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-I-

Son las dos de la mañana y todavía seguimos sentados en el tronco


que usamos como banco en la vereda. Los mosquitos están en una
especie de Creamfields marginal, con mucha sed. La botella de
Quilmes con el espiral en el pico es nuestra única arma para
defendernos. Ya vamos por la tercera ronda de tereré. El tereré es una
bebida tradicional del Paraguay que se consume muchísimo en el
litoral argentino. Acá lo adoptamos y adaptamos a nuestra manera.
Cada último sábado de febrero se celebra el día nacional del tereré.
Escasea el hielo. Habrá que cargar las botellas con agua que ofician
de cubeteras. La chica que me gusta me manda un audio, pongo para
que lo escuchemos todos. Me invita a bailar el viernes, los pibes me
dicen que vaya si está toda la onda. Recién es miércoles falta una
bocha, les digo. Uno prende un porro y otro fue a buscar pan a la
casa, miramos la luna. No sabemos de qué hablar. El calor nos pone
pelotudos, uno dice de ir a la casa para meternos en la pelopincho,
pero a todos nos da paja. Un patrullero municipal pasa a diez
kilómetros por hora y con las luces apagadas. Hace rato que no hay
allanamientos en el barrio, está demasiado tranquilo, la calma que
antecede a la tormenta puede ser. 30 grados de temperatura, medio
barrio afuera. En mi cuadra sólo tres casas tienen aire acondicionado,
el resto sobrevivimos con el turbo en máxima velocidad y en últimas
instancias llevando los colchones para dormir arriba del techo. Le
contestó que sí, a la chica que me gusta, que ese día le escribo para
coordinar. Ella es de capital, pero quiere venir a conocer zona norte,
de la que tanto le hablo. Bien ahí, guacho, me dicen los pibes. Mañana
hay que madrugar, se lamenta otro. No sé cómo voy a hacer para
dormir, es un horno mi pieza, dice mi amigo. Estamos todos en la
misma, el verano no nos da respiro. Clima burgués por excelencia,
para los que pueden veranear bien lejos y poner el aire en modo
morgue todo el día. Igual lo combatimos aún con insomnio, espiral,
manguera y ventilador en tres. Y quién te dice que el viernes, bailo con
la más linda.

- II -
La piba que me gusta se vino desde Villa Devoto hasta mi barrio, en la
periferia de General Pacheco. 800 pesos le cobró el Uber, precio
elevado por mucha demanda, aunque me parece un precio razonable,
son casi 30 kilómetros. Saludó tímidamente a los pibes que estaban
conmigo, su perfume importado quedaba impregnado y mezclado con
el olor a escabio que teníamos encima. Avisó una hora antes que
venía, nosotros desde las 19 horas que estábamos tomando birra en
la vereda. Se trajo su mochila Prüne, algo de maquillaje y ropa para un
eventual 'me quedo a dormir'. Ella es muy bonita, parece salida de
alguna serie española de moda, es muy flaquita, mediana altura, ojos
bien marrones, pelo ondulado y una voz de locutora que al oírla se me
hace estar escuchando FM Aspen. Mi cuarto es un quilombo y el baño
un desastre. No sé cómo decirle que para tirar agua hay que usar el
balde naranja de 20 litros. ¿Y si se quiere bañar? Tengo que cargar el
calefón con una jarra, enchufarlo durante 15 minutos y luego ir
regulando la temperatura, agregando o sacando. Pienso que sería una
buena idea ir a un telo, pero no sé qué onda, tampoco tengo plata, un
turno cuesta 700 pesos, me dice unos de los pibes. Me dijo que salió
sin cenar, en la casa estaban cocinando canelones y vinieron unos
tíos, estaba aburridísima. ¿Dónde podemos pedir unas pizzas? Yo
invito, dijo. Uno de los chicos se ofreció para ir a encargarlas, tres
grandes de muzza $320 reza el cartel de la rotisería. Mientras
esperábamos me pidió pasar a casa para que le cargue el celu. - La
verdad que me da cosa que te quedes, yo no vivo como vos, no tengo
las mismas comodidades, no tengo microondas ni cafetera- le decía. -
¿Vos sos boludo? Yo vine a verte a vos, no a tu casa - Contestó. El
mundo se me venía abajo de todas formas. Los pibes se reían, y
amenazan con quedarse toda la noche jodiendo en la ventana de mi
pieza, que da a la vereda. Llegaron las pizzas, estaban más ricas y
aceitosas que nunca. Comimos en la vereda, con cumbia que venía
desde casas vecinas. Sobró una entera. ¿La dejamos para el mate de
mañana? Dijo haciendo alusión al desayuno. Se va a quedar, en un
toque voy a estirar la cama, ordenar la ropa, y tirar desodorante de
ambiente. Por suerte la noche está tranquila y la luna hermosa, voy a
dejar abierta la cortina para que la contemplemos juntos. Ni los perros
se escuchan. Este silencio para mí es un paraíso, me dice, mientras
yo llenaba el balde con agua por las dudas.

