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Tres textos sobre Dánzate, en tres momentos distintos

1 De momentos discursivos de un dánzate en el 2008

Primer momento: De cómo dánzate se redivive con cada muerte.

Que nos reunamos en este lugar para seguir reflexionando acerca de la acción, de la trayectoria
particular de dánzate, de la experiencia de cada uno de nosotros, como artistas o como
espectadores, como estudiantes o como facilitadores, deja de ser un espacio lúdico accional para
convertirse en lugar de inquietud intelectual, y lo reafirmo, por esa manera abrasiva con que esta
experiencia se inserta en nuestras biografías, ¿es esto una forma de religión?, ¿es esto que
llamamos dánzate un pedazo de vanguardia retenido en el siglo XXI?, ¿qué somos, qué arte
enunciamos, de qué medio nos valemos?. Estas son las preguntas que secretamente nos hacemos,
que no nos quitan el sueño, pero que durante noches nos llevan al día siguiente a la inercia, al ya
van varios meses y no se concreta un lánzate como este o aquel; y en lugar de una acción, se
prefiere la comodidad del texto, la tranquilidad del movimiento en un no lugar sin espectador, el
silencio del museo, no sin una cierta curiosidad y asombro ante algunos episodios ocurridos aquí.

De todas formas hay hechos que son definitivos, me refiero a esas fugaces e inminentes partidas de
sus fundadores, para muchos espectadores incluso la muerte de Dánzate tuvo su última acción un
poco difusa en El Espejo, porque pese a ese insistente deseo de colectivizar la experiencia, “eso que
podría tildarse Dánzate” (León:1991) esta parece necesitar del capo, de la madre, del mecenas
único, de la artista integral, del director, sin embargo, intentamos ciegamente seguir siendo, en ese
mismo año 2004, vivimos una especie de furor de la acción, si incluso no había una invitación-
homenaje, el BPH 2 del centro, que luego llamamos Casa de Arte, se convertía en escenario para
catearnos. Digamos que de la acción en esta pequeña ciudad, sus más febriles seguidores
insistimos en llamarnos Dánzate. El ejercicio de continuidad, continúa, la pasantía se extiende, pero
cómo y por qué, y es la pregunta de muchos ¿cómo matar a Dánzate?, y cada vez que se piensa en
su muerte, metafóricamente parece resurgir siete veces, hidra en cada estudiante dánzate que una
vez hizo una acción. Hidra histórica, estética que necesita contarlo y recontarlo, exponer la
evidencia, digerir la producción, repensar lo hecho, que se nos aparecen como documentos
desordenados, ya vividos y que de pronto se convierten en motivo presente, en sentido para un
espacio nuevo, en experiencia retro que se redivive en una nueva versión. Todo el pasado dánzate,
todos esos veinte años se abren como una especie de biblioteca, de galería.

Dánzate para mí es escuela, la escuela de la acción, con varios artistas, con varias modos de ser y
de permanecer y es esta una de las perspectivas interesantes a seguir: Estudios de la Acción,
Escuela de Acción y Formación Experimental Musical, Taller de Nuevas Tendencias de la Danza,
Documéntate, estas son las concreciones que una experiencia y un momento como éste apuntan.
Los lánzate por su parte pasan, creo, por el momento menos colectivo, aunque aparece el “Colectivo
Astartarte”, “Con mi arte me basta”, Exposiciones Fotográficas, Videos con nombres propios y hasta
performers con nombres propios, que los hay regados de alguna forma por Dánzate. Quitarse el
peso de la historia para poder huir hacia delante, y profundizar lo que quizás el grupo en su cohesión
no deja pasar. Pensar en estas propuestas de formación paralelas, se debe un poco a que los
estudios superiores de arte en el país proliferan, sí, pero los embotellamientos y caídas en sistemas
de enseñanza caducos y cerrados permanecen, las cátedras parecen devenir de tiempos remotos,
los conservatorios parecen ser todavía la imagen prístina de una enseñanza que quiere conducir a la
fama, pero el éxito internacional es un ser vivo que se metamorfosea y hace muecas. Entonces, el
arte de acción sigue en su mismo punto, grita pero dentro de un pozo, y finalmente ronco y
romántico intenta seguir sus mismos mecanismos de autofinanciamiento y autoayuda, sin
concretizarse en un medio de moda, en un medio de premios, pero sí en un medio eficaz. La
mayoría de artistas accionales que se conocen hoy encuentran un espacio para la acción como un
añadido de la instalación, lo cual bien valen sus gritos.

