Sunteți pe pagina 1din 16

Apego, desarrollo y resiliencia

Diego Alejandro Calle


Magister en Filosofía Universidad del Valle. Psicólogo Universidad del Valle. Docente programa de
psicología Universidad Pontificia Bolivariana seccional Palmira 2011. Correo: diacalle@hotmail.com

Recibido: 18/02/10
Universidad Pontificia Bolivariana –Seccional Palmira (Colombia) Aceptado: 28/03/10

Resumen
El presente texto gira entorno a la influencia del apego como característica etológica, en
aspectos del desarrollo infantil y su incidencia en el surgimiento de la resiliencia como fenómeno
psicosocial. Para ello, se hace inicialmente una revisión histórica de la concepción de neonato, sujeto
y desarrollo desde la psicología, el psicoanálisis, la etología y la filosofía antropológica. Después se
discuten evidencias psicobiológicas de la importancia que tiene el vínculo afectivo en el desarrollo
infantil a través de los aportes de la psicología del desarrollo y de la neuropsicología infantil, para
finalmente ilustrar la manera como dicho apego al potencializar el desarrollo humano, facilita la
incorporación psíquica de tutores de resiliencia en los niños aún en momentos de adversidad.

Palabras claves
Apego, desarrollo infantil y resiliencia

Informes Psicológicos
Vol. 12 No. 1 • Enero-Junio • 2012
ISSN: 2145-3535 25
Diego Alejandro Calle

Attachment, development and resilience

Abstract
This paper turns around the attachment and its relation with development and child resilience.
It begins with a historical searching about baby means before borning in the classic psychology.
Then we take psychobiology elements which show clearly the relation between attachment and
child development through the neuropsychology and the human etology. In fact, the article puts an
end its topic finding the arrow around the concepts of resilience and attachment.

Key Words
Attachment, child development and resilience.

Apego, desenvolvimento e resiliência

Resumo
O presente texto estuda a influência do apego como característica etológica, em aspectos
do desenvolvimento infantil e sua incidência no surgimento da resiliência como fenómeno
psicosocial. Para isso, se faz inicialmente uma revisão histórica da concepção de neonato,
sujeito e desenvolvimento desde a psicologia, o psicanálise, a etologia e a filosofia antropológica.
Depois discutem-se as evidências psicobiológicas sobre a importância que tem o vínculo afetivo
no desenvolvimento infantil através das contribuições da psicologia do desenvolvimento e da
neuropsicología infantil, para finalmente ilustrar a maneira como dito apego, ao potencializar o
desenvolvimento humano, facilita a incorporação psíquica de tutores de resiliência nos meninos
ainda em momentos de adversidade.

Palavras chave:
Apego, desenvolvimento infantil e resiliência

Informes Psicológicos
Vol. 12 No. 1 • Enero-Junio • 2012
26 ISSN: 2145-3535
Apego, desarrollo y resiliencia

I
humana, apoyada por los experimentos
ntroducción de escucha intrauterina, nos ha permiti-
do identificar y reconocer el mundo del
desarrollo fetal y su vinculación afectiva
Para los investigadores del desa- con el mundo externo. A tal punto, que
rrollo durante buena parte del siglo alrededor de la vigesimoquinta semana
XX, fueron de poco valor e interés las de gestación podemos percibir clara-
exploraciones sobre la ontogenia hu- mente cómo el nuevo ser humano res-
mana y su relación con la evolución ponde a los olores, las palabras, can-
de la conducta en el niño. Un ejemplo ciones y caricias de sus progenitores
claro lo encontramos con el psicoa- que resulta difícil reducir su respuesta a
nalista Rene Spitz, quien se refería al lo estrictamente biológico en el sentido
tema en los siguientes términos: clásico del término, producto del apego
construido (Cyrulnik, B. 2005. p. 34).
“Deseo afirmar categóricamente
que discrepo de las especulaciones Una prueba de lo anterior, la pode-
de ciertos autores que pretenden que mos encontrar al observar los cambios
el infante da muestras de desagrado en la percepción química producidos
ya in útero. No hay medio de saber durante los primeros meses de emba-
lo que expresa la conducta del feto. razo en la mujer. Es decir, los nuevos
Encuentro igualmente inaceptables olores apetecidos por ella, los antojos y
las especulaciones sobre la percep- por supuesto el aumento de su sensibi-
ción sensorial del niño durante el par- lidad a situaciones emocionales. Todas
to o sobre la actividad psíquica en el estas modificaciones son probable-
recién nacido durante las primeras mente consecuencia de la transforma-
semanas y meses que siguen al na- ción del funcionamiento del hipotálamo
cimiento”. (Spitz, R. El primer año de producto de la naciente vinculación
vida del niño.1969, p. 40. Fondo de afectiva originada a su vez por la cone-
cultura económica. México). xión química entre la madre y el nuevo
ser después de la implantación del feto
Probablemente, esta falta de in- en el útero.
terés por la ontogénesis humana se
deba a la histórica discusión filosófica De esta manera, queda claro que
entre lo innato y lo adquirido, que al el bebé esta etológicamente completo
igual que la dicotomía cuerpo–men- antes de nacer, ya que, durante los últi-
te y la distinción entre el carácter ob- mos meses de gestación se encuentra
jetivo y subjetivo de los fenómenos dotado de una organización neuropsi-
conductuales han determinado el de- cológica que le permite desarrollar una
sarrollo histórico de las ciencias del amplia y variada gama de aprendizajes
comportamiento y por su puesto de luego del nacimiento. Por lo tanto, es
la filosofía antropológica. valido contemplar que al igual que en
otras especies sociales, en la nuestra
No obstante, el desarrollo de la existe un equipamiento biológico que
etología y en especial de la etología permite el desarrollo de la aculturación