- III -
Mañana viene a comer a casa la piba que me gusta. Mi vieja la invitó a
comer fideos caseros, el clásico agasajo cada vez que le presento a
alguien. El viernes fuimos a bailar cumbia con su grupo de amigas. La
previa fue en un dos ambientes de Colegiales, en lo de una de las
chicas. Su círculo social es de clase media alta, pibas con todas las
necesidades básicas cubiertas y con padres que colaboran con su
economía. Mientras yo preparaba un fernet, ellas hablaban de sus
recientes vacaciones; una estuvo en Europa, otra hablaba de que no
hay mejor playa que las de Arrairal do Cabo, Brasil, la del depto pasó
un mes entero en Punta del Este. La piba que me gusta veraneó en
costas argentinas junto a su familia. Yo en cambio no opiné, pero si
preguntaban iba a esquivar la incomodidad diciéndoosle que me iba a
mitad de año. El mismo viernes por la tarde me pidió de ir a conocer el
santuario del Gauchito Gil. Ella leyó un libro hace unos años y estaba
con ganas de prenderle una vela. No había nadie, así que el trámite
fue rápido. Pedile lo que quieras al Gaucho, pero si te cumple tenés
que volver, le dije. Me da un beso, subimos a la moto, ponete el casco
y el chaleco que en Capital te paran y te la sacan, le digo. Ella estudia
derecho en la UBA, no falta nada para que se reciba. El día que se
quedó a dormir se puso mi camiseta del Paris Saint Germain, le
quedaba hermosa, todavía no la puse para lavar, tiene su perfume.
Las amigas la hicieron re larga, entramos tipo 3 de la mañana con
mucha energía encima. Mis amigos preguntaban dónde era el boliche,
en Palermo, les digo, fua qué te hacés el cheto ahora, loro, me
contestan con un audio. Quiero volver al barrio, necesito estar en
casa, pensaba, hasta que la música fue levantando temperatura, no
me quería ir más. Hoy domingo se va a sentar en la mesa conmigo, y
toda mi familia. Mi hermana seguro le va a preguntar qué onda Capital
y me imagino a mi vieja sacando las cajas de fotos de cuando yo era
chico. Yo tengo que comprale un vino al santito, le voy a contar del
milagro que ocurrió una vez. Esta vez le pedí algo en especial y creo
que empezó a cumplir, el viernes al fin, bailé con la más linda.
- IV -
No quiero que seas uno más del montón, me dijo, mientras
escuchábamos la lluvia que caía sobre el techo de chapa de mi casa.
Ella nunca antes había vivido esa maravillosa experiencia de garchar
con ese sonido surrealista que hacen las gotas cuando caen con
fuerza sobre el techo de zinc. El domingo conoció a toda mi familia, mi
vieja se puso la diez con esos fideos caseros, con mucho tuco y
abundante carne. La piba que me gusta abrió su corazón, me contó
que siempre estuvo con pibes de su misma condición social, con
muchas malas experiencias; uno que la aburría y se la pasaba
ostentando toda la guita que tenía, otro que la violentaba, el ex que
conoció en la facultad y que se fue de mochilero por el mundo sin
importarle la relación. Tengo un re plan para después de comer, le
dije, cargamos el termo y nos fuimos a descansar a Dique Luján. -
¿Sabés lo que me gusta de vos? Que improvisás todo el tiempo - Me
dijo - Jaja, acá me traía mi abuelo de chico, ahora está re cambiado,
antes te podías bañar - Le contesté. Acompañamos esos mates con
un pan casero que compré en la feria, al lado del muelle. Un domingo
típico, con muchísima gente, muchos pescando, otros simplemente
pasando el día en familia. Hoy martes voy a ir por primera vez a su
casa, no como novio ni amigo, todavía no hay nada definido. Nos
estamos conociendo, conectando emociones. Tanto ella como yo
vivimos malas experiencias en anteriores relaciones. - No tengas
vergüenza, a mi viejo no lo comprás ni sorprendés con nada, ya tiene
60 años y vivió de todo - Me decía mientras sonaba un trueno que hizo
temblar los tirantes. Si pero yo...mis excusas la irritaban. - Vos sos
vos, no quiero que seas uno más del montón, si estoy con vos es
justamente por eso, porque me sacás de mi zona de confort - Me
insistía y a mí me gustaba. La abracé fuerte. La vida me debe una
buena, será por acá pensé. No paró de llover en toda la noche. Dejé
de buscar el premio, para convertirme en el premio. Dale, vamos a tu
casa, yo no soy como ellos, yo soy yo.

