícilmente reconducibles a
categoría general. Son los siguientes:
 El dueño de la obra o comitente puede dar orden al contratista para que cese la construcción, poniéndose fin
al contrato. Debe indemnizar al contratista por los gastos tenidos en la ejecución de lo hecho y el beneficio
industrial que el contratista habría obtenido de concluir la obra (aprox. 7%).
 El socio de la sociedad civil concluida por tiempo indeterminado puede, por su sola voluntad, renunciar a la
sociedad, poniendo así fin a la relación social, sin necesidad de indemnizar a nadie, salvo que la renuncia se
haya hecho de mala fe. Con la renuncia se liquida la sociedad.
 El mandante, libremente y por su decisión, puede revocar el mandato, que deja de producir sus efectos sin
que se establezca ningún efecto indemnizatorio.
 El mandatario puede renunciar al mandato, pero debe indemnizar al mandante, salvo que el desempeño del
mandato cause grave perjuicio al mandatario. El efecto de la renuncia puede verse demorado, pues debe dar

42

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

tiempo al mandante para adoptar las oportunas medidas, durante el cual el mandatario debe continuar con la
gestión encomendada.
 El comodante, si el comodato es por tiempo indeterminado, puede reclamar la devolución de la cosa
prestada a su libre voluntad.
 El depositante, se haya o no pactado tiempo de duración del depósito, puede reclamar la restitución de la
cosa depositada en cualquier momento y dependiendo de su libre decisión.

2.3. EL DESISTIMIENTO A FAVOR DE CONSUMIDORES Y USUARIOS


Atendiendo a la protección del consumidor, algunas Directivas europeas y disposiciones legales internas han
acentuado la importancia del desistimiento por parte de adquirentes de bienes muebles.
La LOCM indica que “el comprador dispondrá de un plazo mínimo de siete días hábiles para desistir del
contrato sin penalización y sin indicación de motivos”, sobre todo en la venta por catálogo o cuando la
perfección del contrato no sea simultánea con la entrega del objeto. También la Ley 28/1998, de venta a plazos
de bienes muebles, incluye regulación destinada al desistimiento unilateral a favor de los consumidores y
usuarios.
Actualmente, el TRLCU (texto refundido de la Ley de Consumidores y Usuarios) ha aumentado su
importancia en la relación entre suministradores de bienes y servicios y los usuarios, recoge con carácter
general el derecho de desistimiento contractual como una facultad del consumidor y usuario de dejar sin efecto
el contrato celebrado, sin necesidad de justificarlo, al tiempo que resalta que serán nulas de pleno derecho las
cláusulas que impongan al consumidor y usuario una penalización por el ejercicio de su derecho de
desistimiento.
A pesar de todo, conviene recordar que la existencia del derecho de desistimiento requiere una norma que
así lo reconozca y no puede interpretarse como una regla de carácter general y de naturaleza expansiva. Por ello
indica el TRLU que “el consumidor tendrá derecho a desistir del contrato en los supuestos previstos legal o
reglamentariamente y cuando así se le reconozca en la oferta, promoción, publicidad o en el propio contrato”.
Estos son los supuestos más claros en los que se autoriza a alguno de los contratantes a poner fin a la
relación contractual existente por libre arbitrio. Junto a ellos, existen otros casos en los que cabe extinguir
unilateralmente, pero no libremente, sino con concurrencia de causa que lo justifique, y no deben confundirse
con los anteriores.

2.4. PRESUPUESTOS DE LIBRE DESISTIMIENTO


Son los siguientes:
1. Que exista una relación de tracto sucesivo o continuada que desarrolle su eficacia en un periodo de
tiempo de mayor o menor duración
2. Además, alternativamente (no necesario las dos, aunque pueden darse en simultáneo también) se dé
alguna de las situaciones siguientes:
a. Que la duración de esa relación sea indeterminada. Se correría el riesgo de que se crease una
vinculación vitalicia, contraria al ordenamiento jurídico si no se pudiese desistir.
b. Que la economía interna de la relación contractual en cuestión asigne roles no equilibrados a las
partes, siendo predominante el interés de una de ellas.
Más dudoso es que se requiera una relación de confianza o intuitu personae, que puede darse en algunos
casos (sociedad o mandato) pero no en otros (contrato de obra), e insegura en la sociedad pactada por tiempo
determinado, donde no cabe el libre desistimiento. En la duda, la existencia de una relación de confianza, puede
aconsejar reconocer esa facultad de libre desistimiento.

2.5. EFECTOS
El efecto es que se extingue la relación obligatoria, pero sin alcance retroactivo. Al tratarse de una relación
duradera, habrá que proceder normalmente a liquidarla, con la oportuna, en su caso, rendición de cuentas,
reembolsos y restituciones.
En términos generales el desistimiento no tiene un precio, pero el que tiene la facultad de desistir debe
mantener indemne a la otra parte, la cual no debe sufrir perjuicio.
Sin embargo el CC en algunos casos de desistimiento unilateral exige la necesidad de abonar
indemnización, como por ejemplo el contrato de obra.
Esto se justifica en base a la distinta valoración de la función que desempeña cada una de las relaciones
contractuales afectadas y la diferente composición legal de los intereses en juego. Por ejemplo el distinto
tratamiento entre mandante (no se le impone obligación de indemnizar si revoca) y mandatario (al que sí se le
exige expresamente)

43

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

2.6. DESISTIMIENTO UNILATERAL CONVENCIONAL


No es posible admitir el desistimiento convencional unilateral sin precio por chocar contra varios artículos
del CC (1256 y 1115) que prohíben dejar el contrato al arbitrio de uno de los contratantes y hacen inadmisibles
las condiciones puramente potestativas.
Pero hay cauces legales para introducir en el contrato algo similar, como el llamado dinero de
arrepentimiento o multa penitencial, aunque con el importante matiz de que estos condicionan la eficacia del
contrato y el sujeto facultado para desistir, asume la carga de perder o abonar algo.
El problema se traslada al análisis de la voluntad de las partes y a la determinación del instante en el que se
produce la vinculación jurídica definitiva.

3.- LA RESOLUCIÓN DEL CONTRATO POR INCUMPLIMIENTO

3.1. EL ART. 1.124 DEL CÓDIGO CIVIL: LA FACULTAD RESOLUTORIA


Art. 1124.1 CC expone que “la facultad de resolver las obligaciones se entiende implícita en las recíprocas,
para el caso de que uno de los obligados no cumpliere lo que le incumbe”.
La razón es clara: si una de las partes no quiere o no puede cumplir, más vale permitir al otro que dé por
resuelto el contrato. Tan lógica es esta regla que el CC la considera implícita en las obligaciones recíprocas,
regulándola en las obligaciones condicionales.

3.2. FACULTAD RESOLUTORIA , CLÁUSULA RESOLUTORIA EXPRESA Y CONDICIÓN RESOLUTORIA : PRECISIONES


Históricamente la facultad resolutoria contemplada en el art. 1124 CC ha sido presentada como una
condición resolutoria tácita. Sin embargo en la práctica es frecuente que se pacte una cláusula resolutoria
expresa para el caso de incumplimiento (acompañada normalmente de un pacto de reserva de dominio a favor
del vendedor en los casos de compraventa: por ejemplo, “en caso de que el comprador deje de abonar las
mensualidades, las cantidades entregadas serán para el vendedor en concepto de indemnización, quien además
recuperará la posesión del piso vendido”).
La facultad resolutoria establecida legalmente en el art. 1124.1 no es una condición ya que el evento futuro
contemplado no es ajeno a las partes contratantes. Además la condición, en cuanto elemento accidental,
requiere, por definición, que su establecimiento se haga por las partes de forma voluntaria y pactándola
expresamente.
El establecimiento de la cláusula resolutoria expresa es un ejercicio extrajudicial anticipado y previsor de
la facultad resolutoria legalmente reconocida. Su contenido no puede ser abusivo, por lo que deberá ajustarse a
las circunstancias jurisprudencialmente requeridas para su ejercicio.
Resumiendo:
 Facultad resolutoria: algo no pactado, el evento no es ajeno a la voluntad de las partes, sobre todo, a la
voluntad de la parte incumplidora, por ejemplo el que deja de realizar los pagos.
 Condición resolutoria tácita: el evento es ajeno a la parte incumplidora, es algo accidental, las partes
deben pactarlo, por ejemplo si el granizo estropea la cosecha. No es útil, debe abandonarse. (Condición
tiene que ser pactada y además futura e incierta)
 Clausula resolutoria expresa: ejercicio extrajudicial anticipado en previsión de la facultad resolutoria
legalmente reconocida (si no se sirve el catering tal día se me abonará el doble del anticipo).

3.3. REQUISITOS DE EJERCICIO DE LA FACULTAD RESOLUTORIA


Según la jurisprudencia del TS, el ejercicio de la facultad resolutoria requiere:
1. Que demandante haya cumplido su obligación o que acredite que se encuentra en condiciones de
hacerlo. No está legitimado para resolver las obligaciones el contratante que no haya cumplido, o que
haya cumplido sólo en parte. No puede tampoco ejercitarla el demandante que ha realizado actos que
obstaculizan totalmente el cumplimiento de una obligación básica del contrato.
2. Que la otra parte no cumpla, aunque su incumplimiento no sea total, sino parcial. Pero el
incumplimiento parcial debe tener la entidad suficiente para impedir la satisfacción económica de las
partes; es decir, que se repute grave o esencial dentro del marco contractual, afectando a obligaciones
principales del mismo y no simplemente a las accesorias o secundarias.
3. Que se encuentren ligadas las partes por un contrato bilateral, esto es, por una relación sinalagmática, en
la que la prestación de una tenga como causa la prestación de la otra.
4. La obligación en la que se fundamenta el ejercicio de la facultad resolutoria debe ser exigible.
5. Que la frustración del contrato procedente del incumplimiento sea patente o, al menos, acreditable. Es
indiferente la causa, que puede ser:
 Voluntad rebelde de cumplir con la obligación
44

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

 Circunstancias fácticas que impidan el cumplimiento de modo absoluto, definitivo e irreformable


 Imputables al incumplidor: pereza, falta pericia, incompetencia
 Fortuitas e inevitables (también fuerza mayor)

3.4. EJERCICIO DE LA ACCIÓN RESOLUTORIA


Según el art. 1124.1 CC, el perjudicado puede optar por exigir:
1. El cumplimiento (si es posible) o
2. La resolución del contrato.
Tras haber intentado el cumplimiento, cuando éste resultare imposible puede optar por la resolución del
contrato (ius variandi). Pero al revés no es posible, instada la resolución, no cabe variarla por el cumplimiento.
Cualquiera de las dos opciones va acompañada, en principio, por la indemnización de daños y perjuicios,
aunque no cabrá reclamarla cuando el incumplimiento se deba a circunstancias no imputables al demandado.
El juez no se encuentra vinculado de forma automática a sentenciar la resolución por la que opte el
demandante, el propio CC le autoriza a, mediando causa justificada, conceder al deudor un plazo para que
cumpla.
El plazo del ejercicio de la acción no está definido en el CC, por lo que se entiende que será el plazo general
de prescripción de 15 años para acciones personales. Con la nueva Ley 42/2015 pasan a ser 5 años. Art. 1964
CC “Las acciones personales que no tengan plazo especial prescriben a los cinco años desde que pueda exigirse
el cumplimiento de la obligación. En las obligaciones continuadas de hacer o no hacer, el plazo comenzará cada
vez que se incumplan”.

3.5. EFECTOS DE LA RESOLUCIÓN


En caso de obtenerse definitivamente ésta, la resolución del contrato tiene efecto retroactivo y eficacia
restitutoria, por lo que ambas partes habrán de reintegrarse recíprocamente el objeto del contrato que hubieran
recibido.
Es una ejecución específica o in natura que, caso de resultar imposible, se verá sustituida por la consiguiente
reparación pecuniaria (reparación sustitutoria).
Pero esta reparación sustitutoria no debe confundirse con la, en su caso, aneja prestación indemnizatoria,
haya sido o no contemplada expresamente por las partes, esta última mediante la incorporación de una cláusula
penal. Son compatibles prestación indemnizatoria y reparación sustitutoria.

4.- LA ALTERACIÓN DE LAS CIRCUNSTANCIAS CONTRACTUALES: LA CLAUSULA REBUS SIC STANTIBUS

4.1. LA ALTERACIÓN DE LAS CIRCUNSTANCIAS CONTRACTUALES Y LA CLÁUSULA REBUS SIC STANTIBUS


A veces se produce una extraordinaria alteración de las circunstancias relativas al contrato, no previstas por
las partes, que producen efectos que atentan contra la equivalencia de las prestaciones establecidas
originariamente en el momento de celebración (ej: tras la Guerra Civil, algunas personas que tenían contratos
de suministro con los aceituneros de Jaén pretendieron que éstos les siguieran entregando el fruto en las
condiciones, cantidad y precio pactado con anterioridad).
Ante semejante eventualidad, doctrina y jurisprudencia han hablado tradicionalmente de la llamada cláusula
rebus sic stantibus como remedio al desequilibrio patrimonial que la alteración de las circunstancias
contractuales comporta, en el sentido de entender implícito en todo contrato de tracto sucesivo un pacto en
virtud del cual el cumplimiento del mismo se entiende necesario siempre y cuando las cosas sigan
manteniéndose tal y como se encontraban en el momento de la perfección del contrato. Es decir, en caso de una
extraordinaria modificación del entorno contractual habría que concluirse que el contrato no vincula a las partes
o que por lo menos no les obliga más que adecuándolo a las circunstancias coetáneas.
La admisibilidad de este mecanismo se hace con extraordinaria cautela por parte de la jurispruedencia, de
forma restrictiva, por afectar al principio pacta sunt servanda (principio de seguridad contractual) y a la
seguridad jurídica. Hay que ponderar las exigencias de justicia material en el equilibrio de las prestaciones con
la seguridad del tráfico jurídico.

4.2. LA CLÁUSULA REBUS SIC STANTIBUS COMO SUPUESTO DE INTEGRACIÓN CONTRACTUAL


La confrontación entre el principio pacta sunt servanda y la cláusula rebus sic stantibus se ha pretendido
solucionar argumentando que la cláusula se encuentra insita en todo contrato por voluntad presunta de las
partes.
La virtualidad propia de la cláusula rebus sic stantibus no se deriva de pacto alguno, ni de voluntad presunta
de las partes ni es una cláusula contractual en el sentido convencional de regla prevista insertada en el contrato
por las partes.
45

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

Se trata de una aplicación concreta a los contratos de ejecución temporalmente diferida de las reglas de
integración contractual imperativamente establecidas por el art. 1258 CC que, por principio, son indisponibles
para la voluntad (presunta, implícita, tácita o declarada) de las partes.

4.3. REQUISITOS Y EFECTOS DE LA APLICACIÓN DE LA CLÁUSULA REBUS SIC STANTIBUS


La reiteradísima jurisprudencia española exige que se den las circunstancias siguientes:
1. Alteración extraordinaria entre las circunstancias existentes en el momento de celebración del contrato y
las concurrentes en el momento de su cumplimiento.
2. Que, a consecuencia de dicha alteración, resulte una desproporción exorbitante y fuera de todo cálculo
entre las prestaciones convenidas.
3. Que no exista otro medio de remediar el desequilibrio sobrevenido de las prestaciones.
4. Que las nuevas circunstancias fueran imprevisibles en el momento de la celebración.
5. Que quien alegue la cláusula rebus sic stantibus tenga buena fe y carezca de culpa.
Atendiendo al principio de conservación de los contratos, cuando se da esta situación, por regla general el
TS se inclina más por revisar/modificar el contrato que por declarar la ineficacia sobrevenida del mismo. La
jurisprudencia más reciente 24/2015 exige para la aplicación de la cláusula rebus sic stantibus, con mayor
flexibilidad que en otras épocas, que la alteración sea sobrevenida y que concurra aumento extraordinario de la
onerosidad o que no concurra la posibilidad de haber efectuado una previsión razonable de la situación
finalmente desencadenada.
También se aplica la cláusula en el campo de la contratación administrativa, a pesar del principio “a riesgo y
ventura” que rige en la materia.

5.- LA RESCISIÓN DEL CONTRATO

5.1. IDEA GENERAL


La rescisión es una forma de ineficacia del contrato que nace plenamente válido, pero que posteriormente
puede ser declarado ineficaz por sus efectos lesivos o perjudiciales para una de las partes o un tercero (art. 1291
CC). Se diferencia de la nulidad y anulabilidad, en que
- La rescisión supone que el contrato era inicialmente válido,
- La nulidad y anulabilidad implican la invalidez inicial.
Art. 1290 CC: los contratos válidamente celebrados pueden rescindirse en los casos establecidos por la ley.

5.2. LAS CAUSAS DE RESCISIÓN EN EL CÓDIGO CIVIL


Las causas de rescisión se pueden clasificar en tres grandes grupos:

A.- Rescisión por lesión


El término lesión significa en este contexto perjuicio patrimonial para una de las partes. El CC declara
rescindibles:
1. Todos los contratos que puedan celebrar los tutores que no requieran autorización judicial, si el tutelado
sufre lesión en más de la cuarta parte del valor de la cosa.
 Los contratos que celebre por sí mismo el menor serán anulables y no rescindibles.
 Los que celebre el tutor con autorización judicial no serán rescindibles, aunque el menor
podrá exigir responsabilidad al juez; y
 Los que, necesitando autorización judicial, celebre el tutor por sí solo serán nulos.
2. Los contratos celebrados en representación de los ausentes, siempre que estos hayan sufrido una lesión
en más de la cuarta parte del valor de la cosa, y no hayan contado con autorización judicial.
3. La partición de herencia, siempre que la lesión sea en más de la cuarta parte, atendiendo al valor de las
cosas cuando fueron adjudicadas.
Fuera de los casos indicados ningún contrato se rescindirá por lesión (art. 1293 CC)

B.- Rescisión por fraude


La celebración de un contrato con intención fraudulenta respecto de terceros (con ánimo de engañarlos)
constituye causa de rescisión en los siguientes supuestos:
1. Los contratos celebrados con fraude de acreedores, cuando éstos no puedan cobrar de otro modo lo que
se les debe (art. 1291.3 CC). Aquí se encuadra la acción revocatoria o pauliana (art. 1111 CC). Se
presume el fraude en todas las enajenaciones gratuitas, y en las onerosas cuando el transmitente haya
sido judicialmente condenado o cuando se trate de bienes embargados judicialmente.

46

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

2. Los contratos que se refieran a cosas litigiosas, cuando hubiesen sido celebrados por el demandado sin
conocimiento y aprobación de las partes litigantes o de la autoridad judicial competente (art. 1291.4
CC).
3. Los pagos hechos en estado de insolvencia por cuenta de obligaciones a cuyo cumplimiento no podía ser
compelido el deudor al tiempo de hacerlos (art. 1292 CC).
El TS se pronuncia a favor de una interpretación extensiva de las normas legales sobre fraude, y al mismo
tiempo es doctrina reiterada que el fraude puede estar constituido tanto por la intención de causar un perjuicio a
los acreedores como la simple conciencia en ese sentido.

C.- Rescisión por otros motivos


Cualesquiera otros casos en que la ley determine especialmente la rescisión. El CC utiliza la palabra
rescisión en otros artículos, pero existe la duda de que sean verdaderos casos de rescisión y se interpretan más
como supuestos de ineficacia contractual.

5.3. LA ACCIÓN RESCISORIA


A. Requisitos: el CC exige tres requisitos para que sea posible el ejercicio de la acción rescisoria (“devolución
de las cosas que fueron objeto del contrato con sus frutos y del precio con sus intereses”, art. 1295 CC), es
decir, se devuelve el statu quo anterior a la celebración del contrato:
 Que el perjudicado carezca de otro recurso legal para obtener la reparación del perjuicio: se trata,
por tanto, de una acción subsidiaria.
 Que el perjudicado pueda devolver aquello a que estuviera obligado.
 Que las cosas objeto del contrato no se hallen legalmente en poder de terceras personas que
hubieran procedido de buena fe, ya que, en tal caso, la pretensión del lesionado o defraudado ha de
limitarse a reclamar la indemnización de perjuicios.
B. Plazo: el mismo plazo que se señala para las acciones de anulabilidad: 4 años.
C. Cómputo del plazo: “Para las PERSONAS SUJETAS A TUTELA Y PARA LOS AUSENTES, los cuatro
años no empezarán hasta que haya cesado la incapacidad de los primeros o sea conocido el domicilio de los
segundos”. En los DEMÁS CASOS, empezará a correr el plazo desde la celebración del contrato.

5.4. EFICACIA RESTITUTORIA E INDEMNIZATORIA DE LA RESCISIÓN


El efecto fundamental de la rescisión es obtener la devolución de todo aquello que haya sido entregado por
virtud del contrato rescindible.
Pero como puede ocurrir que las cosas entregadas hayan desaparecido, siendo imposible su devolución, o
bien que hayan ido a parar a manos de terceros adquirentes, protegidos de modo preferente sobre el que ejercita
la acción rescisoria por lesión o fraude, en estos casos de imposible devolución la acción rescisoria se
transforma en indemnizatoria o reparadora, con carácter subsidiario.
La obligación de indemnizar puede alcanzar al adquirente de mala fe, pues “el que hubiere adquirido de
mala fe las cosas enajenadas en fraude de acreedores deberá indemnizar a estos de los daños y perjuicios que la
enajenación les hubiere ocasionado, siempre que por cualquier causa le fuere imposible devolverlas” (art. 1298
CC).

MUTUO DISENSO Nuevo contrato que priva de efectos al primero


DESISTIMIENTO
Una o cualquiera de las partes contratantes puede privar de efectos el contrato
UNILATERAL
Si una parte no cumple (por causas a él imputables o no) la otra puede dar por
FACULTAD
resuelto el contrato. Tiene efecto retroactivo y restitutorio, además
RESOLUTORIA
indemnización (si la causa le es imputable).
RESCISION DE Un contrato nace plenamente válido y posteriormente pierde su eficacia por
CONTRATO sus efectos lesivos o perjudiciales para una parte o tercero.

EXAMEN:
El desistimiento unilateral**
Causas de rescisión del contrato
Resolución del contrato por incumplimiento
La cláusula rebus sic stantibus: concepto, requisitos y efectos
La acción rescisoria

47

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

TEMA 25
CAPITULO 10

LA DONACION

1.- LA DONACIÓN COMO CONTRATO


La donación es la transmisión voluntaria de una cosa o de un conjunto de ellas que hace una persona,
donante, a favor de otra, donatario, sin recibir nada como contraprestación. El Art. 618 CC define la donación
como “el acto de liberalidad por el cual una persona dispone gratuitamente de una cosa en favor de otra, que la
acepta”. Aunque habla de “acto”, es en realidad un contrato.
El carácter contractual le viene dado por:
1. La exigencia de la aceptación por parte del donatario, lo que supone acuerdo de los dos contratantes
(Art. 630 CC)
2. La sujeción a las disposiciones generales de los contratos y obligaciones en todo lo que no se halle
determinado en sus normas específicas (Art. 621 CC)
Además, es un modo de adquirir la propiedad, que opera sin necesidad de tradición simultánea o posterior.
Esto es, la donación produce efectos reales por la aceptación del donatario, es un contrato en virtud del cual se
adquiere directamente el dominio.
La descripción de la donación, como acto de liberalidad, no incluye relaciones duraderas o de trato
periódico que se asienten en consideraciones distintas al animus donandi, aunque formalmente las aportaciones
realizadas pudieran considerarse donaciones periodicas: por ejemplo a un partido politico o una organization
religiosa. (STS 359/2011 antigua seguidora del Opus Dei que las reclama las aportaciones realizadas por haber
dejado la organización, el TS desestima porque no responde al concepto de liberalidad gratuita como esencia de
la donación).
Resumiendo: Gratuita (liberalidad)
Modo de adquirir la propiedad: directamente (por si solo)
Acuerdo de voluntades (Contrato). El donatario acepta

2.- MODALIDADES DE LA DONACIÓN

2.1. DONACIONES REMUNERATORIAS


Están motivadas por los méritos o los servicios prestados por el donatario al donante. Esos servicios no
pueden constituir deudas exigibles.
Art. 619 CC: “es también donación la que se hace a una persona por sus méritos o por los servicios
prestados al donante, siempre que no constituyan obligaciones exigibles”.
Algunos autores consideran que este tipo de donaciones deben ser consideradas simples y comunes.
También puede defenderse que el carácter remuneratorio viene dado por la concurrencia en el donatario de
circunstancias relevantes que el donante valora especialmente aunque no representen "servicio alguno”, por
ejemplo, valor cívico acreditado por el donatario.
El problema se plantea porque el art. 622 CC dispone que “las donaciones con causa onerosa se regirán por
las reglas de los contratos, y las remuneradas, por las disposiciones del presente título en la parte que excedan
del valor del gravamen impuesto”.
En base a este artículo algunos autores proponen descomponer la donación en dos partes:
 Hasta donde alcance el valor del servicio remunerado habrían de aplicarse las reglas de los contratos
onerosos
 Para el exceso, las reglas de las donaciones.
Pero la mayoría entiende inaplicable a las donaciones remuneratorias el art. 622 que probablemente esté
referida a las donaciones modales.

2.2. DONACIONES MODALES U ONEROSAS


Son aquellas donaciones que conllevan una carga modal, pues la onerosidad propiamente dicha está
excluida de los actos de liberalidad en general y de las donaciones en particular.
Se encuentran en el art. 619.2 CC: son también donaciones “aquellas en que se impone al donatario un
gravamen inferior al valor de lo donado”. Si el gravamen fuese igual o superior a lo donado no habría animus
donandi.

48

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

La donación modal puede implicar:


 La asignación de una parte de lo donado a un cierto destino en beneficio de un tercero (te regalo el
cortijo pero anualmente entregas el diezmo de la cosecha al Convento “Tal”)
 Un gravamen independiente del propio objeto de donación (te regalo un depósito bancario, pero
anualmente entregarás 3.000 euros a tu abuela).

2.3. DONACIONES MORTIS CAUSA


La donación es, en principio, un acto inter vivos. Provoca un debate doctrinal y hay quien la considera
erradicada. La opinión mayoritaria de doctrina y jurisprudencia, en base al art. 620 CC: “las donaciones que
hayan de producir sus efectos a la muerte del donante participan de la naturaleza de las disposiciones de última
voluntad y se regirán por las reglas establecidas en el capítulo de la sucesión testamentaria”, es que deben ser
asimiladas a los legados hechos en testamento, siendo revocables hasta la muerte del donante y quedan sin
efecto hasta que son objeto de reconocimiento con el fallecimiento, que es cuando produce los efectos del
contrato.