Informes Psicológicos
Vol. 12 No. 1 • Enero-Junio • 2012
ISSN: 2145-3535 27
Diego Alejandro Calle

desde los primeros estadios del desarro- le permiten al recién nacido no solo ser
llo incluyendo el intrauterino. improntados, sino además sobrevivir,
ya que, logra reconocer los estímulos
peligrosos o alimenticios a través de la
La construcción relación entre signo y estimulo (Bowlby,
1979. p. 49)1.
etológica del sujeto
Spitz (1965, p. 92), realizó experimen-
Muchos dicen que el día del nacimien- tos sobre la gestalt visual con bebés
to es el inicio de la vida, otros dicen que entre el primer y tercer mes de edad,
es el comienzo de la muerte, pero lue- utilizando máscaras y estímulos que
go de los planteamientos desarrollados cumplieran con el criterio de gestalt sig-
en los apartados anteriores, podemos no2, encontrando una respuesta positi-
concluir que el doloroso y complicado va por parte del infante manifestada a
proceso de parto en nuestras mujeres través de su sonrisa. A este fenómeno
no sólo es consecuencia del “retardo el autor lo llamo el primer “organizador
biológico“ causado por la neotenia, tal del Yo”, considerando a este período de
y como lo propuso Bolk, sino una “mu- desarrollo como el de pre-objeto o tran-
danza ecológica” (Cyrulnik, 2005, p. 47), sición, entre la etapa del no objeto y la
dado que, simplemente el desarrollo del construcción del Yo por medio de la fi-
vínculo afectivo construido a través de la gura maternal. Es decir que, para este
ontogenia pasa a tener un nuevo esce- psicoanalista el apego entre madre e hijo
nario en el que no sólo deberá fortale- es adquirido luego del nacimiento y no
cerse, sino además enfrentarse a otros antes.
mundos y subjetividades a partir de las
cuales el niño edificará su estructura psí- No obstante, tal y como lo reseñaba
quica y construirá su propia subjetividad. en los primeros párrafos, el vínculo afec-
tivo o apego, se empieza a construir mu-
En el momento mismo del nacimien- cho antes durante la propia gestación.
to, la impregnación se fortalece a través La prueba de ello, que refuta los concep-
de una nueva forma de expresión emo- tos de Spitz, es el reconocimiento del
cional, debido a que la vinculación quí- olor y voz de la madre por parte del niño,
mica instaurada durante la ontogénesis así como su capacidad de mantener el
ahora es acompañada de las otras mo- contacto visual con la madre durante el
dalidades sensoriales y de la diferencia- proceso de lactancia.
ción que el niño hace entre el olor, voz
y caricias de su madre, con respecto a 1 El autor comenta el caso de petición de alimen-
to por parte del polluelo de gaviota, provocado
las de otras personas tal y como sucede por la percepción de una mancha roja similar a
con los primates de Harlow (1969). la existente en el pico de una gaviota adulta y la
respuesta de agresión del petirrojo, provocada
por la percepción, en su territorio de un grupo
En otras especies, la impronta esta- de plumas rojas similares a las del pecho en un
blecida entre madre y cría al momento macho rival.
de nacer se ve fortalecida por la percep- 2 El autor denomina “gestalt signo” a las figuras
compuestas por una frente, dos ojos y una nariz
ción de gestalt visuales o auditivas que en medio.

Informes Psicológicos
Vol. 12 No. 1 • Enero-Junio • 2012
28 ISSN: 2145-3535
Apego, desarrollo y resiliencia

La capacidad de percibir la totalidad de manera sonriente y con agrado a las


de la figura y mantener la atención sobre imágenes de caras humanas.
imágenes relacionadas con los objetos
de apego hasta aquí discutida, continúa Sin embargo, respuestas sonrientes
a lo largo del desarrollo, convirtiéndo- en el niño se pueden encontrar antes
se en la piedra angular del proceso de de los dos meses. Durante el estadio
atención, el cual a su vez es el inicio del de movimientos oculares rápidos (MOR)
aprendizaje. Tal vez, la capacidad de o sueño paradójico3, la sonrisa aparece
percibir la totalidad del estimulo, explique de manera espontánea gracias a la ac-
el por qué muchos niños diagnosticados ción de un neuropéptido que inerva los
con trastorno de déficit atencional (TDA) pares craneales (Cyrulnik, 1995, p. 81).
y por ende dificultades de aprendizaje, Claro está, que dicha liberación neuro-
reporten en su historia episodios de per- química usualmente esta precedida de
didas afectivas o apegos disfuncionales un contacto corporal con la madre, la
(Dayan, A. 2006. p. 18). Es probable que, succión propia de la lactancia, palabras
al igual que en otras patologías del desa- y gestos que el pequeño reconoce de su
rrollo, el TDA encuentre una raíz etológi- progenitora desde el mismo embarazo.
ca en el apego y una posibilidad de recu- Esto significa que el fortalecimiento del
peración en la resiliencia natural a través vínculo afectivo luego del parto facilita el
de la construcción de nuevos tejidos desarrollo del infante, dado que, estimula
afectivos. En conclusión, la gestalt visual la producción de la hormona de creci-
expresada en la mirada fija a su progeni- miento y la liberación de neuropéptidos
tora y la vinculación olfativa constituyen que modulan los patrones de acción fijos
los principales elementos de la mudanza heredados por la evolución, al punto de
ecológica. Ello significa que dicho acon- permitirle al bebé expresar una sonrisa
tecimiento refleja la continuidad entre la social en periodos de vigilia poco antes
ontogénesis y el desarrollo, dejando en de los dos meses de edad.
entre dicho la división entre lo innato y lo
adquirido. Una vez mas, queda en cuestión la di-
visión filosófica entre lo innato y lo adqui-
Los hallazgos de Spitz (1969) con ni- rido, que sin duda influyó en los análisis
ños entre dos y seis meses de nacidos, de Spitz, y en la corriente psicoanalítica
lo llevaron a concluir que los pequeños del desarrollo, puesto que, en el surgi-
responden con una sonrisa a casi cual- miento de la sonrisa social se observa
quier rostro humano. Siendo este fenó- un continuo entre el mundo antes del
meno un proceso de percepción del sig- nacimiento y el mundo después de este,
no y no una verdadera relación de objeto donde el lenguaje participa como un or-
o apego. Otros autores (Dennis, Ahrens ganizador de la neuroquímica cerebral.
y Ambrose, citados por Bowlby, J. 1979.
p. 58), confirmaron las hipótesis de Spitz
al tratar de evitar al máximo que los ni- 3 Se conoce como paradójico, ya que, la forma-
ños recién nacidos entraran en contacto ción reticular ha incrementado los umbrales sen-
visual con rostros humanos. En todos sitivos y sin embargo continua el diálogo entre
tálamo y corteza igual que en el estado de vigilia.
los casos, los pequeños respondieron Ejemplo de ello son los sueños y pesadillas.