-V–
Hay conexión y los sentimientos empiezan a calentar, en cualquier
momento entran a jugar este partido decisivo. El martes fui a cenar
con su familia, yo como siempre, llegué con la mochila llena de
prejuicios. ¿Qué hacés Damián? Bienvenido, me recibió el padre; un
señor mayor de 60 años pero que aparenta unos 45. Es abogado y en
los años noventa supo hacer mucha plata con los llamados retiros
voluntarios del menemismo. La madre es una reconocida nutricionista,
ya pronto a jubilarse. Preparó un pollo al limón que se desarmaba
solo. La hermana menor, una millennials divina. La piba que me gusta
me hizo contar de dónde venía y a qué me dedicaba. - ¿Y tenés
mucho trabajo con el humor? Preguntó la madre - Si, demasiado, y
además soy dj, por suerte vivo ocupado - Respondí mientras me
servía agua. En esa casa de arquitectura ochentosa no se toma
gaseosa ni jugo, en algunas ocasiones especiales el padre destapa un
vino blanco. Y en casa nos sentimos re pobres si hay sólo agua para
beber en la mesa. Me quedé con hambre, por vergüenza de repetir
plato a pesar de la insistencia de todos. Igual me sentía cómodo en
ese paraíso a metros de la General Paz. La sobremesa fue larga y se
tocaron todos los temas de actualidad. El padre está convencido que
de la próxima presidenta tiene que ser Elisa Carrió. La madre opina lo
mismo. La hermana no decía nada y la piba que me gusta piensa igual
que yo. Si hay algo que nos une es la consciencia social
independientemente del gobierno de turno. Llegó la hora de irme, de
volver al barrio. Un poco extraño estar con los amigos. ¿Cómo te fue
perro? ¿Y qué onda amigo con la pibita? Preguntaban en la esquina
cuando paré a saludar. Mandame un mensaje apenas llegues, me
pone ella, nos vemos el sábado, le contesto. En la almohada quedó su
perfume importado, todavía la cama desordenada. Pensaba
comprarme una Coca Cola por si me agarra sed, pero me decidí por
llevarme una botella de agua. Antes de dormirme llega el primer "te
extraño" de este vínculo en construcción. Yo también ¿Alguna vez te
sentiste así con alguien a semanas de conocerse? Le digo. El amor
flota en el aire. Vos tan Maramá, yo tan Pibes Chorros.