2.4. DONACIÓN CON RESERVA DE LA FACULTAD DE DISPONER


El art. 639 CC contempla un supuesto excepcional en relación con la irrevocabilidad de la donación: “Podrá
reservarse el donante la facultad de disponer de alguno de los bienes donados o de alguna cantidad con cargo a
ellos; pero si muriere sin haber hecho uso de este derecho, pertenecerán al donatario los bienes o la cantidad
que se hubiese reservado”.
Aunque en el precepto se diga literalmente que el donante “podrá reservarse la facultad de disponer...”, ello
no quiere decir que al donar el donante conserve los bienes. Los bienes se transmiten sin deducir o reservarse
facultades sobre ellos. Lo que ocurre es que en el pacto de donación se incluye una cláusula que concede al
donante una facultad que le otorga el poder de disposición en los términos en que se haya pactado. No se trata
ni de una donación condicional, ni con carga, ni tampoco es una facultad de revocación, aun cuando en algunos
extremos está cerca de esas figuras.
El poder de disposición sólo puede establecerse a favor del propio donante, no es hereditario, y se extingue a
su fallecimiento.

2.5. DONACIÓN CON CLÁUSULA DE REVERSIÓN


Conforme al art. 641, el donante cuenta con facultades para establecer una “reversión convencional” o un
“derecho de retorno” en su favor o en el de un tercero.
Establece la posibilidad de que el donante recobre en ciertos casos lo donado, o si se prefiere el donante se
reserva el derecho de recuperar la cosa donada (por ejemplo que venza un plazo, o se produzca un determinado
evento), a favor del donante, o de un tercero: pasando lo donado del donatario a un tercero designado por el
donante.
 En favor del donante se entiende válida para cualquier plazo o condición, también podría establecer
a voluntad
 En favor de otras personas, sólo resulta admisible “en los mismos casos y con iguales limitaciones
que determina este Código para las sustituciones testamentarias”.
Mientras la reversión aún no ha tenido lugar el donatario es el titular de los bienes donados, y puede
proceder como tal, siempre que no frustre la posibilidad de la eventual reversión. No podrá, pues disponer de
esos bienes como libres, sino con el consentimiento del posible destinatario ulterior. Cuando se dan los hechos
a los que se sometió su existencia, la reversión se produce automáticamente.

2.6. LIBERALIDADES DE USO


Son aquellos actos de liberalidad realizados en virtud de cánones de conducta socialmente seguidos por la
generalidad de las personas (Usos y costumbre, por ejemplo: regalos de cumpleaños, bodas, bombones al
personal sanitario). También se llaman regalos de costumbre.
Por fundamentarse en normas sociales más que un verdadero ánimo de liberalidad, algunos autores les
niegan el carácter de donación. Sin embargo, la opinión mayoritaria propugna su naturaleza de donación,
aunque algunas normas de ésta no les resulten aplicables, por entenderse precisamente que la adecuación a las
normas sociales generalmente asumidas impiden considerar el posible carácter fraudulento o perjudicial para
terceros que siempre planea sobre las donaciones puras y simples.

49

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

DONACIÓN Se hace a una persona por sus méritos o por los servicios prestados al donante
REMUNERATORIA
DONACIÓN MODAL Se impone al donatario un gravamen inferior al valor de lo donado
Han de producir sus efectos a la muerte del donante. Asimiladas a los legados hechos
DONACIÓN MORTIS CAUSA
en testamento, siendo revocables hasta la muerte del donante
DONACIÓN CON RESERVA En el pacto de donación se incluye una cláusula que concede al donante una facultad
DE LA FACULTAD DE nueva, que es la que le otorga el poder de disposición, sólo puede establecerse a favor
DISPONER del propio donante, y se extingue a su fallecimiento
Posibilidad de que el donante recobre en ciertos casos lo donado, o si se prefiere el
DONACIÓN CON CLAUSULA
donante se reserva el derecho de recuperar la cosa donada, a favor del donante, o de
DE REVERSIÓN
un tercero
Actos de liberalidad realizados en virtud de cánones de conducta socialmente seguidos
LIBERALIDADES DE USO
por la generalidad de las personas

3.- PRESUPUESTOS Y ELEMENTOS DE LA DONACIÓN


Son elementos esenciales de la donación:
 El empobrecimiento del donante,
 El enriquecimiento del donatario,
 La intención de hacer una liberalidad.
Se excluyen de la categoría de donación aquellos actos realizados a título gratuito que, otorgando una
ventaja patrimonial sin contraprestación, no entrañen una pérdida patrimonial (préstamo, depósito o fianza
establecidos con carácter gratuito).

3.1. CAPACIDAD DE LAS PARTES


La donación implica para el donante una disminución patrimonial, y para el donatario un enriquecimiento
que difícilmente puede comportar consecuencias negativas. Es el motivo por el que el CC sólo se muestre
riguroso y exigente respecto a la capacidad del donante.

A.- Capacidad para donar


El art. 624 CC dice: “podrán hacer donaciones todos los que puedan contratar y disponer de sus bienes”.
Han de darse las dos circunstancias a la vez: capacidad contractual y además libre disposición sobre los bienes
que vayan a ser objeto de donación. Recordemos que:
 El hijo menor que haya cumplido 16 años para realizar donaciones necesitará el consentimiento de los
padres.
 Los padres necesitarán autorización judicial para donar bienes inmuebles u objetos preciosos y valores
mobiliarios pertenecientes a los hijos cuya administración ostenten.
 Los herederos del ausente que es declarado fallecido no podrán disponer a título gratuito hasta 5 años
después de la declaración del fallecimiento.
 El menor emancipado, sin consentimiento de sus padres o del tutor, no podrá donar bienes inmuebles y
establecimientos mercantiles o industriales u objetos de extraordinario valor.
B.- Capacidad para aceptar donaciones
La amplitud se manifiesta en que incluso el nasciturus puede ser donatario: basta para ello con que la
aceptación de la donación sea realizada por las personas que legítimamente le representen, si se hubiera
verificado ya su nacimiento.
Es decir, cualquier persona, aún sin tener capacidad de obrar o una especial capacidad de obrar, puede
proceder a la aceptación de la donación.
El CC, no obstante engaña en el art. 625 CC al disponer "podrán aceptar donaciones todos los que no estén
especialmente incapacitados por la ley pare ello", precepto que sugiere que el CC está plagado de prohibiciones
para ser donatario, pero no es así, solo las criaturas abortivas o las personas juridicas no permitidas por la ley
están inhabilitadas para ser donatarios.
Por lo tanto sólo es necesaria una “capacidad natural para entender y querer”, para emitirse válidamente
declaraciones de voluntad dirigidas a aceptar donaciones. El CC sólo exige capacidad contractual en el caso de
que se trate de donaciones condicionales u onerosas.

3.2. OBJETO Y LÍMITES


Puede ser objeto de la donación cualquier bien o derecho que sea autónomo e independiente y, por tanto,
individualizable en el patrimonio del donante.

50

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

El empobrecimiento del donante puede ser perjudicial para el propio donante, para sus familiares con
derecho a legítima y para sus acreedores. Por ello el CC impone ciertos límites de carácter objetivo a la
donación:
a. La donación no podrá comprender bienes futuros.
b. El donante deberá reservarse en plena propiedad o en usufructo lo necesario para vivir acorde a sus
circunstancias.
c. Nadie podrá dar, por vía de donación, más de lo que pueda dar por vía de testamento, debiendo ser
reducidas en cuanto excedan de las posibilidades de libre disposición del donante, a petición de los
herederos forzosos. En tal caso, se habla de “donación inoficiosa”. Para saber si es tal, hay que analizar
en el momento de la muerte del donante, teniendo en cuenta el valor de bienes dejados, al que se
sumara el que tenían los donados en el momento de la donación, y sobre esa suma se determinará la
parte de la que podía disponer libremente.
d. Al suponer la donación una enajenación de bienes a título gratuito, si con ella se defraudaran los
derechos de los acreedores, se presume fraudulenta, autorizándose a los acreedores anteriores a la
donación solicitar su rescisión; pero no así a los posteriores.

3.3. PERFECCIÓN DE LA DONACIÓN : LA ACEPTACIÓN


La donación, bajo pena de nulidad, está sujeta a la aceptación por parte del donatario, que la puede realizar
por sí mismo o por medio de persona autorizada. El CC regula la perfección de la donación en dos artículos:
 Art. 629 CC de una parte, establece que “la donación no obliga al donante, ni produce efecto, sino desde
la aceptación” (Teoría de la emisión)
 Art. 623 CC de otra, entiende que “la donación se perfecciona desde que el donante conoce la
aceptación del donatario” (Teoría del conocimiento). Aplicación preferente para la mayoría de la
doctrina.
Ambos artículos no se contradicen, cabe otra interpretación: la donación se perfecciona con la aceptación
salvo que antes del conocimiento, el donante la revoque

3.4. FORMA
Para el CC, la donación es un contrato formal, si bien los requisitos de forma son distintos según recaiga
sobre bienes muebles o inmuebles:
 La donación de cosa mueble podrá hacerse
- Verbalmente, requiriéndose la entrega simultánea de la cosa, o
- Por escrito. Requiere que la aceptación conste también por escrito.
 En el caso de que esté referida a bienes inmuebles, la donación ha de hacerse necesariamente en escritura
pública, al igual que su aceptación (en misma escritura o en otra separada), debiéndose producir ésta en
vida del donante. Si se hace la aceptación en escritura separada debe notificarse la aceptación al donante y
se anotará diligencia en ambas. La jurisprudencia anula la que no se realicen en escritura pública.

4.- LA REVOCACIÓN DE LAS DONACIONES


La donación es irrevocable, en el sentido de que no puede quedar sin efecto por la sola voluntad del donante,
una vez que haya tenido lugar la aceptación del donatario. Sin embargo, el CC, teniendo en cuenta su carácter
de atribución patrimonial sin contraprestación, faculta al donante para recuperar lo donado en algunos
supuestos, suponiendo que de haberlos conocido no la habría realizado o por razones de justicia material. Las
causas de revocación se encuentran legalmente predeterminadas o tasadas y, por ello, son de interpretación
estricta, quedando limitadas a los supuestos siguientes:

4.1 SUPERVIVENCIA O SUPERVENENCIA DE HIJOS


Art. 644 CC: “Toda donación hecha entre vivos, hecha por persona que no tenga hijos ni descendientes, será
revocable por el mero hecho de ocurrir cualquiera de los casos siguientes:
1. Que el donante tenga, después de la donación hijos, aunque sean póstumos. Supervenencia
2. Que resulte vivo el hijo del donante que éste reputaba muerto cuando hizo la donación”.
Supervivencia
El donante podrá revocar la donación si desea hacerlo, pues la supervenencia o supervivencia no acarrea de
forma automática la ineficacia de la donación realizada. El plazo para ejercitar la correspondiente acción de
revocación es de 5 años contados desde que se tuvo noticia del nacimiento del último hijo o de la existencia del
que se creía muerto. El referido plazo es de caducidad, aunque el precepto hable de prescripción. Dentro de tal
plazo, en caso de fallecimiento del donante, la acción de revocación se transmite a sus hijos y descendientes.

51

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

4.2. INCUMPLIMIENTO DE CARGAS


El supuesto de revocación por incumplimiento de cargas impuestas por el donante se encuentra contemplado
en el art. 647.1 CC: “La donación será revocada a instancia del donante cuando el donatario haya dejado de
cumplir alguna de las condiciones que aquel le impuso”. En este contexto las condiciones carecen de sentido
técnico y hacen referencia a las donaciones modales u onerosas.
El CC no establece la duración de la acción por incumplimiento de cargas, ni si cabe su transmisión a los
herederos o legitimarios del donante en caso de fallecimiento de éste. Jurisprudencialmente se ha propugnado
de forma reiterada que la acción es transmisible a los herederos. El plazo es resuelto por analogía, (para las
acciones rescisorias es de 4 años).

4.3. INGRATITUD DEL DONATARIO


La denominada ingratitud del donatario, de acuerdo con el CC, se producirá en los supuestos en que:
1. El donatario cometiera algún delito contra la persona, el honor, o bienes del donante;
2. Se le impute algún delito de los que dan lugar a procedimientos de oficio o acusación pública, a
menos que se hubiese cometido contra el propio donatario, o
3. Le niegue indebidamente alimentos (Art. 648 CC).
La acción de revocación tiene un plazo de prescripción de 1 año, contado desde que el donante tuvo
conocimiento del hecho y posibilidad de ejercitar la acción. Debe ser ejercitada por el propio donante, no
siendo transmisible a los herederos si éste pudiendo hacerlo, no la hubiese ejercitado. Esta falta de ejercicio de
la revocación se equipara al perdón de la afrenta o ultraje por parte del donatario.

4.4. EFECTOS DE LA REVOCACIÓN


La revocación de la donación comporta la restitución al donante de los bienes donados, o del valor que éstos
tenían al tiempo de la donación si hubiesen sido enajenados, quedando a salvo los derechos de terceros
adquirentes de buena fe.
Aunque el CC habla de estas cuestiones diferenciando la causa de revocación, no vamos a entrar en detalles,
sólo decir que se parte de la base de que el objeto donado es un inmueble.

5.- LA REVERSIÓN DE LA DONACIÓN


Ya vimos el art. 641 CC: podrá establecerse válidamente la reversión a favor de sólo el donador para
cualquier caso y circunstancias, pero no a favor de otras personas sino en los mismos casos y con iguales
limitaciones que determina este Código para las sustituciones testamentarias. En el fondo, al establecer la
reversión, se está realizando una donación condicional, dependiendo el caso y las circunstancias, fijadas por el
propio donante.
Al limitar la reversión a favor del donante (o de otras personas, normalmente parientes/herederos del
donante) pretende el CC favorecer tráfico económico e impedir posibles vinculaciones imperecederas de los
bienes.
A juicio de Lasarte, tal pretensión se ve debilitada extraordinariamente en los supuestos en que donante es
persona jurídica, pues en tal caso las condiciones pueden posponerse indefinidamente en el tiempo.

6.- LA REDUCCIÓN DE LAS DONACIONES INOFICIOSAS


Reciben el nombre de donaciones inoficiosas las que superen el valor de lo que el donante (o el donatario)
puedan dar (o recibir) por testamento (Art. 636 CC), en cuanto pueden resultar perjudiciales para los
legitimarios o herederos del donante. Por consiguiente, para determinar el carácter inoficioso de cualquier
donación es preciso que se abra la sucesión del donante a causa de su fallecimiento. En tal sentido, expresa el
art. 654 CC que las donaciones que, con arreglo a lo dispuesto en el art. 636, sean inoficiosas computado el
valor líquido de los bienes del donante al tiempo de su muerte, deberán ser reducidas en cuanto al exceso.

EXAMEN:

Las donaciones remuneratorias y las modales u onerosas


Presupuestos y elementos de la donación
La capacidad de las partes en la donación***
La capacidad para donar
La forma de la donación***
La donación: requisitos de forma
La revocación de donaciones****
La revocación de donaciones por supervivencia o supervivencia de hijos
52

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

TEMA 26
CAPITULO 11

EL CONTRATO DE COMPRAVENTA

1.- LA COMPRAVENTA: IDEAS GENERALES

1.1. NOCIÓN Y CARACTERES


Es el más frecuente en el día a día y está considerado el contrato tipo por antonomasia, siendo el más
detalladamente regulado y aplicándose parte de sus preceptos a los demás contratos donde existen prestaciones
recíprocas.
Conforme el art. 1445 CC: por el contrato de compraventa uno de los contratantes se obliga a entregar una
cosa determinada y el otro a pagar por ella un precio cierto, en dinero o signo que lo represente.
Sus características son:
 Contrato consensual, que se perfecciona por el mero consentimiento. La entrega de la cosa y el pago
del precio corresponden a la fase de ejecución del contrato.
 Contrato bilateral por producir obligaciones recíprocas para las dos partes contratantes: la entrega de
la cosa y el pago del precio.
 Contrato oneroso, por suponer una equivalencia entre las prestaciones de las partes. Al hablar de
equivalencia no es necesaria una equivalencia objetiva, es decir la adecuación real entre el bien y el
precio correspondiente, basta con la llamada equivalencia subjetiva.
 Contrato conmutativo al estar determinado el intercambio de prestaciones desde el momento de su
perfección. Pero puede ser aleatorio en ciertos casos, como sucede cuando se trate de "cosas futuras"
a riesgo del comprador o “compraventa de esperanza”, el comprador se obliga a pagar el precio,
tenga o no existencia la cosa.
 Contrato traslativo de dominio, ya que sirve de título para la transmisión de la propiedad. Algunos
autores defiende el carácter no esencialmente traslativo del dominio. Sin embargo el TS señala que la
venta, por definición, es un acto de enajenación, puesto que su finalidad es la traslativa del dominio,
que se consuma mediante la entrega de la cosa. Este acto no está reñido con el llamado pacto de
reserva de dominio. Consiste dicho pacto en la estipulación expresa según la cual no se producirá la
transmisión de la propiedad de la cosa vendida hasta que no se produzca el pago íntegro del precio
convenido. El CC no la regula, pero la jurisprudencia la ha hecho licita en múltiples sentencias,
considerando que se trata de una garantía de cobro del precio aplazado, plenamente válido, pues solo
suspende la eficacia transmisiva del contrato hasta que el comprador satisfaga el precio convenido
integramente.

1.2. CAPACIDAD PARA CELEBRAR CONTRATO DE COMPRAVENTA : LAS PROHIBICIONES


La compraventa exige, como todos los contratos, que las partes contratantes tengan la capacidad suficiente
para contratar y obligarse. El art. 1457 CC estipula, como regla general, que podrán celebrar el contrato de
compraventa todas las personas a quienes este Código autoriza para obligarse, salvo las modificaciones
contenidas en los artículos siguientes. Se remite a la materia en capacidad de obrar, siendo relevantes las
situaciones donde se exige autorización judicial y aquellas otras donde es necesario en consentimiento de los
padres o tutores para enajenar bienes muebles de extraordinario valor y bienes muebles o establecimientos
mercantiles.
El CC actualmente, no dispone de ninguna restricción a las compraventas entre cónyuges, cualquiera que
sea el régimen del matrimonio. Antes solo era posible en separación de bienes.
El CC para evitar posibles fraudes o perjuicios cuando hay intereses encontrados, prohíbe a determinadas
personas adquirir por compra, aunque sea en subasta pública o judicial, por sí ni por persona intermediaria,
bienes de otras sobre las que tienen algún tipo de influencia:
1. Se prohíbe al tutor adquirir los bienes de sus pupilos, extensible a todo cargo tutelar, incluida la
tutela legal o automática.
2. Respecto a los mandatarios y los albaceas, la prohibición se hace extensiva a cualquier forma de
administración o representación voluntaria. Esta interpretación es restrictiva, ya que no es aplicable
cuando acabe el mandato ni cuando media especial autorización del mandante o cuando este vende
al mandatario.
3. Igualmente afecta la prohibición sobre los funcionarios públicos en la demarcación territorial y
respecto de los bienes de cuya administración estuviesen encargados; a los funcionarios de Justicia
53

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

de los bienes en litigio ante el Tribunal en cuya jurisdicción ejercieran sus funciones, afectando esto
también a abogados y procuradores, respecto a los mismo bienes que intervenga por su profesión (a
excepción de las acciones hereditarias entre coherederos o de cesión de pago de créditos o de
garantía de los bienes que posean. Para determinar el carácter litigioso de un bien se han venido
utilizando dos criterios: la fecha de emplazamiento para constatar la demanda (criterio
jurisprudencial) y desde la contestación a la demanda (art. 1.535.2).
1. La contravención de estas prohibiciones lleva aparejada la nulidad radical y absoluta del contrato así
celebrado, independientemente de la posible responsabilidad disciplinaria y penal a que pudiera dar lugar
en su caso.
2. La conculcación de la prohibición del mandatario y albacea es objeto de anulabilidad, al poder recaer con
posterioridad el consentimiento del mandante o los sucesores.

2.- EL OBJETO DE LA COMPRAVENTA


La compraventa supone la obligación por parte del vendedor de entregar una cosa determinada a cambio de
un precio en dinero o signo que lo represente, que deberá ser pagado por el comprador. Por lo tanto el objeto de
la compraventa es doble:
1. La cosa a entregar
2. El precio a pagar.

2.1. LAS COSAS


A.- En general
Las cosas pueden ser:
- Corporales e incorporales o derechos;
- Muebles e inmuebles;
- Presentes y futuras;
pero, han de reunir siempre una triple condición:
1. Que sean de comercio lícito.
2. Que tengan existencia real o posible: no es imprescindible que la cosa exista en el momento de la
celebración del contrato si se prevé la posibilidad de su existencia en la fase de ejecución. Si la cosa
se ha perdido el contrato queda sin efecto, a no ser que ya se haya perfeccionado la compraventa, en
cuyo caso corre a cuenta del comprador. Si la perdida de la cosa tras la venta es parcial el
comprador podrá opta por desistir del contrato o reclamar la parte que falta, abonando su precio en
proporción.
A efectos de responsabilidad, la doctrina distingue, dependiendo de que mediara conocimiento y por
quien. Del perecimiento anterior de la cosa: ambos: en compensación de culpas, una de las partes
que no lo manifiesta, esa parte responderá in contrahendo por actuación dolosa.
Si la cosa no tiene existencia real al contratar, pero previsiblemente la llegará a tener, la
compraventa puede revestir dos modalidades distintas:
a. Compraventa de cosa esperada. En tal caso, la compraventa reviste los caracteres de
conmutativa y condicional, ya que las partes subordinan la eficacia del contrato a la
existencia de la cosa. Si la cosa no llega a existir, no hay obligación por parte del vendedor
de entregar cosa alguna, ni el comprador ha de pagar el precio (ejemplo: se vende la
cosecha del año que viene, el comprador solo pagará la cosecha producida y el precio
convenido).
b. Compraventa de esperanza. Si los contratantes celebran la compraventa a todo evento, es
decir, que el comprador pague el precio aunque la cosa objeto del contrato no llegue a
existir, se tratará de un contrato aleatorio. El vendedor se limitará a hacer lo posible para la
existencia de la cosa, y el comprador está obligado a pagar lo pactado. (Se vende la cosecha
al precio pactado por ella, sea la cosecha excelente, buena o no haya cosecha). Algunos
autores califican esta compraventa de contrato aleatorio atípico.
3. Que la cosa sea determinada o determinable.
B.- La venta de cosa ajena
No es necesario que la cosa forme parte del patrimonio del vendedor en el momento de celebración de la
compraventa, pues la traslación del dominio se alcanza con la ejecución del contrato. En este caso el vendedor
estará obligado a adquirir el bien vendido para poder transmitir el dominio, cuando se ejecute. Aunque el CC
guarda silencio sobre la venta de cosa ajena la jurisprudencia lo admite.

54

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

Esta figura no supone la quiebra de las reglas generales sobre la anulabilidad cuando, por error de ambas
partes o conducta dolosa del vendedor, deba considerarse el contrato viciado desde el mismo momento de su
celebración

2.2. EL PRECIO EN LA COMPRAVENTA


El precio es el otro elemento objetivo de la compraventa y consiste en la suma de dinero que el comprador
se obliga a entregar al vendedor a cambio de la cosa.
A.- Requisitos:
1. Precio verdadero o real. El precio es la prestación a cargo del comprador, de tal modo que si no
existiera:
- Estaríamos ante un contrato simulado de compraventa,
- Podría ser donación si cumple los requisitos.
- Al ser el precio la causa del contrato para el vendedor, su ausencia o ilicitud provocaría la
declaración de inexistencia de la compraventa.
2. Precio cierto o determinado. No es necesario precisarlo cuantitativamente en el momento de la
celebración, sino que basta que pueda determinarse sin necesidad de un nuevo convenio:
- Ya sea con referencia a otra cosa cierta,
- Por el que tuviera la cosa en determinado día, bolsa o mercado,
- Se deje su señalamiento al arbitrio de un tercero. La determinación por tercero deberá
hacerse en relación con el momento de la perfección del contrato, entendiendo que es un
supuesto de arbitrio en equidad (salvo voluntad contraria de las partes) siendo impugnable
cuando se haya faltado a la misma y cuando no se fijara conforme a las instrucciones de las
partes. También es impugnable si concurre algún vicio del consentimiento o se actuó de
mala fe.
3. Precio consistente en dinero o signo que lo represente. El precio debe consistir en dinero o signo que
lo represente (cheque, pagarés, letras, etc).
- Si el precio no consiste en dinero sería un supuesto de permuta.
- Si consiste en dinero y alguna otra cosa, se atiende a la intención de las partes
(compraventa o permuta) y subsidiariamente a la proporcionalidad entre el dinero y las
cosas
- Por "cualquier otro signo q lo represente" se entiende la asimilación de pagare, cheques,
letras de cambio, etc. a dinero (1.170) si bien la entrega de tales documentos "solo
producirá los efectos del pago cuando hubiesen sido realizados, o cuando por culpa del
acreedor se hubiesen perjudicado".
4. ¿Precio JUSTO? Para el CC la compraventa no supone una estricta equivalencia objetiva entre el
valor de la cosa y el precio pactado. El CC no exige que sea justo, aunque el precio irrisorio se equipara
al precio simulado. Especial relevancia tiene el precio fijado por disposiciones administrativas (VPO) o
“precio legal”, de modo que si el convenido es superior, el contrato será nulo parcialmente, teniéndose
el exceso por no puesto, aunque el contrato seguirá surtiendo efectos.
B.- El pacto de arras
Como sabemos, en la celebración del contrato de compraventa es sumamente frecuente el establecimiento
de un pacto de arras. En él las partes pactan la reserva de la compraventa de bienes, o inmuebles como una
vivienda, entregándose como prueba una cantidad de dinero en concepto de señal. Forma parte de los
denominados precontratos, dado que lo que se está contratando es la obligación de firmar un contrato en el
futuro.

3.- DERECHOS Y OBLIGACIONES DEL VENDEDOR


Las obligaciones principales del vendedor consisten en:
1. Entregar la cosa vendida y conservarla con “la diligencia propia de un buen padre de familia” hasta
que se efectúe dicha entrega.
2. Prestar la garantía del saneamiento en los casos de evicción y vicios ocultos.
Además de las obligaciones principales, asumen relevancia todas aquellas de carácter accesorio y
secundario de carácter general y las que puedan surgir en la relación contractual concreta.