Volvamos, sin embargo, a una de la preguntas del texto, ¿cómo matar a dánzate? Y si se ha muerto
de muerte natural cuándo fue, y sino qué maneras tiene de morir, y si se muere y al tercer día
resucita, seriamente y con una leve sonrisa Monna Lisa pensamos en la muerte, y qué es el
historiador o el curador sino un tanatólogo del arte, encargado de presentar con su mejor vestido y
maquillaje a esa obra que ya murió y que ahora se presenta con un nuevo sentido, rediviva para
unos nuevos espectadores, reaparecida en digital, en movimiento, con música nueva, con bigote o
con barba, pero que recuerda a la única a la irrepetible, a la ya vista, a la ya hecha. Dánzate, muerta
desde hace veinte años, desde la Trampa, desde A vuelo, se presenta y no se nos muestra como un
movimiento, ni como una tendencia en la historia del arte venezolano, tampoco es el ejemplo de un
género, de una práctica definible, mucho menos una obra, su problema para morirse pudiera estar
en sus difusas fronteras, en las personalidades de sus partícipes, en los Textos de arte accional de
Merysol, en las hojas sueltas de Xiomara, en Jorge y sus manchas, en Vir que todo parece sonarle.
Y cuando enumero esta primera lista fusilo a otros soldados por inconsistentes como si dánzate
fuese un escuadrón, una comuna, una secta en sesión permanente: José Antonio, Amaranta,
Armando, Carmen, Adriana, Serena, Simón, Juan Fierro, soldados de muchas acciones, generales
armados en escena: Ondina, Camilche, Albeley, las produc, María, Susana, Juan, Mariángel, una
lista numerosa, de contactos, de puntos, de decisiones tomadas en el ruedo de la acción. Sus
nombres se han diluido como seguro el mío y muy pronto . Y es que nadie fue un dánzate puro, un
dánzate que vivió y ha vivido de dánzate, un dánzate de día y noche, de quince y último. Y por qué?
Quizás porque el arte accional en su fugacidad adquiere valor muchos años después de su muerte,
porque es ahora cuando el fieltro y la capa están a la venta.

Pero es que además dánzate con todas sus conexiones vanguardistas se res iste consciente o
inconscientemente, al sueño del artista, para convertirse en d ánzate realizador, en artor, en profesor
de historia del arte, artesano, investigador, ingenie ro. Conclusión primera, dánzate se ha muerto
desde 1988 porque no hay artistas dánzate, hay algunos lánzate. Muerte del arte como forma de
sustento, Muerte del arte como objeto, muerte de la performance en la azotea del Museo de Bellas
Artes en 1999 o en el ataúd en el Centro Cultural ese mismo año. Sin embargo, todo este
cementerio se contamina de vida, que grita y estalla, de cuerpos, de acciones, de historia. Vida
repetida en cada salón que se presta como escena, vida que se amplifica y se hace más verdadera
con cada acción que ya murió.

Segundo momento: De las historias, del arte y su resolución en la acción: ready-made,

redivivas.

Esto es apenas un boceto de la idea de cómo múltiple s propuestas actuales vuelven a la historia del
arte, a la mitología clásica y tratan de apartarse un poco de la ironía primera del ready-made para
conferirles a estas obras una verdad que las hace principio generador, intenté primero abordar esta
idea en un sentido totalmente opuesto, de cómo la acción era un ready-made pero con tiempo, no
logré descifrar esta fórmula, quizás porque siempre ha sido así, la acción en sus primeros años con
Klein, Manzoni, Kaprow, Cage fueron ready made con tiempo, eran acciones elegidas de la
cotidianidad, ruidos de la calle, beberse un vaso de agua, pero haciendo gárgaras tan bulliciosas que
comenzaron a provocar, a perturbar; capturar una palabra, y repetirla indefinidamente hasta que de
pronto comenzara a perder su significado, ready-made al estilo de Duchamp y no precisamente de
Breton, al estilo de L.H.O.O.Q y su intervención en un tono identificablemente irónico, típico de
principios del siglo XX, que luego en Warhol pero muchos años después aplicaría a la imagen de la
Gioconda pero marcando otros territorios, desatendiendo la desacralización de la obra de arte para
comenzar a sacralizar la era de la reproducibilidad. Era que ha marcado un tratamiento con las
imágenes del arte, un diálogo del arte con el arte, gráficamente o en escena.