- VI -
El círculo de amigos de la piba que me gusta es todo lo contrario al
mío. Hay administrativos, académicos, emprendedores y un ex novio
de ella, un abogado. En el mío predominan obreros de la construcción,
recolectores de basura y laburantes de fábricas, amo mi entorno y no
lo cambio por nada. A sus amigos los conocí anoche, la fui a buscar y
me pidió que le haga la segunda antes de venir al barrio. En una
cervecería artesanal de las que abundan en el centro de Villa Devoto
fue el encuentro. Estaban sus amigas también, con las que fuimos a
bailar hace poco. Ellas son muy cercanas a su ex novio, que hace
poco volvió al país luego de unos meses largos de viajar por
Centroamérica de mochilero. Me estaba aburriendo, todos hablaban
de series que no vi y de lugares del mundo que no conozco. Para
completar la birra te la servían caliente. Necesito cerveza del kiosco de
la esquina de casa, tomarla del pico bien helada. Ella intercambió un
par de palabras con su anterior novio, él algo le dijo y ella sonrió. Por
una milésima de segundos flasho secuencia criminal, un tiro en la
gamba a ese gil y fue. A todos nos pasa, es como cuando estás
haciendo la fila dentro del banco y te ponés a pensar como lo robarías.
Tranqui, pienso por dentro, tendré que acostumbrarme a las relaciones
modernas. También pienso que no es mi novia todavía, ni sé como
seguirá todo. Y también es cierto que su ex tiene toda la facha, es
oficinista, tiene guita, pero el que baila con la más linda soy yo. Me
levanto el autoestima yo solito. - Estoy re embolado ¿Querés que me
vaya a mi casa y nos vemos otro día? Le digo - No, ya fue, vamos
para tu casa - Me dice. Me cuenta que su ex preguntó por mí, nos
estamos conociendo, tenés que verlo en Youtube, hace stand up, le
dijo. - ¿Pongo el ventilador en tres y nos tapamos con frazadas? - Si,
boludo y vemos algo en la tele. Mañana le voy a cocinar algo rico.
Quiero que llegue el invierno para que comamos juntos unos buenos
guisos, con fideos moñitos y mucho queso. Guisos y mirar Los
Simuladores con el ventilador en tres. Yo soy de la cumbia, soy de la
resaca, tú de los boliches de la capital.

- VII -
Llueve y la piba que me gusta quiere venir a dormir la siesta conmigo.
No puedo ir a buscarla en la moto, le digo que se tome el 21 ramal
Ford hasta ruta 197 y luego el 720 con el cartel negro que dice Barrio
Las Tunas. Le doy indicaciones precisas y le mando ubicación en
tiempo real. La voy a sorprender con tortas fritas. Tengo el chino a dos
cuadras y la esquina ya se inundó, pero no queda otra que salir a
comprar los ingredientes. Me embarro las zapatillas y me mojo
bastante, pero ya tengo todo; harina, grasa y huevo. Si, le pongo
huevo como las preparaba mi abuela. No tengo palo de amasar así
que el envase de cerveza hoy se convierte en héroe. En casi dos
horas estará llegando, la tengo que ir a esperar a la ruta. Ella nunca
probó este hermoso manjar típico del conurbano. Su madre
nutricionista siempre impuso una dictadura de comida sana. El mate
con tortas fritas es el brunch de los pobres. A cualquier hora se le
puede entrar y a veces es la única comida del día. Estoy en la parada
cuando la veo bajar del bondi, así tan bonita con el pelo mojado y una
campera impermeable. Caminamos de la mano por primera vez, me
hago el lindo, quiero que me vean los vecinos. Ella sonríe y me abraza
por detrás. No sabe lo que le espera; una tarde otoñal con aroma a
nostalgia de aquellos tiempos de mi niñez. Vamos por la segunda
ronda de mates, hay tortas fritas para toda la semana, seguro le lleve
un par a mi vieja. Todavía pienso en su ex ¿Qué quiere ahora? ¿Qué
le dirán sus amigas? Pero yo también tengo ex, vive en el barrio y nos
hablamos, así que estamos en la misma. Nos tiramos en la cama pero
no podemos dormir, charlamos, proyectamos irnos de vacaciones, el
sur nos gusta a los dos. Le encantó la sorpresa, y subió una historia a
Instagram donde me etiquetó. Vamos por una tercera ronda de mates,
el martes lluvioso toma color. A la noche vamos a comer un guiso con
los pibes, pero ella se tiene que ir.