3.1. LA ENTREGA DE LA COSA


A.- Objeto y circunstancias de la entrega de la cosa

55

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

La obligación primera y fundamental del vendedor es la entrega del objeto de la compraventa, dada su
naturaleza consensual.
Hay que tener en cuenta que la entrega de la cosa abarca también:
 Sus accesorios
 Los frutos producidos desde el día en que se perfeccionó el contrato
 Los títulos de pertenencia y los informes necesarios para hacer valer lo transmitido.
Aunque el tiempo y el lugar de entrega de la cosa, suele establecerse convencionalmente por las partes, si no
se hiciese, se entienden aplicables las reglas generales y así la cosa se entregará en el lugar donde se encuentre
en el momento de celebrarse la compraventa.
B.- Formas de entrega: la tradición
El CC regula con cierto detalle las formas de entrega o “tradición” que, realizadas con posterioridad a la
celebración la compraventa, conllevan la adquisición de la propiedad para el comprador. Las diversas formas
de entrega son:
1) Tradición real
Art. 1462.1: Se entenderá entregada la cosa vendida cuando se ponga en poder y posesión del comprador.
La posesión puede ocurrir de dos maneras diferentes:
 Material: cuando hay una entrega manual y efectiva (me llevo el paraguas que acabo de pagar) o
cuando el adquirente de facto y de forma inmediata, ejercita los poderes característicos del
propietario (ejemplo: siesta en el piso que compré)
 Simbólica: sin llegar a producirse una transmisión material de la cosa, el vendedor manifiesta de
forma inequívoca e irreversible su intención de transferir la posesión al adquirente (ej.: el vendedor
entrega las llaves, o da los títulos de pertenencia).
2) Constitutum possessorium y traditio brevi manu.
La constitutum possessorium, suple a la tradición material, y se da en aquellos casos en los que el
vendedor continúa poseyendo la cosa, pero en virtud de otro título diferente al de propietario que antes
ostentaba (ej.: el vendedor sigue viviendo como arrendatario).
La traditio brevi manu es el caso opuesto: el comprador antes poseía la cosa (sin ser propietario), pasando
ahora a ser el propietario. (ej. Arrendatario compra piso).
3) La tradición instrumental
Art. 1462.2 el otorgamiento de escritura pública equivaldrá a la entrega de la cosa objeto del contrato. En
estos casos el comprador se convierte en propietario, con independencia de cualquier otro factor, por ejemplo
que no haya pagado por completo el precio cierto de la compra.
Este principio no es automático, sino dispositivo “si de la misma escritura no resultare o se dedujere
claramente lo contrario”.
C.- Reglas especiales en materia de venta de inmuebles.
Los inmuebles pueden ser adquiridos atendiendo a la medida (o cabida) de los mismos a razón de un precio
por unidad de medida o número (1.000 €/m2) bien por un precio alzado (una finca por 500.000 €). En el primer
caso el precio total será proporcional al conjunto de unidades tenidas en cuenta al celebrar el contrato, en el
segundo caso se compra cuerpo cierto. Conviene distinguir los siguientes supuestos:
1) Venta de inmueble por unidad de medida resultando de cabida inferior a la señalada en el contrato
El art. 1469.2 obliga al vendedor a entregar al comprador lo que figure en el contrato y si no es posible, el
comprador puede optar o por una rebaja proporcional del precio o a la rescisión del contrato si la disminución
de la cabida es superior al 1/10 de lo que figura en el contrato.
2) Venta de inmueble por unidad de medida siendo la cabida superior a la señalada en el contrato
El comprador debe pagar el exceso si el aumento de la cabida no supera la 1/20 parte de lo señalado en el
contrato. Si la supera, el comprador puede optar por pagar o por desistir.
3) Venta por unidades de medida y problemas de calidad
La falta de correspondencia entre el precio pagado y el bien comprado no sólo se puede ser debida a
criterios cuantitativos, sino también a criterios cualitativos.
En caso de exceso de calidad, el CC no establece ninguna norma, aunque la doctrina propone aplicar de
forma analógica el art. 1471.2.
En caso de defecto de calidad o de extensión del inmueble de carácter esencial, el comprador puede optar
entre una rebaja proporcional o impugnar el contrato por error, realizable según las reglas generales de
anulabilidad.
4) Venta de inmueble hecha a precio alzado
Aunque resulte mayor o menor la cabida de la expresada en el contrato, no tendrá lugar el aumento o la
disminución del precio convenido, por haber sido éste fijado alzadamente. El mismo criterio rige cuando se
compraron dos o más fincas por un solo precio.
56

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

Si se expresaron los linderos (obligatorio) y además la cabida o número, el vendedor debe entregar todo lo
que se comprenda en los linderos, con independencia de la cabida y si no es posible, el precio se rebajará
proporcionalmente al defecto de la cabida, salvo que el comprador no se conforme, que en tal caso se anularía
el contrato, ya que se trata de un ejercicio de derecho potestativo.
5) Plazo de ejercicio de las acciones
Si bien el CC establece un plazo de prescripción de 6 meses, la jurisprudencia otorga a dicho plazo carácter
de caducidad en los supuestos en los que el comprador opte por la rescisión o anulación del contrato.
D.- La facultad de suspender la entrega
El vendedor puede suspender o retener la entrega de la cosa en dos supuestos, aun sin necesidad de instar la
resolución del contrato:
1.- Compraventa con precio de presente: El vendedor no está obligado a entregar la cosa vendida si el
comprador no le ha pagado el precio o no se ha señalado en el contrato un plazo para el pago (art. 1466 CC).
2.- Compraventa con precio aplazado: el vendedor tampoco estará obligado a realizar la entrega “si
después de la venta se descubre que el comprador es insolvente, excepto si el vendedor afiance pagar en el
plazo convenido (art. 1467 CC). En este contexto, se le da al término “insolvente” un sentido amplio, no es
necesario una declaración judicial ni situación concursal del comprador.

3.2. LA OBLIGACIÓN DE SANEAMIENTO


Las obligaciones del vendedor no se agotan con la entrega de la cosa, pues está obligado, además, al
saneamiento, en virtud del cual responderá al comprador:
a. De la posesión legal y pacífica de la cosa vendida.
b. De los vicios o defectos ocultos que la cosa tuviera, es decir, de su posesión útil.

3.3. EL SANEAMIENTO POR EVICCIÓN


A.- Noción y requisitos
La evicción (vencer en juicio), es un acto de iniciativa extraña al comprador y al vendedor que acarrea para
el comprador verse privado de la propiedad de la cosa comprada, en cuanto ésta pasa a ser propiedad de un
tercero, total o parcialmente, a consecuencia de una sentencia judicial firme y en virtud de un derecho anterior a
la compraventa (art. 1475.1 CC). Un tercero demanda al comprador.
Para que surja obligación de saneamiento a cargo del vendedor es necesario que la demanda de evicción le
haya sido notificada a instancia del comprador, si el comprador no le ha notificado la demanda al vendedor,
este no está obligado a saneamiento (art. 1481 CC). Esto se hace para que el vendedor pueda aportar pruebas
contra la reclamación del tercero, actuando así de cooperador. Debe hacerse siguiendo la forma del art. 1482
CC que concede al comprador facultad de solicitar la notificación al vendedor dentro del plazo previsto para su
propia contestación a la demanda, que quedará en suspenso mientras no conteste el vendedor
Pese a la exigencia de sentencia firme, en algún caso, el TS ha admitido la evicción a consecuencia de
resoluciones administrativas, y en los supuestos de ventas judiciales, según doctrina jurisprudencial reiterada.
B.- Pactos sobre el saneamiento por evicción (art. 1475 CC)
Para el CC la cláusula de saneamiento por evicción es un elemento natural del contrato, se presume su
existencia, pero al ser materia disponible, caben pactos en contrario. El art. 1475 dice que el vendedor
responderá de la evicción aunque nada se haya expresado en el contrato. Los contratantes, sin embargo,
podrán aumentar, disminuir o suprimir esta obligación legal del vendedor.
A pesar de ser materia disponible, el CC recela del comprador que renuncia al saneamiento y la cláusula por
la que el comprador renuncia al saneamiento queda restringida en un doble sentido:
1. Cuando el vendedor actúe de mala fe, se declarará nulo todo pacto que exima al vendedor de responder
de la evicción
2. Es preciso que la cláusula la haga el comprador con conocimiento de los riesgos de la evicción y
sometiéndose a sus consecuencias. De esta forma exime al vendedor de todas las obligaciones propias
del saneamiento, limitándose al pago del precio de la cosa vendida al tiempo de la evicción.
En sentido contrario se puede agravar la obligación de saneamiento, estableciendo cláusulas penales
complementarias.
Recordar que la ley protectora de consumidores y usuarios declara nula la renuncia previa a los derechos
otorgados a los consumidores.
C.- Efectos de la evicción (Art. 1478 CC)
1. “La restitución del precio de la cosa vendida al tiempo de la evicción, ya sea mayor o menor que el de
venta”. Se refiere al precio actualizado al momento de la evicción. Parte de la doctrina estima que no se
debe aplicar en supuestos de aumento/disminución del valor imprevisible y excepcional.

57

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

2. “Los frutos o rendimientos, si se le hubiere condenado a entregarlos al que le haya vencido en juicio”. Se
refiere al comprador, que es quien puede ser condenado. Se aplican las reglas sobre liquidación del estado
posesorio.
3. “Las costas del pleito que haya motivado la evicción y, en su caso, las del seguido con el vendedor por el
saneamiento”. Parte del precepto de que el saneamiento por evicción presupone de forma necesaria la
existencia de un proceso judicial entre el tercero y el comprador, no así entre comprador y vendedor (pues
este puede prestarse voluntariamente a indemnizar). El comprador solo tendrá derecho a reclamar las costas
judiciales cuando efectivamente haya debido afrontarlas por haberle sido impuestas.
4. “Los gastos del contrato a cargo del comprador”. No sólo se refiere a gastos de escrituras, sino también
impuestos, gestoría, inscripción en el Registro… Supone la total indemnidad del comprador, que se ve
privado del objeto comprado
5. “Los daños e intereses y los gastos voluntarios o de puro recreo u ornato, si se vendió de mala fe”. La
referencia a los intereses se refiere a los generados por las cantidades a abonar desde que tuvo lugar la
evicción. También tiene el comprador que sufre evicción derecho a los gastos suntuarios
D.- Los supuestos de evicción parcial
Art. 1479 CC: podrá exigir la rescisión del contrato, pero habrá de devolver la cosa sin más gravámenes de
los que tuviera al adquirirla.
Se produce si el comprador pierde con la evicción parte de la cosa vendida de tal importancia con relación al
todo que sin dicha parte no la hubiese comprado, o si se venden dos o más cosas conjuntamente a precio alzado,
o particular para cada una de ellas constando que el comprador no habría comprado la una sin la otra.
Divergencia doctrinal en la calificación de la acción: anulabilidad por error vs resolución. Esto tiene
trascendencia práctica, ya que existe diferente plazo para el ejercicio de la acción, 4 años en la anulatoria (Art.
1301 CC), “Las acciones personales que no tengan plazo especial prescriben a los cinco años desde que pueda
exigirse el cumplimiento de la obligación. En las obligaciones continuadas de hacer o no hacer, el plazo
comenzará cada vez que se incumplan” (Art. 1964 CC). Lasarte estima iguales consecuencias si se entiende el
caso como un supuesto de rescisión propia (de los contemplados en Art. 1291.5), con plazo de prescripción de
4 años (Art. 1299.1).
El problema de la evicción parcial es si es aplicable solo el art. 1479, o también el art. 1478 CC con
adaptaciones. Lasarte considera que son de aplicación los dos, debido a la insistencia del legislador al presumir
que el comprador no hubiera comprado.
E.- Evicción de cargas o gravámenes ocultos
El art. 1483 CC dispone que “si la finca vendida estuviese gravada, sin mencionarlo la escritura, con alguna
carga o servidumbre no aparente, de tal naturaleza que deba presumirse no la habría adquirido el comprador si
la hubiese conocido, podrá pedir la rescisión del contrato, a no ser que prefiera la in demnización
correspondiente. […]
Problema fundamental: determinar si pueden considerarse gravámenes ocultos aquellos que habían sido
objeto de inscripción en el Registro de la Propiedad, la lógica actual implicaría que no, pero el sentido histórico
y teniendo en cuenta que el comprador no tiene obligación de consultarlo, puede argüir su buena fe frente al
vendedor, aunque no haya consultado el registro. La jurisprudencia es partidaria de excluir la aplicación del art.
1483 si la carga o gravamen tiene publicidad registral, es además muy rigurosa con el silencio del vendedor
respecto de situaciones urbanísticas de solares sometidos a Ley del Suelo.
Plazo para ejercitar la acción rescisoria: 1 año desde el otorgamiento de la escritura. Transcurrido este plazo,
sólo podrá reclamar la indemnización dentro de otro año desde el día en que el comprador descubriera la carga
o servidumbre no aparente.

3.4. EL SANEAMIENTO POR VICIOS OCULTOS


El vendedor tiene obligación de saneamiento cuando la cosa vendida tuviese vicios o defectos ocultos, que
la conviertan en inapropiada para el uso a que se destina o lo disminuya de modo que, de haberlos conocido el
comprador, no la habría adquirido o habría pagado menos. Se excluyen los vicios manifiestos o si el comprador
en razón de su oficio debía fácilmente conocerlos.
El vendedor responde del saneamiento por vicios ocultos, aunque los ignorase, a menos que se hubiese
estipulado lo contrario. El comprador podrá optar por resolver el contrato (acción redhibitoria) con restitución
de los gastos que pagó, o rebajar una cantidad proporcional en el precio, a juicio de peritos (acción estimatoria).
Si el vendedor actuó de mala fe y el comprador opta por la restitución, se le indemnizará además de daños y
perjuicios, no en el otro caso, porque la rebaja del precio se habrá tenido en cuenta los perjuicios sufridos.
También prevé nuestro Código la posibilidad de perecimiento de la cosa vendida, como consecuencia de los
vicios ocultos. Los efectos serán distintos en función de si el vendedor conocía o no los vicios. El vendedor

58

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

responderá abonando el precio, los gastos del contrato y si conociese los vicios, responderá además por daños y
perjuicios.
Si la cosa vendida con vicios ocultos pereciera con posterioridad a la venta por caso fortuito o culpa del
comprador, podrá éste reclamar del vendedor el precio que pagó, rebajado por el valor de la cosa en el
momento de perderse y si el vendedor actuó de mala fe, deberá abonar al comprador los daños e intereses.
En el caso de la compra de dos cosas al mismo vendedor, el vicio redhibitorio de una de ellas no afecta a la
otra, a no ser que el comprador no hubiese comprado la segunda sin la primera.
En el caso de saneamiento por vicios en venas judiciales, no habrá responsabilidad por daños y perjuicios,
pero si el desembolso del precio y gastos del contrato
Para que tenga lugar el saneamiento por vicios ocultos la acción habrá de ejercitarse en el plazo de 6 meses
contados desde la entrega de la cosa vendida. La jurisprudencia establece compatibilidad para ejercicio de
acciones: de saneamiento por vicios ocultos, la de resolución por incumplimiento y la de anulabilidad por error
o dolo.

3.5. LA CONTAMINACIÓN ACÚSTICA EN LOS INMUEBLES COMO VICIO OCULTO: LA LEY 37/2003 Y EL REAL DECRETO
314/2006
La Ley del Ruido recurre al saneamiento por vicios ocultos en relación con la contaminación acústica de los
inmuebles, provocada por el incumplimiento de las normas técnicas relativas al debido aislamiento de las
construcciones.
La Ley del Ruido dispuso que el Código Técnico de la Edificación deberá incluir un sistema de verificación
acústica de las edificaciones y que el incumplimiento de los objetivos de calidad acústica en los espacios
interiores, puede dar lugar a la obligación del vendedor de responder del saneamiento por vicios ocultos.

3.6. EL SANEAMIENTO POR VICIOS OCULTOS EN LA VENTA DE ANIMALES


En estos casos, el comprador ha de ejercitar la correspondiente acción (“redhibitoria” o “estimatoria”) en el
plazo de 40 días a partir de la entrega del animal o, en su caso, en el establecido por el uso local y sólo
procederá el saneamiento si se dan los siguientes requisitos:
a. Ha de tratarse de vicio oculto.
b. El vicio o defecto de que se trate ha de estar determinado por la ley o los usos locales.
c. No pueden ser ventas hechas en feria o pública subasta, ni de caballerías vendidas como desecho. Se
establece la nulidad de la venta de ganados y animales que padezcan enfermedades contagiosas.
Si en la compra de dos o más animales es vicioso uno de ellos, solamente procede la acción redhibitoria
respecto del vicioso, salvo que no se hubiesen comprado los unos sin el otro.
Si el animal muriese a los tres días de comprado, será responsable el vendedor, si la enfermedad que causó
la muerte existía antes del contrato, a juicio de los facultativos.

3.7. GARANTÍAS DEL PAGO DEL PRECIO EN FAVOR DEL VENDEDOR


En ocasiones, el vendedor se encuentra facultado para suspender la entrega de la cosa cuando el pago
temporáneo y preciso del precio pactado constituye una contingencia de difícil materialización:
A.- El supuesto del art. 1.503
Si el vendedor tuviere fundado motivo para temer la pérdida de la cosa inmueble vendida y el precio, podrá
promover inmediatamente la resolución de la venta. Si no existiere este motivo, se observará lo dispuesto en el
artículo 1124 CC”.
A diferencia del artículo 1124 en el que es necesario el incumplimiento, en el art. 1503 CC basta con el
temor fundado del vendedor de que se produzca el incumplimiento, y además el 1503 no permite al juez fijar un
plazo complementario para que el comprador cumpla.
B.- El pacto expreso de resolución en las ventas inmobiliarias: el pacto comisorio
El art. 1504 CC es una garantía más del pago del precio en favor del vendedor, fortalecido por la posibilidad
de acceder al Registro de la Propiedad si es configurado como condición resolutoria.
El pacto comisorio o lex commissoria es la facultad resolutoria concedida al vendedor, en virtud de pacto
expreso, ante la falta de pago en el término convenido o en cada uno de los plazos señalados. Aunque la
automaticidad resolutoria del plazo temporal previsto para el pago no es absoluta, ya que el art. 1.504 exige
como requisito esencial para que proceda la resolución, el previo requerimiento judicial o por acta notarial, por
lo que no basta el mero incumplimiento, sino que el comprador cuenta con un plazo complementario para pagar
(el existente entre el término fijado y el día en que el vendedor lo requiere judicial o notarialmente). El
requerimiento al comprador no sólo permite el ejercicio de la facultad resolutoria, sino que también priva al
Juez de la facultad de dar un nuevo plazo.

59

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

Aunque se hable de resolución de pleno derecho, en caso de falta de acuerdo, se precisa la intervención
judicial para comprobar el efectivo incumplimiento. Esto ha privado en la práctica de operatividad real al art.
1504, pues el TS entendía que debía existir voluntad deliberadamente rebelde al cumplimiento. Esta línea se
rompió a partir de 1990, desde entonces son numerosas las sentencias que contemplan objetivamente el
incumplimiento del pago del precio.
Por otra parte, conviene destacar que, junto a la resolución propiamente dicha, es frecuente estipular el
comiso de todo o gran parte de lo que hubiese pagado el comprador hasta el momento de la resolución. Tales
pactos, no obstante, quedan sujetos a la facultad moderadora de los jueces al ser considerados supuestos de
cláusula penal.
C.- La resolución de la venta de bienes muebles
El CC omite la necesidad de requerimiento o interpelación alguna al comprador en el supuesto de venta de
bienes muebles. Dispone el art. 1505 CC que “respecto de los bienes muebles, la resolución de la venta tendrá
lugar de pleno derecho, en interés del vendedor, cuando el comprador, antes de vencer el término fijado para la
entrega de la cosa, no se haya presentado a recibirla, o, presentándose, no haya ofrecido al mismo tiempo el
precio, salvo que para el pago de éste se hubiese pactado mayor dilación”.

4.- DERECHOS Y OBLIGACIONES DEL COMPRADOR

4.1. EL PAGO DEL PRECIO


Art. 1.500.1 La obligación principal del comprador consiste en el pago del precio “de la cosa vendida en
el tiempo y lugar fijados por el contrato”.
No obstante, en caso de que lugar y tiempo no hubieran sido pactados, la regla supletoria es la del lugar y
tiempo de la entrega de la cosa. Para la compraventa se consagra de forma supletoria la simultaneidad en la
ejecución de las prestaciones.
Art. 1.501  Asimismo, el comprador estará obligado a pagar intereses “por el tiempo que medie entre la
entrega de la cosa y el pago del precio, en los tres casos siguientes:
1. Si así se hubiere convenido.
2. Si la cosa vendida y entregada produce fruto o renta.
3. Si se hubiese constituido en mora.
Por tanto, como regla general el pago del precio aplazado no genera intereses, aunque en la práctica es
frecuentísimo pactar lo contrario.

4.2. LA FACULTAD DE SUSPENDER EL PAGO. 1502


Art. 1502 CC "Si el comprador fuere perturbado en la posesión o dominio de la cosa adquirida, o tuviere
fundado temor de serlo por una acción reivindicatoria o hipotecaria, podrá suspender el pago del precio hasta
que el vendedor haya hecho cesar la perturbación o el peligro, a no ser que afiance la devolución del precio
en su caso, o se haya estipulado que, no obstante cualquiera contingencia de aquella clase, el comprador
estará obligado a verificar el pago". Regla de carácter preventivo y dispositivo. Si no hay pacto expreso, se
debe entender que el comprador cuenta con dicha facultad.

Comprador
Perturbado en la posesión o Temor de serlo por una acción
dominio de la cosa adquirida reivindicatoria o hipotecaria

Podrá suspender el pago del precio hasta que el vendedor haga cesar la perturbación o peligro, a no ser que

o
afiance la devolución se haya estipulado que, no
del precio en su caso obstante, el comprador estará
obligado a verificar el pago

Este precepto trata de proteger al comprador en caso de que éste tema fundadamente perder tanto la cosa
como el precio abonado o que reste por abonar. Su carácter dispositivo permite entender que si no hay pacto
expreso en tal sentido, el comprador cuenta con dicha facultad.
No obstante, su eficacia práctica es relativa pues jurisprudencialmente, el art. 1502 CC debe ser interpretado
restrictivamente, por seguridad del tráfico. Distintas STS afirman que la perturbación por el ejercicio de
acciones judiciales debe limitarse a las mencionadas, cuando doctrinalmente también se entienden cualquier
60

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

otras acciones de efectos similares en relación con la eventual privación de la cosa para el comprador (retractas,
acciones declarativas de dominio, etc).
Dado que frente a facultad del comprador de suspender el pago del precio, cabe afianzamiento de su
hipotética devolución por el vendedor, es razonable que el comprador, caso de perturbación fundada, deberá
comunicarlo fehacientemente el vendedor.
4.3. EL PAGO DE LOS GASTOS COMPLEMENTARIOS
Además del pago del precio y posibles intereses por aplazamiento, el comprador deberá abonar los gastos
necesarios y útiles hechos en la cosa vendida desde la perfección hasta la consumación del contrato, así como
los gastos de transporte o traslación de la cosa vendida, salvo existencia de pacto en contrario. Y en el caso de
bienes inmuebles los gastos de expedición de la primera copia de la escritura y las demás posteriores a la
venta, salvo pacto en contra. Los gastos arancelarios correspondientes al asiento de presentación de la escritura
de compraventa (arancel núm. 1) y la inscripción del derecho adquirido mediante contrato de compraventa
(arancel núm. 2) salvo pacto en contrario, deben ser de cuenta del comprador.

1. Pago del precio Obligación principal


1. Si así se hubiere convenido.
2. Pago de intereses por 2. Si la cosa vendida y entregada produce fruto o renta.
aplazamiento 3. Si se hubiese constituido en mora
Gastos necesarios y útiles hechos desde la perfección hasta
la consumación
Gastos de transporte
Gastos de expedición de la primera copia SALVO
3. Pago de gastos
de la escritura y las demás posteriores a la PACTO EN
complementarios BIENES
CONTRARIO
INMUEBLES venta.
Gastos arancelarios (asiento presentación e
inscripción)

5.- LA DOBLE VENTA


Hay que distinguir entre la fase de perfección del contrato (momento en que surgen las obligaciones de los
contratantes) y la fase de ejecución o consumación del contrato (se entrega la cosa y se paga el precio). Debido
a esta diferencia temporal es posible que se venda una misma cosa a diferentes compradores por parte de una
misma persona. La doble venta o pluralidad de compradores sobre una misma cosa según el TS, es muy
frecuente. El CC únicamente se limita a determinar cuál de los compradores se transformará en propietario.
Artículo 1473 CC
 Si una misma cosa se hubiese vendido a diferentes compradores, la propiedad se transferirá a la persona
que primero haya tomado posesión de ella con buena fe, si fuere mueble.
 Si fuere inmueble, la propiedad pertenecerá al adquirente que antes la haya inscrito en el Registro.
 Cuando no haya inscripción, pertenecerá la propiedad a quien de buena fe sea primero en la posesión; y
faltando ésta, a quien presente título de fecha más antigua, siempre que haya buena fe.