En una hojeada al Vol. 2 de la Taschen titulado Art Now y curado por Uta Grosenick, encontré
diferentes propuestas que me hacen continuar pensando en el primer argumento. Como si la ciudad,
sus habitantes, la manufactura del mundo moderno y contemporáneo, la intimidad y sus relaciones
con lo social, cultural, geográfico y político, los temas inconfundiblemente más profundizados, no son
los únicas entradas al laberinto. Hay por su puesto muchas más, pero subrayo aquellas que juegan
con la verdad de la historia, son las hadas y sus personajes alargados de la mitología c elta que
escenifica Anna Gaskell, hadas modelos, que anudan lo fantástico a sus pies, iluminadas
artificiosamente no en bosques sino en la absoluta soledad de una casa. Así, la mitología griega, la
historia cristiana, o algunos temas ya tratados por pintores como Goya, Tiziano, Van Gogh y diría
tímidamente hasta con Duchamp, vuelven a mostrarse, emprenden una nueva ilusión.

Robert Gober, por ejemplo, realiza un cristo esculpido sin cabeza con la llaga abierta y con las
tetillas emanando agua constantemente, una fuente cruxificción acéfala que alarga la pintada por los
miles de artistas de este tema. Otro caso es Vik Muniz con su Sísifo después de Tiziano construido a
partir de millones de circuitos digitales y desechos electrónicos, Sísifo contemporáneo enamorado de
su piedra luego de todos estos siglos de castigo. Los hermanos Chapman produjeron Insult to injury,
2003, luego de repensar sobre los bocetos de los Desastres de Goya, en cada estampa las cabezas
de los soldados y los cuerpos mutilados fueron transformados y sobre ellos se pintaron rostros
sonrientes de payasos y caras deformes de cachorros de perros.

La pregunta al qué le agregan, que les confieren, cómo las redividen, sólo tiene respuestas
particulares, pequeños agregados llenos de ironía, o fervor, pregunta no cerrada, e inaprensible en
un solo elemento unificante, en una única ciencia, sino cada artista resolviendo su mirada con el
pasado en el presente, y piadosos o no, continúan en los script de los guión o en las múltiples
puertas al laberinto contemporáneo con su mascara puesta, recibiendo a los espectadores,
presintiendo las reacciones, asintiendo las miradas. O cubiertos por una tela blanca dialogando con
Magritte, pero sentados en un vagón de metro (Mire BA, Dánzate, 2004), expuestos aunque
envueltos, amándose, irrumpiendo en una cotidianidad hermética, uniforme, que se detiene
milimétricamente ante una imagen que es cualquier cosa menos un pedazo de historia asimilado,
quizás un teatro, a lo mejor, unos locos, pero por hoy sólo Retrátate. (El retracto de la Novia,
Retrátate, Dánzate 2008).

Zenaida Marín.

2. Entrevista sucinta (2014) Realizada por Alexander Escalona

1. De acuerdo a la experiencia vivida con la artista Merysol León, que puede contar acerca de
la cosmovisión de la enseñanza y la acción.