Informes Psicológicos
Vol. 12 No. 1 • Enero-Junio • 2012
ISSN: 2145-3535 29
Diego Alejandro Calle

Apego y desarrollo información proveniente de la madre”


neurológico (Bobath y Kong, 1976. p. 12). Las vías
aferentes visuales subcorticales se co-
mienzan a mielinizar a los dos meses de
A propósito de la modificación neu- vida fetal y termina hacia los tres meses
robiológica como consecuencia del de vida postnatal. La mielinización de los
apego, las futuras investigaciones sobre aferentes sensoriales a la neocorteza no
las células glias4 del cerebro, en espe- comienza sino después del nacimiento y
cial de la “oligo”, que se encarga de la finaliza alrededor del primer año. La mie-
mielinización en el desarrollo, podrán es- linización de la vía motora primaria inicia
clarecer la relación entre el apego y el aproximadamente a los dos meses de
desarrollo neuropsicológico de nuestra edad y culmina a los doce con los pri-
especie. En términos generales, la mieli- meros pasos del infante.
na es una lipoproteína aislante de las fi-
bras nerviosas, no es indispensable para Aunque las vías somatosensoriales
la comunicación nerviosa; pero sin ella y motrices del sistema nervioso central
la conducción neural es más lenta. La comienzan a mielinizarse justo después
mielinización es necesaria para acelerar del parto, a partir de las caricias y el con-
la transmisión de impulsos nerviosos y tacto corporal con la madre, muchas de
por tanto para optimizar la comunicación las conexiones del sistema límbico ya se
intercelular. La velocidad de conducción han comenzado a mielinizar poco antes
nerviosa varia con la edad, siendo mas del nacimiento, en especial las fibras
lenta en los niños, dado que poseen es- que vinculan a la amígdala y el hipocam-
tructuras menos mielinizadas (Lopera, po con el hipotálamo y el bulbo olfativo.
1992. p.16). Acerca de la mielinizacion y su relación
con el vínculo afectivo, distintos estudios
“La mielinización de las neuronas con niños prematuros, han demostrado
motoras y sensitivas periféricas comien- que estos mielinizan su sistema nervioso
za a los tres meses de vida fetal en el más rápido que los nacidos a término,
ser humano, justo cuando se fortalece sobre todo aquellos que han recibido un
el vínculo químico base del apego en- acompañamiento por parte de su pro-
tre madre e hijo que comentamos hace genitora. Un ejemplo de ello son las fa-
unos párrafos. Durante la segunda mitad mosas “madres canguro” (Lopera, 1992.
de la ontogénesis, comienza la mieli- p.18). De esta manera, la potencialización
nización de las vías auditivas, propio- del proceso de mielinización ejercida por
ceptivas y las vestibulares. De ahí, que la impregnación, facilita el desarrollo de
sea válido pensar en la capacidad que un gran número de conexiones que evo-
tiene el neonato de percibir este tipo de lucionan y se transforman de acuerdo a
las cargas afectivas movilizadas por los
procesos de vinculación afectiva. Otor-
4 Estas células superan a las neuronas en pro-
porción de cuatro a uno, se pueden regenerar gándole así, al infante la plasticidad neu-
y se dividen en tres tipos. Los astrositos, encar- rológica que favorecerá su adaptación
gados de proteger la sinapsis, las microglias de progresiva a actividades mentales cada
reparar el tejido y las oligodendroglias facilitan el
proceso de mielinizacion. vez más complejas.

Informes Psicológicos
Vol. 12 No. 1 • Enero-Junio • 2012
30 ISSN: 2145-3535
Apego, desarrollo y resiliencia

Más allá de las diferencias, entre las ser comenzar a organizar su mundo
conclusiones y explicaciones dadas por psíquico.
los autores discutidos a la respuesta
sonriente del bebé, queda claro que di- Para la etología de la comunicación
cha característica etológica, al igual que humana propuesta por Cyrulnik (1995)
el apego a su figura materna y la tenden- en su ensayo titulado Del gesto a la pa-
cia a partir para explorar el mundo luego labra, el lenguaje también cumple una
de los seis meses (Bowlby, 1979. p. 56), función organizadora en el desarrollo in-
constituyen la base del desarrollo infantil fantil. No obstante, esta función no sólo
en los seres humanos. se reduce al psiquismo desde el aspecto
psicodinámico, sino también como un
Un ejemplo claro de la participación transformador de la estructura biológica,
del vínculo afectivo en el desarrollo neu- en especial de la neuropsicológica, de la
rológico a parte de la gestalt visual, de conducta social, del aprendizaje y desde
la sonrisa social y de la mielinización, lo luego participa en la construcción de la
constituye el surgimiento del lenguaje a subjetividad individual, la cual a su vez
partir de los sonidos que el niño recono- modifica su entorno cultural.
ce de la madre desde la gestación.
Ahora se dejará de lado la respuesta
La aparición del lenguaje y su función sonriente del bebé como primer aspec-
organizadora del psiquismo humano es to etológico del desarrollo humano pro-
reconocida por estudiosos del desarro- puesto por Bowlby, para dedicarnos a
llo como Vigotsky y Spitz, para citar sólo discutir un poco el fenómeno de la evo-
dos de los clásicos. Este último, a pesar lución del apego hacia la figura maternal,
de no contemplar a la ontogénesis y al su separación y la pérdida.
nacimiento como un continuo etológi-
co, sino como un proceso de construc-
ción objetal, se refiere a la evolución del
lenguaje:
Apego y conducta
“Como fenómeno psicológico, la ad- Durante las últimas décadas se han
quisición de la palabra nos proporciona ido acumulando gran cantidad de da-
también información ulterior acerca del tos, indicios e investigaciones que indi-
tránsito del infante, desde el estado de can una relación causal entre la pérdida
pasividad hasta una actividad en la que de cuidados maternales en los primeros
la descarga como tal, se convierte en años de la vida y el desarrollo de pato-
una fuente de satisfacción”. (Spitz, R. El logías conductuales, orgánicas y pro-
primer año de vida del niño.1969, p. 51. blemas de aprendizaje tanto en la niñez
Fondo de cultura económica. México). como en la adolescencia e inclusive la
vida adulta.
Iniciándose así, un diálogo continuo
entre el pequeño y su objeto primario de Poco después de los cinco meses
apego. Este hecho le permitirá al nuevo de vida, el bebé muestra su preferen-
cia al objeto materno encargado de la