Destaca en este artículo:


No prevé acción para el comprador defraudado. Se entiende, por tanto, que podrá solicitar la
correspondiente indemnización de conformidad con las reglas generales o, en su caso, acudir a la vía penal
(interponiendo la correspondiente querella por estafa).
Aunque las dos ventas no se hayan celebrado al mismo tiempo, lo que el art. 1473 tiene en cuenta es la
admisión de formas simbólicas de tradición que hacen posible una doble entrega:
 Bienes muebles, la atribución de la propiedad al primero de los compradores que con buena fe haya
tomado posesión viene facilitada de acuerdo con la aplicación sistemática del CC.
 Bienes inmuebles, la Ley Hipotecaria sustenta el criterio de atribución a quien primero inscribió en
el Registro de la Propiedad, y en caso de que ninguna de las ventas cause inscripción, se determina
por prioridad en la posesión, siempre que sea de buena fe. A falta posesión, título más antiguo
(buena fe).
El 1.473 se funda en la buena fe por parte del comprador que finalmente es declarado propietario (por
triplicado). La jurisprudencia resalta la buena fe del comprador como requisito indispensable, pues de ordinario
la doble venta presupone una actuación dolosa o fraudulenta del vendedor y no merece protección quien
colaboró en la maniobra o cuando menos la conoció.
61

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

Por buena fe se entiende la ignorancia por parte del comprador de que la cosa había sido objeto de venta
anteriormente. Es un supuesto de buena fe en sentido subjetivo, circunstancia de hecho que puede ser apreciada
por Tribunal de instancia, incluso frente al comprador que haya logrado inscribir en el Registro de la Propiedad
a su nombre, ya que en ese caso se exige también buena fe por parte de la Ley Hipotecaria.
6.- LOS RIESGOS EN LA COMPRAVENTA: EL ART. 1.452
La perfección o celebración y la consumación del contrato de compraventa pueden no ser coincidentes en el
tiempo. Durante ese lapso temporal el bien objeto de compra puede seguir en poder del vendedor, al no haberse
realizado aún la entrega, y durante el mismo el objeto puede ser destruido, sufrir deterioros, daños o
menoscabos, o, por el contrario, experimentar beneficios, producir frutos o generar cualesquiera incrementos.
¿A quién habrá de imputarse la pérdida o deterioro o, en su caso, el beneficio que experimente la cosa
vendida, al comprador o al vendedor?
Beneficios o incrementos: imputados al comprador: no es dueño de la cosa hasta la entrega o tradición,
pero tiene derecho a los frutos o incrementos de la misma.
Daños, menoscabos o posible pérdida de la cosa sigue las siguientes reglas.
 Si se produce después de perfeccionado el contrato, el art. 1452 CC remite a los artículos 1096 CC y
1182 CC, aplicándose a la venta de cosas fungibles hecha aisladamente y por un solo precio, o sin
consideración a su peso, número o medida.
 Si las cosas fungibles se vendieren por un precio fijado con relación al peso, número o medida no se
imputará el riesgo al comprador hasta que se hayan pesado, contado o medido, a no ser que éste se
haya constituido en mora.
Art. 1096.3 CC, determina que el vendedor asume los riesgos, incluso cuando la pérdida obedezca al caso
fortuito, en los dos casos siguientes:
1. Cuando haya incurrido en mora
2. Cuando haya realizado una doble venta.
Art. 1182 CC, añadiendo la presunción de culpa prevista en el art 1083 CC, con carácter general, el
vendedor queda exonerado de la entrega en caso de pérdida, salvo que no pueda acreditar que la pérdida de la
cosa es causa de una circunstancia en la que no actuó con la diligencia debida.
En el caso de que el vendedor quede exonerado de la obligación de entrega, ¿supone dicha liberación la
correlativa exoneración del comprador respecto del pago del precio o, por el contrario, sigue estando este úl-
timo obligado a pagar el precio (o, en su caso, a no reclamar el precio ya realizado)? La mayor parte de los
autores considera que es el comprador quien asume los riesgos. En el mismo sentido se ha pronunciado la
escasa jurisprudencia existente sobre el tema. Si el comprador tiene derecho a los frutos y rentas desde que
surge la obligación de entrega, es lógico que estas utilidades sean justamente compensadas con los riesgos.
Dicho sentir se ve confirmado por el propio tenor del art. 1452.3 CC, pues establece como excepción al
principio de que los riesgos recaen como regla sobre el comprador. En caso de que la compraventa genere
obligaciones genéricas para el vendedor, los riesgos se imputan a éste, recayendo en el comprador solo cuando
se produzca la correspondiente especificación.

7.- LAS COMPRAVENTAS ESPECIALES

7.1. EL RETRACTO CONVENCIONAL


A.- Concepto y función histórica
Previsto en el art. 1507 CC y con remisión al art. 1518 CC para determinar en qué casos el vendedor podrá
hacer uso de este derecho, la figura del retracto convencional se configura como una modalidad especial de
compraventa. Se trata de una venta con garantía, venta con carta de gracia o retroventa
A partir de un pacto complementario, el vendedor se reserva el derecho de recomprar la cosa vendida,
dentro de un plazo temporal determinado en el propio contrato de compraventa y rembolsando al comprador:
 El precio
 Los gastos del contrato y cualquier otro pago legítimo
 Los gastos necesarios y útiles hecho en la cosa vendida (Art. 1518 CC)
Hoy en día esta figura está en desuso, pero antiguamente era muy usada como tapadera para camuflar
préstamos usurarios. En la actualidad la jurisprudencia la mira con recelo, aunque en algunos supuestos
concretos siga siendo de utilidad
B.- Régimen jurídico básico
Los aspectos fundamentales son:
 Si el vendedor no abona los distintos conceptos del art 1518 o cualesquiera otros pactados “el
comprador adquirirá irrevocablemente el dominio de la cosa vendida”. No confundir con pacto de
reserva de dominio.
62

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

 Como regla general de carácter imperativo se impone carácter temporal, el plazo máximo de duración
del retracto convencional es 10 años y 4 años si las partes no han establecido plazo. Cómputo: ambos
plazos han de computarse a partir de la fecha del contrato y son de caducidad.
 Si el vendedor no ejercita el retracto en tiempo, la posición del comprador deviene irrevocable.
 El art. 1.510 pretende otorgar eficacia erga omnes al pacto de retroventa. Pero en realidad, semejante
efecto sólo se alcanzará cuando el pacto de retro relativo a bienes inmuebles se inscriba en el Registro
de la Propiedad.

7.2. COMPRAVENTA A PRUEBA Y COMPRAVENTA AD GUSTUM


Art. 1453 CC: La venta hecha a calidad de ensayo o prueba de la cosa vendida y la venta de cosas q es
costumbre gustar o probar antes de recibirlas se presumirán siempre hechas bajo condición suspensiva.
De este modo se establecen dos categorías de venta:
 Venta a prueba: depende de la comprobación por el comprador de las características propias de la
cosa vendida.
 Venta ad gustum: parece depender en exclusiva del propio gusto o agrado encontrado por el
comprador.
En ambos casos existe la misma consecuencia normativa: la compraventa se ha realizado bajo condición
suspensiva, aunque a juicio de Lasarte, es disponible por las partes.
 En la venta hecha a calidad de ensayo o prueba, la compraventa está perfeccionada, aunque ha de
comprobarse (suele suceder en la venta de maquinaria). Se trata de una comprobación objetiva, que no
queda al libre arbitrio del comprador.
 En las ventas ad gustum, se deja a libre arbitrio del comprador la aceptación de la cosa, basta la mera
manifestación de desagrado para entenderse ineficaz el contrato. Sería un supuesto de opción de
compra: pruébelo y si le satisface cómprelo. Aunque algunos autores argumentan que esta conclusión
supone someter la compraventa a una condición meramente potestativa, prohibida por el art. 1115 CC.
Proponen una cierta "objetivación del gusto o agrado", en cuya virtud debería entenderse vinculado el
comprador.
Si se considera vinculado al comprador en supuestos de compraventa como éstos, en los que por voluntad de
las partes, la satisfacción/comprobación es un presupuesto necesario, pasaría a pesar más el principio de
conservación del contrato y la protección de suministradores, olvidando las garantías de los compradores.
Pero atendiendo a datos normativos, esta interpretación debiera revisarse:
Redacción originaria de la Ley Consumidores y Usuarios (LCU) considera lícitas en modalidades de venta
por correo, a domicilio y por muestrario, las cláusulas otorgando al comprador la facultad de resolver
discrecionalmente el contrato.
La Ley 26/1991, sobre contratos fuera de los establecimientos mercantiles, otorga al consumidor la facultad
de revocar su declaración de voluntad sin necesidad de alegar causa alguna, hasta pasados 7 días.
En la misma línea de protección del consumidor, la Ley 42/1998, sobre derechos de aprovechamiento por
turno (multipropiedad), prevé un plazo de 10 días para desistir a libre arbitrio.
Con carácter general en la Ley de Ordenación del Comercio Minorista (LOCM) "cuando la perfección del
contrato no sea simultánea a la entrega del objeto, o en venta por catálogo, el comprador dispondrá de plazo
mínimo de 7 días hábiles para desistir, sin penalización ninguna y sin indicación de motivos.

7.3. EL DENOMINADO PACTO IN DIEM ADDICTIO


Desde tiempos de los romanos, era frecuente el pacto in diem addictio que consiste en que el vendedor se
reservaba la facultad de considerar ineficaz un contrato de compraventa, válido y perfecto, si dentro de un
determinado plazo (in diem) encontrase otro comprador que ofreciera mayor precio o condiciones de pago más
ventajosas. En tal caso, el vendedor podía llevar a cabo la adjudicación (addictio) de la cosa en favor del
segundo o posterior comprador, sin incurrir en responsabilidad alguna, pues la adjudicación en favor del
primero de los compradores se consideraba provisional y dependiente de que no hubiese mejor postor.
El CC no contiene referencia alguna al pacto in diem addictio, aunque ello no impide su posible
incorporación al contenido del contrato, si bien en la actualidad su utilización es muy escasa.
La existencia del pacto in diem addictio implica:
a. Se puede aplicar tanto cuando hay entrega de la cosa (traditio, ejecución completa) como
cuando aún no se entregó (solo celebración del contrato).
b. Si hay otros compradores, el primero puede adjudicarse la cosa, si iguala las ofertas de los
otros.

63

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

c. Para explicar teóricamente la figura se ha recurrido a la venta bajo condición suspensiva o a


la venta bajo condición resolutoria, por la cual la venta se tiene por no hecha hasta el
transcurso del plazo sin mejores ofertas.

7.4. COMPRAVENTA DE BIENES MUEBLES A PLAZOS


La venta a plazos o mediante fraccionamiento del precio en distintos períodos de tiempo de bienes muebles
corporales, no consumibles (electrodomésticos, vehículos, etc.), ha dado lugar a una legislación especial que
debe ser considerada brevemente, pero por partida doble.
A.- La Ley 50/1965, de 17 de julio
La formulación originaria de dicha legislación especial en nuestro país pretendía, en cierta medida, proteger
al comprador. A los efectos de esta legislación se entiende por venta a plazos el contrato mediante el cual un
empresario o comerciante entrega al público una cosa y recibe de éste, en el mismo momento, una parte del
precio, con la obligación de pagar el resto diferido en un período de tiempo superior a tres meses y en una serie
de plazos. El contrato ha de constar por escrito y debe contener una serie de circunstancias:
 Lugar y fecha del contrato
 Identificación de las partes
 Descripción del objeto vendido
 El importe total de la venta a plazos
 El precio de la venta al contado
 El importe del desembolso inicial
 Los plazos sucesivos
 Cuantía y fecha del vencimiento de las letras de cambio (si se extendieran éstas como medio de
pago)
 El interés exigible en caso de mora
 La cláusula de reserva de dominio si se pacta
 La prohibición de enajenar en tanto no se haya pagado totalmente, etc.
El contrato queda perfeccionado cuando el comprador satisface, en el momento de la entrega o puesta a
disposición del objeto vendido, un desembolso inicial, cuyo pago, por otra parte, no es esencial para la validez
del contrato. Otras especialidades de este régimen especial son:
 La reserva de dominio, si así se pactó, ya que la ley no la impone.
 La prohibición de enajenar en tanto no se haya pagado el precio, tratándose en este caso de una
garantía legal y siendo necesaria la inscripción del contrato en el Registro de ventas a plazos
que la ley crea para que las mencionadas garantías (reserva de dominio y prohibición de
enajenar) sean oponibles a terceros.
 La facultad del comprador de anticipar el pago del precio, renunciando a los pagos pendientes.
 El derecho del vendedor de optar por la resolución o el cobro de plazos pendientes cuando el
comprador demore el pago de dos plazos o el último de ellos, devolviéndose a los contratantes,
en el primer caso, las prestaciones, pudiendo el vendedor retener ciertas cantidades a título de
indemnización.
B.- La Ley 28/1998, de 13 de julio
La reforma llevada a cabo en la materia por la Ley citada se inserta en la protección general de los
consumidores, característica de las últimas décadas en la Unión Europea y, en particular, desarrolla la Ley
7/1995, de 23 de marzo, de Crédito al Consumo. En general, se mantienen los principios propios de la ley
anterior, si bien dicha continuidad se rompe en algunos extremos de importancia:
 En primer lugar, se suprime el desembolso inicial como condición necesaria para la perfección del contrato.
 De otro lado, aunque la forma escrita y el contenido mínimo del contrato siguen teniendo requerimientos
similares a lo establecido en 1965, la nueva ley insiste de forma particular en el «tipo de interés nominal» y
en la inserción de la «tasa anual equivalente» (la conocida TAE).
Por lo demás, se mantiene lo dispuesto por la ley (definición de contratos de préstamo de financiación,
facultad desistimiento del comprador, Registro de reservas de dominio y prohibiciones de disponer,
competencia judicial y facultad moderadora de Jueces y Tribunales, e ineficacia de cláusulas y condiciones que
se dirijan a eludir su cumplimiento). El art. 12 prevé la nulidad de cualquier pacto relativo a sumisión expresa a
la jurisdicción de cualesquiera tribunales que no sean los correspondientes al «domicilio del demandado»
(quien como regla será el adquirente; mas no de forma necesaria, pues también puede resultar demandado el
vendedor, en cuyo caso, la protección del consumidor resulta minusvalorada). La TAE se regula actualmente en
art 32 de L 16/2011, de contratos de crédito consumo.

64

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

7.5. NUEVAS MODALIDADES DE VENTA AL PÚBLICO


Bajo tal denominación, la Ley 7/1996, de 15 de enero, de Ordenación del Comercio Minorista, establece una
relativamente detallada regulación de una serie de compraventas, tradicionalmente calificadas como especiales.

La Ley regula las siguientes modalidades de ventas:


En rebajas
De promoción
De saldos
En liquidación
Con obsequios
Las ofertas de venta directa
Las ventas a distancia
La venta automática
La venta ambulante
La venta realizada en pública subasta.
La Ley 7/1996 ha sufrido modificaciones de importancia en relación con dos aspectos concretos que
conviene retener:
 Respecto de los pagos a proveedores, por la que se establecen medidas de lucha contra la morosidad
en las operaciones comerciales, modificada a su vez por la Ley 15/2010, de 5 de julio.
 En materia de contratos a distancia y para la adaptación de la Ley a diversas Directivas
comunitarias, relativa a los servicios en el mercado interior y en relación con el ejercicio de venta
ambulante o no sedentaria.

8.- EL CONTRATO DE PERMUTA

8.1. CONCEPTO Y CARACTERES


Art. 1.538 La permuta es el intercambio de cosa por cosa: “es el contrato por el cual cada uno de los
contratantes se obliga a dar una cosa para recibir otra”.
De lo dicho se infieren sus características básicas en cuanto tipo contractual:
a. Es un contrato consensual: se entiende celebrado desde el momento en que las partes se han
obligado a transmitirse las respectivas cosas objeto del contrato.
b. Es un contrato bilateral: genera obligaciones para ambas partes contratantes.
c. Es un contrato oneroso: la prestación de cada parte es la causa de la contraprestación.
d. Es un contrato traslativo del dominio: su consumación (mediante la entrega de las cosas) supone la
transmisión de la propiedad de lo permutado.

8.2. LA REMISIÓN A LAS REGLAS DE LA COMPRAVENTA


La regulación de la permuta por nuestro CC es muy escasa ya que es un contrato propio de sociedades
primitivas, en las que al no existir el dinero se imponía la necesidad del trueque. En la actualidad se
circunscribe a supuestos marginales, así lo impone el valor del dinero como medio de cambio y de pago, que ha
convertido la compraventa en el esquema contractual típico de adquisición de bienes. Por ello, el CC, tras
describir el contrato se limita a regular dos aspectos de la permuta;
1. La permuta de cosa ajena
2. La pérdida de la cosa permutada por evicción,
Estableciendo para todos los demás extremos que “la permuta se regirá por las disposiciones concernientes a
la compraventa”
Tal remisión tiene sus peculiaridades:
 Al no existir precio las disposiciones relativas a él no pueden aplicarse.
 Tampoco pueden aplicarse aquéllas disposiciones que parten de la base de una diferente posición de
vendedor o comprador, pues los permutantes son simultáneamente vendedor y comprador.
 Sí son aplicables reglas de capacidad y requisitos de las cosas objeto de contrato.

8.3. LA PERMUTA DE COSA AJENA


Es posible dado el carácter consensual del contrato. El problema se plantea cuando la cosa haya sido
transmitida por el obligado con carácter traslativo, pese a continuar siendo ajena, cosa que antes o después le
será reclamada por su verdadero propietario.
En tal supuesto el art. 1539 CC dice que si uno de los contratantes hubiese recibido la cosa que se le
prometió en permuta y acreditase que no era propia del que la dio, no podrá ser obligado a entregar la que él
65

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

ofreció en cambio y cumplirá con devolver la que recibió. Es decir, el contrato de permuta queda resuelto si el
permutante-adquiriente devuelve la cosa recibida, al tiempo que se encuentra legitimado para no atender al
cumplimiento de la obligación q pesa sobre él. Se entenderá, por tanto, que el contrato de permuta queda así
resuelto.
8.4. LA EVICCIÓN EN LA PERMUTA
El supuesto de hecho del art. 1539 CC presupone que uno de los contratantes no entregó la cosa permutada
que le incumbía. Sin embargo, si la permuta se ha consumado por ambas partes, el artículo no es de aplicación,
y el permutante que recibió cosa ajena solo podrá accionar contra la otra parte si es objeto de evicción.
Para tal caso, el art. 1540 CC establece que el que pierda por evicción la cosa recibida en permuta podrá
optar entre
1. Recuperar lo que dio en cambio, pero solo podrá usar el derecho de recuperar la cosa que él
entregó mientras ésta subsista en poder del otro permutante, y sin perjuicio de los derechos
adquiridos entretanto sobre ella con buena fe por un tercero. En caso de optar por la restitución de la
cosa entregada, no supone que esté excluida la correspondiente indemnización de daños y perjuicios
si efectivamente se han causado. Así lo impone la justicia material y reglas generales.
2. Reclamar la indemnización de daños y perjuicios; reclamación directa de la indemnización, pues
debiera proceder aplicar analógicamente el art. 1478 CC, permitiendo al permutante defraudado
reclamar todos los conceptos indemnizatorios previstos en la evicción en compraventa.

8.5. LA PERMUTA DE SOLAR POR INMUEBLES A CONSTRUIR


No son extraños los contratos en los que el dueño de un solar se aviene a transmitir la propiedad del mismo
a un constructor, a cambio de que éste le entregue en el futuro (igualmente en propiedad) una deter minada
superficie construida (sean pisos, garajes, locales comerciales).
En general, dicho acuerdo contractual puede ser calificado como permuta, aunque realmente la
jurisprudencia oscila entre dicha calificación y la caracterización como contrato atípico (contrato de obras)
Su generalización determinó que fueran objeto de especial atención. La reforma introducida, consistió en la
redacción ex novo del art. 13 del Reglamento Hipotecario. En el primer párrafo habla de permuta y de una
especial comunidad constituida entre cedente y cesionario, opta por la trascendencia jurídico-real del pacto, si
bien después se permite también su configuración como "meramente obligacional", es decir, efectos
obligatorios. Los tres primeros párrafos del artículo han sido anulados por el TS.

EXAMEN:

La capacidad para celebrar el contrato de compraventa: las prohibiciones


Prohibiciones para celebrar el contrato de compraventa
El precio de la compraventa**
Requisitos del precio de compraventa
Derechos y obligaciones del vendedor: la entrega de la cosa
Formas de entrega en el contrato de compraventa: clases de tradición
La entrega de la cosa en la compraventa: la tradición instrumental
Derechos y obligaciones del vendedor: la obligación de saneamiento
El saneamiento por evicción en la compraventa***
La doble venta********

66

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

TEMA 27
CAPITULO 12

LOS ARRENDAMIENTOS

1.- NOCIÓN GENERAL DE ARRENDAMIENTO


El arrendamiento es un contrato que tiene por objeto el disfrute de una cosa, o el servicio prestado por una
persona, a título oneroso.
El CC comprende bajo la denominación genérica de contrato de arrendamiento tres figuras contractuales
distintas:
- El arrendamiento de cosas
- El arrendamiento de obras
- El arrendamiento de servicios.
Se dice q el contrato de arrendamiento es aquel por el que una de las partes se obliga a proporcionar a otra,
mediante el pago de un precio, el uso y disfrute temporal de una cosa (arrendamiento de cosa), a prestarle
temporalmente sus servicios (arrendamiento de servicios) o hacer por cuenta de ella una obra determinada
(arrendamiento de obra).
Por unanimidad, doctrina y jurisprudencia resaltan la insuficiencia de las normas codificadas:
 Hay una legislación específica en materia de arrendamiento de inmuebles, que hace que la aplicación
del CC en estos casos sea residual.
 En el arrendamiento de servicios, el CC solo se refería al servicio de criados y trabajadores asalariados
(Art. 1583 a 1587), normativa derogada en términos materiales. Hoy la prestación de servicios por
trabajadores asalariados es materia de Derecho del Trabajo. La jurisprudencia encuadra los servicios de
profesionales libres (médicos, abogados...) en los arrendamientos de servicios, denominados "contratos
de servicios".
 El llamado arrendamiento de obra por el CC, fragmentariamente regulado, tiene una problemática que
excede los márgenes del esquema arrendaticio.

2.- LA REGULACIÓN DEL ARRENDAMIENTO DE COSAS POR EL CÓDIGO CIVIL

2.1. OBSERVACIONES GENERALES


El CC tras dictar unas disposiciones comunes a todos los arrendamientos (cosas, servicios o de obras) en
cuanto al de cosas sólo se ocupa del arrendamiento de fincas rústicas y urbanas.
Sólo se excluyen del contrato de arrendamiento los bienes fungibles que se consumen por el uso. Sí podrán
ser objeto de arrendamiento los bienes muebles no fungibles y los semovientes. A estos se le aplicaran las
normas para arrendamientos inmobiliarios con las debidas adaptaciones. Esta normativa tiene carácter
dispositivo, así que no genera problemas.
El arrendamiento de cosas es definido por el CC como aquel por el que una de las partes, arrendador, se
obliga a dar a la otra, arrendatario, el goce o uso de una cosa por tiempo determinado y precio cierto (Art.
1543).
Son elementos esenciales de este contrato:
- La cesión del uso o goce de una cosa
- El precio cierto
- Su duración temporal.
Para ser arrendador sólo se requiere la capacidad general para contratar, no exigiéndose ser dueño de la
cosa, excepto si se trata de arrendamientos inscribibles en el Registro de la Propiedad. En este caso el CC
establece que los padres o tutores, respecto de los bienes de los menores o incapacitados, y los administradores
de bienes que no tengan poder especial, no podrán dar en arrendamiento las cosas por término que exceda de
seis años.

2.2. CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL ARRENDAMIENTO


El arrendamiento de cosas presenta las siguientes características:
1. Es un contrato que tiene por objeto exclusivo transmitir el temporal goce o disfrute de una cosa: no
se cede el dominio de la cosa, sino su utilidad, entregando el arrendador sólo la posesión.
2. Es un contrato consensual, que se perfecciona por el simple consentimiento, quedando vinculadas
las partes sin necesitar la entrega de la cosa o el otorgamiento de formalidad específica.

67

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

3. Es un contrato bilateral y oneroso, pues mientras que el arrendatario recibe el goce de la cosa, el
arrendador recibe a cambio el precio o renta (si no media precio es un préstamo de uso o comodato),
con lo que la existencia de un precio cierto es un elemento esencial.
4. Es conmutativo, pues el valor de las prestaciones de las partes aparece fijado de antemano.
5. Es un contrato temporal, de duración más o menos extensa, pero determinada o determinable.

3.- CONTENIDO DEL CONTRATO

3.1. OBLIGACIONES DEL ARRENDADOR


Todas las obligaciones impuestas al arrendador se derivan de la principal: está obligado a procurar al
arrendatario el goce de la cosa arrendada por todo el tiempo que dure el arrendamiento.
El arrendador estará obligado a:
1. Entregar al arrendatario la cosa u objeto del contrato.
2. Conservar la cosa en estado adecuado para el uso a que se destine y a hacer en ella durante el
arrendamiento las reparaciones necesarias (constituyendo no sólo un deber sino un derecho, que
puede hacerlas efectivas si son urgentes e inaplazables, incluso contra la voluntad del arrendatario,
Art. 1553 CC).
3. Mantener al arrendatario en el goce pacífico del arrendamiento, no pudiendo variar la forma de la
cosa arrendada y respondiendo ante el arrendatario de los vicios y defectos que impidan el normal
uso y disfrute, siéndoles aplicables las disposiciones sobre saneamiento de la compraventa.
4. Abonar al arrendatario los gastos necesarios que éste haya hecho en la cosa.

3.2. OBLIGACIONES DEL ARRENDATARIO


El arrendatario está obligado a:
1. Pagar el precio del arrendamiento en los términos convenidos.
2. Usar la cosa arrendada conforme al uso pactado, y, en defecto de pac to, del que se deduzca de su
naturaleza, tolerando las reparaciones urgentes que haga el arrendador.
3. Poner en conocimiento del arrendador toda usurpación o novedad dañosa y la necesidad de
reparaciones.
4. Responder del deterioro de la cosa, a no ser que pruebe que fue ocasionado sin culpa.
5. Devolver la cosa, al concluir el arrendamiento, tal como la recibió, presumiéndose que la recibió en
buen estado.

4.- EXTINCIÓN DEL ARRENDAMIENTO

4.1. CAUSAS DE EXTINCIÓN


Son causas de extinción del arrendamiento:
1. El cumplimiento del tiempo previsto para el contrato, sin necesidad de requerimiento. Ahora bien, si
al terminar el período temporal concertado el arrendatario continúa disfrutando de la cosa durante
quince días, se entiende que hay tácita reconducción (es decir, nuevo contrato de arrendamiento) por
el tiempo expresado por el CC con respecto a las fincas rústicas o respecto a las fincas urbanas,
salvo que haya habido requerimiento previo.
2. La pérdida de la cosa arrendada, equiparándose a ella la imposibilidad de goce de la cosa.
3. El incumplimiento de una de las partes.
4. Extinción del derecho del arrendador (así, por ejemplo, el arrendamiento otorgado por el
usufructuario se resuelve al extinguirse el usufructo).

4.2. EL DESAHUCIO
Es la facultad del arrendador, como consecuencia de algunas causas de extinción del contrato de
arrendamiento de bienes inmuebles, para proceder judicialmente contra el arrendatario a fin de expulsarlo de la
finca. Estas causas son las siguientes:
1. Haber expirado el término de duración del arrendamiento.
2. Impago del precio convenido.
3. Infracción de cualquiera de las condiciones estipuladas en el contrato.
4. Destinar la cosa arrendada a usos o servicios no pactados que la hagan desmerecer.