- ¿Así enamorás a las pibas? Con guiso y tortas fritas?

- ¿Viste que hay gente que lee estos relatos en tiempo real y piensa
que es todo inventado?

- Si, un día subí una foto de los dos, pero no reveles mi nombre porfa.

- Así será...

- Cuídame, no sabes como sonrió cuando hablo de vos...

- VIII -
Cuando estás conociendo a alguien, siempre las primeras salidas son
al Puerto de Frutos de Tigre. Si vivís en zona norte es un golazo, más
que nada si andás corto de guita. Sabés que vas a recorrer, mirar,
preguntar, pero no vas a comprar nada en casi cinco horas.
Básicamente porque no te alcanza la plata, una poronguita de mimbre
puede llegar a costar algo de 1400 pesos. La piba que me gusta vino
hasta la estación de tren donde la esperé. Desde hace dos semanas
que no utiliza otro medio de transporte que no sea el colectivo.
Siempre se movió en taxi, remis y últimamente Uber. Siente culpa de
clase. En el 2015 militó la fórmula Del Caño/Bregman. Es hija de
padres radicales conservadores, yo nunca estuve presente hasta
ahora, pero me cuenta que en las sobremesas se arman lindos
debates. No falta nada para que se vaya a vivir sola. Es la oveja roja
de la familia y entorno. Sus amigas bailaron en el bunker macrista de
Costa Salguero aquel año. A ella nunca le faltó nada y siempre la
ayudaron los padres, tranquilamente podría chuparle un huevo todo. -
Cada vez que escribo de nosotros, la gente me pregunta si todo es
real, hasta la sobrina del cantante de Los Palmeras sigue la historia,
una locura! - Ay, conozco un solo tema de ellos... Las diferencias
culturales son inmensas. A veces pienso si de todo esto va a salir algo
bueno. Dos mundos totalmente distintos. Por ahora trato de vivir el
aquí y ahora. Ya no quiero ir a lugares donde frecuenta con sus
amistades. Mi tiempo vale, no estoy disponible para ella todo el
tiempo, tengo una vida aparte. Pero tengo su sonrisa atravesada en mi
cabeza. - ¿Sabés que me gustabas antes de encontrarte? - Me dice -
Yo ni te soñaba... - Le contesto. Ya pasaron cuatro horas desde que
llegamos al Puerto. Obviamente no compramos nada. Mates, pan,
salame y queso. Y una lluvia que se viene en cualquier momento. El
21 que sale de Tigre tiene una cuadra de cola para subir. Yo esperaría
tranquilo pero ella quiere llegar a su casa, la humedad la pone de mal
humor. Decide volver al Uber. Una clase nos separa.

- IX -
Ahora cuando me mude sola vas a poder quedarte a dormir las veces
que quieras, me dijo. La acompañé a ver un par de departamentos,
previa coordinación con la gente de la inmobiliaria. Villa Urquiza, Villa
Pueyrredon, Villa Del Parque, no tan lejos de lo de sus padres, cerca
de la General Paz y de alguna avenida transitada. Le gustó uno, un
dos ambientes, en un primer piso B, sin balcón y semi amoblado.
Tiene que comprar todo lo demás, pero su familia le va a regalar hasta
el flete. Tenemos que ir al Puerto de Frutos y comprar algunas cosas
para decorar, me dice. Le digo que al fin voy a poder abrir la canilla de
agua caliente, el sueño del pibe. Se ríe y se ilusiona con los días de
frío, ahí los dos juntitos, yendo a la avenida a comprar unos
chocolates. Mirar una serie y terminar la noche del domingo comiendo
pizza. Nos reímos juntos. Reír con alguien que te hace olvidar todo lo
malo, es magia. Es el cumple de Sofi, una de sus amigas de la vida.
Lo festeja en un bar bien cheto de Plaza Serrano, Palermo:

- ¿Cómo tengo que ir vestido? - Pregunto

- Cómo vos quieras, estás conmigo - Dice.