Informes Psicológicos
Vol. 12 No. 1 • Enero-Junio • 2012
ISSN: 2145-3535 31
Diego Alejandro Calle

lactancia, ya que al diferenciarlo de otras por sus padres, estos pueden fallecer, o
personas, el niño evidencia una alta modificar su relación con el niño dismi-
tendencia a necesitar de su compañía nuyendo la calidad del vínculo. En térmi-
(Bowlby, 1979. p. 67). Esta afirmación nos generales las pérdidas pueden ser
corrobora lo expuesto en los anteriores prolongadas, breves, únicas y repetidas.
párrafos en donde hablamos del esta-
blecimiento del vínculo afectivo antes, Bowlby, (1979; 70) divide en tres
durante y después del nacimiento. Este fases el proceso de duelo del infante
mecanismo etológico perdura hasta después de la separación y luego de un
aproximadamente el primer año de vida. apego seguro: inicialmente solicita fu-
Entre los seis y los doce meses ocurre rioso y llorando el regreso de la madre,
un proceso de “desprendimiento” pau- esperando su regreso, a esta fase la de-
latino en el que el infante traslada sus nomino el autor “fase de protesta”. Esta
cargas afectivas sobre otros objetos que puede persistir desde unas horas hasta
sustituyen por momentos a la madre. Di- varios días. Luego de la protesta el bebé
chos objetos han sido improntados por logra tranquilizarse, pero mantiene su
el olor de la madre, asociados a sus pa- preocupación por la ausencia de la fi-
labras, gestos y caricias en lo que Cyrul- gura maternal y por supuesto deseando
nik (1995) denomina función “oso de su regreso. No obstante, el no cumpli-
peluche”. Este fenómeno ya había sido miento de dicho deseo lo lleva a entrar
descrito por otros autores del desarrollo en la fase de “desesperación”. Ejemplo
como Spitz y Winnicott, sólo que a partir de esta lo encontramos cuando los chi-
una perspectiva psicoanalítica. cos dicen que sus padres ausentes por
abandono o fallecimiento van a volver
Desde el primer año de vida, otras pronto luego de realizar alguna labor. Fi-
personas pueden adquirir importancia nalmente, se percibe en el niño un cam-
para el bebé. Es decir que luego del de- bio importante. Este parece no recordar
sarrollo de la función “oso de peluche”, a su progenitora o figura de apego, al
el padre, los abuelos, tíos o cuidadores, punto que cuando ella lo vuelve a buscar
comienzan a poseer valor afectivo para se muestra desinteresado en su compa-
el infante. Sin embargo, continua siendo ñía, inclusive en algunos casos reporta
marcada la preferencia por la figura de no conocerla. Esta es la fase de “desa-
apego generalmente la madre (Bowlby, pego”, que sin duda indica un periodo
1969; 68). de resolución del duelo ante la pérdida
y de paso una estrategia etológica de
La mayoría de los niños padecen po- adaptación que le permitirá reconstruir
cas rupturas del apego durante sus pri- el vínculo de manera sana o establecer
meros años de vida, ya que viven con su nuevos apegos y tejidos afectivos que
figura materna y los momentos durante repercutirán en su conducta social. Es-
los cuales ella esta ausente, son cuida- tas tres etapas poseen una raíz filogené-
dos y atendidos por otra figura familiar. tica en otras especies. Pollock y Bowlby
Otros por su parte, experimentan pérdi- (1961), revisaron el proceso de perdida
das afectivas de las personas de apego en chimpancés, hallando que un ma-
por diversas razones: Ser abandonados cho de esta especie realizaba esfuerzos

Informes Psicológicos
Vol. 12 No. 1 • Enero-Junio • 2012
32 ISSN: 2145-3535
Apego, desarrollo y resiliencia