He tardado algunos días para responder a esta entrevista, no sólo por la situación tan compleja que
vive nuestro país y la educación venezolana en este momento, sino porque pasados diez años de su
partida aún parece que ella pudiera seguir respondiendo a cualquier pregunta sobre su trabajo y
responder a ellas es una clara muestra que debo hablar de lo que fue y pensar por primera vez cuál
es la relación de toda esa inolvidable experiencia con mi práctica actual como docente. Es
importante aclarar unas cosas, Merysol fue mi maestra de danza contemporánea cuando era niña,
así que mi primer contacto fue en la Escuela de Ballet de la Universidad de los Andes
aproximadamente en el año 1990-1991, ella impartía clases regulares a gente adulta pero también
se encargaba cursos dirigidos a niños, el curso se llamaba “Composición” y tenía entre sus objetivos
la activación de la imaginación para la composición, imaginación que debía hacerse danza tras la
lectura de un cuento, la escucha de una pieza musical o la interpretació n de un animal fantástico.
Son aquellas tardes lúdicas los primeros recuerdos; con esto enfatizo que a la que primero conocí
fue a Mery, la bailarina espontánea. En 1999 regreso a Venezuela tras dos años de estudio de ballet
clásico en la Habana con una idea muy vaga de cuál podría ser mi horizonte profesional, pues no
existen en Mérida aún compañías profesionales y la idea de partir a Caracas no era determinante,
así que por azar comenzamos a encontrarnos nuevamente en los salones de danza invitándome a
sus clases en la noche, se trataba de un curso permanente que se llamaba “Nuevas Tendencias de
la Danza” dirigido a cualquier estudiante que deseará encontrarse con su cuerpo para desarrollarlo
como una herramienta expresiva que no necesitaba de décadas de e ntrenamiento para activarlo
inteligentemente en escena o en propuestas de arte accional llevadas a cabo por su grupo Dánzate.
El inicio de esta experiencia marcó grandes cambios en mi manera de ver y hacer danza, una
redefinición, una ampliación, quizás una salida ante la especificidad y soledad del mundo del ballet y
la apertura a nuevas experiencias dentro del arte contemporáneo, mucho más atrevidas y directas,
con un público desprevenido y en lugares escogidos previamente y estudiados. A pesar de
comenzar a trabajar muy rápidamente en su grupo, intentamos enviar videos a distintas academias e
institutos en Francia para optar a una beca y continuar estudios superiores, sin respuesta e inquieta
por la no profesionalización de la danza en nuestro país, Merys ol insistió enérgicamente en que
cursara estudios de Historia del Arte en la Escuela de Letras de la Facultad de Humanidades donde
ella era profesora desde hacía ya más de una década. En el 2001 comienzo dicha carrera,
pudiéndola cursar con gran disfrute y dedicación. Allí podemos puntualizar otro momento, el
momento en que las materias de una carrera eminentemente teórica se volvían talleres, laboratorios
de investigación para historiar el arte, reconocer nuestro patrimonio y realizar acciones para
preservarlo, acciones convertidas en catálogos, guías. Como veras fueron distintos momentos, muy
intenso el segundo reencuentro, entre el trabajo de Dánzate y la licenciatura en Historia del Arte.
Cerca de una o dos propuestas accionales por año y el trabajo como estudiante, con ella, se
convertía toda la experiencia en un trabajo completamente horizontal en donde nos convertíamos en
investigadores de un fenómeno en el que ninguno era experto, esto evidentemente no era cierto, ella
sabía a dónde quería dirigirse y qué deseaba lograr pues llevaba años preguntándose, cuál es la
función de un docente y cuál la de un artista, y cómo ambos oficios pueden enriquecerse hasta
hacerse uno, es decir el docente como artista y el artista siempre como un maestro de sí y maestro
de los otros.

2.¿Qué significó la educación desde el arte acción para Merysol León?

Para esta pregunta creo que es mejor atender a sus palabras aún, envío en adjunto, el artículo que
se llama “Acciones de Formación en Historia del Arte” publicado en la Revista Estética en Noviembre
de 2004. Tomado en línea de: http://www.saber.ula.ve/handle/123456789/4369

3. 2da Entrevista sobre Dánzate. 2016. Realizada por Luna Celeste Rojas.

1.- ¿Cuál fue tu participación en Danza-T? ¿Cómo llegas a Danza-t?

Participar suena como extraño. La cuestión Dánzate era absorbente . Se era dánzate. Grupo, tribu,
muchas horas, antes, en la acción, después de ella. Fue en el 99, yo estaba llegando de Cuba y
Merysol León, su especie de directora, estaba regresando de su sabático en Alemania, ella estaba
un poco eufórica de la experiencia, había realizado “Kasper Hauser”, yo estaba bastante pérdida en
mi presente como bailarina de ballet clásico. Comenzamos a hace r clases de danza en la mañana,
estaba también Arlanda Moreno y también Adid Luján, pronto empe zó la idea de hacer unos videos
para mandar a la Academia de Rosita Higtawer para una beca, y en realidad lo que fue, es que
realicé el primer trabajo bajo el abrigo danzatero. A los pocos meses fui a Caracas y no a bailar
ballet sino hacer Colacciones que era una colección de acciones de Dánzate. Me pintaron todo el
cuerpo junto a unas bailarinas que estudiaban en el IUDANZA y nos colocamos a la entrada de
Galería de Arte Nacional “Soñando con Grecia”, una acción que habían realizado hacía una década
o más en una Galería en Mérida, las primeras dánzate. Luego la última acción en la noche, debía
tener unas luces en la mano y en los Jardines del Museo de Bellas Artes, hacer de “chica lumínica”,
para ellos, todas eran acciones repetidas, para mí Caracas casi por primera vez con su hermoso
museo de Arte Contemporáneo y una gran retrospectiva de Kosuth, y yo moviéndome, desconozco
cómo, en un solo... En el archivo había fotos de la primera acción. Luego : Casarte, Mérida en los ’50,
Orfeo, En Cánchate. En el 2001 se fue Jorge León, a otro plano y Mery le siguió los pasos muy
pronto. De 2004 a 2007, hicimos cuanto quisimos sin ellos y con toda la idea, plataforma. En
Dánzate para mí, había maestros, profesores, directores: los tres he rmanos León, Virgilio Fergusson
y Xiomara Rojas. Pero en una Intervención podían haber más de cien personas: el cuerpo de
bomberos, un equipo de basketball, dj, bailarines propiamente, un violinista, un trompetista…