68

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

8.- EL ARRENDAMIENTO O CONTRATO DE SERVICIOS

8.1. CONCEPTO Y CARACTERES


Conforme al art. 1544 CC, en el denominado arrendamiento de servicios una de las partes se obliga a prestar
un servicio de carácter material a otra por precio cierto. Según los autores se denominan arrendador a quien se
obliga a prestar el servicio aunque autores aislados denominan arrendatario a quien presta el servicio.
Se diferencia del mandato en el carácter material del servicio.
El objeto propio del contrato consiste en la prestación de una determinada actividad que ha de ser
desarrollada por el arrendador, sin que éste quede obligado a garantizar la obtención de resultado alguno (como
sí ocurre en el contrato de obra). La obligación del arrendador, pues, es calificable técnicamente como
obligación de hacer, pero no de resultado.
Son notas características propias del contrato de prestación de servicios:
 Es un contrato consensual: se perfecciona por la prestación del consentimiento de las partes.
 Es un contrato bilateral y oneroso, por existir obligaciones recíprocas y remuneración en favor del
arrendador. La remuneración puede ser proporcional al tiempo durante el que se pacta o se prestó el
servicio o puede darse un precio en atención a la labor realizada.
 Es esencialmente un contrato temporal, aunque su duración puede ser indefinida. Lo que veta el CC
es que el contrato pueda vincular al arrendador “de por vida”, ya que dicha vinculación vitalicia po-
dría equipararse a situaciones de servidumbre personal o esclavitud que se entienden contrarias al
orden público en el Derecho contemporáneo. El arrendamiento “de por vida” es nulo.

8.2. LA REGULACIÓN LEGAL


La regulación del CC sobre el contrato de prestación de servicios es inexistente, pues el arti culado
correspondiente (arts. 1583 a 1587), inalterado desde 1889, sólo se ocupa del “servicio de criados y
trabajadores asalariados”. Éste es el título o rúbrica de la sección que comprende los artículos indicados, que
levanta verdaderas ampollas para cualquier lector contemporáneo.
Actualmente la prestación de servicios por los trabajadores asalariados se encuentra sometida a la
legislación laboral y, por consiguiente, sólo de forma absolutamente marginal pueden darse supuestos de
contratos de servicios de naturaleza civil.

8.3. LA PRESTACIÓN DE SERVICIOS CORRESPONDIENTES A LAS PROFESIONES LIBERALES


El campo propio de acción del contrato de prestación de servicios corresponde al desempeño de las
prestaciones propias de los llamados “profesionales liberales” (p. ej., médicos, economistas, abogados, etc.).
Pueden contratarse tanto los servicios manuales cuanto los puramente intelectuales que correspondan a tales
profesiones. El contrato, además, se regirá por las normas de Derecho civil cuando el servicio no se preste en
las condiciones que harían de él un contrato de trabajo (abogado de empresa, por ejemplo).
Ante la inexistencia de concretas normas legales al respecto la jurisprudencia ha estimado que los servicios
característicos de las personas que ejercen profesiones liberales no constituyen más que una modalidad
contractual que es el contrato de arrendamiento de servicios.
La onerosidad del contrato sigue presente, pero el requisito de precio cierto está desvirtuado, se sustituye la
necesidad de previa determinación del precio por la posibilidad de establecer el precio por los usos de la
profesión de la que se trate.
La acción para reclamar los honorarios profesionales prescribe a los 3 años.
Los servicios de los profesionales liberales no son siempre y en todo caso objeto de un contrato de
arrendamiento de servicios. En ocasiones, estaremos en presencia de un contrato de obra propio, supuesto que
se da cuando el profesional, mediante una remuneración, se obliga a prestar no propiamente su actividad, sino
el resultado producido por la misma (por ejemplo colocar una prótesis o redactar un dictamen).
En otras ocasiones, aun cuando estemos en el amplio entorno de las denominadas profesiones o actividades
liberales, cabe igualmente estar ante una relación laboral.

EXAMEN:

Sin preguntas de este tema

69

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

TEMA 29
CAPITULO 14

LOS ARRENDAMIENTOS URBANOS

2.- LOS ARRENDAMIENTOS DE VIVIENDA


Según la Ley de Arrendamientos Urbanos de 1994, las normas contenidas en su Título II eran de carácter
imperativo, por lo que las condiciones o estipulaciones contractuales que resultasen perjudiciales para el
arrendatario respecto de la regulación legalmente establecida eran sancionadas con la nulidad, aunque estas
eran escasas.
Esto ha cambiado con la modificación realizada por la Ley 4/2013, que establece que los arrendamientos de
vivienda se regirán por los pactos, cláusulas y condiciones determinados por la voluntad de las partes, en el
marco establecido en el Título II de la presente ley, y supletoriamente por lo dispuesto en el CC.

2.1. LA DURACIÓN DEL CONTRATO EN LA LAU-1994


El Proyecto de la LAU-1994 partía estableciendo un plazo mínimo de duración de cuatro años, combinado
con la posibilidad de desistimiento por el arrendatario cuando el contrato durase al menos un año y el inquilino
diese el correspondiente preaviso al arrendador con una antelación mínima de cuatro meses.
Para evitar las críticas sobre la duración mínima, finalmente el artículo dispone que la duración del
arrendamiento será libremente pactada por las partes, aunque, a voluntad del arrendatario, siendo el plazo de
duración contractual de 5 años, mediante el sistema de prórroga potestativa para el arrendatario.
La prórroga anual durante el quinquenio inicial solo podrá ser excluida cuando de forma expresa, constase
en el contrato, que la duración tendencialmente quinquenal no podía entrar en juego en atención a la necesidad
del arrendador de ocupar para sí, como vivienda permanente el inmueble objeto de arrendamiento. En caso de
extinción del contrato por tal causa la norma establecía sanciones para el arrendador verdaderamente
disuasorias de actuaciones fraudulentas.
Concluido el periodo quinquenal sin que ninguna de las partes haya notificado a la otra su voluntad de no
renovarlo, el art. 10 permitía la continuidad contractual, de año en año, por un nuevo periodo trienal.

2.2. LA MODIFICACIÓN INTRODUCIDA POR LA LEY 19/2009


En el art. 9 de la Ley 19/2009 de medidas de fomento y agilización procesal del alquiler y de la eficiencia
energética de los edificios, se incluye una modificación de la prórroga. Amplía la exclusión de la prórroga en
beneficio también de los familiares de primer grado (padres o hijos de la parte arrendadora) y en caso de crisis
conyugal, también del cónyuge. Este precepto carece de eficacia retroactiva y es necesario que este extremo
conste expresamente en el contrato.

2.3. PERÍODO CONTRACTUAL Y PRÓRROGA DE LA LEY 4/2013


Los artículos 9 y 10 de la ley 4/2013 han sido redactados nuevamente:
Art. 9: la duración del arrendamiento será libremente pactada por las partes, estableciéndose un período
contractual mínimo de 3 años, frente al quinquenal anteriormente vigente.
Hay que tener en cuenta que en el periodo trienal ya está comprendidas las eventuales prórrogas, pues las
prórrogas obligatorias por plazos anuales hasta el plazo mínimo de tres años solo entran en juego cuando la
duración convenida fuera inferior a tal plazo.
En cuanto a la regulación del desistimiento contractual por parte del arrendatario, con independencia de la
duración convenida por las partes se regula por lo establecido en el art. 13
Art 13: Con independencia de la duración convenida por las partes, el arrendatario podrá desistir del
contrato siempre que cumpla con las condiciones siguientes:
 Que hayan transcurrido 6 meses del contrato
 Que haya comunicado el desistimiento con una antelación mínima de 30 días.
La regla general de indemnización por desistimiento (una mensualidad por año restante) es dispositiva, sólo
entrará en juego si las partes pactan en tal sentido al celebrar el contrato.

3.- LA RENTA

3.1. LA RENTA EN LA LEY 29/1994


El Proyecto de Ley de 1994 prohibía la exigencia de pago anticipado de más de una mensualidad de renta,
pero el resto de las regulaciones eran de carácter dispositivo.
70

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

La renta será libremente fijada por las partes, aplicándose el IPC sólo en defecto de pacto expreso.
El IPC constituye el tope máximo de revalorización anual de la renta (no admite acuerdo en contrario). Esta
regla sometía a arrendador y a arrendatario a un parámetro económico futuro que reequilibraba sus respectivas
prestaciones y al mismo tiempo resultaba indiscutible. Se estableció en favor de los arrendatarios, para evitar
que el incremente de rentas libremente pactado pudiera convertirse en un factor inflacionista de trascendencia
general.
Durante un tiempo se discutió sobre si debía usarse como referencia el IP o el índice provincial general,
finalmente se optó por el IPC por la claridad que este supone.
La actualización de la renta no es norma imperativa, sino sólo el incremento máximo sujeto al IPC.

3.2. LA RENTA EN LA LEY 4/2013


Se mantiene que la renta será fijada por las partes y su actualización sigue siendo potestativa y además
podrá ser realizada en los términos pactados por las partes, aplicándose el IPC sólo en defecto de pacto expreso.
Así, es posible fijar cualquier sistema de actualización que las partes contratantes consideren más conveniente
respecto del supletorio.
También se establece que podrá pactarse libremente por las partes que, durante un plazo determinado, la
obligación del pago de renta pueda reemplazarse total o parcialmente por el compromiso del arrendatario de
reformar o rehabilitar el inmueble en los términos y condiciones pactadas. Lo que permite pacto sobre posible
compensación de las recíprocas obligaciones. Por ejemplo, reemplazo de renta por obras. En este caso, si el
arrendatario incumpliera lo pactado, cabría la rescisión del contrato por incumplimiento, ya que la cantidad
destinada a las obras debería asimilarse a la renta, y por tanto el incumplimiento sería equiparable a la falta de
pago de la renta.
Comprobar si en la hoja de concordancias entra el 3.3 LA RENTA SEGÚN LA LEY 2/2015

4. CONTENIDO DEL CONTRATO: DERECHOS Y OBLIGACIONES DE LAS PARTES

4.1. LAS OBRAS EN LA FINCA ARRENDADA


Según la LAU-1994, el arrendatario, sin necesidad de consentimiento del arrendador podría realizar obras
requeridas por la condición de minusválido de sí mismo o de las personas que con él convivan.: cónyuge, pareja
de hecho o familiares.
La ley 4/2013 mantiene este precepto, pero hablando de discapacidad y no de minusvalía. Es indiferente que
el arrendatario o cualquiera de los convivientes devenga minusválido de forma sobrevenida. El arrendatario
podrá actuar por sí mismo, aunque el precepto le exige que informe al arrendador previamente de forma escrita
de las obras que pretenda llevar a cabo, dejando así preconstituida la prueba de la posible reposición de la
vivienda al estado anterior que puede exigir el arrendador al finalizar el arrendamiento.

4.2. LOS DERECHOS DE TANTEO Y RETRACTO


La LAU/1994 mantuvo los derechos de tanteo y de retracto a favor del arrendatario, estableciéndolos como
imperativos para el arrendador en los contratos de duración igual o inferior a 5 años. En casos de mayor
duración cabía excluir el derecho de adquisición preferente.
Tras la Ley 4/2013 las partes podrán pactar la renuncia del arrendatario al derecho de adquisición preferente.
Este mandato es aplicable tanto a los arrendamientos de vivienda como a los de uso distinto del de vivienda,
con lo cual actualmente los derechos de adquisición preferente se encuentran en desuso.

4.3. RECAPITULACIÓN
La vigente LAU, antes y después de la ley 4/2013 regula solo los aspectos de contenido contractual que ha
considerado necesarios para la evitación de litigios innecesarios.
Para los demás extremos, las partes son libres para establecer un clausulado contractual detallado, en
dependencia a las circunstancias del caso concreto.
Además hay que recordar la eficacia supletoria de las reglas del CC.

5.- LA TERMINACIÓN DEL CONTRATO


En un sistema normativo de plazo arrendaticio limitado, tanto por disposición legal como por la propia
voluntad de las partes, es obvio que una vez superado el plazo mínimo (quinquenal o trienal, según el momento
de vigencia del contrato), la extinción del contrato se produce de forma automática por el mero transcurso del
plazo pactado.
El legislador se limita a regular las causas de suspensión, resolución y extinción del contrato:

71

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

 En cuanto a la habitabilidad de la vivienda, se establece la posible suspensión del contrato por obras,
sean acordadas por una autoridad competente, sean meras obras de conservación (Art. 26 LAU-1994)
 En relación con las causas de resolución, se establece la resolución del contrato de arrendamiento por
incumplimiento por una de las partes de las obligaciones que le competan (Art. 27 LAU-1994 y art.
1124 CC)
 En los arrendamientos de finca urbana inscritos en el Registro de la Propiedad la resolución de pleno
derecho se producirá 10 días hábiles después de que el arrendador haya requerido judicial o
notarialmente al arrendatario en el domicilio designado al efecto en la inscripción registral (Ley 4/2003)
 Se establecen como causas específicas de extinción la pérdida de la finca y la declaración de ruina (Art.
28 LAU-1994).

6.- LOS RESTANTES ARRENDAMIENTOS URBANOS


Cualquier arrendamiento que no tenga por objeto la satisfacción de la necesidad permanente de vivienda del
arrendatario viene englobado legislativamente bajo el concepto de arrendamientos para uso distinto del de
vivienda.
Los arrendamientos para el uso distinto del de vivienda se rigen por la voluntad de las partes y, en su
defecto, por lo dispuesto en la LAU y, supletoriamente, por lo dispuesto en el Código Civil.
Pero hay que tener en cuenta que las normas procesales y los preceptos relativos a la fianza y a la
formalización del contrato son de naturaleza imperativa. No obstante, parece que algunos preceptos, que
remiten a otros artículos sobre el arrendamiento de vivienda, establecidos por la LAU-1994 sin que hayan sido
modificados por la Ley4/2013, son imperativos, por ejemplo:
 Imposición al arrendador de la realización de las obras necesarias o de conservación.
 Posibilidad de suspensión del contrato, o de desistimiento del arrendatario, en caso de obras de
conservación o acordadas por la autoridad competente.
 Obligación para el arrendatario de soportar las obras de mejora.
 Facultad del arrendador de elevar la renta por mejoras.
 Prohibición del arrendatario de realizar obras modificativas del inmueble sin consentimiento escrito
del arrendador y facultades de este en el caso de que el arrendatario incumpla tal obligación.
También hay ciertos preceptos del Título III que sugieren un carácter imperativo:
 El arrendador podrá resolver de pleno derecho el contrato en los casos de cesión o subarriendo de
carácter clandestino.
 La regulación de la indemnización por clientela, que se da como derecho al arrendatario.
 La subrogación mortis causa, que establece que en caso de fallecimiento del arrendatario, cuando en el
local se ejerza una actividad empresarial o profesional, el heredero o legatario que continúe el ejercicio
de la actividad podrá subrogarse en los derechos y obligaciones del arrendatario hasta la extinción del
contrato.
 El mandato de que el adquiriente de la finca arrendada quedará subrogado en los derechos y
obligaciones del arrendador, salvo que concurran en el adquiriente los requisitos del art. 34 de la Ley
Hipotecaria.
Pues bien, aunque parezca que todos estos preceptos son de carácter imperativo, lo cierto es que el
preámbulo de la Ley de 1994 se pronuncia en favor del carácter supletorio del Título III en su conjunto. Para el
legislador, el Título III constituye un conjunto normativo de aplicación supletoria.

EXAMEN:

Sin preguntas

72

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

TEMA 32
CAPITULO 17

EL MANDATO

1.- EL CONTRATO DE MANDATO

1.1. CONCEPTO
Art 1709 CC: “por el contrato de mandato se obliga una persona (mandatario) a prestar algún servicio o a
hacer alguna cosa por cuenta o encargo de otra (mandante)”. La persona que encarga el servicio es el mandante,
y la persona obligada a la realización de dicho servicio es el mandatario.
Aunque la descripción del Art. 1709 es un poco ambigua, hay que distinguir el contrato de mandato de otros
contratos como el de arrendamiento de obras y de servicios, ya que tienen características diferentes.
Bajo el sistema romano era fácil, pues el mandato era gratuito. En cambio hoy hay que atender a la
naturaleza de las prestaciones a que arrendatario o mandatario se obligan, ya que, aunque puede ser retribuido,
sigue siendo tendencialmente gratuito.
Para distinguir esas figuras hay que fijarse en la naturaleza de las prestaciones a que se obligan el
arrendatario y el mandatario:
 En el arrendamiento de obra o de servicios el arrendatario se obliga a ejecutar por sí mismo una
actividad de carácter material en beneficio del arrendador.
 En el mandato el mandatario, se obliga a gestionar los intereses del mandante a través de la
realización de actos jurídicos cuyo contenido acabará recayendo en la esfera jurídica del mandante.

1.2. CARACTERES DEL MANDATO


A. El mandato es un contrato consensual.
B. Impera el principio de libertad de forma. Tanto el mandato como la aceptación pueden ser expresos o
tácitos.
C. El mandato es un contrato naturalmente gratuito. El art. 1711.1 CC dice que a falta de pacto en
contrario, el mandato se supone gratuito. Pero se presume con carácter oneroso si el mandatario tiene
por ocupación el desempeño de servicios de la especie a que se refiere el mandato
D. El mandato es un contrato basado en la confianza (intuitu personae) que el mandante otorga al
mandatario.

2.- CLASES DE MANDATO

2.1. MANDATO SIMPLE Y MANDATO REPRESENTATIVO


Mandato simple No representativo. El mandatario puede actuar en su propio nombre sin revelar que
gestiona intereses ajenos, aunque por cuenta, interés y encargo del mandante. No se produciría vinculación
entre mandante y terceros, los cuales tendrían acciones exclusivamente contra el mandatario, sin perjuicio de
las que deriven de la relación de mandato propiamente dicha entre mandante y mandatario.
Mandato representativo: El mandatario actúa “en nombre” del mandante, este será parte en los contratos o
actos jurídicos que, gestionando sus intereses, celebra el mandatario con terceros: el mandante es quien
adquiere los derechos y asume las obligaciones que se derivan de esos actos o contratos debiendo cumplir todas
las obligaciones que el mandatario haya contraído dentro de los límites del mandato
Las figuras de mandato y poder de representación no coinciden:
 Puede existir mandato sin que se haya otorgado poder de representación (mandato simple no
representativo);
 Puede existir mandato con representación (representativo), en cuyo caso vincula directamente el
mandatario al mandante;
 El poder de representación puede no implicar una relación de mandato, sino de otra especie.

2.2. TIPOS DE MANDATO CONFORME A LA EXTENSIÓN DE LAS FACULTADES CONFERIDA


La gestión de los intereses o asuntos encomendados al mandatario depende de las instrucciones del
mandante, por ese motivo hay distintos tipos de mandatos:
Mandato general o especial: considerando el número de asuntos o negocios del mandante que puede
gestionar el mandatario, el mandato puede ser general o especial.
Según el art. 1712 CC
73

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

 Mandato general comprende todos los negocios del mandante, mucho más frecuente
 Mandato especial, sólo comprende uno o más negocios determinados, marginal o poco frecuente.
Mandato concebido en términos generales y mandato expreso: Según el art. 1.713, el
 Mandato concebido en términos generales comprende los actos de administración (distinto de
mandato general)
 Mandato expreso. Necesario para transigir, enajenar, hipotecar o ejecutar cualquier acto de
riguroso dominio. Para realizar los actos más importantes de gestión de los intereses del mandante,
identificados por el CC con los actos de disposición, no cabe admitir el mandato tácito.
Por lo dicho, tanto el mandato general (para todos los asuntos del mandante) como el mandato especial (para
uno o varios asuntos del mandante) pueden conferirse en términos generales o autorizar al mandatario a realizar
actos de enajenación y gravamen.

3.- RÉGIMEN BÁSICO DEL CONTRATO DE MANDATO

3.1. OBLIGACIONES DEL MANDANTE


El mandante asume la iniciativa del contrato; establecerá las bases de desarrollo del mandato y fijará al
mandatario cuantas instrucciones y reglas considere oportunas en defensa de la gestión fructuosa de sus
asuntos. Sus obligaciones son
A. Anticipar el dinero necesario para la ejecución del mandato, si el mandatario lo pidiese. Si éste lo
hubiese anticipado, lo rembolsará, aunque el negocio saliese mal, si no es culpa del mandatario.
B. Está obligado a indemnizar los daños y perjuicios ocasionados al mandatario por el cumplimiento
del mandato, siempre que el mandatario no haya incurrido en culpa o imprudencia en su gestión.
C. Deberá pagar al mandatario la retribución procedente si así se pactó.
D. En casos de pluralidad de mandantes, cuando dos o más personas hayan nombrado mandatario para
un negocio común, quedan obligadas solidariamente frente a él.
E. Cuando se trata de un mandato con poder de representación, el mandante debe cumplir todas las
obligaciones que el mandatario haya contraído dentro de los límites del mandato; en lo que el
mandatario se haya excedido, no queda obligado el mandante sino cuando lo ratifica expresa o
tácitamente.

3.2. DERECHOS Y OBLIGACIONES DEL MANDATARIO


A.- Obligaciones
Las obligaciones fundamentales del mandatario son las siguientes:
1. Debe ejecutar el mandato según las instrucciones del mandante e informarle de su gestión. En caso
de falta de instrucciones, el mandatario debe actuar como un buen padre de familia, no está
sometido a un régimen especial de diligencia.
2. Rendir cuentas de sus operaciones al mandante y abonarle cuanto haya recibido en virtud del
mandato. El momento temporal para rendir cuentas y abonar lo recibido no está definido, suele
hacerse en el momento de la interpelación del mandante.
3. Resarcir los daños y perjuicios que, por su gestión o por la falta de ella, haya causado al mandante,
ya sean debidos a actuación dolosa o culposa. Se evaluará con más o menos rigor por los tribunales
según el mandato haya sido retribuido o no.
4. Si un mandante ha nombrado más de un mandatario, se excluye la responsabilidad solidaria si no se
ha expresado.
5. Cuando el mandatario obra en su propio nombre, queda obligado directamente con la persona con
quien contrató, como si el asunto fuera personal suyo, sin perjuicio de las acciones entre mandante
y mandatario.
B.- Derechos y facultades
1. El mandatario podrá ejercitar el derecho de retención sobre las cosas objeto del mandato, hasta que el
mandante le rembolse lo anticipado o proceda a la indemnización de daños y perjuicios, en caso de que se
hubiesen producido por el cumplimiento del mandato. También se puede aplicar la retención en caso de
impago de la retribución del mandatario.
2. El mandatario cuenta con la facultad de nombrar sustituto, desligándose de su relación con el mandante, si
éste autorizó la sustitución:
- Si el mandante ni lo autorizó ni lo prohibió, el mandatario no quedará exento de responsabilidad.
- Si el mandante lo prohibió, el mandatario responde. Además lo hecho por el sustituto será nulo,
salvo que el mandante lo ratifique

74

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

- Si el mandante ha autorizado genéricamente la sustitución (sin designación de persona), el


mandatario sólo responderá de la actuación del sustituto cuando este sea “notoriamente incapaz o
insolvente”.

3.3. EXTINCIÓN DEL MANDATO


Además de las causas generales de extinción de las obligaciones (transcurso del tiempo establecido,
celebración del negocio propuesto, imposibilidad de celebrar el negocio...) el mandato se extingue por:
A.- La revocación del mandato
Como es un contrato basado en la confianza se permite la posibilidad de la revocación unilateral por parte
del mandante, produciendo efectos desde que el mandatario la conozca. En el caso de que el mandatario, una
vez revocado el mandato, ejerza alguna acción con terceros esta tendrá plena eficacia sin perjuicio de la acción
del mandante contra el mandatario.
B.- La renuncia e incapacitación del mandatario
La renuncia es una facultad del mandatario, si bien ha de ponerla en conocimiento del mandante y ha de
continuar la gestión hasta que el mandante haya podido tomar las medidas necesarias para evitar la interrupción
de los asuntos gestionados. Esto también se aplica en casos de incapacitación del mandatario.
C.- La muerte del mandante o mandatario
La reiterada confianza como base del negocio supone que la muerte de uno de los contratantes dé lugar a su
extinción. Sin embargo, lo hecho por el mandatario, ignorando la muerte del mandante, es válido y surtirá todos
sus efectos.
D.- Otros: en alguno de estos casos el mandato podrá terminar por resolución judicial dictada al constituirse el
organismo tutelar.
- Declaración de prodigalidad
- Concurso o insolvencia de alguna de las partes, ausencia legal
- Incapacitación sobrevenida del mandante (salvo que dispusiera su continuación en ese caso)

4.- LA MEDIACIÓN O CORRETAJE


La actividad de intermediación o de mediación entre personas que desean llevar a cabo una negociación
determinada es conocida desde antiguo y bastante frecuente. La figura del corredor, sea de trigo o de ganado,
ha sido una verdadera institución en la vida rural y también en la actualidad es frecuente en el ámbito de los
llamados “agentes de la propiedad inmobiliaria” (API).
El corretaje es un contrato que tiene por objeto vincular al mediador o corredor en la realización de los
actos necesarios para la conclusión o celebración de un determinado contrato (comprar una vivienda o vender
una partida de ganado) celebrado por quien con él contrata, a quien denominaremos principal o cliente, o
incluso celebrado por el propio mediador, en función de nuncio o intermediario. Para el derecho, el corretaje se
ha calificado como supuesto contractual atípico.
Corretaje, mandato y otros tipos contractuales son parecidos, pero presentan diferencias
 Corretaje y mandato: en el mandato el mandatario es el que celebra el contrato con el tercero,
mientras que el corredor o mediador, se limita a poner en contacto a su cliente con otra persona
interesada en el acto o contrato.
 Corretaje y contrato de servicios: se distingue del contrato de servicios en que el corredor asu me una
obligación de resultado y carece de derecho a retribución alguna si no se llega a celebrar
efectivamente el contrato de referencia.
 Corretaje y contrato de obra: aunque el corredor asume también una obligación de resultado, éste no
se obliga a la conclusión del contrato de interés para el cliente, pues difícilmente puede asumir como
“obra propia” la existencia de un tercero que contrate. El corredor no se encuentra obligado en
sentido estricto a garantizar la consecución del interés perseguido por su cliente o principal por lo
que se dice que el corretaje tiene naturaleza unilateral (aunque la jurisprudencia dice que es bilateral,
ya que no tiene sentido hablar de contrato si el corredor no se siente vinculado con el cliente). Sin
embargo, sólo el cliente quedaría obligado a pagar el premio, retribución u honorarios del mediador,
mientras que el corredor no tiene obligación alguna que atender o conducta que desplegar y la
eventual realización del resultado para él sólo funciona como fundamento o estímulo para reclamar
honorarios.
Generalmente, el corredor sirve de mediador entre dos clientes suyos o, en definitiva, entre dos personas
que, viendo cumplidos sus respectivos deseos a través de la actividad del corredor, celebrarán el oportuno
contrato y, en consecuencia, cada uno de ellos habrá de satisfacer por separado la correspondiente comisión al
corredor.