Ella corrige mis inseguridades y me incluye en todos sus planes, aún


sabiendo que no es mi ambiente. No confió en nadie que hable todo el
tiempo mal de sus exs, me dijo. Tal cual, le contesto; si querés
conocer mejor a alguien, fíjate como habla de esa persona a la que
alguna vez amó. Sofi no quiere regalos, mandó su caja de ahorro en la
invitación porque quiere la plata, se va de viaje a Europa en unos
meses.

- Nos tenemos que ir de vacaciones

- Termino de mudarme y empezamos a ahorrar, dale?

- ¿Vos me querés a mi?

- ¿Vos sos boludo?

Vuelvo a casa, tengo show a la noche pero antes un cumple en pleno


corazón de Palermo. Me acuesto y miro el techo de chapa. Me
pregunto si es el amor de mi vida, o si yo soy el amor de su vida. Le
escribo; si no soy el amor de tu vida, al menos confundime con él:
- Por su culpa me volví cursi.

- X-
Campera Adidas ochentosa, bermuda Nike, camiseta del Real Madrid
2014 y unas Air Max negra: así en el cumple de Sofi en Palermo. La
piba que me gusta se puso un vestido negro que combinaba con el
lugar, con los tragos, con todo, menos conmigo. No me sentí tan raro,
ahora los palermitanos nos copian y se visten de conjunto deportivo y
hasta se estampan remeras con frases nuestras. El negocio millonario
de la marginalidad. Habían reservado una mesa grande en la terraza
de ese bar típico de Plaza Serrano, donde de día funciona una feria.
Empecé a socializar con los amigos progres de ella: - ¿Y por qué El
Freud de La Villa? - Me dice uno. - Le quedó el nombre por una
parodia a un psicólogo social villero que una vez me atendió. - Le
contesto - No se dice "villero" en todo caso persona en situación de
vivienda precaria - Intenta convencerme de que villero es un adjetivo
negativo. Fui el único en la mesa que pidió fernet con coca para tomar.
El resto elegía distintos sabores de cervezas artesanales. El menú:
pizza, papas con cheddar y unas hamburguesas veganas. - ¿Gordo
estás cómodo o querés que nos vayamos? -En un rato vamos a casa
¿Querés?. Salir con ella y terminar durmiendo juntos está más bueno
que vino tinto con gaseosa de pomelo. Siempre tiene frío, me abraza,
me abraza tan fuerte que empiezo a oler como su perfume. Para que
bajarle la luna, si ella es mi universo. Ella sabe que me inspira. Me
dice que se lamenta de no haberme conocido antes. Yo le digo lo
mismo pero por algo las cosas pasan. La miro toda dormida, ronca
mucho. Hace un tiempo escribí que el amor es como un allanamiento
de la gorra, te cae de sorpresa, te revuelve todo y cuando se va te
deja desordenado. El día que se vaya el amor, quedate a ordenar
conmigo como buena compañera.

- XI -
Ella subía fotos a Instagram, de sus vacaciones, de salidas, de su vida
diaria. Abajo le comentaban chabones, siempre reafirmando lo linda
que es. Comentarios tipo "estás hermosa" "pasame tu número"
"contestame el privado" y muchas opiniones de su cuerpo que nadie
les pidió. La piba que me gusta me escribió a esta página una vez
contándome sobre su mala experiencia en el amor. Fue largo,
generamos empatía y quedó ahí. No nos volvimos a hablar. Me mandó
solicitud y nunca habíamos interactuado salvo algún like o un meme
que compartíamos. Una vez subió una foto posando en su habitación y
le escribí por privado: - No podés hacer eso... - ¿Qué no puedo hacer?
Reaccionó a los segundos. - Eso, sacarte fotos ostentando todos los
cosméticos ¿Cuánta plata hay ahí? Te van a querer robar! - Jajaja, me
hiciste reír. Nos pasamos nuestros números para seguir la charla en
otro momento. Su estado en WhatsApp decía "me rompieron el
corazón y no busco a nadie que me lo arregle". Yo escuchaba La hija
del fletero y pensaba en ella: - ¿De dónde sos? - Villa Devoto, Capital.
- Qué casualidad! - ¿Conocés? - No, pero también vivo en una villa.
Un chiste malísimo pero que rompía el hielo. La hacía reír siempre. -
¿Todo el tiempo sos así de boludo? -Vos me ponés boludo. Hagamos
una cosa, cada vez que te rías de algo es una birra que me debés. Yo
no soy Piñon Fijo. - Jajaja, escupí el café. - Listo, ya me estás
debiendo la primera. Todavía no la había visto pero ya quería verla
otra vez. Me reía con ella y sentía que se me solucionaban todos los
problemas. Así nació esta historia. Las minitas aman los payasos y la
pasta de campeón.