por despertarla, aullaba ruidosamente Cuadros patológicos como la enu-


y manifestaba su ira halando el pelo de resis, los comportamientos regresivos5,
su cabeza. Después de esto, solloza ex- los trastornos afectivos, los trastornos de
presando tristeza, para luego entablar pánico, el TDAH, trastornos psicóticos
un nuevo apego con su cuidador. como el autismo o el enanismo psico-
social (comentados en capítulos anterio-
Además, el proceso de pérdida cum- res) y por supuesto los desordenes en el
ple con otra función adaptativa básica desarrollo cognitivo reflejados en los ren-
en condiciones de vida salvaje, dado dimientos escolares, hacen parte de las
que perder el contacto con la progeni- probables consecuencias de un proceso
tora significa desligarse del grupo o ma- de “desapego” precipitado o patológico.
nada. Ello implica un riesgo grande para
el organismo en especial para las crías, Una evidencia clara, reciente y nacio-
ya que al entrar en la fase de desespera- nal de las repercusiones de la pérdida
ción son fácil presa de sus predadores. en el desarrollo la encontramos con Car-
dona y Gaitán (2007)6 quienes realizaron
Las fases de duelo en el proceso de el análisis comparativo de las funciones
pérdida descritas en los párrafos ante- cognitivas atención y memoria en me-
riores son un fenómeno etológico propio nores abandonados y no abandonados
de especies neotenicas como la nues- de la ciudad de Neiva. La investigación
tra. Sin embargo, no siempre se desa- consistió en realizar un análisis compa-
rrollan estas tres fases de duelo ante la rativo de las funciones neuropsicológi-
pérdida sana. En general, cuando las cas atención y memoria en 36 menores
circunstancias de la vida y del entorno de edad con edades entre 7 y 15 años,
precipitan la aparición del “desapego” divididos en dos grupos: Grupo I, meno-
(Lindemann, 1994; Jacobson, 1957 y res de edad declarados en situación de
Engel, 1961; citados por Bowlby, 1979, abandono e institucionalizados; Grupo II,
p. 72). menores de edad con hogares estables
y figuras de apego.
Entre dichas circunstancias pode-
mos encontrar las problemáticas socia- Los dos grupos fueron pareados por
les como la pobreza, la desigualdad de edad, nivel sociocultural y años de es-
oportunidades de educación, el maltra- colaridad. Se utilizó la prueba neuropsi
to infantil, la vivienda y bienestar social atención y memoria7 como batería neu-
(Barudy, 2001; 14). Como reflejo y parte
de esto, en la actualidad se encuentra 5 Regresivas son las conductas en las que el niño
demarcada la situación de abandono en se comporta como uno menor, es decir vuelve
la rebeldía, tiene dificultades académicas, irrita-
niños que debido a diferentes causas se bilidad o temor a la oscuridad.
van a ver enfrentados a una serie de pri- 6 Cardona, Juan Felipe y Gaitán Oscar Javier.
vaciones que dejan secuelas en él, éstas Análisis comparativo de las funciones cognitivas
de atención y memoria en niños abandonados
se reflejan en aspectos físicos, sociales y no abandonados en Neiva. Tesis de Pregrado
y psicológicos, generando consecuen- no publicada. Universidad Surcolombiana, Nei-
cias en su desarrollo y futuro. va, 2007.
7 La Batería Neuropsicológica Neuropsi Aten-
ción y Memoria, es un instrumento confiable

Informes Psicológicos
Vol. 12 No. 1 • Enero-Junio • 2012
ISSN: 2145-3535 33
Diego Alejandro Calle

ropsicológica que evalúa los procesos de Palmira que poseían conocimientos


de memoria, atención y funciones ejecu- en lectura y escritura. Una parte de ellos
tivas. Los sujetos en condición de aban- pertenecían a una institución del ICBF y
dono presentaron un desempeño más se encontraban declarados en situación
bajo que los sujetos no abandonados en de abandono. La otra parte, fueron es-
la totalidad de las pruebas que evalúan tudiantes con hogar de un colegio de la
las funciones cognitivas atención y me- ciudad de Palmira. Cada grupo estuvo
moria, reflejando una posible alteración constituido por 20 menores, ambos gru-
de las áreas cerebrales involucradas en pos fueron compuestos por 10 niños y
estos procesos cognitivos. 10 niñas.

Entendiendo el fortalecimiento que Los resultados de este trabajo indica-


dan los estudios en psicología a la teo- ron que los niños con hogar tienen una
ría del apego y su alteración en el de- mejor percepción de sí mismos, gozan
sarrollo. A nivel regional se encontró una de mayor bienestar psicológico y salud
investigación realizada por Argenis y mental que los infantes en situación de
Muñoz (2002), la cual buscaba conocer abandono. Por lo tanto, el abandono se
el Autoconcepto de un grupo de niños convierte en una variable que influye en
abandonados del ICBF comparado con la formación y desarrollo del Autocon-
el de otro grupo de niños con hogar de cepto en estos pequeños. También se
un colegio en la ciudad de Palmira. evidencia la importancia que posee la
familia, el apego, los cuidados, los fac-
El estudio tuvo como pregunta de tores de protección y la cercanía madre
investigación: ¿Hay diferencias signifi- e hijo durante el proceso de desarrollo y
cativas del Autoconcepto entre un gru- construcción del sujeto.
po de niños abandonados del ICBF con
el de otro grupo de niños con hogar de
un colegio en la ciudad de Palmira? Di-
cho trabajo fue de tipo No experimen-
Resistir y construir
tal o expo-facto, y a manera de estudio
descriptivo con un diseño transaccional. Es evidente que los seres humanos
El instrumento utilizado fue la prueba son más estables, tranquilos y poten-
de Autoconcepto de Tenesse de Roid cializan mejor sus capacidades cuando
y Fitts, de respuestas a 100 afirmacio- piensan que tras ellos hay una o más
nes auto-descriptivas. La muestra es- personas confiables a las cuales pue-
tuvo constituida por niños de la ciudad den acudir cuando surjan dificultades.
A este tipo de relación se le denomina
y objetivo, diseñado a partir de sólidas bases “apego seguro” (Harlow, 1969) y el su-
teóricas y experimentales de la neuropsicología. jeto al cual queda el individuo impregna-
Cuenta con datos normativos de 6 a 85 años de do “figura de apego” (Bowlby, 1969). Así
edad y permite evaluar en detalle los procesos
de atención y memoria en pacientes psiquiátri- pues, los miembros de nuestra especie
cos, geriátricos, neurológicos y pacientes con se exponen a grandes problemas en el
diversos problemas médicos. Permite evaluar desarrollo cuando estas figuras se van,
en detalle los tipos de atención (Ostrosky-Solis,
Gómez, Matute, Roselli, Ardila y Pineda, 2003). nos dejan o sencillamente se rompen

Informes Psicológicos
Vol. 12 No. 1 • Enero-Junio • 2012
34 ISSN: 2145-3535
Apego, desarrollo y resiliencia

los vínculos. No obstante, tal y como lo de manera socialmente aceptable, a pe-


revisamos en el texto anterior, los niños sar de la fatiga o de la adversidad, que
poseen la capacidad de elaborar el due- suelen implicar riesgo grave de desen-
lo por la figura perdida y prepararse para lace negativo” (Vanistendael, Citado por
entablar nuevos lazos afectivos. Cyrulnik, 1999 p. 10).