75

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

EXAMEN:

El contrato de mandato: concepto y caracteres****


Clases de mandato: simple y representativo***
Obligaciones del mandante
Obligaciones del mandatario
Derechos y facultades del mandatario
La extinción del mandato*****

76

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

TEMA 33
CAPITULO 18

EL PRESTAMO

1.- LOS CONTRATOS DE PRÉSTAMO


Art. 1.740 CC: el contrato de préstamo consiste en la entrega a una de las partes de alguna cosa, y según sea
su naturaleza distingue entre:
 Comodato (o préstamo de uso). Cuando entrega cosa no fungible para que la use durante un tiempo
y después la devuelva. Es esencialmente gratuito.
 Préstamo (de consumo o mutuo). Cuando entrega dinero u otra cosa fungible, con condición de
devolver otro tanto de la misma especie y calidad. Puede ser gratuito o con pacto de pagar intereses
Ambas formas de préstamo tienen:
 En común que la obligación principal del prestatario es devolver lo prestado.
 Se distinguen en que:
- Comodato se trasmite el uso, debiendo devolverse la misma cosa prestada.
- Mutuo el prestamista trasmite la propiedad del objeto y el prestatario debe restituir su
equivalente económico o tantundem.
El préstamo es un contrato real, ya que se perfecciona por la entrega de la cosa, y unilateral, al producir sólo
obligaciones para una de las partes, el prestatario, que es quien recibe de la otra parte (prestamista) la cosa
objeto de préstamo.

2.- EL COMODATO O PRÉSTAMO DE USO

2.1. NOCIÓN GENERAL


El comodato es un contrato en que una persona (comodante) entrega gratuitamente a otra (comodatario) una
cosa no fungible para que use de ella durante un tiempo, con la obligación de devolver la misma cosa recibida,
por ejemplo, cuando le prestas a una amiga unos pendientes.
La gratuidad es esencial en el comodato ya que si interviene alguna remuneración que haya de pagar quien
adquiere el uso, sería un contrato de arrendamiento. La gratuidad es en este caso imperativa y se refleja en el
art. 1740 y 1741 CC

2.2. DERECHOS Y OBLIGACIONES DEL COMODATARIO


El comodante conserva la propiedad de la cosa y el comodatario sólo tiene derecho de uso de la cosa
prestada durante un determinado período de tiempo. Si la cosa prestada es fructífera, el comodatario no
adquiere la propiedad de los frutos, pero puede usarlos, al igual que la cosa matriz.
A.- La obligación de restitución
El comodatario debe devolver la cosa al concluir el uso para el que se le pres tó o una vez transcurrido el
plazo pactado, si bien en caso de urgente necesidad de ella, el comodante podrá reclamarla antes y el
comodatario debe restituirla. Esta obligación de restitución de la cosa es la obligación principal del contrato y
son subordinadas las siguientes:
1. El comodatario debe satisfacer los gastos ordinarios para el uso y conservación de la cosa prestada.
2. El comodatario debe utilizar la cosa, conforme a su propia naturaleza, y el uso para que se le prestó.
3. Conservar la cosa con la diligencia de un buen padre de familia. El comodatario, en cuanto obligado
a restituir, queda sujeto a las prescripciones generales relativas al deudor de dar o entregar alguna
cosa.
4. Debido al carácter gratuito del comodato, el comodatario debe restituir la cosa temporáneamente,
sin que pueda argüir derecho de retención alguno sobre ella “a pretexto de lo que el comodante le
deba, aunque sea por razón de expensas (expensas: gastos, costas)”.
B.- Deterioro y pérdida de la cosa
 Los desperfectos o menoscabos generados, sin culpa del comodatario, por el uso racional y adecuado de la
cosa (que se hubieran producido también si la cosa hubiera sido usada por el comodante) no son imputables
al comodatario.
 Tampoco responderá el comodatario en los casos en que el deterioro o la pérdida de la cosa tenga lugar a
consecuencia del acaecimiento del algún caso fortuito, salvo que se esté frente a alguno de los supuestos en
que la responsabilidad del comodatario se ve agravada por disponerlo así la ley de forma expresa. Tales
supuestos son los siguientes:
77

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

1. Destinar la cosa a un uso distinto del que se prestó o en el caso de que dicha precisión del uso no se
haya llevado a cabo, del que se deduzca de la propia naturaleza de la cosa.
2. Conservar la cosa “en su poder por más tiempo del convenido”
3. Que la cosa hubiere sido objeto de tasación en el momento de la entrega, salvo que expresamente
hubiera sido eximido el comodatario de responsabilidad.

2.3. LA POSICIÓN DEL COMODANTE


El carácter unilateral del comodato, sólo genera obligaciones para el comodatario. Sobre el comodante no
pesa prácticamente obligación alguna que genere facultades en el comodatario.
Está obligado al abono de los gastos extraordinarios de conservación, frente a la obligación del
comodatario de atender o sufragar los gastos ordinarios y siempre que el comodatario lo ponga en su
conocimiento antes de hacerlos, salvo cuando fueren tan urgentes que no pueda esperarse el resultado del
aviso sin peligro.
El comodante que, conociendo los vicios de la cosa prestada, no los hubiere hecho saber al comodatario,
responderá a éste de los daños que por aquella causa hubiese sufrido.

2.4. LA DURACIÓN DEL CONTRATO


Normalmente es el comodante el que fija el plazo por el tiempo que presta la cosa, aunque es frecuente que
se haga el préstamo sin fijar plazo alguno de duración, por amistad, confianza, altruismo, etc.
El CC establece algunas reglas de aplicación supletoria cuyo fundamento es la protección del interés del
comodante en recuperar la cosa cuando le convenga o le resulte necesaria.
El art. 1750 CC establece que en caso de que no se pactara ni duración ni el destino del uso de la cosa
prestada y tampoco se dedujera de la costumbre, el comodante puede reclamarla a su voluntad, a la vez que
dispone que, en caso de duda, incumbe la prueba (de tales extremos) al comodatario.
La expresión “uso a que había de destinarse la cosa” debe ser entendida en términos temporales. Por
ejemplo, el dueño de un cuadro lo presta a quien lo pintó para una exposición, debe entenderse que la
reclamación por el comodante no debe realizarse hasta que dicha exposición sea clausurada. Así se deduce del
art. 1749 CC: el comodante no puede reclamar la cosa prestada sino después de concluido el uso para que la
prestó. Sin embargo, si antes de estos plazos tuviere el comodante urgente necesidad de ella, podrá reclamar la
restitución.

2.5. CAUSAS DE EXTINCIÓN


El contrato de comodato puede extinguirse por cualquiera de las siguientes causas:
1. Por la pérdida de la cosa (independientemente quien sea responsable de dicha pérdida).
2. Que el comodante reclame la restitución, si no hay plazo fijado de duración o si lo hay y el
comodante tiene necesidad urgente de la cosa.
3. Por transcurso del plazo determinado, sea directamente, sea a través del uso para el que se presta.
El art. 1742 CC establece que las obligaciones y derechos que nacen del comodato pasan a los herederos de
ambos contrayentes (mejor, contratantes). La muerte o declaración de fallecimiento de cualquiera de las partes
no extingue el contrato, excepto en el caso de que el préstamo se haya hecho en contemplación a la persona del
comodatario, en cuyo caso los herederos de éste no tienen derecho a continuar en el uso de la cosa prestada.

3.- EL MUTUO O SIMPLE PRÉSTAMO

3.1. CONCEPTO Y CARACTERÍSTICAS


Se denomina mutuo o préstamo al contrato por el que una persona (prestamista o mutuante) entrega a otra
(prestatario o mutuatario) dinero u otra cosa fungible, para que se sirva de ella y devuelva después otro tanto de
la misma especie y calidad.
El contrato de mutuo puede ser gratuito o retribuido, esto es, con pacto de pagar interés, que normalmente
será proporcional a su duración, y limitado por la ley de usura.
Aunque para el CC el contrato de préstamo es gratuito, pues, según el art. 1755 CC dice que no se deberán
intereses sino cuando expresamente se hubiesen pactado. Y en la misma línea el art. 314 del Código de
Comercio dice que los préstamos no devengarán interés si no se hubieren pactado por escrito.
Precisamente lo contrario ocurre en la práctica comercial, en la que el carácter profesional de los
prestamistas (entidades financieras) induciría a pensar que el préstamo es retribuido por naturaleza, salvo pacto
en contrario. El carácter retribuido del mutuo parece requerir pacto expreso o pacto escrito, requisitos que no
son interpretados rigurosamente por la jurisprudencia, que admite acreditación y prueba de la existencia de
pacto de intereses por otros medios.
78

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

3.2. REGLAS PARTICULARES SOBRE CAPACIDAD


Con carácter general, basta que prestamista y prestatario tengan capacidad para contratar.
Como excepciones están:
1. El menor emancipado que tiene prohibido tomar dinero a préstamo
2. Tutor que con respecto al patrimonio del pupilo tiene prohibido dar o tomar dinero a préstamo sin
autorización judicial.

3.3. LA OBLIGACIÓN DE RESTITUCIÓN


En el mutuo, a diferencia del comodato, se transfiere la propiedad de la cosa prestada al mutuatario, estando
éste obligado únicamente a devolver el género. Pero ¿qué es lo que se ha de devolver? Aquí hay que distinguir
entre el préstamo de dinero y el de las demás cosas fungibles.
1. Préstamo de dinero, se tiene en cuenta el “valor” nominal, pues la devolución ha de hacerse en la
moneda de curso legal;
2. Préstamo demás cosas fungibles, se atiende a la identidad de “materia” y el deudor debe una cantidad
igual a la recibida y de la misma especie y calidad, “aunque sufra alteración en el precio”.

3.4. EL PRÉSTAMO CON INTERÉS: REGLAS ESPECIALES


El CC considera que no se deberán intereses sino cuando expresamente se hubiesen pactado. Pero el
prestatario que haya pagado intereses sin estar estipulados no puede reclamarlos (no puede repetir) ni siquiera
imputarlos al capital.
Si hay un convenio tácito y el prestatario no pagase los intereses, el acreedor no tiene cauce alguno para
reclamarlos a no ser que pueda probar por cualquier medio válido la existencia del pacto.
La Ley de Usura de 1908 (Ley Azcárate) decreta la nulidad de los préstamos en que se haya pactado un
interés notablemente superior al normal del dinero y manifiestamente desproporcionados, o que resulten
leoninos, y cualquier contrato en que se suponga recibida una cantidad superior a la entregada. Declarada la
nulidad del contrato por usurario, el prestatario sólo estará obligado a entregar la suma efectivamente recibida.

3.5. LA DURACIÓN DEL CONTRATO


El Código no contiene regla alguna de carácter específico respecto de la duración del mutuo o préstamo. Por
lo que habrá de aplicarse las normas establecidas para las obligaciones a plazo.
En el caso de no haberse fijado plazo, se atenderá a los dispuesto en el art. 1128 CC. Existiendo plazo o
término contractual, si el prestatario incurre en algún supuesto del art. 1129 CC, perderá el derecho a utilizar el
plazo establecido.
Se considera que, en el caso de préstamo con interés, el prestatario no puede obligar al prestamista a recibir
la restitución antes del transcurso del plazo.

EXAMEN:

El comodato o préstamo de uso

79

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

TEMA 33
CAPITULO 19

EL DEPÓSITO

1.- INTRODUCCIÓN: CLASES DE DEPÓSITO


El Código Civil regula la figura genérica del depósito englobando distintas y muy diversas modalidades del
mismo. Resaltar que el depósito puede constituirse judicial o extrajudicialmente. Depósito extrajudicial o
propio y depósito judicial o secuestro. A su vez, deben tenerse en cuenta a las distintas variantes del depósito
extrajudicial:
 Depósito voluntario
 Depósito necesario o miserable
 Secuestro convencional según el Proyecto de 1851, que actualmente se regula en sede del depósito
voluntario.
La diversidad de variantes explica que el CC no establezca “definición legal” alguna del depósito y tampoco
insista en el carácter contractual del depósito, pues algunas de sus variantes carecen de tal carácter. El art 1758
CC pone el acento en la finalidad básica de la figura del depósito, la obligación de guarda o custodia y
consiguiente restitución, una vez puesto de manifiesto el presupuesto de que previamente se haya producido la
entrega de la cosa objeto de depósito.

2.- EL DEPÓSITO VOLUNTARIO

2.1. CONCEPTO Y PRESUPUESTOS


El CC no ofrece ninguna definición, solo destaca el carácter convencional. El depósito es un contrato en
virtud del cual una persona (depositante o deponente) entrega una cosa mueble a otra (depositario), para que
ésta la guarde y se la restituya cuando aquélla se la reclame. También podemos decir que existe un depósito
cuando una persona se obliga a la guarda de una cosa cuya posesión no le corresponde, durante la vigencia de
esta situación, por ningún otro título. Sus requisitos son:
 La finalidad principal y autónoma del contrato es la obligación de guarda y custodia. Esta
obligación es provisional, ya que el bien depositado debe ser restituido cuando lo pida el
depositante. El depositario no puede usar la cosa ni sus frutos sin permiso del depositante. La
obligación de custodia tiene carácter instrumental o subordinada a la finalidad socioeconómica
perseguida (arrendamiento, prenda…)
 El objeto de la obligación de custodia debe ser una cosa ajena (no perteneciente al depositario).
Algunos autores también admiten la posibilidad de depósito de cosa propia, pero que no se
encuentra a disposición del depositario, incluso cabría admitir el supuesto de depósito judicial en el
que el depositario es el propietario cuya titularidad es objeto de litigio.
 El objeto del depósito ha de recaer sobre un bien mueble y corporal. Aunque en el llamado depósito
judicial pueden ser bienes inmuebles.

2.2. CARACTERÍSTICAS DEL CONTRATO


Gratuidad y unilateralidad del contrato
El depósito es un contrato gratuito y por tanto unilateral, salvo que se pacte una retribución (no tiene que
ser expresa, puede surgir según las circunstancias y usos). Si se pacta retribución pasaría a ser bilateral.
La existencia de depósitos civiles retribuidos es rara. Tradicionalmente la retribución en el depósito hace
que se califique como arrendamiento de servicios, préstamo o contrato innominado do ut facias. Si existe
retribución se agrava la responsabilidad para el depositario que responderá no solo del dolo sino también de la
culpa.
Carácter real
Tradicionalmente se exige necesariamente la entrega de la cosa para el nacimiento del contrato de depósito.
Sin embargo la doctrina hace hincapié en el carácter consensual del contrato, explicando que en escasas
ocasiones no coincide el contrato y la entrega del bien al depositario. En este caso la entrega del bien no será
indispensable para el nacimiento del contrato. Existe validez desde la perfección del contrato e
independientemente de la entrega.

80

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

3.- LOS SUJETOS DEL CONTRATO

3.1. LA CAPACIDAD DE LAS PARTES CONTRATANTES


Se entiende suficiente para la constitución del contrato de depósito la capacidad general de contratar, no
siendo necesario que el depositante sea propietario del bien depositado.
A.- Falta de capacidad del depositante
a. Si la incapacidad del depositante (incapaz) existía en el momento de celebración del contrato, dispone
el art. 1764 CC que la otra parte queda sujeta a todas las obligaciones del depositario, y puede ser
obligada a la devolución por el tutor, curador o administrador de la persona que hizo el depósito, o por
esta misma si llega a tener capacidad. Los administradores deben instar la anulabilidad del contrato de
depósito, al ser un contrato invalido.
b. Puede darse el caso, contemplado por el art. 1773 CC, que el depositante pierda, después de hacer el
depósito (sobrevenidamente), su capacidad para contratar. En este caso el contrato sería válido, el
problema sería la falta de capacidad del depositante para recibir o exigir la devolución. La regla
establecida para tal supuesto es similar a la establecida en el art. 1764 CC: no puede restituirse la cosa
objeto de depósito sino a los que tengan la administración de los bienes y derechos del depositante que
ha devenido incapaz.
B.- Falta de capacidad en el depositario
a. El artículo 1.765 contempla la falta de capacidad en el momento de la constitución del depósito. En tal
caso, siendo válido el contrato (si bien susceptible de anulación), el depositante tiene frente al
depositario la facultad de ejercitar la acción de restitución. En caso de que tal restitución no fuera
posible, por haber salido la cosa del patrimonio del depositario, el depositante sólo puede solicitar el
abono de la cantidad en que se hubiera enriquecido el depositario con la cosa o con el precio (acción
que prescribe a los 15 años).
b. La incapacidad sobrevenida en el depositario no está regulada en el CC, lo que no impide la exigencia
de la diligencia debida en la conservación de la cosa a los representantes legales del depositario y la
restitución anticipada solicitada por el depositante.

3.2. PLURALIDAD DE LOS SUJETOS


El CC contempla expresamente el supuesto de pluralidad de deponentes (depositantes), mientras que no
regula el caso en que sean varios los depositarios.
A.- Constitución conjunta del depósito (pluralidad de depositantes)
Según el art. 1772 cuando hay pluralidad de depositantes dispone que:
 Si no fueren solidarios y la cosa admitiere división, cada uno de ellos podrá pedir solo su parte.
 Cuando haya solidaridad, o la cosa no admita división, regirá lo dispuesto en los arts. 1141 y 1142
CC.
Dos conclusiones:
1. La equiparación entre indivisibilidad y solidaridad, y la aplicación de las normas de la solidaridad en
los supuestos de indivisión, de tal manera que no son posibles los supuestos de depósito indivisible
mancomunado. De cualquier modo hay que tener en cuenta lo pactado expresamente y los usos
negociales. A esto se le llama depósito indistinto.
2. Equiparación entre mancomunidad y divisibilidad. El depositante sólo puede pedir su parte.
B.- Pluralidad de depositarios
No dice nada el CC, por lo que se aplican las reglas generales en materia de obligaciones, debiendo tener en
cuenta si existen usos negociales y la voluntad de las partes.

4.- CONTENIDO DEL CONTRATO DE DEPÓSITO


El carácter tendencialmente unilateral del depósito implica que las obligaciones del depositario son mucho
más trascendentales que las eventuales obligaciones del depositante.

4.1. OBLIGACIONES DEL DEPOSITARIO


A. La obligación de guarda y custodia. Es la obligación principal, obligación de guardia con la diligencia
debida.
 La responsabilidad se verá agravada cuando la cosa depositada se entrega cerrada y sellada, de tal
forma, que se presume culpa del depositario cuando se restituye con el sello o cerradura abiertos o
forzados. En cuanto al valor de lo depositado, se estará a la declaración del depositante, salvo que
se pruebe la ausencia de culpa del depositario.

81

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

 Igualmente se agravará (o disminuirá) la responsabilidad si existe pacto expreso en tal sentido y,


según algunos autores, también se agravará en el caso de depósito remunerado y en los supuestos
en los que el depositario se haya ofrecido a recibir el depósito por redundar en su utilidad e incurra
en mora.
El depositario no tienen obligación de administración, pero si de recoger y custodiar los frutos.
- El depositario, salvo permiso expreso que debe probarse, no puede servirse de la cosa depositada,
ni de sus productos, frutos y accesiones. Si fuera así se trataría de un préstamo o comodato, aunque
algunos expertos dicen que se mantendría el concepto de depósito, ya que el permiso de uso no
indica el uso real.
- El depositario, a no ser que lo prohíba el depositante, puede nombrar sustituto.
B. La obligación de restitución. La cosa depositada debe ser restituida al depositante, o a sus causahabientes,
o a la persona que hubiere sido designada en el contrato con todos sus frutos, productos y accesiones.
a. En el caso de que se trate de un depósito de dinero, el depositario será deudor de los intereses
legales, salvo pacto en contrario en el momento de celebración del contrato, de las cantidades que
haya aplicado a usos propios o de las que no haya restituido una vez extinguido el depósito y tras
haber sido constituido en mora.
b. No se impone al depositario la carga de averiguar si el depositante es auténtico propietario y, de no
serlo, a quién pertenece el bien depositado. Aunque si averigua que la cosa ha sido hurtada y quien
es el verdadero dueño, debe hacérselo saber. Si el dueño no reclama en un mes, quedará libre de
responsabilidad el depositario, devolviendo la cosa depositada de quien la recibió.
c. La obligación de restitución se transmite a los herederos del depositante. Si por ignorancia la
enajenaran deberán restituir el precio que hubiese recibido.
C. Momento temporal de la restitución. La restitución debe producirse cuando el deponente la reclame, sin
necesidad de justa causa y con independencia de plazo contractual alguno puesto que el depósito es un
contrato establecido a favor del depositante. El art. 1776 CC otorga al depositario que tenga justos motivos
para hacerlo la posibilidad de proceder a la restitución antes del término convenido, legitimándolo incluso
para proceder a la consignación judicial del objeto del depósito en el caso de que el depositante se resista a
aceptar la devolución. En definitiva, el establecimiento de plazo temporal o término representa un papel
secundario en el caso del depósito.
D. El lugar de la restitución. Es el que se designe al hacer el contrato. Si no se ha designado ninguno sera
donde se halle la cosa, aunque sea lugar distinto a donde se depositó. Los gastos de transporte corren a
cargo del depositante, salvo mala fe del depositario.
E. Pérdida de la cosa y subrogación real. Se presume la culpa del depositario, pues la cosa se haya en su
poder. Si se pierde por fuerza mayor, y el depositario recibe como reparación otra en su lugar, está obligado
a entregar ésta al depositante. Si la reparación obtenida por el depositario consiste en su valor, igualmente
tiene que entregarle al depositante la indemnización conseguida. No especifica el CC el deber de asegurar
la cosa depositada por parte del depositario, aunque la indemnización puede llegar por distintas vías.

4.2. OBLIGACIONES A CARGO DEL DEPOSITANTE


Como el depósito es gratuito a no ser que se disponga lo contrario, el CC no resalta obligación de retribuir
del deponente aunque se haya pactado un depósito retribuido. (Aunque existe). La retribución será libremente
establecida por las partes en su cuantía y periodicidad.
Pero el CC sí establece la obligación del depositante de hacer frente al pago o reembolso de los gastos
realizados por el depositario y, en su caso, de indemnizarle de todos los perjuicios sufridos.
Según la doctrina los gastos rembolsables son los gastos de conservación y no los gastos útiles o mejoras
que pueda haber afrontado el depositario. Los gastos reembolsables se encuentran previstos legalmente para el
depósito gratuito; por consiguiente, no deben acumularse a la retribución en el caso de que ésta haya sido
pactada. Para la indemnización por perjuicio hay que tener en cuenta las reglas generales en ese aspecto.
El art. 1.780 dispone que “el depositario puede retener en prenda la cosa depositada hasta el completo pago
de lo que se le deba por razón del depósito”. Esto incluiría, la retribución, los gastos de conservación y los
gastos que haya hecho frente a la indemnización por perjuicios si se diera el caso.
Algunos autores han subrayado el posible carácter preferente del crédito del depositario por los gastos de
conservación en la cosa depositada.

5.- EXTINCIÓN DEL CONTRATO DE DEPÓSITO


El modo ordinario de extinción es la entrega o restitución de la cosa depositada, así como las especialidades
en caso de pérdida.

82

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

Conforme al art. 1200 CC, no son susceptibles de extinción por compensación las deudas provenientes del
depósito o de las obligaciones del depositario.

6.- EL DEPÓSITO IRREGULAR


El depósito irregular es el contrato de depósito cuyo objeto consiste en una determinada cantidad de cosas
fungibles (suele ser dinero) que pueden ser utilizadas e incluso consumidas por el depositario.
Dada la fungibilidad del objeto, el depositario no tiene que devolver la misma cosa, puede restituir la misma
cantidad de cosas fungibles, el equivalente exacto, llamado también tantundem.
El supuesto prototípico del llamado depósito irregular viene representado por el depósito de dinero, aunque
ello no signifique que todo depósito dinerario deba ser calificado como depósito irregular, sino sólo aquel cuyo
objeto pierde su individualidad. Es decir si se entrega el dinero en un sobre o cofre cerrado se debe devolver de
la misma manera.
La existencia de depósitos irregulares es controvertida en el CC. Inicialmente se admitía dicha figura pero el
art. 1767 y 1768 prohíben el uso de la cosa depositada sin permiso expreso y, cuando concurre dicho permiso,
nos encontramos ante un préstamo o un comodato y no ante un depósito.
Doctrinalmente se defiende que, para proceder a la calificación de los supuestos contractuales referidos,
debe atenderse básicamente a la verdadera intención de las partes:
 Puede ser que el depositante persiga la disponibilidad del dinero en cualquier momento, sin
pretender conceder un préstamo. Solo persigue la guardia y custodia. Esto sería un depósito
 También puede ser que la finalidad principal del contrato de depósito desaparezca y la cosa fungible
ingrese en el patrimonio del depositario sin posibilidad de distinguirla.
 También puede ocurrir que la obligación del depositario se transforme en la de administrar
diligentemente su propio patrimonio o la de tener a disposición del depositante una cantidad de
cosas igual a la recibida.
En función de la inexistencia de dicha disponibilidad en favor del depositante, la jurisprudencia se
pronuncia en favor de la calificación como préstamo a las imposiciones o depósitos a plazo fijo ya que el
depositante pierde temporalmente la disponibilidad propia de los depósitos. Igualmente plantea problemas la
posible calificación del ingreso de dinero en la cuenta corriente bancaria como contrato de depósito ya que se
considera contrato autónomo e independiente.

7.- EL DEPÓSITO NECESARIO

7.1. LOS SUPUESTOS CLÁSICOS DE DEPÓSITO NECESARIO


Es una modalidad de depósito caracterizada por la existencia de una obligación de custodia a causa de una
situación de hecho sobrevenida y, por consiguiente, nacida con independencia de la voluntad de las partes. Se
distinguen, a tal efecto, tres tipos de depósito necesario:
1. Cuando el depósito se hace en cumplimiento de una obligación legal. Se regirá por las disposiciones de
la ley que lo establezca y, en su defecto, por las del depósito voluntario.
2. “Depósito miserable”. Con ocasión de alguna calamidad como incendio, ruina, saqueo, naufragio u otras
semejantes, rigiéndose por las normas del depósito voluntario.
3. El que tiene lugar respecto de “los efectos introducidos por los viajeros en las fondas y mesones” No
deriva del contrato de hospedaje, ni de la posible existencia de un contrato tácito de depósito, sino que
es un supuesto de responsabilidad legal a cargo del hotelero respecto de los efectos introducidos en el
ámbito de control del mismo, lo que incluye también la responsabilidad por los efectos que se
encuentren en el garaje del hotel y otras dependencias anexas al mismo y que presten servicio al cliente.
Asimismo, han de considerarse introducidas si se colocan en el coche o transporte del hotel destinado a
transportarlas al mismo. Es esencial que el viajero hubiere observado las prevenciones hechas por el
hotelero respecto del cuidado y vigilancia de los efectos. La responsabilidad del hotelero cesa:
a. Cuando se trate de efectos introducidos por terceros, es decir, por quien no fuera un viajero.
b. Cuando no se trate de un alojamiento de viajeros estable (por ejemplo la casa de un amigo).
c. Al mediar culpa o negligencia del viajero.
d. En los supuestos de robo a mano armada y fuerza mayor.
e. Cuando el daño sea consecuencia de la actuación de personas que escapan del control del
hotelero (visitas...).
f. Cuando medie pacto expreso de exclusión de responsabilidad.
Existe un verdadero depósito cuando se entregan objetos para ser guardados en la caja del hotel.