- XII -
- ¿Conocés Puerto Madero?

- No, nunca tuve la oportunidad de ir.

- Bueno, te invito ¿Querés?

- Dale, me re va.

Hay otro país dentro de la gran ciudad de Buenos Aires. Edificios


gigantes, autos de alta gama, yates lujosos, hasta las calles cambian
de nombre. La opulencia a metros de la villa más grande del país.

Todo el entorno de la piba que me gusta da por sentado que somos


novios. La otra vez me contó de un diálogo que tuvo en la oficina
donde ella trabaja de asistente en legales:

- Cada vez que voy por la calle y veo a alguien vestido con ropa
deportiva digo, ya está, me robaron - Dijo un compañero.

- ¿Perdón? Damián se viste de deportivo y está muy lejos de ser un


ladrón - Le contestó ella.

- ¿Quién es Damián? - Preguntó una.

- El novio de ella - Dijo otra.


¿Entonces me autoproclamo novio? Le digo. Se pone colorada. En la
costanera sur venden birra en lata a precio dólar. Nos tomamos unas
mientras observábamos la inmensa vegetación sobre el rio casi al
toque de la reserva ecológica:

- Vos lograste en poco tiempo lo que otros no pudieron en años,


hacerme sentir especial siempre.

- Será cuestión de química y no de tiempo, capaz.

Yo también me siento re especial. Ella me abraza el alma y lo sabe.


Me hace sentir como cuando ponen "Oye mujer" en el Tropitango y
apagan las luces. Conoce mi mejor versión, inédita y limitada. Nos
abrazamos fuerte, cómo si nos fuésemos a romper, pero en realidad
nos estamos arreglando. Porque cojer podés con cualquiera, pero que
se quede para abrazarte, no abundan.

- ¿Y si posta nos ponemos de novios?

- Al menos para compartir la cuenta de Netflix, no?

- Hecho, comamos un chori en aquel carrito para celebrar este SI.

El amor engorda.

- XIII -

Miro al techo con los ojos bien abiertos. Ya van casi tres noches que
no puedo dormirme antes de las dos de la mañana. Todo es extraño
acá. El departamento que alquila la piba que me gusta no tiene casi
luz solar. La ventana del pequeño comedor da al pulmón del edificio.
Tiene diez pisos y estamos en el primero B. La de arriba se la pasa
zapateando. Nadie saluda. Nadie te responde el buen día. Es una
construcción vieja, decoración ochentosa, acá filmaron 'Los caballeros
de la cama redonda" le digo. Se ríe y por momentos me hace olvidar
de lo incómodo que estoy. Todo está cerca. En apenas 200 metros
hay dos chinos, cuatro kioscos, tres paradas de colectivo, un
Farmacity, un McDonalds y dos bares. También una estación de subte
y una librería antigua. Todo es lindo al lado de ella. Los mates cuando
llega de trabajar y me cuenta de su día me llenan el alma. Igual
extraño mucho el barrio, no entiendo el concepto de libertad al vivir en
un depto sin patio, sin un sauce para tirarte a dormir en verano con
una hamaca paraguaya.

- Acá falta cumbia, como en casa.

- No se puede, la administración ya recibió varias quejas de otros


inquilinos que ponían música fuerte.

- Mirá vos, esta gente nunca sabrá lo que es una guerra de parlantes
los sábados a la tarde.