Aunque muchos de los estudios re- Muchos autores coinciden en que la


visados hasta aquí demuestran altera- fundación de la resiliencia se da a co-
ciones en el desarrollo físico y/o psico- mienzos de los años ochenta con los
lógico de la mayoría de niños que han estudios longitudinales de Emmy Wer-
sido abandonados, maltratados o sim- ner (1989, citada por Manciaux, 2003).
plemente presentan duelos no elabora- En estos, doscientos niños declarados
dos; es claro que un porcentaje de ellos en “riesgo de desarrollo anormal”, fue-
demuestran desempeños normales y ron observados hasta su edad adulta
conductas socialmente aceptadas, que y se encontró que el 85 % de éstos no
les permite ser funcionales en las socie- presentaron ningún tipo de conducta
dades contemporáneas. no adaptativa para su entorno social y
cultural.
A este fenómeno se le conoce como
resiliencia. En la actualidad, este es un Con base en estos resultados y en re-
concepto clave en el ámbito de la sa- lación con el desarrollo infantil, podemos
lud mental, dado que resalta el estudio adherirnos a la definición propuesta por
de las condiciones en las que los seres Goodyer (1995), en la que resiliencia se
humanos logran enfrentarse a los trau- concibe como la no existencia de alte-
matismos, conservando así su desarro- raciones en la conducta social y el de-
llo emocional en condiciones óptimas sarrollo cognitivo de un niño luego de
(Guedeney, Citado por Lasprilla, 2007). haber experimentado situaciones adver-
sas en su micro sistema8 y en la interac-
La palabra resiliencia, se originó ini- ción de este con los otros entornos de
cialmente al interior de la física. Su sig- desarrollo.
nificado es “soltura de reacción o elas-
ticidad”, designa la capacidad del acero Desde el punto de vista operacional,
para recuperar su forma inicial a pesar la resiliencia posee dos componentes
de los golpes que pueda recibir y de principales (Vanistendael, 1996, citado
los esfuerzos que puedan hacerse para por Manciaux, 2003): por un lado, la ca-
deformarlo. La palabra proviene del la- pacidad de resistir a la destrucción, esta
tín resalire, “saltar y volver a saltar, reco- hace referencia a la forma cómo el sujeto
menzar” (Martínez y Vasquez-Bronfman, conserva su integridad física y psíquica,
2006: 30).
8 Tomo la noción de núcleo familiar como un
Al pasar a las ciencias sociales y del microsistema propuesta por Bronfenbrenner
comportamiento humano, este término U. (1979) en la ecología del desarrollo humano.
se convirtió en: “la capacidad para triun- Este a su vez se desarrolla a partir de la diada
madre e hijo, es decir el recurso etológico del
far, para vivir y desarrollar positivamente, apego.

Informes Psicológicos
Vol. 12 No. 1 • Enero-Junio • 2012
ISSN: 2145-3535 35
Diego Alejandro Calle

a pesar de las adversidades vividas a lo niño en desarrollo debe ser adaptativa y


largo del ciclo vital. Por el otro, se tiene funcional para su sociedad.
la capacidad de construir una vida sana
en la que se tejen vínculos afectivos po- Modelos sociales que inciten a desa-
sitivos para el sujeto y la sociedad. Es rrollar una actitud constructiva para su-
decir que el individuo asume la respon- perar las dificultades (Ivit, 2003;34).
sabilidad de su desarrollo acorde con las
normas y valores propios de su entorno A continuación se hace hincapié en el
sociocultural. recurso etológico del apego, ya que de
acuerdo a lo discutido hasta ahora es re-
Son distintos los aspectos biológicos, levante en el desarrollo de la resiliencia,
sociales, ambientales y culturales si se como quiera que participa en los tres pri-
quiere, los vinculados con el surgimiento meros factores de protección propues-
de la resiliencia en un sujeto en desa- tos en el párrafo anterior.
rrollo que se ve enfrentado a un evento
traumático. A nivel general, distintos au- Bowlby, (1979:129) plantea un cuadro
tores se refieren a estos como factores de funcionamiento de la personalidad en
protectores que favorecen el desarrollo desarrollo en el que se presentan dos
de la resiliencia en un niño (Manciaux, grupos principales de influencias. Uno
2003). De esta manera, este autor agru- se refiere a la presencia, ausencia total
pa los factores en cuatro categorías o parcial de una figura inspiradora de
principales: confianza, capaz de proporcionarle al
pequeño la base de un apego seguro.
Una relación estable con al menos Por su parte, el otro se relaciona con la
uno de los padres o cuidadores (Ivit, capacidad o incapacidad del niño para
2003;34). Este hace referencia a la cons- reconocer la persona de confianza9 y en-
trucción y/o mantenimiento de una diada tablar con ella una relación afectiva que
básica o relación de apego, que cumpla permita una gratificación mutua.
con la función etológica de éste.
En términos generales, Bowlby ase-
Un apoyo social en la familia y fue- gura que estos dos conjuntos de influen-
ra de ella (Ivit, 2003;34) . Considero que cias interactúan a través de toda la vida y
más que social sería psicosocial, ya que de distintos modos, permitiendo así que
las relaciones entre sistemas participan el individuo en desarrollo no sólo logre
de la construcción de la subjetividad in- avanzar en dicho proceso sino, además,
dividual y por ende de la conducta. entablar nuevas relaciones sociales y por
ende nuevos apegos que le permitan
Un entorno educativo emocionalmen- moldear su vida psíquica.
te positivo, abierto, que oriente y fije nor-
mas (Ivit, 2003;34). Sin duda este punto Por lo tanto, es plausible pensar que
es clave, por el hecho de ser la resiliencia si bien no lo hizo de manera explícita,
un fenómeno etológico, implica un desa-
rrollo favorable para el individuo y para 9 Ese concepto de Bowlby lo relaciono con la
gestalt visual, la vinculación bioquímica que faci-
la especie, es decir que la conducta del lita la impronta.