83

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

7.2 EL CONTRATO DE INGRESO EN CENTROS ASISTENCIALES


Resultaría muy aconsejable tipificar el contrato de ingreso en un centro asistencial de mayores, así como
establecer legalmente un régimen mínimo de derechos y deberes dimanantes de dicho contrato, común para
todo el territorio español, pues si bien tal régimen normativo resulta hoy deducible de muchas disposiciones
legales de carácter autonómico, sin duda sería conveniente sistematizarlos en una disposición única y común
para todos, sin perjuicio de que la autonomía de las partes pueda introducir matizaciones en cada caso .
Se refiere a los efectos personales introducidos por los clientes, tratándose de residencias asistenciales de
personas mayores y de efectos introducidos en ellas por los residentes
Debería imperar el mismo sistema agravado de responsabilidad que consagra el Código Civil para los
establecimientos hoteleros, respecto a los efectos personales introducidos por los clientes.
Debería aplicarse también tratándose de residencias asistenciales de personas mayores y de efectos
introducidos en ellas por los residentes
 Tanto si los objetos han sido especialmente entregados para su custodia, previo inventario,
 Como si han sido simplemente introducidos en la residencia con tal de que
 se haya comunicado al establecimiento esta introducción,
 se hayan observado las prevenciones realizadas en materia de seguridad ,
 y desde luego se pruebe la existencia del objeto, y su deterioro o desaparición dentro del ámbito
espacial del establecimiento.

8.- SECUESTRO CONVENCIONAL Y JUDICIAL


El denominado secuestro no tiene por finalidad en sí misma considerada la custodia o guarda de la cosa
depositada, sino que dicha guarda es sencillamente un medio para evitar la sustracción o distracción del objeto
custodiado en tanto no se resuelva la litis existente; por ello la restitución no se realiza al deponente sino al
vencedor de dicha litis.
De este modo, a diferencia del contrato de depósito verdadero y propio, el secuestro puede recaer tanto
sobre bienes muebles como inmuebles (art. 1786 CC). En caso de bienes inmuebles no es posible la
sustracción, se trataría más de una forma de aseguramiento o administración.

8.1. EL SECUESTRO CONVENCIONAL


El secuestro convencional se contempla en sede de depósito voluntario (art. 1763 CC: “También puede
realizarse el depósito por dos o más personas, que se crean con derecho a la cosa depositada, en un tercero, que
hará la entrega en su caso a la que corresponda”).

8.2. EL DEPÓSITO JUDICIAL


Según el art. 1785 CC el depósito judicial o secuestro (se intenta evitar el uso del término secuestro) tiene
lugar cuando se decreta el embargo o el aseguramiento de bienes litigiosos.
Se exige del depositario la responsabilidad propia de un buen padre de familia, no pudiendo quedar libre de
su encargo hasta que se termine la controversia que lo motivó, a no ser que el Juez lo ordenare por consentir en
ello todos los interesados o por otra causa legítima (art. 1787 CC).
La restitución no ha de hacerse necesariamente al deponente: El depositario judicial estará obligado a
conservar los bienes con la debida diligencia a disposición del Juzgado, a exhibirlos en las condiciones que el
Juzgado le indique y a entregarlos a la persona que el tribunal designe.

9.- EL CONTRATO DE APARCAMIENTO DE VEHÍCULOS


Tradicionalmente, el contrato de garaje era uno de los supuestos clásicos de contratos atípicos, hasta la
promulgación de la Ley 40/2002, reguladora del contrato de aparcamiento de vehículos.
Los contratos de parking o aparcamiento, se caracterizan por ser de breve duración, realizarse en
aparcamientos abiertos al público y, en todo caso, mediante precio determinado en función del tiempo de
estacionamiento (por horas o fracciones horarias).
Junto con este contrato continúa existiendo el contrato de garaje en el que el precio no resulte determinado
precisamente por el tiempo de estacionamiento efectivo, aunque la duración del contrato (no del tiempo de
estacionamiento) sea fijada por fracciones temporales (años, meses, incluso días u horas determinadas).
Por lo tanto a partir de la ley 40/02 hay dos tipos de contrato:
 El contrato típico de aparcamiento, regulado por la citada ley, y
 El contrato atípico de garaje, no contemplado por dicha ley.
Antes de la ley 40/02 que lo ha tipificado como autónomo, la doctrina consideraba el aparcamiento de
vehículos como un contrato más cercano al depósito que al arrendamiento.

84

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

EXAMEN:

El depósito: concepto y caracteres (creo que se refiere al depósito voluntario)


El contrato de depósito voluntario: concepto y presupuestos***
Obligaciones del depositario
El depósito irregular

85

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

TEMA 34
CAPITULO 20

LOS CONTRATOS ALEATORIOS

Los contratos aleatorios son aquellos contratos en los que la ejecución de alguna de las prestaciones, o su
concreta cuantía depende de un acontecimiento incierto.

3.- EL CONTRATO DE RENTA VITALICIA

3.1. INTRODUCCIÓN
El origen contractual del contrato de renta vitalicia está contemplado en los arts. 1802 a 1808 CC, no
obstante, son posibles otras formas de constituir la renta vitalicia, por ejemplo:
 Mediante resolución judicial
 En virtud de testamento
 A consecuencia de particiones hereditarias
 Por pago de la parte del usufructo que corresponde al cónyuge viudo
 Por conversión del contrato de alimentos en una pensión o renta periódica.
Pero el art. 1802 CC considera expresamente el origen contractual (Art. 1802 CC: El contrato aleatorio de
renta vitalicia obliga al deudor a pagar una pensión o rédito anual durante la vida de una o más personas
determinadas por un capital en bienes muebles o inmuebles, cuyo dominio se le transfiere desde luego con la
carga de la pensión).
La finalidad económica de esta figura reside en proporcionar al perceptor un ingreso fijo periódico a los
efectos de subsistencia, aunque también puede perseguir favorecer a una determinada persona.

3.2. EL ALEA EN LA RENTA VITALICIA


El elemento aleatorio de esta categoría contractual reside en la incertidumbre de la duración de la vida que
se contempla y, por lo tanto, la imposibilidad de conocer a priori si existirá o no una equivalencia entre el
capital que se entrega y la renta que se percibe periódicamente, concurriendo de este modo el riesgo ganancia-
pérdida.
La vida contemplada puede ser la del contratante que entrega el capital, la de un tercero, o la de varias
personas, excluyéndose la posibilidad de referirla a una persona jurídica, pues daría lugar a rentas perpetuas.
Lo que sí debe existir en el momento de la constitución del contrato es la “equivalencia del riesgo”, es decir,
que ambas partes tengan igual posibilidad de pérdida o ganancia. Así el art. 1804 CC establece que es nula la
renta constituida sobre la vida de una persona muerta a la fecha del otorgamiento, o que en el mismo tiempo se
halle padeciendo una enfermedad que llegue a causar su muerte dentro de los veinte días siguientes a aquella
fecha. Se contemplan dos supuestos:
 Muerte ya producida en el momento de constitución del contrato, de la persona cuya vida se
contempla: el contrato será nulo por ausencia del alea. Se exceptúa el caso en que se contempla la
vida de varias personas, salvo que las vidas de todas ellas fueran consideradas de carácter esencial.
 Enfermedad que llegue a causar la muerte de la persona cuya vida se contempla en los 20 días
siguientes a la celebración del contrato: el fundamento es la prohibición de enriquecimiento injusto,
teniendo carácter de norma imperativa. No se consideran enfermedades: parto, accidente, suicidio ni
vejez.

3.3. SUJETOS
Deben concurrir al menos dos sujetos en el contrato de renta vitalicia, pero el art. 1803 CC admite la
concurrencia de hasta cuatro sujetos: los constituyentes, un tercero cuya vida es considerada como alea, y el
preceptor de la renta o beneficiario, que puede ser uno de los constituyentes, el tercero cuya vida se contempla,
u otro sujeto independiente de los anteriores. Si el beneficiario no es parte contractual, es necesaria su
aceptación.
Puede ocurrir que se atienda a la vida de varios sujetos, y también puede constituirse la renta en beneficio de
una pluralidad de personas, simultánea o sucesivamente.
Cuando la renta se establece conjuntamente en favor de varias personas y una de ellas fallece, surge el
problema del acrecimiento (percibir el aumento que le corresponde cuando otro partícipe pierde su cuota), que
no será posible, en ausencia de pacto expreso, más que cuando exista atribución de renta conjunta y
designación conjunta de los beneficiarios. Si la designación de beneficiarios es conjunta y existe atribución
86

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

cuantitativa individualizada de rentas para cada uno de ellos, a falta de pacto expreso, no procederá el
acrecimiento, atribuyéndose la renta correspondiente al premuerto a los herederos. La posible extinción parcial
por la muerte de uno de los acreedores solo tendrá lugar si se dispuso expresamente.
Cuando la renta se establece sucesivamente no se plantea ese problema porque cada acreedor recibirá la
renta en el orden establecido.

3.4. CONTENIDO DEL CONTRATO DE RENTA VITALICIA


A.- La entrega del capital
El primer factor es la entrega del capital, consistente en bienes muebles o inmuebles, materiales o
inmateriales, cuyo dominio se transmite al deudor de la pensión sin que esta suponga derecho real, carga o
afección sobre los bienes en favor del rentista, sino simplemente el nacimiento de una relación obligatoria en
virtud de la cual el deudor queda vinculado a satisfacer dicha renta.
El acreedor de la renta está obligado a efectuar la entrega y a responder de evicción y saneamiento al
deudor.
B.- El derecho a la pensión o renta
a) La pensión o renta
El Código habla de pagar una pensión o renta, sin establecer que deba consistir necesariamente en una suma
dineraria, pudiendo ser la entrega de cualquier otro tipo de bienes muebles. En cualquier caso, es
imprescindible que sea fija y determinada, admitiéndose las cláusulas de estabilización, pues el alea
considerado no incluye de forma necesaria las consecuencias propias de la depreciación monetaria.
b) La periodicidad de la renta
No es necesario que el pago se efectúe anualmente, pudiendo las partes estipular periodos distintos para
satisfacer la renta; incluso cabe la posibilidad de satisfacer la renta por plazos anticipados.
En cualquier caso, deben distinguirse;
 Cada uno de los vencimientos (que prescriben a los cinco años)
 Del derecho a la percepción de la renta de que proceden (que prescribe a los 15 años).
c) Satisfacción de la renta
El art. 1806 CC establece que la renta correspondiente al año en que muere el que la disfruta, se pagará en
proporción a los días que hubiese vivido; si debía satisfacerse por plazos anticipados, se pagará el importe total
del plazo que durante su vida hubiese empezado a correr.
Las pensiones se entienden como frutos civiles y estos se perciben día por día. La referencia a la anualidad
se establece por coherencia con el art. 1802 CC, siendo aplicable el periodo que se hubiese estipulado.
El art. 1808 CC dice que no puede reclamarse la renta sin justificar la existencia de la persona sobre cuya
vida esté constituida. El fin del art. 1808 es evitar un pago indebido de las pensiones en caso de que el deudor
pagase ignorando la muerte o declaración de fallecimiento de la persona cuya vida sirve de módulo al contrato
de renta vitalicia.
d) Incumplimiento y aseguramiento del pago de la renta
El art. 1805 CC dice que la falta de pago de las pensiones vencidas no autoriza al perceptor de la renta
vitalicia a exigir el reembolso del capital ni a volver a entrar en la posesión del predio enajenado; sólo tendrá
derecho a reclamar judicialmente el pago de las rentas atrasadas y el aseguramiento de las futuras.
El impago de las rentas no da lugar a la resolución del contrato de renta vitalicia, debido a la necesidad de
evitar el enriquecimiento injusto que tendría lugar si el perceptor de las rentas pudiera quedarse con el capital y
las pensiones ya satisfechas.
En cambio, la resolución contemplada en el art. 1124 CC sí tiene cabida en caso de incumplimiento de la
obligación de prestar aseguramiento; dicho aseguramiento consiste en la posibilidad de constituir hipoteca en
garantía de rentas o prestaciones periódicas, y puede ser ejecutada tantas veces como vencimientos impagados
haya, sin que la adjudicación del bien hipotecado suponga la transmisión de la deuda de renta.
No obstante, doctrina y jurisprudencia admiten el pacto resolutorio por impago de pensiones, inscribible en
el Registro de la Propiedad, al no contemplar el Código la prohibición expresa. Dicho pacto resolutorio puede
tener lugar de dos maneras:
 Contemplar la retención por el deudor de los intereses o frutos productivos, y por el acreedor de las
pensiones recibidas hasta entonces
 Que el rentista conserve, además de las rentas percibidas, los frutos producidos por el capital, lo que
equivale a una cláusula penal.

87

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

3.5. NULIDAD DEL CONTRATO DE RENTA VITALICIA


Se contempla el caso de nulidad en el caso de muerte o enfermedad causante de muerte. No obstante, si la
desaparición de la vida ha sido provocada por el propio deudor de la renta mediante la comisión de un hecho
punible, se deberá indemnizar los perjuicios causados a la familia o a un tercero, según el CP.

3.6. LA RENTA VITALICIA A TÍTULO GRATUITO


El art. 1807 CC establece que el que constituye a título gratuito una renta sobre sus bienes, puede disponer,
al tiempo del otorgamiento, que no estará sujeta dicha renta a embargo por obligaciones del pensionista.
La renta a título gratuito se trata de una auténtica donación en la que el donante pasa a ser el deudor del
donatario por el importe de la renta. El principal efecto de esta modalidad es la posibilidad de que el
constituyente de la renta establezca una prohibición de embargo; pero para que se produzca tal efecto es
preciso, además, constar expresamente en el momento de otorgamiento la ausencia de contraprestación, de tal
forma que no gozan de este efecto las donaciones modales.
La inembargabilidad se refiere al crédito de la renta, pero no a las cantidades ingresadas en el patrimonio del
rentista, pues dejan de tener autonomía para pasar a formar parte del patrimonio de este. Los acreedores, pues,
no podrán perseguir las rentas vencidas no satisfechas.

4.- EL CONTRATO DE ALIMENTOS O VITALICIO


Es una nueva modalidad de contrato que se ha venido imponiendo en la práctica debido al hecho del
continuo envejecimiento de la población.

4.1. EL NACIMIENTO DEL CONTRATO VITALICIO


Algunas personas ancianas se han procurado la debida asistencia mediante la entrega de los bienes
inmuebles que constituían su morada a cambio de afecto y compañía. Algunas instituciones financieras
tomaron esta idea como mecanismos paralelos de otorgamiento de pensiones vitalicias junto con prestaciones
complementarias de asistencia frente a la recepción de presente o de futuro de la titularidad del dominio de los
bienes inmuebles. Es el nacimiento del contrato vitalicio.
El vitalicio no es una modalidad de renta vitalicia, sino un contrato autónomo, innominado y atípico, cuyo
contenido consiste en la prestación de alimentos (domicilio, alimentos y asistencia médica) a cambio de la
entrega de unos bienes durante la vida del acreedor de dichos alimentos, o de tercera o terceras personas. No se
trata de una obligación de dar, sino que es mixta de dar y hacer: proporcionar cosas y atenciones.
No puede ser confundido el vitalicio con la obligación real de prestar alimentos entre parientes.

4.2. LA LEY 41/2003: CARACTERIZACIÓN LEGAL DEL CONTRATO DE ALIMENTOS


La Ley 41/2003, de 18 de noviembre, de protección patrimonial de las personas con discapacidad, ofrece
una regulación propia del contrato de vitalicio o de alimentos.
 Se introduce una regulación de los alimentos convencionales, es decir, de la obligación alimenticia
surgida del pacto y no de la ley (a diferencia de los alimentos entre parientes).
 La regulación amplía las posibilidades que ofrece el contrato de renta vitalicia para atender las
necesidades económicas de las personas con discapacidad y con dependencia, y permite a las partes, que
celebren el contrato, cuantificar la obligación del alimentante en función de las necesidades vitales del
alimentista.
 Existe también regulación respecto de las personas con discapacidad, dado que sus progenitores pueden
atender a sus necesidades de manera directa y concreta: su utilidad resulta especialmente patente en el
caso de que sean los padres de una persona con discapacidad quienes transmitan al alimentante el capital
en bienes muebles o inmuebles en beneficio de su hijo discapacitado, a través de una estipulación a
favor de tercero.
El alimentista o beneficiario no tiene por qué ser parte necesariamente en el momento de celebración del
contrato, aunque puede serlo.
El art. 1791 CC establece que por el contrato de alimentos una de las partes se obliga a proporcionar
vivienda, manutención y asistencia de todo tipo a una persona durante su vida, a cambio de la transmisión de un
capital en cualquier clase de bienes y derechos. No se indica que la transmisión de dicho capital no tiene que
proceder necesariamente del beneficiario, pero no hay duda al respecto.

4.3. CONTENIDO BÁSICO DEL CONTRATO DE ALIMENTOS


La obligación del alimentante radica en una prestación asistencial compleja (vivienda, manutención y
asistencia) que conviene diferenciar de los alimentos entre parientes u obligación legal de alimentos. La
extensión y calidad de la prestación de alimentos serán las que resulten del contrato y, a falta de pacto en
88

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

contrario, no dependerá de las vicisitudes del caudal y necesidades del obligado ni de las del caudal de quien
los recibe.
El alcance de la prestación contractual depende fundamentalmente del acuerdo de las partes; además, entre
el obligado y el alimentista no tiene que mediar relación familiar alguna.
El cumplimiento de las obligaciones por parte del alimentante puede garantizarse mediante el recurso de la
condición resolutoria expresa o el derecho de hipoteca en el caso de que los bienes sean registrables.
El incumplimiento de la obligación convencional de alimentos permite al alimentista optar entre exigir el
cumplimiento o la resolución del contrato con inmediata restitución de los bienes o capital recibidos.
En el supuesto de que se produzca la muerte del obligado a prestar los alimentos, o de que ocurra cualquier
circunstancia grave que impida la pacífica convivencia entre las partes, cualquiera de ellas podrá pedir que la
prestación de alimentos convenida se pague mediante la pensión actualizable a satisfacer por plazos anticipados
que para esos eventos hubiere sido prevista en el contrato o, de no haber sido prevista, mediante la que se fije
judicialmente.

EXAMEN:

Contenido del contrato de renta vitalicia**

89

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

TEMA 35
CAPITULO 22

EL CONVENIO ARBITRAL

2.- EL CONVENIO ARBITRAL

2.1. CONCEPTO
La Ley evita hablar en su articulado de “contrato de arbitraje”, utilizando en exclusiva la expresión
“convenio arbitral”, no se puede negar el carácter contractual de dicho convenio.
El convenio arbitral constituye un acuerdo de voluntades de naturaleza contractual cuyo objeto radica en
someter cuestiones litigiosas a la decisión de uno o varios árbitros. Dicho acuerdo de voluntades podrá adoptar
la forma de cláusula incorporada a un contrato o de acuerdo independiente y deberá expresar la voluntad de las
partes de someter a arbitraje todas o algunas de las controversias que hayan surgido o puedan surgir respecto de
una determinada relación jurídica, contractual o no contractual.

2.2. TIPOS DE ARBITRAJE


El arbitraje puede ser a elección de las partes, de Derecho o en equidad.
Arbitraje de Derecho es el que ha de ser resuelto y fundamentado atendiendo al conjunto de normas
jurídicas aplicables al caso debatido. Los árbitros deben ser especialistas en Derecho, pues la decisión arbitral
ha de ser motivada. Anteriormente se pedía que fuesen abogados en ejercicio, pero actualmente es suficiente
con que sean juristas, sin necesidad de colegiación en el censo de los abogados en ejercicio.
Arbitraje en equidad, es en el que los árbitros actúan “según su saber y entender”, resolviendo, pues, la
cuestión litigiosa atendiendo a la justicia material del caso concreto planteado sin necesidad de fundamentar su
decisión en norma jurídica alguna.
A partir de la Ley 60/2003, a diferencia de lo que ocurría con anterioridad, el arbitraje se considera de
derecho como regla general “los árbitros sólo decidirán en equidad si las partes les han autorizado
expresamente para ello” (art. 34.1).

2.3. FORMA DE CELEBRACIÓN


Aunque en leyes anteriores se exigía escritura pública hoy hay libertad de forma, pudiendo incluirse como
una cláusula en el contrato, fax, etc.
1. La antigua Ley de 1953 establecía que el contrato de compromiso debía formalizarse imperativamente
mediante escritura pública.
2. La Ley 36/1998 introduce el principio de libertad formal en el convenio arbitral, consagración del
principio de separabilidad del convenio arbitral accesorio de un negocio jurídico principal. El convenio
arbitral deberá formalizarse por escrito y podrá concertarse como cláusula incorporada a un contrato
principal o por acuerdo independiente del mismo.
3. La Ley 60/2003 se pronuncia en términos parecidos, estableciendo que el convenio arbitral podrá
adoptar la forma de cláusula incorporada a un contrato o de acuerdo independiente. Por lo tanto, basta la
constancia por escrito de la voluntad de las partes de someter una o varias cuestiones determinadas al
procedimiento arbitral, siendo indiferente a efectos de su validez (no a efectos probatorios) que el pacto
arbitral se haya instrumentado en documento privado o en escritura pública.
La Ley de 1998 utilizaba un concepto amplio de “documento”, identificándolo con cualquier escrito en
virtud del cual se pueda acreditar la voluntad de ambas partes de sujetarse a la decisión arbitral. Actualmente se
mencionan varios soportes y medios de telecomunicación: intercambio de cartas, telegramas, fax, u otros.

2.4. CONTENIDO
El contenido mínimo del contrato arbitral para que se pueda considerar válido y vinculante es:
1. Voluntad de las partes de someterse al arbitraje.
2. Determinación de la “relación jurídica” (sea contractual o extracontractual) de la que, en su caso,
resulten las controversias o cuestiones litigiosas a resolver.
Existiendo tales elementos, las partes han de entenderse sujetas al arbitraje, aunque no existan en el
convenio normas ad hoc para la designación de los árbitros o reglas relativas al procedimiento arbitral, pues si
las partes no hubieren pactado nada sobre estos extremos, se aplicarían las reglas dispositivas estableci das en la
Ley 60/2003 en relación al nombramiento, aceptación, recusación y responsabilidad de los árbitros y la
sustanciación (tramitación) del procedimiento arbitral.
90

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

3.- OBJETO DEL ARBITRAJE

3.1. LA RESOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS O CUESTIONES LITIGIOSAS


El objeto propio del arbitraje consiste en el sometimiento a la decisión de los árbitros de las controversias o
cuestiones litigiosas, surgidas o que puedan surgir, sobre materias de libre disposición conforme a Derecho.
Resulta, por tanto, indiferente que la controversia existente sea presente o futura, pues el convenio arbitral
desarrolla la misma eficacia si se previó antes o después de haber nacido la controversia entre las partes.

3.2. ÁMBITO MATERIAL DEL ARBITRAJE


Tradicionalmente, se ha considerado que el arbitraje quedaba circunscrito a la resolución de litigios
encuadrables en el Derecho privado, por entender que sólo en las cuestiones susceptibles de ser reguladas por la
autonomía privada podía hacerse dejación del principio de tutela judicial efectiva.
Pero la Ley 60/2003 identifica como materias susceptibles de arbitraje todas aquellas sobre las que las partes
tengan libre disposición conforme a Derecho.
Las personas interesadas (naturales o jurídicas) pueden someter las cuestiones litigiosas a arbitraje siempre y
cuando tengan reconocida capacidad suficiente y los litigios versen sobre materias disponibles para la
autonomía privada. Por lo tanto, el ámbito material del arbitraje puede seguir siendo identificado con el
Derecho privado, pero también se aplica en ciertos aspectos regulados por disposiciones de Derecho público.
No es aplicable la Ley de arbitraje a los arbitrajes laborales, que se someten a su regulación propia.
La Ley 11/2011 tiene por objeto también regular el arbitraje institucional en la Administración General del
Estado, y establece que las controversias jurídicas en la Administración General del Estado y sus organismos
públicos deben solventarse recurriendo al procedimiento establecido por esta Ley.

4.- LOS ÁRBITROS


Han de ser personas naturales que se hallen en el pleno ejercicio de sus derechos civiles, siempre que no se
lo impida la legislación a la que puedan estar sometidos en el ejercicio de su profesión. En caso de tratarse de
arbitraje de Derecho es requisito complementario que sean juristas.
El colegio arbitral se compone comúnmente por tres personas, designadas o propuestas una por cada una de
las partes y la tercera por consenso o acuerdo de ambas. Sin embargo, la exigencia legal al respecto es única -
mente que el número de árbitros debe ser impar; por tanto, cabe designar un árbitro único o un colegio arbitral
más amplio que el anteriormente considerado. La Ley 60/2003 establece que “a falta de acuerdo, se designará
un solo árbitro”.
Junto a la designación directa por las partes del árbitro o de los árbitros, caben otros procedimientos de
designación, contemplados igualmente por la Ley. El art. 14 establece en efecto que “las partes podrán
encomendar la administración del arbitraje y la designación de árbitros a:
a. Corporaciones de derecho público que puedan desempeñar funciones arbitrales, según sus normas
reguladoras, y en particular el Tribunal de Defensa de la Competencia.
b. Asociaciones y entidades sin ánimo de lucro en cuyos estatutos se prevean funciones arbitrales”.
Los árbitros, una vez aceptado el cargo, dentro del plazo de quince días, gozan de amplias facultades en
relación con el procedimiento arbitral y quedan únicamente obligados a cumplir fielmente su encargo, es decir,
dictar el correspondiente laudo, incurriendo, si no lo hicieren, en responsabilidad por los daños y perjuicios que
causen por mala fe, temeridad o dolo, pudiendo el perjudicado entablar acción directa contra la institución a la
que se haya encomendado el arbitraje.
Salvo algunos arbitrajes, regulados en leyes especiales el arbitraje es retribuido. Los árbitros podrán exigir a
las partes las provisiones de fondos necesarios para atender a los honorarios y gastos de los árbitros y a los que
puedan producirse en la administración del arbitraje.