2.-¿Qué es la Danza para ti?

Hoy un abismo, mañana mi hogar. Pero prefiero definirla a partir de algo que leí el domingo: “La
danza es una lectura, no una escritura…La lectura tiene un camino ya trazado, que ella puede
retomar y a veces anticipar, ella trabaja ya allí, se trataría de una “creación dirigida”…. En otro
párrafo “Nada de pasado, nada de futuro, un infinito presente. La danza es el preámbulo de la
eternidad. La danza es el orden de lo legible, ella no existe sin legilibilidad”… sigue. El texto se llama
“Si la danse est un pensée” de Dominique Noguez.

3.-¿Cuál es tu relación con la danza?

De opuestos, de batalla como dice Heráclito que es todo. Hay en esa guerra perpetua un amor
desmesurado, una entrega y también una mezquindad, un poco tiempo que siempre tengo, una
aversión al escenario. En mis momentos de mayor entrega siempre ha habido mis momentos de
mayor separación. Por eso he emprendido desde hace tiempo varias vías para acercarme a ella, no
solamente desde mi cuerpo y como bailarina, sino también como alguien que puede enseñar ciertas
cosas sobre su “legibilidad”, y un tercer camino que espero sea largo y profundo desde su
comprensión como fenoménico estético, como campo de investigación. Así la danza no me exige ser
siempre la misma, puedo ser varias y leerla de varias formas, incluso escribirla. A veces si esto es
una ficción, me canso de ella, a veces ella de mí. Pero al día siguiente estamos tratando de
conseguirnos. Desearía que siguiéramos en esa guerra hasta el final.

4.-¿Qué de danza había en Danza-T?

Todo y nada. Todo porque el cuerpo es el lugar de la acció n. Nada entendida esta desde un
concepto moderno, desde la noción de técnica, coreografía, teatro, repertorio.
5.-¿Cuantos bailarines participaron en Danza-T? ¿quiénes?

Merysol fue una de las bailarinas más interesantes que he conocido en este país, pero ella quería
ser una artista, sin especialidad. Su concepto de danza como elogio de la soledad o práctica de la
soledad, era sólo uno, creo que había un concepto de danza como espacio de fiesta, eso podía ser
una intervención urbana. Arlanda que había estado trabajando con Me rysol por cierto tiempo, aún la
veo en video y me gusta como se movía en aquel momento, un gran rélax, secuencias sin ruptura…
Estaba también José Antonio Franco que bailó y trabajó con Meryso l sobre todo al principio y que
según el Maestro Virigilio era excelente. Ahora, Mersyol veía e n cualquiera potencialidades de
movimiento, todos eran bailarines, ninguno o muy pocos lo dejaban todo para serlo.

6.-¿Por qué Merysol les daba clases de danza?

Creo que ya ella lo ha respondido en sus cortos textos sobre la acción. Pero hay una historia de la
Danza en Mérida que espera por nuestra construcción. Meryso l me dio mis primeras clases de
composición en 1988, yo tenía quizás menos de diez años e improvisamos en la Escuela de Danza
de la Universidad de Los Andes, el cuento de las Sirenitas de Ande rsen, ella estaba regresando de
Paris luego de cinco o seis años. Ella pudo dar muchas más clase s de Danza dentro de una
estructura que la incluyera, que la entendiera, pero la administración de la Escuela nunca la valoró y
la Facultad de Humanidades es quien la recibe como Profesora de la Universidad de Los Andes.
Dánzate se convierte así en su escuela y espacio de acción.

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