Informes Psicológicos
Vol. 12 No. 1 • Enero-Junio • 2012
36 ISSN: 2145-3535
Apego, desarrollo y resiliencia

este fundador de la teoría del apego en y el apoyo de una persona es lo que


las ciencias del comportamiento huma- permite iniciar un proceso de resiliencia
no, deja abierta la posibilidad de una re- (Martínez y Vásquez-Bronfman, 2006).
siliencia natural, ya que de acuerdo con
Cyrulnik (1999:14), Bowlby decía: A lo largo del ciclo vital, el niño en-
cuentra personas (docentes, familiares,
“La psicología reposa sobre un a amigos, vecinos y demás) que se cons-
priori implícito que sugiere que mientras tituyen apegos funcionales o puntos
más dura es la vida, más posibilidades de apoyo que son de gran importancia
hay de sufrir una depresión, lo cual no en la génesis de la resiliencia, sujetos
es cierto. Mientras más dura es la vida, a los que Cyrulnik (1999) denominó Tu-
más posibilidades hay de que nos pa- tores de resiliencia. Estos permiten que
rezca dura. Pero sufrimiento y tristeza el individuo en desarrollo pueda com-
no son dignos de depresión”. prender, asimilar y elaborar las secuelas
psicológicas producidas por situacio-
De esta manera, podemos inferir nes traumáticas como el abandono, el
que necesitamos de un vínculo para so- maltrato, la discriminación social y aun
brevivir, pero este no es único, es decir la discapacidad en todas sus esferas.
que a diferencia de otras especies po-
demos reparar nuestra vida emocional Es por ello que los menores impreg-
con otras figuras, sin necesidad de pe- nados afectivamente, antes del evento
recer o “perdernos”. Un ejemplo de ello infortunado, por apegos inestables, es
lo tenemos con los niños después del decir, aquellos que han sido abando-
primer año, cuando empiezan a incor- nados, maltratados o abusados, po-
porar nuevos familiares como figuras de seen menos posibilidades de resistir,
apego ante la ausencia de la madre, sin perdiendo frecuentemente el contacto
necesidad de psicotizarse. con la realidad, presentando estados
catatónicos, ausentes, mutistas y afec-
Por lo tanto, la resiliencia constituye tividad plana. Por su parte, a los que un
un proceso dinámico en el que el niño vínculo permanente ha caracterizado su
es un entretejido de medios etológicos, desarrollo emocional, logran encontrar
afectivos y verbales. Es suficiente que varios mecanismos de defensa o adap-
uno de estos falle para que el trauma- tación social funcional como estrategia
tismo lo derrumbe. Igualmente, basta de afrontamiento del trauma (Cyrulnik,
con que al menos uno de estos puntos 1999: 22).
de apoyo se mantenga estable para re-
construir o conservar el tejido (Cyrulnik, Sin embargo, aún en los casos en
1999:15). que no ha existido una apego funcio-
nal previo, es posible la aparición de
De acuerdo con lo anterior, en la ma- nuevos tutores que le provean al menor
yoría de los casos es el contacto con “el un nuevo tejido que le permita corregir
otro” el que abre la posibilidad de tejer y reparar el vacío afectivo adquirido en
una resiliencia. Es decir, el contacto vi- sus relaciones primarias. Un ejemplo
sual, los sonidos, el contacto corporal de esto, se puede observar claramente

Informes Psicológicos
Vol. 12 No. 1 • Enero-Junio • 2012
ISSN: 2145-3535 37
Diego Alejandro Calle

cuando la familia es el lugar de la desdi- previamente. Igualmente, la experiencia


cha y la escuela se convierte en el lugar clínica indica que cuando los parientes
de tranquilidad. Es allí donde el peque- o tutores se implican activamente en la
ño juega a socializarse y donde es di- recuperación de la persona con altera-
vertido aprender, a través de los tejidos ción neuropsicológica, ellos también se
construidos por el niño y sus nuevos tu- benefician psicológicamente, ya que,
tores de resiliencia. por una parte disminuyen sus senti-
mientos de culpa e indefinición, por otra
Inclusive, luego de sufrir algún tipo comprenden mejor lo que le ocurre al
de lesión cerebral, los tutores de resi- afectado.
liencia juegan un papel relevante. Has-
ta hace aproximadamente unos quince En este orden de ideas, los rehabili-
años, los profesionales de la rehabili- tadores contemporáneos coinciden en
tación humana y las neurociencias no afirmar que la participación activa de
habían identificado el rol del apego en las personas emocionalmente significa-
la recuperación integral del síndrome tivas para el paciente en recuperación,
neuropsicológico. facilita la rehabilitación natural, que no
es más que la transición ecológica del
Cada vez más se reconoce el impac- individuo nuevamente a su comunidad
to que las relaciones emocionales tie- o ambiente cotidiano. Este resultado
nen en el proceso de rehabilitación lue- queda evidenciado en el desarrollo de
go de una lesión. Muchas veces, luego habilidades sociales, el hecho de poder
del evento aparecen en el paciente sen- acceder a supermercados, sitios públi-
timientos de miedo, frustración y pérdi- cos y medios de transporte, y demás,
da de control de las habilidades cogni- sin sentirse inferior (Castillo de Rubén,
tivas, que crean conductas de evitación 2002).
y hostilidad ante el mundo que lo rodea.
En la actualidad, en vez de separar el Igualmente, distintos estudios con
tratamiento de los síntomas cognitivos y menores han indicado que ciertos pro-
emocionales de la persona, se preten- cesos cognitivos, como la atención se-
de brindar una intervención integral que lectiva y el paso de la memoria del corto
reconozca la interdependencia de estos al largo plazo, se vuelven más eficientes
dos aspectos (Ben-Yisay y Daniels-Zide, durante el desarrollo a lo largo de toda
2000 citados por Matter, 2003). la niñez y la adolescencia (Gómez, Os-
trosky y Prospero, 2003). Justamente
Hoy por hoy, son muchas las con- gracias a la vinculación afectiva que a
tribuciones favorables que los familiares su vez potencia el proceso mielinización
pueden hacer al proceso de rehabilita- y los procesos de rehabilitación de ha-
ción (Jacobs, 1999 citado por Fernán- bilidades escolares, diseñados y ejecu-
dez, 2001). Por un lado, para el autor los tados por los terapeutas ocupaciona-
tutores permanecen por largo tiempo les, psicólogos y neuropsicólogos.
con el afectado y pueden servir de cote-
rapeutas, recordándoles que utilicen las La vinculación afectiva o apego,
estrategias de rehabilitación entrenadas entonces no es un proceso lineal, la