5.- EFECTOS DEL ARBITRAJE: EL LAUDO


Una vez concluido el procedimiento arbitral, los árbitros ponen fin a la controversia mediante una decisión
que se denomina laudo. Es una resolución que, una vez firme, tiene el mismo valor y eficacia que una
sentencia, produciendo por tanto efectos de cosa juzgada, de manera que frente a él sólo cabrá solicitar la
revisión conforme a lo establecido en la Ley de Enjuiciamiento Civil para las sentencias firmes.
El laudo, al igual que las sentencias, debe dictarse por escrito, expresando las circunstancias personales de
los árbitros y de las partes, la fecha y el lugar en que se dicta, la cuestión sometida a arbitraje, una sucin ta
relación de las pruebas practicadas, las alegaciones de las partes y, finalmente, la decisión arbitral,
determinando la Ley que, como regla, el laudo deberá ser motivado.

91

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

Además, el laudo debe pronunciarse sobre las costas del arbitraje y los demás gastos originados en el
procedimiento arbitral y, en su caso, los honorarios y gastos de los defensores de las partes, el coste del servicio
prestado por la institución administradora del arbitraje y los demás gastos originados en el procedimiento.
El laudo debe ser notificado a las partes mediante entrega a cada una de ellas de un ejemplar firmado por los
árbitros, pudiendo también ser protocolizado notarialmente si así lo solicita y a su costa cualquiera de las
partes.
La celeridad del mecanismo arbitral es uno de sus mayores alicientes. El plazo para adoptar el fallo arbitral,
en principio, será fijado por las propias partes que se someten a arbitraje y no son extraños en la práctica los
supuestos en los que el plazo considerado es extraordinariamente breve, aunque cabe también (en litigios de
extraordinaria complejidad) señalar plazos de una relativa extensión. Si las partes no han señalado plazo
alguno, la Ley fija con carácter supletorio el de seis meses, pudiendo prorrogarlo los árbitros por un plazo no
superior a dos meses mediante decisión motivada.
En cualquier caso el plazo tiene carácter preclusivo, salvo que antes de haber expirado las partes
concedieran a los árbitros una prórroga, y por tanto, su transcurso sin haberse dictado el laudo, determina la
terminación de las actuaciones arbitrales y el cese de los árbitros.
Preclusivo: si transcurre sin haberse dictado el laudo, se procederá a la terminación de las actuaciones
arbitrales y al cese de los árbitros, si bien no afectará a la eficacia del convenio arbitral, que podrá regenerar los
efectos que le son propios con independencia de la responsabilidad en que hubieran podido incurrir los árbitros
por incumplimiento de sus obligaciones dentro de plazo

5.1. LA IMPUGNACIÓN DEL LAUDO


Una vez dictado, el laudo arbitral vincula y sujeta a las partes. La Ley procura restringir al máximo las
posibilidades de impugnación del laudo, otorgando a las partes únicamente dos vías:
A.- La acción de anulación del laudo
Los motivos de anulación del laudo han de ser tasados y no han de permitir, como regla general, una
revisión de fondo de la decisión de los árbitros. El laudo, aun impugnado, tiene fuerza ejecutiva.
Requisitos de la acción
 La acción de anulación del laudo habrá de ser interpuesta ante la Audiencia Provincial del lugar
donde se hubiera dictado, dentro del plazo de los dos meses siguientes a la notificación de aquél.
 Se tramitará por el cauce del juicio verbal.
 La demanda debe presentarse conforme a lo establecido en el art. 399 LEC-2000, acompañada de
los documentos justificativos del convenio arbitral y del laudo, y, en su caso, conteniendo la
proposición de los medios de prueba y los fundamentos que sirvan para apoyar el motivo o motivos
de anulación invocados y proponiendo la prueba que sea necesaria.
 Para evitar la continua litigiosidad sobre la validez o posible anulación del laudo se establece que
contra la sentencia finalmente dictada por la Audiencia Provincial no cabrá recurso alguno.
Las causas de anulación se encuentran establecidas en el art. 41 y son taxativas. El laudo sólo podrá ser
anulado cuando la parte que solicita la anulación alegue y pruebe:
a. Que el convenio arbitral no existe o no es válido.
b. Que no ha sido debidamente notificada de la designación de un árbitro o de las actuaciones
arbitrales o no ha podido, por cualquier otra razón, hacer valer sus derechos.
c. Que los árbitros han resuelto sobre cuestiones no sometidas a su decisión.
d. Que la designación de los árbitros o el procedimiento arbitral no se han ajustado al acuerdo entre las
partes, salvo que dicho acuerdo fuera contrario a una norma imperativa de esta Ley, o, a falta de
dicho acuerdo, que no se han ajustado a esta ley.
e. Que los árbitros han resuelto sobre cuestiones no susceptibles de arbitraje.
f. Que el laudo es contrario al orden público”.
B.- La revisión del laudo
Dada la identidad del laudo con la cosa juzgada, la Ley otorga a las partes la posibilidad de entablar el
recurso de revisión conforme a lo establecido en la legislación procesal para las sentencias judiciales firmes.
El recurso de la revisión debería ser planteado por aparición de nuevos documentos de carácter decisivo,
fraude, o por falsedad en la emisión del laudo.
Será competente para el conocimiento del recurso de revisión de los laudos la Sala 1ª del TS.

5.2. LA EJECUCIÓN DEL LAUDO.


Una vez dictado el fallo contenido en el laudo puede ser ejecutado por las partes de forma voluntaria y sin
intervención de autoridad jurisdiccional alguna.

92

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

En caso de discrepancia o de resistencia al cumplimiento de lo ordenado en el laudo, si fuere necesario


acudir a la ejecución forzosa, las partes podrán obtenerla del Juez de Primera Instancia del lugar en que aquél
hubiere sido dictado.
En cuanto a la posibilidad de la ejecución en España de los laudos arbitrales extranjeros, estos se rigen por
el Convenio sobre reconocimiento y ejecución de sentencias arbitrales extranjeras de Nueva York de 1958 y
tramitándose conforme al procedimiento procesal civil.

6.- LA GENERALIZACIÓN DEL ARBITRAJE EN LA LEGISLACIÓN CONTEMPORÁNEA


El nuevo clima político y cultural (y, sobre todo, el colapso de los tribunales de justicia) ha determinado la
proliferación de la institución arbitral en numerosas disposiciones legislativas, por ejemplo:
 En la regulación legal de los derechos de consumidores y usuarios, ya sea mediante leyes
autonómicas en la materia o mediante disposiciones de carácter general.
 La ley de ordenación de los transportes terrestres estableció, aunque fue declarado inconstitucional
que “siempre que la cuantía de la controversia no exceda de 500.000 pesetas, las partes someterán al
arbitraje de la Juntas cualquier conflicto que surja en relación con el cumplimiento del contrato,
salvo pacto expreso en contrario”.
 La Ley sobre la contratación y productos agrarios prevé también, sin pacto entre los interesados, el
arbitraje del Ministerio de Agricultura respecto de los acuerdos interprofesionales y los acuerdos
colectivos
 El Real Decreto 1417/2006, de 1 de diciembre, por el que se establece el sistema arbitral para la
resolución de quejas y reclamaciones en materia de igualdad de oportunidades, no discriminación y
accesibilidad por razón de discapacidad. Contempla la participación de representantes de los
sectores interesados, de las organizaciones de las personas con discapacidad y sus familias, y de las
Administraciones públicas en los órganos de arbitraje, que adoptan la forma de juntas arbitrales.

EXAMEN:

Tipos de arbitraje
Contenido del convenio arbitral

93

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

TEMA 36
CAPITULO 23

LA FIANZA

1.- EL CONTRATO DE FIANZA

1.1. IDEAS GENERALES : FIANZA SUBSIDIARIA Y FIANZA SOLIDARIA


La fianza es la garantía personal que se constituye al asumir un tercero el compromiso de responder del
cumplimiento de una obligación, si no la cumple el deudor principal, extendiendo la responsabilidad a su
propio patrimonio. Tal aseguramiento tiene lugar mediante la posibilidad de acudir a otro patrimonio para la
efectividad de la obligación: el patrimonio del fiador.
En tal sentido, expresa el art. 1822.1 CC que por la fianza se obliga uno a pagar o cumplir por un tercero,
en el caso de no hacerlo éste.
La fianza tiene carácter subsidiario: el fiador sólo habrá de afrontar el pago de la obligación afianzada en
caso de que el deudor principal no haya hecho frente a ella. El acreedor deberá perseguir los bienes propios del
deudor principal antes de proceder contra el fiador.
Aunque el propio Código reconoce la posibilidad de que deudor principal y fiador queden obligados al pago
de forma solidaria. En tal caso, el acreedor, llegado el momento de cobro de la deuda, puede reclamarla a
cualquiera de ellos (deudor y fiador). En este caso se habla de fianza solidaria, siendo en la práctica más común
la fianza solidaria que la subsidiaria.

1.2. RELACIÓN DE FIANZA Y CONTRATO DE FIANZA


El contrato de fianza, es el acuerdo contractual celebrado entre fiador y acreedor, en cuya virtud aquél
asume la obligación de asegurar el cumplimiento de la obligación del deudor principal, cuyo conocimiento y
consentimiento no son necesarios para la validez del acuerdo. Pero tampoco existe dificultad alguna para que el
deudor principal concurra y forme parte del contrato de fianza para que el fiador asuma la misma posición en
cualquier otro contrato.
El contrato de fianza no está sometido a regla especial alguna en relación con la forma, ni tampoco respecto
de la capacidad de las partes, pues basta la capacidad general para obligarse.
La obligación garantizada puede consistir lo mismo en una obligación presente que en una deuda futura,
cuyo importe no sea aún conocido, en ese caso no se podrá reclamar hasta que la deuda sea líquida.
Se requiere que la obligación asegurada sea válida. Las obligaciones anulables, mientras no hayan sido
objeto de impugnación, pueden servir también de base para la constitución de la fianza.
El contrato de fianza vincula solo al fiador y al acreedor; por ese motivo, para referirnos al conjunto de
posibles relaciones entre deudor principal, fiador y acreedor, se habla de relación de fianza.

1.3. CARACTERÍSTICAS DEL CONTRATO DE FIANZA


A. Es un contrato de carácter accesorio, ya que se celebra en función de una obligación principal válida,
cuyo cumplimiento garantiza. El límite máximo de la responsabilidad del fiador viene marcado por la
obligación afianzada.
B. Es consensual, ya que se perfecciona por el mero consentimiento. La fianza no se presume: debe ser
expresa y no puede extenderse a más de lo convenido en ella.
C. Puede ser gratuita u onerosa, aunque lo normal es que sea gratuita, pero será onerosa en el caso de que
el fiador reciba una contraprestación a cambio de afianzar la obligación ajena.
 En el caso de que la fianza sea de carácter gratuito, estaremos ante un contrato unilateral, ya que
sólo nacen obligaciones a cargo del fiador y a favor del acreedor, por lo que es suficiente que
intervengan en el contrato de fianza estos dos últimos.
 Es bilateral si el fiador recibe retribución. El fiador recibe una retribución, ya sea del deudor o del
acreedor, pues ambos son beneficiarios de la prestación de la fianza. Todo ello sin perjuicio de la
acción de reembolso y de la subrogación en el crédito que el fiador tiene cuando haya pagado por
el deudor.
D. Se suele considerar un contrato abstracto y no causal, porque la causa por la que alguien se obliga a
pagar por otro es independiente de la relación que surge entre acreedor y fiador, por una parte, y de la
relación entre el deudor y del acreedor, de otra.

94

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

2.- CLASES DE FIANZA

2.1. FIANZA CONVENCIONAL , LEGAL Y JUDICIAL


Atendiendo a su origen, la fianza puede ser convencional, legal y judicial.
Es convencional cuando surge de un contrato de fianza convenido espontáneamente entre fiador y acreedor
o exigido al deudor por el acreedor.
Es legal o judicial cuando, por disposición de la ley o del Juez, una persona ha de garantizar el
cumplimiento de una determinada obligación mediante la intervención de un fiador. El fiador deberá tener
capacidad general para obligarse y la solvencia patrimonial requeridas a cualquier fiador.
La disposición legal o la providencia judicial que establezca la necesidad de afianzar o garantizar el
cumplimiento de una determinada obligación no genera por sí misma relación de fianza alguna, que sólo nacerá
cuando otra persona (distinta a la obligada legal o judicialmente) asuma la posición de fiador.
En muchos casos, aunque en el lenguaje legislativo o en el forense se utilice el término “fianza”, realmente
no se trata del aseguramiento de una obligación por persona distinta al obligado, sino de entrega de ciertas
cantidades de dinero en función de garantía que, en general, desempeñan el papel de garantía pignoraticia (así,
la llamada “fianza arrendaticia” o la fianza depositada para conseguir la libertad provisional en procesos
penales; etc.).

2.2. FIANZA SIMPLE Y SUBFIANZA


Atendiendo el carácter y naturaleza de la obligación garantizada, se distingue entre la fianza simple y doble
o subfianza.
 Fianza simple. Garantiza la obligación principal;
 Fianza doble o subfianza. Garantiza una fianza anterior, es decir, la obligación del fiador.
La existencia de subfianza supone, pues, que existe un fiador principal y un fiador secundario o
complementario, es decir, “un fiador del fiador”. En la práctica es raro acudir a semejante mecanismo, pues
normalmente el acreedor preferirá imponer el esquema de la fianza solidaria antes que el procedimiento de
fianza sucesiva.
El fiador de un fiador goza del beneficio de excusión, tanto respecto del fiador como del deudor principal.

2.3. FIANZA INDEFINIDA O ILIMITADA Y FIANZA DEFINIDA O LIMITADA


La distinción se basa en la extensión con que el fiador garantiza la obligación principal
 Fianza indefinida o ilimitada: cuando comprende la obligación principal, las responsabilidades
accesorias de ésta e incluso los gastos del juicio, no solo contra el fiador, sino también contra el
deudor.
 Fianza definida o limitada: cuando se circunscribe a la obligación principal o parte de la misma
concretamente señalada en el pacto o contrato.
La caracterización de una u otra forma de la fianza depende de lo expresado en el contrato. El CC excluye la
existencia de presunciones y establece que la fianza debe ser expresa por lo que según la doctrina y la
jurisprudencia, debe ser escrita.
El carácter expreso implica que el fiador asume el pago o cumplimiento de la obligación ajena a través de
una declaración de voluntad que no deje dudas sobre su alcance. Doctrina y jurisprudencia se decantan por una
interpretación estricta del contrato de fianza.
En la práctica son más frecuentes los supuestos de fianza indefinida que los de fianza definida, por ese
motivo se identifica la fianza indefinida con la fianza simple.

3.- CONTENIDO DEL CONTRATO DE FIANZA


Al asegurar el fiador personalmente una obligación de otro, surgirá una relación jurídica entre el propio
fiador con el acreedor, además de la que une a aquél con el deudor cuya obligación garantiza.
Si, además, son dos o más los fiadores de un mismo deudor y por una misma deuda, se producirá una
relación entre estos cofiadores.

4.- LAS RELACIONES ENTRE ACREEDOR Y FIADOR


La obligación principal del fiador consiste en pagar la deuda, si el deudor no la paga, en la extensión que se
haya pactado. Pero como lo habitual es que se establezcan fianzas indefinidas, la obligación del fiador es
responder por la obligación principal, las accesorias, los gastos del juicio, clausulas penales, intereses
moratorios, e incluso de la indemnización por daños y perjuicios dimanante del incumplimiento de la
obligación.

95

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

4.1. EL BENEFICIO DE EXCUSIÓN EN LA FIANZA SUBSIDIARIA


En la fianza simple, la obligación del pago a cargo del fiador es subsidiaria.
En la fianza subsidiaria el fiador cuenta con el beneficio de excusión para remarcar que el acreedor, antes
de dirigirse contra el fiador, debe procurar encontrar y perseguir los bienes de que eventualmente disponga el
deudor principal. Es decir, que el deudor tiene derecho a eludir el pago mientras no se demuestre la insolvencia
del deudor, la cual debe ser total y absoluta.
Aunque parece que la carga de la prueba de la insolvencia corresponde al acreedor (supondría que el fiador
tiene derecho a eludir el pago mientras no se demuestre la insolvencia del deudor, sin embargo, el art. 1832 CC
dice que para que el fiador pueda aprovecharse del beneficio de la excusión debe oponerlo al acreedor luego
que éste le requiera para el pago, y señalarle bienes del deudor realizables dentro del territorio español que sean
suficientes para cubrir el importe de la deuda.

4.2. LA EXCLUSIÓN DEL BENEFICIO DE EXCUSIÓN


La subsidiariedad que caracteriza la posición del fiador desaparece en todos aquellos casos en los que no
entra en juego el beneficio de excusión, pues en estos casos el acreedor puede dirigirse directamente contra el
fiador.
La excusión no procede en los siguientes casos:
1. Cuando el fiador haya renunciado a ella expresamente.
2. Cuando se haya obligado solidariamente con el deudor (fianza solidaria).
3. En caso de quiebra o concurso del deudor.
4. Cuando el deudor no pueda ser demandado judicialmente dentro de España.
La renuncia del fiador a la misma o el hecho de haberse constituido la fianza con carácter solidario arroja la
misma consecuencia, ya que el fiador conoce el alcance de su obligación, que será exigible simultánea, previa o
sucesivamente respecto de la obligación del deudor principal.
Encontrándose el deudor declarado en concurso, es natural que el beneficio de excusión decaiga, pues el
fiador no podrá señalar bienes suficientes del deudor para garantizar la satisfacción del acreedor.
El 4º punto obedece a razones de orden procesal.
Además se establece que el fiador judicial no puede pedir la excusión de bienes del deudor principal.

4.3. EL BENEFICIO DE DIVISIÓN EN EL CASO DE COFIANZA


El beneficio de división consiste en que, siendo varios los fiadores de un mismo deudor y por una misma
deuda, la obligación a responder de ella se divide entre todos (art. 1837.1 CC), constituyéndose, pues, la
obligación de los fiadores con el carácter de mancomunada. Por lo que, el acreedor no puede reclamar a cada
fiador sino la parte que le corresponda satisfacer, a menos que se haya estipulado expresamente la solidaridad.
El beneficio de división contra los cofiadores cesa en los mismos casos y por las mismas causas que el de
excusión contra el deudor principal.
En la práctica habitual el beneficio de división entre cofiadores no suele existir, primando la fianza solidaria.

5.- LAS RELACIONES ENTRE DEUDOR Y FIADOR

5.1 LA LLAMADA RELEVACIÓN DE LA FIANZA


En algunos supuestos, antes de haber pagado, el fiador puede proceder contra el deudor principal a fin de
que éste le releve de la fianza o le garantice el reembolso del pago:
1. Cuando el fiador se ve demandado judicialmente para el pago.
2. En caso de quiebra, concurso o insolvencia del deudor.
3. Cuando el deudor se ha obligado a relevarle en un plazo determinado y éste ha vencido.
4. Cuando la deuda es exigible, por haber cumplido el plazo en que debe satisfacerse.
5. Cuando hubieran transcurrido diez años desde la constitución de la fianza y la obligación principal
no tiene término fijo para su vencimiento, a menos que sea de tal naturaleza que no puede
extinguirse sino en un plazo mayor de 10 años
En todos estos casos la acción del fiador tiende a obtener relevación de la fianza o una garantía que lo ponga
a cubierto de los procedimientos del acreedor y del peligro de insolvencia en el deudor.
Estos supuestos están referidos exclusivamente a las relaciones internas entre fiador y deudor y, por tanto,
no afectan en modo alguno al acreedor, que podrá reclamar el cumplimiento de la obligación afianzada al
fiador, según el tipo de fianza de que se trate, bien directamente o bien tras hacer excusión de los bienes del
deudor principal.
El deudor no podrá relevar de la fianza por sí mismo al fiador, sin contar con la voluntad del acreedor. Las
previsiones del art. 1843 CC tratan solo de lograr una contragarantía prestada por el deudor en los casos
96

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

previstos en este artículo, pero dicha contragarantía es extraña a las facultades de cobro que el acreedor tiene
frente al fiador.

5.2. LA POSICIÓN DEL FIADOR SOLVENS


Si efectivamente el fiador llega a pagar, tiene derecho a reclamar al deudor el reintegro de lo efectivamente
pagado. El CC concede al fiador solvens dos vías, que puede elegir alternativamente a su voluntad:
1. La denominada acción de reintegro o reembolso. La cual comprende la indemnización por la
cantidad total, los intereses legales, los gastos ocasionados y los daños y perjuicios. Esta disposición
tienen lugar aunque la fianza se haya dado ignorándolo el deudor.
2. La subrogación legal. El fiador se convierte en acreedor del deudor con respecto a los derechos que
tuviera el acreedor para el cobro del crédito afianzado y que le permite utilizar al fiador solvens,
como subrogado, todas las garantías o derechos accesorios que correspondían al acreedor, para lograr
lo que realmente satisfizo o pagó el deudor. Si el fiador ha transigido con el acreedor, no puede pedir
al deudor más de lo que realmente haya pagado.

5.3. EL RESARCIMIENTO DEL FIADOR SOLVENS


El fiador solvens cuenta a su favor con ambos tipos de acciones, y él mismo podrá decidir cuál ejercita,
atendiendo a sus propios intereses. En todo caso, procesalmente, conviene plantear el ejercicio de una de ellas
como pretensión principal y la otra como subsidiaria. Sea cual sea la vía elegida por el fiador para reclamar el
debido resarcimiento del pago realizado, conviene tener en cuenta las siguientes reglas complementarias.
 Si el fiador paga sin ponerlo en conocimiento del deudor, podrá éste oponerle las excepciones “que
hubiera podido oponer al acreedor al tiempo de hacerse el pago. El fiador tiene un deber de
comunicación al deudor principal de su intención de realizar el pago, que técnicamente puede
configurarse como una carga.
 Si paga cuando el deudor ya lo hizo, se considerará pago de lo indebido y sólo puede repetir contra
el acreedor.
 Si la deuda era a plazo y la paga antes del vencimiento, no puede pedir reembolso hasta que el plazo
venza.

6.- LAS RELACIONES DE LOS COFIADORES ENTRE SÍ


Cuando son dos o más los fiadores de un mismo deudor y de una misma deuda juega respecto de ellos el
llamado beneficio de división. Por tanto, cada uno de ellos responderá de la parte que le corresponda satisfacer
(art. 1837.1 CC).
Pero puede ocurrir, aunque es infrecuente, que pese a existir esta obligación mancomunada, uno de los
fiadores satisfaga el importe íntegro de la deuda. En este el que de ellos la haya pagado podrá reclamar a cada
uno de los otros la parte que proporcionalmente le corresponda satisfacer.
Si alguno de los fiadores que no ha realizado el pago fuera insolvente, dispone el art. 1844.2 CC que la parte
de éste recaerá sobre todos en la misma proporción, es decir, en lo que proporcionalmente le corresponda sa-
tisfacer.
Los demás cofiadores, a los que se reclama su parte en la satisfacción del crédito, podrán oponerle al
cofiador que pagó las mismas excepciones que hubieran podido oponer al acreedor.

7.- LA FIANZA SOLIDARIA


La fianza solidaria se caracteriza por la inexistencia del beneficio de excusión alguno en favor del fiador.
Por lo que el acreedor puede reclamar el cumplimiento de la obligación tanto al deudor como al fiador o
fiadores solidarios. Hoy en día la fiaza subsidiaria es casi inexistente, por seguridad de los acreedores.
Varios artículos del CC han suscitado la cuestión de si la fianza solidaria es una subespecie de las
obligaciones solidarias o por el contrario es una subespecie de fianza que presupone la aplicación primera y
principal de las reglas sobre la fianza, complementada con las reglas propias de las obligaciones solidarias.
La aplicación preferente de uno u otro conjunto normativo arroja consecuencias prácticas de importancia.
Doctrinalmente se entiende que se aplican las reglas de las obligaciones solidarias hasta el momento del
pago, para fundamentar la posible reclamación del acreedor al fiador; mientras que una vez que el fiador ha
pagado se aplican las reglas propias de la fianza.

8.- EL AVAL A PRIMER REQUIRIMIENTO


El aval a primer requerimiento consiste en un acuerdo en cuya virtud la entidad garante (entidad financiera,
normalmente) garantiza el cumplimiento de la deuda u obligación del deudor frente a su acreedor que, así,

97

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)


lOMoARcPSD|3360532

acaba por convertirse en un beneficiario del aval y puede requerir el pago correspondiente a la entidad garante,
requiriéndola directamente de pago en caso de producirse la falta de cumplimiento de la obligación garantizada.
Estamos frente a una relación triangular que se caracteriza por acabar formulando una garantía desligada,
distinta, independiente o autónoma del conjunto de obligaciones inherentes a la relación contractual que
originariamente pudiera vincular a las partes implicadas.
Esta figura nació en Alemania para garantizar operaciones en el exterior o de comercio internacional. Como
garantía atípica, se puede entender fundada en el principio de autonomía privada.

9.- EXTINCIÓN DEL CONTRATO DE FIANZA


Al ser un contrato o una relación jurídica de carácter accesorio la obligación del fiador se extingue al mis mo
tiempo que la del deudor, que es la obligación principal, y por las mismas causas que las demás obligaciones.
Así, además de considerar el pago hecho por el propio deudor, conviene hacer referencia a la dación en pago
hecha por el deudor, a la confusión que se verifica en la persona del deudor y en la del fiador cuando uno de
ellos hereda al otro, etc.
De otra parte, considera el Código Civil otros supuestos particulares de extinción de la fianza que se basan
en una agravación de la situación del fiador, el cual no puede resultar perjudicado ni gravado más que a
aquello a que se comprometió, y así:
1. La prórroga concedida al deudor por el acreedor sin consentimiento del fiador extingue la fianza,
pues se podría producir insolvencia del deudor en ese tiempo prorrogado.
2. Los fiadores, aunque sean solidarios, quedan libres de su obligación siempre que, por algún hecho
del acreedor, no queden subrogados en los derechos, hipotecas y privilegios del mismo.

EXAMEN:

El contrato de fianza: concepto y caracteres*****


Clases de fianzas
La fianza simple y la subfianza
Las relaciones entre acreedor y fiador: los beneficios de excusión y división**
El beneficio de excusión**
El contrato de fianza: la relación entre el fiador y el deudor
Las relaciones de los cofiadores entre si

RESUMEN DE LOS TEMAS QUE MÁS CAEN

Clasificación de los contratos: reales, consensuales y formales


La condición: concepto y clases
Los contratos a favor de tercero
Las causas de nulidad
La revocación de donaciones
La doble venta
El contrato de mandato: concepto y caracteres
La extinción del mandato
El contrato de fianza: concepto y caracteres
El contrato de fianza: concepto y caracteres

98

Descargado por Cynthia Rubio (cynthiarubio_@live.com.mx)

S-ar putea să vă placă și