No conozco a nadie. En mi barrio te saluda todo el mundo y los perros


son de todos. Acá los sacan a pasear de noche y en mi barrio viven de
joda, rompiendo bolsas de basuras. Quiero ir a comprar birra al 24
horas y acá hasta las 21 te venden. - No te quedes boludeando con el
celular hasta tarde, tratá de dormir. - Bueno, intento pero extraño mi
cama y la paz de mi casa. Ella ronca en mi oído. La muevo pero sigue
cada vez más. La noto cansada, la abrazo corte cucharita. A la
mañana desayunaremos juntos y la acompañaré al laburo. Me hizo las
copias de las llaves, esto va en serio. Me enamoro todos los días de
ella, siempre a primera vista.

- Te dormiste la vida, boluda!

- Al fin, duermo tranquila porque ya no me duele nadie. - Con vos


acostada al lado mío, hasta el insomnio se siente piola.

Un amor como el nuestro, no debe morir jamás.

- Capítulo Final –
Hace un par de fechas ya que la piba que me gusta cayó en la
realidad. Se dio cuenta que también vive el día a día como la mayoría
de nosotros. El alquiler aumentó y su sueldo de treinta lucas por mes
se devalúa cada semana un poco más. No quiere pedirle nada a sus
padres, así que me ofrecí para ayudarla al menos con las expensas,
cuando volvamos de vacaciones. Ella eligió el destino. Una oferta
accesible para los dos y mi primer viaje en avión será a su lado. Tuve
que buscar quién me preste una valija, ya que en mi casa nadie tiene
el hábito de viajar. Me prestaron un bolso, de esos que usan los
albañiles para cargar herramientas. Me dice que hará calor, pero igual
desconfiado y sin experiencia en viajes llevo muchos abrigos. Cómo
es mi primer vuelo, me deja del lado de la ventana. Ni habíamos
despegado que ya tenía ganas de ir al baño. El miedo y el vértigo que
sentí en los primeros diez minutos me recordaron a aquella vez que
subí a la montaña rusa verde del Parque de La Costa. El avión se
movía, eran turbulencias.
- Tengo miedo, gorda.

- No pasa nada, es como cuando te tomás el 720 en tu barrio y


empieza a agarrar todos los pozos de la calle.

- Si, pero el 720 no se cae.

- Mirale el lado positivo, si se cae nos caemos los dos juntos.

El destino nos recibió con 28 grados de temperatura y un mar calmo,


romántico. Estoy muy lejos de casa.

- ¿Quién diría que íbamos a terminar así? Bacaneando a todo ritmo, le


digo.

- ¿No te lo imaginabas bobito? Contesta y ríe.

Nosotros nos conocimos estando destrozados sin ganas de


relacionarnos con nadie. Ambos con historias de desamores
frustrantes y tóxicos. Nos fuimos reparando de nuevo y aprendimos
una bocha: Yo aprendí que no existen las clases sociales, sólo hay
opresores y oprimidos. ¿Laburás para otro? Oprimido ¿hay alguien
que decide cuando te vas a tomar las vacaciones? Oprimido. Ella
aprendió que el amor no está a la vuelta de la esquina, que a veces
está a dos bondis y una combinación de subte. Yo aprendí que el
amor sincero, piola, y sin berretines, existe. Está, se siente. Ella
aprendió que los polos opuestos re van. Que las cuestiones culturales
y sociales no son más que mandatos para dividirnos. Y que uno se
enamora de la mente, no del cuerpo escultural que te muestra la
revista Gente.

- Hay un solo lugar donde me gustaría volver, a tu sonrisa la vez que


nos conocimos.
- Podes parar de enamorarme, cursi.

La luna está hermosa. Ella también.

- Algo habré hecho bien en alguna vida anterior para cruzarme con
vos.

- Viste gila, vos todo hacés bien.

Quedate con la persona que te encuentre roto y en vez de irse, se


quede a armarte todo de nuevo.

Le besaba la boquita contemplando las estrellas, ella en la playa, y yo


al lado de ella.

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