Informes Psicológicos
Vol. 12 No. 1 • Enero-Junio • 2012
38 ISSN: 2145-3535
Apego, desarrollo y resiliencia

resiliencia producto de nuevos apegos traumatismos y procesos resilientes van


construidos a partir de los tutores lo surgiendo.
demuestra. Queda en cuestión así, el
determinismo psíquico del desarrollo Todo lo expuesto anteriormente, in-
propuesto por corrientes teóricas de dica que la existencia de la resiliencia
la psicología como el psicoanálisis y la natural en nuestra especie, exige una
psicología cognitivo conductual. Estos mirada anti determinista, si se puede,
siempre han indicado que la conducta para el estudio de la conducta huma-
humana se podía describir a través de na y desde luego, para la concepción
una relación causa efecto. Es decir, un contemporánea de hombre que posee
determinismo. No obstante, dicho de- la antropología filosófica.
terminismo es válido sólo en los casos
de las patologías del comportamiento, De acuerdo a lo discutido a lo largo
como quiera que no todos los que han del presente escrito, se puede concluir
crecido en circunstancias disfunciona- que el apego en los seres humanos
les, han sido víctima de la violencia, del como recurso etológico, permite el de-
abandono o abuso sexual, han desa- sarrollo del infante en todas sus esfe-
rrollado alteraciones en los procesos ras, por medio de la combinación de
de aprendizaje y conducta social sin la elementos semiológicos y biológicos
intervención del terapeuta. edificados en un continuo filogenético y
ontogenético y evolutivo. De esta ma-
Tomkiewicz (2003, citado por Martí- nera, las alteraciones en el proceso de
nez y Vásquez 2006) aborda el tema de vinculación afectiva, como la pérdida,
la resiliencia en relación con los “falsos pueden acarrear disfunciones a nivel
determinismos”. Este autor argumenta del desarrollo cognitivo, del lenguaje, la
que dicho proceso etológico posee una motricidad y en especial de la conduc-
naturaleza probabilística. Esto significa ta social, ya que distintos autores, han
que este no intenta sólo constatar la relacionado a la pérdida afectiva con
existencia de un problema o de una ca- problemas en la construcción del suje-
rencia, sino de buscar, a partir de dicha to en la etapa adulta (Winnicott, 1969;
constatación, el proceso resiliente en el Bowlby, 1979).
niño a través de la acción de los tutores
y la introducción de éstos en su entor- En este sentido, se considera per-
no primario. En términos más sencillos, tinente que los futuros estudios en de-
no es conveniente patologizar a priori a sarrollo humano incorporen una pers-
las personas que han sufrido traumatis- pectiva etológica integral en la que, al
mos. Igualmente, previene Tomkiewicz igual que Cyrulnik (1995), se contemple
no es recomendable negar las dificulta- el comportamiento humano como pro-
des y cerrarse a un solo tutor de resi- ducto de un ciento por ciento de inna-
liencia, ya que siendo esta un proceso tismo y otro ciento por ciento de expe-
dinámico, un solo apego o un solo de- riencia. Claro, esta propuesta implica
sarrollo resiliente no vuelve al pequeño plantearnos una nueva definición de las
invulnerable. Es decir, que a lo largo ciencias humanas, biológicas y de la fi-
de la vida las posibilidades de nuevos losofía misma inclusive.

Informes Psicológicos
Vol. 12 No. 1 • Enero-Junio • 2012
ISSN: 2145-3535 39
Diego Alejandro Calle

R
Bronfenbrenner, U. (1979). La ecología del
eferencias desarrollo humano. Barcelona: Paidos.

Castillo de Rúbe, A. (2002). Rehabilitación


neuropsicológica en el siglo XXI. Revista
mexicana de neurociencia.
Barudy, J. (2001). El dolor invisible de la in-
fancia. Una lectura ecosistémica del mal- Manciaux, (2004). La resiliencia: Factores de
trato infantil. España: Paidos. riesgo y vulnerabilidad, factores de pro-
tección. Resiliencia “Desvictimizar a la
Bowlby, J. (1979). Vínculos afectivos. Forma- victima”. CEIC, Cali 2004.
ción, desarrollo y pérdida. Bogotá: Edi-
ciones Morata. Matter, C. (2003). Introducción a la rehabili-
tación cognitiva. Avances en Psicología
Cardona, J y Gaitán, O. (2007). Análisis com- Clínica Latinoamericana, 21, 11-20.
parativo de las funciones cognitivas de
atención y memoria en niños abandona- Martínez, I. y Vásquez-Bronfman, I. (2006).
dos y no abandonados en Neiva. Tesis La resiliencia invisible. Infancia, inclusión
de Pregrado no publicada. Universidad social y tutores de vida. Barcelona: Edi-
Surcolombiana, Neiva. torial Gedisa.

Cyrulnik, B. (1995). Del gesto a la palabra. Winnicott, (1979). Realidad y juego. Buenos
Madrid: Editorial Gedisa. Aires: Paidos 1979.

Cyrulnik, B. (2005). Bajo el signo del vínculo.


Madrid: Editorial Gedisa.

Dayan, A. (2007). Trastorno de déficit aten-


cional. Cerebral cortex

Instituto Colombiano de bienestar fa-


miliar. 2006. Código de infancia y la
adolescencia.

Muñoz, E. Liz, A. Estudio comparativo del


Auto concepto de niños abandonados
en el ICBF y niños con hogar del cole-
gio Agustiniano de la ciudad de Palmira.
2002 Tesis de pregrado no publicada
Universidad Santiago de Cali.

Spitz, R. (1969). El primer año de vida del


niño. Madrid: Editorial Paidos.

Informes Psicológicos
Vol. 12 No. 1 • Enero-Junio • 2012
40 ISSN: 2145-3535

S-ar putea să vă placă și